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El salario mínimo y la reforma laboral: que la falta de rigor no te nuble la empatía

Juliana moraD acero*

EL SALARIO MÍNIMO Y LA REFORMA LABORAL: QUE LA FALTA DE RIGOR NO TE NUBLE LA EMPATÍA

Hay dos temas del entorno laboral a los que debemos hacer seguimiento y que debemos analizar rigurosamente desde la academia: la reforma laboral que presente el Gobierno y la fijación del salario mínimo. Sobre la reforma laboral se han realizado algunas reuniones presididas por la ministra de Trabajo y se han exaltado algunos de los más de 18 proyectos de ley que actualmente cursan ante el Congreso. Para analizar las diferentes medidas, desde el Observatorio Laboral de la Javeriana hemos propuesto diferentes filtros: un análisis constitucional y, desde la reivindicación de derechos de ciertos grupos, uno desde su impacto económico y otro desde su Debemos ser pertinencia dados los grandes y centracuidadosos y les problemas que prioritariamente depausados al bemos atender como país: el desempleo celebrar reformas y la informalidad. laborales que Desde el primer filtro, se deben celepueden generar brar las reformas que se planteen para mayores costos facilitar y promover la superación de o un incremento brechas de acceso al trabajo y de mejosalarial res condiciones laborales en favor, por desproporcionado. ejemplo, de las mujeres. Sin embargo, resulta muy importante extremar cuidados para que las nuevas normas no terminen convirtiéndose en mayores costos para la contratación de mujeres y, por tanto, en nuevos obstáculos. Este filtro nos permite vislumbrar, además, que hay sectores que han brillado por su ausencia como los migrantes venezolanos, que son los más vulnerables en el mercado de trabajo. De cara a su impacto económico, es necesario atender los datos macroeconómicos del país. La histórica informalidad que llega incluso a superar el 60% en las ciudades y el 80% en las áreas rurales; y las características de sus empleadores que en un 70% son Mipymes. Allí, resulta crucial que los tomadores de decisiones públicas consulten estudios que han analizado el impacto de reformas laborales en la generación de empleo, en la reducción de la informalidad y en el mejoramiento de las condiciones laborales. De estos, se puede inferir que ha sido la flexibilización de algunos costos como los tributarios, parafiscales y algunos laborales los que han generado un impacto positivo en el mercado de trabajo: en el empleo, en la formalidad y en mejores condiciones laborales. Resulta, por tanto, muy importante exagerar la cautela al momento de imponer nuevos costos que podrían generar mayores brechas y perjuicios a los más vulnerables que NO son los trabajadores formales.

Dicho esto, consideramos que estos filtros nos ayudarán a analizar críticamente las propuestas laborales del Gobierno. La pregunta a la que podemos llegar y que nos puede facilitar el ejercicio de análisis debe ser: ¿nos sirve para superar la informalidad y el desempleo? Si la respuesta es no, la propuesta debería rechazarse.

Ahora bien, el salario mínimo es otra variable que puede impactar positiva o negativamente el mercado de trabajo. Allí debemos también extremar nuestra cautela y consultar los estudios colombianos que, a lo largo de la historia, han analizado el impacto del salario mínimo en el mercado laboral y la pobreza de nuestro país. Al consultarlos estos coinciden en señalar que un gran incremento se asocia con el desempleo y la informalidad, a pesar de que erróneamente se defiende este incremento indicando, sin hallazgos y sin evidencia, que se genera una mayor demanda agregada y mejores efectos redistributivos. Y como si este negativo impacto no fuese suficiente, su incremento se ha asociado también con un aumento en los precios, en la inflación, con la reducción de la contribución vía impuestos y con la reducción de aportes al Sistema de Seguridad Social en salud y pensiones. Y a pesar de que esto resulta tan alarmante, su incremento, según diversos estudios, además ha afectado en mayor medida a los hogares más pobres.

En síntesis, debemos ser cuidadosos y pausados al celebrar reformas laborales que pueden generar mayores costos o un incremento salarial desproporcionado y que, ante un lector distraído, se muestran, aparentemente, como protectoras de los más vulnerables. Allí debemos tener muy presente lo siguiente: qué el privilegio no te nuble la empatía. O mejor, qué la falta de rigor o la distracción, no te nublen la empatía

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