Periódicos leoneses del siglo XIX -Catálogo comentado-

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A guisa de comentarios previos Incluye este catálogo unas 150 publicaciones periódicas leonesas, aquí presentadas sin otro orden que el cronológico, que es también el más obvio. He renunciado a ofrecer de ellas una clasificación previa, porque, todo considerado, creo que es tanta, y tan plural, la variedad de las periódicos leoneses del siglo XIX que resisten cualquier intento de clasificarlos. Hay en esta relación títulos que quedaron en meros proyectos (a pesar de lo cual los he incluido en ella), como el Periódico de Artes y Ciencia, Política, Literatura y Costumbres, de 1838, o como La Voz de León, en 1900; otros publicaron un número 0-prospecto informativo, sin lograr pasar de ahí, como fue el caso de Las Misiones, 1850, o de El Coco, 1897; hubo periódicos de un primer y único número, como el Manifiesto de Leon, 1808, o El Legionario, 1848; y hubo alguno, en fin, más de uno y de dos, que no pasaron de ver en la calle tres o cuatro números (El Mercurio Sublantino, 1813, El jaranero, 1893). Los hay también diarios (La Región, 1899), bisemanales (El Eco de León, 1860), semanales (El Iris, 1877, El Maragato, 1885), quincenales (El Fomento, 1867), mensuales (Boletín-Revista de la SEAPL, 1880) e incluso trimestrales (Sociedad la Benéfica, 1889). El 27 de diciembre de 1886 escribía ‘Clotaldo’ en El Diario de León (núm. 97, pág. 39), y de ello tenía amplia experiencia propia: “En León el periódico que muere de viejo es raro.” No le faltaba razón: la inmensa mayoría de los periódicos leoneses no murieron, desde luego, de viejos. Hay en este catálogo publicaciones que duraron un solo día (La Trompeta de la Fama, 1875), un mes (Pero-Grullo, 1867, Fray Clotaldo, 1886), dos meses (El Cisne, 1839, El Diario, 1888), seis meses (El Progreso, 1869), dos años y medio (El Padre Verdades, 1892), etc. Sólo una muy reducida minoría llegó a superar el decenio: once años salió al público La Crónica de León (1875), catorce El Campeón (1884), dieciséis La Escuela (1886) y, el más longevo, El Porvenir de León, que sobrevivió nada menos que sesenta años, de 1863 a 1923. Los hubo de carácter satírico-burlesco (El Tío Bartolo, 1838, El Diablo Cojuelo, 1839); profesionales como El Mentor de los Maestros, 1857, la Asociación de Maestros, 1871, o La Escuela, 1886; religiosos (El Criterio Tridentino, 1890, El Propagador de la Fe, 1870); comerciales (Guía del Comprador, 1855, El Anunciador Leonés, 1858); literarios (El Maragato, 1870, La Lira, 1883); generalistas (La Crónica de León, 1875, El Diario de León, 1886), etc. 15 ■


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