EL CONJUNTO HISTÓRICO DE GRAJAL DE CAMPOS
EL CONJUNTO HISTÓRICO DE GRAJAL DE CAMPOS María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil (coordinadores)
Universidad de León Área de Publicaciones 2018
El conjunto histórico de Grajal de Campos / María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil (coordinadores). – [León] : Universidad de León, Área de Publicaciones, 2018 437 p. : il., fot., planos, mapas col. y bl. y n. ; 22 cm Bibliogr.: p. 415-437 ISBN 978-84-9773-917-7 1. Monumentos históricos-España-León (Provincia). 2. Grajal de Campos (León, España)-Descripciones. I. Universidad de León. Área de Publicaciones. II. Campos Sánchez-Bordona, María Dolores (1949-). III. Pérez Gil, Javier (1977-) Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio y/o método conocidos sin la autorización expresa de los titulares del copyright. De acuerdo con el protocolo aprobado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de León, esta obra ha sido sometida al correspondiente informe por pares con resultado favorable.
© Universidad de León © Los Autores Diseño y maquetación digitales, y tratamiento de las imágenes: Juan Luis Hernansanz Rubio. Fotografía de portada: paisaje urbano de Grajal de Campos (Javier Pérez Gil). ISBN: 978-84-9773-917-7 Depósito legal: LE-136-2018 Imprime: KADMOS Impreso en España / Printed in Spain León, 2018
ÍNDICE Pág. PRESENTACIÓN........................................................................................................................................................
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CARACTERIZACIÓN PATRIMONIAL DEL CONJUNTO HISTÓRICO DE GRAJAL DE CAMPOS Javier Pérez Gil y José Luis Lalana Soto........................................................................................................ 17 EL CONCEPTO DE PAISAJE URBANO HISTÓRICO COMO HERRAMIENTA DE APROXIMACIÓN AL PATRIMONIO URBANO José Luis Lalana Soto y Javier Pérez Gil........................................................................................................ 49 UNA INTERPRETACIÓN DE GEOGRAFÍA HISTÓRICA Y DE HISTORIA URBANA DE GRAJAL DE CAMPOS Luis Santos y Ganges.......................................................................................................................................... 87 NOTAS DE ARQUEOLOGÍA SOBRE GRAJAL Y SU TERRITORIO Julio Manuel Vidal Encinas............................................................................................................................... 113 GRAJAL ANTES DE LOS VEGA H. Salvador Martínez.......................................................................................................................................... 123 DEL CASTELLO GRALIARE A LA FORTALEZA ARTILLERA DEL SIGLO XVI. ARQUITECTURA MILITAR AL SERVICIO DE LOS SEÑORES DE GRAJAL Joaquín García Nistal.......................................................................................................................................... 181
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EL PALACIO DE LOS VEGA EN GRAJAL DE CAMPOS María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil.................................................................... 207 ACTIVIDAD DE JUAN DE VEGA EN SICILIA: UN PROYECTO PARA EL PALACIO REAL DE PALERMO Eloy Bermejo Malumbres................................................................................................................................... 265 EL VINO Y LA VILLA SUBTERRÁNEA. LAS BODEGAS DE GRAJAL DE CAMPOS Vanessa Jimeno Guerra y Javier Pérez Gil.................................................................................................... 283 RELIQUIAS Y RELICARIOS DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE GRAJAL DE CAMPOS (LEÓN) Vanessa Jimeno Guerra....................................................................................................................................... 305 UNA VILLA DE BARRO. LO QUE FUE LA ARQUITECTURA POPULAR DE GRAJAL DE CAMPOS Fernando Linares García..................................................................................................................................... 331 DOCUMENTACIÓN TRIDIMENSIONAL DEL PATRIMONIO HISTÓRICO MEDIANTE HIBRIDACIÓN DE TÉCNICAS DE VISIÓN ARTIFICIAL E INGENIERÍA INVERSA EN GRAJAL DE CAMPOS Óscar Jesús Cosido Cobos.................................................................................................................................. 373 LA CONSERVACIÓN DE UN ÁMBITO PATRIMONIAL EN EL CONTEXTO RURAL CASTELLANO-LEONÉS. EL CONJUNTO HISTÓRICO DE GRAJAL DE CAMPOS Víctor Pérez Eguíluz y José Luis Lalana Soto............................................................................................... 385 GRAJAL Y SU PLANEAMIENTO. EPÍLOGO URBANÍSTICO-PATRIMONIAL Luis Santos y Ganges.......................................................................................................................................... 405 BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................................................... 415
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PRESENTACIÓN Como producto histórico y complejo, la villa de Grajal de Campos, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de conjunto histórico y Villa histórica del Reino de León, no puede entenderse como mera suma o adición de monumentos o elementos independientes, sino como un todo que precisa lecturas simultáneas, y a diferentes escalas, encaminadas a definir y perfilar el verdadero paisaje urbano y cultural que lo caracteriza, cuestión que debe contemplarse como requisito previo e imprescindible para cualquier intervención encaminada a su conservación y planificación. Con ese objetivo, en 2013 el Instituto de Humanismo y Tradición Clásica de la Universidad de León, el Instituto Universitario de Urbanística de la Universidad de Valladolid y el Ayuntamiento de Grajal de Campos firmaron un convenio para llevar a cabo el estudio del conjunto histórico de la localidad, bajo la dirección de los profesores María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil. El proyecto de investigación congregó a especialistas en diversas materias relacionadas con la Historia, la Arquitectura, el Urbanismo, la Historia del Arte, la Arqueología y la Geografía, los cuales, desde sus correspondientes ámbitos de conocimiento, emprendieron un estudio interdisciplinar con el que se trataba de cubrir ese entendimiento integral del conjunto y el particular de algunos de sus elementos, algunos de ellos declarados Monumentos Histórico-Artísticos ya en el año 1931. Los satisfactorios resultados de estos trabajos y su puesta en común conforman la presente publicación. A través de ellos se ha logrado un sustancial avance en el conocimiento de cada uno de sus elementos singulares y monumentales y un entendimiento más integral de los valores patrimoniales. Las aportaciones inéditas aquí vertidas, la visión multidiscipli-
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nar y el análisis desde perspectivas dispares, constituyen uno de los aspectos más relevantes del libro, pero, sobre todo, su interés radica en el procedimiento metodológico de análisis y conceptualización del Patrimonio. En este terreno, se ha llevado a cabo una aproximación al conjunto histórico de Grajal desarrollando de manera actual tanto enfoques teóricos y conceptuales como aplicaciones y herramientas de análisis, como los levantamientos 3D; todo ello orientado a la evaluación de impactos y a la clarificación de áreas de interferencia que faciliten las propuestas encaminadas a su conservación y gestión. Con estos resultados consideramos que el libro que ahora ve la luz cumple con creces los objetivos proyectados en la investigación. Aporta nuevos datos, nuevas visiones y contenidos, y se convierte en un modelo de estudio y referente metodológico para otros conjuntos históricos similares, carentes aún de una investigación como la que ahora presentamos. Fue en 2007 cuando, al amparo de la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural de Castilla y León, la villa de Grajal de Campos fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico. Dicha declaración descansaba en una identificación de la villa que aparece ampliamente matizada por Javier Pérez Gil y José Luis Lalana Soto en el primero de los capítulos de la presente publicación. Con ella da comienzo la misma y resulta ciertamente pertinente, no por tratarse de una mera apreciación crítica, sino por su esfuerzo en clarificar definiciones y aportar nuevos enfoques en relación a la localización comarcal o al paisaje urbano y cultural, anticipando desde ese primer momento la voluntad de revisar ideas preconcebidas y establecer nuevas coordenadas y lecturas para la comprensión global de las características patrimoniales del conjunto histórico de Grajal. Esa nueva lectura pasa por resaltar los elementos que definen la singularidad del conjunto histórico, materializada de manera sintética en el lienzo de su paisaje urbano, el cual recoge toda la riqueza cultural de la villa y la plasma sedimentada sobre sus calles, monumentos y vivencias. Esta visión justifica que en el primer capítulo del libro se resalten tanto los actores como el escenario donde se desarrollaron las ideas derivadas del pensamiento humanista y nobiliario, que dejaron su fuerte impronta en el peculiar paisaje del núcleo urbano leonés. Al hilo de esas consideraciones, los mismos autores (J. Pérez Gil y J. L. Lalana Soto) han llevado a cabo un segundo trabajo sobre el complejo concepto de paisaje urbano histórico como herramienta de aproximación al patrimonio urbano. Con un enfoque crítico y útil, sus autores consiguen no sólo definir las coordenadas teóricas con las que podría abordarse el estudio de un caso como el de Grajal, sino dar coherencia metodológica al resto de capítulos y al libro en su conjunto. No se trata, pues, de una compilación de estudios fragmentarios elegidos por un criterio más o menos acertado, sino de diferentes vistas –nunca completas o
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Presentación
acabadas– de un mismo paisaje que encierra en sí mismo el pasado y el presente, lo material y lo intangible. Con esas premisas, la estructura del libro se resuelve analizando los aspectos de escala más general –no sólo territorial, sino también de orden histórico– para continuar con otras cuestiones más particulares que, no obstante, han de ser entendidas siempre como parte de ese complejo sistema histórico y cultural. Así, Luis Santos y Ganges traza las claves del contexto geográfico sobre el que se asienta la villa y territorio de Grajal, seguido de un análisis de su historia y morfología urbana, desde época medieval hasta la actualidad. De esta suerte, gracias a un ensayo que estaba todavía por aplicar en la villa, puede reconocerse la importancia de su integración en Tierra de Campos y sus peculiaridades en el seno de la misma, el papel desempeñado como frontera medieval del antiguo Reino de León, el grado de afectación de los cambios originados en la Edad Moderna en las divisiones administrativas, o el interés de la caminería o vías de comunicación y los usos agrarios de la villa. Todos ellos son aspectos que han modelado con el paso de los siglos la estructura urbana de la localidad y su paisaje cultural. Para entender ese desarrollo histórico el proyecto de investigación ha contado también con la colaboración de diversos especialistas en Historia, Arqueología e Historia del Arte. El arqueólogo Julio Vidal Encinas establece en su estudio las claves y estado del arte de la arqueología en Grajal y su territorio. La ausencia al día de hoy de trabajos de campo sistemáticos nos impide contar con un conocimiento exhaustivo de determinadas épocas, pero los resultados acumulados son suficientes para sospechar un resultado valioso y este estudio revela e interpreta los principales hitos obtenidos hasta el momento, tanto en el entorno de la villa como en algunos espacios como el palacio de los Vega. Tras este reconocimiento, el historiador H. Salvador Martínez sintetiza la dilatada historia de la villa de Grajal desde la Edad Media hasta las puertas de la modernidad. A través de las fuentes escritas, crónicas y otros documentos plantea nuevas hipótesis sobre el papel desempeñado por la villa leonesa en distintos periodos históricos, las complejas relaciones con la cercana localidad y monasterio de Sahagún y su función e interés en la Corte. Su trabajo aporta luz sobre los momentos previos a la eclosión urbana y artística emprendida a partir del siglo XVI por el linaje nobiliario de los Vega. La presencia y estrecha vinculación de los Vega con la villa de su señorío, a partir de los primeros años del siglo XVI, constituye una de las razones de los cambios introducidos en este núcleo urbano hasta su transformación en una villa acorde con los nuevos plantea-
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mientos derivados del Renacimiento. La labor de este linaje familiar fue determinante en la formación del conjunto histórico de la localidad leonesa. Los verdaderos protagonistas de la reorganización urbana y monumental experimentada por la villa en los albores de la Modernidad fueron Hernando de Vega, su mujer Blanca Enríquez y su hijo Juan de Vega. Parte del trabajo de María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil gira en torno a estas tres personalidades, clarificando el papel que cada una de ellas desempeñó en el proceso de aristocratización y manipulación del escenario urbano y en la construcción de los principales hitos arquitectónicos –el castillo, el palacio y las plazas– siempre bajo esquemas novedosos y afines al incipiente Renacimiento hispánico, transformando la villa en uno de los núcleos con mayor impronta italianizante de la Península. Los orígenes del castillo hasta su conversión en fortaleza artillera al servicio de los señores de Grajal es el estudio que ha centrado la atención de Joaquín García Nistal. Su investigación ha puesto de relieve que Hernando de Vega, como experimentado militar y conocedor de primera mano de las novedades castrenses y del nuevo arte de la guerra, decidió renovar la “anticuada” fortaleza que poseía en su villa de señorío. El modelo elegido seguía de cerca, una vez más, los planteamientos italianos renacentistas. La morfología y el diseño adoptado repetían esquemas semejantes al de rocche o rocca italiano, que en la Península ya había tenido acogida en ejemplos tempranos como La Calahorra o Manzanares el Real. El diseño del castillo artillero, con la presencia de escaraguaitas en el lado oriental, ennoblecía esa parte y establecía un diálogo visual con el acceso al palacio. Como ha puesto de relieve este autor, el protagonismo escenográfico de la fortaleza dentro del paisaje de la villa constituyó la enseña del linaje de los Vega y el símbolo que reafirmaba el poder y el estatus de los señores de Grajal. Como hemos subrayado, junto con el castillo, el otro emblema monumental de la villa es el palacio, convertido en epicentro ordenador del nuevo urbanismo de Grajal. Levantado de nueva planta, se ubica en el centro de la trama urbana como claro referente simbólico al que se someten –o con el que se relacionan– el resto de los edificios más singulares de la localidad: la iglesia, la plaza, el jardín o las fundaciones piadosas. Como han puesto de manifiesto Campos Sánchez-Bordona y Pérez Gil, este edificio se alzó como símbolo de la imagen del poder dominante y expresión renovadora del nuevo lenguaje estético y artístico afín al Renacimiento, posiblemente siguiendo los ecos de los palacios y de los conjuntos vinculados a los Mendoza y a los artífices que trabajaron para ellos. En el estudio, se desgranan características formales y tipológicas del edificio palaciego y se vinculan las sucesivas etapas constructivas a los distintos promotores, poniendo de relieve que el inicio de la fábrica fue
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Presentación
obra de Hernando de Vega, quien contó con la inestimable colaboración de su mujer, Blanca Enríquez, aunque la materialización definitiva debamos adscribirla a Juan de Vega, buen conocedor de las obras italianas como embajador en Roma y virrey de Sicilia. Precisamente enlazando con esta estancia de Juan de Vega en Italia, este libro incorpora un estudio del profesor Eloy Bermejo Malumbres sobre la actividad del mismo en la isla y su intervención en el Palacio Real de Palermo. Como virrey, don Juan llevó a cabo una intensa labor edilicia que en Italia está siendo recientemente revalorizada. Siguiendo el ejemplo de sus padres y valiéndose de su propia experiencia, desempeñó personalmente una intensa labor de renovación defensiva y arquitectónica en obras tan señaladas como el Palacio Real de Mesina o el citado palermitano. Como en Grajal, la arquitectura se convirtió en la mejor expresión de sus ideales. Entre estos últimos se encontraban también los religiosos, que la familia Vega ejemplificó también en Grajal por medio de sus fundaciones piadosas o, en su relación con Italia, con la magnífica colección de reliquias que don Juan y su esposa Leonor de Osorio trajeron desde Roma a la iglesia parroquial de San Miguel. La profesora Vanessa Jimeno Guerra aporta un estudio sobre este importante conjunto de reliquias y sus relicarios, que pasan por ser una de las colecciones más singulares de la España de mediados del siglo XVI. Junto a estos estudios, necesarios para entender la caracterización patrimonial del conjunto histórico a partir de las mentalidades y obras de los Vega en la Edad Moderna, este libro se acompaña de otros muy diferentes sobre bienes menos monumentales pero igualmente necesarios para entender el paisaje histórico de Grajal. En su subsuelo, bajo sus casas y calles, subyace una segunda villa en forma de bodegas excavadas que testimonia el pasado vitivinícola de Grajal. Javier Pérez Gil y Vanessa Jimeno Guerra han sacado a la luz la extraordinaria importancia histórica que el vino ha tenido en la economía y sociedad de Grajal; extraordinaria tanto por su excepcionalidad en el contexto de la Tierra de Campos como por su importancia en la vida cotidiana de sus gentes. Documentos como las ordenanzas concejiles, los inventarios fiscales o las costumbres mantenidas hasta la actualidad, así como la peculiaridad de las bodegas sobre las que se asienta el caserío, dan cuenta de la trascendencia del vino en todas las facetas de la vida. Trascendiendo la materialidad de sus construcciones, sin este elemento resulta imposible entender ni la Historia ni el paisaje urbano de Grajal. En esa misma línea de trabajo se desarrolla el estudio del arquitecto Fernando Linares García sobre aquella otra arquitectura a menudo invisible en el contexto de los conjuntos monumentales: la vernácula o popular. Linares realiza un completo recorrido por la arqui-
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tectura vernácula histórica de la villa, analizando y explicando sus características materiales, constructivas y tipológicas. Y acompaña además estas observaciones con un magnífico estudio de fotografía comparada, donde presenta imágenes inéditas de mediados del siglo pasado junto con otras de su estado actual. Consigue así, por una parte, denunciar el progresivo abandono y pérdida de parte del tejido tradicional de la villa; y, por otra, reivindicar la necesaria conservación de lo ahora existente si no se quiere desnaturalizar el conjunto y su paisaje. El siguiente capítulo de la publicación está reservado a la explicación de algunas de las herramientas de trabajo que se han empleado en la investigación. El profesor Óscar Cosido Cobos resume los trabajos llevados a cabo por la empresa 3D-Intelligence en Grajal, encargada del levantamiento y modelado tridimensional del conjunto histórico. A pesar de las dificultades de partida, su equipo ha conseguido generar modelos 3D de edificios que, como el de la Virgen de las Puertas, carecían de planos previos. Para ello se han combinado distintas tecnologías y técnicas, desarrollando un híbrido eficiente y útil. E igualmente queremos ahora mencionar la colaboración en la investigación de la arquitecta Mónica Martínez Sierra (Instituto Universitario de Urbanística, UVa), que ha proporcionado al equipo las planimetrías urbanas y algunos de los levantamientos que ilustran los trabajos. Precisamente en relación a esos impactos y a los retos que impone la conservación de un conjunto histórico como el de Grajal de Campos, se han seleccionado los dos últimos trabajos que cierran el libro. En el primero de ellos, Victor Pérez Eguíluz y José Luis Lalana subrayan que se trata de un caso por desgracia frecuente en comunidades autónomas como la de Castilla y León, territorio poseedor de un vasto patrimonio pero cuya dinámica de población supone un desafío para su conservación e incluso para el mantenimiento de la actividad urbana. Como afirman los autores, en ese contexto estructural, las capacidades, los recursos y las características de los conjuntos históricos cuestionan la pertinencia y eficacia de las actuales normativas, sus criterios y sus modos de acercamiento. El planeamiento en estos casos es sólo una pieza en un sistema de gestión que debe alcanzar otros aspectos y una escala territorial. Finalmente, a modo de conclusión y epílogo, el profesor Luis Santos y Ganges firma un capítulo en el que insiste en esas mismas dificultades que se presentan a pequeños municipios que, como este de Grajal, reciben una declaración de Conjunto Histórico cuando difícilmente pueden sostener un planteamiento general propio y llevar a cabo su gestión técnica. Con el propósito de solventar parte de esas dificultades y como resultado de todos los estudios anteriores recogidos en los distintos capítulos de esta publicación, el autor expone
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Presentación
con claridad y precisión algunas de las pautas y normas que deberían recogerse en un Plan Especial de Protección como el de Grajal, recientemente aprobado. Mantener la estructura urbana y arquitectónica, la silueta paisajística y las características generales de su ambiente, son requisitos que deben acompañar a un criterio claro y razonado de intervención. Y precisamente para servir también a estos cometidos se ha publicado este libro. Por último, como coordinadores del trabajo, queremos reconocer la magnífica labor de sus autores, así como la extraordinaria colaboración prestada desde diversas instancias. Algunos de estos agradecimientos están pertinentemente expresados en los sucesivos capítulos. Otros, más institucionales, queremos hacerlos públicos en esta presentación. En primer lugar, a las entidades académicas que han amparado el proyecto: Instituto Universitario de Urbanística (UVa), con sus directores en ese tiempo Alfonso Álvarez Mora y María Castrillo Romón, e Instituto de Humanismo y Tradición Clásica, dirigido por el profesor Jesús Paniagua Pérez. Y, junto a ellos, al ayuntamiento de Grajal de Campos, cuyos concejales, con el alcalde Francisco Espinosa a la cabeza, han sido un ejemplo de generosidad y entrega en estos últimos cinco años. Si en las últimas décadas el patrimonio monumental de Grajal no ha sucumbido (del todo) al abandono, a ellos debemos la mayor parte del mérito. Asimismo, queremos expresar nuestro agradecimiento a los vecinos y sus asociaciones culturales, que han facilitado en todo momento el acceso a dependencias particulares, documentación, fotografías, etc. Su interés y apoyo ha compensado sobradamente otras ausencias. También, por haber formado parte del equipo de trabajo del proyecto, deseamos mencionar ahora expresamente a don Vicente Encinas. Hijo e historiador de Grajal, durante los últimos años nos ha ofrecido generosamente sus datos y consejos, y tan sólo imperativos imprevistos han impedido contar en este libro con su colaboración escrita. E igualmente extendemos la gratitud a la Fundación Archivo Histórico de la Casa Ducal de Alburquerque, que nos ha facilitado el acceso a la muy valiosa documentación de la Casa de Grajal. Por último, agradecemos muy sinceramente a la Universidad de León, a su Área de Publicaciones y a su director José Manuel Trabado su interés en la investigación y el esfuerzo de publicar sus resultados. Sin este último paso, todo lo anterior carece de valor social, y sin sociedad no tiene sentido ninguna acción sobre el Patrimonio Cultural. María Dolores Campos Sánchez-Bordona y Javier Pérez Gil
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ADDENDA La Historia del Renacimiento en León no sería la misma si la doctora Campos Sánchez-Bordona no hubiera decidido abandonar la capital madrileña para comenzar su aventura docente e investigadora en León allá por el año 1985. Sin su disciplinada e incansable labor, Juan de Horozco, Juan de Badajoz o Juan del Ribero Rada no ocuparían su actual estatus en la Historiografía del Renacimiento español, la labor promotora del obispo Pedro Manuel en la Catedral de León habría pasado inadvertida, el antiguo convento de San Marcos seguiría encerrando tantas incertidumbres como personajes ilustres adornan su fachada, y Grajal de Campos y la casa de Vega permanecerían a la espera de un estudio que los situara en el lugar que les corresponde. Examinando su prolija producción científica, resulta fácil alabar los logros investigadores de la profesora Campos, pero aquellos que además hemos tenido el privilegio de disfrutar de su magisterio y persona, y que somos o nos consideramos discípulos suyos, también queremos rendirle con estas breves líneas un sentido homenaje ahora que ha finalizado su etapa como docente. Valgan, pues, estas sencillas palabras, secretamente insertadas en un libro que ella misma coordina, para dejar constancia de nuestro reconocimiento y del del resto de compañeros. Joaquín García Nistal y Javier Pérez Gil
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CARACTERIZACIÓN PATRIMONIAL DEL CONJUNTO HISTÓRICO DE GRAJAL DE CAMPOS Javier Pérez Gil
Instituto Universitario de Urbanística. Universidad de Valladolid
José Luis Lalana Soto
Instituto Universitario de Urbanística. Universidad de Valladolid
En 1975 la Dirección General de Patrimonio Artístico y Cultural incoó procedimiento para declarar conjunto histórico-artístico la localidad de Grajal de Campos (León)1, pero no fue hasta 2007 –bajo el amparo ya de la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural de Castilla y León– cuando finalmente quedó declarada como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico2. Dicha resolución descansaba en la siguiente Fue Luis Menéndez Pidal quien presentó en junio de 1970, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, un primer informe –aprobado– para la declaración de la villa como conjunto monumental de interés histórico-artístico (L. MENÉNDEZ PIDAL, Grajal de Campos (León), Academia, nº 33 (1971), pp. 80-81). 1
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Paradójicamente, la citada declaración de conjunto histórico en
2007, lejos de garantizar su pretendida conservación y abrir nuevas oportunidades a sus vecinos, apenas ha aportado nada a la primera, e incluso ha dificultado aún más las segundas. Como se ha advertido en otras ocasiones, los prescriptivos planes especiales que deben regular esos conjuntos pueden, por su coste, ser privativos para ayuntamientos de la envergadura del de Grajal, lo que conlleva la imposibilidad automática de cualquier licencia de obra en los mismos; exactamente todo lo contrario que debería hacer una política de choque contra la despoblación. Y no sólo eso, sino que a la falta de dotaciones presupuestarias que faculten la puesta en marcha de ese plan especial y de todas las acciones que deberían activar el conjunto (conservación y restauración, investigación, promoción, puesta en valor, etc.), se suma el hecho de que, incluso esos planes, y los instrumentos de planeamiento en general, pueden no tener la utilidad esperada para casos como el de Grajal, por estar sus criterios tradicionalmente centrados en los edificios y en los vicios de los catálogos, así como por obviarse que en estos casos ya no sólo el Patrimonio, sino el futuro mismo de las poblaciones, pasa por la implementación de medidas mucho
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justificación: “Grajal de Campos, es una pequeña población agrícola enclavada en la Comarca Leonesa de Cea-Campos. Su constitución como cabeza de un señorío nobiliar, ha sido un elemento clave en su configuración urbana, pudiéndose observar con claridad el trazado de la muralla, la existencia de cinco puertas de las que se conserva una, la fortaleza y un importante enclave en el centro del núcleo, la plaza mayor, como espacio principal caracterizado por la presencia de la Iglesia de San Miguel y el Palacio de los Condes de Grajal. Asimismo, el conjunto conserva una arquitectura popular de gran interés, caracterizada por la utilización de la arcilla mediante las técnicas de tapial y de adobe, junto al macizo de tejar, lo que confiere al conjunto un aspecto uniforme en color y textura de una tonalidad ocre o de color tierra, característico de los pueblos de barro” 3
Aun sin ánimo de juzgar de manera demasiado severa una argumentación que habrá sido extraída de una memoria más más amplias y de carácter territorial. Vid. J. L. LALANA SOTO y V. PÉREZ EGUÍLUZ, 2014, “Could ‘standard protection’ become a problem in itself? Safeguarding historic areas in a context of economically limited resources”, en La strategia della Conservazione programmata. Proceedings: Preventive and Planned Conservation Conference, Monza-Man Nardini, 2014, pp. 33-44. También, en este mismo libro, L. SANTOS Y GANGES, “Grajal y su planeamiento. Epílogo urbanístico-patrimonial”. Acuerdo 240/2007, de 22 de noviembre, de la Junta de Castilla y León, por el que se declara Grajal de Campos (León), Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico (BOCyL de 28 de noviembre de 2007; BOE de 2 de enero de 2008). 3
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amplia, y mucho menos para poner en duda una declaración efectivamente merecida, nos gustaría matizarla con alguna definición más correcta para la villa y su territorio, así como acompañarla de un enfoque o criterio que integre nuevas figuras y fórmulas de interpretación del Patrimonio Cultural. En este sentido, creemos que, en su presentación, la identidad de la localidad queda tergiversada por el empleo de valores relativos ajenos a su contexto, así como de parámetros administrativos que nada tienen que ver con su realidad geográfica, histórica o cultural. La etiqueta de “pequeña población”, quizás inocente o referida a un contexto de escala amplísima pero impertinente, resulta desafortunada y prejuiciosa en el cuerpo de una declaración cultural, pues Grajal siempre ha sido una localidad grande en relación a las de su entorno; en el contexto de ese extremo de la Tierra de Campos, y sin parangón con cualquiera de las –aldeas– del vecino Páramo extendido del otro lado del río Cea, con la excepción de la monástica Sahagún4. Y, de la misma forma, la adscripción de Grajal de Campos a la ficticia y política comarca de “Cea-Campos” conlleva su deslocalización fáctica de tres ámbitos que conforman su contexto: la Tierra de Campos –su comarca natural e histórica, aunque supraprovincial5–, su peculiar ubicación en el vértice noC. CALLADO COBO, J. PÉREZ GIL y J. J. SÁNCHEZ BADIOLA, El mito de Tierra de Campos. Ensayo en torno al disimetrismo del río Cea, León, 2003.
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Sobre la Tierra de Campos, vid. J. GONZÁLEZ GARRIDO, La
Caracterización patrimonial del conjunto histórico de Grajal de Campos
roccidental de la misma (y en el espacio de frontera del reino de León con el de Castilla) y su relación con el medio y figurantes vecinos6, lo que implica poco menos que omitir y negar buena parte de los factores que configuraron su realidad histórica y cultural.
Grajal de Campos en el vértice noroccidental de la Tierra de Campos.
Por otra parte, la acertada identificación de ese señorío como configurador Tierra de Campos. Región natural, Valladolid, 1941; P. PLANS SANZ DE BREMOND, La Tierra de Campos, Madrid, 1970; A. VACA LORENZO, “La Tierra de Campos y sus bases ecológicas en el siglo XIV”, Studia Historica. Historia Medieval, nº 10 (1992), pp. 149-186; C. CALLADO COBO, J. PÉREZ GIL y J. J. SÁNCHEZ BADIOLA, Op. cit. J. PÉREZ GIL y J. J. SÁNCHEZ BADIOLA, “El paisaje cultural del monasterio de Sahagún”, Alfonso VI y su legado. Actas del Congreso Internacional, León, 2012, pp. 347-382.
importante de la morfología urbana y sus principales monumentos, aun con las matizaciones que cabría hacer sobre la plaza mayor así entendida, se queda un poco corta (probablemente por su carácter de resumen) para explicar y hacer entender el valor cultural de Grajal desde posiciones más integrales o de escala más amplia, como la de sus paisajes urbano y cultural. Y, a este respecto, la identificación de su arquitectura popular con determinadas técnicas constructivas y el pintoresquismo de los “pueblos de barro” no creemos que resulte del todo exacta ni conceptual (por primar unos valores formales e históricos sobre los antropológicos y actuales7) ni semánticamente (por cuanto ese “ladrillo macizo de tejar” se corresponde con las casas –poco populares– de las clases más acomodadas, que poco tienen que ver con las viviendas de adobe de pequeños labradores y jornaleros). Dicho esto, ¿dónde radica el valor patrimonial de Grajal de Campos? Obviamente, la actual villa de Grajal es el resultado de toda su secuencia histórica y de la comunidad que la sigue alimentando. En este sentido, sus valores culturales son múltiples y heterogéneos. Sin embargo, cuando nos referimos a un “conjunto histórico” advertimos su carácter de unidad, que la Ley 12/2002 interpreta como “agrupación de inmuebles… condicionada por una estructura física representativa de la evolución de una
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J. PÉREZ GIL, ¿Qué es la arquitectura vernácula? Historia y concepto de un Patrimonio Cultural específico, Valladolid, 2016.
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J. Pérez Gil y J. L. Lalana Soto
Grajal de Campos. Calle Mayor a mediados del siglo XX (foto col. J. Torbado Franco - Universidad de Valladolid.
comunidad, por ser testimonio de su cultura o constituya un valor de uso y disfrute”8, y que en el caso de Grajal pasaría por representar un caso paradigmático y excepcional de la plasmación de la ideología y esquemas nobiliarios y renacentistas sobre el conjunto urbano. Sin restar importancia a todos los valores que la constituyen –históricos y conSegún la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural de Castilla y León, art. 8, 3c: “Conjunto histórico: la agrupación de bienes inmuebles que forman una unidad de asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física representativa de la evolución de una comunidad humana, por ser testimonio de su cultura o constituya un valor de uso y disfrute para la colectividad, aunque individualmente no tengan una especial relevancia. Asimismo, es conjunto histórico cualquier núcleo individualizado de inmuebles comprendidos en una unidad superior de población que reúna esas mismas características y pueda ser claramente delimitado”.
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temporáneos, materiales e inmateriales–, la villa no sólo es la contenedora de una serie de soberbios monumentos como el castillo o el palacio –reconocidos como “monumentos histórico-artísticos” desde 19319–, sino que los más destacados fueron impulsados por los señores de la misma en un corto espacio de tiempo (siglo XVI) y como parte de un proyecto más amplio de intervención urbana. Ahí radica su especificidad, la singularidad que nos invita a diferenciarlo; en presentarse como un magnífico testimonio de la plasmación de unos planteamientos ideológicos paradigmáticos sobre una localidad que fue profundamente transformada 9
Gaceta de Madrid, nº 255, 4 de junio de 1931, p. 1183.
Caracterización patrimonial del conjunto histórico de Grajal de Campos
por esos principios. Para su estudio habría que atender a varias escalas, desde la inmediata que afecta al monumento singular, pasando por la urbana que conforma el conjunto, hasta la territorial que antes comentábamos. Todas ellas requieren un gran esfuerzo investigador e interdisciplinar, pues están interrelacionadas, contienen lecturas simultáneas y, además, hay que ofrecer estas últimas superando las inexorables pérdidas y cambios que se han operado a todos los niveles. En este sentido, a pesar de la despoblación y del aparente estatismo que pudiera atribuirse a la villa y territorio de Grajal, como si nada hubiera cambiado desde hace dos siglos, lo cierto es que, en una escala comarcal, su paisaje histórico ha sufrido severas transformaciones. Asentada en la pintoresca y literaria Tierra de Campos, aunque, como hemos advertido, en su vértice noroccidental (con las peculiaridades que implica su situación de borde con el Páramo, sus relaciones históricas unidireccionales hacia Sahagún-León –centrífugas con respecto a la Tierra de Campos u otras localidades cercanas como Villada– y la vecindad del Valderaduey, río sin duda raquítico, pero sin parangón en el resto de la comarca), el entorno de la villa ha cambiado sustancialmente, hasta el punto de borrársele algunos de los elementos que antes lo caracterizaban. Así, el citado Araduey fue artificialmente encauzado el siglo pasado para bien de sus temibles crecidas, pero a costa de sustituir su curso serpen-
teante, e incluso algunos de sus elementos de explotación –como los molinos–, por un diseño de tiralíneas que le convierte más en canal que en río.
Río Valderaduey desde Grajal. Al fondo, Sahagún, La Requejada y la cordillera cantábrica.
Asimismo, la crisis del cereal, que minó el histórico potencial económico terracampino, y las posteriores concentraciones parcelarias han cambiado sustancialmente la extensión y tipo de fincas y cultivos. De la misma forma que la filoxera primero, y las cuotas después, redujeron el cultivo de la vid a una parte testimonial, cuando históricamente pugnó con el cereal por la hegemonía de los campos, como aun nos recuerda la villa subterránea que subyace en forma de bodegas bajo el caserío10. 10 Sobre el vino y las bodegas en Grajal, remitimos al trabajo, en este mismo libro, de V. Jimeno Guerra y J. Pérez Gil, “El vino y la villa subterránea: las bodegas de Grajal de Campos”.
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J. Pérez Gil y J. L. Lalana Soto
Panorámica de Grajal de Campos.
Ese hecho es sumamente relevante para el entendimiento de la historia y cultura de Grajal, pues marca una diferencia estructural con respecto a la tónica general de la Tierra de Campos, y su singularidad en la misma. Los datos recogidos por Yun Casalilla para 13 localidades de la comarca a mediados del siglo XVI, exceptuado el peculiar caso de Medina de Ríoseco, ofrecen un promedio de 4.320 cargas de cereal en cada una de ellas, de las que 2.580 eran de trigo. Sin embargo las cifras de Grajal son sensiblemente inferiores: 2.800 cargas de cereal y 1.800 de trigo. Y si se cotejan los resultados con el vecindario, resulta que frente a las 107 fanegas de todo pan por vecino de la media terracampina, en Grajal sólo se producían 33,7 por vecino; y frente a las 68 de trigo de
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la comarca, 21,611. Por el contrario, en cuanto al vino, a mediados del siglo XVI Grajal producía 40.000 cántaras, muy lejos de las 6.300 que promediaba el resto, lo cual se traducía a su vez en una ratio de 120,5 por vecino, frente a las 37 que mediaban el resto de localidades productoras. Así pues, esta especialización vitivinícola de Grajal resulta fundamental para entender sus estructuras económicas, y aun las sociales, como deja bien patente el hecho de que más de la tercera parte de las Ordenanzas concejiles, que regulaban las relaciones sociales y vida cotidiana de sus vecinos, estaban dedicadas de manera directa o indirecta al cultivo de la vid y la producB. YUN CASALILLA, Sobre la transición al capitalismo en Castilla. Economía y sociedad en Tierra de Campos (1500-1830), Salamanca, 1987, pp. 136-144.
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Caracterización patrimonial del conjunto histórico de Grajal de Campos
ción y comercialización del vino. La recuperación del vino como activo económico y no sólo como recurso familiar se está materializando los últimos años. Todo lo contrario que las encinas, que en 1519 Hernando de Vega ordenó inventariar para su protección. De las 571 que entonces se contaron en el término de la localidad12, salpicando sus vistas, todavía a mediados del siglo XVIII eran 400 “que están bien divididas en diferentes heredades labrantías de vezinos desta villa como en la circunferencia de una legua”13, las cuales eran cortadas de manera sostenible cada 15, 20 o 30 años y generaban anualmente al conde seis carros de leña. Sin embargo, muy pocas han llegado a nuestros días. Y algo parecido podríamos decir del ganado, en concreto del ovino, al que tanta atención se le dedicaba en las antiguas ordenanzas, y que durante la Edad Moderna tuvo en Grajal cierta importancia, a diferencia de lo que sucedía en la mayor parte de la comarca terracampina, donde su incidencia económica era escasa14. Junto a estas pérdidas, las infraestructuras viarias y de transporte también han modificado el paisaje de Grajal y su condición de medio para aproximarse a la villa y reconocerla. El antiguo camino de Sahagún 12
ACDA, nº 200, leg. 8, nº 20.
Libro primero de seglares vecinos desta villa e Graxal de Campos, fol. 14. La fuente de estas respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada es un ejemplar fotocopiado gentilmente cedido por don Vicente Encinas a la investigación.
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B. YUN CASALILLA, Op. cit., pp. 138-139.
Encinas en los campos de Grajal, vestigio de un paisaje anterior.
(actual CL-613) ha mantenido su trayecto, variando tan sólo ligeramente el paso sobre el Valderaduey a causa del nuevo puente y la desaparición de las acacias que el siglo pasado flanqueaban su desembocadura en la villa. Sin embargo, el tren ha forzado alteraciones mucho más radicales, desde las que conlleva la propia infraestructura viaria (la del ferrocarril en el siglo XIX y la del AVE en el XXI) hasta la presencia de la estación, que dio lugar a finales del siglo XIX a la única expansión industrial y urbana de la villa en los últimos cuatro siglos, con la formación del nuevo barrio de la Estación y su conexión con el casco urbano a través de la calle homónima. Y sin olvidar la nueva forma de llegada, aproximación y tránsito que aportó al forastero, muy distinta a la tradicional caminera que, en cualquier caso, tampoco se ha mantenido fija, pues, a pesar del escaso desarrollo urbanístico, la desaparición de
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J. Pérez Gil y J. L. Lalana Soto
Grajal de Campos en el contexto del coto de la abadía de Sahagún (Pérez Gil y Sánchez Badiola, 2010)
algunos hitos que enmarcaban las visuales de acceso a la villa (como el viejo cementerio situado a la sombra del lienzo norte del castillo, o las eras que se extendían a la entrada desde Sahagún), junto a las feas injerencias modernas que perturban las vistas en los bordes, han terminado por redibujar un paisaje sobre el que se hace más difícil discernir los testimonios del pasado. No obstante, tanto en esa escala territorial como en la urbana todavía pueden leerse todas esas teselas
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del patrimonio territorial y esos relatos del palimpsesto cultural, si se reconocen los códigos con que se escribieron. Y eso es precisamente lo que pretende aportar este libro. Referido a esa primera escala más amplia, Luis Santos, entrelazando Geografía, Urbanismo e Historia, ha urdido para esta obra colectiva un análisis que, además de ejemplar, resulta necesario para contextualizar correctamente el resto de discursos. El en-