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EDUCACION INCLUSIVA

Alfabetización para los hijos de recicladores

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La fundación ”Cartoneros y sus chicos” ofrece distintos programas, tanto para niños como para adolescentes, y su objetivo es crear un espacio educativo y de contención para los hijos de los cartoneros.

Julieta Long

La Fundación Cartoneros y sus Chicos nace como una iniciativa de la empresaria suiza Renata Jacobs, hija del dueño de Jacobs Suchard, una de las fábricas de chocolate más importantes del mundo. Conmovida por la situación de los hijos de los cartoneros, Renata Jacobs decide hacer algo al respecto y comienza a trabajar con diferentes cooperativas. Es así como en 2011 conoce a Carlos Mansilla, presidente de la cooperativa Las Madreselvas, y se unen para armar este proyecto.

“Renata tenía el deseo de armar un espacio para los hijos de los carteros que además sea educativo, ahí es donde nace el proyecto “Mejor educación, mejor vida”, que es este espacio que funciona a contra turno de la escuela recibiendo a los hijos de los cartoneros”, comentó Diego Guilisasti, director ejecutivo de la fundación.

La organización ofrece dos programas. Por un lado, el Programa de Alfabetización, el cual se lleva a cabo de lunes a viernes a contra turno de la escuela y reciben a más de 150 chicos de entre 6 y 14 años. Por otro lado, el Programa de Jóvenes Libres, en el que buscan “empoderar a jóvenes de entre 15 y 18 años para que sean dueños de su futuro y cuenten con conciencia de transformación social”.

Cómo colaborar con la fundación de cartoneros

Las personas no solo pueden ayudar a la fundación haciendo donaciones mensuales, sino que también pueden ser parte del proyecto como voluntarios. Actualmente, la organización está en busca de voluntarios para el programa de alfabetización.

“Puede sumarse cualquier persona, mientras esté alfabetizado y que tenga ganas de ayudar a otro. No se busca que tenga ningún estudio en particular en educación, sino las ganas y la flexibilidad para poder acompañar en este proceso de alfabetización”, aseguró la coordinadora del programa.

Luciana Redondas, de 41 años, decidió sumarse a esta iniciativa a principios de año. Ella es Licenciada en Ciencias de la Educación y actualmente le da clases a Juan Cruz, un joven de 13 años.

Si bien Juan Cruz puede leer, no lo hace de manera fluida y encuentra dificultades a la hora de reconocer sonidos y de escribir por sí solo palabras complejas. “Yo no sé qué pasó a nivel escolar o institucional, pero hay cosas que tienen que estar bien asentadas y bien aprendidas para poder pasar de año, porque sino lo perjudicas. Es muy extraño que un niño de 13 años haya pasado a primer año de secundaria sin saber bien cómo leer y escribir”, dijo Luciana. No obstante, ella destaca la buena predisposición de Juan Cruz y sus ganas de aprender.

Los voluntarios dictan dos clases de 30 minutos por semana. Previamente, la fundación realiza dos encuentros para capacitarlos y brindarles toda la información y el material necesario.

Para colaborar, pueden contactarse con ellos a info@cartoneros.org o a través de su Instagram @cartonerosysuschicos.

La organización desarrolla actividades de lunes a viernes para 150 niños, a los que también les ofrecen desayuno y merienda.

Programa de Alfabetización

El programa de alfabetización nace a partir de un relevamiento de los estudiantes que asistían al espacio educativo. Encontraron que muchos niños no estaban alfabetizados y es por eso que decidieron acompañarlos a través de la propuesta “DALE”, que es el “Derecho A Leer y Escribir”.

El proyecto inicialmente había sido pensado para llevarse a cabo de manera presencial. Sin embargo, debido a la pandemia, debieron enfrentarse a un gran desafío: adaptarse a la virtualidad.

“Pudimos acercarles a las familias los cuadernillos de actividades y dispositivos para que los chicos pudieran conectarse, y aquellos educadores que ya estaban llevando adelante el programa de alfabetización de manera presencial, lo hicieron de manera virtual”, contó Lucía Monsalvo, coordinadora del programa.

Hoy en día, la fundación de cartoneros trabaja tanto de manera presencial como virtual. Más de 60 chicos escolarizados, de entre primer grado y primer año, asisten a los encuentros educativos. “Además, detectamos 150 chicos, de entre 6 y 19 años, que no saben leer ni escribir. Lo que hacemos es darles un dispositivo electrónico y vincularnos con un voluntario que los quiera ayudar”, dijo Guilisasti.

El equipo de educadores trabaja de manera individual con cada uno de los estudiantes, adaptándose a las necesidades que tiene cada niño y cada familia. A principio de año, los alumnos realizan una evaluación para ver cuál es la necesidad educativa puntual de cada uno de ellos, lo que les permite elaborar estrategias de acompañamiento personalizadas. El objetivo es no solo brindarles educación, sino también contención, dos ejes fundamentales para el desarrollo del proyecto.

Educar contra corriente

“Los chicos viven en hogares en donde solo el 12% de los adultos terminaron la escuela secundaria. Hoy estamos haciendo un relevamiento por los hogares de los cartoneros y el 83% de los padres tienen solamente estudios primarios, ya sean completos o incompletos. Entonces, para las familias se les hace muy difícil poder acompañar la educación de sus hijos”, explicó el director ejecutivo.

Otro gran desafío fue el de la virtualidad, la conectividad y la falta de dispositivos electrónicos. La fundación no solo tuvo que transformar la propuesta educativa, sino que también les brindó a los estudiantes teléfonos con datos móviles para que pudieran presenciar las clases.

“Si bien nosotros les ofrecemos dispositivos, conexión a internet y un cuadernillo de actividades, muchas veces la conectividad depende de la zona en la que viven”, comentó Monsalvo.

La luz al final del camino

Más allá de las dificultades y los desafíos que deben enfrentar, la fundación ha logrado cumplir varios de sus objetivos.

Durante el año los alumnos deben realizar tres evaluaciones para poder hacer un seguimiento de su evolución. Según las estadísticas de la organización, el 97% de los estudiantes obtuvieron mejores resultados entre el primer examen y el último examen. Las mejoras fueron de entre un 20% y un 30% en relación a los resultados de las evaluaciones.

No solo eso, sino que este año lograron que una de las jóvenes que asiste a la fundación se inscribiera en la universidad. “Es un gran logro que tenemos para contar porque es nuestra primera joven líder inscripta en la universidad y eso es espectacular. Va a estudiar trabajo social y lo que ella quiere es trabajar en la fundación, me dijo que cuando se reciba quiere que la contratemos”, contó Guilisasti.

RECUPERACION HISTORICA

Pabellón del Centenario, la majestuosa obra arquitectónica de 1910 que resiste al abandono, la desidia y el colapso

Escondido detrás del centro comercial Portal Palermo se oculta una de las joyas arquitectónicas olvidadas de Buenos Aires. El imponente Pabellón del Centenario es solo visible desde el estacionamiento del centro comercial de avenida Intendente Bullrich al 345 y su estado actual es de abandono absoluto.

Yael Licata

Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos en 1910. Último Pabellón del Centenario (2022)

Pese a haber sido declarado Monumento Histórico Nacional en 2010, no se han logrado avances para su restauración y su acceso sigue restringido al público. El contrato de cesión de los terrenos a la multinacional chilena Cencosud incluía la restauración del Pabellón, pero nunca se cumplió. Desde los gobiernos de la Nación y Ciudad evitan asumir la responsabilidad sobre su estado y exigir el cumplimiento del acuerdo vigente con la empresa hasta 2024. Arquitectos, grupos vecinales y trabajadores del centro comercial siguen de cerca el estado de la estructura. Especialistas no descartan el riesgo de colapso y sindicalistas especulan que el abandono del edificio se debe a que la desaparición del Monumento favorecería el negocio inmobiliario.

El “Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos”, también conocido como el “Gran Pabellón Central de la Exposición Ferroviaria y de Transportes Terrestres”, es el único de los 35 edificios construidos en 1910 para la Exposición Internacional del Centenario que sigue en pie. Su construcción fue ordenada por el Presidente José Figueroa Alcorta, para festejar los 100 años de la Revolución de Mayo, al arquitecto italiano Virginio Colombo, quien diseñó la estructura de estilo Art Nouveau, con una gran cúpula y un globo terráqueo sostenido por figuras humanas en la cima a modo de coronación del edificio.

El contraste de las imágenes actuales con las de 1910 evidencian su deterioro. Sus robustas columnas marcaban la atención y el globo terráqueo sostenido por esculturas de la cúpula imponían al Pabellón como una figura central del paisaje urbano. Los ornamentos y estatuas clásicas fueron desapareciendo con los años y el edificio diseñado para celebrar el espíritu de una nación creciente y próspera pareció empequeñecer, al punto de pasar desapercibido por completo. Hay ramas que sobresalen por los vidrios rotos de la cúpula y por las ventanas se puede ver basura, cartelería descartada del hipermercado y grafitis en su interior. El famélico esqueleto del histórico edificio permanece oculto detrás de un estacionamiento casi como avergonzado por su estado actual.

La historia de abandono del pabellón no es reciente

En 1994 el Ministerio de Defensa, quien por ese entonces tenía el control de las tierras aledañas al Regimiento de Patricios cedió la concesión del predio a la empresa chilena Cencosud para su explotación comercial. Parte del acuerdo entre la empresa y el Ministerio fue el mantenimiento y reciclado del histórico edificio “hasta lograr un grado de terminación similar al que poseía originalmente, incluyendo el mantenimiento de sus fachadas exteriores, ornamentos y dispositivos conexos”. En directa contradicción con el convenio, la empresa nunca cumplió con esa promesa y el monumento entró en plena decadencia. Si bien el Ministerio de Defensa judicializó el incumplimiento del contrato en 2014 en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo N°9 (expediente 29.528/2014) todavía no hubo una resolución judicial. La concesión del predio, en manos de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) desde 2017, fue renovada en 2019 por 5 años más. A menos de 2 años del fin de la concesión, no parecen haber movimientos de Cencosud para mantener la estructura. La empresa chilena se negó a dar explicaciones sobre el estado del Pabellón del Centenario.

El monumento se encuentra erguido en el centro de uno de los barrios más transitados de la ciudad y que despierta mayor interés por diferentes razones: su valor comercial y los empleos que hoy provee y la potencial cotización de los terrenos.

Concurso Internacional

La Ley Nª 6044 – GCBA de 2018 permitió que la AABE y la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) convoquen un Concurso Abierto no vinculante para restaurar y revalorizar el terreno que hoy ocupan el centro comercial y el Monumento. Este fue auspiciado por la el Gobierno de la Ciudad y FADEA, la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos. El concurso “El Pabellón del Centenario y su Entorno” propuso generar un 65% de espacio público y un 35% de espacio edificable para que el predio pueda configurase como un lugar de reunión cultural y al mismo tiempo facilite la movilidad peatonal y la circulación urbana”. El predio esta compuesto por una superficie de 44.766,32 m2. Se presentaron 65 proyectos y los ganadores del concurso internacional “Pabellón del Centenario y su entorno” fueron anunciados en 2019. El primer premio fue para el Arq. Juan Martín Flores.

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