BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO”
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR
ASIGNATURA:
EDUCACIÓN HISTÓRICA EN EL AULA
CUARTO SEMESTRE
“RAFAEL ALEJANDRO ZAVALA CARRILLO”
ZACATECAS, ZAC., ABRIL DE 2015
Historia personal
Mi nombre es Rafael Alejandro Zavala Carrillo. Nací el 9 de Febrero de 1993 en Fresnillo, Zac., seis años después de que contrajeran nupcias mis padres. Esto a causa de que mi madre no podía concebir por diversos factores biológicos. Durante este período, recurrían a curanderos, sobanderos y doctores de diversos lugares de la República Mexicana con el objetivo de que mi recibiera tratamiento para que pudiera embarazarse. Pero a pesar de sus esfuerzos los resultados siempre fueron negativos. Al desanimarse por ello, lo que decidieron adoptar una mascota (perro), para que éste simbolizara el hijo que esperaban con ansias. Días después mi madre se sentía enferma; ya que sentía mareos, náuseas y antojos. Las personas cercanas a ella le decían que eran síntomas de embarazo, pero no hizo mucho caso debido a que ya había recibido tratamiento y no era posible que concibiera. Pero cierto día asistió a una cita médica en la cual le hicieron estudios, en donde momentos después le dieron la noticia que tanto estaba esperando. En ese mismo día le dijeron que no sólo era un bebé sino que serían dos. Así pasaron los meses, y ella sentía tanto náuseas como sueño mientras que mi padre era el que tenía los antojos. Cuando se cumplió el octavo mes mi madre tenía problemas de presión alta por lo que los doctores decidieron programar el parto ocho días antes de que se cumpliera el noveno mes, y esto porque corría el riesgo de perdernos. Al momento del nacimiento, tuvo ciertos problemas en el parto por lo que los doctores tomaron la decisión de que le realizarían cesaría. De esta manera, mi hermano fue el primero en nacer a las 11:00 am. mientras que yo fui el segundo en salir del vientre a las 11:02 am. Yo pesé 3 ½ kg y mi hermano pesó 2 kg; por lo de inmediato lo llevaron a la incubadora para que se acabará de desarrollar, debido a que le hacía falta peso. A los tres días dieron de alta tanto a mi madre como a mi hermano, por lo que nos llevaron a casa de mis abuelos maternos; lugar donde vivían mis padres. Así, cuando llegamos a casa habían preparado un convivió familiar para darnos la bienvenida. Al estar en casa nuestra madre no tenía leche, por lo que decidió darnos biberón con leche de soja debido a que los otros tipos de leche en polvo nos hacían daño, ya que nos producía cólicos. A mí me gustaba estar comiendo a cada momento, por lo que mis padres optaron por darme chupón; lo cual evitó de que siguiera subiendo de peso. Cuando cumplimos dos meses, mis padres decidieron bautizarnos un domingo de resurrección. En donde nuestros padrinos fueron la prima de madre, así como su esposo. Éstos fueron elegidos debido a que eran personas más cercanas, asimismo porque tenían características y un personalidad adecuada para nos sirvieran de ejemplo cuando estuviéramos grandes. Al término del bautizo, mis abuelos y tíos hicieron una fiesta familiar para celebrar, como es tradición. De esta manera, fue en la casa de éstos últimos donde se realizó el convite en el que asistieron tanto la familia paterna como la materna. En la cual se sirvió carne asada, frijoles charros y de tomar se dio refresco, así como cerveza. Cuando cumplimos tres meses operaron a nuestra madre de la vesícula. Al salir del hospital ella sentía dolores pero no le hizo mucho caso porque pensaba que era efecto de la operación. Así pasaron los días y no se le quitaba el dolor, el cual se hacía más intenso, por lo que decidió ir a consulta médica. En ese día la hospitalizaron inmediatamente, ya que se le estaban empezando a dañar los órganos internos. Y esto a consecuencia de la negligencia médica que se presentó en la operación anterior.
Acorde a esta situación, y al ver que se prolongaba la salida de mi madre, lo que hizo mi padre fue dejarnos con nuestros abuelos; mi hermano se quedó con la familia paterna mientras que yo con la materna. A causa de que éstos últimos no podrían cuidarnos a los dos, debido a que mi abuelita estaba recuperándose de una operación del corazón. Fueron pocos días en los que mi hermano y yo quedamos separados, debido a que no dejábamos de llorar. De esta manera, y para que dejara de llorar me daban alimento. Al ver que mi hermano no se calmaba con nada, la decisión que tomó una de mis tías fue llevarlo con mi abuela materna. Esto fue lo que permitió que ambos dejáramos de llorar. Un mes después mi mamá salió del hospital, en donde de inmediato nos mudamos de casa. La cual estaba a una cuadra de la casa de mis abuelitos, los cuales nos visitaban diario; pues mi abuelita era la que hacia la comida mientras mi madre se recuperaba. Al cumplir los once meses de vida me llegue a enfermar a consecuencia de que mi padre me sacó a pasear en la carriola, lo cual me gustaba debido a que no quería estar encerrado en casa, pero ese día estaba haciendo frío y no traía ropa adecuada. Lo que provocó que adquiriera bronquitis por lo que a partir de las indicaciones del doctor mis padres decidieron tomar las precauciones necesarias para que no llagara tener consecuencias posteriormente. Durante ocho días estuve en casa recibiendo medicamentos y sin salir de casa. Durante este período me gustaba que todos me trajeran cargando, pero especialmente mi madre. La cual poco a poco me fue poniendo en el andador para que empezara a caminar, pero al momento en el que me colocaba dentro de él comenzaba a llorar. Por lo que decidió sacarme de éste y me puso en el suelo para que empezara a gatear. Cuando cumplí mi primer año de vida mis padres hicieron una pequeña fiesta en la que asistieron únicamente familiares y amigos cercanos, en la cual fueron algunos vecinos con quien compartíamos. El pastel estaba hecho de los ingredientes que me gustaban en aquel entonces; tenía una cubierta de chocolate blanco y mantequilla, tenía gomitas de ositos pandas. Además, ese pastel nos lo había hecho la tía de mi padre, la cual nos regalaba cosas constantemente. En esa fiesta se dio refresco, ensalada de pollo, dulce de bombón. Durante ese día quería estar siempre a lado de mis primas, las cuales me traían cargado de un lado a otro. Así que ellas fueron las que me dieron de comer, me cambiaron de ropa cuando se me derramo el refresco, y de la misma manera jugaron conmigo con unos carros que me habían regalado mis abuelos; los cuales se rompieron ese mismo rato debido a que los aventaba constantemente. En este primer año de vida logré dar mis primeros pasos pero a consecuencia de que caí en un intento que realicé dejé de hacerlo por un cierto período de tiempo. Por lo que mis padres, así como mis abuelos, me ayudaron a que a poco a poco perdiera el miedo; en donde ellos me tomaban de la mano, o bien, me colocaban en un carrito para que yo solo lograra mover los pies y así perdiera el miedo cuando caminara. En esta etapa me gustaba que me dieran helado (vainilla), refresco (coca-cola), pan (gansitos), bolis, juguitos, sabritas, entre otros. También me llamaba la atención que me bailaran, que me hicieran avioncito, ver la televisión, específicamente las caricaturas de los power-rangers, los animaniacs, la pantera rosa, los Looney toons; escuchar la radio; ir al parque con mis vecinos; jugar con globos. Cuando cumplí los dos años de edad la familia de mi madre nos hizo a mi hermano y a mí un pequeño pastel. Ese día asistieron algunos familiares que venían de Estados Unidos, así como de
Zacatecas capital. Los cuales me trajeron ropa, peluches y algunos juguetes. Ese día llore debido a que no quería que rompieran la piñata porque mi abuelo me la había regalado; ya que él sabía que me gustaba jugar con ellas. A esa edad no me gustaba ir a las fiestas porque me daban miedo los payasos, a consecuencia de que mis primos me decían cuando me portaba mal que me robaría un payaso, o bien un borracho. Un día mi hermano y yo asistimos a la fiesta de una prima. En la cual llegaron unos payasos, los cuales se fueron acercando a mí y de inmediato salí huyendo de ese lugar. A esta edad me llamaba la atención ir a la atienda de mi abuelita materna a jugar con una máquina de videojuegos que tenía. Así, mi hermano, mis primos y yo nos la pasábamos por un largo período de tiempo jugando, por lo que en ocasiones nos llegábamos a hacer del baño. Por lo que por esta razón decidieron retirar tal objeto. Otra de las cosas que más me agradaba era que mi padre me paseara en la bicicleta, así como en el taxi que tenía. Así como también me divertía que mi madre me sacara a caminar al parque y al centro, en donde siempre íbamos acompañados de nuestra mascota. Al cumplir tres años de edad, mis padres nos hicieron a mi hermano y a mí un pequeño pastel para festejar el día; acompañándonos sólo la familia de mi madre. Días después, una prima nos invitó a pasar una semana completa a Jalisco. La cual nos llevó a varias partes como: al zoológico, a la barranca, al centro, al mercado de San Juan, a Zapopan, a San Juan de los Lagos. Durante esta edad me agradaba ir a los balnearios, y esto porque asistían la mayoría de mis primos. Y lo que más gozaba era que mi padre me metiera a nadar; una ocasión él me puso en un tobogán pequeño para que me resbalara, al momento en el que deslice se quitó por lo que caí hasta el fondo de la alberca. Así, y viajes posteriores a estos lugares procuré evadir meterme a las albercas. También me llamaba la atención arrancar flores del parque, y cuando regresaba a mi casa las llegaba a poner en envases de plástico. Lo que hacía con esto era regalárselos a mi abuelita, así como a mi madre. En donde éstas los ponían en el comedor. Además en esta edad aprendí a andar en triciclo, y para lograrlo mi madre tuvo que animarme y ayudarme para hacerlo; debido a que en diversas ocasiones me llegue a caer, y por ende a lastimarme. Posteriormente mi padre me llevaba al parque para que yo pudiera usarla. Pero a pesar de que me caía constantemente no perdí el entusiasmo por seguirme subiendo a tal objeto. Cuando mi hermano y yo cumplimos cuatro años de vida nos presentaron ante el templo; y esto a consecuencia de que a los tres años no llegó la persona que iba a hacer nuestra madrina. Ese día nuestra madrina nos regaló unas medallitas, así como cirios; los cuales son elementos característicos de tal celebración. La fiesta se efectuó en el domicilio en el que vivíamos. Asistieron familiares y amigos de mis padres, así como también personas que pasaban por la calle en esos momentos. Se hicieron juegos como el de la pelea de gallo, ponle la cola al burro, competencia de inflar globos. Pero a la vez se hizo concurso de chistes, de canto y de baile, los cuales fueron organizados por mis primas. En ese convivió se dio como convite cazuelitas de pan con ensalada, refresco, rollo de carne y pastel. Éste fue especial para mí, debido a que mis abuelos maternos me lo regalaron. Además de que tenía situados pollitos hechos de betún, los cuales eran uno de mis animales favoritos. Lo que más me agradó de ese día fueron los regalos que me dieron; recibiendo un mono de peluche, juguetes (carros, robots, pelotas, soldaditos, pistolas, pizarra, entre otros), pero lo que más
disfruté fueron las Sabritas que me regaló el compadre de mi padre. Y el aspecto que me desagrado aconteció en el momento de la mordida tradicional del pastel, ya que mi madrina me empujó haciendo que me embarrará la cara; en donde de forma inmediata solté en llanto. Días después mi padre decidió que nos mudaríamos a una casa nueva; y esto por dos motivos, el primero de ellos fue porque ya se había cumplido el plazo de la renta; mientras que el segundo motivo, y más importante, fue porque ya no se iba a pagar renta debido a que se viviría en una casa propia. Así, y un día del mes de mayo, partimos a nuestro hogar. En el que nos ayudó un tío, que provenía de la comunidad de El Salto, a trasladar las cosas hacía nuestra nueva casa. Al llegar a casa, y de manera inmediata, acomode mis cosas en el cuarto; el cual lo compartía con mi hermano. Pero al desempacar las cosas me percaté que el peluche que me habían regalado no estaba; por lo que a diario le decía a mi madre que lo buscara entre sus cosas Los días transcurrieron y se llegó el momento de ingresar al jardín de niños “Beatriz González Ortega”. Ese día aparentaba que tenía un dolor de estómago mientras que mi hermano estaba contento por entrar. Al llegar al salón en el que me había tocado solté en llanto, debido a que no quería estar en ese salón ya que deseaba estar con mi hermano. Como la maestra me agarró de los brazos a la fuerza lo que hice fue darle una patada para que me soltara; acción que no sucedió pues me llevó directo al salón. Al estar en este espacio empecé a relajarme, ya que de inmediato nos puso a jugar para que todos nos conociéramos. En ese día entablé de inmediato una relación con tres personas: Raúl, Lizbeth y Eduardo. Así, me la pasé junto a ellos este día, debido a que nos la pasamos juntos en el aula, así como también a la hora del recreo; en donde les compartí del lonche que mi madre me había llevado. Posteriormente fui haciendo nuevos compañeros, pero a pesar de ello nunca me separé de ellos tres. Asimismo, y a partir de lo que les contaba a mis padres sobre lo que me pasaba en el jardín de niños, descubrí que Eduardo era mi primo. Por lo que en ocasiones él nos invitaba a comer a su casa. Lo cual así fui conociendo a mis tíos y a mis otros primos. En segundo me gustaba asistir debido a que me la pasaba bien con mis compañeros en el aula, a pesar de que era muy tímido y reservado. Además, me agradaba ir porque en ese tiempo nos ponían a colorear, recolectar hojas, pegar bolitas en el contorno de los dibujos, recortábamos, etc., los cuales eran aspectos que me encantaban hacer en el hogar. Cuando cumplí los cinco años de edad mis padres nos hicieron una pequeña fiesta. Esa ocasión me la pasé increíble porque asistieron algunos de mis compañeros de la escuela, así como mis primos. Éstos y junto con mi hermano nos divertimos persiguiendo a una liebre que tenía en el patio. Asimismo, nos la pasamos jugando al Nintendo. Pero a pesar de ello, los momentos más desagradables que pasé fueron varios. Uno de ellos fue que me estaba ahogando con un hielo a la hora de la comida, y el otro fue al momento de los regalos; esto a causa de que un vecino quería los regalos que me habían regalado, por lo que de inmediato los tomé y los escondí en el cuarto. Al pasar de grado, mis ganas de asistir al jardín de niños incrementaron. Esto fue así porque las actividades que se implementaban dentro del aula eran diversas, ya que nos ponían cantos, rondas, juegos, así como también nos dejaban a dibujar, interpretar textos, pintar con acuarela, moldear figurar con plastilina y barro.
En ese tiempo me llamaba la atención salir a las clases de educación física, hasta que en una ocasión me llegué a caer en una competición de carreras. Por lo que a partir de ese momento perdí el interés de ésta, y esto a causa del miedo que sentía de que me volviera a caer. También me fascinaban los eventos que se realizaban en el jardín de niños, ya que en algunos de éstos mi madre llegaba a participar. Como fue el caso la danza de los viejitos, el festival de primavera, el concurso de disfraces el día de muertos, y el evento que más me llamó la atención fue cuando ella participó en los villancicos. Cuando cumplí los 6 años de edad, mis padres me hicieron un pequeño pastel en la casa de mi tío; en el que asistieron únicamente mis primos, mis abuelos maternos así como también algunas (os) de mis tías y tíos. Pero lo que más me gustó de ese día fue los regalos que recibí, pero hubo uno en especial (un tamagoshi); debido a que lo deseaba con muchas ansias. En este tiempo a mí me gustaba participar en los bailables que se realizaban en el kínder. Pero hubo uno en el que estaba más interesado, debido que iba ser presentado el día de las madres. Antes de llegar ese día, la maestra nos puso un canto para que lo dijéramos al finalizar el bailable. Al llegar el día se realizó lo planeado y al momento en el que concluyeron los dos actos la maestra nos dio una figura para que se la diéramos a nuestras madres. Por lo que de inmediato el maestro de ceremonia pidió que éstas que subieran al escenario del teatro. Así, al ver a mi madre me fui corriendo hacia ella, la cual me dio un beso y un abrazo. Otro evento que tomo importancia para mí fue cuando se planeó un campamento, al cual decidí asistir sin llegarlo a pensar. Esto a causa de que no había tenido experiencias similares. Un día antes había comprado lo que nos habían pedido, y esa noche no pude dormir de lo emocionado que estaba. Cuando se llegó la hora del campamento mis padres me llevaron al jardín de niños, en donde de forma inmediata me dirigí al salón para dejar mis cosas y reunirme mis compañeros. Al momento de la conformación de las patrullas me tocó con algunos de los compañeros de mi hermano. A ninguno de ellos les hablaba, pero de inmediato uno de ellos me empezó a hablar pues ya había ido ciertas ocasiones a mi casa. Después de ello nos pusieron a cantar coros y cuando se llegó la tarde-noche comenzó la búsqueda del tesoro; lo cual mi patrulla no logró encontrar ninguno de éstos, los cuales se trataban de monedas de chocolate. Después de la cena, y específicamente antes de dormir, pase un momento desagradable. El cual fue que mi oriné a causa de que tenía miedo de bajar para ir al baño; el cual fue a consecuencia de una experiencia que me había pasado días previos, en donde algunos niños me encerraron en el baño. A pesar del temor que sentía tuve que bajar a cambiarme, debido a que había mojado mi pijama. Al día siguiente llenaron para alberca y nos dieron un pequeño refrigerio. Días después se efectuó la graduación. La cual se llevó a cabo en las instalaciones del Teatro Echeverría. Así, a cada uno de los alumnos nos entregaron una figura de madera y un diploma. Antes de la clausura de cursos se realizaron varias actividades, y en una de éstas participé, específicamente en un bailable texano. Un par de meses después ingrese a la escuela primaria Beatriz González Ortega, la cual estaba ubicado a un costado del jardín de niños. Antes de que mi madre me llevará a la escuela estaba muy nervioso, ya que días previos mis primos me habían dicho que no sería igual que el kínder. Pero a pesar de ello estaba entusiasmado, debido a que ya era un “niño grande”. Al ingresar a la institución mis nervios se agudizaron pues había muchos salones y tenía miedo de no encontrar el que se me había asignado. Momentos después mi madre observó que cada salón
tenía designado el año y el grupo; de esta manera nos dirigimos al salón de mi hermano y posteriormente al mío. De inmediato me ubiqué en las butacas de adelante; y al hacer ello, observé a mis primeros compañeros. Conforme pasaba el tiempo más niñas y niños entraban al aula. Pero cuando se escuchó el timbre la maestra nos sacó al patio para formarnos para hacer honores. Eran tanto mis nervios que no había visto a algunos de mis amigos del jardín de niños; los cuales eran Raúl ,Eddy, Javier y Jonathan. Antes de ingresar al salón la maestra nos reubicó, y por suerte me tocó sentarme a lado de éstos dos últimos. Mientras trascurrían los días hacía nuevos amigos, a pesar de que seguía siendo tímido y reservado. Asimismo, y uno de los aspectos más importantes en esta edad fue que logré aprender rápido tanto a leer como a escribir. En donde un punto clave de ello fue la exigencia de la maestra, así como el apoyo que me brindaron mis padres; puesto que durante las tardes me tenía que sentar a lado de ellos para reforzar lo que había visto en clases. Cuando cumplí los siete años de edad asistía todos los sábados al catecismo, el cual tenía un horario de diez de la mañana hasta las doce del mediodía. Ahí se realizaban cantos de alabanza, recibía lecciones relacionadas a contenidos bíblicos y nos enseñaban la vida de los santos, específicamente de Miguel Agustín Pro. Durante la semana iba al grupo (Nidito de amor), y lo que hacía era rezar de cinco a seis de la tarde; en donde se pedía por la paz, por los niños del mundo, por los enfermos, etc. Además me gustaba que uno de mis tíos paterno (Miguel) nos llevara a mi hermano y a mí al parque. Pues ahí jugábamos con nuestros demás primos a las escondidas, a la trae, y a la pelota. Y cuando íbamos al centro siempre nos compraba alguna golosina, y en varias ocasiones nos compró un helado. Otro de mis pasatiempos favoritos era jugar con mis vecinos a los tazos. Y en una ocasión iba perdiendo todos mis tazos, por lo que me enoje y comencé a decirle al otro que me los regresara. Al ver que no me los daba comencé a insultarlo, así como también le dije a mi mamá. La cual me regañó por andar jugando y no acatar las reglas. Desde esa ocasión no volví a jugar con mis vecinos. A esta edad mis padres me llevaron a Temastian, Jal., con la finalidad de pagar una manda; debido a que tiempo atrás mi abuelo se había fracturado de un brazo, por lo que le realizaron una operación en el hospital. En ese lugar fuimos al jardín principal después de visitar la iglesia, en donde comimos unas ricas tortas con refresco. Después de un rato nos dirigimos a Fresnillo, y durante el trayecto me fui con mi tío debido a que me gustaba estar siempre con mi primo; y esto porque siempre jugábamos a las luchas, al Nintendo y a las maquinitas. En lo relacionado a la escuela, y específicamente en el segundo grado, me gustaba hacer todos los trabajos que se hacían tanto en la escuela como en la casa. En éste último espacio reforzaba lo que había visto en clase, así como también me adelantaba en algunas lecciones de los libros; esto lo efectuaba así debido a que recibía un apoyo de mi madre todas las tardes, brindándoselo de igual forma a mi hermano. Desde esta edad empecé a ir a casa de mis amigos, y a la que asistía constantemente era la de Javier; esto fue así porque era él mi mejor amigo, pero además sus padres conocían a mis papás. A otra de las casas a las que asistía era la Jonathan, el cual en ese grado estreché aún más la relación que llevaba con él. Así, con éstos jugaba a los videojuegos, veíamos la televisión, jugábamos a las cartas, íbamos al centro acompañados siempre de un familiar de ellos (hermanas), mirábamos
películas, entre otras cosas. Y lo que más nos agradaba hacer juntos era comer pizza e ir a las maquinitas. Al cumplir los ocho años recibí regalos de mis abuelos, tíos, y padres. Siendo en su mayoría dinero. Así, ese día llegué a recabar alrededor una buena cantidad de dinero; los cuales los gasté en comprar carritos hot wheels, camionetas de control remoto, y un juego de mesa. En esa edad me gustaba salir de paseo a las comunidades con mi padre, lo cual lo hacía constantemente debido a que él tenía que viajar a cobrar por las películas que filmaba en esos lugares. Ahí me gustaba observar los animales, así como corretear a los gallos y a las borregas que se encontraban por la calle. En una ocasión un señor le regaló a mi papá un pollito arlequín. Por lo que mi padre me pidió que lo agarrara para llevarlo a casa, pero como era muy veloz nunca lo pude alcanzar. A esa edad me gustaba que mi padre me tomara fotografías, así como vídeos. Por lo que hacía lo posible para que sólo me grabara a mí y no a mi hermano. Y esto fue así hasta que éste un día me empujó, lo cual hizo que me; pero en esa ocasión no me importó el dolor que sentían en las rodillas porque quería que me siguieran grabando. Al momento en el que se descuidó mi hermano le lancé tierra en los ojos, por lo cual mi padre me regañó. Otras de las cosas que realizaba era darles de comer a los perros callejeros que se arrimaban a mi casa; así, les daba de la comida que sobraba, o bien les compraba pan de la tienda. También les daba alimento a los pájaros, y esto cada vez que iba al parque. En donde una vez se me hizo fácil agarrar unas crías de unas aves, las cuales al verme empezaron a picotearme. Cuando pasé de segundo a tercer grado de escuela me seguía juntando con mis dos mejores amigos, pero al ver la maestra que me distraía decidió cambiarnos de lugar. Así, me sentó a lado de unas compañeras a las que no les hablaba muy bien. Pasaron los días y ninguna de las dos partes cedíamos para dirigíamos la palabra, pero en una ocasión la maestro nos juntó en equipo para que realizáramos un trabajo en equipo. La cual consistía en hacer una receta de cocina, y llevar el producto a la escuela para compartirlo con los demás. De esta manera, me tocó ir a la casa de una compañera (Patricia). La cual vivía cerca de la escuela. A la hora de la salida mi madre me llevó a la ubicación que me había dado mi amiga. Al momento de que toqué, salió la mamá de ella. Y ésta dio un abrazo a mi mamá, pues tenían tiempo que no se veían. En ese instante le pregunté a mi madre acerca de ella, y me contó que era prima de mi papá. Así, su hija resultó que era mi prima. Desde ese momento, nos llevamos bien por lo que me permitió establecer una relación amena a su grupo de amigas. Con éstas me agradaba platicar de las cosas que me pasaban, comprábamos helado al salir de la escuela, así como también nos íbamos al cine. Al regresar a casa, me apresuraba en terminar la tarea de la escuela para jugar en la tarde con mis vecinos a la pichada, a las escondidas o a las carreras de bicicletas. Pero el motivo más relevante era hacer mis deberes para asistir con mi familia y tíos al juego de basquetbol del equipo de los Gambusinos. Uno de los momentos más divertidos que pasé en la escuela fue cuando cumplí nueve años. Y esto fue así porque mis padres me hicieron un pequeño convivio en el salón de clases. Así, llevaron algunos refrigerios y pastel. Este día fue especial debido a que sentí que era parte de cada uno de mis compañeras y compañeros del aula. Ese día compartí con cada uno de ellos, así como también le volví a hablar a una amiga (Andrea) con la que había peleado días previos.
A esta edad me interesaba convivir con mis compañeros de clases. Y estar en cuarto grado sentía muchos nervios, debido a que me había tocado una de las maestras más estrictas de la escuela. Por lo que siempre traté de poner atención, de no platicar, y de hacer siempre lo que pedía. Pero conforme avanzaba el tiempo me percaté de que sólo era un rumor, ya que siempre me apoyó en lo que hacía y en las dudas que llegaba a tener de los contenidos escolares. Y cuando un día que me enfermé, ella me fue a llevar a casa de mis abuelos, lo que posteriormente me permitió establecer un vínculo más estrecho. Además de ello, resultó que era una de las mejores amigas de una tía; De esta manera me enteraba que siempre preguntaba por mí. En el recreo siempre estaba con mi mamá; ya que me llevaba el lonche. Y cuando se retiraba, que era faltando aproximadamente diez minutos para entrar a clases, me iba con algunos amigos y nos dirigíamos al patio para jugar con la tierra, o bien para sentarnos a ver a los demás mientras nos comíamos una choco-banana. En las noches me gustaba ver la televisión, específicamente los programas de otro rollo, incognito y no manches del canal 5. Así, y al día siguiente en la escuela mis amigos y yo hablábamos acerca de lo que habíamos visto el día anterior. También me agradaba ver durante las tardes las caricaturas de pokémon, dragon ball y digimon; lo cual representábamos a los personajes.
Durante las tardes-noches, y después de hacer mis deberes escolares, seguía asistiendo a ver el deporte que más me gustaba, es decir el basquetbol. Esto me agradaba porque compartíamos en familia, pues asistía toda mi familia materna a esos juegos. Lo que consumía en ese lugar eran semillas y refresco, aspecto que lo hacía más interesante. El día 2 de septiembre asistimos al juego como era de costumbre, ese día mi padre entró a la rifa para participar. Al final del partido se llegó a efectuar ésta, por lo que el número que tenía mi padre era el número ganador; el cual incluía un viaje a Monterrey todo pagado para toda la familia. Ese día toda la familia nos fuimos a festejar. Así el 14 de septiembre nos despertamos tarde, por lo que ya no alcanzábamos el camión en el que nos íbamos a ir. A consecuencia de ello mi padre ya no quería ir porque estaba cansado, pero nosotros le insistimos para hacerlo. De esta manera partimos a las ocho de la mañana hacía la ciudad de Monterrey, pero mi padre iba a una velocidad no permitida. Antes de llegar a Saltillo, Coahuila mi padre aceleró más la velocidad, además de ello rebasó y no se fijó que del otro lado venía una camioneta; haciendo que se produjera el accidente. Durante esos momentos únicamente yo gritaba, porque los miembros de mi familia estaban desmayados y ensangrentados. Minutos después mi hermano despertó y nos salimos por la ventana de la camioneta. De inmediato, unas personas se acercaron para auxiliarnos; así a mí me querían llevar hacía un carro pero en ningún momento me separé de ellos. Cuando llegó la ambulancia nos dirigimos al hospital de Saltillo, y en ese espacio no sabía que hacer por lo que sólo subía y bajaba por los ascensores para ver donde estaba mi familia. Pero la sorpresa que tuve fue que al abrirse el ascensor encontré a mi tío materno, el cual iba por nosotros. Pero al ver a mis padres y a mi hermano no pudo contener las lágrimas. Así, que yo sólo me regresé a Fresnillo con él. Durante el camino, la camioneta del Doctor que lo acompañaba se descompuso. A consecuencia de ello llegamos a las cuatro de la mañana del día 15 de septiembre.
Al día siguiente yo no quería comer ni ir a la escuela, por lo que mis abuelos tuvieron que ir a hablar con los maestros. Así, tuve que estar en casa por esa semana debido a que me sentía un poco adolorido, así como triste porque yo quería estar con mi familia. Todas las mañanas mi abuela me daba mi almuerzo (avena y galletas) y mi abuelo me llevaba a la escuela. Al estar en clases no ponía atención, no hacía tareas, y no me interesaba nada. En esos días andaba solo en la escuela a pesar de que mis amigos me querían juntar. Además, en esos días me llevaban con la maestra de educación especial. Existieron ocasiones en el que mis abuelos tuvieron que ir Saltillo, por lo que me dejaban con mi tío. Así, ellos me llevaban a pasear para que me distrajera; me compraban helados, comida, juegos y me llevaban al parque. Pero cuando se llegaba la noche yo tenía mucho miedo, por lo que en ocasiones me llegaba hacer del baño. Cuando cumplí mis diez años, fue el cumpleaños más triste debido a que no estaba mis padres, sólo mis abuelos. Los cuales éstos nos hicieron a comer pero ese día no tenía ánimos de nada. Por lo que dejé en la lo que nos habían cocinado, y me dirigí al cuarto al ver la televisión. Al pasar a quinto grado, y cuando estaban mis padres, mi timidez se agudizó; ya que no quería estar con nadie del salón ya que sólo me gustaba estar con mi madre cuando iba con el lonche. Al regresar a casa sólo hacía mi tarea, y en ocasiones mi tío me llevaba al parque con mis primos. Pero a pesar de que estaban aquí mis padres, constantemente nos tuvieron que dejar con mis abuelos porque operaban a mi padre. De esta manera, y un día en la escuela la maestra me dejó sin recreo porque un día antes me la pasé con mi mamá ya que no la había visto por más de tres semanas. Así, ese día sentí que el mundo se me vino encima; ya que ella me estaba esperando afuera del aula y yo estaba terminando el trabajo. Durante ese año se cumplió lo que siempre había querido ser en la escuela, es decir formar parte de la escolta. Acorde a ello, la maestra de mi grupo, así como la otra docente del otro grupo, escogieron a los seis mejores promedios para concursar por medio de un examen de conocimientos para poder elegir a los que serían parte de la escolta de esa generación. Días antes del examen estaba un poco nervioso, pero conforme pasaba los días me sentía más confiado porque mi tío paterno me ayudó a prepararme para efectuarlo. Al llegar el día, yo tenía la falsa creencia que nos harían el examen por secciones; en donde únicamente estudié la mitad de las asignaturas. Al saber ello perdí la esperanza de alcanzar lo que me había propuesto. Sin embargo al momento en el que dieron los resultados saqué el tercer lugar, siendo mi amigo Javier quien obtuvo el primer lugar. Al cumplir los once años de edad no me realizaron fiesta, ni un pastel, pero me conforme que mis amigos en la escuela me cantaron las mañanitas. Así como también la maestra me felicitó. En esos días ésta me escogió para ser uno de los beneficiarios de una beca. Por lo que mi temor, rencor y odio hacía a ella se fueron reduciendo. Así, ella me apoyaba en lo que hacía y poco a poco fue ocupando un lugar en mí. A esta edad me seguía gustando ir a casa de mis amigos a jugar videojuegos, pues cada uno teníamos juegos diferentes. Así que fui perdiendo poco a poco la timidez nuevamente. Constantemente hacíamos ello, y además nos gustaba coleccionar los álbumes de estampitas; así, al salir de clase siempre íbamos a la tienda de enfrente para comprar los sobres de estampas. Al finalizar ese grado escolar fuimos a Jalisco y a Guanajuato. Durante esos dos viajes siempre me iba a lado de mi mamá; ya que me daba miedo viajar en transporte. Pero en ciertos espacios me
juntaba con mis amigos para molestar a las compañeras. Sin embargo, en esos paseos me agradó estar con otros compañeros que no había tenido la oportunidad de tratar en los ciclos escolares previos. Cuando pasé a sexto grado sentía nervios porque ya sería el último año en el que estaría con mis amigos. Además de este aspecto, tenía miedo de pasar a la secundaria porque me habían comentado que en ese espacio las cosas iban a ser diferentes a lo que ocurría en la escuela; ya no estaría en una sola aula, iba a experimentar cambios en el cuerpo, y ya no haría cosas de niños. Al cumplir los doce años de edad, mi padre me compró un pastel del ingrediente que más me gustaba (chocolate). Durante ese día sólo compartimos con mi familia materna, específicamente con los niños que había. Con mi otra familia sólo fuimos a tomarnos la foto del recuerdo. Cuando fuimos ahí no quería tomarme la foto cerca de con mi abuelita, pero a pesar de ello mis padres me obligaron a hacerlo por lo que no me quedó otra opción. En sexto grado me gustaba sentarme atrás de una compañera, la cual ingresó ese año, y ello porque me agradaba molestarla, platicar con ella, así como jugar. Pero al ver la maestra que me distraía decidió cambiarme de lugar. Al cual regresé estar al lado con uno de mis compañeros (Josué), que al poco tiempo se convirtió en otro de mis más grandes amigos en la primaria. Durante ese año nos teníamos que quedar una hora más de lo común en la escuela, debido a que la maestra nos estaba preparando para hacer el examen para ingresar a la escuela secundaria. En ese tiempo yo quería presentar el examen en la secundaria No. 2 de Fresnillo; ya que todos mis compañeros iban estar en esa escuela. Pero mis padres estaban en contra de esa decisión, debido a que querían que mi hermano y yo estuviéramos juntos. Días antes estaba nervioso por hacer el examen para ingresar a la secundaria debido a que no quería estar en el turno de la tarde. Al presentarlo sentía muchos nervios, pero conforme contestaba las preguntas se me iban quitando. Pero volvían cuando veía que los demás acaban pronto el examen por lo que intenté contestar rápido. Momentos después, el maestro que estaba encargado dio la indicación que sólo faltaba pocos instantes para que se acabara el tiempo. Sin embargo yo ya estaba revisando las respuestas que había tenido duda al contestarlas. Así, yo fui el último en salir de ese salón. Un mes después se publicó la lista de los aceptados, ese día yo estaba aún en clases y los padres de mis amigos les enviaban mensajes del grupo en que les había tocado; por lo que me dieron nervios debido a que a la mayoría se habían escrito en la secundaria No.1 les había tocado en diversos salones y en distinto turno. Al salir de clase de inmediato mi madre me dijo que me había tocado en el 1-D, lo cual me decepcionó ya que no estaría ningún compañero conmigo. El día de la graduación fue uno de los días más importantes en la primaria, debido a que ese día se haría el relevo de escolta. Y fue significativo debido a que en ningún evento que se había hecho en la escuela había asistido mi padre, ya que únicamente lo hacía mi madre. Ese día me tomó fotos con mi maestra y con los que eran mis compañeros. Al salir de ahí mi padre me llevó a un salón en el que se iba a celebrar; así, en ese espacio conviví por última vez con los que fueron mis compañeros de generación. Durante ese mismo año ingresé a la escuela secundaria. No quería que se acercara el día debido a que me había tocado con algunos de los compañeros de mi hermano que no me caían bien. Pero el día se llegó, por lo mañana estaba muy nervioso debido a que conocería a mis nuevos compañeros. Además de que me habían dicho que ese nivel era uno de los más difíciles.
En el camino hacia la secundaria sentí muchos nervios. Al entrar con mi madre sentí que no estaba preparado para estar ahí. En ese espacio (patio) vi a todos los de nuevo ingreso con sus padres; de inmediato primo de mi papá se acercó con nosotros porque también andaba buscando el salón de su hija, y al igual como ocurrió en la primaria a ella le había tocado en el mismo salón que a mí. Así, ella y yo nos dirigimos a la fila correspondiente a nuestro grupo. Ahí conocí a los que serían mis compañeros de generación, lo cual sentí un alivio porque se veían buenas personas. De inmediato me hice amigo de dos compañeras (Mayra y Cristina) las cuales siempre estaba juntó con ellas. Posteriormente y a partir de ellas fui conociendo a mis demás compañeros, debido a que los primeros meses yo era muy reservado y muy tímido. También esos días tenía miedo, ya que como cambiábamos constantemente de salón sentía que no llegaba a clases, o bien que no encontraría el aula. Durante este primer año no salía con mis compañeros cuando me invitaban a ciertos lugares, debido a que mi mayor prioridad era estudiar y hacer lo que se encargaba; ya que le tenía miedo a cada uno de los profesores. A causa de que ya el trato que recibíamos ahí era diferente al de la primaria. Al terminó de ese año disfruté el convivió que se hizo antes de salir de vacaciones de Diciembre, ya que nunca había estado en un grupo unido como en el que estaba. A pesar de la seriedad que me caracterizaba logré compartir lo que sentía en esos momentos con mis compañeros. Cuando cumplí los trece años tuve un rechazo hacía mi familia, en donde sólo quería estar con mis compañeros. Además en este período empecé crecer, aspecto que no me agradaba a consecuencia de que mis primos me decían el “poste”. Otro de los aspectos que me inclinaron a no salir de casa fue el acné, ya que mi hermano se burlaba de mí. Al salir de la secundaria me gustaba juntarme con algunos compañeros de la escuela. Al llegar a casa, y al acabar la tarea, me ponía a chatear con mis amigos en el Messenger. Posteriormente veía la televisión, específicamente series y canales de música (telehit). Al pasar a segundo grado, mi interés hacía la escuela aumento debido a que me llamaba la atención la asignatura de Química. Lo cual constantemente me ideaba de ser un gran químico gracias a la manera en la que la maestra (Rosa Chong) daba la clase, a pesar de que era muy estricta. En ese mismo año conocí a una maestra (Doctora Conchita), la cual daba Biología, la cual siempre me apoyó y la mayoría de las veces me decía consejos con la finalidad de no echará a perder mi vida a esa edad. En sí, recibí apoyo de cada uno de los maestros en ese grado escolar. Lo que me permitió subir mi promedio y cumplir con la meta que me había propuesto desde el primer día de clases. Pero para poderlo lograr tuve que enfrentar diversos obstáculos, uno de ellos y el más importante fue la enfermedad que tuvo mi madre en ese tiempo; el cual en esos días hasta pensaba dejar de existir porque no me gustaba verla sufrir. Por lo que la sorpresa que le tenía, y que creía que le haría tener más ánimo, era decirle antes de salir que había llegado a ser el abanderado. Pero días antes, cuando me volvió a llevar lonche, me vio ensayar el relevo de escoltas. Sin embargo, aunque no había sido ya sorpresa mi ella se sintió orgulloso de mí. Durante esa edad, es decir a los catorce años, comencé a perder mi timidez y me junté por tiempo más prolongado con mis amigos a la hora del receso, así como a la hora de salida. Así, y únicamente
con ciertas amigas (Mayra, Cristina, Zuleyma, Susan y mi prima Monica) me iba a dar la vuelta, así como también comíamos juntos, íbamos al parque, etc. Además, en casa ya compartía más tiempo con mi madre, y con los demás miembros de la familia. Pero constantemente me enojaba por cualquier cosa lo que hacía que me estuviera peleando con ellos. Uno de los aspectos que cabe resaltar es que durante las tardes apoyaba a un amigo en matemáticas, debido a que tenía ciertas dificultades para entenderle al maestro. Y esto lo hacía porque me gustaba apoyar a mis amigas y amigos en lo que pudiera. Además de ayudarle a mi compañero, diariamente nos íbamos a casa de mis abuelos; mientras mi madre estaba con ellos, mi hermano y yo nos íbamos con mis primos a platicar, o bien dar la vuelta con ellos. Con uno de ellos (Pepe) tuve empatía, en donde siempre nos íbamos a pasear en su carro, íbamos a jugar al parque, e incluso nos gustaba molestar a otro primo (Erik) Cuando cumplí quince años fue la etapa más “bonita” debido a que compartí de la mejor manera, ya que ellos ahora si me conocieron quien era en realidad. En la escuela fue el grado escolar en el que había estado hasta esos momentos, debido a que convivíamos todo el grupo sin despreciar a nadie. Así, todos nos juntábamos a la hora del receso, y al momento en el que terminábamos de desayunar contábamos aspectos que nos pasaban a diario, ya fuese dentro o fuera de la institución. Una ocasión y antes de salir de la secundaria todos nos fuimos al cine, aunque no vimos la película por estar platicando y jugando, nos la pasamos de lo mejor; debido a que anteriormente no habíamos tenido la oportunidad de salir todo el grupo a convivir. Además, todos asistíamos a las fiestas de quince años de las compañeras. Por lo que en varias ocasiones me invitaron a salir de chambelán, pero sólo en una de ellas. Y de hice de manera inmediata a causa de que era mi mejor amiga en la secundaria. Así, de esta manera se acercó el día de la graduación, y el anhelo que tenía era que mi papá asistiera a verme; pero sucedió como la mayoría de las veces, no pudo porque estaba en su trabajo. Así, fue el relevo de la escolta, y posteriormente la entrega de papeles. Al salir de ahí, inmediatamente nos dirigimos al salón de donde iban hacer los quince años para ensayar el vals de los quince años de mi amiga. Un par de meses después volví a sentir nervios porque ya estaría en el bachillerato, el cual a partir del resultado del CENEVAL me había tocado estar en el turno de la mañana. Así pasaron los días y se llegó el momento en el que estaría frente a frente con mis nuevos compañeros, aspecto que me incomodaba porque ya había entablado relaciones estrechas con mis compañeros de secundaria. De manera inmediata me sentí acogido por mis compañeros, debido a que la mayoría de ellos estaban en la secundaria en la que había estado; una parte de ellos fueron compañeros de mi hermano, volví a estar con compañeros de la primaria y la otra parte no los había conocido hasta entonces. Pero a pesar de que eran buenos compañeros yo quería irme con mis amigas de la secundaria, las cuales estaban juntas en otro grupo. Días después de entrar a clases, una amiga de la secundaria entró al salón en el que estaba. Y esto me permitió acercarme a los demás compañeros, ya que ella era tímida pero le gustaba hacer nuevos amigos. Así, ese día en el que llegó sentí un alivio ya que no estaría sólo los primeros días. El primer año de la prepa, al igual que en la secundaria, me dediqué a estudiar, ya que ésta era mi prioridad. Sin embargo era muy reservado, serio y tímido; por lo que me separaba constantemente del grupo. Por lo que al salir de ésta me iba directo a casa hacer mis deberes escolares. Y durante
las tardes seguía yendo a casa de mi abuela materna, lugar en donde se juntaban mis primos y los amigos de mi hermano; pero con el primo con quien iba se casó, por lo que tuve que integrarme con los amigos de mi hermano En ese año me hice amigo de un compañero (Gustavo) de preescolar de mi hermano, así como de otros dos (Carlos y Luis). Con ellos me la pasaba la mayor parte de los tiempos libres en la prepa, donde nos íbamos a comedor de la escuela a platicar sobre las cosas que pasaban en el salón. En el aula procurábamos siempre estar cerca, ya que nos apoyábamos constantemente en los contenidos que se abordaban. Cuando cumplí dieciséis años mis amigas (Mayra y María José) me llevaron un pequeño pastel, por lo que en ese instante mis compañeros de grupo se dieron cuenta de ello. Al irse mis amigas, mis éstos me pidieron que ingresara al salón, en donde me cantaron las mañanitas. Y al regresar a casa, mi abuela me había preparado los guisados que más me gustaban (asado de boda y arroz). Además a esta edad empecé a salir nuevamente con mi madre al centro, en donde en ocasiones la invitaba a comer. También ella me acompañaba a comprar ropa, y de manera viceversa. Esto lo hacía porque me gustaba estar siempre a su lado, además de que no tenía la confianza de salir con mis amigos de prepa. Cuando pase a segundo año de preparatoria, tuve más confianza con mis compañeros, lo que me permitió establecer una mejor relación con cada uno de ellos pero especialmente con tres compañeras (Valeria, Karina y Mónica). Durante los dos semestres correspondientes a ese año nos íbamos a caminar al centro al salir de clases. Pero por medio de ellas llegué a conocer a más personas. A pesar de que ya estaba integrado en el grupo, tuve ciertas dificultades para establecer relaciones con algunos compañeros debido a que a ellos les gustaba salirse de clases, o bien no entrar, aspecto que a mí no me agradaba en esos momentos. Cuando estaba en cuarto semestre tuve una sorpresa por parte de mis amigas (Mayra y María Jose) el día de mi cumpleaños, ya que ellas reunieron a algunas compañeras de la secundaria; en donde algunas fueron de otras instituciones a felicitarme hasta la preparatoria. Durante esa época me gustaba ir con mis padres y hermano a cenar, esto lo hacíamos diariamente. De esta manera, al llegar de la preparatoria me dedicaba hacer la tarea para poder ir con ellos; ya que había ocasiones en la que no podría ir a consecuencia de que tenía que estudiar para exámenes, o bien por estar haciendo tarea. En este semestre tuve que decidir sobre el tipo de bachillerato que quería estudiar para continuar con mis estudios, de esta manera elegí el área de Químico-Biológico. Ya que tenía en mi proyecto de vida ser médico, o bien químico. Ese día de mi elección esperaba que me hubiese tocado con alguna de mis amigas de la secundaria. Por lo que ese misma noche en que elegí le pregunté a mi amiga, y me dijo que le tocó en otro grupo. De esta manera intente cambiarme pero no se pudo. Antes de iniciar clases algunos familiares me decían que mejor hubiera agarrado el bachillerato Social-Humanístico para que fuera maestro. Sin embargo estaba firme con mi decisión de llegar a estudiar las profesiones que había elegido anteriormente. Al entrar a quinto semestre conocí a mis nuevos amigos, pero sin embargo sólo duré dos días con ellos ya que no quería estar en ese bachillerato; a consecuencia de que estaba confundido sobre lo que me habían dicho. De esta manera, me cambié al social-humanístico, durante los primeros
días me di cuenta de que esa era la mejor opción. Pero al transcurrir el ciclo escolar me arrepentí de haberme cambiado; por lo que en ocasiones me quería salir. Pero durante el trayecto de ese año di lo mejor que pude, a pesar de que no me gustaba, y los resultados con que terminé tanto quinto como sexto semestre fueron excelentes. Nuevamente se llegó el día de elegir, pero en esta ocasión, la profesión que queríamos desempeñar. En esos días estaba poco confundido debido a que la mayoría de mis familiares me decían que maestro, pero yo quería otra cosa; pero no podía ingresar a ello a consecuencia de que no tenía el bachillerato adecuado. De esta manera tomé la decisión de no elegir ninguna profesión, y regresarme a estudiar a la preparatoria los bachilleratos de Físico-matemático y Químico-Biológico. Pensaba que esa decisión fue una pérdida de tiempo, pero estando ahí fue lo mejor que me pudo haber pasado por varias cosas, las más relevantes son: de forma inmediata me integré con los compañeros de ambos grupos, estaba en las áreas que más me llamaba la atención, encontré a amigos inigualables, volví a estar con mi amigo Javier, y los maestros que me habían tocado eran excelentes al dar clases. Considero que ello hizo que obtuviera muy buenos resultados al finalizar por segunda ocasión quinto y sexto grado de preparatoria. Antes de egresar saqué fichas tanto en la Normal en la Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Telesecundaria, así como también en Ciencias de la Salud. Al conocer los resultados de ambas carreras, entré en conflicto debido a que no sabía cuál elegir. Por lo que decidí hacerle caso a mis familiares e irme a la Normal. Durante el período en el que estuve ahí todo marchaba perfecto, la mayoría de los maestros eran excelentes, mis compañeros eran buenas personas, y en general la carrera era adecuada acorde las expectativas que me había formado antes de ingresar. Pero pasó un incidente en una jornada de observación en primer semestre, lo que me hizo que mis padres tomaran la decisión de que no fuera a otra de éstas. Por lo que todo mi imaginario que había formado acerca de la carrera se desvaneció, y esto a causa de las consecuencias que tuvo haber faltado. Pero más por la burla que me hacía el maestro encargado de la materia de Escuela y Contexto Social. De esta manera decidí terminar los dos semestres de la carrera, y cuando se llegara ese momento salirme de ahí para cambiarme a la Licenciatura en Educación Preescolar.