LOS TRABAJOS DE HÉRCULES. Cuenta la leyenda que Hércules, que venía de erigir las columnas que llevan su nombre en la Península Ibérica, tras haber conseguido el ganado de Gerión y haber dado muerte a este gigante de tres cabezas, atravesó los Alpes Marítimos y fundó el portus Herculis Monaeci, el puerto de Mónaco, al que los fenicios llamaron de Melkarth Menouakh, y los griegos Monoikos, ‘de un único habitante’, pues Hércules no permitía allí más culto ni más templo que el suyo. Hoy se piensa que el término es de sustrato autóctono (ligur). Sea como fuere, la cuestión es que Hércules, enloquecido por la diosa Hera, había matado a su mujer, Mégara, y a sus hijos. Atormentado por estos hechos, buscó el consejo del oráculo de Delfos, que le indicó que fuese a la ciudad de Tirinte y se pusiera al servicio de su rey, Euristeo, el cual le encargó los famosos doce trabajos. Si los completaba, Hércules obtendría la inmortalidad, como sucedió.
El león de Nemea, monstruo que aterrorizaba la región y al que Hércules estranguló. Usó su piel como vestido.
La hidra de Lerna, serpiente venenosa de innumerables cabezas. Cuando se le cortaba una, le crecía otra. Mientras Hércules le cortaba las cabezas, su compañero Yolao quemaba el muñón para que no volviera a crecer. Hércules mojó sus flechas en la sangre de la hidra, pues hacía incurables las heridas.
El jabalí de Erimanto, al que capturó vivo con ayuda de una red.
La cierva de Cerinea, capturada tras un año de cacería.
Las aves estinfalias, que infestaban los bosques de esa región de Arcadia matando y devorando a hombres y fieras. Hércules las espantó con un cascabel de bronce y mató a algunas.
Los establos de Augías, que encargó a Hércules que los limpiara en un solo día, aunque eran enormes y nunca se habían limpiado. Hércules lo consiguió desviando el curso del río Alfeo que discurrió por los establos.
El toro de Creta, al que capturó vivo para enseñárselo a Euristeo y luego puso en libertad.
Las yeguas de Diomedes, que se alimentaban de carne humana. Hércules mató a su amo y se lo echó de comer a las yeguas, que se volvieron mansas.
El cinturón de Hipólita, reina de las amazonas, del que se encaprichó la hija de Euristeo. Hércules mató en guerra a la amazona y le arrebató el cinturón. En otra versión, fue el pago que la segunda en el mando, Melanipe, prisionera, pagó a Hércules por su libertad. Las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, que Hércules se llevó tras matar al dragón que custodiaba el jardín. En otra versión, logró que Atlas se las consiguiera mientras él le sujetaba la bóveda celeste. Luego Atlas no quiso retomar la bóveda y Hércules hubo de engañarlo para que lo hiciera.
El ganado de Gerión, que condujo desde Iberia hasta el Mar Negro.
El descenso a los infiernos, para capturar al can Cerbero, de tres cabezas y custodio de la entrada al mundo de ultratumba. Se lo llevó a Euristeo y lo devolvió a su lugar. Este mito es el que se relaciona con la inmortalidad de Hércules, pues en él vence a la muerte, representada en el can Cerbero.