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2.3. Problemas de la alfabetización mediática de padres y madres de adolescentes
from EVALUACIÓN DEL NIVEL DE ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LOS PADRES DE ADOLESCENTES EN SANTO DOMINGO
by Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Santo Domingo PUCE SD
Con respecto a los contenidos enviados y recibidos por WhatsApp, una app de mensajería instantánea, los padres, en el marco de la comunicación con los centros educativos de sus hijos e hijas infantes y adolescentes, usan esta red para establecer conversaciones con los profesores, pero además también comparten información de bulos, siembran dudas y propagan rumores, generando infoxicación mediática entre ellos mismos (Martínez-Hernández et al., 2017), es decir, entre los grupos de padres y madres de familia. Es así que, para Morejón-Llamas (2020) en las redes sociales hay un empleo constante de bots y fake news que logran desinformar, y en WhatsApp es donde hay mayor cantidad de bulos y tienen mayor alcance.
En cuanto a contenidos y plataformas de entrenamiento como YouTube, Netflix, HBO, Disney plus y demás, en Ecuador, de acuerdo con Arias & Guayguacundo (2019), una gran parte de los adultos no consumen ni adquieren las versiones pagos de estos servicios, por lo que YouTube, al ser una plataforma gratuita, es la más usada por este grupo de personas para entretenerse en familia o personalmente.
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Por otro lado, en países latinoamericanos como Colombia, los contenidos web que consumen los padres con relación a la educación de sus hijos es relevante, puesto que el 40.5% usa internet para buscar información sobre las unidades educativas de sus hijos e hijas y el 36.4% buscan consejos para padres (Muñetón et al., 2015).
2.3. Problemas de la alfabetización mediática de padres y madres de adolescentes
La cantidad de datos y variedad de medios para acceder a la información es cada vez mayor, más inmediata y menos corroborada, a tal punto que esta fluidez de contenido dificulta el acceso a información verificada (López Rico et al., 2020), generando lo que Flood (2016) reconoce como la posverdad, materializada en procesos de infodemia o infoxicación (OMS & Zarocostas, citado de Morejón-Llamas, 2020). Fenómenos que durante la crisis por COVID-19 se asentaron aún más, y fueron consumidos por un gran número de
adultos, a través de redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp (Salaverría et al., 2020).
El problema de esta sobreinformación es que, tanto adultos como niños y adolescentes no tienen la capacidad para entender la información y usar de manera crítica y responsable los medios de comunicación (Besolí, 2018). Aspecto que se acentúa en los padres y madres, quienes, según Ramírez-García et al., (2020), tienen un interés moderado con respecto al manejo de dispositivos móviles, y a la par reconocen no tener una adecuada preparación para enfrentarse a los medios digitales que sus hijos manejan (Empantallados, citado de Romero, et al., 2021).
La diferencia de capacidades sobre el manejo de la tecnología entre progenitores e infantes se reconoce bajo el nombre de brecha digital por generación o edad, ya que son las generaciones más jóvenes de nativos digitales los más vinculados y habilidosos en el área de las TIC (Calderón, 2021). Como lo asevera Navarro (2010), al hacer mención sobre la falta de alfabetización digital de padres de familia ante la realidad multipantalla actual, en cuanto al manejo de móviles, internet y videojuegos, lo cual revela la falta de capacidades de las generaciones anteriores a los nativos digitales. Igualmente, para Romero et al. (2021), el problema principal de la existencia de esta brecha entre padres e hijos es la diferencia de niveles en cuanto a competencias, puesto que los padres deberían poder direccionar a sus hijos, en el uso y consumo crítico y responsable de los medios (GonzálezFernández et al., 2019).
Es así que, de acuerdo con López-De-Ayala et al. (2019), los padres presentan grandes dificultades para conocer las actividades online de sus hijos, a medida que la tecnología sigue evolucionando; así también lo demuestra una investigación argentina, que determinó que los padres de niños de entre 4 y 18 años, tienen pocos conocimientos sobre lo que sus hijos hacen en la red, subestimando los riesgos que este manejo implica (Lobe et al., citado en Sánchez, 2017). Y para los jóvenes tener un perfil y acceso a las redes
sociales es más que una opción de ocio. Como lo definen González-Fernández et al. (2019), se trata de una obligación para estar en sintonía y contacto con sus iguales.
En contraste, los padres opinan que las redes sociales son elementos de desconcierto laboral y formativo (Ruiz-Corbella & De-Juanas, 2013), lo que sumado a sus carencias de habilidades sobre el manejo de las TIC y el internet genera desconexión en el núcleo familiar. Sin embargo, a pesar del desconocimiento por parte de los progenitores y la existencia de preocupaciones propias sobre el uso y consumo de contenidos digitales por parte de sus hijos, los adultos argumentan no tener tiempo para sugerir, vigilar, reflexionar y usar en compañía de sus adolescentes los medios digitales, puesto que también se sienten incapacitados (González-Fernández, et al., 2019).
Es así que, según Cortés et al. (citado de Romero et al., 2021) el no saber sobre los comportamientos online de los menores implica en muchas ocasiones que estos desarrollen conductas inapropiadas como el ciberacoso, ciberbullying y agresiones entre ellos mismos.
Con respecto a los conocimientos que los padres y madres tienen sobre los medios, desde los analógicos como la Tv y la radio hasta los más actuales, González-Fernández (2019) menciona que estos son amplios y diversos en padres españoles, aunque este grupo presenta constantes incertidumbres y dudas respecto a la utilización de los medios más modernos, más que nada los vinculados con la nube y las redes sociales como Facebook y Twitter, ya que no tienen conocimientos sobre dónde estarán desplegados los datos que ellos comparten y qué protecciones legales tienen (Joyanes, 2009).
A pesar de lo anterior, autores como Holzer (2017) mencionan que en la práctica de sharenting los padres comparten información personal y de sus hijos, fotos, videos de familiares y demás productos digitales en la red, sin medir el alcance de sus publicaciones, puesto que no tienen conocimiento sobre esto. Es así que, en promedio, los progenitores tienen 295 contactos en redes sociales como Facebook, de los cuales solo el 10% son verdaderos amigos, y el 50% son personas conocidas a las cuales se les permite el acceso a sus publicaciones y en algunos casos, bajo el desconocimiento de bloqueos, los padres
autorizan que los amigos de amigos, e incluso todo el mundo red pueda ver su información y publicaciones red.
En cuanto a los contenidos educativos de internet, Sarkadi & Bremberg (citado de Vaquero et al., 2019) diagnostican que los padres y madres suecos perciben a la web como una herramienta de apoyo para la educación de sus hijos en la que deberían incluirse los padres. Sin embargo, según Suárez & de la Villa Moran (2016), a los progenitores y tutores de niños y adolescentes les resulta una actividad complicada la búsqueda de información educativa, por lo cual una parte de ellos abandona su exploración. Por esa misma línea, Arias & Guayguacundo (2019) diagnostican que, en el manejo de internet, los padres ecuatorianos poseen problemas para realizar búsquedas mediante imágenes, otros buscadores y por audios, e igualmente tienen conflictos para descargar contenidos.
Garmendia et al. (2019) determinan que la edición de contenidos también resulta dificultosa para los padres y madres de familia, por lo cual comparten en su mayoría elementos web ya editados, y así también, de acuerdo con Suárez & de la Villa Moran (2016), quienes presentan menos habilidades en el manejo de internet y creación de contenidos son las madres de familia, pese a ser usuarias más activas en redes.
Por otro lado, con respecto al uso del teléfono inteligente en aspectos cotidianos, Arias & Guayguacundo (2019) hacen mención a que los adultos, al menos de Ecuador, no conocen ni usan todas las aplicaciones de sus móviles, puesto que funcionalmente manejan en mayor medida los mensajes y llamadas. Como tal, este desconocimiento se acentúa en la población rural, la cual según datos del Enemdu (2010), el 30% presenta problemas relacionados con el analfabetismo digital. En cuanto a aplicaciones de compra y venta, los progenitores ecuatorianos evitan utilizar este tipo de herramientas, por el miedo infundido a los ciber-robos o ciberdelitos (Arias & Guayguacundo, 2019).