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BUENOS DÍAS, SOY PADRE TRABAJADOR ¿?
Dr. Alberto Del Arco ortiz
Doctor en AltA Dirección consultor, conferencistA y AcADémico
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De acuerdo con un artículo de Irina Fernández Lozano, profesora de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España, recientemente publicado en la página del Foro Económico Mundial, las empresas tienen en sus manos la posibilidad de reducir la brecha de género a través del reconocimiento de la figura del “Padre trabajador”, así como del desarrollo de diversos mecanismos de apoyo a esta figura.
La brecha de género es una distancia que separa a hombres y mujeres, respecto de un mismo indicador y que en apariencia obstaculiza, generalmente a las mujeres, de tener el mismo control que los hombres ejercen sobre recursos económicos, sociales, culturales y políticos, entre otros.
A partir del reconocimiento que muchos países han hecho sobre este fenómeno, a la par se han desarrollado diversas medidas para promover un mayor equilibrio entre la vida laboral y la vida personal de su población economicamente activa, mismas que han sido orientadas prinicpalmente a las mujeres, sin embargo es importante recordar que toda brecha tiene dos extremos, y la posibilidad de reducirla está en ambos extremos.
Uno de los ámbitos mas importantes y donde se ha acusado una mayor apertura de esta brecha es en el ámbito laboral, aquí las empresas tienen mucho que decir, las posibilidades de injerencia directa sobre la calidad de vida de las personas, en una buena medida está en manos de la empresa.
Un punto importante en esta visión radica en considerar tambien a los hombres como sujetos de beneficio de las medidas que impactan en la calidad de vida, el artículo mencionado, hace referencia a una iniciativa desarrollada en Europa que busca promover la corresponsabilidad masculina en lo referente al cuidado de los hijos.
La iniciativa surge en contraste con el concepto de “madre trabajadora” el cual todos entendemos perfectamente su significado e implicaciones, las cuales no necesariamente se ajustan en el caso de los hombres, quienes en principio, deberían también de gozar de las prestaciones y facilidades que tienen las madres trabajadoras en muchas empresas.
Estas iniciativas parten también del hecho de que las sociedades están cambiando mucho en sus formas y hábitos y ahora es mucho mas visto el hecho de que hombres dediquen mucho de su tiempo al cuidado y desarrollo de los hijos y en general del ámbito familiar del que estuvieron mucho tiempo relegados, ya sea por dinámicas sociales distintas o bien por voluntado propia.
En sociedades tradicionales como la nuestra, el modelo de familia tradicional compuesta por padres heterosexuales e hijos, el modelo del “padre trabajador” aún no tiene una amplia aceptación y las empresas son muy renuentes a otorgar dichas facilidades. Ahora bien las razones de las empresas para no flexibilizar sus posturas se debe fundamentalmente a la cultura laboral del país donde aún existe un nivel alto de desconfianza entre patrones y trabajadores.
Esta culura laboral, lamentablemente no se ha podido abandonar ya que esta profundamente arraigada y tiene origenes históricos, basta recordar que el último episodio que provocó cambios estriucturales en nuesto país fue en 1910
La revolución mexicana fue un proceso sumamente complejo que provocó cambios profundos en las estructuras socioeconómicas y políticas y coadyuvó con la conformación de la sociedad que tenemos hoy en día. El plano laboral no fue la excepción, basta recordar que la gota que derramó el vaso para que explotara el movimiento, fue justamente un conflicto laboral (Cananea y Rio Blanco).
Las condiciones laborales de la población, antes de la revolución, eran muy precarias e injustas, eso sembró la semilla del rencor y de la desconfianza por parte de la plantilla laboral, lo que dio origen a un sentimiento de antagonía hacia los empleadores, quienes por su parte mantuvieron una postura clasista y discriminatoria hacia sus trabajadores.
Al triunfo de la revolución, una de las principales preocupaciones de los gobiernos fue la de desarrollar estructuras jurídicas que pudieran garantizar que dichas situaciones de abuso no volvieran a repetirse, por lo que la legislación tuvo un sesgo muy marcado a favor de la clase trabajadora, además del enorme poder que empezarían a acumular los sindicatos.
Esta nueva situación generó nuevamente un sentimiento de desconfianza, pero ahora por parte del Patrón hacia los trabajadores, convencido de que estos, sólo buscaban la forma de sacar provecho del Patrón, trabajando lo menos posible y abusando de la nueva condición legal derivada de dicha legislación.
A mas de cien años de la gesta revolucionaria, la principal característica de la cultura laboral en México es la desconfianza, lo que lamentablemente hace dificil la aplicación de iniciativas que busquen mejorar las condiciones laborales de su gente, en el caso de los “padres trabajadores” es muy claro que estos no gozan de ciertas consideraciones, en principio por la deformación cultural que mencionamos y después por que no hay iniciativas al respecto.
En el caso europeo, se ha desarrollado todo un poryecto conocido como “Men in Care” que funciona ya en ocho países y que busca fomentar la corresponsabilidad masculina en el cuidado de la familia, dando un particular enfoque al cuidado de los hijos recién nacidos, el programa pretende “conectar” a los hombres con su responsabilidad en el cuidado de la familia y con ello equilibrar su balance de vida, así como la disminución de la brecha de género en el ámbito laboral. El programa involucra a los Gobiernos para que generen las políticas públicas necesarias para impulsar el proyecto y su difusión a nivel social, por otro lado aparecen las empresas que en este caso tienen mucho que aportar, a ellas corresponde diseñar los programas a través de los cuales el proyecto pueda cumnplir con su cometido.
Los puntos mas álgidos para la empresa tienen que ver con la adptación de las jornadas laborales, el manejo de los horarios, los permisos y el tiempo que se otorgará a los empleados para la atención de sus familiares sin la reducción de salarios. En este programa el teletrabajo juega un papel muy importante, aunque también se contempla su regulación y el evitar que esta modalidad incremente las horas laborales, como ya se ha visto en las primeras experiencias de “home office” durante la pandemia.
En el caso del programa “Men in Care”, sus creadores consideran que las empresas, lejos de verse afectadas por el programa, pueden lograr ciertos beneficios, como son: mayor motivación y creatividad, menor estrés y agotamiento, aumento del comprmiso, menor tasa de rotación de personal, disminución de la brecha de género y mejor ambiente laboral, todo ello provocando un impacto positivo en la productividad del centro de trabajo.
En el caso europeo el tema es doblemente delicado ya que tienen un altó indice poblacional en etapa de adultez mayor, así que los requerimientos de cuidado se incrementan. En el caso de México, nos aproximamos cada vez mas a la inversión de la pirámide poblacional, por lo que sería muy conveniente tomar en cuenta, no sólo esta, sino otras iniciativas para atender esta realidad que cada vez luce mas cercana.
Lo que inició con una perspectiva de reducción de la brecha de género, se convierte en una herramienta para la solución de otras problemáticas mas, que se derivan de la dinámca socioeconómica que estamos viviendo, esperemos que en lo futuro se pueda dar un cada vez mejor entendimiento entre Patrones y Trabajadores en beneficio de toda la sociedad.