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Cuna es destino?
Guillermo Itzamná Platas Jiménez guillermop.cchnaucalpan@gmail.com
Responsablemente libres
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Miranda, John William Waterhouse, 1916.
Involucrada en el caminar de la humanidad, la libertad, no es ajena a sus logros y fracasos, a su desarrollo como a sus dificultades, a sus anhelos y sus desilusiones; en fin, todas las vicisitudes y las oportunidades que se dan en la vida.
No podemos hablar de libertad sino se habla en mismo sentido de responsabilidad, una va con la otra a la par. Una persona es libre tanto como es responsable. Pero, la responsabilidad, a su vez, implica prudencia, inteligencia, honestidad, sensatez, entre otras características.
La vida está sujeta a cambios constantes, no es fija, no es permanente no siempre es igual; lo estamos viviendo ahora, es una época de cambios. Ciclos comienzan, ciclos acaban. El fin de algo da siempre lugar al inicio de algo nuevo. El pasado, lo viejo, llega a su término y comienza otro evento distinto que se presenta como una nueva oportunidad, la cual, a su vez, tiene su plazo, no es vigente para siempre, por eso, una vez que se realiza, deja de ser oportunidad y se convierte en realidad. Así la dinámica de la historia.
Estos cambios son oportunidades, oportunidades de llevar una vida exitosa y plena, y estos cambios son
necesarios para avanzar, mejorar, tal vez corregir o ajustar, esto implica movimiento permanente que exige el crecimiento personal en todos los ámbitos y sentidos. Así que no hay que permitir que las modificaciones nos desilusionen sin importar cuán duros sean, pues son necesarios para madurar, aprender y vivir, es decir, como momentos oportunos, que hemos de aprovechar en libertad. A pesar de todo ello, tenemos la libertad de crear planes en nuestras vidas y trabajar para cumplirlos, esa libertad nos permite dar dirección a nuestras vidas.
Un capitán de su barco llega a su destino si conoce su nave y sabe cómo guiar a sus marineros; si está familiarizado con el mar y está seguro de su destino; si elige la ruta adecuada y puede vencer los problemas en la travesía. Tenemos la libertad para decidir el destino de nuestra vida, para hacerlo necesitamos conocernos a nosotros mismos, analizar la realidad y optar por los medios oportunos.
Por otra parte, el autoconocimiento (consecuencia de la aceptación de uno mismo) es un determinante que favorece la madurez y el desarrollo integral, pues permite tener relaciones positivas y constructivas con las personas y nuestro alrededor. Así entendemos que
Mazeppa, Emile Jean Horace Vernet, 1826.
nuestro destino se juega en un presente definitivo, libre y responsable mediante acciones muy concretas de cada día.
La libertad tiene conexiones desde lo que eres hoy y hacia lo que quieres ser y hacer en el futuro, lo que implica anticipar o proveer tu porvenir responsablemente. La responsabilidad manifiesta las intenciones individuales, toda persona es libre de llevar su vida exitosamente o de caer en momentos y actos negativos, cada uno realiza sus planes, pero dependerá de la responsabilidad de cada uno para lógralos de manera exitosa. No estamos exentos de perder el camino, de perder las oportunidades y perder el orden de nuestras vidas.
En otro orden de ideas, Decían los romanos “Serva ordinem et ordo servabit te”. Es decir, “Guarda el orden y el orden te guardará”. Esta afirmación podría ser considerada como base del comportamiento humano capaz de atraer el verdadero éxito en la vida y de proporcionar la felicidad a la que todos aspiramos. Por nuestra libertad no podemos exigir orden fuera de nosotros, si no ponemos orden a nosotros mismos, esto es la responsabilidad. Pues, por un lado, la naturaleza en sus manifestaciones más genuinas se mueve ordenadamente siguiendo sus propias leyes; y, por otro lado, si en el mundo hay desorden, se debe a la intervención irresponsable del ser humano.
Es fácil perder el orden y caer en actos sin tener conciencia de sus consecuencias negativas. ¿Qué tan consiente y responsable somos sobre la dirección de nuestras vidas? ¿Qué hacemos para fomentar y hacer el bien y superar los que dañan nuestra dignidad humana y la de los demás?
Recordemos que la libertad termina en el momento en el que la utilizamos para hacer daño a los demás. Nuestra libertad termina cando pretende justificar el no seguimiento de las leyes. Esto no es libertad, sino hacer un uso inadecuado de lo que en verdad quiere decir esta palabra.
Sin responsabilidad, es fácil perder la libertad, puesto que nos regimos por leyes naturales y sociales, al quebrantar cualquier tipo de límites o leyes, se pierde el sentido, el camino e, incluso, la libertad que nos lleva a seguir dirigiendo nuestra vida. A veces las personas, especialmente los jóvenes, buscando la libertad y autenticidad, cometen imprudencias que pueden dañar fuertemente su vida y la de otros. Antes de emprender una acción arriesgada o romper una norma social, debemos preguntarnos si las razones son valiosas y si pudieran tener consecuencias negativas en alguien más.
A manera de ejercicio, podemos señalar sólo algunas de las consecuencias negativas por falta de responsabilidad, valores y de una libertad sin sentido de cada uno, comportamientos que nos están inquietando y angustiando y nos urge resolver, a partir de lo que venimos arrastrando de hace tiempo:
Escaso interés por una educación integral. Mucha información y poca formación. Bajo interés por conocer y poner en práctica valores más elementales: vida, felicidad, servicio, justicia, honestidad, solidaridad, amor, verdad, respeto, paz y responsabilidad. Cinismo y desvergüenza en los diferentes ámbitos de la sociedad, especialmente el político. Menos ricos cada vez más ricos, más pobres cada vez más pobres. Poco interés por el bien común. Un mal desorden social, económico y político que tiene su origen en la familia cada vez más descuidada en sus relaciones más íntimas y nobles.
Analicemos estas problemáticas y actuemos ante ellas. Pensemos en los demás como en nosotros mismos. Aceptemos los cambios y aprovechemos las oportunidades, no dejemos de planear, no dejemos de actuar libre y responsablemente. La libertad es inherente a la vida, pero recordemos que se puede perder.