1. INTRODUCCIÓN El presente estudio se enmarca en la disciplina de la Epigrafía, ciencia que analiza las inscripciones en su integridad, atendiendo a sus caracteres externos e internos, tal y como define don Joaquín María de Navascués: “La inscripción es, pues, como todo escrito, un cuerpo físico en el cual se funden en un solo ser la escritura y su soporte, el cual es a su vez la expresión plástica de un lenguaje y de un pensamiento”1. Sin olvidar, además, que la Epigrafía atiende también a otro tipo de cuestiones como son los caracteres funcionales, la génesis, la traditio, etc. Por tanto, y partiendo de la premisa de que las inscripciones son el testimonio escrito de un personaje, hecho o pensamiento, nos sumergimos en este estudio para intentar comprender de una manera más completa el modo de trabajo de un determinado taller epigráfico ligado al taller escultórico de Sebastián de Toledo. De este modo, nos centraremos en la conscriptio2 de las diferentes inscripciones presentadas, a fin de mostrar posibles relaciones (o diferencias) epigráficas entre ellas. El maestro Sebastián de Toledo fue un escultor que desarrolló su obra a finales de la Baja Edad Media e inicios de la Edad Moderna; contratado por la nobleza y ligado a la casa del Infantado, sus trabajos han sido valorados tanto desde un enfoque artístico como histórico, poniendo en valor el legado de una nobleza que exigió sus servicios3. Sin embargo, no se ha realizado un estudio independiente de las inscripciones existentes en las esculturas de su taller, por lo que se carece de un análisis de los caracteres externos y de la escritura. Estas inscripciones son muestra de una nobleza en alza, deseosa de ser representada para la posteridad en
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