La familia Ruicia Santicis

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HISTORIA DE RUFUS RUICIS SANTICIS ERUDITUS Y SU ESPOSA RUICIA MERCEDES

• Coral Escobar • Iván Ruiz • Celia Lizcano


Capítulo 1: Ex Urbe. Llegan noticias de Roma a Sisapo.

Esta historia comenzó el día 14 de marzo del 269 en Roma donde gobernaba Claudio II Gótico. En la Hispania Tarraconense, en la ciudad de Sisapo estaban los caminos como el que iba a Segóbriga, hasta Consabro etc…El río que pasaba por allí era el Ciguela. En aquella ciudad vivía un romano llamado Rufus Ruicis Santictis Eruditus que vivía en una domus sólo para él y su familia. Este romano de mediana edad, era esforzado y trabajador. Nada más salir el sol se levantaba se lavaba y se vestía. Desayunaba queso , leche , pan , uvas… Después se iba a trabajar. A tercera y cuarta hora llegaban a la casa los clientes, que, a cambio de serle fieles a Rufus, recibían comida o dinero. Después Rufus se iba a la taberna de la ciudad adonde disponían de comida y bebida caliente, a comer un prandium que era un tentempié con pan, carne fría, pescados, verduras, huevos y frutas. Después de esa comida se echaba la siesta y se iba otra vez a trabajar. A séptima hora Rufus se iba a las termas en horario de hombres a darse un baño después de ejercitar su


cuerpo en la palestra pues, tras su largo día de trabajo, necesitaba relajarse un poco. Después de esto, algunos días se iba a ver una obra de teatro, o una lucha de gladiadores si se celebraba una fiesta importante en la ciudad; Asistía junto con su mujer Ruicia Mercedes, o se iban a jugar con los niños, o a pasear por los campos que rodeaban Sisapo. A las ocho o a las diez cenaban una sencilla comida de familia o en ocasiones especiales un banquete y a veces se reunían con amigos o parientes. La cena era en el triclinium de la casa adornado para la ocasión con tres lechos cubiertos de ricas telas en los que se recostaban los que iban a comer. Después de la fiesta Rufus, su esposa y sus invitados hacían una fiesta llamada comissatio. A las doce aproximadamente se acostaban. Rufus era el hombre y el padre de la casa que medía 1.80cm de alto, moreno y con ojos verdes. Iba vestido con un subligar y la subucula. Encima de esas prendas llevaba una túnica con una toga llamada trábea. Sus zapatos eran unas sandalias o zuecos según como estuviera el tiempo y donde estuviera. Ruicia era la esposa de Rufus y señora de la casa que organizaba el trabajo de sus esclavos domésticos. Ruicia se preocupaba mucho por su aspecto físico y usaba muchas cremas, maquillajes… Tenía una ornatrix que le ayudaba a peinarse, maquillarse, depilarse etc. Pero, con ciertas limitaciones. En los banquetes Ruicia se sentaba a los pies de Rufus. Ella era muy honesta y fiel a su marido ya que, si le era infiel, podía encontrar la muerte a manos de


Rufus. Ruicia y Rufus tenían una hija y un hijo ya que Rufus estimó conveniente tenerlos y le dio el permiso a su mujer. Ella vestía con el peplo dórico, que consistía en el subligar y la fascia pectoralis que era para sujetar el pecho y, encima de la ropa interior tenía la subúcula y un manto llamado palla. En invierno el calzado que se ponía era un calzado cerrado y en verano sandalias. Ruicia medía 1.65cm de alta, era rubia y tenía los ojos azules. A Ruicia le ayudaba en la casa la hermana de Rufus que le ayudaba en algunas tareas y vivía con ellos porque no estaba casada. Los niños de Rufus y Ruicia se llamaban Rufus Ruicis Santicis, el niño, y Ruicia, la niña. Estos tenían clases dento de su casa cada día excepto los fines de semana, y después de las clases jugaban en la calle con los otros niños del vecindario. Ruicia había pedido a su marido que comprara unos siervos que se encargaran de cumplir sus ordenes, como ir a hacer la compra, hacer otros recados y hacer algunas tareas de la casa como barrer y fregar los suelos y mantener limpia la casa. Esta gente necesitaba el dinero para ayudar a sus familias y vivía en una caseta cercana a la casa principal.


Capítulo 2: Infans Novus. Un nuevo miembro de la familia ha llegado.

Un día Ruicia se empezó a encontrar muy mal y empezó a marearse, entonces fueron al guardián del vientre y le comunicó que estaba embarazada de unos ocho meses. Pero Ruicia no lo sabía, pues había menstruado como normalmente y apenas tenía tripa. Ella empezó a empeorar y cada vez se encontraba peor, hasta que rompió aguas. En casa dio a luz, y Ruicia era cuidada por su comadrona que, al dar a luz esta, se encargó de lavar a Ruicia y al bebé. Nada más nacer se celebraba el nacimiento del bebé invocando a la diosa Juno Lucina que era la protectora de los recién nacidos. Le rezaban una oración para que el bebé fuera bendecido para llevar una buena vida y tener todo lo que debe tener un romano. También en la celebración hacían una fiesta para ponerle el nombre y se le entregaba una bulla, un amuleto que lo protegiese de los malos espíritus. Después de la oración, los padres deciden llamar al bebé Gaius Ruicis Sancticis. Y hacen sacrificios para los dioses.


Los hermanos del bebé lo adoraban. Ellos jugaban en la domus al duodecim scripta, al latrunculi o a la tabula lusoria. La educación al igual que la de todos era aprender virtudes, costumbres y valores. Estos niños tenían un maestro privado que todos los días les daba clase, les enseñaba también música y gimnasia que era muy importante. El maestro les daba la clase en su casa. Los niños se sentaban en unos bancos y escribían en unas tablillas con cera por dentro y se ayudaban con punzones. El maestro se sentaba en una silla con respaldo y tenía una fusta para cuando le desobedeciesen. En cambio el mayor acudía a clase a casa de un maestro de Sisapo con un esclavo llamado el pedagogo que se encargaba de protegerle, de llevarle el material y de que se portase bien. Este esclavo también les enseñaba a leer y a escribir y les ayudaba en sus tareas. La enseñanza de la niña era la primaria ya que tenía nueve años. La del niño era enseñanza media porque tenía trece años y aprendía matemáticas, música, gimnasia, gramática, geografía, historia, mitología y astronomía.


Capítulo 3: In Oppido. Un día en Sisapo.

El padre Rufus Ruicis tenía que ir al centro político de la ciudad a arreglar unos papeles para el recién nacido. Decidió llevarse a los niños como un día de fiesta especial, para que no le dieran guerra a la madre y no molestasen al bebé. Después, para recompensar a los niños se los llevó al mercado donde les compró fresas para almorzar y los llevó a las termas para darse un baño hasta por la tarde, después del baño los llevó al circo para ver la actuación que había de tigres. La ciudad tenía sistemas de distribución de agua por medio de acueductos, cisternas y pozos… En las calles había aceras y pasos de peatones. Otras edificaciones eran la Basílica Sisaponense donde los hombres de Sisapo hacían reuniones o asambleas y arreglaban sus documentos legales, el templo oficial de la ciudad donde se oraba a los dioses Júpiter, a Juno y a Minerva, y las tabernae donde se podía comprar de todo y el Macellum que era el gran mercado de la ciudad.


Capítulo 4: LABOR. Un día en las minas.

Después de ir al templo se fueron a casa donde les esperaba su madre con la cena. Al bebé ya lo había acostado por lo que no deberían de hacer mucho ruido. Rufus cenó y comunicó a su familia que por la mañana iría a la mina a ver como iba todo. Entonces se acostaron y a la mañana siguiente sobre la hora prima se levantó, desayuno, se lavó y vistió. Después marchó a la mina sobre la segunda hora. De camino a la mina pasó por las termas y el mercado. Más lejos ya era todo campo y por fin llegó a la mina. Allí observó a lo lejos a los trabajadores y, después de descansar un rato de la marcha hasta la mina por un terreno escarpado, llamó al encargado de los trabajos para comunicarle que la mina había ganado mucho dinero por la gran cantidad de cinabrio duro que se había recogido, de color rojo, que estaba teniendo mucha venta pues lo usaban para pintar y teñir. Por la gran noticia que le comunica al encargado, éste se alegra y comunica a los esclavos que deberán esforzarse más y, como ellos protestan por la carga de trabajo añadido, el encargado prepara el estímulo para repartir latigazos. Pero Rufus está contento e impide que se apriete más a los trabajadores. Se siente generoso y muy agradecido, por eso como celebración por el


nacimiento de su nuevo hijo, decide otorgarles una recompensa, ofreciéndoles un salario extra y un suculento rancho de jabalí asado a los esclavos. Después de la comida, Rufus se despide de los mil esclavos que hay allí y se dirige de nuevo a su casa. Llega al atardecer y le cuenta a su esposa y a sus pequeños que la mina triunfa y que si siguen así comenzarán a dar más trabajo y van a necesitar más esclavos. A la hora de cenar, preparan una comida familiar a la que invitan a parientes y familiares. Después de la comida hacen una fiesta que terminan con juegos malabares.

Capítulo 5: Nuptiae. Se celebra una boda en La Bienvenida

Llega el gran día, la familia ha de conocer al novio convenido por su padre para Ruicia, la hermana de Rufus Ruicis Santicis Eruditus. Ruicia y su cuñada, la mujer de Rufus Ruicius se preparan para la llegada del novio, mientras Rufus


Ruicis había ido a recoger al novio a la entrada del camino a la ciudad. El tenía que cumplir la voluntad de su padre, ya que lo había elegido él como era propio en su época. Ruicia y su madre esperan en el atrium y a la hora sexta llega Rufus Ruicis con el novio un hombre de familia griega, habitante de la costa jónica. Rufus Ruicis presenta al novio llamado Desiderius de Antínoo de la isla de Cefalonia. Mientras comen un tentempié Desiderius cuenta algo de su vida y también habla de su trabajo. Él trabaja en la política como uno de los pretores de Tarraco, encargados de administrar justicia. Después Rufus Ruicis y la madre sacan el tema de la preparación de la boda. Así que deciden que será el dieciocho de junio. Desiderius se marcha a ocupar la casa que le han destinado en Sisapo, después de haber hablado con Rufus el plan de boda. Llega el primero de los días señalados para la celebración, en la casa del hermano de Ruicia todo ha sido preparado con un gusto exquisito. Desiderius le pone un anillo en el dedo anular de la mano izquierda a la novia en señal de que van a casarse. La novia va con su cuñada al templo y ofrece sus juguetes y la toga praetexta. Las mujeres se emocionan al ver que Ruicia ya es mayor y va a empezar su vida de matrona.


El día diecisiete de junio, la víspera de la ceremonia nupcial, la madre y matrona de la casa se ocupó personalmente de la novia. Quería que estuviera radiante. Le recogió el pelo en una red roja, le hizo seis trenzas según el ritual y le dio el cocetum para que tomara una bebida tranquilizante. El día siguiente por la mañana la novia tomó un baño purificador y se vistió con una túnica recta blanca y un velo de color naranja que cubría una maravillosa corona de flores de muchos colores colocada sobre la cabeza. La casa de la novia estaba preciosa ya que los esclavos la habían decorado a gusto del padre y dueño de la casa con flores blancas y amarillas. Llega la hora de la unión de los novios y el banquete. Ruicia y Desiderius firman la tabulae nuptiales ante diez testigos y unen sus manos como signo de fidelidad. El banquete se celebra en casa de la novia hasta la puesta del sol y después se hace un rapto fingido que Ruicia lloraba en los brazos de su cuñada para recordar el rapto de las sabinas, mientras que sus hermanos se emocionan y también se ponen a llorar. En la procesión nupcial van hasta la casa de Desiderius y, en el camino, los invitados tiran nueces y cantan cantos pícaros y vocean “Talasio”. En la puerta de Desiderius tres amigos de él cogen en brazos a la novia y la conducen a la casa, en el umbral le preguntan el nombre de la novia y ella responde: “Donde tu Gayo, yo Gaya” y después le entregan las llaves del fuego y el agua de la casa.


Al día siguiente las esclavas visten a Ruicia de matrona y recibe regalos de sus hermanos y demás familiares, mientras hacen sacrificios a las divinidades domésticas y celebran un nuevo banquete familiar.

Fin del quinto y último capítulo


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