Jorb#07MarieCurie150

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Journal of

Frimario226 Frimario226

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Cosas que hay que saber sobre

Y también…

EMILIE DU CHÂTELET, LA LUZ HECHA MUJER

IDA NODDACK, LA CAZADORA DE ELEMENTOS

#MarieCurie150


Journal of Radical Barbatilo #07

Autor

Journal of

página 4

Nació en Varsovia en 1867 página 8

Puso los cimientos para redefinir la materia página 11

Descubrió el radio y el polonio página 13

Trabajó en un cobertizo página 16

Obtuvo dos Premios Nobel a pesar de muchos

Jesús GilMuñoz, Ph.D.

página 21

Barbate, 1984

Se negó a cobrar por sus descubrimientos

Currículum Vitae

página 23

Einstein la animó durante uno de los peores años de su vida página 25

Proporcionó asistencia médica durante la Primera Guerra Mundial

Portada La imagen de portada es un montaje propio a partir de la foto original de Marie Curie extraída de telegraph.co.uk

página 30

Ignoraba los peligros de la radiactividad página 32

Os agradecería la difusión de este trabajo, gratificante a la par que duro, lpara que legue al mayor número de personas y contribuya a la tan necesaria transmisión del conocimiento que muchos hacemos simplemente por amor a la ciencia. 2

Dejó un extenso legado

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ién amb

...

página 36

Emilie du Châtelet, la luz hecha mujer página 41

Ida Noddack, la cazadora de elementos


10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

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odavía hoy, si preguntamos por el científico más importante de todos los tiempos, la mayoría respondería Isaac Newton o Albert Einstein. Si se presionara algo más, probablemente saldrían a la palestra nombres de científicos que causaron un profundo impacto en el mundo, bien Copérnico, bien Mendel, o Charles Darwin. Si la siguiente pregunta fuese, ¿quién es la mujer científica más influyente de siempre? Casi con toda seguridad la respuesta sería Marie Curie, aunque no todos identifiquen realmente su campo o su contribución exacta. En el siglo XIX se creía que todo fenómeno natural podía ser explicado a través de las leyes de Newton o del electromagnetismo de Maxwell. Al abrir el cajón de la radiactividad, Marie Curie dio un vuelco a la ciencia conocida hasta el momento. Si bien gran parte de su trabajo fue en colaboración con su marido, ella nunca perdió la ocasión de precisar con claridad, de viva voz o por escrito, la parte de razonamiento y de investigaciones que ella había asumido

personalmente. De hecho, la primera palabra del primer artículo que publicó sobre la radiactividad fue «yo». Con su enjuta figura y su cabello grisáceo, Marie Curie se convirtió en una mujer sorprendente. Su discreta apariencia, pues siempre vestía con ropas oscuras, evoca esa imagen novelesca de pureza de intenciones creada por la leyenda. Su lucha por combinar su pasión profesional con su papel de esposa y madre se anticipó a aquello por lo que mujeres del siglo XXI aún siguen batallando. En el 150 aniversario del nacimiento de Marie Curie, Radical Barbatilo lanza un nuevo especial biográfico siguiendo la senda de los dedicados anteriormente a Louis Pasteur y Albert Einstein. Un nuevo especial dedicado a una mujer pionera con una mente brillante. Marie Curie ha sido objeto de muchas biografías durante las más de ocho décadas desde su muerte. Poco o nada queda por descubrir sobre su excelsa producción científica, pero he aquí mi particular homenaje. Enlace al blog: goo.gl/78CSfm 3


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1 Enlace al blog: goo.gl/7dQDK9

| Aspecto actual de la fachada de la casa donde nació Maria Skłodowska el 7 de noviembre de 1867, hoy convertida en un museo dedicado a ella (Fuente).

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Nació en Varsovia en 1867

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uando nació Marie Curie ―originalmente como Maria Salomea Skłodowska―, la mayor parte de Polonia estaba controlada por Rusia, y el zar Alejandro II era su rey. En los mapas ni siquiera aparecía la palabra Polonia y el ruso era la lengua oficial. Quinta y última hija de nacionalistas polacos comprometidos, Maria, como cualquier niño durante la década de 1870, no vivía ajena al yugo ruso ni insensible al clima religioso de Varsovia. Sin embargo, efectos trágicos en el seno de su familia pronto haría inclinar la balanza hacia el espíritu lógico y racional. La educación secundaria polaca consistía en aprender ruso, latín y griego, y una vez superados, se podía acceder a la universidad o a las escuelas técnicas superiores del imperio del zar. Pero esto se limitaba a los hombres, a las mujeres ni tan siquiera se les permitía promocionar a estudios superiores. Sólo les quedaba la opción de abandonar el país y conseguir un título en una universidad extranjera. A pesar de los evidentes obstáculos que se oponían a toda


10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

forma de pensamiento original o que pudiese resultar revolucionario, a Varsovia llegaban ecos de ideas nuevas que impregnaban el resto de Europa. Los jóvenes de Varsovia, atraídos ante esta perspectiva y muy influidos por la “filosofía positiva” de Auguste Comte, comenzaron a agruparse clandestinamente en lo que se llamó la Universidad Volante. En los pisos superiores de las viviendas, al abrigo de las miradas de la policía, se abordaban temas como la anatomía y las ciencias naturales. Había lugar para recitales de piano, lecturas de poemas e incluso peripecias sobre algún viaje. El público de esta universidad de vanguardia era esencialmente femenino, y entre sus asistentes se encontraba Maria Skłodowska. Aprendió a conocer a Dostoievski, Heine o Musset y con deleite comenzó a descubrir amplios y nuevos horizontes. El positivismo proponía soluciones a los problemas sociales con sus postulados sobre la igualdad de género en materia de educación, el anticlericalismo o la abolición de los privilegios de la nobleza. Sin embargo, tras la publicación, en 1973, de “El Capital” de Karl Marx, se encontró con una nueva oposición. Desde el prisma marxista, la actitud positivista, que preconizaba la adaptación de Polonia a la situación existente, equivalía a aceptar la servidumbre y la colaboración con las autoridades zaristas. A partir de ambas ideologías surgían incesantemente revolucionarios y mártires que mantenían bastante ocupada a la represiva policía zarista. El positivismo había ofrecido a Maria una carta de sabores apenas catados. Durante este periodo, Maria comprendió la verdadera naturaleza del ambiente que le rodeaba. Pero de repente apareció algo más importante que atrajo su atención: había descubierto la ciencia. La fuerza de su carácter y, sobre todo, su hábito de ponerlo en práctica, pues poseía inmensas reservas de energía física e intelectual. Sobre todo, le apasionaba la Física y las Matemáticas.

| Este aspecto tendría la joven Maria Skłodowska que llegó a París (Fuente).

Cuando se le apareció la oportunidad de marcharse a París, cayó en la cuenta que sus sueños podían convertirse en

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realidad. Sueños de cultura, de éxitos intelectuales y, por supuesto, de libertad. A sus veinticuatro años daba sobradas muestras de tener las ideas muy claras. Poseía lagunas en el plano intelectual, pero la Maria Skłodowska que se apeó en la Gare du Nord de París en septiembre de 1891, poseía una cualidad bastante singular en una mujer criada en un ambiente condicionado por el aislamiento intelectual polaco: la ambición. París ya era otra cosa: libre, vibrante y confiado. Ya habían pasado veinte años desde la rápida represión sufrida por la Comuna por sus decretos revolucionarios. Gozaba de una prosperidad material surgida de un período de confianza y de paz. Un contraste brutal con lo que había conocido Maria hasta entonces. Las cicatrices habían desaparecido y los grandes bulevares diseñados por el Barón Haussman y los esplendorosos inmuebles que los flanqueaban eran un placer para la vista y certificaban la salud de la capital francesa.

| Estampa de una visión general de la Exposición Universal de París de 1889 (Fuente).

Era el París de la Belle Epoque y probablemente quedara impresionada, como nos ocurre a todos todavía hoy, por lo que fue la pieza central de la Exposición Universal de 1889, organizada para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa. Ese gigantesco símbolo surgido de una hazaña mecánica: la Torre Eiffel. Cuando Maria llegó a París, los titilantes fuegos de los mecheros de gas habían dado paso a los tubos incandescentes; ya había 6


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faroles eléctricos repartidos por los bulevares; las mujeres vestían con abundantes colores a base de nuevos tintes; incluso los vehículos con motor de combustión interna rodaban por el pavimento parisino. En los periódicos de los días posteriores a la llegada de Maria Skłodowska era frecuente encontrarse relatos breves de Émile Zola o Guy de Maupassant. Pero no fue la literatura lo que la llevó a París. El campo cultural que eligió fue la Física, que resultaba ser en aquella época el que mostraba más apatía ante los estímulos creadores de la época. De hecho, si se hubiese guiado por las opiniones al respecto, probablemente habría puesto sus miras en tierras germanas o británicas, en vez de en París. De los países más avanzados desde el punto de vista científico, Francia era el único que se mostraba hostil ante la más magnánima idea del siglo XIX: teoría de la evolución de Darwin. Probablemente la razón se encontrara por el hecho de que la teoría del naturalista inglés mandaba al traste las teorías francesas de Cuvier y Lamarck. Incluso el espíritu científico francés más notable del siglo, Louis Pasteur, manifestaba ciertas reticencias frente a esta teoría. Pero su conservadurismo científico era compensado con creces con sus realizaciones en el campo de la Química y la Inmunología. Maria Skłodowska llegó a París cuatro años antes de la muerte de Pasteur, pero aún seguía siendo el faro que iluminaba toda la ciencia francesa. Y es que sus descubrimientos habían supuesto una transformación radical del pensamiento que ejercería una acción duradera sobre la ciencia.

Más sobre Louis Pasteur en

“Louis Pasteur, la vida antes de la vida.”

Precisamente el desafío intelectual es lo que había llevado a Maria a París. Y no había nada en la Sorbona que la pudiese decepcionar. Situada en el Barrio Latino, su joven y variada población, sus aceras, sus cafés y sus librerías al aire libre, mandaban sobre Francia entera y, en último término, sobre Europa. Por fin un mundo nuevo, el de la Ciencia, se le desplegaba. Y por fin pudo conocerlo con total libertad. 7


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2 Enlace al blog: goo.gl/1vbvmp

Puso los cimientos para redefinir la materia

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n apenas tres años, Maria Skłodowska había conseguido ser la primera de su promoción en la licenciatura de Física y la segunda en la de Matemáticas. No era poca hazaña para una joven que había partido de una formación científica prácticamente nula. La primera etapa de su ambición, la que incluía adquirir conocimientos científicos iguales a los de un hombre, la había alcanzado con creces. Era el turno de apuntar hacia cotas más altas. Estaba empeñada en hacer algo grandioso y estimulante, quería tener su propia contribución al saber científico. Ya como Marie Curie, pues se casó con su jefe de laboratorio, el reputado científico francés Pierre Curie, comenzó a investigar para la tesis doctoral. Hecho sin precedentes en toda Europa, ya que ninguna mujer había conseguido el doctorado. Y no pudo tener más puntería a la hora de elegir el campo de investigación porque se disponía a guiar a la ciencia a una nueva era. En 1895, el físico alemán Wilhelm Röntgen había descubierto los rayos X. Durante el año que se publicaron más de cuarenta libros y más de mil artículos a propósito del nuevo hallazgo. El extraordinario poder de penetración de esos nuevos rayos los hacía una útil herramienta para explorar la estructura de la materia y, de paso, redefinirla. Hay que recordar que desde la antigua Grecia, y aún a finales del siglo XIX, el átomo aún se consideraba como algo indivisible. Un año más tarde, el físico francés y mentor de Marie Curie, Henri Becquerel, se encontró en la senda de otro gran descubrimiento, la radiactividad. Trabajando con sales de uranio comprobó que eran capaces de ennegrecer placas fotográficas incluso si se cubrían con una tela negra, una lámina metálica y se metía todo dentro de un cajón. ¿De dónde sacaba el compuesto de uranio esa energía que permitía impresionar las emulsiones fotográficas a través de diversos espesores de metal? En el plano científico, el terreno estaba virgen.

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| Placa fotográfica realizada por Becquerel que muestra los efectos de la exposición al uranio (Fuente).

El propio Becquerel perdió el interés por su descubrimiento, ya que la atracción que ejercían sobre los científicos los espectaculares rayos X seguía siendo muy potente. Y ahí fue donde Marie Curie vio la oportunidad de explorar aquel fenómeno ignorado por tantos. Se aseguraba así que no tendría competidores en el campo, aún sin explorar a fondo, con la ventaja añadida de que no había una extensa bibliografía para prepararse. Podía mancharse las manos en su laboratorio sin tener que pasar meses en una biblioteca previamente. Becquerel había demostrado que estos nuevos rayos, a la sazón rayos uránicos ―la palabra radiactividad la emplearía Marie Curie por primera vez más adelante―, que, al igual que los rayos X, provocaban una corriente eléctrica en el ambiente que los rodeaba. Partiendo de esa premisa, Marie Curie, con la minuciosidad obsesiva que la caracterizaba en el laboratorio, empleó el electrómetro se dispuso a investigar si existían otras sustancias distintas del uranio capaces de provocar un aire conductor de electricidad. Según sus observaciones, el torio y sus compuestos lo hacían y además emitían rayos parecidos a los uránicos.

| Este aspecto tendría la joven Maria Skłodowska que llegó a París (Fuente).

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| El matrimonio Curie en su laboratorio (Fuente).

A continuación midió la intensidad de la corriente eléctrica por los diversos compuestos de uranio y torio. Y comprobó que la actividad que observaba dependía únicamente de la cantidad de uranio o de torio presente en la muestra. Era un resultado de una importancia bestial: estaba ante una nueva propiedad de los átomos, su capacidad para emitir rayos. Es decir, Había demostrado que la radiación no resultaba de la interacción por parte de los átomos, ni de la reordenación de moléculas en nuevos arreglos, como ocurre en una simple reacción química en la que se produce calor o luz. No. Esta nueva energía emitida en forma de rayos tenía un origen totalmente distinto y solo podía proceder del átomo en cuestión, independiente de cualquier sustancia añadida o alguna reacción química. En definitiva, la radiactividad es, necesariamente, una propiedad atómica. Y a partir de este sencillo descubrimiento, la ciencia del siglo XX se encontró preparada para dilucidar los misterios de la estructura del átomo, y de ahí surgieron todas las aplicaciones prácticas que se derivan de ella. Desde el punto de vista científico, fue este descubrimiento, y no los que les siguieron, el que le otorgó notoriedad, la verdadera obra maestra de Marie Curie.

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Descubrió el polonio y el radio

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ierre Curie, consciente de que su mujer había descubierto algo grandioso, decidió interrumpir provisionalmente sus investigaciones sobre cristalografía, la piezoelectricidad, la simetría y el magnetismo para unirse a ella.

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Marie Curie incluyó en su análisis sistemático un mineral que al blog: encerraba una fuerte proporción de uranio: la pechblenda. Enlace goo.gl/NJHWeK Su electrómetro demostró que era cuatro veces más activa que el uranio, lo que la llevó a la firme convicción de que el mineral contenía otro elemento considerablemente más radiactivo que el mismo uranio. Utilizaron la cristalización fraccionada, disolviendo el mineral en ácido, calentándolo a altas temperaturas y aislando sus diversos componentes. Marie asumió su nuevo papel de química y su convicción se afirmaba en cada etapa de separación y purificación; Pierre, por su parte, conservaría su papel habitual de físico y estudiaba las propiedades físicas de los materiales en el transcurso de las diversas manipulaciones. Obtuvieron finalmente una muestra que acusaba una actividad trescientas veces superior a la del uranio. Ya no había duda: habían descubierto un nuevo elemento. Marie Curie, presa de la nostalgia por su país, tenía ya un nombre preparado para el

| La medición de la radiactividad fue posible gracias al electrómetro concebido por el propio Pierre Curie (Fuente). 11


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nuevo elemento: «polonio». Fue en la publicación sobre este hallazgo donde utilizaron por primera vez la palabra radiactivo para describir el comportamiento de sustancias como el uranio. Unos meses más tarde descubrieron que el líquido residual resultante de aislar el polonio seguía siendo radiactivo, y llegaron a la conclusión de que en la pechblenda debía existir otro elemento químico desconocido. Sin tiempo a disolver y a precipitar para obtenerlo puro, obtuvieron una sustancia que presentaba una radiactividad novecientas veces superior a la del uranio. La comunidad científica dudaba de que lo que Marie Curie afirmaba era real: el descubrimiento de otro elemento. Ella había decidido ponerle «radio», del latín radius (rayo). Si lo lograba sería la coronación de sus investigaciones. | Situación del polonio y el radio en la actual tabla periódica de los elementos (Fuente).

Las primeras operaciones de purificación se remontaban a 1898, y durante los primeros meses había extraído, de toneladas de pechblenda, unas pocas gotas de solución de radio. Si quería llegar a algo, era necesario que volviese a iniciar todo el proceso desde el principio. Y eso fue lo que hizo. Hasta casi cuatro años más tarde, que consiguió reunir algo más de un decigramo de la sustancia y hacer las pruebas pertinentes con el electrómetro y el espectroscopio. El 28 de marzo de 1902, Marie Curie anotó en su cuaderno de laboratorio 225,93. Esa cifra era la masa atómica del radio puro, el resumen de cuatro años de incansable trabajo.

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Trabajó en un cobertizo

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l químico alemán Wilhelm Ostwald llegó a comentar: «Pedí con insistencia ver el laboratorio de los Curie, donde recientemente se había descubierto el radio. Aquello era una mezcla de establo y de sótano para almacenar patatas, y si no hubiera visto la mesa de trabajo con el material de química, habría pensado que se trataba de una broma.» Enlace al blog: Efectivamente, lo que menos parecía el laboratorio de los Curie era un laboratorio. Se trataba de un cobertizo de la Escuela de Física de la Sorbona abandonado, que había servido como sala de disección para estudiantes de medicina tiempo atrás. Tenía un tejado de vidrio que no protegía totalmente de la lluvia; en verano, el calor era sofocante y en invierno, el frío penetraba con fiereza. No estaba preparado para equiparlo como un laboratorio químico, solo disponía de viejas mesas de madera y algunos quemadores de gas. Pierre y Marie usaban el cobertizo para hacer los análisis y las operaciones de purificación de pequeñas cantidades de mineral, mientras que el trabajo pesado y las operaciones que produjesen gases nocivos tenían que efectuarlo en el patio adyacente.

goo.gl/6XLg9g

| Este fue el laboratorio donde Marie Curie aisló el polonio y el radio (Fuente).

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| Detrás del aislamiento del polonio y el radio hubo varios años de trabajos forzados (Fuente).

Muchas aventuras científicas del siglo XIX carecieron de la suficiente inyección económica y la mayoría de los investigadores tuvieron que librar las arduas batallas de laboratorios en condiciones precarias incluso para la época. El hecho de que la propia Marie Curie confesara abiertamente estas carencias a la hora de trabajar, ayudó a que se asentara su leyenda. Sus investigaciones eran su vida. Existen notas suyas que muestran que permanecía en su laboratorio hasta horas muy avanzadas. Y es que hubo un factor importante que les impedía 14


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purificar con fluidez los nuevos elementos descubiertos: las pérdidas de muestra en los inevitables accidentes durante las manipulaciones hacían que dispusieran de poco material. Su trabajo pronto se parecería a trabajos forzados. La primera fase de la purificación no requería equipos sofisticados. A partir de toneladas de pechblenda, Marie seleccionaba lotes de unos veinte kilogramos, cada uno de los cuales machacaba, disolvía, filtraba, precipitaba, recogía, volvía a disolver, cristalizaba, volvía a cristalizar… Y una vez obtenía una cantidad suficiente de la sustancia que buscaba, vuelta a empezar con otro cargamento de veinte kilos y repetía las mismas operaciones. El accidente más tonto podía enviar al traste semanas meses de trabajo paciente y obstinado. Para cualquier persona, no solo para una mujer, era un trabajo extenuante. Además de transportar los grandes sacos, trasvasar su contenido a grandes recipientes, tenía que utilizar una barra de hierro casi tan grande como ella y pasar todo el día removiendo un líquido en ebullición. «Por la noche estaba rota de cansancio», llegó a escribir a su hermana en una de sus cartas. Según se pudo comprobar, Marie Curie no tuvo rivales en el campo de la radiactividad, y es fácil saber por qué. En primer lugar, ella había puesto sus miras en un trabajo extremadamente arduo y fatigoso; y en segundo lugar, eran pocos los que le daban a sus investigaciones la suficiente importancia como para consagrarse durante horas con tanto fervor como ella a esa especie de trabajos forzados. A pesar de su aislamiento consciente del resto del mundo, con los años recordaba las horas pasadas en aquel miserable cobertizo como «los mejores y más felices años de nuestra vida *…+ jamás seré capaz de expresar la alegría que me producía la calma de esa atmósfera de investigación y la excitación de los progresos reales acompañada de la confiada esperanza en resultados aún mejores.»

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5 Enlace al blog: goo.gl/i8Nxft

Obtuvo dos Premios Nobel a pesar de muchos

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n 1902, miembros de la Academia de Ciencias de Francia escribieron una carta a la Academia Sueca para presentar los descubrimientos en el campo de la radiactividad realizados por Marie y Pierre Curie, así como por Henri Becquerel, para el Premio Nobel de Física. Sin embargo, debido a las actitudes sexistas que prevalecían en la época, no se ofreció ningún tipo de reconocimiento a las contribuciones de Marie. El descubrimiento de Becquerel por sí solo no habría merecido un Premio Nobel. La contribución de Pierre como colaborador fue significativa. Él y su hermano habían diseñado el electrómetro que permitía a Marie realizar mediciones precisas de los campos eléctricos generados por los elementos radiactivos. Y cuando el trabajo de su esposa sugirió que la pechblenda contenía elementos químicos más radiactivos que el uranio aún por descubrir, no dudó en dejar de lado su propio trabajo para acelerar la búsqueda de tales elementos. Pero la verdadera fuerza motriz de todo fue Marie. Afortunadamente, un comprensivo miembro del comité de nominaciones del Nobel, un profesor de matemáticas de la Universidad de Estocolmo, Gösta Mittag-Leffler, intervino en favor de Marie y escribió una carta a Pierre advirtiéndole de la flagrante omisión. Pierre, a su vez, escribió al comité advirtiendo de la imposibilidad de otorgar un Premio Nobel sobre radiactividad sin reconocer el papel central de Marie. Finalmente, la redacción de las nominaciones oficiales para los Premios Nobel de 1903 se enmendó y se incluyó a Marie. Becquerel fue premiado «por el descubrimiento de la radiactividad espontánea» y el matrimonio Curie «por sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de la radiación». Era tan solo la tercera edición del galardón y Marie Curie se había convertido en la primera mujer en recibirlo.

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Pero no se quedó ahí. En 1911 ganó un segundo Premio Nobel, esta vez de Química y en solitario, siendo la primera persona en conseguir tal hazaña. La situación fue aún más complicada que en 1903. No era una verdad universalmente aceptada que Marie Curie mereciera un segundo Nobel, ya que se basaba en el mismo trabajo por el que ya había sido galardonada. Si bien sus investigaciones entre 1903 y 1911 habían sido sólidas, no habían sido transformadoras.

| El Premio Nobel de Física de 1903 fue compartido por Henri Becquerel, Pierre Curie y Marie Curie (Fuente).

Entre las razones por las que hubo voces en contra de concederle otro Nobel fue un escándalo que estalló y que tenía a Marie Curie ―viuda desde hacía cinco años― y a Paul Langevin, ―notable físico francés y alumno de Marie― como protagonistas. Los que se posicionaron a favor de ella impulsaron la nominación para demostrar que la comunidad científica continuaba teniendo a Marie Curie en el más alto respeto. El químico sueco Svante Arrhenius, miembro del comité, la instó por carta a no aceptar el premio hasta que las acusaciones se demostraran como falsas. Marie Curie le respondió con dignidad y determinación que no aceptaría su consejo, puesto que el honor del Nobel se basaba en los logros científicos y no en su conducta personal. De hecho, aceptó el premio.

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| Diploma del Premio Nobel de Química de 1911 entregado a Marie Curie (Fuente).

En la ceremonia del 10 de diciembre de 1911, el presidente de la Real Academia Sueca de Ciencias ofreció dos razones para otorgar a Curie un segundo Premio Nobel: (1) por el descubrimiento del radio, que había invalidado definitivamente la convicción errónea que los átomos son indivisibles e invariables al demostrar que un elemento puede transformarse en otro, y (2) por el estudio del mismo elemento, que había permitido abrir un nuevo campo en la medicina. Ella soportó dignamente la ceremonia, la misma en la que seis años antes había estado compartiendo galardón con su marido y Becquerel. En esta ocasión era para ella sola y en su discurso, en clara alusión a quienes la habían acusado de sacar provecho de las cualidades de su marido, procuró dejar bien claro el trabajo que ella, y solo ella, había realizado, reivindicando justamente lo que le correspondía. En el año 2011 se conmemoró el centenario de la concesión de ese segundo Premio Nobel a Marie Curie, y con motivo de ello se proclamó el Año Internacional de la Química.

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Se negó a cobrar por sus descubrimientos

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ras descubrir el radio en 1898, Marie y Pierre empezaron a entrever otras aplicaciones del radio que iban más allá de la mera contribución al conocimiento físico del átomo. Los médicos franceses usaban la radioterapia, o “curieterapia” como llegó a Enlace al blog: conocerse en Francia, con radio donado por los Curie. El precio goo.gl/DzeWYs del gramo de las sales de radio se multiplicó por cincuenta en cuestión de dos décadas: desde 400 libras esterlinas en 1903 a las 20000 durante la Primera Guerra Mundial, pues se usaba para los puntos de mira de los fusiles y en las brújulas.

Al igual que Röntgen nunca había patentado sus rayos X, los Curie rechazaron tajantemente la oportunidad de lucrarse mediante una patente a pesar de que apenas tenían dinero para comprar los residuos de pechblenda que necesitaban para extraer el elemento. En 1906, no habían ganado absolutamente nada del radio separado según el método concebido por Marie, hecho que señalaría con orgullo durante toda su vida. | Marie Curie dando

una conferencia sobre radiactividad (Fuente).

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Más sobre el boom que provocó el descubrimiento del radio en

Una de churros y un chocolate... ¡radiactivo!

La pureza y el desinterés del trabajo de los Curie eran un equilibrio difícil de mantener. Con una actitud desinteresada dejaron los secretos del proceso de extracción y aislamiento a disposición de la comunidad científica. Siempre respondían gratuitamente y de buen grado a las innumerables demandas de información, sobre todo en América. Industrias enteras se estaban levantando gracias a las detalladas informaciones técnicas que los Curie proporcionaban. Y mientras crecía en torno a ellos la comercialización de sus propios descubrimientos, los Curie estaban literalmente mendigando dinero a mecenas para poder levantar un laboratorio que cubriese sus relativamente simples necesidades. Marie consideraba los aspectos económicos de la investigación y el desarrollo industrial como algo ajeno a su competencia.

| Durante mucho tiempo el radio se vendió a miles de personas como panacea (Fuente).

En aquella época se imponía la idea de que la ciencia había de ser pura. Eso significaba que la investigación no debía contemplarse en función de su aplicación práctica a un problema dado, sino debía ser conducida con el único objetivo de aumentar y profundizar el saber. Si existía una aplicación, mejor para la humanidad, pero nunca podía constituir un objetivo deliberado. Era una actitud muy extendida que empapaba todo el pensamiento científico. Eran las nobles motivaciones que se esperaban de los sabios. Una actitud que Marie aprendió a admirar y se calificaba con una sola palabra: desinterés. Ella la hizo suya.

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Einstein la animó durante uno de los peores años de su vida

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n el año 1911, el químico belga Ernest Solvay reunió a los más grandes científicos de la época para celebrar lo que luego pasaría a la posteridad como los congresos Solvay. Como la disciplina científica que prevalecía en aquel momento era la al blog: Física, era lógico que la mayoría de los asistentes fueran físicos y Enlace goo.gl/P4Egaj matemáticos. Entre los veinticuatro científicos se encontraba solo una mujer, Marie Curie, y allí conoció a Albert Einstein.

En aquel momento, Francia se hallaba sumergida en una espiral Más sobre Einstein en de sexismo, xenofobia y antisemitismo que definieron los años previos a la Primera Guerra Mundial. La candidatura de Marie Curie para ser miembro de la Academia Francesa de Ciencias fue rechazada, y muchos sospecharon que los sesgos en contra de su “Genius: Einstein. Una género y sus raíces extranjeras tenían la culpa. Además, salió a la revisión científica.” luz rumores sobre una relación con el también físico Paul Langevin, separado de su esposa. Curie fue etiquetada de traidora y doméstica, y fue acusada de vivir bajo los faldones de su marido Pierre ―fallecido en 1906 en un accidente de tráfico― en lugar de reconocerle sus propios méritos. Aunque finalmente consiguió su segundo Premio Nobel, el comité de nominaciones procuró convencerla para que no viajara a Estocolmo para aceptar el premio a fin de evitar un

| Marie Curie (segunda por la derecha sentada) y Albert Einstein (segundo por la derecha de pie) se conocieron en el I Congreso Solvay en 1911 (Fuente). 23


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escándalo. Con su vida personal y profesional un tanto desordenada, Marie Curie se hundió en una profunda depresión y se retiró lo mejor que pudo del ojo público. Albert Einstein nunca ocultó su quedó respeto y admiración por Marie Curie. « Me siento impulsado a decirle lo mucho que he llegado a admirar su intelecto, su impulso y su honestidad, y que me considero afortunado de que tengamos amistad personal» llegó a escribirle. E incluso salió en su defensa cuando se vio envuelta en ese frenesí mediático ajeno a motivos científicos. En una carta escrita por Einstein en Praga, archivada en la Biblioteca de Medicina de Countway, en la Universidad de Harvard, insta a Marie Curie a «despreciar a la chusma» por sus ataques y la anima a «simplemente dejar de leer ese alboroto y déjalo en manos de las víboras que la han fabricado.»

| Ambos mantuvieron una relación tanto profesional como personal (Fuente).

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No cabe duda de que la amabilidad mostrada por su respetado colega fue alentadora. Muy pronto, ella se recuperó, resurgió y, a pesar de la postración, valientemente fue a Estocolmo para aceptar su segundo Premio Nobel.


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Proporcionó asistencia médica durante la Primera Guerra Mundial

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uando estalló la Primera Guerra Mundial, a finales de 1914, Marie Curie se vio obligada a suspender sus investigaciones. Tampoco pudo abrir sus puertas el recién construido Instituto del Radio ―hoy Instituto Curie, y que ella misma iba a dirigir― al blog: debido a la amenaza de una posible ocupación alemana de París. Enlace goo.gl/8952Ds Después de depositar personalmente su valioso alijo de radio en la caja fuerte de un banco de Burdeos, puso al servicio de Francia su experiencia en el campo de la radiactividad para ayudar en el esfuerzo bélico. Al fin y al cabo era su país y estaba decidida a servirlo con el espíritu patriótico que la situación requería. No tuvo dificultades para convencer a los funcionarios del gobierno de que existía un papel que ella podía desempeñar. Pronto, como directora del servicio de radiografía de la Cruz Roja, se hizo cargo de un equipo de expertos en técnicas radiográficas que supuso un nuevo torbellino de trabajo intensivo en su vida.

| Marie Curie no dudó incluso en ponerse al volante (Fuente).

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Cuando Marie Curie empezó su trabajo, el ejército francés disponía de un solo vehículo radiológico, pero ella acabaría logrando poner en funcionamiento más de doscientos durante la contienda. A estas ambulancias se les llegó a conocer como las “pequeñas Curie” (petit Curie). Entre el material que transportaba se encontraban una dinamo, el aparato de rayos X, un equipo fotográfico, cortinas, pantallas y varios pares de guantes para proteger las manos de los operadores de los rayos X. No lograban pasar de 50 km/h, por lo que cada trayecto se antojaba eterno para sus ocupantes, entre los que se hallaban, además de Marie Curie y su hija mayor Iréne, un médico y un chófer mecánico. Muchos de los cuerpos que radiografiaban pertenecían a muchachos que no superaban los dieciocho años de la propia Irène.

| Las petit Curie fueron de vital importancia durante la contienda (Fuente).

A estos hay que sumarle que muchos de los médicos, sobre todo los más veteranos, mostraban en aquella época una considerable oposición al uso de los rayos X como medio de diagnóstico, y durante los primeros meses de la guerra, las dos mujeres tuvieron que soportar la hostilidad que provocaba su presencia en los hospitales militares. Marie Curie, sin embargo, había logrado con éxito que varios de sus coches cumplieran activamente su misión entre las trincheras 26


10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

y la retaguardia. Aun así, en 1916, tras la cruenta batalla del Somme, la carencia de radiólogos se hizo más que patente, precisamente cuando más se necesitaban. Marie Curie decidió, pues, crear en el Instituto del Radio, aún sin abrir, una escuela radiológica para enseñar a jóvenes mujeres los fundamentos de las técnicas de rayos X. En el transcurso de la guerra y en plenos hospitales de campaña, con el peligro que entrañaba aventurarse demasiado cerca del frente de batalla, Marie Curie participó muy activamente ayudando a los cirujanos a localizar metralla y balas de los cuerpos de los soldados heridos. Al final de la contienda se estimó que los equipos de rayos X de Curie, así como las jeringas de gas radón que diseñó para esterilizar las heridas, pudieron haber salvado la vida de un millón de soldados. Sin embargo, cuando el gobierno francés, más tarde, trató de concederle la Legión de Honor, la más alta distinción francesa, ella se negó en otra muestra de su labor solidaria y desinteresada a la causa.

Recomendación: Documental «Marie Curie, una mujer en el frente.»

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9 Enlace al blog: goo.gl/sijtR3

Ignoraba los peligros de la radiactividad

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oy, casi 120 años después del descubrimiento de del radio por Marie Curie, todos somos muy conscientes de los peligros potenciales asociados a la exposición del cuerpo humano a elementos radiactivos. Sin embargo, desde los primeros años durante los cuales los científicos fueron pioneros en el estudio de la radiactividad hasta mediados de la década de 1940, poco se conocía acerca de los efectos sobre la salud tanto a corto como a largo plazo. Claramente, Pierre y Marie Curie sirvieron involuntariamente como cobayas.

A Pierre le gustaba tener una muestra en el bolsillo para poder demostrar sus propiedades de calor y color a los curiosos. Incluso una vez se ató un frasco con radio a su brazo desnudo durante varias horas para estudiar la curiosa forma en que quemaba su piel sin dolor. Marie, a su vez, tenía una muestra en su mesita de noche que utilizaba para iluminar tenuemente la habitación. Ellos pasaban todos los días en su laboratorio con Más sobre el efecto de la una gran cantidad de materiales radiactivos esparcidos por todos radiactividad en los seres los rincones, los cuales manipulaban regularmente. De hecho, humanos en todas las notas de laboratorio de la pareja y muchas de sus pertenencias personales siguen siendo tan radiactivas hoy que no se pueden ver ni estudiar con seguridad. Chernóbil desde Ambos sufrían de una fatiga inexplicable y de dolencias. Pierre el núcleo experimentaba en todo el cuerpo dolores que se debían, según él, al reumatismo. Se habían vuelto más frágiles y cogían todo tipo de enfermedades; rápidamente se fatigaban y debían luchar contra un letargo permanente. Por otro lado, las puntas de los dedos de Marie le dolían cada vez más y se agrietaban a medida que manipulaba más las sustancias purificadas. Sin embargo, para ellos no parecía tener sentido andar perdiendo el tiempo en tomar precauciones para evitar una eventual quemadura. El aire que respiraban en el laboratorio hora tras hora acabaría por mostrarse décadas más tarde como el responsable directo de 28


10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

las afecciones pulmonares que sufrían todos los que trabajaban con el radio. Acabaría demostrándose también que los rayos gamma, en las cantidades que sus cuerpos absorbían diariamente de fuentes de radio concentradas y sin protección, eran seriamente dañinos para la médula espinal, provocando los consiguientes desórdenes sanguíneos de tipo canceroso.

| Hasta el final de sus días estuvo trabajando en su laboratorio (Fuente).

El primer embarazo de Marie Curie ya coincidió con la época en las que andaba manipulando soluciones de radio y polonio altamente concentradas, solamente almacenadas en simples frascos de cristal. Teniendo en cuenta las cantidades de muestras que usaba en aquella época, Marie Curie estaba sometida a unas dosis de radiaciones mucho más elevadas de lo que el sentido común permite a una mujer embarazada. Aunque la vida de Pierre Curie se interrumpió trágicamente en 1906, en el momento de su muerte sufría de constantes dolores y fatiga. Marie también se quejaba de síntomas similares hasta que sucumbió a la anemia aplásica en 1934. Pero en ningún momento se consideró, ni siquiera ella, la posibilidad de que su propio descubrimiento fuese capaz de afectar de modo irreversible a las células de su cuerpo. 29


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Dejó un extenso legado

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medida que los Curie daban a conocer al mundo los revolucionarios resultados de sus investigaciones sobre la radiactividad y los nuevos elementos químicos descubiertos, la comunidad científica no dejó pasar la oportunidad para profundizar o abrir nuevas vertientes de investigación.

Enlace al blog: goo.gl/eju7DG

Los primeros en comprender lo que sucedía realmente dentro de los elementos radiactivos fueron el físico neozelandés Ernest Rutherford y su colega, el radioquímico inglés, Frederick Soddy. Su revolucionaria explicación del proceso de descomposición radiactiva le valió al primero el Premio Nobel de Química en 1908. Más adelante también concibió su propio modelo atómico, hablando por vez primera de un núcleo con carga positiva y a su alrededor, girando tantos electrones ―con carga negativa― como para hacer el conjunto eléctricamente neutro. En 1907, Bertram Boltwood, un físico estadounidense y muy cercano a Rutherford, fue pionero en el uso de la datación radiométrica, convertida en la principal fuente de información sobre la edad absoluta de las rocas y otros materiales geológicos. El método compara las cantidades de un radioisótopo natural en el material con la cantidad de sus productos de descomposición radiactiva. También en los Estados Unidos, Willard Libby fue pionero en otro método de datación, la del carbono-14, por la cual recibió el Premio Nobel de Química en 1960. Este método utiliza las propiedades de un isótopo radiactivo del carbono para determinar la edad de un objeto que contiene material orgánico. Siguiendo los pasos de sus padres, la hija mayor, Irène ―con apellido de casada Joliot-Curie― eligió también la radiactividad como campo de investigación. Veinticuatro años después de que Marie Curie recibiera su segundo Nobel, Irène y su esposo, Frédéric Joliot, recibieron conjuntamente el Premio Nobel de Química por los avances que habían logrado en la síntesis de nuevos elementos radiactivos. Aunque fue un placer para Marie haber sido testigo de la investigación exitosa de su hija y su yerno, ella no vivió para verlos ganar el premio.

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10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

Varios investigadores más del Instituto del Radio de París también hicieron contribuciones significativas que se basaron en el trabajo original de Marie Curie. Desde 1919 hasta su muerte en 1934, los químicos y físicos de su laboratorio publicaron 483 obras. En 1929, Salomon Rosenblum descubrió que el actinio radiactivo ―preparado específicamente para él por Marie Curie― en presencia de un poderoso electroimán emitía radiación alfa en cantidades discretas de energía, lo que se tomó como una ratificación de la teoría cuántica. Fernand Holweck confirmó la identificación de los rayos X como una forma de radiación electromagnética mediante el uso de una bomba diseñada por él mismo para crear un alto vacío. Bertrand Goldschmidt, que sirvió durante un tiempo como asistente personal de Curie, usó técnicas que aprendió en el Instituto del Radio para contribuir al desarrollo de la bomba atómica.

| El matrimonio JoliotCurie fue galardonado por el Premio Nobel de Química en 1935 por el descubrimiento de la radiactividad artificial (Fuente).

Al aceptar el Premio Nobel de Física, Pierre concluyó con una advertencia premonitoria. Reconocía la posibilidad de que, en las manos equivocadas, las propiedades del radio, y por lo tanto las de otros materiales radioactivos, pudieran resultar perjudiciales. 31


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Continuó diciendo «y aquí es donde cabe preguntarse si la humanidad se beneficia de conocer los secretos de la naturaleza, si está preparada para aprovecharlos o si acaso este conocimiento no le será perjudicial. Los descubrimientos de Nobel son un ejemplo característico: los potentes explosivos han permitido a los hombres hacer obras dignas de admiración, pero son también un terrible medio de destrucción en manos de los grandes criminales que arrastran a la gente hacia la guerra. Soy de los que piensan, al igual que Nobel, que la humanidad sacará más bien que mal de los nuevos descubrimientos.» Las consecuencias del trabajo de los Curie con los compuestos de uranio y el descubrimiento del polonio y del radio han tenido consecuencias positivas y negativas para la humanidad, y hay personas honorables en ambos lados: aquellos que creen que lo bueno supera a lo malo, y aquellos que creen lo contrario. Yo quiero creer en lo primero.

Fuentes consultadas ·Adloff, J. P. (1999). The laboratory notebooks of Pierre and Marie Curie and the discovery of polonium and radium. Czechoslovak journal of physics, 49, 15-28. ·Curie, E. (1973). La vida heroica de María Curie: descubridora del radio. ·Fröman, N. (1996). Marie and Pierre Curie and the Discovery of Polonium and Radium. Royal Swedish Academy of Sciences in Stockholm, Sweden. www.nobelprize.org/nobel_prizes/ themes/physics/curie/index.html ·Muñoz Páez, A. (2012). Marie Curie. El secreto major guardado de la materia. National Geographic. ·Reid, R. M. (1974). Marie Curie (No. 500.092 C975r). Barcelona, ES: Salvat Ed., 1995. ·Strathern, P. (2015). Curie y la radiactividad. Siglo XXI de España Editores. 32


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Emilie du Châtelet, la luz hecha mujer Enlace al blog: goo.gl/xxfijN Publicado el 9 de agosto de 2016

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asta sólo unos pocos siglos atrás, a la mayoría de las mujeres no se les permitía hacer investigación científica, o se les permitió actuar sólo como asistentes o traductoras. A través de los salones intelectuales, algunas pudieron desempeñar un papel fundamental en la difusión de las ideas de la Ilustración. La francesa Émilie du Châtelet fue una de las primeras mujeres en romper esa barrera y convertirse en una científica por derecho. No solo iluminó con sus escritos, también hizo sus propias contribuciones a la búsqueda de la ciencia y la razón. Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil nació en París en 1706. Era la hija de Louis Nicolas Le Tonnelier de Breteuil, un cortesano del rey Luis XIV, cuya posición proporcionó a la familia algunos privilegios. De esta forma, Émilie tuvo acceso a las élites aristocráticas e intelectuales de Francia a edades muy tempranas. A menudo, los científicos más distinguidos eran visitantes frecuentes de su casa, entre ellos, Voltaire, uno de los principales representantes de la Ilustración. Al reconocer la brillantez de la joven Émilie, su padre, inusualmente para aquellos tiempos, mandó instruirla desde muy pequeña en actividades físicas, así como en literatura y ciencia. Su madre, Gabrielle-Anne de Froulay, que fue criada y educada en un convento, no estaba de acuerdo con las actividades intelectuales de su hija, impropias para una señorita. Sin embargo, la inversión valió la pena: cuando tenía 12 años, Émilie hablaba con fluidez griego, latín, italiano y alemán. Pero no sólo era una intelectual, también le gustaba bailar, tocaba el clavicordio, cantaba ópera, fue actriz aficionada e incluso apostaba en juegos de azar, haciendo valer su talento en matemáticas. Sus ganancias las usaba para comprar libros y material de laboratorio para sus investigaciones. A pesar de su mente y estilo de vida no convencionales, Émilie sí

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se conformó con un matrimonio aristocrático convencional. En 1725, se casó con el marqués Florent-Claude du Chastellet, un distinguido oficial del ejército, que frecuentemente se hallaba fuera de casa dejando a Émilie libre para disfrutar de sus intereses científicos. Tras el nacimiento de sus tres hijos, llegaron a un acuerdo para llevar vidas separadas, algo común entre la aristocracia francesa del momento, eso sí, manteniendo el hogar familiar.

| Retrato de Émilie du Châtelet (Fuente).

Émilie tuvo un affair con el duque de Richelieu (sobrino del

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famoso cardenal), pero su amante más conocido fue Voltaire, quien introdujo la versión popular Châtelet a Émilie. Durante 15 años, la pareja vivió una apasionada relación en la que pusieron tanto el corazón como la mente. Además de la publicación de obras sobre física y matemáticas, construyeron una colección de 21.000 libros, más grande que la mayoría de bibliotecas

| Retrato de Voltaire (Fuente).

universitarias europeas. A pesar de verse frustrada por haber sido excluida por la sociedad científica al ser mujer, Émilie fue lo suficientemente valiente como para llevar a cabo sus propias investigaciones en secreto. Así, en 1737, participó en un concurso patrocinado por la Academia Francesa de Ciencias con un trabajo sobre la naturaleza de la luz, el calor y el fuego. Con Dissertation sur la nature et la propagation du feu (Disertación sobre la naturaleza y la propagación del fuego) sugería que los diferentes colores de la luz aparecen debido a diferentes potencias de calentamiento y anticipaba la existencia de lo que ahora se conoce como radiación infrarroja. No ganó el concurso, pero su trabajo fue publicado y empezó a ser mejor vista por la comunidad científica. También desarrolló un fuerte interés por la obra de Isaac Newton, que no destacó por sus dotes divulgativas. Además, ésta era algo controvertida en aquel momento en Francia, donde la 36


10 Cosas que hay que saber sobre Marie Curie

filosofía cartesiana se veía favorecida. Émilie y Voltaire escribieron conjuntamente Eléments de la philosophie de Newton (Elementos de la filosofía de Newton, 1738), explicando la astronomía y la óptica de Newton de una manera clara para un amplio número de lectores franceses. Sólo el nombre de Voltaire apareció en el libro, pero éste reconoció el intelecto superior de Émilie, sobre todo cuando se trataba de física. La admiración de Voltaire hacia Émilie no tenía límites. Una de sus más importantes contribuciones a la ciencia fue la elucidación de los conceptos de energía y su conservación. En 1740, publicó Institutions de physique (Lecciones de la física), en el que se atrevió incluso a corregir a Newton: mostró que la energía de un objeto en movimiento es proporcional no simplemente a su velocidad, como previamente se había creído, sino al cuadrado de su velocidad. Se dice que Albert Einstein obtuvo la inspiración para su famosa ecuación de la relatividad (E=m·c2) cuando hojeaba un estudio de Émilie du Châtelet. A los 42 años, Émilie descubrió que estaba embarazada. Sabiendo que probablemente moriría, comenzó a trabajar 18 horas al día para completar lo que es ampliamente considerada como su obra magna: una traducción del latín al francés de Philosophiae naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural, 1687). En los Principia,

| Los "Principios matemáticos de la filosofía natural" de Newton (Fuente). 37


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Newton recogía sus hallazgos en mecánica y cálculo matemático, marcando un punto de inflexión en la historia de la ciencia. Más que una simple traducción, Émilie añadió extensos comentarios, ejemplos y aclaraciones que facilitaron la comprensión de las ideas que se exponían. Con un gran esfuerzo, logró su objetivo de terminar el manuscrito antes de morir en septiembre de 1749. La obra completa fue publicada diez años más tarde, cuando el regreso del cometa Halley provocó un renovado interés en la mecánica de Newton. El libro de Émilie fue durante muchos años la única traducción disponible de los Principia de Newton. Además, su notación moderna y perspicaz probablemente ayudó a a difundir la nueva ciencia de la época. No obstante, Émilie du Châtelet ha sido en gran medida olvidada por la historia (o recordada principalmente como la amante de Voltaire) y sólo recientemente se han sacado a la luz sus logros científicos. Su género suscitó burlas entre los hombres ilustrados y debido a las restricciones impuestas a las mujeres por la sociedad francesa de la época, fue incapaz de seguir una educación similar a sus homólogos masculinos. Sin embargo, su genio, su ingenio, su apetito voraz por la adquisición de conocimientos y la temprana “iluminación” de su padre la ayudaron a superar muchos desafíos y a considerarse, con razón, como una de las principales figuras de la Ilustración.

Fuentes consultadas ·Bodanis, D. (2009). Passionate Minds: Emilie du Châtelet, Voltaire, and the Great Love Affair of the Enlightenment. Crown. ·Rodrigues, A. (2012). Emilie du Châtelet, a Bibliography. In Emilie du Châtelet between Leibniz and Newton (pp. 207246). Springer Netherlands. ·Zinsser, J. P. (2007). Emilie Du Châtelet: Daring Genius of the Enlightenment. Penguin. 38


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Ida Noddack, la cazadora de elementos Enlace al blog: goo.gl/5Q1MOY Publicado el 6 de febrero de 2017

| Montaje propio a partir de la foto original de la siguiente Fuente.

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xisten muchos casos en la Ciencia en los que los historiadores no han atendido lo suficiente a investigadores que realmente lo merecieron. Un ejemplo notable es el de los Noddack, un matrimonio alemán cuya contribución a la Química fue de gran importancia. Tanto o más injusto se fue con ella, con Ida. Ida Tacke, que era su nombre de soltera, nació en 1896 en Lackhausen, en la región germana de Renania del norte. En 1918 se graduó en Ingeniería Química y Metalúrgica en la Technische Hochschule, lo que hoy es la Universidad Técnica de Berlín (TUB) e inmediatamente se inició en la investigación. Obtuvo el grado de Doctora en 1921, tras lo cual comenzó a trabajar en el laboratorio de Química de una fábrica de turbinas de Berlín. En aquella época, el prestigioso Instituto Imperial de Física y Tecnología (PTR, Physikalische Technische Reichsanstalt) estaba dirigido por el galardonado con el Premio Nobel de Química en 1920 Walther Nernst. Hasta allí arrastró a un brillante doctorando suyo, Walter Noddack, al que ubicó en la División Química, cuyo proyecto consistía en buscar los elementos que faltaban en la Tabla Periódica. Desde la segunda mitad del siglo XIX, hubo una incesante búsqueda de nuevos elementos químicos, provocando una fuerte competencia en los círculos científicos. El padre de la 39


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moderna Tabla Periódica, el químico ruso Dmtri Mendeléyev, la concibió tras demostrar una periodicidad en las propiedades de los elementos a intervalos regulares. Partiendo de esta base fue capaz de predecir con un grado razonable de precisión las propiedades de elementos que aún no se habían descubierto. Mendeléyev colocó al manganeso (Mn), el noveno metal más abundante en la naturaleza, en el grupo (columna) 7 de la Tabla Periódica. Por debajo de él había dejado dos huecos que corresponderían con el eka-manganeso (Em) y el dvi-manganeso (Dm). Para estos elementos predijo un peso atómico de 100 y 190, respectivamente, valores muy próximos a los reales (98 y 186,2). También predijo que sus compuestos serían de color. Pero eran solo eso, predicciones: durante más de 50 años, la tabla periódica fue como ese álbum de cromos a medio rellenar.

| Tabla Periódica de Mendeléyev, publicada en 1872. Se marcan en rojo los lugares donde predijo que estaría los elementos Em y Dm (Fuente).

Mendeléyev empleó los prefijos eka-, dvi- o tri-, procedentes del sánscrito, para indicar si el elemento en cuestión se predijo uno, dos o tres lugares por debajo del elemento conocido en su tabla. Por ejemplo, el germanio (Ge) se llamó eka-silicio hasta su descubrimiento en 1886 y el renio se llamó dvi-manganeso antes de su descubrimiento en 1926.

De esta apasionante etapa de la historia de la Química quiso formar parte Ida Tacke. En 1924, decidió renunciar a su trabajo y unirse a tiempo completo, y sin cobrar, al equipo de trabajo de 40


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Walter Noddack, a quien conocía de su etapa en la Universidad. Trabajando juntos publicaron numerosos artículos. En ocasiones, ella dejó claro que nunca fue la asistenta de Walter, sino que eran compañeros de trabajo. De hecho, teniendo en cuenta sus mayores dificultades en el ámbito científico por ser mujer y la heterodoxia de algunas de sus ideas, realmente fue ella el foco principal.

Más sobre nomenclatura química antgua en

“Símbolos de elementos químicos que ya nadie usa.”

Tacke y Noddack se lanzaron a encontrar los dos elementos que faltaban en la columna del manganeso, el Em y el Dm, a la sazón los elementos 43 y 75, respectivamente. Hicieron un estudio sistemático de las propiedades de los elementos que rodean los dos huecos y encontraron que, aunque por lo general se producía un cambio gradual en las propiedades a medida que se avanza en vertical, también había cambios bruscos. A partir de la comparación con otras columnas, se concluyó que tales cambios bruscos ocurrirían entre el manganeso y los dos elementos desconocidos por debajo de él. También llegaron a la conclusión de que estos elementos debían tener propiedades diferentes de las del manganeso, pero similares a las de sus vecinos horizontales: molibdeno (Mo) y rutenio (Ru), por un lado, y wolframio (W, tungsteno en aquella época) y osmio (Os), por otro. Sugirieron que los elementos 43 y 75 tendrían abundancias relativas en la corteza terrestre similares a las de rutenio y osmio, respectivamente, análogas a la similitud en las abundancias relativas de manganeso a su vecino de hierro (Fe). En consecuencia, Walter e Ida tenían concentraron la búsqueda de los elementos que faltaban no en los minerales de manganeso, más obvias, sino en los minerales de los vecinos horizontales. Ida tenía buenas conexiones en el laboratorio de química de Siemens & Halske, que fabricaban lámparas en Berlín, y tuvo acceso a un equipo nuevo de espectroscopia de rayos X, del grupo dirigido por el físico-químico Otto Berg. Después de un exigente trabajo analítico de muestras de columbita noruega *(Fe, Mn, Mg)(Nb, Ta)2O6+, en 1925 Walter e Ida anunciaron el

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descubrimiento de los elementos 43 y 75 (Berg fue también coautor), llamados respectivamente renio, en homenaje al origen de Ida, y masurio, en honor al origen de Walter (Masuria, región del este de Alemania).

| El matrimonio Noddack en su laboratorio (Fuente).

Los descubrimientos de los elementos 43 y 75 fueron pronto disputados por otros científicos en busca de los mismos elementos. Esto les obligó a participar en la enorme tarea de inventariar ingentes cantidades de minerales para obtener cantidades ponderables de los nuevos elementos. Un año más tarde, ya casados, los Noddack, muy a lo matrimonio Curie, prepararon el primer gramo de renio a partir de 660 kg de molibdenita y más tarde escribieron numerosos artículos sobre su química. En esta tarea solo tuvieron éxito en el caso de renio, porque el masurio (hoy tecnecio, Tc) demostró ser extremadamente difícil de obtener por medios analíticos. Sin embargo, se aseguraron el patrocinio de Siemens durante algunos años en un laboratorio construido especialmente para investigar el posible uso de renio, en lugar de tungsteno, en los filamentos de las lámparas eléctricas. Durante los años siguientes se les concedieron varias patentes. Estos logros culminaron en 1931 con el premio conjunto de la prestigiosa medalla Liebig, otorgada por la Sociedad Alemana de Química (Gesellschaft Deutscher Chemiker, GDCh). Por el descubrimiento del renio, los Noddack, juntos o por separado, fueron nominados en varias ocasiones para el Premio Nobel (en 42


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1932, 1933, 1935 y 1937) y, en 1934, recibieron la codiciada Medalla Scheele de la Sociedad Química de Suecia. Aunque en este artículo solo se trata del descubrimiento del renio, Ida Noddack también anticipó, nueve años antes, la posibilidad de la fisión nuclear y propuso la hipótesis de que todos los elementos químicos están presentes en cualquier mineral. Esto último le permitió especular, sin éxito, acerca de una Tabla Periódica diferente, en función del peso atómico y no del número atómico, dando así prioridad a los isótopos, no a los elementos. Por ser mujer se enfrentó a muchos obstáculos profesionales, pero también por numerosas disconformidades científicas. Quizá las acusaciones por vinculación al régimen nazi, cosa que nunca se demostró, influyeron en la pobre evaluación histórica de su contribución científica. Desafortunadamente, la historia de la Ciencia es altamente sugestiva. Su función principal es proporcionar una mejor comprensión de los acontecimientos pasados y su contexto. Pero, por suerte, también tiene una poderosa componente propedéutica que nos permite recuperar y re-evaluar cuestiones científicas que merecen un mayor reconocimiento.

Fuentes consultadas ·Carlen, J. C., & Bryskin, B. D. (1994). Rhenium-a unique rare metal. Material And Manufacturing Process, 9(6), 1087-1104. ·Habashi, F. (2005). Ida Noddack (1896-1978). Personal Recollections. ·Hargittai, M. (2015). Women scientists: reflections, challenges, and breaking boundaries. Oxford University Press. ·Karpenko, V. (1980). The discovery of supposed new elements: two centuries of errors. Ambix, 27(2), 77-102. ·Santos, G. M. (2014). A tale of oblivion: Ida Noddack and the “universal abundance” of matter. Notes and Records of the Royal Society of London, 68(4), 373–389. 43


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"ConvendrĂ­a sentir menos curiosidad por las personas y mĂĄs por las ideas."

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