De confinamientos modernos En la genealogía de la modernidad dominante, particularmente desde el tránsito del siglo XIV al XV, constituyen un hecho transversal los confinamientos de seres humanos a diversas escalas espaciales y de distinto tipo, que van desde las factorías cárcel, pasando por los barcos negreros, los campos de concentración, los homelands o bantustanes y las reservas raciales. El hecho central de la modernidad esclavista fue la captura, desterritorialización y traslado de aproximadamente 10 o 12 millones de africanos, durante más o menos 300 años (aproximadamente entre los siglos XVI-XVIII), quienes fueron reducidos a la condición de esclavizados, acto posibilitado o justificado a partir de un corpus retórico que, en esencia, tornaba en bárbaros, salvajes e inferiores a los miembros de las más diversas comunidades africanas. Estas dimensiones globales, en cantidad y en tiempo, nos permite vislumbrar los niveles de rentabilidad de la esclavitud en los procesos de acumulación de capital a distintas escalas, aun con todos sus variaciones positivas y negativas en los ciclos económicos productivos y mercantiles. Los millones de seres esclavizados transformados en mercancías humanas formaron parte integral de la génesis global del capitalismo a partir de sus primeras fases constitutivas.
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