BOVET
Amadeo速 Fleurier Tourbillon Virtuoso III
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BOVET 1822 Arte, más allá del tiempo y el espacio por Martín Gondra
Un gran reloj es una partitura escrita, una orquestación, la actuación concertada de los mejores jugadores... y un resultado sublime. Al final, los jugadores son lo que cuentan. Sólo los mejores relojeros pueden hacer justicia a un diseño perfecto.
C
iertas cosas trascienden el arte y la tecnología mucho más allá de los límites comúnmente establecidos. BOVET 1822 es una de ellas.
Penetrar la extraordinaria maquinaria de una de sus piezas de tiempo es un viaje solamente comparable con los ficticios en una de las naves de Julio Verne, donde sólo unos pocos privilegiados pueden llegar más allá de las fronteras de lo conocido. En este caso, sólo un lente de joyero de alta potencia te permite sumergirte entre las pequeñas partes de una de las más meticulosas máquinas del tiempo, en una experiencia que va mucho más allá de la de un reloj exquisito; este es un viaje a una nueva dimensión. Querer explicarlo es tan imposible como pretender hacernos sentir la experiencia de un astronauta al mirar la tierra desde la escotilla de una Apolo en el espacio. Sólo quienes lo han vivido pueden entenderlo. Sólo en The Woodlands hay una Casa para Texas donde es posible admirar las maravillas de la más fina relojería suiza: un BOVET 1822.
Pascal Raffy, propietario y Presidente de BOVET FLEURIER SA
Suiza ha logrado dominar la industria relojera durante casi dos siglos de auges y caídas, gracias, en gran parte, al liderazgo de individuos excepcionales. Los grandes nombres de la relojería suiza han surgido invariablemente de hombres de ingenio inventivo y un sentido comercial innato. Durante muchas generaciones, estas empresas se basaron en los recursos de la familia para gestionar su crecimiento, pero a menudo la línea familiar se terminó y la supervivencia de la marca tuvo que depender del talento externo. Ese nuevo linaje es sin duda responsable de la próspera presencia en la actualidad de marcas que datan del siglo XVIII y principios del XIX. Aunque no hay uno de ellos que siga perteneciendo a los descendientes directos de sus fundadores. Bovet es un ejemplo típico. Cuatro generaciones sucesivas de la familia Bovet condujeron el negocio desde su fundación en 1822 por Edouard Bovet, hijo de un relojero. Pero cuando los Bovets abandonaron la relojería, el nombre que crearon era demasiado valioso como para que simplemente se desvaneciera en el olvido. Otros fabricantes decidieron hacerse cargo de mantener la tradición. Hoy en día, más de un siglo y medio después de que Edouard Bovet y Alphonse crearan la compañía, Pascal Raffy, propietario y Presidente de BOVET FLEURIER SA le ha dado una nueva vida a la marca, con el propósito de perpetuar una de las más grandes leyendas de la relojería suiza. En la tradición BOVET, el objetivo artístico de un reloj es el de poner en funcionamiento esa emoción de descubrir una nueva expresión estética. Pero el valor de la originalidad sólo puede ser sostenido por un despliegue bien pensado y una artesanía brillantemente ejecutada. La originalidad también exige tomar riesgos. Al igual que otros que asumen riesgos, Edouard Bovet (1797-1849) era un visionario al momento de lanzarse hacia el este - para descubrir que sus relojes atraían a los amantes del arte al otro lado delmundo. La misma lealtad en la universalidad del buen gusto lleva el nombre BOVET una vez más a la sociedad de aquellos que aprecian las bellas artes y la más fina relojería. En el siglo XVIII, el centro de la relojería se encontraba en Gran Bretaña, donde la precisión del tiempo debido a la expansión del comercio marítimo y al poder naval era necesaria para una navegación certera. Y fue por ese entonces que Jean Frédéric Bovet envió a tres de sus cinco hijos a Londres, la capital comercial de
fabricación de relojes del mundo, en 1815. Edouard, el futuro fundador de la empresa BOVET, en ese entonces sólo tenía 18 años y su inteligencia fue notada por su empleador Inglés. Tres años más tarde, Edouard Bovet estaba en camino hacia Cantón con un cargamento de relojes de gran valor. Allí, el joven relojero vendió cuatro de los relojes a un mandarín por la increíble suma de 10.000 francos, descubriendo así su verdadero talento como vendedor y el enorme potencial del mercado. Con sus dos hermanos en Londres, Alphonse y Frédéric; y su tercer hermano, Gustavo, también relojero pero que seguía viviendo en Fleurier, Edouard Bovet creó la compañía de relojes BOVET en 1822. Los primeros relojes, muy influenciados por el trabajo del relojero inglés, William Ilbery, se hacían en Londres bajo la supervisión de sus hermanos, mientras que Edouard se ocupaba del marketing y las ventas. Pronto la producción se transfiere a Fleurier, donde las condiciones de trabajo eran mejores. Allí, el hermano menor, Charles- Henri, se une a la empresa. A la edad de 33 años, Edouard Bovet ya había hecho su propia fortuna, la de su numerosa familia y había aumentado la prosperidad de su pueblo natal. En 1830 BOVET “Chino” regresó triunfante a Fleurier y se instaló en una mansión neoclásica. Un
edificio de columnas que en el día de hoy cumple la función de ayuntamiento y un camino lleva su nombre. El 15 de noviembre 1840, los hermanos Bovet recapitalizaron la compañía en una masiva suma de un millón de francos. Ahora, el arte de vender inteligentemente le ha ganado a BOVET una reputación internacional que superó con creces a la de sus rivales. Todo esto fue logrado en 20 años. Mantener la promesa Edouard Bovet cambió la naturaleza del producto, inventando accesibles productos de lujo, manteniendo la calidad y reduciendo los precios. Él fue el primero en
introducir tapas traseras transparentes para los clientes fascinados en la mecánica. Los movimientos estaban ricamente decorados y la fama de los grabadores de Fleurier superaba a los de Ginebra. El valor de los relojes Bovet, cada uno autenticado mediante una firma, se convirtió en un producto de confianza en todo el mundo. Esta estrategia establecida desde el principio creó una clientela fiel que no compraba ninguna otra marca. En China, Bovets era la tienda favorita que representaba a la riqueza, actuando como moneda en tiempos de inestabilidad económica.
Fleurier Los romanos la llamaron así por las flores de primavera que pintan las riberas de los tres ríos que regaban sus pastos. Aunque las flores todavía florecen en Fleurier, el nombre de esta comunidad en Cantón de Jura de Neuchâtel en Suiza, hoy se refiere al florecimiento económico más que a la abundancia de las flores. A principios del siglo XIX, Fleurier era un pueblo relativamente grande, con alrededor de 100 viviendas y 800 habitantes. Era conocido por sus trabajos en encajes, pero en 1820 una nueva actividad se estaba apoderando del distrito de Val-de-Travers - la relojería. Los comerciantes, que llevaron el encaje hasta los confines de Europa, abrieron las rutas comerciales de Fleurier para los relojes y las herramientas de precisión hechas en las mismas granjas de los valles. Cien años más tarde, las rutas comerciales se extendían hasta los confines de la tierra. Fleurier tenía 4.000 habitantes, de los cuales 700 se dedicaban a la relojería.
“BOVET” entra al vocabulario chino Los Fleurisanos fueron los primeros en llevar sus cargamentos de relojes más allá de Europa y hacia Medio Oriente. Los más audaces fueron los Bovets, quienes se abrieron paso al mercado chino, llevando las flores de Fleurier -preservadas por siempre en el exquisito esmalte de los relojes BOVET- a las cortes de los emperadores y mandarines. Abriendo sucursales en Cantón y Shanghai, los Bovets pronto se convirtieron en los relojes más codiciados y “BOVET” se convirtió en la palabra china para “reloj”.
Amadeo® Fleurier Tourbillon Virtuoso III Tourbillon 5 Días con calendario perpetuo retrógrado y agujas invertidas.
CAJA Tipo: Sistema convertible AMADEO® con apertura secreta. Diámetro: 46 mm. Espesor a través de los cristales: 18.30 mm. Espesor entre los cristales: 11.20 mm. Material: Oro rojo o blanco de 18K. Correa: Piel de cocodrilo. Hebilla y Cadena: Oro de 18K. Resistencia al agua: 30 m.
MOVIMIENTO Calibre: Calibre Virtuoso III Spécialité Horlogère DIMIER 1738. Tipo: Tourbillon de cuerda manual con calendario perpetuo retrógrado. Diámetro: 38.00 mm. Frecuencia: 21’600 V/h. Reserva de Marcha: 5 días. Tourbillon: 1 minuto. Númbero de componentes: 656 (incluyendo 69 de la caja tourbillion).
ESFERAS Negro o blanco esmaltado. Funciones: Horas, minutos, días, calendario retrogrado, indicador de año bisiesto, segundos en tourbillion, reserva de energía, montaje manual inverso. Edición limitada de 39 relojes por color.
BOVET by Pininfarina “ Sergio”
CAJA Tipo de sistema convertible AMADEO®. Diámetro: 45mm. Material: Acero inoxidable granallado. Correa de caucho negro con forro de cuero. Hebilla de acero inoxidable. Resistencia al agua: 30m.
Recital 11
“Miss Alexandra”
BOVET 1822 levantó el velo al primer reloj en su historia que no tiene una caja redonda. El Dimier Récital 11 “Miss Alexandra” causó sensación entre los expertos y coleccionistas de alta relojería. CAJA Dimensiones: 41 x 37.50 mm. Material: 18K rojo o blanco. Correa: piel de cocodrilo. Hebilla de 18 quilates de oro rojo o de oro blanco. Resistencia al agua: 30m.
BOVET 1822 Exclusivamente en Donoho’s 9590 Six Pines Dr. The Woodlands, TX 77380 281.367.9050