Quimera Revista de Literatura | Número 328 | Marzo 2011

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Qui TAOLIN ¿El nuevo hombre de las letras norteamericanas?

Vasili Aksiónov y Una Saga Jam

Moscovita

Entrevistas a Gonzalo Torné, Antonio Ungar, Milo. J. Krmpotic. Javier Calvo & Patricio Pron / Un relato de Natascha Wodin


FEDERICO AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS

La ecuación de la guerra Federico Aznar Fernández-Montesinos

LA ECUACIÓN DELA GUERRA

Conocer la guerra, como conocer el cáncer, no es buscarla, sino luchar contra ella. La guerra es un enfrentamiento de poderes. Y no es un acto ético, ni justo, ni económico... ni siquiera militar. Es un acto político, de gestión de poder, de modo que cualquier análisis que se realice sin tener en cuenta este hecho no puede ser sino incompleto. La guerra es más que una sucesión de batallas o una Institución de Derecho Internacional Público; es eso y más que eso, e ignorarlo no conduce a otra cosa que equivocarse en un asunto de la máxima trascendencia. Y si la guerra es un acto político, la paz también lo es. Precisamente esa es la base de la Polemología, entendida como el estudio de la guerra como fenómeno integral.

MONTESINOS

MONTESINOS

NICOLÁS GONZÁLEZ VARELA

Nietzsche

Contra la democracia Durante más de un siglo la dimensión política del pensamiento de Nietzsche ha sido un campo de batalla y fuente de confusión y desconcierto. La tradición interpretativa dominante en Occidente ha sido la de deshistorizar y despolitizar un aspecto clave del pensamiento nietzscheano: su iilosoflía práctica. Nietzsche fue un pensador preocupado por el destino de la Política en el mundo moderno. Desde cualquier punto de vista objetivo es evidente que la obra nietzscheana puede ser leída políticamente, que existe in nuce ima completa y reflexiva filosofía práctica. Y que su posición siempre oscila en torno a un fuerte y radical pensamiento antidemocrático. González Várela reconstruye los conceptos fundamentales del Nietzsche político, analizando su génesis, influencias, evolución, tensiones, nudos temáticos y el lenguaje empleado por el ñlólogo-ñlósofo en su combate contra la Krisis de lo moderno. MONTESINOS


El fin de la guerra fi'ía POR JAIME RODRÍGUEZ Z .

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El de la portada es Tao Lin. U n chico norteamericano de 27 años que no deja indiferente a ninguno de sus lectores. Tras la publicación de Richard Yates (Alpha Decay, 2011) vaticinamos orgasmos colectivos, linchamiento púbhco, onanismo crítico y sentencias lapidarias. Alegría. Más abajo, en la misma portada, pueden leer también el nombre de Vasili Aksiónov y el de su obra cumbre Una saga moscovita (La otra Orilla, 2010), traducida directamente del ruso por Marta Rebón. A diferencia del chico americano cuyos personajes se llaman Haley Joel Osment y Dakota Fanning y disfrutan, sobre todo, del humor escatológico, el autor ruso fallecido en 2009 solo escribió la novela total del s. X X soviético. Estalinismo incluido. Ambas épicas nos parecen heroicas. En medio, volvemos a ocuparnos de un autor que, como Aksiónov, también ha logrado un apa-

rente consenso crítico. Nos referimos a Gonzalo Torné, cuya Hilos de Sangre (Mondadori, 2011) sigue deslumhrando a cuanto reseñista se le ponga delante y a quien entrevista Roberto Valencia. Conversamos también con Milo J. Krmpotic, autor de Las tres balas de Boris Bardin (Caballo de Troya, 2010) y redactor jefe de Qué Leer (para seguir derrumbando muros); y con Antonio Ungar, el último ganador del Herralde de Novela con Tres ataúdes blancos (Anagrama, 2010). Además, pubhcamos "Shoggoth", el relato surgido de la jflm session de escritura que sostuvieron dos de nuestros favoritos locales, Javier Calvo y Patricio Pron. Nos acordamos de Borges, examinamos el capitalismo en la literatura y hacemos un guiño a la hteratura del corazón con un relato de la alemana Natascha Wodin. Las columnas son de Carrión, Oloixarac, Sierra y Vilas. We could be heroes. • Quimera 3


Sumario MARZO 2011

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Editor: Miguel Riera. Director: Jaime Rodríguez Z. Diseño: M. R. Cabot. Crítica Literaria: Roberto Valencia Fotografía: Lisbeth Salas Redacción: María Fresquet Publicidad: María José Dopacio. Edita: EDICIONES DE INTERVENCIÓN CULTURAL S.L., el Sant Antoni, 86, local 9 08301 Mataró (Ben) Tel., Administración, Redacción, Publicidad y Suscripciones: 937550832 / 937962631. www.revistaquimera.com Redacción: redaccion@revistciquimera.com Administración: info@revistaquimera.com Publicidad: publicidad@revistaquimera.com Fotomecánica: Turnar Autoedición, S.L. Imprime: Trajecte, S. A. Derechos reservados - Prohibida la reproducción total o parcial de este número, sea por medios mecánicos, químicos, fotomecánicos o electrónicos, sin autorización del editor. Quimera no retribuye las colaboraciones. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital. La redacción no devuelve los originales no solicitados ni mantiene correspondencia sobre los mismos. La revista no comparte necesariamente las opiniones firmadas de sus colaboradores. ISSN 0211-3325 / D.L.: B - 28332/1980 Impreso en España - © De las reproducciones autorizadas VEGAP, 1995, Barcelona. Esta revista es miembro de ARCE. Asociación de Revistas Culturales de España, f j ^ SSS&. Esta revista ha recibido una subvención déla. Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año. 4 Quimera

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U N P O E M A DE SERGI JIMÉNEZ

EL

CÓMIC

E N T R E V I S T A M Í N I M A : M I L O J.

POR UNAI VEIASCO

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WIRELESS: JUEGOS

INFINITOS

POR GERMÁN SIERRA

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MIRALLES

GRAN

TURISMO

POR MANUEL VILAS ENTREVISTA A GONZALO

TORNÉ

El autor de Hilos de sangre, la novela revelación de la temporada POR ROBERTO VALENCIA

KRMPOTIC


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TAO LIN C O N T R A T O D O S ,

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CAPITALISMO Y LITERATURA

Y O U F U C K I N G HIPSTERS!

Notas para un ensayo

Sobre el autor de Richard Yates y

sobre una religión de(l) libro

lo que se cuece entre la muchachada

POR JAVIER M O R E N O

yanqui POR ANTONIO J . RODRÍGUEZ

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ACTOS DE BOLAÑISMO

O cómo cargarse una mesa redonda 2 4

SOBRE UNA SAGA MOSCOVITA

sin que parezca delito

D E VASILIAKSIÓNOV

POR KARINA SAINZ BORGO

Breve acercamiento a la inmesnidad de una obra

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POR ÓSCAR CARREÑO 3 0

ENTREVITA A

ANTONIO UNGAR

B O R G E S & BILLY D E K I D POR JUAN J O S É BARRIENTOS

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NOCTURNO

"La sobre concienca hace del que escribe

U n relato de Natascha Wodin

una diva o un burócrata"

TRADUCCIÓN DE ADELAIDA CARO MARTÍN

POR KARINA SAINZ BORGO

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L A C U E N T A A T R Á S (IX): POR JORGE CARRIÓN

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"SHOGGOTH" Jam session entre Javier Calvo y Patricio Pron

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EL QUIRÓFANO

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C O L A B O R A N E N ESTE N U M E R O

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A D LIB: POR POLA OLOIXARAC

Quimera 5


UN POEMA DE

Sergi J i m é n e z

La tentación del inválido viento nocturno ajado como un pomo la cara mojada caricatura de nereida nidificando despacio en mi nicho de nicotina

sardina que pierde comba como un montón de hueso y pelo lacetano perdido granuja imparable que come arrugas en el suelo del calabozo suñ:-iendo espasmos creciendo tintinea la bazofia en el sidéreo haz muerto como el ser que respira sepultado in fi-aganti cohibido y mentiroso como un tipo genial que mira obtusamente y llora que quiere escapar reptando entre coles que busca desesperado huir de la rebelión que invade sus ojos y el terror a un final desenfocado.

Sergi Jiménez Miralles (Valencia, 1973). Músico y poeta. Tiene una hija.

6 Quimera

M i r a l l e s


£1 còmic Tóxico, de Charles Burns. Reservoir Books. Mondadori. Este mes.

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ENTREVISTA (mínima)

MILO J. KRMPOTIC POR UNAI VELASCO /

—Tu primer libro, Sorbed mi sexo (2005) comienza con una idea funcionó razonablemente, algo por lo que no puedo más muy freudiana.- la amputación de un pene, y continúa con una super-que pedir disculpas. estrate^ de escritura que pone en erecciónJiccional todas las zonas textuales, incluido el sanctasanctórum que es la página de créditos. —En tu última novela. Las tres balas de Boris Bardin (2010) ¿Concibes la escritura como erotización? encontramos nuevamente un espacio y un lenguaje deslocalizados, el —Es una cuestión a la que quizá debería dar respuesta el argentino. ¿Desde qué lugar escribe MiloJ. Krmpotic? psicólogo que no tengo. Y es que mi aproximación a la lite- — E n este caso, la argentinidad de la novela obedece a otro ratura, me temo, es más instintiva que teórica... Pensándolo tipo de juego, con otro tipo de reglas. Soy hijo de argentinos, bien, quizá esto que acabo de decir responde a tu pregunta en mi adolescencia visité Argentina en diversas ocasiones y, y lo hace con un SÍ mayúsculo. Hay algo lúdico y placente- allá por 1995, incluso cometí la locura de intentar establero, en efecto: necesito divertirme escribiendo, marcarme cerme allí. Fruto de ello fue una muy mala pero muy fructíretos... Respecto al pene cercenado, bueno, el libro tiene un fera experiencia que de algún modo he acabado regurgitantrasfondo paródico sobre su trasfondo trágico. O, por decir- do aquí, convenientemente disfrazada. En lo que al lengualo de otro modo, todo en él es una broma muy seria. Y una je respecta, vuelve a aparecer el elemento de desafío lúdico broma sólo funciona cuando la llevas hasta el final. Que en que te comentaba, pero no descartaría una cierta indagaeste caso es el principio: la página de créditos. No creas que ción sobre mi identidad. Respecto al espacio, se adecuaba a no me costó. Porque originalmente queria firmar con otro la perfección a los grandes temas del libro: el crimen, el nombre, Johann Holzel o algo parecido. Pero, una vez lo dolor causado antes por estupidez que por maldad, la dejamos en Milo J. Krmpotic y el departamento legal no melancolía, la traición, la familia... Argentina es un lugar puso más trabas, Constantino [Bértolo] y yo estuvimos de perfecto para ambientar una novela policiaca o una tragedia griega. Y en definitiva, ¿desde dónde escribo? Pues desde el acuerdo en que el libro sólo funcionaría como un todo. lugar que me dicta el proyecto en curso. —En ese mismo libro escoges todo un paisajefrancéspara armar una autofrcción descabellada. ¿Te parece ésta una cuestión local francesa? —Las tres balas está formado por dos textos enfrentados, dos venSalvo excepciones como A. Caballé o M. Alberca, la teoría españolaganzas alimentadas por el dolory lafrustración.Si Sorbed mi sexo carece de esa tradición teórica... era el libro de la expansión, éste es el de la torsión. ¿Quépapel tiene el —Paul Boissel, el amigo del miembro amputado, tuvo dolor en tu escritura? nacionalidad francesa por motivos más prácticos. Algo tan —Guau. El Dolor, con mayúscula... Pues sí, está ahí presensencillo como aprovechar una cultura más o menos familiar, te, en los cuerpos y en las almas. Pero intento que no se me también más o menos desconocida, para que lo verosímil note tanto esa tendencia grandilocuente añadiendo pequeflirtee con lo real. Quise convertirme en Cide Hamete ñas notas de humor. Claro, Eros y Tánatos, siempre enfrenBenengeli y falseé mi propia biografia; pretendí que el texto tados. Donde hay placer, hay muerte. La forma en que se era la traducción de un original francés llevada a cabo por suicida Boissel no deja de ser una petite mort convertida en Jordi Martínez, compañero en Qué L·er, creé paralelismos grande mort. Y Boris es un tipo que arrastra unas cicatrices con situaciones verídicas que al lector le podían sonar (en físicas propias y el desasosiego espiritual de todo un país. Así efecto hubo un famoso chef que se suicidó, etc.) pero cuyo que, en el primer caso, el dolor se debe a un abrazo de desmentido, con suerte, requeriría de cierta francofilia... Y opuestos. Y, en el segundo, pese a mi afición por el ibupro8 Quimera


El autor de Sorbed mi sexo (Caballo de Troya, 2005) revela s u o b s e s i ó n por l o s grandes t e m a s : el sexo, el dolor y el futbol. T a m b i é n se m u e s t r a c o m o férreo defensor de la c o m p l e m e n t a r i d a d de revistas c o m o Qué Leer —de la que e s redactor j e f e - y Quimera. Su último libro publicado e s Las tres balas de Boris Badin (Caballo de Troya, 2010).

feno, apunta antes a lo metafórico que a lo autobiográfico. —Escribes un blog de fitboly, además, en tu obra hay una presencia subrepticia del deporte. Ese esplendorjisico, ¿es el reverso del dohr? —Soy un apasionado del fútbol castigado por las lesiones (también hay quien me llama "pupas"). Y mi padre jugaba a rugby, por lo que más de una vez, de pequeño, lo vi regresando a casa con alguna costilla rota. El deporte tiene componentes épicos y morales, unidos en pequeños triunfos puntuales, el gol o el ensayo, al dolor físico que inevitablemente comporta. Es por tanto otra dicotomía, otro juego de contrarios. Y, en ocasiones, cuando logro olvidarme lo suficiente de todas las ideas con las que vengo cargando, me retrotrae como ninguna otra experiencia a una suerte de pureza infantil, casi primordial. Es algo que me gusta reproducir tanto sobre la hierba artificial como sobre la hoja de papel. —Tus novelas se publican en un sello independiente (Caballo de Troya) que pertenece a un gran grupo editorial (Random), colaboras en un medio alternativo como Go M a g j eres redactor jefe de un medio visible como Qué Leer. ¿Cuál es, en tu opinión, el estado de las relaciones ente lo cultural marañaly lo cultural mainstream.^ —Lo que presentas a modo de conexión no puedo verlo más que como tres aspectos completamente azarosos y antes paralelos que entrecruzados. Cierto que todos parten de mí o me atraviesan, pero la relación Caballo de Troya / Random es algo a lo que deberia contestar Constantino Bértolo: yo sólo puedo descorchar otra botella de cava para celebrar que alguien de su estatura en nuestras letras haya editado dos de mis libros. Respecto a Qm L·er y Go, mi entrada en ambas fue, insisto, fruto de la fortuna a partir de dos circunstancias muy diversas. Otra opción, algo más demagógica, seria preguntarse qué hace el redactor jefe de Qm L·er en Quimera. Y la respuesta seria: sentirse muy agradecido de que le hayan dedicado este espacio e insistir en el carácter complementario de ambas. • Quimera 9


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JUEGOS INFINITOS POR GERMÁN SIERRA /

Jane McGonigal, autora de Reality is Broken. Why Gomes Make Us Better and How Thg Can Change the World (Fenguin, 2011) es probablemente demasiado optimista en cuanto a la capacidad de los videojuegos para cambiar el mundo. Sin embargo, su ensayo ofrece una imagen muy positiva de los juegos electrónicos que a menudo se echa de menos en nuestra cultura, demasiado proclive a desconfiar de lo estrictamente lúdico y a clasificar como "adicciones" aquellas actividades a las que hemos decidido libremente dedicar más tiempo del considerado conveniente por quienes no las practican. Una de las características fundamentales de cualquier juego es, según McGonigal, la presencia de obstáculos innecesarios, de reglas y convenciones que obligan al jugador a alcanzar su objetivo no del modo más eficiente posible sino "haciendo la tarea más difícil de lo que tendría razonablemente que ser". El filósofo J.E Carse diferencia dos tipos de juegos: 'Juegos finitos, que jugamos para ganar, y juegos infinitos, que jugamos para seguir jugando tanto tiempo como sea posible"; Me Gonigal propone el Tetris como ejemplo de la segunda variedad, ya que se juega "con el simple propósito de continuar jugando mejor". Este sencillo videojuego, considerado por muchos el mejor que se ha diseñado jamás, "nunca se termina. En lugar de ello, simplemente espera a que falles. Si juegas al Tetris, tienes asegurado perder". "Da igual", hubiera dicho Beckett. "Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor." Muchos lectores entienden que un libro "entretenido" ha de dibujar un juego finito, perfectamente narrativo, que le permita alcanzar el final del texto sabiendo "lo que pasa". Los libros menos narrativos, aquellos que se leen "con el simple propósito de seguir leyendo mejor" evocan en aquellos lectores que buscan entretenimiento una respuesta desigual. El videojuego, a diferencia del libro, reacciona de manera inmediata y evidente a la mejora en la habilidad del jugador, de modo que, aunque éste termine perdiendo cada vez, se satisface gracias al aumento en la puntuación que obtiene. Además, los juegos infinitos con éxito son aquellos en los que las combinaciones de elementos (formas geométricas bidimensionales en el Tetris, 10 Quimera

por ejemplo) están muy limitadas y el número de variables es mínimo (aumento de la velocidad a la que se mueven, en el mismo ejemplo), mientras que en una novela la combinación de elementos puede ser tan compleja como infinito el juego. Quizás aquellas novelas que se asemejen a un juego infinito, resistiéndose a las convenciones narrativas pero utilizando una estructura simple, minimalista y repetitiva, podrían ser consideradas "entretenidas" por lectores que se desesperan en las primeras páginas de Finnegan's Wake. Algo así sucede con las novelas del jovencísimo autor norteamericano Tao l i n , a quien, curiosamente, comencé a prestar atención gracias a un tweet del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (atentos a Norte, su última novela). Producen una especie de fascinación sustentada en la simplicidad. Escribe Paz Soldán en su blog' que "el problema principal (de la escritura de Lin) es que su registro monocorde termina por cansar. Lin repite una situación una y otra vez y no la lleva a ninguna parte, ni tampoco explora esa falta de conexión de sus personajes consigo mismos y con los demás". En opinión de Paz Soldán la idea funciona mejor en la teoría que en la práctica, pero a mí me parece que funciona precisamente porque representa la influencia de la teoría de la práctica en la vida contemporánea. Dice Leslie Scalapino que los replicantes de Blade Rmner, al disponer exclusivamente de memorias implantadas, carecen de experiencia: solo tienen teoría de la experiencia. Esta es la sensación que dan los personajes de las novelas de Tao Lin. Están cargados, a través de las redes, de teoría de la experiencia. Mucha más que los héroes románticos, que Madame Bovary o Swann, de quien escribía Curtis White que "jamás se hubiera enamorado si no hubiera leído antes sobre ello". Mucha más y mucho más desorganizada. Y esta sobrecarga de teoria de la experiencia, estructurada como base de datos, sustituye a la biografia narrativa. Como el Tetris: o juegas, o no juegas. • 1. http://www.elboomeran.com/blog/117/rio-fugitivo-blog-de-edmundo-paz-soldan/


GRAN TURISMO

COMA MUCHA FRUTA El mejor consejo literario que conozco es el que le dio Roberto Bolaño al joven Patricio Pron "cuídese, no beba alcohol y coma mucha fruta". Venía a decirle algo así como que en este negocio de la literatura hay que hacerse de ochenta años mínimo, si uno quiere recuperar la inversión. En este negocio el dinero y la fama llegan tarde, muy tarde. Prácticamente, se lo disfrutan los hijos y las viudas. Por eso, hay que cuidarse y comer mucha fruta y hollar los ochenta años con espíritu juvenil. He visto el rostro de perplejidad que se les pone a los escritores célebres cuando se enfrentan al Gran Apagón.. "Pero cómo me voy a morir ahora, no, hombre, no, no, que se muera otro, que se muera un escritor fracasado, que da igual, pero si tengo la agenda llena de bolos de a seis mil euros, si me esperan en todas partes, que se muera un escritor anónimo, de esos a quienes no les espera nadie en ningún sitio, pero yo no, no, no, que se muera otro". Borges, Alberti, Octavio Paz, Saramago, vivieron muchos años, sabían esto, sabían que todo viene después. Muchos años quieren vivir García Márquez, Ana María Matute o Vargas Llosa. Es horrible morirse cuando el mundo hterario es una fiesta en tu honor. Hay que comer fruta, mucha fruta. Y qué decir del sádico poder igualatorio de la muerte: anónimos y grises escritores octogenarios de horribles provincias españolas igualados con premios Nobel de literatura: ataúdes parecidos a la vista - a u n que de distinta g a m a - e idéntica corrupción de la carne. Horrible, sin duda. Los escritores comunistas, antiguamente, tenían un buen morir, por la renuncia a las vanidades del mundo y la confianza en la utopía. Lo mismo ocurría con los escritores malditos y los románticos del XIX: morían con convicción, de manera airada. Siempre fueron pobres y aún lo serían más si no se morían pronto. Los

que mejor morían eran los místicos, caminando hacia el final llenos de resplandeciente alegría. El capitalismo ha convertido la muerte de los escritores en algo ordinario, vulgar y ridículo. La muerte ya no tiene prestigio espiritual. A todo el mundo le encanta que a Roberto Bolaño le vaya tan bien, fundamentalmente porque está muerto y no puede disfrutar de nada. Se habla poco de este sadismo hispánico, que tiene algo de resentimiento ascético. Si estuviera vivo, Bolaño no sería Bolaño. De hecho, cuando estaba vivo, Roberto Bolaño no era Roberto Bolaño. Es el capitalismo literario, que nos pudre las entrañas. ¿Cuánto costó el ataúd de José Saramago? ¿Cuánto el ataúd de Roberto Bolaño? Claro que importa el precio de los ataúdes. Yo sufrí mucho cuando se murió Octavio Paz, porque se veía a un hombre que estaba gozando de la vida plenamente. La muerte de Camilo José Cela la vi como una humillación en toda regla ¡Un hombre como él, morirse! Los escritores se mueren igual que los panaderos y los taxistas y las putas y los ministros. Es muy difícil entender el Gran Apagón en las sociedades poscapitalistas, que acaban de ehminar la posteridad como un lugar de prestigio. Hoy ya sabemos que la posteridad es el albañal donde ni se respira ni se bebe ni se come ni se viaja ni te hacen entrevistas ni se pueden leer las reseñas elogiosas que hacen de tus libros. Vemos con alegre tristeza cómo Bolaño no se ha enterado de nada de lo que ha pasado con su obra. En el capitalismo avanzado, renunciar prematuramente a los bienes materiales y simbólicos que genera tu obra, no se puede ver sino como un desdichadísimo accidente laboral. Pierde el artista por no ponerse el casco, es decir, por no comer fruta. •

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Foto: Unai Pascual

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GONZALO T O R N E

"CADA OBRA CREA SUS PROPIAS CONDICIONES DE LEGALIDAD" Entrevista con el autor de Hilos de sangre (Mondadorí, 2011), a novela revelación de la temporada. P O R R O B E R T O VALENCIA /

Las listas de lo mejor del 2010 dejaron de lado Hilos de sangre, de Gonzalo Torné. Probablemente porque la novela fue editada en el mes de noviembre, y pocos críticos la leyeron a tiempo. El crítico Ignacio Echevarría hizo en su momento redoblar los tambores: la saludó casi como una obra maestra, confiriéndole a su autor aura de gigante literario. Quien firma esta entrevista está de acuerdo con el dictamen [ver Quimera 327]. Hacen falta muchas lecturas para extraerle a Hilos de sangre todos sus secretos y tensiones. Por una vez, la radiografia de nuestra época y condición alcanza cotas de maestría literaria, de emoción verdadera y de sabiduría vital.

"escuela" sino de la capacidad individual de absorber un segmento inédito de experiencia, sacudirlo, impugnarlo y transformarlo con la imaginación en una obra con un estilo y un pensamiento personales. Cuando esto se da, y ocurre con bastante frecuencia, la obra crea sus propias condiciones de legalidad, nos concierne como lectores de un modo un poco misterioso, y vuelve ocioso el impulso ingenuo (iba a escribir "periodístico") de superponer el mundo de los hechos al de las palabras.

—¿En qué posición queda la tradición literaria? ¿No se puede aprender de sus procedimientos, de sus cumbres, de sus obrasfallidas? —Queda en una posición inmejorable. La tradición es casi —Creo que el gran valor del realismo literariofue hacer visibles las tensiocualquier cosa que uno quiera: un estímulo, una fuente de nes yjuerzas subterráneas causantes del orden social (o del desorden social). angustia, un nivel adquirido, un compendio de técnicas, un Lo mismo para el interior del ser humano, para su conciencia. Pero muchas punto de partida... Con "personal" y "legalidad" no me refieveces esta aspiración se ha relegado en favor de una mimesis más bien ro a ningún atentado contra la tradición (sea esta lo que sea). superficial de lo real Las novelas, al parecer, tienen que ser crábles. ¿Cuál Me refiero a que un crítico no debería afearle a César Aira, por es tu posición al respecto? —Lo que hoy se identifica con el realismo es un modelo con- decir algo, que sus novelas no tengan un final concluyente (esto vencional muy pobre derivado del naturalismo, al que se con- es no entender la "legalidad propia") ni repartir certificados de trapone un modelo supuestamente experimental, igualmente buen comportamiento a novelas que usan unas técnicas detertriste. Uno jura por la realidad, que no existe porque, sencilla- minadas si están puestas al servicio de un puñado de banalimente, todo discurso configura su objeto; y el otro jura por una dades (esto es no reconocer la "personalidad" del autor). Se supuesta "evolución formal" de la literatura que, como Papá pueden escribir novelas memorables sin personajes, fragmenNoel, tampoco existe. En ninguno de los dos extremos se tarias, incluso caligramáticas y rimadas (aunque ahora mismo encuentra demasiada literatura (ni novedad) porque la litera- no se me ocurren ejemplos), pero el asunto es que puedes tura (y la novedad) no son un asunto de "método" ni de emplear los mismos recursos y publicar una memez. Al dife-

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taba este padecimiento inconsciente, esta ignorancia por su parte. —¿Los ves muy angustiados? No sé, la guerra es el mundo al revés, así que no me atrevo a valorar los padecimientos y las gratificaciones psíquicas de sobrevivir a tanto desperdicio humano. En cuanto a los personajes de nuestra época, no entiendo siempre los "problemas" de Clara, pero están relacionados con ambiciones desajustadas y con el sueño de una vida estable que, como ideal, le viene de un pasado idealizado, no son problemas que vayan a humillarla ni a destruirla. Creo —Oirá de las torpezas del realismo es la simplificación del paisaje social Atender sólo a un problema, a un factor. Hilos de sangre es una sumaque es demasiado Hsta para deprimirse, y buena parte de ella sabe que la precariedad está llena de posibilidades, que la vida casi exhaustiva de tensiones ¿Cómo has hecho para mangar tanta inforestá bien, aunque a fases parezca una porquería. mación? rencial puedes llamarlo como qmeras (personalidad, talento, oficio), pero me da la impresión de que las buenas novelas tiran un poco por donde nadie esperaba, son sorpresivas. La conclusión es que no hay una "poética" avanzada o más adecuada a su tiempo, y que necesitamos como el oxígeno una crítica que no esté ocupada en desatar los cordones que ella misma se anuda.

—Eres muy amable con lo de summa. Al no escribir con un diseño previo, la amplitud de la novela ha sido un tanto azarosa. Parto de intuiciones y las desarrollo con la imaginación, a la caza de una frase, de un argumento o de una escena que no sean completamente triviales. Durante este juego libre no acumulo "documentación", casi todo lo que necesito lo encuentro en otros libros de ficción. Después hay que encajar ese material en una estructura flexible, que no se aprecie a primera vista, y que permita de manera "natural" los desplazamientos en el tiempo y en el espacio. Es un trabajo de carpintería, un poco pesado, son meses con un pequeño mundo en la cabeza, solventando problemas que se ha creado uno mismo, pero tampoco me exige manejar fiientes.

—Me gusta que tus personajes no se expresen con torpeza. Que, como en la película Smoking room, parloteen sin cesar. Pero hasta el personaje más limitado de Hilos de sangre está sumamente capacitado para radiografiar el estado de su conciencia. ¿Es esto una contadicción? Estaba pensando en elpersoruge deJoan-Marc, tan lúcido en sus contriciones pero tan limitado de pensamiento. —La semana pasada estaba en un café intentado escribir un articulo sobre la ley Sinde, el Ipod se quedó sin bateria y me entretuve escuchando a una pareja que empezaron destripando a varios familiares ausentes y terminaron analizando la crisis ecónimica, con un par de desvíos hacia lo mal que estaba "ahora" la política y sus propios problemas sentimentales. Por supuesto, no tenían ni idea de lo que decían ("cuando los romanos esto no pasaba") pero manejaban una buena canti—Sí, pero me resisto a pensar que todo el condensado intelectual de tu novedad de información, de calidad variable, que eran capaces de la nace sólo de la intuición. Hay un diálogo ente el pos feminismo actual articular en un discurso variado, enfático, pasional... e inseny el patriarcado de antaño; hay otro entre las libertades de hoy y la represato como herramienta de análisis. Joan-Marc es un poco así, sión pasada; incluso hay menciones cientficas a la constitución del cerebro, información, curiosidad e inventiva no le faltan, lo que le falta y hay un repaso de la historia del uniuerso. Hay tantas tensiones... ¿El es cabeza para organizarse, su especialidad es el delirio sugesmérito es encantar una mirada que condense todo eso? —Bueno, tienes razón, el pasaje sobre la formación del uni- tivo. Algo se me debe haber pegado, porque no he conseguido verso, sí está documentado, pero es una especie de capricho de terminar el articulo. veinte páginas, y lo más difícil fue encontrar las frases que mantuviesen el tono literario. El resto de tensiones que señalas —Las novelas de sagas familiares y las de guerras establecen hilos conestán flotando por ahí, entre las mujeres y los hombres con ductores ente las generaciones de personcges. Continuidades económicas o problemas, al alcance de todos. Después hay técnicos de dis- rupturas sociales Pero en tu novela parece que esos hilos son más abstactintas disciplinas que clasifican esos problemas y los ajustan a tos ¿Te interesa desmentir el mecanismo causa-efecto que tanto simplifica discursos que son como cajones, y está bien que sea así, pero si la novela histórica? al escribir ficción metes la mano en uno de esos cajones (aun- — M e da un poco de vergüenza admitir que he escrito una que estés trabajando con el mismo material), se resiente la vive- saga famUiar, pero vamos allá: los hilos de sangre unen a los za de las páginas. Estoy completamente a favor de que se pien- familiares conocidos, pero también a los progenitores que se se en las novelas, pero es mejor que esté propiciado por la pierden en las "perspectivas irreales de la historia", los que al acción (y pueda ser contradictorio o disparatado) o por los per- vivir y reproducirse propiciaron este asunto asombroso y sonajes (empapado de sus estados de ánimo), aunque técnica- escandalosamente humano que es la conciencia, de la que mente sea un quebradero de cabeza. Si hay algún mérito, somos depositarios temporales. El otro tema que señalas recosupongo que está ahí. rre el Hbro entero, una discusión abierta que debe resolver el lector en su cabeza. Como son ideas delicadas, y pueden per—¿Crees que, en el momento actual, los personajes deben ser nudos dederse ten- si se resumen, déjame recurrir a la versión de mi personaje sión, depositarios dejuerzas sociales, ideológicas, políticas, etc. que los tas-favorito: "Tuvo mala suerte, el pobre Joan. No le faltaban para sentirse agraviado, le acompañaba la razón, se cienden? Me ha parecido que parte de la angustia de tus personajes la motivos dic14 Quimera


agarró a su razón, y se ahogó con ella. El mundo no se detiene a evaluar de dónde procedes ni quiénes son txis padres. El mundo sólo entiende de logros, no de justicia; puedes vivir pensando que se hará justicia y que la justicia llegará puntual y hasta la puerta de cada uno de nosotros mientras estamos vivos, pero no es una manera sensata de organizarse".

tes con los escritores que siguen publicando "episodios nacionales". Pero gran parte de la "novelística" que pretende "denunciar" las vidas de los mileuristas, de los inmigrantes, de la falta de empatia, de la precariedad... no es menos "bienintencionada". Por dos libros buenos como Habitación doble, de Luis Magrinyá, o Nueve Lunas, de Gabriela Wiener, hay veinte que se dejan llevar por una inercia quejumbrosa, acrítica. Así —En el número anterior de Quimera escribí que Hilos de sangre esque no sé, la Guerra Civil ha sido bien esclarecida por los historiadores, no me mueve ningún ánimo revisionista. una novela verborreicay artificiosa. Pero lo decía como un elogio. ¿Qué junción cumple el lenguaje en tu poética? —Todo es lenguaje. Los personajes son lenguaje, los paisajes son lenguaje, el sexo es lenguaje, las muertes y las traiciones son lenguaje. En estos casos la prosa pretende ser precisa, ajustada. Sólo en los diálogos y en los correos electrónicos de las secciones contemporáneas me permito un estilo más plástico. Por un suceso significativo que les ocurre se entretienen días enteros con comentarios, análisis, hipótesis y exégesis. Las palabras, hoy, son baratas y apenas pesan, mantenemos abiertos muchos canales de comunicación y podemos reinterpretarlas y sustituirlas por otras. Las conversaciones no se cierran y esa exhuberancia tiene un punto cómico. A medida que en la novela nos desplazamos hacia el pasado, a medida que las circunstancias se vuelven más duras y los actos empiezan a tener consecuencias, los diálogos (menos los de los locos) se vuelven más secos y elusivos, sin alardes.

—¿Cómo crees que han injluido los comentarios de Ignacio Echevarría en la recepción de la novela? Lo digo porque estos elogios tan mayúsculos, suelen generar escepticismo en criticay lectores... —Mira, las batallas importantes las afrontas antes de la publicación. Después, el libro se introduce en un juego de relaciones y debates contingentes del tipo "campo/ciudad" o "esteticismo/compromiso" o "realismo/qfterpop" que influyen en la recepción. Pero no me parece elegante que un autor haga de vocero o ariete de las lecturas ajenas; el peso de los debates sobre qué hay que leer y cómo recae en los lectores que (como tú) hacen el libro suyo (y lo es). Si entre esos lectores, ya que lo nombras, está Echevarría, y decide hacer públicamente una crítica así, bueno, no parece fácil imaginar una editorial que opte por disimularla, y a tenor de la atención que ha recibido Hihs de sangre, es evidente que Mondadori, cuyo trabajo no es protegerme a mí, sino exponer el trabajo que han contratado, —Hilos de sangre tanscurre parcialmente en la Guerra Ciml, en elhan hecho lo que debían. ¿Y, además, de qué deberian protegerme? ¿De que en lugar de los acríticos "voz que se hace antesy el después. Pero no se trata de una versión bienpensante. ¿Estás de escuchar", "libro interesante/prometedor" o "escritor a tener acuerdo? en cuenta" con los que se resuelven en falso las críticas a los —Sí. Gracias por lo de "parcialmente". Hilos de sangre no es autores "jóvenes" se perciba en las reseñas algo de tensión? una novela sobre la burguesía y la Guerra Civil, lo que francamente no dice mucho de mi capacidad comunicativa. Si lo ¿De que algunos lectores se acerquen al libro con las "visceras parece es porque quería examinar algunos tópicos del presen- calientes" en lugar de no acercarse? No creo en los partidos te por contraste, y eso me obligó por motivos, digamos, estruc- amistosos ni en las lecturas puras, suelen estar impregnadas de turales, a situar la novela en el pasado, y nuestro pasado es la prejuicios, y quizás el mejor lector sea el que está dispuesto a guerra civil, no hay otro. Creo que cuando los críticos hablan vender muy cara su rendición. Como te decía al principio es de "narrar la guerra civil de un modo diferente y en absoluto estimulante sobreponerse a un prejuicio, o (en el caso que la idealizado" se refieren no sólo a que esté contada desde una novela no le guste) reafirmarlo. perspectiva caprichosa (las aventuras anarquistas de un niño bien) sino a que Gabriel es alguien (una conciencia masculina bastante corriente) a quien le pasa una guerra, y hace cuanto está en su mano para que la experiencia no lo parta por la mitad. El equilibro de esta sección está en mantener el desarrollo de un clima psicológico cotidiano (el juego de ambición, ilusiones, pequeñas traiciones, deseos, planes vitales...) en un marco más amplio que va intensificando la temperatura moral hasta subvertir los valores.

—Esto que dices me parece perfecto. No hay que temer las lecturas ajenas. Pero, ¿no crees que la magnificmcia de las solapas generafalsos escenarios de genialidad? Si les hacenws caso, hasta el más humilde poeta de provincias es Baudelaire... —Bueno, Rimbaud y Dickinson eran poetas de provincias, no perdamos la esperanza... Apenas tengo nada que decir sobre la "forma-solapa". Como todo el mundo sabe se trata de reclamos a medio camino entre la prescripción, la crítica y la publicidad. Su tono puede ser amistoso, autoritario, zalamero, desafiante, idiota, osado o grimoso... su efectividad depende en —¿Crees que fmy un exceso de novelas bienintencionadas sobre este pasaje gran medida de la opinión combinada que el lector tenga de nuesta historia? —Supongo que el grueso de una Kteratura está condenado a sobre la editorial, el firmante y el autor. Si no te convencen, es • ser ingenuo, ahora lo vemos claro y somos un tanto displicen- facilísimo ignorarlas. Quimera 15


TAO LIN CONTRA TODOS, YOU FUCKING HIPSTERS! Pistas para evitar posibles malentendidos entre futuros críticos de Richard Yates (Alpha Decay, 2011)

que, entrados en la senectud, deseen conocer lo que se cuece entre la muchachada yanqui. POR ANTONIO J . RODRÍGUEZ

En Nueva York, Haley Joel Osment y Dakota Fanning sobreviven a una relación a distancia, entendiendo como tal el hecho de que vivan separados en un área metropolitana próxima, entre Nueva Jersey y Nueva York; ella, además, acompañada de su madre, que no logra congeniar con Haley. El principal medio de contacto entre ambos es el chat de Gmail. Ante la perspectiva de que Dakota pueda estar embarazada, barajan la opción de beber mucho zumo de naranja para provocarse un aborto natural. Luego Haley cambia de opinión y desea que su bebé le 16 Quimera


Noàh K Í Í W ^ S 1 Quimera 17


someta con un salmonete. En otra ocasión la pareja toma asiento en un río. Frente a ellos hay un montón de niños de unos ocho o nueve años, y de repente a ella se le ocurre gritar: "¡Chupapollas!", a lo que los niños responden: "¡Callaos la puta boca!" Dakota Fanning, no lo hemos dicho, es la clase de persona que puede confesar a Haley cómo en cierta ocasión ayunó durante varios días, hasta que llegado el quinto, mientras leía un poema en el baño, se echó a reír y se le escapó una caca negra. Dakota Fanning, ante las quejas de su madre por no poder permitirse ropa nueva, le propone que robe las prendas metiéndoselas en la boca. Dakota Fanning está muuuy loca. Roba en American Apparel. Roba en Barnes & Noble. Haley Joel Osment le dice que tal vez precise tomar antidepresivos. En un momento en que se da cuenta de que ha engordado se provoca un vómito que le hace gritar tan fuerte como uno de esos halterófilos que se afanan en las competiciones del hombre más fuerte del mundo y levantan un coche. Pero Haley Joel Osment no le anda a la zaga. Eso dice el narrador. A Haley y Dakota les gustan las bromas escatológicas. Ambos mantienen conversaciones extrañas. Como si llevasen un colocón muy jodido de Orfidal.

nos? ¿Se había convertido la escena americana en una familia cuyo coeficiente de consanguineidad comenzaba a traer al mundo vástagos inhabilitados, como el declive de los Habsburgo? Está bien. Ahí me pasé. Eso era cruel. La lectura sospechosa y suspicaz siempre es útil, pero mis prejuicios me alertaban de que estaba tomando el camino del Mal. Aquellos razonamientos funcionaban como cirugía plástica invertida; iba de cabeza al envejecimiento neuronal prematuro y al anquilosamiento en una nostalgia tal vez hipertrófica hacia los queridos sesenta. Luego le dije algo que no tenía que ver con Tao Lin a mi novia. Esos eran días en los que estaba traduciendo a un pornógrafo de vanguardia. Pero la conversación anterior le puso de un ánimo triste porque a ella le gusta Tao Lin. Y entonces seguí pensando en Tao Lin y en la intervención en la lectura de Richard Yates a fin de abandonar todos los prejuicios que sobre él se ciernen.

Como Richard Yates, puede decirse que todas las novelas que he leído escritas por autores menores de 30 años y publicadas a lo largo de los últimos 30 años se encuentran misteriosamente asociadas por un poderoso componente Horas después de mi primera lectura de Richard Yates, a generacional. Pregunta: ¿conjuran esos dummies contra sus punto de dormirme, le dije a mi novia que aquel libro me esforzados adultos con el más retrógrado, fascista y pecador entristecía una barbaridad, al tiempo que me ponía de un de los géneros literarios, el costumbrismo? Sí. Claro. Qué humor realmente agresivo, y entonces le pregunté desespe- creíais. Pero de más está decir que la solución se encuentra rado dónde quedaban los alky-oops gramaticales que tron- en la pirámide demográfica de los catálogos editoriales y en chan en tres la física de Newton como stalejish de Tony el déficit de ficciones creadas por autores por debajo de la Hawk, el virtuosismo pirotécnico-verbal como de pachanga treintena y por extensión en el déficit de ficciones que recrede Globetrotters para videojuegos de streeball en Electronic an el imaginario de dicha sección demográfica. Pienso Arts o como paupérrimo y desangelado niño que hace ahora en esa entrevista a Tao Lin dedicada a los asuntos del toques imposibles de balón descalzo para un anuncio de vil metal, en donde dice: "creo que en unos 2 ó 4 años Pepsico en la favela de Río, y la vigorexia léxica de los cobraré royalties fijos de mis libros, ventas de derechos de maestros americanos nacidos en los sesenta, algo que por mis libros en el extranjero, derechos de autor en el extranotro lado unía a casi todos ellos entre sí, a pesar de los j e r o y otras cosas relacionadas con la Hteratura". esfuerzos de algunos críticos por fragmentarlos en escuelas Difícilmente puede arrojarse hoy un enunciado más desgaque se han declarado la guerra, y sus metáforas muuuy gua- rrador que éste. Difícilmente. El capitán sobre el mar de pas con precisión de traceur. aquellos VoUmann, Franzen, y nubes. Tao habla, desde el corazón del mundo civilizado, hasta Stephen King, parte de la escuela McSweeneys y sobre la sensación amarga de no tener asegurados ni los demás respetables self-made men con mucha marcha en las escalones más inferiores en la pirámide de Maslow. Como Richard Yates. Y he aquí una aflicción que muchos de vosfalanges. ¿Será cierto que desde que Estados Unidos empezase a otros, acomodados y adultos escritores y lectores, hace detentar la capitalidad cultural mundial desde 1945, en tiempo que dejasteis de sentir. Richard Yates responde a todos Europa nos habíamos acostumbrado a que cada cierto los síntomas de la autobiografía en clave, escrita por quien tiempo apareciesen nuevos narradores que actúan como se aproxima peligrosamente a las fronteras de la vida adulmetrónomos para otras latitudes de Occidente?, ¿empeza- ta, con todos los inconvenientes y ventajas que ello trae conba a llegar a su fin ese dominio?, ¿se equivocan nuestras edi- sigo. Haley Joel Osment escribe novelas y habla de reuniotoriales al poner buena parte de su empeño en estudiar las nes con su editor y de royalties, y su novia le reprocha cosas novedades de los catálogos americanos, Publishers Weekly y como: "Si tú mueres seguramente me encerraria a llorar en demás...? Y si parte de la vanguardia americana aprendió mi cuarto durante dos años. Si yo muero tú seguirás escria escribir con lo mejor de la novela y la teoría europea del biendo libros". En esa especie de autofícción es letal el siglo pasado, ¿qué diablos leen ahora los jóvenes america- extrañamiento paralelo al triple galimatias de personajes 18 Quimera


A Dakota Fanning le desagrada quedar con ciertos amigos que hacen que cada cinco minutos crea que va a cagarse encima. Tal es su tristeza que desea apretarse una taza de té hirviendo contra el clitoris. Cuando está feliz, en cambio, puede referirse a Haley como "entrepierna de calamar". Siempre entre la histeria y el remilgo. Tao Lin recupera la literatura como ese espacio público en donde acaece el milagro de la aceptación de lo ominoso en la intimidad. Hasta podría decirse que Haley y Dakota esconden a un pareja de emos que se burlan de quienes disfrutan de auténtico éxito social. En uno de sus chats, el narrador explica que "Chica marchosa" es "un término que habían acuñado para las personas que no hablaban en un tono calmado y monocorde y que no eran distantes", asumiendo que la norma es hablar en un tono monocorde y adoptar una actitud fría con el interlocutor. Acto seguido empiezan a bromear con la idea de forrarse a costa de producir libros recurriendo a variables del concepto recién acuñado, pues que Tao consigue causar en el lector, quien a lo largo de la Dakota acaba de descubrir que en Amazon ya hay varios lectura imagina a partes iguales al propio autor, a un per- libros y películas titulados "Chica marchosa". "Fiesta de sonaje "de rostro inexpresivo" y al Haleyjoel Osment en la guarras" es lo que Dakota propone, y añade: "cuando vaya vida real, el niño protagonista de El sexto sentido. Igual ocu- a Nueva York deberíamos ir todo el rato a bares y grabar a rre con la usurpación de identidad en Dakota Fanning, zorras borrachas". U n a mosca vuela alrededor de Haley y famosa actriz en la vida real, y con el propio Richard Yates, la conversación se diluye. Ni rastro de modernidad. El quien al término de la novela pasa de ser un novelista al poppy será usted, abuelo. título de una novela de Tao Lin. Tao Lin tiene mucho más que decir de las nuevas tecnoRichard Yates corre el riesgo de una lectura condenada a logías que muchos narradores tecnófilos. Como nativo diginumerosos y fatales prejuicios. Tao Lin es conocido en el tal, la enseñanza tecnológica de Tao es mucho más sutil. mundo anglosajón por sus obsesivas campañas de publiciSuya es la semblanza de aquellos que, aun conectados consdad viral. Esta es la clase de autor susceptible de interés tantemente a la red y adictos irreparables a la misma, apepara revistas como Vice, que lo ha refrendado como nomnas otorgan a la tecnología un uso que transcienda las redes bre inevitable en la escena literaria de Nueva York en los sociales y el procesador de textos. Si en los siglos pasados, últimos años. Por si fuera poco, tras pasar desapercibido en convertir en experiencia estética la asocial escena del adicEspaña con la traducción en 2009 de su novela de corte to físico a ciertas sustancias orgánicas fue sinónimo de confantástico Eeeee eee eeee, ahora reaparece en el sello Alpha tracultura, el reto que Tao impone es dotar de legitimidad Decay, cuyo catálogo es el más consultado por los periodisa personajes cuya desidia ni siquiera llega al consumo de tas de tendencias. Siendo pesimistas, Youfucking hipster! pasatelebasura, sino a la contemplación de una luz blanca, litería como lo menos malo que pueda caer sobre él cuando ralmente, vacía de mensaje, a la espera de feedback al otro descubran las encuestas que sube a su blog: "¿De qué droga lado del chat. Sus personajes consumen exóticos alimentos voy colocado?", pregunta a sus lectores, a propósito de un saludables {sushi de aguacate, gachas de cereales, chocolate video en donde el escritor da una lectura. Pero mal, muy negro, rangoon de cangrejo, tempe orgánico, barritas de avemal: todo es falso. (Iba de hongos, por cierto.) En realidad llana. ..) y en su narrativa se cumple a rajatabla la ley antiH a l e y j o e l Osment y Dakota Fanning hacen pensar en los tabaco. Sin embargo, Gmail es el instrumento que media, primeros personajes de Easton Ellis como unos impostores metaboKza y consume las relaciones entre Dakota y Haley, pretenciosos, pues Richard Yates brilla por la recreación natue impone la sintaxis breve, a partir de la cual surgen los disral de la intimidad de esta pareja - m o n ó g a m a , para inquietintos humores del texto. tud de Zygmunt-, que polariza la práctica totalidad del Julio Fuertes, traductor de Richard Yates, vive a cinco libro. (Tiempo después, leo en una entrevista a Tao: "salta minutos de mi casa. Como los dos traducíamos a autores a la vista que mis personajes tienen menos dinero que los de tremendamente distintos, a menudo nos encontrábamos e EUis".) intercambiábamos correos y llamadas para aclarar dudas. A Haleyjoel Osment y Dakota Fanning les preocupa que Algunas mañanas nos encontrábamos a desayunar a las la madre de Dakota los descubra follando en su habitación. 6.30 a.m. después de pasar toda la noche tragando piscinas Quimera 19


de cafeína, y media hora después la impresora de mi dormitorio despertaba a todo el inmueble. Mal rollo. Cuando salíamos los fines de semana, las más de las veces hablábamos de los libros que traducíamos. Y cuando nos encontrábamos con algún crítico, teníamos la sensación de estar viviendo una interminable j o r n a d a en el Círculo Polar en donde el sol nunca se pone. Habíamos dejado de leer varios libros a la semana para pensar durante varias horas al día en uno solo. Durante ese mes en el que Julio se dedicó a Richard Yates, la principal queja que le oí fue la deliberada pobreza léxica de su autor ("sólo emplea cuatro putos verbos: cuatro"), y la higiene y asepsia a la hora de describir escenas sexuales. Los personajes de Tao practican sexo oral, perform oral sex. En aquellos días yo traducía cosas como: "Era placentero encajar la pelvis contra esos muslos negros y robustos, y sentir sus morenos melones -enormes, aunque ligeros como la brisa- botando contra mi pecho". Es decir que mi ayuda nunca le sirvió de nada. Cuando leí entero el manuscrito de la traducción aquella pobreza léxica dejó de connotar carencias. Es como si Richard Yates metabolizase toda la literatura humorística y en torno a la neurosis en la América reciente, pero filtrada de su sintaxi punki plagada de ruido, antes mencionada. Con todo, el problema más extravagante que escuché a su traductor apelaba a la posibilidad de que dos letras pudiesen interferir y cambiar el sentido la novela. Teniendo en cuenta que la frase más repetida es he/she said on Gmail cAaí, Julio cuenta: "La cosa es que una preposición concreta definía el chat como espacio o como canal. La preposición 'en' creaba un espacio virtual en el que metafóricamente se encuentran Dakota y Haley, como se lo dijo en el chat o se lo dijo en el bar. La preposición 'por' configura el chat como herramienta de comunicación, se lo dijo por el chat, se lo dijo por teléfono, y los mantiene a 100 K m . de distancia, sentados en sus sillas, con su habitual neutralfacial expression y las manos apoyadas sobre las rodillas un 70% del tiempo". Obsolescencia, erosión y extinción de los argots y glosarios de época: cuando el traductor se plantea si el uso del término gallumbos es pertinente una vez desaparecen las reposiciones de las series juveniles de los ochenta a lo Salvados por la campana, o siente un escalofrió al enfrentarse con la manoseada verga en viejas traducciones de beatniks y colección Contraseñas, el dilema que maneja no es baladí. Afecta a todas las dimensiones del pensamiento. Abusar de los conceptos acaba con su contenido y destruye los debates que a ellos los acompañan. Así ocurre con los metadiscursos, la literatura pop, los simulacros, los post, la era de información, la hiperrealidad... Apena ser conscientes de la moda en los significantes y en consecuencia en los conceptos que arrastran consigo; su nacimiento y ocaso, no obstante, es inevitable y fugaz. Meses antes de que en las mesas de novedades españolas se encuentren con el ficticio enfren20 Quimera

tamiento pugilístico, ideológico-literario, entre El Rey Pálido y La Libertad, con Tao uno teme que su recepción acabe siendo manipulada por un par de categorías historíográficas que vienen manejándose en los últimos años: "minimalismo", en oposición al esplendor de la Generación '60, y "realismo", en oposición al paradigma crítico impuesto por y para el siglo X X , y para el cual la historia literaria se resume en la historia de las formas. Tao, de hecho, emplea esa palabra que el siglo pasado despojó de toda novela digna: "pensó", que se repite, exactamente, 102 veces en todo el libro. Su narrador conoce el fuero interno de sus personajes. Es posible que cuando el punto de partida deje de ser la modernidad y los léxicos de la critica abandonen, por esterilidad y agotamiento, categorías como las antes mencionadas, se pueda empezar a pensar un nuevo proyecto para nuestro siglo, que al menos psicológicamente parece obHgarnos a imaginar cambios. Richard Yates, con su absoluto desdén hacia esas mitologías de siglo X X que a menudo frecuentan las novelas que alguna vez intentaron reemplazarlas, ayuda a crear nuevos marcos. Como ayudó el siglo X X soslayando las mitologías de sus antecesores. Tao Lin no es un escritor complejo. Ni pretende serlo. Ni siquiera puede decirse que Richard Yates sea una obra de orfebre: aquí no existe ningún problema que funcione como punto de gravedad a partir del que hacer rotar la narrativa, ni una conclusión en el tercer acto que cierre para siempre el libro. Pero con los escasos recursos que maneja, Tao impide el derecho a réplica. Su corrección es intachable. Cada generación de autores tuerce el rumbo del discurso de autor. Como género literario independiente, es obvio que el discurso del autor no tiene nada que ver con su literatura, pero puede dar pistas para su comprensión siempre que el lector se mantenga a una distancia profiláctica. En realidad cada generación de autores se esfuerza muchísimo en asumirse ante los lectores como personas normales. Simplificando: la generación anterior a la de Tao fue la que no quiso perder de vista su rol de intelectuales, sin por ello dejar de investigar obsesivamente en las nuevas tecnologías y expresiones alternativas, y haber leído setenta toneladas de lilDros más que los abuelos. Leyendo ensayos y novelas de Tao Lin me sorprende su parquedad de referencias: huye del pavoneo y el showing-off del crítico bibliófilo, y su sintaxis de kindergarten pone a Follet cerca de Spengler. Al contrario, Tao sube a su blog videos en donde él y su novia se tiran de los mofletes y la cámara capta el sonido de chapoteo de sus encías, por no hablar de la cámara oculta que introducen en el local de Las Vegas que eligieron para casarse. El video recoge cómo los echan a patadas de la capilla. Es como si Tao Lin pusiera todo su empeño en intentar parecer mucho menos brillante de lo que en reahdad es. Tengan mucho cuidado con él. No se dejen engañar. Esto es muy serio. I


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4 POR LUNA MIGUEL /

¿Quién coño es Tao Lin? Tao Lin es el autor de Richard Yates y uno de los poetas norteamericanos actuales más interesantes que conozco. ¿Y qué te lleva a decir eso? Joder, salta a la vista, ¿has leído cómo siente? ¿has leído cómo lo expresa? ¿Destacas algo de su poesía? Lo narrativo, lo pop, el tedio, las drogas, la autoficción... ¿Haymás autores como él? No, no hay autores como él. Hay autores muy distintos pero igualmente necesarios que están haciendo cosas muy chulas: Zachary Germán, Chelsea Martin, Richard Chiem, Ana C., Jordán Castro... ¿sigo? No hace falta, ya he leído algunos de esos nombres en tu blog. ¿Has pensado traducirlos? Claro, de hecho lo estoy haciendo, bueno, no sólo yo. Me están ayudando unos amigos: Emily Roberts, Julio Fuertes, Anna-Lisa Mari, Mario Amadas, Violeta Niebla... J á j á j á ¿Sois tan malos traductores que no podéis hacerlo solos? Ehhh... no, es un proyecto en común, joder. Además, en Puerta de Toledo (y en otras colonias) tenemos a los mejores traductores del mundo. De los autores que has citado antes, ¿cuáles son tus preferidos? Realmente antes no he citado a mis favoritos. Antes que con Tao Lin, me quedo con Dorothea Lasky o con Kendra Gant Malone. Dorothea publica en una de las editoriales de poesía más importantes de EE. UU. y su poesía me parece irónica y lúcida, con una serie de metáforas y juegos preciosos. Kendra mola mucho, sabe aprovechar las anécdotas y las convierte en pequeñas historias deliciosas. Qué ganas tengo de ver ese libro. Luna. ¿Para cuándo es? No lo sé. Todo se andará. Va a ser la leche. Pues vaya mierda, yo

creo que esos poetas no merecen la pena. Bueno, es una opinión. ¿Y de qué conoces a Tao Lin y a los otros? De la blogosfera, que es muy grande y muy hermosa. ¿Cómo serán asumidos esos escritores en España? No creo que ciertos poetas viejunos se interesen por la antología. Sin embargo creo que esta comunicación con autores de otro país es esencial para quienes estamos empezando. Qué obsesión con los estadounidenses. ¡Como si no existieran poetas en otros países! Existen, pero es muy difícil encontrarlos y no hay un movimiento tan guapo, tan de grupo y tan activo. Annie Katchinska, Lysiane Rakotoson, Natalia Litvinova... son autoras de otros lugares que también merecen la pena. Entra a sus blogs y lo verás. En Quimera dijiste que no hablas inglés... Me da mucha vergüenza hablarlo pero sé leerlo y puedo traducirlo. Richard Yates tiene pinta de modernez insoportable. ¿Como todo lo que no sea Javier Marías? ¿Qiié haces este fin de semana, Luna? Una fiesta ochentera. ¿Quién coño es Tao Lin? Tío, llegas tarde, ya he respondido a eso antes. ¿Nos copias algunos poemas de esa gente?, ya me pica la curiosidad. Por supuesto, por aquí tengo algunos, mira:

Tao Lin "Washington Mutual Es Un Banco Que Está En Todos Lados" (publicado originalmente en http://lit.konundrum.com/) Traducción Julio Fuertes Tarín.

Tuve un antojo hace una hora. El de escribir poemas que no tuvieran sentido, y me sentí feliz. Apuñalado por jóvenes negros con capucha. Aturdido por los colegiales, su voluntad de matarme. Y comerse mi corazón. Las cosas que no me suceden día a día. Me siento como una mierda. Mi vida es buena, fantástica. No soy deforme. Gracias.

Quimera 21


Debería haber algo sobre ti en este poema. Pero

sólo yo estoy siendo tonto. Poniendo champú en las cosas. El champú de mi compañero de cuarto. Rudo. Mi corazón es una barra de jabón. Blanca, centelleante. El jabón es pulcro. Admítelo. Te matará si lo comes, seguramente. Quiero decir, mira este poema. Dónde estás. Amo la vida. Noviembre. Sensacional. El sol. Una nube

Kendra Grant Malone

acaba de decir algo. No sé lo que ha dicho.

"Dulce Y Suave"

No estaba prestando atención. Me da igual.

(de Everything is quiet, The Scrambler Books, 2010) Traducción de Laura de la Parra Fernández. ¿te apetece ir a tomar un café conmigo? ¿te gusta el café? apuesto a que sé cómo lo tomas me mirarás y dirás dulce y suave, dulce y suave, me gusta poner un poco de azúcar a mi café con leche y te pasaré el pequeño tarro de azúcar ese que tenemos sobre la encimera de la cocina porque a nosotros también nos gusta el azúcar

no estés tan nervioso, la verdad es que no sé por qué te tiemblan las manos si ya me has visto desnuda, ¿no?

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Dorothea Lasky "Poetas, e s t á i s i m p a c i e n t e s " (de Black Life, Wave Books, 2010.) T r a d u c c i ó n d e A n n a - L i s a Marí.

Poetas jóvenes, estáis tan impacientes Por llamar al lenguaje Que sucede al lenguaje Ese de los niños falsos. Quizás no seamos tanto los niños falsos Como los circuitos de la verdad. La muerte del autor nunca significó La luna-tierra ajardinada que habitáis Junto a los animales raros que dejásteis entrar. La vida real es salvaje y los animales os morderán. No es que no haya luna, es que no la veis Aunque la sentís siempre. Pero no importa porque estáis a punto de tragar el fuego que decís. Aun ahora puedo sentir el calor sobre vosotros Huelo abrasarse vuestra piel h u m a n a

Nota L·s poemas de Tao Lin, Dorothea Lasky y Kendra Grant Malone, junto a otros de los autores citados en este recuadro, aparecerán en una antología que prepara El Gaviero Ediciones para principios de 2012.

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SOBRE UNA SAGA MOSCOVITA DE VASILIAKSIÓNOV Breve acercamiento a la inmensidad de una obra magna POR OSCAR CARREÑO

No puede ser de otra m a n e r a . Cualquier obra literaria que pretenda captar con afán totalizador la realidad rusa del siglo X I X o del X X h a b r á de ser p o r fuerza ciclópea. Y lo h a b r á de ser porque ciclópea es la dimensión de su territorio, hiperbólicos sus vaivenes y rupturas históricas y gigantesco el m a g m a de tipos h u m a n o s y pueblos agrupados en torno al dominio de Moscú o San Petersburgo; de ahí que la magnitud y maestría de la grandes novelas rusas sea directamente proporcional al peso kilogramo de sus volúmenes. Una saga moscovita (La otra orilla, 2010) de Vasili Aksiónov (Kazan 1932- Moscú 2009) pertenece a esa estirpe de novelas; obra inmensa, inaprensible, repleta de sabiduría literaria y recursos estihsticos; a m a l g a m a de técnicas narrativas con las que el autor despliega ante el atónito lector un mundo completo, redondo como el globo terráqueo, poblado p o r los más diversos tipos humanos sometidos a la impiedad de esa Historia con mayúsculas que los atenaza y al poder inmisericordioso de los tiranos que los martirizan.

se alarga desde el final de la II G u e r r a Mundial hasta la muerte de Stahn. A medida que avanzan los capítulos y las escenas del drama, Aksiónov inserta de m a n e r a regular dos grupos de entreactos: La prensa, en el cual se recogen noticias de diferentes diarios del m u n d o sobre los hechos y la época en la que se h a desarrollado la narración novelesca inmediatamente acaecida y un segundo grupo de entreactos en que el autor acude a la metempsicosis y la reencarnación, pues las almas de ilustres personajes de la historia rusa van a reencarnarse en animales que poblarán los mismos espacios que los personajes de la novela, cruzándose con ellos, dotando a la historia de un nuevo y singular punto de vista. Estos elementos de entreactos o intermedios adquieren u n a importancia capital en la estructura de la novela, pues con ellos Aksiónov ofrece un contrapunto que bascula entre el acercamiento al contexto histórico referencial y la intención captadora de esa reahdad histórica, objetivos que consigue con la inserción de los fragmentos de prensa; y p o r Una saga moscovita es la crónica en 1185 páginas de los otro lado, el alejamiento, mediante la distorsión esperavatares de u n a familia, los Grádov, desde 1925 hasta péntica de esos personajes históricos convertidos en ani1956, es decir durante los años en que Stalin gobernó con males, de esa misma realidad histórica, consiguiendo con m a n o de hierro y dedo señalando hacía la lejanía del gu- ello el milagro de situarnos ante u n a novela que se sumerlag o la cercanía del cadalso. Tres generaciones que pivo- ge en la reconstrucción fidedigna de un sistema totalitatan sobre la inquebrantable dignidad de Boris Grádov, rio, recordándonos al mismo tiempo que nos encontrapatriarca de la familia, y célebre médico ruso, y su mujer mos ante u n a construcción literaria que solo responde M a r y Vajtángovna Grádova. Desde ellos arrancan las ante los principios estéticos de la Hteratura y que no está generaciones de sus hijos y nietos que serán sometidos a sujeta a los pormenores científicos de la historia. Sobre la voluntad de hierro y sangre de Stalin. Aksiónov estruc- ese juego de acercamiento y alejamiento que Aksiónov tura la novela en tres partes: La generación del invierno, situa- establece con la historia rusa, volveré más adelante porda entre 1925 y el estallido de la II G u e r r a Mundial, u n a que me parece uno de los elementos más sugerentes de la segunda parte que, bajo el título de G u e r r a y prisión, se novela. ubica durante la contienda, y finalmente Prisión y paz, que H e aquí cuatro momentos que servirán como puntos de Quimera 25


acercamiento a algunos de los temas, referentes y reflexiones que jalonan el titánico esfuerzo con el que Aksiónov construyó u n a auténtica obra magna. O b r a que ha de perdurar porque los Grádov han llegado p a r a quedarse en el recuerdo del lector UNA DACHA EN EL BOSQUE DE PLATA O LA DESCOMPOSICIÓN DE UN DAGUERROTIPO

"Alfranquear el umbral de aquella casa, cualquiera hubiera pensado: he aquí un oasis de sentido común, de honestidad, un baluarte auténtico de las Juerzas más puras de la intelligentsia rusa." (p. 35) U m b r a l de la casa y umbral de la novela. De inicio Aksiónov nos sitúa ante un retrato de familia, un viejo daguerrotipo en blanco y negro con la imagen de u n a reunión famihar que impone la celebración de un cumpleaños. A partir de ahí Una saga moscovita n a r r a el proceso de desertización de ese daguerrotipo; la foto no volverá a ser igual, no h a b r á m a n e r a de volver a reconstruir esa imagen y de los futuros daguerrotipos que Aksiónov nos mostrará, con la dacha del Bosque de plata como escenario, se irán cayendo los diferentes pobladores de la imagen primera.

allegados y otros no tan próximos, y verdugos que parecen amigos también caen, y caen porque la locura del poderoso no tiene fin, porque en la novela todos son culpables hasta que no se demuestre lo contrario y las pruebas que demuestran inocencias no pueden existir pues falsas son las acusaciones. Verónica Grádova, mujer de Nikita, cuya detención ya hemos explicado que encuentra su referente en el recuerdo infantil del autor, acabará también en Kolymá, acaso compartiendo con Shalámov los "finales de marzo y abril, cuando aún la primavera ni siquiera se olía y el aire seguía tan cortante y seco como en el invierno, por todas partes se levantada el stlánik sacudiéndose la nieve de su verdoso y algo anaranjado ropaje. Y al cabo de u n día o dos el viento cambiaba y los chorros cálidos de aire traían la primavera''^ La desmembración paulatina de la familia Grádov, la imposibilidad de repetir ese daguerrotipo inicial, de reunir de nuevo a todos los miembros de la familia, los intentos inútiles del patriarca p o r rescatar a los suyos, la esquizofrenia de un régimen capaz de condenar p a r a después recuperar y hacer héroe de la patria a Nikita Grádov, y volverlo a condenar en el cénit de su prestigio, ilustra el delirio de u n régimen instaurado en la paranoia de la conspiración y de un líder que como un vampiro solo puede vivir alimentándose de la sangre de aquéllos que lo rodean. La experiencia vital de un Aksiónov, apartado de su familia en la niñez y apartado de su país durante sus años adultos, resulta imprescindible p a r a significar la denuncia de una represión atroz.

Aksiónov sabía que no hay dolor más grande que el arbitrio totalitario que separa a los niños de sus padres y sus madres; no en balde perdió a la suya durante los 18 años en que fue recluida en Kolymá. Eugenia Ginzburg narra el vértigo producido por u n a llamada nocturna, la irrupción en su casa de unos desconocidos que la apre- C O N MANDELSTAM EN TIFLIS mian p a r a que recoja lo imprescindible y los sollozos de un niño (el pequeño Vasia que, con el tiempo, será escri- "Incluso los festines georgianos llega un momento en que se acaban, tor y autor de Una saga moscovita) que, impotente, sufre ante y de madrugada, Mandelstam y Nina se encontraron solos en el cenla imposibilidad de cambiar el desenlace de la escena'. De tro de la ciudad. La luna brillaba todavía en el cielo, iluminando los ese doloroso recuerdo nace el capítulo de la captura en la numerosos retratos de Stalin y los eslóganes del primer plan quindacha del Bosque de la plata de Verónica, la bella nuera quenal Caminaban a lo largo de una serie de escaparates miserables de Boris Grádov, ante la mirada impávida y sollozante de que en otro tiempo habían sido tiendas lujosas." (p. 184) sus hijos y de ese recuerdo surge la imagen reiterativa del terror producido por la llamada nocturna de u n teléfono Nina Grádova, hija de Boris Grádov, poeta y femme fatao el repicar intempestivo de un p u ñ o contra u n a puerta. le, conoce en Tiflis a Osip Mandelstam. Belleza y talento Los Grádov tienen marcada la desdicha en su destino. se encuentran en u n a noche georgiana poblada p o r proAsí, de esa foto primigenia se caerán Nikita Grádov, hijo mesas de simbiosis espirituales y carnales. U n tiempo desmayor del patriarca, que arrastra el t r a u m a de la repre- pués (p. 349) Nina escuchará recitar estos versos: sión de la revuelta de Kronstadt, que es confinado al destierro p o r conspirar contra el régimen, amnistiado posteVivimos sin percibir el país bajo nuestros pies riormente y recuperado para luchar contra los alemanes Nuestras palabras a diez pasos no se oyen, en la II G u e r r a Mundial; guerra en la que es reconocido Y basta con una breve charla a media voz. con los más altos honores militares de la Unión Soviética Montañés del Kremlin p a r a posteriormente volver a caer en desgracia. De esa foto genésica cae Kiril, el hijo mediano del patriarca Son los primeros del Epígrafe a Stalin (1933); versos que Grádov, licenciado en Historia marxista y al que poco le costarían a Mandelstam caer en la maldición del tirano; servirá ser más Estalinista que Stalin; y de la foto caen maldición de la que no se libraría ni aun después de escri26 Quimera


bir la famosa O d a a Stalin, cuyo logro desesperado radica según Cotzee en "haber alcanzado p o r medio de lo que yo llamo "alienación" y su mujer llamaba "locura": idear el cuerpo de u n a oda sin habitar realmente en él"'. Por las páginas de Una saga moscovita desfilan Mandelstam, pero también Pasternak o Bulgákov, todos caídos en desgracia y poseedores de u n a vida y u n a obra que sirven a Aksiónov p a r a mostrarnos la ferocidad con la Stalin se entregó a la persecución de los hteratos. Así, una representación de El mandato del dramaturgo Nikolai E r d m a n , dirigido p o r Meyerhold, otro condenado p o r desviacionism o político camuflado de vanguardia literaria, se convierte en u n a muestra espontánea de protesta y rechazo a Stalin (págs. 105- 107). Aksiónov muestra con brillante claridad como la literatura, la poesía y el teatro, herramientas de representación y confrontación con esa realidad oficial, unidimensional, impuesta a sangre y fuego por el estalinismo, se convirtió en un poderoso enemigo al que el régimen persiguió con violenta energía. La literatura se confiere pues, como un elemento importante de carnavalización, no puede obviarse que el concepto acuñado por Mijail Bajtin en relación a Rabelais y la Edad Media funciona metafóricamente como un reflejo de la Unión Soviética, poniendo en entredicho la tradicionalmente aceptada postura apolíüca del gran teórico ruso. Siguiendo con Bajtin, la risa, la ironía, la broma, son elementos claves de esa carnavalización, y definen el carácter ambivalente de la misma, su poder p a r a poner en entredicho lo aceptado p o r la fuerza del orden y el dominio.

tirano; carnavalizaban la realidad dotándola de variedades significativas. El poder de la literatura p a r a desnudar la conciencia de los oprimidos, p a r a desvelar la suciedad que se esconde tras la fachada de optimismo y la magnificencia hacia el pueblo que enarbola el Estalinismo, se percibe en el magnífico juego metaliterario que Aksiónov utiliza p a r a mostrarnos la primera señal de d u d a que atormenta al patriarca Grádov. Grádov es testigo, en su condición de prestigioso médico ruso, del asesinato del c a m a r a d a Frunze, héroe del ejército ruso que muere en un quirófano durante u n a intervención quirúrgica. Las dudas sobre el papel pasivo, sobre la inercia y la complicidad por omisión de Grádov en el crimen de Frunze relucen en la mente del doctor cuando su hija le menciona el entusiasmo que le ha ocasionado la lectura del relato de Pilniak El cuento de la luna perpetua (p. 82), relato en el que su autor pone en d u d a la versión oficial de la muerte de Frunze y despUega la sospecha de la intervención de Stalin en la misma. La inclusión del relato de Pilniak otorga a la muerte de Frunze u n a visión caleidoscópica; u n a esfera interpretativa que recurre a la historia y a la literatura, y a la vez se confiere como muestra palpable del poder de la literatura p a r a remover mentes y consciencias. U N PERIODISTA AMERICANO EN M O S C Ú

"En realidad, lósif solo tenía un igual en el mundo: Adolf. El siglo XXflorecía con dos fljrmas de socialismo: el de clase y el de raza." (p. 350) "Y todo eso que ella se toma en seño, atí.te da risa. Pero camaradas, dije, siya ni me acuerdo de cuándo lo escribí, lo escribí de repente, un J opar h n Reed, el periodista norteamericano que vivió in situ de fiases en broma, ni siquiera pensaba en lo que estaba escribiendo, ¡si los primeros días de la Revolución de octubre, reconoce hubiera tenido mala intención no lo iba a mandarlo a un cursillo del parque "durante la lucha, mis simpatías no eran neutrales. tído!"* se justifica Ludvik, narrador de La broma de Milán Pero, al trazar la historia de las grandes jornadas, he proKundera, ante los esbirros del partido que lo acusan de con- curado estudiar los acontecimientos como un cronista contrarrevolucionario por un escrito privado de tono irónico so- cienzudo que se esfuerza por reflejar la verdad"^, esa falta bre el optimismo del régimen comunista de Checoslovaquia; de neutralidad se concreta en u n a fascinación febril p o r la escrito que acabará acarreándole la desgracia. Asimismo, figura de Lenin y por la Revolución Bolchevique. Igual Antonio José Ponte subraya el tesón con el que el Castrismo falta de neutralidad, pero en el sentido contrario, un repupersiguió toda manifestación de fiesta y alegría en la Cuba dio visceral ante todo lo que significa la Revolución de revolucionaria; antes Cromwell ya había cerrado las tabernas octubre y sus secuelas posteriores caracteriza a Townsend y teatros durante su República puritana. Reston, el periodista norteamericano que, pluma en mano, También en L·s hijos del Arbat de Anatoli Ribakov, refe- surca las páginas de U n a saga moscovita p a r a relatar a los rente ineludible de Aksiónov a la hora de escribir Una saga lectores del Chicago Tribune todo lo que acontece en la moscovita, u n a b r o m a inofensiva sobre el régimen, condena Unión Soviética. Aksiónov pone en boca de Reston la sena Sasha, protagonista de la novela, a tres años de destie- tencia del epígrafe que abre este párrafo; sentencia que rro. Aksiónov utiliza, pues, la literatura y la escena con el h e r m a n a a Stalin y Hitler en su desmedida crueldad, que propósito de profundizar en una segunda línea represiva h e r m a n a los dos regímenes que impulsaron, caracterizados que caracterizó el terror estalinista, la aniquilación siste- por elevar a categoría de ley el castigo a la disidencia, la mática de aquéllos que con la poesía, el teatro o la novela pena de muerte sistemática y los campos de concentración ponían en d u d a la realidad pétrea y oficial impuesta p o r el y exterminio. Esa analogía entre tiranos, espeluznaba a la Quimera 27


intelligentsia occidental de izquierdas, no digamos ya, los paralelismos que podían establecerse entre los regímenes que comandaron ambos. En 1991, caído el Muro de Berlín y en plena desmembración del Imperio Soviético aparece el libro Hitler and Stalin: parallel Uves, del historiador británico Alian Bullock. El libro, encomiable ensayo que maneja multitud de fuentes, pasa por el cedazo de la ciencia histórica ese paralelismo, enfatiza las semejanzas entre ambos personajes y abre u n a senda historiogràfica que anima al ejercicio de cotejar a la luz de la imparcialidad histórica la funesta aura criminal con la que Hitler y Stahn erigieron su poder. Richard Overy, acaso sea el que mejor ha transitado el camino abierto por Bullock. Valga esta referencia historiogràfica para situar en el contexto de la novela de Aksiónov al personaje de Renton. Renton aparece en diferentes momentos de la novela, de hecho es el que inicia el relato con sus primeras impresiones del Moscú de 1925, vuelve a aparecer durante los bombardeos de 1940, cruzándose en un refugio con Nina Grádova y en la plaza del Kremlin con Boris Grádov, con el que no logra conversar porque Grádov huye ante el atrevimiento de las preguntas del periodista americano; aparece en la embajada de los EE. UU. en Moscú durante esos mismos bombardeos j u n t o con otro personaje que acabará siendo clave en la historia, el agregado mihtar Kevin Tagliafero; atraviesa las sombras nocturnas de Moscú, desafiando el toque de queda, mientras las bombas alemanas caen sobre la ciudad. Aksiónov utiliza con maestría a Renton, en tanto en cuanto este personaje le permite alejarse de los hechos narrados observándolos desde la mirada del extranjero. También el personaje de Tagliafero, que acabará por llevarse a Verónica a los EE. UU., para agravar la crisis identitaria del joven Boris l y hijo de ésta y nieto del patriarca Grádov, responde a esa misma intención. El acercamiento a las desdichas y la desgracia de unos personajes atenazados por el miedo a la delación y el terror a ser castigados por falsas acusaciones, se hace más p u n z a n t e c u a n d o esos personajes son ob servados por elementos extradiegéticos que ob servan, piensan y explican lo que sucede desde la lejanía de su condición de extranjeros, sa biéndose a salvo del mecanismo de destrucción que sujeta a los nativos. Con estos personajes Aksiónov crea un efecto de yo-yo con los que 28 Quimera


acercarse y alejarse de la superficie histórica del relato.

namiento. El mismo procedimiento es utilizado p a r a la construcción literaria de Beria, el sangriento lugarteniente de Stalin. L O S RETORTIJONES DE STALIN Paradigmático también resulta la utiUzación de la "La lavativa también hizo su trabajo: al cabo de unos minutos, se metempsicosis, p a r a situar en el presente histórico de la produjo la ruptura de la líneas de defensa, los muros de Babilonia se narración viejas glorias de la historia rusa, ahora reencardesmoronaron, llámenlo como quieran, pero no la evacuación de la nadas en animales que observan y reflexionan sobre esa mierda de Stalin." (p. 360) Rusia, sin poder mediar en sus conflictos. Este elemento Tres son los referentes esenciales de Una saga moscovita: el fantástico otorga al discurso narrativo un contrapunto primero, sin duda, Guerra y paz de Tolstoi; obra que el humorístico y surrealista que lejos de alterar el tono del narrador cita a lo largo de la novela. De Tolstoi encontra- relato, logra dimensionar los significados de la narración, mos la combinación de personajes de ficción e históricos, poniendo en juego un diálogo histórico entre diferentes el equilibrio extraordinario entre vida privada y esfera actores de la historia de Rusia. pública y el determinismo histórico que atenaza al indiviLa represión en sus múltiples facetas y la utihzación del duo, así como el modelo de los Volkonsky a la hora de recuerdo personal y la literatura p a r a construir un discurcrear a los Grádov. U n segundo referente es el Pasternak so narrativo que someta al lector a la crueldad desmedida de El doctor ^hivago en la confluencia de Lara y Nina Grá- del arbitrio de un poder totalitario; la utilización de eledova, y el tratamiento del amor como punto de anclaje en mentos centrípetos, las figuras de Reston y Tagliafero que u n a Rusia sometida a la guerra, la represión y la muerte. funcionan como recursos narrativos que permiten alejarse Por último Los hijos del Arbat de Anatoli Ribakov, está muy de los hechos que se narran, y al mismo tiempo enfatizar presente en Una saga moscovita en su construcción de u n a el sentimiento de clausura y encierro en ese laberinto sin atmósfera de terror provocada por la paranoia de una cul- salida que era la Rusia de Stalin, y la utilización del hupabilidad invisible que acaba condenando a todo el mun- m o r p a r a singularizar la novela son cuatro aspectos medo; en la intención global de describir esa represión, que diante los cuales acercarse a la inmensidad de esa obra motiva que Ribakov describa por igual la muerte de gran- magna que es Una saga moscovita. En definitiva, lejos de des jerarcas del régimen (Kirov) y la de personajes de fic- acercamientos más o menos rigurosos a la enormidad de ción, tal y como también hace Aksiónov; y sobre todo en la esta novela y el elogio, incomprensiblemente postergado construcción literaria de un Stalin que se erige como pro- hasta la antepenúltima línea, del titánico trabajo de M a r t a tagonista directo de la novela. De esta tradición bebe Ak- Rebón en su traducción, valga un único requerimiento siónov y al mismo tiempo en esa misma tradición debe sobre Una saga moscovita: léanla. Por favor. • situarse Una saga moscovita, pues igual que las otras tres obras resulta imprescindible para explicarse la historia de MOTAS la Rusia de los siglos X I X y X X . 1. Eugenia Ginzburg, El Vértigo, Galaxia Gutmberg, Barcelona, 2005, pp. 68s. Pero si algún elemento diferencia y singulariza la novela de Aksiónov es el sentido del humor. Aksiónov alterna el esperpento, el h u m o r negro, el escatológico o el surrealismo, p a r a conferir a la obra momentos perfectamente medidos de tragicomedia, que ayudan al lector a escapar p o r un instante de la angustia que le provoca el devenir de los personajes. El epígrafe de este último apartado es u n a prueba evidente de ese humor: el dueño del m u n d o está atenazado por unos problemas intestinales que le impiden evacuar y amenazan su vida p o r la anegación de su propia mierda. Stalin exige p a r a su tratamiento la presencia del eminente médico Grádov, padre de dos disidentes a los que h a enviado a Sibèria. Grádov le aphca una lavativa que hace que el Amo de los rusos evacúe con febril intensidad toda la mierda que había ido almacenando su cuerp o durante días. La utilización eventual de lo grotesco humaniza en determinados momentos a Stahn y al tiempo aumenta la deshumanización del tirano cuando lo vemos firmar sin atisbo de duda penas de muerte e inter-

2. Varlam Shalámov, Relatos de Kolymá, Mondadori, Barcelona, 1997, p. 43. 3. J.M.Coetzee, C o n t r a la censura, Debate, Madrid, 2007, p. 146. 4. Milán Kundera, L a b r o m a , Seix Barral, Barcelona, 1994, pp. 44s.

5. John Reed, Diez días que estremecieron al mundo, Orbis, Barcelona, 1985, p

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REFERENCIAS

BIBUOGRÁFICAS

-Mijail Bajtin, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento, Alianza, Madrid,

1998.

-Alian Bullock, Hitler y Stalin, tad. Pedro Gábez, Plaza & Janés, Barcelona, 1994.

-Richard Overy, Dictadores: la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin, trad. Jordi Beltran Ferrer, Tusquets, 2006. -Boris Pasternak, El doctor Zhivago, trad. Marta Rebón, Galaxia Gutmberg, Barcelona, 2010. -Antonio José Ponte, L a fiesta vigilada, Anagrama, Barcelona, 2007. -Anatoli Ribakov, Los hijos del Arbat, trad. Isabel Vicente, Planeta, Barcelona, 1988. -León Tolstoi, G u e r r a y paz, trad. Lydia Kúper, ElAleph, Barcelona, 2010.

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ANTONIO UNGAR

"LA SOBRE CONCIENCIA HACE DEL QUE ESCRIBE UNA DIVA O UN BURÓCRATA" U n a c o n v e r s a c i ó n c o n el a u t o r de Tres ataúdes blancos

P O R KARINA SAINZ B O R G O

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Pedro Akira t e n d r á que morir más de u n a vez p a r a revelar lo que ya sabíamos. Q u e en toda guerra se está solo, y muerto de a n t e m a n o . Eso es Tres ataúdes blancos (Anag r a m a , 2010), del colombiano Antonio U n g a r (Bogotá, 1974): u n a novela p a r a leer a solas - c o n rabia, m u c h a rabia. U n libro de estructura impecable, prosa combustible y poética furiosa. En Tres ataúdes blancos, Antonio U n g a r se muestra ya no como el potente n a r r a d o r de Zanahorias voladoras (Alfaguara, 2004), su p r i m e r a novela, sino como u n a versión m e j o r a d a y más adulta de sí mismo. En sus páginas, U n g a r encuentra u n a voz sólida, en la que se muestra d u e ñ o de su ira al d a r vida a José C a n t o n á , un gris habitante de la clase media que se h a r á pasar p o r el candidato opositor Pedro Akira, asesinado de tres disparos. C a n t o n á emerge así como héroe estrafalario. También como un n a r r a d o r - h o m b r e diferente del n i ñ o - n a r r a d o r de Las orejas del lobo y de los anteriores libros de cuentos De ciertos animales tristes (2001) y Trece circos comunes (2000) que había servido a U n g a r p a r a verter en la literatura el que ha sido su tema central: el país como herida y equi-

paje; como piedra y familia; como rabia y parentesco. Colombia, que rebrota como u n a fiebre en esta magnífica novela. —Hay un cambio sensible en el Ungar de Las orejas del lobo, mucho más poético, o de Zanahorias voladoras, con respecto al de esta novela. Supongo que es consciente de eso. —Escribo sin planes, sin m é t o d o y sin ser demasiado consciente de mi voz. Creo que la sobre conciencia y la planificación hacen del que escribe u n a diva o u n burócrata, y el que escribe debe solamente buscar comunicarse con un lector (comunicación que puede ser con un solo lector o con millones, que puede ser evidente o bizarra). Los libros son siempre muy superiores a sus autores. H a c e unos años, tal vez p o r la vida que vivía y por lo que esa vida me permitía ver, escribí los extraños cuentos que mencionas. Después la vida me puso a reírme a carcajadas de mis propias manías y de ahí salió un libro más raro, Zanahorias voladoras, del que recuperé derechos hace unos años porque no quiero publicarla más hasta no releerlo. En un m o m e n t o d a d o la vida me Quimera 31


cerró completamente los ojos y tuve que mirar hacia adentro, de d o n d e salió ese falso-verdadero diario de infancia, Las orejas del lobo. A h o r a se me apareció este libro, como los demás, sin aviso previo y sin ningún mérito mío, y p u d e verlo p o r q u e la vida (la vida también en sentido fisiológico) me lo permitió. Y lo agradezco, p u d e sacar m u c h a risa y m u c h a rabia que tenía guardadas p o r cuenta de nuestros pohticos y nuestras guerras. —Colombia continúa siendo su materia prima literaria. Continúa la mixtura entre un paisaje personal, emocional, nacionaly literario. Parece, en tal caso, que lo político, lo propio (el país) es también una pertenencia, una herida... Algo irresuelto. — C r e o que todo lo que afirmas es cierto y se aplica a esos libros que se escribieron a través de mí. N o me gusta analizar lo que escribo. P u e d o decirte que mi visión del m u n d o es bastante torpe, limitada y sesgada, así es que inevitablemente la política es u n a herida. N o me interesa, p a r a f r a s e a n d o a un escritor colombiano cont e m p o r á n e o , "escribir La Historia con mayúsculas". N o creo que exista algo así. Solamente p u e d o escribir sobre lo que p u e d o ver, y lo que p u e d o ver es siempre muy poco, m u c h o menos que esos libros absolutos y maravillosos que se me aparecen p a r a ser escritos y que vuelven a desaparecer antes de que p u e d a entenderlos bien.

tro del m u n d o , como C a n t o n á , viera su precioso manuscrito criticado, atacado y corregido p o r la m u j e r a la que quiso. N o quería que la única visión de ese m u n d o descompuesto y violento de M i r a n d a fuera la de nuestro entrañable C a n t o n á . En general los narradores absolutos y las frases sentenciosas en las novelas me d a n desconfianza. Lo mismo hace, de otra m a n e r a , Jairo: le demuestra al n a r r a d o r (y p o r eso también al lector) que la visión de m u n d o de C a n t o n á es relativa y t a m b i é n risible, como todas las visiones de m u n d o .

Premio Herralde de Novela 2010, Antonio Ungar se revela en Tres ataúdes blancos (2010)

como un escritor cada vez más dueño de su ira.

—¿Por qué el abandono del narrador-niño al que parecíamos acostumbrarnos los lectores por este personaje, al fin adulto, más parecido a la voz de los relatos "Instrucciones para un tedio bogotano", o "Hipotéticamente", o "Un muerto es un muerto"? —Este n a r r a d o r era el único posible, creo: la gran política de un país descompuesto m o r a l m e n t e y en guerra (grande en sentido económico y de poder) solamente podía ser contado p o r este idiota egocéntrico, infantil, melodramático, hipocondríaco, de u n a inocencia que en ^anahoñas voladoras (2004). roza la imbecilidad y también inconscientemente genial. Adorable. Parecido un poco a todos nosotros, los ciudadanos de estas repúbhcas, que elegimos a nuestros dirigentes cada cuatro años p a r a que nos muelan a latigazos y p a r a agradecerlos con lágrimas de emoción c u a n d o se p a r a n sobre nuestras cabezas. Antes me pareció que —Se podría pensar en un parecido inicial de Tres ataúdes otras historias en otros libros pedían otros narradores blancos con La p e q u e ñ a vendedora de prosa, de Daniel p a r a poderse contar. Pennac, ¿es una impertinencia o... cabría la posibilidad de que hubiese un eco, una influencia, un retazo? —Resulta interesante el peso y cómo se resuelve la novela a través —Leí dos libros de Pennac hace unos diez años y me de Ada Neira. Ese final que funciona como mecanismo poético y divertí muchísimo. N u n c a leo escritores que me gusten como estructura externa a la novela que la resuelve, aún estando mientras escribo libros. Procuro leer escritores que no dentro de ella. Juega un poco a la novela dentro de la novela, o el me gustan o divulgación científica, que es el género manuscrito hallado, pero sin quebrarla directamente. Incluso, a mayor. O no leer, que es lo más sano. Inevitablemente veces parece que Jairo o la misma Ada actúan como narradores todas las lecturas hacen eco en lo que u n o escribe: u n o de los comentarios generalizados a este libro es que hay auxiliares, partes independientes de la novela. — M e gustaba la idea de que u n tipo que se cree el cen- algo de La conjura de los necios, de K e n n e d y Toole. Ese

Un narrador muy superior

al que ya apuntaba maneras

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de los huesos que q u e d a n , más complicado y más intenso, como fuego fatuo buscando cuerpos de vivos p a r a meterse y a r m a r ñesta). —Me interesa saber ese giro que hay del Ungar más lírico de Z a n a h o r i a s voladoras e incluso del mismo Las orejas del lobo, al autor de Tres ataúdes blancos^ mucho más ágil. Se convierte en un inagotable creador de acciones. Parece, de pronto, que la estructura de la historia hubiese cobrado un peso que antes no tenía ... ¿Quépasó? — O t r a vez: fue consecuencia de lo poco que p u d e ver de ese libro absoluto que se me apareció esta vez. U n país como M i r a n d a se define a través de sus acciones, es u n a suma de acciones frenéticas y sin respiro, como las de los gusanos o las de las hormigas o como las de los hombres. Acciones que se s u p e r p o n e n y se contradicen y n u n c a cesan y ocasionalmente tienen algún sentido. No se podía contar M i r a n d a desde la lírica o desde la razón p u r a . —Sin embargo, el lenguaje no perdió importancia... se concentró, se maceró, se recogió hacia lugares esenciales, se dosificó. — E l lenguaje en este libro es entera responsabilidad de G a n t o n á . N o quiero lavarme las manos, a u n q u e sí. Son su cabeza desquiciada (que se sale de control en varias escenas) y su m i r a d a entre asustada y temeraria, las que cuentan a ese ritmo y con esas palabras y apelando a esas imágenes bizarras.

libro lo leí d u r a n t e las últimas semanas del bachillerato, hace casi veinte años. Y solamente me di cuenta de que mi gordo se parecía al gordo de ese libro c u a n d o mi gor do ya había decidido suplantar al candidato presidente de M i r a n d a . —¿Esta novela lleva escribiéndose cuánto tiempo? ¿Se dedicó enteramente a escribirla? ¿O es un proyecto que lleva mucho más tiempo del que parece? —Escribí el b o r r a d o r en un año y tardé otro corrigiéndolo. En los diez años anteriores había hecho varios borradores de historias en las que los personajes se reían de los políticos. U n a contenía las conversaciones del psiquiatra de u n presidente con su esposa, en la c a m a , p o r la noche. N i n g u n a funcionó como p a r a mostrársela a u n lector. —¿No ha resuelto emocionalmente a Colombia luego de escribirla, verdad? — N o , creo que ese es un lío emocional con el que todos nos vamos a la t u m b a (y después de muertos ese lío sale

—Hay mucha presencia del dato real en la novela. Parece que hubiese utilizado información de la vida colombiana para sostener la República de Miranda, lo cual le da mucho más músculo a la historia e incluso le permite denunciar en un momento dado. ¿Fue realmente así? —Esos hechos, que se parecen tanto a los de la República de M i r a n d a , son menos específicos de lo que podría parecer a p r i m e r a vista. Encuentras hechos iguales o igual de parecidos en el Franquismo, en Corea, en R e p ú b h c a D o m i n i c a n a , en El Salvador, en V i e t n a m . Y también, claro, a u n q u e pocos reseñistas de allá se atrevan a aceptarlo, en la Francia c o n t e m p o r á n e a de Sarkozy espiando y a m e d r e n t a n d o periodistas; en la España c o n t e m p o r á n e a de los políticos usando u n a visita del P a p a p a r a r o b a r a los contribuyentes; en la I t a h a cont e m p o r á n e a de Berlusconi c o m p r á n d o s e todos los canales y todos los periódicos y haciendo orgías con menores de edad que lo llaman "Papi"; en la Inglaterra contemp o r á n e a de los políticos flemáticos gastando millonadas en sus propios lujos; en la Alemania c o n t e m p o r á n e a en la que poHticos muy relevantes consideran a los árabes y a los negros plagas que hay que combatir. Por no hablar de Estados Unidos, que merece novela aparte. • Quimera 33


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CAPITAUSMO & UTERATURA Notas para un ensayo sobre una religión de(l) libro P O R JAVIER M O R E N O

Si Zizek ha tratado en algunos de sus ensayos de practicar algo así como un psicoanálisis del cine de Hollywood , confiado en la literalidad de su naturaleza de 'factoría de sueños' (no personales sino colectivos), con el fin de extraer de sus latencias conclusiones ideológicas y políticas, no es menos cierto que dicho método se puede extrapolar al ámbito literario. Sin duda la literatura pone en juego - d e palabras- los anhelos y los miedos, los síntomas -evidentes o n o - de los temores del cuerpo social. El capitalismo -sus usos y costumbres- se filtra a través de los poros (basta recordar los objetos que ocupan los primeros planos de El séptimo continente, de Haneke, y que terminan poseyendo, como seres dotados al fin y al cabo de alma, a la familia protagonista del filme) y las retinas y acaba adquiriendo una dimensión espectral que oscila entre los extremos de lo salvífico y lo terrible. El autor (escritor, en el caso que nos ocupa) transmutará ese espectro en alabanza o exorcismo, llevado por su moral particular o por el capricho de la pluma. Este pequeño estudio se propone el objetivo de mostrar algunas variantes de dicho espectro en la literatura contemporánea, u n fantasma que recorre no Europa sino el mundo entero, y que está condenado a transitar buena parte de la literatura fuera y dentro de nuestras fronteras. 1. VIVA EL MAL, VIVA EL CAPITAL

Quién no conoce o ha oído hablar de Patrick Bateman, el protagonista de American Psycho, el diabólico yuppie de Wall Street. "Trabajo en Pierce&Pierce", anuncia a sus hermosas víctimas antes de despedazarlas con la escrupulosa meticulosidad de un forense. Patrick actúa metódicamente (no cabe esperar otra cosa de un cerebro formado en Harvard): desgarra, eviscera, mutila, quema... Procede con los cuerpos de sus víctimas por división y combustión. La superficie de su apartamento queda convertida en la mesa del arúspice. Efectivamente, Bateman lee su destino en las visceras de sus víctimas. En ocasiones éste consiste en coger un vale y cambiarlo por una caja de cereales. El destino en el mundo del

capital no admite mayores heroicidades. Bateman ha perdido la profundidad simbólica, vive en un mundo hecho a base de índices (bursátiles y semióticos). Bateman no ve una camisa, ve Armani, no ve un bolso sino Hermès. Dioses dispensadores de aura, las marcas constituyen asimismo un lenguaje sin posibilidad de metáfora. El lenguaje capitalista es aquí un lenguaje escindido, sin conectores analógicos; las palabras cohabitan desprovistas de sintaxis en la chistera dadaista. Patrick replica a través de su peculiar arte cisoria el mundo que le rodea al tiempo que hace uso de éste para aniquilar todo aquello que no forma parte de dicho mundo y cuyo epítome viene a ser el omnipresente mendigo. Easton EUis revive a Jack T h e Ripper dotándolo de un aspecto nada previsible: es inteligente, es rico, es guapo. Tengan mucho cuidado. 2 . LA RED SOCIAL

En La conquista del aire, Carlos, un empresario en apuros, pide un préstamo a sus amigos Marta y Santiago. El préstamo funciona como un sistema estresante (el estrés como fuerza instituidora de cohesión social ha sido convenientemente estudiado por Sloterdijk en su trilogía Esferas) al que se van añadiendo amigos y parejas de la tríada príncipal. Belén Gopegui, la autora de esta novela, transita así de la microesfera de lo personal (fundada en una larga y sólida amistad) a la macroesfera de lo económico, componiendo, como es habitual ella, una novela dialógica que descapitaliza no sólo el discurso económico sino la propia narración en términos de personajes principales y secundarios. El sistema económico capitalista es puesto en cuarentena por Gopegui a través de una estrategia opuesta a la de Easton Ellis. Si este último muestra la alienación áúyuppie que sólo puede apropiarse del placer a través del sacrificio de la víctima, la autora madrileña transmuta la usura en una "ampliación de capital" humano basado en la complejidad creciente de las relaciones entre los personajes, u n u m inter pares. Estrategia semejante es la que lleva a cabo Víctor Hugo Mae en El apocalipsis de los trabajadores, novela escrita completamente en Quimera 35


minúsculas (un intento de democratización del lenguaje) que proporciona luz y contraste a aquéllos que normalmente pasan desapercibidos en el discurso económico y literario. La limpiadora por horas y el paleta ucraniano pasan a un primer plano en igualdad de condiciones que sus amos. La economía sumergida deviene literatura emergente a través de una reorientación del punto de vista de esa superestructura capitalista que es la fruición escópica.

4 . DIVERSIÓN MACHT FREÍ

Degradado el 'dasein' del presente como categoría temporal (convenimos que en la bola de cristal del capitalismo no vemos nuestro presente sino el futuro que se avecina), convendría añadir que no sólo el tiempo, sino que también el espacio del capitalismo admite nuevas leyes y técnicas de agrimensión simbólica. A la desincronización (los relojes del consumidor y del bróker, definitivamente, no marcan la misma hora) se añade la distopía. Aeropuertos, parques temáticos... Dejan de ser índices del espacio circundante 3 . LA MORADA DEL DEUS ABSCONDITUS Eric, el protagonista de Cosmópolis, de Don DeLillo es un (espacios hechos p a r a contemplar) para convertirse en singran inversor que entra de buena mañana a su limusina con gularidades que rompen con la continuidad del espaciola intención de cortarse el pelo. La limusina está provista de tiempo social. Ningún otro espacio como el así llamado monitores y pantallas que muestran en tiempo real tanto la 'parque temático' para mostrar lo que decimos. El parque evolución del mercado como el entorno urbano por el cual temático deslocaliza el sitio donde se erige. Se trata de un transita el personaje. El interior de la limusina se convierte espacio cerrado en sí mismo cuya función es recrear un así en una especie de panóptico y Eric en una encarnación espacio-tiempo distinto (la América colonial del siglo del deus absconditus capaz desde ese pequeño rincón de tum- XVIII en Asfixia, el cuerpo h u m a n o en Derrumbe, Villa bar bancos y empresas según su arbitrio. Los datos que pue- Verano en Hilo Musical, el PreHistoric Park de El trepanador blan sus monitores son el anticipo de la realidad, no el refle- de cerebros o el Marina D'or de El Dorado) del habitual y j o de ella. A este respecto DeLillo hace decir a su personaje cuya esencia reside en el hecho de que en él todo está "Es el cíber-capital el que crea el futuro [...] Porque el tiem- sobredeterminado, nada está descuidado al azar, convirpo es ahora un activo corporativo. Pertenece al sistema de tiéndose el visitante en un mero transmisor de los deseos libre mercado. El presente es difícil de encontrar. H a sido que unas cosas sienten por las otras, en un transeúnte de absorbido fuera del mundo para dejar espacio al futuro de itinerarios prefigurados - a n t í p o d a del flaneur que preconilos mercados descontrolados y del enorme potencial de las zara Walter B e n j a m í n - a cambio de lo cual obtendrá u n inversiones. El futuro se ha hecho insistente. Esa es la razón placer contenido lejos de la linde del shock, emocional o por la que algo ocurrirá pronto, tal vez hoy". Eric se deja lle- estético. "Este es el problema más grave de los parques var por el capricho. Lee poesía y conversa con el resto de temáticos históricos. Siempre dejan fuera la mejor parte. personajes que pueblan la novela siguiendo una lógica a C o m o el tifus. O el opio. O las letras escarlatas. Hacerle el menudo absurda. Como el dios de los gnósticos, Eric se vacío a alguien. La quema de brujas". De ahí que si el parmantiene al margen de la realidad. Avatar del mercado, Eric que temático aparece en la literatura es para mostrarnos gobierna un mundo sin hacerse presente en él (de hecho personajes que son al mismo tiempo una rasgadura del gesEric vive en el futuro, tiempo inaccesible para el resto de tell temático. Las maneras de alterar el orden son diversas, mortales). En esta ocasión será el miserable, el mendigo, la bien a través de la introducción de drogas y sexo (así ocunémesis de Eric; como si la novela de Delillo se convirtiese rre en Asfixia, Hilo musical y El Dorado), bien desobedeciende alguna manera en el segundo asalto de American P^cho, en do las normas {El trepanador de cerebros) o, más radical todavía, provocando la voladura del recinto [Derrumbe). su posibilidad de revancha. Pero la escritura del mercado, una escritura de índices (de índices del tiempo futuro, como bien demuestra Eric) admite rectificaciones, errores. En este sentido conviene recordar a Chip, personaje de Las Correcciones, de Jonathan Franzen, contratado por un político lituano para modificar una página web que invertirá los datos económicos de la economía Htuana con el fin de atraer a inversores americanos (y cumplir de este modo una venganza contra la economía de mercado que llevó a su país a la ruina). Se confirma así el mito gnóstico según el cual el mundo procede de la copia errada de la escritura divina. La - m a l a - copia queda convertida en la novela de Franzen en un acto de rebeldía, de reordenamiento del mundo que lo aproxime a cierto ideal de justicia. 36 Quimera

5. E s LA ESTUPIDEZ, IDIOTA

Lejos de la figura nietzschiana ideada por DeLillo aparece Sherman McCoy, el memorable corredor de bolsa de La hoguera de las vanidades. A Tom Wolfe le interesa menos desentrañar la vis metafísica del capital que mostrar el papanatismo de lo políticamente correcto. Digamos que en la novela de Wolfe el personaje sirve al lector como guía para reconstruir la sociedad neoyorquina del momento donde el mal no es privativo de "los amos del universo" sino que puede extenderse sin difícultad al periodista o al representante de la comunidad afroamericana. McCoy, de hecho, se metamorfosea ante los ojos del lector pasando de tiburón de las fínanzas a víctima del sistema judicial, como


prueba de que hasta los ángeles más próximos al dios del dinero deben estar atentos, que el menor descuido puede propiciar la caída. De nuevo nos movemos en el contexto de la cosmovisión gnòstica. El mal no anida en el higienizado universo de Wall Street {dollars non olet). El m u n d o hiperuránico de la Bolsa es sencillamente amoral. Por tanto no puede ser juzgado. Lo que la sociedad no perdon a no es la ganancia fácil o la especulación descontrolada sino que se ataque (siquiera involuntariamente, como es el caso de Sherman) a las reglas explícitas de lo políticamente correcto. El pecado de Sherman es haberse aproximado demasiado a la tierra. Tom Wolfe demuestra en su novela que existe algo tanto o más poderoso que el dinero: el papanatismo.

más personal acaban siendo sacrificados en el insaciable altar del Moloch corporativo. U n a variante del pacto fáustico parece estar detrás del c o m p o r t a m i e n t o de dichos personajes. Se adivinan tiempos mejores en el pasado de De Miguel {Barriga) y César [El alquiler del mundo), momentos de calma famihar en el bello p a r a j e de la playa portuguesa de Barriga - e l p r i m e r o - y sesudos estudios de filosofía - e l segundo. Pero ambos a c a b a r á n asumiendo los dictados del capital (que no necesita ningún papel firmado con sangre, sino que su letra - n o necesariamente i m p r e s a - se acaba filtrando en las consciencias como el virus lingüístico que a t e n a z a b a a Burroughs) y llevándolo hasta sus últimas consecuencias. Si existiera u n a Leyenda d o r a d a dedicada a recopilar la hagiografía de los 'santos' mártires del capital, no cabe d u d a de que D e Miguel y César a c o m p a ñ a r í a n a 6 . ¿ E L CORAZÓN DEL CAPITAL? François Emmanuel renueva en LM. cuestión humana el mito S h e r m a n M c C o y en el índice de tan ilustre prontuario. conradiano de El corazón de las tinieblas. El director de la filial de u n a multinacional de origen alemán parece haber 8 . TEOLOGÍA ECONÓMICA enloquecido. Es al psicólogo de la empresa, encargado de Tal variedad de tratamientos del universo económico la sección de recursos humanos, a quien se le encomiendan podría hacer que nos preguntáramos por la raíz común de - c u a l a un Marlow r e m o z a d o - las investigaciones necesa- todos ellos, algo que nos llevaría inevitablemente a la esenrias para aclarar el caso. Durante dicha investigación sal- cia de la economía. Centrándonos en el tema que nos drán a flote oscuridades que nos retrotraen a la Alemania ocupa quizás la cuestión más acuciante sea si la economía, nazi de los años 40. Emmanuel pone sobre la mesa en esta tanto global como en su especificidad corporativa, admite novela el vínculo del sistema capitalista con el fascismo. u n a representación Uteraria consistente y completa. Siendo Optimización, motivación de los cuadros dirigentes, despi- el capital en esencia un sistema de flujos monetarios que do del remanente de m a n o de obra... Son ideas funda- conforma niveles de realidad de complejidad creciente mentales del sistema de producción que encuentran su iso- (desde lo emocional hasta lo político) se hace difícil pensar morfismo en el régimen nazi. El autor huye, sin embargo, que 'la gran novela' del capitalismo sea otra cosa que u n a de la asociación fácil a través de u n a trama llena de mati- fantasía crítica. Sí existen, como se pretendió mostrar hasta ces que convierte este pequeño libro en un referente indis- aquí, representaciones parciales que dan cuenta de su policutible a la hora de tratar literariamente el universo morfismo. 'Novelas pese a todo', diríamos, parafraseando empresarial corporativo. un conocido título de Didi-Huberman. Es la propia Belén Gopegui quien reconoce la aparente paradoja de que "sólo cuando el socialismo trata de someter a la literatura ésta 7 . E L PACTO FÁUSTICO En nuestro país h a n aparecido recientemente dos nove- muera, mientras que cuando el capitalismo diaríamente la las que tratan el t e m a de la empresa y que ayudan de somete, condiciona, penetra, compra, seduce, alecciona, algún m o d o a paliar la escasez de obras centradas en u n eso en nada afecta a su salud". asunto de creciente relevancia en el día a día del ciudadano. U n a omisión que admite excusa en el caso de nuestros escritores más alejados de los postulados reahstas - l o s menos- pero difícilmente justificable en tantos otros que demostraron su interés p o r elaborar historias centradas en la contienda civil y en sus secuelas, incluida la transición. T a n t o Barriga, de David Barreiro como El alquiler del mundo, de Pablo Sánchez, se a d e n t r a n p o r los vericuetos del m u n d o empresarial. A u n q u e con distinto acierto (más exhaustivo y complejo en el caso de la de Pablo Sánchez) ambas novelas son protagonizadas p o r personajes que q u e m a n sus naves en el ara del éxito profesional. La famiüa e incluso el individuo en su faceta

Giorgio A g a m b e n analiza en El reino y la gloria cómo en algún m o m e n t o la teología económica ganó preponderancia sobre la teología política. El p o d e r es un lugar vacío y la gloria no se consigue sino a través de la propagación y el intercambio de ese vacío en u n a delegación sucesiva sin principio ni fin. El capital podría asimilarse así a u n a angeleología, con sus demonios y sus seres luminosos, con su infierno y su paraíso. El dios del capital - e l m e r c a d o - es un dios desconocido. El inversor, su demiurgo, atiende a su voz y garabatea con signos errados en ese texto llamado mercado continuo. Después de todo y, pese a quien pese, el capitalismo parece ser u n a - o t r a másreligión de(l) libro. • Quimera 37


ACTOS DE BOLANISMO O cómo cargarse una mesa redonda sin que parezca delito.

POR KARINA SAINZ B O R G O

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"Archimboldi está aquí -dijo Pelletier-, y nosotros estamos aquí, y esto es lo más cerca que jamás estaremos de él". Roberto Bolaño. 2666

El teatro está convocado, a u n q u e sin carteles que revelen su existencia. Todo está solapado, encubierto, y quienes asisten asumen como verdaderas algunas condiciones: que esto es u n a mesa r e d o n d a literaria, que quienes participan en ella gozan de alguna licencia intelectual, sentimental o biográfica p a r a hablar sobre Roberto Bolaño - e l parricida del b o o m se h a convertido en u n difunto de m o d a al que, ahora, le crecen p o r igual los inéditos y los amigos-, y que esto se trata de un acto culto, ajustado a la n o r m a de lo políticamente correcto. En resumen, quienes asisten lo hacen confiados en las convenciones hasta ahora pactadas p o r el uso y la costumbre. De ahí el éxito anticipado - p e r o necesariamente finit o - de "Los críticos también lloran". Se trata, como sus organizadores dicen, de un " h o m e n a j e " , pero también de u n a conferencia adulterada, un asalto entre paréntesis, u n a novela escénica, de un objeto portátil de uso limitado y rá pida caducidad, debido a su carácter efimero (se p u e d e engañar u n a vez, quizás dos, pero llegar a la decena haría la acción previsible). Para ser prácticos y convertirlo en sujeto p a r a u n a oración, "Los críticos también lloran" p u e d e definirse como u n a puesta en escena dirigida p o r M a r c Caellas e interpretada p o r cuatro escritores, Leo Felipe C a m p o s (Venezuela), Jordi Carrión (España), M a r g a r i t a Posada (Colombia) y José Tomás Angola (Venezuela). H a s t a ahora, este proyecto - a mitad de camino entre la conferencia, la obra de teatro, el performance y el saboteo con pretensiones intelectua38 Quimera


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l e s - se h a representado en Bogotá (Colombia), en la Bienal de Literatura M a r i a n o Picón Salas, en M é r i d a (Venezuela), así como en Barcelona (Casa de América), M a drid (Casa de América) y en el Instituto Cervantes de Estocolmo. En ella, se supone, que los escritores deben sostener u n debate acerca de la narrativa de Roberto Bolaño. Basándose en el mecanismo del "humanista a tiempo completo" (Villoro dixit) y la lógica del bookstar, "Los críticos también lloran" debería j u g a r la carta de la mesa literaria como bingo cultural. En este formato, cada vez más repetido, el autor sustituye a su propia obra. El escritor pasa p o r encima de lo escrito. En el caso de Roberto Bolaño, la propuesta de u n a conferencia en esos términos resultaba aún mucho más atractiva. De ahí la convocatoria; u n señuelo perfecto. Pero ni ésa es u n a mesa r e d o n d a ni los escritores se comportarían como tales. Ellos representan, mejor dicho, sustituyen en su papel a los cuatro investigadores protagonistas de "La Parte de los Críticos", primer tramo de la novela 2666 de R o b e r t o Bolaño. Así, J e a n - C l a u d e Pelletier (Leo Felipe Campos), M a n u e l Espinoza (Jordi Carrión), Liz N o r t o n (Margarita Posada) y Piero Morini (José Tomás Angola), se remiten a contar su propia historia: la de cómo conocieron al escritor Benno Von Archimboldi, cómo coincidieron entre sí en sus investigaciones sobre el autor y los lazos extraliterarios - e m o c i o nales, obsesivos, eróticos- que fueron atándoles hasta llegar a la enloquecida búsqueda del escritor en Santa Teresa, eufemismo de Ciudad Juárez, a donde van a p a r a r envueltos en u n a m a n t a de polvo y locura. Y si el público lo que espera es panegírico, otro inédito hallado p o r Jorge H e r r a l d e en la gaveta de u n a cómoda del chileno o la disertación sobre Ulises Lima en clave Nocilla, se t o p a r á de bruces con la voz de u n h o m b r e que habla sentado desde su silla de ruedas: "La primera vez que Leo C a m p o s leyó a Benno von Archimboldi fue en la Navidad de 1990, en París, en donde cursaba estudios universitarios de literatura, a la edad de 19 años. El libro en cuestión era D' Arsoval. El joven C a m p o s ignoraba entonces...". En ese m o m e n t o la mesa r e d o n d a es defenestrada y el teatro - o la n o v e l a - se abren paso en la sala. Aunque el texto de 2666 es el asiento conceptual del proyecto, "Los críticos también lloran" está basada en el libreto de la adaptación que hicieron Alex Rigola y el dramaturgo Pablo Ley p a r a el teatro Lliure, y tiene u n fuerte influjo de las ideas de M a r i o Bellatín, cuyo garfio d u c h a m p i a n o resplandece cual guiño en toda la puesta en escena. Aunque distanciada del épico m o n t a j e de Rigola, que escenificó las cinco partes de 2666, "Los críticos también lloran" t o m a de la apuesta de Rigola sólo la selección del 4o Quimera

texto y desecha planteamientos estéticos. Se planta en preocupaciones más tácticas que retóricas. Utiliza lo esencial: el texto, el espacio y u n tercer e indefinido elemento, el paréntesis donde coinciden el h u m o r y el ensombrecimiento. "Los críticos también lloran" funciona como u n a m á quina sin telón, en la que el principal efecto es la apariencia de reahdad. U n a mesa de conferencia, cuatro micrófonos y cuatro sujetos que no se dedican a d r a m a tizar, sino a n a r r a r u n a novela. No es la acción, ni el conflicto representado. Lo que prevalece, es la situación literaria contada mientras la novela se comunica con la obra o con el simulacro de obra. A diferencia de cualquier adaptación, casi siempre sacrilega, esta representación se vale del texto p a r a llevar lo escrito al m u n d o de la apariencia, sin artificios. U n a vez en el asiento, puesta en m a r c h a la "mesa r e d o n d a " , quienes h a n leído la novela, inmediatamente e n t r a r á n en ella y a través de ella. Quienes no, serán llevados de la mano. Sin distracciones. Sin información simultánea, ni escenografía, ni vestuario, ni caracterización. Sólo texto y voz. Sólo eso. Los cuatro escritores, envueltos en la situación de u n a conferencia, n a r r a n . Y son interrumpidos en sus a veces indirectos diálogos p o r personajes - q u e a m a n e r a de voces sueltas en u n c o r o - aparecen desde el público - l a señora Bubis, el pintor Edwin Johns, Amalfitano— como recursos más narrativos que teatrales p a r a romper con la monotonía. Lo que parece u n a conferencia se vuelve u n a escena, y lo que debía ser u n a escena deja de ser acción en sí misma, p a r a ser u n a situación. Lo teatral se subordina ante la oralidad de la escritura. Y a u n q u e pudiese pensarse que la propuesta es democrática, no lo es. Nuevamente, a p a r e n t a u n a experiencia democrática, p o r q u e lo teatral h a sido convocado pero sin avisos que recuerden su existencia. La imprecisión del escenario no excluye sus dominios. Por muy paródica o engañosa que resulte p a r a quienes esperaban de ella u n coloquio como tal, la mesa redonda no deja de ser un evento distante que j u e g a la carta del peta zetas. Algo parece estallar, sin hacerlo realmente. Es cierto que Edwin J o h n s responde, escondiendo su m a n o m a n c a , desde el fondo de la sala que de pronto se vuelve manicomio. Y es cierto, también, que la señora Bubis bebe u n vodka en medio de u n salón sembrado en la tercera fila del auditorio. Sin embargo, el lugar de la acción sigue siendo fijo, p e r m a n e c e en el texto. La historia se separa del resto del espacio, se mantiene muy bien definida por la noción de marco que aleja a la estampa de quien la mira, reafirmando su condición de objeto de representación. La noción de límite - m a r c o , pedes-


t a l - refuerza la puesta en escena, el gesto de quienes han cambiado de lugar esas páginas -las de 2666- y las han colocado en clave de performance en el lugar institucional del pretencioso - y defenestrado- escritor conferenciante. Ese sencillo - y n e c i o - gesto de atorrancia o ingenio, refuerza la intención de "Los críticos también lloran". U n autor como Roberto Bolaño, irónico p o r naturaleza, tiene la suficiente fuerza como para, a través de su texto, ocupar un espacio institucionalmente ritual, parodiarlo y lograr así, el doble efecto, es decir, que el h u m o r se active y que el texto, en su sentido original, adquiera u n peso aún mayor, debido a la concentración de pocos elementos bien ordenados. De ahí que la realidad sea esencial y suficiente, que no sea necesario n a d a más excepto la propia parodia de la mesa redonda, que genera, a la vez, un engaño y u n nuevo sentido, u n significado adicional mordaz, opaco, melancólico y furioso.

mercado editorial y de quienes viven p a r a alimentarlo o derruirlo", escribió Christopher Domínguez Michael en el número de Letras Libres de abril de 2005 al referirse, justamente, al elemento cítrico con el que Bolaño conduce al cuarteto de críticos "entreverados erótica y profesionalmente" a un estado tal de exceso que termina p o r llevarlos hasta Santa Teresa, trasunto de Ciudad Juárez, el lugar que Bolaño coloca como p u n t o ciego del universo.

Es ésa, justamente, una de las pocas ocasiones de la representación en las que el lector convertido en espectador, no el que lee 2666 sino el que presencia "Los críticos también lloran", siente un salto. La puesta en escena viene de relatarnos la alternancia de alcobas en Madrid, Londres y París, un juego de voces que opone la vitalidad, la locura y la pulsión de lo erótico a la resignación, la que invade primero a Morini y luego a los otros tres profesores, aplastados por el peso la búsqueda infructuosa de Archimboldi en Santa Teresa. Es allí donde al humor le sobreviene el ensombreciPARÉNTESIS PARA EL HUMOR Y ENSOMBRECIMIENTO C u a n d o el periodista D e m i a n Orosz le preguntó a Ro- miento, el bolañismo desesperado que se resiste a toda apaberto Bolaño qué significaba p a r a él su país de naci- riencia que no sea su propia naturaleza escrita. miento, el reportero argentino utilizó exactamente estas Justo en ese salto, "Los críticos también lloran" clava las palabras: " ¿ Q u é representa Chile p a r a usted? Parece que espuelas en el costado del texto. Quizás porque comience su país fuera un lugar que sólo le interesa visitar en su a arrojar luz sobre muchos aspectos que quizás Bolaño escritura, y eso más que n a d a p a r a señalar zonas oscuras, prefirió ensombrecer y demorar, como la propia Santa esa porción de infierno que persiste allí". El delgadísimo Teresa y su realidad aplastante, un lugar cuya textura autor de Los detectives salvajes, siempre mordaz cuando de llega a parecerse, incluso, a esa geografia que Bolaño Chile o de Isabel Allende se trataba, comenzó al trote llamó "el territorio del riesgo": complaciente del reportero p a r a luego dar un p a r de coces hilarantes: "Para mí la literatura traspasa el espacio de la página llena de letras y frases y se instala en el territorio del riesgo, yo diría del ries"Bueno, la porción de infierno chilena es mi infancia y mi ado- go permanente. La literatura se instala en el territorio de las colisiolescencia. Y luego el Golpe de Estado. Pero me gusta la comida chi- nes y los desastres, en aquello que Pascal llamaba, si mal no recuerlena. No sé si tú la has probado: es una comida bastante buena. do, el paréntesis, que es la existencia de cada individuo, rodeado de Las empanadas, el pastel de choclo, las humitas, la cazuela chile- nada antes del principio y después del final." na, los mariscos, que tal vez son los mejores que he comido jamás, esa salsa que allí llaman pebre y que es muy sencilla pero también Las posibilidades de ese paréntesis son el producto resulmuy eficaz, el charquicán, que es un plato que viene de antes de la tante del martillazo que, en nombre del teatro, o la provoGuerra de Independencia y que dicen que era el plato preferido de cación, Marc Caellas ha dado a la rígida tabla de la mesa Manuel Rodríguez..." redonda literaria. U n a vez finalizada la puesta en escena, cuando Pelletier y Espinoza reparan en su extravío y en el El h u m o r - y la i r o n í a - en Bolaño es u n ingrediente tan del propio Archimboldi, el final se precipita. La sala entera esencial en su literatura como la melancolía, la rabia tris- enmudece. Aplaude después, aunque todavía parece muda te o la poesía como "vida peligrosa". Y es justamente en sin saber si preguntar o no algo. Quedan en el aire tantas La parte de los críticos, a r m a d o r de "Los críticos tam- permutaciones como astillas o individuos. ¿Parodiar, provo• bién lloran", uno de los textos donde el mecanismo iró- car? No. Son los actos de bolañismo, abriéndose paso. nico se desliza de m a n e r a más natural de u n personaje y MOTAS de u n a situación a otra. 1. "Siempre quise ser un escritor político" en: http://sololiteratura.com/bol/bola"La parte de los críticos es u n a burla elegante, mediante u n a narración sin pausa, de la rutina comercial y aca- miscsiempre.htm 2. Comentario de Bolaño en una entrevista realizada por Gonzalo Aguilar y publidémica de la República Mundial de las Letras, de sus ritos y coloquios, de sus extenuantes traslados aéreos, del cada en Clarín el 11.05.2002 con el título El territorio del Riesgo. Quimera 41


P O R JUAN J O S É BARRIENTOS

BORGES

&

BILLY THEKID 42 Quimera

/

Desde que Amado Alonso comentó el estilo de los primeros relatos borgeanos', los críticos apenas se han ocupado de ellos, tal vez porque el mismo Borges dice que son "el irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en falsear y en tergiversar (sin justificación estética alguna vez) ajenas historias"; él mismo agrega que lo importante allí son las imágenes y ésa es la actitud más común. Ronald Christ comenta varios relatos señalando algunas discrepancias con las "fuentes"^, pero la mayoría de los críticos sólo los mencionan de paso; por ejemplo, Martín S. Stabb dice que "there is not great deal here except the charming, and often very funny manner in which Borges retells the bizarre histories of his antiheroes"^, entre otras la de "the cold blooded Bill Harrigan alias Billy the Kid whose real and mythícal exploits are well known to American readers'"'; desafortunadamente, no compara lo que saben los lectores americanos con lo que Borges cuenta sobre Billy the Kid. Esa comparación, sin embargo, nos permitirá comprender mejor el relato de Borges, que remite a otras versiones de la apresurada vida


del pistolero y participa así en un juego de semejanzas y testimonio y la imaginación popular quiso incluso que Pat diferencias, énfasis y omisiones, en ese juego entre las espe- Garrett no matara a Billy, sino que simulara matarlo para radas repeticiones y las también esperadas pero a la vez que el muchacho pudiera retirarse y vivir tranquilamente asombrosas divergencias, que son lo que precisamente me south of the border. Como quiera que sea, Billy volvería a cainteresa. balgar en varias películas y libros\ Las películas americanas idealizan ese momento crepusBorges asegura que se basó en un libro de Frederick cular en que el salvaje Oeste desaparece y se pierde y a Watson titulado A Century of Gurimen (Londres, 1931), que veces también al pistolero sin futuro, al héroe abatido por el no he podido localizar, así como en el de Walter Noble progreso. Billy the Kid se ajusta mejor que nadie a esa ima- Burns, The Saga of Billy the KM (Nueva York, 1926), que leí gen. Las balaceras atemorizaban a los colonos y era nece- en la Biblioteca Americana de la rué Camus, en París, lo sario acabar con los pistoleros para adecentar la región. Al - mismo que el de Pat Garrett; el caso es que en una nota gunos supieron acogerse a la ley; otros, sin embargo, no anterior al relato Borges menciona la película de King Vientendieron o no quisieron entender (como diría Borges) dor y esa "púdica historiación de las veinte muertes (sin que empezaba otra época. Billy the Kid pertenece a estos contar mejicanos) del más mentado peleador de Arizona, últimos; Pat Garrett, a los primeros. Este liquidó de un hecha sin otro mérito que el acopio de tomas panorámicas balazo a su viejo amigo y desde entonces el precoz pistole- y la metódica prescindencia de cióse ups para significar el ro no ha dejado de agitar las prensas y los cines; por lo me - desierto" probablemente lo inspiró. Desafortunadamente, nos, unos ocho relatos aparecieron antes de que Pat Garrett las pantallas comerciales descartaron hace años esa pelícupublicara The Authentic Life of Billy the Kid (1882), sin duda la y ahora no podemos cotejarla con el relato. En cambio, para rematarlo. El público, por lo que parece, rechazó ese podemos comparar éste con las películas de Arthur Penn y Quimera 43


Sam Peckinpah, que son posteriores. Después de todo, Borges ha dicho que una obra es "un eje de innumerables relaciones", y su relato remite ahora a todas esas obras. Por lo demás, el relato alude repetidamente a los western, pues una de las principales caracteristicas y atractivos de ese género, es la presentación de los despejados paisajes de la región, the wide open spacef, y el relato borgeano se abre precisamente con la evocación del desierto: la imagen de las tierras de Arizona antes que ninguna otra imagen: la imagen de las tierras de Arizona y de Nuevo México, tierras con un ilustre fundamento de oro y de plata, tierras vertiginosas y aéreas, tierras de la meseta monumental y de los delicados colores, tierras con blanco resplandor de esqueleto pelado por los pájaros. En esas tierras, otra imagen, la de Billy the Kid: el jinete clavado sobre el caballo, el joven de los duros pistoletazos que aturden el desierto. . . Señalar la semejanza de ese introito y los de los western es trivial, pero permite o autoriza hasta cierto punto lo que sigue; obviamente ahí están las "tomas panorámicas" de Vidor, ahí y en otros párrafos descriptivos. También el episodio principal podria encajar en u n western. Se abren las puertas de una "arriesgada taberna" en algún lugar del Llano Estacado, y entra un mexicano "con cara de india vieja" que saluda "a todos los gringos, hijos de perra que están bebiendo". Alguien aclara que el recién llegado es Belisario Villagrán, de Chihuahua. Se oye un balazo; el mexicano se desploma. ¿De veras? pregunta Billy guardándose el revólver. Sigue un momento de apoteosis, y alguien observa que la pistola del muchacho no tiene marcas y le propone grabar una para significar la muerte de Villagrán, pero Billy contesta que "no vale la pena anotar mejicanos". Este detalle tal vez procede de la película de King Vidor porque al comentarla Borges menciona las "veinte muertes (sin contar mejicanos)" del pistolero; en todo caso, la broma encaja muy bien en el género, en el que el desprecio a indios y mexicanos es de cajón. Eso sí, Borges olvida que Billy the Kid cabalgó una vez todo un día para ir a sacar de la cárcel pistola en m a n o a un mexicano apellidado Segura, es decir que ahí deforma los hechos para presentar a Billy apropiadamente entre los protagonistas de los otros relatos del libro. También a eso se debe que Billy dispare parapetándose entre los otros hombres. También se puede apreciar el propósito de Borges en el título de la última parte del relato: "Muertes porque sí". N a d a se dice allí de las otras muertes que se le atribuyen a Billy the Kid y así paradójicamente la única que se cuenta es la del mejicano; lo importante es que Borges las considera casuales, "porque sí", lo que no concuerda con lo que cuenta Walter N. Burns. En realidad, Billy estaba lejos de ser un "asesino desinteresado" y participó en las luchas que alarmaron durante un tiempo el valle del Pecos para vengar el asesinato de J. H. Tunstall, que presenció y no pudo evi44 Quimera

tar. Burns, explica detalladamente ese conflicto, que Arthur Penn presenta en la película The Link Handed Gurí (1957), pero Borges omite motivos y circunstancias para que Billy aparezca como un pistolero "puro", cuya única pasión era la violencia. Borges se aleja, p o r otra parte, de la púdica tradición de las películas del Oeste, a la que se apega, por lo que dice, la de Vidor, pues anota que "las guitarras y los burdeles de Méjico lo arrastraban" y que Billy "organizaba populosas orgías que duraban cuatro días y cuatro noches"; sin embargo, en eso anticipa la resplandeciente pehcula a colores de Sam Peckinpah, Pat Garrett and Billy the Kid (1973), en la que algunas mexicanas desnudas animan la pantalla y que contrasta con la más bien tristona de Arthur Penn, en blanco y negro. La película de Peckinpah - e n la que aparecen varias canciones de Bob D y l a n - se aleja de esos western en los que las prostitutas aparecen en los saloons pero rara vez se desvisten, y el texto de Borges sugiere algo más que esas recatadas imágenes; a los dos les interesa el desenfreno como un reflejo de la m a n e r a en que Billy supuestamente practicó la violencia, es decir despreocupadamente. Por el contrario, la película de Arthur Penn apenas registra ese aspecto de la leyenda; Billy se enreda ahí con la mujer de Sabal Gutiérrez, que aparece como su amigo, y las complicaciones emocionales ensombrecen al pistolero. Borges y Peckinpah m a n e j a n el tema de un modo muy distinto al de Arthur Penn, y eso se nota sobre todo en la m a n e r a en que trabajan el episodio en que Pat Garrett m a t a a Billy the Kid. Este había sido condenado a la horca, en Lincoln, pero escapó m a t a n d o a sus guardianes. Se ofreció u n a recompensa por su captura y se le buscó por toda la región. Los perseguidores empezaban a desanimarse suponiéndolo en México cuando alguien insinuó que Billy estaba oculto en Fort Sumner, en la casa de los Gutiérrez; Pat Garrett no lo creyó, tal vez porque la mujer de Sabal era su cuñada, pero de cualquier modo decidió averiguar. Sólo dos hombres lo acompañaron al pueblo, en el que, de noche, se ocultó sigilosamente en la casa de un vecino. Billy apareció en eso con un cuchillo de cocina en la mano; aparentemente iba a cortar un pedazo de carne de un cordero que estaba colgado en el portal, pero vio a los acompañantes de Garrett, que esperaban afuera y no podían saber en ese momento que estaban ante el pistolero. Tal vez Billy pensó que eran peones; el caso es que entró a la casa del vecino. Pat Garrett disparó desde la oscuridad; la muerte de Billy fue instantánea. N u n c a supo quién lo mató. Burns recoge el testimonio de uno de los acompañantes de Garrett, que no contradice lo que aquél había contado; sin embargo, Arthur Penn prefiere que Pat Garret alcance a Billy ante la puerta de los Gutiérrez y lo llame; el muchacho se da la vuelta p a r a tirar, y Pat lo ma-


ta, para comprobar luego que la pistola de Billy estaba descargada. El pistolero ahí se suicida, cansado de huir siempre, y el comisario aparece como uno de esos hombres que detestan la violencia, pero tienen que cumplir con su deber. En cambio, Sam Peckinpah hace que Pat Garrett coloque a sus hombres afuera de la casa en que Billy está con u n a mexicana en la cama y que allí espere pacientemente a que el otro se levante en busca de un bocadillo p a r a entrar a la cocina y matarlo a balazos. El único detalle caballeresco ahí es que Pat Garrett no lo mata en el lecho, j u n t o a la muchacha. Borges cuenta que Billy the Kid "atravesó al galope de su overo la calle principal o única de Fort Sumner" y que Pat Garrett, "sentado en un sillón de hamaca en un corredor" • le descerrajó un tiro en el estómago; acto seguido, le metió otra bala y después lo dejó morir en la calle; la agonía, nos dice, fue "larga y blasfematoria". Borges exagera así la relativa tranquilidad con que el comisario liquidó a Billy y alarga la agonía p a r a que contraste con la rapidez con que el pistolero vivió. Agrega que el pueblo "trancó bien las ventanas" y que, al amanecer, "se fueron acercando" y lo desarmaron; además asegura que, muerto, lo exhibieron en la vidriera de un almacén, al que "Hombres a caballo o en tílbury acudieron de leguas a la redonda". Tales detalles obedecen al propósito de Borges, pero en realidad Billy se ocultó durante varias semanas en Fort Sumner porque los vecinos, la mayoría mexicanos, le tenían simpatía. Borges deforma los hechos p a r a hacer de Billy u n perfecto villano, pero hasta aquí todo podría encajar en un western. Sin embargo, se olvida de ese género en la segunda parte M relato, tendenciosamente titulada "El estado larval". Ahí escribe que Billy nació en Nueva York, en 1859, lo cual es cierto, pero lo hace pasar trece años en la ciudad y militar en la pandilla de los Swamp Àngels, que se dedicaba a asaltar marineros borrachos; p a r a rebajarlo, asegura que ahí "Practicaba el orgullo de ser blanco" y en la última parte del relato agrega que "puso en los mejicanos el odio que antes le inspiraban los negros". De este modo, Borges nos dice que Billy the Kid no era después de todo sino un delincuente juvenil que en el salvaje Oeste se convirtió en pistolero y más tarde en personaje legendario, representando u n papel que había aprendido en los melodramas de cowboys de los teatros del Bowery, cuya influencia culpable sobre el muchacho corresponde a la que ahora se atribuye a los cómics o a los programas de televisión. Incluso le cambió el apellido a Billy, cuyo nombre real era Wilham H . Bonney. Borges lo llama H a rrigan, p o r la famosa canción compuesta en 1904 por George M. C o h a n p a r a la comedia musical Fifty miles from Boston, y que tiene u n a larga historia en el cine y la televisión.

La verdad es que los padres de Billy se trasladaron a un pueblo de Kansas en 1862, en el que murió el padre del muchacho; su madre se lo llevó entonces a Colorado, donde volvió a casarse, y posteriormente a Santa Fe y a Silver City, es decir que Billy prácticamente vivió siempre en el Oeste. Y, por supuesto, Borges no menciona el indulto que el gobernador Lew Wallace (y autor de Ben Hur), le había prometido a Billy, y que luego no le otorgó. Los partidarios del pistolero trataron de que Bill Richardson lo indultara antes de dejar el cargo de gobernador de Nuevo México, pero éste se negó argumentando falta de pruebas; sin embargo reconoció que la leyenda había impulsado el turismo en la región. •

NOTAS 1. "Borges narrador", Sur, 14 (noviembre, 1935), págs.

105-115.

2. Ronald Christ, T h e N a r r o w Act: Borges' A r t of AUusion, págs. 66- 79. 3. Martin S. Sotó, J o r g e Luis Borges (Mueva York Twayne, 1970), pág. 91.

4. Ibid. 5. Billy the K i d (1930), de King Vidor, que pretendía ser una reconstrucción jkl de los hechos, entre los que destaca el asedio a la casa de McSween, es la primera en que "se oyen los balazos"y también la primera sobre el tema; la siguieron, entre otras, BiUy t h e K i d R e t u r n s (1938) dejoseph Kane, BiUy the K i d (1941), dirigida por David Miller, con Robert Taylor, T h e K i d f r o m Texas (1950), Neumann, conAudieMurphy,

asicomo un inevitable Son of BiUy the K i d

de Ray Taylor. El pistolero aparece además en C h i s u m (1970), McLaglen,y

de Kurt (1949),

de Andrew

en T h e O u t l a w (1943), producida y concluida por Howard Hughes

como director, que tuvo serios tropiezos con los censores y en la que Billy comparte amistosamente con "Doc" Holliday el lecho de una mujer (Jane Russen), pero se disputa y pelea con éste por la posesión de un caballo. A las películas de Arthur Penny Sam Peckinpah mencionadas en este artículo hay que agregar las tres versiones de Young guns (Jóvenes pistoleros^ de 1988, un western, dirijo

por Christopher Cain, protagonizada por Emilio Estévez, como

BiUy, Kiefer Sutherland, Lou Diamond Phillips, Charlie Sheen, Dermot Mulroney y Casey Simaszko

en los papeles principales.

No hay que olvidar además el ballet de Aaron Copland estrenado en 1939 ni las camiones de Bob Dylany Bon Jovi para las películas de Peckinpahy Christpher Cain. Tampoco Las obras completas d e BUly the K i d (1970) de Miehael Ontdaatje una aproximación biográfica que incluye una serie de poemas atribuido al pistolero y combina entrevistas, declaraciones de quienes lo conocieron e incluso algunasfotografiasy dibujos que ilustran pasajes y momentos de la vida del pistolero. 6. D. W Griffith descubrió las posibilidades cinematográficas de los paisajes naturales alfilmar R a m o n a (1910) en el sur de California; antes, los cineastas trabajaban en estudios cerrados. El principio del relato de Borges recuerda especialmente al de U Diligencia, también de Griffith, en el que se observa una diligencia que avanza por el paisaje y de pronto un movimiento de la cámara deja ver en el primer plano a los indios que se disponen a asaltarla. 7. El título se refiere a la creencia de que Billy the Kid era zurdo, y en la película dispara con la izquierda, pero ahora se sabe que esa idea se debe a una foto que se imprimió al revés.

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NOCTURNO Un relato de Natascha Wodin

TRADUCCIÓN DE ADELAIDA CARO MARTÍN

No lo conocía, o al menos no recordaba haberlo conocido, a pesar de h a b e r pasado su infancia y adolescencia en el mismo lugar que él, u n pueblucho provinciano y desolado de la posguerra. T r a b ó p o r casuahdad amistad con ciertos conocidos suyos que le hablaron de lo catastrófico de su situación: tras u n intento de suicidio haría unos seis meses había sido ingresado en u n a cHnica psiquiátrica y desde entonces estaba retenido allí, aparentemente contra su voluntad. Lo habían inhabilitado y desalojado de su casa, había cerrado su consulta h o m e opática y subastado todos sus bienes con el fin de obtener dinero p a r a p a g a r su costoso y largo internamiento. Unos sucesos increíbles y sorprendentes que no supieron explicarle. A u n q u e lo consideraban u n a persona extrem a d a m e n t e introvertida e inaccesible que no tenía familia ni amigos, n u n c a advirtieron en él signos de u n a e n f e r m e d a d psíquica grave. E r a u n intelectual, dijeron, u n erudito y u n apasionado conocedor de la música clásica. T a m p o c o el n o m b r e de H e i n e r Fuchs despertó ningún recuerdo en J u t t a , pero había a b a n d o n a d o su pueblo natal casi cuarenta años atrás y hacía mucho que no tenía n i n g u n a relación con ese lugar, hasta el p u n t o de que todos los nombres y rostros de aquella época habían ido desvaneciéndose hasta q u e d a r totalmente desfigurados. Pero al menos de vista debía h a b e r conocido alguna vez al niño H e i n e r Fuchs, sobre todo porque, según le dijeron, era sólo un año mayor que ella, p o r lo que ambos debían h a b e r asistido al mismo tiempo a la única escuela del pueblo. M u c h a s personas en el m u n d o intentaban suicidarse, n o era necesario h a b e r vivido u n a desgracia especialm e n t e grande p a r a sentir desesperación ante la vida, pero no p o r ello era u n o despojado de todos sus bienes, inhabihtado y e n c e r r a d o indefinidamente en u n psiquiátrico. El que h u b i e r a llegado a tal situación le pareció a J u t t a que debía tener alguna relación fatal con el hecho de que H e i n e r Fuchs, como le h a b í a n relatado, n u n c a h u b i e r a a b a n d o n a d o el lugar de su infancia y niñez, de que hubiera pasado alH toda su vida. J u t t a

Para Volker S. estaba casi segura de que tarde o t e m p r a n o ella misma hubiera tratado de escapar de este m u n d o si n o h u b i e r a podido huir de allí a tiempo. Incluso a h o r a p e n s a b a con h o r r o r en aquel b r e b a j e infernal de apatía provinciana, miedo, silencio, violencia, m e n t a h d a d nazi, moral catóhca, p a r a n o i a anticomunista y milagro económico. Y el desconocido H e i n e r Fuchs p o r u n a parte personificaba ese m u n d o , ya que evidentemente n u n c a había roto con él, pero p o r otra p a r t e parecía ser su víctima. D e u n m o d o casi inquietante lo sentía como algo cercano. Sólo p o r ser un habitante salido de la n a d a de su p r i m e r e n t o r n o vital, y porque debía conocer la cerca de tela metálica oxidada del que fuera el patio de su escuela, le parecía u n cómphce de su propia vida, alguien que sabía más de ella que los amigos que había conocido en momentos posteriores de su vida. Casi sentía culpa al pensar en él, como si se hubiera f u g a d o de su lado, o como si hubiera a b a n d o n a d o a u n c o m p a ñ e r o de aventuras en u n barco a p u n t o de hundirse. U n a y otra vez la acosaba la imagen de u n a persona confinada en u n a clínica psiquiátrica a la que se le h u b i e r a a r r e b a t a d o todo y se le hubiera dejado sólo u n a vida que ya no deseaba. Veía ante sí a u n enterrado en vida, u n desaparecido que se consumía en u n a existencia pòstuma, u n o de esos solitarios p a r a los que, según a f i r m a b a Jasper, el hundimiento voluntario constituye u n retorno a sí mismos. Finalmente pidió la dirección de la clínica en que se e n c o n t r a b a y comprobó que su rastro la llevaba a u n a provincia a ú n más p r o f u n d a que aquella que había compartido con él. Lo habían i n t e r n a d o en u n a clínica que se e n c o n t r a b a en el rincón más retirado de u n a región ya de p o r sí apartada, en u n lugar a los pies de las Fichtelgebirge, la cadena m o n t a ñ o s a en la que los últimos zorros y liebres alemanes se dicen buenas noches j u n t o a la frontera checa. M u c h o tiempo atrás J u t t a había pasado alh unas vacaciones esquiando. Aún record a b a con claridad la t o r m e n t a de nieve que había p a r a h z a d o d u r a n t e varios días todo el complejo de esquí, Quimera 47


cómo b r a m a b a y aullaba y cómo, en la habitación de la pensión con el cuadro del corazón de Jesús colgando en un m a r c o d o r a d o sobre la c a m a h ú m e d a , se escuchaba crujir a los abetos; toda la noche el crujido de aquellos árboles enormes y centenarios que en cualquier m o m e n to h u b i e r a n podido troncharse y caer sobre la casa. Allí, al m u n d o de los bosques alemanes más oscuros, envió su carta. En ella explicó, escogiendo con cuidado las palabras, cómo había llegado a saber de él y de su situación sin hacer preguntas indiscretas y justificando su interés en el pasado c o m ú n en el pueblo que h a b í a n compartido y p o r el que hacía u n p e q u e ñ o paseo recordatorio en su carta. N o esperaba recibir respuesta. Si el desconocido estaba tan mal como le h a b í a n comentado, p r o b a b l e m e n t e ni siquiera estuviera en condiciones de escribir.

H e i n e r Fuchs rechazó todas 1as ofertas que J u t t a le hizo, Para bien o p a r a mal estab;a en manos de la b u e n a voluntad de su tutor, escribi ó, y cualquier intromisión del exterior e n t r a ñ a b a el pe ligro de acabar alargando a ú n más su estancia en la clír ica. Entretanto, se le había prometido u n a vivienda de la que, si todo iba bien, p o d r í a disponer en dos o tre meses.

En las cartas siguientes cont inuaron el paseo que J u t t a h a b í a c o m e n z a d o p o r el qi le fuera su pueblo, descubriendo de nuevo juntos el lugar de su infancia y su j u v e n t u d . Por supuesto que H e i n e r Fuchs conocía la escuela, con su escudo de p edra con la t r u c h a l a b r a d a que colgaba sobre el portal c el edificio, y la cerca de tela metálica oxidada alrededor del patio del recreo, conocía la vara fina y silbante de la s eñorita Kraus, que también Pero a los pocos días recibió u n a carta de respuesta y había sido su maestra durar te u n año, la p a n a d e r í a de n a d a en ella m o s t r a b a el más mínimo indicio de que Rothe, la carbonería de Fi ick, el bazar de N i e m a n n J u t t a estuviera t r a t a n d o con u n e n f e r m o psíquico. El donde ambos habían compr ado los cuadernos del coleh o m b r e que le escribía estaba en plena posesión de sus gio. Conocía al doctor Epp ;lein, que había curado sus facultades, de eso no había duda. T a m p o c o leyendo enfermedades infantiles, a la loca y j o r o b a d a Gretl con entre líneas encontró J u t t a n a d a extraño o insólito en la su carretilla, siempre con u n a multitud de niños gritones carta; H e i n e r Fuchs tenía u n a letra u n i f o r m e que no corriendo tras ella, a todo los mutilados con sólo u n parecía indicar ningún tipo de trastorno m o t o r y u n brazo o u n a pierna, u n a visi ón frecuente en las calles en m a n e j o notable de la lengua. El t a m p o c o r e c o r d a b a el aquellos años. Y al h o m b r e que había vuelto de la guen o m b r e de J u t t a , pero mostró alegría ante la sorpresa rra con sólo medio c u e r p o y pasaba los días dentro de que había constituido su carta y coincidió con las supo- u n saco de cuero en las esc aleras de e n t r a d a a su casa. siciones que ella no había llegado a f o r m u l a r abierta- con la m i r a d a perdida. R e c o r d a b a a los soldados amerimente. Decía: canos que desde sus hí bían tirado caramelos a los niños que los contemplaba: 1 desde ambos lados de las "La raíz de mi mal se halla, sin duda, en no haber sido nunca calles, y el cine Capitol, di )nde ambos h a b í a n visto la capaz de romper con la vida en la provincia, en que al alcanzar p r i m e r a película de su vidí,. R e c o r d a b a esto y muchas la edad en que hacerlo hubiera sido posible ya me hallaba prácti- otras cosas. Para J u t t a u n a extraña magia r o d e a b a todos camente destruido internamente. Es una larga historia, una larga esos recuerdos banales que compartía con alguien p o r cadena de fracasos y culpa que abarca desde el comienzo de mi p r i m e r a vez desde que a b a n d o n a r a el pueblo. Sentía vida hasta el presente, una cadena de aberraciones y desastres que como si, con ese extraño, volviera a construir el m u n d o se inicia con un padre que fue un nazi imperturbable y un fiel de entonces imagen p o r im igen, como si ese m u n d o , de seguidor de Hitler durante toda su vida, y una madre católica y m a n e r a retroactiva, perdiei a algo de su h o r r o r al h a b e r beata que nunca me perdonó que me apartara de la Iglesia. dejado de estar sola con sus recuerdos. Y esto parecía Siguieron el abandono de la carrera de medicina, elfracaso de dos c a m b i a r el pasado mismo, apaciguarlo, generar u n espamatrimonios y episodios cada vez más frecuentes de una depresión cio mágico que a b a r c a b a incluso la infancia más desdiprofunda que ha acabado por traerme a este lugar donde me sien- c h a d a y que de repente compartía con otra persona. to como un figurante mudo en una película de terror que no acaba T a m b i é n en sus vidas de adultos descubrieron paralenunca. Dado que me he convertido en un sin techo y que no dis- lismos sorprendentes. Ambos se habían casado demasiapongo en absoluto de medios económicos no podré abandonar la do jóvenes p a r a escapar de las casas de sus padres, u n clínica hasta que el tutor que se me ha asignado me encuentre una segundo matrimonio había fracasado t a m b i é n en ambos vivienda costeada por la Seguridad Social. Sin embargo, parece casos, n u n c a h a b í a n llegado a construir u n a f a m i h a proque nadie está dispuesto a alquilar una vivienda a un paciente psi- pia, a tener u n hijo, a acomodarse en el m u n d o , y ambos quiátrico, cosa que puedo comprender perfectamente. De algún habían pasado solos los últimos años. El suelo al que se modo me encuentro en la situación del famoso Friedrich Wilhelm e n c o n t r a b a n enraizados parecía estar de algún m o d o Voigt, alias el capitán de Kopenick: sin licencia no hay casa y sin predestinado a producir ese tipo de incapacidad p a r a casa no hay licencia." asentarse en u n a vida, esas biografías consistentes en 48 Quimera


intentos frustrados de relacionarse con el mundo, con el otro sexo y con u n o mismo. Heiner Fuchs pensaba que, en su caso, a ello se unía u n a predisposición genética a la depresión, lo que él llamaba un comportamiento inadecuado del metabolismo de su cerebro, un huésped funesto que habitaba en su cabeza. En un principio evitó responder a las preguntas de J u t t a acerca de su vida cotidiana en la clínica, pero finalmente escribió:

sidad propia del siglo pasado. C u a n d o todo h u b o pasado J u t t a no fue capaz de responderse a sí misma cómo era posible que no hubiera hecho n a d a al respecto, que hubiera a b a n d o n a d o su primer impulso de dar la a l a r m a i n m e d i a t a m e n t e al m u n d o entero, de llamar la atención sobre esa injusticia, de echar a correr al m o m e n t o p a r a liberar a H e i n e r Fuchs de semejante infierno. Y que después de ese p r i m e r impulso todos los que lo siguieron también se h u b i e r a n "Aquí no existe el concepto de psicoterapia y los pacientes son tra- ido esfumando de m o d o imperceptible, que h u b i e r a tados únicamente con medicación. Todo aquel que aún se encuen- sacrificado toda rebelión interna u n a y otra vez a la tre en condiciones de hacerlo está obligado a tomar parte en la lla- pasividad de Heiner Fuchs, que se hubiera convertido mada terapia ocupacional: fregar el suelo, limpiar baños y venta- en u n a aliada de su pasividad, de su silencio y de su nas, quitar telarañas, barrer los caminos y ayudar en la cocina, es resignación, aliada de la que ella sospechaba era su decir, pelar patatas, lavar la verdura y poner y quitar el lavavaji- e n f e r m e d a d . Pero, ¿qué habría podido hacer contra su llas. Alas 14 horas hay paseo engrupo o 'deportes y juegos'y una voluntad? Sólo tenía u n a posibilidad: apartarse de aquel vez por semana ergoterapia, consistente en hacer trabajos manua- asunto, volver a dejar a H e i n e r Fuchs en sus propias les, pintar, etc. A los pacientes se les entregan tres euros diarios, manos. Pero ya no podía hacerlo, p a r a eso era tarde. que deben bastarles para todo lo que no sean las tres comidas del Continuaron compartiendo sus recuerdos del pasado y día y té gratuito. No hay posibilidad de apartarse un poco, de tener llegaron por fin a las canciones de m o d a de aquellos algo de intimidad. En los espacios comunes está siempre encendi- tiempos. Fuchs escribió: da la televisión y comparto habitación con un paciente cuyo diagnóstico es esquizofrenia catatónica. Durante todo el día está tum- " Cada miércoles, cuando en la radio llegaba el momento de las bado en la cama, inmóvil, y por la noche me enloquecen sistemá- canciones solicitadas por los oyentes, yo estaba en cuclillas frente ticamente sus ronquidos infernales: sin dosis elevadas de somnífe- a nuestro Volksempfdnger con aquel revestimiento amarillo claro ros no podría dormir ni un minuto. Durante las estaciones más (la esvástica sobre el dial había sido raspada hasta hacerla descálidas mi refugio favorito es la azotea, donde me siento a leer o a aparecer) y escuchaba atentamente, como hipnotizado, los grandes escuchar música con unos auriculares y mi pequeña radio de éxitos de los años cincuenta, esos que despertaban en uno ansias banda ancha. Cuando el tiempo está fresco lo hago envuelto en desconocidas e imprecisas y nostalgia de países lejanos: 'Arena todas las prendas de ropa que poseo, procedentes de Cáritas, ya caliente y un país perdido', 'La luna blanca de Maratonga', 'El que también he perdido todos mis objetos personales. Lo peor es el día que llegó la lluvia', etc. Un sentimentalismo llevado al límite aislamiento, la falta del más mínimo intercambio de opiniones, el pero que entonces sentía como auténtico y que hace que incluso silencio fantasmal que me rodea. Con la mayor parte de los demás ahora, más de cuarenta años después y con el oído entrenado y afipacientes no es posible conversar, se encuentran emparedados en las nado desde hace mucho por la música de los grandes clásicos, la mazmorras de sus psicosis, hablan solos o sufren trastornos ver- voz de la crítica enmudezca dentro de mí cuando vuelvo a escuchar bales repetitivos. Hace más de medio año que no hablo con nadie. esas canciones". En ocasiones imagino el escenario de un suceso que ponga fin a todo esto, rápido de ser posible; a veces podría gritarle durante J u t t a se descargó de internet los títulos que él le había horas a la pared toda mi atroz desesperación, a veces anhelo cerrar mencionado e inmediatamente se abrió ante ella el los ojos y quedarme dormido cayendo en la nada. Probablemente m u n d o de sus sentimientos de entonces: "El día que no sospeche, querida Jutta, lo que significa para mí la correspon- llegó la lluvia, largamente anhelada, ardientemente dencia con usted, pues sus cartas son la primera voz humana que i m p l o r a d a . . . " cantaba D a h d a , m u e r t a hacía ya tiempo me ha llegado desde que estoy aquí, la primera luz en este mundo de u n a sobredosis de somníferos, con aquella voz tan de sombras." misteriosa y algo ronca, y J u t t a volvió a ser la adolesJ u t t a se preguntó dónde se había metido. Todo aquello sonaba como un cuento de terror. Heiner Fuchs podía ser u n h o m b r e depresivo, inestable, con problemas psíquicos, pero u n ser h u m a n o estaba siendo víctima de prácticas psiquiátricas medievales, de un atropello que no parecía interesarle a nadie. Y ella se había convertido en el único testigo de ese atropello, de esa monstruo-

cente de entonces, cuando todo eran ansias, esas ansias jóvenes, salvajes e infinitas que en el fondo n u n c a habían desaparecido, que simplemente se habían ido dobleg a n d o poco a poco a la medida del mundo, a la resignación. Recordó al p r i m e r muchacho del que se había enam o r a d o y que no quería saber n a d a de ella. N u n c a más había vuelto a experimentar u n dolor tan infinito, puro y desprotegido por el a m o r no correspondido. El m u n d o Quimera 49


la había rechazado al rechazarla él y ahora, mientras Dalida volvía a cantar acerca del deseo de que llegara la lluvia a través de los altavoces de su ordenador, el joven de entonces se convirtió en H e i n e r Fuchs. Sabía que hacía tiempo que ella también se había convertido en el centro de atención de sus pensamientos, en la imagen del deseo y única esperanza de u n h o m b r e perdido. Y eso le d a b a esperanzas a la misma J u t t a , la llenaba de nueva vida. Y al mismo tiempo era como si, a través de él, experimentara la realización a posteriori de su primer amor, como si hubiera sido a Heiner Fuchs a quien u n a vez, en secreto, escondida detrás del saliente de un muro, hubiera acechado en la calle p a r a al menos p o d e r lanzarle u n a mirada. Y a h o r a él se d a b a de repente la vuelta, la m i r a b a y decía: ¡ven! A todos estos pensamientos y emociones la llevaron los viejos éxitos con que se había topado, echando más y más combustible a un fuego que n u n c a se hubiera encendido sin ellos, que hasta ese m o m e n t o sólo había sido u n latido callado y oculto dentro de ella. La p r i m e r a vez que H e i n e r Fuchs se e n a m o r ó ya escuchaba música clásica. Escribió: " Mi gran amor del colegio, de quien estuve locamente enamorado, era una niña llamada Hanni Mücklausch que vivía en mi barrio y que llevé en mis pensamientos durante una eternidad. Una criatura que idealicé hasta convertirla en algo celestial. En la fase en que más me torturaba pensando en ella, escuché por primera vez la sinfonía de Shubert en Si menor, y esa música llevaba en sí todos mis sentimientos de entonces: tristeza, dolor, melancolía hasta los tuétanos. El resultado fue que me compré con mis ahorros el disco tan pronto como pude y durante años, cada vez que tenía la suerte de estar solo, pasaba la tarde y la noche tumbado en el sofá dejándome caer en el lamento de Shubert. T, por cierto, si desea conocer, escuchar el humor que predomina en mi psique (no me refiero al de este momento, sino al tono de mi existencia), lo encontrará sobre todo en el N o c t u r n o de Shubert, opus posthum, DV 897, un fragmento de un trío para piano desaparecido o nunca finalizado, con una duración de unos diez minutos. Una música de una tristeza y belleza indescriptibles, que parece flotar, sencilla como una canción popular, marcada por la melancolía de una sonrisa a través de las lágrimas sólo interrumpida por la enérgica rebelión que supone el segundo tema, un tema que para mí siempre ha tenido algo de una desesperación y una fatuidad salvajes. Puede encontrarlo en un CD que incluya otros tríos para piano de Schubert." Poca música sentía J u t t a tan cercana c o m o la de Schubert, pero no conocía esa pieza. N o encontró un C D con el Nocturno en ninguna de las tiendas a las que fue, p o r lo que tuvo que pedirlo y esperar tres días hasta s o Quimera

tener p o r fin en sus manos el disco con el secreto de Fuchs en su interior. Lo que finalmente escuchó era también, sin duda, el tono de su existencia. Si era cierto que, como escribió H e i n e r Fuchs, la música es el indicador más fiable de la cercanía o lejanía de dos personas, entonces nadie en el m u n d o podía estar más cerca de ella que él. Poco después (entretanto habían comenzado a tutearse), él le escribió: " ¿Sabes qué frase de tu última carta ha borrado como por arte de magia la melancolía que casi siempre pesa sobre mí? 'Sí, mi mayor deseo sería escuchar una vez el N o c t u r n o de Shubert contigo, y espero que alguna vez podamos hacerlo'. Es una visión, una visión maravillosa que me ha abierto una ventana al futuro, la primera. Si el hecho de que haya sobrevivido al fracaso de mi vida puede tener algún sentido, en los últimos tiempos pienso cada vez con más frecuencia que es el haberte conocido y vivir feliz pensando en momentos como el de escuchar música juntos." Lo que J u t t a pensaba con cada vez más frecuencia en los últimos tiempos era que el desastre que había sido la vida de ambos quizá proviniera del hecho de que entonces, cuando estuvieron tan cerca el u n o del otro en el p e q u e ñ o pueblo, no se h a b í a n encontrado, de que con seguridad se habían conocido, pero sin reconocerse. Entonces debió romperse el curso natural de sus vidas y p o r ello todo lo que ocurrió después no p u d o sino ser u n a vida errónea. Y el hecho de haberse encontrado de m o d o en apariencia totalmente casual décadas después sólo podía significar que este encuentro no era en absoluto u n a casualidad, sino u n a oportunidad del destino de, tras tantos rodeos, corregir el error de entonces y volver a tomar los hilos perdidos p a r a finalmente unir u n o con otro. Al final el destino les ofrecía un nuevo comienzo y ese convencimiento se iba instaurando en J u t t a cada vez más p r o f u n d a m e n t e , apoderándose de ella con más y más fuerza. A finales de septiembre se fue a su residencia de trabajo en u n a zona rural de Mecklenburgo. G u a r d ó la novela sueca de ciencia ficción que estaba traduciendo al alemán, sus diccionarios, su ordenador, u n a p e q u e ñ a radio con lector de C D y u n a selección de unos treinta CDs de su colección. La inquietaba un poco a b a n d o n a r el lugar acostumbrado de su intercambio epistolar con H e i n e r Fuchs, especialmente p o r q u e él p e r m a n e c í a en su prisión mientras que ella se m a r c h a b a a un lugar donde gozaba de mayor libertad, pero u n a vez que h u b o encendido el motor de su coche y pisó el acelerador se sintió como si fuera a buscarlo, como si él estuviera esperándola allí, en la soledad. Lo que J u t t a llamaba su residencia de t r a b a j o era en realidad u n a p e q u e ñ a propiedad rural. U n recinto pri-


vado de más de cien hectáreas, totalmente cubierto de maleza, al que pertenecían las ruinas de un castillo que había corrido una suerte similar a la de otros de la región: a n t a ñ o residencia de la nobleza rural de Mecklenburgo, tras el final de la guerra se había convertido en edificio administrativo y en almacén de la LPG, la Cooperativa de Producción Agraria de la RDA, y había empezado a desmoronarse tras la Reunificación. Un fabricante de bombas de aire de la Alemania occidental había adquirido la enorme propiedad a precio de saldo, pero le había faltado el dinero para la rehabihtación del pequeño castillo y, como buen amante que era de la literatura escandinava, le permitía a Jutta utilizar la única habitación que aún se hallaba casi intacta como lugar de trabajo.

Jutta estaba sola en mitad de un silencio que retumbaba, en una zona difícil de atravesar y parecida a una selva en la que había dos pequeños lagos y una zona pantanosa donde habitaban grullas, ranas, cisnes, búhos, murciélagos, una pareja de castores, corzos y jabalíes. Rara vez aparecía por allí algún ser humano...

Jutta estaba sola en mitad de un silencio que retumbaba, en una zona difícil de atravesar y parecida a una selva en la que había dos pequeños lagos y una zona p a n t a n o s a donde h a b i t a b a n grullas, ranas, cisnes, búhos, murciélagos, una pareja de castores, corzos y jabalíes. R a r a vez aparecía por allí algún ser humano, allí reinaba lo salvaje, y parecía extenderse silenciosamente hasta el infinito. Lo que en su día fue el castillo se encontraba sobre una muralla de origen eslavo, detrás de dos robles tan grandes como todo un bosque. La escalera vieja y medio desmoronada estaba totalmente cubierta de maleza, las ventanas apuntaladas con placas de contrachapado y las torres a medio caer. En realidad el edificio no se consideraba habitable por riesgo de derrumbe, pero el fabricante de bombas no parecía respetar especialmente a la inspección urbanística y se había hmitado a hacer que Jutta le prometiera que no iría más allá de aquella habitación de la planta baja. Esta habitación (la única en la que todavía entraba luz del día a través de las ventanas en arco de medio punto por las que se colaban las corrientes de aire pero que aún no estaban rotas) debía haber sido en su día un salón con suelo de taracea, un estucado que ya estaba casi totalmente caído y los restos de una estufa de cerámica situada en una esquina de la habitación como una pequeña catedral medio derrumbada. AUí seguía funcionando la electricidad y Jutta tenía a su disposición una gran mesa de madera medio comida por los gusanos y un viejo armario de la época de la LPG. Por las noches dormía sobre dos colchones de gomaespuma que había puesto en el suelo, uno sobre el otro. En una pequeña habitación accesoria había agua corriente y un aseo y una estufa de radiación caldeaba el ambiente cuando, al caer la tarde, empezaba a hacer fresco. El correo llegaba tarde, nunca antes de las dos. De Quimera 51


hecho, era u n milagro que llegara. Oficialmente nadie vivía aüí, y desde luego no con el n o m b r e de Jutta. Las ruinas del castillo se e n c o n t r a b a n a más de cuatro kilómetros de la población más cercana y la cartera tenía que conducir todos los días ocho kilómetros, cuatro de ida y cuatro de vuelta, p a r a dejar u n sobre blanco y delgado escrito siempre con la misma letra p e q u e ñ a y pálida en un buzón oxidado que colgaba de la r a m a de un roble j u n t o al que fuera el edificio de la LPG. Ya desde el mediodía J u t t a corría a cada rato a la ventana, con el corazón inquieto y buscando con la mirada, con u n a impaciencia cada vez más dificil de controlar, el coche amarillo del correo que debía aparecer en cualquier m o m e n t o aüí abajo, en el camino asfaltado que la naturaleza casi se había tragado. Con frecuencia caían al suelo bellotas del árbol y algunas veces alguna chocaba con estrépito contra el metal del buzón. En u n m u n d o en el que cualquiera p u e d e locahzar a cualquiera, se encuentre donde se encuentre, a través del teléfono, el correo electrónico o u n SMS, ellos d e p e n d í a n p a r a bien o p a r a mal del correo postal, de trenes, coches, carteros, de miles de pequeños imprevistos que f o r m a b a n parte de su m o d o de comunicación. Para entonces se escribían a diario, pero seguía habiendo días en que no recibían ninguna carta p o r q u e el correo se d e m o r a b a un poco más, y esos eran días que p a r a J u t t a consistían únicamente en un vacío absurdo y en la espera a t o r m e n t a d a del día siguiente. Y la situación de H e i n e r era a ú n peor. A la clínica no sólo no llegaba el correo el domingo, sino t a m p o c o el sábado y, si la carta de J u t t a del viernes o lunes se había retrasado, tenía que esperar tres días p a r a tener noticias de ella. En esos días hacer footing era su salvación aún en mayor medida de lo habitual. H a c í a ya mucho que había resultado ser su medicina más eficaz contra la depresión y, como él mismo decía, había fortalecido su corazón de tal m o d o que, incluso tras t o m a r sesenta somníferos combinados con un compuesto p a r a evitar el vómito y alcohol de alta graduación, este no había dejado de latir. El footing le había salvado la vida, pero u n a vez había m e n c i o n a d o u n puente elevado sobre las vías del tren que cruzaba todos los días en su recorrido, y J u t t a se q u e d a b a sin ahento al imaginarlo sobre el puente y bajo él las vías y los trenes que pasaban. Aún no le había sido posible acceder a u n a vivienda y su tutor le hacía promesas vanas apelando siempre a las mismas dificultades. Heiner estaba desesperado pero seguía siendo de la opinión de que no podía hacer n a d a al respecto, de que se encontraba impotente y lo único que podía hacer era esperar. Seguía sin querer hablar de los motivos de su incapacitación, aludía siempre a lo poco apropiado de u n a carta p a r a hablar de ello y con52 Quimera

solaba a J u t t a hablando de su futuro encuentro, que ya estaban planeando hasta el más mínimo detalle. C u a n d o las dudas de J u t t a se hacían demasiado grandes, ponía música, y la música la elevaba lejos de todas las preguntas, de todas sus mezquinas reflexiones. Volvía al ver al prisionero de un hechizo maligno al que debía liberar, se veía a sí misma en el papel de Orfeo, que siguió a Eurídice hasta el infierno y que no podía mirar atrás si quería devolver a su a m a d a al m u n d o de los vivos. Escuchaba u n a y otra vez la ópera de Gluck con el lamento de Orfeo, cuya belleza era el antídoto que hacía enmudecer a los poderes malignos y seducía incluso a los cancerberos del Hades. J u t t a sentía la música como su gran aliada en la lucha p o r su amor, la música los ayudaría a superar todas las pruebas, todos los obstáculos, a cruzar todas las fronteras que se les presentaran. H a b í a momentos en que lo envidiaba. Lo veía como a u n a persona que ha sobrevivido a un m a r e m o t o , como alguien que ya estaba muerto y que a h o r a podía empezar su vida desde cero. Volvía a estar en el m u n d o libre, desnudo y sin equipaje como u n recién nacido. Le enviaba dinero en sus cartas y le p r e p a r a b a pequeños paquetes: libros, chocolate, nueces, tabaco, calcetines de lana p a r a sus pies siempre fríos, café en polvo p a r a su tensión baja. Envolvía también hierbas aromáticas, plumas de pájaros que e n c o n t r a b a en sus paseos, las últimas rosas silvestres de la t e m p o r a d a , medio marchitas, arrancadas de unos arbustos que ya amarilleaban. Para entonces habían encontrado un m é t o d o p a r a escuchar música juntos: a c o r d a b a n un día y u n a h o r a exacta y J u t t a le indicaba u n a de las piezas de alguno de los CDs que se había traído de casa. H e i n e r tenía u n a a b r u m a d o r a m e m o r i a musical, en su cabeza había innumerables nombres de piezas grabados como en un archivo musical, pero sobre todo conocía la música que correspondía a cada nombre: se sabía de m e m o r i a gran cantidad de composiciones, podía escucharlas mentalmente, tono p o r tono, como si tuviera instalado en su cabeza un reproductor. Hacía m u c h o que podía ponerse su propia música en cada m o m e n t o , en cada situación, siempre la llevaba consigo. Schubert, le escribía Jutta, Impromptu Opus 90 n ú m e r o 3, y él sabía enseguida a qué se refería. Justo en el m o m e n t o acordado, J u t t a ponía esa pieza en su reproductor de CDs y él lo reproducía en su cabeza a ochocientos kilómetros de distancia. Ella lo veía ante sí, la figura de u n h o m b r e delgado, casi de fiügrana, sentado en la terraza de u n a clínica psiquiátrica cubierto con ropas usadas de Cáritas, con la m i r a d a fija en la oscura espalda de la m o n t a ñ a lejana y sonando en su interior la misma música que ella escuchaba. H a b í a algo tan inasible y maravilloso en esa imagen que J u t t a temblaba de ansias de tocar la realidad, de


mirar sus ojos mientras escuchaban la música; soñaba con ese m o m e n t o como p u n t o culminante de su existencia. H a b í a empezado a amarlo con u n a mezcla disparatada de formas de amar: con el primer a m o r de la adolescente que fue, con el último a m o r de u n a mujer m a d u r a , con su a m o r incurable a todos los a b a n d o n a d o s y los perdidos y, principalmente, con su amor a la música. Se había convertido p a r a ella en la personificación de la música, en música hecha materia, hecha de piel, de pelo, de ojos, de manos y de u n a boca. Ya no le sorprendía que cada pieza que ella le mencionara como u n a de sus favoritas fuera también u n a de las preferidas de él. Ya fuera Lascia ch'io pianga de H á n d e l , Mon coeur s'ouvre à ta voix de Camille SaintSaéns, el segundo movimiento del concierto p a r a piano n ú m e r o 5 de Beethoven, el adagio del concierto p a r a clarinete n ú m e r o 2 de Mozart, el Nocturno en Do sostenido m e n o r Opus posthum de Chopin, o Spiegel im Spiegel de Arvo Parts, siempre hablaba como desde lo más profundo de ella, como si pudiera ver y oír en su interior. La música era su p u n t o de encuentro, su lugar común más allá de todos los lugares y lo que con más frecuencia a c o r d a b a n escuchar juntos era el Nocturno de Schubert. Si J u t t a no podía escucharlo con él, le gustaba especialm e n t e hacerlo p o r la noche, j u n t o a la ventana oscura, m i r a n d o la luna pálida sobre la silueta negra de los imponentes árboles centenarios. La imagen que veía le parecía el equivalente óptico de la música, y la música el equivalente acústico de la imagen n o c t u r n a e n m a r c a d a p o r la ventana. Escuchaba atentamente su a r m o n í a con ella y era como si la propia luna estuviera sonando, como si vibrara suavemente en la tierna interacción entre el violin y el cello, como si fueran sus márgenes azulados los que fluyeran como música en mitad de la noche.

esperar, tenía un aspecto totalmente distinto a como J u t t a lo había imaginado. La foto había sido t o m a d a dos o tres años antes de su ingreso en la clínica y J u t t a se asustó al ver lo atractivo que era. H a s t a entonces había imaginado a un paciente psiquiátrico gastado y afligido y aunque, como él mismo escribía, ya no tenía m u c h o en común con el h o m b r e de la fotografía, eso no c a m b i a b a n a d a en lo que hacía a su equipamiento biológico. A pesar de su constitución esbelta tenía hombros anchos, su pelo encanecido seguía siendo fuerte como el de un joven y su rostro intehgente y escéptico, con la frente alta y la nariz fina y tensa, tenía algo que hacía recordar a un pájaro. Toda su figura proyectaba u n a imagen juvenil, casi de muchacho, y al mismo tiempo aristocrática. Parecía imposible que ese h o m b r e estuviera en u n a clínica psiquiátrica limpiando baños y pelando patatas en la cocina durante horas. En otra época debió h a b e r tenido mucho éxito con las mujeres e incluso era posible, se le ocurrió a J u t t a de repente, que en la clínica hubiera pacientes guapas y jóvenes que se interesaran p o r él. En comparación con él se vio a sí misma viejísima y horriblemente fea. Y, a u n q u e a raíz de las dos fotos suyas que le había enviado él la había descrito casi como u n a belleza clásica griega, J u t t a no podía reconocerse en ello. H a b í a envejecido de un m o d o mucho más notorio que él, su cuerpo se había vuelto pesado y sin formas, al mirarse en el espejo no reconocía su rostro de antes. Y cuanto más se acercaba el m o m e n t o de su encuentro en persona con más frecuencia la asaltaba el miedo a ese momento, más imposible le resultaba imaginarse mostrándose ante ese h o m b r e sin la protección de sus ropas. C u a n d o finalmente le confesó sus miedos, la respuesta de él le hizo sentir vergüenza:

" ¿Cómo podria la cercanía que siento con tu interior, con lo más profundo de ti, con tu ser, cómo podría una armonía como la que " ¿Por qué esta música nos entristece tanto? —escribió él. Es por se manifiesta en la manera en que ambos sentimos la música, la monstruosa discrepancia existente entre su belleza y plenitud y cómo podría ese amor verse amenazado por la superficie de nuesla realidad con frecuencia tan miserable y limitada de la vida tros cuerpos, marcados por los inevitables signos del tiempo?" humana. ¿Conoces el concierto de Chopin para piano y orquesta número 1 en Mi menor? Ahora mismo lo estoy escuchando en mi A pesar de ello, u n a d u d a persistió en Jutta. Por mucho cabeza y siempre me evoca de modo inmediato las imágenes de los que lo deseara y por mucho fervor que pusiera en intenimpresionistas franceses: realmente parece que centelleara en la tar imaginarse la cercanía física con él nunca llegaba a interacción de la luz y las sombras. Al escucharlo veo jardines conseguirlo, algo se oponía en su imaginación y sólo se antiguos y románticos, estanques silenciosos con nenúfares, villas le venían a la mente roces torpes y forzados entre ellos. cansadas que se desploman lentamente sobre si mismas, y me viene Y esto no tenía que ver únicamente con su miedo a la a la cabeza un verso de Hólderlin: 'Vete ahora y saluda al bello mirada de él sobre su cuerpo desnudo. Era u n a imposiCarona y a los jardines de Burdeos'." bihdad más p r o f u n d a y que no era capaz de describir que llevaba consigo como u n a continua inquietud. Hacía ya tiempo que J u t t a le había pedido u n a foto suya Fuera de su habitación se reunían las grullas con sus y entre las pocas pertenencias que aún conservaba había gritos estridentes y chillones y algunas noches el viento e n c o n t r a d o una. Y la realidad, como habría sido de del otoño resonaba en los viejos árboles con tanta vioQuimera 53


lencia como si allí fuera hubiera aviones despegando y aterrizando. Nunca antes había estado Jutta tan ebria de música, nunca se había alejado tanto de la vida cotidiana. Aún no había abierto ni una sola vez el archivo con su traducción, todo a su alrededor era música y lo demás se le antojaba lejano y extraño. Vivía como en un trance, sumergida en la música que la acompañaba como un constante abrazo. Con frecuencia llevaba sus cartas al buzón por la noche. Siempre tenía una carta para él empezada sobre el escritorio: hasta el último instante del día necesitaba ese espacio de comunicación con él, y en cuanto la terminaba debía enviarle inmediatamente sus palabras. En la ciudad no tenía importancia si por las noches había luna o no, la electricidad se había hecho cargo de su función, pero allí suponía una gran diferencia. No había ninguna iluminación en muchos kilómetros a la redonda y, cuando la luz de la luna era débil o en noches sin luna, podía ser toda una aventura llegar hasta su coche, aparcado dentro de la muralla, para ir hasta el buzón que se encontraba a las afuera del pueblo que había a cuatro kilómetros. Y, si había lluvia o tormenta, Jutta no podía ver ni sus propias manos. Claro que podría haberse hecho con una linterna, pero algo se lo impedía, algo en ella quería ponerse en peligro por él, como el muchacho que, arriesgando su vida, debe coger la florecilla del saliente de una roca escarpada para mostrar la prueba de su amor a la persona elegida. Llevaba debajo del impermeable la carta, con la huella del beso en la última página, junto a su nombre, mientras sus pies se movían ciegamente por el suelo reblandecido y cubierto de bellotas resbaladizas en mitad de una oscuridad casi cósmica. Si alguna vez se hubiera caído y se hubiera roto una pierna, nadie la habría encontrado. Pero debía hacer que la confianza se sobrepusiera al miedo, y la oscuridad a su alrededor se le antojaba como una representación de la oscuridad y la incertidumbre de su futuro con Heiner, un hombre con el que ya había contraído matrimonio en sus adentros sin haberlo visto ni una sola vez, al margen de como el niño o el adolescente al que ya no recordaba. Para reunirse con ella él había solicitado las tradicionales vacaciones de Navidad en la clínica y su petición aún estaba siendo evaluada por la clínica y por las autoridades responsables pero prácticamente se le había dado ya una respuesta positiva. Claro que nadie sospechaba que el paciente no planeaba volver y que pretendía utilizar las vacaciones para perpetrar su huida. La cuestión era, sin embargo, qué harían él y Jutta al finalizar esos días. En primer lugar, Heiner tenía que dejar de depender de su tutor y volver tan pronto como fuera posible al estado de persona autónoma. Pero ya habían 54 Quimera

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c o m p r o b a d o que eso no iba a ser fácil. U n a persona que había sido inhabilitada u n a vez tendía a seguir inhabilitada p a r a siempre. J u t t a se había i n f o r m a d o al respecto y la revocación de u n a decisión de inhabilitación sólo era posible tras u n a serie de trámites burocráticos en extremo agotadores y que se p r o l o n g a b a n d u r a n t e meses o incluso años p a r a que, p o r regla general, el tribunal t e r m i n a r a p o r denegar la petición. Y con ello el asunto parecía encontrarse en un callejón sin sahda. C o m o persona inhabilitada, H e i n e r seguía sin p o d e r d a r u n solo paso sin el consentimiento de su tutor y, si no volvía voluntariamente a la clínica, p r o b a b l e m e n t e la policía iría a buscarlo tarde o t e m p r a n o a la casa de J u t t a . ¿ Q u é p o d í a n hacer? ¿Pasar a la clandestinidad, huir al extranjero? Por muchas vueltas que le d a b a n , la situación parecía desesperada.

cial p a r a ella. H a b í a algo allí que no podía describir, algo parecido a u n a fuerza mística que la dejaba sin habla. Se sentó sobre u n a de las rocas que algún glaciar prehistórico debió h a b e r arrastrado hasta allí y contempló la charca cubierta de vegetación y en sí totalmente banal sobre la que volaban dos cisnes. Curiosamente n u n c a había viento en aquel lugar, sino u n a inmovilidad en el aire como la que J u t t a imaginaba que debería h a b e r en el ojo de un h u r a c á n . Allí se sentía totalmente segura. Del agua oscura y fangosa surgía u n a especie de radiación azulada y enigmática que incluso parecía e m p a p a r la hierba que había alrededor con u n resplandor azul. H a b í a u n h e r m o s o verso de J o s e p h Brodsky que decía: aún no hay silencio, pero ya hay música. Y esa música la escuchaba J u t t a aUí. La última música antes del silencio.

J u t t a rastreó internet, llamó p o r teléfono a instituciones, consultorios psicológicos y asociaciones antipsiquiatría, consultó a amigos y conocidos y finalmente encontró u n a solución. Encontró la llamada casa de la fuga. U n caserón tranquilo, ubicado j u n t o al mar, que ofrecía u n a vía de huida totalmente legal y segura a personas sin h o g a r escapadas de centros psiquiátricos. Allí, u n a vez a c a b a r a n las vacaciones de Navidad, H e i n e r podría alojarse en u n a habitación propia, según le habían aseg u r a d o a J u t t a , y se encontraría f u e r a del alcance del sist e m a psiquiátrico. Además lo ayudarían a liberarse tan p r o n t o como fuera posible de su situación de persona tutelada y a volver a t o m a r las riendas de su vida.

N u n c a llegó a encontrarse con H e i n e r Fuchs. La m a ñ a n a del veintitrés de diciembre había recogido su billete de tren y el dinero p a r a gastos personales que le correspondía p a r a los siguientes doce días y había a b a n d o n a d o la clínica alrededor de las nueve de la m a ñ a n a , pero n u n c a llegó a casa de J u t t a . U n cuidador fue el últim o que lo vio: saha p o r la p u e r t a de la clínica arrast r a n d o u n a p e q u e ñ a maleta con ruedas. Después de eso se perdía su rastro y la policía ni siquiera podía asegurar si había llegado a montarse en el tren que debía h a b e r lo llevado a su destino. Tras hablar con la doctora que lo había tratado en la clínica, J u t t a supo que tenía un historial con varios intentos de suicidio y que no era la p r i m e r a vez que había sido ingresado en u n a clínica psiquiátrica. N o había sido posible hacer n a d a p o r él. Se s o s p e c h a b a q u e h a b í a utilizado las vacaciones de Navidad como pretexto p a r a p o d e r p o r fin llevar a cabo con éxito su propósito tantas veces fracasado. La policía buscaba su cadáver.

Aún faltaban veintinueve días p a r a su llegada, u n a pequeñez en comparación con todas las décadas que h a b í a n vivido el u n o sin el otro, pero el tiempo parecía haberse detenido y cada h o r a parecía estirarse hasta hacerse eterna. Mientras, J u t t a continuaba escuchando música constantemente y esperando, además de sus cartas, el final de cada día. Era entonces cuando, como si se hallara en prisión, p o r fin podía tachar un día más de la hsta que se había confeccionado y que tenía sobre el escritorio. Algunas veces, d u r a n t e un paseo p o r el bosque, n o lo soportaba más y tenía que darse inmediatam e n t e la vuelta y regresar corriendo a la casa p a r a , tal y como llegaba, sin aliento, escuchar el Nocturno. Sólo entonces podía volver a creer en la existencia de Heiner, creer que no era un fruto de su imaginación y que pronto lo vería. En ocasiones la asaltaba un miedo terrible ante la idea de que podría morir antes de encontrarse con él. U n día antes de regresar a la ciudad bajó p o r última vez al p a n t a n o . Para entonces hacía ya m u c h o frío, p o r las m a ñ a n a s había escarcha y J u t t a se ponía dos jerséis gruesos u n o sobre otro p a r a estar en casa y tenía la estufa encendida todo el día. El p a n t a n o era un lugar espe-

J u t t a lo esperó d u r a n t e las fiestas de Navidad aferrándose a la esperanza de que hubiera ocurrido algo inesp e r a d o y de que finalmente a c a b a r a tocando a su puerta. Pero esperó en vano. C u a n d o volvió a distribuirse el correo después del día de Navidad encontró en el buzón un sobre con su letra. Dentro del sobre acolchado con el sello de u n a oficina postal cercana al lugar d o n d e se e n c o n t r a b a la clínica sólo había un C D nuevo y original. N a d a más, ni u n a p a l a b r a de Heiner. Sólo un C D con el Nocturno de Shubert. •

Nota: Publicado orginalmente en la revista número 6 de la revista alemana Sinn u n d Form (noviembre/diciembre del 2010). Quimera 55


LA CUENTA ATRAS (IX): PERFORMANCE Y TRAVESTISMO

D o s e p í g r a f e s i n t r o d u c e n la l e c t u r a d e Travestí (Tier r a A d e n t r o , 2009), d e C a r l o s Reyes Ávila. Por u n l a d o , se cita a B a u d r i l l a r d : " T o d o s s o m o s agnósticos, o travestís del a r t e o del sexo", p o r q u e n o t e n e m o s " c o n v i c c i ó n estética ni sexual, sino q u e las profesamos todas". La promiscuidad catalizada p o r el m o v i m i e n t o h i p p i e y p o r el m a y o del 6 8 se h a c o n s o l i d a d o e n dos á m b i t o s c o m p l e m e n t a r i o s : el artístico y el erótico. Por el otro, se r e p r o d u c e u n e x t e n s o p a s a j e d e M a r j o r i e G a r b e r , q u i e n h a b l a del t r a v e s t i s m o c o m o de u n a " c a t e g o r í a e n crisis". U n a o p c i ó n crítica q u e e n s a n c h a la p r o f u n d i d a d d e la f r o n t e r a . L a novela, a m b i e n t a d a e n el n o r t e de M é x i c o , es u n a r e a c t u a l i z a c i ó n d e La dama de las camelias e n la é p o c a d e los g é n e r o s líquidos. C o n t i e n e u n capítulo m e t a l i t e r a r i o de especial interés, e n q u e se reflexiona sobre la c o n d i c i ó n travestí: el c u e r p o t e c n i f i c a d o , h i p é r b o l e del d e u n a m u j e r , q u e a s p i r a a ser s i n ó n i m o d e u n a s e x u a l i d a d d e lujo, y q u e —sobre todo— es " c o m p l e t a m e n t e c o n t e m p o r á n e o , y a q u e sólo e n las ú l t i m a s d é c a d a s la t é c n i c a h a est a d o e n c o n d i c i o n e s de i n t e r v e n i r s o b r e el c u e r p o , modificándolo materialmente". E n la é p o c a del t r a n s h u m a n i s m o , del b i o a r t e (el c o n e j i t o fluorescente GTPBunny, d e E d u a r d o K a c ) , la e s c u l t u r a g e n é t i c a [Microvenus, d e J o e Davis, u n a m o l é c u l a artística e n f o r m a de vagina) o el carnal art (cuyos e j e m p l o s m á s c o n o c i d o s son el rostro u n a y o t r a vez m o d i f i c a d o d e O r l a n y la o r e j a i m p l a n t a d a e n el a n t e b r a z o d e Stelarc), la r a b i o s a c o n t e m p o r a n e i d a d d e la t r a n s e x u a l i d a d n o p u e d e ser d i s c u t i d a . Al travestismo clásico, c o n u n a e x t e n s a t r a d i c i ó n e n l i t e r a t u r a , artes plásticas, cine, t e a t r o y c a b a r e t , le o p o n e la i n t e r v e n c i ó n q u i r ú r g i c a , las p r ó t e s i s y el c o n s u m o f a r m a c o l ó g i c o . El siglo X X I se i n i c i a b a c o n la c o m e r c i a l i z a c i ó n d e Viagra, c o n la a d a p t a c i ó n c i n e m a t o g r á f i c a d e Fállame (2000), de Virginie Despentes y Coralie Trinh T h i - q u e p o d í a ser l e í d a c o m o u n remake p o s f e m i n i s t a d e 56 Quimera

Thelmay Louise ( 1 9 9 1 ) - y c o n la p u b l i c a c i ó n d e Manifiesto contra-sexual ( O p e r a p r i m a , 2002), de Beatriz P r e c i a d o , d o n d e se l l a m a a la r e n u n c i a de u n a "identidad cerrada y determinada naturalmente" y se d e f i n e la " s e x u a l i d a d c o m o t e c n o l o g í a " . L a e s t r a t e g i a d e P r e c i a d o se s u s t e n t a e n el desvío sist e m á t i c o , c o n el o b j e t o d e desestabilizar el sistema h e t e r o c é n t r i c o e n q u e t o d a v í a vivimos. L a m á s r a d i c a l d e esas o p e r a c i o n e s es la q u e d o c u m e n t a e n Testo yonki (Espasa, 2008), d o n d e el c u e r p o d e la p r o p i a e s c r i t o r a es el c a m p o d e investigación d o n d e se o b s e r v a n los efectos del c o n s u m o d e h o r m o n a s d e t e s t o s t e r o n a , e n el c o n t e x t o d e n u e s t r a é p o c a d e capitalismo farmacopornográfico. Ese libro es c r u cial e n el p a n o r a m a l i t e r a r i o d e la d é c a d a p a s a d a , p o r q u e s u p o n e la i n t e r s e c c i ó n e n t r e la t e o r í a queer y la l i t e r a t u r a g o n z o . C u a n d o llegó a las l i b r e r í a s y a la a c a d e m i a la obra de Preciado, Pedro Lemebel ya h a b í a llevado a c a b o su t r a n s f o r m a c i ó n d e performer a escritor. E n 1986, e n p l e n a d i c t a d u r a d e P i n o c h e t , r e c i t ó su Manifiesto (Hablo por mi diferencia), e n cuyos versos l e e m o s : " N o n e c e s i t o d i s f r a z / A q u í está m i c a r a " . Al a ñ o s i g u i e n t e f u n d ó el colectivo "Yeguas del A p o c a l i p s i s " , q u e h í b r i d o la l i t e r a t u r a c o n el t r a vestismo, el v i d e o y la f o t o g r a f í a . El p r o y e c t o c o n cluyó e n 1995, el m i s m o a ñ o e n q u e el a r t i s t a chil e n o p u b l i c ó su p r i m e r libro d e c r ó n i c a s . La esquina es mi corazón. Su p e r i o d i s m o g o n z o , p o r t a n t o , n a c e d e la a c t u a c i ó n e x p l í c i t a m e n t e artística y p o lítica. D e t o d a s las posibles i n t e r v e n c i o n e s literarias, la g o n z o es q u i z á la m á s p o l i t i z a d a . El e j e m p l o d e G a b r i e l a W i e n e r es p a r a d i g m á t i c o y a f í n al d e L e m e b e l . E n su t r a y e c t o r i a la c r ó n i c a se m a n t i e n e c o m o el v e h í c u l o d e e x p r e s i ó n d e u n c u e r p o q u e c o n s t a n t e m e n t e p o n e e n j a q u e el s i s t e m a d e v a l o r e s n o sólo h e t e r o c é n t r i c o , sino t a m b i é n poscolonial. Sus r e l a t o s d e p r o s t i t u t a s , t r a n s e x u a l e s , prisiones, polígamos, sadomasoquistas o actores


Por JORGE CARRIÓN

p o m o n o sólo m u e s t r a n u n c i e r t o g r a d o de e m p a tia h a c i a el o t r o , sino q u e s i t ú a n el c u e r p o p r o p i o c o m o zona de conversación y de contagio con u n a otredad marginal, heterodoxa, monstruosa, que a m e n u d o es el r e v e r s o del p r o p i o yo. E n los textos d e Sexograjias ( M e l u s i n a , 2008) asistimos a e s p e c t á culos c o m o : G a b r i e l a W i e n e r d o n a n d o u n óvulo, G a b r i e l a W i e n e r p r o b a n d o la a y a h u a s c a , G a b r i e l a W i e n e r d a n d o latigazos o p r a c t i c a n d o f e l a c i o n e s y la e x t i r p a c i ó n de las g l á n d u l a s m a m a r i a s s u p e r n u m e r a r i a s d e G a b r i e l a W i e n e r . M u c h a s de las e x p e r i e n c i a s e n q u e se b a s a n las n a r r a c i o n e s o c u r r i e r o n e n P e r ú ; otras, e n E s p a ñ a . L a significación es m u y d i s t i n t a s e g ú n el c o n t i n e n t e e n q u e se lea. L o q u e e n A m é r i c a L a t i n a sigue s i e n d o subversivo e n n u e s t r o s días, e n E u r o p a p a r e c e e m i n e n t e m e n t e estético. P e r o m e p a r e c e q u e lo q u e h e r m a n a los p r o y e c t o s d e P r e c i a d o , L e m e b e l y W i e n e r es j u s t a m e n t e su a p u e s t a p o r e n s a y a r e n el p l a n o de lo real. Sólo e n él t i e n e s e n t i d o h a b l a r de a u t e n t i c i d a d . E s c r i b e Reyes Avila q u e n o h a y n a d a m á s " l e j a n o del t r a v e s t i s m o q u e el d i s f r a z , u n a i m i t a c i ó n q u e r á p i d a m e n t e p u e d e ser a b a n d o n a d a " . L a a u t e n t i c i d a d se c a l i b r a e n la c o n s t a n c i a y, p o r t a n to, en la asunción de u n m u n d o propio que se transp a r e n t a en el rostro, las extremidades, los gestos. Y p o r tanto: en los textos. L a ficción d e n u e s t r a é p o c a t a m b i é n se h a s u p e r p o b l a d o d e t r a n s e x u a l i d a d . Su e x p r e s i ó n m í n i m a es la a u t o f i c c i ó n , q u e r e c o r r e los ú l t i m o s v e i n t e a ñ o s d e l i t e r a t u r a i n t e r n a c i o n a l . Su e x p r e s i ó n m á x i m a es el c a m b i o d e g é n e r o sexual q u e a c o m p a ñ a los c a m b i o s d e g é n e r o t e x t u a l e n la o b r a d e a u t o res c o m o C é s a r A i r a , M a n u e l Vilas o M a r i o Bellatin. E n Las noches de Flores ( M o n d a d o r i , 2004) R o sita, q u e al final, de p r o n t o , r e s u l t a ser u n travestí ciego, s o d o m i z a el c u e r p o i m a g i n a d o d e u n r e p a r t i d o r d e p i z z a . I m a g i n a d o , p o r q u e sólo q u e d a d e él la c a b e z a . P e r o la h o m o s e x u a l i d a d , el t r a v e s t i s m o .

la t r a n s e x u a l i d a d n o a f e c t a sólo a p e r s o n a j e s t o t a l m e n t e ficticios. A t a ñ e al p r o p i o p e r s o n a j e ( g r a m a tical, si se q u i e r e ) l l a m a d o " C é s a r A i r a " . E n Embalse ( E m e c é A r g e n t i n a , 1992), el e s c r i t o r C é s a r A i r a , q u e " m a n e j a b a c o m o u n e n e r g ú m e n o e n la r u t a , c o m o si q u i s i e r a m a t a r s e y t e r m i n a r d e u n a vez c o n esa c o m e d i a i n d i g n a q u e r e p r e s e n t a b a " , es " u n d e g e n e r a d o " q u e se e x h i b e j u n t o a travestís. E n La serpiente (Beatriz V i t e r b o , 1997), A i r a t o m a " S o d o m o l " y se vuelve gay. E n España ( D V D , 2008), u n p e r s o n a j e l l a m a d o M a n u e l Vilas es t o r t u r a d o p o r u n t e r r o r i s t a e t a r r a . Y e n Aire Nuestro ( A l f a g u a r a , 2009) M a n u e l a Vilas dirige el I n s t i t u t o C e r v a n t e s d e N u e v a York. E n Jacobo el mulante ( A l f a g u a r a , 2002) Bellatin y a h a b í a i n c i d i d o e n la d o b l e d i m e n s i ó n d e esas m u t a c i o n e s : " P r e c i s a m e n t e c u a n d o el l e c t o r a s u m e d e u n a m a n e r a verosímil n o sólo la p r e s e n c i a e n el t e x t o d e J a c o b o Pliniak, sino s o b r e t o d o su d e r e c h o a p e r m a n e c e r e n su e s t r u c t u r a , n u e s t r o p e r s o n a j e se t r a n s f o r m a , sin m a y o r t r á m i t e , e n su h i j a a d o p t i v a , R o s a Plin i a n s o n " . A c a b o d e t r a n s c r i b i r u n a o r a c i ó n sin p u n t o y a p a r t e . Sin s o l u c i ó n de c o n t i n u i d a d , el p e r s o n a j e ( u n a p i e z a e s t r u c t u r a l de la novela) se h a c o n v e r t i d o e n su h i j a a d o p t i v a . Sin s o l u c i ó n d e c o n t i n u i d a d , e s t a r á v i v i e n d o e n N u e v a York, donde trabaja "en un almacén que comercializa g é n e r o s " . El t r á f i c o d o b l e d e g é n e r o : la i d e n t i d a d sexual y la i d e n t i d a d del texto. G r a c i a s al alto nivel d e a u t o c o n c i e n c i a q u e c a r a c t e r i z a la l i t e r a t u r a i b e r o a m e r i c a n a de n u e s t r a é p o c a , el p r o p i o Bellatin d a la clave d e su p r o y e c t o : " M i e n t r a s m á s alej a d a e n la p e r s o n a , g é n e r o y t i e m p o se p r e s e n t e la t r a n s m u t a c i ó n a d q u i r i d a , el r e l a t o se a c e r c a r á u n p u n t o m á s a o t r a d i m e n s i ó n " . E n e f e c t o , la literat u r a m u t a n t e p e r s i g u e la m i g r a c i ó n d i m e n s i o n a l . E n cierto m o m e n t o , u n n o d o s i n t á c t i c o y g r a m a t i cal se revela c o m o u n t r a n s b o r d a d o r i n t e r d í m e n sional. C u a n d o n o s d a m o s c u e n t a , e s t a m o s e n o t r a galaxia. • Quimera 57


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"SHOGGOTH" El 7 de octubre de 2010, Javier Calvo y Patricio Pron participaron en wndijam session de escritura en una galería barcelonesa. El siguiente relato es el resultado.

PATRICIO P R O N : "ACERCA DE LA JAM DE ESCRITURA" [POST

SCRIPTUM)

Al ser invitados a participar a la jam de escritura de Barcelona (al parecer, la primera que iba a tener lugar en Europa tras varios años de práctica regular en Argentina, donde surgió, y en otros sitios de América Latina), Javier Calvo y yo aceptamos atraídos por el riesgo que conlleva inventar algo de la nada y en público y p o r la posibilidad de que todo resultara un desastre, que a ambos nos parecía muy seductora. Calvo me comentó que tenía una idea p a r a u n relato que nunca había escrito porque no tenía muy claro cómo debía terminar (lo que resultó u n a malinterpretación de mi parte, ya que u n a versión previa había sido rechazada p o r u n a revista p a r a hombres colombiana llamada Don Juan [sic] y Calvo estaba convencido que el relato debía terminar con la inmolación del personaje, como me contó más tarde), y a mí me pareció interesante procurar completarlo; la idea tenía alguna relación con el relato de Howard Phillips Lovecraft "At the Mountains of Madness", del que yo no recordaba nada. Al releerlo en el tren camino de Barcelona descubrí que Javier Calvo podía ser uno de mis escritores favoritos pero que H.P. Lovecraft no lo era; de hecho, los cuentos del autor estadounidense parecían mejorar mucho si uno recordaba de ellos tan sólo dos o tres cosas, que constituían su núcleo disruptivo y profundo, y olvidaba el estilo vergonzante, las digresiones innecesarias y las descripciones de criaturas que parecían trenes de carga o globos deshinchados. A partir de esos dos o tres elementos y de lo que Calvo escribió a su turno, completé el relato, que aparece aquí sin correcciones ni enmiendas. M e sorprendió ver que tanto Calvo como yo no solemos corregir y escribimos velozmente, muy seguros de la forma en que queremos decir algo aunque a veces no estemos seguros de lo que queremos decir; podíamos detenernos en el medio de u n a frase, pero la retomábamos tras un instante sin modificar lo que había precedido. También, que

tanto Calvo como yo parecemos tener u n a idea de hacia dónde queremos llegar a la hora de escribir u n relato pero que esa idea no ejerce ninguna violencia en el texto; por el contrario, que surge precisamente de él como si no lo precediera. No sé cómo se produce esto y si es u n a habilidad que puede ser entrenada de algún modo. No conocí mucha gente durante la jam porque el púbhco estaba de espaldas a nosotros leyendo el texto proyectado en u n a pantalla; ese me parece un pequeño triunfo. El otro fue haber podido colaborar con un escritor cuyo trabajo admiro y que esa colaboración surgiese del interés mutuo de dos autores de obras muy diferentes. Al acabar me dije que podría estar haciendo esto toda la vida. Gracias a los organizadores del evento, a los asistentes y a Javier Calvo. I . JAVIER CALVO:

La noche en que la pohcía de Essex asalta la barcaza desde la que emite Radio London, la mente de Candy Phmpton sale de su crisáhda. Sale desnuda, invencible. Libre de miedos y de ansiedades. Es 3 de diciembre de 1966. Myra Hindley ya está encerrada en Holloway. Los Beaües h a n entrado en el estudio a grabar la continuación de Revolver, pero cada vez hay más gente que cree que Paul está muerto. Candy lleva semanas muy nerviosa. N u n c a se acuerda de comer y casi no duerme por las noches. Se dedica a caminar de una pared a otra pared de su apartamento diminuto. Su apartamento está debajo de la escalera del número 8 de Buxton Street, Shoreditch. Se dedica a caminar de u n a pared a otra pared, fumando. Solamente sale de vez en cuando a comprar cigarrillos. C u a n d o alguien llama a la puerta de su apartamento, ella se queda muy quieta, como si estuviera muerta, y espera que el que ha llamado se marche. La noche en que la policía asalta su barcaza. Radio London está emitiendo un p r o g r a m a donde los oyentes Quimera 59


llaman p a r a contar sus sueños. Los oyentes pierden los zapatos y pierden los dientes. Salen de su casa desnudos y se pierden en inmesos laberintos burocráticos. El locutor pincha Over Under Sideways Down de los Yardbirds. Tomorrow Mever Knows de los Beatles. Y de repente, la transmisión se interrumpe. El locutor solamente había tenido tiempo de preguntarle su nombre a una oyente de voz tímida. Y luego, nada. U n chisporroteo de estática.

u n a jovencita soltera y sin trabajo que se esta vendiendo sus cosas en la acera obviamente como resultado de algun problema de esos que hacen que las mujeres se te queden mirando desde la acera de enfrente. Embarazos de los que hay que "encargarse". Drogas de esas que toma la gente joven. Por la m a ñ a n a , Candy estaba pidiendo diez chelines por pieza. A mediodía, cinco. Por la tarde se Umita a regalarlo todo.

C u a n d o p o r fin no queda nada, Candy se limita a queCandy se incorpora de golpe. Nota u n hormigueo en darse sentada en la acera, fumando. las manos y u n a sensación de peligro en la nuca. C u a n d o Y sin embargo, ella sabe que esto no se h a terminado. va a abrir la ventana, le tiemblan las manos. Tira varias tazas de té sucias al suelo y u n a docena de cucarachas No sabe que es lo que falta, pero sabe que falta algo. salen despavoridas. Aunque es de noche, el sol está briY cuando ese algo se acerca caminando p o r la acera, llando. Candy oye todas las respiraciones y las risas de ella sabe de que se trata. todos los vecinos del 8 de Buxton Street. U n hombre se acerca caminando p o r la acera de Buxton Street. Y después, todo se termina igual que h a empezado. Lleva un abrigo de piel de leopardo y tiene u n a m a t a La mente de Candy ha salido de su crisálida. O lo que es lo mismo, el m u n d o ha sahdo de su crisálida. La mente enorme de pelo rizado y parecido a u n a nube, como ese actor nuevo que interpreta al Doctor W h o en la tele. está en el m u n d o está en la mente está en el mundo. La noche en que la policía asalta Radio London, Candy C u a n d o el hombre llega a su altura y se detiene a hablar se pone a buscar entre las cosas que hay en el suelo de su con ella, Candy ve que tiene p u r p u r i n a en las mejillas y apartamento hasta que encuentra su ejemplar de Las mon- en la frente. —Es a ti a quien estaba esperando —le dice Candy al tañas de la locura de H. P. Lovecraft. Se sienta en la cama y lo abre. Las montañas de la locura no es solamente el libro hombre. — T o d a mi vida. favorito de Candy. También es el único que lee. El que lee El hombre sonríe. todo el tiempo. La repetición de las escenas famihares —Yo no lo habría explicado mejor —dice el. Le coge bajo el hielo es lo único que la tranquihza. Y esa noche, u n a m a n o y le besa el dorso con dehcadeza. —Universal Candy rehace todo el itinerario del profesor Dyer en la Phil. novela. El hallazgo de los seres ancianos bajo el hielo. El —¿Te llamas Universal Phil? —dice ella. ataque al campamento. El vuelo sobre la ciudad fabulosa. El hombre le da u n a tarjeta de visita. Ella se queda Los shoggoth. La matanza de los exploradores. Y la revela- mirando el nombre que hay en la tarjeta. A N T A R C T I ción final de la verdad cósmica. Pero esa noche, Candy CA. comprende la verdad p r o f u n d a de Las montañas de la locu—Tengo un bar al lado de Oxford Street —dice el ra. Lee sus páginas igual que u n a vestal lee las entrañas de hombre. — U n antro con clase. Apuesto a que nunca has u n a bestia sacrificada. oido hablar de T h e Abdabs. Es la clase de musica que ponemos ahí. U n rollo mucho mas groovy que los Beatles. Ahí es donde está ella. Ahora. Y todo esta lleno de chicos y chicas jodiendose las cabeEn la Antártida Interior. Donde nadie puede herirla. D o n d e nadie puede afec- zas —el hombre se ríe. —Es 1966, nena. Es hora de joderse las cabezas, no de helarse de frío en medio de u n a tarla. calle de Shoreditch a medianoche. A la m a ñ a n a siguiente, Candy saca todas sus cosas a la En las montañas heladas de su Antartida Interior, acera. Sus minifaldas compradas en King's Road. Su vestido con la Union Jack, uno de esos que se pusieron de Candy ya no come ni duerme. Se pasa los dias en la m o d a en verano cuando Inglaterra ganó el Mundial. Sus cama, leyendo su ejemplar de Las montañas de la locura. pòsters de J e a n Shrimpton y de Penelope Tree. Sus discos C u a n d o termina, se mete bajo las mantas y se imagina de los Yardbirds y los Rolling Stones. Aftermath. Revolver. que es el profesor Dyer, caminando bajo el hielo con u n a Los niños de su calle se acercan corriendo. La gente de lampara de gas en la mano. Debajo del hielo, n a d a te Shoreditch no es u n a gente que se quede indiferente ante hiere, n a d a te afecta. Se pasa dias y mas dias intentando un espectáculo de esas características. (YA N O HAY que su tocadiscos pinche solamente The Season of The A C E N T O S ) . Las mujeres del vecindario se q u e d a n Witch. No sabe explicar por que, pero la canción de mirando desde la acera del frente y chasquean la lengua Donovan esta relacionada de alguna m a n e r a con la y niegan con la cabeza de esa m a n e r a en que se mira a noche de la crisalida. Con la Antartida Interior. Es la can60

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d o n que estaba pinchando el locutor de la radio justo antes de que se interrumpiera la emisión. Para que su tocadiscos solamente pinche esa canción, Candy tapa todas las demás canciones del álbum con cinta adhesiva. Se inventa un compHcado sistema de pesos p a r a que el brazo del tocadiscos se levante al llegar al final de la canción y vuelva atras. Y por las noches, coge el metro en Aldgate. C a m b i a en King's Cross y se baja en Leicester Square. Y visita el Antárctica de Phil. En la Antartida Interior, nada te afecta. Nadie te puede hacer daño nunca. En el bar Antárctica, Candy se dedica a beber con todos los hombres que le presenta Phil. Luego se acuesta con ellos. Mientras los hombres estan encima de ella, Candy cierra los ojos y se imagina que es el profesor Dyer bajo el hielo. Buscando a los Seres Ancianos. Leyendo los jeroglíficos del hielo. Hombres con trajes de negocios de la City. Cuarentones con pelo en las narices y pelo en las orejas. N a d a que pueda afectar a la criatura que ha sahdo de la crisálida de su mente.

I I . E N T E R PATRICIO P R O N

"En las montañas heladas de su Antartida Interior, Gandy ya no come ni duerme. Se pasa los dias en la cama, leyendo su ejemplar de Las montañas de la locura.

Cuando termina, se mete bajo las mantas y se imagina que es el profesor Dyer, caminando bajo el hielo con una lampara de gas en la mano." (J. C.)

Es diciembre, es tres pero ya no es 1966 sino 1967. Candy vive en el mismo apartamento pequeño, pero los cigarrillos que ha f u m a d o y algo que ella no puede n o m b r a r pero que esta alli y la rodea como u n a crisalida ha teñido las paredes de su piso de un gris oscuro p a r a el que no existe nombre. Candy come patatas fritas y u n a sopa que compra a veces en un restaurante chino y que sabe a curry y a gambas. A veces, cuando baja a la calle, se detiene u n momento en la acera y entonces se acerca un hombre; eventualmente, ambos acaban subiendo al piso de paredes grises. Al follar con ellos, a veces Candy piensa en liqúenes y otras veces en cuevas oscuras y llenas de huesos como las que describe H . P. Lovecraft en Las montañas de la locura. A veces, cuando los hombres con los que se acuesta consiguen finalmente correrse, ella siente un calor minimo que chorrea sobre su cuerpo frió. No lleva cuentas, y hay narradores que j a m a s dirian esto, pero hay otros que si lo hacen, y lo saben todo o fingen saberlo todo, y este sabe que en los últimos meses se ha acostado con siete estudiantes, nueve mecánicos, un profesor de la Miskatonic University y con un arabe llamado Abdul Alhazred. A veces piensa en cuadros, en pinturas de Nicholas Roerich, en los cuadros de Clark Ashton Smith que ilustran su edición de Las montañas de la locura. U n a vez se acuesta con u n geologo [los profesores de la universidad cercana parecen recurrir a m e n u d o a las prostitutas, como casi todos los profesores en todas partes] y le muestra el ejemplar y el geologo solo sonrie y le pide que se ponga boca abajo. Ella piensa en trenes que atraviesan Quimera 61


túneles oscuros y profundos y se imagina a ella misma en negro y sin prepucio que a Candy le parece el pene mas uno de esos trenes, r u m b o a la mas absoluta y devastado- extraño que h a visto en su vida, casi una entidad con vida ra locura. Candy comienza a hacerse laceraciones; a propia, un animal al que el conductor diese refugio en la veces se corta la piel voluntariamente y a veces solo intimidad de su pantalon; el hombre sigue hablando de su h u n d e un dedo en los moratones que tiene entre las pier- trabajo y de su mujer y dice que su mujer no lo entiende nas hasta que se siente habitada por el dolor. Esa, la idea y luego dice algo "La mente esta en el mundo esta en la de que su cuerpo comienza a ser habitado por algo, mente esta en el mundo", y a ella la frase le da mas miedo comienza a darle vueltas en la cabeza con frecuencia. A que la violacion inminente. El hombre se detiene a un veces piensa que los hombres con los que se acuestan la costado de la carretera; acaban de dejar atras un poblado poseen de formas que estan mas alia de la literahdad. H. pequeño, uno mas de esos poblados que existen en la P. Lovecraft escribió Las montañas de la locura tras leer campiña inglesa y que no significan nada ni siquiera para Arthur Gordon Pym de Edgar Alien Poe, y ella comienza a quienes los habitan. Ella le pregunta: "Por que te detiepensar en si misma como parte de una cadena de autores nes" y el responde: "Porque no puedo conducir cuando y de personas que escriben y reescriben permanentemen- lloro", y entonces ella coge su mochila y echa a correr de te el mismo texto. U n dia se acuesta con un negro que regreso al pueblo. Alli, en un p u b minusculo en el que tiene un peinado curioso en forma de estrella de cinco hay un hombre que acaricia un perro al que le falta u n a puntas, como los Older Ones de los que habla Lovecraft; pata, ella descubre que j u n t o con la mochila ha cogido un otro dia es un pakistani que tiene una estrella tatuada en ejemplar que habia sobre la guantera. Su autor es H. P. el brazo. "Pense que los musulmanes no se hacían tatua- Lovecraft y su titulo es Las montañas de la locura. Candy jes" le dice ella mientras el se desviste. "Pense que las piensa que todo se repite y que todo es u n a cadena y en putas no hablaban" responde el. Ella f u m a mientras el la otras trivialidades; un dia comienza a pensar que los penetra; piensa en pingüinos gigantes, en animales antar- hombres con los que se acuesta penetran en ella y la usan ticos que nadie ha visto; piensa en los cuerpos como reci- y la habitan y que ella es un shoggoth, un ayudante, la pientes vacios. A veces, cuando se acaban las pastillas que depositaría de un misterio que esta dentro de un libro y toma, peinsa en cosas que empiezan con r, en cosas como de una herencia. A veces toma mas pastillas de las que ranas y ratas y gente llamada Rodrigo. En una ocasion le debería; a veces se dice: "El semen es amargo, el hielo es pide a su cHente que la estrangule, pero el cliente se asus- blanco, mi cuerpo es un deposito". U n día hiere delibeta y se marcha apresuradamente de su piso sin haberse radamente a un cliente con una navaja que h a comprado corrido y sin pagarle. Afuera esta Shoreditch y a veces a un tío que conoce de un bar y que trabaja en el puerto. ella mira por la ventana y siente un cosquilleo en las U n día golpea a otro; cuando el cliente le devuelve el manos. A veces relee Las montañas de la locura y recuerda golpe ella sonríe. Piensa en la expedición antartica narraque ella obtuvo su ejemplar en condiciones mas bien da por Lovecraft y como la mayor parte de sus miembros curiosas: ella hacia autoestop, era en la m a ñ a n a , habia murieron y fueron descuartizados por los Older Ones, y partido de un punto que no recordaba e iba a un sitio que no le apena: son personajes de ficción, todos somos perno recordaria al dia siguiente. Aun no sabia quien era H . sonajes de ficción, ellos contribuyen a que las cosas sigan P. Lovecraft, aun no conocia a el llamado Edgar Alien sucediendo y se repitan. A veces tiene frío. U n día emboPoe, y un coche se detuvo a su lado. Al bajar la ventani- rracha a uno de los clientes y le ofrece un hachís particulla, ella dijo adonde iba y el hombre que conducía le dijo larmente fuerte que ha comprado. Mientras el la penetra que el iba al mismo sitio y la invito a subir. Quizas el viaje ella coge la navaja y le hace un tajo en el pecho; el clienno fuera largo realmente, pero es largo en su memoria y te se excita y se enfurece y la golpea, pero ella lo sigue es placido hasta que el hombre comienza a hablar. El tajeando. El cliente intenta arrebatarle la navaja y ella se hombre [ella nunca sabra su nombre] le habla de su fami- opone. El se la hunde en el pecho; ella siente calor y deslia y de sus hijos y le muestra u n a foto de ellos y despues, pues siente frío y despues piensa en los especímenes que suavemente, como si no tuviera ningún Ínteres en lo que la expedición a Las montañas de la locura no puede extraer esta haciendo, extrae de su pantalon un pene pequeño y j a m á s de su tumba helada. Despues piensa en liqúenes y oscuro y comienza a acariciarselo. Ella finge no haberle en pingüinos de seis metros de alto y se dice que todos son visto, mira p o r la ventanilla, paralizada por el espanto. Se personajes, que todos somos personajes que estamos en el pregunta si el tipo va a forzarla, si no es ella la que tiene mundo que esta en la mente que esta en el mundo. Y que ofrecersele primero p a r a evitar que el hombre la las- luego ya no sucede n a d a mas. • time, se imagina que aparcara a un costado de la carretera y la violara y luego la dejara abandonada. Pero el hombre sigue hablando, mientras acaricia el pene pequeño y THE END 62 Quimera


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EL QUIRÓFANO ^ ¿Uno de los libros más importantes de los últimos diez años? LOS JUGADORES DE WHIST Vicenç Pagès J o r d à T r a d . de Flavia Company. J P Libros. Barcelona, 2010. 528 págs.

C u a n d o u n o recibe u n libro t a n r e c o m e n d a d o c o m o h a llegado Los jugadores de Whist e n su edición e n castellano, l a p r i m e r a r e a c c i ó n es la d e s c o n f i a n z a . E n su colección d e n a r r a t i v a , la editorial J P h a decidid o prescindir de la clásica fajita, y h a t a t u a d o en la p o r t a d a y c o n t r a p o r t a d a citas selectas d e las elogiosísimas críticas c o s e c h a d a s h a s t a el m o m e n t o p o r l a novela d e Pagès J o r d à . L a m á s l a p i d a r i a sirve d e e n c a b e z a d o p a r a el título: " U n o de los libros m á s i m p o r t a n t e s d e los ú l t i m o s diez años. El Periódico". Estarán de acuerdo en que ni a propósito hubieran encontrado m e j o r frase p a r a l l a m a r a la rebelión de los lectores críticos, siempre desconfiados del l e g e n d a r i o a f á n lisonjero de cierto p e r i o d i s m o literario. U n a cosa es c e l e b r a r cualq u i e r b u e n libro d e c u a l q u i e r estilo (viva l a diversidad, etc.), y o t r a m u y distinta es la l u c h a e n c a r n i z a d a p o r el c e n t r o del c a n o n , d o n d e ya n o h a y espacio p a r a a c e p t a r t o d a s las p r o p u e s t a s , sino q u e es necesario t o m a r p a r t i d o , d e c a n t a r se, elegir y rechazar. Y así c o m e n zó m i l e c t u r a d e ZOÍ jugadores de Whist, e s p o l e a d a p o r esa loa altanera que me ponía a la busca y c a p t u r a d e las r a z o n e s p o r las q u e n o d e b í a ser c o n s i d e r a d o el libro d e l a d é c a d a . U n a vez t e r m i n a d a esa lectura, l a b ú s q u e d a h a f r a c a 64 Quimera

sado felizmente. E s t a m o s a n t e u n hito e n la n a r r a t i v a p o s m o d e r n a de n u e s t r o país, y a n t e algo t o d a v í a m á s escaso: u n a de esas o b r a s n o solo i m p o r t a n t e s p a r a los a m a n t e s d e l a literatura, sino p a r a t o d a l a c o m u n i d a d a la q u e a l u d e n . A lo largo d e la historia, las f u n ciones de la novela h a n ido evoluc i o n a n d o , o b l i g a n d o al escritor a i n v e n t a r nuevas f o r m a s p a r a plasmar u n mundo cambiante. L a a m b i c i ó n d e Los Jugadores de Whist queda constatada cuando comprob a m o s c o m o Pagès J o r d à h a lograd o satisfacer varios de esos objetivos q u e las novelas (y las épocas) suelen p l a n t e a r s e d e u n o e n u n o . E n sus comienzos, c u m p l e f u n c i o nes m u y p a r e c i d a s a las de o b r a s clásicas c o m o Sueño en el Pabellón Rojo o La Regenta: fijar la m e m o r i a de u n a s gentes, i n c i d i e n d o e n l o d e s a t e n d i d o p o r la c r ó n i c a histórica: l a m e m o r i a s e n t i m e n t a l , los usos y c o s t u m b r e s , l a cotidianeid a d , el c o n s u m o c u l t u r a l , e t c . L u e g o , según p a s a m o s las páginas, v a g a n a n d o peso ese a f á n obsesivo de l a novela c o n t e m p o r á n e a , q u e v a desde J o y c e a H o u l l e b e c q : cifrar el desasosiego existencial del individuo medio, poniendo e n palab r a s su e x p e r i e n c i a vital trascendental, q u e n o t r a s c u r r e a través de la acción, sino del p e n s a m i e n t o , las sensaciones y sentimientos d e los q u e a p e n a s q u e d a r á u n leve reflejo e n el m u n d o exterior. F i n a l m e n t e , s i n c o p a d o c o n lo d e m á s , Los jugadores de Whist se resuelve c o m o u n a novela f r a g m e n t a r i a , l a n z a d a a l a c o n q u i s t a del n u e v o reto de implic a r a l a l i t e r a t u r a e n l a expresión de la e x p e r i e n c i a vital y la b ú s q u e -

«Uno detoslibres mé» importa

Vicenç Pagès Jordà Los jugadores de whist

d a de sentidos de la n u e v a sociedad red. Ahí es n a d a . Por lo q u e r e s p e c t a al a r g u m e n to, L·s jugadores de Whist t r a n s c u r r e c o n altas dosis d e realismo. Los giros y avatares c o r r e s p o n d e n a los de u n a vida n o r m a l , sin sobresaltos q u e a u m e n t e n el d r a m a t i s m o d e las historias. L o q u e p r i n c i p a l m e n te se recoge es la v i d a d e J o r d i , u n h o m b r e d e clase m e d i a d e l a C a t a l u ñ a d e provincias, desde su i n f a n c i a h a s t a el cénit de su m a d u rez, q u e servirá c o m o c o l u m n a vert e b r a l p a r a h a b l a r d e la v i d a de sus coetáneos, sus allegados, familiares, a m a n t e s y, m u y especialmente, de Figueres, l a c i u d a d d e nacim i e n t o y ú n i c a residencia del p r o tagonista. E n el impasse d e esta vida, c o b r a n especial i m p o r t a n c i a los años de infancia, las experiencias iniciáticas y el c o n t e x t o q u e determinará p a r a siempre la pers o n a l i d a d de J o r d i . El esfuerzo d e r e c o n s t r u c c i ó n de ese origen, siemp r e desde u n a p e r s p e c t i v a popular, p u e d e asociarse a esta t e n d e n c i a


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revival t a n de m o d a e n los últimos años, q u e v a desde el éxito d e Cuéntame h a s t a el r e l a n z a m i e n t o d e viejas glorias del p o p . Su e n c a n t o reside e n devolvernos a u n m u n d o en vías de extinción, a través de u n aluvión d e referencias e inferencias que despiertan nuestra memoria d o r m i d a de aquellos (no t a n m a r a villosos) años. H a b i t u a l m e n t e , el e j e r c i c i o se resuelve c o m o u n e m p a c h o nostálgico d o n d e cualquier perspectiva crítica q u e d a s e p u l t a d a b a j o u n m a r sepia d e s e n t i m e n t a l i s m o . El revival, p o r esencia, se r e g o d e a en esa o p e r a ción f r a u d u l e n t a de la m e m o r i a p o r la c u a l u n o p u e d e a c a b a r e c h a n d o de m e n o s u n a d i c t a d u r a c o m u n i s t a solo p o r q u e e c h a de m e n o s el olor de la m a r c a de j a b ó n q u e se c o m e r c i a l i z a b a p o r e n t o n ces. L o i n t e r e s a n t e de L·s jugadores de Whist es que, siendo u n p r o d u c to revival, evocador, a l e n t a d o r de u n p a s a d o g e n e r a c i o n a l , gestiona la nostalgia de u n a f o r m a diferente. D e u n a f o r m a , digamos, astuta. Sin d e j a r n u n c a d e ser e n t r a ñ a b l e , el p a s a d o nos llega c o m o u n tiemp o tibio, o r d i n a r i o , sin i n t e n s i d a d , sin g r a n d e s c o n t r a s t e s c o n la m e d i a n í a del presente, q u e se nos p r e s e n t a e n Jlashfowards a través de capítulos intercalados, principalm e n t e c e n t r a d o s en u n solo día: la b o d a d e su ú n i c a h i j a M a r t a . Al c o s t u m b r i s m o de esa i n f a n c i a , genuino de un lugar y un tiempo q u e n u n c a volverán, se o p o n e u n a r e a l i d a d a c t u a l q u e a r r a n c a c o n el episodio de la b o d a de la hija, y se d e s a r r o l l a r á en a d e l a n t e a través d e la r e l a c i ó n p l a t ó n i c a q u e J o r d i e n t a b l a c o n Halley, u n a de las ami-

gas v e i n t e a ñ e r a s q u e a c u d e n a la b o d a . T a n t o esta c h i c a c o m o Badboy, novio y f u t u r o m a r i d o d e M a r t a , se convierten p a r a J o r d i e n u n a o b s e s i ó n q u e le o b l i g a a r e p l a n t e a r s e la i m a g e n q u e tiene de sí m i s m o . B a d b o y se perfila c o m o su sustituto indeseable c o n M a r t a , y p o r extensión, c o m o el sustituto d e J o r d i en la sociedad. Pagès J o r d à d i b u j a al f u t u r o y e r n o como u n a consecuencia defectuosa d e los nuevos tiempos, la versión d e p a u p e r a d a d e la c u l t u r a b a s u r a de la adolescencia actual. E n la f r u s t r a c i ó n de J o r d i p o r la celebración de esa u n i ó n , late la pulsión del h o m b r e m e d i o que, sin g r a n d e s logros personales en su h a b e r , vuelca sus aspiraciones d e a u t o r r e a l i z a ción en el f u t u r o d e sus hijos. Los esfuerzos, las privaciones y la dedicación de dos d é c a d a s c o n s a g r a d a s a la cría se ven de p r o n t o vaciados de significado a n t e la c o n s u m a c i ó n de u n f á t u m : la p e r p e t u a c i ó n de la m e d i o c r i d a d de la vida. Si los lazos de J o r d i c o n M a r t a y B a d b o y los incluyen a todos en la m i s m a grisura, la v e i n t e a ñ e r a H a lley sirve a Pagès J o r d à p a r a a b r i r u n n u e v o espacio de desasosiego existencial. J o r d i , u n h o m b r e en p l e n a crisis de m a d u r e z , establece c o n Halley u n a relación p l a t ó n i c a q u e n o solo a t a ñ e al p l a n o sexual, sino q u e le lleva a idealizarla c o m o u n a versión alfa del p r o t o t i p o del j o v e n p e r f e c t o del siglo X X L Brillante, s u p e r f o t o g é n i c a , l i b e r a d a sexualmente, c o n sofisticadas inq u i e t u d e s culturales, siempre en la última tendencia, con u n a agenda q u e e c h a h u m o , Halley es t a n inalc a n z a b l e c o m o r e t r o c e d e r e n el

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t i e m p o . Esta relación, q u e se articula sobre t o d o a través d e int e r n e t , sirve al a u t o r p a r a t r a s l a d a r a la novela las f o r m a s expresivas de las redes sociales, y n a r r a r c o n éxito la e x p e r i e n c i a del i n t e r n a u t a . D e lo leído h a s t a a h o r a , L·s jugadores de Whist m e p a r e c e u n a de las novelas q u e p l a s m a n c o n m a y o r rot u n d i d a d los procesos e m o c i o n a l e s a los q u e se ve s o m e t i d o el individ u o q u e t r a s l a d a a i n t e r n e t su relaciones c o n otros seres h u m a n o s . J o r d i se h a c e u n c o n s u m i d o r a d i c t o de u n a vida q u e le llega p o r f r a g m e n t o s , p o r el rastro d e m e n s a j e s , fotos, i n f o r m a c i ó n de perfil, y solo le a t a ñ e p e r s o n a l m e n t e m u y d e vez en cuando, sumiéndole en u n a espiral d e suposiciones y estrés sentimental. E n el control d e J o r d à sob r e lo q u e se cuece en la red, h a y u n a b u e n a pista p a r a c o m p r e n d e r c ó m o u n escritor n a c i d o en 1963 h a p o d i d o construir t a n b i e n u n relato sobre la ú l t i m a g e n e r a c i ó n . Q u i z á s , c o n t a n t a d e s a z ó n existencial, el lector c r e a q u e L·s jugadores de Whist es brillante, sí, p e r o t a n a n i m a d a c o m o p a r a q u e r e r pegarse u n tiro. Al c o n t r a r i o : Pagès J o r d à h a escrito u n a novela c o n u n estilo q u e h u y e de c u a l q u i e r intelectualismo y resulta m u y entreten i d a . N o h a y u n p á r r a f o sin h u m o r , ni situación o i d e a q u e n o se p r e sente c o n ironía. Y es q u e los m e j o res libros, t a m b i é n suelen ser los m á s divertidos.

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EL QUIRÓFANO Otro viaje al centro de la tierra fuerza a beber; Olivero derroca, en compañía de u n grupo de rebeldes —el más importante domestica colibríe s - al dictador de u n país sudamericano; en el t r a m o fmal de la historia, OHvero, de la m a n o de la niña verde, se Al volver a su país, tras u n a vida aven- sumerge en u n m u n d o subterráneo turera, Olivero se enfrenta a u n a ima- donde n o sirven las oposiciones diagen sobrecogedora: u n h o m b r e fuer- lécticas de la filosofia h u m a n a ; u n za a beber la sangre de u n cordero a lugar de cristales perfectos y de músila niña verde, u n a criatura traslúcida, ca en el que la contemplación, el pende la que Olivero guarda u n recuerdo samiento y el misticismo no tienen fascinante. El arranque de esta nove- n a d a que ver con la existencia de la de H e r b e r t Read (Inglaterra, 1893 Dios porque los dioses n o hacen falta - 1968), publicada en los años 30, crea si n o se teme la muerte. La blandura en el lector expectativas que se cum- orgánica resulta repulsiva y, sin em- esas mismas convicciones según los plirán, pero no según lo previsible. bargo, se venera la materia. L a petri- modos de vida de u n m u n d o mejor. Porque La niña verde es u n a historia ro- ficación es el estado final del indivi- Cabrían aquí nul polémicas sobre mántica y u n cuento terrorífico, pero duo: la descripción de los ritos funera- dónde se ubican los límites entre orsobre todo es u n a novela de aventuras rios de este universo, encapsulado en den y desorden, aprendizaje y sumiy u n a utopía donde, a través del ele- la roca, es bellísima. También el últi- sión, crítica y permeabilidad, acultum e n t o fantástico, la belleza del len- m o párrafo - j u g o s a m e n t e psicoanalí- ración e integración, ortodoxia y guaje y la fabulación, se articula u n t i c o - de la novela: lo frío, lo duro, lo urgencia de las herejías. Olivero es u n discurso que propone otra f o r m a de pétreo connotan la profundidad, la h o m b r e que escapa de sus orígenes, eternidad, la autenticidad de los vín- acuña su destino y finge su asesinato organización social. p a r a resucitar en u n ámbito utópico E n La niña verde la reflexión sobre los culos eróticos. procesos revolucionarios se vincula a La niña verde es u n texto con el que el de amor, justicia y desapasionada u n concepto de la literatura que nos lector puede discutir. Entre el deslum- bondad. Porque n o son los impulsos coloca en el corazón mismo del inte- bramiento p o r su altura imaginativa y viscerales los que legitiman ni el penrrogante sobre qué estamos leyendo. su estilo, aparecen contrastes que samiento ni la acción. La muerte n o Ese doble - y c o h e r e n t e - nivel de in- plantean preguntas p a r a las que cada es traumática: nos devuelve a la matecomodidad, donde la estética es u n a lector encontrará su respuesta: el ta- ría de la que todos procedemos, a las respuesta ética y viceversa, es lo que lante revolucionarío de Olivero frente entrañas del mundo. H e r b e r t R e a d define la literatura poKtica con m a - el ascetismo de los sabios del m u n d o nos propone otro viaje al centro de la yúsculas. Si dejamos atrás ideas con- verde; la acción frente a la contem- tierra: hacia u n espacio d o n d e el vencionales sobre la diScil relación plación; el aburrimiento suscitado tiempo n o se mide —no p r o d u c e anentre literatura y política, en este li- p o r la consecución de los logros - q u e g u s t i a - y la utopía n o deviene en disbro, metáfora y aventura encauzan la se traduce en pereza poKtica y f ^ t a de topía porque n o es el delirío uniperexpresión ideológica - d o c t r i n a l - de participación- frente a la belleza y el sonal de u n capitán iluminado, sino el u n p r o g r a m a libertario. La teoría abs- perfeccionamiento moral; la labor de logro de la discusión entre seres constracta cristaliza en algo vivido, senso- los hombres de Estado frente a la cientes de que su pertenencia a la corial y bello, desencadenando m o m e n - necesidad de la filosofía. OHvero en- munidad es lo que les otorga valor tos deslumbrantes: la niña verde, desnu- carna la dualidad entre la opción de como individuos. trida, rechaza la sangre caliente que transformar la realidad según las prou n hombre, que n o sabe cuidarla, le pias convicciones o la de reformular MARTA SANZ LA N I Ñ A V E R D E Herbert Read T r a d . de E n r i q u e Pezón. D u o m m o . Barcelona, 2010. 144 págs.

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EL QUIRÓFANO Lamentos de una voz solitaria INTERVENCIONES

Michel Houellebecq T r a d . de E n c a r n a Castejón. A n a g r a m a . Barcelona, 2011. 264 págs. C u a n d o leemos a Michel Houellebecq (Francia, 1956), las cuestiones de técnica y estilo quedan en segundo plano frente a la apabullante emergencia de la voz y el discurso. Sobre estos aspectos gravita la presencia constante de u n a de las referencias fundamentales del escritor francés: Arthur Schopenhauer, en u n a de cuyas citas q u e d a encapsulada toda su apuesta estética: "La primera - y casi ú n i c a - condición de u n b u e n estilo es tener algo que decir". N o cabe d u d a de que Houellebecq tiene algo que decir, y lo hace de form a clara, provocando tanta atención como incomprensión. Es fácil adoptar posturas maximalistas a la hora de hablar de sus planteamientos; quizá no lo sea tanto tratar de entender su discurso en toda su crudeza, contradicciones, excesos y matices incluidos. Este puede reseguirse bien en la recopilación que publica ahora A n a g r a ma: Intervenciones. El volumen, titulado originalmente Interventions 2, es u n a reedición levemente ampliada y disfrazada de novedad de Interventions-, al menos así es en el caso francés, ya que este último libro nunca llegó a España. Ese propósito se logra mediante maniobras editoriales más que discutibles, como el hecho de fechar como diez años posterior u n prólogo que se escribió en 1998. Eso aparte, Interuenciones se presenta como u n a miscelánea de textos epigonales de procedencia diversa. C o m o los ca-

pítulos brevísimos de Ampliación del campo de batalla, las prosas aquí reunidas ocupan pocas páginas y atacan frontalmente temas como la literatura (son especialmente interesantes sus reflexiones sobre el lenguaje poético, entendido como mirada singular sobre el m u n d o que constituye u n a aproximación tentativa, u n balbuceo incapaz de aprehender la realidad y, a su vez, la única herramienta posible o vá Uda) o la arquitectura y arte contemporáneos (este último reflejo del malestar posmoderno, ejemplo de la progresiva despersonalización que a todos afecta la primera). La influencia del positivismo científico de Comte o el interés p o r la sociología permiten comprender mejor el proyecto de Houellebecq; la preocupación p o r la clonación entendida como "consuelo técnico" ante la muerte y la afición por la ciencia ficción, su penúltima deriva {La posibilidad de una isla); hallamos en Intervenciones incluso algunos poemas que entrecruzan lo genesíaco, primigenio y matérico con el léxico científico avanzado.

Michcl Houcllcbccq

Intervenciones

tetos más que indignantes ("amables gilipoUas"), Houellebecq elogia a Valérie Solanas; sus consideraciones sobre las diferencias en la validez de la moral propuesta por las diversas religiones (similares a las del también incorrecto Martin Amis) n o están, en algunos aspectos, tan lejos de la realidad. Probablemente Houellebecq tenga razón al afirmar " H a y algo que falta en mis novelas y que quieren que yo diga en la realidad: es el mensaje tranquilizador final (...). La expresión ne gativa p u r a ya no se acepta". Pese a ello, queda en su prosa espacio para el El nihüismo que vertebra todo el dis- verdadero sentimiento (lo hallamos en curso de Houellebecq nace de u n a su repaso emocionado a la carrera de soledad radical, de u n a profunda de- Neil Young, en su nostálgica evocación cepción por el estado del mimdo y lo de sus inicios en la lectura) y para el que la vida tiene por ofrecernos que análisis razonado, más allá de filias y encuentra su mejor expresión en el fobias (el interesante perfil de Alain crudelísimo y memorable La fiesta. Es Robbe-GriUet). Aunque no es deseable cierto que el autor se inclina hacia al - adoptar u n a perspectiva de lectura to gunas posiciones peligrosamente reac- talmente aideoló^a, como pide el procionarias: sirva como rotundo ejemplo pio autor en uno de sus textos, quizá sí Salir del siglo X X , d o n d e a f i r m a que convenga alejarse del barullo me"Mandstas, existencialistas, anarquis- diático p a r a percibir la dimensión de tas e izquierdistas h a n prosperado e su propuesta: hay talento e intuición infectado al m u n d o conocido". N o certera en eUa, pese a escándalos y exobstante, más allá de los eslóganes hay travíos. ideas más complejas de lo esperable: mientras ataca a las feministas con epíM A R C GARCÍA GARCÍA Quimera 67


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La superescuela de Atenas hay que agradecer la exquisita y atractiva edición -sello de la casa-, y a T o m y M a t Morris la coordinación de u n volumen que, n o obstante, se desenvuelve en la habitual nimiedad de cierta —nótese que no todar- filosofia académica anglosajona: abundan los artículos ramplones y escasamente incisivos, Prejuicios filosóficos. D e iin tiempo a como, verbi gratia, las trece páginas que esta parte, los libros de divulgación Loeb y Morris dedican a hacernos ver filosófica inspirados en elementos de la que los superhéroes son "modelos cultura popular -L·s Simpson y la filoso- morales" - n o había necesidad-, lo que tener cuanto quisieran optan por el fia, L·s soprano y lafilosofia,La filosofia de nos hunde en la melancolía de imagi- altruismo? ¿Por q u é el kriptoniano Lost, La filosofia de Home, etc.— h a n nar qué hubiera escrito sobre estas Superman asume la empresa de protetomado el estand de novedades filosó- cuestiones u n Roland Barthes, u n ger a u n a especie que ni siquiera es la ficas, habitualmente esquinado en Gilíes Deleuze o u n Peter Sloterdijk. suya? C o m o escribe M a r k Waid en su fibrerías y en insólita vecindad con los Problemas filosóficos. Cabe sin d u d a capítulo sobre Superman, los jóvenes de autoayuda y esoterismo. Todos interpretar las aventuras de los héroes de la generación X no perciben el estos gruesos y exitosos títulos parecen enmascarados como algo que trascien- m u n d o con la inocencia de los lectores hacer válido el aserto de Popper según de el mero entretenimiento y plantea del Superman original. El mundo, el cual "no todo el m u n d o realiza refle- inquietantes cuestiones sobre la identi- escribe Waid, "es u n lugar en el que xiones filosóficas, pero todo el m u n d o dad, la responsabilidad moral, la fe, el siempre se impone el capitalismo sin tiene prejuicios filosóficos", incluidos papel de la tecnología en nuestro tiem- fi-eno, en el que los poKticos siempre los superhéroes, desde luego. Si la mi- po, etc. Sirva como ejemplo el m o d o mienten, en el que los ídolos deportisión ulterior de la filosofía consiste, en en que Taliaferro y lindahl-Urben, vos se drogan y pegan a sus mujeres expresión de Heidegger, en "arrojar disertando sobre los 4 Fantásticos, ilus- (...)" (p. 24). La conducta altruista pareluz sobre los juicios secretos del enten- tran la oposición entre éticas conse- ce u n a extravagancia en la era del credimiento", el primero de los propósitos cuencialistas y éticas deontológicas: la púsculo del deber, en expresión de Lide estos lanzamientos editoriales pare- moral de los villanos es siempre u n uti- povetsky. Por ello no es casual que vace ser el de iluminar los presupuestos litarismo a la inversa —maximizar el rios autores de este volumen recreen la sobre los que la cultura de masas h a sufiimiento ^eno—, mientras que los fábula del "anillo de Giges" que preerigido sus espléndidas mitologías, héroes enmascarados adoptan u n a sentara Glaucón en la Rspública'. u n compartidas por miríadas de adeptos. ética del deber de cuño kantiam: el im - don extraordinario, como, por ejemY, como resulta innegable que los álbu- perativo categórico de tratar a los plo, el de la invisibilidad, u n don que mes de superhéroes constituyen u n o demás n o como medios sino como sustrajera la conducta a la mirada sode los productos más señeros de la fines en sí mismos. Al hilo de esta cues- cial, convertiría en injusto al más justo "Santa Cultura Pop" (p. 11) -los auto- tión viene el análisis del desenlace de de los hombres. res nos recuerdan que "son muy pocos Watckmen, donde el interrogante moral La mayoría de los superhéroes, se los personajes de ficción que, a lo largo consiste, justamente, en por qué ante- concluye, parece hacer falsa la tesis de de la historia, h a n obtenido u n reco- poner la dignidad de los pocos a la Glaucón. Son seres dotados de podenocimiento similar al de Superman o vida de los muchos; si, al cabo, para res extraordinarios y comprometidos, Batman" (p. 12)-, era de esperar que u n a inteligencia superior como la de no obstante, con el bien, es decir, con alguien se lanzara a la empresa de Ozymandias, primaria el criterio con- "la verdad, la justicia y el m o d o de vida explicitar los prejuicios - t ó m e s e la secuencia! sobre el deontológico. socrático". expresión en sentido neutro, como juiPor qué ser moral. ¿Para qué hacer Quién vigila al vigilante. Las sociecios previos- que subyacen a las narra- el bien cuando se goza de superpode- dades reguladas por los principios del ciones superheroicas. A Blackie Books res? ¿Por qué individuos que podrían Estado de derecho proscriben el dereLOS SUPERHEROES Y LA F I L O S O F Í A W . AA. T r a d . de C. Belza y G. García. Blackie Books. Barcelona, 2010. 427 págs.

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cho de los individuos a tomarse la jus- d a c o m o apuesta de Pascal, es preferiticia p o r su propia mano. El contrato ble creer en u n Dios que n o existe a social excluye la posibilidad de la justi- n o creer en u n Dios que sí existe. cia individual, o la parajusticia indivi- Los 4 Fantásticos, p o r su parte, ilusdual, para ser exactos. Pero, entonces, tran el papel de la institución familiar ¿cuál es la naturaleza moral del vigi- invocando de nuevo el análisis aristolante? ¿cuál su condición? La actitud télico. Spiderman ofrece u n a ajustada parapolicial de los superhéroes es ana- imagen de la teoría de las "dos dificullizada por Aeon J. Skoble en el (a mi tades" para a m a r al prójimo de Kieen fender) mejor artículo de L·s superhé- kergaard: (i) la tendencia a anteponer roes y laJibsoJia, donde se proflindiza en los propios deseos sobre lo demás y (ü) el Watchmen de Alan Moore y en The la incomprensión y desprecio de los Dark Knight de Frank MiUer. La para- demás; en el caso de Spiderman, (i) su justicia que persiguen los héroes a m o r p o r M a r y J a n e entra en conflicenmascarados pone sobre la mesa dile- to con su vocación de justiciero enmas morales que, en la "edad de la mascarado; (ü) el desprecio d e j . J. J a inocencia" del comicbook, ni siquiera se meson alimenta u n a campaña perioinsinuaron. E n volúmenes como estos dística para manchar la imagen del desemboca el impulso, iniciado por justiciero arácnido. También la PaStan Lee en la década de los sesenta, trulla X alumbra pecxoliarmente este de humanizar a los superhéroes, lo que segundo peligro kkrhgaardiano: la difiimplica confrontarlos con preguntas cultad de hacer el bien cuando se es sobre lo que hacen y por qué lo hacen despreciado precisamente por aque(p. 234), qué deberes comportan sus llos a los que se entrega la vida. do fes extraordinarias, qué obligacioC o n todo, el volumen adolece de nes y qué grado de responsabilidad ciert) desequilibrio: algunas de las ("Un gran poder conlleva u n a gran cuestiones aquí reseñadas se repiten res ponsabilidad", aseguraba el tio Ben has ti la saciedad, con personajes y Parker). ejemplos redundantes, mientras que Y a ú n hay más. Son, desde luego, quedan fiiera otras que podrían haber los problemas morales los que ocupan enriquecido el conjunto -clamorosa el grueso de Los superhéroes y la filosofia, au Encia de cuestiones relacionadas pero también tienen cabida otros co- con la metafisica, la filosofia de la tecm o la identidad - ¿ s o n Bruce Banner y nología o la filosofia del hombre, entre el increíble Hulk la misma persona?—, otras. Para mayor desconsuelo de u n los cambios en las relaciones de géne- lector con formación filosófica, tamporo -ejemplificados con las mujeres de co es demasiado amplio el abanico de la Patrulla X-, los tipos de amistad filósofos a los que se acude. Aristóteles - d o n efe se invoca a Aristóteles y la sobrevuela la totalidad, Platón y Kierparadigmática soledad de B a t m a n - o keegard asoman en varios artículos, cuál sea la auténtica naturaleza de la Nietzsche es mencionado en u n p a r de fe, problema que se ilustra con la figu- líneas, pero, curiosamente, el resto de ra del católico Daredevü, alguien que, los superfilósofos que ocupan la cuen expresión bíblica, vive "en fe y no bierta no tiene cabida en la letra imen visión". M a t t Murdock, el héroe presa. Revisen, si no, el índice onomásciego de HeUskitchen ofrece, además, tico. u n a vivida presentación de la conociM A R I O CUENCA SANDOVAL

EL ARCHIPIELAGO DEL INSOMNIO Antonio Lobo Antunes T r a d . M a r i o Meriino. M o n d a d o r i . Barcelona, 2010. 265 págs. A estas alturas de partido poco p u e d e añadirse sobre la obra de Antonio Lobo Antunes (Lisboa, 1942), acaso reiterar su calidad extraordinaria y animar al lector a perseverar en su lectura, dificil y ardua. El portugués utiliza como pocos los elementos paratextuales para lanzarnos las claves significativas de sus novelas; así el insomnio del título nos evoca la noche y la oscuridad (como metáfora de la muerte) y la imposibilidad de huir de ella a través del sueño. C o n el archipiélago Lobo remite a la presencia fragmentaria del recuerdo como últim o elemento de anclaje a la vida ante la amenaza de la noche. D e atmósfera fantasmagórica -piénsese en la Cómala de Rulfo-, El archipiélago del insomnio nos conduce en su imagen recurrente del gran casal portugués vencido por el tiempo hasta Manual de inquisidores (1996); el uso de lo fantasmagórico recuerda a Las naves (1988) y la presencia de la infancia como territorio de terrores, muy presente en toda su obra, remite al lector memorioso a Exhortación a los cocodrilos (1999). En definitiva u n a extraordinaria novela, u n a más, de Lobo Antunes. ÓSCAR CARREÑO

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EL QUIRÓFANO Literatura política, ¿ese género menor? CIELO MAR

NEGRO,

NEGRO

Izzet Celasin T r a d . de C a r m e n Freixanet. L e n g u a de T r a p o . M a d r i d , 2010. 421 págs. M i e n t r a s en cualquier publicación generalista la j e r a r q u í a de intereses políticos es t a j a n t e - a s u n t o s nacionales e i n t e r n a c i o n a l e s - , p a r a la literatura, en c a m b i o , dicha relación es, c u a n t o m e n o s , confusa. Las tensiones q u e envuelven a la ficción a la h o r a de a b o r d a r la historia y la política oscilan entre la recreación de mitos r e c u r r e n t e s (y q u e al interior d e nuestras f r o n t e r a s se t r a d u ciría e n u n a h e m o r r a g i a de títulos s o b r e G u e r r a Civil, p o s t g u e r r a , transición, etc.), y el desdén m á s absoluto h a c i a esta clase de cuestiones, espoleado e n b u e n a m e d i d a por un paradigma interpretativo según el cual la historia d e la literat u r a se c o n f u n d e c o n la historia de la n a r r a t i v a (la " H i s t o r i a de las form a s d e c o n t a r historias"), de tal m o d o q u e sus " c o n t e n i d o s " t i e n d e n a o c u p a r u n a i n c ó m o d a posición secundaria. D e hecho, el p r o p i o a u t o r de Cielo negro, mar negro, se negaría a sí m i s m o c o m o escritor político después de h a b e r o b t e n i d o el p r e m i o G y l d e n d a l a la m e j o r novela política e n 2007: el suyo, precisam e n t e , sería u n discurso q u e alim e n t a s e el p a r a d i g m a anterior, al a d m i t i r q u e su ú n i c a intención era n a r r a r u n a historia atractiva a sus lectores. T o d o ello n o h a c e m á s q u e situar e n u n a s c o o r d e n a d a s c o m plejas y llamativas la ficción del escritor turco, a h o r a r e f u g i a d o en 70 Quimera

N o r u e g a , Izzet Celasin (Estambul, 1958). E n t r e las n u m e r o s a s p r e g u n t a s q u e p r o p o n e Celasin —probablem e n t e sin q u e r e r l o - , tal vez sean éstas las q u e h a c e n avivar los nervios de sus lectores: ¿ C ó m o e n f r e n tarse, desde este otro e x t r e m o del continente, a esta ficción política sobre T u r q u í a , u b i c a d a en los turbulentos años q u e c o m p o n e n el fin a l de la d é c a d a de los setenta?, ¿qué a r m a s —de las q u e carecemos— precisamos p a r a descodificarla?, ¿por q u é otros géneros q u e sí incid e n en la f o r m a , c o m o el policial o la ciencia ficción - q u e en u n m o m e n t o p u d i e r o n ser leídos c o m o lit e r a t u r a m e n o i ^ , h o y disfrutan de u n a estima generalizada, m i e n t r a s la literatura política se sigue leyend o con sospecha? y ¿en v e r d a d - y en u n p l a n o c l a r a m e n t e ético—, deb e r í a i m p o r t a r n o s en algo esta historia de T u r q u í a ? H e a q u í el aspecto m á s crucial de la novela: el cuest i o n a m i e n t o al a n i m a l político q u e implica a sus lectores (muy a la m a n e r a , p o r cierto, de autores c o m o N a i p a u l o Coetzee).

y tradiciones". P a r a el caso, Cielo negro, mar negro inicia su trayecto en E s t a m b u l , d u r a n t e la m a n i f e s t a c i ó n de t r a b a j a d o r e s del p r i m e r o d e m a yo e n 1977, es decir, q u e el elemento p e r t u r b a d o r d e j a de ser Occid e n t e p a r a convertirse, y e n d o u n p a s o m á s allá, en la a m e n a z a del socialismo: " m i e n t r a s d e l a n t e de nosotros e s c u c h á b a m o s lo malvados que eran los nacionalistas maoístas, en las últimas filas sonaban condenas a los social-fascistas soviéticos", r e c u e r d a el n a r r a d o r , precisam e n t e sobre los años q u e i b a n a j a l o n a r "el fin de la i n o c e n c i a " . Y e n su esqueleto a r g u m e n t a l , a r m a d o en la relación entre el p r o t a g o n i s t a Al m e n o s desde M u s t a f á K e m a l , y su relación c o n Z u h a l , Cielo negro, la h i s t o r i a r e c i e n t e d e T u r q u í a mar negro p r o p o n e dilemas morales s u p o n e u n m a r e m à g n u m de inten- irresolubles: ¿la deseo p o r q u e soy sas contradicciones, q u e colocan al revolucionario, o soy revolucionaestado euroasiático en u n a esquizo- rio p o r q u e la deseo? El interés privaf r é n i c a e n c r u c i j a d a geopolítica (ahí d o f r e n t e a la cosa pública, o la traq u e d a n las relaciones c o n Estados dición y el c a m b i o , serán dos de los U n i d o s , Israel, los países m u s u l m a - p a r e s antitéticos m á s presentes en nes, E u r o p a , el p u e b l o kurdo, R u - la novela de Celasin: dos asuntos, sia, etc.) y cultural (la e t e r n a ansie- p o r lo demás, q u e a u n siendo lugad a d entre la occidentalización y la res c o m u n e s , a d q u i e r e n t o d o su sigtradición del Islam, y a a b o r d a d a nificado e n este exótico contexto p o r O r h a n Pamuk). E n p a l a b r a s d e sociopolítico. Celasin, su t e m a p o d r í a p a s a r p o r "cien años de integridad, a u t o r i d a d ANTONIO J . RODRÍGUEZ


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Un empacho y otras imprudencias referencias culturales asiáticas, de c o m p l i c a d o acceso p a r a el lector n o familiarizado con la literatura y el arte chino. Y t a m b i é n , e n cierta m e d i d a , las d e Rabelais, a u t o r de Gargantúa y Pantagruel, d a d a la exageración c o n la q u e a q u í está trataG u a n Moye, cuyo s e u d ó n i m o c o m o d o el t e m a de la c o m i d a , del alcoescritor, M o Yan (China, 1955), sig- hol e incluso del sexo, c o n exubenifica " N o hables" (la consigna q u e r a n c i a e incluso c o n e s t r é p i t o . le transmitió su p a d r e d u r a n t e la H a s t a el p u n t o q u e el texto p e c a de Revolución Cultural), se dio a co- hiperbólico y e n ocasiones caería n o c e r en E u r o p a gracias a la a d a p - en lo grotesco, de n o ser p o r el retación de su novela Sorgo Rojo, lleva- chazo q u e p r o d u c e su c o n t e n i d o d a al cine p o r Z a n g Y i m o u . escatológico o sádico. D e ahí q u e Aquella historia r e c r e a b a con belle- resulte c o m p l i c a d o c o m u l g a r con la za la C h i n a de los años 30 y refleja- p r o p u e s t a de M o Yan, ser su c ó m b a , sin concesiones, la violencia d e plice en la n a r r a c i ó n y construir u n la g u e r r a . Se t r a t a b a de u n a novela ente creíble en la m e n t e de q u i e n magnífica, q u e dio pie a q u e la edi- lee, a n t o j á n d o s e u n a farsa estúpida torial Kailas se atreviera a recupe- (algo que, p o r otra parte, en confer a r la p a r t e m á s i m p o r t a n t e de la sión del n a r r a d o r , es la intención p r o d u c c i ó n de este autor. P r i m e r o del libro). llegó Las baladas del ajo, u n a o b r a La república del vino c u e n t a la histoc o m p r o m e t i d a , d o n d e se p l a n t e a la ria del inspector D i n g G o u ' e r , a ausencia de c o m p a s i ó n en u n m u n - quien se le e n c a r g a certificar la d o c r e a d o sin espacio p a r a las ilu- v e r a c i d a d de u n r u m o r q u e acusa a siones individuales. A c o n t i n u a c i ó n los h a b i t a n t e s d e cierto territorio de la novela Grandes pechos, amplias cade- p r a c t i c a r u n a a n t r o p o f a g i a dobleras, d o n d e la vida d o m é s t i c a se m e n t e perniciosa, d a d o q u e el m e c o m b i n a con la épica p a r a retratar, n ú lo constituyen niños y estos se con u n p e r s o n a j e f e m e n i n o firme cocinan con esmero, p a r a q u e lo firente al sufiimiento, la historia de degusten los mejores gourmets. Al C h i n a d u r a n t e el siglo X X . Y m á s llegar a dicha región, G o u ' e r descut a r d e se publicó La viday la muerte me b r e q u e sus h a b i t a n t e s están t a n están desgastando, otra f á b u l a de la familiarizados c o n el alcohol c o m o resistencia f r e n t e al igualitarismo cualquier p e r s o n a con el oxígeno totalitario. q u e inhala. M i e n t r a s tanto, u n o de R e c i e n t e m e n t e h a llegado a las li - esos habitantes, u n especialista en brerías La república del vino, u n a o b r a licores c o n pretensiones de conversatírica, c r u d a , fantástica y simbóli- tirse en literato, i n t e r c a m b i a epístoca, en la q u e se rastrean influencias las y reflexiones sobre la creación de lo real maravilloso, p e r o t a m - literaria con el p r o p i o M o Yan, a bién d e K a f k a e incluso de Boris p a r t i r d e u n o s cuentos cuya cataloV i a n y, e n la minuciosidad física de g a c i ó n d a pie a i n t e r p r e t a r las las descripciones, de William Faul - intenciones del a u t o r c o n esta o b r a , kner. A t o d o esto c a b e a ñ a d i r las p u e s los califican c o m o realismo LA REPUBLICA D E L

M o Yan T r a d . de C o d r a Tiedra. Kailas. Barcelona, 2010. 451 págs.

VINO

MoYan

c r u d o , realismo diabólico, realismo salvaje o neorrealismo. E n cualquier caso, inciden en los efectos de f u e r z a q u e r o d e a n el relato de u n viaje a b s u r d o , en el q u e u n inspector de policía n o consigue encontrarse a sí m i s m o o, tal vez, en el q u e M o Yan n o sabe m u y bien q u é h a c e r c o n su p e r s o n a j e . Es posible q u e esta fábula esté escrita sin u n p l a n previo, c o n f i a n d o d e m a s i a d o e n la i m a g i n a c i ó n de u n a u t o r con la a u t o e s t i m a p o r las nubes. A u n q u e t a m b i é n es posible q u e la lectura m e t a f ó r i c a sea la q u e salve la novela: el m u n d o a p a r e c e c o m o u n lugar f u e r a de control; el narcisism o del p r o t a g o n i s t a es t a n débil com o p o t e n t e su lujuria; el alcohol q u e d o m i n a n o d e j a de ser u n a drog a e q u i p a r a b l e a la p r o p a g a n d a de u n r é g i m e n agresivo; y la elección de niños en el m e n ú provoca t a n t a r e p u g n a n c i a c o m o la colonización de las m e n t e s a la q u e se somete a t a n t a gente desde la c u n a . L o m e j o r de esta novela es q u e d a pie a p r e guntarse si esta f o r m a de colonización n o se p r o d u c e t a m b i é n e n regím e n e s articulados p o r eso q u e se llama d e m o c r a c i a .

RICARDO MARTÍNEZ LLORCA Quimera 71


EL QUIRÓFANO El romanticismo suido de Georg Trakl mas de u n a vida. Posiblemente habría sido preferible u n a edición bilingüe, sobre todo si se quiere que este libro sea el libro de referencia sobre el autor. El esfuerzo de reunir en un volumen toda la obra (libros, Estrellas muertas: Morir a los vein- colaboraciones en revistas, poesía tisiete años de sobredosis de cocaí- postuma, versiones y fragmentos) na. A la misma edad que J i m M o - era considerable y necesario. No rrison o Kurt Cobain. Parece que obstante, algo nos dice que ésta no el suicidio a esa edad es un salvo- va a ser la edición defínitiva y c o n d u c t o al mito. G e o r g Trakl canónica de la poesía de Trakl, que (Austria, 1887 - Polonia, 1914) res- también ha pasado por manos de p o n d e a ese perfil de artista cuya traductores como Jesús Munárriz, vida puede acabar p o r desfigurar o y, sobre todo, J e n a r o Talens, cuya devorar su obra. Drogadicto, atra- edición de 2006 de Sebastián en suep a d o en u n a relación incestuosa ños y otros poemas en Galaxia Gucon su h e r m a n a pequeña, testigo tenberg sigo entendiendo como el de los horrores de la G r a n G u e r r a acercamiento más logrado hasta la y los terrores de sus batallas inte- fecha (Trakl es más potente y sus riores. Suicida. Parece complicado poemas no son sólo la intuición de leer a Trakl sin el filtro deforme del un original inmenso sino textos que malditismo. Leerlo en tanto que funcionan con amplia solvencia en maldito, su obra como correlato castellano). Reina Palazón, como exclusivo de su azarosa vida. Y sin decíamos, ha acometido u n a em embargo, su poesía no necesita de presa meritoria, como ya hizo por esa intensa puesta en escena exte- ejemplo con Paul Celan, y hay que rior, por mucho que p a r a alguno la valorarla en su justa medida. Ahoextrema biografía p u e d a suponer ra bien, decisiones estratégicas gloun estímulo p a r a asomarse al vacío bales como la de m a n t e n e r la rima como aquella figura del cuadro de consonante provoca alguna deforFriedrich. En este caso el abismo mación y algún ripio totalmente está más bien dentro de los poe- evitable. Por otro lado el prólogo mas. Es cierto que dicen que la di- establece u n a serie de comparacioferencia entre Trakl y otros con- nes del poeta con sus contemporátemporáneos que escribieron sobre neos m á s cercanos (Hugo von la turbulencia y el límite es que H o f m a n n s t h a l , Adolf Loos, Oskar Trakl sí que vivió aquello que escri- Kokoschka y Karl K r a u s f u n d a bía. Puede ser. La pregunta es si mentalmente), bastante interesaneso realmente importa. La biogra- tes y oportunas p a r a contextualifía es u n a música que puede con - zar a Trakl en la Austria de su fundir y distraer, en Trakl la letra tiempo, presa de las tensiones entre la incipiente v a n g u a r d i a , el es ya de por sí apabullante. Trakl de bolsillo: En menos de conservadurismo y la decadencia 250 páginas caben todos los poe- del Imperio. Trakl es fruto de su POESÍA COMPLETA Georg Trakl Trad. José Luis Reina Palazón. Trotta. Madrid, 2010. 248 págs.

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tierra y de su tiempo, pero claramente es un fruto extemporáneo. Trakl es u n a rareza tan m o d e r n a como anacrónica. Etiquetado: " N o lo entiendo, pero sé que es genial", dijo Wittgenstein. Se habla de que Trakl sometía al lenguaje y a la vida a " u n a ideaHzación por el sufrimiento"; que le d a b a la razón a Freud enhebrando al Eros en la aguja del Tánatos; que, como decía Rilke, en él: "la caída es la excusa p a r a la ascensión imparable". Por su parte el propio Trakl puede también hablar de sí mismo pero su yo se disuelve en la contemplación de un paisaje absolutamente connotado. Correspondencias simbolistas a lo Baudelaire, tal vez j u n t o a Hordelin la referencia más evidente. Paisajes emocionales, mapas de la turbulencia y de la calma con el mismo mecanismo que las pinturas de un Meidner o u n Kirchner. Ya nos van sonando las etiquetas: malditismo, simbolismo, expresionismo. Pero claro, esas etiquetas si se sumergen en la ciénaga acaban borrándose. Hablamos de los pilares de la moderni-


d a d y t a m b i é n de la c a r c o m a q u e los p u d r e . H a b l a m o s de R o m a n t i cismo Sucio. Insisto en esa idea. E n los p o e mas postumos abunda una primera p e r s o n a del singular q u e está casi a u s e n t e e n sus publicaciones voluntarias en libros y e n revistas. El yo evidente es u n t e m a í n t i m o y e n bocetos, ejercicios y e x p e r i m e n t o s a s o m a sin p u d o r . Sin e m b a r g o en los libros el sujeto se t r a n s p a r e n t a e n el paisaje h a s t a desaparecer, es la escena, es el p o e m a . Los cuervos, las ratas, el h u m o de las t a b e r nas, las aldeas cenicientas, las trinc h e r a s de G r o d e c k . U n sistema de r e f e r e n c i a s e m o c i o n a l e s y físicas q u e c o m i e n z a n siempre en la h o r a violeta del crepúsculo y crece c o m o u n a m a n c h a a lo largo de la noche. Ese es su m u n d o . El c a m i n o t u r b i o e n t r e el u m b r a l y el interior, sabe q u e e n m e d i o de u n apacible p r a d o de arroyos claros y h i e r b a fresca se p u e d e e s c o n d e r la a t r o c i d a d y el c r i m e n . C o m p r e n d e q u e la enferm e d a d y la p o d r e d u m b r e a c a b a c o n a r r a s a r l o todo. Q u e tal vez la vida n o sea sino u n a l e n t a p u t r e facción. P o e m a s al óleo, canciones q u e s a n g r a n : El v o l u m e n incluye sus dos colecciones de p o e m a s {Poesía, de 1913, y Sebastián en sueño, de 1915), los textos a p a r e c i d o s en revistas c o m o Der Brenner y u n a (des) o r d e n a d a secuencia cronológica de p o e m a s inéditos a su m u e r t e q u e incluye p r i m e r a s versiones y esbozos d e m u c h o s de las o b r a s m a y o res de Trakl. Esta s e g u n d a p a r t e tiene u n i n d u d a b l e valor a r q u e o l ó gico p e r o t a m b i é n nos ofrece algunas g e m a s ocultas q u e bien m e r e -

cen el rescate p o r sí mismas. Valga c o m o e j e m p l o esta s e g u n d a versión de u n h o m e n a j e a NovaHs (página 179): " E n oscura tierra r e p o s a el santo e x t r a n j e r o . / D e oscura b o c a le tom ó u n dios la q u e j a , / c u a n d o cayó en la flor de süs a ñ o s . / U n a flor a z u l / s o b r e v i v e su c a n t o e n la noct u r n a casa del dolor." P o e m a s sobresalientes en u n conj u n t o q u e d e b e ser leído m á s c o m o tentativas y a p r o x i m a c i o n e s a la o b r a ya d e p u r a d a p o r el a u t o r p a r a su publicación. T r a k l es todo, ciert a m e n t e , p e r o Trakl es sobre t o d o lo q u e T r a k l quiso q u e se p u b l i c a r a de Trakl. Y es allí d o n d e e n c o n t r a m o s desa r r o l l a d o u n estilo i n c o n f u n d i b l e d o n d e B a u d e l a i r e a c a b a revolcado e n el f a n g o de la c i é n a g a y H o r derlin p u d r i é n d o s e en u n a n o c h e m á s t r a n q u i l a y terrible. D o n d e se c o m i e n z a a p e g a d o a la estrofa tradicional p a r a t e r m i n a r deshaciend o r i m a y m e t r o en largos p o e m a s en prosa, c o m o el magistral Sueño y entenebrecimiento (pág. 95), e n cuyas líneas e n c o n t r a m o s i n d i c a c i o n e s p a r a a h u y e n t a r a los ángeles a ped r a d a s . Sintomático: h a y en t o d a su poesía u n a p r o b l e m á t i c a relación con lo s a g r a d o en sus múltiples f o r m a s : el ángel, los santos, la h e r m a n a . Es la m i s m a inestabilid a d d e los paisajes interno-exteriores, p r o b a b l e m e n t e la m i s m a inestabilidad de u n m u n d o m o d e r n o q u e va de c a b e z a a la b a r b a r i e , q u e n o p u e d e d e j a r de c u e s t i o n a r los cim i e n t o s sobre los q u e h a sido construido. L o h e m o s dicho, el m u n d o descrito p o r T r a k l es u n m u n d o

e n f e r m o q u e se d e s m o r o n a , es el m a n s o azul del lago t a c h a d o p o r la sangre roja de u n ciervo degollado. Contrastes. Colores. U n ojo desc a r n a d o q u e ve el t u é t a n o de las cosas. L e e m o s en estos p o e m a s el t r a z o salvaje d e los pintores de El Puente o los agresivos colores de El Jinete Azul. P o r q u e G e o r g T r a k l es quizás m á s u n p i n t o r q u e u n p o e t a expresionista, p o r q u e a q u í el color grita i n d e c e n t e m e n t e y n o h a y matices, h a y sólo " u n a c a n c i ó n q u e sang r a " . C o m o esta Al muchacho Elis (página 62), q u e p u e d e d e j a r b i e n claro q u e n o estamos a n t e u n m i t o vacío del malditismo, sino a n t e u n p o e t a mayor, necesario m á s q u e n u n c a en estos tiempos d e p e n u r i a : "Elis, c u a n d o el mirlo en el n e g r o bosque l l a m a , / e s tu declinar./Tus labios b e b e n el frescor de la fuente azul de las r o c a s . / / D e j a si tu frente s a n g r a s u a v e / a n t i g u a s leyend a s / y el oscuro sentido del vuelo de las a v e s . / / P e r o tú entras con tiernos pasos en la n o c h e / q u e cuelga carg a d a d e uvas p u r p ú r e a s , / y m á s bellos m u e v e s los b r a z o s e n el a z u l . / / U n espino s u e n a / d o n d e están tus ojos l u n a r e s . / O h , hace t a n t o tiempo. Elis, q u e has m u e r t o . / / T u c u e r p o es u n j a c i n t o / e n el q u e el m o n j e h u n d e los céreos d e d o s . / U n a n e g r a g r u t a es nuestro s i l e n c i o / / d e la q u e sale a veces u n m a n s o anim a l / y deja caer lentos los pesados p á r p a d o s . / Sobre tus sienes gotea n e g r o rocío,/el último oro de estrellas declinantes."

RAÚL QUINTO Quimera 73


EL QUIRÓFANO

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Hazañas de un americano entre la burguesía barcelonesa GOODBYE, BARCELONA Alexis de Vilar Funambulista. M a d r i d , 2010. 413 págs.

nes de u n a ex mujer histérica, nos relata sus hazañas en primera persona y 400 páginas. E n Barcelona va a reencontrarse con el cura Johrmy y con Beth Casas-Feliu, joven malcriad a en u n a familia de burguesa estirpe Decía Italo Calvino que bajo las cre- barcelonesa, cuyos caprichos son dimaciones públicas de libros que ha- rectamente proporcionales a la percían los nazis subyacía el valor que le fección geométrica de sus curvas. Los otorgaban a la literatura como poten- tres meses que transcurren durante la te enemiga. También la Iglesia Ca- peripecia del pintor en Barcelona se tólica, gran aficionada a las fogatas convierten en u n a m a r a t ó n coital, u n a públicas de papel y carne, otorgó a la sucesión de carajiUos a c o m p a ñ a d o literatura u n gran poder que preten- p o r la peor calaña del distrito quinto y J o h n n y pretende p o n e r a p r u e b a a dió mitigar con el Indice de Libros u n transcurrir de conversaciones m e - Beth y desnudar su inherente egoísProhibidos, amplio catálogo que todo tafisicas con el cura Johnny. Tanta mo; la escena concluye con el ensotabuen creyente había de respetar p a r a diversión (a ratitos pinta en su piso de n a d o personaje administrando comn o torcerse del recto camino hacia la Plaza Real) n o es óbice p a r a que pungidamente la extremaunción a Dios. Hoy, la literatura supone poca nos brinde unas majestuosas perora- ¡un muerto!, desliz que solo puede amenaza p a r a los poderes constitui- tas sobre el carácter de la burguesía, deberse a la ingesta masiva de las dos, de ahí la inexactitud de la hipóte- p o r extensión de todos los barcelone- botellas de whisky con las que Columsis que se lanza en la contracubierta ses, de sus poKticos, de los negritos bus y el tal J o h n n y amenizan sus disde este Good^e, Barcelona de Alexis de explotados en el Maresme (p. 248), y quisiciones metafísicas. Poco importa Vilar (Barcelona, 1948): "Selecciona- hasta nos suelta el ' J a sóc aquí" (p. que, otra vez, la contracubierta del d a entre los finalistas del Premio Pla- 300), pronunciado p o r TarradeUes en libro nos anuncie que la acción transneta 1988 y del Plaza & Janés 1989, el balcón de la Generafitat a su vuelta curre en la Barcelona de finales de los Goodbje, Barcelona n o había sido publi- del exüio. 80, cuando el narrador nos cuenta cada hasta ahora quizás p o r esa visión Si n o se opta p o r elementos parap- que "Aquel era u n país tercermundisácida que contrasta con el discurso sicológicos (narrador nonato inclui- ta y las Olimpiadas sólo habían servitriunfalista y monocorde imperante". do), la p r i m e r a persona narrativa do p a r a que los chupatintas de t u r n o Leída la novela, la conclusión es exige pericia literaria. Lejos de esas pudieran robar u n poco más y se que, si se h a pubficado 22 años des- exigencias, Vilar incurre a m e n u d o en construyeran u n chalet en la costa" (p. pués de ser escrita, el motivo h a de ser la omnisciencia: resulta delirante la 300). A poco de comenzar la lectura y colateral: la denuncia p o r plagio que escena en que el narrador, malherido sumergirse en esa Barcelona, u n o ya su autor h a presentado contra Woody p o r u n navajazo en la calle Escudi - echa de menos la sutileza crítica de Alien, p o r entender que la película Uers, nos expHca con todo lujo de de- Mario Lacruz o del A. G. Porta de El Vick)) Cristina Barcelona es u n a copia de talles, verbales y n o verbales, lo que peso del aire (2001), el poder evocativo la misma. Los motivos de tan larga sucede en la sala de espera del hospi- de Marsé, la pericia descriptiva de la dilación en su pubHcación h a n de en- tal en que está ingresado, reconstru- subalternidad de CasaveUa, y tantas contrarse, pues, en el valor del texto y yendo con minuciosidad quirúrgica lo otras obras que con oficio h a n pasado n o en u n a oscura t r a m a del poder que sucede lejos de donde se encuen- cuentas a la Barcelona imperfecta. municipal, autonómico o universal. tra y de sus entendederas. La historia: David Columbus, pinEl dislate máximo lo encontramos tor neoyorkino que Uega a Barcelona, en u n a de las escenas cruciales de la huyendo de su ciudad y de las presio- novela (p. 281- 297), en la que el cura ÓSCAR CARREÑO 74 Quimera


EL QUIRÓFANO Literatura de introspección LA M U E R T E

DEL

ADVERSARIO

H a n s Keilson T r a d . de Caries A n d r e u . Editorial Minúscula. Barcelona, 2010. 301 págs. Pionera esta novela de H a n s Keilson (Bad Freienwalde -Alemania-, 1909), la mejor de las tres que escribió y, aunque controvertida, la mejor acogida. Pionero su enfoque en el momento de su gestación, pues si bien no vio la luz hasta 1959, en Alemania el autor había empezado a escribirla en los años 30, coincidiendo con el ascenso de Hitler al poder. Estos años -los del terror nacionalsocitilista- sirven de marco histórico al tema que el autor propone: el de la relación entre víctima y verdugo, entre amigo y enemigo, u n a experiencia que sirve a Keilson para proyectar, a partir de su vivencia personal y de sus conocimientos profesionales, u n a parábola universal sobre aquella relación. El autor, judío alem á n que estudió psiquiatria y educación física en Berlín, emigrado a H o landa en 1936, donde trabajó con el movimiento de la resistencia, ejerció como psicoterapeuta en Amsterdam en el tratamiento del trauma de supervivientes del nacionalsocialismo. Su mirada hacia el objeto de su análisis no es cualquier mirada. Keilson, autor también de poemas y ensayos en los que predomina esta temática, construye u n a novela analítica y reflexiva de ademán teórico con vocación universal - a este fin, la novela no menciona años ni nombres, a pesar de dejar muy clara la situación histórica-, al proponer u n a tesis general aplicable en cualquier contexto. A los iniciados en el tema, su tesis no h a

de resultarles nueva; hace mucho es sabida la interpretación del genocidio nazi por parte de algunos sectores judíos como u n a especie de destino, u n castigo divino del que se habrían hecho merecedores - u n a culpa que había que purgar. También se h a tratado literariamente (Imre Kertesz, Sin destino', Fiasco] Kaddish para un kgo no nacido', Friedrich Dürrenmatt, Eljwzy su verdugo', Edgar Hilsenrath, El nazi y el peluquero', entre otros muchos) y filosófica- en realidad lo que parece. En coherenmente —incluso antes del fin de Hitler cia con la voluntad ensayístico-filosófi(Hannah Arendt, Culpa organizada}- la ca del texto, la voz narradora es ecuácuestión de la fina línea que separa la nime, n a d a da entender sufrimiento víctima del verdugo, sugiriendo la alguno. El narrador es el observador intercambiabilidad de los papeles. Sí distante - l o que produce unos pasajes era novedosa sin embargo en los años muy logrados— que, incapaz para la treinta. D e ahí su originalidad. empatia con quienes corren su misma La de Keilson es u n a historia de base autobiográfica y el marco en el que se encuadran los hechos - u n a historia dentro de otra historia- apunta deliberadamente en esta dirección. Narrada en primera persona, la voz del protagonista es un claro trasunto del autor, exiliado como él, por la misma razón, en Holanda, y como él, en los mismos años escritor de las reflexiones más tarde susceptibles de convertirse en novela. La cuestión de fondo es el engaño, concretamente el autoengaño, que im pregnaria los sentimientos y los actos humanos. En diferentes variantes - l a s múltiples y dilatadas consideraciones introspectivas a que se entrega el n a rrador acerca del carácter ilusorio de las razones de la actuación del enemigo y de las del grupo por él amenazado, así como la falsificación: de sellos, fotografías o documentos oficiales-, todo conduce a la tesis de que, como sostiene el psicoanálisis, nada a nuestro alrededor y en la actuación h u m a n a es

suerte, se autoexcluye para mantenerse fiel a la intuición en la que basa su tesis: que entre víctima y verdugo hay u n a relación dialéctica de amor-odio - e n el caso de la víctima de tintes masoquistas-, que radica en las propias frustraciones. La existencia del enemigo serviria para el conocimiento de sí mismo; la muerte del enemigo equivaldria a la propia muerte. Consecuencia congruente es entender la ira del enemigo como u n destino inevitable. D e ahí que la novela levantara ampollas en su momento, a pesar de la clamorosa acogida que h a tenido por parte de la critica en los Estados Unidos, donde ésta y otra de sus novelas, Komodie in Moll (Comedia en ckme menor) han sido reeditadas recientemente con motivo del centenario del nacimiento del autor. En Alemania la editorial Fischer publicó en 2005 sus obras completas. En España se edita por primera vez. ANNA ROSSELL Quimera 75


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Promesas cumplidas LA S E Ñ O R A R O J O Antonio Ortuño Páginas de E s p u m a . M a d r i d , 2010. 107 págs.

vas q u e despiertan y las historias contadas. ¿ Q u i é n pensaría q u e " L a Señora R o j o " es u n a gigantesca tortuga agonizante q u e vomita lechuga en el j a r d í n de u n a familia burguesa? ¿ Q u i é n esperaria q u e el n a r r a El m e j o r realismo narrativo n o con- d o r de "El día del a m o r " cuente la siste en describir lo q u e es, sino en inmolación sádica del perrito de su imaginar lo q u e p o d r í a ser si los he- novia p a r a vengar u n a infidelidad? chos se c o m b i n a r a n según las incon- ¡Y q u é distancia separa al " H é r o e " , tables posibilidades que, a u n q u e a u n u s u r p a d o r o p o r t u n i s t a cuyo veces resulten inverosímiles, n o son mérito principal es n o h a b e r cometiincompatibles con las leyes de la n a - d o n i n g u n a h a z a ñ a digna de ser turaleza y la lógica. Partir de fenó- contada, de la i m a g e n oficial de los m e n o s y tendencias observables en numerosos p r o h o m b r e s de la I n d e la realidad de nuestro presente y de- p e n d e n c i a y la Revolución q u e el sarrollar su potencial insospechado patriotismo mexicano n o se cansa es la estrategia que el mexicano A n - de venerar con solemnidad patética! tonio O r t u ñ o (Guadalajara, 1976) O r t u ñ o observa a t e n t a m e n t e la reaestrenó con éxito en su extraordina- lidad q u e lo r o d e a en su vida cotiria novela El buscador de cabezas (Joa- diana y la ficcionaliza t r a n s f o r m a d a quín Mortiz, 2006). Se trató de u n a con ironía y u n a b u e n a dosis de cifantasía terriblemente realista sobre nismo q u e a veces raya en u n a milo q u e pasaría si u n partido populis- santropía p o c o apta p a r a lectores ta de extrema derecha, disfrazado bienpensantes en busca de moralede democrático, p e r o n o p o r eso j a s edificantes. Los n a r r a d o r e s (con m e n o s nacionalcatólico, autoritario, u n a sola excepción, todos los cuenantiabortista, racista y xenòfoba, ga- tos se relatan en p r i m e r a persona) n o n a r a las elecciones. Su segunda no- son ejemplos de a m o r filial ("Agua vela, Recursos humanos ( A n a g r a m a , corriente", "FeHcidad") ni de correc2007), q u e satiriza los odios, ambi- ción política (por ejemplo, el prociones y m e z q u i n d a d e s del m u n d o ductor de películas p o m o en " C a r empresarial, y la d o c e n a de cuentos ne"), y sobre todo los textos de la d e El jardín japonés (Páginas d e segunda p a r t e del Hbro c o n t i n ú a n la E s p u m a , 2007) c o n f i r m a r o n la pers- tematización, iniciada en El buscador picacia con q u e O r t u ñ o echa u n a de cabezas, del fascismo latente en la m i r a d a lúcida, risueña y despiadada sociedad c o n t e m p o r á n e a y la hiposobre las miserias de sus congéneres. cresía del poder.

imprecisión de las referencias a lugares y costumbres impide u n a ubicación geográfica exacta de sus historias. O r t u ñ o evita los topónimos y sólo m u y de vez en c u a n d o se le desliza u n mexicanismo a u n o de sus n a r r a d o r e s o personajes: seilvo algún mesero, alguna tienda de abarrotes o u n "¡hijos de la chingadaP\ n a d a delata el origen del autor, pues la lengua de sus relatos es tan panhispánica c o m o su universo narrativa se caracteriza p o r el internacionalismo de la cultur a occidental p o s m o d e r n a . La Señora Rejo es u n a b u e n a muest r a del talento fabulador y la originalidad de Antonio O r t u ñ o . Sin embargo, mientras n o se publique en E s p a ñ a El buscador de cabezas, los lectores de este lado del Atlántico n o p o d r á n a p r e c i a r d e b i d a m e n t e la relevancia política de la imaginación distópica de este escritor p r o m e t e d o r q u e h a colocado m u y alto el lisE n La Señora Rojo, O r t u ñ o nos brinC a b e destacar que, pese a ser el tón p a r a su tercera novela, anunciad a trece cuentos nuevos, es decir, es - autor mexicano y vivir en G u a d a l a - d a p a r a este año. O j a l á vuelva a critos en los últimos años y parcial- j a r a , el país en q u e se desarrollan sus cumpHr las expectativas. m e n t e publicados ya en otras versio- ficciones n o es necesariamente M é nes. Relatos tan sorprendentes c o m o xico, o n o única ni exclusivamente: sus titulos, q u e despistan al lector p o d r í a serlo, a u n q u e despojado de MARCO KUNZ p o r el contraste entre las expectati- todo color local. Pero la deliberada 76 Quimera


EL QUIRÓFANO Radiografías en endecasílabo UN HOMBRE HA TERMINADO DE ESCRIBIR Alfonso Pascal Ros Celya. Salamanca, 2010. 60 págs.

La invasión de poesía postcostumbrista que asóla el p a n o r a m a literario tiene su principal valedor en la implosión tecnológica q u e d o m i n a nuestra realidad. La criba 2.0 sólo e n c u m b r a poemas de rápido consum o y fácil olvido. Dicha corriente n o se mantiene únicamente en la red - q u e , p o r otra parte, alberga proyectos m u y interesantes gracias a su maleabilidad e ilimitadas posibilidades—, sino que con frecuencia acaba en papel, haciendo fatídico el adagio latino scripta manent. Es u n costumbrismo que n o saca el espejo al camin o sino que utiliza la webcam pensando en la revalorización de sus propias miserias. A u n q u e la poesía puede ser u n ejercicio de autoconocimiento m u y válido y consiga sublimar la psique del que escribe en estética compartida, muchos c o n f u n d e n tener A D S L con ser poeta, olvidando que éste es u n oficio que n o requiere tan to de rápida digitación como de reposadas lecturas. U n poeta con oficio es Alfonso Pascal Ros (Pamplona, 1965), cuyo poemario Un hombre ha terminado de escribir hace el n ú m e r o quince de entre sus casi treinta obras publicadas. Los poemas que comprende este libro responden todos a u n mismo metro y a u n a misma estrofa: doce versos en decasílabos de rima asonante. T a m bién todos ellos girarán en torno al mismo tópico: la cotidianeidad, pero u n a cotidianeidad ajena a la confe-

sión ególatra. Los cuarenta y siete poemas responden a u n ejercicio de ficcionalización d e t a n t o s otros "hombres", que desde la tercera persona del singular aparecen descritos en su mayor parte (aunque también tenemos semblanzas en primera persona que incluso se atreven a interpelar directamente a u n interlocutor ausente en el que hemos de situarnos como lectores). Poesía versificada y rimada, que, sin embargo, se aproxima a la narrativa en cuanto a su implementación ficcional, u n trabajo de fabulación que, sin a h o n d a r en la abyección, nos recuerda al voluminoso Micrqficiions (Gallimard, 2007) de Régis Jauffret o a Entrevistas breves con hombres repulsivos (Mondadori, 2001) de David Foster Wallace. Aquí también tenemos u n a amplia galeria de retratos que d a n cuenta de dispares vidas de antihéroes, entre las que encontraremos jefes, ajetreados hombres de negocios, ancianos haciendo balance de su presente y su pasado, u n camarero, u n mago y hasta u n poeta d a n d o consejos: olvida las pamplinas de voz propia/y estilo personal, es todo un timo. A pesar de los contrastes temporales que m a r c a n algunos poemas {Pocos dirán que antes fue un gran hombre. Asi como quien dice tuvo nombre. Hoy ha cumplido añosy es momento) hay u n peso de la cotidianeidad, de la repetición de los gestos y los sentimientos, de la circularidad que atrapa a aquel que piensa y no actúa. La mirada de Pas cal Ros rasea las diferencias sociales o económicas de los protagonistas, n o muestra apego especial p o r ninguno, evitando consideraciones maniqueas que condicionen al lector. C o n estos versos ficcionados, Al-

fonso Pascal Ros actúa de antropólogo hacedor de versos que disecciona críticamente u n a sociedad heterogénea, alternando las descripciones con los monólogos autorreferenciales, llegando a trasladar al etnógrafo la incapacidad lingüística habitual en la poesía: Y qué decir de los que no se cansan/jamás de trabajary andar la vida. Sin embargo, tras las diferencias que transige nuestro modelo civilizatorio hay u n adocenamiento que se impone: entregarse a la tarde ante la tele,/uno de esos programas sin ficciones,/y volverse a la cama satisfecho/de otra semana gris sin romper moldes. Un hombre ha terminado de escribir acierta en su recuperación del metro y de la rima, pues no lo hace con ánimo de recrearse en la sonoridad, sino que muestra otra m a n e r a de diluir las fronteras genéricas: combin a n d o rígidas y caducadas formas poéticas con tópicos ficcionales propios de la narrativa. Su experimentalismo lo emprende desde el estudio meticuloso de la estrofa elegida, mostrando tras ello u n a pretensión lírica en el sometimiento a la rigidez formal, que muchos poemas consiguen trascender. JAVIER ALONSO P R I E T O Quimera 77


EL QUIRÓFANO El buen gesto ROSCOE, NEGOCIOS DE AMOR Y GUERRA William Kennedy T r a d . J o r d i Fibla. Libros del Asteroide. Barcelona, 2010. 440 págs.

d e j a r el ejército (donde t a m b i é n f u e reportero) e n 1952, lo consiguió en el Albany Times-Union, u n o d e los periódicos fuertes de la ciud a d , p e r o solo c u a t r o años m á s tarde a c e p t a r í a u n cargo en el Puerto Rico World Journal. E n P u e r t o R i c o conoció al q u e f u e su a m i g o y m e n tor a p a r t i r d e e n t o n c e s y q u i e n m á s lo alentó en su c a r r e r a c o m o escritor de ficción, Saúl Bellow.

E n Albany, capital del E s t a d o de N u e v a York, los d e m ó c r a t a s h a n Si necesito r e m o n t a r m e t a n atrás o s t e n t a d o todos los cargos electos e n el t i e m p o p a r a h a b l a r de Roscoe, desde el a ñ o 1931 h a s t a el p r e s e n - e d i t a d a en su l e n g u a original en te. H a y u n a b r o m a , c o n t a d a p o r el 2002, es d e b i d o a su p e r t e n e n c i a a g o b e r n a d o r de N u e v a York, M a r i o u n a saga n a r r a t i v a , f o r m a d a p o r liC u o m o , e n 1982, q u e ilustra la bros i n d e p e n d i e n t e s , p e r o e n la c r e a t i v i d a d c o n la q u e D a n P. q u e desde m u y p r o n t o K e n n e d y O ' C o n n e l l , líder del Partido D e - t r a b a j ó c o n la i n t e n c i ó n de c o n f o r m ó c r a t a e n el c o n d a d o desde 1919 m a r lo q u e él m i s m o d e n o m i n ó cohasta su m u e r t e en 1977, m a n e j a b a m o el Ciclo d e Albany. las técnicas electorales. Según C u o Las breves n o t a s d e color local y m o , O ' C o n n e l l f u e a b a n d o n a d o en político a p u n t a d a s a r r i b a d e b e r í a n u n a isla tropical j u n t o a otro h o m - servir, p o r breves q u e sean, p a r a bre, c o n el cual a c o r d ó u n a vota- señalar el d r a m a t i s m o intrínseco a ción p a r a decidir quién de los dos se la p r o p i a ciudad. L a c a p a c i d a d n a comería el único coco q u e tenían. rrativa de Kennedy, q u e e n t r o n c a Tras el recuento de votos, O ' C o n - c o n las g r a n d e s sagas del realismo nell resultó g a n a d o r p o r ciento diez d e c i m o n ó n i c o , de Balzac a G a l d ó s votos a uno. Erastus C o r n i n g II, ele- y llegando h a s t a Faulkner o Stein gido p a r a su s e g u n d o m a n d a t o beck, h a extraído d e la historia de m i e n t r a s a ú n l u c h a b a en E u r o p a A l b a n y la p i e d r a preciosa de u n c o n t r a los nazis, f u e alcalde d e Al - ciclo f o r m a d o h a s t a la f e c h a p o r b a n y desde 1942 a 1983, y solo la seis novelas, e n t r e ellas la q u e le him u e r t e p u d o a r r e b a t a r l e u n a n u e v a zo m e r e c e d o r del Pulitzer, Tallo de victoria, al s o r p r e n d e r l e e n su des- hierro. Pero c o m o nos advierte el p a c h o . M a n t u v o el p o d e r d u r a n t e p r o p i o a u t o r desde el epílogo de o n c e m a n d a t o s : siete g o b e r n a d o r e s Roscoe, a u n q u e a p a r e z c a n p e r s o n a de N u e v a York y nueve presidentes j e s reales en su o b r a o estos h a y a n f u e r o n elegidos e n ese tiempo. sido r e c r e a d o s en p e r s o n a j e s de ficE n esta S o d o m a y G o m o r r a d e la ción: "Este libro es u n a novela, n o m o d e r n a historia de la d e m o c r a c i a u n a o b r a histórica. Existió e n Alestadounidense nació W i l l i a m b a n y u n a m a q u i n a r i a política c o m K e n n e d y en 1928. F o r m a d o c o m o p a r a b l e a la q u e a p a r e c e en estas periodista, su p r i m e r t r a b a j o tras páginas, algunos d e los aconteci78 Quimera

William Kennedy Roscoe, negocios de amor y guerra Traducdón de Jordi Fibla

m i e n t o s relatados c o r r e s p o n d e n a la r e a l i d a d histórica y ciertos p e r sonajes p u e d e n p a r e c e r p e r s o n a s reales. Pero n o es eso lo q u e m e propongo". T a n t o D a n P O ' C o n n e l l , líder d e la M a q u i n a r i a , c o m o su p r o t e g i d o Erastus C o n i n g II, grotesca evidencia del éxito d e m ó c r a t a en Albany, t i e n e n en la novela su reflejo de ficción, Patsy M c C a l l y Alex Fitzgib b o n , respectivamente, c o n u n p a pel ineludible e n el desarrollo de la t r a m a . Y algunos de los sucesos a los q u e K e n n e d y se refiere p o d r í a n ser, c o m o ejemplo, la investigación q u e el g o b e r n a d o r r e p u b l i c a n o T h o m a s E. D e w e y inició c o n t r a la M a q u i n a r i a de O ' C o n n e l l o el asesinato d e J a c k D i a m o n d , t o d a u n a celebridad criminal en el N u e v a York de la e r a d e la Prohibición, al q u e K e n n e d y ya dedicó u n a novela del ciclo, Legs. Sin á n i m o d e o f r e c e r u n a explicación simple a la a m b i c i ó n inab a r c a b l e de Kennedy, p e r o coincid i e n d o con él, se p o d r í a decir q u e


EL QUIRÓFANO

Roscoe n o es siquiera u n a novela histórica, ni u n a o b r a política, ni c o m o p o d r í a sugerir la aposición a ñ a d i d a p o r su (acertado) t r a d u c tor, u n a simple historia de a m o r y g u e r r a . Roscoe es u n a fábula alegórica, cuya t r a m a a s u m e t o d o lo a n t e r i o r (es eso y m u c h o más), q u e d e s e n t r a ñ a relaciones arquetípicas b a s a d a s en valores c o m o el amor, el honor, la lealtad (no necesariam e n t e e n ese o r d e n y casi siempre excluyéndose u n o s a otros). G r a cias a la situación privilegiada del n a r r a d o r , c e n t r o p e r p e t u o del i m p a r a b l e h u r a c á n de los acontecimientos, q u e nos guía p o r el I n fierno d e la política de A l b a n y desde los años de la Prohibición al D í a d e la Victoria, K e n n e d y p u e d e reflexionar sobre cuestiones c o m o la p a t e r n i d a d , la a m i s t a d , el valor de la v e r d a d y el p o d e r (cómo conseguirlo y q u é h a c e r con él p a r a m a n t e n e r l o ) , y m u y especialmente sobre la a p a r i c i ó n de u n a aristocracia política a s e n t a d a en u n sistema d e m o c r á t i c o i m p e r f e c t o q u e se h a c o n s t r u i d o sobre las ruinas de la clase p o p u l a r (en este caso concreto, m u y especialmente, la proveniente de la i n m i g r a c i ó n irlandesa tras la G r a n H a m b r u n a , An Gorta Mór, a m e d i a d o s del siglo diecinueve) y s u s t e n t a d a p o r el m u n d o m a r ginal y delictivo de la n o c h e (ambos, política y c r i m e n , dos caras de la m i s m a m o n e d a : el control de las g r a n d e s ciudades). El a r g u m e n t o de la novela es sencillo, n o así la f o r m a en q u e se desm a d e j a su t r a m a y las implicaciones de sus motivos principales (la política, la g u e r r a y el amor, vistos c o m o u n a s u n t o de negocios). Eli-

sha Fitzgibbon, i m p o r t a n t e industrial de la z o n a y p a d r e de Alex, con un poder económico inconm e n s u r a b l e , j u n t o al cicatero Patsy M c C a l l y el astuto R o s c o e O w e n Conway, f o r m a n en el relato de ficción el exitoso triunvirato d e m ó c r a t a q u e llevó al poder, diríase e t e r n o , al P a r t i d o Azul e n los a ñ o s veinte. L a novela c o m i e n z a el D í a de la Victoria, c o n u n R o s c o e decid i d o a a b a n d o n a r la vida p ú b l i c a e n u n a especie d e gesto sacrificial, b a j o las presiones h a b i t u a l e s de su c a r g o y d e su n o s i e m p r e limpia trayectoria, p e r o c o n m e n o s á n i m o p a r a c o n t i n u a r e n el f r e n t e de la batalla política. El i n o p i n a d o suicidio de Elisha lo m a n t e n d r á en el P a r t i d o D e m ó c r a t a al m e n o s h a s t a la reelección de Alex c o m o alcalde y lo volverá a a p r o x i m a r a su antig u o a m o r , la v i u d a Verónica. E n u n i n t e n t o p o r c o m p r e n d e r la decisión de su a m i g o de quitarse la vida, R o s c o e r e m e m o r a r á su p a s a d o y t r a t a r á d e h a c e r f r e n t e al c a m b i o de ciclo q u e se avecina c o n la vuelta de los ambiciosos j ó v e n e s q u e h a n l u c h a d o en el f r e n t e . L a novela es u n a c o m p l e j a r e u n i ó n d e t r a m a s d e negocios criminales, d e políticas deshonestas y d e disputas familiares q u e desvelarán oscuros secretos. Y e n el ojo del h u r a c á n , c o m o eje de la vida p ú b l i c a d e Albany, en el c e n t r o de todos los conflictos, c o m o l l e g a r á n a r e p r o c h a r le e n la p r o p i a novela, Roscoe. E n la r e c r e a c i ó n de la c i u d a d de Alb a n y y la c r e a c i ó n del falstqffiano Roscoe, c o n influencias q u e p u e d e n r e m o n t a r s e a J o y c e (por la imp o r t a n c i a d e la a s c e n d e n c i a irlandesa y la e d u c a c i ó n católica t a n t o

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c o m o p o r el p e s o del e n t o r n o u r b a n o ) o Scott Fitzgerald (por la descripción de tipos i n f a m e s e irresistibles), es d o n d e K e n n e d y m u e s tre la f u e r z a de su m ú s c u l o literario. E n u n a a p r o x i m a c i ó n superficial, K e n n e d y p a r e c e d e c i r n o s q u e las d e m o c r a c i a s m o d e r n a s se asientan en u n suelo fértil gracias a los desperdicios y la p o d r e d u m b r e q u e se ocultan b a j o las flores del progreso. Pero Roscoe n o se limita al c o m e n tario político, sino q u e e j e c u t a u n a p r o f u n d a t r a g e d i a h u m a n a : el héroe c o m o p r o d u c t o de o t r a era. U n t i e m p o de rufianes ambiciosos p e r o nobles, leales, sacrificados a los ideales en los q u e creen p e r o despiad a d o s c o n sus enemigos. El m u n d o de R o s c o e se desvanece casi a la m i s m a velocidad con la q u e p o s a su m i r a d a sobre las cosas. Roscoe p e r t e n e c e m á s a ese m u n d o d e c o n t o r n o s difusos q u e al q u e se precipita c o n t r a él y la t r a g e d i a reside e n su conciencia de ello. K e n n e d y acierta al elegirlo c o m o eje de la o b r a , n a r r a d o r testigo q u e crea m á s q u e recrea, incluso en la r e m e m o r a c i ó n , p a r a escenificar la p r o b l e m á t i c a relación e n t r e historia y ficción, v e r d a d y v e r a c i d a d . D e n u e v o en el epílogo: " C o m o señala Roscoe, la v e r d a d estriba en los detalles, a u n q u e estos sean inventados". Roscoe es el m u e r t o vivo que inventa el futuro. Kennedy, el maestro q u e lo h a conjurado.

LUIS GÁMEZ Quimera 79


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EL QUIRÓFANO La Memoria es un plato hondo

ñLmm I mdM^ " aí AUEC. V O L 1 Y 2 / EL D E S T I N O DEL ARTISTA Eddie Campbell T r a d . Santiago García. Astiberri. Bilbao, 2010. 336 y 320 p á g s . / 96 págs.

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Bienvenidos al desdoblamiento de Eddie Campbell (Escocia, 1955) en Alee MacGany, personaje con el que el escocés articula sus vivencias y obsesiones a lo largo de un p a r de décadas. Y digo bienvenidos p o r q u e Campbell es, para muchos, el gran desconocido del cómic y, para otros, poco más que el padrino de lo que hoy entendemos como novela gráfica gracias a u n manifiesto donde expone su ideario respecto a la libertad creativa y el cómic. "El truco está en divorciarse de la ficción sin entrar directamente en otra; evitar quedarse atrapado en u n género", sintetiza Campbell pasado el ecuador del segundo volumen de Alea Fue Harvey Pekar el primero en poner en solfa que los cómics no tenían porqué distanciarse del cotidiano y lo hizo mediante American Spkndor, cabecera bajo la cual depositó su vivencias en Cleveland y alrededores durante 32 años y que, en sus inicios, se presentó con Robert C r u m b como principal aliado y dibujante. Según el híbrido entre biopic y documental que Shari Springer Berman y Robert Pulcini estrenaron en 2003, American Spkndor responde a la necesidad de Pekar por vaciarse de todo aquello que le suponía su carácter marginal y su condición de loser. El subtítulo de la peli reza "Ordinary Hfe is pretty complex stuíT". La vida común es u n a cuestión muy complicada, o así.

y ahí se cobija Eddie Campbell en Alee, donde a medio camino entre la memoria y la autobiografía, resuelve la pulsión creativa entre encargo y encargo, a partir de irse escribiendo, dibujando y autopublicando. "Dibuja el material importante y suéltalo ahí fiaera. El tiempo pondrá orden", dice en el meridiano del primer volumen, cuando h a dejado de centrarse en relatar la deriva de u n grupo de amigos {La pma del Ewg Canute) y procede a relatarse a sí mismo. E n ese punto se establece la estrategia que seguirá Campbell a lo largo de todo el volumen, supeditando las diferentes tramas a su condición de autor y apostando por expresarse desde su condición de monomaniaco. "Ferozmente concentrado en u n a sola cosa con exclusión de todo lo demás", como dirá más adelante. Y así, mientras Campbell se concentra en hacer del cómic el medio p a r a sus memorias, Uegan Frank MíUer y su apocalíptica revisión de B a t m a n en The Dark Knight, Art Spiegelman con su reconstrucción del holocausto en Maus y Alan Moore junto a Dave Gibbons con su sátiira de lo superhéroico en Watchmm. Tres obras que revolucionan la industria y que sirven, aún hoy, como indicadores de que el medio es fértil a nuevas ideas. Sobre esto reflexiona Campbell, buscando las claves que le permitan entender cómo esto condiciona su situación autoral entre las claves del medio, y con eso en mente realiza " C ó m o ser artista", relato que cierra el primer volumen. AUí dice, p o r ejemplo, que es imposible realizar u n a historia del Humor. Cosa que acaba por negar en "Fragmentos", apelando a su madurez y prepara-

ción para afrontar un reto de t a m a ñ a envergadura. Alee está compuesta, además de la constante exposición de u n grafismo personalísimo, de los 5 í puentes que Campbell tiende entre cada arco argumental, gracias al carácter elástico de la memoria y a su contingencia como autor. Si bien American Spkndor abogaba > C> por el relato costumbrista, caricaturizando lo cotidiano, el caso de Alee es bien otro. La deriva de Campbell pasa por exponerse al máximo, por retratarse sin mediar pudor alguno. Esto puede verse en El destino del artista, pequeño volumen que cierra el ciclo de Alee donde Campbell decide ficcionalizarse del todo, construyendo así im coUage de diferentes narrativas donde acaba por borrarse, p o r ser el centro del relato en la voz y en la representación de otros. "La verdadera meta del obsesionado es muy modesta, como sabes. Sólo quiere poder dormir pronto", dijo Alee. Bienvenidos, entonces, a la aventu- / ra que significa ver a Campbell escribirse, dibujarse y perderse de manera magistral en ima obra que trasciende la autobiografía para trazar el abismo al que se precipita el artista.

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CARLOS A C E V E D O


COLABORAN EN ESTE NUMERO

C a r l o s A c e v e d o (Santiago de Chile, 1984). Estudia Filología Hispánica en la UB. Es redactor jefe de www.elbutanopopular.com, fundador y coordinador del colectivo Lió lo beo a si. J a v i e r A l o n s o P r i e t o (Ávila, 1981). Profesor de francés en Secundaria. Prepara su doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Valladolid.

L u i s G á m e z (Córdoba, 1981). Es escritor. M a r c G a r c í a (Barcelona, 1986). Licenciado en Humanidades, actualmente está terminando los estudios de Teoría de la Literatura. Colabora con The Barcelona Review. M a r c o K u n z (Basilea, 1964). Es catedrático de literatura española en la Universidad de Lausana (Suiza).

F r a n c i s c o B a r r i o s (Bogotá, 1970). Periodista. H a sido colaborador de D o r o t h e a L a s k y . Autora de Black las revistas Colors qf Benetton, Barcelona Life y AWE (ambos en Wave Books). Metropolitan, Gatopardo y Arcadia. Es Actualmente vive en Nueva York. profesor de escuela secundaria y actualmente vive en Bogotá. R i c a r d o M a r t í n e z L l o r c a (Salamanca, 1966). Es escritor. En 2008 J a v i e r C a l v o (Barcelona, 1973) Es publicó El carillón de los vientos (Alcalá). escritor y traductor. El año pasado publicó Corona de flores (Mondadori) y J a v i e r M o r e n o (Murcia, 1972). Es Suonmelinna (Alpha Decay) escritor. En 2009 pubhcó el libro de relatos Atractores extraños (InÉditor). Ó s c a r C a r r e ñ o (Badalona, 1973). Es programador cultural en Biblioteques de Barcelona. Coeditor y confundador de la revista de poesia Caravansari. E r n e s t o C a s t r o C ó r d o b a (Madrid, 1990). Estudia Filosofía en la UAM. Crítico de cine, arte y literatura. Coautor del libro Bizarro (Delirio, 2010). Escribe poesía. M a r i o C u e n c a S a n d o v a l (Sabadell, 1975). Poeta, narrador y profesor de filosofía. Su última novela es El ladrón de morfina (451 Editores, 2010). Miguel Espigado (Salamanca, 1981). Es profesor de la Universidad de Pekín y crítico del blog Afterpost.

U n a i P a s c u a l L o y a r t e (Pamplona, 1976). Dirige su propio proyecto editorial unartemedio-denonartean, en asociación con la editorial Cenlit.

A n t o n i o J . R o d r í g u e z (Oviedo, 1987). Es estudiante de literatura y periodismo en la U C M . A n n a R o s s e l l (Mataró, Barcelona, 1951). Es profesora de literatura alem a n a y c o m p a r a d a del D e p a r t a mento de Filología Inglesa y Germanística de la UAB. Sus poemarios La veu per companya y La ferida en la paraula se encuentran en vías de publicación. M a r t a S a n z (Madrid, 1967). Es escritora. Su última novela es Black, black, è/ad (Anagrama, 2010). K a r i n a S a i n z B o r g o (Caracas, 1982). Periodista y escritora. En 2008 publicó el libro Tráfico y Guaire y Caracas Hip-Hop, en 2007. www.cronicasbarbituricas.blogspot.com G e r m á n S i e r r a (La Coruña, 1960). Escritor y profesor de Bioquímica. En 2009 publicó la novela Intente usar otras palabras (Mondadori). Roberto Valencia (Pamplona, 1972). Crítico literario y profesor de escritura creativa. Es autor del libro de relatos Sonría a cámara (2010).

P a t r i c i o P r o n (Rosario, Argentina, 1975). Es escritor. H a pubHcado el libro de relatos El mundo sin las personas U n a i V e l a s c o Q u í n t e l a (Barceque lo afean y lo arruinan (Mondadori, lona, 1986). Es poeta y coeditor de la revista digital de cultura MAMAJUA2010). NA\, de próxima aparición. Es autor del poemario inédito En este lugar R a ú l Q u i n t o ( C a r t a g e n a , 1978.) (2006-2009). Licenciado en Historia del Arte. H a publicado, entre otros, el libro de p o e m a s La flor de la tortura (Ren a c i m i e n t o , 2008) y el libro de ensayos híbridos Idioteca (El Gaviero, 2010).

N a t a s c h a W o d í n (Fürth, 1945). Escritora alemana. Autora de las novelas Die Glaserne Stadt, Einmal lebt ich, Erfindung einer Liebe, Die Ehe y Nachtgeschwister.

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Física En su encantadora biografia de Su Eminencia Marshall McLuhan (el título es Ibu know noAing of my work!), Douglas Coupland señala que el cerebro de Marshall recibía sangre fresca del corazón a través de no una sino dos arterias ubicadas en la base de su cráneo: un rasgo muy común en los gatos y muy poco común en los humanos. Marshall no era un hombre triviaJmente conformado, y a lo lai^o del libro podemos seguir la biografia intelectual de quien, convencido anti-moderno, anti-negro, ultra-católico, misógino (intocado por librepensamiento grupal alguno) sería capaz de sobrevolar el presente para concentrarse en la descripción del futuro. Una de las intuiciones ateas de Marshall, aJ explorar el mundo caído, es que nos convertimos en lo que vemos: devenimos los instrumentos que creamos, es decir que en cierto lugar la iridiscencia de Dios se rompe y queda el universo solo, retroalimentándose de sus máquinas. La sociedad entre su hardware genético y el sojküare mental le permitió descubrir patrones absteniéndose de juicios morales: combinando un horror flemático ante la debacle, dejó el espacio que ocupa la indignación en seres menos elevados para la dedicarse a proliferación de formas de vida escritas, teorías. Dios le había dado a Marshall y a sus compañeros de vocación un libro iluminado en el sentido medieval del término: hombre de Dios -con creces uno de los autores posmodernos más vilipendiados de su época-, Marshall creía que el mundo era un libro divino y no hay nada que no podamos entender, y que si fallamos es incapacidad propia. A Marshall le gustaba cierto autor, que según él "carecía de derivada y curva de tendencia", porque conectaba directamente el siglo X V m con el siglo XX como si la era victoriana no hubiera ocurrido jamás. Coupland escribe: "Lo mismo puede decirse de Marshall. El siglo XX se iría convirtiendo progresivamente en una pesadilla que él desestimaría de modo de unir el reino de Victoría y el reino de Google." El primer libro de Marshall fue La novia mecánica, en alusión a la obra de Marcel Duchamp La rumia desnudada por sus pretendientes. Marshall daba letra a la balada de posguerra: la máquina ha seducido a la sociedad y se ha casado con ella. Este romance tendría hijos de rasgos particulares: inbreeding de ideas calcadas de los reportes truncos de la ciencia, hijas deudoras de la pobre relación de los hombres con sus instrumentos. Por respeto a Marshall, que en 1979 tuvo un ataque cerebral y podía entender lo que veía pero no contestar, no vamos a extendernos aquí sobre las brumosas conse-

cuencias estéticas que la física del siglo XX tuvo sobre el arte de zoológico a cargo de esas mismas minorías que a Marshall le importaban cero. Pero ¿y si la física estaba equivocada? ¿Y si esa estética era hija de un error de cálculo, un mal pensamiento sobre la sustancia del universo? Garrett Lisi (cabeza calva con ristras rubias, ojos azules sonrientes) es un surferfísicoque trabaja en uno de los objetos más complejos y hermosos formulados jamás. Para dedicarse a su criatura abandonó la academia y estuvo cuidando casas de amigos en Maui y el Lago Tahoe, surfeando en verano y esquiando en invierno. Como una nueva estirpe de ermitaño que declina las mieles becarias, vivió en una Van un año sin retrete. Persigue la versión física del grial de la Gran Novela: un relato unificador que incorpore todas las fuerzas del universo en un único marco de signos matemáticos. A veces Garrett se sentía un loco, caminando por el muelle de Santa Mónica, en Los Angeles, esgrimiendo sus ecuaciones en voz alta. Garrett construyó su teoria como un outsider. una matemática artesanal, un estilo original de describir la gravedad, y un misterioso objeto supersimétrico conocido como E8, de simétricos pliegues interiores, danzas de partículas inimaginadas y donde todo (en apariencia) encaja: la teoría cuántica con la relatividad general. En una pequeña conferencia, Garrett explicaba la dinámica de sus partículas haciendo olitas en el aire. Garrett el mundo- espera que sus predicciones sean confirmadas por el Hadron; mientras, Garrett tmttm cosas divertidas sobre sus archienemigos ("¡parece que los teóricos de las cuerdas no tendrán las superpartículas que pidieron para Navidad!"). Si los resultados dan, Garrett Lisi disolverá la pesadilla en que flie sumida la belleza durante el siglo XX, y su nombre será hermano de Newton y Einstein. Después de la conferencia fijimos a una fiesta de disfraces a unos kilómetros de la base, en una mansión rodeada de árboles y cascaditas a la Hugh Heffner donde alojaban a Garrett (volvería a Maui, donde consiguió una casita). El dresscode era sci-fí, y había varios visitantes del espacio exterior: uno era Grey Goo, el monstruo que es una hipótesis del fin del universo porque se replica a sí mismo fiiera de control; yo iba a Diana de VInvasión Extaíerrestre, aunque la imprudencia de los nerds más núbiles me tomó por Michaeljackson en "Beat it". De fiíndonar la teoria de Garrett, ¿cuáles serán las consecuencias para el arte fiituro? (Dejémoslo por hoy, que me caigo fiiera de la Quimera y todavía debo meditar si contestar a Pk^bty o no.) H

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EL VIEJO

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VIDA Y MUERTE DE

MARY WOLLSTONECRAFT Claire Tomalin El pensamiento y la obra de Mary Wollstonecraft fueron un auténtico revulsivo en la sociedad de su época. Impulsora de las reivindicaciones feministas, su vida y muerte (provocada a los treinta y ocho años por una infección contraída en un parto) trazan la imagen de un espíritu apasionado y valiente. Su voz alertó sobre la discriminación social de la mujer como clase oprimida; su ideal, la igualdad de hombres y mujeres. Mary, que no fue nunca una sufragista internacional, criticó en sus escritos, con tono de legítima indignación, la dependencia económica que hace del matrimonio una "prostitución lega!". En 1792 marchó sola al París revolucionario, donde mantuvo una agitada relación con Gilbert Imlay. De nuevo en Inglaterra, se convirtió en amante de Godwin, autor de Political Justice, con quien acabó casándose pocos meses antes de morir. Su segunda hija, Mary Shelley, heredera del talento y la inteligencia de su madre, sería reconocida en todo el mundo por su libro Frankenstein.

EL VIEJO

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HACIA UN NUEVO SOCIALISMO Anatole Anton / Richard Schmitt (editores)

HACIA UN NUEVO

SOCIALISMO [ATOLE AÑTCCANN FERGUSON,lllTOÑFISK, MICHAEL HAMES-GARCÍA, NANCY HOLMSTROM, STHEPHANIE LUCE, EDUARDO MENDIETA, CHARLES W, WLLS, MECHTHILD NAGEL, CHEYNEY RVAN, RICHARD SCHMiTT, RICHARD SMITH PROLOGO DE

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GABRIEL VARGAS L O Z A N O ^ ^ E L VJEJO

TOPO

El capitalismo ha llevado a la humanidad a una crisis de los sistemas ecológicos; ha producido un fenómeno de cosificación extensiva e intensiva de las relaciones humanas; ha creado una situación en la que una minoría lo tiene todo y amplias mayorías carecen de lo más indispensable; ha utilizado la tecnología para masacrar pueblos con el único propósito de apoderarse de las riquezas del subsuelo o adquirir una posición estratégica. El capitalismo, además, constituye un problema que no es sólo económico y político, sino también moral, psicológico y ético: ha producido un ser humano degradado desde el punto de vista de lo que debería ser el desarrollo de su personalidad. No nos queda otra opción que escapar del capitalismo. Pero, ¿cuál es la sociedad que podrá sustituir al capitalismo?, ¿cuáles podrían ser las formas que deberá adoptar una nueva racionalidad? ¿Cómo pensar de forma diferente la economía, la democracia, la ética, la moral, la religión, el estado, las prisiones, la guerra, la igualdad, la libertad, la fraternidad, etc.?


I!

V I a t k o Vedi al

Kate Distin

DESCODIFICANDQ

ELMEME EGOÍSTA

LA REALIDAp El universo como informasión cuáil'tó

Una completa introducción a la hipótesis del memey una valoración crítica de la teoría de la evolución cultural

La información como elemento fundamental constituyente del universo, más fundamental incluso que la materia o la energía

l.a cultura es uno de los rasgos más singulares y fascinantes de la especie humana. Hace treinta años, en su libro "El gen egoísta", Richard Dawkins sostenía que muchos aspectos de la evolución biológica solamente son explicables desde el punto de vista del gen, y sugería que también la cultura evoluciona y que lo hace por medio de los memes, una nueva clase de replicadores sujetos a variación y selección del mismo modo que lo están los genes en el ámbito biológico. En este ameno y accesible libro, Kate Distin amplía y desarrolla la hipótesis del meme egoísta y hace una valoración crítica de las diferentes teorías de la evolución cultural surgidas en torno al campo de lo que algunos denominan la nueva ciencia de la memética, y presenta por vez primera una visión exhaustiva del ADN cultural perfectamente compatible con el punto de vista de los seres humanos como seres conscientes e inteligentes.

¿Cuál es la naturaleza de la realidad? ¿Por qué hay algo y no más bien nada? Fastas son dos de las más profundas preguntas que la humanidad se ha planteado y sobre las que han reflexionado los grandes pensadores de Oriente y Occidente. En este fascinante libro, que abarca desde las estrategias para apostar en el casino hasta la teleportación cuántica, Vlatko Vedral muestra que, a través del concepto de información, podemos empezar a entender la estructura del Universo y a vislumbrar la esencia misma de la realidad

líi, MiíMií KfíoísTA es un libro ameno y sugestivo, muy recomendable para personas de mente abierta y para todos aquellos interesados en cuestiones biológicas, antropológicas y sociológicas

"Vlatko Vedral nos guía hábilmente por el maravilloso mundo de la física moderna, donde nada es lo que parece, t^ste es el mejor tratamiento que he leído sobre las extrañas interacciones mutuas entre la realidad cuántica, la información y la probabilidad"

T H E M A G A Z I N E OE I H E C A M B R I D G E SOCIETY

BIBLIOTECA BURIDAN

PAUI.DAVIES Autor de Dios y la nueva física


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