La catedral de León en 1892-1909. La restauración de Juan Bautista Lázaro. Jorge Diez García-Olal

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LA CATEDRAL DE LEÓN EN 1892-1909. LA RESTAURACIÓN DE JUAN BAUTISTA LÁZARO


Diez García-Olalla, Jorge La Catedral de León en 1892-1909 : la restauración de Juan Bautista Lázaro / Jorge Diez García-Olalla. – [León] : Universidad de León, Área de Publicaciones, [2020] 541 p. : il., fot., retr., planos ; 30 cm Bibliogr.: p. 481-498. -- Incluye anexos con planimetría ISBN 978-84-9773-999-3 1. Lázaro de Diego, Juan Bautista (1849-1919). 2. Catedral de León-Historia-1892-1909. 3. Catedrales-España-León-Conservación y restauración-1892-1909. I. Universidad de León. Área de Publicaciones II. Título. 72 Lázaro, Juan Bautista 726.025:27-523.41(460.181 L.)”1892/1909”(091) 27-523.41(460.181 L.)”1892/1909”(091) :726.025 De acuerdo con el protocolo aprobado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de León, esta obra ha sido sometida al correspondiente informe por pares con resultado favorable. Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

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León, Agosto 2020 Impreso en España / Printed in Spain


LA CATEDRAL DE LEÓN EN 1892-1909. LA RESTAURACIÓN DE JUAN BAUTISTA LÁZARO

Jorge Diez García-Olalla



A mis padres y a Juan Bautista Lรกzaro



Agradecimientos Desde el interés que suscita siempre la catedral de León, surge este libro con la idea de dar a conocer lo que sucedió en ese monumento a finales del siglo XIX, en concreto, en el período cuyas obras de restauración dirigió el arquitecto leonés Juan Bautista Lázaro, del cual se acaba de cumplir en este año 2019 el centenario de su fallecimiento. La edición de este libro no hubiera sido posible sin el interés que desde el primer día despertaron en José Manuel Trabado Cabado, director del Servicio de Publicaciones de la Universidad de León, mis trabajos de investigación sobre Lázaro, así como sin la cesión de la documentación fotográfica que se acompaña por parte de varias instituciones, archivos y particulares. Asimismo quisiera reconocer la labor de Juan Luis Hernansanz Rubio en la maquetación de este libro. Mi más sincero agradecimiento a Javier García-Gutiérrez Mosteiro, autor del prólogo y director de la tesis doctoral que sirve de base a este libro, por su apoyo y por animarme a descubrir a la figura de Lázaro. Asimismo, deseo expresar mi gratitud al cabildo catedralicio de León y especialmente, a Manuel Pérez Recio, canónigo encargado del archivo durante los años en que he realizado estos trabajos. Sin su apoyo, paciencia, facilidades y confianza hacia mi persona hoy no existiría esta publicación. Junto a su persona en el archivo se encuentra Carmen a la quién debo también agradecer todo su apoyo y ayuda prestada. Quisiera, además, agradecer a los canónigos Mario González y Máximo Gómez Rascón sus facilidades para recabar información y por facilitarme el acceso tanto a la catedral como al museo catedralicio. No puedo dejar de mencionar tampoco a todo el personal de la catedral, museo y proyecto cultural “El sueño de la Luz”, por su colaboración. También quiero agradecer expresamente la ayuda recibida por las personas que mediante su trabajo para diferentes instituciones me facilitaron datos, la consulta de documentación y otras funciones, a veces no propias del cargo que ocupaban. Entre ellas hago especial referencia a: Beatriz García Posadas de la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid por permitirme la consulta de todo el fondo Torbado; Mary F. Daniels, bibliotecaria de la Biblioteca Frances Loeb de la Universidad de Harvard de Cambrige por las fotografías facilitadas; Wenceslao Álvarez Oblanca, antiguo Jefe de Servicio de Archivo e Imprenta de la Diputación de León, y al personal de dicho archivo por la atención y ayuda prestada para la consulta del material necesario para este trabajo de investigación; ordenanzas del Archivo General de la Administración situado en Alcalá de Henares; y personal del Archivo Histórico Nacional, Archivo Histórico Diocesano de León, Archivo Histórico Provincial de León y de Ávila, Archivo Municipal de León y de Ávila, Biblioteca Pública de León, Biblioteca de la ETSAM y Biblioteca-Archivo de la RABASF.

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Merecen igualmente mi gratitud otras personas que sin pertenecer a organismos o instituciones dedicadas al servicio público fueron desinteresadamente generosas: Mª Aránzazu Revuelta Bayod por toda la documentación facilitada y por la resolución de dudas surgidas durante el estudio de las obras de restauración de vidrieras acometidas bajo la dirección de Lázaro; Cristina Rebollo Martínez por sus explicaciones sobre la técnica y procedimientos de restauración de vidrieras; Santiago de Imagen Mas por su dedicación desinteresada, trabajo y esfuerzo para la reproducción de algunos planos existentes en el ACL y dependencias catedralicias, y por enseñarme algunos conocimientos sobre fotografía; José Luis García Maraña por permitirme acceder a las fotografías de German Gracia que poseía; Rosa Ana Rodríguez Vega por su ayuda sobre su experiencia en publicaciones; Ángel Miguel Villanueva por dejarme admirar y fotografiar el plano de Manuel Conde Martínez con las dos propuestas que realizó para rematar el hastial sur del crucero; Taurino Burón Castro por sus grandes conocimientos en materia de tipografía y papel de los diferentes siglos, así como de otros asuntos relacionados con el cabildo y la catedral leonesa; Mª Dolores Rodil por abrirme las puertas de su casa para consultar la documentación antigua que poseía sobre la catedral de León; Consuelo Suárez González por la información que me facilitó sobre su abuelo, el pintor y vidriero Alberto González; Mª Luisa Vigil de Quiñones y Malloralgo, mujer de José María Villanueva Lázaro, por transmitirme sus recuerdos sobre su tío abuelo; las hermanas Valentina y Concha Vilar Roca, descendientes de Juan Bautista Lázaro, quienes a través de Pilar Montero Vilar me comentaron vivencias sobre la vida del mencionado arquitecto y me facilitaron copia del documento que acredita la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica a Lázaro; Isabel Barrionuevo Almuzara por la documentación fotográfica facilitada de los fotógrafos leoneses de finales del siglo XIX; Paula Sánchez Ablanedo por las memorias de los trabajos de restauración por ella dirigidos en los últimos años en las rejas y puertas del templo; y Nuria Gil Farré por facilitarme información fruto de sus estudios sobre el taller de vidrieras modernista Rigalt, Granell y Cía. Por último, agradezco el apoyo recibido en todo momento por familiares, amigos y compañeros del Colegio Santa Teresa de León y, en especial, a Mariano Diez Sáenz de Miera, arquitecto director de las obras de restauración de la catedral leonesa en la actualidad, quien, con su ayuda e interés desinteresado, me facilitó acceder tanto a algunas intervenciones del templo que se acometieron en estos años como a documentación del estado actual del templo; supervisó los estudios y conclusiones por mí realizados; y dedicó gran cantidad de horas de su vida privada a que este trabajo haya visto la luz y, todo ello, fruto, al igual que Lázaro, de la gran pasión que dicho templo catedral despierta en su interior.

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Nota previa Se exponen, a continuación, algunas aclaraciones en relación con las abreviaturas, las denominaciones de los diferentes espacios de la catedral, la nomenclatura asignada a cada vidriera y el sistema de citación empleado en esta publicación, al objeto de facilitar su lectura y consulta. En lo que respecta a las abreviaturas utilizadas en el texto se encuentran indicadas en el apartado Fuentes. En relación con la denominación de los distintos espacios de la catedral a lo largo de su historia se indican en un plano de planta en el anexo en el que se incluye la planimetría elaborada para esta publicación [§ Anexo I.1], siendo la primera denominación que aparece, la actual y la que se ha empleado en el libro. Respecto a la nomenclatura utilizada en la denominación de las vidrieras [§ Anexo I.2], en esta publicación se ha seguido la establecida por el Corpus Vitrearum Medii Avei, que, a su vez, es la que actualmente se emplea en los proyectos e intervenciones de restauración de las vidrieras. La nomenclatura consiste en dividir el templo en norte y sur, especificando esta orientación en los ventanales altos con letra mayúscula (“N.” o “S.”) y con el número romano del ventanal que corresponda, comenzando esta numeración desde el ábside hacia el rosetón de poniente. Para las naves bajas se utiliza el mismo sistema, pero con letras minúsculas, anteponiendo en las ubicadas en el crucero la abreviatura “Cr.”. Para el triforio y las capillas se emplea el mismo procedimiento, pero anteponiendo la letra “Tr.” y “Cap.” respectivamente. También en dicho anexo se incluye la nomenclatura que se ha empleado para la designación de cada uno de los paneles de las vidrieras. En cuanto al sistema de citación empleado, viendo los inconvenientes del sistema de citación tradicional y del sistema autor-fecha, nos pareció más adecuado utilizar en esta publicación el sistema tradicional abreviado (método empleado en la década de los años 90 del siglo pasado por la revista Academia que edita la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) para referirse a la bibliografía final. Por eso, cuando se trate de publicaciones (libros, tesis doctorales, conferencias o actas de congresos) se dispone el autor de forma abreviada, el inicio del título y la página o páginas referidas. En el caso de artículos de revistas y de periódicos se incorpora la fecha entre el título y la página referida para evitar cualquier posible equivocación. Además, en aquellos artículos anónimos en el que el título y la fecha del artículo coinciden se diferencian tanto en la bibliografía como en la citación disponiendo tras el comienzo del título letras minúsculas entre paréntesis. Además, se hace uso de un sistema de citación diferente para referenciar a los expedientes completos consultados en los diferentes archivos y que se detallan en el apartado Archivos, dentro de Fuentes. De forma que las citaciones de archivo a diferencia de la bibliografía y debido a sus características se realiza anteponiendo la abreviatura “Arch.” al autor del expediente, título del proyecto acortado (obviando como parte del mismo el edificio al que hace referencia), el expediente en el caso de que figure como es habitual al comienzo del título, la fecha completa y la página o páginas referidas anteponiendo una “m” en el caso de que se refiera a la memoria o una “c” para hacer referencia al pliego de condiciones facultativas del proyecto, y especificando asimismo si es el recto (página impar) o verso de la hoja (página par). 9



La primera circunstancia que debe tener todo arquitecto, puesto al frente de una restauración, es respeto profundo a lo hecho por todos los artistas de otros tiempos, sus antecesores La segunda [cualidad que debe tener el arquitecto restaurador] es sin duda alguna la humildad; pero no solo la humildad que nos inclina a reconocer nuestra pequeñez y miseria, porque esa es una virtud necesaria a todos los hombres, sino la humildad artística, que consiste en deponer nuestras propias opiniones ante lo que el monumento es y significa Juan Bautista Lázaro



Prólogo El papel desempeñado por Juan Bautista Lázaro en la restauración de la catedral de León, a pesar de su relevancia y de haber sido quien en 1901 (tras tantos años de obras —y tras tantos y sucesivos arquitectos en su dirección—) consiguiera la reapertura del templo al culto, no había sido estudiado específica y sistemáticamente hasta que se emprendió la tesis doctoral que sirve de base a este libro que ahora se publica y que tengo el placer de prologar. Su autor, el arquitecto Jorge Diez García-Olalla, desarrolló en esa tesis un trabajo concienzudo y metodológicamente riguroso; con largas horas de estudio y otras tantas de análisis de planos y documentos en el Archivo Catedralicio de León, cuando no de «lectura» de la propia materialidad de la Pulchra Leonina (que el doctorando —por su cercanía al arquitecto conservador de la misma, Mariano Diez Sáenz de Miera— tan de cerca había podido conocer). Y, al cabo de los años, ese trabajo de callada investigación, tan intenso como voluminoso, vio la luz: la tesis Juan Bautista Lázaro y la restauración monumental: su intervención en la catedral de León (1892-1909) se leyó y defendió con brillantez en 2016, en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Tuve el honor y el goce intelectual de dirigir —y aun proponer— esa tesis que me parecía necesaria; y también lo tuve, cual colofón, al comprobar cómo un tribunal de primeros nombres en la materia (los doctores Manuel Valdés, Javier Rivera, Ignacio González-Varas y Ángel Martínez, presididos por José Miguel Merino de Cáceres, catedrático de Historia de la Arquitectura en la ETSAM) juzgaban la tesis con encomio y la valoraban con la máxima calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad. Ahora ese trabajo queda recogido parcialmente en este libro, centrándose en la catedral legionense. Y esto ya es un mundo, porque aunque Lázaro interviniera en muchos otros e importantes monumentos (en algún caso —las murallas de Ávila, por ejemplo— llegados a nuestros días gracias a su celo y a sus tan adelantados criterios de conservación), su gran aporte, por el que su nombre figura ya en la historia de la restauración patrimonial, fue León. Las obras de la catedral de León, el primer edificio —por lo urgente de su reparación— en ser declarado Monumento Nacional (1844), constituyen el mejor escaparate de la restauración en nuestro siglo XIX, «la piedra de toque —como ha señalado Navascués— de la restauración monumental en España». En ellas se fundieron distintos y a veces contrapuestos criterios, distintas opiniones (entre ellas la tan autorizada de Viollet-le-Duc), distintas actuaciones y, desde luego, muchos esfuerzos. En ello, Lázaro tuvo un papel protagonista; y también innovador. Con su visión muy avanzada respecto a la práctica de la conservación patrimonial (por ejemplo, en cuanto a su firme oposición a eliminar los añadidos históricos —Puerta Obispo— que pretendían ofrecer una imagen de la catedral «aislada y como puesta en bandeja»), enlazaba con los principios de Camillo Boito y preludiaba ideas que luego desarrollaría en España el gran Torres Balbás. 13


El libro de Jorge Diez atiende en primer lugar a la aproximación de Lázaro a la problemática de la catedral (desde su primera juventud, interesado por las obras que iniciara Laviña en 1859; y, más adelante, como discípulo de Madrazo). Se extiende después en el período de su intervención, una vez nombrado director de las obras (1892), abarcando numerosísimas acciones: desde la tan comprometida del descimbrado de las bóvedas hasta la restauración de las vidrieras; esta última, según el propio arquitecto reconociera, su «principal labor y la de más responsabilidad artística», tarea para la que supo crear y mantener un taller a pie de obra con diferentes oficios (experiencia novedosa y muy cercana a lo que hoy denominamos «escuela-taller»). El estudio del Lázaro restaurador de la catedral, objeto del libro, no impide que Diez apunte otras pertinentes facetas del arquitecto (no segregables, por supuesto, de la anterior). Lázaro fue, también, autor de cuantiosa y muy destacada obra de nueva planta; en su mayor parte, de carácter religioso y con un preciso —nada que ver con el pastiche— espíritu neomedievalista. Levantó casi toda ella en Madrid, ciudad en la que implantó procedimientos —como la bóveda tabicada moderna— que revolucionaron la práctica constructiva en ladrillo. Su actividad, en fin, en instituciones como la Sociedad Central de Arquitectos, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o —ya fuera del terreno profesional— como Diputado en las Cortes, da idea del peso del arquitecto leonés en el ambiente socio-cultural de la España del momento. Cuando se llevan ya no pocos años en la docencia del «tercer ciclo» nos podemos dar cuenta, en toda su extensión, del quehacer gratificante que supone la formación de doctores: el propiciar la creación de conocimiento en las generaciones que vienen detrás; el elevarlas para que lleguen más lejos de lo que nosotros —y tal es el caso sobre el estudio de Lázaro— ya hemos avanzado. Una satisfacción aumentada cuando, como ha ocurrido con Jorge Diez, las conclusiones del trabajo —consecuencia natural de un proceso de investigación continuo y bien fundamentado— resultan ser tan lúcidas y acertadas. A esa enorme recompensa viene a sumarse ahora la publicación de este libro, La catedral de León en 1892-1909. La restauración de Juan Bautista Lázaro. Libro dado a la imprenta, además, con justa oportunidad: cuando conmemoramos los cien años de la muerte del arquitecto; ese gran arquitecto cuyo nombre y cuya obra van a ser, a partir de ahora —trabajo de Jorge Diez mediante—, mucho mejor conocidos (y, por consiguiente, mucho mejor valorados). Y en esto, en su publicación y divulgación —por no utilizar la expresión «transferencia de conocimiento» tan usada ahora en ámbitos académicos— es de agradecer la cooperación, necesaria y decidida, del Servicio de Publicaciones de la Universidad de León. Sepa el lector que tiene entre las manos un libro en que se recoge uno de los momentos estelares —siguiendo la afortunada expresión de Stefan Zweig— de la historia de la restauración en España; y descubra en él cuáles son los valores arquitectónicos y patrimoniales de la catedral de León, los que ha sido y aun los que —de no haber mediado arquitectos restauradores como el que aquí abordamos— estuvieron a punto de dejar de ser. Javier García-Gutiérrez Mosteiro Catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid

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Índice INTRODUCCIÓN............................................................................................................................. 19

Los principios de intervención en el patrimonio aplicados por Lázaro. ................................................................................................... 24 Las artes aplicadas y la recuperación de oficios...................................... 28 1. RELACIÓN DE LÁZARO CON LA CATEDRAL DE LEÓN ANTES DE HACERSE CARGO DE LA RESTAURACIÓN (1892).................. 33 1.1. Primeros contactos con el monumento................................................................. 33 1.2. Conferencias pronunciadas en la Sociedad Central de Arquitectos sobre la catedral y su restauración............................................. 34 1.2.1. Primera conferencia (25-4-1884).......................................................................... 34 1.2.2. Segunda conferencia (9-5-1884)............................................................................ 45 1.3. Lázaro

y la

Comisión

inspectora de las obras nombrada

para informar sobre el estado de la catedral y de sus obras

(1887-1890). ............................................................................................................................. 54 2. INTERVENCIÓN EN LA CATEDRAL DE LEÓN (1892-1909)....................... 61 2.1. Nombramiento como arquitecto y su visión del templo............................... 61 2.2. Principios generales de la intervención. ............................................................. 64 2.2.1. Los proyectos presentados y su relación con los de sus predecesores................................................................................................................ 64 2.2.2. Las técnicas y materiales empleados en el proceso de restauración.................................................................................................................. 68 2.2.3. Los medios económicos a su disposición.......................................................... 72 2.2.4. Los nuevos criterios de conservación................................................................. 74 2.2.5. La defensa contra el aislamiento de la catedral................................................ 81 15


2.3. Estudios, proyectos e intervenciones. ................................................................. 101 2.3.1. La eliminación de los medios auxiliares (1892-1894)................................... 101 - El descimbrado de las bóvedas.............................................................................. 102 - El desmontaje de los andamios del hastial oeste................................................ 108

2.3.2. Fachada de poniente (1892-1893): propuestas, intervenciones y documentación final............................................................................................ 110 2.3.3. Cubiertas y red de evacuación (1892-1901)..................................................... 130 - El proyecto de canalización de las aguas pluviales sobre las naves bajas, y remates decorativos, en los ánditos exteriores e interiores (1892)....................................................................................................... 132 - Otras intervenciones acometidas por Lázaro en las cubiertas del monumento........................................................................................................ 143

2.3.4. Torre norte (1906-1908)........................................................................................ 149 2.3.5. Claustro (1908)......................................................................................................... 164 2.3.6. Solados y pavimentos (1892-1902)..................................................................... 175 - El nuevo pavimento interior: propuestas de los antecesores y obra ejecutada por Lázaro...................................................................................... 175 - El solado del atrio: proyecto y actuaciones realizadas....................................... 195

2.3.7. Otras obras realizadas en la catedral con motivo de su reapertura al culto en 1901......................................................................................... 203 - El traslado de la sacristía provisional del claustro a su lugar anterior............. 204 - Otras obras que se acometieron en los meses previos a la reapertura............ 207 - Las actuaciones llevadas a cabo por Lázaro relacionadas con los actos de reapertura del templo al culto................................................................ 209 - Los reconocimientos a Lázaro por los trabajos desempeñados en la catedral de León................................................................................................... 214 - Obras acometidas tras la reapertura del templo................................................. 220

2.4. Intervenciones en artes aplicadas y otros acabados..................................... 223 2.4.1. El proceso de restauración de las vidrieras y los talleres a pie de obra (1892-1901)................................................................................................ 223 - Los primeros ensayos.............................................................................................. 225 - El proyecto de Demetrio de los Ríos modificado por Lázaro......................... 240 - El proyecto de reposición de las vidrieras antiguas en la zona de la nave alta (1894).................................................................................................... 245 - La Exposición Nacional de 1897.......................................................................... 270 - El proyecto de vidrieras pintadas de 1898........................................................... 275 - Los reconocimientos y críticas a la restauración ejecutada............................... 304 - Los talleres tras la reapertura del templo al culto............................................... 308

2.4.2. El coro y la problemática suscitada por su traslado (1893)........................ 313 - Oposición de Lázaro al traslado del coro............................................................ 349 - Reparación definitiva del coro............................................................................... 370

2.4.3. Mobiliario litúrgico: retablos, altares, pila bautismal, órgano y púlpitos (1901-1906)............................................................................................... 375 - Ideas de Lázaro sobre el mobiliario en relación con el traslado del coro....... 375 - El mobiliario litúrgico ante la reapertura del templo......................................... 401 16


2.4.4. Elementos de delimitación espacial: rejas, puertas y barandillas (1892-1901).......................................................................................... 429 - Principales actuaciones realizadas por Lázaro en las rejas................................ 430 - La restauración de las puertas y canceles llevada a cabo por Lázaro............... 447

2.4.5. Cornisas, antepechos y pináculos (1892-1895)............................................... 455 - Modificación de la cornisa de coronación exterior de las naves bajas............ 455 - Los antepechos y pináculos de remate de las naves bajas y nave mayor. Propuestas y ejecución............................................................................... 459

2.4.6. Escultura: estudios y actuaciones (1892-1904)............................................... 467 FUENTES............................................................................................................................................ 479 Abreviaturas................................................................................................................................. 479 Bibliografía................................................................................................................................... 481 Archivos.......................................................................................................................................... 495 ANEXOS................................................................................................................................................ 499 Anexo I. Planimetría elaborada......................................................................................... 499 I.1. Denominación de los espacios, capillas y distintos elementos de la catedral de León a lo largo de la historia............................................................ 500 I.2. Plano de nomenclatura y localización actual de vidrieras de la catedral de León. Gráficos de panelación.............................................................. 502 I.3. Gráficos con la panelación de las vidrieras empleada en tiempos de Lázaro........................................................................................................................... 512 I.4. Esquema con la fecha de ejecución de las vidrieras del nivel del triforio deducida de los cartones de montaje conservados en el ACL................................................................................................................................ 539 I.5. Actuaciones realizadas en las vidrieras de las capillas absidiales bajo la dirección del arquitecto Lázaro.................................................................... 540

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Introducción Juan Bautista Lázaro fue uno de los arquitectos más importantes de España de finales del siglo XIX, destacando por sus obras en el campo de la restauración en el patrimonio. De hecho, hace no muchos años, el arquitecto Jukka Jokilehto, en su estudio histórico y teórico sobre la conservación de monumentos,1 le reseñó como el más importante restaurador en España desde 1870; sin embargo, hoy en día, su figura es poco conocida tanto en el panorama arquitectónico español como en su ciudad natal. Juan Bautista Lázaro [Fig. 1] nació el 24 de junio de 1849 en la ciudad de León,2 en el seno de una noble e importante familia de la ciudad de fines del siglo. Su padre, el prestigioso abogado y jurista José Benito Lázaro,3 natural de La Bañeza, fue el primer decano del Colegio de Abogados. Su madre, María de Diego Pinillos, natural de Astorga y muy querida en la ciudad,4 se la conocía con el nombre de “doña Mariquita”, siendo devotísima de San Isidoro. Ambos le bautizaron el 27 de junio en la iglesia de San Martín.

1.

Retrato de Juan Bautista Lázaro de Diego (1901) (Fragmento) [E. M. Repullés y Vargas, [Sobre los arquitectos…], (julio 1901), lámina].

Contrajo matrimonio con Águeda Urra de Mora Becerra, hija de una conocida familia navarra residente en León vinculada al chantre de la catedral, Sebastián Mora. Tuvo cuatro hijos: Juan Manuel, María del Carmen, Natalia y otro más –cuyo nombre desconocemos– J. Jokilehto, A history…, 249.

1

El nombre completo que figura en su partida de bautismo es Juan Bautista Antonio Ladislado Lázaro de Diego.

2

Según Villanueva Lázaro, José Benito le correspondía el título de marqués de Villagodio, pero, seguramente, por su afiliación a los carlistas le desposeyeron de él.

3

4

Falleció en León el 8 de febrero de 1901. Véase “Defunción”, (9-2-1901), 2.

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Jorge Diez García-Olalla

La catedral de León en 1892-1909. La restauración de Juan Bautista Lázaro

que falleció en noviembre de 1902, pues en la carta que Lázaro le escribió a Ramón de Medina, delineante de las obras de la catedral de León, el 27 de noviembre de 1902 le daba las gracias por el recuerdo que él y su familia habían tenido con motivo de la muerte de su chiquitín.5 Durante varios años veraneó con sus hijos en la finca propiedad de su suegro conocida en Burgos como “el Capiscol”.6 Desde bien joven mostró interés por los monumentos de su ciudad natal, prestando especial atención a las obras que Laviña llevaba a cabo en la catedral. Esta vocación por el arte arquitectónico surgida, según señalo Repullés,7 como consecuencia de la contemplación a diario de estos edificios le llevó a realizar la carrera de Arquitectura,8 comenzando sus estudios en Madrid, en 1867. Obtuvo el título de arquitecto el 17 de abril de 1874, a la vez que Domènech i Montaner, Enrique Fort y José Urioste. Durante sus estudios estuvo muy influenciado por las enseñanzas de medievalistas como Federico Aparici y Juan de Madrazo.9 En el estudio de este último realizó prácticas cuando por aquel entonces Madrazo trabajaba ya en las obras de la catedral de León, siendo de él de quien aprendería las teorías violletianas. Estos arquitectos medievalistas, tal como expuso Navascués,10 le guiaron hacia el neomedievalismo historicista, con la novedad respecto a ellos, de revestir de ornamentación mudéjar las estructuras neogóticas. Al terminar la carrera, comenzó a desarrollar su actividad profesional como arquitecto, dedicándose a lo largo de ella tanto a obra nueva como de restauración hasta que, a principios de 1908 y debido a una enfermedad mental, tuvo que ingresar en el centro psiquiátrico de San Juan de Dios de Ciempozuelos en Madrid,11 permaneciendo allí hasta su muerte acaecida el 20 de diciembre de 1919.12 Lázaro llevó a cabo gran variedad de obra nueva, en su mayor parte, de carácter religioso, construyendo principalmente en Madrid. A pesar de que Lázaro era un gran conocedor de las teorías de Viollet-le-Duc y de que se encontraba influenciado por las ideas medievalistas del momento, sus obras de nueva construcción no deben considerarse como un rígido ejercicio historicista, sino, tal como el profesor Mosteiro ha manifestado en el estudio sobre su obra arquitectónica,13 como una “arquitectura de rica complexión, vertebrada por el método racional, en la que se compatibilizan formas deudoras del Medioevo” con modernos procedimientos y técnicas que revolucionaron por completo la práctica constructiva en Madrid,14 hasta el punto de llevar la arquitectura del ladrillo, tras las experiencias de Madrazo y Ayuso, a sus últimas consecuencias. Y esta forma de proceder en su obra nueva llama más la atención puesto que al mismo tiempo, en sus trabajos de restauración, estaba empleando soluciones constructivas de la época propia del edifico en que se intervenía. Además, cabe destacarse el partido decorativo que supo sacar a los elementos mismos de la construcción, ACL, R.367.

5

Finca de recreo cercada con casa, jardín, molino y huerto que se encontraba ubicada en Gamonal (Burgos).

6

E. M. Repullés y Vargas, “Necrología…”, (31 diciembre 1919), 257-263.

7

8

En Madrid fija su residencia en el número 6 de la calle de los Señores de Luzón.

Madrazo fue uno de los primeros arquitectos en España partidarios de las teorías de Viollet-le-Duc, estableciéndose, gracias a él, el racionalismo neogótico en nuestro país.

9

P. Navascués Palacio, Arquitectura…, 224.

10

Entonces conocido como “Manicomio de los Hermanos de San Juan de Dios”.

11

El funeral se celebra en la iglesia de San Sebastián de Madrid el 29 de diciembre de 1919 a las 11:30 de la mañana. Según la esquela, en aquel día todavía viven su hermano José María e Ignacio, su mujer Águeda Urra y sus hijos, Juan, María del Carmen y Natalia.

12

J. García-Gutiérrez Mosteiro, “La obra…”, (1º semestre 1992), 447.

13

Incorporó en Madrid el sistema de muros de carga de ladrillo, forjados de viguetas metálicas y bovedillas tabicadas, en lugar del sistema de muros de carga en fachada y entramados interiores. Implantó también la bóveda tabicada de ladrillo para salvar grandes vanos. Y es que, a su modo de ver, los edificios tenían que ser reflejo de la sociedad del momento, siendo esta la razón por la que las formas de los nuevos edificios no podían ser idénticas a las de otras generaciones y épocas.

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Introducción

2.

Vista de la capilla del asilo de San Diego y San Nicolás una vez que se finalizaron las obras, pudiéndose apreciar la estructura constructiva de la capilla realizada toda ella en ladrillo completamente vista (ca. 1908) [E. Laredo y Carranza, “Asilo…”, (julio 1908), 12].

y en especial, al ladrillo visto con el que obtuvo un sobrio lenguaje ornamental fruto del estudio cuidadosísimo de los aparejos. Esta habilidad que llevó a cabo con gran acierto en el exterior de sus edificios de obra nueva la empezó a extender, al final de su actividad profesional, también al interior como consecuencia de la crítica que Lampérez le realizó sobre la iglesia neorrománica del convento de María Reparadora. En esa crítica, Lampérez le propuso a Lázaro dejar vistas las innovaciones constructivas que estaba empleando en sus edificios porque por ese camino podría obtenerse, a su juicio, un “estilo nuevo y nacional”.15 Esta propuesta la ejecutó en la capilla del asilo de San Diego y San Nicolás [Fig. 2],16 siendo una auténtica demostración del partido que podía sacarse al ladrillo para la decoración interior, la cual, en ese caso, estaba constituida simplemente por la propia estructura constructiva o esqueleto resistente del edificio, no habiéndose ocultado esta ni con guarnecidos ni revocos. En el campo de la restauración, Lázaro intervino a lo largo de su actividad profesional en varios edificios del patrimonio arquitectónico español. Estas actuaciones fueron de diferente alcance en función de la administración o institución que le encomendaron las obras. Durante su período como arquitecto municipal de Ávila al final de la década de los 70 logró que se crease un estado de conciencia a favor de la preservación del recinto amurallado, así como que el Ayto. destinase, a pesar de sus escasos recursos, una pequeña cantidad para la restauración de la muralla. Mientras desarrollaba su labor como funcionario municipal, fue nombrado arquitecto diocesano de Ávila, llevando a cabo –como tal– varios presupuestos de obras para diferentes iglesias de la diócesis. Poco tiempo después, tras abandonar ambos cargos, fue de nuevo nombrado arquitecto diocesano, pero en esta ocasión de la archidiócesis de Toledo, compartiendo durante un mes dicho puesto con su amigo Enrique María Repullés y Vargas. Su principal trabajo en dicha diócesis fue hacer frente a los problemas de estabilidad de los paramentos verticales de la torre del reloj de la catedral de Toledo [Fig. 3], siendo su propuesta algo aparentemente desconcertante respecto a lo que en aquellos días defendía Lázaro y que ha llevado a que los distintos autores que la han estudiado difieran respecto al criterio de restauración que planteó para dicha intervención.17

V. Lampérez y Romea, “Crónica”, (1 marzo 1899), 32.

15

Hoy conocido como Colegio de San Diego y San Vicente.

16

F. García Martín, Gestión…, 118-140; y J. Martín Sánchez, “El criterio…”, 201-220.

17

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Jorge Diez García-Olalla

La catedral de León en 1892-1909. La restauración de Juan Bautista Lázaro

3. Vista de la torre del reloj de la catedral de Toledo

con el andamio dispuesto en los dos cuerpos superiores de la misma para evitar el desprendimiento de los chapeados de piedra (ca. noviembre 1886) (Fragmento) [Colección particular, Eduardo Sánchez Butragueño].

4.

[W. Testera]: Vista interior del salón de sesiones del palacio de los Guzmanes varios años después de su ejecución por Lázaro (d. 1898) [UVA, ETSA, Biblioteca, Fondo Torbado].

Su labor en la archidiócesis de Toledo la compaginó con algunos trabajos que ejecutó para la Diputación provincial de León: la adecuación de una de las estancias del palacio de los Guzmanes como salón de plenos de dicha corporación [Fig. 4] y la propuesta de acondicionamiento del referido palacio para sede de la mencionada institución. También durante estos años intervino en la aguja de la torre de la iglesia de Ntra. Sra. del Mercado y en la iglesia del Palat del Rey, ambas en León. Años después, el Estado le encargó varias restauraciones en Asturias y Cantabria, así como en la propia ciudad de León y su provincia. Así tuvo la oportunidad de intervenir en Santa Cristina de Lena [Fig. 5], en San Miguel de Escalada [Fig. 6] y en el claustro de la colegiata de Santillana del Mar [Fig. 7].

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Introducción

5. Vista interior de la ermita de Santa Cristi-

na de Lena tras ser restaurada por Lázaro (ca. 1894) [J. B. Lázaro, Ermita…, 26

6.

Vista de la fachada sur de la iglesia, torre y panteón de San Miguel de Escalada después de las obras de restauración que se ejecutaron bajo la dirección de Lázaro a finales del siglo XIX. Estas obras afectaron a la iglesia y se extendieron también a la torre y panteón (a. 1903) [J. B. Lázaro, “San Miguel…”, (febrero 1903), 39].

Finalmente cabe añadir que durante su actividad profesional se hizo cargo de algunas obras en el hospital de San Antonio Abad de León, en el convento de Santo Tomás de Ávila y en la basílica de San Isidoro de León, así como en una casa monumental en Segovia. Pero sin duda alguna, el principal edificio en el que intervino como arquitecto restaurador fue la catedral de su ciudad natal, cumpliéndose así, en el año 1892, el deseo al que aspiró desde su juventud. Todas las intervenciones que se realizaron bajo su dirección en este monumento son abordadas con detalle en esta publicación [§ 2].

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Jorge Diez García-Olalla

La catedral de León en 1892-1909. La restauración de Juan Bautista Lázaro

7.

Vista parcial del claustro de Santillana del Mar durante las obras llevadas a cabo por Lázaro (ca. 1901) [“El Claustro…”, (23 julio 1901), 217].

Los por

principios de intervención en el patrimonio aplicados

Lázaro

Los criterios de intervención que Lázaro expuso tanto en las memorias de sus proyectos como en sus artículos y libros que publicó, así como los trabajos que se acometieron bajo su dirección ponen de manifiesto el interesante y moderno planteamiento que defendió en materia de restauración. Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo en España un interesante debate sobre cómo se debía proceder a la restauración de los monumentos. Lázaro, como arquitecto de aquel momento, no fue ajeno al mismo y máxime cuando fue un miembro activo de la Sociedad Central de Arquitectos durante varios años.18 De ahí que, en esos años, escribiese varios artículos o escritos en que directa o indirectamente abordó este tema.19 Con estos artículos, Lázaro buscaba cambiar la práctica habitual que se seguía en las restauraciones de los monumentos españoles, evitándose así las temerarias actuaciones que, a su modo de ver, estaban teniendo lugar en algunas intervenciones en aquellos días debido a la falta de un criterio cierto y verdadero en materia de restauración. Esa falta de criterio en la restauración de los edificios históricos y/o artísticos presente en las últimas décadas del siglo XIX se resolvía, en opinión de Lázaro, siempre que el arquitecto restaurador fuese humilde desde el punto de vista personal y artístico, es decir, que se olvidase tanto de sus propias opiniones como de las corrientes de restauración que existían por entonces, por ser sistemáticas y no implicar necesariamente la obtención de buenos resultados, y se centrase más en lo que el monumento que iba a restaurar es y significa. Y es que, a su juicio, el restaurador tenía que “acometer resueltamente la empresa de disecar el monumento que se le confía”,20 y en esa tarea, “lo más es la estructura y lo menos lo accidental, lo contingente, las demás circunstancias que tampoco han de olvidarse”.21 Entonces, para resolver esa falta de criterio, el arquitecto restaurador tenía que acudir al examen y estudio del edificio,22 analizando su forma exterior y cómo se La Sociedad Central de Arquitectos fue el germen de lo que hoy en día son los Colegio Oficiales de Arquitectos.

18

Aunque la mayor parte de los artículos por él escritos se centraron en cómo se debían de restaurar en aquel entonces los monumentos, llevó a cabo otros en los que trató de difundir nuestro patrimonio en la sociedad española y en otras naciones, así como de ayudar a la formación de nuevos operarios en las otras artes vinculadas a la arquitectura.

19

J. B. Lázaro, “El criterio…”, (30 noviembre 1884), 259-260.

20

Ibíd., 259.

21

Esta forma de proceder ante los monumentos guarda relación con el racionalismo violletiano aplicado al análisis de las fábricas góticas, lo cual no resulta extraño en Lázaro, pues no podemos olvidar que Lázaro se consideraba discípulo

22

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