Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho
Licenciatura en Educación Preescolar
Desarrollo de competencias lingüísticas
Alumno: Rafael Alejandro Zavala Carrillo
Maestro: José Antonio Jasso Lugo
17 de febrero de 2015
Todo sueño llega a ser alcanzable, pero en ello existe una parte inalcanzable Todo sueño de niño es nítido, sublime, sensato y racional. No existe un vigor violento que quebrante con ello, pues toda fuerza interna secunde a que ese anhelo se vuelva realidad. Así, todos mis sueños, pero especial aquel deseo puro y digno que sentía fue convirtiéndose en realidad. Pero en aquel día indeleble el destino no jugó a mi favor, sino que todo lo que había construido me lo arrebató de la manera más efímera y ruin. Lo que provocó que toda mi sed de niño, la cual que tiene todo infante por descubrir su mundo, se decayera sin dirección. Así, todo júbilo que me había caracterizado en mi infancia, el cual era como una semilla que día a día sembraba y cosechaba con lo que vivía a mi alrededor; ese día apagó mi resplandor, mis frutos ardieron en una llama incandescente que en un cerrar de ojos olvidé aquel niño que tenía un sinfín fantasías y alegrías, para convertirme en un ser solitario lleno de temor. Esa incertidumbre que disfrazaba mi soledad, me dispuso a encerrarme en un nuevo mundo desafortunado y con oscuridad. Pues no estaba con lo que más quería y adoraba. Lo cual en mi reloj representó una vida que pude haber aprovechado con cariño y amor. Consciente y sin sueños en esos momentos comprendí que lo que perdía en ese ocaso era mi grande tesoro. Pues la luz que me acompañaba en cada uno de mis pasos por el sendero, se fue desvaneciendo hasta consumirse en aquella negra oscuridad. Todo esfuerzo que realizaba por salir de ese estado, caracterizado por miedo y dolor era en vano. Pues todas aquellas circunstancias atrofiaban todo deseo de seguir luchando contra lo que me hacía daño. Lo que provocó que a través del paso del tiempo perdiera los anhelos que se resistían hacer vencidos por aquella penumbra de aversión. Haciendo de mí, un ser lleno de angustias, con pocos sentimientos y envuelto en rencor.