A 1 . 4 3 5 m e t r o s p o r s e g u n d o 1 3 ª E D I C I Ó N M a r i a A l e ja n d r a S a r m i e n to A m a r i l l o
Meto la cabeza bajo el agua y escucho solo el tambor de un latido en mis tímpanos. El agua mece mi cabeza, y, con los ojos cerrados no puedo pensar en otra cosa que no sea el latido Se acelera, como cuando subo las escaleras, o como cuando me siento a escribir un poema Y no sé nunca si podré terminarlo, o si lo seguiré escribiendo hasta que se me acabe la página, la mesa, las paredes de la casa, los dedos, las manos, el antebrazo, y termine poniendo tildes con los ligamentos de los hombros.
Luego se pone lento, lento
como un paciente sentado en una cama que decide morirse, pero los pulmones no lo dejan y late otra vez como por sorpresa, casi, como si no quisiera, porque no quiere, pero todavía no puede y el latido pasará la noche
Antes del próximo latido, tengo que sacar la cabeza