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Al adagio el pintor nace

Universitaria: quedé admirado de las Islas, la Biblioteca Central, el Estadio Olímpico, las facultades. Sin embargo, lo que captó mi atención, fue detenerme ante la gran Torre de Rectoría y admirar el mural que descansa a sus pies. “El Derecho a la Cultura”, dos manos entrelazadas que simbolizan el esfuerzo por tener acceso a ésta y, encima de ellas, una mano que, sujetando un lápiz apunta a las fechas más importantes en la historia de México. Para quienes no han tenido el placer de apreciarlo, estas fechas son: 1520, la llegada del viejo mundo a suelo americano; 1810, el inicio de la lucha de Independencia; la Constitución liberal de 1857; la Revolución Mexicana en 1910. Al final, Siqueiros colocó un “19??” con un color rojo, pues representa la próxima fecha de importancia histórica para México como las anteriores. ¿Otra revolución acaso? Interpretar el mural no es difícil, lo difícil es interpretar cuál es la fecha que debería de estar supliendo esos signos. Desde la primera vez que lo vi, hasta ahora que la cotidianidad de pasar casi a diario lo ha grabado en mi mente, siempre me viene a ella que ambos signos deberían ser suplidos por un “68”. Claro, hablo a título personal ya que puede haber discrepancia; cada uno de nosotros como universitarios y mexicanos, tenemos una construcción de nuestra historia y sabemos cuáles son las fechas más relevantes a nuestro criterio. Sin embargo, este número representa algo más que un año, algo más que una fecha: nos encontramos hablando de la libertad; una facultad, un derecho, un estado, una condición que sin duda puede ser el valor humano más preciado que tengamos. Sólo aquellos que han sido privados de ella, pueden entender el valor tan grande del que hablo, ellos y quienes han luchado por ella. Es muy romántico hablar de libertad como un derecho nato que se nos otorga al momento de existir, sin embargo, nuestra historia difiere en ello. Claro que no hay nada mejor que pensar que los derechos son propios de la naturaleza del ser humano y anteriores a cualquier derecho establecido, mas debemos situarnos

Cristopher Estrada

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Libertad de expresión; El lápiz de Siqueiros

Recuerdo la primera vez que pisé Ciudad

estrada.cristopherd@gmail.com

en la realidad y como he mencionado, mirar en la memoria histórica. Un recuento de la lucha social, de nuestros ancestros, nuestros abuelos, generaciones pasadas que en sus condiciones, en su época, con sus métodos y a su manera, lucharon por aquellos derechos que se les tenían que ser reconocidos, derechos de los que hoy gozamos. En nuestra constitución, son los primeros 29 artículos nuestros derechos fundamentales, individuales o humanos. De esos 29, es el sexto en el que se consagra la

llamada “Libertad de expresión”, un pilar fundamental intolerancia, entró y ultrajó los recintos universitarios, del cual se construye y se basa la existencia de una pisoteando la libre expresión que, por cierto, es sociedad democrática y que ayuda concretar la visión de totalmente legítima. nación que está plasmada en la misma Constitución. Si El 68 fue el cisma de una sociedad conservadora, con hacemos un recuento es más que obvio el punto a donde prejuicios y estigmas que ciertamente no terminaría quiero llegar: la colonización fue el punto de partida ahí, mas se abriría una brecha generacional, donde de una nueva forma de vida, de una nueva sociedad los jóvenes serían la esperanza de un México nuevo. que necesitaba nuevas normas para su convivencia. Debemos recordar que no eran jóvenes envalentonados La constitución de 1857, fue una ley nueva para armados con palos y piedras apuntando a quien difiriera una nación que se encontraba herida, concebida del de su pensamiento y listos para incendiar el país, como levantamiento en armas y lista para dar inicio al periodo se pintó en ese momento. Eran letrados, eran los hijos liberal. En 1910 estalla la Revolución Mexicana, de de la máxima casa de estudios, eran un pequeño sector la cual el mayor producto fue la norma fundamental social que tenía acceso a la educación. Incluso siendo vigente que iba a integrar los “factores reales de poder”, pública y gratuita, no había una presión paternal por como define Ferdinand Lassalle al “conjunto de personas que estudiaran como la hay actualmente, era una o entidades privadas que se reúnen por un interés en iniciativa y un interés genuino por el conocimiento. común que tiene peso en sectores específicos de la Sus demandas no fueron una ocurrencia para acaparar sociedad”. Es por ello que nuestra público, no fueron una justificación para Carta Magna vigente fue la primera a atacar a la autoridad, mucho menos nivel mundial en incluir los “Derechos fueron mandaderos, ni vendidos, para Sociales”. México se convierte en el desestabilizar a la Universidad. Ese sí primer país que toma las exigencias fue un movimiento real. No sólo fueron sociales de la época y los plasma como la UNAM y el Politécnico, fueron más principios de su Constitución. de 70 escuelas de Baja California hasta Es aquí donde finalmente llego a Chiapas las que se sumaron al paro. mi fecha propuesta: no es que 1968 Fueron más de 150 mil estudiantes los haya llegado a reformar, modificar o que llegaron a estar en huelga. cambiar la norma, pues llevamos más No sólo me he enfocado en la UNAM por de un siglo con la misma, sin embargo, la comunidad a la que pertenecemos, o fue el hecho que marcó al país de la por la comunidad a la que me dirijo, sino manera más dura, fría y cruel, pero porque la UNAM ha sido, y es, el recinto al mismo tiempo, de la forma más de la discusión, del debate, del choque de ejemplar, heroica y admirable; dura, ideas, del conocimiento, de la diversidad porque nos mostró los alcances de de pensamiento. Fue la Universidad la intolerancia y la fuerza bruta, fría, la que cobijó y acuarteló a cientos de porque sumió al país y, principalmente jóvenes que salieron a defender su a la Ciudad, en una tiniebla de miedo, autonomía, su libre pensamiento y su tristeza y búsqueda de nombres que libre expresión, quienes en su defensa de jamás contestaron a su llamado y, la libertad, terminaron siendo privados cruel, porque fue inhumano y atroz lo Ophelia, John William Waterhouse, 1894. de la misma. cometido hace más de cincuenta años. Nuestra Universidad, y para nuestro caso Pero como mencionaba, también específico el Colegio, están cimentados fue ejemplar, puesto que fue la muestra para tantas en esa lucha, fueron esos jóvenes los que llegaron a las generaciones de cómo se debe defender un ideal, aulas de Universidad de la nación, los que llegaron a heroica, porque se actuó con valentía y no por un las aulas del Colegio de Ciencias y Humanidades y fin personal e individual, sino por algo de lo cual formaron una estirpe de jóvenes universitarios que sin seguramente no verían sus frutos y, admirable, porque duda siempre defenderán su libertad de buscar, recibir jamás podríamos ni como mexicanos, ni como jóvenes, y difundir su ideal, sin represión y sin fronteras. Pero ni como universitarios, terminar de agradecer y como todo derecho conlleva una obligación, lo harán corresponder a esa lucha que inició con letras y terminó con fundamentos, con ciencia, con humanidad, empero, con sangre. lo más importante y como hace más de cincuenta años, Fue igual que tantas luchas pasadas, no obstante, la ante todo con la razón, porque ni el puño más fuerte, diferencia es que no eran soldados, sino letrados, sin ni la bala más rápida, han podido apagar las voces armas más que sus libros y sus ideales. El campo de de libertad de esos jóvenes que aún retiemblan en la batalla, fueron las propias aulas y literalmente, porque Universidad y que le dictan al lápiz de Siqueiros: mil la fuerza bruta comandada por la ignorancia y la novecientos sesenta y ocho.

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