Escrito sobre el cuidado del agua

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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO”

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR

ASIGNATURA:

Optativo

CUARTO SEMESTRE

QUE PRESENTA:

“RAFAEL ALEJANDRO ZAVALA CARRILLO”

ZACATECAS, ZAC. MARZO DE 2015


El recuerdo del ayer Hasta hace unos meses, todo era perfecto aquí en la Tierra. Todos llevábamos una vida digna y vigorosa. En la cual se podía apreciar a los niños jugar sin igual, en donde uno de los juegos en que se les veía disfrutar era saltar en charcos que ellos mismos hacían en esos días soleados, y no se diga además del juego de la guerra de agua, en el cual era irresistible no participar por la sensación refrescante que se sentía al momento en el que el agua recorría nuestra piel. Mientras tanto los adultos disfrutaban lavar sus coches con mangueras; bañarse por largos períodos; lavar los trastes, afeitarse, así como lavarse los dientes y la cara, sin la precaución de cerrar el grifo; echar agua en las banquetas, entre otros aspectos que añoro que regresen. Tal vez hoy ya no podamos volver a ver sentir

tales sensaciones por la

inconsciencia de los humanos en aquellos momentos. De ello, sólo me queda un recuerdo significativo de una frase que me dijo mi abuelo antes de morir. La cual es: “Si hay magia en el planeta, está contenida en el agua” (Loran Eisely). En esos momentos no entendí lo que me quiso explicar, pues teníamos a nuestra disposición “TODA” el agua del mundo para ser felices. Pero ahora sé lo que me trató de decir, y me arrepiento de mi pasado. Pero aquel miércoles negro, en el que se interrumpieron todos los canales de la radio y la televisión. Yo no sentí temor, pues lo peor que hubiese pasado era la iniciación de una guerra por el petróleo. Pero pocos minutos después, mi cuerpo tembló y caí lentamente; pues la noticia que todos los medios anunciaban fue el agotamiento del agua no sólo en mi región sino la del mundo entero. En esos momentos, se escuchó un gran ruido por todas las calles, había hombres, mujeres y niños saqueando botellas y garrafones de agua existentes en los supermercados. Más tarde, parecía que se volvía a la calma. Pero estaba equivocado, ahora no sólo fueron las tiendas las que sufrieron daños sino que también las casas. Los niños lloraban, las mujeres gritaban y los hombres peleaban unos con otros para tener un poco de ese vital líquido, que en unos cuantos días más dejaría de existir.


Pensé en esos instantes que el agua de lluvia sería opción para poder sobrevivir, pero estaba en lo incorrecto. Las poca agua que se recolectaba de la lluvia era acida por los contaminantes emitidos por la acción desmesurada del Hombre. Pero pocas eran las lluvias que se suscitaban, ya que siempre se hacía presente el calor, el cual se sentía durante día y noche; lo que provocó poco a poco la muerte de las especies con las que compartíamos, en donde primero fueron nuestras mascotas y le prosiguieron los animales salvajes. Pronto pensé que también sería nuestro fin. Mi pensamiento no fue incorrecto, y fui uno de los pobladores que experimentó la desgracia más ruin que todo ser humano puede llegar a sentir. Mi hermano fue uno de las primeras víctimas en morir. Días después, me fui acostumbrando a los gritos y llantos que se escuchaban en cada uno de los puntos de la ciudad por los decesos que se presentaban. Desesperado, y lleno de temor, corrí a buscar un documento que había elaborado en relación a la importancia del agua en el planeta. A pesar de que me di cuenta a tiempo de los efectos que podrían pasar al hacer un uso desmesurado del agua, no logré aplicar estrategias ni comprometerme en tal acción. Tal vez al releerla, me ayudaría a entender que es lo que hicimos mal para llegar hasta estas consecuencias. Dicha carta expresa las siguientes líneas: “La Tierra es el único planeta, hasta hoy, en el que existe vida. Dicho hecho es posible de explicar debido a la existencia de una

serie de recursos que

proporcionan los elementos suficientes para que las especies puedan desarrollarse. Uno de ellos, es el agua. De esta manera, dicho tema en la actualidad toma relevancia, ya que las acciones en las que se ve involucrado el ser humano han sido desfavorables para tal recurso, pues lo que realmente le preocupa a éste es sólo su bienestar sin considerar el futuro ni presente de los demás. Es por ello, que es esencial que el Hombre tome conciencia de las prácticas que está teniendo en relación al uso que le da al agua, pues a partir de ello le va


favorecer en entender qué es lo que está haciendo a favor de su cuidado, cómo está procediendo,

para qué lo está efectuado, así como el por qué lo está

realizando. Así, lo que necesita el Hombre es poseer tanto un grado de reflexión como conciencia; en donde al hacer ello, le favorecerá en visualizar las consecuencias a las que se puede llegar enfrentar al seguir repitiendo esquemas inadecuados. Por lo que es necesario que exista un compromiso en cada uno de los miembros de la sociedad, para que se acuerden estrategias que sean posibles de llevar a cabo. Pues no sólo interesa que sean decretados sino que lo que es necesario es que realmente se lleguen aplicar con el objetivo de que pueda existir un cambio favorable en el uso racional del agua, para que así las futuras generaciones puedan disfrutar de los beneficios naturales que poseemos”.

“No se necesita la fuerza de dos o más sujetos para transformar la realidad, sólo es necesario la prudencia, vigor y humildad de uno sólo para lograr un cambio trascendental”

Esto fue lo que escribí hace mucho tiempo, pero al no considerar de relevancia el contenido decidí dejarlo a un lado para concentrarme en lo que me interesaba, sin llegar a pensar a lo que realmente estaba contribuyendo. Lo cual me arrepiento de no haber hecho lo que estaba en mis manos para evitar lo que estamos viviendo. Tal vez estos estos sean mis últimos minutos en el que estoy vivo, no he bebido agua desde hace tres días, sólo he logrado probar unas cuantas gotas de mis lágrimas. Tal vez la humanidad se extinga en otros tres días más, ya que no hay esperanza para nadie aquí en el planeta. El Hombre hirió a la Tierra, y ésta se ha vengado…


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