GAY TALESE SE COME UNA MAGDALENA POR ÁLVARO COLOMER
PERCIVAL EVERETT CONVERSA CON PATRICIO PRON LA NUEVA NOVELA DE
DAVID FOSTER WALLAQM- -
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IMAGINANDO RUSIA
FUERA DEL MONDO
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Ensayos sobre las ideas más especulativas de la física de vanguardia
Chown aborda sin temor las grandes cuestiones sobre la naturaleza del Universo, de la realidad y del lugar de la vida en el Universo. Sostiene que es un privilegio estar vivo hoy, porque no solo estamos en posesión de un conocimiento acerca del Universo por el cual muchos grandes pensadores de generaciones anteriores habrían dado la vida, sino que existe la posibilidad de que en un futuro próximo podamos dar respuesta a algunas de las preguntas realmente fundamentales acerca del mundo en que vivimos. En el fondo, subraya Chown, la ciencia de primera línea trata de aquellas cuestiones más prácticas y que más nos importan: ¿De dónde viene el Universo? ¿De dónde venimos nosotros? ¿Qué diablos estamos haciendo aquí?
Situado en la interfaz entre las ideas más audaces de la física actual y las preguntas más profundas acerca del universo, este libro es una colección de ensayos sobre las ideas más especulativas de la física de vanguardia.
Todo lo que siempre quiso saber acerca de LA TEORÍA ESPECIAL DE LA RELATIVIDAD y no se atrevió a preguntar Hay dos teorías de la relatividad. La Teoría Especial, que Einstein publicó en 1905, y la algo más compleja Teoría General de la Relatividad, que hizo su aparición diez años más tarde. En este libro, Kenneth Knight deriva de un modo muy simple y ameno las fórmulas fundamentales de la Teoría de la Relatividad y aquellos conceptos que es preciso entender para comprender lo esencial de esta famosa teoría: los conceptos de onda, energía, masa, velocidad de la luz y el principio clásico de relatividad. Este libro es, pues, como dice su autor, una explicación de la Relatividad Especial para aquellos a quienes les gustaría saber más sobre el tema pero piensan que es demasiado complicado.
"Todo el mundo ha oído hablar de la ecuación E = mc2, pero pocos saben de dónde sale. He escrito este libro para demostrar que la cosa no es tan complicada como parece."
BIBLIOTECA BURIDAN
K I Í N M Í I TT K N K Í H T
Rusia, en la mente POR JAIME RODRÍGUEZ Z .
¿Qué es lo que nos fascina de Rusia? Su territorio, como una imagen lejana en el espacio y en el tiempo, sus culturas, en , las que confluyen oriente y occidente, su imaginación, sus libros. Rusia, para bien o para mal, sigue siendo entre nosotros una idea. Marta Rebón es, además de una de las más importantes traductoras del ruso al español, una rusófila empedernida: además de embarcarse en proyectos tan ambiciosos como las traducciones de Doctor ^hivago -traducida por primera vez directamente del idioma original- y de la monumental Una saga moscovita, de Vasili Aksiónov, Rebón realiza, junto al fotógrafo Ferran Mateo, un auténtico trabajo de difusión cultural. Por todo ello, el dossier que publicamos en este número no es una sucesión de ensayos académicos sino un manifiesto de amor por las letras rusas. Una serie de textos en los que no faltan nombres como Tolstói, Chejov o Dostoievski, pero en los que encontraremos otros, quizás menos conocidos, que configuran lo que podríamos reconocer como un pequeño boom de la nueva literatura rusa, nombres como Alisa Ganíeva, Lev Danilkin o Román Senchín. Estos jóvenes autores que crecieron en una Rusia postperestroika dan testimonio de un escenario de identidades múltiples, de tradiciones diversas y a menudo conflictuadas. Y son ventanas abiertas a todas esas Rusias que hoy - e n este año particular para la cultura rusa en España- parecen multiplicarse a nuestro alrededor.
Gay Tálese no es ruso, pero viste muy bien. Lo aprendió de su padre, un sastre, y de su madre, que regentaba una tienda de ropa. También es uno de los más grandes cronistas norteamericanos vivos. Alvaro Colomer lo siguió a un bareto de barrio en el Eixample barcelonés -Tálese pasó de la ensaladilla, nos dicen- y nos ofrece una crónica de ese y otros encuentros con el autor de Honrarás a tu padre en Barcelona. En otras latitudes narrativas el novelista Percival Everett y el también novelista Patricio Pron charlan acerca de los estereotipos que persiguen a la comunidad negra norteamericana. Y de la realidad. U n a conversación en la que Everett se revela, al igual que en sus novelas, como un lúcido observador de los mecanismos sociales por los que ciertas diferencias que creemos olvidadas permanecen aún perfectamente ancladas en la cultura estadounidense. También en este número: David Foster Wallace y su The Palé Iang, próxima a ver la luz en español, son sometidos a análisis por uno de sus más acérrimos lectores, Antonio J. Rodríguez. Y nos damos el gusto de publicar unas páginas de la primera novela de Grace Morales, la fundadora de ese fanzine para sibaritas del esperpento que se llama Mondo Brutto. Nada más, por el momento. Feliz retorno a donde sea que volvamos. Quimera 3
Qpm^^ Revista de literatura
Sumario SEPTIEMBRE 2011
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EL C O M I C
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E N T R E V I S T A M Í N I M A : A R I S T A S M A R T Í N E Z (EDS.) POR MAGDA GUTIÉRREZ RUIZ
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WIRELESS OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Editor: Miguel Píiera. Director: Jaime Rodríguez Z. Diseño: M. R. Cabot. Crítica Literaria: Roberto València Fotografía: Lisbeth Salas Redacción: Gil Padrol Publicidad: María José Dopacio. Edita: EDICIONES DE INTERVENCIÓN CULTURAL S.L, el Sant Antoni, 86, local 9 08301 Mataró (Ben) Tel., Administración, Redacción, Publicidad y Suscripciones: 937550832 / 937962631. www.revistaquimera.com Redacción: Tedaccion@revistaquimera.com Administración: info@remstaquimera.com Publicidad: publicidad@revistaquimera.com Fotomecánica: Turnar Autoedición, S.L. Imprime: Trajecte, S.A. Derechos reservados - Prohibida la reproducción total o parcial de este número, sea por medios mecánicos, químicos, fotomecánicos o electrónicos, sin autorización del editor. Quimera no retribuye las colaboraciones. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital. La redacción no devuelve los originales no solicitados ni mantiene correspondencia sobre los mismos. La revista no comparte necesariamente las opiniones firmadas de sus colaboradores. ISSN 0211-3325 / D.L.: B - 28332/1980 Impreso en España - © De las reproducciones autorizadas VEGAP, 1995, Barcelona. Esta revista es miembro de ARCE. Asociación de Revistas Culturales de España. iSt 3SSS. Esta revista ha recibido una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año.
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POR GERMÁN SIERRA 1 1
U N POEMA DE MARA MALANOVA TRADUCIDO POR MARTA REBÓN
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PERCIVAL E V E R E T T " E l estereotipo se convierte e n la m e d i d a d e lo a u t é n t i c o " ENTREVISTA DE PATRICIO PRON
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GAY TALESE SE C O M E U N A M A D A L E N A UNA CRÓNICA DE ÁLVARO C O L O M E R
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D O S S I E R : I M A G I N A N D O RUSIA
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DAVID F O S T E R WALLACE, EL H O M B R E Q U E R E V E N T Ó LA E C O N O M Í A M U N D I A L POR ANTONIO J . RODRÍGUEZ
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OTRA DIMENSIÓN U n a d e l a n t o d e la novela d e G r a c e Morales, f u n d a d o r a de Mondo Brutto.
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LA PLAZA ROJA ES A Z U L S o b r e la n u e v a l i t e r a t u r a r u s a POR MARTA REBÓN
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LAS PÁGINAS ROJAS T r e c e rusófilos p r o p o n e n u n directorio d e imprescindibles PORWAA
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ALISA GAVÍENA " P a r a r e n o v a r el sistema, p r i m e r o h a y que hundirlo..."
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POR MANUEL VILAS
ENTREVISTA DE FERRAN MATEO 36
LA C O N J E T U R A D E P E R E L M A N U n a d e l a n t o d e la novela r u s a d e
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T O D A S LAS RUSIAS L a l i t e r a t u r a rusa, d e s d e f u e r a .
LA C U E N T A ATRÁS POR JORGE CARRIÓN
J u a n S o t o Ivars 40
GRAN TURISMO
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EL QUIRÓFANO
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POLAROID
POR FERRAN MATEO 40
VIAJE D E M O S C Ú A PEREDÉLKINO Fotografías
Fe de erratas: Nuestro número anterior, el numero doble de verano, fue consignado como N° 332, cuando debió serlo como N° 332-333. Quimera 5
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ENTREVISTA (mínima)
ARISTAS MARTINEZ (eds.) por Magda Guutiérrez Ruiz —Con la que está cayendo, ya no solo sorprende que opere una editorial contrariamente a lo que se pudiera pensar los niveles de exipequeña sino que h haga una con la ambición y la ori^nalidad artística gencia y calidad son altísimos en muchas de estas publicacioquetímela vuestra. ¿Tenéis un "Mt de supervivencia entiemposde crisis" nes contraculturales. u os mangáis por instinto? —¿Es el libro-objeto el camino a seguir para sobrevivir a la avanzada — C i s c o Bellabestia: El kit es el instinto y, como la inspiración, necesita atenciones, cierto entrenamiento y actitud. digital? ¿Creéis en lasfórmulas mixtas delpapely lo virtual? Nosotros venimos de lenguajes artísticos no literarios y de la —C.B: Lo digital está muy bien para productos pensados para autoedición; poner en marcha una editorial abarcaba algunas ser editados y visualizados de manera digital: ofrecen una interde estas formas de expresión en las que ya trabajábamos, como acción que el libro físico no tiene. Sin embargo leer Kteratura o las artes plásticas o el arte sonoro. Sabemos que es una carre- tebeos en una pantalla es incómodo. Y hay que tener en claro ra de fondo y que es duro, pero queremos editar los libros que que un documento de texto formateado no es un libro. El editor que sepa cuidar sus contenidos, otorgarles la plasticidad y nos gustaría encontrar en las librerías. visibilidad que necesitan para completar su significado -desde —Vuestro catálogo incluye art^actos que van del pulp puro y duro -elel diseño y material de las cubiertas y los interiores hasta su notable Cinco canciones de cuna, de Francisco Jamer Pérezr a cosasforma de promoción- será el que ponga en manos del lector libros y experiencias únicas. Provocar que el lector quiera posecomo Poesía sorda.- una recopilación de textos que incluye títulos en traier el contorno de lo inasible. Si editamos algunas referencias en lle y un correlato performático con música traducida a lenguaje de signos, tiradas mínimas (100 ejemplares) y otras con fórmulas convensin obidar el cofre con los 25 números de la revista El casco, que contiecionales es porque buscamos esa complicidad con el lector: ne además chapas, camisetas, dvds. Mientas otros adoptan la especificihacerle ver que, a su manera, es un coleccionista. En cuanto a dad como método, vosotros parecéis no tener limites en vuestros intereses... —Sara Herculano: No exactamente. Cuando nos plantea- las fórmulas mixtas no lo tenemos demasiado claro: quizá mos la edición pensamos en libros, no en los posibles huecos de entendamos que al editar y vender un producto virtual acomlas estanterías. No hemos buscado un nicho concreto. Y sí, hay pañarlo de cualquier tipo de edición objetual al respecto es límites en cuanto a qué es pubHcable. Para la colección pulp, merchandising, y que el proceso inverso ya existe: compras un por ejemplo, investigamos qué se estaba haciendo en España libro, lo lees y acto seguido entras en internet y te informas y en el terreno de la ciencia ficción, buscando autores de géne- descargas todo lo que encuentras sobre el autor y su obra, ro, en un momento en que escritores convencionales introdu- incluidas las miles de lecturas que han tenido otras personas. cían elementos fantásticos en su obra. El mundo del fandom El diálogo entre realidad y virtualidad consensuada está, de español es bastante desolador: mala literatura y mala edición. momento, descompensado. Encontrar escritores como Feo. Javier Pérez o Javier Esteban y publicar sus libros de la mejor manera posible es la idea.En —¿Qué entendéis por "denwcratizftción interna entre editor y autores"? cuanto a nuestras formas: por un lado nosotros somos artesa—S.H: Todas nuestras decisiones editoriales con respecto a nos, hemos empezado maquetando, diseñando, encuadernan- un libro en concreto pasan por consensuar con el autor la do y estampando libros; la revista-objeto El Casco es una mues- forma de publicarlo. De la misma manera que proponemos y tra de ello y permanece en el catálogo de manera testimonial, explicamos los cambios que consideramos necesarios en la como arqueología editorial. Por otro lado venimos de la auto- obra, sin que necesariamente tengan que llevarse a cabo; le edición, donde además de fórmulas originales el editor/autor planteamos diferentes opciones de diseño y estrategia sobre el es totalmente libre de publicar lo que quiera y como quiera; libro.Existe por otro lado una obviedad: nosotros Uevamos
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A r i s t a s M a r t í n e z s o n C i s c o B e l l a b e s t i a y Sítra Herculano, una pareja de Badajoz -él, artista plástico; ella, licenciada e n c o m u n i c a c i ó n "devota y practicante de la
y
experimentación
s o n o r a " - que u n día decidió apostar por la edi-
aristas^ inarlinez ediciones
ción independiente y simplemente publicar los l i b r o s q u e q u e r í a n (y n o p o d í a n ) e n c o n t r a r e n l a s librerías. El r e s u l t a d o e s u n c a t á l o g o interes á n t i s i m o e n el que conviven el pulp y el ensayo, l o s z o m b i s y l a e x p l o r a c i ó n e s t é t i c a .
apenas un año editando con lo que, en muchos casos, aprendemos con nuestros autores, de la misma manera que nuestra transparencia hace que se disuelvan las generalizadas dudas y demonizaciones del autor con respecto a su editor. —Parecéis estéticamente posmodermsji decididamente contramlturales... ¿Cómo está k indignación en Badajoz? ¿Asumís un cierto grado de responsabilidad social con vuestro trabajo o sois de los que preferís no mezclar políticay poética? —C. B: En Extremadura no ha afectado de la misma manera la crisis, es una situación ambiental más que real: la gente responde a estímulos que aparecen en las noticias, no en su entorno. Nuestro paisaje y realidad no se televisa salvo, alguna vez, en la sección de sucesos. Aquí nuestros problemas son otros y endémicos: ni hay identidad cultural, ni hay cliente que no sea la institución. La situación en la que vivimos ha hecho que nos atrincheremos en nuestra idea: la indignación generalizada ha sido la mecha que necesitábamos para convencernos de que nuestro proyecto se iba a alimentar exclusivamente de nuestro trabajo. —¿Quéprc^ectos os traéis entre manos? —S. H: En nuestras colecciones actuales publicaremos obras de Sayak Valencia, Feo. Javier Pérez, Gabriela Alemán, Javier Esteban, Joana Brabo y Riot Über Alies. Nuestra primera novela gráfica, Hamlet, Príncipe de la locura, de Fidel Martínez, aparecerá en otoño. En diciembre presentaremos Fábula, que es a la vez un poemario y un libro oracular, de Benito del Pliego ilustrado por Pedro Núñez. Y en primavera del año próximo saldrá a la luz nuestra primera cita anual de Caja Pulpa: un estuche con cuatro publicaciones (un ensayo, una novela, una antología de relatos coordinada por Luis Gámez y una revista de cómic, ilustración y fotonovela). En esta primera cita - l a Bhck Pulp Box- trataremos la blaxploitation desde un prisma castizo y spaguetti, con piezas de género: ciencia-ficción, porno-erótico, terror, misterio y western. Qjiizá sea este nuestro proyecto más ambicioso y complejo, reuniendo a más de treinta autores entre escritores, ilustradores y fotógrafos, pero responde perfectamente a nuestra filosofía y extrañeza. • Quimera 9
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0111001001010110101010100101010110001010101111001010010111001000101110111 0110101101010110101010101001111011011010110011101101011101011101110110101 0100000101011111100101110111011010110101011010101010100111101101101011001 1101101011101011101101101010101001010101100010101011110010100101110010001
OBSOLESCENCIA PROGRAMADA POR GERMÁN SIERRA /
Hubo un tiempo en el que el tiempo era lo importante. Los hombres se sentían casi inmortales porque su tiempo biológico era más largo que el de otros seres vivos y porque eran capaces de extenderlo aún más compartiendo memorias e imaginando el porvenir. Para celebrarlo, fabricaban objetos trascendentes, construidos para dejar una impronta más allá de su época. Sobrevivir era el mérito supremo: lo antiguo era venerado y consevado, y el mayor valor de lo presente era su capacidad para convertirse algún día en antiguo. Hubo un tiempo en el que creíamos que la vida era pobre en actualidad, rica en historia, y sólo podía adquirir sentido en la inmortalidad o, en su defecto, en una existencia tan larga como el mundo. Los objetos, atrapados en la ontologia aristotélica, estaban condenados a desgastarse lentamente, a ir perdiendo poco a poco algo de si mismos sin dejar de ser lo que eran, destino del que sólo podía liberarlos una destrucción violenta. Hoy, por el contrario, la actualidad es inmensa, el presente nos parece tan grande que apenas si tiene sentido ocuparse del pasado o del porvenir. La vida de los objetos es tan breve que apenas si nos da tiempo a apreciar todas sus cualidades antes de que sean sustituidos por otros, más nuevos, más interesantes, más vivos. Es cierto que, a veces, nos encariñamos con ellos y deseariamos que permaneciesen junto a nosotros un poco más. Que nos molesta tener que familiarizarnos con sus nuevas versiones, adaptarnos a sus nuevos resortes y maneras de encajar en el mundo. Por eso, de vez en cuando los recuperamos de su obsolescencia proporcionándoles una nueva existencia mediante el revival, el vintage, el coleccionismo y otras formas de nostalgia y redescubrimiento. Pero, no nos equivoquemos, lo que recuperamos no será el objeto original, ido hace tiempo. Hemos aprendido también que la repetición, el clon, es una forma de novedad. Hoy, cuando adquirimos algo, no obtenemos la propiedad del objeto en el sentido tradicional, sino sus propiedades: nos insertamos en un flujo de relaciones, en una red de procesos en la que sólo podemos ocupar un determinado lugar durante un tiempo limitado. Adquirimos, o bien una experiencia, o bien un servicio, no una cosa. Todo objeto actual es, en mayor o menor 10 Quimera
medida, interactivo, y sólo puede existir, como los seres de ficción, mientras un número mínimo de personas crean en él. Todos los seres vivos poseemos, de un modo u otro, mecanismos de obsolescencia programada. Todos los seres, en realidad, aunque en los inanimados se manifiesta en forma de desgaste, esa metamorfosis que nos parece lenta porque es una manifestación de su tiempo, no del nuestro. Pero el destino del ser vivo es dar paso a nuevos seres vivos y, para eso, tiene que quitarse de en medio pasado un tiempo razonable. Cuando se habla de la obsolescencia programada de los objetos fabricados por el hombre, debemos tener en cuenta que, desde el momento en que estos objetos han pasado a formar parte de nosotros mismos, han sido incorporados, los hemos convertido en parte de un ser vivo. Ya no consumimos, sino que incorporamos, (incluso no comemos para alimentarnos, sino para transformar nuestro cuerpo). Toda adquisición es una prótesis, y por ello tiene que renovarse con frecuencia. Hemos pasado de una sociedad de consumo (en la que existía una clara diferencia entre objetos de consumo perecederos y posesiones de larga duración) a una sociedad de flujo sin habernos dado cuenta, sin haber siquiera reflexionado sobre ello y sobre lo que supone como estilo de vida. Por eso estamos tan confusos, y nuestros anhelos son tan contradictorios. Nada dura -ni los electrodomésticos, ni los automóviles, ni las viviendas, ni las relaciones, ni los trabajos, ni las identidades, ni los sexos- porque no queremos que dure, porque hemos aprendido a vivir -aunque a veces nos incomode y sintamos nostalgia y coleccionemos y vistamos vintage y nos dejemos llevar por el exquisito placer de "no actualizar", y nos empeñemos en conservar estados particulares de un sistema cuya esencia es el cambio constante- en el presente inmenso que es, por otra parte, lo único que jamás ha existido. Nos hemos vuelto realistas y, en lugar de ampliar nuestra existencia a un pasado y un futuro ficticios, hemos decidido ampliar el presente, estar en todos los lugares que nos apetezca, ser todo lo que se nos antoje en cada momento, modular nuestros deseos, ser permanentemente creativos Nos hemos reconocido a nosotros mismos como procesos. Como suele repetir el escritor norteamericano Tao Lin, si yo no fuera yo, sería otro, y no me importaría en absoluto. Ni siquiera notaría la diferencia. •
UN POEMA DE
M a r a
M a l a n o v a Traducción de Marta Rebón
MUCHAS PELICULAS COMIENZAN CON UN FUNERAL Muchas películas comienzan con un funeral, Es necesario comenzar por algo, Y no hay mejor comienzo que una muerte, Pero no es de esto de lo que quería hablar, Sino de una ocurrencia que una vez tuve: Hay una larga, larguísima habitación, Y en su interior una larga, larguísima mesa, sobre la cual desenrollan una película nueva en toda su longitud, Y en cada centímetro suyo trabajan, tenaces, personas en batas azules, la rasguñan con esmero sirviéndose de unas tachuelas. Luego la película se proyecta a los espectadores a quienes les parece que en la pantalla está lloviendo Y que la lluvia nunca cesa, ni siquiera en el interior.
Mara Malanova (Ulan-Ude, 1970). Ha publicado dos libros de poemas, el último de ellos es El habla común (2006). Vive en Moscú.
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PERCIVAL E V E R E T T
"EL ESTEREOTIPO SE CONVIERTE EN LA MEDIDA DE LO AUTÉNTICO." El autor de
(Blackie Books, 2011) conversa con Patricio Pron
l'NO. lVr( i\ ;il l'Acicd nació en I95(); publicó los libios de |)()c- construida, encontramos personajes bien desarrollados, gran mas re:! (ff'shmj (2()0()) y Swiiiimini¡ Swiiiiiiim Siviíiiiiiiii}^ y rif|ne/.a r i f | n e / . a dde e llenguaje enguaje y y un siilil juego argumental, pero a uno le los (Ic cucnlos 7//Í' Wí'allicraiiíl ilhiiicii 'Imil Me /wV (1 f)(ï7), />'/» resulta imposible comprender (|ué relaci(')n guarda esta reelal'Ic/iiir (1!)!)()) y Dain/mlIf I Do (200 I), i^cro es ])i'incii)aliiicnlc un boración de /.H.V/OTW.V de l'^squilo con la e\|)erieucia afroamenoxclisia. Más aun (y (|iii/ás jx-sc a su x'olunlaci), es un iioxclis- ricana". Deprimido y decepcionado. l'Jlisoii escribe l'orailo ta laro. llasla echar un x isla/.o a aij^unas de sns noxclas |)ara (Fnch, en el original en inglés) se lo en\ ía a su agente, (|uien ratificar esla ini|)resión: en I VaUí le lo llie D'islaiuc {1 ^nf)) el i)r()-a su \e/, lo manda a Random I lonse, (jue ofrece una gran la,<>()nisla regresa de V'ielnam ])ara buscar al hijo retardado de cantidad de dinero por la obra de un sui)ueslo dclincnentc un |)ast()r de o\'cjas con una sola ])ierna en un pueblo llamado juxcnil (|ue se dedica a jugar al billar con sus amigos y a con•os V conSliil s Wholc. I'.so es raro. For Ilcr Dark Skiu (1!)!)()) es una rees- N'crtir cu madres solteras a las adolescentes de su giieto mata critura de Mcilni de Ivirípides. l'.so también lo es. IMI doi/'.s a su padre alcohólico. l'Jlison ace])ta la oferta, a partir de allí (¡ouiilry (10!) I ), una |)arodia de las noxclas de \ ac|neros, iino (le- su \ida se convierte en una sueesiém de e(|uí\ocos éxitos fullos |)crsonajes es un (ieorgc Arnislrong (!ustcr traxcstido. Más. gurantes y doloro.sos en torno a la noxcla (|ue ha escrito y que I'yii llr//rt:v/OT/(10!)()) un hidrólogo conoce a un aboris^cn ameri- es tomada ¡jor auténtica por sus lectores. cano enano (|nc lo guia por los derroteros de las relaciones interpcrsonalcs y a través de un recorrido (|ne incluye dos agenl'-rasure /iiiirir f^irar iilmictlor del /irolilciiiii de lii iiiilniliro cu lilctes del l'T)l asesinados, un vertido lé)xico, una ceremonia reli- mliini. lili /iidhlciiiíi f.s/iirí/iai dr la lllcítiliini roiili'iii/ioráiicii. (ih^unos giosa con ingesta de ])ey<)le y un suicida ine|)to. Más. luí 'llic de cuyos Icciorcs midiimu i/iic los aiilorcs "soslcii^iiii" o "rcs/idldcii" lo II (2007) un escritor encierra en una casncha en Niiexo que /irodiiccii con sii ¡mi/iiii c\¡ici'iciicia.I (¡iic alnliinrs ese rechnuo r México al (|ue cree el asesino de su hija y lo tortura des|)ia(la- jior (¡lié cree que la iiidiisiriii ediloiial ha cedido n éí.' clamcnte (esto no solo es raro, también es bestia). I'nialmenie, Uiieno, existe una larga historia de racismo en la edici(')n en en I Allí MI Sidiiiy (2009), su t'illima nowla, el jirotagonis- los Ivstados Unidos, i'arte del problema esc|ueese racismo no ta no es el actor, ni su padre adoptivo, Ted 'l'urncr, es el empre- solo es practicado por los blancos, sino también por los sario de las comunicaciones y todo se conx icrte cu una bt'is- negros, x a (|ue ambos se encuentraii cu el mismo entorno cul(|ueda de la identidad |)()r |)arte de sus personajes. tural, de modo que lo c|ue unos y otros esperan, eii el caso de Ninguno de eslos títulos está traducido al es|)añol; de un esí'i'itor negro, es c|ue hable de la \ ida cu los o s gnetos " n e t o s y en en hecho, E\-eretl estaba inédito en nuestro idioma hasta (|ue los barrios degradados. No estoy seguro de (|ue esas historias IMackie üooks |)ublicó este año A", la muy buena traducción de no sean auténticas, |)er() lo (|ue im])orla es (|ne eso suele darle .\ larta Alcaraz i Jurgueño de Ernsmc (2001), uno de cuyos cajíí- a los autores v a sus obras una atraccié)n \ un estatns ma\ores. tulos está dedicado a Porrillo, la magnilica novela de Stagg R. Leigh. Naturalmente, Stagg R. I.eigh no existe, jM-ro tam|)o¿Crees que este reclamo ¡lodría deberse a una derla incredulidad¡lor/iarle co existe 'l'helonius l'.llison, el autor (|ue se esconde tras ese de los Icciorcs acerca de si se/iiiede nlili.iar la e\/ierieiicia como nialerial lilepseudónimo; sin embargo, ambos son falsos de l()rma dilé- nmo.',:() qui'jis a un des/ila'junieiilodel inicrés del lector del áinliilo de la reiUe, v uno de ellos es "auténtico" (y hablábamos de rarc/.as). calidad de la ficción leída al de la rida ¡lersniial de sus anlores.' No creo (|ue sea el caso. Más bien creo (|ue es pereza, l)()S. Theloniiis l'>llison es un escritor negro cuyos libros ((|ue |)er(v.a ])or parle del público temor a (|ue sus expeclatixas recuerdan ligeramente al .Nouvcan Ronniii francés y a la narra- se x'can defraudadas: los lectores desean (|ue a(|uello (|ue li\a posniodcrna norteamericana) no son considerados "lo eslán leyendo les resulte c(')modo, c|ue retrate el mundo tal bastante negros" por críticos y editores, {|ue desean (|ue se les como ellos lo conocen, de manera (|ue el mundo siga siendo hable de la ex|)cricncia "auléniica" de ser negro en los ])ara ellos un lugar seguro. Lo gracioso de lodo esto es (|ue, listados l'nidos. Uno de los |)rimer()s, por (;jemi)l(), alirma con esla operación, el estereoti|)o se coiix icrte en la medida sobre una de sus de sus obras (|ue "en la novela, liábilmente de lo auténtico, de manera (lue, a partir de ello, los escritores
que desean ser auténticos, como Thelonius I'^llison en la no\'cla, tienen c[ue imitar el estereotipo j)ara ser creídos. Los lectores tienden la tendencia a identificar aciucllo que cuenta el narrador con la experiencia personal del autor. En una de mis iiox clas, por cjcm])lo, el narradoi' tiene la calveza se])arada del cuerpo, y algunos lectores me han preguntado alguna \'cz si esto estaba basado en mi j^ropia experiencia.
"J¿ iw quería matar /.../, pero aquello por lo que maté, eso soy vo ". ¿(he crees que pasó en la literatura y en la sociedad nortewnericanas para que un libro como Natixr Son pasase de ser incómodo para el sistema a ser deseado por ély de denunciar la vida en los guetos a participar del sistema que fomenta la creación de esos mismos guetos? - La novela es sensacional y tiene el mérito de ser la ¡jrimera \'ez que la experiencia de los jó\-enes negros de los barrios marginales de los Estados Unidos fue reflejada en literatura, l·ls UNA IRRUPCIÓN (1). -\\'ittgensiein: ¿One hacía Bach \erdad que sí relleja el estereotipo, ])cro lo liace creándolo y cuando lo acuciaban las deudas? Derrida: No lo sé. ,'Quc reflejando esa e.xperiencia por ])riniera \'cz en la literatui'a estahacía? W'ittgenstein: Darse a la luga. Derrida: ¿Te refieres a dounidense. Claro que ahora es otra cosa. Piensa en el lenqtie huía apresuradamente ¡íara escapar de las autoridades? guaje de la no\ela dentro de la nox'cla, que el editor de \\'ittgensiein: Bueno, no me reí'ería exactamente a eso. Era un Thelonius Ellison (\' muchos lectores) consideran "auténtico". Ese lenguaje no existe: para crearlo, estuve horas horas juego de ]3alabras. Derrida: Ah, ya lo ])illo." mirando unos horribles talk shows en la tele\isión que utilizan unas ciertas cadencias y ciertas muletillas c|ue supuestamente 'l'Rl'^S. Me pregwüaba de qué forma se presenla en tu vida cotidiana son como escritor esa presión para cpw no solamente des cuenta de tu expe- las que emplean los negros para hablar, pero c|ue es un lenriencia persona! sino tand)ién de la del colectivo o los colectivos a losguaje (pie comijletamente inxentaclo, que es lo ciue yo quería reflejar en la noxcla. ¿V pesai' de ello, la gente estaba convencida de perteneces - Al comienzo de mi carrera había cierta ]iresión ])ai-a que que e.se lengiuye tan coloc|uial sí existía, e incluso estaba asomme conformara y adhiriera al estereotipo, ]5ero nunca cedí a brada de c|iie \'o su|5Íera hablado. "Por supuesto", resjDondía, ella. Pero ahora mismo las expei'talix'as son completamente "cómo no \-o)' a saber hablado si me lo he inventado yo". difereutes: los lectores esperan en la actualidad que yo escriba en contra de ese eslereoti]3() y quizás eso les suceda también a las nuex'as generaciones de escritores, a los escritores a los c|ue les doy clases ahora que son parle de una escena c[uc ya es dilerente a la escena en la que )-o comencé. Por otra ])arte, la anécdota, que cuento en A', de una fiesta en Nue\a \brk a la que asistí (extrañamente, ya que \() no asisto nunca a fiestas) y en la que se me acercó un editor blanco c|ue acababa de rechazar una no\ cla mía sobre Dionisos y me preguntó qué tenía que \ cr eso con ser negro, esa anécdota es real.
UNA IRRUPCIÓN (2). "Rauschenberg: Aquí tienes un papel, Willem. Ahora ]jintanK~ un cuadro. Me da igual lo (|ue pintes o si es bueno o malo. De Kooning: ¿Poi' C|ué? Rauschenberg: 'Jéngo intención de borrarlo. De Kooifing: ¿Por C|ué? Rauschenberg: Eso da igual. /V cambio del cuadro te repararé el tejado. De Kooning: Vale. Circo que utilizaré lápiz, tinta y lá]3Íz graso. Rauschenberg: C¡omo quieras. (Cuatro semanas más larde.) Rauschenberg: Bueno, tu\'e ciiie gastar cuarenta gomas, jjero lo hice. De Kooning: ¿Hiciste qué? Rauschenberg: Boi'rarlo. lili cuadro que me ])intaste. De Kooning: ¿Has boi'rado mi cuadro? Rauschenberg: Sí. De " ¿(hé le respondiste? Kooning: ¿Dónele está? Rauschenberg: Tu cuadro ya no exis- "So le respondí que lo tenía c|ue \er todo. te. li) que c|ueda es mi borradura y el papel, que era mío, ])ara emi^ezar. (Le enseña el dibujo a De Kooning.) De - h'í en algún sitio que Douhleday hizo una oferta en su monwnto para Kooning: Lo has firmado. Rauschenberg: ¿Y por c|ué no? E.s publicar X en una colección de narrativa qfrocunericana llamada mi obra. De Kooning: ¿Tu obra? Mira lo que le has hecho a 'ilarlem Moon". ¿No es absurdo, considerando que X es una novela mi cuadro. Rauschenberg: Buen traliajo, ¿eh? Borrado fue escrita contra la idea de que haya algo parecido a una ''narrativa ajromuy |)esado. La muñeca todavía me duele. Lo he titulado americcma"? - Sí, lo es; de hecho, me ofrecieron un montón de dinero. Yo 'Dibujo borrado'. De Kooning: Muy hábil. Rauschenberg: \ a estaba con\ eneido de c|ue lo hicieron sin haber leído el libro, y lo he x'cndido por diez de los grandes. De Kooning: ¿Has \enme hizo mucha gracia, de modo c|ue lo estu\ e jDcnsando, penj dido mi cuadro? Rauschenberg: No, yo he borrado tu cuadro. des]:)ués, francamente, no me \i ca|)az de hacerle eso a mi obra. Lo cjue he vendido es mi borradura." CUATRO. —"Porciilo" es una reescritura paródica de la novelaCUNCO. A'funciona por la acumulación de fragmentos excénPush de Sapphire (1996), llevada cd cine por he Daiúels en 2009 contricos a la narratix a central)' también gracias al extraordinario el título de Prccious, pero tcunbién, j ' sobre todo, de Nati\'c Son detálenlo ]3ara el n-a\estismo literaiio de su autor, c|uc incorpora Richard I i 'right (1940). la historia de unjoven de veinte años de ungueto a la trama jjarodias de diálogos teatrales, del género dolorosadel sur de Chicago que asesina accidentalmente a una mujer blanca, escamente habitual del curriculum \itae, de textos sobre la j^esca de pa de la policía, viola y nuita a su novia y al ser condenado, exclama: la trucha )• de (~se tijjo de ensayismo posestructuralista cuya
única \irtucl es la ¡nintcligil)iliclacl y que clcspicrla las iras do un ridiculo cn'tico a]x-llidado (íimhcl que amenaza de muerte a l'.llison y le espela c|ue "'la narralixa jiosmoderna xino y se fue, como el \ient(i, y tú te la ]xnTliste" ((jimbel también le dice: "I le inquietado a mis lectores. Los he incomodado. 1 le logrado c|ue cuestionen sus cerlczas liistórícas, culturales y psicológicas alterando las ])lácidas relaciones c|ue habían establecido entre las palabras y las cosas. He lle\ ad() la batalla entre el lenguaje la realidad a su i^unlo crítico. Pero al tiempo que mi arte muere, yo lo creo sin jiroijoncrmelo". "Necesitas un poh'o, tío", le responde l'^llison).
—Mi lórma de e.scribir \ aría, pero creo que trabajo más a la manera de James Jo) ce, con cuadei nos de ideas c]ue tengo siem])re en mi escritorio con los marcadores, los calcelincs y otras cosas. Yo no los \co realmente como fragmentos sino como piezas completas; ])iensa en las obras de Heráclito: no creo (|ue las haya concebido como fragmentos, sim])lcmenIc así era como quería dárnoslas. Además, escribo a mano.
—Me comentabas que también das clases de escritura creativa j de algo que llamas "teoría ¡)ara escritores", (hiisiera que nos explicaras qué es exactamente eso. - - \ e r á s , tengo sentimientos encontrados respecto a las cla.ses escritura creativ a; ]5or otra parte, yo no le enseño a los escri—. es raro en el eoiijiiiilo de lii obra, en la (¡ue sueles partir de lasdeeontores aenescribir, sino a leer como escrilores, les enseño a leer veneiones de ^¡^éneros bien eonneidos por el lector (la novela de deportista Suden de 19H3: la de Vietnam en AN'alk Me lo ihc Distance; la de libros |)ara compríMider cómo funcionan )• (lo que es más raqueros en Cíods (lountiy, la aulobiogrqfia en Olyph, de 1999, la importante) por c[ué fracasan. Pero a lo que me dedico principalmente es a hacer que mis alumnos se burlen de los filósofos historia de un niño sujwrdotado que cuenta su vida r deja testimonio de sus que les doy a leer. A eso lo llamo yo mi "teoría para escritores". opiniones literarias, la novela epistolar en \ Histoiy of the African/\merican peojile (]Dr()|30scd) by Strom Tliurmond, as lold to Pcrcixal E\'erett and james Kincaid de 2004, etcétera). ¿Cómo des-UNA IRRUPCIÓN (Y 3). "W'ilde: Temo por la \oz. Joyce: cribirías las relaciones que estableces con las convenciones narrativas¿Oué de esosquieres decir? W'ilde: Adonde \ a la literatura. Pronto se perderá la \oz, y, ¿qué nos c|ueclai á:'joyce: Páginas. W'ilde: faeneros y por qué las utilizas? ¿Te consideras un parodista? I'jn realidad, no sé realmente si |)arodio las convenciones, ya la trama? Joyce: ¿Qué es la trama, al fin y al cabo? No es más (|ue muchas wees sim]3lemenle las ignoro. C'omo buen herede- que una forma de anunciar la última página. W'ilde: ¿Has saliro del modernismo y esas cosas acepto la parte de artificio cjue do a caminar alguna \'cz durante una tormenia eléctrica cartiene la literatura, y es])ero c|iie los lectores se acerquen a mis gado con un tubo metálico largo? Joyce: No. W'ilde: Deberías libros sabiendo c|uc son algo artificial presidido por conwncio- probario, joyce: ¿Estás enfadado? W'ilde: No, solo estoy anunnes, ]xn'o lo cjuc me itileresa es cjuc a pesar de ello siga habien- ciando la última jjágina." do una historía y cjue el lector se crea esa histoiia ignorando las convenciones. l'Vente a ac|uello que satirizo yo siento una especie de cariño pi imero, pero al mismo tiem]5o \ eo lo ridículo c|ue eso f|uc a mí me gusta ])uede llegar a ser, y desde allí parto.
SEIS. - En W'oundcd (2005) narras los crínwnes contra homosexualesy nativos americanos )' en X el asesinato de la hermana del¡notagonista a manos de los antiabortistas. ¿son ellos ¡mes los nuevos "negros" de la sociedad norteamericana? X es particularmente duro con la narrativa posmoderna a pesar de— No sé si son los nuev os negros, porque los negros siguen sien(¡ue podría ser visto como un petfecto ejemplo de ella, ¿(hié opinas dedo esalos negros y ocupando los esi)acios que siempre ocu])aron. narrativa? Sin embargo, en la sociedad estadounidense hay tantos [ireHiicno, yo me considero un modernista, pero también soy juicios que estos pueden reiiartirse y alcanzan ])ara todos. eonscicnte del tiempo en el (|ue escribo todas estas estructuras narrativ as posmoclernas que están allí y c|iie utilizo joorquc —¿Kn qué modo y en qué grado crees que la comunidad negra ha contrison lo que está en el aire de la época tardocapitalista en la c|ue buido a crear el estereotipo del negro nmrginal )> nmlo? \ i\ imos. A ]X'sar d(" que el contenido de lo c|ue escribo esca])a - Bueno, esos estereotipos (muchos de los cuales v ienen de la de ellas, las sigo utilizando, y lo hago también porque las fron- época de la esclavitucn no se deben a un solo grupo sino a teras entre lo moderno y lo ]K)smoderno y entre lo lineal y lo la sociedad en general, c|ue los utiliza ])ara c|ue las cosas no no lineal no están tan claras como se t ree, al menos no para cambien. En ese sentido, tengo (|ue admitir que la llegada de mí. IVistram Shancly es un buen ejemplo de que lo |)Osmo- un negro a la ]3residencia me hizo sentirme sorprendido por derno está en el corazón de la niíxlcrnidad. Gen-antes tam- la sociedad de mi j:)aís, ya c|ue yo no ¡icnsaba c|ue lucra a bién. Posiblemente lo más posmoderno c|uc puede hacer un ver algo así en mi vida. Pero Obama es un consen ador, lo (|iie autor moderno como yo es llamarse posmoclerno. quizás fuera la única manera de (iiie pudiera llegar al poder. De todos modos, aunc|ue la diferencia entre ambos no es tan —FJ hecho de que tus novelas parezcan partir de una gran cantidad degrande por el li])o de cargo que representan, lo cierto es que lecturas )' tengan esa forma fragmentaria me hace preguntarte por tu métohuir de un presidente tonto a un |)rcsidcnte inleligente siemdo de trabajo. pre es una buena idea. I
GAY TALESE SE COME UNA MADALENA Qm el célebre cronista americano visite Barcelona para presentar la reedición de Honrarás a tu padre (Alfaguara, 2011) puede no ser una sorpresa, pero que entre a un bar de barrio en pleno Example, en traje cortado a la medida, y se zd'ïïipe una pastita de merienda, es cosa digna de contarse. Lo hace Áharo Colomer. Confotos de Aharo Cobmer. 16 Quimera
Un hombre entra en el bar El Sol y el silencio se adueña del lugar. Los obreros se quedan con el carajillo en el borde de los labios, un estudiante se ajusta el pañuelo palestino tal que si fuera una corbata de seda, el camarero esconde el roñoso, mugriento trapo con el que limpia un vaso. Todo el mundo contempla al recién llegado, a ese hombre enjuto como un Quijote y distinguido como un Gran Gatsby, a ese viajero del tiempo que parece haberse escapado de un capítulo de Mad Men: traje diplomático a rayas, sombrero Fedora de tono cremoso, zapatos italianos refulgentes. Pero no se trata de un personaje de ficción, sino de Gay Tálese, el padre del Nuevo Peño dismo, el reportero de los trajes a medida, el articulista que escribió algunas de las mejores crónicas de la historia de la prensa norteamericana. La elegancia de este dandi infunde respeto. Tanto que sorprende verlo, a las doce del mediodía y en el interior de este tugurio, recorriendo la barra a la búsqueda de un tentempié y descartando con la mirada esas patatas bravas, esas croquetas de j a m ó n y esa ensaladilla rusa indignas de un caballero de su fuste. Es lo que tiene la elegancia: con-
vierte la ordinariez en pecado. Tras un rato de indecisión. Tálese se inchna por un paquete de dos madalenas y un capuchino. Después se acerca a una mesa y se saca el sombrero y lo cuelga en una silla situada a sus espaldas, fuera de su ángulo de visión, sin temor al robo, consciente de que la elegancia también coacciona a los ladrones. —Todos los periodistas deberían ir bien vestidos. Es una forma de mostrar respeto a la historia investigada. Nosotros hablamos de la Verdad y la Verdad merece un buen traje. —Pero, señor Tálese, ¿nunca se ha encontrado con una investigación en la que fuera más apropiado ir vestido de un modo más vulgar? —-Jamás. Recuerdo que, cuando me planteé el reportaje sobre la construcción del Puente de Verrazzano ["The Bridge", no publicado en España], tuve que entrevistar a muchísimos obreros, pero lo hice con mi traje a medida porque consideré que la mejor forma de mostrar respeto a aquellos hombres y a sus historias era yendo bien vestido y no tratando de disfrazarme de algo que yo no era. Quimera 17
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Gay Tálese ha venido a Barcelona para promocionar la reedición de Honrarás a tu padre (Grijalbo, 1972-AIfaguara, 2011), una extensa crónica sobre los Bonano, una familia de gángster que dominó Nueva York durante la década de los cincuenta y que, bastante tiempo después, sirvió de inspiración para los guionistas de la serie L·s Soprano. Hace algunos meses Alfaguara también publicó Retratos y encuentros, una compilación de sus perfiles más famosos, entre los que se encuentran los de Frank Sinatra ("Frank Sinatra está resfriado", considerado el mejor reportaje de la historia reciente del periodismo norteamericano), Peter O'Toole ("Peter O'Toole en el viejo terruño"), Mohamed Alí ("Ali en La Habana") y otros de parecida enjundia. Y también se recuperó recientemente "La mujer de tu prójimo", una investigación de "periodismo participativo" sobre la revolución sexual de los 60 que Grijalbo ya editó en 1981 y que ahora, dado el resurgimiento de la figura de Tálese entre nosotros, ha sido rescatada por Debate. Por otro lado, la editorial Alfaguara ya ha anunciado que, a lo largo de los dos siguientes años, publicará el hasta ahora inédito en España The Silent Season of a Hero, libro de crónicas deportivas, y A writer's life, una suerte de memorias periodísticas de la década de los 90. Quedarán inéditos en nuestro mercado The Kingdom and the Power, sobre su etapa como periodista en el The New York Times; Unto the Son, sobre la historia de una familia de inmigrantes italianos; y el libro sobre su matrimonio en el que ahora mismo trabaja. A primera hora de la mañana, invitado por la Associació de Periodistes Culturals de Catalunya, Tálese ha dado una charla en el Colegio de Periodistas de Barcelona, donde aguardaba su aparición un buen montón de colegas vestidos con sus mejores galas. Y es que la elegancia, además de infundir respeto, es contagiosa, y aunque habitualmente los reporteros de esta ciudad parecen no saber dónde guardan la plancha, hoy han pasado por la tintorería en deferencia hacia el recién llegado. Durante la conferencia. Tálese ha hecho una demostración de una de sus características más evidentes: la oratoria. Porque este hombre, además de dar constantes muestras de una educación exquisita, habla por los codos. Tanto que, tras escuchar la pregunta inicial lanzada por el subdirector de la asociación, Sergio Vila-Sanjuán, se ha tomado tres cuartos de hora para responder No obstante, ninguno de los presentes se ha aburrido. En todo caso, lo contrario. Porque hay algo hipnótico en la narración oral que ha hecho de sus inicios tanto profesionales como vitales, haciendo especial hincapié en aquella niñez que pasó en la tienda de ropa regentada por su madre. Allí, con su cabeza apenas asom a n d o un palmo por encima del mostrador, escuchaba las historias de esas dientas que, entre compra y compra, d a b a n b u e n a cuenta de los chismorreos del barrio. 18 Quimera
Mientras su padre se pasaba las horas en la sastrería donde confeccionaba trajes a medida para los hombres gordos de Nueva York - y enseñándole a su hijo la importancia del buen vestir^, Tálese escuchaba las menudas, divertidas historias de aquellas señoras, configurando en su cerebro la idea de que la realidad superaba con creces la ficción, un tópico hoy algo manido que, sin embargo, en aquel tiempo no se oía con tanta facilidad. Tálese ha recordado estas y otras anécdotas ante un público entregado y al término de la charla, cuando ha llegado el turno de preguntas, una mujer de origen cubano se ha levantado, ha soltado una soflama contra Fidel Castro y ha pedido a Gay Tálese que, por el amor bendito, ayude al pueblo cubano. —Pero, ¿qué es lo que me está pidiendo exactamente? - - h a querido saber el americano. — Q u e exija la inmediata desaparición de los Castro. Tálese no se ha inmutado ante la magnitud de la petición. Simplemente ha asentido con la cabeza y ha asegurado, de nuevo con la sonrisa en los labios, que verá qué puede hacer. Es lo que tiene ser un icono del periodismo: que la gente te pide cosas imposibles o que se pone histérica cuando consigue tu autógrafo. Porque eso será lo que ocurra dentro de un rato, cuando cuatro estudiantes veinteañeras pidan al neoyorquino que les firme otros tantos ejemplares de su último título y después, emocionadas, se marchen dando grititos - ' ¡ Q u é guay!, ¡Súper!, ¡Uuuuy!- como si hubieran conseguido la firma de Justin Bieber o Mario Casas. La suerte, al menos para el futuro del periodismo español, es que esos suspiros no irán dirigidos a una estrella del espectáculo, sino a un profesional de la información como Tálese. ***
Después de comerse la magdalena, Gay Tálese se levanta, se encaja de nuevo el sombrero y se dirige al Auditori Blanquerna, donde un centenar de estudiantes de periodismo aguardan su aparición. AlH explicará que, tras Hcenciarse en la Universidad de Alabama, regresó a Nueva York resuelto a convertirse en reportero, consiguiendo u n puesto como recadero en el rotativo The New York Times. Aunque ya había escrito algunas crónicas para periódicos de escasa repercusión, todavía andaba buscando su gran oportunidad, y fue así como en cierta ocasión, paseando por Times Square, reparó en ese rótulo luminoso de la calle 42 donde se imprimían, casi en tiempo real, las últimas noticias. Tálese quiso saber cómo funcionaba aquel artilugio y entró en el edificio y subió las escaleras y alcanzó una buhardilla donde encontró a James Torpey, el encargado de meter las cuñas de madera que luego un órgano convertía en esas palabras que los neoyorquinos
leían desde la acera. La breve nota que Tálese escribió sobre aquel individuo terminó en la mesa del redactor jefe de noticias locales, quien decidió publicarla y quien dio el espaldarazo definitivo a ese joven ambicioso que, ya en aquel entonces, vestía de punta en blanco. A partir de entonces, el norteamericano fue perfeccionando su técnica narrativa y publicando reportajes en el periódico, hasta que llegó un momento en que, dándose cuenta de que necesitaba más espacio para sus crónicas, empezó a escribir en revistas como Times, Esquire, The New Yorker, Harper's Magazine y otras. Sus crónicas no tardaron en hacerse famosas, principalmente por su capacidad de observación, su costumbre de tomar extraños caminos para alcanzar el centro de la noticia y su obsesión por los personajes anónimos, a menudo perdedores, en quienes solía fijarse, como demuestra uno de sus últimos reportajes, consistente en acompañar a Benedicto X V I durante uno de sus viajes al extranjero. En vez de centrarse en la figura del Papa, el cronista quiso fijarse en los rostros invisibles que rodeaban al Pontífice, descubriendo de esta manera que el chófer del Papamóvil acostumbra abrochar los puños de sus camisas con unos gemelos de Playboy. Ahí es nada.
En lugar de centrarse en la figura del Papa, el cronista quiso fijarse en los rostros invisibles que rodeaban Benedicto XVI, descubriendo de esta manera que el chófer del Papamóvil acostumbra abrochar los puños de sus camisas con unos gemelos de Playboy
—Pero, señor Tálese, usted también habrá tenido sus fracasos y, como el resto de periodistas Jree-lance, habrá escrito textos que sus superiores se negarían a publicar. —Sí, claro. Aunque los jóvenes reporteros de hoy en día crean que les ha tocado la peor época para el ejercicio de su profesión, lo cierto es que el periodismo siempre ha sido u n a profesión complicada. Ahora mismo me acuerdo de un reportaje que no quisieron publicarme sobre Lorena Bobbit, la manicurista ecuatoriana que rebanó el pene a su esposo. Cuando viajé al estado de Virginia para cubrir el juicio, descubrí que dos periodistas habían firmado contratos de exclusividad con aquella mujer y, aunque yo escribí una crónica de diez mil palabras sobre el tema, la editora de The New Yorker se negó a publicarla. —Vaya. —Es que eso que llaman Nuevo Periodismo, querido amigo, en verdad siempre ha sido Viejo Periodismo. Quiero decir que al final esta profesión consiste única y exclusivamente en hacer bien tu trabajo y en luchar contra las adversidades. El término Nuevo Periodismo nunca ha acabado de gustar a Gay Tálese. Aunque Tom Wolfe lo señaló como padre de ese género narrativo, y aunque él mismo conoció a algunas de las voces más destacadas del mismo - N o r m a l Mailer, Truman Capote o el propio Wolfe-, jamás consideró que su trabajo abriera nuevas vías en el reporterismo, sino que se limitó a ejercer su oficio con auténtica devoción, sin perQuimera 19
mitir que la mentira se colara en sus artículos, y a pasarse las horas frente al escritorio hasta estar convencido de que cada uno de sus textos estaba francamente bien escrito. —¿Por qué reniega del término Nuevo Periodismo? — N o es que reniegue. Pero considero que, detrás de esa etiqueta, se refugiaron muchos periodistas que no eran sinceros. Y yo creo que la sinceridad es la clave de nuestra profesión. —¿Puede ser más concreto? — M e refiero principalmente a H u n t e r S.Thompson. Siempre sospeché que no era del todo sincero en sus crónicas, mientras que los demás, como Tom Wolfe o yo mismo, teníamos un respeto enorme a la Verdad. ***
para captar los detalles de los reporteros actuales. —Señor Tálese, todo el mundo dice que usted nunca ha escrito ficción, pero me he enterado de que usted escribió, hace muchos años, un relato. Tálese sonríe al escuchar estas palabras. Se diría que agradece que alguien le hable de esto. La prensa internacional ha repetido tantas veces que jamás se dejó tentar por el gusanillo de la ficción que los periodistas repiten el tópico sin contrastarlo. Quizá por eso, en vez de responder, Tálese echa mano al bolsillo interior de su americana y saca una de las famosas cartulinas donde apunta todo tipo de cosas. Porque él no usa bloc de notas, sino unas cartulinas recortadas a partir de los cartones sobre los que suelen doblarse las camisas en las tiendas de cierta categoría. Tálese divide
Después de las dos charlas, Gay Tálese, su esposa Nan Tálese -responsable de la editorial h o m ó n i m a - , Maria Fasce - e d i t o r a de internacional de Alfaguara- y un servidor vamos a comer al restaurante Barceloneta y, tras echar un vistazo al local, el escritor dice: —Fíjese en los camareros. Van impecablemente vestidos. ¿Sabe por qué? —No. —Pues porque en la década de los 60, durante el movimiento hippy, los ricos decidieron disfrazarse de pobres y, al mismo tiempo, empezaron a exigir a sus criados que se vistieran con elegancia. De alguna manera, fue u n a forma de seguir marcando la diferencia. Por eso actualmente, en un restaurante tan caro como éste, podemos ver a los Chentes con téjanos y a camareros vestidos de etiqueta, lo cual, si lo piensa con calma, es totalmente absurdo. Debería ser al revés, ¿no cree? Gay Tálese calla cuando le traen el lenguado a la plancha y, sobre todo, el p a n con tomate. Tan pronto como prueba esta especialidad catalana, abre los ojos como platos y repite, una vez con otra, que es un complemento exquisito. Mientras tanto, su esposa envía y recibe correos electrónicos con su smartphone. — M i mujer siempre está trabajando. Tálese dice esto con resignación, pero salta a la vista que no le gusta que ese cacharro interrumpa constantemente la conversación. De hecho, es famoso su rechazo a las nuevas tecnologías, incluyendo los periódicos digitales, los blogs, los e-readers, los móviles y demás cachivaches hoy presentes en la mesa de cualquier periodista. Pero es que Tálese también despotrica de algo tan antiguo como la grabadora de voz, artilugio al que echa la culpa de la falta de capacidad 20 Quimera
esas shirt-boards en rectángulos del tamaño del bolsillo interior de su americana y a continuación les quita las puntas para evitar que se doblen con el trasiego diario. Así pues, hoy también saca una tira de esas y, todavía sin abrir la boca, escribe unas palabra sobre su superficie: "Getting Even'VMademoiselle Magazine/1967. —¿De qué iba? Tálese tarda unos segundos en contestar. Parece que le hace gracia recordarlo. — E r a la historia de un taxista que recoge a u n a pasajera. Al principio no se da cuenta, pero de pronto repara en que esa mujer es una antigua profesora de la escuela. -¿Y? — Y ya está. Ese era el cuento. —¿No le gustó la experiencia de escribir ficción? —Sí, fue interesante. Pero la reahdad sigue siendo mejor. Qiaizá Tálese tenga razón al considerar que la realidad supera a la ficción, pero no puede negarse que hubo un tiempo, uno que quizá todavía perviva en algún rincón de su espíritu, en que se sintió tentado por la madalena de Proust. Y puede que aún sienta esa picazón en el alma. O tal vez no. Quién sabe. •
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Cordinado por Marta Rebón. Ilustración de Sara Morante. Fotos: Rebón+Mateo.
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La plaza roja es azul S o b r e l a n u e v a literatura r u s a Por Marta Rebón. Foto: Dimitri Sverdlov 22 Quimera
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Intentar trazar en el espacio de un artículo una cartografía de la literatura contemporánea rusa sería una tarea imposible y, por tanto, no pretendo acometerla. Además, ¿qué es la "literatura contemporánea"? Sin duda, un concepto movedizo. Deformando un verso de Wislawa Szymborska, cuando digo "presente" la primera sílaba pertenece ya al pasado. Lo que es contemporáneo es relativo al interlocutor y está acorde con nuestras vidas dentro del sistema cultural. Con todo, me aventuraré a dar algunas pistas sobre cuál es el panorama actual de las letras rusas, en el que conviven la última generación de escritores nacidos en época soviética con las nuevas camadas que llegan pisando fuerte, libres de los fantasmas que hostigaron a sus predecesores. Hoy en día, es evidente que el periodo cultural iniciado con la perestroika - e s a época en que comenzaron a publicarse textos que habían circulado de mano en mano en forma de samizdat (copias clandestinas de literatura prohibida), como en el caso de Vasili Grossman, Solzhenitsin o Bulgákov- está finiquitado. El lector de la perestroika descubría obras del pasado que habían permanecido ocultas, enterradas bajo las toneladas de libros que abanderaron el realismo socialista, pero en la actualidad la cultura soviética queda cada vez más lejos y, como afirma Anna Ljunggren, "ya no sirve como contrapeso estético efectivo o punto de referencia negativo con respecto a la cultura 'real' y, con ello, se debilita el impacto iconoclasta de la literatura conceptualista (que imperó en la década de los noventa), la cual hizo un amplio uso del material de la Unión Soviética", a menudo en forma de parodia. Así pues, la asimilación y el enérgico desarrollo de la experiencia posmoderna choca con la fuerte voz autorial inherente a la literatura rusa y es obvio que ha pasado su cénit. Jóvenes autores con una nueva estética y que marcan nuevas tendencias complacen, asimismo, a un nuevo público lector. Por lo que respecta a las nuevas hornadas de escritores, estos meses, en el marco del año dual Rusia-España, se han producido dos acontecimientos que nos han permitido poner algunas caras a sus integrantes. El primero fue el festival internacional de literatura Gutun Zuria, celebrado en Bilbao, cuya literatura invitada fue la rusa e hizo posible que se congregaran escritores de dilatada proyección internacional (Makanin, Varlámov, etc.) con jóvenes autores para debatir sobre las siguientes cuestiones: ¿Cómo es la literatura postsoviética? ¿Qué relación guardan los autores con la tradición precedente y cuáles son las nuevas perspectivas? ¿Cómo se relacionan con una herencia literaria nacional de enorme peso? Si algo estuvo claro desde el primer momento es que la herencia del absurdo, la sátira y el humor, desde Gógol a Bulgákov, así como la complejidad narrativa de los maestros de la novela rusa, se deja notar, y mucho, en los nuevos autores, de cuya representación se encargaron Lev Danilkin y Román Senchin.
Danilkin, además de haber escrito varios ensayos y la biografía del escritor Aleksandr Projanov, escribe una columna muy popular en el semanario cultural Afaka y es tenido por uno de los críticos literarios más conocidos e influyentes de Rusia, además de ser un reputado traductor del inglés. U n a muestra de su independencia es que no acepta libros para reseñar de las editoriales sino que los compra él mismo. Danilkin fue redactor jefe de la edición rusa de Playboy, que gestiona proyectos literarios ambiciosos. De hecho, la versión rusa de esta revista ha organizado certámenes de relatos que han tenido un gran seguimiento. Las opiniones de Danilkin son categóricas y rotundas y, por ello, tal vez se trate del critico más temido de Rusia: "Paso olímpicamente de difamaciones ideológicas, de chorradas conmemorativas, de actos de presión a favor de 'nuestros' escritores y de maltrato hacia los escritores extranjeros, en lo que se ha venido a llamar 'funcionamiento normal del medio literario'. Escribo sobre los escritores refíriéndome directamente a sus textos vivos, y no critico ni comento la opinión de otros criticos". Román Senchin, inédito en España, nació en Sibèria en 1971. Distinguido con varios galardones, es uno de los escritores jóvenes más prometedores de Rusia. Tras acabar la enseñanza secundaria, fue a Leningrado y luego sirvió en las tropas de frontera en CareHa. Entre sus obras, traducidas al francés y al alemán, sobresale su novela autobiográfica Mirm, un retrato de una generación de treintañeros de provincia. Minus, apodo de Minusinsk, es una ciudad de Sibèria donde Senchin vivió en la década de 1990, época en que la economía de mercado golpeó con fuerza a la gente corriente y dejó a muchas personas fuera del mercado laboral, entre eUas a sus padres, empleados que se vieron forzados a adoptar la forma de vida campesina. Con un lenguaje rico, describe a un grupo de jóvenes provincianos, desilusionados y sin aspiración alguna, que busca refugio en las drogas. Según Senchin, sus personajes representan a la mayoría de jóvenes de las provincias de Rusia. Por el contrario, a los padres, la generación de la idealista década de 1960, los presenta, pese a todo, como supervivientes, aunque a menudo esto significa abandonar sus profesiones para ocupar puestos de trabajo de baja categoria, cultivar sus propios alimentos o dedicarse al comercio callejero. Todo ello lo describe desde las bambalinas de un teatro rebosante de vida donde el protagonista trabaja como tramoyista, dato, éste también, autobiográfico. Uno de los principales atractivos de la prosa de Senchin es su representación sumamente visual, casi fotográfica, de la gente, los acontecimientos y la historia local, capaz de arrastrar al lector a la vida de esa ciudad provinciana de Sibèria con un presente atenazado por la miseria. Sabe cómo transmitir la melancolía, ver el dolor, la angustia y el aburrimiento sin grandes aspavientos retóricos. El otro hecho que nos ha acercado a la literatura actual de Rusia ha sido la publicación de la antología de cuentos El Quimera 23
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segundo círculo, integrada por escritores distinguidos con el Premio Debut, una iniciativa impulsada con capital privado y que anualmente concede premios a autores menores de 25 años. En la renovación del panorama de las letras rusas el papel que ha desempeñado este galardón no es para nada baladí. Nóvaya Gazeta ha calificado el Debut como "el único premio capaz de abrir una brecha tan proñinda a través de todos los diversos estratos de la mente rusa." Estrenado en el año 2000, está contribuyendo sobremanera a que autores que eran niños cuando se desmoronó la URSS y que no conocieron la Guerra Fría tengan una plataforma mediante la cual catapultarse a la arena literaria. Esto es especialmente importante en un país que apenas cuenta con distribución de libros fuera de Moscú y San Petersburgo. Como dice Olga Slávnikova, escritora y directora del premio, al principio los círculos literarios rusos lo recibieron con escepticismo por estar dirigido a autores tan jóvenes, pero ahora se ha convertido en todo un referente y "la nueva generación de autores, ya sean poetas o narradores, se conoce en Rusia con el nombre de 'La generación Debut'". Así como a principios de los noventa el premio Booker, trasplantado de suelo británico a tierras rusas, proporcionó un notable impulso a la novela rusa, el Debut se ha vuelto fundamental y ha logrado su propósito de contribuir a fijar en la literatura la experiencia única de enfrentarse por primera vez a la vida adulta. Además, desde 2010 la Fundación Pokolenie (Generación) desarrolla el programa internacional del Premio. Su objetivo es presentar la nueva Literatura rusa al público internacional y, para ello, encarga traducciones a los principales idiomas de las obras tanto de finalistas como de ganadores, además de hacer participar a los autores en ferias y festivales internaciones del libro. Para presentar la edición española de los premios Debut, estuvieron en España Alisa Ganíeva, Alekséi LuManov e Igor Savéliev. Alisa Ganíeva, que firma bajo el seudónimo masculino Gulá Jiráchev, tanto porque describe el mundo eminentemente masculino de Daguestán como para esquivar los prejuicios existentes contra los escritores que como ella ejercen la critica literaria, ganó la última convocatoria con un relato que ha sido calificado de "viaje gogoliano a Daguestán" y que desató una fiierte polémica en su tierra natal. En el relato muestra en toda su aspereza la realidad daguestaní, la miseria, la violencia y el extremismo religioso, pero con detalles coloristas y sensuales que nos dejan percibir el aroma del coriandro, los efluvios que emana la carne colgada de ganchos, el bochorno y hacinamiento de los bazares de Majachkalá. Para Ganíeva, es importante transmitir con fidelidad la vida de los jóvenes daguestaníes, cuya vida es agitada en el plano social: sus conversaciones, su jerga, sus inquietudes, preocupaciones que a menudo son bastante complicadas, dada su índole política y religiosa. No obstante, su meta no es hacer critica social sino describir una realidad que conoce de primera mano, y lo hace sin olvi24 Quimera
darse del sentido del humor. ígor Savéliev, periodista y filólogo nacido en Ufá, habla en su relato "La ciudad pálida" de la práctica del autostop, de jóvenes que viajan por todo el país en compafíía de gente fortuita, basándose en sus experiencias personales. Por su parte, Alekséi Lukiánov, de profesión herrero, en su novela corta Alta presión describe con gran sentido del humor el drama que se vive en las zonas industriales en la decadencia postsoviética. Los protagonistas son gente sencilla, obreros, que han de afrontar situaciones complicadas y logran resolverlas con dignidad. Entre los ganadores del Premio Debut, aunque no recogido en la antología, cabe destacar también a Arkadi Bábchenko, cuya colección de relatos La guerra más cruel publicó Galaxia Gutenberg. Con dieciocho años y siendo estudiante de derecho, Bábchenko fiie reclutado por su gobierno para participar en la primera campaña militar en Chechenia. Con un estilo directo, en primera persona, nos presenta el infierno de la guerra en el Cáucaso. Su Hbro se lee como un ejercicio literario del horror bélico, y su autor, desde el dolor y el peso de la propia supervivencia, teje la cruda realidad de los miles y miles de jóvenes rusos que participaron en dichas campañas. El microcosmos del ejército ruso en territorio hostil sirve casi de radiografía de un Estado renacido de las cenizas del colapso, un Estado injusto, despiadado y dispuesto a ofrecer en sacrificio a sus jóvenes por unos réditos políticos ante la impasibilidad de la población civil. En la experiencia chechena de Bábchenko resuenan múltiples ecos de la tradición de la literatura testimonial y, en particular, destacaría que pone el foco en un conflicto algo opaco al lector español por la información sesgada que ha ofrecido el gobierno ruso siempre y que sólo voces solitarias transmitieron sin paliativos. "La guerra, como una lija, desoUa todo lo falso y superficial que hay en un hombre, muestra su núcleo y deja al descubierto su verdadera esencia"; tras la visión directa del horror conradiano, desde la convivencia con los maltratos diarios durante la "instrucción" militar hasta la carniceria cuerpo a cuerpo, las venganzas entre bandos, las minas y la metralla, "el cuerpo logra regresar" y el superviviente tiene que reaprender a vivir y más cuando "no puedes creer que aquel horror acabara como si nada, sin ningún tipo de consecuencia". Entonces surge la necesidad de escribir, de recordar, del tributo a la muerte de los compañeros que no volvieron. La escritura o la vida: "Los renglones se van sucediendo, uno tras otro, bañados en litros de vodka, y tanto la muerte como la locura se abrazan a ti, te empujan y dirigen tu boKgrafo. Y tú escribes sin parar, aúUas de impotencia y de angustia, las lágrimas corren por tus mejillas... Entonces comprendes que nunca deberías haber regresado de ese lugar". Bábchenko epiloga la serie de relatos reunidos dando voz a los supervivientes que deambulan por Moscú, en los metros, sin entender la normalidad: "Y no somos nosotros los que pertenecemos a una generación perdida, sino ellos, los que nunca han combatido", la población civil que les ignoró y para quienes una media verdad es suficiente.
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violencia espiritual y el sufrimiento", que para la autora rusa constituyen la principal preocupación, "recurre al lenguaje corpóreo, físico". En todos los relatos encontramos esa vacilación entre lo racional y lo sobrenatural que define, según Todorov, lo fantástico. En los relatos del ciclo "Canción..." siempre nos vemos ante la ambigüedad de la interpretación; pueden ser leídos como informes de alucinaciones, de locura o desilusión que sufre el protagonista. En el ciclo "Alegorias", en cambio, encontramos cuentos futuristas, de ciencia ficción... U n holocausto posnuclear, reminiscencias de Chernóbil, etc. El tema de la muerte recibe un tratamiento diverso en el ciclo "Réquiems". Es excepcional el relato "Los dos reinos" en que el tránsito de la vida a la muerte está narrado como un viaje en avión: "Al principio volaron a través de un paraíso celestial, tan hermoso como cabria imaginarlo, a En cuanto a los autores veteranos, los que cuentan con una través de un glorioso panorama azul, por encima de las nubes trayectoria internacional, han ido llegando, aunque de manera parcial, a nuestras librerias. Es el caso de Liudmila encrespadas. La azafata no era de su tierra, sino que provenía Ulítskaya, Vladímir Sorokin, Víktor Pelevin, Liudmila del lugar al que se dirigían: llevaba un maravilloso traje de Petrushévskaia, Boris Akunin o Alekséi Varlámov.Me centra- lino sin botones y las bebidas que servía tenían, en su mayoré en dos autores con novedades recientes en nuestras librerí- ría, un gusto foráneo. Los pasajeros, del primero al último, as, Liudmila Petrushévskaia y Vladímir Sorokin, y en otro dormitaban fatigados, y l i n a , a medida que iba recorriendo las filas de asientos de la parte trasera del avión, se sorprendía escritor inédito en España, Mijaíl Shishkin. De Liudmila Petrushévskaia nos llega una antología de de lo mucho que se parecían unos a otros, con sus caras cetriretratos. Érase una vez una mujer que quería matar al bebé de su veci-nas y su pelo negro idénticamente peinado". La protagonista na (Atalanta, 2010), en la formidable traducción de Fernando se va acostumbrando a estar muerta y poco a poco olvida a su Otero. Es una selección de algunos relatos pertenecientes a familia, mientras que el mundo del más allá está espléndidavarios de sus ciclos más notables, donde se mezclan lo fantás- mente concebido como un reino extranjero. Petrushévskaia es tico y lo sobrenatural. Del ciclo "Canción de los eslavos orien- una de esas escritoras que desde la primera frase de cada uno tales" nos presentan cuatro relatos que siguen las convencio- de sus relatos te deja sin aliento. Sólo cabe esperar que en adenes del género ghost story El fantasma vuelve para acabar lante se sigan publicando sus obras en español.
U n último aspecto que destacaría de la nueva literatura rusa es la importancia que ha tenido Internet en su desarrollo. Como dice la agente literaria Galina DursÜiofF en el epílogo de Cuentos rusos (una antologa), ed. Simela, "la relevancia de Internet para la literatura rusa no puede ser infravalorada. [...] Es precisamente en la red, donde, hoy en día, se fraguan las carreras literarias y los lectores jóvenes se introducen en la literatura." Muchos nuevos escritores (Andréi Guelasimov, Serguéi Bolmat, Oleg Postnov, etc.) irrumpieron en la escena literaria de ese modo, y Dursthoíf explica el caso de Serguéi Bolmat, un total desconocido cuando se publicó en Internet su primera novela, Clic. "En Moscú y en San Petersburgo se podía ver a chicas con disquetes de la novela colgados del cuello con una cadena".
algún asunto inconcluso y adopta el aspecto de ser vivo hasta De quien se ha ganado fama de ser el enfant terrible de las que desaparece, generalmente cuando lo inacabado se com- letras rusas, Vladímir Sorokin, un autor al que a menudo pleta o se lleva a cabo una buena acción que permite descan- acompaña la polémica, nos han llegado en fecha reciente El sar al espíritu inquieto. La primera vez que se publicaron en día del Opríchnik y El hielo. Cuando inició su carrera en los años Novi Mir llevaban el subtítulo de "Sucesos moscovitas" ochenta lo acusaron de escribir "literatura del mal", los lecto(Moskovskie sluchai) y unas frases introductorias donde expli- res reaccionaban de una manera muy emocional a sus textos, caba que el sluchai es un subgénero del folclore urbano. Esta lo cual no es algo que moleste a Sorokin, que ha declarado más idea se ve confirmada por las localizaciones urbanas donde se de una vez que sus obras están concebidas para suscitar una desarrollan los cuentos. Con este ciclo, Petrushévskaia se reve- fuerte impresión. En Rusia fiie acusado de escribir para rusóla como una buena conocedora de Moscú. Cuando habla de filos occidentales buscando el éxito comercial mediante el su método de trabajo afirma que "siempre va con su libreta a escándalo. Pero, según ha declarado, para él la literatura no es todas partes y cada vez que se le ocurre una idea u oye una un templo. En su obra indaga sobre la violencia, sobre por qué frase que la sorprende se detiene y la escribe. La calle, la el ser humano no puede dejar de matar: un misterio, para él, plaza, la playa, ahí es donde trabajo. Entre la gente. Sin que que siempre trata en sus libros. Toda la historia del siglo X X las personas lo sepan, me dictan temas, a veces incluso frases es la historia de la violencia total, de la violencia basada en la enteras". Según Lesley Milne, eso es lo que confiere a sus rela- ideología. Sorokin nos recuerda que cuando una persona mata tos esa textura lingüística tan magnífica en que se mezclan a otra es asesinato, pero cuando lo hace el Estado es doble asevarios registros: el de la burocracia oficial, la jerga técnica y sinato. El Estado mata no sólo a las víctimas, sino también las periodística, el pathos literario, los coloquialismos y la sintaxis abnas de las personas que cometen el homicidio. Cuando el incorrecta del discurso apresurado... Helena Goscilo ha Estado dice: "Mata, te permito matar", hace de esa persona demostrado que Petrushévskaia se abstiene de toda mención un verdugo legítimo. Para él, el tema de la violencia es un tema a la espiritualidad y al alma y, en su lugar, para expresar "la inagotable. Toda la trilogía de El hieh constituye una discusión Quimera 25
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sobre el s. XX. Sorokin, que trabajó en ella durante cinco años, aborda en sus páginas la idea de la selección: cualquier práctica totalitaria está basada en la selección, una división del mundo entre "nosotros" y "ellos". La idea se le ocurrió en Japón, donde enseñaba lengua y literatura rusas. Era un julio tórrido, y comenzó a pensar en el hielo. Una vez acabada la novela, estuvo un año sin poder escribir nada nuevo. Se dio cuenta de que debía seguir trabajando en la segunda y en la tercera partes. El hielo es la reacción decepcionada de Sorokin a la civilización contemporánea. Según el autor, es aterrador que todas las ciudades comiencen a parecerse entre sí y que las personas, a pesar de hablar lenguas diferentes, vistan de la misma manera y consuman productos idénticos. La completa unificación de la humanidad está en marcha. El ciudadano medio del que dependían los regímenes totalitarios -gente con un potencial mediocre y exigencias mediocres- ha triunfado. La trilogía de Sorokin, que no se restringe geográficamente sólo a Rusia, nos interpela sobre este tema. En cuanto a El día del opríchnik, es una descripción del horrible reinado de Iván el Terrible, pero conectado con el futuro de Rusia. En palabras de Sorokin, cualquier fenómeno de la historia rusa que no haya descrito en la literatura está todavía vivo. En la novela presenta la situación hacia donde cree que se está moviendo la Rusia contemporánea: el autoaislamiento, la inmersión en el pasado, la visión de que el mundo europeo es hostil. Así, hacia el 2028 se construye la Gran Muralla de Rusia detrás de la cual hay una nueva Rusia cuyo pasado se convierte en su futuro. En tal situación, el Estado no es capaz de salir adelante sin sus fieles esbirros. En el libro, los oprichniki vuelven a nacer en el s. XXI. Por último, un autor ruso que desde 1995 reside en Zúrich. Mijaíl Shishkin (Moscú, 1961) ha trabajado como profesor, periodista y traductor. En 2000 obtuvo el Premio Booker ruso por su novela La toma de Izmail. En Rusia ha sido objeto de enconadas criticas, entre ellas, aparte de la "poca legibilidad" de sus textos, la de que por vivir en el extranjero no tiene derecho moral para escribir sobre Rusia. En sus novelas, un intento de recrear una realidad completa y global, se mezclan épocas y pueblos, medios y estratos sociales, personajes y prototipos históricos, acontecimientos bien conocidos y vidas individuales. La razón de escribir de ese modo, según declara Shishkin, es que escribe para poner su texto en contraste con el mundo en el que se encuentra. "Si este mundo es gigantesco, enorme y disonante, tengo que ponerlo en contraste con algo que sea no menos enorme o gigantesco, pero armonioso". Así lo ha hecho en su elogiada novela El cabello de Venus, la primera obra del autor traducida al alemán que acaba de obtener el premio internacional Haus der Kulturen der Welt. En ella encontramos una confluencia polifónica de muchas voces con diferentes tonos y discursos. Aunque el resultado puede dar la impresión de fragmentariedad, a Shishkin lo que le interesa es la unión armoniosa del conjun26 Quimera
to. En El cabello de Venus hay varias épocas: la Antigüedad, el inicio del s. XX, el presente. En cuanto al marco geográfico, aparece toda la brutalidad de la vida en Rusia: la Revolución, la Guerra Civil, los campos, el ejército, los orfanatos, los tiroteos criminales, operaciones en Chechenia y, por supuesto, el horror de la vida cotidiana, pero no se limita únicamente a Rusia, sino que ésta encaja como una pieza más dentro de la vastedad del mundo. Tres Kneas arguméntales tejen la trama: la historia de un intérprete que trabaja en el servicio de inmigración de Suiza, las terribles historias de los refugiados rusos y los diarios de la cantante Isabela Yurieva. Desde aquí no me queda sino lanzar el guante a alguna editorial española para que se anime a publicar las obras de este sólido escritor. Son muchos los autores que quedan sin tratar por razones de espacio. Pero, a modo de conclusión, definiendo a grandes rasgos la literatura postsoviética, se podría decir que es el resultado de una amalgama completa de métodos y visiones que se alejan cada vez más de la herencia soviética. Cuando la literatura de masas embistió a Rusia, primero en forma de importación de superventas occidentales, luego con la proliferación de novelas policiacas y románticas, se habló, precipitadamente, de la muerte de la literatura rusa. También se agotó el tiempo de las novelas conceptualistas de los años noventa, todo un alarde de ironía, parodia, remakes y revisión de los discursos del poder. Como dice Alisa Ganíeva, con la llegada de las nuevas generaciones la literatura postsoviética se convierte en la nueva literatura rusa a secas. No hay una ruptura con el legado anterior, que cuenta con obras logradas en el campo del postmodernismo y del conceptualismo, pero se han superado los complejos y lo que ahora importa a los nuevos autores es explorar un nuevo material, sin necesidad de echar continuamente la vista atrás. •
BIBUOGRAFÍA CONSULTADA Y UBROS RELACIONADOS
—WAA. Cuentos rusos (una antología). Ed. Símela. —Liudmila Petrushévskaia, Erase una mujer que quería matar al bebé de su vecina, ed. Atalanta. —Arkadi Bábchenko, La guerra más cruel, ed. Galaxia Gutenberg —Vladímir Sorokin, El día del opríchnik j El hielo, ed. Alfaguara —WAA. El segundo círculo^ ed. La ota orilla. —Svetlana Maliavina, El postmodernismo en la prosa rusa de los 90. —Vasili Aksiónov, Una saga moscovita, ed. La otra orilla —Mijaíl Bulgákov, Salmos y otros cuentos inéditos, ed. Neusky Prospects —Kristina Rotkirch, Interviews with Russian Wríters, ed. Olas —Katia Metelizza, Nuevo abecedarío ruso, ed. Demipage
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LAS PÁGINAS ROJAS Trece msófilos nos regalan este directorio de indispensables contemporáneos de la literaratura rusa
\ V~
PARTE
DE
LA
ORACIÓN. J O S E P H
BRODSKY.
ED.
VERSAL. BARCELONA, 1 9 9 1 . TRAD. AMAYA LACASA Y RAMÓN BUENAVENTURA.
A pesar de su brevedad, Parte de la oración constituye u n a de las puertas de entrada imprescindibles para acceder al vastísimo territorio temporal y espacial que abarca la poesía de Joseph Brodsky. "El exilio te conduce de la noche a la m a ñ a n a adonde te llevaría toda u n a vida llegar", escribió en cierta ocasión. Y, en efecto, bajo sus versos palpitan tonos y metros que trascienden la tradición poética rusa, desde los clásicos (Derzhavin o Baratinski) al Siglo de Plata (Mandelstam, Ajmátova y su admirada Tsvetáieva), y que integran en la misma medida a Horacio y a Ovidio, a Jorge Manrique y a J o h n Donne, a Czeslaw Mitosz y a W. H. Auden. U n a voz personalísima, tan
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trágica como contenida, que eleva el exilio a categoría metafísica y estética, sin renunciar a cierta ironía, p a r a configurar u n a nueva tradición elegiaca postmoderna. Pero, ante todo, un poeta de u n a musicalidad y perfección formal asombrosas: "Si existe alguna deidad p a r a mí, es el lenguaje". Patricia Gonzalo de Jesús. Eslavista, traductora de checo, eslovaco, ruso e inglés. E L DÍA DEL OPRICHNIK.
VLADÍMIR SOROKIN.
ED.
ALFAGUARA, 2 0 0 8 . TRAD. DE YULIA DOBROVOLSKAIA Y J O S É MARÍA M U Ñ O Z ROVIRA.
El día del oprichnik (2006) es una sátira política sobre la Rusia de Vladímir Putin y su camarilla de oligarcas y de antiguos miembros de los servicios secretos, los siloviki. La acción de la novela, sin embargo, transcurre en el Quimera 27
2027, con una Rusia aislada de la Europa occidental por una Gran Muraüa y gobernada por un Soberano omnipresente, gracias al control tecnológico, y omnipotente, gracias a sus agencias de seguridad, entre las que destaca su guardia personal de oprichniks, denominados así en honor de la guardia personal de Iván el Terrible. A lo largo de la obra, Andrey Komyaga, uno de esos oprichniks, nos cuenta una de sus jornadas de trabajo. El día comienza con el ajusticiando de un noble que ha perdido el favor del Soberano y termina con la celebración de u n a gran orgía en compañía de otros opricniks. Involuntariamente cómico cuando nos relata sus obligaciones laborales y nos describe las características del régimen implantado por el Soberano, Komyaga consigue caerle bien al lector a pesar de ser quién es. Mérito de Sorokin. Gógol y Zamiatin habrían aplaudido, a buen seguro, tras la lectura de El día del oprichnik.
rusas a los colosales lienzos históricos, los descensos al infierno del alma, la orfebrería emocional o la sátira mordaz, muchas otras especies literarias pueblan sus abismos. Sirva de ejemplo El heredero de Calcuta (publicada en 1958), extenso relato del topógrafo y periodista R ó b e r t Shtilmark; (Moscú, 1909-1985); lo más parecido a la clásica novela de aventuras "a la inglesa" que probablemente se haya escrito en ruso. Pocos motivos del género faltan en esta vibrante historia - c o n nobles piratas y pérfidos negreros, mercaderes ingleses e hidalgos españoles, islas desiertas y diabólicos pactos-, ambientada en el siglo X V I I I en costas y mares de medio mundo.
Lino González Veiguela. Periodista rusófilo. CABALLERÍA ROJA. ISAAK BÁBEL. ED. CÍRCULO DE LECTORES, 2 0 0 4 . TRAD. DE RICARD SAN VICENTE.
El propio escritor cuenta la anécdota en "Autobiografía". En 1916, tras publicar sus primeros textos en Létopis, Gorki recomienda a Bábel que se "mezcle entre el pueblo". Obediente, entre 1917 y 1924 Bábel es soldado en el frente rumano y periodista en Petersburgo, se alista en el Ejército Rojo de Budionni y acopia material para dos obras nacidas del asombro ante la vida y sus gentes: Cuentos de Odesa y Caballería Roja. La crítica acusó a Bábel de preciosismo, lirismo y biblismo. Leyendo Caballería Roja uno sólo puede admirarse ya no de la imbecilidad de los críticos, sino de la estúpida adhesión que su ceguera concita aún hoy. Bábel dinamita puentes, une tradición y vanguardia, hace correr la sangre y las estrellas, levanta cumbres todavía insuperadas ("La muerte de Dolgushov", "Konkin", "El hijo del rabino") y nos regala el pasmo que provoca el suceso más radical del siglo: la Revolución Rusa de 1917 y sus consecuencias. U n libro único: atroz, desopilante y bellísimc Ricardo Menéndez Salmón. Escritor, critico cultural. E L HEREDERO DE CALCUTA, RÓBERT A . SHTILMARK. (INÉDITO EN ESR^ÑA).
Toda gran literatura nacional es cifra y compendio de la literatura universal. Aunque asociamos las letras
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El heredero de Calcuta, el extenso relato del topógrafo y periodista Róbert Shtilmark (Moscú, 1909-1985) es probablemente lo más parecido a la clásica novela de aventuras "a la inglesa" que se haya escrito en ruso.
O b r a , pues, netamente novelesca redactada en circunstancias no menos novelescas: sentenciado en 1945 a diez años de reclusión p o r "agitación contrarrevolucionaria", su autor fue enviado a u n campo donde su superior, otro condenado, le permitió eludir las tareas más penosas a cambio de escribir una novela, siempre que la firmaran a medias y se la dedicaran al camarada Stalin, en la esperanza, baldía, de obtener así el indulto. Fernando Otero. Profesor universitario y traductor literario de ruso y polaco.
PETU
CAMINO AL REINO DE LOS CIELOS.
KURÁYEV.
ACANTILADO,
2008.
MIJAÍL
TRADUCCIÓN
DE
JORGEFERRER.
En el irregular paisaje de la literatura postsoviética - w o r k in progress que se va haciendo mayorcito-, he distinguido siempre a un devoto cultor del sacerdocio que es haber nacido en San Petersburgo y narrar esa ciudad amasada por la literatura como pocas otras: Mijaíl Kuráyev. He tenido la dicha de leer casi todo Kuráyev y el privilegio de traducir algunos de sus libros. Es decir, que lo he leído como leemos los traductores: en la cama, la butaca y de pie ante páginas que son espejos; a n d a n d o por los hbros como quien emprende excursión en la que le va la vida. La luz de la prosa de Mijaíl Kuráyev es u n a que parece acrisolar todo el peso de la tradición heredada a la vez que proyecta u n a voz hteraria a espacios que, me gustaría pensar, son los que ocupará la literatura rusa futura. Voces que asoman desde el pasado totalitario p a r a insertarse en el relato de u n a literatura centenaria. Petia camino al reino de los cielos es un libro mayúsculo donde el horror del G U L A G es narrado por la figura siempre patética, entrañable y sofisticada del "tonto del pueblo". No conozco inmersión más aguda, más tremenda, en la sima del totalitarismo estalinista.
adquiere una fuerza casi mitológica en Habla Memoria, la deslumbrante novela autobiográfica en la que Nabókov aborda con ánimo de entomólogo su peripecia vital en la Rusia de los zares, desde su nacimiento hasta los 18 años, cuando el golpe bolchevique lo desenchufó de su país. Si Tolstói es el sol y los demás escritores rusos son satélites "bombilla", Nabókov se gana pulso en esta novela su derecho a ser la luciérnaga de la hteratura rusa por esa electricidad viva que chisporrotea en el cableado de sus renglones. Sus escarceos con su primera novia T a m a r a en las salas egipcias del Ermitage ("entre las vitrinas de escarabajos") o la p a p a d a gelatinosa de su nana suiza Madmoiselle, que lo recriminaba "con esa vocecita de ruiseñor que salía de su cuerpo de elefante" van encendiendo una por u n a las farolas de gas de aquel San Petersburgo prerrevolucionario. Con la luna infantil como "espejo retrovisor de la fantasía", Nabókov regresa sesenta años después de su éxodo en busca del fuego primigenio de su hteratura, de la chispa que encendió su prosa de altos vuelos, ardiente y perfecta como un cohete Soyuz. Si J u a n José Millás piensa que toda frase es "un circuito eléctrico" y que "cuando accionas el interruptor, la frase se tiene que encender", entonces Habla Memoria parpadea como un desconcertante árbol de Navidad en el ocaso negro de la Rusia blanca.
Jorge Ferrer. Traductor del ruso y escritor. HABLA
MEMORIA.
VLADÍMIR
NABÓKOV.
Daniel Utrilla. Rusófilo desde que le alcanza la memoria, trabaja como corresponsal en Moscú para el diario El Mundo.
ED.
ANAGRAMA, 1 9 8 8 . TRAD. DE ENRIQUE MURILLO
PNIN.
VLADÍMIR NABÓKOV.
1994,
ED.
ANAGRAMA,
TRAD. DE ENRIQUE MURILLO.
Nabókov, u n a luciérnaga entre las bombillas. U n día Vladimir Nabókov irrumpió con arrestos de cowboy en el aula donde impartía literatura a sus alumnos norteamericanos y se puso a encender u n a por u n a todas las luces de la clase mientras proclamaba: "ésta es Gógol, ésta es Turguénev, ésta es Chéjov...". Finalmente abrió las cortinas de p a r en p a r y cuando la catarata de sol inundó toda la clase sentenció: "...Y este es Tolstói". La anécdota arroja luz sobre esa visión preciosista de la vida y de la literatura que tenía Nabókov, tan aficionado a cazar al vuelo metáforas deslumbrantes como esas mariposas que persiguió con pasión pueril desde que en junio de 1906 (a los siete años) el conserje de la casa familiar le entregó un macaón amarillo con manchas negras que había atrapado con su gorra. La captura de su primera mariposa (animales en los que descubriría después "los mismos placeres no utihtarios que buscaba en el arte")
Toda la obra de Nabókov es u n a gran enciclopedia sobre lo ruso en su acepción más global y en Pnin coinciden sus principales obsesiones bajo un impagable filtro de h u m o r y compasión. El autor de Lolita utihza aquí la autoparodia más inteligente al servicio de u n a demoledora comedia universitaria que enseguida trasciende el campus del Waindell College p a r a indagar en las condiciones en que se consolida la sociedad n o r t e a m e r i c a n a c o n t e m p o r á n e a . La de Timofey Pnin es u n a biografia que vale por todas las historias de la literatura y convierte al desvalido y al mismo tiempo soberbio ayudante de lengua rusa en un personaje esencial de la narrativa del siglo X X . La clamorosa inadaptación de este emigré en los E E U U de los años 50 es también la crónica de u n largo desencuentro entre los rusos y la m o d e r n i d a d occidental y le permite a Nabókov ajustar cuentas con la medio-
cridad, la envidia y otras lacras que h u b o de soportar nivel de La suerte de Jim de Kingsley Amis, o Intercambios antes de que el m u n d o entero reconociera toda su de David Lodge, que provoca la risa del reconocimiento, de la sorpresa, del simple placer, a cada página. N o grandeza. Víctor Andresco. afirmaría que es la novela más importante de la última Traductor, editor y critico literario, fue director del Instituto década, pero sí que resulta imprescindible como indiCervantes de Moscú (2004-2008). cador de la recuperación en la literatura rusa de ciertos valores que se habían perdido; sobre todo la posibilidad, perdida entre tantos Shalámov o Solzhenitsyn, de ÉRASE UNA VEZ UNA MUJER QUE QUERÍA MATAR AL no tomarse a sí mismo demasiado en serio. BEBÉ DE SU VECINA. L I U D M I L A P E T R U S H É V S K A I A . James Womack. Poeta, traductor y editor de Nevsky Prospects.
ATALANTA, 2 0 1 0 . TRADUCCIÓN DE FERNANDO OTERO.
Liudmila Petrushévskaia (Moscú, 1938), prosista, poeta y dramaturga, es u n a de las autoras más reputadas y leídas en la Rusia actual, y esta antología de cuentos, en la excelente traducción de Fernando Otero, es una b u e n a muestra de su escritura seca, cruda, incisiva y a la vez extrañamente armoniosa. Sus relatos son pavorosos y fascinantes al mismo tiempo: su m a n e r a de retratar la sórdida realidad soviética o postsoviética y las torturadas relaciones humanas de sus habitantes, a la vez que su capacidad de explorar el lado irracional o místico de la vida, confieren a la prosa de Petrushévskaia u n a autenticidad inquietante. Los personajes de sus cuentos son mujeres y hombres desgraciados, huraños, pobres hasta la miseria; pueden ser madres solteras con hijos problemádcos o bien hijas o hijos abandonados por los padres; muy a menudo no encajan en el mundo, viven en los pisos comunales, se pelean con sus compañeros de piso o con sus propias famihas, enloquecen o se suicidan. Sus historias podrían parecer fantasías tétricas e inverosímiles, pero la pluma segura y hábil de Petrushévskaia nos hace pensar que lo mejor de todo, dentro de los hmites de la ficción, es que son reales. Xenia Dyakonova. Poeta, traductora y crítica literaria. Imparte clases de literatura en l'Ateneu Barcelonès. LIUDI
V GOLOM
(2010).
ANDRÉI
ASTVATSATÚROV.
E L Z O O TRÁGICO (TRAGÍCHESKI ZVERINETS, LIDIA ZINOVIEVA-ANNIBAL.
ED. NEVSKY
1907).
PROSPECTS,
2011. Las memorias ficticias de Zinovieva-Annibal destilan la brutal belleza de la vida rural en la Rusia prerrevolucionaria, u n a infancia rica en imágenes, sensaciones, y con espacio p a r a la crueldad y el dolor, la hermosura y el descubrimiento de la vida sensorial y sensual. Miembro destacado del más importante grupo de simbolistas de la conocida como edad de plata de las letras rusas, su prosa es un descubrimiento feliz, cargada de empatia p o r el m u n d o que describe, pero encontrando sus resquicios más oscurecidos mediante una inaudita capacidad de concreción minimalista y de justeza expresiva que recuerda en su voluntad expresionista a la prosa de la inglesa Virginia Woolf. Las zonas más oscuras de la infancia son así reveladas j u n t o a u n a investigación de las dificultades encontradas durante sus años formatives por la mujer del fin-de-siècle. U n a importantísima voz femenina que personificó en su escritura la transición entre la prosa reahsta decimonónica, hacia el a b a n d o n o de su inherente romanticismo en pos de u n a exploración literaria más auténtica y sensorial de la vida que la rodeaba. Marian Womack. Escritora, traductora y editora de Nevsky Prospects.
(INÉDITO EN ESPAÑOL).
Después de la deprimente década de los noventa, la resurrección de la Hteratura rusa en el siglo veintiuno es algo muy agradecer. Es evidente que los autores contemporáneos tienen la necesidad de negociar con su pasado, de buscar u n camino entre las reglas sofocantes de la época socialista y la completa libertad que marcó la caída de la URSS, pero dicho camino es difícil de encontrar. Por esta razón destaco la novela Liudi v golom (Gente desnuda) del joven peterburgués Andréi Astvatsatúrov, u n a historia humorística, picaresca, autobiográfica, u n a novela de la vida universitaria al 30 Quimera
ESPLENDOR
Y MISERIA
DE LA LITERATURA
RUSA.
SERGUÉI DOVLÁTOV. ED. AZBUKA, SAN PETERSBURGO, 2 0 1 0 . (INÉDITO EN ESPAÑOL).
U n a elipsis injusta (y algún paréntesis): a Dovlátov lo expulsan un día de la facultad de filología de Leningrado y veinte años después está en el Russian Samovar (256w/52nd, NYC), borracho de vodka con raspberry (americana), delante de Andrew (Chacal) Wyhe y de Linda (New Yorker) Asher, intentando hablar un inglés que no domina, entender un inglés
resistente. Eso es este libro: confusión (además de 25 artículos y conferencias sobre literatura, rusa, pero sin patria). Confusión, porque quién es él (y sin Brodsky a ú n menos) p a r a hablar de Dostoievski, si al escribir sobre este no puede evitar hacerlo sobre Vonnegut; quién p a r a hablar de escritores rusos en exiho, se tiene que preguntar primero si "¿una o dos literaturas?"; quién p a r a lamentarse, si cuando empieza tiene que n o m b r a r a Shalámov, Dombrovski y G r o s s m a n . Confusión y filología y vida, p a r a resumir la literatura rusa (la buena y la mala, basta de flores), que, Dovlátov intuía, se escribirá (otra elipsis) en inglés, from U S A with love. Paul Viejo. Es traductor del ruso, editor y escritor.
aleja cargando su cruz hacia la e m p i n a d a cuesta del Gólgota, donde morirá entre dos ladrones. Tras h a b e r completado su educación espiritual a manos de su patrona, Ignatich p r o c l a m a r á - c o m o el centurión r o m a n o - que en verdad M a t r i o n a pertenecía a los justos. Otros, en cambio, se repartirán sus pocas posesiones haciendo escarnio y renegando de ella, y unas pocas mujeres se reunirán p a r a cubrir con u n sudario su cadáver lacerado. U n a de ellas - c o m o M a r í a M a g d a l e n a - llorará en especial su pérdida. ¿ C ó m o p u d o tan potente y nítida imagen - l a pasión y muerte de C r i s t o - escapar al censor? M a t r i o n a culmina, en un cruce de vías, su vía crucis p a r a expiar nuestras culpas. Ella es el justo sin el cual no se tendrá la aldea ni Rusia entera. Enrique Fernández. Vernet es traductor del ruso y fotógrafo.
Si Tolstói es el sol y los demás escritores rusos son satélites "bombilla", Nabókov se gana pulso en esta novela su derecho a ser la luciérnaga de la literatura rusa, por esa electricidad viva que chisporrotea en el cableado de sus renglones.
LA CASA DE MATRIONA. ALEXANDR SOLZHENITSYN. TUSQUETS EDITORES, JUNIO 2 0 1 1 . TRAD. DE ENRIQUE FERNÁNDEZ VERNET.
Solzhenitysn nos n a r r a el regreso a la aldea, a la Rusia eterna. Ignatich, el n a r r a d o r realquilado de Matriona, acabará comprendiendo que no es u n a simple campesina, sino u n a santa, o incluso más. C u a n d o Ignatich ve a M a t r i o n a por última vez, ésta se
C H E V E N G U R . ANDRÉI PLATÓNOV. CÁTEDRA, 2 0 0 9 .
Chevengur es u n a fotografía de la tragedia de la guerra, del horror de la crueldad. Es también u n a llamada a la revolución, al cambio. En el camino hacia su revolución personal y literaria, Platónov trabajó el medio tanto como el mensaje. Consideraba totalmente imposible que un pueblo, utihzando u n a lengua del pasado, pudiera avanzar hacia u n a sociedad socialista, por lo que estimaba totalmente imprescindible modificar el código lingüístico y crear u n a lengua rusa adaptada a la nueva realidad. Lejos de los clichés decimonónicos y de la prosa altisonante de reminiscencias eclesiásticas de los clásicos rusos y de muchos de sus coetáneos, Andréi Platónov parece e m p r e n d e r algo que va más allá del acto literario. La prosa del autor transmite imágenes y sensaciones del inconsciente. Si se intenta comprender el valor hteral de lo que Platónov dice, si se intenta analizar su contenido como si fuera un texto literario más, es más que probable que uno se sienta obligado a desistir y que considere su objetivo poco menos que imposible. Sin embargo, si hace una lectura relajada, casi automática del texto, si lo lee como si lo mirara, es probable que su mente llegue a recoger el valor profundo de la creación del autor. C o n t r a todo pronóstico, la lectura de Platónov exige un grado considerable de relajación mental. No hace falta mantener la atención, la tensión: el juego de tensiones está incluido en la lectura. Miquel Cabal Guarro. Traductor del ruso.
DOSSIER
ALISA GANÍEVA "Para renovar el sistema, primero hay que hundirlo..." Bajo el pseudónimo masculino de Gulájiráchev, la escritora daguestaní mpieza a construir una obra desafiantey transgresora que ha generado más de un escozor entre sus compatriotasy ente los lectores de la Rusia central.
ENTREVISTA Y FOTOS DE FERRÁN MATEO
—Naciste en Gunik, un pequeño pueblo de Daguestán, hiego te mudaste las realidades de la vida adulta. Bien por mi trenza larga, bien a la capital, Majachkalá,y ahora vives en Moscú. ¿Podrías hablarnos de por mi aspecto caucásico, la policía me paraba a cada instanestos cambios grandesy radicales en tu vida, no sólo en el sentido geográte y me retenía durante largo rato en comisaria. Lo que les fico, sino también en el personal? turbaba, sobre todo, era mi apellido, pues en aquellos años —En realidad no nací en Gunib, aunque pasé allí los prime- aún vivían las terroristas Ganíeva, unas hermanas de ros años de mi vida y fui a la guardería. Pasar de vivir en un Chechenia. Al mismo tiempo, el sinfín de impresiones vividas poblado de montaña a una ciudad supuso para mí, desde y la sensación de total libertad hicieron de ese tiempo en luego, un gran choque. Tuve que comenzar a ir a una escue- Moscú un periodo sumamente hermoso. la en Majachkalá donde no hablaban mi lengua natal, el ávaro, sino el ruso, que por aquel entonces yo desconocía. —¿Cuándoy cómo nació tu interés por la literatura? Para el lector espaDebido a mi falta de dominio de la lengua y a una gran timi- ñol, que no conoce apenas Daguestán, puede parecer que allí no se dan las dez inherente a mí, el modo de relacionarme con los otros en mgores condiciones para dedicarse a esta actividad. esas nuevas condiciones resultó difícil. El cambio de —Pese a lo que se pueda creer, en Daguestán hay una fuerte Majachkalá a Moscú fue mucho más fácil, aunque durante el tradición literaria, siempre ha contado con poetas brillantes. primer año todavía me distinguía mucho de mis compañeros El problema es que ahora, a causa de la desaparición de la de curso por mi ingenuidad infantil y el desconocimiento de lengua y la degradación general, las nuevas generaciones ape32 Quimera
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nas conocen a los autores antiguos. Por ejemplo, mi abuela recitaba de memoria poemas enteros en ávaro, pero yo no los conozco. El hecho es que la enseñanza de la literatura daguestaní en las escuelas de la república tiene un nivel muy bajo. En cambio, la literatura rusa tal vez sea la asignatura más importante de la escuela. Constantemente se organizan olimpiadas y concursos de creación literaria. En este sentido, lo realmente negativo de Daguestán es que no se tiene la menor idea de cuál es el proceso literario real y en los mostradores de las librerias, debido a la mala distribución, escasean las novedades y los ensayos. Este es un problema presente en todas las provincias rusas.
do tu mirada personal, como "extranjera", para enfrentarte a la realidad de una gran metrópolis como Moscú? —Mi prosa sobre Daguestán es la obra de un autor-personaje de nombre Gulá Jiráchev. Distingo rigurosamente lo que escribo basándome en el Cáucaso, que firmo con ese seudónimo, de mis artículos periodísticos, reseñas y mis cuentos semünfantiles, herederos de los textos de Carrol! y del vanguardista ruso Danül Jarms. Es una división particular de la conciencia. Sobre lo que no me atrae escribir ahora mismo es Moscú. He leído demasiada prosa contemporánea (especialmente de jóvenes) sobre la capital rusa y es posible que me haya intoxicado ligeramente.
—Has ambientado en tu tierra natal los dos relatos que aparecen en El —¿Qm significa ser un joven escritor en Rusia? Y especialmente en segundo círculo. ¿Tus escritos é ficción se ambientan por lo general Daguestán. ¿Yser una mujer escritora? en Daguestán porque es tu principaljiiente de inspiración? ¿Has utiliza- —Ser "joven escritor" se ha convertido prácticamente en una Quimera 33
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marca. En esto ha desempeñado un papel importante el premio Debut para autores menores de veinticinco años, establecido en el año 2000. En la última década ha crecido toda una generación de veinteañeros y treintañeros, muy diferentes por método artístico, recepción y estilo, pero unidos por motivos temáticos y estados de ánimo comunes, como el enajenamiento, la protesta o el escapismo. En cuanto a lo de ser mujer escritora, en Rusia se suele utilizar el término "prosa femenina" como sinónimo de literatura ligera, superficial, destinada únicamente a mujeres. Existen ciertos prejuicios y eso fue lo que me llevó a adoptar un seudónimo masculino. En Daguestán siempre han abundado las poetas y se da la circunstancia de que no se hace distinción entre "cantante" y "poeta". En el pasado, había también plañideras que improvisaban sobre las tumbas y mujeres que distraían al público durante las bodas. En general, componían lírica amorosa, la sociedad respetaba su quehacer y en el ámbito de la moral cotidiana se les permitía a veces ir más aUá que al resto. Las poetas en Daguestán han gozado y gozan del aprecio general, aunque las nuevas generaciones apenas las conocen.
obstante, no me quedaba otra. Para renovar el sistema, primero hay que hundirlo... Pero al mismo tiempo no me atreveria a afirmar que en el Cáucaso mi relato no ha gozado de aceptación en absoluto. Lo condenan, lo critican, pero lo leen, lo buscan en Internet, discuten sobre él en los foros. En la Rusia central el interés por mi obra también es heterogéneo: algunos ven con gran simpatía ese "país exótico", otros declaran directamente que ese tipo de literatura les resulta indiferente. Tal vez, en medio del empeoramiento de la xenofobia que se produce a diario en Rusia, muchos quieran conocer cuál es nuestro "esquema mental". En realidad, nuestros esquemas mentales son diferentes, pero no puede olvidarse el fuerte trasfondo histórico que nos une y las duras vicisitudes compartidas del siglo X X .
—Cuando escribes sobre Daguestán, ¿eres consciente de que necesitas hacer, en cierta medida, un trabajo adicional para presentar tu tierra al lector? Ofreces una tranche de vie de un día en una ciudad de Daguestán: los mercados, la intimidadfamiliar, una boda, la vida de la calle, las bardas, la estructura social. ..Al leer "Salam, Dalgat", me dio la sensación de que era una larga secuencia filmada en el que la tensión —¿Por qué escolte el relato "Salam, Dalgat" para presentarte en el del relato va en aumento. ¿Cómo b planeaste? cursaba la escuela secundaria, bajo la influencia del ámbito de la literatura para adultos? ¿Cómo ha sido recibido en Rusia—Cuando y, poema "Eugenio Oneguin", de Pushkin, comencé a escribir sobre todo, m Daguestán? —"Salam, Dalgat" es un relato corto pero muy denso. Allí he un poema sobre la vida que me rodeaba en Daguestán. Sólo introducido casi todo lo que es posible decir en pocas pala- llegué a escribir las primeras dieciséis estrofas. Durante bras de una parte de Rusia que, por alguna razón, no se per- muchos años, el deseo incumplido de dotar de vida a la concibe como tal. En la literatura rusa, ya en tiempos de Tolstói temporaneidad del Cáucaso del norte, familiar para mí, fue o de Lérmontov, existía una prolífica tradición de cómo des- poco a poco madurando, sin que yo me diera cuenta. Luego, cribir el Cáucaso. El carácter poético del Cáucaso (el impe- con indolencia y sin orden ni concierto, traté de escribir sobre tuoso río Terek, las cimas nevadas) constituye un cliché que el Cáucaso durante año y medio. Di a leer el borrador a mi decidí obviar. Probablemente ésa sea la razón de que el rela- marido y me dijo que escribía de un modo inexpresivo y abuto suscitara una indignación tan violenta entre mis paisanos rrido. Al escuchar sus observaciones, me di cuenta de repente lectores. El estereotipo según el cual se presentaba el Cáucaso de que el texto debía consistir en vagabundeos y encuentros, había quedado roto. Por entre la admiración y el éxtasis ante como el Ulises de Joyce. Borré todo lo escrito y en menos de un esa tierra, se deslizó una realidad árida, no demasiado agra- mes escribí todo de nuevo bajo el título de "Salam, Dalgat". dable. Yo muestro el Majachkalá contemporáneo, sin adornos, degradado, y los lectores de mi tierra (entre ellos, también mis padres y parientes cercanos) dan la espalda a esa realidad y ponen el grito en el cielo: "No, no, en nuestra tierra todo va bien"). Por lo demás, no he cargado las tintas, he atenuado muchos aspectos. En la obra no se muestra el terror de la sangre ni escenas de violencia; al contrario, hay mucho humor. Las criticas más comunes que recibí de los lectores son las siguientes: "Es una blasfema. Traiciona a su patria. Saca los trapos sucios a relucir". Si bien la gran madre Rusia ya fue "desenmascarada" en tiempos de Radíschev y Gógol, en Daguestán la conciencia arcaica no se ha quebrado, la literatura y la poesía son sagradas y los textos son canónicos. Creo que muchos de mis lectores compatriotas ni siquiera entienden por qué les indigna mi texto, no son capaces de ver que he roto un código de percepción inculcado en ellos. No 34 Quimera
—En los "Demonios" explicas una realidad dura de Daguestán. Puedes hablarnos un poco de ella. Parece que hay una gran tensión entre hs viejos ritosy la cultura moderna... Esto se ve, por ejemplo, en la vida de los jóvenes en que se mezcla el viejofolclore con el uso de tel^onos móvilesy el deseo de poseer cosas de marca, coches... —Daguestán es un lugar único porque allí hay muchas cosas prohibidas y al mismo tiempo todo es posible. Reglas de conducta rigurosas y rasgos de totalitarismo político conviven con una insólita libertad de expresión, de indulgencia y de tolerancia nacional. En este lugar durante cientos de años vivieron codo con codo más de cien nacionalidades y se derrumbó Kteralmente un modo de vida milenario, destruyendo prácticamente la conciencia nacional y la cultura local. La revolución bolchevique, la nacionalización de las tierras, la colectivización, la deportación, la migración forzada de los
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montañeses a la llanura y luego la perestroika, la guerra en Chechenia, el cese total de las empresas industríales, el paro de la comunicación ferroviaria con Rusia: es imposible que todo esto no influyera en la mentalidad de sus habitantes. Por ejemplo, cuando estoy en Gunib subo a una montaña de difícil acceso, rodeada por barrancos abruptos y lúgubres peñascos. En el s. III a. G, en estas rocas vivía gente que comía con tenedores. Ahora esa gente ya no está, el viejo poblado ñie transferido a la fuerza y mis contemporáneos cada vez se olvidan más de sus raíces. Escribo sobre esta tragedia de pérdida, pero no directamente, no en forma de llanto o de elogio, sino fijando de un modo sobrio los cambios más desagradables. Mis lectores no deben cerrar los ojos a ellos. En general, el Cáucaso tiende a un eclecticismo en el que se mezclan la jovialidad con la barbarie, las cruces y los rosarios con los bíceps. En Daguestán, las personas cada vez son más religiosas, pero de modo muy diferente. Se encuentra de todo: desde la fe semipagana en milagrosas inscripciones árabes aparecidas en el cuerpo de un bebé hasta la comprensión profunda de la filosofia oriental. Simplemente, la religión es una llave que lo explica todo, hasta la menor bagatela: "si vives mal, irán a por ti, restringirán tus derechos, pero basta con observar todas las prescripciones del Profeta y obligar a los que te rodean a observarlas para que el mundo mejore hasta un punto insólito". Las leyes laicas se desacreditaron definitivamente, por eso la gente busca sostén en las leyes del Corán. En particular, las personas poco instruidas o muy jóvenes, impresionables y románticas. Dejan a sus familias, abandonan sus proyectos y se marchan a los bosques para matar a los "renegados de la fe", en primer lugar a los policías. Su objetivo es alcanzar un estado islámico independiente en el Cáucaso del norte en que se viva según las leyes de la sharia. A mi modo de ver, semejante escenario seria mucho más funesto que la confusión total imperante hoy, caracterizado por la corrupción y la hostilidad mutua. — ¿Qué nuevas oportunidades te ha brindado el precio Debut? — Recibir el premio Debut me ha permitido nacer como narradora, me ha permitido publicar un libro, me ha ofrecido la oportunidad de ser traducida a varias lenguas extranjeras y conocer a un sinfin de personas interesantes. ¡Es una experiencia que no tiene precio!
—Por las declaraciones de Olga Sláonihva, escritoray directora del Premio Debut, parece que hay una red literariafuerte gracias a Internet. Háblanos un poco de elh. Pero ¿cuál es la realidad más allá de Internet en Rusia? Para el lector español, ¿cómo describirías la escena literaria en Rusia? — E n realidad, todos nos leemos unos a otros por Internet. En Rusia, durante los últimos años, ha aparecido toda una serie de recursos electrónicos de literatura. Por lo que respecta al proceso literario real, éste se concentra casi totalmente en Moscú. Los clubes literarios, los premios, las presentaciones... Todo ocurre en su mayoría en la capital... Hay una centralización salvaje. Y no sólo en cuanto a la literatura se refiere. Los cambios de década siempre van acompañados de renovación. Me parece que nos encontramos en pleno proceso de regeneración de los géneros (en prosa, por ejemplo, han surgido las novelas-tebeo, etc.) Se trabaja de manera intensiva (a menudo desde un punto de vista antiutópico) el futuro y el pasado históríco (no sólo el imperial y el soviético, sino también el más reciente, el de los años noventa). El género de no ficción coincide con la ultraficción (ciencia ficción) a veces en un mismo texto. Las generaciones de escritores veteranos (Ulítskaya, Makanin, Slávnikova, etc.) conviven con las nuevas, y lo "supernuevo" se distingue notoriamente de lo anterior por su ausencia total de la memoria de la perestroika, es una nueva conciencia. —¿Cómo explicarías el desconocimiento de una literatura tan consolidada como la española en Rusia? — C a b e decir que la literatura latinoamericana es muy popular en Rusia y por lo que respecta a la española... de traducir la buena literatura se ocupa la revista Literatura extranjera y la editorial homónima. En la Facultad de Literatura, hay, por ejemplo, un departamento de traducción literaria, pero, mientras yo estudiaba, que yo sepa no había un departamento de hispánicas. Y es una pena, porque con mucho gusto leería a mis contemporáneos. Por ejemplo, a los escrítores españoles con los que nos encontramos en Barcelona (Jon Bilbao, Rubén Martín G., Pablo Muñoz y Sergi Bellver).
—¿Cómo definirías la literatura postsoviéticay qué relacióntienenlos nuevos autores con la tradición anterior? — L a literatura postsoviética es una búsqueda de estilo y una mezcla total de métodos. En los años 90 se alimentó de la —¿Cómo es el proceso de publicar en Rusia para losjóvenes escritores?tradición soviética anteríor, dando a luz a un sinfin de jue— A los jóvenes autores en Rusia les resulta dificil que les gos, parodias y reformulaciones posmodernas, a veces muy presten atención. Creo que como en todas partes. El impacto logradas. Ahora, con la llegada de las nuevas generaciones, de ganar el Premio Debut es una de las pocas posibilidades de la literatura postsoviética se está convirtiendo en nueva liteobtener un análisis crítico profesional, conseguir que publi- ratura rusa sin necesidad de "post". No significa que la quen tus textos. La existencia de este premio ha democratiza- conexión se pierda (no se puede perder), sólo que el comdo la institución de las prestigiosas revistas Hterarías rusas. En plejo ha sido superado, se comienza a trabajar con material los años 90 prácticamente no publicaban a "jóvenes", ni quie- nuevo, contemporáneo. Comienza a vaticinarse el futuro sin mirar con dolor el pasado. I ra leían sus manuscritos y ahora todo eso ha cambiado. Quimera 35
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La conjetura de Perelman Un adelanto exclusivo de la novela de Juan Soto Ivars que será publicada en noviembre por Ediciones B. En palabras del autor: un delirio pulp en torno al matemático ruso Grigori Perelman.
1. Hace una hora que las máquinas quitanieves limpiaron la pista número cuatro. El avión aterriza en el Aeropuerto de Pulkovo 2, San Petersburgo, dejando en el asfalto dos cremalleras negras. Dentro viajan 156 pasajeros procedentes de Varsòvia. Allí hicieron escala dos norteamericanos. Uno de ellos es alto, demasiado robusto, parece uno de esos árboles que abarrotan su tronco de nuevas capas, de gruesas venas y tendones vegetales. Así el cuello. Así los brazos y los dedos. El traje barato le sienta como una armadura, y los zapatos dejan en el suelo huellas de bota. Lleva en la cara las marcas de la viruela, y cuando sonríe sus labios desaparecen encima y debajo de los dientes y su mirada de ojos azules y pequeños se achina. Ahora sonríe y mira al otro con sus ojos de punta de alfiler. Su compañero de asiento es un tipo más joven y extremadamente delgado. Mirada femenina entre pestañas largas, ojeras orientales, tiene una boca voluptuosa, como de actriz italiana. La voz acompaña en cierto modo a la forma de mirar: sibilante, escurridiza, limpia de carraspeos. Algo cargado de espaldas, viste con descuido y lleva permanentemente un anorak naranja con cuello de peluche sucio. Uno de los puños se deshilacha, y sus dedos, de uñas esmeradas, juegan constantemente con las briznas. —Quiero otro —dice el más alto. Su voz es muy ronca. —Hay que administrarse, hermano. —No hemos venido para ser tacaños. El encorvado da pequeños tirones a los hilos de su manga. Uno se desprende, lo hace una bolita entre los dedos y luego se mira la palma. —^Visitemos a la Vieja. —Sigues con eso. —Hermano, nunca está de más. Una sonrisa de dientes parece dar permiso a la propuesta, el más alto es el jefe del otro. La pasarela mecánica desliza a los dos hombres lentamente. Conocen el aeropuerto. Conocen la ciudad, y hablan en ruso casi todo el tiempo. —Pero cuéntame otro. 36 Quimera
2. —¿Por qué sonríes? -preguntó su madre, y acto seguido se arrepintió. En una décima de segundo la encharcó el miedo a que su pregunta borrase la sonrisa del hijo, a haber sido la mano que despierta de un sueño apacible. Pero él continuó en silencio y su sonrisa no se movió ni un milímetro. Conílisa, la madre salió de la cocina y lo dejó solo. Conocía bien a su hijo aunque él estuviera casi siempre callado. No había sido un chico huraño y receloso toda la vida, había recuerdos cálidos y amables, fotografías del niño con su uniforme de los Pioneros capturando una carita alegre, momentos gloriosos cuando el estudiante despuntaba y cuando se convirtió, a ojos de todos, en un genio. Y además, una madre puede adivinar todo lo que el hijo calla. En cualquier momento. Sin embargo, la sonrisa de su hijo no había desaparecido a la noche cuando, cuatro horas después, ella volvió a la cocina. No había papeles escritos en desorden sobre la mesa, como era habitual, y todos los cubiertos estaban en su sitio. Después de hacer estas comprobaciones la madre se acercó a su hijo lo suficiente como para ponerlo en guardia, pero su sonrisa no se movió. Continuaba esa extraña expresión de júbilo tranquilo. La madre acercó una mano a la cara del hombre, gesto que había ocasionado gritos y broncas interminables las últimas veces, y la sonrisa seguía ahí. La madre tocó la cara del hijo e inspeccionó con las suaves yemas de los dedos el pKegue feliz e incomprensible de la boca, acarició la barba rojiza y asquerosa que se negaba a lavar ni a dejarse lavar, e incluso estuvo tentada a introducir los dedos en la boca para tocar los dientes, pero logró detenerse a tiempo. Dio dos pasos y lo miró desde el otro lado de la cocina. Ahí estaba su hijo. Sonriendo sin parar, sin pestañear, una mueca de alegría como no había sucedido allí dentro en un año. —No sé por qué estás tan contento, Grísha, pero sólo puedo decirte que me alegro. Me alegro por ti. Entonces, el hijo miró a la madre fijamente. Se movieron hacia ella los ojos y la madre sintió un cálido abrazo sin cuerpo. La sonrisa continuaba, la sonrisa no se detenía, un chorro de felicidad secreta recorría el cerebro de Grigori Perelman. La madre
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sintió que las lágrimas llegaban ya a los ojos y, por no importunar al hijo, salió de la cocina y trató de llorar en silencio. Fuera lo que fiiera lo que hacía sonreír a su hijo seguía allí, invisible y callado, imagen indeleble sólo para él, en la cocina. Mientras la madre lloraba sin saber muy bien por qué, aquella sigilosa presencia transparente mimaba a Grisha y lo acunaba, y era una felicidad buena y no mala, porque logró tocar la cara del hijo (¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se dejó tocar?) y él no la expulsó. Así que la madre, sin comprender, había compartido con el hijo esa brizna de sonrisa y ahora lloraba de felicidad. Sabía que en la cocina, a unos pasos, al otro lado de la puerta entornada, vivía la sonrisa del hijo. ¡Qué más puede esperar una madre después de tanto tiempo de incertídumbre constante! Quizás era el inicio una nueva fase Grisha, se dijo la madre. Después de rechazar la medalla y algunas otras condecoraciones y cargos, Grisha entró en la fase irascible y madre e hijo tenían frecuentes peleas. El solía decir cosas de las que más tarde se arrepentía, pero durante la fase irascible jamás pedía perdón. No fiie hasta su fase lamentable que empezó a lloriquear y a decirle, como cuando era pequeño (muy pequeño, pues desde niño pareció adulto), aquellas lacrimosas palabras: "Mamá, por favor, te quiero". Era una fase desagradable pero al menos podían hablar, podían entenderse y cualquier cosa que la madre dijera al hijo abrumaba su corazón y le hacía lloriquear y pedir perdón. Pero nada dura eternamente. La fase lamentable dio paso, paulatinamente, a la fase silenciosa, en la que poco a poco iban desapareciendo todas las palabras y las muestras de emoción y que sumió la casa en una extraña pero agradable tranquilidad. Grisha llevaba un año en aquella fase y solamente con el maestro tenía monotemáticas charlas. La madre, celosa, le detestaba. El maestro se llamaba Kurmonov y había sido un gran matemático. Grisha crecía y crecía, su sombra traía un invierno a los despachos y acabó enfrentado a muchos de sus maestros. Pero no a él, que era otro heterodoxo. Seis meses atrás, reapareció para ofrecer a Perelman un trabajDlo abstracto, secreto e incomprensible. Algo relacionado con investigaciones de números para una organización independiente. Los extremos se atraen. La fase silenciosa de Grisha funcionaba para todos excepto para Kurmonov, y seguramente en esa exclusividad encontró el oiguUo del maestro cobijo para las charlas. Para Ludmila, Kurmonov no era más que un borracho. Cuando Kurmonov bebía, se preguntaba si era uno de esos genios borrachos. Cuando estaba sobrio, se preguntaba con quién podía tomar un trago. Aunque Grisha no probaba el alcohol, Kurmonov salía haciendo eses de casa y alguna vez había vomitado en el pasillo. Por estas razones, la madre tenía esperanzas de que aquella sonrisa fuera el final de la fase silenciosa, el inicio de la fase sonriente y que las visitas del maestro Kurmonov se redujeran drásticamente. Daba igual el dinero. Pero ¿qué había provocado el cambio? Aquella mañana, Grigory Perelman hizo lo de siempre. Sus
ojos se abrían maquinalmente a las seis en punto, como si un reloj interno sonase atronadoramente. Al incorporarse, ya tenía la misma expresión que conservaría todo el día. No había jamás cara de sueño en el desayuno aunque durmiera sólo dos horas. Cuando rechazó la medalla Fields y ya le fue imposible dormir, la madre y él fueron a visitar al doctor Schkolvsky y éste le recetó un potente somnífero. —^Estas pñdoras son capaces de tumbar a un siberiano, — bromeó el doctor, y la madre rió apresuradamente porque Grisha había penetrado en la fase irascible y podía dar alguna mala respuesta. Sin embargo, las pñdoras del doctor Schkolvsky fracasaron hasta cierto punto en su misión. Grisha lograba dormir dos horas y pasaba el resto del tiempo encerrado repasando sus anotaciones matemáticas, tan complejas que la madre era incapaz de seguirlas. Puesto que ella fue también una importante matemática en la URSS, aquel galimatías que se había aposentado en la mesa de estudio del hijo la preocupaba especialmente. ¿No cabía la posibilidad de que se hubiera vuelto loco y todo aquello no fiiera más que un delirio? Un día, cuando ella se atrevió a sugerírselo a Grisha, él montó en cólera (fase irascible) y destrozó todos los papeles. Ni las lágrimas ni los ruegos de la madre lograron frenar aquella tormenta, de modo que a partir de ese día la madre comprendía que quizás su hijo hubiera perdido el norte, pero que sería mejor aceptarlo y tratar de hacerle la vida más fácil. Por eso ni siqmera le hablaba casi nunca, por eso le dejaba ir a dar paseos y, cuando venía el antiguo maestro a visitar al hijo, eUa les dejaba solos para que charlasen de números hasta bien entrada la noche. Así que aquella mañana, tal y como era su costumbre, Grisha salió a dar un paseo por el barrio anodino de Kúpchino. Ludmila agarró el ejemplar del Pravda del día anterior: el presidente Golia tumbó a un oso que había penetrado en los jardines de su residencia con sus propias manos. Tiró el periódico al suelo y volvió a pensar en su hijo. Sus salidas solían durar cinco o seis horas y los vecinos, acostumbrados a su carácter indescifrable, le miraban pasar y estaban atentos por si el hombre quería saludar. Aunque en los últimos tiempos también estos saludos (limitados a un leve movimiento de cabeza) habían sido casi borrados de la existencia, esperaban para verlo pasar: Grísha recorría el barrio arriba y abajo hiciera calor o helase. Incluso con nieve hasta las rodillas, ignoraba las advertencias de su madre, se abrigaba y salía a caminar. Los nuevos habitantes del barrio, ya habituados a su presencia huidiza, le llamaban Molchainie y no faltaba quien pensase que era un mendigo. ¿Qué había ocurrido entonces en aquel paseo? ¿Por qué al regresar a casa se encerró Grisha en la cocina, en contra de su costumbre, y se quedó sonriendo en la mesa de aquella forma tan extraña? Cuando llegó el silencio de la noche y el hijo se fiae a dormir, la madre se quedó sola y extraños pensamientos con forma de enigma vinieron a visitarla. ¡Curioso que la madre del Quimera 37
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genio que descifró la conjetxira de Poincaré esté desvelada tratando de resolver un enigma igualmente blindado contra la comprensión! Pero por más vueltas que le daba, imposible acertar una senda en aquella oscuridad impenetrable. Así que la madre bebió unos tragos de agua y tomó una de las pastillas recetadas por el doctor Schkolvsy. Antes de darse cuenta, estaba dormida, aquellas dos almas solitarias y taciturnas dormían en el interior de la pequeña casa igual de anodina que las demás. Su último pensamiento, ya en el bogar del duermevela, fue un propósito: al día siguiente, sin que Grisha se diera cuenta, ella lo perseguiría en su paseo soKtario. Porque las madres, en su sabiduría, son también seres desconfiados. ¡Tenía que comprobar si estaban fiindados sus celos de aquella sonrisa recuperada! Y la noche voló tan rápida como un salto de oscuridad sobre los tejados de Kúpchino. 3. La llaman la Vieja. Hace muchos años que se la conoce por ese nombre. Resulta desagradable su piel grisácea de innumerables arrugas, y está mellada: su boca, como una vieja bolsa, deja escapar el aire en bufidos. Pero la horrenda mujer fimciona. Se sabe poco de ella, su edad es un misterio. Quizás nació vieja y hubo que vestirla a toda prisa. Quizás sus padres, más jóvenes que ella, cubrieron rápidamente su piel arrugada con trapos negros. Son cosas que se cuentan en San Petersburgo. Tan anciana, explican, que puede mirar en el tiempo, registrarlo como un armario, hurgar entre las prendas de una vida porque todo es conocido y familiar para ella, incluso el fiituro. Es ciega: sus ojos ven lo que nadie puede ver. Palpa las manos con sus manos macilentas y lo sabe todo. También palpa el aire y los relojes. Lee el periódico si toca el papel. Predijo el día en que se hundiría la Unión Soviética. Cuentan que predijo el día en que matarían al zar y a su familia, que ya entonces vagaba entre los vivos, que apareció un día remoto, eterna como el viento. Dijo que el presidente Golia morirá entre los hierros de un coche y ahora el presidente jamás monta en uno. EUa sólo guarda en secreto el día de su propia muerte. Acaso no quiera saberlo. Cuando los americanos entran en su lujosa casa de U1 Yakubovicha encuentran que todo sigue igual que la última vez: las lámparas antiguas llevando su destello quieto a los altos techos, la tarima como recién abrillantada, los óleos, las columnas. No corre el tiempo en estos salones. Les sirve dos vasos de té de un samovar dorado. El más alto abre la petaca que lleva en el bolsillo de la americana y los llena hasta el borde con whisky Se miran y se sonríen, el más joven algo nervioso. La Vieja sonríe también, sin ver: —¿Quién va primero?. El más alto despliega su enorme mano velluda y la V e j a pone los huesos de la suya debajo. Allí reposa la pesada zarpa. Ella la sostiene, forma un frágil nido de huesos para la tarántula. Le da 38 Quimera
la vuelta suavemente, acaricia los dedos, reconocen las puntas de los suyos arrugas y cicatrices diminutas, los pliegues, parece que salieran de sus manos gusanos ciegos que inspeccionan con sus cabecitas toda la superficie brutal en busca de caminos y túneles. El alto observa los ojos de la Vieja, cubiertos por nubes o leche, y con la mano libre apura el contenido del vaso de un trago. Luego lo deja en el suelo. —El tercer dedo. El cuarto dedo. El quinto dedo. El primer dedo. El segundo dedo. El tercer dedo. —Los gusanos ciegos repasan las cuentas de un rosario de dedos. Los ojos de leche parpadean, extrañamente atentos.—^La otra. Idéntico ejercicio. Varias veces. Se detiene en el tercer dedo, donde había empezado. Masajea las muñecas. —La sangre ha hablado. Pausa. — N o volverás a pisar tu tierra. Pausa. —^Verterás tu sangre sin peligro. Pausa. —^Una búsqueda. Pausa. El hombre bosteza, aire bronco que brota en la cara de la vieja con su olor a whisky Su nariz aletea, luego prosigue: —^Mucho dinero. No volverás a casa. Divertirse. La mano derecha advierte a la izquierda. El fiituro es recto y está sucio. Masajea un poco más las muñecas. Clava suavemente las uñas en la piel, el hombre arquea las cejas. — N o me gusta, —concluye la vieja, y va soltando las manos lentamente. Innumerables arrugas en la boca plegada y vacía. — T ú dame cien rublos —sentencia. —Fucking grandma —^masculla. El encorvado le da un codazo nervioso, se deshilacha la manga del anorak. Con prisa, extiende sus manos, la vieja parece verlas y las alcanza, empieza de nuevo el ritual. Se concenü-a, los cúmulos asoman entre los párpados y una lengua gris brota de la membrana blandísima de la boca. El ritual se demora en más y más vueltas: el primer dedo, el segundo dedo, el tercer dedo, de una mano a otra. Finalmente, masajea las muñecas. —La sangre ha hablado. No volverás a pisar tu tierra. Pausa. —El segundo dedo me repudia. Pausa. La vieja sonríe: —^Van a matarte en un día de calor. Lo verá un ojo desde la cima de la pirámide. La vieja suelta las manos suavemente. El hombre la mira, su boca femenina tiembla levemente. Ella le ignora. —^Tú dame cinco rublos, —ordena. —Oh, commoni -se queja el alto. El otro desenvuelve torpemente un fajo de billetes. Busca cinco rublos y se los entrega temblando. Cuando los dedos fantasmales de la V e j a lo alcanzan, el joven la agarra fiierte de las muñecas. —¡Explícate mejor! —Se decide más tarde, no aquí.
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—¿Qué hostias? —^Escuchas mucho a este saco de mierda. —Hermano, respeta. Vieja, ¡Explica! —^Más al norte. El segundo dedo me repudia. La vieja vierte la leche de sus ojos en la boca del joven, parecen clavados ahí. No dice nada más. El se levanta violentamente y se encorva sobre ella, sin soltarle las muñecas quebradizas. —¡Cuándo morirás tú! —^Aplícate. —¡Respeta, hermano! Vieja: ¿morirás con frío o con calor? La vieja no se inquieta. Las aletas de su nariz se dilatan, reconoce de nuevo el olor del whisky. Relajadamente, como si los brazos casi partidos, sacudidos, no fueran suyos, cubre de párpados las bolas de leche: —^No hoy La Vieja morirá después que tú. El joven la suelta, la mira, parece dudar. Entonces le da una bofetada muy fuerte, la Vieja queda recostada en el sillón, parece muerta. Él saca algunos billetes más y los espolvorea por encima. —¡Trabaja! - S e queda como desorientado, el otro lo mira con severidad.— L·l's go, hermano, —susurra entonces. Se agarra a su fuerte brazo y salen de allí sin cerrar la puerta. Hasta la casa llega una voz aniñada que gime, y otra más pétrea que murmura suavemente. Luego, pasos en la escalera. La Vieja, recompuesta tras el golpe, desaparece lentamente por una de las puertas del salón. No ha recogido los billetes que le ha tirado. 4. Ella había aprendido a usar la disciplina, o eso creía. Se llamaba, esto es seguro, Mary Parsons. Este era el nombre escrito en los papeles de permiso de residencia, es decir: Mapy riapcoHC. En ese mismo documento, la foto de carnet mostraba a una joven de 24 años (la fecha de nacimiento estaba más abajo) con el pelo negro y aplastado. Nada que ver con el cabello rubio que escalaba sobre sí mismo en rizos ahora, bucles furiosos componiendo la fantasía de tentáculos que pretenden arracimarse en la cabeza sin tocar el cuello. Pero además del cabello, otra serie de diferencias existían entre la Mary Parsons de los caracteres romanos y la de los cirílicos. Diferencias para ojos más observadores en, por ejemplo, la mirada. La Mary Parsons que se hizo la foto en una máquina de New York, la morena, tenía un desafio en los ojos, una especie de descaro que, por ser guapa, podría atribuirse erróneamente a esta condición y a la juventud. Pero quienes la conocían entonces, que eran pocos y distintos a los que la conocían ahora, podrían decir que esa arrogancia estaba provocada por la frustración. Y ella hubiera sido la única en negar inútilmente esta verdad. Mary Parsons había llegado al mundo como un meteorito que entra de forma oblicua y abrupta y, en lugar de convertirse en cráter, traza su estela de destrucción a lo largo de un con-
tinente entero. Una roca del espacio que no se detiene y, al acabar la tierra, salta sobre el mar como una piedra plana dejando tras de sí la rúbrica de tierra zanjada y humeante, una herida de espuma en el océano. Nada de esto podía deducirse de los papeles oficiales que estamos mirando ahora. Sea como fuere, este documento acreditaba que Mary Parsons trabajaba como traductora en un organismo de cultura internacional y, en el mismo cajón, otros papeles aseguraban con cifras y certificados hasta qué punto era ella bilingüe. Sobre el motivo por el que la joven de 24 años se decidió a estudiar ruso hasta hablarlo con la misma naturalidad con que un moscovita lo emplearía para comprar el pan habrá, como siempre, numerosas explicaciones. Pero en este punto del relato basta con ir a su libro de familia donde, a la izquierda de la foto de un hombre de mirada sardónica y ríctus severo, se puede leer que su padre era militar norteamericano. De ahí a descubrir que su padre odió, como tantos otros, al invisible enemigo soviético, hay escalones biográficos que podemos saltar. Pero podremos explicar mejor por qué la mirada de la Mary Parsons del pelo negro lucía esa pertinaz arrogancia. Desde hacía seis meses, Mary Parsons estaba acreditada para vivir en San Petersburgo, para viajar por Rusia con justificaciones de traslado laboral y alquilar el minúsculo apartamento con el que su casero sangraba su sueldo de intérprete. Y sin embargo, pese a las carencias económicas, el documento extendía su permiso de residencia por dos años y medio más y, sus nuevos amigos lo sabían, ella estaba dispuesta a quedarse. Tenemos por el momento suficiente información como para saber que la rubia, bajita y voluptuosa, que pagaba la casa donde Grisha había entrado dos veces, buscaba algo o huía de algo en Rusia. Y que, de la misma forma que había sido morena, tenía tras de sí otra vida y, (esto lo aventuramos) un carácter no demasiado pacífico. Pues bien. El timbre sonó algo más temprano que de costumbre. Mary era una insomne. Odiaba dormir. Odiaba que terminasen las horas del día y temía al cansancio más que a la enfermedad. El cansancio, decía, es una enfermedad que nos mata todos los días. Cuando sus amigos americanos y sus amigos rusos decidían marchar a sus casas, Mary les gritaba y les insultaba como si hubieran traicionado la esencia misma de la vida. Antes de abrir la puerta vio que estaba nevando al otro lado de las ventanas. Cuando abrió, descubrió que su nuevo amigo Silencio, como ella llamaba a Grisha, temblaba, mascullaba de frío, sonreía. Le hizo entrar y empezó a quitarle la nieve de encima con enérgicos frotes de sus manos desnudas, y lo besaba en la barba asquerosa como si se la hubieran perfumado, y besaba sus párpados de rápida mirada inescrutable. Pero cuando le estaba ayudando a quitarse el viejo abrígo de indigente, descubrió que asía una pequeña maleta. Y no la soltaba. • Quimera 39
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91.
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1.
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Todas las Rusias La literatura rusa, desde fuera Escribe Ferran Mateo. Ilustra Lino. Durante la gestación de este artículo, cubriendo como fotógrafo la gira mexicana de una orquesta sinfónica, puse a prueba lo que leí en un libro de Gary Shteyngart: vayas donde vayas, uno topa con Rusia sí o sí... ¿En el estado de Veracruz? No resultó difícil: el mismo día que aterricé me explicaron la historia de la horda de profesores de música rusos llegados en la década de los cincuenta que formó a toda una generación de jóvenes xalapeños. ¿Y el programa musical? Shostakóvich, Rajmáninov, Chaikovski, entre otros. Philippe Quint, nacido en San Petersburgo, el mismo que se dejó su Stradivarius valorado en tres millones de dólares en un taxi neoyorquino -mismo que acabó recuperando- es imo de los solistas invitados. El director mexicano anfitrión se formó musicalmente en la ciudad de Pedro el Grande, y Jue Wang, una de las grandes promesas de la nueva hornada de pianistas orientales, me comentó durante un ensayo su atracción por el repertorio ruso, la capacidad de sus compositores para hurgar en los recovecos más oscuros del alma. Escuchar en unas coordenadas aparentemente tan alejadas de Shostakóvich su violento scher40 Quimera
zo de la 10" sinfonía (un "retrato musical de Stalin, por decirlo de alguna manera", como él mismo describe en Testimonio de Vólkov) provoca ciertamente extrañamiento, pero induce a tomar conciencia de aquel fragor distante, casi imperceptible, que aparece en los dramas de Chéjov, cuando un personaje intuye, todavía informe y pimíssmo, el bramido del cambio, de los sueños por realizar que de pronto cristalizan. Carpentier escribió acerca de Las tres hermanas, el drama chejoviano por antonomasia sobre el tedio: "está lleno de amargura con ese eterno matiz de inconformidad, de espera de algo...". Esa continua espera, el instalarse en una vida mezquina y a la vez anhelar lo contrario, perseguir la eterna redención, enfrentarse como un David, bien contra un músculo político demoledor -Uámese zar, nomenklatura u oscura oligarquía moderna-, bien contra el puro espacio-tiempo de un país que parece derramarse en el mapa, puede que sea, y digo tal vez porque la definición del alma rusa escapa de toda definición y ésa es parte de su singularidad, uno de los motivos principales de
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ÍE. (Batuman
'F. Seres
atracción de aquellos autores que, siendo o no eslavistas contumaces, se han visto atraídos por ese imaginario... con el valor añadido de ser una cultura, la rusa, que ha traspasado sus fronteras a pesar de la barrera del idioma. ¿De dónde procede esa capacidad de despertar el interés? ¿Y qué hubiera sido de las grandes vanguardias previas a Stalin si éstas hubieran podido desarrollarse con libertad? ¿Cómo habrían modificado nuestra experiencia actual del arte? Dostoievski dejó escrito que la vocación de todo raso es ser universal. Esa energía mesiánica puede que les haya empujado a mirar cara a cara al caos y comprobar que la entropía, inexorablemente, crece, crece y nunca deja de crecer, ni encerrándose en un compartimento estanco, separado del resto del mundo. Chéjov dijo que sólo la entropía es aprehensible, que no es poco. Parte de esa infiltración cultural tiene mucho que ver, naturalmente, con el convulso siglo XX, cuando esos grandes sueños de cambio, de romper con el gran yugo de la historia rasa, la servidumbre, se convirtió en una prolongación de la pesadilla. Entonces unas cuantas generaciones de no rasos crecieron con la sombra alargada del telón de acero y la propaganda de ambos bloques... este chapapote cultural todavía perdura, es una extraña mezcla del temor y el respeto pasados con el desconocimiento presente postperestroika -¿qué conoce de Rusia hoy el ciudadano medio, aparte de sus codiciados turistas, los neomillonarios, los recursos energéticos, las víctimas en las filas del periodismo y el fiituro mundial de fiitbol?-.
J. ÍE. Zúñíga
Y con todo, se sigue leyendo a Tolstói, representando a Chéjov, visionando a Tarkovski, encuadrando como Ródchenko y escuchando a Stravinski... y redescubriendo, ahora, en España, a Grossman, Aksiónov, inéditos de Bulgákov, se asientan nombres como Ulítskaya, Petrashévskaya o Sorokin y las editoriales, grandes o pequeñas, editan nuevas traducciones de los clásicos o llenan los huecos que habían quedado desatendidos. En cuanto a los aniversarios, en 2011 se cumplen cincuenta años del levantamiento del muro de Berlín y veinte de la disolución de la Unión Soviética. Y aún así seguimos en esa tierra de nadie que son las indefiniciones. ¿Qué es hoy Rusia? ¿Cómo nos influye? Su legado cultural es tan potente que sigue mezclándose con lo que nos puedan aportar las generaciones que ya crecieron en el nuevo orden y que tímidamente, recalaron hace poco en España. Al hilo de esta generación, algunos de esos autores han declarado en Barcelona que ni los propios rasos eran conscientes de la diversidad cultural y étnica de su país y que, por decirlo de alguna manera, no sabían a ciencia cierta por donde discurrían sus fironteras. "Es un país grande, un país inmenso, incansable, que cambia sin cesar", dice Víktor Shklovski. Un contenedor tan grande que induce a la desmesura y que, por el gran poder de atracción de los agujeros negros, "se hallan en él los defectos más dispares"; pero he aquí el contrapeso, el gran mérito: "ama la poesía". Como si la gran extensión del campo raso exigiera para con el hombre la misma talla en sus creadores, la misma ambición. Quimera 41
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Para seguir con los experimentos y, como para tomar el pulso de esas influencias y el estado de la cuestión, rastreé las novedades editoriales para ver quién y cómo había bebido de "lo ruso". Algunos ejemplos nos llegan de autores españoles, otros están ya vertidos a nuestra lengua, algunos todavía no, procedentes de países con una emigración rusa, mucho más importante que la nuestra actual, que ha facilitado los textos de contaminación cultural. Tómese como ejemplo el autor citado al inicio de este artículo, Gary Shteyngart cuyos libros El manual del debutante ruso y Absurdistán ha publicado Alfaguara. Shteyngart nació en San Petersburgo pero emigró con su familia a la edad de siete años a los Estados Unidos. Ahora acaba de publicar su ultimo libro, Super Sad True Love Story. A pesar de escribir desde Nueva York, sus libros están plagados de referencias culturales rusas y de lo mejor de su tradición satírica. No sería justo acabar esta introducción-divagación queriendo convencer al lector de que la cultura rusa es la única creando este tipo de singularidades, que los personajes que ha forjado fascinan más que los de otras latitudes, que su vasta historia con capítulos tan estrambóticos como oscuros, reflejo de lo peor y lo mejor de la condición humana, sean los mejores ejemplos y que, por tanto, sean un referente obligado. Las mismas preocupaciones literarias cruzan transversalmente el mundo entero y todas las épocas. Y con todo, ahí están, libros que son testimonio del roce constante con la cultura rusa. Y en la variedad de aproximaciones está la demostración de la hipótesis.
V. (BuCgá^ov
Chéjov, Pushkin, Lérmontov o Rubtsov conocerán, además de esas vidas casi fruto de la fantasía, los mitos que conforman la cosmovisión rusa: la vocación de transformar la experiencia en *** belleza y verdad, los diferentes origenes y significados de Moscú (la entidad maternal y femenina) y San Petersburgo (la Si bien un lector no especialmente familiarizado con la litera- ciudad que pertenece "al país de los sueños"), así como su relatura rusa es libre de levar anclas y penetrar en ese gran océa- ción con escritores como Pushkin o Blok, la pulsión por la no, bien pudiera escoger aguas más tranquilas y dejarse llevar rebeldía de quienes "luchaban contra cualquier confiisa tiranía por las obsesiones de otros y exponerse al contagio. En ese a favor de no menos imprecisas libertades" {Caballería roja, El caso, el texto que aúna devoción, inteligencia y la vocación de tren blindado o El torrente de hierro...), las apasionantes memorias aproximarnos a parte de los autores-personaje más deslum- de escritores rusos (Tolstói, Ehrenburg o Paustovksi), las relabrantes anteriores a la generación de Plata -cuyas biografías ciones paterno-filiales volcadas en la literatura, la propia lenson tan interesantes como sus propias producciones literarias-, gua rusa ("imposible es creer que lengua semejante no le haya es la edición de Galaxia Gutenberg de los dos títulos claves de sido dada a un gran pueblo", escribiría Turguénev en el ocaso la producción ensayística de Juan Eduardo Zúñiga (Madrid, de su vida), la punzada de tristeza melancólica que BieH des1929), recogidos en Desde los bosques nevados. Memoria de escri-cribió como la "esclavitud en la vasta libertad de las llanuras" tores rusos, tributo ya no sólo personal sino firmado en nom- pero que, por otra parte, dotaria de alma a la lengua. Zúfüga bre de todos aquellos cuya educación sentimental debe algo a no deja escapar la ocasión de remarcar el vínculo secreto de la la literatura rusa, incluso en el aprendizaje del amor, como lengua con las extensas llanuras evocando las palabras de escribe en el capítulo "Mujeres leídas, soñadas": "Todos los Konstantin Paustovski: "La plasticidad y belleza de la lengua lectores acariciaron el perfumado cuerpo de Anna Karénina. rusa tiene una relación misteriosa con la naturaleza, con el Todos besaron, seducidos, las manos de Tatiana o mantuvie- murmullo de las fuentes, el canto de las grullas, el cielo al atarron la mirada altiva de Grúshenka, la amante de los hermanos decer, la niebla y el juego de las hojas en otoño." Karamázov Así, muchos lectores de novelas rusas se enamoraron de mujeres soñadas". La segunda parte, "Las inciertas pasiones de Iván Turguénev", Pero quienes no hayan transitado por las páginas de Bábel, 42 Quimera
es asimismo otro homenaje, esta vez a quien despertó al autor madrileño al mundo de las letras, Iván Serguéievich Turgué-
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tan unos mínimos de comprensión de qtúenes nos rodean. Aparecen como arquetipos de vidas difíciles y hoscas pero que, gracias a sus acciones, nos ayudan a adentrarnos en los profiindos recovecos del alma ajena o "bosque sombrío" volviendo de nuevo a Turguénev. Francesc Serés (Saidí, 1972) ha trabajado siempre sobre las vidas aparentemente sin historia, que se supone nada tienen que contar pero que rezuman esfiierzo por seguir adelante, una dirección que no tiene por qué presuponer ni éxito ni felicidad. Para su última obra, Serés recurre a la fascinación que, de lejos, siente por Rusia, digamos que libresca, como no puede ser de otra manera con Rusia, y la explica en el prólogo firmado por él, del que ya dudamos entre tanto autor inventado: una fascinación que surge como reacción a la suma de los mensajes de la propaganda estadounidense, la Guerra Fria y las publicaciones que le enviaba la Embajada rusa en España, todo ello terreno abonado para la ficción. Cuentos rusos es una antología ficticia de una traductora ficticia, un ejercicio de estilo y autoría difusa en que los personajes reales se convierten casi en ilusorios y los ficcionales casi en reales. No debe entenderse este libro como un ejercicio de fervor para con lo ruso, sino de cómo leer toda la tradición cuentística uni(B. §reenman versal y trasplantarla en la gran escenografía literaria del este, donde el individuo se disuelve y lucha sobremanera por recunev, una figura que permite conocer los orígenes de la Rusia de perar su diferencialidad. Si bien los temas se repiten a lo largo hoy. En ciento ochenta páginas, y apoyándose en la rica docu- de la historia, los personajes que aparecen en Cheoengur o El docmentación que permite seguir los pasos del autor por Rusia y tor ^hioago tienen una profundidad moral que les aleja de los Europa, Zúñiga traza un vivido recorrido vital por uno de los tópicos de todo sistema uniformador Es bajo esa luz que Serés autores rusos que en vida tuvo más aceptación ñiera de su país reescribe a Auden, Gógol o Kafka, y con ello no sólo demuesy que, a la vez, recibió no pocos dardos envenenados de sus tra la universalidad del imaginario ruso sino que también, de compatriotas. Tiene este ensayo el equilibrio justo para ser leí- carambola, la transversalidad espaciotemporal de la literatura. do casi como una ficción, huyendo de artificios academicistas. ¿Cómo si no podemos aceptar, bajo el paraguas de una Propone el disfinate de una vida particular enmarcada en los supuesta antología de corte ruso, estilos tan dispares como el parabólico de un tal Bergchenko o la sátira afiladísima de un encendidos debates entre eslavófilos y europeístas. Es muy recomendable, a renglón seguido, leer los últimos cuen- Kjoptldn? ¿Acaso a la literatura rusa todo le sienta bien, todo tos de Zúñiga, Brillan monedas oxidadas, en la misma editorial, y en ella suena como genuino? Dejando para el lector la rescomprobar el poso de lo tratado en el título anterior, miniatu- puesta a esta pregunta, Francesc Serés se muestra como un ras de un convencionalismo doloroso a la espera de un heroís- autor de oficio robusto, capaz de dialogar con la tradición y, a la vez, proponernos juegos literarios. mo individual siempre expuesto a un destino enigmático. Pero si después del ensayo se quiere dar un paso más adelante, una vez entendida la proyección de la Krica rusa en su socie- Otro juego literario nos Uega de Estados Unidos: Cekbrity dad y cómo ésta ha digerido la espesura densa de los bosques Chekhov. Ben Greenman (Chicago, 1969) ha escrito seis libros rusos o las taigas, podemos adentrarnos en la ficción leyendo anteriormente y en todos eUos la búsqueda de la intimidad y la Cuentos rusos de Francesc Serés. fricción con "lo público" ha sido una de sus obsesiones. De Rusia nos llega un proverbio: "El alma del otro son tinieblas". El escritor, como un Sísifo, intenta una y otra vez orientarse en el laberinto de la otredad. Es un trabajo que se desanda cada noche. Como asidero - g r a n aportación de literatura a la cordura h u m a n a - contamos con personajes como Akaki Akákievich o el tío Vania que, sorprendentemente, nos apor-
También el desembarco de las nuevas tecnologías en nuestras formas de comunicación, buceando en las formas "antiguas" como el género epistolar {Correspondences y What He's Poised To Do) en las que aún tenía cabida cierto misterio, cuando Google o Facebook no nos acechaban y llenaban nuestro equipaje con todas las conversaciones allá adonde fuéramos, triviales o no. De alguna manera, esa forma de ver lo contemporáneo con la Quimera 43
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forma de lo pasado aparece en Cekbñty Chekkov: recupera la traducción de Constance Garnett - l a introductora al público angloparlante de Tolstói, Dostoievski o Chéjo\^ y trasplanta los personajes más populares en el sentido más catódico de la palabra. París Hüton, Dave Letterman, Kim Kardashian, Lindsay Lohan, Justin Timberlake... ¿atrapados en un cuento chejoviano? Chéjov ha seducido a los lectores por su profunda comprensión de las debilidades. Las vidas ordinarias que retrata están teñidas de sentimientos demasiado humanos como el miedo, la codicia, la desidia, etc. Y todo ello con poquísimos trazos, atravesando todos los estratos sociales. Greenman parte de la hipótesis de que, en nuestra sociedad contemporánea, la quintaesencia de esos sentimientos, "humanos, demasiado humanos", dirigidos por el ego son las celebrities. Pero al igual que con los personajes chejovianos, Greenman no escoge unas celebrities determinadas para hacer un retrato particular sino que recoge de cada una de ellas una noción, lo que ellas en tanto que personajes sugieren al público que consume sus vidas en los medios. Al situarlas en el "mundo Chéjov", Greenman intenta descubrir su verdadera intimidad como si de una realidad paralela se tratara, subterránea.
través de los libros, ¿por qué no, en lugar de inventar personajes de ficción, se calza uno las botas, se compra un billete de avión y recorre las pistas, las huellas de esas novelas y escritores... y sólo después, se pone a escribir? Este es el leitmotiv del libro, una preparación de la experiencia de la escritura, teniendo como compañeros de viaje a rusos, unos de carne y hueso, otros ficcionales. U n a vuelta de tuerca a los propósitos de Batuman es El rostro de Gógol, la falsa autobiografía o voz interior de Nikolái Gógol que "transcribe" KjeUJohansson (Estocolmo, 1941). El escritor sueco, con el apoyo de la ingente bibliografía sobre el autor de El capote, imagina la madeja de pensamientos que le llevaron a un final enajenado en Moscú, resiguiendo los capítulos más importantes desde su infancia en Ucrania, la fuente temática de sus primeras obras que le abrieron las puertas de los círculos artísticos de San Petersburgo, los estrenos de sus obras teatrales, las críticas, los viajes a Italia o Jerusalén y, cómo no, la decisión de quemar la segunda parte de Almas muertas antes de morír
Estos han sido cinco libros escogidos al azar, cinco ejemplos de Del mismo país, pero recientemente traducido al español en cómo una cultura extranjera ha calado en la inspiración de Seix Barral, nos llega L·s poseídos. Mis aventuras con libros rusosytantos otros autores desde muy diferentes ángulos y variacio¡agente que los lee de Elif Batuman (Nueva York, 1977). Esta sor- nes, adoptando fórmulas literarias bien distintas. Pero no son presa editorial es un compendio de artículos que la autora de los únicos casos, ni serán los últimos. Sin ir más lejos se prepaorigen turco escribió para publicaciones americanas como ra una antología a cargo de Gare Santos, Rusia imagmada, donThe New Torker o M+1. Lejos de ser una árida disquisición de se invita a diversos autores españoles a escribir de Rusia sin sobre las maravillas de Tolstói o Bábel, Batuman nos sorpren- haberla visitado antes, a partir de las evocaciones de su cultura de con sus peripecias durante los años universitarios en y literatura, huyendo de la realidad de la experiencia directa Stanford, la desorientación en las primeras "grandes" decisio- para (re)crear otra Rusia posible, mental, como Maiakovski y nes (¿quiero escribir? ¿Qué estudios debo escoger?... ¡¿Qué sus impresiones americanas antes incluso de poner un pie allí. quiero hacer con mi vida?!) y las desventuras por San Pilar Adón, Jon Bilbao o Marian Womack son algunos de los Petersburgo para escribir un artículo sobre el Palacio de hielo, nombres incluidos. La editora de Nevsky Prospects y traductoen Turquía para redactar una guía de viajes o en Uzbekistán ra ha debutado con Memoria de la nieve en la editorial Tropo, un para aprender la lengua del país con una beca universitaria. viaje íntimo de Oxford a Moscú y Sibèria en el que recorre las ¿Y qué hay de "lo ruso"? Batuman hace un paralelismo con múltiples simbologías de la nieve a través del cristal empañado el Hans Castorp de La montaña mágica, alguien que visita un del sueño. No olvidemos el autor mencionado en primer lugar sanatorio con la intención de quedarse tres semanas y acaba en este artículo, Gary Shteyngart. Sus personajes rusos traspermaneciendo siete años o, lo que es lo mismo, mil páginas plantados en suelo americano son el lazarillo involuntario que más. Los derroteros del amor son inescrutables. Batuman nos pasea por la Rusia de las mafias y los oligarcas, de las repútiene una fina inteligencia para buscar e interpretar los signos blicas exsoviéticas en manos de los intereses petroleros y otras que asoman en su vida... echando mano de la literatura si es hierbas. De su viaje en el transiberiano, Mathias Enard ha necesario, desde las prefiguraciones de los sueños de la publicado L'akool et la nostal^ con la editorial francesa Inculte. Tatiana pushkiniana a los personajes de Anna Karénina para A veces uno piensa que el hombre inventó el tren para que entender el comportamiento masculino frente al amor, o a L·s Enard viajara en él y escribiera a su vuelta. Y podríamos recudemonios de Dostoievski para diseccionar a su grupo de amis- perar títulos como El puercoespín de Julián Barnes (Nevsky tades en la universidad. Al final lo ruso (personas, personajes Prospects), L·i casa de bs encuentros de Martin Anús (Anagrama). y amores) se cruza en su vida por casualidad pero acaba mol- Rusias y más Rusias, tantas posibles e imposibles que nos irán deando su visión de la vida y de la literatura, de la teoría y la llegando, que continuarán inspirando a nuestros autores, aunexperíencia en las prácticas artísticas. Si Don Quijote había que nunca hayan estado allí. Porque uno, al final, siempre • roto con la disyuntiva entre teoría y realidad, es decir, vivió a acaba topando con Rusia. Siempre. 44 Quimera
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Viaje de Moscú a Peredélkino ¿Qué dimensión otorga al viaje la consciència de transitar un espacio hollado por un monstruo de la literatura? ¿Hasta qu£punto pueden los textos modificar la mirada delfotógrafo? V i a j e d e M o s c ú a P e r e d é l k i n o es un acercamiento a los lugares más significativos de Pasternak, espacios donde transcurrió su vida cotidiana y labor creativa. T entre jalón y jalón, un recorrido por lugares de tránsito -barrizales,
andenes, patios interiores,
bazares...-
que nos llevan a reflexionar sobre el paso del tiempo y la memoria.
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Fotos: M a r t a R e b ó n + F e r r a n M a t e o www.rebonmateo.org
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COLECCIÓN
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HMarodOXOS 1 JohnBlofeld PEKiN ME DESLUMBRÓ Mbfiedmistiyrt/inoiloileteiñostráMenlKUiiil | 2 David Femindei de Castro CRÓNICAS IBCRICAS Trasto pasosieüíirjiSommieáoriemmaielsiskXK \ 3 EmntaUrkin HISTORIAS SECRHAS DE BIRMANIA AI¡imtmitCeor}iOmi\l \ 4 Andirizagin'a CUIDADORES DE MUNDOS Mmommsd VíxoyNmm ¡ S XavierMoret VIA|E POR LA COSTA BRAVA Piiís(ije,fnMi)ríii,glamour y turismo | 6 J.M.Ramaro SIEMPRE EL OESTE Ln vuelto si mundo sin ovítii y sin mopn | 7 JacquiiLacarríin VERANO GRIECO 4.oooiiñosileCreci(iMiiliom { 8 NomanLewis TIERRADORADA VinjisporBimiom | 9 JotgeMoreU CU^Bf MAS ALLA DE FIDEL | 10 NonnanLtwii EL EXPRESO DE RANGÚN, G COLECCIÓN
Y OTROS RELATOS I 1 1 E. Lucas Bridges EL ÚLTIMO CONFfN DE UTIERRA Unajuventud entre los indios fu^uinos { 1 2 CeorgeB.Schaller UN NATURALISTA Y OTRAS BESTIAS Relatos de uno vidosoluje 1 3 Bernardo Gutiérrez CALLEAMAZONAS DeMnoosoBelímporelBrosilolvídodo [ l A Nicolás Bouvier EL PEZ ESCORPIÓN | 1 5 MarthaGellhom CINCO VIAIES AL INFIERNO
AEIAIR LITERATURA
www.altair.es
Ilustraciones de Alejandra Cisneros Luna
V Jl o 0
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DAVID FOSTER WALLACE, EL HOMBRE QUE REVENTÓ LA ECONOMIA MUNDIAL (Y un día nos hizo despertar transformados en insectos
POR ANTONIO J . RODRÍGUEZ
El gobierno no es la solución a nuestros problemas. El gobierno es el problema. Ronald Reagan, 1981.
1. "—Aquí en Estados Unidos esperamos que el gobierno y la ley sean nuestra conciencia. Nuestro superego, podríamos decir. Tiene algo que ver con el individualismo liberal, y con el capitalismo... N o pensamos en nosotros mismos como ciudadanos, parte de algo más grande p a r a con lo que tenemos fuertes responsabilidades. Pensamos en nosotros mismos como ciudadanos cuando se trata de nuestros derechos y privilegios, pero no de nuestras responsabilidades... Es u n a p a r a d o j a . . . Los ciudadanos tenemos p o d e r constitucional p a r a elegir no p a g a r y dejar las decisiones a corporaciones y a un gobierno que suponemos que las controla. Las corporaciones están haciéndose más y más grandes y mejores a la hora de seducirnos p a r a que pensemos como ellas, beneficios y telos y responsabilidad como algo que consagrar simbólicamente y evitar en la realidad. La inteligencia a diferencia de la sabiduría... N o podemos detenerlo. Sospecho que lo que pasará es algún tipo de desastre -depresión, hiperinflación- y entonces comenzará la hora de la verdad: o despertamos y retomamos nuestra libertad o fracasamos p o r completo... Imagina que estás en u n a balsa salvavidas con más gente y lo único que hay es m u c h a comida y la tienes que compartir... C o m o es lógico deseas toda la comida, te mueres de hambre. Pero así están todos. Si te comes toda la comida no podrás vivir con ello. Los otros te m a t a r á n . . . Creo que en los ochenta los americanos están locos. Se h a n vuelto locos... Puede sonar reaccionario, lo sé... N o pensamos en nosotros mismos como en el pasado, como pequeñas partes de algo más grande e
infinitamente más importante hacia lo cual tenemos serias responsabilidades... Pensamos en nosotros mismos como los que se comen la tarta en lugar de los que hacen la tarta. ¿Y quién hace la tarta?... N o preguntes a tu país lo que puede hacer p o r t i . . . " Al habla un personaje de The Palé King. No recuerdo si fue su h e r m a n a o su mujer quien dijo que podía imaginarse los momentos previos a su suicidio, besando a sus dos enormes perros y despidiéndose tiernamente de ellos. El caso es que ese viernes 12 de septiembre de 2008, cuando D F W p r e p a r a b a las cuerdas en su residencia de Claremont, al otro lado del país, en la Costa Este, unos tipos que bien podrían pasar p o r personajes suyos intentaban salvar del desastre a la banca m u n dial. En efecto, el lunes 15 L e h m a n Brothers declaraba su quiebra y ocurrió eso que R a j Patel describió como u n a grosera versión mundial de la peripecia de Gregor Samsa: "Es como si u n día nos despertáramos y nos encontráramos transformados en cucarachas [...] Su reacción es sencilla, y exclama: '¡Pobre de mí! ¿ C ó m o voy a p o d e r conservar mi trabajo?'" Pues eso. La crisis se extiende, revientan algunas cuantas economías y todo lo que ya sabemos. C o n todo, conociendo la trayectoria de DFW, el dato es aterrador e increíble. Hacia 1987, al término de la revolución conservadora de Reagan y Thatcher, principales enterradores de Keynes y promotores del neoliberalismo más chungo, D F W empezó Quimera 51
a publicar. Y es probable que su ficción sea el máximo reflejo de ese interludio en la Historia Universal que media entre la caída del muro - e l fin del siglo X X , como proclamó Eric H o b s b a w m - y el 11-S. O entre la caída del muro y la crisis de Lehman. Hasta que empezaron a intentar convencernos de que Hungtinton era el pensador que anunciaba el que sería el conflicto más importante de nuestro siglo - e l así llamado choque de civilizaciones-, Fukuyama fiie el pensador clave en esa época de transición. La historia se h a acabado y el capitahsmo es lo mejor que nos ha pasado. Y D F W habló todo el rato de eso. Mismamente, "La niño del pelo raro", el texto que da título a su primer libro de cuentos (probablemente su mejor libro), trata sobre un tyjztuíñcoyuppie republicano forrado de pasta y caracterizado por extrañas parafilias sexuales, agresivo un poco a la manera de Pat Bateman. Hacia el final del cuento, cuando alguien le pregunta cómo hace para ser feliz, obligándole por tanto a practicar un ejercicio del solipsismo, el protagonista se viene abajo y desvela una serie de traumas infantiles vinculados a los comportamientos de su padre, un republicano que ha interiorizado esa idea de la familia protectora de la que Lakoff hablaria más tarde en No pienses en un elefante, y que tan bien le fue, durante algún tiempo, al partido de Reagan y la saga Bush. Como digo, ese viernes negro, DFW se suicida sin haber concluido su novela sobre un tema que no tendría por qué interesar a ningún escritor hasta entonces. Y el tema no es otra cosa que los impuestos en Estados Unidos, a partir de la perípecia de los empleados del IRS, el Departamento de Tesorería de Estados Unidos, en Peoría, Illinois, entre los que se encuentran dos personajes llamados David WaUace (la puesta en abismo, por lo demás, ya es un clásico en el catálogo de técnicas compositivas del autor). De hecho, uno de los vínculos más fuertes entre The Palé King y su último libro, Obliuion, es la fascinación hacia el personaje colectivo, corporativo. Si en Extinción, teníamos el grupo de discusión encargado de diseñar la publicidad del chocolate ¡Deütos!® ("Señor Blandito"), el aula infantil del narrador ü-aumatizado en "El alma no es una foija", la aldea tercermundista en "Otro pionero" y la redacción de la revista Styk en "El canal del sufrimiento", The Palé King pretende abrazar el grupo que compone estas oficinas del IRS. El capítulo 25 es el mejor ejemplo de lo expuesto. Allí leemos cosas como: "Matt Redgate vuelve una página. "Groovy" Bruce Channing adjunta un impreso a un archivo. Anad Singh vuelve dos páginas de golpe por error y devuelve una hacia atrás provocando un sonido ligeramente distinto." Y así durante cuatro páginas en las que se capta un único instante de burocracia. Pero admitamos que muchos críticos no estarán de acuerdo con el tema que sirve como eje a de The Palé Iang. 52 Quimera
Mientras leía las prímeras opiniones aparecidas en medios anglosajones, advertí varias reseñas que comprendían enunciados del tipo: "apelar a The Palé King como un libro sobre impuestos es como decir que Infinite Jest es un libro sobre cintas de video" (si bien es cierto que tampoco leí ningún artículo que se centrase en el componenete fmanciero de la novela). A eso hay que añadir que si La broma infinita tomaba como pretexto las cintas extremadamente divertidas del cineasta suicida James Incandenza, tenía bastante lógica que el siguiente paso fuese una ficción sobre el aburrimiento. John Barron, para el Chicago Sun Times, comenzaba su artí-
"Mundo Adulto (II)", tal vez el único relato de DFW cuyo final es feliz -aunque solo de manera parcial, pues trae consigo una traición simbólica— ni siquiera es un relato, sino el guión para un relato. Es imposible no leer ese texto sin pensar que no hay narrador, que lo que uno lee son las notas de DFW para un cuento, las notas del autor. culo aclarando que: "Uno de los temas de esta novela es el aburrimiento, el aburrimiento demoledor vinculado a ciertos trabajos". Partiendo de una actitud de sospecha, no tardaríamos en convenir que mucho más sencillo para un crítico es liquidar el tema apelando a una abstracción moldeable como el "aburrimiento", en lugar de intentar penetrar en los aspectos más especializados de la narración. No olvidemos, a fin de cuentas, que la primera noticia que tenemos de The Palé King se remonta a mayo de 1998, en un encuentro que se organizó entre Gus Van Sant y DFW. AUí el cineasta le pregunta por sus clases, y D F W responde: —Este año estoy de sabático. Asisto como oyente pero no imparto clases. La clase a la que asisto es un auténtico coñazo.
— ¿ D e qué va esa clase? — p r e g u n t a Van Sant. —^Va sobre, e h m . . . contabilidad de impuestos avanzada. Es una larga historia y probablemente no quieras saberla.
¿A qué les suena? H e aquí la clase de gags que durante m u c h o tiempo hicieron que D F W n o d e f r a u d a s e . Cualquiera que haya leído u n p a r de libros suyos h a desarrollado u n a intuición casi infalible a la hora de asociar semejantes situaciones absurdas a su autor.
Nuestro autor estaba poniendo en práctica la acertadísima frase de los Wu Ming: "Haría falta centrarse más en la economía, porque ésa es la verdad de esta sociedad. Haría falta D F W tenía madera de icono. No sólo fue, considero, uno de leer un poco más las secciones de economía de los periódicos los puntales más estimulantes a la hora de pincelar la imay un poco menos las gilipoUeces que ocupan las quince pri- gen de marca de su editorial española, sino que en el debameras páginas para entender mejor cuáles son las verdaderas te literario entre 2000 y 2008, cuando mucha gente parecía tendencias." Durante muchos años leímos a DFW, como dijo enfermizamente pendiente de relevos generacionales por llede él Eduardo Lago, como el mejor cronista del malestar de gar, fue sinónimo fuerte de progreso. En ese periodo hubo EE UU. Pero mientras todos nosotros nos empeñábamos en bastantes y muy divertidos artículos, casi siempre pobres y ver su literatura en una clave cultural o psicoanalítica, él, con poco fértiles, a favor y en contra de su figura. Recuerdo a The Palé King, ya iba, como siempre, cien millas por delante de Robert Saladrigas quejándose de que no tenía nada que nosotros y se había decidido a entrar en un farragoso mundo hacer ante la alargada sombra de Pynchon, como si ambos de finanzas e impuestos, en un momento en que a muy pocos autores no fuesen los suficientemente complejos e indepenautores tendría por qué interesarnos. dientes para precisar análisis distintos, o a De Prada protestando sobre la aliterariedad de sus digresiones: 2. U n par de tipos permanece media hora en silencio, hasta que a uno se le ocurre preguntar: "¿y tú en qué piensas cuando te masturbas?" Tratando de zafarse de la incómoda situación, responde algo así como "tetas"; su colega contraataca: "¿Sólo tetas? ¿Sin nadie? ¿Sólo tetas, en abstracto?" Y el interlocutor se enfada. En un artículo del Peona Journal Star se da la noticia de un trabajador del IRS que ha sido hallado muerto, "tratan de encontrar una explicación a por qué nadie advirtió que uno de sus empleados llevaba sin vida en su escritorio durante cuatro días [...] nadie se dio cuenta hasta que el sábado por la noche alguien del servicio de limpieza preguntó cómo podía estar trabajando en el despacho con todas las luces apagadas". Otro tipo desprende un aura de timidez y amabilidad, "una persona triste que vivía en un cubo de miedo". Alguien recuerda: "Digamos que la actitud general de mi familia solía ser: '¿Qué has hecho tú por mí últimamente?'; o mejor: '¿Qué has conseguido/ganado/logrado últimamente, que pueda de algún modo (imaginario o no) reflejarnos de forma correcta, y permita regodearnos en algún tipo de habilidad reflejada (auténtica o no)?"' Otro recuerda su juventud a mediados de los setenta, cuando era capaz de entablar relaciones con chicas partiendo de la base de que se había dejado una patilla afeitada y la otra no; él mismo recuerda que en una época en la que la cocaína era lo más divertido, su tolerancia hacia la sustancia era en verdad desagradable, hasta el punto de que se ve a sí mismo en una fiesta, hablando con gente que habla muy rápido porque va colocada de cocaína, y él intenta zafarse de la conversación y da un sutil paso atrás, pero ellos caminan hacia él, hasta que en un punto determinado se encuentra atrapado contra la pared ante un montón de gente que no puede parar de hablar.
— M u y bien, J u a n Manual, ¿pero qué carajo, perdón, perdón, entiendes tú p o r literariedad? — m e p r e g u n t a b a todo el tiempo. Ciertamente, la existencia de sus críticos menos imaginativos justificaban a los defensores de hipotéticos nuevos paradigmas narrativos, pues en la otra parte del campo de juego, su hteratura fue utilizada p a r a comentar atávicos problemas que siguen circulando en seminarios de literatura: lenguaje, narración, artificio, experimentalismo, absorción de la cultura pop de su época y todo lo demás. Fue así como se gestó el primer modelo de fanático de DFW. La clase de lector, académico o escritor comprometido con la herencia del modernismo, que además conectaba con el reconocible imaginario generacional del autor (Jeopardy!, sitcoms, deportes, lad culture al estilo americano, áíoga.?,, yuppies, fanatismo p o r la teoría literaria, erudición descontrolada...). Pero a su muerte todo eso cambiaría. La prensa cultural dio carpetazo a su trayectoria celebrando sus éxitos, alimentando el mito, silenciando las críticas y situándolo en u n a posición francamente favorable, aunque, con el tiempo, con el lento aunque visible cambio de intereses en el marco de la crítica, no se tardase en demostrar que todo aquel final pirotécnico no era más que u n a victoria pírrica. Si ya no había lugar p a r a opiniones enfrentadas, ¿qué podía ofrecernos entonces? Y si me preguntáis qué queda de todo eso, mi opinión es que n a d a o realmente poco. Excluyendo la parafernalia relativa a su suicidio, DFW, de cara a la falange compuesta p o r sus más fieles lectores, fanáticos que en secreto se sienten orgullosos de su roUito grunge y la b a n d a n a motera, debería haber trascendido a producto cultural merecedor de homilías negras, todo lo contraQuimera 53
rio a la racionalidad lectora que se espera del entorno académico, aunque también, todo aquello que tradicionalmente y muy a nuestro pesar seguimos exigiendo a la lectura: explosivas cajas de p a n d e r a que esconden subjetividades de lo más siniestras. Brandon Scott Gorrell, joven escritor norteamericano de la pandilla de Tao Lin, publicaba en junio de 2011 un artículo que llevaba por título "Lo que vuestro escritor favorito dice de vosotros" (thoughtcatalog.com). Entre los cinco analizados estaban Hemingway, Easton Ellis, Bukowski, Tao Lin y Foster Wallace; alH leíamos: "Si tu autor favorito es DFW, entonces eres reflexivo, te identificas con u n a autoestima baja, albergas u n a ansiedad insistente p o r cómo mostrarte de la m a n e r a más auténtica en situaciones sociales [...] Tienes la habihdad de comprender digresiones autoconscientes, a distintos niveles, narcisistas, gratuitas, circulares, psicológicas [...] Francamente deseas conectar con el autor (no con el personaje) [...] Si tu autor favorito es DFW, sospecho que piensas de ti mismo casi en términos de Escritor". En resumen, los fans de D F W esperábamos The Palé King como el lector de terror que a c a m p a en Barnes & Noble antes del lanzamiento de la última novela de Stephen King. Lo cual hacía, hasta cierto punto, justicia. 3. Sobre las paredes de tablones, retratos de filósofos como Ortega o Z a m b r a n o , y muebles acristalados que protegen libros de referencia que amarillean y han sido varias veces encuadernados. Enmarcados en los ventanales de la biblioteca, bosques y zonas verdes bajo la c a m p a n a de h u m o de Madrid. T i e m p o agradable en el campus de Moncloa. Apilados en mi mesa de trabajo tras el muestrario de revistas especializadas y novedades bibliográficas, ejemplares de Wittgenstein y Gustav Jung, un diccionario de psicoanálisis, manuales de literatura norteamericana, clásicos de la crítica literaria española y un archivo de prensa monográfico sobre nuestro hombre, entre otros volúmenes. Tal escenario ocupó buena parte de mi primavera en el año 2011. Toda mi vida he sido un fraude, no estoy exagerando, en referencia al enunciado que abre el escalofriante relato " G o o d Oíd N e o n " , es el título de un ensayo que a mí me resultaba extremadamente libre y anárquico y que propuse como proyecto final en un posgrado de estudios literarios. Exceptuando a unos muy escasos lectores agudos, el primer objetivo de mi libro era superar el grueso de las lecturas que nuestro periodismo cultural había hecho sobre DFW, casi siempre centradas en el carácter "innovador" y "experimental" de su narrativa, repitiendo los mismos 54 Quimera
tópicos u n a y otra vez. Vulgaridades, p o r lo demás, que a los periodistas culturales nos apasionan y sabemos vender muy bien a nuestros jefes de sección y siguen funcionando como titulares atractivos. El segundo objetivo era reunir los motivos temáticos que se repetían sin cesar en sus ficciones breves y abordar parte del olvidado componente filosófico que envuelve su obra, así como ciertos conceptos fuertemente ligados a él: solipsismo, superyó, toda clase de traumas catalogados en diccionarios de psicoanáhsis, etcétera, etcétera. En esa agradable primavera apareció el póstumo e inacabado Palé King, y como buen fan corrí a h a c e r m e con la horrorosa y asequible edición británica de Hamish Hamilton. Tal vez fue ese mismo día cuando llegué a casa y escribí al director de esta revista un correo que en mi imaginación suena parecido a esto: —-Jaime. Estoy escribiendo el que tal vez sea ensayo el más largo que se h a hecho en español sobre DFW. Llevo cinco años leyéndolo todos los meses. ¿Sabes lo que eso significa? Tengo los putos ojos inyectados en sangre de leer a Foster Wallace, joder. M e he hecho dos tatuajes con motivos suyos y quiero hacer un artículo sobre El Rey Pálido. ¿Puedo? ¿Verdad que puedo, no? ¿A que sí? Aceptada mi desesperada petición, aparqué el ejemplar recién adquirido y me dediqué a terminar el ensayo sobre sus libros de relatos. Treinta y cinco mil palabras después, y con la sensación de haber liquidado todas las lecturas posibles, lo último que me apetecía era tener que volver a escribir sobre DFW. Diez días antes de mi deadline, el 10 de juho, aún no había abierto el libro más que de manera pasajera. Pero aquí estamos. Infatigables. 4. A un guionista de sitcoms le preocupa m a n t e n e r la tensión del relato y acertar con los gags que infaliblemente causan la risa del espectador; al Escritor Serio parece preocuparle el difuso concepto de lo novedoso. A D F W le preocup a b a n muchísimo los intereses del Escritor Serio y los del guionista del comedias. Hablemos entonces de las particularidades narrativas de DFW. Si decimos que sus posibles éxitos formales son secundarios es porque, como él mismo dijo alguna vez, todos los escritores del siglo X X que merece la p e n a leer desde Joyce h a n puesto en marcha u n a política de acoso y derribo a la epistemología decimonónica; en otras palabras, no es que el realismo merezca ser puesto en cuestión, es que ése es el primer paso p a r a que un escritor p u e d a tener entretenido a sus críticos. Veamos un ejemplo. En España, Rodrigo Fresán y Javier Aparicio Maydeu dijeron acertadamente que en su uso obsesivo de la digresión era deudor de Sterne. Aunque en verdad, en su fre-
cuente tentativa de asfixiar los nervios de sus lectores puede vislumbrase a un escritor que, muy serio, se está burlando todo el rato de los experimentalismos posmodernos de los años sesenta y setenta, amparados por la propuesta de que el relato tenga que comprenderse a sí mismo como artefacto. La explicación está en Wittgenstein, y su idea según la cual "el ojo no se ve a sí mismo". Q u e el solipsismo no puede decirse D F W lo demuestra con sus digresiones inacabables. Eso en el plano filosófico. En el plano psicológico, cada vez que un personaje se pregunta por sí mismo, ese personaje acaba arruinado. Aunque en el caso de El Rey Pálido, u n a hipótesis se sosdene sobre lo que sigue: "Aunque en ciertas situaciones me gustaba la yerba, el problema era más concreto: ñimar yerba me hacía autoconsciente, a veces tanto que se hacía difícil estar rodeado de personas". También justifica esta idea el componente superheroico de algún personaje del IRS capaz de soportar el aburrimiento más agudo y la burocracia. J o r n a d a s en las que no sucede nada, y que apoyan el caos de esta novela inacabada. Aparte. " M u n d o Adulto (II)", tal vez el único relato de D F W cuyo final es feliz - a u n q u e solo de m a n e r a parcial, pues trae consigo una traición simbólica- ni siquiera es un relato, sino el guión p a r a un relato. Es imposible no leer ese texto sin pensar que no hay narrador, que lo que uno lee son las notas de D F W p a r a un cuento, las notas del autor. El Rey Pálido, en su inconclusión y falta de coherencia, recuerda por momentos a esa ficción recogida en Entrevistas breves. Y en el capítulo nueve, D F W se propone enterrar la máxima barthesiana del autor extinguido: "Aquí el autor. El autor real, la persona viva que sostiene el lápiz, no alguna abstracto personaje narrativo." Fresán pubHcaba este año en Página i 2 un artículo donde comentaba que en un encuentro con DFW, éste se despidió confesando que transpiraba mucho. Esta idea ya aparece en uno de sus ensayos, m e m o r a n d o su época como tenista adolescente. Y en El Rey Pálido, uno de los personajes sufre por sus problemas de sudoración. Toda su ficción, de hecho, aparece plagada de guiños autobiografistas. De m o d o que cuando Scott Gorrel habla de identificación con el autor, lo que en verdad sucede es que sus seguidores no pueden dejar de leerlo con sospechas muy elevadas sobre el carácter confesional de sus escritos. En otra conversación de su novela pòstuma, alguien dice "es como un accidente de tráfico, no puedes dejar de mirarlo". Y en uno de sus cuentos en Entrevistas Breves, el narrador cuenta el día en que, mientras miraba la televisión, su padre se plantó delante de él, se bajó los pantalones y empezó a masturbarse en su cara. El personaje serpentea su cuello, tratando de evitar la imagen. Aunque era inevi-
table no verlo. Básicamente, eso es lo que sucede con DFW. No puedes dejar de escucharlo decir: aquí el autor. 5.
Hace algunos meses, cuando leí los primeros avances de The Palé King, mi principal inquietud fue que esta novela pudiese no ser más que una repetición de los éxitos de su autor, y ante este panorama empecé a pensar cada vez más que yo era la persona menos adecuada para revisar este libro, pues a fin de cuentas, la mayoría de la gente no se ha pasado cinco años leyendo de manera continuada a D F W —^lo cual puede parecer, y de hecho es, un entretenimiento indeseable, impudoroso e inconfesable—, por extensión no tendría por qué reconocer esos hipotéticos estilemas que sus lectores habituales han interiorizado para dejar de leer sus libros como piezas independientes, y en cualquier caso, un crítico no debería alejarse demasiado de la perspectiva general de los lectores. Con todo, conforme avanzaba The Palé King advertí cómo el libro se desplegaban en dos volúmenes. Y cómo más allá de esos motivos del autor, las historias del IRS y de una América que poco a poco se va hundiendo resultaban escalofriantes. Era la economía, estúpidos, dijo el autor. Y en verdad ahí era donde debíamos mirar. •
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Ilustración de Keko OS
o
OTRA DIMENSION Un adelanto de la primera novela de Grace Morales La jiindadora del célebrefanzine M o n d o Brutto nos obsequia con una novela de relaciones sentimentales enmarcadas en un mundo que empieza a descubrir los insospechados alcances del pop y lo que, hace mucho tiempo, en una galana muy muy Igana, solíamos llamar las nuevas
EL H O M B R E D E M A N D E L B R O T (...) U n domingo por la tarde, enfrascado en u n a discusión histórico-cultural sobre las bluebox, se le abrió un privado en el chat de #Programación. Por primera vez desde que usaba Internet, un nick femenino apareció de forma espontánea, sin que hubiera ningún indicio que sugiriera un spam o redirección a la inevitable página p o m o . A n a H T M L , diecinueve años, muy simpática, apasionada de la informática, deseosa de aprender, a punto de entrar en la facultad, preguntas sobre arquitectura, algo chiflada, ingeniosa, aguda en sus observaciones, necesitaba orientación, nadie la tomaba en serio, se sentía bicho raro, sobre todo siendo chica, tú me dirías qué tal son los profesores de la facul, tengo un poco de miedo, me hace mucha ilusión hablar contigo, tres horas y media de chat esa tarde, luego así durante dos semanas, no tengo novio, pues yo n u n c a . . . , libran un p a r de veces por causa familiar.
tecnolo^.
monstruosa, o peor, que la propia A n a H T M L fuese algún colega del irc j u g a n d o con él, lo que se daba con frecuencia, según las confesiones que alguno de sus compañeros le habían hecho. Pero no podía ser: la chica estaba tan pirada, con aquellas ocurrencias que decía, "Tengo un hámster de mascota, le pongo delante del teclado p a r a que aprenda a hacer su propia P K I con Java, y yo creo que lo entiende mejor que yo...", - a veces Marcos llegaba a pensar que quizá podía padecer algún tipo de trastorno m e n t a l - , que el montaje entonces debía haber sido planeado p o r un loco muy peligroso, y con u n a intención que escapaba a la imaginación de Marcos. Ana, la chica que como él había nacido p a r a programar y crear mundos alfanuméricos, era tan real como el ciberespacio, los Gigabytes y, por supuesto, los virus informáticos.
Marcos sintió en octubre de 1997 que el m u n d o se ponía cabeza abajo, perdía el suelo y lo que era mucho peor, a él, siempre tan meticuloso con sus cosas, tan ordenado en sus ideas, le daba absolutamente igual. Su pequeño negocio de arreglo de aparatos sufrió por primera vez retrasos en las entregas e incluso alguna devolución por chapuza y reclamación del cliente, bronca incluida. Se olvidó de terminar la placa nueva p a r a su pe, y frenó cualquier avance en su tesina sobre la aplicación de los conjuntos complejos a los lenguajes cifrados. M a m á comenzó a preocuparse cuando las bolsas de patatas fritas, intactas, se acumularon hasta por tres, en la encimera de la cocina.
Tras muchas horas de chat, discusiones sobre datos encriptados y dudas acerca de Ensamblador, con chistes intercalados y alguna tímida referencia personal, más por parte de H T M L que del Profesor Linux, llegó el m o m e n to decisivo. La chica rara aficionada a los logaritmos sugirió conocerse, "pero por la vía dura". Q u é mejor momento y lugar que la Feria del SIMO, a punto de inaugurarse. Si ella no lo hubiera mencionado, a Marcos j a m á s se le habría pasado por la cabeza la idea de quedar. El habría tenido suficiente con chatear, así, casi todos los días, y dedicar el resto del tiempo a imaginar las posibilidades en la realidad sin que se materializaran nunca, pero u n a vez planteado el salto a un m u n d o dotado de espacio y tiempo, aunque horrorizado por lo de las tres dimensiones, Marcos no se atrevió a desconectar.
N o había visto ninguna foto de A n a H T M L , pero qué más daba, si a él lo que le tenía trastornado era la idea de la chica, haciéndose realidad cada tarde en su ordenador. El milagro. Buen conocedor de la fórmula estadística, era más difícil - y m e j o r - que si le hubiera tocado la Primitiva. Es cierto que a veces se le venían a la mente pensamientos terribles, como que todo aquello pudiera ser una broma
Bueno, pues ella tiene unas cosas para él, unos artículos de revistas americanas, Wired, no sabe si la conoce, pero están muy, muy bien, sí, sí, él la compra de vez en cuando aunque su inglés no es muy bueno, no importa, se entiende bien, son interesantes, ella tiene muchas, se las pasa, bueno, él tiene unos artículos que escribió p a r a varias revistas de la facultad que, bueno, sí, sí, a ella le interesan Quimera 57
mucho, también tiene varias cosas escritas, podemos ver el S I M O y tomar algo después, yo vivo cerca del Ifema, yo vivo un poco más abajo, en Chamartín, por López de Hoyos. Vale, pues allí el sábado, en la puerta, a las once. AnaHTML> Cómo nos reconoceremos? Habrá mucha gente y
una excusa por email y olvidarse de todo. El tío de las gafas, un moreno bajito de frente despejada, cazadora deportiva, vaqueros y zapatos lustrosos con el que charlaba Ana, él muy animadamente, con una sonrisa de oreja a oreja, era perfectamente intercambiable con Marcos. Ella no se daría ni cuenta.
eso... Se me da fatal moverme en multitudes, creo a veces que me voy a morir y tal... Prof.Linux> No creo que haya muchas chicas, je je AnaHTML> Ya... buf, qué mal... Es que se me da tan mal todo esto... Prof.Linux> No te preocupes, mira, yo llevaré una camiseta de Linux, vale? AnaHTML> Bueno, yo me pondré un gorro blanco que tengo con dos pompones... Prof.Linux> Seguro que nos encontramos.
Si se daba prisa, podía encontrar billete esa misma noche para Sudamérica. Era un buen lugar para los programadores. La cita en el SIMO fue, como decía su padre, "la apoteosis". Era la tercera vez que iba a Ifema, conocía de sobra la combinación de autobuses que le dejaba en la explanada frente a los pabellones. Pues a pesar de eso, tomó el metro en dirección contraria, y tuvo que esperar más de quince minutos uno de los autobuses gratuitos que la organización había puesto para llegar al recinto ferial, un autobús hasta los topes de gente como él, entre codazos, empujones y carpetas en las costillas. Lo que pretendía ser un viaje calmado, llegar reposado y sonriente, arreglado con su nueva parka, los zapatos lustrosos y la camiseta del pingüino, se convirtió en una carrera atropellada por llegar a tiempo, sudando a chorros y preso de un ataque de nervios. Cuando por fin alcanzó la entrada principal, a unos veinte metros y medio tropezando, los zapatos llenos de polvo del Parque Juan Carlos I, vio a AnaHTML. Una chica alta. Más alta que él. Se la veía de refilón, no podía decir desde allí si era guapa. El gorro infantil con orejeras y los pompones colgando. U n a mochila a la espalda. Estaba hablando con un tipo con gafas. El tipo llevaba una camiseta de Tux.
Pero no lo hizo. Sudando y temblando, se acercó a la parej a y saludó, tan bajito, que Ana no se enteró. Tras carraspear, volver a repetir la frase en voz más alta, —Soy Marcos, habíamos quedado aquí,... yo... el del irc... —. La chica se volvió hacia él, mientras el otro gafas con camiseta de pingüino improvisaba con su mejor sonrisa: — Q u é coincidencia, yo también me llamo Marcos, ¿verdad, Ana? Venga, vamos, que va a empezar la conferencia de Nixdorf—, mientras hacía amago de rodearla con el brazo como un guardaespaldas.— ¿Vamos?—, y dirigía a Marcos una mirada de desprecio por encima del hombro. A n a H T M L , perpleja, miró a los dos Marcos. Carita larga, ojos grises y brillantes, labios y dientes finos, mechones de flequillo lacio. U n a ratita de biblioteca, muy presumida, 1,70 cms. —¿Tú no te llamas Marcos, a que no? —Bueno... Marcos, Marcos, Manuel, Manolo... ¿qué más da? Si lo importante es habernos conocido. Además, yo también estoy en el Irc. Ahora ya... —más sonrisas amarillas—. Un grupo de clones con gafas, mochilas y camisetas se detuvo a pocos metros del trío de vodevil. —¡Francisco Javier, vamos a hacernos una foto los de la quedada! Todavía resistió Feo Javier unos segundos, sin decir una palabra, manteniendo la sonrisa y de pie entre la pareja, hasta que los gritos de sus compañeros empezaron a llamar la atención de los guardias de seguridad. Como no pasó un ángel ni cayó un yunque sobre la cabeza del Marcos real, el impostor agachó la cabeza y se fue corriendo, a posar para la foto. — Q u é vergüenza... la gente no tiene dignidad. —Ana miraba a Marcos de refilón, muy tímida.—Casi me muero por la situación. Hola, soy A n a H T M L .
Había por lo menos diez tipos con camisetas de Tux. Hubo un par de segundos en los que Marcos pensó que llegar tarde, equivocarse de metro, perder el autobús, tropezar, sudar de esa manera, todo eso en una persona como él, puntual, pulcra y ordenada, no eran sino señales de que lo de la cita no era buena idea, y lo mejor iba a ser pasar por delante haciéndose el sueco, pretextar más tarde 58 Quimera
Marcos, deshaciéndose en sudores fríos que le resbalaban por la espalda, se creyó morir. A partir de ese momento, perdió la conciencia de sus actos sin necesidad de acudir a las drogas o el alcohol. Las seis horas en los pabellones del SIMO desaparecieron en un segundo. Tal como si hubieran puesto un pie allí dentro a las once y cuarto de la mañana y, como en un montaje cinematográfico, la
siguiente imagen fuese la de la pareja saliendo casi de noche, cargada con bolsas llenas de folletos, publicidad, envoltorios y plásticos. En el intervalo, habrían visitado todos los stands, prestando especial atención al nuevo DVD y a las videoconferencias, las maravillas de una conexión a Internet de a 128 kbps, y la presencia de numerosas y prestigiosas empresas de seguridad informática. Y el fin de fiesta, tras hacer una cola interminable, jugar los dos con otros quince forofos, al Quake. Marcos no recordó nada de la cita los días posteriores, tal era su estado de ensimismamiento y confusión. Igual que si se hubiera emborrachado gravemente, llegó a su casa sin saber de dónde venía, sin poder despegar los labios, pastosos tras una jornada de parlamentos, gritos, preguntas, risas y confidencias. Tras caer en la cama profundamente dormido, despertó al cabo de un par de horas, temblando. De repente recordó todos los detalles de la cita, y se sintió la persona más desgraciada del mundo. Ana no querría volver a verle nunca, y lo más seguro es que todo hubiera sido un broma. Comenzó a llorar y no paró, aunque tenía mucho sueño y ya le dolía la cabeza, pero convencido de que ese gesto trágico iba a ser su despedida, no lo dejó hasta que se hizo de día, cuando salió de la habitación, se preparó un desayuno con un tazón de leche con chocolate y media barra de queso con jamón. Entonces se fue a dormir. Poco a poco fue despertando del coma sentimental, y para no perder un solo minuto en la memoria, escribió en un documento de Wordperfect todo el periplo del viernes, los recuerdos, diálogos e imágenes de Ana. Ella había llevado cámara de fotos y le mandó a su email de la facultad unas imagen de los dos en el SIMO. Marcos no se quería ver, pero allí estaba, pequeño y gordito, junto a su amiga alta y chiflada, orgulloso de ser uno de los pocos hombres acompañados de chica, si exceptuamos a las azafatas y las niñas pequeñas de la mano de sus padres. Los otros Marcos de pingüino en pecho le observaban haciéndose cruces, y más de uno, y más de cuatro, que le conocían de la facultad, pero nunca le habían tratado, se acercaron para entablar conversación con el fenómeno, mientras el resto se quedaba mirando como si estuvieran en presencia de un espejismo. Un milagro.
nas cicatrices debajo del flequillo. Mis padres querían internarme en un psiquiátrico, pero al final decidieron que me lo inventaba todo. Una pena, porque yo creo que de pequeña lo que tuve es alguna clase de autismo que no diagnosticó nadie, y claro, así me he quedado yo ahora". Marcos permanecía mudo, maravillado, contemplando en su imaginación a través del teclado a aquella criatura. Lo único que él había tenido en la infancia fue el sarampión. Pero no era la primera vez que oía hablar de estas enfermedades. En sus clases de la PoHtécnica al menos se encontró con un par de alumnos que mostraban signos de trastornos graves en el trato con las personas, a la par que eran auténticos cerebros de la informática. Marcos, sí, era un chico introvertido y cargado de complejos, pero tenía un pequeño grupo de amigos, que se mantenía más o menos intacto desde el final del BUP y en la facultad había conocido a algunos colegas. Aunque le gustaba mucho permanecer solo, solía salir con ellos un par de veces al mes, un cine, cenar, incluso irse de copas esporádicamente. Total que, para su desgracia, no tenía un esplendoroso síndrome con el que fardar ante Ana. Pero muy bien podía hacerse con uno. A ella no se lo habían diagnosticado, luego sus síntomas eran subjetivos y nada aseguraba que fiarse a cabezazos no fuese más que una excentricidad. Con un trastorno de la personaUdad convenientemente elegido, Marcos y Ana se harían inseparables. Ya veía un futuro de pareja visitando psiquiatras, tomando litio y paseando por un bosque romántico. ( . . . ) •
(...) Ella, por su parte, se dejaba querer, y volcaba confidencias y penas, muchas penas. "Creo que soy bulímica anoréxica nerviosa, aunque también tengo un poco de comedora compulsiva, sobre todo en época de mucho estrés", le decía con cara de normalidad mientras comían un sándwich mixto con patatas fritas on line. "Pero lo peor es cuando me da por darme contra la pared. Tengo alguQuimera 59
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GRAN TURISMO
I
por Manuel Vilas
CERNUDA ENAMORADO Hermanos míos en el Señor Federico García Lorca, me con- Travillo en el 2010 que no tuvo nunca una relación amorosa mueve el poeta Luis Cernuda. Siempre tan solo en todas par- con Cernuda. A mí eso me pone triste, queridos hermanos tes. Casi lo echan de la Generación del 27 por maledicente y en Federico García Lorca. No hubo sexo entre Salvador y por pobre. Lorca nunca hubiera dejado que echaran a Cernuda. Espero que sea el pudor y la respetabilidad de un Cernuda del 27 porque lo quería mucho. Te echan enseguida Salvador ya anciano lo que le llevó a negarle a Taravillo la de los sitios, cuidado. La sociopatía casa mal con las genera- fornicación. Salvador tenía 28 años menos que Cernuda. Me ciones literarias. No sé, Cernuda parece el David Bowie de las lo puedo imaginar. Cernuda estaría exaltado. Se iban juntos letras patrias, y eso es bueno. Acaba de salir la segunda parte a Acapulco en autobús. Como si los estuviera viendo. de la biografía de Luis Cernuda, escrita por Antonio Rivero Cernuda sería el hombre más feliz del mundo, dándole graTaravillo, titulada Luis Cernuda: Años de exilio (1938-1963), edi-cias a Dios todo el rato por haberse ligado a un chaval de tada por Tusquets. Es una buena e interesantísima biografía y lujo. Puede ser que no consiguiera llevárselo a la cama, pero allí se cuentan episodios claves de ese coloso en llamas que fue nada es perfecto. Yo quiero exaltar hoy aquí a un Cernuda el exiliado Luis Cernuda, quien tenía enfi-ente de sí al país más orgulloso de tener un novio guapo y aüético, envidia de feo de la tierra: España. Y mira que sigue siendo bastante feo todos. Puede ser que no hicieran el amor, pero Cernuda soñó el dicho país. Yo no consigo arreglar nada con el asunto de que sí. Cernuda estaba muy enamorado de Salvador, qué España, y mira que me esfuerzo, y en cuanto hago algo por bien, hermanos. Eso es lo mejor que se puede decir de la España y su modernidad literaria, llega algún capullo y lo des- poesía española contemporánea: el amor la inspira. Sin hace todo en un santiamén, y me da igual, te lo juro, me da amor, no hay poesía ni hay nada. igual porque estoy enamorado. La gente dice que Cernuda No sé, tío, a mi me gusta pensar en Luis Cernuda muy enatenía una mala hostia injustificada y que era mala persona, un morado, muy feliz con su Salvador, adorándolo en Acapulco, mal bicho. Un hijoputa, que diríamos ahora. Puede ser, yo qué los dos con bañadores muy ajustados, marcando paquete sé, hermanos en Lorca, yo qué sé. Casi seguro que era un his- duro, bebiéndose una cerveza y riendo bajo el sol del veratérico absurdo. Pero, ¿quién demonios sabe nada de nadie, y no. Cernuda dijo "El amor, única luz del mundo". Un tipo menos de los muertos españoles? ¿Qué pasa? Que Jorge que es capaz de decir eso merece todo el respeto de San Vilas Guillén era un tío superenrroUado, que Aleixandre muy buen de la Cruz, poeta místico de la posmodernidad hispánica. colega, que Alberti era guay, y que Cernuda un borde. El pasaHermanos, apiadaos de Luis Cernuda, del enamorado do es ficción. Ficción emocional también. Lo que está claro, Cernuda. Es nuestro poeta. Amadlo y os amaréis a vosotros después de leer el libro de Taravillo, es que Luis Cernuda era mismos, y a vuestras parejas, y a las parejas de la guardia pobre. La pobreza nos convierte en miserables a todos. Dime civil y a parejas tan señaladas de nuestra contemporaneidad cuánto ganas y te diré si eres guay. como la de doña Leitizia y don Felipe, y a clásicas parejas Rivero Taravillo ha investigado con exhaustividad. Y hay algo impagable en su libro: la reconstrucción de la enamorada amistad mexicana, a principios de los años 50, entre Luis Cernuda y el guapo Salvador Alighieri, el hombre que inspiró los poderosísimos "poemas para un cuerpo", cumbre de la poesía amorosa de Cernuda. Salvador Alighieri era un joven fisioculturista del DE Cernuda y Salvador se conocieron en el gimnasio Hércules de la calle Tacuba. Salvador le dijo a
del pasado como Menéndez Pidal y Menéndez Pelayo, que se amaron mucho también, y parejas del presente como Rajoy y Rubalcaba, o como Cospedal y Shakira. Luis Cernuda solo creía en el amor, como San Vilas. Gil de Biedma lo mismo. Qué bien, hermanos. Qué bien. Ay, el amor, única luz del mundo. Es así, queridos. Amaos los unos a los otros, como Luis Cernuda amó mucho y bien a Salvador Alighieri. I
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LA CUENTA ATRAS (V): TURISMO
Con Las partículas elementales (1998), Michel Houellebecq despidió el siglo X X con u n auténtico catálogo de las obsesiones del arte de la p r i m e r a décad a del siglo X X I . E n las páginas de su novela encont r a m o s la física cuántica, la genética, la p o r n o g r a f í a , la pantalla, la historia del siglo X X , el consumismo, la abyección, la cirugía estética, la ciencia-fícción. Y el turismo. A través del p e r s o n a j e de Bruno, el turismo se d e s n u d a de su dimensión cultural p a r a m o s t r a r lo q u e fue t a m b i é n desde siempre: erotismo. Las antiguas c o m u n i d a d e s hippies se h a n convertido en campings nudistas y en centros vacacionales swingers. Se mencion a el turismo sexual en Bangkok y, de hecho, en su siguiente novela. Plataforma (2001), el protagonista viaj a b a a Tailandia con esa motivación. Pese a ser u n a de las industrias más importantes de nuestra época, lo cierto es q u e el turismo n o tiene u n a presencia protagónica en la fícción actual; en cambio, es u n a auténtica obsesión p a r a Houellebecq, q u e h a convertido la guía Michelin en u n o de los leit motivs de El mapa y el territorio (2010), su última novela, q u e comienza en u n escenario p i r a t e a d o de u n a f o t o g r a f í a del H o t e l Emirates de A b u D a b i . N o obstante esa obsesión, la o b r a de H o u l l e b e c q es a b s o l u t a m e n t e francesa: los personajes y los n a r r a d o res se sienten p a r t e de esa cultura, de esa tradición, de esa lengua. C u a n d o viajan, lo h a c e n con Francia sobre los h o m b r o s . Lo m i s m o p o d r í a m o s decir de la g r a n m a y o r í a de voces y c u e r p o s q u e p u e b l a n la literatura de n u e s t r a época. Tal vez p o r q u e el l e n g u a j e escrito, al contrarío del fotográfico, el cinematográfico o el plástico, remite a u n a etimología m u y codificada y precisa de la traducción explícita p a r a su comprensión, la novela, la poesía, el teatro y el ensayo pocas veces se atreven con la exploración de conciencias o experíencias ubicadas en contextos distintos al q u e h a b i t a el escritor o, incluso, del q u e procede. Es decir, a las len-
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guas ajenas. El ejemplo p a r a d i g m á t i c o sería el de J u a n José Saer, q u e pasó la m a y o r p a r t e de su vida a d u l t a en Francia, p e r o escribió exclusivamente sobre A r g e n t i n a y en argentino. E n su estela, c u a n d o Sergio C h e j f e c decidió, después de quince años viviendo en C a r a c a s , escribir sobre Venezuela lo hizo a través del libro d e viajes y de u n n a r r a d o r autobiográfico [Baroni: un viaje, 2007). Por lo general, ese tipo de fidelidad es v a l o r a d o positivamente p o r la crítica, q u e en m u c h o s casos, pese a su deslocalización académica, m a n t i e n e u n o s fuertes vínculos nacionales (el crítico argentino, a u n q u e sea profesor en París, Barcelona o N u e v a York, está p o r lo c o m ú n inserto t a m b i é n en la r e d de Argentina). E n el e x t r e m o contrario t e n d r í a m o s 2666 (2004), de R o b e r t o Bolaño, c o m o u n a de las escasas g r a n d e s novelas e n español q u e exploran u n a topografía internacional. M á s abstracta. Geografia de la lengua (2007), de A n d r e a Jeftanovich, tras plantearse la p r e g u n t a " ¿ C ó m o sobrevive u n a p a r e j a en la era atómica?", t a m b i é n p r e t e n d e a b r a z a r lo global, m e d i a n te los conceptos q u e o r g a n i z a n sus partes y q u e pese a su uso c o m ú n r e c l a m a n c o n s t a n t e s definiciones: Norte/Sur; Centro/Ecuador; Oriente/Occidente. C o m o variante i n t e r m e d i a , sería interesante estudiar la figura del regreso: J u a n Gabriel V á s q u e z , después de su p r i m e r libro de cuentos, Los amantes de Todos los Santos (2001), a m b i e n t a d o en E u r o p a Central, h a e n c a d e n a d o tres novelas sobre C o l o m b i a , pese a residir en Barcelona; Patricio P r o n , tras dos libros alemanes, h a regresado a A r g e n t i n a en su última novela, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011), a u n q u e viva en M a d r í d , y h a t e m a t i z a d o j u s t a m e n t e esa distancia entre dos continentes y dos vidas; Valeria Luiselli, en Los ingrávidos (2011), f u n d e el extranjero y el regreso situando en el p a s a d o la p r o m i s c u a vida de su n a r r a d o r a en N u e v a York y c o n t r a p o n i é n d o l a , en el presente, a su vida familiar, en México, m i e n t r a s la
Por JORGE CARRIÓN
p r o p i a novela se desdobla y se p u e b l a de fantasmas. El t u r i s m o r e c o r r e esas ficciones p o r q u e , c o m o la p o r n o g r a f í a , c o m o la p a n t a l l a , c o m o la física cuántica, se h a c o n v e r t i d o e n u n o de los m a t e r i a l e s q u e se e n t r e t e j e n e n lo real (y la ficción t a m b i é n es real). Pero, c o m o o c u r r e t a m b i é n c o n esas otras entidades, disciplinas o enfoques, difícilmente se convierte en el t e m a p r i n c i p a l d e u n a novela. Es difícil e n c o n t r a r en l i t e r a t u r a o b r a s s e m e j a n t e s a los libros d e f o t o g r a f í a d e M a r t i n Parr, p r o t a g o n i z a d o s p o r c e n t e n a r e s de turistas a n ó n i m o s , o a la película The World (2004), de J i a Z h a n g k e , r e t r a t o d e u n p a r q u e t e m á t i c o de P e q u í n q u e r e p r o d u c e los iconos m á s célebres de la a r q u i t e c t u r a m u n d i a l . D e s p u é s de la g r a n l i t e r a t u r a m o d e r n i s t a d e b a l n e a r i o , tal vez h a y a sido el p e r i o d i s m o g o n z o {Miedo y asco en Las Vegas, d e H u n t e r S. T h o m p s o n ) y la ciencia-ficción (Parque jurásico, de M i c h a e l C r i c h t o n , "El p a r q u e t e m á t i c o m á s g r a n d e del m u n d o " , de Ballard) los q u e se h a y a n i n t e r e s a d o m á s p o r sus simulacros p o s m o d e r n o s . Estoy g e n e r a lizando, p o r supuesto. P o d r í a m o s e n c o n t r a r cientos d e e j e m p l o s de interés d e la Hteratura c o n t e m p o r á n e a p o r las t o p o g r a f í a s del t u r i s m o . El p e n ú l t i m o sería Padres, hijos y primates (2011), d e J o n Bilbao, q u e sucede í n t e g r a m e n t e en Y u c a t á n d u r a n t e la a m e n a z a y la l l e g a d a d e u n h u r a c á n . El p a i s a j e de la devast a c i ó n a c t ú a c o m o c o r r e l a t o de las m e t a m o r f o s i s i n t e r n a s del p r o t a g o n i s t a , q u e se e n f r e n t a r á a la violencia d e la n a t u r a l e z a y a las c o n s e c u e n c i a s d e su p r o p i a violencia, e n u n escenario q u e favorece los e n c u e n t r o s i m p r o b a b l e s y las tensiones a j e n a s a la v i d a c o t i d i a n a , es decir, la p u e s t a a p r u e b a de la ética e n u n c o n t e x t o m o r a l m e n t e a l t e r a d o . U n a de sus s u b t r a m a s r e m i t e a u n a c c i d e n t e de b u c e o en Egipto. Porque mientras un matrimonio viaja por México, su h i j o lo h a c e p o r Egipto. T o d o s viajeros. T o d o s turistas. E n u n h o r i z o n t e apocalíptico q u e e n c o n t r a -
m o s a s o c i a d o al p a r q u e t e m á t i c o y al resort, q u e el cine h a c o n v e r t i d o en espacios del terror. Los límites de los artistas son los de sus biografías: la exploración de M a r t i n P a r r c o m e n z ó en las c o m a r c a s inglesas y le h a llevado a a b r a z a r el globo t e r r á q u e o . Por eso h a y q u e situar la presencia de N u e v a York en la o b r a de E d u a r d o L a g o o A n t o n i o M u ñ o z M o l i n a c o m o consecuencia n a t u r a l de sus desplazamientos vitales. O los Estados U n i d o s en la de E d m u n d o Paz Soldán. O Barcelona e n la de F e r n a n d o Vallejo. O M é x i c o e n la de E n r i q u e Vila-Matas, q u e h a h e c h o del turismo cultural u n o de los m o t o r e s de sus novelas. N o obstante, la crítica, inserta consciente o inconsc i e n t e m e n t e e n los m e c a n i s m o s de articulación simbólica de naciones y estados, a c o s t u m b r a p o r inercia a articular sus discursos c o m o exploración de tradiciones y de topografías locales. El avance de los global studies, c o n c e p t u a l m e n t e t a n problemáticos c o m o los cultural studies o la filología hispánica, está a c t u a n d o c o m o c o n t r a p e s o de esa t e n d e n c i a a u t o m á t i c a . E n t r e a m b o s extremos, los estudios transatlánticos y la deseable lectura de la literatura escrita en lengua española c o m o u n i d a d a c t u a r í a n c o m o p a s o i n t e r m e d i o p a r a lecturas c o m p a r a d a s y de c o n j u n t o . E n éstas, c o m o los llamados viajeros hasta m e d i a d o s del siglo X X , los turistas serán estudiados c o m o sujetos subalternos de g r a n potencial político; c o m o conexiones entre lenguas, economías, sistemas culturales; c o m o expresiones del sujeto c o n t e m p o r á n e o . P o r q u e lo q u e u n e c o n m á s energía a los seres h u m a n o s d e hoy es que, en su g r a n mayoría, son turistas en acto o e n potencia. Los i n m i g r a n t e s h a c e n turismo. Los nacionalistas son turistas. Y los viajeros t a m b i é n lo son. Por eso la p r ó x i m a e n t r e g a de " L a c u e n t a a t r á s " h a b l a r á sobre la tensión entre lo local y lo global, e n u n m o m e n t o e n q u e los relatos se i n t e r n a c i o n a l i z a n c o m o lo h a c e n los cerebros q u e los piensan y p r o d u c e n . •
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Baile, fuga y clasicismo UNA AUTOBIOGRAFÍA SOTERRADA Sergio Pitol A n a g r a m a . Barcelona, 2011. 144 págs. La prosa de Sergio Pitol (Puebla, México, 1933) se aproxima a la fuerza de atracción de los conceptos. Gira acompasadamente en su órbita, baila, aumenta la velocidad y luego emprende la fuga. La prosa jamás pretende llegar al corazón del concepto ni lo hace surgir como una revelación definitiva que a la larga se sentiría como algo banal, pedante hasta la irritación. En cambio la prosa surca y pule lo que toca en una danza sencilla y a su paso no queda más que una corriente llena de vórtices donde flotan los pedacitos del concepto, pulverizados. Se trata de una forma de conocimiento cada vez más anómala cuyo signo es el placer del movimiento, el devenir y la mutación de las ideas alentado por el pulso secreto de la poesía. Esa forma anómala de conocimiento se llama literatura. Y la formidable red fluvial Pitol queda expuesta, más aún si cabe, en este libro que reúne fragmentos de diarios, notas ensayísticas, apuntes borrosos, anécdotas y una entrevista con el amigo Carlos Monsiváis. A estas alturas ya no nos sorprende que Pitol se las haya arreglado de nuevo para que semejante diversidad no zozobre en un cansino pastiche de simulaciones, sino que todo ese material heterogéneo fluya en el cauce de la prosa, con sus corrientes internas, sus remolinos y las infinitas ramificaciones de la desembocadura. Tal y como aclara él mismo al describir sus sospechas hacia el vanguardismo del nouveau roman y Tél Quel, la necesidad de innovación formal no podía partir del rechazo de los recursos de64 Quimera
sarrollados por la novela del XIX, ni mirar con ciego desdén a Dickens o a Galdós por su fidelidad a la trama. Del mismo modo, su pertenencia a la cultura mexicana jamás estuvo reñida con una apertura hacia todas las tradiciones y literaturas. De hecho, su obra quizás pueda entenderse como un viaje incesante de idas y venidas entre lenguajes, donde las identidades se vuelven dudosas mascaradas, códigos pervertidos de utilidad imprecisa. Siempre en deuda con el gran Alfonso Reyes, el clasicismo de Pitol no es el refugio aristocrático de la armonía apolínea, libre de todo conflicto. Su clasicismo es tensión muscular, agonística, placer, lucha, fiesta. Laocoonte y la temible serpiente, el invasor longobardo que en plena batalla, iluminado por la visión fantástica de una ciudad, se cambia de bando y muere defendiendo Roma. "Hay un aspecto que especialmente me toca del legado romano", escribe Pitol, "su permeabilidad a las otras culturas. Durante años Roma envió a sus mejores hijos a la Escuela de Atenas, y a sus propias deidades incorporó rebautizándolo el amplio reparto del Olimpo griego; aún más, el culto a esos dioses coincidió con otros: Isis y Osiris, Mantra y también con las creencias de cristianos y judíos (...). Ese carácter de simultaneidad en lo diverso es el que realmente me interesa del mundo latino. Estrechar los límites y encerrarse en ellos siempre ha significado empobrecerse." En franco pleito contra ese empobrecimiento, contra la gravedad de los descubridores de verdades, contra la autocomplacencia de los melancólicos, contra la afectación de los sepultureros, Pitol nos propone su paganismo celebratorio. Una actitud vital que es a la vez un estilo, la auténtica elegancia: la manera sobria y risueña de enfren-
S E R G I O PITOL
Una autobiografía soterrada
ANAGRAMA Narrativas hispánicas
tarse a la muerte, la natural aceptación de la simultaneidad de los tiempos, la serena transformación del cuerpo de la escritura en el definitivo carnaval de las sensibilidades históricas. Como ocurre con Montaigne, Pitol hace lo que le da la gana. Grita, susurra, brinca, nos hace guiños, suelta una carcajada, llora discretamente, reconoce valientemente sus limitaciones y, delante de nuestras narices, transforma esas supuestas carencias en sus principales virtudes, de modo que allí donde parece haber un agujero teórico, surge un fructífero pozo de genuinas reflexiones sobre las relaciones entre el arte y la vida. Tanta libertad resulta contagiosa.
JUAN SEBASTIÁN CÁRDENAS
EL QUIRÓFANO Mucha mierda TEATRO D o n DeLillo T r a d . de O t t o M i n e r a , R a m ó n Buenaventura Seix Barral. Barcelona, Abril, 2011. 346 págs. Siendo Don DeLillo (Nueva York, 1936) un escritor reconocido principalmente por sus novelas, este crítico esperaba que su teatro fuera una confirmación de sus dotes novelísticas, adaptadas con mayor o menor habilidad a la forma teatral, pero no una dramaturgia con personalidad propia. Quizás por eso, en mis primeras notas apunté con excesiva perspicacia rasgos evidentes de esa contaminación: exceso de narratividad en los diálogos y cierta tendencia a que los personajes se expliquen en exceso a sí mismos, sin dejar espacio para ese subtexto que es esencial para abrir la obra a la interpretación de actores y directores.
su escenificación. Si bien al príncipio Teatro puede levantar recelos en este sentido, la S«lx Barral Bibliol«a Kormcntor genialidad de De Lillo acaba imponiéndose, una vez comprendemos la ambiDon DeLillo ción de su propuesta: conseguir que am bos planos de imaginación, el narrativoTeatro realista y el teatral-escénico, acudan a la mente del lector de forma simultánea, amalgamada, sin renunciar a ninguno. Y lo consigue. ¿Cuáles son los temas recurrentes de esta antología? la enfermedad, la relación entre tecnología y humanidad, la exploración existencial y emocional del individuo contemporáneo, la televisión como metafísica... en resumen, los esperables en la literatura de De Lillo. Más que por un novedoso contenido, fascina el enorme talento con que el autor traduce su imaginario a un lenguaje genuinamente teatral, con una sofisticación y unos recursos originales, exclusivos, no calcados de sus hallazgos narrativos. La potencia e innovación de su dramaturgia su asunción del cielo", se explora el es tal que uno se pregunta cómo hasta momento de gloria de un tenista que ahora solo ha oído hablar del DeLillo rota 360° en el escenario, mientras se novelista, cuando su genio para el teatro narra el patetismo del camino que lo es equiparable. Quizás esta antología de llevó hasta la cumbre. "Valparaíso" Seix Barral ponga puntos sobre esas íes. comienza con una entrevista a un indivi-
Y sin querer, me estaba olvidando de que DeLillo es un genio. Bajo mis críticas apresuradas, subyace la eterna crisis esquizofrénica de la recepción del texto teatral, que no se sabe bien si nace para ser leído, representado, o para lograr la difícil meta de satisfacer Los momentos más brillantes de las ambos propósitos, tan dispares. cinco obras que componen Teatro tienen Personalmente, considero que el teatro lugar en la mezcla hiperrealista del que no se escribe para su representación, directo con la capacidad alegórica y los ignora con frecuencia los recursos pro- juegos metateatrales propios del drama. pios del género, convirtiéndose en mera En "La habitación blanca", enfermeras, narrativa guionizada, que lleva al lector médicos y pacientes van siendo reclamaa imaginar a los personajes viviendo dos como enfermos mentales, destru situaciones reales, cuando lo que debería yendo así todas las certezas del espectaevocar en su cabeza es la situación tea- dor, al denunciar el comportamiento rutitral que representa esas situaciones. Aban - nario de los individuos como pura locura. donado por lectores, críticos y editores, Lo cotidiano gira al surrealismo, que incoel teatro debería más que nunca reivin- moda y descoloca proflindamente, como dicar un lenguaje artístico singular, sin la televisión representada por un demente hacer concesiones a ese receptor que in- maniatado que emite instrucciones destenta imaginar el mundo a través de él, concertantes. En la brillante y brevísima cuando lo que le es dado a imaginar es "El arrebato del deportista en
duo sobre un viaje en avión: "¿Ninguna inquietud, ninguna sospecha de que algo iba mal?" "Únicamente la sensación de abandonar la tierra. Siempre la sensación de que no nos está permitido". Y en "Sangre de amor engañado" asistimos a un asesinato a cámara lenta a través de sedaciones a un comatoso, por parte de los miembros de su desintegrada familia. Es la capacidad de DeLillo de dotar de una profundidad inigualable la experiencia contemporánea, Uevada a escena. Mucha mierda.
MIGUEL ESPIGADO
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Misterio y memoria nueva amenaza, próximo al hedor de la putrefacción, imagen recurrente que remite al modo en que el autoritarismo Ana Blandiana T r a d . Viorica Patea y F e r n a n d o corrompe la existencia -"Fue un momenLAS CUATRO ESTACIONES Sánchez Miret PERIFÉRICA to de enorme pureza emocional, pero al Periférica, Càceres, 2011. 224 págs. mismo tiempo sentía que algo maléfico Las cuatro estaciones fue el primer libro deplaneaba en el aire, que algo se estaba preprosa de Ana Blandiana (Timosoara, parando" ^ p . 42-3)-. Arrastrados por la Rumania, 1942), destacada poetisa tradu- textura onírica y por el denso simbolismo cida a veintitrés lenguas y todo un símbolo con el que la autora intentaba, de un lado, de la resistencia al autoritarismo en su país. burlar la censura y, de otro, construir un En realidad, Blandiana es el pseudónimo tejido en el que lo invisible y lo visible se con el que la autora publicó sus poemas, daban la mano, los lectores encontrarán luego de que fuera censurada en 1959 en Las cuatro estaciones el negativo de buena como hija de un "enemigo del pueblo", parte de la tradición de la literatura fanpues su padre fue un represaHado del régi- tástica, esa en la que el misterio abre una men comunista. Tras Proyectos de pasado, brecha en lo real; en Blandiana, de un Periférica presenta los cuatro relatos que modo inverso, nos movemos en los domi- olvidaba el aspecto que había tenido hasta conforman este ciclo, publicado original- nios del misterio, y en su interior se abren entonces" (p. 179), fuera prohibido por sus mente en 1977, cuatro espacios oníricos en angustiosas interferencias de realidad. "tendencias antisociales". los que la autora hace valer el territorio de lo fantástico como única posibilidad sub- En "La capilla con mariposas", INVIEREn "Queridos espantapájaros", la autoversiva para quienes vivieron regímenes NO, la protagonista desemboca en una ra trata de localizar el momento detonantotalitarios como los de la Europa del Este. iglesia ortodoxa en cuyo interior se pro- te de la PRIMAVERA, el epicentro de La protagonista de las cuatro narraciones duce el milagro de la nieve, aun cuando una explosión de vida que se contagia al es una Jlanéuse, una paseante que asiste a no nieva en el exterior El retablo de la hormigón de la ciudad, el cual, sorprendiuna concatenación de hechos asombrosos iglesia ha sido invadido por millares de do, comienza a germinar (p. 100). Hasta y nos expone al "terror Ueno de asombro mariposas que conforman un dibujo con los edificios crecen a imitación de la flora. que se deriva de comparar el milagro con sus intensos colores y reproducen en sus La primavera asoma incluso en lo fatídico, la realidad" (págs. 75-76). Al arrastrarnos alas las figuras de las vidrieras. El con- en las inmediaciones de la muerte, porque en una corriente de imágenes alucinadas junto es de una belleza que al mismo hay un parentesco entre ella y la muerte no es un ejercicio de escapismo lo que se tiempo atrae y repele, pues las mariposas (pág. 80), porque incluso la muerte es vista nos propone, sino la revelación del verda- emiten un zumbido inquietante y pro- como un algo genuinamente humano y dero significado del mundo descrito. porcionan al espectador "una felicidad como una victoria del hombre (pág. 79). Como resume la propia autora: "Lo fan- ambigua" (p. 25), imagen, es posible, del Entre las visiones consecutivas que presentástico no se opone a lo real, es solo su modo en que las utopías esconden la ta el relato, se destaca la escena de la comirepresentación más llena de significados" degradación moral bajo sus bieninten- tiva de un entierro, que viene a represen(pág. 55). El ejercicio de simple y pura con- cionadas apariencias. tar "un elemento inconformista, el único templación -"Yo existía porque podía A Blandiana no parece interesarle tanto elemento imprevisible e imposible de conver" (pág. 137)- se convierte aquí en un la construcción de personajes y conflictos trolar en un sistema de determinaciones ejercicio de libertad, tal vez el único dispo- cuanto la sucesión de maravillas y amena- tan perfectas" (pág. 79). nible bajo el régimen de la censura: "lo zas, y el modo en que éstas revelan la natuSin embargo, al mismo tiempo se preimportante es siempre lo que puedes abar- raleza del mundo en que hubo de vivir su para una conspiración (pág. 65). Un ejércar con la vista" (pág. 103)-. Y así, ante la infancia y juventud. Resulta revelador en cito de espantapájaros impedirá el triunfo sucesión de visiones oníricas, el lector osci- este sentido que Las cuatro estaciones, estade la primavera/vida. La terrible imprecala entre la maravilla y la angustia, porque colección de visiones oníricas de un ción con la que se cierra este relato puede cada milagro aparece a la sombra de una "mimdo resbaladizo, que a cada instante leerse como una diatriba contra el modo
LAS CUATRO ESTACIONES Ana Blandiana
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en que los autoritarismos conspiran contra la felicidad: la protagonista se dirige a ese ejército de espantapájaros en una forma en la que, probablemente, no estén acostumbrados, "directa y humana" (p. 104). Al fin y al cabo, un espantapájaros es una farsa, una burda emulación de un hombre. Y eso son exactamente los gerifaltes del régimen, grotescas imitaciones, inmóviles y aterradoras, de un ser humano, hombres, al fin y al cabo, clavados en la realidad, pero no acostumbrados a la irrea Idad (pág. 105), escribe Blandiana. La primavera es también el ideal de una pureza original intacta, un estado prístino del mundo aún no contaminado por la ideología, un hüo a la Creación —"Olía a tierra, así como debió de haber olido en el momento de la creación del mundo, un olor a tierra madre" (p. 89)-. No escapa Blandiana a los tópicos románticos relativos a la naturaleza, como la libertad natural frente a lo urbano, la infancia como pu Eza frente a lo adulto, el sueño co mo ruptura con las reglas de un mundo deshumanizado. No obstante, tales tópicos deben leerse en su contexto, el de los totalitarismos que asolaron a los países del Este en el siglo XX, de ahí que el sueño aparezca en Blandiana emparentado no tanto con la muerte cuanto con la intensificación de la vida. Así considerado, este imaginario romántico cobra nuevos y perturbadores significados. Como en el aterrador pasaje musical de 'Vlvaldi, el VERANO es presentado en "La ciudad derretida" como una agresión de la que el organismo se defiende a un nivel que queda más allá de la conciencia, "una especie de astucia del cuerpo" (p. 114). Como nos recuerda con acierto Viorica Patea en su espléndido postfacio, "En la iconografia comunista, el sol o la rueda roja son emblemas de la nueva ideo bgía que anuncia en la propaganda oficial el 'fiituro radiante' de una nueva
era" (p. 216). El corazón de este relato deshumanizado, es decir, sin rastro humano, en el que solo se describen fenómenos atmosféricos, el fluir de nubes y de colores en el cielo, se localiza en el pasaje en que dos soles compiten en el cielo, y el vencedor, el de arriba, ilumina el mundo con crueldad (p. 122) y lo impregna todo de un hedor repugnante, culpable y victorioso (p. 122); de nuevo la metáfora del totalitarismo como corrupción de la vida. "Yo era partidaria del sol muerto" (p. 121), declara la protagonista, quien, ahora, y a diferencia de los relatos anteriores, está sola, última superviviente bajo un calor sobrenatural que hace que los individuos, como los relojes de Dalí, se derritan y fundan en ima gran masa informe. O T O Ñ O . No obstante, lo que confiere auténtica emoción y hondura a estos relatos es el modo en que Blandiana combina lo mágico y lo testimonial, el misterio y la memoria, o, si se quiere, la metafísica y la intimidad. Esto se hace patente de manera peculiar en el último -y, sin duda, el más melancólico- relato de la colección, "Recuerdos de la infancia", donde se equipara el olor de las hojas y raíces otoñales, de la tierra mojada, al del papel quemado en la hoguera, y se evoca la destrucción de libros prohibidos, práctica que, por desgracia, era habitual en la Rumania de los años cincuenta. Resulta conmovedor el pasaje en que el padre arranca y echa al fiiego las páginas de su biblioteca que podrian tomarse por subversivas, dándoles un último y compungido vistazo, como si quisiera memorizarlas antes de entregarlas alfiaego.Vemos cómo las páginas se retuercen en las brasas, "contorsionándose como si estuvieran vivas y sufrieran" (pág. 190), arrancadas de libros que Ana Blandiana leería mutilados a lo largo de su infancia. MARIO CUENCA SANDOVAL
CUADERNO [...] D U E L O M i g u e l Ángel HernandezNavarro Nausícaá, Murcia, 2011. 128 págs.
Con el referente del Diario de duelo de Roland Barthes, Miguel Ángel Hernández-Navarro ofrece Cuaderno [...] duelo, un libro que progresa a lo largo de sus cuatro partes desde lo diarístico hasta lo netamente ficcional. Hernandez-Navarro expone en la primera parte del libro un relato reflexivo sobre la muerte de la madre. Alguien dijo que nuestro tiempo había sustituido la obscenidad del sexo por la de la muerte. Si así fuera, Cua derno [...] duelo sería de todo menos obsceno, ya que en él la muerte se convierte en motivo de reflexión, personal y estética, muerte que se asociará a lo Otro, a aquello que nos deja sin palabras (una inscripción en una lápida, como ocurre en el relato "La montaña de Cézanne") y de donde sin embargo no dejan de brotar -las palabras-, una vez tras otra. La indeterminación hteratura/realidad cobra forma ejemplar en el relato "El padre de Thomas Bernhard". Hay pensamiento y humanidad unas páginas donde la ambición se ha visto largamente recompensada por el logro.
JAVIER M O R E N O
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EL QUIRÓFANO Por un puñado de polvo LA PATA DEL ESCARABAJO John Hawkes
plo. Es más, Hawkes probó todos los géneros clásicos de acción: la novela Traducción y prólogo de J o n Bilbao bélica con El caníbal, la novela negra con Un brote de lima, la de aventuras con Meettok, Donostia, 2011. 228 págs. El comercio de la piel en Alaska y el western con La pata del escarabajo. El asunSi salimos de Faulkner en dirección a to es que lo hizo prescindiendo de la McCarthy, habremos pasado por acción. Hawkes sin darnos cuenta. A pesar de No hay hilatura argumental en las la edición de alguna de sus novelas en novelas de Hawkes, porque más que lo Alfaguara en los años ochenta, John que se cuenta importa cómo se cuenta. Hawkes (Connecticut, 1925) es un Es famosa su declaración de principios escritor prácticamente desconocido en la que tacha de enemigos de la en España. Pueden ser dos los motivos. novela a la trama, los personajes, el El primero, que su obra se ubica en escenario y el tema. Una vez hecha medio de la horquilla cronológica semejante limpieza, lo que queda es lo entre dos grandes. En tierra de nadie, de veras importante en las novelas de al fin y al cabo. En segundo lugar, que Hawkes: estructura. No es poco envite Hawkes es uno de esos escritores de para una literatura que desde El último corte abrupto cuya radicalidad genera mohicano hasta The Palé King, borrador una obra que se contrae, se enrosca en de la última novela que dejó inacabasí misma como serpiente de cascabel, da David Foster Wallace, lleva casi dos ajena al reconocimiento que facilita siglos empeñada en contar el mundo el carácter expansivo de Faulkner, tal como es. Pero tal envite no es tanto McCarthy o sus ramales. Incluido por un desafío como la consecuencia del la crítica norteamericana en el neo- evidente desencanto vanguardista vanguardismo de los años sesenta, que cuya afirmación implícita es que todo también practicaban William Gaddis, es lenguaje. Thomas Pynchon, J o h n Barth, WiPublicada en 1951, La pata del escaralliam Gass, William Borroughs o Ro- bajo es la segunda novela de John Hawbert Coover, su narrativa fue saludada kes. Un western atípico por lo que recocomo una esperanza de renovación ge de la tradición y lo que adelanta de tras la crisis que supuso el largo perio- futuras versiones urbanas del género. do de esplendor de la "generación per- La percepción de la historia es podedida" y sus inmediatos herederos, los rosamente visual debido a la atmósfeSalhnger, Henry Miller, McCullers, ra onírica que nos atrapa desde el mis Bellow, O ' C o n n o r y los primeros mo instante en que el sheriff toma la Mailer y Updike. Pero Hawkes, hom- palabra al inicio del relato. Como se bre de rostro grave, pelo lacio y gafas nos dice en el impecable prólogo de grandes, transitó por la narrativa nor- Jon Bilbao, Hawkes aspiraba a escribir teamericana de la segunda mitad de si - "ficciones visionarias", tomando una glo agarrado a su propio dogma, con- parte de la realidad y sometiéndola al vencido de que la radicalidad es el ma- escrutinio de una lente deformante yor síntoma de pureza, aunque sin lle- que ampliara ciertos elementos y sacagar al paroxismo autorreferencial y la ra a la luz otros que hasta entonces pirotecnia de un John Barth, por ejem- permanecían invisibles. No hay mejor 68 Quimera
JOHN HAWKES
LA PATA DEL ESCARABAJO TRADUCCION Y PROLOGO JON BILBAO
íae
tarjeta de presentación para una novela que toma los personajes convencionales del western para dar una visión totalmente renovada de ellos en un entorno implacable de pueblos brotados del desierto, espinos rodantes al viento, calles vacías que rielan por el calor y familias enteras que vagan por los parajes circundantes con las manos en los bolsillos, dando patadas a lascas de pizarra y recogiendo la escasa madera que puedan encontrar. U n mundo anegado de serpientes de cascabel y moteros, carromatos de curanderos y autopistas, porque uno de los efectos más hipnóticos que produce la escritura de Hawkes es la fusión de tiempos en una sola dimensión, en este caso el proyecto fallido de una presa que debería haber transformado el desierto en un vergel.
JAIME PRIEDE
EL QUIRÓFANO Cada vez que compres merca^ Dios matará un hipopótamo en Colombia EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER Juan Gabriel Vásquez Alfaguara. Barcelona, 2011. 259 págs. Siempre que una institución cultural sienta un grupo de escritores españoles y latinoamericanos a una mesa redonda, al menos dos asuntos aparecen de manera inexcusable. Dos asuntos que, por lo demás, acaban desembocado en un irremediable nudo gordiano sobre globalización literaria. El primer tema es el manido colonialismo editorial español, según el cual la transmisión de autores entre países vecinos en Latinoamérica queda supeditada a los designios de la industria en Madrid o Barcelona. A lo que habria que añadir la hipotética y consecuente estandarización del idioma, o la progresiva extinción de giros locales. Más autocritico, el segundo tema popular apela a la expectativas que los lectores depositan en la producción literaria de ciertos países, y a cómo precisamente esa explotación de los caracteres nacionales termina por convertir los libros en parques temáticos del folclor local. Cuando no en experiencias de turismo de muy bajo coste. Cuando no en narrativas -simplificando ligeramente- protagonizadas por un goliardo personaje de donoso bigote à la Danny Trejo, rematado por un sombrero de mariachi y camiseta de la Virgen de Guadalupe, y equipado con una guitarra para cantar rancheras a un hombro, y a otro, un hato con el que atravesará algún puesto fronterizo y en donde conserva muchísimos kilos de la mejor merca, la cual no tardará en endiñar a los desprevenidos consumidores europeos o gringos. Órale. Dicho de otro modo, si el aburrimiento vital de un escritor -pongamos por caso- neoyorquino o londinense ha con-
seguido que la literatura de los países más ricos en Occidente carezca cada vez más de compromiso político, los lectores (para bien o para mal, dicen algunos escritores) parecen negarse a creer en la posibilidad de que un autor mexicano omita el tema de los asesinatos a mujeres, de que un escritor colombiano omita el cartel de la droga, de que una novela argentina omita su cuota de desaparecidos, y por extensión, de que un escritor español omita pasajes de su Guerra Civil y similares. En resumen, puesto que la literatura más crítica vendrá de los lugares más sufridos del planeta, o no vendrá, ¿tiene obligación un escritor latinoamericano a recordar a los lectores del mundo entero el auténtico malestar de su región? Galardonada con el Premio Alfa guara de novela 2Q\\,El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973), participa en esa misma serie de enigmas irresolubles que gobiernan los debates sobre literatura hispanoamericana. De hecho el propio Vásquez ya ha asumido las contraindicaciones de este tipo de ficción en alguna entrevista, al aceptar que la suya no es, en sentido estricto, otra narconovela más, si bien el pistoletazo que puso en marcha los motores de su última ficción lo encontramos en la pregunta sobre el momento en que el narcotráfico empezó a corromper Colombia. Y así, si el motivo que abre la novela es la muerte de un hipopótamo salido del zoológico de Pablo Escobar, poco a poco el relato se diluye en una Bogotá de billares con techos bajos y neones que provocan sombras raras, y en donde la calle huele a "tubos de escape y arepas fritas y alcantarillas abiertas". Vásquez tampoco teme a la intriga, y su historia, de lectura ágil, consume bien los recursos asociados al género: casetes, cartas, contes-
1 rcmio Al.lvV il.AlU di." ^i^t-lu 2011
tadores e intrigantes mensajes que se cuelan en la vida de sus personajes, que a su vez atraviesan una vorágine de violencia y desórdenes familiares, y cuyas vidas privadas en ocasiones quedan condicionadas a la vida política (nacional e internacional) del país. En resumen, no será sino el empacho de narcotraficantes que el lector conserve en su historial lo que determine si El ruido de las cosas al caer vuelve a explotar pesadamente los lugares comunes de la narrativa latinoamericana, o si bien se trata de un relato decididamente entretenido. Yo voto por la segunda opción.
ANTONIO J . RODRÍGUEZ Quimera 69
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Conversaciones con el Dios tartamudo POESÍA COMPLETA Aldous Huxley
mos es la decisión de dividir el poemario L·da en dos partes (poemas en verso, y poemas en prosa dentro de un apénT r a d . Jesús Isaías G ó m e z López dice al final del volumen). Gómez C á t e d r a . M a d r i d , 2011. 736 págs. López lo hace para "mantener el ritmo y metro convencionales a lo largo de Aldous Huxley (Surrey, Inglaterra, 1894 esta edición" (p. 599). Nos resulta arbi- Los Angeles, 1963): autor de Un mundo trario y distorsionador. Cada libro es feliz, tal vez la novela distópica más céle- ante todo una unidad, también rítmica. bre. Puro siglo XX, ensayista profuso. Pero mejor unamos las piezas del puzle Suyas son algunas de las páginas más y leamos. citadas sobre psicodelia o religiones Mixticismo: Leemos seis libros y una orientales que tanto impacto causaron multitud de poemas sueltos, de textos en en la cultura beat y sus derivas. Aldous, revistas a anecdóticos poemas epistolael hermano de un suicida, el hijo de una res o en francés, y todos cosidos con un larga saga de intelectuales ingleses. mismo hilo cuyo origen podemos Compartiendo el té con el grupo de encontrar en la madeja simbolista: Bloomsbury, y mesa y mantel con Eliot. Baudelaire, Laforgue, o el suntuoso Huxley, el viajero impenitente del cuer- ornamentalismo de Verlaine. Huxley po y de la mente, de los países y las for- suele entender la máquina del poema mas místicas. El hipnotista que intentó como una gema tallada que hay que lleusar ese método para curar el cáncer de nar de brillo y palabra densa, como su esposa. Huxley y el LSD. Huxley ejercicios de metro y rima que tenderán muriendo mientras le recitan El libro a la descripción lujosa de detalles y paitibetano de los muertos al oído. Dice el pró- sajes, así como a enciclopédicas referenlogo de este libro que anduvo clínica- cias culturalistas (perfectamente glosamente ciego durante casi dos años en su das en las notas). Digamos que en las temprana juventud, y que desde ese estanterías de la tradición poética espamomento, la búsqueda, a veces literal, ñola Aldous Huxley podría haber sido de la iluminación fue una de sus obse- el décimo novísimo. siones. De ahí tantos caminos. La poesía Pero aquí el lujo es una herramienta fue el primero de ellos, fagocitado desde más de búsqueda trascendental. Un 1941 por su prosa. camino más a la luz, como el de Jonás Poesía Completa: Jesús Isaías Gómez saliendo de la ballena. Lo que subyace a lópez nos presenta la primera edición esta poesía, como campo previo o parano anglosajona de todos los textos poé- lelo a su obra en prosa, es una búsqueticos producidos por Huxley, comple- da del absoluto o una explicación del tando aquel volumen que él mismo mismo en su dialéctica con lo material. publicara en 2009 en la Universidad de Huxley entiende que la eternidad está Almería. Ya de por sí esto es un hecho en Dios (y sus múltiples formas religioimponente. Además, los poemas van sas), en el amor (incluyendo el sexo coacompañados de un trabajo de erudi- mo explosión de infinito en la carne) y ción notable, y por momentos excesivo. el propio arte (de ahí el formalismo lujoPor su parte las traducciones mantienen so de los poemas). el pulso musical en castellano y funcioSujeto a una dialéctica continua donnan con solvencia. Lo que no comparti- de los contrarios se agreden: Platón/Aris 70 Quimera
ALDOUS HUXLEY
Poesía completa Edición bilingüe tle Jesús Isaias Gómez Lópes
CATEDRA LmiAS UNIVERSALES
tóteles, virtud/pecado, oscuridad/color, etc. que se lleva incluso al plano formal enfrentando dos campos textuales muy definidos: poemas de tono elevado frente a poemas de tono irónico. La mixtificación comenzará a ser más precisa a partir de L·da y el magistral poema Soks Occidere et Redire Possunt (pád 435-479), alcanzando su culmen en Arabia Infelix, cuando ambos registros acaben fundidos en un mismo cuerpo, uniendo los contrarios en coUages de reminiscencias eliotianas. El final del camino hacia lo trascendente pasará por la contaminación. Un sensualismo superior, en las propias palabras del poeta. Un acercamiento a la perfección de lo sublime desde el mundo y sus taras. Poder llegar a hablar cara a cara con Dios y descubrir que es tartamudo.
RAÚL QUINTO
EL QUIRÓFANO
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Sugestiva lírica del cachivache LA MORÀVIA. Julià Guillamon
que mueven el motor de una vida ancorada en el recuerdo de la ausencia, pero también de latas de sopa industrial, poGalaxia Gutenber. larizadores, vetustos logotipos de empreBarcelona, 2011. 174 págs. sas desaparecidas, reproducciones de escaparates Art Déco... Julià Guillamon (Barcelona, 1962) es En La Moràvia, como en su obra ensayísuno de los referentes de la crítica lite- tica La ciutat interrompuda: de la contaculturaria catalana. Desde las páginas de La ra a la Barcelonapostolímpica (2001) o en El Vanguardia ha prescrito lecturas y certi- dia revolt: Literatura catalana de l'exili Julià Guillamon ficado avisos de disuasión, ha reivindi- (2008), Guillamon confi-onta la ciudad y La Moràvia cado clásicos olvidados y ha notificado sus pobladores y focaliza los conflictos que otros no merecían el epíteto. H a que el ser humano establece con su tiemretratado, en suma, el aburrido pano- po y su espacio, con las herencias dejarama de la novela en catalán de los das por sus predecesores, esto es, el conúltimos 20 años y ha promovido la lec- flicto generacional que subyace bajo esa tura de la brillante herencia dejada por herencia y que ocasiona el exilio volunlos Sales, Ferran de Pol, Benguerel o tario que impone la transformación de un paisaje, enraizado en el recuerdo y la Pere Calders. memoria, que deja de sentirse como La Moràvia es su primera novela, que no propio. Se trata de la Barcelona que ha obra de ficción, pues en 1991 apareció barrido sus paisajes industriales, primero su libro de cuentos La Jabrica de fred. La transformados por los Juegos Olímpicos, escritura de La Moràvia arranca justo El gran logro de la novela radica en la después rematados por el experimento después de dicho volumen de relatos, apuesta por un discurso narrativo rupdel Forum de las Culturas del 2004 y libro por donde ya pululaba Barreiros, turista, singular en la narrativa catalana finalmente sentenciados a muerte por protagonista hegemónico e inolvidable actual, desde la lectura y asimilación de los rascacielos posmodernos, de cegadode la novela que aquí ocupa. Estamos, la tradición heredada. En La Moràvia ras fachadas cristalinas, del distrito tecpues, ante un largo recorrido de crearesuenan los ecos de Xavier Benguerel nológico 22@. ción que ha pasado por la demora y del Julià de Jódar de la trilogía de voluntaria de la reescritura y aquellas En ese espacio se sitúa Barreiros, el re- l'Atzar i les ombres. otras involuntarias que impone la nece- verso del Capitán Nemo que, igualmen- La Moràvia es un epílogo a la represensidad alimenticia, y ese camino creativo te desarraigado, opta, a diferencia del tación del mundo que se sustentaba en concluye en una magnífica novela que personaje de Verne, por anclarse en la la máquina como motor de cambio y recoge quince estampas de la vida de un no acción, recreando el tiempo perdido una presentación poética de ese mundo Barreiros que decide reconstruir en el a través de los objetos que lo cimenta- en que los motores sonaban mejor que espacio privado de su casa del Ensanche ron. Barreiros es primo-hermano de los endecasílabos. Una atrevida apuesta barcelonés un mundo que fiie y ya no es. Bouvard y de Pécuchet, pues como éstos literaria que deconstruye la novela de Así, la casa de Barreiros se convertirá en decide clausurarse en un espacio desde desarraigo social, que huye de la mimeparque temático de un pasado industrial el cual poder interpretar y codificar las sis para instalarse en la lírica del objeto, y artesano, receptáculo de cachivaches claves del mundo que lo acecha tras la metáfora del pasado perdido. Y esto en varios con autonomía propia (caracterís- seguridad de sus cuatro paredes; pero un panorama tan conservador como el tica esta que Guillamon tanto admira en también del AUie Fox, de La costa de los de la narrativa catalana actual. los relatos de Calders): un catálogo de mosquitos de Theroux, creador de una cojinetes y pistones, elementos nacidos utopía privada que permite la huida de para mover un mundo material y que nuestro mundo consumista y líquido, ahora Barreiros convierte en las piezas inaprensible y cambiante. OSCAR CARREÑO Quimera 71
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Eros y tanatos en el gimnasio fisicidad, donde goce y dolor conviven en tensión dialéctica. Un ejemplo paradigmático es el primer capítulo, en que T r a d . de Javier Lucini se nos relata la ascesis a la que se someAcuarela/Antonio M a c h a d o Libros. te Shereel, la culturista protagonista M a d r i d , 2011. 339 págs. (cuya feminidad introduce un original El realismo sucio es un subgénero siem- quiebro en el punto de vista del relato), pre en boga. Quizá el ejemplo reciente y que culmina con una escena particumás destacado sea Knockemstiff, de Do- larmente potente en la que el sexo no es nald Ray Pollock (Libros del Silencio, entendido como disfrute y liberación 2011). En el prólogo, el siempre apasio- sino como molesta parte obligada del nado Kiko Amat compara a Pollock, entrenamiento: follar para perder ese "sin miedo" y a riesgo de "que me par- último medio kilo. Placer trocado en tan las rodillas en un callejón", con Ha- dolor, lo contrario le sucede a Julián rry Crews (Bacon County, 1935). Iné- Lipschitz, subdirector del hotel que dito en España hasta el momento, experimentará una delectación masoCrews aparece en entrevistas como quista al ser violentado. Yendo un paso miembro de esa estirpe de autores con- más allá, sexo y muerte se alian en la vertidos, en la hiperconsciente actuali- escena en que Shereel accede a acostardad, en un anacronismo (a veces feliz, se con su amante Clavo solo para acaotras menos). Aquellos que, liderados bar poniéndole un cuchillo en el pene; por Hemingway y con Bukowski como aunque el ejemplo más complejo de tal su epítome más carismático, encarnan tensión sea el relato paralelo del cultual escritor voluntariamente antiintelec- rista Billy Bateman y de Earline. El pritual, el hombre duro, fuerte y bebedor, mero esconde una incontrolable glotoel apologeta de los placeres primarios nería que le lleva a la bulimia: Bateman que, paradójicamente, parece apostar vive su disciplina como una servidummás por el trabajo físico que por el artís- bre que deriva en enfermedad. Para él, tico (Crews ha sido soldado, boxeador y el cuerpo sobredimensionado e insano karateka) y que entiende su obra como de Earline es un objeto altamente erótiproyección de su agitada vida ("Si no lo co, una genuina expresión de alegría, de he hecho, no puedo escribir sobre ello", envidiable independencia frente a las restricciones que nos imponen (y nos dice). Es coherente, pues, que Cuerpo (novela imponemos). Lo bello enfermo frente a publicada en 1990 que da inicio a la lo amorfo erotizado: las escenas que recuperación de su obra a cargo de narran su seducción, al borde constante Acuarela/Antonio Machado Libros) se del frenesí, están entre lo mejor del texto. ubique en un submundo tan basado en No funcionan tan bien el resto de persola fuerza y la potencia, tan típicamente najes secundarios, que introducen, en norteamericano, como el de las compe- forma de sátira desatada, los códigos del ticiones de culturismo. Dotado de una gótico sureño en la narración. Un tanto fuerte dimensión teatral (toda la acción excesivos, su presencia lastra importantes sucede en un único hotel) lo más intere- secciones de una novela interesante pero sante de este desigual relato es, sin desequilibrada, que articula una refleduda, la exploración problemática de xión sencilla pero valiosa en el marco de las ambivalencias en la experiencia de la una ficción algo menor.
CUERPO Harry Crews
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una novela de
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En Cuerpo caben las consideraciones de género, desde la disolución de los caracteres sexuales —la dieta y el ejercicio provocando la desaparición de la menstruación y la reducción de los pechos- hasta la puesta en cuestión del modelo de feminidad en la competición: mientras que en los hombres la victoria está reservada al más enorme, aún existe la tendencia a repudiar todo aquello que desborde la idea de mujer tradicional, frágil y delicada. Así pues, la batalla entre Shereel y su oponente Marvella deviene una confrontación entre la perfección grácil y proporcionada y la monumentalidad, la artificialidad y el extremo. Con su (voluntariamente abrupto) final trágico. Cuerpo abre incluso la puerta a una lectura política, certificando lo que el pueblo norteamericano, desmoralizado por la guerra del Golfo, pedía y necesitaba en la primera era Bush: seguir creyendo en los héroes. MARC GARCÍA
EL QUIRÓFANO Un esfuerzo más para ser lacaniano espartanos no es gratuita, exige un alto coste en vidas. Zizek reivindica este esSlavoj Zizek píritu espartano de autocontrol y sacrificio por la Causa frente al paradigma En d e f e n s a d e T r a d . de Francisco López M a r t í n hedonista y desregulado que arranca de causas perdidas Akal. M a d r i d , 2 0 1 1 . 4 7 9 págs. Mayo del 68. Frente a la revolución como fiesta creativa de la imaginación En defensa de las causas perdidas es una lec- sin restricciones, la postura del esloveno tura de esa tradición revolucionaria que es, cuanto menos, realista: tras la crisis de arranca con los jacobinos y llega hasta 2008 y con el colapso climático en el el populismo en nuestros días, pasando horizonte, las restricciones se harán más por los totalitarismos del s. XX. Slavoj necesarias que nunca. The game is over, ¿izek (Liubliana, 1949) recupera estas hay que meter en cintura a una izquierexperiencias del pasado como los da imbuida en el pathos de la liberación "mejores fracasos" de un mismo ideal sexual. La disciplina, la responsabilidad emancipador. Un ideal transhistórico y el autocontrol serán los valores de un que se perfila en cuatro principios: estric- pensamiento alternativo que se tome en ta justicia igualitaria, terror (con severas serio la situación. limitaciones de las "libertades" libera¿Es Zizek un apologeta del totalitarisles), voluntarismo (el mecanismo de la mo? Yo no iria tan lejos. Es cierto que toma de decisiones debe ser global) y sus cuatro principios están contaminaconfianza en el pueblo. Este horizonte pro- dos por cierta retórica jacobina ("la vir- en un párrafo se describe al venezolano gramático es un claro ajuste de cuentas tud sin el terror es vacía"). A pesar de como "la versión más perfecta del dictacon el actual enfoque posmoderno que todo, el esloveno acepta que la democracia dor proletario" y a renglón seguido se le privilegia los conflictos a pequeña esca- liberal es el más psicoanalítico de los re^menesrebaja al rango de "un Fidel con petróla, asume la existencia de una plurali- - e l sistema electoral presupone el sujeto leo". En la teoría, el populismo no es sufidad de formas de subjetivación, reivin- borrado, las votaciones institucionalizan ciente, La razón populista de Laclau obvia dica la tolerancia como principio ético y la inexistencia del O t r o - pero le falta un los análisis económicos, en vez de afrones reacio a tomar el poder bajo la for- esfuerzo más para ser lacaniano. El fallo de la tar las contradicciones del sistema las mación de un Partido. Por contra, ¿izek democracia liberal radica en que, inevi- externaliza en un oponente simbólico apuesta por una iniciativa global, insiste tablemente, degenera en tecnocracia (pueblo frente a fuerza externa). Zizek en que la economía es la piedra de to- con la aparición de los expertos. El exper- no tiene una alternativa, su propuesta es que de la política, ha escrito un libro ti- to encarna la figura lacaniana del sujeto atrayente pero también ecléctica e tulado Contra la tolerancia, reivindica la que se supone que sabe, una persona que incompleta. Lo esencial de la misma es "violencia sagrada" como palanca de toma decisiones en nombre del pueblo el estatus preferencial que otorga a la cambio y es bastante favorable al siste- ignorante, decisiones que (en aparien- economía política en un tiempo como el ma de partidos. cia) no están mediadas ideológicamente. nuestro que está tan necesitado de una Así, la política degenera en el gobierno refundación de la sociedad sobre bases El esloveno considera que 300 es la de las cosas, la gestión económica no se económicas más igualitarias y justas. película de izquierdas por antonomasia supedita a intereses políticos, el libreen tiempos recientes; la lectura que ofremercado se impone como un hecho. ce del film aclara la raíz autoritaria de
EN DEFENSA DE LAS CAUSAS PERDIDAS Slavoj Zizek
su pensamiento: los espartanos son un proletariado libre y disciplinado que se enfrenta con abnegación a la horda multicultural y hedonista del capitalismo contemporáneo. La libertad de los
¿Acaso es el populismo ese plus democrático que necesitamos? Zizek vacila. En la práctica, Hugo Ghávez es la úni ca alternativa al gobierno de las cosas (neoliberal, pospolítico, posmoderno);
ERNESTO CASTRO CÓRDOBA Quimera 73
EL QUIRÓFANO
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Mi primera vez con Kate Chopin su deuda con los grandes narradores franceses decimonónicos, con Flaubert y Maupassant, con la novela de adulterio. Quizás, a su vez, Kate Chopin pueda Selección, traducción, intro y notas considerarse un precedente de D.H. de Olivia de Miguel. Lawrence: en "Un asunto indecoroso", el Alba Clásica. Barcelona, 2011. impulso sexual de Mildred hacia un tra4 7 4 págs. bajador se parece al que experimentan Lady Chatterley y ese guardabosques por el que casi todas hemos suspirado en Los grandes lectores, quizá con un poco nuestras fantasías proletarias. De Miguel de pedantería, echan de menos sus "prino alude a Lawrence, pero sí comenta meras veces". Dicen: "Ojalá pudiera que Kate Chopin anticipa la gran literaexperimentar el placer de leer por primetura sureña: Flannery O'Connor, Carra vez Madame Bovaiy." O Lolita. O El idioson McCuUers, Truman Capote, Eudota. O Cien años de soledad. O La canción del ra Welty, la inmensa figura de Faulkner y verdugo. O Memorias de Bros Cubas. O Poeta esa furia contra la maternidad y la en Nueva York. Cada quien se define con la putrefacción que encarna el cuerpo coselección de sus viajes iniciáticos y sus lecrrupto de Addie Bundren, la madre que ciones inaugurales. Los grandes lectores le dicen al lector joven: "No sabes cuánto muere, síntesis de contrarios, en Mientras te envidio". Pero no hace falta tener vein- agonizo. Kate Chopin habla de una mute años para sorprenderse y sentirse jer que busca su autonomía en la encortrémulo como una hoja, porque esa sen- setada sociedad de finales del XIX en el sación de descubrimiento, esa conciencia sur de los Estados Unidos. La procreade vivir un instante que causa gozo, y ción, el gobierno de la hacienda, una consigue que nuestra cabeza funcione a soleada alcoba, el virtuosismo al piano o gran velocidad, puede producirse tam- el adulterio son formas de realización. bién en la edad madura. Por ejemplo, ésa Mientras, otras mujeres se agostan denha sido mi experiencia al leer El despertar tro de la casa. O se suicidan. de Kate Chopin (St. Louis, 1851-1904). En el mundo que pinta la señora En la edición de Alba Clásica, se reco- Chopin importan las diferencias de raza ge la novela que da título al volumen y y de clase: una y otra se entretejen y se diecisiete bellísimos cuentos que oscilan marcan, como un surco, en el tiempo y entre la breve y deslumbrante sensuali- el espacio en que transcurren sus narradad de "Higos maduros", y la media dis- ciones; sin embargo, lo más importante tancia -casi de nouvelk- de "Athénaïse" o es cómo ese desnivel económico o racial de "Charlie". En todas las modalidades, cristaliza en la existencia de diferentes la señora Chopin muestra lo sutil y a la tipos de mujer. Pese a cierto tono idílico vez lo fibroso de su musculatura litera- en la relación entre negros que sirven, ria. La conciencia de la narración discu- criollos católicos dedicados al intercamrre con la imposible facilidad de "como bio comercial, cajunes o acadianos y presquien no quiere la cosa" revelando una biterianos blancos que gobiernan las escritura tan intencional -porque la plantaciones, en cuentos como "El hijo señora Chopin quiere, vaya si quiere- de Désirée" y "La beUe Zoraïde" se trascomo fluida. Gracias a la introducción y luce la incertidumbre de Chopin ante la traducción de Ofivia de Miguel, he falta de libertad y el estigma de la negriaprendido mucho sobre Kate Chopin: tud agravados en el caso de las escla-
EL DESPERTAR Y OTROS RELATOS Kate Chopin
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vas; en "La señorita McEnders" y "Un par de medias de seda", se reflexiona sobre el poder del dinero que "viste" y disfraza a quienes lo poseen: la riqueza procede de lugares oscuros y genera una hipócrita estructura que a menudo, con su doble moral en ristre, soportan mujeres de la naciente tribu capitalista. En otras narraciones los vínculos interraciales e intersociales son de amable camaraderia: Xenophore es un negrito que sigue los pasos de la señorita Charlie, un chicazo, que se encargará de las propiedades paternas tras reencontrarse con una feminidad camuflada bajo sus pantalonetas y cabalgaduras. La autora retrata mujeres que no necesitan sentirse hombres para tomar las riendas. El foco de estos cuentos es una mujer que reacciona, se rebela, se construye, aprende, sufre, siente, reflexiona, goza o se ríe a carcajadas después de haberse dejado llevar por un impulso que termina teniendo la consistencia de una decisión. Como Calixta en "La tormenta": el rela-
to contiene un episodio de sexo explícito y adúltero sin duda escandaloso para su época; otras veces, Chopin pone en marcha mecanismos de "sexualidad elíptica" que no tienen nada que ver con posiciones coitales, sino con la veladura, con la manera de rodear lo sólido, el peso específico de un momento: la sensualidad - q u e habita en la caricia y la cópula, pero también en el disfrute del arte y en la inmersión en la naturaleza- explota en la fantasía del lector... Además, la señora Chopin domina diferentes registros, -dramático, desencantado, optimista-: en "La tormenta", el tono deriva hacia un punto de cinismo que describe la "normalidad" de la existencia cotidiana. Otra narración casi inmoral es "El beso",: cuando hablo de inmoralidad no aludo al erotismo, sino a la destreza para la impostura y para esas componendas sociales que se aproximan tanto a la reaccionaria definición de inteligencia como capacidad de adaptación al medio. Mujeres "inteligentes" como Calixta, Nathalie o la protagonista de "Una mujer respetable" se adaptan a las circunstancias y, gracias al disimulo, pretenden obtenerlo todo: unas lo consiguen pasando a formar parte de una cadena donde la simulación es la única ley; otras se guardan con las monedas más allá de librescos romanticismos ortodoxos que matan a las mujeres idealistas. Kate Chopin cuestiona esa definición (animal) de inteligencia, porque la idiosincrasia femenina se construye contra un mundo injustamente establecido; la sensualidad y la sexualidad como instrumentos de insumisión, la búsqueda del propio cuerpo y del propio placer, se erigen en puntales del imaginario chopiniano. El adulterio representa una salida solo para aquellas mujeres que lo viven con frivolidad y no experimentan lo erótico como una pulsión trágica de muerte y autodestrucción: Edna Pontellier, la heroína de "El desper-
tar", bracea hasta las profundidades absolutas del océano. Para la autora, el matrimonio es un vínculo asfixiante al margen de la condescendencia de esposos que nunca son pintados como hombres violentos: Athénáísse busca su soledad y sólo se siente unida a su marido gracias a un embarazo -para otras mujeres, los hijos no constituyen la única razón de ser-; la protagonista de "Historia de una hora" se infarta cuando su cónyuge, dado por muerto en un accidente de tren, entra por la puerta: Louise no resiste perder su nueva libertad. El matrimonio devasta a las esposas; antiguos enamorados se despiden con melancolía y contención, con renuncia, de mujeres a las que amaron mucho y a las que aman incluso más al reencontrarlas debilitadas por una vida que no comparten con ellos: así ocurre en "Una visita a Avoyelles", un cuento exquisito. Un indicio de lo atrasados que estamos aún o de la modernidad de Kate Chopin es la incomprensión -incluso la antipatía— que puede suscitar en los lectores estos personajes femeninos: tachamos de "egoísta" a una mujer cuya conducta calificaríamos de "independiente" en un hombre. Madame Pontellier no se acuerda de sus hijos: si el lector contemporáneo tuerce la boca ante el desapego, no quiero ni imaginar la mueca del lector decimonónico. Kate Chopin convierte a Edna Pontellier, fuerte y frágil, en su protagonista, sin menoscabo de otras mujeres, como Madame Ratignolle que logra ser feliz respondiendo al modelo de esposa y madre ejemplar. Kate Chopin no condena ni a la una ni a la otra: tan sóolo se trata de que la mujer pueda decidir y actuar en consecuencia. Por su parte, la señora Chopin pagó su sensibilidad, inteligencia y valentía siendo unánimemente vilipendiada por la indecorosa publicación de El despertar.
BERTOLT
BRECHT
Obra inacabada
OBRA INACABADA Bertolt Brecht Trad. Miguel Sáenz La u Ñ a RoTa. Segòvia, 2011. 232 págs.
Las etiquetas "teatro político" o "lucha de clases" despiertan en el lector contemporáneo el descreimiento de quien está de vuelta. Se ha acostumbrado a una cultura que busca la originalidad perpetua, que rehúye el dgà vu y justifica avergonzada sus raras renuncias a la actuafidad. Brecht carga con eso y aun con el beneplácito académico, coco de la posmodernidad, pero répUcas como "LOS SIN TRABAfO se dirigen al espectador: Voso tros, que precisamente / venís de comer / permitidnos que os presentemos nuestros / incesantes esfuerzos por comer como vosotros / aunque también algo más modesto nos bastaría. / / Os lo rogamos: ¡miradnos / en nuestra búsqueda incesante de trabajo!" le sacuden al lector un derechazo de vigencia. La uÑa RoTa publica por primera vez en castellano estas obras inacabadas -fragmentarias, perfectas y ausentes del Teatro completo de Brecht (Cátedra, 2006)- de plena actualidad, en impecable traducción de Miguel Sáenz y con un befigerante epílogo de César de Vicente Hernando.
RUTH VILAR
MARTA SANZ Quimera 75
EL QUIRÓFANO
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La novela, para quien la trabaja novela, y que todos -lector, autor, editor, e incluso director de la colección- hemos de colaborar para sacarla adelante, T r a d . de Josefa S á n c h e z - S a n t a n a pues somos los engranajes que la hacen Montesinos. Barcelona, 2011. posible. Bienvenidos aquí a los postula240 págs. dos del Oulipo, a un proyecto narrativo que muestra sin pudor sus costuras, su EL RAPTO DE HORTENSIA proceso de producción e incluso sus Jacques Roubaud "zonas verdes": un guiño estructural T r a d . de Josefa S á n c h e z - S a n t a n a que, en la primera novela del ciclo, le Montesinos. Barcelona, 2011. sirve a Roubaud para separar cada serie 240 págs. de siete capítulos y, en palabras del industrioso narrador, también para "meCuando en 1998 el Tanztheater Wuppe- ditar en los bancos sobre algunas cuesrtal representó la pieza Nelken {Claveles) tiones antes de continuar la marcha a lo de Pina Bausch en el Teatro Real de largo del relato". Madrid, un sector mayoritario del públiEstas dos primeras novelas de la triloco abucheó a los bailarines. "Esto no es gía poseen diversas capas (es decir, son danza", alegaban. Las acciones no dan- como cebollas, por emplear la comparacísticas llevadas a cabo por los bailarines ción que estableció Raymond Queneau de la pieza incluían pelar cebollas, imitar entre estas hortalizas y el género novela), sonidos de animales y formular pregun- lo que facilita que se puedan leer tanto tas al público. Algo similar a los asisten- como buenas representantes del género tes a aquella representación sentiría un policiaco-humorístico (sus respectivos lector de estos dos libros del ciclo nove- delincuentes, "El terror de los ferreteros" lístico de Hortensia del francés Jacques y "El camorrista de los tintoreros", resulRoubaud (Caluire-et-Cuire, 1932) caso tan hilarantes) o como celebración de la de no comulgar con las propuestas lúdi- mera existencia de la novela en tanto que cas de escritores que, como él, son o fue- producto literario. X como ya es habitual ron miembros del Obrador de Litera- en cualquier obra oulipiana, ambas tura Potencial (Oulipo): quizá se exaspe- narraciones contienen guiños a varias ren ante la descripción minuciosa de estrellas de la constelación literaria en la acciones aparentemente irrelevantes, la que se inscriben los autores de este obraelaboración obsesiva de listas de elemen- dor experimental, de ahí el homenaje tos y las interrupciones de la acción explícito a la novela Pierrot mon ami, de debidas a discusiones entre el autor y el Raymond Queneau, así como a la sextinarrador Y quizá incluso increpen a na, estrofa creada por el trovador del este último pidiéndole que "vaya al gra - siglo XIII Arnaut Daniel, rebautizado por no", cosa imposible, puesto que él no Roubaud como Arnaud Danieldzoi. cree en la existencia de tdl grano en la na - Ahora bien, comprender las constricciorración que despliega. nes que se ha autoimpuesto Roubaud en Lo que sí hace con frecuencia el na- el proceso de elaboración de ambos rrador de ambas historias, como buen libros no es de ninguna manera un prerepresentante de los postulados de la rrequisito para disfrutar de estas novelas, literatura potencial, es recordarnos que cuya lectura es un buen acercamiento al nos encontramos en el interior de una universo oulipiano pero no sorprenderá
LA BELLA HORTENSIA Jacques Roubaud
76 Quimera
a quienes ya tengan un buen bagaje de obras posmodernas en su haber, pues fueron escritas hace más de 20 años (1985 y 1991 respectivamente). Lo que evita que se hayan convertido en un retrato de Dorian Gray literario es que en varias de sus capas poseen humor a raudales (destacable el "tratado de pelirrojez comparada" o el "método Eusebio para mear"), independientemente de que en alguna ocasión nos asalte la pregunta acerca de cuánto puede el discurso literario del Oulipo aportar a estas alturas. Ambientadas en un París imaginario a caballo entre el Montmartre de AmèUe y un Marais trufado de calles inventadas como la Rué des Grands Edredons o la Rué VieiUe des Archives, las dos primeras novelas del ciclo de Hortensia nos hacen desear que se traduzca al castellano la tercera, para completar así un ciclo trazado con la precisión propia de un matemático-poeta del calibre de Roubaud. MERCEDES CEBRIÁN
EL QUIRÓFANO El fin no justifica El Método EL MÉTODO JuliZeh
por contraste con la realidad política de cada momento tanto las utopías como las distopías pueden ser leídas en T r a d . de L a u r a M a ñ e r o J i m é n e z esta clave crítico-satírica, pues desnuM o n d a d o r i . Barcelona, 2011. dan los defectos o los excesos mostrán256 págs. donos en su crudeza las vergüenzas de la organización social humana, sus traEn una entrevista para la revista digital diciones son bien distintas. El platonisCulturamos, Juli Zeh (Bonn, 1974) demo cristiano, agustiniano, prerrevoluclaró recientemente que El Método "no cionario, en el caso utópico, y la críties una novela de ciencia ficción. Es una ca cultural, materialista, de raigambre novela política sobre nuestro presente". marxista, en el caso de las distopías. Zeh pierde aquí la oportunidad de De hecho, las distopías literarias tieaclarar al entrevistador - q u e es quien nen un adecuado reflejo en la teoría originalmente planteó la disyuntivaque ambos tipos de literatura no son crítica de la Escuela de Fráncfort, desexcluyentes. En nuestro país se ha des- arrollada casi en paralelo a las obras tacado como argumento de venta en la más interesantes del subgénero. Por propia portada de la novela una cita de ejemplo, las ideas de Marcuse sobre la Deutschlanradio que erige a Juli Zeh co- forma en que el bienestar es el medio mo: "La George Orwell del siglo XXl", más efectivo de alienación del indiviaunque ella misma prefiere hablar de duo así como la ilimitada capacidad de semejanzas con la obra distópica de los modernos sistemas para asumir en su seno los movimientos antisistémicos Huxley. Pocos géneros son más abiertamente serán también constantes en la práctipolíticos que el de la ciencia ficción y ca totalidad de los argumentos de las de forma aún más clara el subgénero obras aquí citadas. distópico. Si citamos solo algunas Todo lo que hasta aquí se ha dicho es obras ilustres que asentaron este tipo aplicable a El Método. Pero si me he de literatura deberíamos remontarnos, tomado tanto espacio para hablar de la al menos, a El talón de hierro, de London tradición distópica en la que se inserta (1908); Nosotros, de Zamiatin (1921); esta novela es solo para advertir al lecUn mundo feliz, de Huxley (1931); 1984, tor de que donde todas aquellas obras de Orwell (1949); Limbo, de Wolfe triunfaron, esta fracasa. Zeh ha cons(1952); Mercaderes del espacio, de Pohl y truido una trama mesiánica demasiado Kornbluth (1953), y, sin ánimo de ser simple, cuya conclusión no parece desriguroso, Farenheit 451, de Bradbury. cubrirse con el desarrollo de la lectura, Lo que tienen en común todos estos li- sino haberse concebido mucho antes bros es el contraste con las utopías del para que la escritura le sirva de mera pasado (filosóficas y políticas) al erigir- justificación. Una novela de tesis (la se como sátiras del medio en que se propia autora, en la entrevista ya citaconcibieron y no como intelectualiza- da, decía del libro que "envía un menciones de los principios ideales de sus saje político claro: no te dejes intimiautores. Nosotros, Un mundo feliz o 1984 dar, lucha por tu libertad, no seas un nos hablan antes de lo que los autores egocéntrico que solo piensa en su temían en la reahdad social de su tiem- salud, belleza o seguridad"). Un trapo que de ideales de ensueño. Si bien bajo de taller de escritura sobre temas
«Ld George OnvcU del ligio XXI.» DEUUMANDMDH
JULI ZEH El
pretendidamente trascendentes (libertad o seguridad, lo público sobre lo privado, la salud contra la enfermedad...) que fueron tratados con un pulso más intenso por otros escritores mejor dotados (ya he citado algunos), una estructura dividida en capítulos breves, un desarrollo basado casi enteramente en diálogos entre personajes estereotipados cuyo lenguaje es rígidamente discursivo... No sorprende el éxito de ventas sino más bien el beneplácito de la crítica con una obra tan mediocre, pues si es digno de alabar que un autor quiera recuperar el espíritu político de las distopías clásicas, el fin, por loable que sea, no justifica El Método.
LUIS GÁMEZ Quimera TI
EL QUIRÓFANO El sur no termina de leerse nunca FLANNERY O'CONNOR Brad Gooch T r a d . de A u r o r a Echevarría Circe. Barcelona, 2011. 485 págs.
NOVELAS Flaimery O'Connor T r a d . de Celia Filipetto L u m e n . Barcelona, 2011. 429 págs. Es complicado escribir la biografía de alguien que apenas ha vivido, si tenemos en cuenta que vivir para que se relate la existencia de uno quiere decir tener experiencias apasionantes. Este es el caso de la biografía de Flannery O'Connor (Georgia, EE UU, 1925 - MiUedgeville, EEUU, 1964), la escritora que disputa a Carson McGullers el título de gran autora del sur de los Estados Unidos, agazapada tras el inmenso Faulkner, al que rinden pleitesía una y otra vez en su mundo literario, catalogado como realismo grotesco. De ahí que el reto que se propone Brad Gooch (Pennsylvania, EE UU, 1952) sea muy ambicioso: llenar cuatrocientas páginas con una historia real que es todo lo contrario a una montaña rusa y conseguir que el lector no se aburra. Ese es el motivo por el que este libro no es una biografía al uso, una narración accidentada del crecimiento y envejecimiento de una persona. Gooch, un autor con mucho oficio periodístico, se ve motivado en su empeño por la necesidad de descubrir las claves de la obra de O'Connor Y a su acceso encuentra claves de índole exterior, que son con las que compone su obra: la descripción del ambiente en que vivió O'Connor, incluidos los espacios arquitectónicos; la férula de una enfermedad, el lupus, vinculada, en cierta medida, a la férula de la persona que atendió a la escritora, su madre, que la indujo a castrar un tanto su vida; la idea de un mundo perfecto si éste está impregnado de catoKcis78 Quimera
mo; la tendencia a una vida conservadora tan patente en la región donde pasó O'Connor sus días y sus noches; el hábito de escuchar lo que no debía y sus negadas dotes para la ortografía; y el acento del sur, un acento que se expresa tanto en la prosa de la autora como en sus personajes y en los límites a los que los arrastra, los límites de las costumbres, que componen un universo literario regionalista pero universal, nada provinciano, como el del maestro Faulkner. Así pues, este libro acaba siendo una aproximación a la periferia de la biografía de una persona cuya obra queda marcada, tal y como sugiere Gooch, por una gallina que tuvo de niña y que era capaz de caminar de espaldas, germen de esas almas que marchan hacia atrás tan frecuentes en sus relatos. Desconocemos si este es el secreto de la literatura de O'Connor, dado lo complejo que resulta leer la vida de un autor en su obra. Pero, como buen investigador, Gooch no pierde la esperanza de rastrear las experiencias vitales de la escritora para indagar cómo se reflejan en su mundo literario y cómo se foijó su talento. Gooch, como buen lector, reconoce la fiierza que late en la obra de O'Connor, pero no alcanza a entenderla. Quizás por eso peque un tanto de reverencia hacia las figuras de los escritores y de otros artistas, a quienes en cierta medida ve como mejores que las personas normales, una pose que odiaba O'Connor y que es el punto más flojo de este libro, por lo demás bastante interesante. "Vengo de una familia donde la única emoción digna de exteriorizarse es el enfado. En ciertos miembros esa tendencia produce urticaria, en otros literatura, en mi caso me produce ambas cosas". Estas frases resumen el humor inteligente y cáustico de O'Connor, alguien a quien alguno de sus amigos califícó como una persona con mucho talento
que, es una lástima, veía la vida como una historia de horror. Una escritora con un verdadero sentido de lo dramático, que confiaba más en su técnica que en su piedad. Para los admiradores de O'Connor, este es un Hbro que les aportará una pequeña dosis más de admiración por una obra personal, que deja siempre unos posos de algo similar a la moraleja, al borde del sensacionalismo pero sin perder verosimilitud, como es fácil verificar a través de sus dos únicas novelas. Sangre sabia y L·s violentos lo arrebatan, que ahora recupera Lumen. "Te comportas como si te creyeras que tienes la sangre más sabia que los demás", escupe un personaje de la primera de las dos novelas, un ejercicio tan juvenil como personal, en el que la distancia se le queda un poco larga a una escritora que todavía estaba en ciernes. Cabe preguntarse, tras su lectura, si no le hubiera convenido una mayor concentración para conseguir que esta novela ganara en intensidad hasta igualar la de sus extraordinarios relatos. Pero son muchas más las virtudes del texto que sus defectos. En primer lugar, el lector se sorprende al toparse con una novela picaresca sin picaresca. No hay ese tono de malicia ni de lucha por la supervivencia, y sí muchas toxinas. De hecho, ningún personaje de los que aparecen en el relato, ni siquiera un secundario, posee un buen corazón. En el interior de todos ellos reina una neurosis obsesiva y envenenada que en el caso del protagonista, Hazel Motes, toma forma de una imperiosa necesidad de justicia: que se le reconozca en la medida en que se lo merece, en la medida en que es digno de su sangre, y funde con éxito una iglesia sin Cristo, aquél que pidió a sus discípulos que bebieran el vino, "porque esta es mi sangre", es decir mi alma, mi vida, dado que sangre y alma son sino
nimos bíblicos. Por eso sangre sabia debería significar vida sabia, algo imposible en una obra con tanta gente desnortada, enferma de una psicosis que se mueve al filo de la irrealidad. La trama es muy sencilla: un hombre con mucho pasado en sus venas, una historia de la que no llegamos a saber nada, aterriza en una ciudad nerviosa que le recibe con extrañamiento. Azotado por la necesidad de expresarse, fiinda una iglesia y predica contra viento y marea, a la salida de los cines. Hasta que la competencia le obliga a proponerse sacar al mister Hyde que lleva dentro y del que espera librarse a base de mortificaciones físicas. A destacar las connotaciones de la iglesia, de la espiritualidad que pretende implantar, solipsista y limitada a la mirada interior, sin fiierzas brutas exteriores a las que rendir cuentas. Narrado con una prosa tan directa como bien elaborada, en la que las cosas están sucediendo para denotar mejor la vehemencia que impone este género, el realismo grotesco, Sangre sabia es una reflexión sobre el bien y el mal y el contrapunto de ambos: la nada. Una novela sobre la vida complicada o imposible reflejada en el diálogo de sordos con que se torturan los personajes. Una experiencia tormentosa acerca de la textura del alma.
cia literaria en la estela de William Faulkner, del que hereda ese estilo que no termina de leerse nunca. Dotada, ahora sí, de una descomunal ñierza expresiva, la novela habla de obsesiones y almas oscuras, de odiadores y de la opresión de los estigmas. A través, nuevamente, de la sangre como reflejo de la herencia, tanto la genética como la que resulta firuto de la educación, O'Connor vuela al interior de sus personajes, a su cabeza y a su alma, a sus sentimientos de ira desproporcionada y fantástica. La prosa es más compleja porque el análisis de la condición humana es más complejo. Aunque siempre centrado en los rincones oscuros, en la enajenación, en el miedo a perder la cordura, en la religión experimentada como una forma de tormento, como una escayola en las articulaciones. De hecho, aquí la muerte de un familiar, un viejo adivino, sigue acosando desde el otro lado de la tumba al sobrino designado como iluminado: "El profeta en que convertiré a este niño te quemará los ojos hasta dejarlos limpios".
Más compleja resulta la segunda novela, L·s violentos lo arrebatan, una experien-
"Tú me sacaste del mundo real y permanecí fuera de él hasta que ya no supe distinguirlo del otro. Me contagiaste tus estúpidas esperanzas, tu insensata violencia. No siempre soy yo mismo", dice en algún momento el sobrino, en su pugna interior por sacudirse esa maldición que va y vuelve. De ahí que la estructura del relato no sea tan lineal, tan sujeta al dios Cronos, como la de la novela anterior Porque aquí, en esta obra maestra, rigen, también, los caprichos y los descaros de la memoria, entre tantas convicciones locas, algunas de las cuales caen en el vértigo del horror y hasta en el intento de asesinato. Una novela magistral, con un punto exacto de claustrofobia, para no salir de ella en un buen rato.
ESTAS RUINAS QUE VES Jorge Ibargüengoitía RBA. Barcelona, 2011. 175 págs.
Cuando Jorge Ibargüengoitía (Mé xico, 1928) falleció en el accidente aéreo de Avianca en Madrid (1983), dejó a sus espaldas una nutrida obra literaria que abarcaba novelas, relatos, textos teatrales y periodístícos... Del conjunto de su obra. Estas ruinas que ves es uno de sus textos más destacados. Visión cáustica de la sociedad mexicana a través de ese microcosmos que es Cuévano, donde la proyección de Jules y Jim de Truñaut, enfrenta a futuros suegros y yernos; donde la hipocresía se viste de fidelidad amorosa y los docentes universitarios exponen el catálogo completo de sus ruindades. Cuando se lee a Ibargüengoitía se percibe la sensación de encontrarse ante un narrador innato, poseedor del don de exprimir el lenguaje de la manera más espontánea y natural para conducirnos a su antojo. Un Truman Capote de la lengua castellana, creador de diálogos que maravillarian al mismo Nabokov (que tanto desconfiaba de ellos), capaz de jugar con la metaficción y mostrarnos cómo ese Aldebarán, narrador de la novela, escribe la historia de las hermanas Balandro, una historia que no es otra que Las muertas.
ÓSCAR CARREÑO RICARDO MARTÍNEZ LLORCA Quimera 79
EL QUIRÓFANO El placer propio del explorador BINKY BROWN CONOCE A LA VIRGEN MARÍA Justin Green T r a d . de Francisco Pérez N a v a r r o La CúpiJa. Barcelona. 2011. 72 págs.
e^c COM
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En una reciente visita a Barcelona, el escritor Ricardo Piglia esbozaba una teoría acerca de la sofistícación de las formas entendidas como populares, que explicaba a partir del relevo entre formatos. Bajo esta lógica, por ejemplo, es posible entender que ciertas cuotas de sofisticación del cine tengan como correlato la masificación de la televisión. Al menos en cuanto que dicho electrodoméstico ha de cumplir con el mandato de otorgar al espectador formas llanas de diversión. El paso siguiente, digo yo (no Piglia), es reconocer parte o partes de la tradición, y con esos elementos justificar la renovación formal. El caso de la Nouvelle Vague y el magisterio de John Ford, por ejemplo, nos habla de ello. Bajo esta lógica, no es extraño que una obra del calado de Binky Brown conoce a la Virgen María de Justin Green (Cincinnati, 1945) aparezca ahora, en una edición preciosa y apadrinada por autores de la relevancia de Robert Crumb y Chris Ware.
Spiegelman y que Green subraya en su digresivo epílogo hace que la obra cobre una dimensión contingente, hay algo en su factura y en su construcción que sobrevive al tiempo. Así como la opción de Green de recurrir a la autoparodia es carne de cañón de buena parte de la producción actual, también existe una reutilización de los códigos gráficos de la tradición que le precede, elementos que desarrollan una dinámica concreta: abusa de la dimensión pantagruélica de la memoria exponiéndola con el estilo de la Biblia ilustrada para niños y renuncia al humor explícito que caracterizaba a las pubHcaciones underground de la época.
De ese abandono proviene otra cualidad de la obra de Green, quien, al retratar sus manías psicosexuales, sus desórdenes obsesivo-compulsivos y su infancia marcada por una recia educación católica, construye una obra que consta de dos niveles establecidos por un creador que cumple un doble papel: el de actor y narrador Esta doble perspectiva, que se mantiene a lo largo de todo el relato, dinamiza la experiencia del protagonista, libera a los hechos de la necesidad de consignar el pasado y el futuro; se perpetúa en una visión de presente y así esquiva grandes complejiDe esta manera, y tal como explica dades formales para dotar al aterraArt Spiegelman en el prólogo, la obra dor y culposo despertar sexual de de Green no sólo se presenta como Binky de un paisaje tan surreal como una obra importante por sí misma, hipersexual. Esto a lo largo de 42 pásino por lo que significa de cara a ginas. Cantidad que, recordamos, allí validar la sofisticación del cómic. y entonces eran todo un hito, un logro Sofisticación que, en los últimos titánico y sin parangón. Estamos, pues, ante una obra bizatiempos, ha encontrado en la auto biografía los códigos paran ensan- rra. Y aquí también conviene pensar char los límites, para experimentar en dos ámbitos, ya que el adjetivo es perfectamente aplicable tanto en la con las posibilidades del medio. Llegados a este punto, quizás sea acepción francesa como en la castepertinente conjugar la doble lectura llana: Binky Brown conoce a la Virgen que permite el volumen. Es decir: si María es deliciosamente raro y extrebien el allí y entonces que esboza madamente valiente. Allí donde la
fiebre de la pulsión sexual provoca en el protagonista un estado de constante neurosis, se construye un baile en el abismo, continuo y delirante, donde lo grotesco y lo ridículo aparecen como parte indivisible del cotidiano. La obra de Green se recrea en la escisión entre la experiencia y la doctrina católica, construye una historia donde el inconsciente se hace vivido y nos consigna las constantes de su pasado sin nostalgia y sin recurrir a la identificación. Con una voluntad de estilo que sobrepasa, con creces, los supuestos del medio allí y entonces, Green logra depositar sus vivencias en el aquí y ahora, con una gran voluntad de innovación, vírgenes de yeso y penes que aparecen por doquier y que no dejan de irradiar luz. Todo sea por conseguir ensanchar los límites, por experimentar con las posibilidades formales del medio, por...
CARLOS ACEVEDO
COLABORAN EN ESTE NÚMERO
C a r l o s A c e v e d o (Santiago de Chile, 1984). Es redactor jefe de www.elbutanopopular.com, fundador y coordinador del colectivo de agit-prop Lió lo beo a si Y colaborador regular de www.librodenotas.com.
M i g u e l E s p i g a d o (Salamanca, 1981). Es escritor.
cimiento, 2008) y el libro de ensayos híbridos Idioteca (El Gaviero, 2010).
L u i s G á m e z (Córdoba, 1981). Es escritor.
M a r t a R e b ó n (Barcelona, 1976). Fotògrafa y traductora. Su última novela traducida es L·s poseídos. Aventuras con libros rusosy las personas que los leen, publicada en Seix Barral.
M a r c G a r c í a (Barcelona, 1986). Li-
Juan Sebastián Cárdenas (Popa- cenciado en Humanidades, actualmenyán, Colombia, 1978). Escritor y traductor, su última obra es ^umbido (451 Editores, 2010).
te está terminado los estudios de Teoría de la Literatura. Colabora en The Barcelona Review.
Ó s c a r C a r r e ñ o (Badalona, 1973). Es programador cultural en Biblioteques de Barcelona. Coeditor y cofundador de la revista de poesía Caravansari.
M a r c o K u n z (Basilea, 1964). Es catedrático de Literatura Española en la Universidad de Lausana.
A n t o n i o J. R o d r í g u e z (Oviedo, 1987). Es estudiante de literatura y periodismo en la U C M . M a r t a Sanz (Madrid, 1967). Es escritora. Su última novela es Black, black, black (Anagrama, 2010).
F e r r a n M a t e o (Mollet del Vallès, Jorge C a r r i ó n (Tarragona, 1976). Es 1975). Traductor y fotógrafo. Prepara G e r m á n S i e r r a (La Coruña, 1960). escritor y crítico literario. Acaba de un proyecto artístico que le llevará a Escritor y profesor de Bioquímica. En 2009 publicó la novela Intente usar otras )ublicar el ensayo Teleshakespeare (Errata China, Corea y Buenos Aires. palabras (Mondadori). ^aturae, 2011).
Ricardo Martínez Llorca (Sa-
lamanca, 1966). Es escritor. En 2008 J u a n Soto Ivars (1985). Es periodista publicó El carillón de los vientos (Alcalá). cultural. H a publicado la novela por entregas Memorias de Arnold SchwarzeG r a c e M o r a l e s (Madrid). Estudió negger en la revista Yorokobu y la antoloFilosofía, Idiomas e Informática a nivel gía de cuentos Mi madre es un pez (con usuario. En 1993 fundó el fanzine Sergi Bellver) en Libros del Silencio. M e r c e d e s Cebrián (Madrid, 1971). Mondo Brutto. L·i conjetura de Perelman es su segunda Periodista y traductora. Su última obra novela. es La rama taxidermia (Mondadori, 2011). Sara M o r a n t e (Torrelavega, 1976). Estudió artes aplicadas en España e M a r c e l o T o r r e s (Lino) (Quito, A l e j a n d r a C i s n e r o s (Lima, 1981). Es Irlanda. Recibió el Premio Nacional de Ecuador). Es ilustrador. Se encuentra artista plástica e ilustradora. H a reali- Arte Joven, categoría ilustración, del preparando su primera exposición indizado diversas exposiciones en Lima y Gobierno de Cantabria, en el año vidual. 2008. Barcelona.
E r n e s t o C a s t r o C ó r d o b a (Madrid, 1990). Estudiante de Filosofía en la UAM. Crítico de cine, arte y literatura. Coautor del libro Bizarro (Delirio, 2010). Escribe poesía.
Alvaro C o l o m e r (Barcelona, 1973). J a v i e r M o r e n o (Murcia, 1972). Es esEs escritor y periodista free-lance. Su critor. En 2009 publicó ^el libro de relaúltima novela es L·s bosques de Upsala tos Atractores extraños (InÉditor). (Alfaguara, 2010). www: alvarocolomer.com. J a i m e P r i e d e (Langreo, Asturias, 1965). Es escritor y traductor. ^
R o b e r t o V a l e n c i a (Pamplona, 1972). Crítico literario y profesor de escritura creativa. Coordina la sección de crítica de libros de Quimera. H a publicado el libro de relatos Sonría a la cámara (Lengua de Trapo, 2010).
Mario Cuenca Sandoval (Sabadell,
1975). Poeta, narrador y profesor de P a t r i c i o P r o n (Rosario, Argentina, R u t h Vilar (Zaragoza, 1978). Escrifilosofía. Su última novela es El ladrón de 1975). Es escritor. Acaba de publicar la tora y actriz. En 2010 estrenó Mañana, morfina (451 Editores, 2010). novela El espíritu de mis padres sigue subien-mañana, una dramaturgia del Teatro inconcluso de Federico García Lorca. do en la lluvia (Mondadori, 2011). Rai Escalé (Barcelona, 1964). Pintor y divagante, vive y trabaja en Barcelona. R a ú l Q u i n t o (Cartagena, 1978.) Es M a n u e l Vilas (Barbastro, 1962). Es Miembro del colectivo Miroir Noir y poeta. H a publicado, entre otros, el narrador y poeta. Su última novela es fundador de Eat Meat Raw GaUery poemario Li flor de la tortura (Rena- Aire nuestro (Alfaguara, 2009). Quimera 81
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S i conoces l a obra del a r t i s t a p l á s t i c o Gino Rubert - s i has l e i d o l a t r i l o g i a Milenium l a conoces, porque l a s p o r t a d a s son s u y a s - no te s o r p r e n d e r á saber que l o primero que h i z o cuando su n o v i a l e enseñó a u s a r una máquina de e s c r i b i r fue t e c l e a r compulsivamente "mi mamá me ama mi mamá me ama mi mamá me ama". De cómo esa e d i p i ca p r á c t i c a de mecanografia se c o n v i r t ó en A p i o ( E r r a t a Naturae, 2 0 1 1 ) , su primera n o v e l a , t e n d r á s que e n t e r a r t e l e y é n d o l a .
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EDSON LECHUGA
Llovizna Este libro pertenece a la más antigua de las estirpes narrativas: el cuento. Pero no cualquier cuento, sino aquel que será dicho alrededor de la fogata y en presencia de los cazadores, dioses, guerreros y adivinas que fundaron la tradición oral. Lechuga ha inventado una épica y su virtud está en la capacidad para dialogar con esa tradición al tiempo que encara a sus contemporáneos. Edson Lechuga contruye mundos para destruirlos, dios vengativo que colecciona cuerpos y se fascina por el erotismo que es capaz de provocar en sus criaturas: un asesino obsesionado por los insectos; un músico en desgracia que interpreta su dltima pieza; un zoofílico con gula caníbal; o im don Juan oloroso a naftalina forman parte de im universo que se construye bajo el signo de la identidad doble: la ciudad y el campo, la muerte y la vida, la luz y las bestias.
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www.elviejotopo.com HENRY JAMES
Los Embajadores El protagonista de Los embajadores, Lewis Lambert Strether, ya al borde de la senectud, ve cómo un convencional viaje a París cambia radicalmente su vida, hasta entonces dedicada al "deber y la conciencia", y cae seducido por el "glamour napoleónico" y las artes sensuales de las damas hasta entonces vedadas para él. Con una trama aparentemente simple, la novela está construida sobre alusiones, gestos, silencios y sobrentendidos, de forma que lo no-dicho tiene tanta o más relevancia que lo dicho. Incuestionable obra maestra, considerada por su autor como "la mejor de mis obras". Los embajadores es un texto de obligada lectura y una pieza fundamental de la narrativa de todos los tiempos.
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