MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS ESTUDIO SOBRE RELIGIOSIDAD POPULAR
JESÚS GARCÍA CUESTA
Coronación de la Virgen. (Anónimo, siglo XVIII) Retablo de la Ermita de la Virgen. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Este PDF incluye el artículo de presentación del libro, escrito por Juan Manuel Magán García y publicado en el Programa de las Fiestas Patronales de 2012. (Está en la página 308 de este documento)
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A la Virgen de la Natividad, Patrona, Alcaldesa y Reina de Méntrida.
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© Jesús García Cuesta Diseño de cubierta y maquetación:
Juan Manuel Magán García Edita: Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad. Imprime: RIGORMA GRÁFICA, S.A.
Depósito Legal: TO-407-2012
Este libro es un obsequio para los devotos de la Virgen y amantes de la Historia de la villa de Méntrida. Se agradece su aportación voluntaria para las necesidades de la Hermandad de la Virgen.
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INDICE Prólogo [9] Preámbulo [12] 1. FUENTES DOCUMENTALES DE LA RELIGIOSIDAD MARIANA EN MÉNTRIDA 1.1. El pergamino de Santa María la Real de Obona (1284) [21] 1.2. Ordenanzas Municipales (1566) [23] 1.3. Relaciones Topográficas de Felipe II (1576) [26] 1.4. Información Jurídica (1653) [28] 1.5. Libro de fray Luis de Solís (1734) [31] 1.6. Descripciones del Cardenal Lorenzana (1782 y 1789) [33] 1.7. Archivo Histórico Parroquial [35]
2. ORIGEN ANCESTRAL DE LA DEVOCIÓN DE MÉNTRIDA A LA VIRGEN 2.1. El hallazgo de Pablo Tardío [40] 2.2. La Imagen aparecida recibe culto en la parroquia de Santa María [47] 2.3. Venerada con el titulo de Berciana y luego de la Natividad [50] 2.4. La Imagen milagrosa [52] 2.5. El voto de la Romería [55] 2.6. La Virgen favorece a Méntrida en los conflictos con Segovia [57]
3. COFRADÍAS Y DEVOCIÓN MARIANA EN LA HISTORIA DE MÉNTRIDA 3.1. Cofradías de Nuestra Señora de la Natividad [65] 3.2. Otras cofradías marianas [84] 3.3. Otras cofradías y hermandades [100] 3.4. Las asociaciones pías del siglo XX [107] 3.5. La actual Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad [110]
4. DEVOCIÓN Y PATRIMONIO 4.1. La hacienda de la Virgen y su santuario [120] 4.2. Edificios singulares [139] MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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4.3. La imagen de la Virgen de la Natividad [152] 4.4. Las tradiciones festivas en honor a la Virgen [165] 4.5. Reconocimiento popular [195]
5. MUESTRAS DE FERVOR MARIANO EN LA VIDA COTIDIANA 5.1. Referencias a la Virgen en los libros Sacramentales [2057] 5.2. La Virgen y el culto a los difuntos [210] 5.3. Fiestas votivas [214] 5.4. Obras pías y Fundaciones benéficas [219] 5.5. El canto de la Salve a la Virgen [224]
ANEXO DOCUMENTAL Anexo I [227] La Información Jurídica de 1653 Anexo II [243] Prodigios atribuidos a Nuestra Señora de la Natividad Anexo III [258] Usos y costumbres en torno a las fiestas de la Virgen en Méntrida Anexo IV [270] Datos sobre la actual Hermandad de la Virgen Anexo V [289] Actuales Estatutos de la Hermandad de la Virgen Fuentes y bibliografía [303]
Agradecimientos Agradezco a Juan Manuel Magán García, licenciado en Geografía e Historia, buen conocedor de la Historia de Méntrida y buen amigo, su inestimable colaboración en la elaboración de este libro, y a José Carlos Gómez-Menor Fuentes, condiscípulo en el Seminario, distinguido escritor, canónigo honorario, historiador y Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, que me hace el honor de prologarlo. Y también, a la Hermandad de la Virgen, que sufraga la publicación de este libro. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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PRÓLOGO
Escribo con mucho gusto el prólogo de este libro de don Jesús García Cuesta, compañero de estudios eclesiásticos en el Seminario de Toledo hasta nuestra ordenación sacerdotal el 21 de septiembre de 1957, encontrándonos unidos nuevamente en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo de la que ambos somos miembros. Conozco los afanes sacerdotales de mi condiscípulo, entre otros, su inquietud en mejorar la situación social y cultural de los pueblos en donde ha desempeñado su labor pastoral, muy comprometido en la creación de puestos de trabajo en cooperativas y centros de formación cultural a favor de las clases más desfavorecidas en tiempos difíciles y comprometidos, particularmente en Extremadura, su tierra natal. Desde junio de 1979 reside en Méntrida en cuya parroquia y en la de Calalberche trabajó como cura párroco durante veinticinco años, dedicando sus esfuerzos en rehabilitar el templo parroquial mentridano, declarado Monumento Histórico Artístico en 1982, y en la iglesia de Calalberche, que inicia su construcción días después de su llegada. El contenido de esta última obra de don Jesús está en plena sintonía con sus cinco libros anteriores sobre Méntrida, de cuyo pueblo fue distinguido como Hijo Adoptivo y sobre la Virgen de la Natividad de la que es Capellán de Honor. Son sus dos grandes amores a los que ha dedicado incontables horas en la investigación de su pasado, dejando a los mentridanos numerosas noticias de su patrimonio histórico. El presente libro viene a demostrar, con abundancia de documentos, las profundas raíces cristianas y marianas de este pueblo, redescubriendo el testimonio de su fe con vivencias profundas de religiosidad popular, cimentadas en una fe recia, frente a la indiferencia y el laicismo de hoy. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El análisis del amor a la Virgen María en Méntrida arranca en el siglo XIII, año 1270, fecha en que, según la tradición, tiene lugar la aparición de la venerada imagen en Berciana, germen del culto y devoción a la Madre de Dios en este pueblo y su influencia en la comarca. Aquella primitiva semilla prendió con fuerza en la comunidad que, unida en asociaciones, cosechó copiosos frutos de piedad, costumbres y tradiciones, particularmente marianas, creando el legado histórico y cultural de Méntrida, tal como aparecen en la verificación de los documentos ampliamente estudiados por el autor. Llama la atención el notable patrimonio de bienes muebles e inmuebles que poseyó la Virgen de la Natividad, generado por sus devotos, como prueba evidente de su amor, plasmado en donaciones de fincas, casas, ermitas, objetos preciosos para su culto, imágenes, fiestas, tradiciones y tantas otras formas de expresar el mensaje cristiano y mariano de acuerdo con la cultura y ambiente propias del lugar y tiempo en que surgen, sólo explicables en la clave del amor a la Madre de Dios y su Hijo. Entre los variados signos indicativos de la piedad cristiana, la devoción a la Virgen María ocupa un lugar destacadísimo, el que corresponde a su condición de Madre de Dios y Madre nuestra. María ha sido y continúa siendo mediadora de la esperanza de un amor que tiene su fundamento en la fe en Jesucristo, redentor y salvador. Es símbolo de una fe fuerte que contiene los valores de un humanismo multicultural de carácter trascendente. El esmero de la Iglesia hacia María ha sido constante durante siglos. Los Concilios de Constantinopla (381), de Éfeso (431) y de Calcedonia (451) atestiguan la progresiva reflexión sobre el misterio de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y paralelamente el progresivo descubrimiento del papel de María en el misterio de la Encarnación, descubrimiento que llevó a la definición dogmática de su maternidad divina y virginal. Han contribuido particularmente a la Mariología, la Exhortación apostólica Maríalis cultus de Paulo VI y la Encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II. El estudio del culto de la Santísima Virgen ha sido muy vivo: se ha manifestado en la investigación sobre sus raíces históricas (seis MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Congresos Mariológicos Internacionales, estudiaron sistemáticamente las manifestaciones de la piedad mariana desde sus orígenes hasta el siglo XX), en el estudio de las motivaciones doctrinales y del cuidado por su inserción orgánica en el "único culto cristiano" (Paulo VI, Marialis cultus, 1974), en la valoración de sus expresiones litúrgicas y de las múltiples manifestaciones de la piedad popular, teniendo en cuenta los Principios y Orientaciones de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, del año 2002. Después de la lectura de este libro me siento obligado a felicitar complacidamente al pueblo de Méntrida por su pasado y presente histórico, por sus abundantes expresiones de religiosidad, por su constante amor a la Virgen, por su valioso patrimonio cultural. Ojalá que a todas las parroquias de la diócesis le cupiera la suerte de disponer de libros que hablen de su propia historia, como la tiene Méntrida, que puede sentirse orgullosa de poder conocer su pasado, pero al mismo tiempo comprometida a mantener y enriquecer el tesoro heredado. Por último, me congratulo con don Jesús, tan apasionado por Méntrida y su Patrona, por este nuevo servicio a los mentridanos que, una vez más, les frece la oportunidad de penetrar en los recónditos documentos de sus raíces cristianas y marianas, fundamentales para comprender el papel que han tenido, que tienen y que quiere tener la Virgen en su pueblo. Que Nuestra Señora de la Natividad le premie el amor y dedicación que ha puesto en atender como pastor a sus feligreses durante tantos años.
JOSÉ CARLOS GÓMEZ-MENOR FUENTES Numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo
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PREÁMBULO
El anuncio de la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de Méntrida, es la razón que me motiva a escribir este nuevo libro. Al plantearme su publicación, me propuse argumentar documentalmente que es merecedora de este título honorífico, fundamentado en su trayectoria histórica, desde remotos tiempos hasta nuestros días, en cuyo recorrido los mentridanos han profesado a la Madre de Dios devoción y culto singulares. Para lograr este propósito se hizo necesario, en primer lugar, la búsqueda y verificación de los documentos y pruebas pertinentes, tal como aparecen en sus fuentes originales, a cuyo efecto revisamos los libros del archivo histórico parroquial en sus más de doscientos libros y miles de legajos, además de otras indagaciones en diferentes ámbitos archivísticos. Como consecuencia del rastreo documental, quedó patente la abundante riqueza de testimonios de religiosidad popular, entrañables vivencias colectivas de un pueblo sencillo, generadoras de valiosas expresiones de devoción, folklóricas y culturales que han enriquecido, a lo largo de sucesivas generaciones, el patrimonio tradicional mentridano. En la pluralidad y variedad de su conjunto resaltan las manifestaciones de veneración a la Virgen María, materializadas en diferentes actos de afirmación y celebración de la fe cristiana, que están en la raíz misma de la identidad histórica de Méntrida en su más profunda dimensión, así humana como religiosa. La personalidad histórica de Méntrida brota de sus raíces cristianas y marianas, sin cuyo conocimiento resulta difícil comprender su pasado, sustentado primordialmente en el amor a la Virgen de la Natividad, como fuerza motora de su vida espiritual y social. Estas páginas pretenden dejar constancia del regalo de la presencia espiritual de María en nuestra historia, sin complejos, orgullosos de ser un “pueblo mariano”, presentando su figura sin exageraciones ni mezquindades, tal como se refleja en el rastro documental que nos ha sido legado como MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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testigo excepcional del discurrir histórico de nuestro pueblo. Al mismo tiempo, quieren remover y reavivar el fuego amoroso a la Patrona, actualizando sus propias experiencias y el testimonio generacional. A dichos objetivos, hay que añadir la invitación de nuestro párroco a reseñar las pruebas documentales que acrediten la antigüedad y autenticidad de la devoción de los mentridanos a su Virgen de la Natividad, previas y necesarias para proceder a la coronación canónica de la imagen de nuestra Patrona. Como es conocido, en anteriores publicaciones, hemos divulgado abundantes noticias sobre el culto y devoción a la Virgen de la Natividad, a muchas de las cuales haremos necesariamente referencia en las páginas de este libro. En todo caso, la consulta a las mencionadas publicaciones, y de manera especial a nuestro libro “La Virgen de Méntrida”, que distribuimos a todos los hogares mentridanos en 2007 con motivo de mis Bodas de Oro Sacerdotales, será de gran utilidad a los lectores que gusten profundizar en el tema1. Al igual como se hizo con anteriores libros, es mi deseo que el presente trabajo llegue de forma gratuita a todas las familias, a modo de servicio, ofrecido para promover la devoción a la Patrona y contribuir a la transmisión de nuestros valores culturales y religiosos.
Hechas estas aclaraciones introductorias, y antes de entrar de lleno en la materia que justifica esta publicación, dedicaremos unas páginas preliminares para sintetizar el significado y alcance del culto a la Madre de Dios, a la luz de la doctrina de la Iglesia, marco en el que necesariamente se circunscriben las manifestaciones de devoción popular a la Virgen, en cualquiera de las advocaciones en que tradicionalmente se la venera. Serán en este aspecto nuestros referentes principales la exhortación apostólica Marialis cultus para la recta ordenación y desarrollo del culto a la Santísima Virgen María, de Pablo VI (1974), y la carta encíclica Redemptoris mater, de Juan Pablo II (1987), además de la doctrina mariana tradicional sobre su culto y devoción. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Culto y devoción a la Madre de Dios en la Iglesia Conviene, antes que nada, hacer algunas precisiones sobre el concepto mismo de los términos culto y devoción, con el fin de centrar el análisis con las matizaciones que el rigor precisa. El diccionario de la Real Academia Española define la palabra devoción como «amor, veneración, fervor religioso, prontitud con que se está dispuesto a hacer la santa voluntad de Dios»; y el concepto de culto religioso como «homenaje externo de respeto y amor que el cristiano tributa a Dios, a la Virgen, a los ángeles, a los santos y a los beatos». En este sentido, distinguimos tres clases de culto: Culto de Latría o Adoración que se debe sólo a Dios, porque es el único principio y fin de todo lo que existe; adorar significa reconocer a Dios como ser supremo, aceptar su dominio absoluto y amarle sobre todas las cosas. Culto de Dulía o Veneración que se da a los ángeles y santos; venerar equivale a respetar y honrar por algún motivo especial. Culto de Hiperdulía que se da solamente a la Santísima Virgen María, por ser la Madre de Jesús, el Hijo de Dios y nuestro Salvador. A la Virgen se la venera, pero no se la adora, y adquiere su sentido pleno situándolo siempre en relación con Cristo y con la Iglesia, mediante ritos y ceremonias litúrgicas encaminadas siempre a tributar un sincero y sentido homenaje de honor, estima y respeto. Por otra parte, conviene precisar que el culto de adoración a Dios y el culto de veneración a la Virgen no dependen de un lugar determinado, por muy famoso que pueda ser. El Padre del cielo no está atado a ningún lugar, ni pertenece a ningún pueblo concreto. Desde cualquier sitio podemos elevar nuestro corazón hacia Dios, pues el verdadero culto empieza por reconocer a Dios como Padre, que nos acompaña de cerca a lo largo de nuestra vida. Lo que desea son corazones sencillos que le adoren «en espíritu y en verdad», porque «Dios es espíritu, y quienes le adoran deben hacerlo en espíritu». Téngase, además, muy presente que Dios, como creador de todas las cosas, figura en la cúspide de la escala honorífica. Al encumbrar a su Madre, llenándola de gracias, nos expresa su voluntad de que acudamos a ella con nuestras alabanzas, bien entendido que glorificar a María es MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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alabar al Hijo y, por Él, a la Santísima Trinidad. En definitiva, el culto rendido a los servidores de Dios honra a Dios mismo, que se manifiesta a través de ellos y por ellos nos atrae hacia Él. La religiosidad popular Desde la perspectiva sucintamente formulada en los párrafos anteriores, podemos ahora adentrarnos en el análisis de las genuinas manifestaciones de la religiosidad popular, entendida como «el modo peculiar que tiene el pueblo, es decir la gente sencilla, de vivir y expresar su relación con Dios, con la Virgen y con los santos, no sólo en un ambiente privado e íntimo, sino también en comunidad». La piedad popular posee un inmenso valor y es un modelo de la encarnación de la fe en las realidades culturales, que las impregna y al mismo tiempo se enriquece con ellas; es decir, es un modelo de inculturación de la fe. Los Principios y Orientaciones de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, del año 2002, suministran y clarifican los diversos aspectos sobre este interesante tema. Resulta paradójico que, mientras en nuestra sociedad se desprecia el tema religioso, aparece con gran fuerza el fenómeno de la religiosidad popular, valorado incluso entre los más críticos. Es el reto a una sociedad materialista en la que, engañosamente, se afirma que el progreso supone necesariamente la “ausencia de Dios”. Para su compleja definición suele emplearse las palabras de religiosidad, piedad y religión del pueblo, con cuyos términos quiere definirse un conjunto de valores religiosos y culturales, que arrancan del pueblo sencillo, dando sentido a sus creencias religiosas que se manifiestan espontáneamente y de diversas maneras con expresiones de alabanza. Se trata, pues, de la forma cultural o existencial que la religión adopta en un pueblo determinado, y que configura la vida y la cultura de la comunidad. Es sencillamente la religiosidad del pueblo, de las gentes que viven y no pueden por menos que expresar públicamente, con sincera y sencilla espontaneidad, su fe cristiana, recibida de generación
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en generación, y que ha ido conformando la vida, costumbres y tradiciones de todo un pueblo. Tiene su arraigo en el sentimiento de lo divino, que reside en el alma de cada hombre y de cada pueblo. No hay hombres sin sentimientos religiosos, y no hay pueblos sin que la religión no forme parte de su cultura, que expresan, viven y celebran para dar gracias por favores recibidos, por cumplimiento de promesas, por hondas convicciones, por seguimiento de tradiciones, etc. Como en todos los aspectos de la vida, la religiosidad popular ha tenido detractores y seguidores. Aunque la Iglesia nunca ha rechazado la genuina piedad de la gente sencilla, puede decirse que en último tercio del siglo XX, ha sido extraordinario el interés que ha despertado la religiosidad popular, debido a los muchos valores humanos y religiosos que encierra, considerada como un “humanismo cristiano”. Tiempo después del Concilio Vaticano II hubo una fuerte oposición, llegando a suprimirse en algunas iglesias las imágenes, las estructuras artísticas y los cultos a los santos, estando a punto de eliminar las ricas tradiciones y costumbres populares, en su mayoría de raíz netamente religiosa. En la actualidad se percibe una vuelta a las prácticas de piedad tradicional, pero en un ámbito de purificación y evangelización. La teología de la liberación, que inicialmente rechazó este tipo de religiosidad, cambió de postura y comprendió que una religiosidad popular trasformada podría ser un valioso medio para la evangelización y la liberación de los pueblos. La estima viene motivada por los valores que encarna, como son la entereza ante las situaciones irremediables; abandono confiado en Dios; capacidad de sufrir, solidaridad y apertura hacia los demás, sentido de amistad, unión familiar y comunitaria en sus tradiciones, fuente de vitalidad y conservación de la misma fe, siendo un punto de partida para madurar cristiana y culturalmente, dando lugar a un proceso de inculturación, que abarca todos los aspectos de la vida humana. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Han sido los últimos papas los que invitan a redescubrir y apreciar su importancia. Así Pablo VI, aunque reconoce los aspectos negativos, elogia la vertiente positiva, afirmando que cuando está orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, refleja sed de Dios, capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia divina. Engendra actitudes interiores, paciencia, sentido del sacrificio, fuerza para llevar la cruz en la vida cotidiana, aceptación y ayuda con los semejantes. Si bien las expresiones de piedad popular tienen valores innegables, hay que reconocer que, en ocasiones, se quedan tan sólo en un nivel de manifestación folklórica, sin llegar a una verdadera adhesión de fe, por lo que se hace necesario una evangelización, pero no por el camino de la supresión y del rechazo, sino por una pedagogía pastoral, vinculada a Cristo y su Iglesia, acorde con la ley divina y con el Evangelio, que tenga como fin dar gloria a Dios, que promueva la participación en los sacramentos y se comprometa a llevar una vida más honesta, caritativa, justa, implicada en la práctica del apostolado. Igualmente, Juan Pablo II ha insistido en estos valores, pero también en su proceso de purificación llevado con prudencia y paciencia mediante una adecuada formación. Lo mismo ocurre con la Conferencia Episcopal Española que, al tratar el tema en repetidas ocasiones, aduce fuertes razones desde el punto de vista de la teología, de la pastoral y de las ciencias humanas. La devoción popular a la Virgen María Entre los múltiples signos indicativos de la piedad cristiana, la devoción a la Virgen María ocupa un lugar destacadísimo, el que corresponde a su condición de Madre de Dios y Madre nuestra. La devoción popular a la Santísima Virgen, diversa en sus expresiones y profunda en sus causas, es un hecho eclesial relevante y universal. Resultaría casi imposible enumerar los distintos modos con que, a lo largo de los siglos, las almas enamoradas de María han expresado su amor hacia ella. Podemos afirmar que su culto y devoción se han desarrollado hasta nuestros días MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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con admirable continuidad, alternando períodos florecientes con períodos críticos, los cuales, sin embargo, han tenido con frecuencia el mérito de promover aún más su renovación. Desde el momento en que María responde afirmativamente a la propuesta del arcángel Gabriel, se convierte en la Madre de Jesús, siendo proclamada por su prima Isabel la «Madre de mi Señor», dando comienzo a su devoción que continuó con los apóstoles y los primeros cristianos que expresaban sus alabanzas con oraciones y manifestaciones piadosas. El misterio de la maternidad divina y la cooperación de María a la obra redentora, suscita en los creyentes de todos los tiempos una actitud de alabanza, tanto hacia el Salvador como hacia la mujer de la que nació según la carne, honrándola con ejercicios de culto y devoción. El Concilio Vaticano II, al subrayar el carácter particular del culto mariano, afirma: «María, exaltada por la gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los ángeles y hombres, como la santa Madre de Dios, que participó en los misterios de Cristo, es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial» (Lumen Gentium, 66). Así, desde los primeros siglos comenzaron a surgir en la Iglesia muchas y variadas maneras de honrar a la Madre, que el pueblo cristiano fue resumiendo en oraciones, himnos y preces, recogidas en los devocionarios, que luego pasaron al calendario litúrgico. A veces son imágenes, edificios, fiestas, nacidas del alma de cada pueblo, para convertirse después en propiedad de todos, como un valor cultural universal. Su culto tardó algún tiempo en oficializarse por temor a la superstición, tan extendida en el Imperio Romano. No obstante, a mediados del siglo IV, tenía ya la Virgen dos templos dedicados en Roma, y se le dedicaban pinturas y mosaicos en abundancia. En el siglo VI aparecen en la liturgia las fiestas principales de la Virgen: la Anunciación, la Asunción, La Natividad y la Purificación. A partir del Concilio de Éfeso (año 431) en que fue proclamada Madre de Dios, fueron muchos los monasterios las iglesias consagradas a María. En X Concilio de Toledo (año 656) se habla ya de la fiesta de la Asunción. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Desde el siglo XIII empieza en todo el mundo cristiano una más intensa devoción a la Virgen, con el nacimiento de las cofradías, el culto a las imágenes aparecidas, a los santos y a las reliquias, que van a ser el substrato de la nueva religiosidad popular, muy favorecida por el Concilio de Trento, que fomentó las expresiones artísticas y festivas, como las romerías, las procesiones, las asociaciones benéficocaritativas, etc. Posteriormente, con las corrientes filosóficas de los ilustrados y las doctrinas jansenistas, la devoción a la Virgen experimentó cierto declive, que fue superándose a intervalos. El amor a María tiene una incidencia especial si va vinculado a connotaciones históricas o expresiones artísticas, capaces de suscitar particulares emociones ante determinadas imágenes, tradiciones, romerías, canciones, celebraciones, folklore, etc. Cuando la cultura de una comunidad se manifiesta en este sentido, podemos admitir que la devoción a María ha arraigado en el corazón del pueblo, como señal inequívoca de amor y garantía de la fe. De hecho, el cristiano que vive con un mínimo de sinceridad estas prácticas marianas está viviendo, en realidad, unos valores evangélicos, aunque sea parcialmente. La Iglesia exhorta a los cristianos a alimentar su piedad personal y comunitaria con ejercicios de piedad hacia la Virgen, pero, como antes indicábamos, siempre con referencia a su Hijo. Así Pablo VI escribió que todo es referido a Cristo y todo depende de Él. Esto tiene una especial aplicación en el culto mariano. Todos los motivos que encontramos en María para tributarle culto, son de Cristo, privilegios depositados en ella por Dios para que fuera la madre del Verbo. Y todo el culto que le ofrecemos redunda en gloria de Cristo, a la vez que el culto a María nos conduce a Cristo. Juan Pablo II ha tratado el tema de la piedad popular mariana en sus constantes visitas a los santuarios como «expresión verdadera del alma de un pueblo, en cuanto tocada por la gracia y forjada por el encuentro feliz entre la evangelización y la cultura local». El mismo papa resumió en El Rocío lo que significa la religiosidad popular mariana: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Vuestra devoción a la Virgen representa una vivencia clave en la religiosidad popular y, al mismo tiempo, constituye una compleja realidad socio-cultural y religiosa. En ella, junto a los valores de tradición histórica, de ambientación folklórica y de belleza natural y plástica, se conjugan ricos sentimientos humanos de amistad compartida, igualdad de trato y valor de todo lo bello que la vida encierra en el común gozo de la fiesta. Pero en las raíces profundas de este fenómeno religioso y cultural, aparecen los auténticos valores espirituales de la fe en Dios, del reconocimiento de Cristo como Hijo de Dios y Salvador de los hombres, del amor y devoción a la Virgen y de la fraternidad cristiana, que procede de sabernos hijos del mismo Padre celestial.
La Iglesia anima a los cristianos a que fomenten con generosidad el culto a la Santísima Virgen, resaltando que ello implica aspectos muy importantes como son el reconocimiento de su maternidad divina, el amor al Hijo, la invocación porque es nuestra intercesora y la imitación de sus virtudes. La devoción, pues, radica en la intimidad del que se siente inclinado al servicio amoroso de quien le es superior. En nuestro caso es la Madre de Dios y Madre de todos los hombres, la criatura llena de gracia, la bendita entre todas las mujeres, el ser humano más próximo a la divinidad. Para concordar ambas realidades, el Concilio Vaticano II advierte que en la devoción a la Virgen se evite toda falsa exageración y también una excesiva mezquindad. Por ambos extremos puede desvirtuarse la devoción a la Virgen. El mismo Concilio recuerda que la verdadera devoción a María no consiste ni en un exaltado sentimiento estéril y transitorio, ni en una vana credulidad vacía, sino que procede de una fe viva y del reconocimiento de su dignidad de Madre de Dios, que nos impulsa a acudir a su poderosa intercesión con amor filial y a imitar sus virtudes. María no es un mito ni un talismán; es una mujer de nuestra raza, elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo y Madre nuestra. La primera seguidora de Jesús; la mediadora entre Dios y los hombres. Es un camino, el más corto y seguro que conduce a Cristo, fuente de toda MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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gracia. Por su medio nos llegó la salvación, y su tarea principal se concreta en facilitar a los hombres el encuentro con el Hijo. Todo encuentro con la Madre ha de terminar necesariamente en la voluntad del Hijo, en el consabido «haced lo que Él os diga». El amor filial a María reporta siempre beneficios, tanto a nivel personal como comunitario. Quienes la honran perseverantemente, obtienen una mayor benevolencia en la obtención de gracias y una mayor posibilidad de alcanzar su salvación eterna. Los santos coinciden en afirmar que la verdadera devoción a la Virgen es señal de predestinación.
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1. FUENTES DOCUMENTALES DE LA RELIGIOSIDAD MARIANA EN MÉNTRIDA El hallazgo en Berciana de aquella legendaria imagen celosamente guardada en el cofre enterrado junto a un tocón de encina, pone en evidencia –de ser, como se presume, una de aquellas imágenes ocultas tras la invasión islámica de comienzos del siglo VIII– la antigüedad de la devoción mariana en estas tierras. La imagen nos habla de la especial veneración a la Madre de Dios en la comunidad de creyentes que habitaron el término en que actualmente se ubica Méntrida, de la que se convierte de modo prodigioso en privilegiado testigo tras su recuperación, después de un periodo de más de cinco siglos y medio en que permaneció escondida. No conocemos con certeza plena el momento histórico preciso de la fundación de Méntrida; sabemos que la aldea surge como consecuencia del programa repoblador de las márgenes del Alberche, a partir del núcleo originario de la antigua fortaleza del Alamín, formando parte de su amplio alfoz medieval. Lo que sí sabemos documentalmente es que aquella primera comunidad repobladora de la aldea de Méntrida designó a la Virgen Santa María como su Patrona, consagrando su primitivo templo a la Madre de Dios, titular entonces de la parroquia. Así pues, esta especial predilección por la Virgen está en el origen de la idiosincrasia de Méntrida como comunidad cristiana, tanto si atendemos a su remoto germen en la población carpetana ubicada en tiempos en el solar de Berciana, como si lo situamos en el arranque de su actual poblamiento, después de su fundación medieval. En ambos contextos, la figura de la Virgen en referencia a la imagen aparecida en Berciana va a suponer un hilo conductor para las sucesivas generaciones de mentridanos, que actuará como referente tangible e inmediato de su especial devoción a la Madre de Dios, transmitida de padres a hijos a lo largo de los siglos. El rastro documental que esta actitud vital de tantas generaciones ha ido dejando a lo largo de la historia ha sido verdaderamente abundante, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de modo especial a partir del siglo XVI. Sin embargo, existe una laguna importante en los tiempos anteriores, como ocurre igualmente en todo lo demás relacionado con la evolución histórica de Méntrida en época medieval y en los tramos iniciales de la Edad Moderna. Así, las noticias sobre la aparición de la imagen en Berciana y sobre el arraigo de su devoción en la aldea medieval de Méntrida son muy escasas, adoleciendo del necesario rigor histórico los pocos datos que conocemos, procedentes de la tradición oral (Información Jurídica, de 1653) y de un misterioso manuscrito (Pergamino del Monasterio de Santa María la Real de Obona, de 1284) transcrito por un fraile de la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula, fray Luis de Solís, que lo cita y comenta en su libro “Historia del prodigioso aparecimiento de la milagrosa y soberana imagen de Nuestra Señora de la Natividad, venerada extramuros de la villa de Méntrida”, publicado en Madrid en 1734. En las páginas que siguen haremos una sucinta reseña de los documentos en los que, de manera directa, se alude a la devoción a la Virgen de la Natividad en Méntrida y que han sido el sustrato que nos ha permitido recrear la historia de su vinculación con los mentridanos, desde los remotos tiempos de la aparición de su imagen en Berciana2.
1.1. El pergamino de Santa María la Real de Obona (1284) Cuando en Méntrida se trata de indagar el origen de la devoción a la Virgen, se hace imprescindible recurrir a su aparecimiento en la dehesa de Berciana al pastor Pablo Tardío en 1270, cuyos pormenores se conocen gracias al relato presuntamente escrito en 1284 por el entonces párroco de la aldea, Braulio Gómez, que aunque no fue testigo directo de lo ocurrido, pudo recoger información de primera mano de quienes sí lo fueron, y especialmente del anciano cabrero Pablo Tardío, verdadero protagonista del hallazgo de la imagen. Nada sabemos sobre el paradero del referido manuscrito de Don Braulio, del que tenemos noticia tan sólo por el testimonio de fray Luis MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de Solís, que sirvió circunstancialmente en la parroquia de Méntrida en la segunda y tercera décadas del siglo XVIII, época en la que perteneció a la comunidad del desaparecido convento de Nuestra Señora de la Concepción, en la vecina localidad de Camarena. Sabemos por boca del propio Solís que, en su primera juventud, sirvió el oficio de amanuense a las órdenes del archivero del antiguo monasterio benedictino de Santa María la Real de Obona, en el municipio asturiano de Tineo, uno de los más importantes de cuantos jalonan la ruta jacobea del Cantábrico. El aludido archivero del convento de Obona, Francisco Ortiz, experto paleógrafo, permitió a Solís consultar pergaminos antiquísimos de diferentes antigüedades, entre los que estaban varios aparecimientos de Nuestra Señora la Virgen María en España. Consiguió especial licencia para transcribir algunos de aquellos relatos, entre los que coincidió el del aparecimiento de Santa María de Bercalia, que fue como antiguamente se conocía a Nuestra Señora de la Natividad. Y así, completando con su manuscrito la información recopilada por el padre Celidonio Mazaterón Velasco y por el licenciado Luis Prado Pérez, de los que después hablaremos, además de los datos de la Información Jurídica de 1653, Luis de Solís nos legó la más valiosa referencia historiográfica del origen de la devoción mentridana hacia su Patrona, materializada en el referido libro “Historia del prodigioso aparecimiento de la milagrosa y soberana imagen de Nuestra Señora de la Natividad, venerada extramuros de la villa de Méntrida”. La transcripción del citado pergamino proporciona información sobre las circunstancias en que tuvo lugar el hallazgo de la imagen escondida en la dehesa de Berciana, así como sobre las dificultades que tuvo el cabrero Pablo Tardío hasta hacer creíble su mensaje en la aldea de Méntrida y el posterior traslado de la imagen aparecida al templo parroquial. Además, el manuscrito del monasterio de Obona incluía datos biográficos sobre Pablo Tardío y el relato de los primeros milagros obrados por la imagen de la Natividad, incluido el que ocurrió en la persona del propio Don Braulio, que, según explica, es la causa que motivó la redacción del manuscrito.
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Ignoramos cómo llegó el pergamino al asturiano monasterio benedictino de Santa María la Real de Obona, y, por supuesto, cuál puede ser el actual paradero de tan misterioso documento. Tampoco sabemos dónde puede hallarse la transcripción que del mismo hizo fray Luis de Solís, quien afirma haberlo depositado en el archivo de su convento de Camarena. Hemos tenido oportunidad de cotejar algunos documentos provenientes de dicho convento, en el Archivo Histórico Parroquial de Camarena, pero lamentablemente ninguno de ellos guardaba relación con los papeles de Solís.
1.2. Ordenanzas Municipales (1566) Hasta donde conocemos, desde el Pergamino de Obona (1284) no hay nuevas referencias documentales sobre la imagen aparecida ni sobre el culto a ella tributado hasta mediados del siglo XVI, en que encontramos la primera referencia directa a la Romería de San Marcos, que se celebra en memoria de la aparición. Curiosamente, el dato se encuentra en un documento de carácter municipal: las Ordenanzas de 1566. No es nada habitual hallar referencias a celebraciones de carácter religioso en las ordenanzas municipales de la Castilla Moderna, documentación de carácter normativo destinada a regular la vida económica, social y política de las comunidades locales. Sin embargo, las ordenanzas de Méntrida redactadas en 1566 comienzan su articulado reseñando cuatro procesiones a las que estaba obligado el vecindario a acudir anualmente, lo que da muestra del compromiso adquirido por el pueblo en relación precisamente con la celebración de su especial devoción mariana. Sin duda, estamos ante el testimonio de sendas fiestas votivas acordadas por el concejo, en reconocimiento a situaciones excepcionales de vivencias que supusieron para el colectivo vecinal un reconocimiento comunitario de favores recibidos del cielo. De las cuatro procesiones, una ha pervivido con singular vitalidad hasta nuestros días; se trata de la Romería de San Marcos, cuyo voto será MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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objeto de análisis más adelante. El resto tienen también un marcado cariz mariano: una hace referencia a la costumbre de procesionar de la parroquia al santuario de la Virgen en la mañana de todos los sábados del año, con misa y responso en memoria de los difuntos; otra, sin fecha determinada en el calendario, es la romería a la ermita de la Poveda, en la vecina Villa del Prado; y la restante, una procesión a la desaparecida ermita de San Ildefonso, personaje singularmente asociado a la defensa de la Concepción Inmaculada de María, en el día de su fiesta. Trasladamos a continuación el tenor de los artículos de las ordenanzas que recogen estas celebraciones, precedido del preámbulo con que da comienzo el documento3: En la villa de Méntrida, a veinte e dos días del mes de enero de mil e quinientos e sesenta e seis años, este día estando en casa de Cristóbal García, mayordomo del concejo de ella, los señores Francisco Sánchez e Pedro Cuadrado, alcaldes ordinarios en la dicha villa, e Andrés Jiménez Rico e Juan Moreno de Robledo, regidores de la dicha villa, e con ellos Juan Luengo el viejo y Pedro Cuadrado el viejo, e Francisco Rodríguez de la Torre, e Juan Luengo el mozo, e Juan Herradón, e Diego Flores, e Francisco Cuadrado el viejo, personas diputadas para hacer las ordenanzas que por virtud de la provisión de su señoría se manda hacer de nuevo, y enmendar algunas de las que hasta aquí había, ansí para panes, viñas e semillas, e otras cosas de esta villa e vecinos de ella convenientes, hicieron e ordenaron las ordenanzas siguientes. En el nombre de Dios Todopoderoso y de su bendita Madre, nuestra Señora, la Virgen santa María, porque todo hombre que vive se requiere que tenga orden e razón en las cosas necesarias al servicio de Dios nuestro Señor e de su bendita Madre, e así mismo en la gobernación de la justicia, por donde han de ser juzgados en las cosas e casos que cada uno penare, así en panes, viñas, montes, deviedos e semillas, por la cual orden se han de regir y gobernar las justicias que agora son e fueren de aquí adelante en esta villa de Méntrida; la cual ordenanza, para se hacer y corregir, añadir e menguar, se hace con licencia del ilustrísimo señor duque del Infantado, nuestro señor e señor de la dicha villa, la cual se hace e ordena a fin de servir a Dios nuestro Señor y excusar el daño de las ánimas; e se hicieron en la forma siguiente. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Procesión a Nuestra Señora de la Natividad Ordenamos y tenemos por bien que desde agora para siempre jamás, en todos los sábados de cada año por la mañana, todos los clérigos e sacristán vayan en procesión con la gente que al presente se hallare a Nuestra Señora de la Natividad, que es fuera de la villa, e allí se diga misa, e después de dicha misa se diga un responso por los difuntos, tornen en procesión a [la parroquia de] San Sebastián. Y que esta procesión tomamos por voto para siempre jamás; e la persona que contra ella fuere para lo estorbar, incurra en pena de doscientos maravedíes para aceite de la lámpara de Nuestra Señora, por cada vez que en ello hallare, y los alcaldes lo executen luego sin dar largas, y si no lo executaren lo paguen de sus bienes. Procesión a Berciana Otrosí, tenemos por bien que en cada un año, día de San Marcos, todos los vecinos de esta villa de cada una casa vayan dos personas en procesión a la ermita de Nuestra Señora de Berciana, y los clérigos y sacristanes con ellos. Y sean obligados a lo hacer, y para ello la justicia mande dar un pregón, con la pena que le pareciere, y aquella valga y se execute, y no haya vuelta en la tal pena, si no fuere con alguna persona que diere razón justa. Procesión a la Poveda Otrosí, ordenamos y tenemos por bien que en cada un año e para siempre jamás, que el día que a los alcaldes e regidores les pareciere, que a la razón fueren todos los vecinos de esta villa, de cada casa dos personas, vayan en procesión a Nuestra Señora de la Poveda, y los clérigos y sacristanes sean obligados a ir en la dicha procesión; por razón de sus trabajos, les den de comer; e a la gente que fueren, les den caridad general de pan e vino e queso. Y ninguno cese de ir, so pena de dos reales. Y el gasto que se hiciere en la procesión sea a coste del concejo. (Al margen) El gasto no exceda de dos mil maravedíes del concejo; y que de cada casa se conceda que vaya uno. Procesión a Santo Ildefonso Otrosí, ordenamos y tenemos por bien que en cada un año, el día de Santo Ildefonso, todo el pueblo vaya en procesión a la ermita del señor Santo Ildefonso de esta villa, atento que esta villa tiene hecho voto acerca de lo susodicho. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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1.3. Relaciones Topográficas de Felipe II (1576) Resulta extraño que un asunto de tanta repercusión en el vecindario, apenas encuentre reflejo en las respuestas dadas por Méntrida al cuestionario de las Relaciones Topográficas de Felipe II. Máxime, si la persona responsable de su tramitación resulta ser el párroco del pueblo, el licenciado Antonio Rosales de Pernia, personaje por demás culto y documentado. Las Relaciones Topográficas constituyen una valiosa fuente de información, ya que se trata de la detallada respuesta a un amplio cuestionario que tenían que responder, por mandato del rey Felipe II, todos los municipios de la Corona de Castilla, en el que se incluyen preguntas de todo tipo, entre las que no faltan algunas referidas a temas de cariz religioso. La Relación de Méntrida lleva fecha de 4 de febrero de 1576. Como la mayoría de los pueblos dependientes de casas nobiliarias, como es nuestro caso, el cuestionario se envió a través de la máxima autoridad del arzobispado toledano, en aquellas fechas, el Gobernador Busto de Villegas; eso explica que fuera el párroco de la villa, y no sus alcaldes, quien se hiciera cargo de cumplir los trámites establecidos en la cédula que acompañaba al cuestionario que se debía responder. Colaboraron con el Licenciado Antonio Rosales de Pernia el alcalde Alonso Luengo y Juan Cuadrado el viejo, como personas antiguas y entendidas y de buena memoria, actuando como fedatario el notario apostólico Juan Sánchez Bermejo, familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Toledo. De gente tan competente cabía esperar un mayor aporte de información referida a la devoción del vecindario hacia la Virgen de la Natividad; desde luego, la amplitud con que se responde a otro tipo de cuestiones de diferente cariz así lo justifica. Las referencias a temas religiosos quedan recogidas en cinco respuestas, que pasamos seguidamente a comentar. La 48 y 50 informan sobre la parroquia de la villa, de la que se dice estar bajo la advocación de San Sebastián, pormenorizando después las MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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capellanías que tiene y los beneficios curados de que goza, incluido el que comparte con la parroquia de La Torre de Esteban Hambrán, que comprende Berciana como iglesia despoblada, aclarando que cae en la jurisdicción de Segovia la dicha Berciana. La respuesta 51 recoge información sobre las ermitas que tiene el municipio; se citan cuatro, dos intramuros y otras dos extramuros de la población. La dedicada a San Ildefonso y la denominada de la Preciosa Sangre de Jesucristo, por una parte, ambas actualmente desaparecidas; y, por otra, las dos dedicadas a la Virgen de la Natividad: una, de la que se dice está junto al dicho pueblo, donde estaba antiguamente edificado el pueblo, refiriéndose a la hoy denominada ermita de la Virgen, y otra, que se intitula de Nuestra Señora de Berciana, de la que se afirma hallarse en una dehesa cuya jurisdicción corresponde a la ciudad de Segovia, siendo el pasto del marqués de Montesclaros y perteneciendo sus montes a la villa de Méntrida. A propósito de la referida dehesa de Berciana, se indica que su solar lo ocupó un pueblo que allí existió antiguamente, cuyo vecindario se trasladó al actual pueblo de Méntrida, aclarando que el cambio se favoreció por la Casa Ducal del Infantado, toda vez que la jurisdicción de aquel lugar pertenecía al alfoz segoviano y, más en concreto, al término de la villa de Aldea (actual Aldea del Fresno). Con estas palabras se explica en el documento: que antiguamente había un pueblo allí y se trasladó en esta villa, y se mudó todo a esta villa; y la causa fue porque era allí jurisdicción de Segovia y Aldea, y el duque dio favor para se mudase a su término. En este punto hubiera cabido perfectamente una alusión al aparecimiento de la imagen; es difícil encontrar explicación a una elipsis tan aparentemente injustificable. Se habla de la ermita y del pasado histórico de Berciana y, sin embargo, se obvia un hecho de tanta relevancia… El tema resulta menos comprensible si tenemos en cuenta que en la redacción de la pregunta 51 se pide taxativamente información sobre posibles milagros ocurridos en su jurisdicción de los que se tuviera noticia. Algo similar sucede con la fiesta votiva de la Romería de San Marcos, de la que unos años antes se deja constancia en el articulado de las MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Ordenanzas Municipales y, sin embargo, se elude en la respuesta 52 de las Relaciones; en ésta se hace alusión tan sólo a la fiesta de San Sebastián, de la que se afirma que se celebraba por voto del pueblo, porque es advocación de él, explicando incluso que el día de su víspera tenían asimismo votado no comer carne, en honor del santo. Hay, finalmente, una referencia a la cofradía de Nuestra Señora de la Natividad, como responsable del único hospital existente en la villa, en respuesta a la pregunta 54.
1.4. Información Jurídica (1653) Como más adelante se explica, contamos con abundante información sobre el tema datada a partir del siglo XVI, procedente de las distintas series documentales del Archivo Histórico Parroquial, si bien se trata de datos fragmentarios mayoritariamente. Hay una excepción, fechada a mediados del siglo XVII: la Información Jurídica promovida por el párroco Celidonio Mazaterón de Velasco. En efecto, uno de los más ricos aportes de datos sobre la devoción de los mentridanos a la Virgen de la Natividad referenciada en la imagen aparecida en Berciana procede, sin duda, de la denominada Declaración o Información Jurídica llevada a cabo en el verano de 1653, en vísperas de la celebración de los solemnes actos que tuvieron lugar poco después, con motivo de la finalización del nuevo santuario de la Virgen, en la fiesta de su Natividad de aquel año. El documento que lo contiene es un manuscrito compuesto por 31 folios, redactado entre los días 8 y 12 de junio de 1653, que se conserva en muy buen estado en el Archivo Histórico Parroquial4. Se trata de una iniciativa pensada para depurar y compendiar cuanta información se tenía sobre la imagen aparecida en Berciana, así como sobre la devoción secular que los mentridanos le tributaban tradicionalmente; muy probablemente, fue una idea impulsada por Celidonio Mazaterón Velasco, párroco de Méntrida a la sazón.
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La fórmula elegida para el caso es la que, en términos legales se denominaba declaración o información jurídica; se adoptó con el expreso interés de dotar a la misma del máximo rigor y verosimilitud, con el fin de otorgar al documento resultante la mayor autoridad posible. A tal efecto, las actuaciones pertinentes se llevaron a cabo con las formalidades de rigor, siendo el entonces procurador fiscal del concejo, Alonso Luengo, quien formalmente inició los trámites, mediante escrito dirigido al alcalde ordinario Pablo Sánchez para que presida todo el proceso y designe los testigos y demás personas que le asistan en la causa. Estas últimas serán el propio Mazaterón, en calidad de párroco de la villa, y el mayordomo de Fábrica de la Ermita de la Virgen, Juan González Mayoral, en calidad de defensor y procurador fiscal. El escribano del concejo, Juan García Cuesta, levantó acta de todo el proceso. Los siete testigos, cuatro hombres y tres mujeres, son elegidos entre los más ancianos del vecindario; todos ellos aseguran guardar buena memoria de los testimonios recibidos de sus mayores y antepasados, como personas conocedoras de la historia y tradiciones de la villa, y en razón también de los cargos ejercidos a lo largo de su vida, en oficios de gobierno del concejo y de administración de la cofradía de la Virgen, los varones, y como camareras de la Virgen, las mujeres. Una vez efectuados todos los trámites legales previos a la celebración de la causa, el alcalde fijó el día 8 de junio para que se iniciase la toma de declaración de los testigos, lo cual se llevó a efecto con las formalidades previstas para el caso, tomando testimonio a Ana Vaquera, María Moreno, Pablo Jiménez y Bartolomé Martín. Dos días después prosiguió, hasta concluir definitivamente la toma de declaraciones, con los testimonios de Juan López, Francisco Cuadrado y María Lobona. El interrogatorio se centra en tres aspectos, fundamentalmente: por un lado, en la aparición de la imagen en Berciana a Pablo Tardío y su traslado a la iglesia de la aldea; por otro, en el voto de la celebración de la Romería de San Marcos y de la edificación de la ermita de Berciana; y, finalmente, en los sucesos ocurridos en torno al intento de robo de la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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imagen por los de Segovia, en relación con el proceso reivindicativo de la jurisdicción de Berciana por parte de Méntrida. La falta de documentos escritos que recogieran cuanto se conocía al respecto por la tradición oral motivó esta loable intervención, cuyo objetivo primordial se explicita directamente en la cabeza del documento, resumido en las siguientes palabras: para que haya noticia cierta del caso en tiempos venideros, conviene que se ponga por escrito y en públicas letras el modo, sitio y forma y tiempo que hace, y a quién fue aparecida dicha santa imagen, y lo que pasó en los primeros tiempos y hasta los presentes acerca de esta materia. Hay una expresa intención de reservar para futuras generaciones todos los datos conocidos hasta entonces; así se recoge en el documento, cuando el procurador general del concejo define el objeto de la propuesta al alcalde Pablo Sánchez: que se haga una información de todo, para que esté guardada en el archivo de la Iglesia ad futuram rei memoriam. Hay también una clara intención, expresada por el párroco Mazaterón al aceptar su participación formal en la causa, respecto de evitar futuras adulteraciones en las tradiciones heredadas de las generaciones pasadas, o, dicho de otra forma, para mantenerlas en su mayor pureza. Así se infiere de sus palabras, cuando pide que la declaración se ponga en pública forma por escrito, es decir, con todas las formalidades legales y en un documento público, y cuando argumenta: por cuanto es frágil la memoria de los hombres y con facilidad se pierde la noticia de lo que no está por escrito, se varía y altera la verdad. El día 12 de junio, concluidas las declaraciones de los testigos, el alcalde, como juez en el proceso, ordenó proceder a la entrega de la documentación al mayordomo de la ermita, en su calidad de procurador fiscal en la causa, para que presentase las alegaciones pertinentes en el plazo de los tres días siguientes. El mayordomo Juan González de Mayoral respondió que no tenía nada que decir ni alegar contra la información llevada a cabo. En vista de lo cual, el alcalde Pablo Sánchez ordenó al escribano cerrar la causa con las formalidades de rigor, con el fin de que pudiera surtir todos los efectos pertinentes. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La información vertida por los testigos interrogados, a la que en adelante haremos profusa alusión, sirvió al propio Celidonio Mazaterón para recopilar datos y escribir un libro que valió de inestimable ayuda a cuantos posteriormente abordaron el tema; entre otros, el mentridano Luis de Prado Pérez, abogado de los Reales Consejos, que redactó a principios del siglo XVIII un manuscrito que no llegó a publicarse. Lamentablemente, desconocemos si el libro del Doctor Mazaterón se conserva. Sí sabemos que, al igual que la Información Jurídica y el manuscrito del licenciado Luis de Prado Pérez, todo ello fue objeto de consulta por parte de fray Luis de Solís, que utilizó tan valiosa documentación en la elaboración de su libro sobre la aparición de la imagen de Berciana, que a continuación pasamos a reseñar.
1.5. Libro de fray Luis de Solís (1734) El padre fray Luís de Solís, religioso de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, aparece entre 1722 y 1738 en los libros parroquiales como predicador residente en Méntrida, como colaborador en las tareas pastorales de la parroquia. En un libramiento del concejo, fechado el 8 de enero de 1738, figura como uno de los nueve sacerdotes presentes en las honras fúnebres por el X Duque del Infantado. En aquella época se hallaba adscrito a la comunidad de frailes del convento de Nuestra Señora de la Concepción, que su orden tenía en Camarena. Su vinculación con Méntrida le hizo interesarse vivamente por la singular devoción que en la villa se profesaba a la Virgen de la Natividad, cuyas manifestaciones más relevantes recopiló en un libro5, editado en Madrid, en 1734, bajo el dilatado título Historia del prodigioso aparecimiento de la milagrosa y soberana Imagen de Nuestra Señora de la Natividad, venerada extramuros de la Villa de Méntrida. Refiérense los notables y milagrosos sucesos de su Aparecimiento en la Dehesa de Berciana. Solís lo dedica y consagra a la misma María Santísima Señora nuestra en su soberana Imagen de la Natividad de la Villa de Méntrida.
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La publicación contó con el patrocinio de Eugenio de Prado Pérez, vecino de la villa y devoto de la Virgen. En su prólogo, Solís narra la circunstancia en que tuvo ocasión de consultar y transcribir el manuscrito de Don Braulio, el célebre pergamino de la Biblioteca del Monasterio de Santa María la Real de Obona. Como antes señalábamos, en aquel monasterio benedictino transcurrió una etapa de su vida de estudiante y ejerció como amanuense y ayudante del archivero mayor, Francisco Ortiz, lo que le permitió conocer la rica documentación de la biblioteca conventual, de la que, al definir las razones que le impulsaron a escribir el libro, nos informa: Abunda este archivo de pergaminos antiquísimos, de diferentes antigüedades, y entre ellas varios aparecimientos de nuestra Señora, la Virgen María, en España. Dióme licencia [el archivero mayor] para que trasladase las que pudiese. Púselo por obra; copié algunas, entre ellas aconteció ser una la de esta milagrosa imagen de nuestra Señora de la Natividad, llamada por el tiempo antiguo Santa María de Bercalia. Y como me tocó la fortuna de venir, por orden de mis superiores, a esta Villa de Méntrida, escribo su historia genuina con todas sus circunstancias, para gloria accidental de María Santísima en esta su Imagen de la Natividad, y para excitar a los vecinos de esta Villa a su mayor culto, obsequio y devoción.
El contenido del libro se estructura en una veintena de capítulos, en los que se abordan los temas siguientes: Pasado histórico de la Dehesa de Berciana. (Capítulo I) La imagen de la Virgen de Berciana hasta su aparición en 1270. (Capítulos II y III) La aparición de la imagen de la Virgen de Berciana. (Capítulos IV - VIII) Biografía de Pablo Tardío. (Capítulo IX) Descripción y título de la imagen aparecida. (Capítulos X y XI) La ermita de la Virgen. (Capítulos XII y XIII) Las fiestas en honor de la Virgen de la Natividad. (Capítulos XVI y XV) Milagros de la imagen de la Virgen de la Natividad. (Capítulos XVI - XX) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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1.6. Descripciones del cardenal Lorenzana (1782 y 1789) A finales del siglo XVIII el Cardenal Arzobispo de Toledo, Francisco Antonio Lorenzana, mandó a las parroquias de la archidiócesis un interrogatorio con catorce preguntas que debían contestar los encargados de las mismas y enviarlo al arzobispado, para recabar información sobre aspectos tan variados como la religiosidad del pueblo, sus edificios, gobierno político-económico, limitaciones climáticas, sistemas de cultivos, comercialización de los productos, salubridad de las aguas, enfermedades más comunes y otras averiguaciones de tipo histórico y geográfico. El conjunto de estas respuestas constituyen una importante fuente documental, aportando datos relevantes sobre la situación de los pueblos del arzobispado toledano en los albores de la Edad Contemporánea. En Méntrida, se da la curiosa circunstancia de contar con dos informes6, fechados en 1782 y 1789, y suscritos respectivamente por Juan García Guerra, teniente cura, y por Josep Sanz García cura propio. Ambos realizan por separado una escrupulosa investigación, consultando a diferentes vecinos y diversos documentos a su alcance. El primero de los citados, finaliza su informe de la forma siguiente: No ha llegado a mi noticia, ni me consta haya otra cosa en este pueblo y su jurisdicción, que convenga a los particulares, que contiene el interrogatorio sobre que se me manda informar, más que lo que llevo referido en cada uno de los catorce capítulos, para cuyo efecto me he valido de personas ancianas noticiosas y escritos antiguos, que se hallan en los archivos de esta iglesia parroquial y su villa de Méntrida, donde yo, don Juan García Guerra, teniente cura de ella, lo certifico y firmo, a catorce de julio de mil setecientos ochenta y dos. El segundo, cierra su escrito así: Que es cuanto he podido adquirir de noticias pedidas por el interrogatorio, las que son muy ciertas. Y lo firmo como cura propio de Méntrida y de la Torre de Esteban Hambrán, en ella, en 11 de julio de l789. Don Josef Sanz García. Es interesante dejar aquí constancia que en la primera respuesta de la descripción fechada en 1782, su redactor hace profesión de su devoción MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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a la Virgen, cuando justifica la etimología y origen del nombre de Méntrida en base a su predilección ancestral por la Madre de Dios. Así, según conjetura Juan García Guerra, la villa de Méntrida tomó esta denominación del anagrama «Menti dar» o «Matri Deo», que, según interpretación, es dar loor y culto a Dios y a su Madre Santísima. De este modo, el padre García Guerra asocia en origen a Méntrida con su devoción mariana desde el momento mismo en que adoptó su nombre. Sin embargo, no será la descripción de éste donde más se refleje la devoción de los mentridanos hacia su Patrona. Será el documento suscrito por Josef Sanz García donde encontramos muy copiosos datos referidos al culto que se tributaba en la época a la imagen aparecida en Berciana, en su mayoría directamente copiados del libro de Solís, que se cita de manera explícita. La respuesta a la segunda pregunta del cuestionario se centra de manera exhaustiva en el tema. Extractamos a continuación la información que aporta en relación con el templo dedicado a la Virgen en la villa: Pocos pasos del lugar está la ermita en que se venera una devotísima imagen de Nuestra Señora, con el título de la Natividad; esta ermita fue edificada de nuevo a expensas de la devoción de los vecinos en el mismo sitio en que se halló la antigua iglesia parroquial, que era muy reducida y de poca firmeza, por ser entonces el pueblo tan corto que no llegaba a ochenta vecinos; pero como después se fue aumentando considerablemente, así también se aumentó la devoción y tanto se esmeraron en ella, que ya más que ermita es un suntuoso templo, poco menos vistoso que lo es la parroquial. Tiene de largo desde las gradas del presbiterio, que son de sillería, hasta el remate de abajo, ciento y ocho pies; de ancho, en correspondencia, treinta y seis; el presbiterio tiene de largo veinte y cuatro pies y de ancho, treinta y tres; tiene sacristía con su muy decente cajonería y dos piezas contiguas a ella para la vivienda de uno o dos vecinos, que no han de ser forasteros, lo que siempre esta embovedado y embaldosado; tiene el altar mayor en que está colocada la dicha imagen de Nuestra Señora, con su precioso camarín al respaldo y dos altares colaterales dorados, pero antiguos, que se discurre ser de la primera iglesia, de los cuales en uno está colocada una pintura de San Andrés Apóstol y en el otro un lienzo del gran padre y doctor de la iglesia el señor San Gregorio; y en el cuerpo de dicho templo hay otro altar cuyo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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retablo es de escultura, hecho a costa de Pedro Jiménez, vecino de dicha villa, en el que están colocadas dos perfectas pinturas, la una de San Francisco Javier cuando bautizaba a los indios y la otra de San Francisco de Paula. El retablo del altar mayor se hizo nuevo a devoción de los vecinos el año de 1674 y tuvo de costa de hechura y dorado cuatro mil ducados; se compone de dos cuerpos, de los que en el primero e inferior se compone de cuatro columnas astreadas (sic), sobre cuatro bien labradas repisas; en medio de cada dos de las cuatro columnas están dos perfectas efigies de cuerpos enteros: la una, al lado derecho, del señor patriarca San José; y la otra, del izquierdo, la del patriarca San Joaquín, que éste como padre dignísimo y aquél como esposo benemérito tienen en medio a María Santísima, en esta su imagen soberana de la Natividad, en un hermoso trono y muy costoso, que poco ha le hicieron de plata, que según me dicen tuvo de costa ochenta mil reales. El dicho templo es en su fábrica todo de ladrillo y cal; y todas las cuatro esquinas, de fuerte piedra de sillería. Toda la fábrica de este templo está situada en una bien formada plaza, que el arte pudo disponer a la falda de un collado, y estando afianzado con un robusto pretil que en forma de media luna por la parte inferior le mantiene, se levanta un hermoso baluarte o antepecho de cal y ladrillo fabricado, cubierto de piedras de sillería, y a trecho tiene ocho pilastras con ocho bolas fabricadas de la misma piedra, que todo sirve no solo de muralla y fortaleza a toda la fábrica, sino que forma una hermosa galería para registrar desde ella lo ameno, frondoso y dilatado de una legua de vega que se desata en copiosos frutos de vino y aceite, semillas y legumbres.
1.7. Archivo Histórico Parroquial El Concilio de Trento (1545-1563) dictó la obligación de que en todas las parroquias hubiera archivos, donde quedaran registrados los sacramentos dispensados. En 1564, un decreto de Felipe II lo impuso en España con carácter obligatorio, si bien en determinadas parroquias, como es el caso de Méntrida, ya era práctica habitual el registro sistemático de entierros, bautizos y matrimonios en los denominados libros sacramentales. Gracias a los archivos parroquiales, contamos hoy con un valioso legado que nos permite conocer datos relevantes de nuestro pasado en ámbitos tan diversos como el sociológico, artístico, económico, genealógico, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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jurídico, antropológico y, por supuesto, en el específico de la religiosidad popular. En el Archivo Histórico Parroquial de Méntrida se custodian más de doscientos libros manuscritos, además de miles de documentos en varios centenares de legajos, datados a partir del siglo XVI hasta nuestros días, formando series bastante completas y, mayoritariamente, en un estado de conservación muy aceptable (anexo VI). A lo largo de la historia, los fondos del archivo han sufrido algunas mermas y deterioros. El último tuvo lugar en los inicios de la última Guerra Civil, cuando algunos documentos fueron pasto de las llamas, quemados junto a la puerta del templo parroquial. La diligente y providencial actitud del sacristán Mariano Torres Rodríguez salvó, no obstante, la mayor parte del archivo. La lista de libros Sacramentales comprende las actas de Bautismo, Confirmaciones, Matrimonios, Expedientes Matrimoniales y Defunciones. Son imprescindibles para los estudios demográficos, en la etapa previa a la implantación de la estadística oficial, en 1856. A través de los libros de Bautismo podemos aproximarnos al índice de natalidad, de fecundidad, composición de las familias, tendencias al crecimiento o disminución de nacimientos, árboles genealógicos, nombres de los padres y sus apellidos, padrinos, abuelos, procedencias, vecindad, lugar y fechas de nacimiento y de bautismo, etc. Los libros de Matrimonio registran cada boda celebrada en la parroquia: la fecha, datos de los contrayentes (el lugar de nacimiento, estado civil, edad, nombres de los padres y testigos, vecindad, padrinos, etc.) y las circunstancias especiales en que se celebró la boda, indicando, por ejemplo, si necesitaron los novios dispensa y la causa. Los libros de Defunciones señalan el día del fallecimiento, la edad del fallecido, su estado, la causa de la muerte en determinados casos, sacramentos recibidos, nombres de familiares, legados piadosos… Aportan datos imprescindibles para el estudio de los índices de mortalidad, mortalidad infantil y hasta sus causas: enfermedades, epidemias, etc. Los enterramientos nos muestran el nivel social de los difuntos por el lugar elegido, o sus preferencias religiosas por la elección del hábito con que son amortajados. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En los libros de Fábrica o de Cuentas parroquiales se hacen constar los ingresos y gastos de culto, conservación de edificios, formación del patrimonio, adquisición de objetos sagrados, inventarios de bienes muebles e inmuebles, etc. Ofrecen una fuente muy valiosa para el estudio económico y la procedencia de los bienes muebles e inmuebles, con expresión de los nombres de los donantes y artífices. Los libros de Inventarios proporcionan un cúmulo de datos sobre los objetos propios de la institución y su estado de conservación. Los Libros de Cofradías contienen los estatutos, la relación de hermanos, gastos e ingresos, inventarios de bienes y propiedades, formas de piedad y cuantiosas referencias a la religiosidad popular. Son muy interesantes para el estudio social y la religiosidad popular de la feligresía. En los libros de Fundaciones, Capellanías, Obras pías y Testamentos se asientan las cláusulas testamentarias de los fundadores de estas instituciones para fines benéficos. En ellas se pone de relieve la actividad religiosa, cultural y caritativa de cada época. En los libros de Matrícula o “Status Animarum” aparece la relación nominal de vecinos, edad, estado, profesión, calles donde habitan, religiosidad y profesiones en un periodo concreto. En los libros de Apeo y Becerro se inscriben la relación de los bienes raíces de las instituciones parroquiales, siendo revisadas periódicamente por el visitar eclesiástico en orden a su cumplimiento. La colección de Legajos y Documentos supera con creces el millar de testimonios que revelan el alto espíritu de religiosidad contenida en su abundante información de tipo histórico, económico, caritativo, artístico, etc. En todos estos fondos documentales hallamos muy abundante información sobre la evolución de la devoción a la imagen aparecida en Berciana a lo largo del tiempo, a través del rastro que ha ido quedando particularmente en algunas importantes series, como por ejemplo la de los libros de Fábrica de la Ermita y las de algunas cofradías y hermandades, como tendremos ocasión de explicar más adelante. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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2. ORIGEN ANCESTRAL DE LA DEVOCIÓN DE MÉNTRIDA A LA VIRGEN El pueblo de Méntrida se siente orgulloso de conservar una rica herencia de hondas raíces marianas, transmitidas por la fe de sus mayores desde tiempos muy remotos. Cuando la devoción a la Virgen está muy arraigada en un pueblo, esa comunidad tiene ya no sólo un valor religioso, sino también unas señas de identidad con fondo cultural propio y distintivo. La veneración que Méntrida profesa a la Madre de Dios, bajo la advocación de la Natividad, desde su origen medieval hasta los tiempos presentes, justifica el título de “pueblo mariano”, cuya religiosidad aparece escrita no sólo en sus viejos anales históricos, sino enraizada en el corazón de cada mentridano desde su niñez. En Méntrida, el añejo amor a la Virgen, hunde sus raíces allá por el año 1270 en que, según tradición, una imagen suya se hace la encontradiza en Berciana, con el deseo de permanecer siempre entre los mentridanos y ser su amparo y guía: pues quiero enriquecerlos, y de los peligros y ahogos sacarlos y liberarlos. A partir de aquel encuentro, el pueblo quedó seducido por el amor a la Madre, uniéndose al concierto devocional de otras tantas comunidades, que desde los albores de la cristiandad han proclamado a esta mujer la más dichosa, la llena de gracia, cumpliéndose así sus propias palabras: Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Desde aquellos lejanos tiempos hasta nuestros días, han sido muchas y diversas las manifestaciones piadosas de los mentridanos en relación con la devoción a la Virgen, cuya presencia en Berciana marcó el inicio de una venturosa etapa en la vida religiosa y social del pueblo, que respondió con generosidad, estimulado por el amor a María como fuerza propulsora de sus actuaciones, dedicándola edificios, imágenes, vestimenta, festividades, objetos de orfebrería, fondos bibliográficos con más de mil documentos entre libros y legajos, repertorio musical, folklore, tradiciones, cofradías, instituciones, títulos honoríficos de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Patrona y Alcaldesa Honoraria Perpetua. Y ahora se procederá a su Coronación Canónica, según público anuncio de nuestro párroco con la posterior recogida de firmas al efecto. El arraigo y desarrollo de la devoción mariana, con sus luces y sus sombras, están testimoniados desde el mismo nacimiento del pueblo, apareciendo con vigorosa vitalidad que penetra en la misma cepa de sus estructuras, convirtiendo el amor en acción, entrega, compromiso, cooperación solidaria y perdón mutuo, constituyendo el eje central de su identificación religiosa, histórica y cultural. La religiosidad popular mariana, como conjunto de valores socioreligiosos, arranca del pueblo, acorde con los tiempos, según los matices de su particular espiritualidad, dando sentido a sus creencias y sentimientos cristianos, que los vive, guarda y transmite celosamente. Un ataque a estos valores sería una agresión a la cultura del pueblo, a sus propias raíces, que fueron capaces de configurar la realidad del propio patrimonio con sus expresiones religiosas, culturales, iconográficas y costumbristas7. Al mismo tiempo que la devoción a la Virgen es un orgullo para todo mentridano, es también un reto para las nuevas generaciones, obligadas a cuidar la riqueza heredada, depurarla y enriquecerla, en sus tres funciones básicas: conservar, celebrar y transmitir. Olvidar estas realidades sería ignorar nuestra propia historia y a las personas que durante siglos convivieron gozosamente con las mismas prácticas devocionales en su vida cotidiana.
2.1. El hallazgo de Pablo Tardío Es creencia generalizada que la comunidad cristiana de Berciana, ante la invasión árabe, allá por el año 719, ocultó en el tronco de una encina una imagen de Nuestra Señora, por temor a que fuera profanada, con intención de recuperarla en fechas más propicias, lo que ocurrió, según inmemorial tradición, en los días 24 y 25 de abril de 1270 en que es aparecida a un pastor llamado Pablo Tardío. La imagen fue traída a Méntrida por el clero, justicia y pueblo, acomodándola en la parroquia MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de Santa María, siendo venerada primeramente con el título de Santa María de Berciana, para luego recibir culto con la advocación de Nuestra Señora de la Natividad. Por aquel entonces la feligresía contaba con cincuenta vecinos, bajo los cuidados pastorales de un teniente cura, Fortunato Vidal, y un padre de misa, Antonio Moreno. Gobernaban el concejo Lope Rodríguez y Faustino Gómez. En 1284, Braulio Gómez, a la sazón teniente cura, escribe el relato del aparecimiento de la imagen en Berciana, que transcribimos tal y como está recogido en el libro de Solís (capítulos III al VIII, páginas 47 a 122): Primera aparición en 24 de abril de 1270 Vive este año de mil doscientos ochenta y cuatro del nacimiento de Nuestro Señor y Redentor Jesucristo en este Lugar de Méntrida, un hombre de sesenta años, Pablo Tardío llamado. Empleábase éste en guardar cabras, a las que pastoreaba para la conservación de su vida, en los montes y dehesas de esta población de Méntrida cercanas. Siempre que entraba con sus cabras en la dehesa de Berciana, sentía en su corazón no sé qué misteriosa novedad, que ya le causaba alegrías y ya le infundía temores; y esto le acaecía con mayor fuerza los sábados, pues en todos, por espacio de más de diez años, hacia un pequeño cerro, que está a la otra banda del arroyo, unas veces oía música que le alegraba, otras veces estruendos que le atemorizaban; por las noches advertía muchas candelillas encendidas que circundaban el pequeño cerro. Juzgaba este pastor que era ilusión de sus sentidos o patrañas del enemigo; y así, no hacía caso de ello, antes bien se encomendaba a Dios y a su Madre Santísima por medio de sus oraciones. Un día que se aumentaba la música, sintió en sí el pastor Pablo Tardío impulso superior de subir a la pequeña cumbre, para saber cuál fuese la causa de tanto sonoro instrumento. Púsose muy de veras en Dios, y con humildad y temor comenzó hacia la cumbre a caminar; y al llegar a ella, vio, advirtió y registró que estaba patente y al descubierto la Reina soberana de los cielos y tierra María Santísima, Señora Nuestra, a quien servía de alfombra el tronco pequeño de una cortada encina, estando María Santísima colocada sobre él, como sobre un trono de zafir. Al ver tal prodigio, quedóse el pastor lleno de temor, admiración y espanto. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Admirábase de la hermosura y belleza con que la soberana Señora resplandecía y brillaba; causábale terror y espanto lo nuevo y peregrino de suceso tan elevado, como de sus ojos nunca visto, ni aun de su entendimiento imaginado. Enajenados los sentidos, no acertaba ni a hablar; y embarazadas las potencias con visión tan prodigiosa, no podía discurrir en lo que había de ejecutar. Arrojóse humilde y reverente al suelo, adorando y besando la tierra, que pisaba tan soberana como prodigiosa Reina. Estando Pablo Tardío postrado en el suelo, se dignó María Santísima a hablarle de este modo: «Anda, Pablo, a Méntrida; da cuenta de lo que estás viendo. De mi parte, diles a los sacerdotes y justicia que vengan con reverente procesión a este sitio y saquen una imagen mía, que está aquí oculta, para que la lleven a colocar a su iglesia, pues quiero enriquecerlos con ella, y de los peligros y ahogos sacarlos y libertarlos». Alentado el pastor Pablo Tardío con estas dulcísimas palabras de María Santísima, se levantó de la tierra y, puesto de rodillas, cándido y sencillo, la respondió de este modo: «Señora, con mucha voluntad iré a Méntrida a dar tan grande nueva, haciendo lo que me mandas; pero no hay quien me guarde mis cabras, y se me perderán mientras voy y vengo». A este temor de Pablo Tardío, satisfizo la clementísima Reina diciendo: «No temas que tus cabras se pierdan, yo seré pastora de ellas, ejecuta lo que te mando, que tu ganado a mi cargo queda». Comunicación a los sacerdotes y justicia Obedeció el pastor a lo que la soberana Reina le mandaba y, dejando sus cabras, sin más réplica, corrió a Méntrida con acelerado paso. Apenas entró en este lugar, cuando comenzó a dar voces comunicando el maravilloso suceso. Llegó al teniente cura, que se llamaba Fortunato Vidal, intimóle la comisión que traía, y el cura, no dándole crédito, comenzó a reírse del pastor. Instaba éste en su demanda; juntóse la justicia, Lope Rodríguez y Faustino Gómez; llegóse Antonio Moreno, padre de Misa, a todos declaraba Pablo Tardío el suceso y lo que les mandaba la Reina soberana de cielo y tierra, que quedaba en la dehesa de Berciana, y que fuesen a sacar su soberana imagen, que estaba allí escondida. Ninguno de ellos, como de otros muchos que a la novedad se juntaron, quisieron creer al pastor; antes bien, hicieron de él burla y, de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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lo que decía, ningún aprecio. Tratáronle de fatuo, tonto y novelero, y que como tal venía a engañar al pueblo con aquella fantasía que había soñado, que se volviese a sus cabras a contarlas aquellas locuras y patrañas, y si no, que le pondrían como loco preso en una cadena. Vióse el pastor Pablo Tardío no creído; conoció que a sus palabras no le habían dado asenso. Camina presuroso a la dehesa de Berciana, lleno de penas y sentimientos. Llegó al sitio en donde se le había aparecido la sacrosanta Reina y suprema Señora María Santísima; no la encuentra, ni con sus ojos la registra; y aquí creció más su dolor y tormento. Buscó con cuidado a la divina Señora; vuelve y revuelve el tronco cortado de la encina, y como no hallaba señal ni noticia, comenzó a llorar amargamente; y lleno de notable desconsuelo, se retiró a su cabaña, en donde halló todas sus cabras recogidas. Pasó toda la noche rezando y llorando; ya se consideraba indigno de que tan alta Señora en aquel sitio y lugar le esperara; ya atribuía a sus culpas la ausencia de la Reina del cielo y tierra; ya dudaba si había sido verdad o fantasía lo que le había sucedido. Inclinábase, unas veces, a que había sido ilusión y engaño de sus sentidos, y que así, con razón, había sido despreciado y no creído; otras veces, le persuadía a que lo creyese por verdad y lo tuviese por cierto, una interior confianza en Dios y un superior impulso que le certificaba haber sido la visión cierta y verdadera. Así estuvo el pastor toda la noche, luchando con estas dudas, de pena, dolor, lágrimas y sentimientos acompañadas. Nueva aparición en 25 de abril Comenzó a desabrochar botones de perlas el alba, y el pastor, de humilde confianza lleno, salió de su cabaña o choza; enderezó sus pasos a la pequeña cumbre de la dehesa y, al descubrir el tronco cortado de la encina, registróle florido y fecundo con la imagen sacrosanta de María Santísima, de la misma forma que antes se le había aparecido; consolóse muchísimo el afligido pastor, y postrado en tierra, la refirió lo que le había pasado en Méntrida. «Señora, no me quieren creer; responden a lo que les dije de orden tuya que es sueño, fantasía y mentira levantada de mi cabeza; que soy un tonto y que no se debe hacer caso de mi dicho». A estas palabras se dignó la Purísima Virgen responderle: «Toma esta carta, vuelve con ella a Méntrida, entrégala por señal, que a ella darán fe, y a todo lo que has dicho entero asenso y creencia». Levantóse MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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el pastor del suelo y, recibiendo con suma reverencia y acatamiento la carta de mano de Nuestra Señora, caminaba presuroso con ella a Méntrida. Pero, al dar vista al lugar, le salieron los demonios en varias y horribles figuras al encuentro; procuraron detenerle y le instaban a que atrás volviese; pero como no pudieron, con golpes y empellones le maltrataron. Apenas le vieron las gentes, cuando comenzaron a hablar unas con otras: «Allí vuelve el tonto y sobre tonto, porfiado; ello es sueño, y si no es sueño, está loco. ¿Hay mayor delirio, pues nos quiere persuadir de una cosa tan difícil de creer? ¡Ahora estuviera la Virgen María escondida en Berciana!» Pero el pastor, con claras voces, prorrumpió en estas palabras: «¡Ea, señores, ya me creerán lo que ayer, de parte de la Señora Reina María Santísima les dije! Ahora me vuelve a enviar para que den crédito a lo que les digo, que vayan a Berciana a sacar y descubrir una imagen suya que está escondida; y, para que sepan que es cierto y verdad lo que les refiero, tomen esta carta, que es la señal que me ha dado para que os la entregue». Tomó el cura la carta y, habiéndola leído delante de todos, ya de temor, ya de alegría y regocijo se quedaron como absortos y pasmados, mirándose unos a otros. Luego que se recobraron de la admiración, que les causaba tan prodigiosa novedad, se postraron en tierra, dando gracias a la Reina y Señora María Santísima. Dieron al pastor entero crédito; besaban y veneraban la carta como cosa bajada del cielo, y cada vez que esto ejecutaban, sentían en sus corazones júbilos y contentos. Divulgaron el prodigio por todos los lugares circunvecinos, para que todos fuesen participantes de tan admirable portento. El pueblo camina a Berciana Ordenóse luego al punto una devota y arreglada procesión de los sacerdotes, justicia y plebe compuesta y, cantando la letanía de Nuestra Señora, caminaron presurosos, (aunque en orden puestos), del pastor Pablo Tardío guiados, a la dichosa dehesa de Berciana. Llegaron al sitio y tronco cortado de la encina, pusiéronse todos de rodillas, derramando tiernas lágrimas y afectuosas súplicas. Luego, cavaron con mucha reverencia a la misma raíz del cortado tronco de la encina y, a poca diligencia, hallaron una arquita de madera; sacáronla de la tierra, diciendo en altas voces: «Aquí está la imagen de Nuestra Señora, aquí MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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está el tesoro que buscamos, y aquí está la efigie de Nuestra soberana Reina». Abrieron la feliz arquita los dos sacerdotes, y vieron, ¡oh maravilla y prodigio!, dentro de ella, a esta nuestra poderosa y sacrosanta imagen de María Santísima, quien de su divino rostro despedía tantas luces y resplandores, que a todos causó admiraciones. Y exhalaba tan subidos olores y fragancias, que a todos inundaron de tantos consuelos, que pasaron algunos de los circunstantes a quedarse absortos, pues, ni el olfato podía sufrir tanta abundancia de suavidades, ni los ojos tolerar tanta copia de luces como salían de la imagen de Nuestra Señora. Estaba vestida la soberana imagen de Nuestra Señora con una camisita de antiquísimo lienzo, su juboncito antiguo de damasco, al parecer azul, del cual pendía una basquiña o saya de la misma tela, sin más adorno que una franja negra, cairelada, en la parte inferior, cuyo vestido hoy le tiene puesto; y me dicen todos haber intentado quitársele para ponerle otro, y no haber podido. Es más largo que la sacrosanta imagen, e ignoro el misterio. Extendió el cura la mano a la sacrosanta imagen de Nuestra Señora, sacóla del arca y enseñóla a la gente, que ya por verla se atropellaban unos a otros impacientes. Pero, al verla en las manos del cura, todos se pusieron de rodillas, venerando a María Santísima en su imagen aparecida. Lloraban de puro alegres y, más con lágrimas que con palabras, la daban gracias infinitas. Volvieron luego la soberana imagen a su arquita y, cogiéndola el cura entre los brazos, la trajeron en procesión a Méntrida. Colocáronla, metida en el arca, en el altar grande de la iglesia, en donde hoy se venera con mucha devoción, no sólo de todos los vecinos de este pueblo de Méntrida, sino también de otros lugares circunstantes y distantes, que vienen cada día a hacerla fiestas, a tributarla cultos y veneraciones y a pedirla en sus necesidades remedio, con quienes ha hecho muchos milagros.
A la personalidad del pastor Pablo Tardío dedicó en su manuscrito Don Braulio unas emotivas líneas, en las que expresa su visión personal de aquel personaje al que, según sus palabras, conoció en el último tramo de su vida. De este modo lo refleja fray Luis de Solís, en el capítulo IX de su libro (páginas 124-125): MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Vida y muerte del pastor Pablo Tardío Extendíase en su fundación este pequeño lugar de Méntrida, pues ahora consta de cincuenta pobladores, el año de mil doscientos y setenta, que hace ahora catorce años, cuando usando el misericordioso Dios de su infinita, y María Santísima Señora Nuestra de su soberana clemencia con este pueblo, se dignó aparecerse al pastor Pablo Tardío en la dehesa de Berciana, para que sacasen a esta su soberana imagen, que estaba oculta y escondida. Era Pablo Tardío [así describe Don Braulio la vida del pastor un año después de haber muerto], a quien se apareció la Soberana Reina María Santísima, cuando fincó en la muerte, un hombre de noventa y seis años, e desde niño hacía pastor de cabras. Era un hombre de mucha virtud, de quien se decía nunca haber fecho simproes, ni tuertos a alguien. Nunca fue casado, ni se hacía mención haber conocido mujer. Era mucho inocente, e sencillo e siempre cuidó de cabras hasta que plugó a Dios se nos descubriese esta figura de Nuestra Señora, que nos hace muchas mercedes, que desde entonces vendió las cabras e se hizo todo a servir a Nuestra Señora e Reina en esta su Imagen aparecida en Berciana, demandando limosna para alumbrarla. Fizo una choza en el terreno donde se le apareció la Virgen, de donde sacaron la Sacrosanta Imagen de nuestra Reina, e iba allá a rezar todos los días. Traté por el tiempo de diez años con mucha mesura a este pastor, que en sus hablas nunca hablaba de otra cosa que del aparecimiento de Nuestra Señora, e de esta su milagrosa Figura, e siempre lloraba. Finó en la muerte este año de noventa y tres, día ocho de septiembre, veinte y tres años después del aparecimiento de Nuestra Señora en Berciana; fue su muerte como su vida, e le enterré junto al Altar de la Virgen Aparecida, que tenemos en esta Iglesia de Méntrida colocada, de toda esta pequeña población venerada e de todo el contorno reverenciada e estimada.
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2.2. La Imagen aparecida recibe culto en la antigua parroquia de Santa María En el relato de Don Braulio se afirma que la imagen fue traída en procesión desde Berciana a la parroquia de Santa María, siendo colocada en el altar grande de la iglesia, en donde hoy se venera con mucha devoción, no sólo de todos los vecinos de este pueblo de Méntrida, sino también de otros lugares circunstantes y distantes, que vienen cada día a hacerla fiestas, a tributarla cultos y veneraciones y a pedirla en sus necesidades remedio, con quienes ha hecho muchos milagros. Desconocemos la fecha de la construcción de la parroquia de Santa María, pero es probable que a principios del siglo XIII ya existiese, basándonos en los dos documentos más antiguos en los que se mencionan a Méntrida, siendo el primero un juicio celebrado en Toledo el año 1199, entre dos vecinos de Escalona, sobre el agua de un molino harinero en el río Alberche, situado debajo de Méntrida 8. El otro documento es una escritura, dada en Segovia el 12 de diciembre de 1208, por la que Alfonso VIII delimita los territorios del concejo segoviano en la transierra, fijando una de sus fronteras con el arroyo de Méntrida9. El pueblo de Méntrida, desde su nacimiento, permaneció siempre vinculado a la importante ciudad-fortaleza de Alamín10, que, una vez reconquistada a los musulmanes por Alfonso VI en 1085, fue integrada en el extenso término toledano, pasando a propiedad del monarca como tierra de realengo (1085-1180), luego a señorío eclesiástico (11801436), señorío de Álvaro de Luna y Juana Pimentel (1436-1460) y señorío del Duque del Infantado (1460, hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX). Sabemos que para proceder a la firma del Fuero de Toledo, otorgado por Alfonso VII en 1118 a los mozárabes, castellanos y francos de las poblaciones Alamín, Magerit (Madrid), Calatalifa y Talamanca, acudieron siete representantes de Alamín, entre los que se hallaba un mozárabe11. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La parroquia de Santa María nace al cobijo del arcedianato de Alamín, demarcación primitiva dentro de la archidiócesis de Toledo durante la baja Edad Media, cuyo distrito eclesiástico es mencionado en antiguos documentos papales. En 1127 el papa Honorio II confirma los límites de la diócesis de Toledo, citando quince poblaciones fortificadas o villas consideradas cabezas de jurisdicción civil y eclesiástica, entre las que figura Alamín12. También la encontramos entre las iglesias que en 1138 ceden la tercera parte de sus rentas para la Mesa Capitular13. Años más tarde, en 1148, 1161, 1187 y 1192, los papas Eugenio III, Alejandro III, Urbano III y Celestino III aluden a la feligresía de Alamín en sendos documentos pontificios, considerándola parroquia importante dentro del territorio diocesano14. Alfonso VIII y su esposa Leonor confirman en 1184 la donación a la iglesia metropolitana de Toledo de la población de Alamín y sus aldeas, entre las que figuraría Méntrida15. En 1218, el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada entrega en préstamo vitalicio a fray Gonzalo García, familiar de Honorio III, el castillo con sus tierras y aldeas, según licencia y recomendación del mismo papa, en atención a los servicios prestados16. Si es rigurosamente cierto que la aldea de Méntrida nace al regazo de Alamín, no menos seguro es que sus primeros pasos los inicia al amparo de la Madre de Dios, dedicándola la primera iglesia parroquial con el título de Santa María17. En su entorno fueron construyéndose las primeras viviendas –unas catorce casas– en el llamado Barrio Viejo, en lo que hoy ocupan las calles de Serrano, Lepanto, Cerrillo, Barranco Revilla, Cuesta de las Molinas y La Virgen, denominada antes calle Real de Santa María. Dicha iglesia se hallaba situada en la explanada del montículo en el que se asienta la actual ermita, sin que apreciemos el lugar exacto de su ubicación; tal vez, en la entrada del solar. Durante siglos fue mudo testigo de las vivencias religiosas y sociales de la comunidad. En su recinto y en su entorno quedaron sepultados los restos de nuestros antepasados, entre ellos el pastor Pablo Tardío, según refiere Don Braulio en su libro. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En los libros parroquiales de principios del siglo XVI se la menciona indistintamente como iglesia de Nuestra Señora, iglesia de Santa María, iglesia vieja y, de vez en cuando, como ermita o iglesia de Nuestra Señora de la Natividad. Así aparece en el primer inventario de 1504, en que se citan los objetos de la iglesia vieja, y también en las actas de los cabildos de la cofradía de la Virgen, que solían celebrarse a las espaldas o en las puertas de la iglesia o ermita de Nuestra Señora. En ocasiones encontramos datos referidos a su conservación, como en 1541 en que se invierten 2.393 maravedís en reparos de la iglesia de Nuestra Señora. En 1547 se manda que se haga quitar los poyos de la iglesia vieja y cortar el altar, que no sea tan ancho, y se hagan otros poyos alrededor. En 1555 mandó el señor Visitador retirar los altares colaterales de la ermita de Nuestra Señora. En 1583 se halla en lamentable estado: Por cuanto la ermita de Nuestra Señora, que era la parroquia antigua, la cual amenaza ruina y caída, por tanto el señor Visitador mandó al reverendo cura que, antes que se hunda, haga quitar la teja del tejado, para que no se quiebre. Lo cual ordena el visitador se cumpla en el plazo de los siguientes 50 días, otorgando licencia para que se pida limosna y autorización para trabajar en fiestas para ayuda de su reparación18. El templo era de dimensiones reducidas y, debido a su estado ruinoso, la feligresía acordó la construcción de la actual iglesia parroquial de San Sebastián Mártir, en el montículo en que se hallaba una ermita dedicada a este santo. Cuando las funciones pastorales pasaron a la actual parroquia de San Sebastián Mártir, el viejo edificio quedó únicamente como morada de la Virgen de la Natividad, hasta la inauguración de la nueva ermita en 1653. Algunos años antes –en 1624–, el obispo auxiliar de Toledo Luis de Requeséns, reconcilió el cementerio de Santa María alrededor de la parroquia. En 1633 la venerada imagen fue acomodada en un buen retablo, obra del maestro toledano Eugenio de León, que pagó Gabriel Moreno, siendo iluminada constantemente con sendas lámparas de plata, regaladas por Magdalena Mayoral y Alonso Rodríguez en el mismo año. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El viejo edificio se mantuvo en pie como ermita al menos hasta el año 1626, en que por última vez los cofrades de la Virgen se reúnen a sus puertas para celebrar el cabildo. Poco después se inician las obras de la actual ermita de la Patrona, cuya inauguración tuvo lugar el día 8 de septiembre de 1653 en medio del júbilo popular, procediéndose al solemnísimo traslado procesional de la venerada imagen desde la capilla de San Andrés, en el templo parroquial.
2.3. Venerada como Patrona con el titulo de Berciana y luego de la Natividad En un principio la imagen fue invocada con el nombre de Santa María de Berciana, denominación toponímica del lugar de su hallazgo, y más tarde con el de Nuestra Señora de la Natividad, título que evoca el feliz nacimiento de María y su gozosa presencia en nuestro pueblo. Tal permuta es muy antigua, sin que acertemos a dar razón documental del cuándo y por qué se produjo. De hecho, aparece en los primeros libros parroquiales, particularmente en los testamentos de los años centrales del siglo XVI, en donde abundan las misas ofrecidas en honor a Nuestra Señora de la Natividad. Según parece, la fiesta principal que los mentridanos celebraban en la parroquia de Santa María era el día 8 de septiembre, día de la Natividad de Nuestra Señora. De ahí arranca, posiblemente, el cambio del título de la advocación. Fray Luis de Solís, en el capítulo XI de su libro, tras advertir la dificultad de la interpretación del título dado a la imagen aparecida, admite la posibilidad de que tenga relación con el propio aparecimiento en Berciana, que interpreta como una segunda Natividad en su sacrosanta Imagen, para beneficio de Méntrida y su tierra, y por esto toma el apellido de Nuestra Señora de la Natividad. Conviene recordar que durante la Edad Media hubo en Occidente cuatro fiestas marianas principales a lo largo del año, desde que Sergio I las solemnizó a finales del siglo VII (aunque existirían antes): la Asunción de María (15 de agosto), la Anunciación (25 de marzo), la Purificación (2 MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de febrero) y la Natividad de María (8 de septiembre). Y sabemos que algunas iglesias de Santa María estaban colocadas en realidad bajo advocación de la Natividad de la Virgen. Sea como fuere, la realidad es que durante muchos siglos la Madre de Dios fue invocada con esta seductora invocación de la Natividad, venerada como Patrona con mucha devoción; primeramente, en la parroquia de Santa María, acomodada en su altar mayor, hasta que, andando los tiempos, la hicieron su nicho de yeso, donde estuvo con más decencia, pero siempre con mucha veneración; y después, en su retablo; y últimamente en su ermita, tan linda como al presente. Junto a ella, muchas generaciones mantuvieron su culto y, como fruto del amor, nacieron y florecieron la mayoría de las fundaciones mentridanas de carácter social y religioso. La asignación de una advocación específica al templo parroquial comporta la decisión de las comunidades de fieles de acogerse a un patronazgo determinado, como mediador y protector ante la divinidad. Ponerse bajo el amparo de un santo conlleva la adopción de su patronazgo, en el sentido que dio al término San Ambrosio, obispo de Milán, quien asimiló a esta figura las cualidades del patrón en el derecho romano. En los procesos judiciales de la Roma Antigua, el patrón actuaba como defensor de sus clientes; por ello, debía ser una persona influyente y bienhechor, capaz de aportar lo necesario en defensa de los débiles. Al patrón acudían los necesitados en petición de favor ante la autoridad. De ahí que el término patrón se equipare al de abogado en ocasiones, en referencia a los santos protectores. Este es el sentido y significado que se atribuye al patronazgo celestial. Además, en la mayoría de los casos, la asignación de la titularidad de los templos parroquiales suele coincidir en el tiempo con la fundación del pueblo, lo que dota a la elección del título mariano de un significado más especial, al comprobar que el culto a la Madre de Dios arranca de muy antiguo, pues el patronazgo de Santa María era característico de los nuevos templos que se levantan en tierras reconquistadas, como hecho habitual en las tareas de repoblación. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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2.4. La Imagen milagrosa El pueblo cristiano, admirando la grandeza de María, llevado de su instinto religioso y su propia impotencia, acude a los poderes con que cuenta María por su valimiento ante Dios, para impetrar remedio a sus graves necesidades. En el pasaje evangélico de la boda de Caná, encontramos los elementos básicos de la piedad popular en relación con el signo milagroso en que media la Virgen: una necesidad apremiante, la intercesión de María, y la resolución del problema por parte de Jesús. Por milagro no entenderemos aquí aquello que excede absolutamente las fuerzas de la naturaleza. El pueblo entiende por milagro cualquier efecto favorable, cuya consecución excede a las posibilidades ordinarias, y que se ha obtenido después de haber invocado a la Virgen. Cuando el hombre se halla en graves dificultades que superan sus propias fuerzas, recurre a la intervención divina en demanda de ayuda. Y una vez que el resultado es considerado como favorable, lo califica como un hecho milagroso.
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La Virgen de Berciana desde sus inicios tuvo fama de imagen milagrosa. A sus plantas acudían no sólo los lugareños, sino también otras gentes de comunidades próximas y distantes, que peregrinaban hacia la pequeña parroquia mentridana para hacerla fiestas, tributarla culto y veneración y, también, a pedirla remedio en sus necesidades 19. Las personas favorecidas suelen materializar su agradecimiento en un objeto, que, por derivarse de un voto o promesa, pasó a denominarse exvoto, consistiendo en representaciones figuradas de los diferentes miembros sanados del cuerpo, como manos, cabezas, ojos, piernas, brazos, corazones, etc. Otras veces el prodigio era representado en un cuadrito, pintado al óleo con ingenuidad, detallando las circunstancias del suceso milagroso. Pues bien, de los muros de las ermitas mentridanas colgaron numerosos exvotos como testimonios de gratitud a la poderosa intercesión de María ante su Hijo, tanto de las gentes del lugar, como de los pueblos comarcanos. En los inventarios de la Fábrica de la Ermita correspondientes a los años 1707, 1735 y 1780 se citan hasta 59 exvotos de cera y siete cuadros con pinturas de los milagros de Nuestra Señora, todos ellos desaparecidos, excepto una pintura muy deteriorada y de escasa calidad, mandada a restaurar en 2004, que representa el milagro del niño Diego. La imagen de la Natividad siempre fue tenida y reverenciada como referente en acontecimientos con atributo de milagro o prodigio. Así lo atestiguan los declarantes en la Información Jurídica de 1653: Siempre ha sido y es tenida y reverenciada con mucha veneración no sólo en esta villa sino en todos los alrededores como imagen aparecida y milagrosa, y ha obrado Nuestro Señor por medio suyo muchos milagros, así en esta villa como con gente forastera que la han invocado en sus necesidades. (Ana Vaquero) La santa imagen ha sido tenida y reverenciada por imagen aparecida y milagrosa, y así la veneran y estiman en esta villa y fuera de ella. (Pablo Jiménez) Ha estado siempre reverenciada por imagen aparecida y milagrosa, obrando muchos milagros con sus devotos que la invocan. (Bartolomé Martín) Siempre ha sido y es venerada en esta villa y fuera de ella por imagen aparecida y milagrosa y tenida en mucha reverencia. (Francisco Cuadrado) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El mismo año de la Información Jurídica, su inspirador, Celidonio Mazaterón y Velasco, promovió también otra información específica sobre los milagros atribuidos hasta entonces a la imagen de la Natividad, al objeto de clarificar esta delicada cuestión y con el fin de perpetuar su memoria en el futuro. Fruto de esta iniciativa se llevó a cabo la autenticación (verificación canónica) de un total de catorce hechos milagrosos, logrados por la intercesión de la Virgen de la Natividad: dos resurrecciones de niños fallecidos (la de Diego, hijo de Mateo Jerez y Micaela Gómez, en 1610; y la de Pedro, hijo de Pedro Sánchez Maganto, en 1618); nueve sanaciones prodigiosas (la de Lorenzo Rodríguez en 1603; la del niño Juan Rodríguez, hijo de Lucas Rodríguez y Ana Sánchez; las de Catalina Rodríguez, que se favoreció de tres sucesos milagrosos; la de María Lobón; la de Antonia Cuesta; la de Juan de Escobar, vecino de Fuensalida, cuando le topó un toro en las fiestas de septiembre de 1627; y la obrada en el mismo niño Diego, que en 1614 superó una dolorosa enfermedad merced la intercesión pedida por sus padres a la imagen de la Natividad), y tres prodigios más, referidos a no consumirse las cosas consumibles al culto de esta milagrosa Imagen dedicadas (el de los cirios de 1621, hecho que motivó el empeño del mayordomo Pedro Cuadrado en las obras acometidas para la reconstrucción de la ermita de la Virgen; el de la procesión de regreso de la romería y el aceite milagroso de Catalina García). Todos ellos, intercalados con jugosos comentarios teológicos, los recoge Luis de Solís en los cinco capítulos finales de su libro, añadiendo algunos más: dos milagros transcritos del manuscrito de Don Braulio, y otros tres ocurridos durante la estancia del padre Solís en Méntrida, en los años 1622, 1626 y 1631. En el anexo documental (Anexo III) incluimos la transcripción literal de todos los milagros aludidos, que ocupan los capítulos XV al XX del libro de fray Luis. La especial devoción hacia la imagen milagrosa de la Natividad, tanto por el vecindario mentridano como por el de los pueblos comarcanos, queda sistemáticamente reflejada en incontables documentos, mereciendo un especial reconocimiento de los visitadores, en cuyos MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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informes se habla a menudo del mucho celo y devoción que han tenido y tienen a Nuestra Señora de la Natividad, procurando el mayor culto y decencia así de su ermita como de sus festividades, por lo que no es casual encontrar expresiones de gratitud, como la que se refleja en la visita de 1712: Su merced dio las gracias al concejo y vecinos de esta villa por su celo y devoción que les encargó continúen en adelante tan santa obra.
2.5. El voto de la Romería A partir del momento en que el pastor Pablo Tardío manifestara que la imagen aparecida deseaba ser venerada en el mismo lugar de su encuentro, el pueblo y su concejo dispusieron la construcción de una pequeña ermita y la obligación perpetua de caminar allí, junto a su imagen cada 25 de abril20. Los siete declarantes de La Información Jurídica explican que la razón que determinó a que el concejo levantara la ermita en Berciana fue que, misteriosamente, la imagen se volvía en ocasiones al sitio de su aparición, circunstancia que cesaría cuando el pueblo se comprometiera, mediante solemne voto, a levantar la ermita y acompañar a la imagen dicho día: Y que en aquellos tiempos algunas veces se volvía la santa imagen a la dehesa de Berciana a donde se apareció, y la traían y se volvía a ir, hasta tanto que la villa hizo voto de hacer y fabricar una ermita en el mismo puesto donde se apareció y de llevarla todos los años una vez en procesión a allá, y ir una persona de cada casa en la procesión, como se ha cumplido y se cumple el día de San Marcos de cada un año. (Ana Vaquero) Y se acuerda esta testigo de haber oído muchas veces a su padre, Pedro Moreno, decir que siendo él de cosa de diez años, se acordaba que una vez se volvió la santísima imagen a Berciana, y que fueron por ella en procesión y la hicieron el voto de llevarla cada un año en procesión a su puesto donde fue aparecida y labrarle allí una ermita, y ir de cada casa uno en la procesión. (María Moreno) Y que se volvía algunas veces a Berciana y la volvían en procesión a traer, hasta que, viendo que se iba muchas veces, hicieron voto de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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llevarla todos los años una vez en procesión a la dicha dehesa y hacerla una ermita. (Pablo Jiménez) Y que de luego a luego se volvía a Berciana a la santa imagen, hasta tanto que hizo voto la villa de llevarla en procesión una vez cada año a su puesto y labrarla una ermita en él, y que la hicieron y se va siempre en el día de San Marcos. (Bartolomé Martín) Y que dicen se volvía a Berciana hasta tanto que hizo voto la villa de llevarla en procesión cada año allá y hacerle una ermita en el sitio donde se apareció, y que así lo hicieron y cumple cada año, diciendo el cura en la iglesia el día de la fiesta antes del día de San Marcos cómo este día se va en procesión y tiene obligación a ir uno de cada casa por lo menos en ella, y que después nunca más se ha vuelto la santa imagen. (Juan López) Y que a los principios se volvió a Berciana, y que la villa le hizo voto de llevarla cada año una vez en procesión y hacerle una ermita donde se apareció, e ir una persona de cada casa, y que esto se cumplió, pues se hizo la ermita que es la que está en Berciana, y todos los años se va en procesión con la santa imagen el día de San Marcos, y que lo avisa el cura la fiesta antecedente en la iglesia, diciendo cómo tienen obligación a ir uno de cada casa. (Francisco Cuadrado) Que aquellos años primeros se volvía a Berciana, hasta que hicieron voto de llevarla cada año el día de San Marcos en procesión, acudiendo de cada casa uno. (María Lobona)
Tanto el humilde edificio como el voto popular son un signo de gratitud por la distinción que María hizo al pueblo, siendo el mismo pastor quien ejemplarizó ambas acciones: fizo una choza en el terreno donde se le apareció la Virgen, e iba allá a rezar todos los días. El voto se ha cumplido casi sin interrupción, año tras año, renovándose de cuando en cuando, como ocurrió últimamente en el año 2000 por parte del Ayuntamiento, en presencia del pueblo y autoridades, con ocasión del nombramiento de la Patrona como Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Villa. A finales del siglo XVI el concejo determinó recordar esta obligación, como dice Solís en el capítulo XV de su libro, empleando al efecto la Información Jurídica como fuente documental: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Por los años del soberano parto virginio de mil quinientos noventa, se juntó de esta villa de Méntrida el ayuntamiento o concejo, y en él, todos unánimes y conformes, como consta de la Relación Jurídica, que está en el Archivo de esta Iglesia, hicieron voto, obligándose por sí y todos sus sucesores perpetuamente, de que todos los años había de celebrar esta villa su imagen milagrosa de la Natividad, llevándola en suntuosa procesión al mismo sitio de la dehesa de Berciana en donde había sido aparecida, concurriendo por la devoción del voto, a lo menos, una persona de cada casa, para acompañar a Nuestra Señora, así a la ida como a la vuelta; que allá se había de cantar una solemne Misa; que se habían de dar a los pobres en la dehesa ocho fanegas de trigo en pan cocido, con su queso y vino; y que este día veinticinco de abril había de ser siempre para esta villa día de fiesta.
2.6. La Virgen favorece a Méntrida en los conflictos con Segovia El cerro en que se levantó la ermita de Berciana pertenecía desde 1208 a la jurisdicción del concejo segoviano, por voluntad del rey Alfonso VIII, cuya demarcación territorial ocasionó continuos conflictos entre Segovia y los vecinos de Méntrida, producidos con ocasión del apeo y amojonamiento de la dehesa y la procesión de la romería en el día de San Marcos. Dichas contiendas no cesaron hasta 1631, con la compra del monte de Berciana, pasando toda la dehesa a ser propiedad de Méntrida, incluido el paraje de la ermita. En el capítulo XVII del libro de Solís se narran dos sucesos que fueron informados por el párroco Celidonio Mazaterón, relacionados con los conflictos entre la ciudad de Segovia y la villa de Méntrida sobre la dehesa de Berciana. En ambos atribuye a la intercesión de la Virgen de la Natividad la favorable resolución para los intereses mentridanos: Habiendo venido a Méntrida un juez pesquisidor21 de cierta ciudad [Segovia] contra los vecinos que defendían la propiedad de la dehesa de Berciana, como fuese informado de los milagros y prodigios que por su intercesión se habían obrado, quiso ver la venerada imagen y fue al efecto conducido a su presencia, en donde con osadía dijo: «¿Ésta es la que decís que hace muchos milagros?, pues pedirla que los haga ahora, para MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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libraros de mis rigores y manos». Aturdidos los presentes ante semejantes palabras, imploraron el favor de nuestra Patrona, quien obró un milagro ejemplar castigo: llegó el juez a la posada e inmediatamente le dio tan recia enfermedad que murió al segundo día, con extraordinarios accidentes y dolores que no le dieron lugar hacer testamento.
Asevera Solís que aquel suceso no sirvió de escarmiento a los segovianos, sino mas bien quedaron indignados y decidieron venir a Berciana con el propósito de llevarse la milagrosa imagen a su ciudad, lo que motivó un segundo prodigio, relatado en estos términos: Aguardaron el día de san Marcos en que Nuestra Señora iba en procesión a Berciana, y bien prevenidos de armas, se quedaron en la otra parte del monte, para hacer el robo más a su salvo, cogiendo a la gente de Méntrida descuidada. Súpose en esta villa el caso, y todos se previnieron de armas (y éste fue el motivo de haberse instituido la soldadesca), con ánimo de defender a capa y espada la preciosa Margarita que llevaban; pero María Santísima, como Reina de la Paz, obró el milagro de infundir tal cobardía y temor en los que venían a robarla, que se retiraron huyendo sin aguardarse unos a otros, y cada uno por donde podía, sin observar camino, procuraba llegar presto a su casa. Quedaron los vecinos de Méntrida libres de este peligro que les amenazaba; y así, sumamente agradecidos, tributaron las gracias a su soberana libertadora, María Santísima en esta su imagen milagrosa de la Natividad.
Este último suceso fue testificado en la Información Jurídica de 1653 por los declarantes: Y esta testigo se acuerda de que habrá como cincuenta años, poco más o menos, que vinieron mucha gente de Segovia con ánimo de llegar y entrar en Berciana el día de San Marcos y robar la dicha santa imagen y llevársela; y que esto se llegó a entender en la villa y que salió casi todo el pueblo bien prevenidos con armas para guardar a la dicha santa imagen, y que los de Segovia llegaron a la Aldea del Fresno, pero no se atrevieron a pasar más adelante, con que fue Dios servido que no sucedió cosa y la procesión y la santa imagen volvieron a la villa muy quieta y pacíficamente, y los de Segovia se volvieron sin hacer cosa alguna. (Ana Vaquero) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Y esta testigo sabe que habrá como cuarenta o cincuenta años que, por la fama que siempre ha tenido de milagrosa esta santa imagen y por haber debates entre Segovia y esta villa sobre la dehesa de Berciana, vinieron mucha gente de Segovia con ánimo de robar la dicha santa imagen el día de San Marcos, que la llevaban en procesión a Berciana, y llevársela diciendo que era suya. Y que por eso salió de esta villa mucha gente, prevenidos con armas para defender la santa imagen y guardarla; y los de Segovia llegaron a la Aldea del Fresno, mas que no pasaron a Berciana. Y que luego se siguió el pleito con la dicha ciudad de Segovia y esta villa sobre la jurisdicción de la dicha dehesa de Berciana y salió con ella esta villa como la tiene hoy. (María Moreno) Y este testigo siempre ha visto que la santa imagen ha sido tenida y reverenciada por imagen aparecida y milagrosa, y así la veneran y estiman en esta villa y fuera de ella. Y sabe este testigo que habrá como cincuenta años que corrió voz en esta villa de que venían mucha gente de Segovia con ánimo de robar la dicha santa imagen y llevársela desde la dehesa de Berciana el día de San Marcos, porque decían que no debía tener Méntrida una imagen como ella. Y esto pareció ser así porque vinieron y llegaron a la Aldea del Fresno, mas no pasaron adelante, sin duda porque temieron, porque salió casi todo el pueblo prevenidos con armas para defender la santa imagen si saliesen a quitarla. Y que de aquí se avivaron más los debates y contiendas que había entre aquella ciudad y esta villa sobre la jurisdicción en la dehesa de Berciana, y se siguió pleito en Valladolid y salió con él esta villa, y de ello tiene sus papeles y executoria. (Pablo Jiménez) Y sabe este testigo, por haberlo sido y pasado en su tiempo, que habrá como cincuenta años, antes menos que más, que vino mucha gente de Segovia con ánimo de robar la santa imagen el día de San Marcos hacia la dehesa de Berciana, donde pretendían tener jurisdicción. Y que sabido por la gente de la villa, salieron casi todos prevenidos de armas para defender la dicha santa imagen si salían; mas que llegaron hasta la Aldea del Fresno y no pasaron de allí, con que la procesión se hizo con quietud. Y luego se siguieron los debates que había sobre la jurisdicción de la dicha dehesa de Berciana, que cesaron habiendo salido el pleito en favor de esta villa en Valladolid y condenada Segovia, como hoy lo está; y después de esto, habrá más de veinte años se rompió la dicha dehesa para pan y se arrendó y arrienda como bienes del concejo, y dejan MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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siempre las tierras de cerca de la ermita para pegujal a la santa imagen. (Bartolomé Martín) Y sabe este testigo, por haber pasado en su tiempo, que habrá cincuenta años que sobre diferencias que había sobre la jurisdicción de Berciana entre Segovia y esta villa, vinieron de Segovia gente a querer robar la imagen un día de San Marcos; y llegaron a la Aldea del Fresno y no pasaron de allí, porque salió del pueblo gente armada para defenderla. Y por esto se siguió más aprisa el pleito y salió esta villa con él. Y el año que se tomó la posesión era regidor este testigo. (Juan López)
Las circunstancias históricas precisas en las que hay que situar los hechos aquí referidos guardan relación directa con el célebre motín de 1608.22 El suceso tiene su origen en el mes de diciembre de dicho año, es decir, exactamente cuarenta y cinco años antes de la Información Jurídica. El ayuntamiento de Méntrida recibió la preceptiva requisitoria de la justicia de Segovia, previa al amojonamiento y deslinde del término y jurisdicción de aquella ciudad confinante con la villa. Se trataba de un procedimiento rutinario y habitual, que solía hacerse con cierta regularidad, pero aquella vez no sería una de tantas. El pueblo de Méntrida entendió que era llegada la hora de reivindicar de modo expeditivo sus aspiraciones sobre la propiedad jurisdiccional de la dehesa de Berciana. Así, acordaron aprovechar el acto anunciado del deslinde de términos para pergeñar una operación que pusiera de manifiesto, ante los representantes de Segovia, su rotunda y decidida intención de negarles cualquier pretensión de propiedad sobre los derechos jurisdiccionales de aquella dehesa. Indudablemente aquellos mentridanos eran conscientes de la gravedad e importancia de la determinación que estaban adoptando. Sabían de las consecuencias que aquello les podía acarrear; aún así, desafiando a la suerte, resolvieron no mandar los delegados que pedía la requisitoria de la ciudad de Segovia, y, en lugar de ello, decidieron armar una partida de vecinos que pusieran contundente resistencia al pretendido amojonamiento. Dicen los documentos que el grupo lo componían más de 80 hombres, armados de escopetas, arcabuces y otras armas ofensivas. Sin embargo, la comitiva de los de Segovia debía ser reducida, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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integrada por el teniente de corregidor de la ciudad, uno de sus regidores, el procurador general de la Tierra, el escribano de comisión y algunos alguaciles, a los que acompañarían dos o tres personas de Aldea del Fresno y otras tantas de Villamanta y Casarrubios del Monte, pueblos de la Tierra de Segovia con límites territoriales con Méntrida. El desequilibrio de fuerzas era patente, máxime si tenemos en cuenta que los de Segovia ni se esperaban aquel recibimiento, ni contaban con los recursos precisos para hacerles frente. Ambas circunstancias explican el rápido desenlace de los hechos. La disuasión de los de Méntrida fue absoluta. Debemos pensar que el enfrentamiento no llegó a consumarse, pues ninguna noticia hemos hallado sobre desgracias personales, que deliberadamente fueron excusadas por los segovianos; quienes, dada la evidente desventaja en que se hallaban, resolvieron retirarse pacíficamente, ante el alborozo de los agresores. El objetivo inmediato se había consumado con éxito: se había impedido el amojonamiento de Berciana por los de Segovia, a los que se había propinado un sonado escarmiento. No obstante, la humillación propinada a los de Segovia no iba a quedar sin el castigo ejemplar que requería. En efecto, pocas semanas después del motín, la ciudad de Segovia se querelló de los protagonistas de la rebelión ante los tribunales regios, exigiendo las penas más severas para castigo de los inculpados y escarmiento de todos. Por la sentencia dada en primera instancia por el juez pesquisidor Diego Nieto de Mojica, sabemos que fueron condenados en el caso 25 mentridanos.23 Probablemente, el hecho de no existir derramamiento de sangre hizo que las penas impuestas se restringieran al pago de los salarios ocasionados por la pesquisa, así como las costas de todo el proceso. En cualquier caso, a la represalia implícita en la sentencia hay que sumar las humillaciones de que fueron objeto los culpados durante el proceso. La saña con que fueron interrogados para la averiguación de lo ocurrido propició hartas vejaciones a los encausados, que no pasaron desapercibidas a la sensibilidad del vecindario mentridano. De estos malos tratos infringidos a los acusados tenemos abundantes noticias por un proceso posterior, en donde se hacen eco de las afrentas sufridas por los MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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inculpados en la revuelta de 1608, que habían sido tratados por el juez con muy grande aspereza y con mucho rigor, tratándoles muy mal de obras y palabras y teniéndoles presos con grillos y cadenas, y llamándoles pícaros y bellacos perjuros. El juez a que se hace referencia aquí fue el licenciado Morales, teniente de corregidor de Segovia, quien no pudo concluir el caso, pues falleció de una enfermedad que le sobrevino por aquellas fechas. No es de extrañar que su muerte fuese interpretada por aquellos mentridanos como un castigo divino, pues días antes había pronunciado ciertas injurias dirigidas nada menos que a la la venerada Virgen de la Natividad, como explica Solís en el último capítulo de su libro. En todo caso, la interferencia histórica de la venerada imagen de la Natividad en asuntos aparentemente tan ajenos al ámbito religioso, como lo es la aspiración por la propiedad jurisdiccional de la dehesa de Berciana, indica en qué medida estaba arraigada en el sentimiento colectivo de los mentridanos la idea de la Virgen como protectora de su pueblo. Y, curiosamente, la respuesta del pueblo materializada en la creación de la soldadesca que desde la primera década del siglo XVII custodia la imagen en sus salidas de su santuario, traduce un sentimiento recíproco de protección a su Patrona.
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3. COFRADÍAS Y DEVOCIÓN MARIANA EN LA HISTORIA DE MÉNTRIDA La piedad mariana cobra mayor fuerza y eficacia cuando se vive comunitariamente, integrados sus devotos en asociaciones aprobadas por la Iglesia, unidos por unos mismos anhelos, bajo idénticos estatutos, que promueven su culto y atienden las necesidades del prójimo. En el amplio campo de las asociaciones religiosas destacan las cofradías marianas, tanto por su antigüedad, como por sus mismas características. Están extendidas por todo el mundo; no hay templo católico que no cuente con alguna asociación dedicada a la Virgen. Han recibido siempre un especial reconocimiento por parte del Magisterio de la Iglesia; particularmente, los últimos papas animan a los fieles a pertenecer a ellas, integradas de manera adecuada en la vida parroquial y diocesana, como medio eficaz de renovación espiritual. Las cofradías marianas nacieron en Oriente, hacia el siglo V. En Occidente surgen en el siglo XII, alcanzando un notable desarrollo a partir del siglo XIII, y adquiriendo su florecimiento en el siglo XV con la predicación de dominicos, franciscanos y carmelitas. En su aspecto histórico, el rastro documental que han ido dejando constituye una importante fuente de datos, que nos permiten seguir la devoción popular a María a lo largo de los siglos, indicándonos la manera en que los cofrades expresaban su amor a la Madre Dios, en el cumplimiento de sus particulares ordenanzas. Son imprescindibles para conocer la religiosidad popular mariana, expresada en el variado repertorio de los usos, costumbres y tradiciones, tradicionalmente mantenidos por el pueblo devoto. Las primeras cofradías en Méntrida es muy probable iniciaran su andadura en los años centrales del siglo XIV, después de la Peste Negra, coyuntura en que se incorporan a la parroquia algunas familias de Mazalba, Montrueque, Berciana y de otros lugares despoblados a causa de aquella terrible epidemia. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Sin embargo, no tenemos constancia documental de su existencia hasta muchos años después; entre las cofradías que aparecen documentadas en los siglos XVI y XVII, cinco de ellas nacen bajo la advocación de la Virgen con los títulos de La Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Misericordia, Nuestra Señora de la Natividad y Nuestra Señora de la Natividad de Forasteros. También tenían claras connotaciones marianas las cofradías de San Juan Bautista y los Esclavos de San José y María Santísima. Durante siglos, las hermandades han contribuido en gran medida a mantener y potenciar la devoción a la Madre de Dios, además de llevar a cabo una importante labor espiritual, social y caritativa. Muchas de ellas fueron formando un interesante patrimonio religioso-cultural, fruto de la fe cristiana y del amor a María. Se mantienen con las limosnas de los asociados, bien como cuotas o como aportaciones voluntarias, donaciones o con réditos de numerosos censos24. Sus bienes son administrados por las respectivas juntas rectoras, asentados en sus correspondientes libros de cuentas. Con las leyes desamortizadoras del Estado en el siglo XIX desaparece su patrimonio económico y la existencia de las mismas. No obstante, nos quedan sus libros, en los que late el espíritu mariano y el devenir histórico de cada una. Los abundantes testimonios de culto y devoción a la Virgen, nos animan a una lectura sosegada de sus numerosos volúmenes, que inician su contenido con el articulado de las ordenanzas, como normas regidoras de actuación, siguiendo con la verificación de sus libros y las noticias más significativas al respecto. Seguidamente reseñaremos cada una de las cofradías de la parroquia más directamente relacionadas con la veneración a la Virgen; abordamos un somero análisis de su trayectoria histórica y de las singularidades de cada una de ellas, a través de un repaso a sus ordenanzas, para terminar con un resumen de los datos más relevantes que figuran en los libros que se conservan25.
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3.1. Cofradías de Nuestra Señora de la Natividad La Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad, unida a la de San Sebastián La cofradía de la Natividad era también conocida con el nombre de la General, porque generalmente en ella estaban asociados la mayoría de los vecinos. También se denominaba de la Caridad, porque tenía como finalidad el ejercicio de la caridad, que practicaba en su hospital con los más pobres y transeúntes, procurándoles atenciones espirituales y materiales, incluida la atención de los entierros. En el libro primero que conservamos de esta cofradía, venido de otro anterior, se mencionan en 1591 las cortas propiedades de que disponía para atender su doble misión de enterrar a los muertos y atender a los pobres de su hospital: doce sábanas, siete mantas, unas camas, dos calderas, un estandarte, dos paños negros para enterrar a los difuntos, varios azadones y palas, sartén, asador, cofre, y una huerta, que llaman del Cabildo; también se alude a sus antiguas ordenanzas. A consecuencias de las numerosas muertes que produjo la peste bubónica en 1599, la hermandad pasó por circunstancias muy críticas, hasta el punto de faltar cofrades para dar sepultura a los muertos, lo que obligó a fusionarse con la de San Sebastián, aunque seguirá denominándose indistintamente de la Natividad, General, Caridad y de San Sebastián. La fusión de ambas cofradías culmina definitivamente el 9 de enero de 1607, con la aprobación de sus ordenanzas por el cardenal Bernardo Sandoval y Rojas, para el servicio de Dios y el bien de los pobres de la villa de Méntrida y los forasteros que a ella vinieren, que es su fin antiguo y primero de la dicha cofradía General. El redactor de las ordenanzas de la unificación de las cofradías de San Sebastián y Natividad en 1605 fue Alonso Rodríguez: dijeron todos a una voz que daban y dieron comisión al licenciado Alonso Rodríguez Moreno, clérigo y vecino de esta villa, para que las haga. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En su preámbulo, podemos leer la profesión de fe genuina de la nueva institución resultante de la unificación, donde se alude directamente a la caridad como “madre de todas las virtudes, y la primera y más principal cabeza, reina y emperatriz de todas ellas”, en alusión a la titularidad de la cofradía de la Caridad; y donde hay también referencia explícita al patrono de la villa, titular de la otra cofradía. El texto se aprobó en el cabildo celebrado el 30 de septiembre, y en sus primeros párrafos dice así: En el nombre de Dios todo poderoso y de Jesucristo, su unigénito Hijo, Señor y Redentor nuestro, y de la Santísima Virgen María, su Madre, Señora nuestra. Para como sea así que la caridad es madre de todas las virtudes, y la primera y más principal cabeza, reina y emperatriz de todas ellas, y así no hay virtud alguna sin la caridad, y sin ella ninguna cosa agrada a Dios, ni merece honra ni gloria, y es la que nos junta y hace un espíritu en Él, de manera que, como dice San Juan, el que está en caridad está en Dios y Dios está en él; la cual no sabe estar ociosa ni estar de más, no se halla sino obrando siempre, y de ella nace la misericordia que hace compadecerse y dolerse de las misericordias ajenas del prójimo, procurando y tomando a su cargo el remedio de ellas en cuanto pudiese. Nos, los cofrades de la Caridad, o General, y del señor San Sebastián, Patrón de esta villa de Méntrida y titular de la parroquial de ella, que hasta ahora habían sido dos cofradías distintas, y al presente, por autoridad del ilustrísimo señor cardenal y arzobispo de Toledo, y de su visitador en este partido en su nombre, se han juntado e incorporado, hecho una, de manera que de aquí en adelante tenga por nombre la cofradía General o de la Caridad y del señor San Sebastián, y una misma hacienda y regimiento. Ordenamos y ratificamos y aprobamos de nuevo esta cofradía, para el servicio de Dios Nuestro Señor y bien de los pobres de esta villa y forasteros que vinieren a ella, que fue su instituto antiguo y primero de la dicha cofradía General de la Caridad.
La cofradía desarrolla su recorrido en cinco libros, en los que se reflejan los acuerdos pertinentes de las juntas rectoras, los nombramientos de cargos y oficios, y las cuentas de los ingresos y gastos, particularmente las del hospital acogido a su protección. Libro primero (1604-1607) Sus primeros 32 folios están referidos a la cofradía de San Sebastián antes de la unificación con la General y Natividad. Comienza con un MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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memorial de los 150 asociados a la cofradía de de San Sebastián, patrón de la villa, el cual se sacó del libro viejo a este nuevo para que en él estuvieren todos los cofrades. En las actas queda al manifiesto su penuria económica, que algunos años imposibilitó la celebración solemne de la fiesta patronal, a cuyo cargo estaba. Encontramos en este libro las primeras alusiones a la participación de los danzantes en las fiestas del Patrón. Libro segundo (1591-1651) Se anotan 56 actas; la primera, fechada el 7 de septiembre de 1591, que se celebra en las espaldas de la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, para tratar sobre las fiestas de San Sebastián y Nuestra Señora de la Natividad. En el cabildo26 del 8 de septiembre de 1602 se plantea la crisis que sufrió la cofradía, a consecuencias de la peste de 1599: Y tratando y comunicando entre ellos, dijeron que de causa de que en el año de 99 que pasó, en el mal del contagio que hubo murieron los más de los cofrades de la dicha cofradía, y los que han quedado han servido de cuadrilleros y enterradores, y han dado vuelta a todos los cofrades; y porque no les echen el oficio de cuadrilleros y enterrador, no quiere nadie entrar por cofrade de la dicha cofradía. Y porque son pocos los derechos que llevan a cada uno que la dicha cofradía entierra, que solamente llevan real y medio. Y si así va, dentro de muy pocos años se acabará la cofradía y no habrá enterradores, cosa tan precisa y necesaria. Y para que la dicha cofradía vaya en aumento y no en disminución, votaron que cualquiera persona que muriere y no fuere cofrade de la dicha cofradía haya de pagar y pague a la dicha cofradía dos ducados, la mitad para los enterradores y la otra mitad para la dicha cofradía; y este capítulo y ordenanza se lleve a confirmar y confirme por el señor vicario general de la ciudad de Toledo.
El 1 de enero de 1610 tratan de resolver el cobro de una danza: Y entre todos se les dio a entender cómo Juan Vela y su sobrino, Sebastián Bermejo el mozo, habían ido a Toledo a pedir les pagasen una danza que habían hecho el día de la fiesta de señor San Sebastián, concertada por once ducados, y hubo quien la hizo por nueve y muy MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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mejor que la suya; y el señor vicario mandó dar mandamiento ejecutorio contra los bienes de la cofradía. Dijeron todos juntos que se siga y se apele y se llegue, a costa de la cofradía, todo lo que fuese en justicia.
El 15 de agosto de 1615 se urge la necesidad de un nuevo hospital: Y estando todos juntos se propuso al dicha cabildo por los mayordomos de la dicha cofradía de como bien saben y les consta que, por estar el hospital que es del dicho cabildo y a su cargo fuera casi de la dicha villa y en parte oculta, venían a él gente viciosa de mala vida, ladrones, putas y rufianes, lo cual cesaría y se remediaría si el dicho hospital se trasladase e hiciese en otra parte más pública, a vista de la justicia y pueblo (…). Porque el señor licenciado Alonso Rodríguez Moreno, comisario del Santo Oficio, se ofrece a pagar lo que costare dicho solar, y vendiéndose el dicho hospital viejo, con el dinero de él y con las limosnas de vecinos de esta villa, que darán como ya algunos lo han ofrecido de dar, y con las rentas de la dicha cofradía, se podría labrar muy bien.
Para abastecer la partida de ingresos era preciso recurrir a los réditos de 25 censos, al producto del arrendamiento del Huerto del Cabildo, a las limosnas que se pedían por las calles los domingos, a los donativos recogidos con la bacía en la iglesia, a las entradas de nuevos cofrades y limosnas por enterramientos. Los gastos habituales consistían en satisfacer las constantes reparaciones del hospital, en atender a los pobres allí acogidos, facilitándoles medicinas, ropas y demás necesidades. Otra cantidad se empleaba en las fiestas en honor de San Sebastián (20 enero) y Natividad de María (8 de septiembre), en actos de culto: canto de vísperas, misas, responsos clamoreados por los difuntos, cera e incienso, y también los originados por la música, la pólvora, las comedias y, sobre todo, las danzas y colaciones, cuyo gasto excesivo era reprobado en ocasiones por el visitador27. Como partidas extraordinarias se mencionan un paño para las andas y reparaciones en la conservación del hospital. En el libro hay alusiones a los danzantes, como en las cuentas de 1613: Ochenta reales que pareció haber dado a Luis de Monzón, por el alquiler de las libreas que se trujeron para la danza que se hizo el día de San MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Sebastián (...) Ciento sesenta y ocho reales que costaron los zapatos que se dieron a los danzantes y al maestro que les tañó y enseñó, y costa que se hizo con ellos el día de la víspera. Alguna mención al Corpus y una sola referencia a las fiestas de abril, en el año 1625, donde el mayordomo declara haber dado doce reales a los músicos de la Torre que fueron tocando las chirimías en la procesión de San Marcos. El 15 de septiembre de 1624, se acuerda que dos comisarios (denominados cuadrilleros desde 1633) pidan limosna para poder celebrar las fiestas. Al final del manuscrito aparece un listado muy abultado de cofrades, que abarca desde 1596 a 1650. Libro tercero (1651-1689) En sus 406 folios se detallan las cuentas con sus ingresos y gastos, quedando remanente suficiente para hacer frente a los gastos de las dos fiestas, realzadas con actuaciones de chirimeros, polvoristas, danzantes y comediantes, como se evidencia en las siguientes citas, entre otras: Item, da por descargo 400 reales que pagó, con acuerdo de los cofrades de esta cofradía, para la música que se trujo de Toledo para la santa imagen de Nuestra Señora de la Natividad de esta villa en su ermita28; en la fiesta de San Sebastián, se haga una danza y se traigan unas justas para dicha fiesta; y que si los ministriles de esta villa no quisieren tocar por seis ducados, que no se les dé más29. En agosto de 1670 el cabildo acordó gastar cierta cantidad de maravedís en una danza en la festividad de Nuestra, porque así se ordena30. Estos gastos eran cubiertos con la renta de los censos, de dos huertos y algunas limosnas. Con ellos hacían frente a las necesidades de los pobres del hospital, a las fiestas y las gratificaciones al hospitalero y cuadrilleros. Son frecuentes las actuaciones de los danzantes en la fiesta de día 8 de septiembre. Hay alusión a corridas de toros: 150 reales de gastos de la judiada, de darles de comer y fiesta de toros. (Cuentas de 1674). Advertencia del visitador para que se observen las ordenanzas. (Visita de 1680). En 1674 se acuerda reducir los gastos para poder traer un paño de enterrar a los muertos31. En los folios 369 al 378 vº aparece una amplia lista de cofrades. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Libro cuarto (1690-1756) Sus 377 folios incluyen las actas de los cabildos con el nombramiento de oficios y otros denominados “particulares”, así como las visitas eclesiásticas y las cuentas. Cosido al inicio del libro se encuentra un traslado de las ordenanzas de 1607, a las que sigue una amplia relación de cofrades. Desde 1689 a 1756 quedan indicados los cofrades que han sido mayordomos y cuadrilleros (Folios 18 al 55). A continuación, un memorial de los censos con expresión de la cuantía a pagar anualmente por renta de los mismos. En los últimos folios constan los censos que la hermandad poseía en 1705 (Folio 360) También, varios inventarios con los escasos utensilios del hospital, entre ellos un cetro de plata con su vara y un paño de terciopelo. En 1667 se advierte que la zona baja del hospital amenaza ruina, acordándose su demolición. La visita de 1693 urge la necesidad de buscar otro edificio más apropiado para el hospital, en donde puedan estar mejor los pobres y enfermos (Folio 86 vº). En 1722 dos sacerdotes reciben el encargo de pedir limosna por las calles para reparar el hospital que se encuentra en ruinas (Folio 199). En las cuentas de 1700 hay un pago de 160 reales que se gastaron en la fiesta de la traslación de la Virgen, cuando se acabó el camarín (Folio 119). En 1716 un dato de 135 reales por dorar el arco que lleva San Sebastián en su fiesta. A partir de 1733 se repite un abono al que llevó el pendón de la cofradía a Berciana en la procesión de la fiesta de San Marcos. Libro quinto (1757-1850) Se compone de 457 folios, de los cuales los 97 primeros están ocupados por el traslado de las ordenanzas, relación de censos propios y largas listas de los hermanos hasta el año 1801. Siguen las cuentas, los cabildos y visitas eclesiásticas desde 1757 hasta la disolución de la cofradía, en 1820. En 1769 se pagaron 14 reales por una diadema para el santo que está en el altar mayor (Folio 180). En 1785 fueron abonados 120 reales por los zapatos que se dieron a los danzantes que danzaron en la función del santo (Folio 290). MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En el capítulo de gastos se anotan continuas cantidades para el traslado de los enfermos a otros pueblos para su curación, medicinas para los mismos, retribución a los enterradores, arreglos del hospital y funciones religiosas. También son notorias las partidas abonadas en concepto de danzas y música, colocar los altares en ambas festividades, la compra de naranjas, limas, limones, bandas, cintas y diademas para adorno de San Sebastián en el día de su fiesta, refrescos, pólvora y luminarias en la víspera del Santo Patrón. En 1805 aparece la venta del Huerto del Cabildo, en virtud de las reales órdenes, rematado en 54.655 reales en vales reales, entregándose su importe en la Tesorería de Consolidación el 9 de febrero de 1802. La misma suerte tuvo el huerto pequeño, rematado 700 reales de vellón. Los signos de decadencia, que eran notorios a partir de los postreros años del siglo XVIII, condujeron a la extinción de la cofradía, cuya liquidación queda asentada en la visita del 25 de mayo de 1820. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad, llamada de los Forasteros Esta cofradía, repitiendo el título de la Natividad, nace con el propósito de solemnizar el culto a María en todas sus fiestas, particularmente el día de su nacimiento y su aparición en Berciana, ya que la otra cofradía de la Natividad era más propicia a favorecer la fiesta de San Sebastián. Se llamaba de los Forasteros porque sus mayordomos debían ser personas no nacidas en Méntrida, como se deduce de sus apellidos, que revelan su origen foráneo, circunstancia suficientemente clarificada en 1748: los mayordomos son siempre forasteros, si bien esta norma se verá ocasionalmente incumplida, como ocurrirá en 1790, año en que la mayordomía recayó en un mentridano de origen, por no haberlos de abono en los forasteros. En cuanto al origen, no es posible precisar su antigüedad, debido a la pérdida de documentos anteriores a 1696, en cuya fecha se inicia el primero de sus cuatro libros, habiendo desaparecido otro más viejo. La cofradía aparece inspeccionada por vez primera en la visita eclesiástica de 1693, por lo que nos parece razonable situar su origen en la segunda mitad del siglo XVII. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Tiene su sede en la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad, como rezan sus constituciones y ordenanzas fundacionales, cuyo tenor es el siguiente: Primeramente es constitución que por cada hermano que se reciba en esta hermandad se haya de llevar la limosna de ocho reales de vellón; asimismo, que luego que muera alguno de dichos hermanos, se haya de llevar dos hachas a su casa, las que luzcan hasta que se le entierre; y a su entierro acompañe la insignia de Nuestra Señora, y en la iglesia se ponga la cera, que son trece hachas, y ésta luzca hasta que se le entierre el cuerpo. Item, ordenamos que por el capellán que tiene esta hermandad se celebre una misa por el alma de cada difunto, y se le pague su limosna de los emolumentos de esta hermandad. Item, ordenamos que en los días de las festividades de Nuestra Señora, Pascuas y día de la Ascensión y en el día de su Aparición se cante por el capellán de esta hermandad en su ermita en cada uno de estos días una misa, con la asistencia de catorce hachas; y después de dicha misa, se cante por los hermanos un responso; y asimismo, en los dichos se pida por los mayordomos limosna por todo el pueblo. Item, que todos los años, día de San Marcos, se haya de dar caridad a los vecinos de esta villa y ésta haya de ser de limosna que pidan los mayordomos el trigo por la villa. Item, ordenamos que siempre que salga Nuestra Señora de su ermita, haya de ser con asistencia de cera. Item, que todos los años, día de San Gregorio Nacianceno, se nombren mayordomos, dos jueces de cuentas que las pidan a los pasados, y un fiscal, el que haya de tener en su poder las llaves y el cetro de Nuestra Señora; y éste, con los jueces de cuentas, sean obligados a ayudar a los mayordomos para la recolección de limosnas. Y que de cargo de los mayordomos sea el asistir a los hermanos difuntos con la cera, luego que sean avisados. Item, ordenamos sea de cargo de dichos mayordomos en los días de San Marcos, Natividad y Dulce Nombre de María, y en las vísperas de los referidos días, el asistir con la dicha cera en los bancos.
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Item, ordenamos se haya de nombrar todos los años de dichos hermanos uno que tenga por oficio el ser secretario de dicha hermandad, en quien esté el libro de dicha hermandad y a quien se le den las cuentas, en compañía de los oficiales de ella; y dicho nombramiento de mayordomos se ha de hacer en la ermita de Nuestra Señora. Item, constituimos y ordenamos que todos los años, en el día del nombramiento de mayordomos se lean estas constituciones, para que les conste a cada uno de sus obligaciones y no aleguen ignorancia.
Libro primero (1696-1758) En las páginas iniciales se registran hasta 1.400 asociados en el periodo que va desde 1696 a 1757. Siguen las cuentas, las visitas eclesiásticas, los cabildos con nombramientos y acuerdos puntuales. Sus ingresos provenían de la cuota de entrada de hermanos, de limosnas recogidas por los mayordomos en las fiestas de la Virgen y Resurrección, Navidad, Corpus Christi, Ascensión y Pentecostés, de trabajos realizados en faenas agrícolas, de llevar la insignia en los entierros, del tablado en las corridas de toros y de rifas. Los gastos estaban limitados al importe de los sufragios por los hermanos difuntos, misas mandadas en las ordenanzas, compra de cera, “caridad” el día de la Aparición, y compras de cintas para el monumento del Jueves Santo. Desde 1696 a 1757 los ingresos sumaron 195.733 maravedíes, siendo los gastos 152.749 maravedíes. Al no disponer de bienes raíces y censos, la hacienda era reducida, por lo que se aconseja la seguridad de su patrimonio, como se advierte en el acuerdo del 9 de mayo de 1748: Y habiéndose propuesto que sólo se reducen las rentas de esta hermandad a las agencias que hacen los mayordomos, así de trabajos como de rifas y otras cosas, y que estos son siempre forasteros sin tener casas seguras para su habitación ni resguardo de dichos caudales, y que se pueden en algunos menoscabos; para que esto no suceda y estén siempre prontos para las ocurrencias de esta hermandad, determinaron que dichos caudales entren en persona segura y abonada, nombrando desde luego, como nombraron, por tesorero para que entren dichos
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caudales en su poder a Ramón López, vecino de esta villa, a quien se le notifique.
Los cofrades dedicaban especial atención a la fiesta del día 8 de septiembre con la celebración de las corridas de toros, sin olvidar el día 25 de abril con el reparto de la “caridad” en la romería, en cuyas actividades colaboraban conjuntamente con el ayuntamiento, que cargaba con el mayor gasto, según se desprende de las “cuentas de propios” del concejo32 a principios del siglo XVIII y de las anotaciones referidas a la romería de San Marcos en 1709, en que abonan 377 reales, incluso el refresco que se dio de unas cajas de dulces a mi señora duquesa (esposa del X Duque del Infantado, residentes en Méntrida), y comida del preste y capitulares, conforme a la costumbre. En 1710 el concejo emplea 535 reales por los mismos conceptos, más 42 reales gastados en la limosna de tres misas cantadas con sus ministros y música que dijeron a Nuestra Señora de la Natividad en hacimiento de gracias del cumplimiento de años de la señorita y a la nueva venida de su majestad y de su excelencia y buenos sucesos de esta monarquía 33. En 1726 hay un abono de 397 reales el que se hizo en la comida de eclesiásticos, capitulares y ayuda de costa que se dio por refresco a los danzantes y soldados, conforme a costumbre, por ser del cargo de esta villa dicha función. También gasta dicha villa en la fiesta de San Marcos, que celebra todos los años, 585 reales y 24 maravedíes de vellón. Y 235 reales con 24 maravedíes, que se gastan anualmente en los refrescos de la Santísima Trinidad, Nuestra Señora de Septiembre, San Roque y repartimientos. En los inventarios figura un cetro de plata con la imagen de la Virgen, comprado en 1747 por 820 reales, siendo mayordomo Sebastián de Bence y fiscal Juan Lozano, como se lee en su inscripción, Es el mismo que todavía conserva la Hermandad de la Virgen. También una bacía para pedir limosnas, cuatro banquillos para colocar las hachas, otro banquillo en Berciana, un tambor, dos candeleros y cinco arcas para guardar la cera, una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Natividad para llevarla en los entierros, adquirida en 1745 por 504 reales a Luis Cossín, vecino de Cebolla. Dicha imagen fue restaurada recientemente. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En este libro aparecen con frecuencia alusiones a las corridas de toros y al montaje del tablado en la plaza pública para presenciar las corridas de toros del día 8 de septiembre. Hay donativos en especie (trigo y queso) ofrecidos por el pueblo, el ayuntamiento y la misma cofradía con destino a la caridad de la romería. A partir del año 1708 las cuentas son anotadas con cifras en reales, sustituyendo al maravedís. Libro segundo (1759-1802) En primer lugar, aparece el traslado de las ordenanzas; siguen 62 folios con 4.150 cofrades inscritos desde el 1759 a 1802, algunos con su apodo y lugar de procedencia; a continuación, los nombramientos de los oficiales: dos mayordomos, un fiscal, dos jueces de cuentas, un capellán, un secretario y un tesorero. Continúan las visitas eclesiásticas y la exposición de cuentas. El mayordomo de Fábrica de la Ermita acude en 1766 a esta cofradía solicitando ayuda económica para comprar un trono de plata para la Virgen. Los cofrades, reunidos en cabildo el 11 de mayo de 1766 (folio 17), convinieron en colaborar con la venta de la cera que disponía la cofradía, adoptando el siguiente acuerdo: Habiéndose hecho presente por don Rafael de Robles, cura teniente de esta parroquial, cómo se intentaba por don Joaquín Torrijos, mayordomo de fábrica de dicha Nuestra Señora, el hacer un trono de plata a la referida imagen, por estar indecentes los que tenía, y para este fin convenía el vender una porción de cera de la que tenía esta Gran Reina, respecto de hallarse con gran cantidad. Y habiéndose hallado alguna disparidad entre los hermanos, se acordó se tomaren votos de todos los hermanos, los que constan en la hoja antepenúltima de este libro, y se halló convenir todos, a excepción de cinco, en que se vendiera la mayor parte de cera para dicha alhaja, y que al respecto de haber alcances o beneficios.
Desde 1790 se aprecian signos de decaimiento en la cofradía, al no presentarse los forasteros para ejercer de mayordomos: Este nombramiento se ha hecho sin ejemplar en los de este pueblo, por no haberlos de abono en los forasteros. Y también, en 1796: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En vista de la resistencia de los mayordomos nombrados por el cabildo celebrado el 8 de mayo próximo anterior, que a nombre de su merced presidió don Francisco López, teniente beneficiado, y al efecto de que no se aminoren las limosnas y demás concerniente al culto de Nuestra Señora de la Natividad, acordó citar de nuevo a los hermanos de esta cofradía para que proveyesen el medio más oportuno confiriendo de buena fe sobre el modo y forma de que no falten mayordomos y demás oficiales de esta cofradía, la que junta a consecuencia de citación para tratar sobre la infundada repugnancia de los mayordomos, quienes, con arreglo a los estatutos de ella, por ningún título deberían excusarse de servir unos ministerios que necesariamente deben servirse por los individuos de dicha cofradía.
El cabildo del día 11 de mayo de 1800 determina que, en lo sucesivo, se tomen las cuentas con la debida puntualidad. Y acordaron los hermanos que en adelante hayan de darlas los mayordomos en los 15 días siguientes a que dejen la mayordomía, bajo la pena de dos libras de cera, si así no lo ejecutasen. Bajo la misma pena la den los anteriores mayordomos que están en descubierto, dentro de un mes. Es reiterativa la mención a la caridad en la romería, para cuyo consumo solían emplear cinco arrobas de queso y cuatro fanegas de trigo, colaborando el concejo, que también ayudaba en la organización de las corridas de toros. Los ingresos habidos en el periodo que va desde 1708 a 1801 suman 80.345 reales, siendo los gastos 69.526 reales. Libro tercero (1769-1908) En los primeros folios están inscritos los nombres de 2.085 cofrades, por orden alfabético. En el folio 110 consta un traslado de las ordenanzas; luego, siguen diferentes acuerdos –repetidos algunos en el libro segundo–, que corresponden a los años 1758, 1761, 1769, 1794, 1792, 1797, 1800, 1853, 1870, 1834, 1851, 1852, 1853, 1854, 1855, 1878, 1879, 1880, 1881 (folios 110-145 vº). En papeles sueltos aparecen las cuentas de los años 1856, 1858,1860, 1861, 1862, 1863, 1864, 1865, 1866, 1867, 1868, 1869. El 23 de octubre de 1850 el visitador halló que la mayor parte de las cuentas están sin firmar y sin aprobación de los hermanos, por lo que MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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acordó dar comisión al párroco para que supervise su regularización. En 1844 se adquiere un arcón para guardar la cera y los cirios. En 1856 son designados dos cofrades limosneros con el fin particular de que lo que recojan de limosnas por el pueblo emplearlo en cera para los difuntos que mueran en este año. El finiquito de la asociación está certificado en el folio 146, con el acta de la entrega de fondos y demás efectos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad: En la villa de Méntrida, a 13 de septiembre de 1908, reunidos en la casa rectoral de ésta los señores cura párroco, don Vital Villarrubia, don José María Jiménez, mayordomo de Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad, don Julián León Velarde, don Luciano González Arellano y don Francisco Herradón Pascual, en representación de su difunto padre, don Pedro Herradón y Fernández, vocal, secretario y tesorero respectivamente de la disuelta hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, únicos supervivientes de la junta directiva de la misma, manifestóse por el indicado Francisco que su difunto padre poseía en concepto de depósito algunos fondos en metálico y otros efectos de la citada hermandad; y que, puesto que ésta había dejado de funcionar y su padre de existir, quería hacer entrega de los mismos.
Los referidos asistentes al acto procedieron a la revisión de las cuentas presentadas y confrontadas sus partidas de cargo y data desde el 8 de junio de 1889, en que se liquidó la última cuenta, resultó un saldo a favor de dicha hermandad de 206 pesetas con 8 céntimos. Asimismo, por los citados señores se procedió a la apertura de las arcas en que se custodiaban los efectos de la hermandad y encontraron un cetro de plata, en que figura la imagen de la Virgen, con vara de madera, y como unas 10 ó 12 libras de cera menuda. Los mismos acordaron unánimemente que, ya que la hermandad no llenaba los fines para que había sido instituida, todos los efectos pertenecientes a la misma, tanto los valores en metálico, como el cetro y la cera, se entregaran al señor mayordomo de fábrica de la indicada ermita, a fin de que se inviertan en el ornato de ésta y culto de la Santísima Virgen. Inmediatamente Francisco Herradón hizo entrega a José María Jiménez de la cantidad de 206 pesetas con 8 céntimos, el cetro de plata y las llaves de las arcas en MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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que se guardaba la cera vieja, dándose al repetido Francisco el correspondiente recibo firmado por el mayordomo y visado por el señor cura párroco. Y para que conste y a los efectos oportunos, firman todos la presente acta, fecha ut supra. Libro cuarto (1866 al 1908) Da principio el 2 de septiembre de 1876. Su contenido debería estar en el libro tercero, ya que incluye las cuentas correspondientes a los años 1866 a 1889, con los consabidos conceptos de ingresos y gastos (Folios 1 al 127). En la partida de gastos de 1867 figuran 80 reales para el rancho de la villa el día de San Marcos, según costumbre. En 1884 se adopta la peseta en lugar del real de vellón. Cofradía de san Juan Bautista, llamada de los Mancebos Se denominaba de los Mancebos porque en un principio tan sólo podían pertenecer a la cofradía los mozos solteros. El origen histórico parece estar relacionado con la protección de la imagen de la Virgen en su salida hacia la ermita de Berciana cada veinticinco de abril, en cuya fecha se producían constantes altercados con los segovianos, como se explicó en páginas anteriores. Tal situación provocó numerosos pleitos jurisdiccionales, sonados motines, como en 1608, y oposiciones de los segovianos para impedir a la comitiva el paso del arroyo, incluso con intentos de apoderarse de la venerada imagen en su romería. Aquellas circunstancias propiciaron la fundación de esta cofradía, bajo la advocación de San Juan Bautista, formalizando una soldadesca para defender la imagen de la Patrona. La asociación estaba regida por dos mayordomos, que actuaban como capitán y alférez al mando de una lucida soldadesca, formada por jóvenes, llamados sargentos. También eran conocidos como “la mayordomía” porque los mayordomos protagonizaban esta actuación. Encontramos los primeros documentos en un cuaderno con 41 folios, que comienzan en 1619 y terminan en 1628, faltando los datos que van desde esta fecha hasta 1682. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En el mismo bloque están los estatutos que fueron solicitados al Arzobispado para su aprobación por 44 jóvenes, todos vecinos de Méntrida, cuyos nombres encabezan el escrito, que da comienzo con la exposición de motivos y prosigue con las normas que servirán para la organización de la nueva cofradía. La petición fue confirmada el 13 de abril de 1619 por el Consejo de la Gobernación del Arzobispado de Toledo. Este es el texto: Pedimos que, vista la necesidad de cera y demasiada pobreza con que se acude al servicio de los oficios divinos de la Semana Santa, monumento y procesiones, y días del Corpus y demás otras fiestas solemnes o festividades de la Virgen, nos movió a que, con nuestro trabajo, hiciésemos algunas diligencias para ganar alguna limosna en algunos días de fiesta, después de haber oído misa o antes, esto en algún breve tiempo, juntándonos todos con mucho gusto por ser limosna aplicada para comprar cera para servir a Dios en sus oficios divinos y procesiones, como está arriba dicho. Y visto que en los demás días no podíamos aplicar el tiempo, por ser como somos todos hijos de familia y algunos mozos de servicio, y visto que después que tenemos esta costumbre tenemos paz y concordia y andamos contentos en servicio de Dios y de nuestros padres, con mucha hermandad. Y así, porque vaya en aumento esta devoción, nos ha parecido ordenar cierta hermandad y cofradía situada para el dicho efecto de sólo tener cera para lo susodicho, nombrando por patrón y abogado a señor San Juan Bautista, para que nos alcance de Dios Nuestro Señor gracia con que le sirvamos. Y los capítulos que se ha de tener y guardar en esta hermandad y cofradía son los siguientes: Primeramente, que el día del Señor San Juan en cada un año se toque a cabildo y se junten todos los hermanos y cofrades y nombren dos mayordomos para el beneficio de esta hermandad y cofradía, y dos jueces que tomen cuentas al mayordomo que hubiere sido, y escribano el cual tenga el libro en su poder para escribir los hermanos que quisieren mandarse escribir en ella; y que cada uno que entrare pague cuatro reales de entrada para el dicho efecto. Otrosí, que si alguno de los hermanos de esta cofradía se casaren, se entienda quedar excluido de no tener voto en el cabildo que se hiciere.
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Otrosí, que si alguno muriere de los hermanos de esta cofradía, le entierren con toda la cera y esté obligado el mayordomo a reunir y avisar a los demás hermanos que acudan al efecto. Y que el día de su enterramiento, u otro día después, o por ser hijos de familia y no tener tiempo tan acomodado a su gusto, sea el día de fiesta más cercano, que se le diga una misa y que cada uno le rece una parte del rosario. Y el que faltare tenga dos reales de pena, aplicados para el gasto de esta cofradía. Otrosí, que en la fiesta primera o domingo, o en el propio día de San Juan se haga un aniversario por las ánimas de los hermanos difuntos y por la ensaltación (sic) de la santa fe católica, a cuyo efecto, honra y gloria de Dios Nuestro Señor va guiando nuestro concepto. Otrosí, atento, como dicho es, el ser hijos de familia y algunos mozos de servicio y no tener libre arbitrio ni tiempo para usar de nuestra voluntad, si no es en días de fiesta y cuando nuestros padres y amos nos dan algún vagar, por esta causa el mayordomo o mayordomos que fueren concertaren que se vaya a coger algún pegujar, o a hacer alguna otra obra para el gasto de la dicha cera, que todos los hermanos sean obligados a ir por un rato a donde así fueren mandados, después de haber oído misa, so pena de dos reales para el dicho efecto. Otrosí, que el mayordomo que es o fuere de esta dicha cofradía haga hacer un arca con su cerradura en que tener la cera, la cual tenga en la iglesia, donde menos estorbo haga. Otrosí, que si algún hermano fuere revoltoso o jurador, que los demás hermanos den cuenta a los mayordomos para que se lo reten por una y dos y tres veces, y que si fuere pertinaz, le manden borrar y no le admitan en su compañía. Y ansí presentadas las dichas ordenanzas por vuestra parte nos fue pedido y suplicado las mandásemos confirmar y aprobar para que fuesen guardadas, cumplidas y ejecutadas.
Prosigue una carta de otorgación y aprobación de las ordenanzas, más el permiso para trabajar en domingos y festivos, dada en Toledo el 17 de mayo de 1621. En las cuentas de esta cofradía, cuyo inicio es el año 1620, entre otros datos, se consignan como ingresos 5.904 maravedís que montó la carne del toro que se corrió la víspera de San Juan; 20 reales en que se vendió MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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el pellejo del dicho toro; 40 reales del ofrecimiento que se hizo a señor San Juan el día de su fiesta. En los gastos: 90 reales que costó el traer las libreas para la danza que se hizo; más 4 reales que se dieron a un cantor el día de la fiesta; más 14 reales que se dieron al maestro de caja por la fiesta; más 4 reales que se dieron al cortador por pesar la carne del toro; más 200 reales que costó el toro que se corrió la víspera de señor San Juan. En la partida de ingresos son frecuentes las limosnas y dinero por trabajos agrícolas realizados por los cofrades, como segar pegujares y cavar majuelos, que empleaban en la fiesta de San Juan y sufragios por los hermanos difuntos. En 1622 acuerdan la compra de un estandarte para las procesiones de San Juan, pues lo requería el aumento de asociados, que por aquellos tiempos ascendían a 180. En las cuentas de 1625 pagan 7 reales por un par de zapatos que se dieron al que cantó la historia de la danza que se hizo el día de señor San Juan, más 100 reales que costaron de alquiler las libreas que se trujeron para la danza que se hizo el dicho día de señor San Juan, más 40 reales dados al que ensayó la danza por el trabajo que tuvo y 3 ducados que se pagó al que tocó con su tamboril la danza. Libro primero (1682-1765) En los inicios del libro constatamos la presencia de mayordomas formando parte de la junta rectora. La incorporación de las mujeres en la cofradía se confirma en una tabla y memorial con los nombres de 90 doncellas, entre ellas alguna viuda. En el momento en que se nombran nuevos mayordomos se realiza el traspaso de inventario. Abundan los ingresos por trabajos en días de fiesta, réditos de un censo, limosnas, ofrendas, mandas y otros; los gastos más comunes consistían en cera, misas, derechos del cura y sacristán, gratificaciones por alimentos y vino a los cofrades cuando van a trabajar para la cofradía. Referente a la costumbre de hacer la soldadesca el día de San Marcos, acompañando a la Virgen con sus picas, banderas y cetro, aparecen acuerdos muy explícitos, como el que consta en abril de 1690: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Habiéndose juntado los hermanos de esta cofradía del señor San Juan para efecto de hacer cabildo, acordaron que 120 reales que están en poder de Andrés Pascual, mayordomo en dicho año, se distribuyesen en picas para cada y cuando que fueren menester para esta dicha cofradía y funciones como es para la soldadesca que se hace todos los años el día de San Marcos, y con condición que dichas picas, acabada la función, sea obligado el alférez a ponerlas en poder del teniente cura que es o fuere al tiempo; y no habiéndolas, sea obligado a ponerlas a su costa y misión.
En el cabildo de abril del año 1711 se vuelve a hacer referencia a este mismo asunto, en el momento de designar la mayordomía: Se propuso que, en atención a que el día de San Marcos es costumbre establecida en esta villa por voto que tiene hecho el llevar en procesión y romería a Nuestra Señora de la Natividad a la ermita de Berciana donde fue aparecida, y asimismo es también costumbre entre los hermanos de dicha cofradía el hacer una soldadesca para lucimiento y adorno en este día y acompañar con ella a Su Majestad hasta su santa casa; y queriendo continuar con esta buena obra, acordaron todos, némine discrepante, que se haga dicha soldadesca, y se eligió por capitán a Sebastián Díaz, por alférez a Francisco Hernández, por sargentos a Francisco González, Gervasio Rodríguez, Juan Pascual y Juan Mayoral. Y lo firmaron los que supieron con dicho señor comisario.
Los cofrades honraban a San Juan el día 24 de junio con grandes fiestas, animadas con danzas, música, comedias y, de cuando en cuando, con corridas de toros. En ocasiones, festejaron también el día 8 de septiembre, fiesta de la Virgen de la Natividad, con una corrida, como sucedió el año 1725 en que sus dos mayordomos se emplearon en pedir limosna para comprar un toro, que costó 440 reales, más 15 reales que ofrecieron a los vaqueros y 4 reales al cortador de la carne. Su importe se pagó con los 296 reales de la limosna recogida por los mayordomos y con 211 reales de la carne y despojos del animal. La cofradía es favorecida con la concesión de indulgencias: Francisco Jiménez de Carnicero, presente en Roma en abril de 1739 impetró de Su Santidad jubileo o indulgencia plenaria por siete años que comenzarán a contarse desde el de 1740 para todos los fieles de ambos sexos que el día del señor San Juan Bautista desde las primeras vísperas hasta otro MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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día al ponerse el sol visitaren la parroquia del señor San Sebastián, donde está fundada tal mayordomía del señor San Sebastián, y en ella hiciesen oración a Dios Nuestro Señor por la paz y concordia de los Príncipes Cristianos, exaltación de la fe católica y extirpación de las herejías; todo se da en honra y gloria de Dios y bien de las almas (folio 150). En 1745 Los cofrades contribuyeron con 522 reales para comprar una nueva bandera (folio 159 vuelto). Finaliza el libro con la relación nominal de los mancebos y doncellas. Libro segundo (1765-1854) El contenido de este libro está reducido al nombramiento de mayordomos y oficiales, a ofrecer las cuentas con escasos apuntes, a la entrega del inventario y a las visitas eclesiásticas. Junto a los nombramientos, encontramos abundantes referencias al cumplimiento de la soldadesca: hicieron la función de la soldadesca el día de San Marcos. Tan solo apreciamos en 1765 un consumo de 238 reales que gastaron el día de San Pedro en las guindas, pan y vino que dieron a los mozos y mozas y demás personas que se hallaron en la función. Escasean también los acuerdos del cabildo, exceptuado el de 1793, en se decidió la sustitución de las picas por las alabardas: Y teniendo la devoción los mayordomos que se nombran de esta cofradía hacer cada uno en sus respetivos años la festividad a Nuestra Señora de la Natividad, llevándola en procesión donde fue aparecida en la dehesa de Berciana, propia de esta villa, con su soldadesca que se compone de diferentes mozos y casados armados cada uno con sus alabardas, que no habiendo éstas en esta villa tienen que salir los mayordomos de cada año a buscarlas a los pueblos comarcanos donde se sabe las hay, que además de tener que echar empeños para recaudarlas, como se está verificando, tienen que pagar el alquiler de ellas, sin los crecidos gastos que en todas estas diligencias y en la de volverlas a llevar se les irrogan. (…) Por cuyos motivos han tenido a bien estos para que en lo sucesivo no se originen tan crecidísimos gastos, de comprar 50 alabardas con sus varas para los propuestos fines, y que para que no se verifique su extravío se entreguen de unos mayordomos a otros como las demás MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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alhajas y cera del santo bendito, bajo de correspondiente recibo, imponiéndoles el apercibimiento o pena de pagar los que pierdan o no entreguen el completo número de alabardas 16 reales por cada una, cuya exacción se ha de verificar inmediatamente. Y vista esta representación por los congregados, a quienes consta la certeza de su relato, dijeron los que abajo firman lo aprobaban, aprobaron y dan por bien hecho.
En 1820, el visitador les exhorta a que continúen en la ejecución de las funciones como hasta aquí, guardando el mejor orden y armonía entre los hermanos. El libro acaba con la designación de oficiales para el año 1854, junto con una nota del párroco que dice: Los que concluyeron de servir a San Juan en Junio de 1855, dejaron en un arca el cetro de bronce, el de plata y cincuenta y siete libras y media de cera y quedaron en traer cuatro libras y media de cera. Méntrida, 24 de Junio de 1885. Firmado: Manuel Peces.
3.2. Otras cofradías marianas Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia La devoción a la Virgen exige amor al prójimo traducido en obras de misericordia, particularmente con los más necesitados. Este requerimiento lo practicó cumplidamente esta cofradía, que nace en 1604 para curar a los pobres enfermos vecinos de Méntrida, no viandantes sino estantes en ella, de enfermedades curables limpias. El servicio caritativo de los cofrades queda especificado en cinco libros, en cuyos folios se escriben las numerosas atenciones que los pobres perciben en forma de medicinas, asistencias en las enfermedades, ayudas a las familias necesitadas y otras muchas que son reveladoras de la religiosidad de los devotos de María. El promotor de la asociación fue el Licenciado Alonso Rodríguez Moreno, Comisario el Santo Oficio de la Inquisición34, quien solicita del cardenal Bernardo de Rojas y Sandoval la aprobación de los estatutos, redactados personalmente, al mismo tiempo que manda a la dicha cofradía para siempre un juro que tiene de 3.500 reales de principal y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de 250 reales de réditos cada año, reservándose el distribuir los dichos réditos, conforme a los estatutos de esta cofradía por sus días o si otra cosa el cabildo ordenare sobre ello lo cumplirá. Para la introducción de las ordenanzas, cuyo texto íntegro se encuentra en los folios postreros del libro primero de la cofradía, compuso el siguiente párrafo ilustrativo: Como a la caridad pertenece el comunicar los bienes propios al amado, así a la Misericordia el compadecerse de los males ajenos y tomarlos sobre sí para curarlos. Esto hizo Dios nuestro Señor con nosotros por las entrañas de su misericordia, haciéndose hombre, cuya obra de tan gran misericordia nos representó Cristo Nuestro Señor y Redentor en aquel piadoso samaritano que hallando en el camino al herido y robado de ladrones, movido a compasión, curó sus llagas, púsole en su jumento, caminando él a pie, y entrególe al dueño de la posada, sacando el dinero de su bolsa para que el herido fuese curado, obligándose con él. Porque el hombre en ninguna virtud más se asimila y parece a Dios que en ésta de la misericordia, y así ésta fue la más amada de él y encomendada a los hombres, y el mismo Hijo de Dios dice: “Sed misericordiosos como lo es vuestro Padre Celestial”. Y en otro lugar: “Misericordia quiero y no sacrificio”. Y “bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”. Y en el juicio final parece que sólo ésta premia y agradece. Y de ésta hace cargo, y que toda la Escritura Sagrada está llena de exhortaciones de misericordia con los pobres y prójimos hermanos nuestros, para que acudamos a ellos en todas las necesidades espirituales y corporales. Y sabiendo que una de las necesidades mayores que padecen los pobres es sus enfermedades, faltándoles lo necesario para salir de ellas y de quien les visite y consuele, por cuya falta muchos perecen o padecen mucho, para remedio de esto, a honra y gloria de Dios, Padre de las misericordias, y de su unigénito Hijo y del Espíritu Santo Consolador y de la gloriosa Virgen Santa María, Madre del mismo Dios y de misericordia y Señora nuestra, a quien invocamos y suplicamos juntamente sean patronos de este instituto y de su gracia esta hermandad, para que todo lo que se hiciese sea a gloria y honra suya (...). Los cofrades que instituimos esta cofradía y hermandad, cuyo título es de la Misericordia en esta villa de Méntrida en la iglesia de San Sebastián parroquial, unánimes y conformes para el mejor gobierno de ella hacemos las ordenanzas siguientes y nos obligamos a cumplir y guardar. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Continúa la exposición de los diferentes capítulos, de cuyo texto extraemos algunos párrafos: Primeramente, queremos y ordenamos que esta cofradía sea obligada a curar a los pobres vecinos de la villa que no tengan con qué se poder curar, no viandantes, sino estantes en ella, con enfermedades curables limpias, no leprosos, ni de tumores contagiosos, (que a éstos sólo se les ha de socorrer para que los lleven a los hospitales de las tales enfermedades), dándoles lo necesario de médico sangrador y botica. Ordenamos que el domingo de la infraoctava del Nacimiento de Nuestra Señora esta cofradía haga su fiesta solemne en primeras vísperas, misa con procesión.
Siguen las funciones que deben ejecutar las personas que componen la dirección de la cofradía: el prior, el tesorero, el procurador, el escribano, los procuradores y los jueces. Otro destacado protector de esta cofradía fue Gabriel Moreno, familiar y notario del Santo Oficio, que siguió los pasos de su tío Alonso Rodríguez Moreno. Tanto él como su mujer fallecen muy jóvenes, sin hijos, y al morir35 en 1632 deja muchas memorias y obras pías que ocupan todo un libro adonde se pongan. En su testamento, fechado el 20 de diciembre de 1631, manda a la cofradía de la Misericordia36 un majuelo temprano en Valsoterraño, un olivar en Valdegotera, una cama con sus ropas, nueve tinajas, una escopeta, y los muebles que hubiere en mi casa y lo demás se venda de a censo y lo que rentaren sea para curar a los pobres necesitados. Las restantes cofradías quedan igualmente beneficiadas de su última voluntad: A la Natividad mandó un cuadro dorado que tiene pintado a Nuestra Señora y a su Hijo en los brazos, para que se ponga junto a su altar. Un majuelo en Peromoro, de 2.700 cepas, para que sea vendido en pública plaza por voz de pregonero y lo que dieren sea para que el cura y mayordomo de Nuestra Señora manden hacer un retablo en donde esté Nuestra Señora, sin gastarlo en otra cosa; obligando a la cofradía a decir una misa en cada un año por mí y por mis difuntos, delante de Nuestra Señora. Este majuelo se remató el año 1634 en 3.700 reales, los cuales se dedicaron al pago del retablo37 que realizaban MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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en Toledo el maestro ensamblador Eugenio de León y el pintor Yuste de Paredes, además unas puertas de nogal para la sacristía, percibiendo 4.000 reales. Junto con Francisco Rodríguez regalan dos órganos para la ermita. A la cofradía del Santísimo manda un majuelo con 6.500 cepas en Mazalba, para que se venda y ponga a censo y sus réditos se destinen al culto del Santísimo. A la cofradía de las Ánimas del Purgatorio deja otro censo, para ayuda de las misas que se dicen cada mañana. A la cofradía de la Concepción ofrece parte de la casa donde habita y otra parte la disfrute su hermana. Al hospital hace donación de ropas para los pobres enfermos. A los frailes de La Torre deja 15 libros en romance y otros más que ya les dio. A la iglesia de Villamanta deja un censo, cuyos réditos serán para su provecho. A la iglesia de Méntrida hace donación de seis pedazos de tierra de sembradura en Valdeniebla. Además, Fundó una memoria para casar huérfanas pobres a la que dotó con varios censos y una memoria de misas, determinando el número y condiciones en su celebración. Los libros de esta cofradía cubren un periodo que transcurre desde el año 1604 al 1850. El primer libro abarca desde 1604 a 1677, con 197 folios; el segundo 1679-1743, con 254 folios; el tercero 1743-1785, con 253 folios; el cuarto 1787-1850, con 136 folios. Además, treinta y cuatro escrituras de censos, fechadas entre 1620 y 1791. Se abre el libro primero con los nombres de 104 personas, con su correspondiente asignación económica en favor de la cofradía, prosiguiendo luego con los nombramientos de los cargos y la demostración de los ingresos y gastos. En 1644 se encarga una imagen de Nuestra Señora para que acompañe los entierros de los hermanos, que se colocó en el coro, con dos hachas encendidas. En 1650 se pagaron 96 reales que dio al pintor por pintar el nicho donde se colocó Nuestra Señora. La partida de ingresos se cubría con los réditos de los censos, que en 1766 producían 25.376 maravedíes, la cuota de entrada de nuevos socios, limosnas, ofrendas y aportaciones de llevar la imagen de la hermandad en los entierros de los no asociados. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Todos los recursos económicos estaban a disposición de las necesidades de los pobres del pueblo, cuya relación se repite en todos libros: pagar al boticario por las medicinas, sangrador, médico, alimentos, ayudas a familias en apuros, cubrir necesidades de las viudas, limosnas a los desdichados, trasladar a los enfermos con lepras o tumores a otros hospitales, etc. También acudían a los gastos de la fiesta principal de la cofradía, que celebraban el domingo infraoctava del nacimiento de la Virgen, bajo la advocación del Patrocinio de Nuestra Señora, en su culto litúrgico y en su aspecto festivo. La disolución de la hermandad aparece en el último de sus libros, con fecha 21 de octubre de 1850. Cofradía de la Pura y Limpia Concepción En 1854 el papa Pío IX definió como dogma de fe que la Virgen María fue preservada inmune de toda culpa en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios, en atención a los méritos de Jesucristo. Este dogma de la Inmaculada Concepción era creído y defendido en Méntrida trescientos años antes de dicha proclamación, como consta documentalmente, cuando en 1550 un grupo de mujeres, devotas de la Concepción de la Madre de Dios, solicitan del Arzobispado la aprobación eclesiástica de unos estatutos, suscritos con las firmas de las devotas y el de sus maridos que figuran al final del documento. El prelado responde a la petición en estos términos: Don Juan Martínez Silíceo, por la divina miseración, arzobispo de la santa iglesia de Toledo, Primado de las Españas, canciller mayor de Castilla. A los priostes, mayordomos, oficiales y cofrades de la cofradía y hermandad de Nuestra Señora de la Concepción que se celebra en la iglesia parroquial de la villa de Méntrida de nuestra diócesis, salud y bendición (…) Por vuestra parte fueron presentados ante nos unos capítulos y ordenanzas por vosotros hechas (…) y nos fue pedido y suplicado las mandásemos confirmar y aprobar (…) tuvímoslo por bien; por ende, por las presentes, confirmamos y aprobamos (…) y mandamos que las MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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guardéis y cumpláis y hagáis cumplir y guardar y ejecutar (…) en testimonio de lo cual mandamos dar y dimos la presente, firmada de nuestro nombre y sellada con nuestro sello en Toledo a veintiséis de agosto de mil quinientos cincuenta y uno.
Las ordenanzas de esta cofradía son las más antiguas que conocemos, siendo aprobadas el 26 de agosto de 1551 por el cardenal Juan Martínez Silíceo. Están transcritas en el libro primero de la cofradía, en legajo suelto, que consta de cinco folios. Sus quince capítulos disponen que los cofrades guarden la fiesta de la Concepción de María el 8 de diciembre, que tengan las primeras y segundas vísperas de su fiesta y la misa con sus velas encendidas; que cada sábado se diga una misa a Nuestra Señora; que cuando oyeren tañer las campanas recen el Ave María y la Salve Regina con la mayor devoción posible, pues es cosa tan santa y provechosa; que el día de San Andrés tengan el cabildo para la elección del mayordomo y tesorero; que dos diputados y el mayordomo vean y determinen las personas que han de ser cofrades no sean personas rencillosas ni revoltosas, sino muy humildes y de buenas costumbres; que todos los hermanos acompañen al cofrade difunto en su entierro con las velas; que santifiquen las fiestas, mayormente la del Santísimo Sacramento, participando con velas en la procesión con orden y concierto, para que sea lo más solemne que se pueda; que se elijan dos personas encargadas de pedir limosnas la víspera de la Concepción y del Corpus Christi, para ayuda de la hermandad; que se auxilien a las viudas y a las huérfanos y pobres con ropas de paño y lienzo para vestirse; que se atiendan con limosnas a cofrades más necesitados; que se hagan sufragios por las almas de los cofrades y bienhechores difuntos; que para la procesión del Corpus se compre un pendón de raso blanco y azul y un cetro; que dos personas, junto con el mayordomo, lleven las cuentas; que al entrar en la cofradía paguen seis reales para la cera y necesidades; y que dichos capítulos los sometan a la aprobación del arzobispo diocesano. La pérdida de libros anteriores a 1608 nos impide conocer los comienzos de la cofradía, pero a partir de ese año, podemos estar al tanto de su historial gracias a los cinco libros conservados, con un millar de folios, en un tiempo que va desde 1608 a 1850. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Libro primero (1608-1674) En los doce primeros folios encontramos los nombres de varios centenares de hermanos y hermanas entre los años 1608 y 1668. La patrona de la cofradía era Nuestra Señora de la Concepción, cuya imagen, desaparecida, estaba colocada en el retablo que la cofradía compró en 1637 para la misma imagen, situado en el testero de la nave meridional de la parroquia38. Este retablo es de estilo barroco, muy parecido al de Nuestra Señora del Rosario. En 1638 la imagen lució un hermoso vestido adquirido a un mercader de Toledo, llamado Juan de Espinosa, por un precio de 41.072 maravedís. Años más tarde, en 1652, fue instalada en un trono que costó 30.600 maravedís. Y en 1689 se adornó con una corona que hizo el orfebre toledano Juan de Cabanillas, por un precio de 33.320 maravedís. En 1700, la corona y el trono fueron restaurados en Madrid, pagándose 3.060 maravedís. La economía de la hermandad se vio notablemente incrementada con el testamento de Gabriel Rodríguez Torrijos, familiar y notario del Santo Oficio, que muere en 1669, dejando la mitad de sus bienes para fundar una Memoria a Nuestra Señora de la Concepción, y la mitad de las rentas de sus propiedades en beneficio de la cofradía y la otra mitad a la fundación de una obra pía para sufragios de las almas del purgatorio. Su voluntad testamentaria se hizo efectiva a la muerte de su esposa, Catalina García, ocurrida en 1674. Ambos fueron sepultados39 en la Capilla del Santo Cristo de la Humildad. Libro segundo (1674-1693) Principia con un inventario de los bienes y rentas que dejó Gabriel Rodríguez Torrijos, familiar del Santo Oficio, que dejó la memoria para decir misas y aumento de la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción40. También costeó la cruz de piedra, conocida como la Cruz de Gabriel Rodríguez, en el lugar donde es recibida la imagen de la Natividad a su regreso de Berciana cada 25 de abril, levantada en terrenos de su propiedad. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La generosidad de la cofradía se pone de manifiesto en la siguiente acta del cabildo en la que ofrece su ayuda a la hermandad del Rosario y Dulce nombre de Jesús: En la villa la iglesia parroquial de San Sebastián Mártir de Méntrida, en treinta días del mes de noviembre de mil seiscientos noventa y un años, se juntaron los hermanos y cofrades de las cofradías de Nuestra Señora de la Pura Concepción, el Dulce Nombre de Jesús y Nuestra Señora del Rosario, sitas en esta parroquia, y, unánimes y conformes, dijeron que por cuanto la cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Nuestra Señora del Rosario ha tenido a su cargo, hasta hoy, hacer las fiestas de la Purificación, Encarnación y Asunción, las fiestas del Dulce Nombre de Jesús y Nuestra Señora del Rosario y otras muchas memorias y procesión en el primer domingo de cada mes, y para estos cargos esta cofradía tiene muy poca renta, y la experiencia enseña que hace muchos años que los cofrades que cada un año se nombren mayordomos de dicha cofradía gastan de su casa. Para el cumplimiento de dichas cargas precisan muchos reales y que se siguen algunas discordias en los nombramientos y muchos no lo quieren admitir. Y reconociendo que la cofradía de la Concepción se halla hoy con muchos aumentos y rentas para hacer a su costa las fiestas de la Purificación, Encarnación y Asunción y que la sobrará de sus rentas, cumplidas las demás cargas precisas, acordaron, némine discrepante, el que dicha cofradía de la Concepción haga a su costa las dichas tres fiestas de la Purificación, Encarnación y Asunción en cada un año en adelante, poniendo cera y derechos parroquiales, y cumplidas las demás cargas de su obligación, quedando a cargo de la cofradía del Rosario hacer las procesiones del primer domingo de cada año, la fiesta del Niño Jesús, Nuestra Señora del Rosario, cumplimiento de memorias y responsos, como ha sido costumbre. Y en ello suplican a los señores del Consejo de la Gobernación de Toledo tengan por bien el aprobar este acuerdo, y lo firman los que supieron.
El anterior acuerdo fue ratificado por los cofrades de ambas hermandades, en otra asamblea celebrada al salir de la misa mayor de la fiesta de San José el año 1692, siendo remitido al Arzobispado de Toledo para su asentimiento. El Consejo de la Gobernación aprueba
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dicha petición el 24 de marzo de 1692, atento a las causas referidas en dicho acuerdo.41 Libro tercero (1695/1741) Se inicia el libro con un inventario de alhajas y censos que posee la cofradía. Entre las alhajas destaca un retablo en cuyo principal nicho está la imagen de Nuestra Señora de la Concepción, variado ajuar para su vestimenta, una lámpara de plata, candeleros, estandarte, un trono con su sol con cuatro ángeles y el Espíritu Santo, media luna, seis campanillas de plata, una corona de plata con sus piedras preciosas, otra corona de metal, una imagen del Niño Jesús con su vestido para el día de la Candelaria y Navidad. Libro cuarto (1742-1787) Finaliza este libro con una lista alfabética de 130 hermanos asociados a la cofradía de la Purísima Concepción de Nuestra Señora la Virgen María, siguiendo un inventario de los vestidos y demás joyas que tiene la imagen de la Concepción y el Niño. Libro quinto (1789-1850) Los mayordomos de la cofradía, que son también administradores de la memoria de Gabriel Rodríguez, siguen anotando los ingresos y gastos de ambas instituciones, no apreciándose ningún desembolso, salvo en 1796 que se pagan reducidas cantidades por unos candeleros para adorno del altar de la Concepción, además de reparaciones en el trono, cetro, media luna, joyas, relicarios y compra de una insignia para los entierros. En los últimos años se evidencia la dejación en la cobranza de las tierras y réditos de los censos de la cofradía, que unido al decaimiento religioso y situación política de aquellos tiempos, precipitaron la desaparición de esta antigua hermandad, cuyo finiquito se firmada el 20 de octubre de 1850. A pesar de declararse la extinción oficial, su espíritu supervivió en la cofradía de los Esclavos de San José y María Santísima de la Concepción. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y Dulce Nombre de Jesús El rezo del rosario es de época muy antigua, al menos desde el año 800, aunque fue Santo Domingo de Guzmán y sus frailes quienes lo propagaron por Europa en el siglo XIII, generando la aparición de cofradías. La batalla de Lepanto en 1571 determinó la institución de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el día 7 de octubre por el papa San Pío V, quien atribuyó la victoria de los cristianos al rezo del rosario. Por su parte, el Santísimo Nombre de Jesús, invocado por los fieles desde los comienzos de la Iglesia, comenzó a tener culto litúrgico específico en el siglo XIV, contando con fiesta propia en el siglo XVI. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron la devoción al Nombre de Jesús. Ambos títulos –Rosario y Nombre de Jesús– se presentan unidos en una misma cofradía, sin que sepamos la razón y el tiempo en que se produjo la agregación, siendo probable que su explicación apareciera en otro libro anterior al año 1637, en que ya se encuentran hermanadas. Una y otra deben arrancar desde tempos antiguos, puesto que en las cláusulas testamentarias encontramos pruebas de su existencia, nombrándose primeramente a la cofradía del Nombre de Jesús en 1571, en cuyo año muere María García42 requiriendo la celebración de misas a las nueve fiestas principales de Nuestra Señora, a la Pasión del Señor, al Nombre de Jesús y a Nuestra Señora de las Angustias. Años más tarde, en 1592, fallecen Juan de Ávila y su mujer43 con el ofrecimiento de una memoria a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario. A finales del siglo XVI la cofradía del Rosario era propietaria de un primer retablo, colocado en la cabecera de la nave septentrional de la parroquia, junto a la sacristía, pagado por Alonso Rodríguez Moreno, tío del Comisario, que ordena en su testamento44 del año 1581 se haga el retablo para el altar de Nuestra Señora del Rosario a cuyo efecto deja 28.000 maravedís. Este retablo con la imagen de la Virgen del Rosario conservó su estructura primitiva durante cien años, al cabo de los cuales fue sustituido por el actual, que costeó Pedro Pintado45 a cambio de ser enterrado junto al mismo, como consta en su petición al Arzobispado: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Pedro Pintado de Arellano, vecino de la villa de Méntrida, comparece ante vuestra ilustrísima como mejor proceda y digo que por mi devoción a la imagen de María Nuestra Señora del Rosario tengo voluntad de hacer, a mi costa solamente, un retablo en el altar de su divina majestad colateral al de la capilla mayor que tendrá de costa más de quinientos ducados, dándome entierro al pie de la peana, para mí y mis herederos y sucesores de lo cual resulta notoria utilidad a la iglesia por la hermosura y lucimiento, que le dará respecto de que el retablo que tiene es muy viejo y la madera podrida y está haciéndose pedazos, y que a vista de otro colateral que le corresponde del otro lado que es Nuestra Señora de la Concepción, muy lucido y nuevo se hace más reparo la fealdad, en cuya consideración y que la fábrica de la dicha iglesia es buena y la vecindad del lugar de trescientos vecinos y más, y que ninguno tiene entierro ni sepultura, ni otro derecho en dicho sitio con que no perjudica a nadie el dármele a mí en retribución de esta buena obra y a las demás que he de hacer con la misericordia de Dios. A vuestra ilustrísima suplico mande dar licencia para que el mayordomo de dicha fábrica pueda darme el suelo en propiedad de dicho entierro en el sitio referido, cumpliendo, como cumpliré, con lo que llevo dicho; y que se hagan las escrituras necesarias, precediendo en caso necesario a los informes de verificación que vuestra ilustrísima fuere servido para mi mayor justificación de la utilidad que requiere la dicha iglesia y su fábrica, y será de aliento a los fieles para otras obras y limosnas pías.
Según costumbre inmemorial, la imagen de Nuestra Señora del Rosario salía en procesión cada primer domingo de mes, llevando tras de sí a los cofrades rezando el rosario. También consta por los informen de los visitadores que el rezo del santo rosario era una práctica cotidiana en la parroquia. En el folio tercero de la cofradía se anotan sus constituciones, tal como se hicieron y confirmaron en Bolonia con autoridad apostólica: Primera constitución. Todo fiel cristiano, de cualquiera estado o condición que sea, puede entrar en la cofradía del Santísimo Rosario, haciéndose escribir en su libro por quien tenga facultad para ello, sin obligación a pagar cosa alguna, a no ser que voluntariamente quiera dar alguna limosna para el culto de Nuestra Señora. Así lo mandaron y dispusieron León X y San Pío V. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Segunda constitución. Cada cofrade debe rezar en la semana el rosario entero, que son los 15 dieces, o dividiéndole en días o por partes, y además debe ayunar la vigilia del Padre Santo Domingo el 3 de agosto. Pero se advierte que ésta y las demás constituciones no obligan a culpa alguna, es decir, que en el día que recen el Santo Rosario ganarán muchas indulgencias de las cuales se privan dejándole de rezar, mas no por eso pecan ni aún venialmente. Tercera constitución. El cofrade que por ocupación o negligencia no rezare el Rosario puede encomendarle a otro, y le valdría tanto como si personalmente lo rezase y participara de todos los bienes y sufragios que los cofrades hacen por todo el mundo. Cuarta constitución. Si alguna persona quisiere rezar el Rosario por los fieles difuntos, hágalos escribir en su cofradía si en vida no lo estaban, pues todas las indulgencias del Santo Rosario se pueden aplicar por modo de sufragio a las benditas almas del Purgatorio, cuyas penas atroces dice el Padre San Agustín son mayores que cuantas se pueden padecer, ver y aún pensar en esta vida, y en expresión de otros santos, más terribles que los tormentos que sufrieron todos los mártires, y aún mayores que cuantas padeció Nuestro Salvador en el discurso de su sagrada Pasión. Y así por un medio tan poderoso como fácil, podemos liberarles de las terribles penas del Purgatorio. Justo es que es que con frecuencia saludemos a esta piadosa Señora con una devoción que la es tan gustosa, tan del agrado de Dios y tan provechosa a nosotros mismos; y que la misma Señora, deseando todo nuestro bien, inspiró y plantó en la Iglesia para que cojamos sus muchos felices frutos en el Reino de los Cielos. Amén. El celebrar las procesiones del primer domingo de cada mes, no ha sido constitución sino costumbre antigua e inmemorial por ganar las indulgencias de los papas han concedido a los que asisten a dichas procesiones, que son tres indulgencias plenarias, y así se espera del celo de los directores, que procurarán hacerlas siempre que puedan.
Los restantes folios del libro lo ocupan los nombres de varias centenas de cofrades vivos y difuntos. Entre los vivos, encabezan el listado ocho sacerdotes, el duque y duquesa del Infantado, el duque y duquesa de Lerma y otras personalidades estantes en Méntrida. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Libro primero (1637-1719) Da comienzo con la reseña de 36 censos que son los ingresos básicos de la cofradía, más las limosnas y cuotas de los cofrades, siendo dedicados al pago derivado de la solemnidad de las fiestas propias que son la Circuncisión del Niño Jesús el 1 de enero y 7 de octubre, fiesta del Rosario, con los actos de culto y festivos consistentes en música de chirimías, danzas, tamborilero y pólvora. Termina el libro con la relación de los censos y heredades. Días antes (20 julio 1653) del traslado de la imagen de la Natividad desde la parroquia a la ermita para su inauguración, acordaron los hermanos que para la colocación de Nuestra Señora de la Natividad de esta villa para su santa casa que se ha de mudar a ella, para su adorno de dicha su ermita se hagan colgaduras de seda y damasco y otras que sean necesarias para dicho efecto, y que los mayordomos vayan a la villa de Madrid y ciudad de Toledo y traigan todas las colgaduras necesarias para el adorno. En 1646 se adquiere un estandarte nuevo con su escudo, sustituyendo al antiguo por estar inservible. En la caja de legajos número 512, se conserva documentos de ciertas indulgencias concedidas a los cofrades. Libro segundo (1719-1780) Sus folios primeros comienzan con una memoria de cofrades que viven en 1720 y menciona los que han sido mayordomos hasta 1768. Termina con el inventario de censos y alhajas que tiene la cofradía. Libro tercero (1780-1850) El libro se limita a tomar las cuentas a los mayordomos, en las que se advierte la desidia de los oficiales en el cobro de los réditos de los censos y bienes, hasta su total desaparición en virtud de las reales órdenes de la Desamortización. Libro cuarto (1724-1891) Al principio presenta un pergamino vitela con el texto íntegro del breve del papa Clemente XI, pasado por el Consejo de la Santa Cruzada el 29 de noviembre de 1701, concediendo indulgencias a los cofrades. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Congregación de los Esclavos de San José y María Santísima de la Concepción A esta institución podemos considerarla como una prolongación de la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción. Nace a instancias de un grupo de setenta cofrades de la dicha hermandad que, percibiendo su decaimiento a finales del siglo XVIII, deciden reunirse con el cura párroco para volver a las primitivas raíces de su fundación. La resolución la leemos en un legajo, separado del libro quinto de la Pura y Limpia Concepción, que dice: Lista y asiento de los hermanos cofrades de Nuestra Señora de la Concepción, que intentan el restablecimiento de su cofradía y hermandad, instituida en el año 1551, con reforma y ampliación de sus constituciones en este presente año de 1795. En él se incluyen la solicitud de refundación de la antigua cofradía de Nuestra Señora de la Concepción, cuyo tenor es el siguiente: En la villa de Méntrida, a primero de octubre de mil setecientos noventa y cinco, ante el Doctor Don Juan Saturnino de Mora Delgado, cura propio de la misma y su iglesia parroquial del Señor San Sebastián, de que abajo se hará mención, expusieron: Han llegado a entender que en el año 1551 se formó en esta villa y su referida iglesia una hermandad y cofradía con la advocación a la Concepción de María Santísima Madre de Dios y Señora Nuestra, con ciertas constituciones y ordenanzas que se aprobaron por el señor Arzobispo de entonces; pero siendo así que en dicho tiempo no tuvo la citada institución otro apoyo que la devoción y piedad cristiana, ahora que la dicha cofradía (cuyo nombre sólo se conserva) tiene heredamiento y algunas rentas, y la celebración del misterio de la Purísima Concepción de la Reina de los Ángeles María Santísima está recibida por nuestra madre la iglesia, y declarada la Inmaculada Señora por patrona y protectora de nuestros reinos de España e Indias, no hay hermanos cofrades que como esclavos y devotos celebren, sirvan y glorifiquen a Nuestra Señora, y logren los beneficios que tan seguramente dispensa Dios nuestro Señor a los humildes devotos de su Santísima Madre. Por tanto, las dichas personas, aunque indignas, manifiestan su devoción, celo y deseos de nombrarse Esclavos de María Santísima de la Concepción, de que se restablezca su cofradía y hermandad de que se reformen, amplíen o restrinjan las antiguas constituciones y ordenanzas, según las circunstancias de esta época, y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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que se solicite la nueva aprobación, para que se guarden perpetua e inviolablemente: cuyas devotas personas son las que a continuación firman, y por las que no saben otras a su ruego.
La nueva congregación obtuvo el beneplácito del arzobispado en 1802, teniendo como fin principal la devoción al Patriarca San José, esposo de la Virgen, por ser su patrocinio tan cierto en la hora de nuestra muerte, que es cuando más lo necesitamos. Las constituciones ultiman su redacción el 8 de diciembre de 1801, siendo firmadas por 53 personas; y un año después, el 4 de diciembre de 1802, reciben la aprobación del señor cardenal y señores de su Consejo. He aquí un extracto de las mismas: Primeramente ordenamos que esta cofradía o congregación haya de ser bajo el título de Esclavos de San José, para lo que en el día en que la Iglesia reza de su Patrocinio se le haya de hacer fiesta solemne con Misa cantada con diáconos, procesión, sermón y Su Majestad manifiesto, a cuya función asistirán todos los congregantes con luces encendidas. Nombramos por nuestra intercesora y auxiliar patrona a su esposa, la Santísima Virgen María, Nuestra Señora sin pecado original en el primer instante de su Concepción Purísima, por lo que ordenamos que el domingo siguiente al día en que la Iglesia celebra este misterio, se haga igual función que la antecedente, excepto el sermón. Que todo congregante, al ser admitido, haga promesa de defender que la Virgen Nuestra Señora fue concebida en gracia y amistad de Dios, y prometer guardar las constituciones de esta congregación, y asistir a sus loables ejercicios (...) que el domingo de quincuagésima de cada año los congregantes se reunirán en la iglesia parroquial a rezar las cuarenta horas, por la mañana y tarde, donde se rezará la estación mayor al Santísimo y su letanía, y desde que se acabe la misa mayor hasta principiando las vísperas han de velar dos congregantes seculares y un sacerdote, y que lo mismo se ha de hacer cuando está Su Majestad en el monumento. Que todos los domingos y fiestas de precepto se junten en la ermita de Nuestra Señora todos los congregantes por la mañana o por la tarde, a la hora que se señalase, donde se rezará el rosario a coros y la letanía a Nuestra Señora, en voz alta e inteligible. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Se establecen, además, las obligaciones de cada uno de los oficiales que componen la Junta de Gobierno: cuatro consiliarios de los cuales dos serán eclesiásticos y dos seglares, un tesorero, un escribano, dos celadores, dos sacristanes para convocar a los cofrades y emplearse en los actos litúrgicos, dos limosneros para pedir por el pueblo a favor de los pobres, cuatro enterradores para sepultar a los hermanos difuntos. La elección de los oficiales se debía hacer el primer domingo de marzo en junta general, observando los pormenores que se describen. El único libro de esta cofradía (1802-1858) se estrena con la concesión de cien días de indulgencia a todos los fieles por cada vez que devotamente asistan a las funciones y prácticas de la referida hermandad, concedida por el arzobispo de Toledo, Luis de Borbón, el 15 de febrero de 1803. Siguen las reuniones para la toma de cuentas anuales y el nombramiento de oficiales, que terminan siempre dando gracias con el Te Deum laudamus y un responso por los difuntos de la Congregación. Los ingresos proceden exclusivamente de las entradas de los hermanos que pagan al asociarse, además de una pequeña cuota mensual. Los gastos consisten en las dos funciones del culto a San José y a la Inmaculada Concepción, a más de una misa en la agonía del congregante y otra misa solemne en el entierro. Por un acuerdo de 1815 se decide que los hijos, hijas y mujeres de los congregantes que pretendan ingresar, sean preferidos a cualquier otro. Asimismo se establece que sean en el segundo domingo las juntas para pagar las mensualidades porque en el primer domingo se sale con el rosario por las calles. En 1826 se exhorta a cumplir la obligación de asistir a todos los actos establecidos en las ordenanzas. El 7 de marzo de 1858, después de la toma de cuentas, los mismos hermanos reunidos con motivo no tener esta Congregación existencia legal, por faltarles la Real Licencia necesaria a su existencia, acordaron que, revisados los estatutos de la misma, y para su gobierno mientras esto se alcanza, se nombre un hermano mayor que por unanimidad lo fue Narciso Ruiz de Villa, dos consiliarios que lo fueron Manuel Jiménez, presbítero y Clemente Jiménez, un tesorero que lo fue Antonio Moral Prado, dos MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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sacristanes que fueron José María Moral Prado y José Gutiérrez. Finalmente, acordaron que, mientras se obtiene la Real Licencia, no se hicieran más gastos que las honras de los hermanos difuntos. Así finiquita esta postrera congregación, que a diferencia de las demás cofradías, no se disuelve por las leyes desamortizadoras, porque no disponía de bienes, sino que es obligada a disolverse por las leyes del Estado.
3.3. Otras cofradías y hermandades Cofradía del Santísimo Sacramento Para mantener la fe y practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que el que consiste en alimentar y aumentar la piedad del pueblo hacia el sacramento de la Eucaristía. Es la fuente, culmen, centro y alma de la vida cristiana. En los primeros siglos, el culto eucarístico se orientó más hacia el sacrificio de la Misa y Sagrada Comunión. Hasta el siglo X no aparece la lámpara para alumbrar el sagrario. Un siglo más tarde surge la costumbre de elevar la Forma y el Cáliz después de la Consagración. Fue en 1264 cuando Urbano IV instituye la fiesta del Corpus en la que se realza la presencia de Cristo con manifestaciones externas de adoración por las calles, llevado en ricos ostensorios y artísticas custodias. También florecen las cofradías sacramentales para el culto al Santísimo Sacramento, fomentado por el Concilio de Trento en la iglesia universal, y, años antes, por Teresa Enríquez (fallecida en 1529), promotora de las cofradías sacramentales en la comarca toledana. Por estas fechas existía ya en parroquia de Méntrida una asociación eucarística, según deducimos de las mandas testamentarias del año 1547 y siguientes a favor de la agrupación. Sus asociados, deseando el reconocimiento oficial, presentan ante el cardenal Silíceo unas ordenanzas con 17 capítulos, que merecen la aprobación eclesiástica el 17 de febrero de 1557. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Desgraciadamente, han desaparecido del archivo parroquial los libros anteriores a 1687, privándonos del historial de esta vieja cofradía. No obstante, hemos encontrado en el Archivo General Diocesano de Toledo sus primitivos estatutos, gracias a los cuales conocemos bastantes particularidades de sus tradiciones, usos y costumbres. Participan en la función eucarística, denominada Minerva, con misa solemne, procesión y exposición del Santísimo todos los terceros domingos de mes. Acompañan con velas siempre que sale el Viático. Ofrecen sufragios por los cofrades difuntos. Asisten a la vela de adoración del Santísimo el Jueves y el Viernes Santo ante el Monumento. Los segundos domingos de cada mes, por la tarde, se reúnen en la iglesia para ejercicios de piedad eucarística Para ingresar era necesario ser cristiano viejo, requisito suprimido en el cabildo de 1617 por votación de los cofrades, con un resultado de 61 votos a favor y 19 en contra, aprobado por el cardenal Sandoval y Rojas. Celebraban sus cabildos en la ermita de la Sangre, que era propia de la cofradía. El día del Corpus Christi y el Jueves Santo, sus fiestas principales, recorrían el pueblo con música de clarín, tambor y profusión de cohetes. En un inventario antiguo se citan, entre otras cosas, una trompeta con que se llama el Jueves Santo a la disciplina, un crucifijo para los entierros, un guión, tres estandartes para las procesiones, un cetro con vara de plata que pesa 38 onzas, dos palios para los viáticos, uno de ellos con escudo, y 18 escrituras de censo. Son cuatro los mayordomos que anualmente se encargan de hacer la función de los terceros domingos de mes, Jueves Santo y Corpus, y gestionan sus escasos bienes. En sus ordenanzas, de las que seguidamente extractamos algunos párrafos, se concreta la finalidad, compromisos de la cofradía y obligaciones que asumían sus cofrades: Primeramente, porque nuestra intención es servir a Dios nuestro Señor, y tener devoción de honrar el Santísimo Sacramento, ordenamos que se compre y tenga un palio con que se lleve el Santísimo Sacramento a los enfermos, o cuando fuere necesario salir fuera de la iglesia, el más rico y pulido que ser pueda. Ordenamos que cuando hubiere de salir el MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Santísimo Sacramento, cada cofrade lo acompañe con una vela (...) que rece cada viernes las oraciones del avemaría y cinco paternóster (...). que el tercer domingo de cada mes se diga una misa en memoria de los cofrades difuntos (...) que si algún cofrade estuviere enfermo sea visitado (...) que el domingo de Pasión se junten en cabildo para designar prioste, escribano y cobrador (...) que cada un año, en tañendo a misa el de Jueves Santo, se junten todos los cofrades en casa del mayordomo y de allí vayan en procesión, muy honesta y devotamente, a la iglesia (...) que desde el dicho día Jueves, que se encierra el Santísimo Sacramento (en el Monumento), hasta el Viernes en que se desencierra, ningún cofrade salga de la iglesia, si no fuera a comer y a obras naturales, o si fuere de sesenta años arriba (...) que el dicho Jueves Santo, después de dichas Tinieblas, vayan todos los cofrades a casa del prioste con sus aparejos para se disciplinar, y que de allí salgan con mucha devoción, teniendo en la memoria la pasión de nuestro Señor por nosotros salvar padeció; y desde allí vayan a la iglesia parroquial y se hinquen de rodillas ante el Monumento; y de allí vayan a nuestra iglesia de la Sangre de Jesucristo y a Nuestra Señora (...) rece cada uno quince avemarías y quince paternóster, con toda la más devoción que pudiere, porque Dios nuestro Señor reciba sus plegarias. Y vayan clérigos y cantores cantando una letanía en que rueguen a nuestro Señor y a nuestra Señora y a todos los santos por nosotros, pecadores; y si alguno no se quisiere disciplinar, a lo menos vayan todos descalzos (...) que todos los cofrades, en tañendo a vísperas de Corpus Christi, dejen sus trabajos y vayan a la iglesia parroquial y asistan a las vísperas y oficios divinos; y que el día (de la fiesta) vayan a misa y a la procesión con sus hachas y estén en vísperas. Y el viernes siguiente estén en la misa y procesión (...) que ninguno jure, ni diga blasfemias (...) que sean amigos y no haya más discordias entre ellos (...).
Esta cofradía, junto con la Vera Cruz, eran las únicas llamadas disciplinantes que existieron en la parroquia. Ambas realizaban las voluntarias disciplinas en el recorrido procesional del Jueves Santo. Pero cuando se refundó la cofradía de la Vera Cruz en 1657, la del Sacramento centró su atención en el culto eucarístico, principalmente en la fiesta del Corpus Christi, con participación de todos sus asociados, que en 1687 contaba con 493 hermanos, acompañados de las demás cofradías con sus signos característicos. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El X Duque del Infantado, afincado en Méntrida, muy devoto de la Eucaristía, hace donación en 1702 de una artística arca de concha y marfil con cristales cincelados y caja de madera para el Monumento. Se ofrece para ejercer de mayordomo en la cofradía del Santísimo el año 1711 y entrega seis candeleros, una cruz con su pie, dos ciriales enteros, todo de plata, y varios ornamentos para el culto, entre ellos, un terno de raso liso blanco con casulla, dalmáticas y capa de coro con broches de plata, en atención a su residencia en la villa y haber sido bautizadas dos de sus hijas en esta parroquia. En 1703 se realiza un Monumento nuevo46 por el que pagan 159.000 maravedís En el mismo año figuran 3.216 maravedís por traer la arquita que dio el año pasado de setecientos dos para el Monumento el Excmo. Sr. Duque del Infantado. En 1713 se gastaron 1.870 maravedís en lo que costó las flores del adorno de la custodia. Cuando, a mediados del siglo XIX, las leyes civiles hacen desaparecer prácticamente todas cofradías, sucede lo mismo con la Sacramental, aunque años después, el 19 de febrero de 1865, un grupo de fieles presentan al Prelado unos nuevos estatutos, para su conformidad y luego sean elevados con su recomendación al Gobierno de Su Majestad, nuestra Reina Católica a fin de que recibiendo su Real aprobación, pueda constituirse legalmente la Sacramental. Los firmantes manifiestan que han visto con dolor que por falta de la Sacramental ha salido por la población su párroco a recoger las ofrendas voluntarias de sus feligreses, para atender al preferentísimo culto del Santísimo Sacramento del Altar en las festividades del Corpus Christi, Octava y Semana Santa. Con tan justísimo motivo se han puesto de acuerdo para restablecer en dicha única parroquia la cofradía Sacramental, y a este fin presentan los estatutos. El 17 de junio de 1866 reciben el beneplácito diocesano, siendo cursados de inmediato a la reina Isabel II para su definitiva aprobación, que a la sazón se encuentra en Zarauz, estampando su firma y la del ministro de Gracia y Justicia el 31 de agosto del mismo año. En los 52 artículos aprobados se dice que la cofradía tiene como fin principal tributar solemne y reverente culto público al Santísimo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Sacramento del Altar y ejercer la caridad cristiana. Llevará el nombre de Esclavitud del Santísimo Sacramento. Por el año 1945 el párroco Lucio Hidalgo redactó unas sencillas Constituciones de la Cofradía del Santísimo Sacramento con 18 artículos, que sirvieron por algún tiempo para fomentar la devoción a la Eucaristía en la parroquia. Cofradía de Ánimas y de la Santa Vera Cruz La religiosidad popular a las almas del Purgatorio y a la adoración de la Santa Cruz de Cristo se hace patente en esta única cofradía, que en los libros parroquiales aparece con ambos nombres, aunque en sus principios serían dos hermandades, independientes una de la otra. Fue en 1657 cuando el párroco Celidonio Mazaterón redactó nuevos estatutos47, a petición de los vecinos, requiriendo la aprobación diocesana que concedió el cardenal Moscoso y Sandoval. Dentro de la piedad popular, ocupa un lugar importante la consideración de los misterios del más allá, tras el hecho ineludible de la muerte y los socorros espirituales en favor de las almas del purgatorio. Desde la antigüedad, la costumbre de venerar a los muertos formaba parte de muchas culturas. El cristianismo no rechazó esta conducta, sino que, previa purificación, le dio un sentido trascendente, a la luz del conocimiento de la inmortalidad del alma y del dogma de la resurrección. El culto a la Santa Cruz arranca de los primeros tiempos del cristianismo, incrementándose con el hallazgo del leño de la Cruz por parte de Santa Elena el año 320. En el siglo XIII San Francisco de Asís, con su predicación de la penitencia voluntaria, difundió las cofradías de disciplinantes, extendidas por los franciscanos en el siglo XV, aunque las hermandades penitenciales de la Vera Cruz no se fundaron antes del año 1536, año en el que el papa Pablo III concede especiales indulgencias para la Hermandad de la Vera Cruz de Toledo, por cuyos estatutos se fundarían las restantes Hermandades de esta advocación en toda España. Todas ellas contenían un triple carácter: el penitencial, el indulgencial y el pasionario. Al menos en sus inicios practicaron la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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disciplina pública, mediante la cual ganaban indulgencias los que participaran en la procesión del Jueves Santo con sus candelas encendidas, estando contritos y confesados. En sus ordenanzas se dispone que esta cofradía sea denominada de las Ánimas del Purgatorio y de la Santa Vera Cruz, y que se entienda siempre ser una cofradía sola y no dos. El deseo de los cofrades es ejercitar la caridad en bien y alivio de las benditas ánimas que están detenidas en las penas del purgatorio, purgando por sus culpas hasta purificarse para merecer entrar a la presencia de su criador. Anualmente, el 12 de marzo, fiesta de San Gregorio, abogado de las Ánimas del Purgatorio, eran designados los componentes de la directiva. Al ingresar, cada hermano depositaba una limosna de ocho reales o media fanega de trigo, aunque también podían ser admitidas las personas que hubieren colaborado en la compra de la imagen del santo Cristo de Ánimas. Era obligación de los cofrades asistir a los entierros de los hermanos difuntos, rezar una parte del rosario por ellos, participar en las procesiones y fiestas que se celebraban el día de Ánimas y el 3 de Mayo con intervención de ministriles y chirimeros, polvoristas y danzantes. En la noche de Ánimas48 se dejaba oír el toque fúnebre de las campanas y el grito lastimero de los clamoreadores, pidiendo oraciones por los difuntos. Como cofradía disciplinante, los cofrades quedaban comprometidos participar en la procesión del Jueves Santo con sus túnicas e imágenes, y lo demás que pareciere conveniente para el mayor adorno y buen orden de dicha procesión. La tarea de conseguir ingresos corría a cargo de los mayordomos, que pedían limosna en tiempos de recolección en las eras y en las vendimias; en el pueblo estaba encomendada a un cofrade que semanalmente recorría las calles al son de una campanilla. Tenían por costumbre organizar el juego del boliche el día de San Marcos en la vega de Berciana y el 8 de septiembre en la Alameda. Todos los domingos del año, al salir el sol, se aplicaba una misa por las ánimas en su altar y se hacía una procesión alrededor de la iglesia49.
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El entierro digno era una preocupación importante en el ánimo de los hermanos. El capítulo 19 contempla la posibilidad de que si acaso sucediere que alguno fuere condenado a muerte por la justicia y la sentencia se ejecutare en esta villa, sea obligada esta cofradía a acompañarle con el crucifijo y campanilla hasta el lugar del suplicio, y si le dieren sepultura, acompañen al cuerpo hasta enterrarle, para que con todos se ejercite la caridad de esta cofradía. Y asimismo acompañen en los entierros a los pobres que murieren en el hospital, si eran viandantes y de solemnidad50. Revestía particular devoción la procesión de los disciplinantes en la noche del Jueves Santo, a cargo de las cofradías del Santísimo y de la Vera Cruz. La procesión se preparaba el domingo de Pasión en la casa del hermano mayor con la asistencia de todos los cofrades. Éstos escuchaban las exhortaciones del prioste que les invitaba a la penitencia, particularmente a los que hubieren de hacer la disciplina, a que confesaran y comulgaran, para que sea más agradables a nuestro Señor sus sacrificios y penitencias. Se designaban las correspondientes tareas para el buen orden de la procesión, recordando la obligación de acudir con sus túnicas de color negro con un escudo pequeño en el pecho en que están pintadas las cinco llagas, o una cruz. Llegada la noche del Jueves Santo, un trompetista de la cofradía del Santísimo convocaba a la procesión de la disciplina. Ésta partía de la casa del prioste, desde donde, una vez revestidos los cofrades con sus túnicas y los disciplinantes con sus flagelos, marchaban todos a la parroquia para adorar al Santísimo expuesto en el Monumento. Un predicador les dirigía la plática de la penitencia, animándoles a unir sus sacrificios a los de Cristo. Terminado el sermón, cuatro cofrades ordenaban el cortejo procesional hacia la ermita del Cristo de la Sangre, en la Alameda, y posteriormente se dirigían a la ermita de la Natividad, para finalizar en el templo parroquial51. En primer lugar marchaba la cruz parroquial, alumbrada con dos hachones, detrás el cetro y las imágenes con las insignias de la cofradía, acompañadas de los restantes cofrades envueltos con sus túnicas negras, con velas en las manos y pies descalzos. Los disciplinantes MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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caminaban lentamente con la espalda descubierta para recibir los voluntarios azotes, deteniéndose en determinados lugares, donde había preparadas esponjas y toallas para curar las heridas que producían los flagelos. El profundo silencio era roto por el redoble del tambor y el sonido de la trompeta, junto con el cántico de los clérigos y cantores que clamoreaban las letanías. Los cofrades que no asistían como disciplinantes portaban blandones de cera y faroles con velas.
3.4. Las asociaciones pías del siglo XX En la segunda mitad del siglo XX surgieron en la mayoría de las parroquias diversas organizaciones que pretendían la santificación y el apostolado, mediante prácticas piadosas y actividades de carácter social. En Méntrida desempeñaron cumplidamente su tarea, tanto en el número de asociados como en el fruto pastoral, gracias al celo de los párrocos y la colaboración de los seglares que respondieron con generosidad en un ambiente propicio al efecto. Trabajaron mucho y bien los curas párrocos Lucio Hidalgo Lucero (1941/1946), Antonio Vargas Carrillo (1946/1953), Pablo López Oliveros (1953/1956) y Adolfo Arganda Martínez (1956/1968), a quien correspondió un periodo más largo en su buen hacer con la juventud de Acción Católica. De algunas de estas formas de apostolado han quedado muestras documentadas en los libros de actas y tesorería, como son las Hijas de María, la Acción Católica, las asociaciones de la Doctrina Cristiana, Virgen del Carmen, Sagrado Corazón y Cáritas Parroquial. La Asociación de Hijas de María fue instituida a mediados del siglo XX para fomentar el culto a la Inmaculada Concepción. Tan sólo encontramos una libreta (Libro II) con las cuentas desde 1963 al 1967, siendo tesorera Mary Sánchez. La Congregación de la Doctrina Cristiana tenía como objetivo promover, organizar y facilitar los medios posibles para la instrucción catequística parroquial. Queda una libreta de cuentas que comprenden
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los años 1946 al 1966, firmadas por Antonio Vargas, Pablo López Oliveros y Adolfo Arganda. La Asociación del Sagrado Corazón de Jesús, fomentaba la devoción al amor de Cristo, simbolizado en su Corazón, particularmente en su culto de los primeros viernes de mes. Hay un libro de tesorería que comienza en 1953 y termina en 1968, siendo presidentas Teresa Prado y María Ramos. Secretarias Felisa Jiménez y Luisa Franco. Tesoreras Petra Franco y Juliana Ávila. La Asociación de Nuestra Señora del Carmen tenía como actividad principal impulsar el culto a la Virgen del Carmen, que se refleja en una libreta de cuentas desde 1940 al 1967. En su cuadro directivo figuran en calidad de presidentas: Carmen Pascual y Socorro Ávila. Tesoreras: Juliana Escudero, Antonia Torrijos, Natividad Jiménez, Rufina Ávila y Josefina Ávila. Secretarias: Socorro Ávila y Felisa Jiménez. La Acción Católica es una forma de apostolado en la que los laicos se asocian para el anuncio del Evangelio a todos los hombres y ambientes, de acuerdo con las necesidades de la Iglesia Católica en cada tiempo y lugar. En Méntrida fue instituida en 1941 por el párroco Lucio Hidalgo Lucero, formando las respectivas juntas directivas Concha Ávila, Nati Maganto, María Luisa Díaz-Zorita, Mercedes Caloto, María Corral y Asunción Díaz-Zorita. Para su historial disponemos de los siguientes documentos: Un cuaderno de actas de las Jóvenes, que comienza en 1943, con la imposición de insignias a ocho jóvenes por el consiliario, y concluye en 1964, con la nominación de la Junta Directiva y los equipos, siendo presidentas: Concha Ávila, Felisa Jiménez, Hermenegilda Ávila. Purificación Maganto y María Natividad Cuadrado. Secretarias: Felisa Jiménez, Socorro Ávila, Purita Calvino, Elvira Fernández y Carmen Villamiel. Delegadas de Piedad: Mª Luisa Díaz-Zorita, Carmen Caloto y Mary Pili Sánchez. Celadoras: Asunción Díaz-Zorita. Tesoreras Concepción León, Delegada de Piedad: Maximiana Sánchez Prado. Una libreta de “Memorias de la Juventud Femenina”, de 1957 a 1967, para reflejar las numerosas actividades de los grupos. Un cuaderno de las Jóvenes, de 1965 a 1967, con la elección del cuadro directivo: Presidenta, Mª Natividad Cuadrado. Secretaria, Carmen Villamiel. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Tesorera, Mary Cruz Sánchez. Un cuaderno de cuentas de las Aspirantes de 1958 a 1967, siendo presidentas Fe Maganto, Rosa Mª Penit y Mª Antonia Sánchez. Delegadas: Purita Calvino y Mª Luisa Cuadrado. Tesorera: Felisa Ávila. Tesoreras: Mari Nati Cruchet y Visitación Sánchez. Un libro de Actas de los Jóvenes, iniciado en 1954 con el nombramiento de los directivos, bajo la presidencia de Pablo López Oliveros, figurando como presidentes Faustino Franco y José Molina en 1955. Secretarios: Alejandro Mora y José Luis Gómez en 1955. Tesorero Francisco Simal Moral. Termina en 1957, con la redacción del acta número cuarenta. Otro cuaderno de cuentas de los Jóvenes de Acción Católica, da comiendo en 1955 y finaliza en 1968. Firman los tesoreros Francisco Simal, Julián Gómez, Felipe Gómez y Miguel Sánchez Cruchet. Los asociados a la Acción Católica, particularmente los jóvenes, realizaron una eficaz labor en el cine-club parroquial desde 1957 a 1967. Caritas es una organización de la Iglesia para ayuda a los marginados de la sociedad, que orienta particularmente su cometido en proporcionar los servicios básicos a los más necesitados. En el archivo se guardan un libro de cuentas y otro de actas. El primero incluye los ingresos, procedentes fundamentalmente de donativos, que se invierten en alimentos y otras atenciones a los necesitados. Comienza en 1951 y se ultima en 1961, actuando de presidentas: Felisa Jiménez y Natividad Jiménez. Tesoreras: Pepita Artalejo y Natividad Maganto. El libro de Actas de las reuniones abarca desde 1989 a 2004. En marzo de 1989 quedó constituida así la Junta Rectora: Presidenta, María Natividad Cuadrado Sánchez. Vicepresidenta, Luisa Franco Pascual. Secretaria, Ricarda León Lozano. Vicepresidenta, Felisa Jiménez. Tesorera, Mª Dolores Franco Vaquero. Vicepresidenta, Charo León Lozano. En 2004 hubo renovación del cuadro directivo. Presidenta, Severa Vaquero Romo. Tesorera, Mª Carmen Pascual Simal. Secretaria, María Natividad Cuadrado Sánchez. Voluntariado, Elvira Fernández Gómez, Mª Pilar Juzgado Rodríguez, Teresa Juzgado, Pilar Collado, Florentina Gutiérrez, Felisa Ávila Alonso, Ricarda León Lozano, Felisa Jiménez, Rosario León Lozano, Carmen García Cuesta, Sofía Millán Pinto, Mª Josefa Pascual Alzaga, Aurita Alonso y Natividad Maganto Maganto. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Hermandad del Santísimo Cristo de la Piedad. Existe desde la adquisición de su imagen en 1954, a devoción del pueblo, siendo párroco Pablo López Oliveros. Aparecen como Presidentes: Cipriano Ávila Mora, María Josefa Pascual Alzaga, Fernando Gómez, Clemente Martín y Daniel Pérez. Secretarios: Isabel Lozano, Manuel Franco Herradón e Isabel Sánchez. Tesoreros: José Luis Simal, Lorenzo Casares y Flora Gutiérrez. Los encargados de las cuentas asientan los diferentes conceptos en un libro al efecto. Anualmente, a finales de la Cuaresma, la hermandad organiza un quinario en honor del Cristo y colaboran en la preparación de la Semana Santa. En la actualidad son 540 personas asociadas. Últimamente ha surgido la cofradía “Nuestra Señora de la Soledad y San Sebastián Mártir”, cuyos Estatutos fueron aprobados por el arzobispado en 2011, desarrollando su actividad en las celebraciones de la Pasión y Muerte de Jesucristo, de manera especial en las procesiones.
3.5. La actual Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad La actual hermandad de la Virgen es la heredera de la antigua cofradía de la Natividad, cuyos cometidos, una vez desaparecida en 1889, asumen los mayordomos de la Fábrica de la Ermita, como gestores de sus bienes, y los comisarios, como organizadores de sus fiestas 52. En 1917 surge la renovada Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad con nuevos estatutos, asumiendo el legado histórico del pasado, la gestión de los bienes materiales y sus usos y costumbres tradicionales. El acta institucional, refrendada el 23 de agosto de 1917 por el Cardenal Primado Reig y Casanova, dice así: Se constituye una cofradía que llevará por título Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, y su objeto es tributar el más solemne culto a la Santísima Virgen María en su bendita imagen, de que toma su nombre esta asociación y que se venera en su antigua ermita, sita extramuros de esta villa (...) Al indicado fin, y sin perjuicio de atender a cuanto se refiera al mayor esplendor del culto de la Santísima Virgen María en la citada imagen, la hermandad solemnizará cuanto le sea posible y permita el estado de sus fondos, las fiestas religiosas que desde antiguo se vienen celebrando en esta villa en los días 25, 26 y 27 de abril de cada MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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año, para conmemorar la milagrosa aparición de la Virgen Santísima en el monte de Berciana, de este término municipal.
Así pues, su finalidad principal reside en promover, acrecer y practicar la devoción a la Santísima Virgen María, en la advocación de su Natividad, mediante el esplendor de su culto público y privado en Méntrida y la conservación de sus fiestas, haciendo especial hincapié en el mantenimiento de sus antiguas tradiciones, muy especialmente en lo que hace a la mayordomía y a los danzantes de la Virgen, como queda reflejado en las ordenanzas específicamente dedicadas a regular la recta celebración de las fiestas tradicionales, aprobadas en 1922 53: La hermandad procurará por todos los medios posibles que se conserven en su primitiva pureza y carácter religioso las antiguas, típicas y tradicionales costumbres con que este pueblo ha venido honrando siempre a su excelsa Señora y Patrona, la Santísima Virgen de la Natividad (...) Existiendo en esta hermandad una “mayordomía” llamada vulgarmente “los sargentos” y una devoción tradicional titulada “los danzantes”, cuyo objeto es solemnizar las fiestas de Nuestra Señora de la Natividad, la primera dando guardia de honor a la bendita imagen, y la segunda ejecutando la típica danza que rememora la alegría y el contento de este fiel y cristiano vecindario cuando, entre oraciones fervorosas y plegarias reverentes, entre cánticos piadosos y danzas juveniles, fue trasladada desde el lugar de su aparecimiento a la iglesia parroquial (...)
Los estatutos fundacionales, elaborados el 16 de junio 1917, se componían de 33 artículos; los iniciales definían la Hermandad como institución encargada de tributar el más solemne culto a la Santísima Virgen María en la bendita imagen de la Natividad, especialmente dedicada a solemnizar las fiestas abrileñas del la aparición de la Virgen en Berciana, con el singular cometido de velar por la conservación en toda su purea primitiva las antiguas, típicas y tradicionales costumbres con que este pueblo ha venido honrando siempre a su excelsa Señora y Patrona, la Santísima Virgen de la Natividad. El cuerpo del articulado se destina a detallar el reglamento de organización interna, donde se establecía la Junta Directiva anualmente designada el primer domingo de mayo, como órgano de gobierno de la Hermandad. Ésta se configura MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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básicamente tal y como en la actualidad se mantiene, compuesta por el Hermano Mayor o Presidente, el Primer Mayordomo o Vicepresidente, el Secretario, el Tesorero, el Capellán, y seis Vocales. Además, un grupo de cuatro Camareras de la Virgen, al frente de las cuales está la Camarera Mayor, se ocupan de todo lo relacionado con la atención a la imagen de la Virgen54. Previamente, estos estatutos primigenios señalan todo lo referido a los hermanos pertenecientes a la institución, divididos en tres categorías en función de la cuota anual que abonan: los hermanos mayores, que pagaban cinco pesetas; los hermanos menores, tres pesetas; y los mínimos, una peseta. No obstante, el artículo 10 de aquellos primeros estatutos dejaba claro que todos los hermanos tenían las mismas obligaciones ante la Hermandad y gozaban de iguales derechos, salvo las señoras de la institución, que tenían vetada su participación en las deliberaciones de las juntas o cabildos, así como su acceso a ningún cargo de la Junta Directiva. Curiosamente, ninguna alusión se incluye en el texto de estos primeros estatutos respecto de las camareras de la Virgen. Transcurridas tres décadas desde su refundación, el año 1953, coincidiendo con la toma de posesión del nuevo párroco Pablo López Oliveros, la Hermandad se plantea una primera redefinición de sus estatutos. La aprobación de la nueva normativa se fecha el 1 de febrero de 1955, siendo suscrita por el Obispo Auxiliar y Vicario General de la diócesis, don Francisco Miranda Vicente. El nuevo texto estatutario está compuesto por 28 artículos encabezados por la definición del ideario de la Hermandad, que se concreta en practicar y acrecer la devoción a la Santísima Virgen María en la advocación de su Natividad, el esplendor de su culto en Méntrida y la conservación de sus fiestas tradicionales, tomando así el testigo de las antiguas cofradías y hermandades que la precedieron. Como novedad, en estos nuevos estatutos se alude de modo exhaustivo a los distintivos propios de la institución; se dedica a ello el artículo segundo, donde se citan como tales el cetro con la Imagen de Nuestra Señora, la Bandera de la Hermandad, la Bandera a guerra de la Mayordomía, los estandartes, la medalla de la Virgen y el sello de la Hermandad. A MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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propósito de la medalla, se dice que deberá ser igual para todos los hermanos, con la Virgen en su trono y una inscripción: "Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad. Méntrida"; la aclaración es pertinente, dado que desde 1917 había diferentes medallas para cada una de las categorías de los cofrades, como también el soporte de las mismas para hombres y mujeres. No obstante, en estos estatutos de 1955 se mantienen las tres categorías entre los cofrades de la Hermandad, que a partir de entonces diferencian entre hermanos bienhechores, que pagan 25 pesetas de cuota; hermanos protectores, que paga 15 pesetas de cuota; y simples hermanos, que abonan una cuota anual de 5 pesetas. Se matiza, no obstante, que la diferencia de contribución económica y de categoría no establece ninguna distinción de derechos. Encontramos en este texto de 1955 una alusión directa al voto de la romería del 25 de abril, cuando se establece en el artículo tercero la obligación que asume la Hermandad de velar por su cumplimiento, así como a celebrar con gran solemnidad la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen, conforme a los antiguos usos y tradiciones de Méntrida. Hay también una primera referencia explícita al Capítulo de Hermanos (Cabildo General), como órgano rector de la Hermandad; su acceso al mismo estaba vetado a la rama femenina de la Hermandad, como también lo estaba a los cargos de la Junta Rectora, cuyos componentes pasarán a ejercer sus funciones durante dos años. La composición de la Junta Rectora es esencialmente igual a la de 1917. Es en estos estatutos de 1955 cuando por vez primera se establecen normas sobre las camareras de la Virgen, instituyendo para quien ostente el cargo de Camarera Mayor la función de vestir a la Imagen de Nuestra Señora, custodiar las alhajas que se le ponen y los vestidos, mantos, ropas de altar y paños del culto, así como vigilar la limpieza de su Ermita y de la Ermita de Berciana el 25 de abril y adornar los altares donde haya de colocarse la Santísima Virgen de la Natividad. También en ellos aparece la primera normativa sobre los santeros o ermitaños, en tanto que custodios de las ermitas de la Virgen y encargados de su limpieza y decoro.
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Una referencia directa a la Mayordomía y a los danzantes cierra el articulado de estas nuevas ordenanzas, recogiendo sucintamente los compromisos de la Hermandad para con dichos grupos en sus actuaciones, en las fiestas dedicadas a la venerada imagen de la Virgen de la Natividad; y haciendo hincapié en que en sus actuaciones se debían ajustar a las normas establecidas por las antiguas y bellas tradiciones de nuestra villa. Otras tres décadas después, una actualización de las normas diocesanas sobre cofradías y hermandades obligó a renovar los estatutos de 1955. Siguiendo instrucciones del arzobispado, se celebraron durante dos años diversas reuniones con la participación de numerosos cofrades para redactar nuevos estatutos. El borrador remitido al arzobispado fue aprobado en cabildo general por los 120 hermanos presentes, logró la oportuna ratificación del prelado el 11 de octubre de 1984, tras la firma de los renovados estatutos por el vicario general del arzobispado, Rafael Palmero. El texto de los nuevos estatutos será más amplio que el de sus predecesores, extendiéndose a lo largo de 49 artículos, divididos en cinco títulos, dedicados a la naturaleza y características de la Hermandad, sus fines y objetivos, las personas que la integran, los bienes que le son propios, y, un postrero referido a la previsión de una posible disolución de la institución. Estamos ya ante un texto muy desarrollado, que entra en la casuística y en la definición detallada de funciones y competencias. Tal vez, la diferencia más sustancial respecto de los textos precedentes es la desaparición de categorías entre los miembros de la Hermandad, según explicita el artículo 15, donde se lee: Todos los miembros gozan de los mismos derechos y obligaciones. Desaparecen así las tres categorías en vigor desde la refundación de 1917. Más novedades: los cargos pasan a ser trianuales; y se reconoce el pleno derecho a participar en los cabildos a las mujeres de la Hermandad, con voz y voto. En lo sustancial, los estatutos de 1984 son el resultado de adecuar las particularidades del funcionamiento y organización propias de nuestra Hermandad a un marco común establecido por el arzobispado para el MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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conjunto de las hermandades y cofradías de la archidiócesis toledana, a comienzos del segundo tercio de la prelatura de D. Marcelo González Martín. No obstante, se mantienen en el nuevo texto numerosas particularidades de la institución, muchas de las cuales no tienen acople en el referido marco estatutario común establecido por el arzobispado. Tres décadas después de la renovación de 1984 se ha vuelto a plantear la última actualización de los Estatutos de la Hermandad. El proceso se inicia a partir de la publicación el 1 de enero de 2007 de la carta pastoral Las Cofradías en la Archidiócesis de Toledo, por cardenal Antonio Cañizares Llovera. En dicho documento, que pretende desarrollar la doctrina emanada del Concilio Vaticano II en materia de apostolado seglar, el cardenal Cañizares insiste en la necesidad de renovar, fortalecer y animar a las hermandades para que expresen su identidad cristiana con testimonios de auténtica fe y caridad. Desde esa perspectiva, lo que se pretende mediante esta iniciativa es adecuar la pluralidad de asociaciones (hermandades, cofradías, etc.) de la archidiócesis a una norma común, acorde con las orientaciones pastorales recogidas en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 17 de diciembre de 2001. En realidad, esta última directiva del arzobispado no es sino la continuación del camino ya trazado por el cardenal González Martín, orientado a reconducir hacia la pastoral diocesana tantas y tantas experiencias comunitarias seglares históricamente materializadas en las antiguas hermandades, ligadas al culto divino y a la vivencia de los compromisos de la fe. El cabildo general de 2 de septiembre de 2011 aprobó el texto definitivo de los nuevos estatutos, refrendados por el prelado diocesano en 24 de octubre siguiente. Las actas y cuentas de la Hermandad son un fiel reflejo de los acontecimientos por los que transcurre la hermandad en cada época, a la par que un comprobante de la devoción a María, cuyos notarios son los secretarios y los tesoreros de sus Juntas Rectoras, que dan fe de las ofrendas y actos de culto.
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Los conceptos más comunes con que se sustentan los ingresos de la hermandad proceden de las cuotas de asociados, de las pujas al entrar la imagen en la iglesia y ermita, de las rifas de las suertes de Berciana, del lampadario y donativos. Los gastos ordinarios que más se repiten son las gratificaciones a los músicos, a los danzantes, a clarineros y gaiteros, a participantes en las fiestas, a cantores en la misa de San Marquitos, al santero, pólvora, derechos parroquiales, salves, limosnas, recibos de luz, poner y quitar colgaduras en las fiestas, y reparaciones de la ermita y su casa para ermitaños. La Hermandad tiene cuatro libros de Cuentas. El primero (1938-1967), con anotaciones de los tesoreros Sergio Pascual y Félix Arranz; el segundo (1968-1983), suscrito por los tesoreros Lorenzo Casares y Miguel María Sánchez; el tercero (1984-2001), a cargo de los tesoreros Miguel Ángel Simal, José Miguel Muñoz y Vidal González; el cuarto, iniciado en 2001, llevado por los tesoreros Florentino Martín, Diego Coca y Santiago Montero. Tiene también dos libros de actas. El primero se inicia con el acta de 6 de mayo de 1917, suscrita por el secretario Heliodoro Álvarez, y cierra el libro en 1990 Francisco Simal. El segundo, que sigue en curso, con actas firmadas desde 1990 hasta hoy por los secretarios Francisco Simal Moral, José García Adrada, Agustín Simal Ávila, Enrique Gutiérrez, Juan Manuel Magán, José Manuel Lozano, Alfonso Pascual y Esteban León. En el anexo documental (Anexo IV) figura una amplia reseña de la actividad desarrollada por la Hermandad de la Virgen desde su refundación hasta nuestros días, con datos extractados de sus libros de actas y de cuentas, además de una relación completa de miembros de la Hermandad que han asumido cargos en el periodo 1917-2011, la nómina de títulos honoríficos. En el Anexo V figura el traslado íntegro de los vigentes estatutos, aprobados en el cabildo de 2 de septiembre de 2011, y sancionados por el arzobispo Braulio Rodríguez Plaza en octubre de este mismo año.
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Verdadero retrato de la Virgen de la Natividad. (Anónimo, siglo XVIII) Ermita de la Virgen
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4. DEVOCIÓN Y PATRIMONIO La devoción a la Virgen en su advocación de la Natividad y con el referente tangible de su imagen aparecida en Berciana, arraigado en los orígenes mismos de Méntrida, ha ido generando a lo largo de los siglos todo un elenco de manifestaciones culturales, tanto materiales como espirituales, que constituyen sin lugar a dudas el más firme cimiento de su más preciada seña de identidad. Tan es así que los sentimientos más profundos de pertenencia a la comunidad, en tanto que colectivo con personalidad propia, no se entienden sin el elemento distintivo común que constituye el culto y la devoción a la Natividad. Así, decir Méntrida es decir Virgen de la Natividad, en tanto que punto de confluencia de sentimientos de identidad compartidos, nexo de unión y elemento aglutinador de gentes de toda condición, muy al margen de cualquier diferencia social. Desde este punto de vista, el culto a la Virgen de la Natividad conlleva una riqueza de enorme valor, cuyo fruto redunda desde tiempo inmemorial en la construcción social y religiosa de Méntrida, como ente dinámico con personalidad propia, y en la convivencia e integración de sus gentes. Así ha sido desde siglos atrás, propiciando un proceso de maduración social y cultural que ha dado como resultado la creación de un rico patrimonio compartido, que en todo mentridano provoca un sentimiento de legítimo orgullo, merced al perseverante reconocimiento y respeto por las tradiciones heredadas desde las más remotas épocas de su particular historia. A lo largo de este capítulo vamos a escudriñar lo más significativo de ese patrimonio heredado; nos adentraremos tanto en los aspectos referidos al patrimonio artístico, deteniéndonos especialmente en la talla de la imagen de la Virgen y en sus dos ermitas, como en los relacionados con las tradiciones festivas, exponente de mayor relevancia en lo que hace al patrimonio inmaterial. Cerraremos el capítulo con un apartado dedicado a la reciente iniciativa de distinguir a la Patrona con el título de Alcaldesa Honoraria Perpetua de su villa de Méntrida, concluyendo con una mínima reflexión en torno al propósito de promover su MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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coronación canónica; ambas acciones, vistas desde el prisma del reconocimiento del papel decisivo de la Virgen de la Natividad en el pasado, en el presente y en el futuro de Méntrida.
4.1. La hacienda de la Virgen y de su santuario El patrimonio de la Virgen y su ermita está formado por un conjunto de bienes muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, arquitectónico, iconográfico, musical, documental y otras manifestaciones de carácter socio-religioso, recogidas del pasado, vividas por el pueblo y transmitidas a las futuras generaciones. Las frecuentes donaciones, ofrecidas durante siglos, hicieron posible que la imagen de la Natividad dispusiera de un notable patrimonio histórico, cuyos pormenores conocemos a través de los libros llamados libros de fábrica y de los inventarios. Ambas fuentes nos proporcionan abundantes datos para un cabal y detallado conocimiento de la hacienda de la Virgen, materia ampliamente estudiada en nuestro libro55 “La Virgen de Méntrida”, a la que dedicamos ahora unas páginas para sintetizar los aspectos más relevantes sobre el tema. Libros de Fábrica de la Ermita Los libros de Fábrica nos permiten conocer la evolución del patrimonio económico y artístico, puesto que en ocasiones son citados los objetos donados y en otras se anuncia su desaparición. La rendición de cuentas patrimoniales era un protocolo que ocurría con frecuencia ante la presencia del visitador y los mayordomos entrante y saliente. Su análisis nos permite conocer, a través de los ingresos y gastos, cómo fue formándose el patrimonio de la Virgen en sus inicios y su desenvolvimiento posterior56. Todo parece indicar que antiguamente la gestión administrativa de los bienes de la Virgen y su ermita corrían a cargo de la Junta Rectora de la cofradía de la Natividad, desglosándose de la misma en 1630 con la apertura de libros propios, como lo confirma el enunciado del primero MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de ellos: Libro de cuentas e inventario de los bienes de Nuestra Señora de la Natividad, que se comenzó a primero de julio de mil seiscientos treinta años, siendo mayordomo Pedro García Luengo. Tal vez, la decisión de constituirse como directiva independiente tuvo su motivación en la necesidad de atender a las exigencias de la construcción de la ermita, iniciada unos años antes, además de solemnizar las fiestas del 8 de septiembre y 25 de abril, dejando para la hermandad los cuidados del hospital y las celebraciones de San Sebastián y de la Natividad. Aunque hay diferencias en el transcurso del tiempo, las partidas de ingresos y gastos suelen ser bastante estables. Antes de proceder a anotar asuntos de interés de los diferentes libros de fábrica, para evitar prolijidad, dejamos constancia de lo más significativo y común de las cuentas que en ellos se anotan. Las partidas de ingresos revelan procedencias muy diversas, producto, básicamente, de la colaboración de diferentes instituciones y de particulares, así como del beneficio de las rentas propias. Un resumen de los conceptos más habituales en los capítulos de ingresos sería el siguiente: Ofrendas y pujas por entrar la imagen a su ermita y por llevar las andas en las procesiones. Participación en rentas del concejo (carnicería, tocinería, taberna, correduría, mostrencos) y rentas señoriales de la Casa Ducal del Infantado (derechos del portazgo, alcabalero). Limosnas recogidas por las calles y en la iglesia (bacía). Arrendamiento del Huerto del Cabildo y de otros bienes raíces. Producto de tierras labradas a beneficio de la ermita (pegujales y majuelos). Donaciones en disposiciones testamentarias (tierras, casas). Alquiler de la bandera a otros pueblos (Camarena, Casarrubios, Arcicollar). Bienes en especie para rifas a favor de la Virgen y su ermita (quesos, corderos, lechones, gallinas, pichones, vino, uvas). MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Venta de carne y pellejo de los toros lidiados en las fiestas. Venta de los maderos de álamo negro y blanco que los mancebos ponen por ramo (mayo). Réditos de censos propios. Rentas de tierras, olivares, censos y situados de capellanías, memorias y obras pías. Las partidas de los gastos más significativas guardan relación con los acarreados en las celebraciones (música de ministriles para las funciones litúrgicas, danzantes y alquiler de sus libreas, alquiler de fargas y colgaduras para adorno del templo) y las fiestas populares (madera para los tablados de las comedias, gastos con los comediantes, toros y sus toriles, cohetes y bombas, músicos); mantenimiento de la ermita (ladrillos, tejas y maderas para trastejar, aderezo de los órganos, asentar el retablo nuevo); alquiler de la vivienda del ermitaño y gratificación del mismo; aceite para la lámpara de la Virgen; gastos para tramitación de actos administrativos (escrituras de compra-venta, tramitación de licencias diversas, cartas generales de excomunión, diligencias de bienes mostrencos, denunciación por representar en la iglesia, consagración del campo santo de la ermita que hizo el obispo, sacar las escrituras y poderes del retablo); y cumplimiento de obligaciones de la cofradía (Misas y responsos). A estos se unen los ocasionados coyunturalmente, como los relacionados con las obras de reedificación de la ermita, que se recogen en el libro primero (pagos al maestro de la obra, al cantero, al que hizo el chapitel). Libro primero (1630-1724) Da comienzo con la memoria y entrego de los bienes de Nuestra Señora de la Natividad que entregó Lázaro Martín, teniente corregidor, saliendo de mayordomo, a Pedro García Luengo, que al presente es mayordomo. En 1633 se vendió una viña que mandó Gabriel Moreno para hacer un retablo en la dicha ermita a Lorenzo Villanueva, vecino de este lugar, por 3.700 reales, poco más o menos, y se hace el retablo en Toledo y es el maestro Eugenio de León. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Anualmente se designan comisarios que piden limosna para celebrar la fiesta de la Natividad y su víspera y octava: Hácesele cargo de la renta que daba el concejo a Nuestra Señora para ayuda sus fiestas y pegujares que hacían para ellas, porque nombran comisarios la justicia para dichas fiestas, en que entran los pegujares y demás limosnas que cogen, los cuales la gastan en las fiestas dichas (Año 1641). Otrosí, dijo su merced que por cuanto ha entendido que todos los años se nombran depositarios y comisarios para que hagan las fiestas el día de Nuestra Señora y su víspera, las cuales fiestas se hacen de las limosnas que devotos de Nuestra Señora hacen y pegujares que se siembran para dicho efecto. (Año1643): El fin para que se hicieron dichos pegujares fueron para hacer fiesta de iglesia a Nuestra Señora en el día de su Natividad y octava, para que en sus procesiones saliese con la mayor decencia y autoridad, se distribuyan estos caudales en sermón, música y pólvora y demás festejos que se acostumbran.(Año 1719). Que el fruto de la pegujares que se siembran por la devoción del concejo y vecinos de la villa, se destine al culto y solemnidad de la fiesta de la Virgen. Su producto se guarde en el arcón con las tres llaves. Restauración de las pinturas de los milagros de las mulas y el niño (Año1691). En 1691 se hunde el pretil que rodea a la ermita y se hace uno nuevo. (Folio 102). Arreglo de las puertas que rompieron los ladrones cuando robaron las joyas de Nuestra Señora en el año noventa y dos (1.666). Gasto en ir a Alcázar de San Juan a buscar las joyas que robaron a Nuestra Señora, por Josep Dator, natural de Almagro, y vecino de Alcázar, que actualmente está preso en Torrijos, y aparecieron algunas que trajo el mayordomo. (3.400) (Año 1693, folio 117 vuelto). Los gastos dedicados a las danzas, comedias y músicos para la fiesta de la Natividad y San Marcos (a partir de 1691) se repiten en la mayoría de las cuentas, aunque es sorprendente el mandato del visitador en 1712: Que el mayordomo no gaste nada en músicas para la fiesta de septiembre, puesto que es obligación de la cofradía de San Sebastián, que se intitula la General. También es frecuente el nombramiento de comisarios para la fiesta de la Natividad.
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Libro segundo (1724-1777) Los ingresos más reveladores proceden básicamente de las rentas de las tierras, censos y situados de dos capellanías. Producto de la venta de un vestido viejo (4.012 maravedíes). Tierras que dejó Tomás Moreno en su testamento cerrado en 1733 (Folio 77). Venta de un manto viejo. (Año 1735). Renta de 14 censos y arrendamiento de 13 heredades (Año 1742). Producto de la suerte del Romeral, cedida por el concejo (Año 1753). Un huerto que mandó María Villamiel a donde llaman Cabildo en 1759. Los gastos son para los ministriles por las chirimías que tocaron en la fiesta de la Natividad que se pagan por no tener renta la cofradía de San Sebastián quien la costeaba antes y en la fiesta de San Marcos, en cuyo día fue la aparición de Nuestra Señora. Llevar un vestido a Madrid para cortar otro que había ofrecido el conde de Lemus y traer ambos (1.020 m). (Año 1729). Reparo que se hizo en la Capilla mayor de esta ermita para reparar la ruina que ocasionó una centella que en ella cayó (25.891 maravedíes). (Año 1732, folio 47). Rostrillo nuevo realizado por Lorenzo González, maestro platero de Toledo, a quien se pagó 452 reales. (Año 1735). Hacer una entrada para acceder desde el presbiterio al pasillo del camarín, cambiando los altares de San Andrés y San Pedro Estampas y libros donados a una señora de Madrid que dio dos arrobas de cera. Tres libros a los hijos de la duquesa y otro libro a un señor de Carabanchel. (Año 1742). Coste de mil doscientos treinta reales para el nicho “adorno” de la imagen en 1753. Pago de 18.360 maravedíes a Lucas García, maestro tallista, por la hechura de dos puertas vidrieras y su marco junto con otros detalles en 1756. Obra en el pretil de la ermita reforzado con diferentes machones, empleando 2.700 ladrillos y demás materiales, que importaron 1.880 reales. (Año 1766). Contrato por 550 reales de vellón con Eugenio Alcalde, maestro dorador, vecino de Madrid para el arreglo y pintura del techo del camarín. (Año 1769). Pago de 1.790 reales a Pedro de Aneza, maestro organero de Toledo, por un órgano nuevo, con la entrega de otro viejo (1.790 reales). (Año 1774). Coste de tres mesas de altar a la romana, una para el altar mayor y dos para los laterales, incluido el coste de su conducción en tres carros y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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quitando las tres viejas (3.154 reales). Chirimías y danza en San Marcos (420 reales). Arreglo del órgano por Pedro Llaneza, aumentando un registro (600 reales). (Año 1785). Reparación del chapitel. (Año 1724). Los pagos a los danzantes, comediantes y músicos, venidos de fuera, se repiten en casi todas las cuentas hasta 1800. Actuaban en la víspera, fiesta y octava de la Natividad, por ser de cargo de la ermita. A partir de 1729 se colabora con la fiesta de San Marcos, en cuyo día fue la aparición de Nuestra Señora. Actualización del inventario (Folio 98. Año 1735). Que se repare el pretil de la ermita con la mayor celeridad porque amenaza ruina. (Año 1738). En 1742 se abre la puerta que comunica el presbiterio de la ermita con el pasillo del camarín. Desolación popular por la desgracia que acaeció por la piedra (granizo) en el término de esta villa en los días 2 y 6 de julio de dicho año de 1748. El concejo abona 324 reales de cera que se gastó en la rogativa que se hizo a Nuestra Señora de la Natividad por la salud del señor don Felipe de Toledo, hijo menor de mi señora la duquesa. En 1749 la duquesa del Infantado, Francisca de Silva y Mendoza, hace donación de un manto para la imagen57: Habiéndose concluido el vestido que mandé hacer para Nuestra Señora de la Natividad de esa mi villa, le remito con el portador por mano de mi corregidor que os entregará ésta. Dios os guarde. Madrid a 2 de abril de 1749. Firmado: La duquesa duquesa marquesa de Santillana. (Rubricado). Justicia y regimiento de mi villa de Méntrida. Un vestido para Nuestra Señora que regaló la duquesa de Arcos, recibiendo 12 estampas. Otro vestido que dio la duquesa del Infantado. Un guardapiés de persiana que dio una vecina de Madrid. Que se haga unas vidrieras de vidrio de Venecia y se pongan en el transparente de Nuestra Señora. (Año 1750). La duquesa del Infantado entrega 800 reales para ayuda del nicho (adorno) de la imagen de la Virgen con sus gradas que costaron 1.230 reales. (Año 1753). Hechura de dos puertas vidrieras y su marco que fueron realizadas por Lucas García, maestro tallista en 1756. Que se entregue al santero Diego Laínez 40 reales por ser sumamente pobre y por su cuidado esmerado. Que no se tengan bailes en el atrio cuando los novios van a visitar la ermita. Que se entregue a la imagen de la Concepción un vestido de los azules que no se le ponen a la Natividad. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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(Año 1753). Que se pinte y componga todo lo que está descarnado del cielo raso del camarín. (Año 1766). Lo realizó en 769 Eugenio Alcalde, maestro dorador, vecino de Madrid. En 1766 se acuerda reforzar la calzada del terreno que ocupa la explanada con diferentes machones de ladrillo. El concejo colabora con 358 reales para el reparto de la “caridad” del día de San Marcos y con 56 reales para la fiesta de los toros en septiembre. (Año 1769). Se autoriza invertir parte de las rentas de Fábrica en la compra de un magnífico trono de plata, cuyo coste está tasado en 80.000 reales, poco más o menos, y tratado y ajustado su importe con el platero de los señores Príncipes. Que se haga una mesa de altar conforme a las normas litúrgicas. (Año 1777). Libro tercero (1780-1877) Ingresos más notables: A las rentas de los censos y heredades se añade el legado de Joseph Torrijos de una tercera parte de una viña en Navallera. Se incluyen una fanega de tierra en Mazalba que se permutó por otra de tres fanegas en los Caseriles. Renta de una viña en Sotorrondero donada por Joseph Torrijos. Otra tierra de dos fanegas en el arroyo de que linda con olivas de la ermita, en el camino que va a la ermita de Berciana. Otra tierra de una cuartilla con una oliva, que donó Juan Sastre, en el arroyo de Valdepiñuela. Venta recuadros de los milagros (191 reales). Venta de alhajas por un valor de 1.574 reales de vellón. (Año 1797). Gastos más relevantes: Coste de tres mesas de altar a la romana, una para el altar mayor y dos para los laterales, incluido el coste de su conducción en tres carros y quitando las tres viejas (3.154 reales). Chirimías y danza en San Marcos (420 reales). Arreglo del órgano por Pedro Llaneza, (600 reales). (Año 1785). Reparar el chapitel y la media naranja. Hacer los dos altares de S. Andrés y S. Gregorio y colocar el retablo para su imagen. Componer la barbacana, la linterna de la Capilla mayor y otros pagos (6.561 reales). (Año 1794). Pintar y dorar las andas por Eusebio de la Torre, dorador en Toledo (190 reales). En 1796 se realiza el Verdadero retrato de Nuestra Señora de la Natividad, de Ugena. Compra de un olivar en el Sotillo. (Año 1797). Por la leña que consumieron los franceses que estuvieron de guardia en la ermita el MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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año 1812, pago de 19 reales. Gastos para el torno que se hizo para subir y bajar la Virgen. 26 reales. (Año 1815). Mandatos del visitador: Que se hagan dos mesas de altar a la romana y se pongan en los altares colaterales. Que se quiten dos altares que están debajo de la tribuna para dar más cabida. (Año 1782). Que se quiten dos mesas de altar que están en la puerta del norte y mediodía. Que se compre una araña de cristal grande y hermosa para colocarla delante de la imagen, colgada de la media naranja. Que se recojan las dos lámparas de plata que tiene para componerlas José Antonio Ribera, platero de Toledo (Folio 39 vuelto). Que se canten las Salves y se compre una capa blanca de una pieza que se tejen en casa de Miguel Molero, fabricante de Toledo, que cueste sobre mil reales. (Año 1785) Nombramiento de mayordoma en la persona de Juana Torrijos. (Año 1787). Que se repare el chapitel y la media naranja que están sin firmeza y seguridad. (Año 1791). En las visitas de 1794 y 1810 queda clarificado a quienes correspondía la organización y el gasto de las fiestas de abril: La Fiesta principal que se celebra a Nuestra Señora de la Natividad en el día de San Marcos la costea el concejo de esta villa, por voto y obligación que parece tienen hecho de inmemorial tiempo a esta parte; y sólo es de cargo de estas rentas la música y danza que anteriormente asistía a la procesión, cuando se lleva a Nuestra Señora a Berciana, sitio en donde se apareció esta santa imagen. Pero como hoy se reduce sólo a la danza, declara el administrador haber pagado 60 reales por las tres que ha habido en el tiempo de esta cuenta, a 20 en cada uno, que son los mismos que se le abonan. En 1810: Las fiestas principales que se hacen a esta santa imagen anualmente el día 25 de abril la costea la villa, y el día 8 de septiembre que es la Natividad de Nuestra Señora la costean los comisarios que anualmente se nombran, por cuyas razones no se abonan maravedís algunos a este mayordomo. Contribución para la danza: Se abonan 60 reales (20 por año), la contribución que según costumbre se hace para la danza el día 25 de abril en la festividad de Nuestra Señora, por decirse fue el de su aparecimiento en Berciana, adonde se la lleva en procesión el dicho día a la ermita que allí tiene, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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pero en los dos años de 809 y 810 no hubo danza, y por eso no se contribuyó. Pérdida de las tierras que tenía en propiedad la Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad, en virtud de las Reales Órdenes de la Desamortización de bienes. (Año 1805. folios 149-154). Libro cuarto (1820 -1891) Se intitula Librete cobratorio para el régimen y gobierno del administrador de estas rentas de Nuestra Señora de la Natividad desde 1828-1862. En el mismo se escriben las cuentas de los años 1860 al 1874, con recibos y otros documentos. Los ingresos corresponden a la renta cedida a Nuestra Señora que se labra en Berciana. Rifa de dos toros (1.000 reales). El Duque entrega 400 reales. (Año 1831). Los gastos más notorios son 600 reales a Luciano Monzón, organero de la catedral, por arreglo del órgano; hechura de unas andas por 850 reales. (Año 1831). Impresión de estampas y novenas, en 1847. En 1841 el escribano certifica la confiscación de las propiedades con estas concisas palabras: La nación se incautó de los bienes. En lo sucesivo los ingresos quedaron reducidos a limosnas y ofrecimientos de los devotos, procediéndose en la última visita de 1850 a la liquidación y diligencias de los bienes. (Folio 233). El 25 de octubre de 1858 el párroco Manuel Peces, en solicitud al cardenal Cirilo Alameda y Brea, valora en unos 6.000 duros las joyas, alhajas de plata y demás efectos pertenecientes a la Santa Imagen. El mismo párroco pide autorización para la venta de una corona de plata, desproporcionada y en desuso, y la hechura de otra nueva de buen gusto, que valió 1.127 reales en 1864. Un intento de robo en la ermita en 1874, forzando las puertas de entrada; su reparación y chapado costó 370 reales. Nueva carroza estrenada el 25 de abril de 1891. Libro quinto (1807 -1930) Al inicio del quinto libro 5º de Fábrica de la Ermita se indica el título y contenido del mismo: Libro de asiento de los comisarios que sirven a
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Nuestra Señora de la Natividad y se hace el nombramiento en la iglesia parroquial de esta villa de Méntrida, desde el año de 1807. Los comisarios eran las personas que asumían el compromiso de conseguir recursos económicos entre los vecinos, para que con su buen celo se ingenien y de lo que percibieren de limosnas hagan fiestas a Nuestra Señora de la Natividad, sin que sean de las rentas de la Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora, invirtiéndose en las actividades profanas culturales. Su número dependía de las necesidades y actividades programadas, aunque lo más frecuente eran cuatro los postulantes, llegando hasta catorce en ocasiones. Gracias a ellos se mantuvo la tradición festiva y cultural del teatro, danzas, corridas de toros y fuegos artificiales en honor a la Virgen. En los mandatos del visitador de 1643 (folio 40 vº) se les advierte que deben consignar las partidas de ingresos y gastos en el libro de fábrica y han de tener en cuenta las necesidades de la ermita, además de las derivadas de la organización de los festejos en honor de la Virgen: Otrosí, dijo su merced que por cuanto ha entendido que todos los años se nombran depositarios y comisarios para que hagan las fiestas el día de Nuestra Señora y su víspera, las cuales fiestas se hacen de las limosnas que devotos de Nuestra Señora hacen y pegujares que se siembran para dicho efecto, y repartimientos; y porque conviene que de todo haya cuenta y razón, y se dé de dichas mandas y limosnas, mandaba y mandó que de aquí adelante los dichos comisarios tomen cuentas en este libro y no aparte, que sacando primero y ante todas cosas para el cumplimiento de las memorias que son a cargo de la dicha ermita, cera y lo demás que fuere necesario al adorno del altar y capilla, lo demás gasten en dichas fiestas, que siendo como son a honor y reverencia de Nuestra Señora, se pasarán todos los maravedís que en ellas gastaren y se aprobarán las cuentas tomadas por los susodichos, a los cuales y mayordomo encargó mucho el cuidado de dicha ermita y de sus reparos para que esté con la decencia que se requiere.
El libro comienza con un amplio prólogo de Miguel Rodríguez Martín, nuevo mayordomo de Fábrica de la Ermita, indicando de manera expresa: MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Hallé ser costumbre inmemorial costear anualmente los vecinos de esta villa la festividad de la Natividad de Nuestra Señora el día ocho de septiembre, nombrando a cuatro personas de los pudientes, con el dictado de comisarios o mayordomos, mediante no haber fundación para pagar los gastos que se originan y sí sólo el arbitrio de recoger las ofertas que hacen los devotos de Nuestra Señora cuando se lleva en procesión desde su ermita a la del Monte de Berciana el día 25 del mes de abril, en que fue su glorioso aparecimiento; y asimismo en la que se hace el día 8 del mes de septiembre, día de su gloriosa Natividad.
Unos años antes de iniciarse este libro, en 1805, Carlos IV prohibió las corridas de toros, con lo que los comisarios se vieron obligados a abstenerse de pedir al vecindario para celebrar corridas taurinas. No obstante, la reacción de los devotos fue muy positiva, pues decidieron que la totalidad de las ofrendas recogidas se destinasen al culto la Virgen y su ermita, permitiendo con ello concluir el pretil de la ermita y, sobre todo, mantener las prácticas tradicionales de devoción durante los años que permanecieron los franceses en el pueblo, a excepción de 1809 y 1810 en que no hubo danza. Así lo relata el citado Miguel Rodríguez Martín, en el prólogo del libro de comisarios: En este estado circuló la Real Orden prohibiendo las corridas de toros, y los comisarios anuales quedaron exonerados de dar los cuatro que era costumbre para la diversión del pueblo, y éste por lo mismo se contuvo y retrajo en sus ofertas. Por lo que todos los pudientes unánimes convinieron permitir y ceder a favor de la fábrica de la dicha ermita y seguir la obra del pretil que la rodea y circunda todas las ofertas que hiciesen los devotos de María Santísima en la procesión del día 25 y 26 del mes de abril y al entrarla en la parroquia y en su ermita; y mediante esta cesión volvió a revivir el celo y fervor de los vecinos y devotos en ofrecer por entrar en la iglesia sobre sus hombros la Santísima Imagen de Nuestra Señora cuando se la trae del Monte de Berciana el día 25 del mes de abril, el 26 por entrarla en su ermita, extramuros de esta villa. Fueron las ofertas de los devotos tan copiosas y abundantes que con su producto mi antecesor, Francisco Rodríguez, alargó y concluyó el pretil el año de 1802, la parte que circunda el camarín de Nuestra Señora y habitación del santero de la ermita, cuya obra sobre ser necesaria MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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hermosea el sitio que ocupa la ermita y, según me han dicho personas fidedignas, pasó su coste de 7.000 reales. Dígolo así porque no consta de cuentas ni de cargo y data; pues todo el pueblo se fiaba en el celo con que servía a Nuestra Señora y en su buena y escrupulosa conducta.
Las razones que deciden la apertura del libro vienen dadas en la introducción que hace en 1815: Se determinó traer este libro, escribir y sentar en él todas las personas que sirviesen a Nuestra Señora cada año, y evitar por este medio semejante yerro, se rijan por estos asientos y llevar esta carga igualmente (que es ganancia para la vida futura) entre los vecinos pudientes, cuando no los haya voluntarios, suponiendo que nuestros antecesores nos dejaron este ejemplo para servir a la Madre de Dios, y con particularidad a todos los vecinos de esta villa que sin entremisión recibimos en común y cada uno en particular infinitos beneficios desde que se apareció su Santísima Imagen en la dehesa de Berciana, para favorecernos con sus auxilios en esta vida. He determinado y tenido a bien escribir por bajo de los comisarios nombrados cada año, las personas o sujetos que hayan prometido y ofrecido dar en el verano próximo, con la oferta en seguida de su nombre de grano, dinero u otros efectos y lo que realmente se haya cobrado, para darlo en cuentas con cargo y data en futura visita.
Desde 1815, junto a la lista de comisarios, se añaden las ofrendas de las personas que introducen la imagen en la iglesia después de la procesión del día 25 de abril y quienes lo hacen en su ermita el día siguiente. Habitualmente se trata de ofertas de trigo que aparecen consignadas, como los nombres de los donantes. Desde 1807 a 1887 están los nombres de comisarios y las personas que sufragan la función de la Virgen y los pujantes. En 1851 es el primer año que figura la procesión de mayo. Además, proliferan documentos de bulas e indulgencias desde 1715 al 1864. La fórmula de los comisarios como agentes que garantizan los medios para la celebración de las fiestas en honor de la Virgen decae en el último tercio del siglo XIX. Así, en las anotaciones de 1872 se dice: En este año no se ha presentado ningún comisario para servir a Nuestra Señora en la función del día 8 de septiembre, pero se costeó la función MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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por una suscripción entre diferentes vecinos. Similar anotación figura en 1873. Desde 1887 no existen comisarios, solamente figuran los nombres de los escasos oferentes. Las referencias a gastos relacionados con el incremento del ajuar de la Virgen y los medios para sufragarlo y protegerlo son muy abundantes desde finales del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX. En 1894 hay recibos y facturas, como medidas para evitar robos en la ermita, y un informe sobre la costumbre de ofrecer cuando la imagen pasa al interior del templo. En 1896 se anota el pago de 186,50 pesetas a Ángel Zamorano, vecino de Madrid, escultor, por trabajos en la restauración de la Santa Imagen durante seis días, incluidos los viajes y mantención. En 1897 figura el pago de 150 pesetas por un pendón nuevo de damasco blanco todo, fleco y borlas de oro y cordonería de oro. En 1899 queda el nombramiento del mayordomo de fábrica en Manuel Molina Torrijos, así como la noticia de la muerte del párroco José Fernández Losada, que costeó una araña para la ermita, valorada en 93,75 pesetas. En 1900 hay un pago de 49,75 pesetas por levantar el arco de ladrillo en la espadaña de la ermita de Berciana y colocar el campanillo. En este año hay constancia de la primera noticia sobre la rifa de la suerte de Berciana a favor de la Virgen, por acuerdo adoptado por el Ayuntamiento, según nota del mayordomo de fábrica Manuel Molina Torrijos: En el año de 1900, siendo alcalde presidente del ayuntamiento de esta villa don José Prado Jiménez y procurador síndico general del mismo don Gregorio Rodríguez Jiménez, desempeñando el cargo de mayordomo de fábrica de la ermita de Nuestra Señora de la Natividad que se venera en esta villa, y como tal depositario de sus fondos, don Manuel Molina Torrijos, se puso en cultivo y labor la dehesa de Berciana para los vecinos de esta población; y el ayuntamiento, creyendo interpretar bien los sentimientos piadosos de los mismos y acendrado amor y devoción a la citada Santísima Virgen de la Natividad, su patrona, acordó ceder y designar una suerte de tierra de cuatro y media fanegas y de primera clase en dicha dehesa, con el fin de rifarla entre todos los vecinos y con su producto atender al culto y conservación del santuario de la Santa Imagen. La rifa se llevó a efecto en 18 de febrero de dicho año de 1900, correspondiendo ser el número agraciado con la suerte el 727, que MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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llevaba el vecino de esta villa Luis Romo Gómez; el producto de esta rifa ha sido 1.254 reales, o sea, 313 pesetas y 50 céntimos, de cuya cantidad me hice cargo yo, el dicho mayordomo. Y para que en todo tiempo conste y de ello tengan conocimiento los vecinos que son y sean de esta villa, lo consigno y firmo en este libro de la Santa Imagen, en Méntrida, a 20 de febrero de 1900. Manuel Molina. En 1904 se anota el pago de 51 pesetas por una casulla de damasco blanco con centro encarnado, así como 79,80 pesetas por una docena de candeleros de metal dorado. En 1906 se consigna la destitución del santero y nombramiento de su sucesor Juan Casares Rodríguez, así como el cese también el mayordomo Manuel Molina, siendo nombrado en su lugar el abogado José María Jiménez Álvarez Buiya. En 1913 se abre una suscripción entre los vecinos para la instalación de la luz eléctrica en la ermita, reuniéndose 465 pesetas y 25 céntimos; su coste total ascendió a 803,80 pesetas. En la noche del 31 de octubre de 1917 la pequeña ermita quedó prácticamente destruida, a causa de un incendio provocado por unos vecinos, como acto de venganza hacia el guarda del monte, que solía guardar en ella sus aperos y aquella noche depositó también una carga de bellotas denunciada por robo a dichos vecinos. En los meses de febrero y marzo de 1918 se recogen los suficientes fondos para reedificarla, siendo bendecida el 25 de abril de 1918 por el párroco Vital Villarrubia. En 1920 se da noticia sobre la constitución de la Pía y Benéfica Asociación del Sagrado Corazón de Jesús del Hospital de la Virgen. En 1921 se anota el pago de 350 pesetas por un armonium instalado en la ermita. En 1922 vuelven a consignarse las gratificaciones a los danzantes en la función de septiembre y abril. En 1923 figuran datos sobre obras en la ermita: pago de 153,65 pesetas por un millar de baldosines para el camarín; 141,40 pesetas por 200 arrobas de yeso para el piso de la ermita; 777,15 pesetas a Julián Gómez, albañil, por la obra del piso; 84 pesetas por entarimar la ermita. En 1924, pago de 437.25 pesetas a Juan Gómez por medallas de la Virgen. En 1928 se indica un pago de 437 pesetas a Andrés Gómez por el brocal del pozo con ladrillos de Valladolid. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En 1929 figura un pago de 311,61 pesetas por el dosel de la Virgen. En 1930 se reflejan datos sobre obras en la explanada de la ermita: pago de 100 pesetas por 25 metros de piedra para la escalera. Hay una nota sobre la construcción del brocal del pozo y de la escalera. El libro termina en 1930 con la rendición de cuentas, a las que se adjuntan las facturas del año 1936. En el libro de Comisarios se incluyen los derechos y deberes de los encargados de custodiar la ermita de la Virgen, insistiendo en la necesidad de que mantengan las antiguas costumbres. Además, se indican con las retribuciones que debían percibir: Razón de lo que ha de recibir y percibir el santero de la ermita de Nuestra Señora cada un año del administrador de sus rentas. Primeramente, en cumplimiento de la memoria que fundó Juan Prado de Beltrán, de una parte de herrén con dos olivas, y al presente se hallan cuatro, con más otra que está en el herrén del Almendro, que todo se vendió en la cantidad de 1.400 reales de vellón, que producen al tres por ciento 42 reales, los que ha de invertir en cera y aceite para alumbrar a Nuestra Señora, como lo expresa la fundación. Y por la oblata de las misas que se dicen en la ermita del cargo de la cofradía que se intitula de los Forasteros, y de otras memorias que no pagan oblata, se mandó por el señor cura párroco don Juan Mora se abonase al santero 20 reales cada año. Item, por las ocho Salves que anualmente se cantan en los días de los misterios y festividades de Nuestra Señora 16 reales, con la obligación de poner cuatro luces. Item, por la asistencia a la que se canta el día de la Asunción de Nuestra Señora, 4 reales, siendo obligación de la Fábrica el consumo de la cera de las arañas y altar. Item, por la cera que se gasta en las dos veces que se pone a Nuestra Señora para las funciones de su Aparecimiento y Natividad y llevarla a la iglesia en el altar fuera de su tabernáculo, se abonan dos libras, una en cada festividad, poniendo cuatro luces, las que han de lucir en las tardes antevísperas y el día que se vuelva a llevar a Nuestra Señora a su ermita. Y si por algún acaso no se hiciesen las dichas funciones, lucirán las cuatro luces en el altar, ínterin esté abierta la ermita, como es costumbre. Pero si por algún motivo tuviere que estar la Santísima Imagen más días fuera de su tabernáculo, ha de ser de cuenta de la fábrica el gasto de cera hasta que se ponga en él; importan las dichas MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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dos libras de cera 32 reales. Item, se abonan 27 reales para escobas, cuerdas, palas y barrido. Item, por las tres limpiezas generales en las dos Pascuas, de Resurrección y Natividad de Nuestro Redentor, y la Asunción de Nuestra Señora, 21 reales. Item, por el lavado de las rodillas y ponerlas de su cuenta, 12 reales. Item, por los vasos y algodón para las lámparas, 12 reales. Item, por la cobranza de los censos y asistir a lo que se ofrezca cuando se viste a Nuestra Señora, 20 reales. Importa todo 206 reales vellón.
Además le quedan a su favor la limosna que recoge todas las semanas con la tablilla pidiendo por el pueblo, los granos que recoge en el verano con título de badajo y el aceite o fruto que produzcan las nueve olivas que están enfrente de la ermita. Las limosnas de aceite y cera que lleven los devotos al dicho ermitaño las ha de gastar en la forma que se lo manden. La Fábrica le da seis arrobas de aceite por año para que luzca una lámpara día y noche, y además arroba y media por año, para que luzca la otra los días de fiesta el tiempo que está abierta la ermita. Asimismo sobre la referida suma de los 206 reales, se le dan y abona hasta 384 reales. Asimismo es privativo al santero ir a los entierros y tomar ofrendas, si se la dieren, pues no es forzoso; y también salir a pedir limosna en la iglesia detrás de los mayordomos de las Ánimas, los días que se hagan funciones por ellas, como ha sido costumbre, y así lo practican. También le es privativo al santero pedir a la puerta de la ermita cuando salen los devotos de oír misa. También se le permite salir a pedir por el pueblo con las tablillas en las dos festividades de los meses de abril y septiembre. Las obligaciones expresamente indicadas al ermitaño se expresan en estos términos: Primeramente, ha de poner el mayor cuidado en la limpieza y aseo de la ermita y accesorios, como también la continua asistencia de no faltar día y noche de ella, no abrir las puertas a deshora; y sí abrirá las de la ermita después que haya salido el sol hasta las 12 del día, y no abrirá hasta que en la parroquia hayan tocado a vísperas. Pero en el invierno será a la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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una, poco más o menos. En todo tiempo cerrará al dar las oraciones en la iglesia y podrá hacerlo antes en los días que los devotos no concurren por el mal temporal o tempestades, para evitar cualquier sorpresa. A los señores sacerdotes que fuesen a celebrar y decir misa los asistirá con puntualidad, y luego que se acaben las misas recogerá los ornamentos, doblándolos y guardándolos en los cajones. Asimismo es obligación del santero poner hostias y vino y dos velas para las misas rezadas. Y no podrá pedir cosa alguna por razón de oblata y sí recibir lo que gratuitamente le den los señores sacerdotes o los devotos que manden decir las misas. Pero por cada misa cantada le darán dos reales, por el motivo que ha de poner cuatro luces o velas que luzcan ínterin se cante la misa, como es costumbre. No permitirá tirar escopetazos o tiros a los pájaros que estén en los tejados o torreón, por los muchos daños y perjuicios que provienen de sus efectos en las tejas y torreón, el que ha sido necesario hacerle de nuevo. No permitirá juego de pelota ni otros que impidan la devoción a los devotos, ni permitirá pastar ganados, ni que anden alrededor de la ermita. Y si se resistieren dará parte al administrador y éste de parte a la justicia, para que lo impida y castigue a los resistentes. En las tardes de los días de fiesta, luego que se acaben los oficios en la parroquial, abrirá la ermita y encenderá dos velas para que luzcan delante de la Santa Imagen de Nuestra Señora, hasta la hora acostumbrada. En cualquiera hora del día y noche tocará la campana si sospechase alguna infidelidad en los que pidan se abra la ermita, para que concurran los vecinos a su socorro, y principalmente en la noche, aún cuando conozca la voz de los vecinos o jueces o cura, pues pueden ser llevados con violencia y valerse de este medio para robar la ermita, pues los dichos señores no se darán por agraviados por ser a una intempestiva hora, y que es público y notorio que los hombres malos se valen de semejantes medios para lograr sus perversos pensamientos; y con la dicha precaución no se les falta a la sumisión y obediencia que se les debe en el tiempo debido.
El libro consigna también la pérdida de los bienes raíces de la Virgen en las desamortizaciones de los siglos XVIII y XIX. En efecto, los bienes de la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Virgen y su ermita fueron confiscados por la ley promulgada por de Carlos IV (1788-1808), que mandó se vendiesen todas las fincas piadosas de las imágenes y ermitas; y en su cumplimiento se vendieron las de la fábrica de Nuestra Señora de la Natividad, cuyo importe, con los principales de censos que en este tiempo redimieron, se llevó a la Casa de Consolidación de Vales. Inventarios de la hacienda de la Virgen Cuando en 1504 se hace una relación de los bienes que guarda la iglesia vieja de Santa María58, se menciona tan sólo una imagen de bulto de Nuestra Señora con una camisa blanca en el altar mayor. En los dos primeros folios del libro primero de Fábrica de la Ermita queda asentado el primer inventario, procedente de otro anterior desaparecido, mencionando las escrituras de censos y los bienes de la ermita e imagen Nuestra Señora de la Natividad. En el folio 150, otro inventario de todos los bienes muebles y raíces de la Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad, hecho en 1707 por el párroco Juan de Alcobendas, en virtud del auto de visita próxima pasada. El libro segundo de fábrica se inicia con un inventario de bienes muebles y raíces de la Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad, hecho en virtud del mandato de la visita de 1724. Años después, en 1735, se redacta un nuevo inventario de alhajas y bienes muebles. Los últimos 24 folios del libro tercero contienen otro inventario de los bienes raíces, censos, alhajas y ornamentos de seda y lino, propios de la ermita de Nuestra Señora de la Natividad, hecho por mandado de la visita de 1780. Los inventarios más explícitos corresponden a los años 59 1630, 1707, 1724 y 1735, 1780, 1792, 1828, 1850, 1876, 1906, 1915, 1965, 1968, 1973, 2002 y 2004. En su redacción destacan los retablos, tronos, coronas, cetros, ornamentos litúrgicos, vestimenta y adornos de la Virgen, cuadros, pinturas, pendones, estandartes, banderas etc., con expresión del valor artístico, su cronología, situación, coste, autores, personas donantes y otros pormenores. Muchos de los objetos van MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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estropeándose y desapareciendo con el paso del tiempo, por lo que se hace necesaria una actualización; el último60 Inventario General de Bienes de la Virgen se hizo en 2004, siendo actualizado en 2011.
Ermita de la Virgen de la Natividad.
4.2. Edificios singulares MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Al margen de las catacumbas, en los dos primeros siglos del cristianismo no hubo templos para la celebración del culto; era en los propios domicilios donde se llevaban a cabo las reuniones para la oración comunitaria, la predicación y la administración de los sacramentos. Los templos cristianos, como lugares de culto, comienzan a existir hacia el año 260. Fue después del Concilio de Éfeso (431), en el que la Madre de Jesús es proclamada por la iglesia Madre de Dios, cuando el papa Sixto III erigió en Roma una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios, llamada más tarde Santa María la Mayor. A partir de dicho Concilio, los edificios dedicados a María, surgirán en toda la cristiandad. En Méntrida nuestros antepasados levantaron dos ermitas para el culto de la Virgen de la Natividad: una en el casco urbano, su actual santuario, antiguo templo parroquial dedicado a Santa María, y la otra en el monte de Berciana, en el lugar de su aparición. Además, hubo otras ermitas, todas ellas desaparecidas: Virgen del Humilladero, San Juan, San Ildefonso, Cristo de la Sangre, Santo Ángel de la Guarda y San Roque 61. Ermita de la Virgen de la Natividad Las obras de su construcción fueron costeadas con los fondos de la propia fábrica y de limosnas aportadas por los devotos, particularmente de la generosidad de Pedro González62, quien después del prodigio de los cirios, ocurrido en las fiestas de 1621, reseñado por fray Luis de Solís en su libro, determinó emplear parte de su hacienda en construir una nueva morada a Nuestra Señora, ante el estado ruinoso en que se encontraba el edificio de la parroquia de Santa María63. Los trabajos se iniciaron en 1643 bajo la dirección del maestro de obras Francisco de Mora, con intervención del cantero Francisco Botello, y siendo Esteban López el constructor del chapitel. El día 8 de septiembre de 1653 tomó posesión de su nueva morada la venerada imagen de la Natividad, entre el júbilo de los mentridanos, que festejaron el acontecimiento con grandes muestras de religiosidad, como queda dicho en páginas anteriores. El santuario está asentado en la explanada que ocupara la antigua parroquia. Es un robusto edificio con muros de ladrillo y piedra de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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sillería en sus esquinales, de línea renacentista, con planta basilical apuntando a cruz latina, de una sola nave rectangular de 280’68 m2 de superficie, bóveda de cañón, cúpula con chapitel, espadaña y campanillo. Con frecuencia los visitadores dejan constancia de la solidez de su estructura, como en 1785: es de buena fábrica y en ella se venera la imagen de la Virgen que es muy milagrosa y de particular devoción del pueblo. En el interior de la ermita destaca el actual retablo mayor que sustituyó en 1674 a otro de 1633, obra de los artistas toledanos Eugenio de León y Yuste de Paredes, adquirido por cuatro mil reales. Flanqueando dicho retablo, había otros dos colaterales más pequeños con pinturas que representaban a San Andrés y a San Gregorio. Delante del nicho central se situaban dos querubines de media vara de altura, sosteniendo sendas lámparas de plata, siempre encendidas. Otras dos lámparas mayores, también de plata, colgaban de la cúpula, frente a la imagen de la Virgen. El retablo actual64 fue adquirido a devoción del pueblo por cuatro mil ducados que se pagaron a unos artistas de nombre desconocido, aunque no descartamos que fueran los mismos que realizaron los dos retablos laterales del presbiterio del templo parroquial. Su hechura tiene gran calidad y muy buena traza, de estilo claramente barroconeoclásico, con 8 metros de ancho por 9 de alto, realizado con madera de pino tallada, dorada y estofada, con elementos ornamentales que presentan tonos blancos, azules, rojizos y verdes, policromado mediante marmoleados con técnica oleosa en tonos rojizos y negros. Descansa sobre un soporte con una altura de 1,20 metros. Encima se sitúa la predela, con sendos lienzos al óleo que representan la Visitación y el Nacimiento de la Virgen, de factura moderna. En su centro se inscribe la fórmula latina de la Consagración en un panel policromado al temple. Las calles están flanqueadas por ménsulas que sustentan las cuatro columnas del piso central, ocupando la calle principal la imagen de la Patrona en su hornacina, modificada y enriquecida en 1753 a expensas de la duquesa del Infantado. Este nicho presenta un rico marco en madera labrada con formas orgánicas, policromado mediante estofados de tonos rojos, verdes y azules, colores que se repiten a lo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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largo de todo el retablo. En su interior aparecen diferentes dibujos de los atributos marianos: sol, templo, luna, pozo, torre, espejo, árbol, fuente, palmera y ciprés. Corona el nicho un medallón realizado mediante volutas y decoraciones vegetales y frutales. En las dos calles laterales, se acomodan las imágenes de S. Roque (escayola) y S. Antonio de Padua (talla); flanqueadas por dos columnas acanaladas de arista muerta y coronadas por capiteles corintios decorados con estofados en sus hojas, en tonos azules, rojos y verdes. La cumbrera está dividida en tres calles, la central alberga el lienzo de la Coronación de la Virgen en un marco tallado de gran riqueza, del mismo tipo que la hornacina central del primer piso. Luce un gran medallón tallado en forma de grandes volutas y hojas vegetales, rodeado por dos columnas estípites decoradas con guirnaldas vegetales. Las dos calles laterales tienen forma de gajo, el panel central se ornamenta mediante talla vegetal en alto relieve y decorado mediante estofados al temple. Cierra en su parte inferior con dos paneles con una bella decoración floral. A finales del siglo XVII se añadió en la cabecera del templo una estancia cuadrangular amplia, denominada camarín. En 1699 concluyeron las obras, que importaron 3.000 ducados que abonaron el matrimonio Bernardo Pintado Arellano y María Prado65. Sus muros y techo están profusamente decorados con los retratos de los patrocinadores, imágenes de santos, aparición de la Virgen a Pablo Tardío y motivos alusivos a la tradicional romería de Berciana. La inauguración se celebró con todo boato y fervor por parte de los vecinos, entre los que figuraba el décimo duque del Infantado, Juan de Silva y Mendoza, quien convivía con los mentridanos en su casa-palacio. El acontecimiento se describe con toda clase de pormenores en el libro 5º de bautismos: Acabóse de pintar el camarín de Nuestra Señora de la Natividad, extramuros de esta villa de Méntrida, el viernes trece de noviembre de mil seiscientos noventa y nueve, y se trasladó y llevó en procesión Su Divina Majestad el domingo inmediato, día quince. Asistió a la Misa mayor (que celebró el Dr. D. Luis Antonio de Morales, cura propio de esta villa y de La Torre), el Excmo. D. Juan de Silva y Mendoza, duque del MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Infantado, Pastrana y Lerma, señor de esta villa; y por la tarde asistió su Excelencia a la procesión, acompañando a Nuestra Señora con su hacha encendida hasta su santa casa, que se acabó la procesión al cerrar el sol, quizá corrido de que sus rayos no lucieran a la vista de tan hermosa luna, o por dejar lucir tanta antorcha como acompañara a la más bella luz del cielo, en cuyo aplauso y festejo los vecinos de la villa gastaron lo más de la noche en regocijos y luminarias, con varias diferencias de fuegos de pólvora, a lo cual también asistió su excelencia con demostración gustosa, estimando a la villa su buen celo y devoción, y les encargó la perseverancia en tales empleos, contribuyendo con porción digna de su grandeza. El día siguiente hubo una corrida de seis toros, que se acabó con la felicidad de no haber desgracia alguna y con mucho fuego de pólvora alta y baja, asistiendo a todo su excelencia con gustosas demostraciones, viendo a sus vasallos tan bien empleados en festejar a la que es Reina y Madre de Dios omnipotente. La fiesta de la iglesia fue con admirable música y sonoros instrumentos, aunque por falta de salud repentinamente faltó el orador que estaba prevenido de los de su majestad, que Dios guarde, el Reverendísimo Padre Maestro Fray Diego Morcillo, de la Orden de la Santísima Trinidad del convento de la villa de Madrid. (Fue luego este predicador Arzobispo de Lima en Indias). Pintaron este camarín Don Alejandro Pérez de Teruel y Don Joseph Díaz de Quitán, pintores de la villa de Madrid, en once semanas de trabajo, que según su capacidad y obra que tiene obra de muchísimo más tiempo y esta brevedad se atribuyó a estar Nuestra Señora fuera de su casa en la parroquia y quiso estar en su casa. Hízose dicho camarín a costa de los bienes y devoción de Bernardo Pintado de Arellano y María Prado Beltrán, su mujer, sin que otra persona alguna pusiese cosa alguna, y perfeccionado como todo está. Tuvo de toda costa tres mil ducados, antes más que menos; el Excmo. Sr. Duque del Infantado dio mil reales para ayuda a la costa de un vestido nuevo que se hizo para Nuestra Señora y le estrenó el día de su colocación, que es el encarnado con cipreses de plata; y lo demás que tuvo de costa dicho vestido lo dio Luis Prado, familiar del Santo Oficio y Clara Prado Beltrán, su mujer.
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Lo que realmente llama la atención en el camarín son las pinturas realizadas al fresco, presentando escenas de la romería a Berciana constituyendo el mejor testimonio gráfico, anterior a la fotografía, que nos muestra los usos y costumbres de los actos que tradicionalmente se celebran cada 25 de abril. En los alrededores de la ermita y en su amplia explanada, antiguo solar del primitivo templo parroquial de Santa María, se encuentran diferentes cruceros y restos arqueológicos recogidos de diferentes lugares de la jurisdicción. Destaca un crucero colocado sobre cinco gradas y una basa cuadrangular de piedra de granito con la siguiente inscripción: J.H.S. María Joseph. Esta santa Cruz mandaron hacer a su costa y devoción Alonso Prado López y María Rodríguez, su mujer. Año 1671. Anteriormente remataba este crucero una cruz de piedra de granito, dorada a fuego con tres bolas de bronce y ocho medias columnas, bendecida en 1675 por el obispo Luis de Morales; fue destruida en 1936 y sustituido en 1950 por la actual imagen del Corazón de Jesús, procedente del antiguo Cementerio Parroquial. Frente a la puerta del santuario se sitúa un calvario de piedra berroqueña, con cruces de hierro, en cuya piedra central está marcada esta leyenda 66: Este calvario puso María Moreno a devoción de su hermano Juan Moreno, familiar y notario del Santo Oficio. Próximo al calvario se emplaza la escalera de piedra rodada, el brocal del antiguo pozo y una cruz monumental de piedra de granito pulimentada que el ayuntamiento costeó en 1942 en memoria de las víctimas del bando vencedor de la Guerra Civil. Esparcidas por el solar se encuentran piedras de granito, acarreadas alguna de ellas de Berciana, según se dice de la época romana, otras del antiguo cementerio parroquial, del palacio ducal y de la derrumbada ermita de San Roque, en cuyo recuerdo se ha erigido en 2009 un monolito con la figura del Santo, con diseño de Feliciano Hernández Sánchez. Los muros que salvaguardan la explanada han requerido especiales atenciones para su conservación. Así, en 1691 el pretil que rodea a la ermita se estaba hundiendo y se hace uno nuevo; en 1738 el visitador MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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ordena que se repare el pretil de la ermita con la mayor celeridad porque amenaza ruina; en 1766 se acuerda reforzar la calzada del terreno que ocupa la explanada con diferentes machones de ladrillo, empleando 2.700 ladrillos, que importaron 1.880 reales; en 1802, con las ofrendas que dieron los devotos en la procesión del día 25 y 26 del mes de abril, se alargó y concluyó el pretil, la parte que circunda el camarín de Nuestra Señora y habitación del santero de la ermita, cuya obra sobre ser necesaria hermosea el sitio que ocupa la ermita su coste pasó de 7.000 reales. Últimamente, en 2010, la explanada se amplió por la zona sur con el incremento de un muro de contención, utilizándose materiales afines al resto del pretil, con traslado del calvario y conservación de las cruces del Vía crucis; el coste ascendió a 19.090 euros.
Ermita de Berciana
La ermita de Berciana MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La antigua ermita de Berciana67, dedicada a la Virgen allí aparecida, fue levantada en cumplimiento de un voto adoptado por el concejo mentridano. Según la tradición, la decisión se tomó después de observar cómo la imagen desaparecía misteriosamente de la antigua parroquia, donde se trasladó después de su aparecimiento, volviendo a hallarla en el cerro de su aparición sin alcanzar a explicar tan extraño fenómeno y entendiendo que la voluntad de la Virgen era que se le dedicara allí una ermita. No faltan paralelismos a tan extraña circunstancia en nuestra propia provincia de Toledo y en otros puntos más lejanos de nuestra geografía. Parece como si la Madre de Dios tuviera especial preferencia de ser venerada en los cerros y montañas. De hecho, la geografía está llena de ejemplos de santuarios elevados en las cumbres, unas veces por decisión de los devotos y otras por supuestos deseos de la Señora. El precedente inmediato de esta ermita campestre lo encontramos en la choza que el propio cabrero Pablo Tardío levantó en el sitio de la aparición, adonde acudía diariamente a rezar, según testimonio de Don Braulio, recogido en las páginas iniciales del libro de Solís: Fizo una choza en el terreno donde se le apareció la Virgen, de donde sacaron la Sacrosanta Imagen de nuestra Reina, e iba allá a rezar todos los días. Desconocemos con precisión los datos sobre la construcción de aquella ermita erigida donde Pablo Tardío levantó su choza. En los folios iniciales del primer libro de defunciones de la primera mitad del siglo XVI aparece favorecida esta ermita con ofrendas testamentarias, sin precisar si su destino era para su construcción o reparación de la misma. Fue el municipio quien, en cumplimiento del aludido voto, construyó el pequeño templo, contando la colaboración de un fulano Lancha, persona que podía entonces, cuyo retrato y el de su mujer estuvieron pintados en un testero del sencillo edificio, según se atestigua en la Información Jurídica de 1653 por María Moreno, quien afirma los alcanzó a ver allí hasta que se derribó la pared.
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La edificación es de trazado sencillo, con muros de mampostería e hiladas de ladrillo, de una sola nave rectangular y única entrada. En sus muros se situaban los exvotos que los fieles ofrecían por favores recibidos. En sitio destacado, según Solís, existía un altar, en cuyo centro se conserva el tronco cortado de la encina. Fray Luis dice también que en el recinto de aquella ermita se encontraba la cuevecita, en donde nuestra milagrosa imagen fue hallada. A lo largo de la historia, la ermita ha pasado por varias reformas en sus estructuras, siendo una de ellas a principios del siglo XVII, al derrumbarse una de sus paredes; otra, la más importante, cuando sufrió un incendio intencionado el 31 de octubre de 1917; y, por último, en 2008 con una considerable rehabilitación que afectó a todo el inmueble, a cuenta del ayuntamiento. El aspecto actual de la ermita de Berciana es el resultado de la restauración llevada a cabo en 1918, después del incendio. En aquella circunstancia se procedió a la elevación del muro perimetral de la nave, se incorporó la nueva fachada neomudéjar, con el arco polilobulado de acceso, y la espadaña, con el campanillo. En la pared externa de la cabecera del edificio se colocó en 1980 una imagen de la Patrona, realizada en cerámica talaverana, inscrita en un pequeño arco ciego de ladrillo que imita al de la entrada. Aunque la propiedad corresponde al ayuntamiento, su conservación ha estado a cargo de éste y de la parroquia. Así, por ejemplo, en 1593 en que se ordena al licenciado Moreno, teniente cura, haga averiguación de lo que se debe a la ermita de Nuestra Señora de Berciana de las mandas y toros que se hayan corrido y haga que se gaste en la ermita. En la cuentas del ayuntamiento de 1738 consta el pago de 488 reales gastados en maestro, peones y materiales en el trastejo y revoco de las paredes de la ermita de Nuestra Señora de Berciana. El edificio, sin especial valor arquitectónico, es todo un símbolo para los mentridanos, como lugar de cita con la Patrona, evocación de tiempos históricos y raíz de nuestra devoción mariana.
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Por testimonio de Bartolomé Martín en la Información Jurídica de 1653, sabemos que en esta ermita se veneró en tiempos una imagen de la Virgen, procedente de la ermita del Cristo de la Sangre, colocada en Berciana hacia 1618. Se trata de una talla del siglo XVI, restaurada recientemente (1997), que en la actualidad está en el templo parroquial, encima del Sagrario. Respecto de esta imagen, el citado Bartolomé Martín hace hincapié en dejar constancia que habrá treinta y cinco años que este testigo y otro vecino de esta villa por su devoción hicieron dorar y repintar la imagen de Nuestra Señora que hoy está en la ermita de Berciana, que entonces estaba ya muy vieja en la ermita de la Sangre, y la llevaron y la pusieron en Berciana en donde se está siempre; y la que fue parecida es la que está acá, en la ermita del lugar, y eso declara para que se vea que no es aquella la que fue aparecida. Ermita de San Ildefonso La ermita de San Ildefonso, defensor de la virginidad de María y patrono de la diócesis, se encontraba a escasos metros del casco urbano, junto al Pinote, camino de Berciana. A partir de 1542 aparecen testamentos68 con mandas de cera para alumbrar la lámpara de esta ermita. Como ya apuntábamos al comienzo del libro, las Ordenanzas Municipales de 1566 disponían que en cada un año, el día de Santo Ildefonso, todo el pueblo vaya en procesión a la ermita del señor Santo Ildefonso de esta villa, atento que esta villa tiene hecho voto acerca de lo susodicho. En 1647 el visitador ordena su reparación por hallarse medio caída. En 1660, consta una reparación a cargo del concejo. En la visita de 1777 se informa sobre cierta reparación a cargo de la capellanía de Andrés Sastre, que cada año se encargaba de celebrar su fiesta el 23 de enero. Actualmente no quedan vestigios de esta antiquísima ermita. Sabemos que su portada, de piedra de buena sillería, se conservó hasta los primeros años del siglo XX. Junto a esta ermita de San Ildefonso se detenía la comitiva romera de cada 25 de abril, para celebrar en ella una misa, recitando allí versos a la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Virgen, para después regresar a la parroquia parte del acompañamiento. El recuerdo de estas ceremonias aún pervive, siendo costumbre respetada la parada final en las proximidades del lugar que ocupaba dicha ermita, antes de emprender el camino a Berciana, con el ritual del bandeo y la ejecución de una danza. Años atrás, era en este punto donde se procedía a colocar la imagen en su carroza, ya que era tradición sacarla del pueblo a hombros de los devotos, a la antigua usanza. Ermita de la Preciosa Sangre de Cristo La ermita de la Preciosa Sangre de Cristo fue edificada en la primera mitad del siglo XVI, puesto que en 1544 una persona dispone en su testamento la entrega de cera para la lámpara, siendo la familia del bachiller Pedro Cuadrado, muerto en 1582, quienes costearon su construcción, según se desprende de su testamento: Yo hice y mi padre juntamente la ermita de la Sangre de Jesucristo y procuré se bendijese y consagrase. Para su conservación y ornamentación dejó el citado sacerdote trece fanegas de tierra para el culto y ornamentos de la dicha ermita. En su recinto se celebraban los cabildos de la cofradía del Santísimo Sacramento ante la imagen del Cristo de la Sangre, y dentro de la misma hubo de enterrarse algunos cadáveres en 1599, con motivo de la peste bubónica. Por las respuestas al cuestionario de Lorenzana, sabemos que en 1789 permanecían en pie sus muros, aunque su techumbre estaba derrumbada, por lo que la imagen del Cristo fue trasladada a la parroquia. Junto al edificio, sobre gradas de piedra de sillería, se alzaba una cruz grande de granito, derrumbada en tiempos de la II República. El Humilladero El Humilladero, situado en las afueras del pueblo, en el camino del Prado, junto al arroyo de Valsoterraño, como parece indicar las abundantes piedras berroqueñas esparcidas en su entorno, donde comienza la vereda que conduce a la Cuesta de la Reina, era un reducido santuario mariano. Según tradición, allí solían dejar los gallegos sus ofrendas y las hoces, después de la siega, camino de regreso a su tierra. Su desaparición, como lugar de culto, sucedió a finales del siglo XV, trasladándose una imagen de la Virgen a la parroquia. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Hospital de la Virgen En las nuevas ordenanzas de la unificación de las cofradías de San Sebastián y de Nuestra Señora de la Natividad, redactadas el 30 de septiembre de 1605, hay diversas alusiones al hospital; se hace hincapié en que el fin principal de la hermandad continuará siendo el ejercicio de la caridad con los pobres y cosas de su hospital... que el hospital esté bien reparado y con aposentos distintos... que el prioste y el mayordomo menor sean obligados a visitar el hospital muy a menudo, principalmente de noche y más en el invierno... que si algún pobre muriese en el hospital le entierre la cofradía honradamente como a los cofrades de ella. Es muy probable que el hospital ejerciera su labor asistencial y caritativa desde finales del siglo XV, bajo la protección de la cofradía de la Natividad, pues ya se cita como tal en el primer libro de esta hermandad, que data del año 1591, y que alude a otro anterior desaparecido. Apoya esta hipótesis las mandas testamentarias de mediados del siglo XVI con destino al hospital. El edificio estaba dotado de algunas habitaciones con camas y los servicios más indispensables para acoger a los pobres transeúntes, mendigos y enfermos, en donde eran socorridos por tiempo limitado con ropa, comida, médico y medicinas hasta su traslado a otros hospitales, corriendo la cofradía con los gastos y atenciones, que encomendaba a un matrimonio de hospitaleros. A los mayordomos se les obliga a que visiten con frecuencia el hospital para que vean cómo están los pobres y cómo los trata y acaricia el hospitalero, y si los pide o lleva algo por recibirlos, y si está la casa, ropa y aposentos limpios, y lo hagan todo con mucha diligencia y caridad. Por norma general estaba bien atendido, mereciendo la alabanza de los visitadores eclesiásticos en sus periódicas visitas de inspección a la parroquia. Tan sólo en dos ocasiones, en 1680 y 1784, existe constancia de severos reproches a los mayordomos por descuidar sus obligaciones para con los pobres y enfermos, al no proveerles de la suficiente leña y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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alimentos, recordándoles que el fin principal a que debe ordenarse esta cofradía es el ejercicio de la caridad, que es su título, no sólo con los hermanos pobres de ella, sino también con los forasteros que se hallen en esta villa o pasen por ella. Estaba situado a la parte del cierzo de la iglesia parroquial de San Sebastián, en la zona cimera del antiguo cementerio, ocupando una superficie aproximada de 300 m2. Su emplazamiento no era el más adecuado por estar fuera casi de la villa y en parte oculta, y vienen a él gente viciosa y de mala vida, ladrones y rufianes, lo que se remediaría si dicho hospital se trasladase o hiciese en otra parte más pública (...) en la placilla de esta villa, en unas casas que se tratan de vender, allí es parte muy a propósito, por estar céntrica, solana y al abrigo, pues el hospital está en parte umbría y muy fría en el invierno, es muy viejo, parte hundida y amenaza ruina muy presto. Estas consideraciones, que se escriben en el cabildo de 15 de agosto de 1615, son reiteradas en años sucesivos, pero nunca llegan a realizarse por falta de medios económicos. Hay abundante documentación sobre las sucesivas reparaciones de que fue objeto. En 1698 se decide destruir las casas de la parte de abajo y aprovechar sus materiales para consolidar los aposentos de la zona de arriba. Algún tiempo después, en 1722, se decía que el hospital donde se recogen los pobres enfermos y todos los que son pobres de solemnidad se está arruinando y de tal manera que si no se acude a repararlo puede ocasionarse algunas desgracias; y siendo preciso acudir al remedio tan importante y obra de tanta caridad, puesto que las rentas de la cofradía no alcanzan, todos los cofrades acordaron que el licenciado Juan García del Moral, Comisario del Santo Oficio, y Don Josep Prieto, canónigo, ambos se empleen y ejerciten en pedir limosnas por las calles y casas de la villa, y la limosna que recogieren la empleen y gasten en el reparo de dicho hospital, que lo fían a su buen celo. Entre los años 1777 al 1782 se acondicionó el solado de piedra de granito y se protegió con el alzado de gruesos tapiales de más de tres MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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metros de altura en todo el recinto del Campo Santo, contiguo al hospital. Estos muros fueron demolidos en 1973, al construirse el actual grupo de viviendas en los 1.152 m2 del cementerio parroquial, en cuyo suelo hubo enterramientos hasta 1919. El párroco Sindimio Hernández realizó en 1920 algunas mejoras y reformas en el viejo hospital, para acondicionarlo como sede de la Pía y benéfica Asociación del Sagrado Corazón de Jesús y del Hospital de Méntrida, pretendiendo que la Asociación del Apostolado de la Oración se convirtiera en acción benéfica y caritativa, con algunas camas, para los enfermos transeúntes y pobres de solemnidad de esta villa. El vetusto caserón fue incautado por las reales órdenes de la Desamortización en la primera mitad del siglo XIX. Hasta 1969 sirvió como vivienda del sereno municipal y cuatro años después lo adquirió en pública subasta su actual propietario, que pagó al Ayuntamiento 85.000 pesetas. El hospital de la Virgen realizó una admirable labor. Cuando registramos los cuatro libros de la cofradía y observamos las abundantes anotaciones de ayuda, quedamos sorprendidos ante la eficaz labor social, asistencial y caritativa que protagonizaron nuestros antepasados con los más pobres, impulsados por su recio cristianismo y amor a la Virgen de la Natividad. A lo largo de cuatro siglos acudieron a sus puertas muchos enfermos, transeúntes, mendigos, pobres de solemnidad, vagabundos, viudas, huérfanos que solicitaban ropa, medicinas, aposento, cuidados médicos, alimentos. Por aquí pasaron, camino del Alamín, multitud de menesterosos, gallegos y portugueses en particular, que buscaban el socorro que pudiera proporcionarles la Casa del Infantado. En el edificio nacieron varios niños y murieron bastantes personas mayores que fueron enterradas por la cofradía honradamente, como a los cofrades de ella, sin diferencia ninguna.
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4.3. La imagen de la Virgen de la Natividad La iconografía mariana trata de las pinturas y esculturas de la Virgen. Forman un elemento relevante de la piedad popular, además de ser un signo específico del patrimonio artístico religioso y una expresión preferida de la devoción de los pueblos. Las imágenes de la Madre de Dios No toda representación de la Virgen María se considera imagen de culto, sino aquellas que cumplen las normas exigidas por la Iglesia y el buen gusto artístico. Para evitar posibles desviaciones en el recto culto, el concilio de Nicea recuerda que el honor de la imagen se dirige al original, y el que venera una imagen, venera a la persona en ella representada; y el Concilio de Trento establece que se conserven principalmente en los templos, casas y lugares públicos, y se les tribute el debido honor y veneración, pues ayudan a los fieles a invocar su constante presencia y su misericordioso patrocinio en las diversas circunstancias de la vida, invitan a invocarla con confianza y a imitarla en su ejemplo. Aunque el culto a la Virgen nació con el mismo cristianismo y se manifestó desde el principio de diversas maneras, sin embargo no se prodigaron sus representaciones plásticas por temor a la superstición, tan arraigada en los pueblos antiguos. Recelaba la Iglesia que los nuevos cristianos pudieran confundir a la Madre de Dios con la diosa Cibeles, que era adorada por los paganos como madre de todos los dioses. Seguramente no hubo iconos de la Virgen destinados al culto antes del Concilio de Éfeso (año 431). Los frescos marianos de las catacumbas (siglos I-V) no eran imágenes para el culto, sino de piadosa decoración. No obstante, en las primeras pinturas de las catacumbas romanas, su imagen aparece como Madre de Dios con el Hijo en los brazos o sobre las rodillas y también en forma de Virgen orante, en actitud contemplativa y de pie, que era la postura para orar en los tiempos primitivos.
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A partir del año 431, al quedar definido el dogma de la maternidad divina de María, el tema de la Virgen es el más reproducido en el arte de todos los tiempos. La piedad y la imaginación de los artistas suplieron la falta del retrato auténtico; de sus pinceles y gubias salieron sublimes representaciones marianas, según los diversos estilos de la época. La figura de María fue surgiendo en el arte cada vez más cercana a la humanidad. A las pinturas sencillas y estilizadas de las catacumbas, llenas de colorido, siguen las representaciones bizantinas con sus famosos mosaicos en los que se idealiza un tipo de la Virgen muy alejada de la tierra, como Emperatriz del Cielo. En el arte románico su aspecto es más humano, estático y majestuoso. Con el estilo gótico se logra una traza más realista, dinámica y proporcionada con expresiones faciales de dulzura, alegría o dolor. En tiempos del Renacimiento, la representación pictórica adquiere formas de mujer joven, llena de hermosura y candor, seleccionada entre la humanidad y en medio de ella. Las imágenes de culto dedicadas a Santa María, en forma de escultura, cobraron auge en la iglesia de Oriente a partir del mencionado año 431. En Occidente no llegaron a generalizarse hasta más tarde, aunque sí abundaron las representaciones ilustrativas o narrativas de la vida de Cristo y de María, en sencillas pinturas murales o en mosaicos. Por medio de sus elementos simbólicos, la imagen concentra en sí todo el contenido teológico de la mariología: Madre, cuando aparece con el Hijo en los brazos; Virgen, por su juvenil rostro; Inmaculada, por la luna bajo sus pies y la aureola de doce estrellas; Asunta a los Cielos, por la nube sobre la que se eleva; Reina y Dispensadora de todas las gracias, por la corona y el cetro. La luna bajo los pies de María y las estrellas alrededor de su cabeza, ponen de manifiesto su realeza y poder como reina del cielo, siguiendo la iconografía sugerida por San Juan en el Apocalipsis: Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
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La Virgen de Méntrida La devoción popular a María se caracteriza, como objeto de piedad, por tener como soporte visual una imagen, sobre todo en forma de escultura, individualizada en sus formas iconográficas y determinada por un título o advocación. La imagen aparecida en Berciana69 era una escultura antigua, tallada en madera en forma de virgen orante, sin Niño, de pie y revestida. Don Braulio, en 1284, no la describe, pero sí informa sobre las vestiduras con que fue hallada: Estaba vestida la soberana Imagen de Nuestra Señora con una camisita de antiquísimo lienzo, su juboncito antiguo de damasco, al parecer azul, del cual pendía una basquiña o saya de la misma tela, sin más adorno que una franja negra, acairelada, en la parte inferior, cuyo vestido hoy tiene puesto; y me dicen todos haber intentado quitársele para ponerle otro, y no haber podido; era más largo que la sacrosanta Imagen.
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Fray Luís de Solís en su libro hace una detallada descripción de la imagen que, en su tiempo, se veneraba como la aparecida en Berciana. Dice que la escultura, tallada en pesada madera, medía algo menos de medio metro y representaba a la Purísima Concepción. El rostro, algo más largo que ancho, de color trigueño, era muy agraciado e infundía al mirarle veneración y respeto; tenía las mejillas encarnadas, algo oscuras por los muchos años; en su frente espaciosa y llana brillaba la serenidad y hermosura, destacando un lunar en la parte superior del lado derecho; los ojos, bellísimos, rasgados, claros y grandes; las niñas y los arcos de sus cejas tenían color negro; su nariz aguileña estaba muy proporcionada al rostro; los labios rosados causaban admiración al contemplarlos; su boca pequeña y pulcra muy acorde con las demás facciones de la cara; el cuello erguido y blanco; despuntaban sus hermosas manos, blancas y bien delineadas, entreabiertas sobre el pecho; el cabello de color rubio, algo oscuro, le caía graciosamente sobre la espalda. Su pequeño cuerpo se cubría con una túnica en color blanco, salpicada con estrellitas de oro que bajaban desde el cuello hasta la cintura, en donde se recogía y ataba con un cordón azul celeste, para después descender hasta los pies. Sobre esta túnica aparecía también labrado un manto rojo, matizado con flores y estrellas azules, prendido al cuello con un botón de oro que arropaba los hombros y la mayor parte de los brazos, llegando hasta la misma fimbria de la túnica interior. Encima de la escultura mostraba siempre el viejo vestido de tela con que fue aparecida. La imagen actual, imitando a la primitiva, representa a María de pie y con las manos juntas en actitud de oración, sobre una nube. El cuerpo es una talla de madera de aliso, con altura de 71 centímetros para la imagen y 23 para la peana, revestido con diversos ropajes, cubiertos con un rico manto, que desciende en forma piramidal, que tan sólo permiten ver el rostro y las manos, modelados en madera de boj. Toda ella está policromada. Responde al tipo iconográfico de la Inmaculada y las imágenes de vestir. Los atributos están tomados del Apocalipsis: mujer coronada de estrellas y la luna bajo sus pies, recortada en forma creciente, como un MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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símbolo de la victoria. Además de estos símbolos comunes, la Virgen mentridana ostenta otras señales peculiares que la distinguen: su rostro juvenil, alojada en su majestuoso trono de plata, con sus manos entreabiertas, acariciando el bastón de mando de Alcaldesa, símbolo de protección y dispensadora de todas las gracias. Es de advertir que todas las antiguas imágenes y pinturas de la Virgen de la Natividad aparecen siempre con las manos entreabiertas, sin atributo alguno entre las mismas. El ramo entre sus manos fue iniciativa de unos madrileños, personas devotas que compraron un juego de rosas de mano para cuando la llevan en la procesión de San Marcos. Tal episodio ocurrió después del año 1896, pues en esta fecha se tomó la primera fotografía de la imagen y el ramito no figura en ella ni en documentos anteriores. Después de la última restauración integral de la imagen, llevada a cabo en 2002, la Junta Rectora de la Hermandad y el Grupo de Camareras aprobaron y determinaron que constase en acta (10 de marzo de 2002) para perpetua memoria, que se mantenga y respete siempre la tradicional simbología de la Patrona, acorde con el historial de la venerada imagen, dictando al respecto unas normas claras. La literalidad del acuerdo reflejado en la citada acta es la siguiente: 1º. Respetar la simbología iconográfica de la talla, que representa a María Inmaculada, dejando los brazos de modo que las manos de la imagen queden levemente unidas, sin colocar en las mismas objetos de ningún tipo. 2º Evitar colocar joyas en contacto directo con la talla, salvo la corona y los pendientes. Colocar sobre la vestimenta de la imagen el bastón de alcaldesa de modo que no esté en contacto directo con la talla. 3º. Simplificar al máximo las ropas que se colocan directamente sobre la imagen, de forma tal que, en lo posible, la capa o manto que la cubre caiga recto, formando el conjunto una figura cónica, tal y como se usaba en tiempos pasados. 4º. No colocar en los ropajes interiores más objetos que los estrictamente necesarios para fijar los mismos a la talla. 5º. Realizar la limpieza de la talla de forma mecánica, mediante un cepillo adecuado, sin utilizar al efecto ningún tipo de producto.
La primitiva imagen aparecida en Berciana fue sometida a varias reformas a lo largo de los tiempos que, a veces, alteraron su aspecto MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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exterior, incluso alguna afectó a las facciones de su rostro. Una notable innovación se ejecutó en la época barroca, cuando la moda de vestir las imágenes llegó a su apogeo, multiplicándose las imágenes de bastidor o candelero. Sus devotos decidieron revestirla entonces a la usanza de la nobleza femenina, con amplios ropajes, mantos y coronas, a cuyo efecto, fue preciso montarla sobre un bastidor o peana de unos sesenta centímetros, con lo que su altura total alcanzó poco más de un metro. Sobre la primitiva basquiña colocaron dos camisas blancas y diferentes sayas que tapaban el bastidor y favorecían la adaptación del largo manto que colgando desde los hombros cubría los ropajes, de tal suerte que desde el medio cuerpo arriba es la misma Imagen aparecida, y de medio cuerpo abaxo, lo añadido, según nos dice Solís en su libro. Se labraron los dos brazos con sus manitas muy blancas que, colocadas sobre el pecho, asomaban de la última saya, adornándose los dedos con anillos de oro y las muñecas con brazaletes de perlas preciosas. La cabeza fue cubierta con abundante cabello natural de color rubio, sobre la que se asentó la corona imperial de plata sobredorada. El cuello lo engalanó un fino rostrillo que sólo permitía admirar el agraciado semblante de la Señora, junto a sus manos entreabiertas. Por último, la reformada imagen mostraba en sus plantas el símbolo mariano de la media luna. Esta transformación, debió producirse antes de 1610, porque en esa fecha aparece pintada en forma cónica con manto, rostrillo y manos entreabiertas, en actitud orante, como puede apreciarse en el cuadro del exvoto del niño Diego, y en 1699 según se pinta en el camarín, y otras imágenes de los siglos XVII y XVIII; entre ellas, el retrato de la Virgen de la Natividad (mediados del siglo XVII) firmado por Antonio Arias que se encuentra en el Museo de Pontevedra70, el retrato de la Virgen (siglo XVIII) que cuelga en el muro meridional de la ermita, el grabado de la dedicatoria del libro de Solís (1734), y la estampa del Verdadero Retrato de Nuestra Señora de la Natividad, con la firma de Ugena, fechado en 1796. En 1877 se procedió a la colocación de los ojos de cristal a cargo de Gabriel Pintado, escultor, vecino de Madrid, pagando la intervención MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Marcos Sergio del Moral. En abril de 1896 se desplazó desde Madrid a Méntrida otro escultor, llamado Ángel Zamora, convocado por el mayordomo Manuel Molina Torrijos, con el fin de proceder a su restauración. Durante seis días se dedicó el artista a trabajar exclusivamente sobre la talla, sin que conste en qué consistió la restauración, recibiendo la cantidad de 186,40 pesetas. De este año data la primera fotografía de la imagen, por la que se abonó 47 pesetas y 25 céntimos. Parece que ésta fue la última de las modificaciones de la antigua escultura hasta su quema en 1936, en que los atropellos cometidos en la pasada guerra civil española alcanzaron al patrimonio cultural y religioso de los mentridanos. El día 16 de agosto de 1936, en pleno día, en medio de aquel desconcierto revolucionario, un grupo reducido de personas penetraron en la ermita, sacaron a sus puertas la imagen de la Patrona, algunos cuadros, ornamentos litúrgicos, mantos, imágenes de talla y parte del mobiliario, siendo pasto de las llamas en una hoguera montada a tal efecto. Después, deshicieron a golpes el grandioso trono de plata de la Virgen, entregando los fragmentos a una Junta que el gobierno de la República había establecido en Madrid, y allí se perdieron. El mismo destino tuvieron algunos objetos sagrados, desaparecidos para siempre. La actual imagen de la Virgen de la Natividad La destrucción de la imagen de la Virgen motivó que en la romería del año 1937 procesionara en su lugar una reproducción fotográfica de la misma. Poco después se encargó una nueva talla al escultor José Gallego71, vecino de Talavera, que sustituyó a la quemada en 1936. A esta nueva imagen se le rindió culto hasta 1950, año en que culminó un proyecto iniciado en 1948 con el objetivo de realizar una talla de la Virgen similar a la destruida en la Guerra Civil, así como una réplica del trono de plata despedazado también en el verano de 1936, y una nueva corona para la imagen. Una de las personas que participaron en aquel benemérito proyecto fue Antonio Jiménez-Landi Martínez, devoto fervoroso de Nuestra Señora MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de la Natividad. En atención a tan admirado maestro y amigo, protagonista de los hechos que narra, reproducimos este escrito, aparecido en el programa de fiestas del año 1994, en que narra con detalle la gestación en 1948 del mencionado proyecto, que culminaría en 1950 con la realización de la actual imagen de la Virgen, así como del trono y corona que exhibe. He aquí las palabras de Don Antonio: La imagen realizada en Talavera, aunque era una talla muy digna, algunos fieles deseaban sustituirla por otra mejor, con corona de plata, montada en un nuevo trono, semejante al desaparecido. El día 26 de abril de 1948, siguiente al de la romería de San Marcos, don Fidel Gómez Colomo, sacerdote hijo de Méntrida y capellán de la Armada, tomó la palabra y desde el púlpito de la Iglesia Parroquial invitó a los mentridanos a dedicar a la Patrona un nuevo trono de plata. Reunidos en el salón de sesiones del Ayuntamiento, el señor Alcalde, don Antonio Herradón, los Concejales, el señor Cura de la parroquia, don Antonio Vargas Carrillo, el Canónigo de la Catedral de Toledo don Ángel Morán Otero –hijo del pueblo– y el Presidente de la hermandad de la Virgen y de la de Labradores, don Pedro Cuadrado Franco, y artesanos, comerciantes, labradores, etc., acordaron abrir una suscripción pública para la construcción del nuevo trono y destinar al mismo fin el arrendamiento de la caza de la jurisdicción. La Hermandad de Labradores arrendó, pues, la caza de perdiz de todo el término municipal de Méntrida, en 80.000 pesetas anuales, al Conde de Caralt, propietario del colindante monte de Valquejigoso, y de esa cantidad, 50.000 pesetas fueron destinadas al proyecto. El Ayuntamiento dio 35.000 pesetas; pero ni aquellas ni éstas cantidades fueron suficientes y la Hermandad susodicha y el concejo tuvieron que aportar algunas más, suplementarias. Por su parte, los vecinos de la villa contribuyeron a la suscripción generosamente, sin distinciones de clases sociales o de personas, acomodadas y pobres, con dinero, con alhajas de recuerdo familiar, con monedas de plata y de oro... porque se quería que, además del trono, se hiciese a la imagen de la Virgen una corona
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nueva, la cual llevara, en su base, un anillo de este metal. También pensaban muchos en una nueva imagen. En total se recaudaron 90.000 pesetas de la Hermandad de Labradores, 45.000 del Ayuntamiento y 12.854 de la suscripción popular. La plata aportada por el pueblo, en monedas y en otros objetos, ascendió a 22.616 kilógramos, equivalentes a 22,318 de lámina de plata de ley. En la corona se emplearon 80 gramos de oro. El metal sobrante se reservó para hacer un broche a la imagen. En total: 710 gramos de plata para la corona y 41.200 kilos para el trono. El 27 de abril del siguiente año, se acordó que los sacerdotes Morán, Gómez Colomo y Vargas, en unión con el alcalde Herradón y del presidente de la Hermandad, Pedro Cuadrado, eligieran al orfebre que debería realizar la obra. La Junta delegó esta misión en el dicho don Fidel Gómez y en el autor de estos recuerdos, autorizándoles a abrir una cuenta corriente en el Banco Urquijo para depositar en ella los fondos recaudados. Don Antonio Vargas sería el depositario de los mismos en Méntrida. Después de realizar algunas gestiones, dentro y fuera de Madrid, el orfebre elegido fue Juan José García, con quien se contrató la obra del trono en 106.000 pesetas, pagaderas en dos plazos: 50.000 al firmar el contrato y 56.000 a obra entregada. Firmóse el oportuno documento en 3 de septiembre de 1949 y, en la primera decena de abril de 1950 quedó cumplido con la obra terminada. A la hechura del trono y de la corona se añadió la restauración de las andas y se decidió hacer la talla de una nueva imagen de la Virgen. Yo me ocupé de buscar, al efecto, los escultores más prestigiosos de los que estaban trabajando para los templos de Madrid, tales como Capuz y Adsuara; pero el padre Fidel sintió impaciencia y encargó al mismo Juan José García la talla actual de la Virgen. A mí sólo me cupo, entonces hacer algunas observaciones al orfebre. En fin, lo importante fue que el 24 de abril de 1950, la imagen, corona y trono estuvieron en la Plaza Grande de Méntrida, donde fueron bendecidos. Al día siguiente, iban en procesión por primera vez a la dehesa de Berciana.
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Como el objeto principal de las notas presentes es la imagen y el trono de Nuestra Señora, debo dedicar algunas palabras al artista que los hizo. Juan José García era en aquellos días, probablemente el mejor orfebre de España. Había entrado como aprendiz en los famosos talleres de Granda en 1907. Y siguió un curso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1916 se estableció por cuenta propia y, cuando el padre Fidel y yo fuimos a encargarle el trono, tenía su taller en la calle madrileña de Maudes. Las obras de Juan José García eran famosas y están repartidas por templos de España y de Ibero-América. Recordemos la aureola de Nuestra Señora del Juncal, de Irán, la aureola y la corona de la Virgen de de la Almudena, patrona de Madrid; los altares y otros objetos de culto de Sangüesa, etc. etc. De la obra realizada para Méntrida, son de su mano la talla de la imagen, la palomita que representa al Espíritu Santo, las cabecitas de los ángeles de la aureola y las figuras completas de los que adornan la peana. La calidad de la obra es enormemente superior a la del trono destruido en 1936. Juan José García, además de orfebre, era escultor y pintor de cuadros religiosos. En cuanto a la forma barroca de esta joya de arte, parece ocioso describirla: sobre una peana en cuyas cuatro esquinas aparecen sendos ángeles o querubines a los pies de la imagen, en actitud orante, surge la aureola donde se combinan una serie de volutas, rematadas por una especie de cartela sobre la cual aparece la paloma representativa del Espíritu Santo. En medio, la fina talla de la imagen de Nuestra Señora de la Natividad, que muestra tan sólo su hermoso rostro y sus manos entreabiertas. El artista logró algo de difícil consecución: la alegría, el gozo por el nacimiento de la Virgen. Todo, en esta obra es alegre, resplandeciente: los ángeles, las flores, los rayos brillantes, hasta el tintineo de las campanillas que suenan como vocecitas de niños. Su presencia en el campo, cada 25 de abril, o en las calles del pueblo, cuando las recorre procesionalmente, pone una nota de alegría y de esperanza que constituye la característica más notable de su brillante aspecto. En los días abrileños de la romería de Berciana, la imagen y el
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trono de Nuestra Señora parece, de lejos, una gota de rocío bienhechor sobre el campo florecido de cantuesos y de encinas. Hasta aquí la narración de Jiménez-Landi. Descripción de la imagen, trono y corona imperial La actual imagen personifica a una joven pastora, en actitud erguida y contemplativa, con las manos entreabiertas ante el pecho, y mirada recatada que dirige hacia la tierra. Su porte sereno y juvenil inspira confianza y cercanía; la belleza de sus facciones y el encanto con que el artista adornó todo su conjunto la hacen merecer el calificativo de Virgen Guapa, con que la piropean sus devotos.
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Realza su hermosura cuando la montan sobre la señorial carroza, engalanada con profusión de alhajas y exhibiendo alguno de sus primorosos mantos. La otra joya artística es el nuevo trono, que supera en belleza y calidad al destruido en 1936.Toda su hechura es de plata repujada y cincelada, en estilo barroco, decoración naturalista, con medidas de 2,20 metros en altura 1,30 por anchura. En las cuatro esquinas de la peana se colocan, en actitud contemplativa, sendos querubines, con sus alas desplegadas; otras cabecillas de ángeles se sitúan en el centro, entre nubes y guirnaldas. Sobre la misma plataforma despunta el símbolo mariano de la media luna con la cabecita de un ángel alado, y de sus extremos sale con gracia el airoso arco, esparciendo sus brillantes rayos, en cuya cima se asienta la paloma, símbolo del Espíritu Santo. Debajo del anagrama de la Virgen, colgando de vaporosas nubes, asoman nueve ágiles campanillas, que dejan oír su armonioso tintineo en el paso procesional. Su conjunto impresiona por las elegantes proporciones y la alegría que irradian sus formas y figuras. La nueva corona cincelada por el mismo artista posee forma imperial y es de traza barroca; presenta decoración floreada, nimbada con aureola, de tonalidades y coloridos suaves, bellamente armonizados con la pedrería, el oro y la plata. Su peso total es de 835 gramos y tiene un diámetro de 28 centímetros. El aro o cintillo, con 9 centímetros de anchura, está formado por una pulsera de oro, con un colgante de 8 rubíes color granate, del cual pendía una perla grande en forma de pera, extraviada en una de las primeras procesiones. Encima del aro ostenta una buena perla acompañada de 17 diamantes pequeños y montada sobre flores de oro, destacando 10 perlas auténticas. Incrustados en el oro de dos gemelos ovalados, lucen 6 diamantes; y sobre la plata de otro par de gemelos redondos brillan 18 diamantes. En la parte trasera, aparecen dos adornos ovalados en oro y dos sortijas antiguas con 15 piedras. Remata la corona en una cruz de oro adornada con una perla y dos corales. Sobre los rayos de la aureola aparecen otros más reducidos de oro, que toman la misma forma y, entre los mismos, hay 11 perlas
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montadas en sendas estrellitas de oro. Recorre la parte inferior un cintado en relieve de oro y 10 adornos del mismo metal precioso. La solemne bendición de la nueva imagen, trono y corona tuvo lugar el 24 de abril de 1950. Ante el público congregado en la plaza mayor, don Fidel presentó la imagen con emocionadas palabras y don Ángel, con licencia especial del cardenal Pla y Deniel, procedió a la bendición. La banda de música inició el canto del himno, que para esta ocasión había compuesto Mariano Torres Rodríguez, sacristán y director de la banda municipal, con letra de Antonio Jiménez-Landi Martínez, que también editó un hermoso librito titulado “Nuestra Señora de la Natividad y su culto en la villa de Méntrida”. Tampoco faltaron a la cita los sargentos y danzantes, que recitaron sus dichos ante los micrófonos de Radio Nacional y las cámaras del NODO. Acto seguido, se organizó una solemne procesión hacia el templo parroquial, en donde recibió el homenaje de sus devotos. En la noche se celebró el evento con fuegos artificiales y otros festejos. Desde entonces la venerada imagen permanece en su santuario, recibiendo constantemente el mismo culto que los mentridanos de todos los tiempos la han profesado. Tan sólo en contadas ocasiones ha salido fuera de los límites parroquiales, dos de ellas motivadas por su restauración y otras dos con ocasión de la concentración de imágenes en Toledo, el año 1954, y la coronación canónica de la Virgen de la Poveda, en 1998. Restauraciones de la imagen de 1950 La talla de 1950 ha sido sometida a diferentes procesos de reparaciones, debido principalmente a la merma de la madera, que producía notorias fisuras en su rostro. Las primeras imperfecciones fueron corregidas en 1955, en el taller del propio artífice, que apenas afectó a su semblante. Años más tarde, las grietas reaparecen, por lo que en 1977 se encarga al taller de Granda su resarcimiento con resultado muy desacertado, pues perjudicó la primitiva policromía y desfiguró el semblante de la imagen con un repinte generalizado, que con el paso del tiempo apareció desvelado en la mayor parte de la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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escultura, por lo que la Junta Rectora encargó un informe técnico para definir las adecuadas actuaciones, acordándose someter dicho dictamen al refrendo del Cabildo General, celebrado 2 de febrero de 2002, decidiéndose por unanimidad proceder a su rehabilitación previa la preceptiva autorización del Arzobispado. Las actuaciones sobre la imagen se realizaron en el taller de doña María Luz Vaíllo García, entre los días 16 de febrero y 11 de marzo de 2002, devolviendo el aspecto que originariamente presentaba en 1950. La última restauración tuvo lugar entre el 26 de enero al 12 de marzo de 2010 por la misma artista, al objeto de actuar sobre uno de sus brazos, desprendido y fracturado, además de otros desperfectos.
4.4. Las tradiciones festivas en honor a la Virgen Primitivamente las fiestas tenían carácter religioso, vinculadas a fenómenos naturales, como la trayectoria anual del sol, las fases de la luna, los cambios de estaciones o los ciclos agrícolas de la siembra y recolección. Posteriormente surgieron las fiestas civiles, al conmemorar acontecimientos históricos o personajes notables de la sociedad. De las antiguas religiones han sobrevivido muchos rituales y costumbres, integrándose en el calendario litúrgico de las fiestas. Los tiempos más propicios para las jornadas festivas populares suelen estar relacionados con la recolección de frutos del campo o con la devoción a determinados santos o misterios religiosos. Cada comunidad acomoda sus propias fiestas a sus circunstancias religiosas, laborales o tradiciones en las sigue y vive con intensidad las mismas costumbres de sus antepasados. La Iglesia, para honrar a la Virgen María, celebra a lo largo del año litúrgico diversas fiestas, a las que se suman otras muchas establecidas a nivel local por la devoción de los pueblos, como ocurre en nuestro caso. En efecto, el pueblo mentridano cuenta con un rico repertorio de celebraciones festivas, particularmente las dedicadas en honor a la Virgen, muchas de las cuales se han mantenido a través de los siglos 72. Cada cofradía tenía sus fiestas, con imágenes y tradiciones propias. Así, La Pura y Limpia Concepción de María conmemoraba su fiesta principal MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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en los días 8 de diciembre, 2 de febrero, 15 de agosto y 25 de diciembre. La del Rosario y Dulce Nombre de Jesús, el 7 de octubre y 1 de enero. La Misericordia, el domingo infraoctava del Nacimiento de la Virgen. La cofradía de la Natividad, el 8 de septiembre y el 20 de enero. La de Forasteros, el 25 de abril y el Dulce Nombre de María. La Sacramental, el día del Corpus, Jueves Santo y terceros domingos. Los Mancebos, el 24 de Junio y principales solemnidades de la Virgen. La Vera Cruz y Ánimas, el 3 de mayo y 2 de noviembre. La fiesta de la Natividad de María (8 de septiembre) La fiesta más importante que Méntrida ha dedicado a la Virgen fue siempre el ocho de septiembre, el día de su nacimiento o natividad. Su celebración arranca desde la creación de la primitiva parroquia de Santa María, cuya fiesta patronal se celebraba en este día. Por consiguiente, esta fiesta corría a cargo de la propia parroquia, con la colaboración de algunas de sus cofradías y hermandades. La solemnidad con que era celebrada esta fiesta de la Patrona en el siglo XVIII aparece descrita por Solís: Los festejos se iniciaban en la tarde del día siete con el sonido de clarines, timbales y tambores que recorrían las calles, al tiempo que las campanas del templo parroquial y de las ermitas respondían con alborozado repique, convocando a los fieles a la iglesia, para dirigirse luego en procesión a la ermita al encuentro con la Patrona, formando un cortejo compuesto de los devotos en general, clero parroquial, todas las hermandades de la parroquia con sus estandartes, cetros e insignias y cera, el corregidor, en representación de los duques del Infantado, los señores de la villa, dos alcaldes ordinarios y los regidores, precedidos de músicos y cantores, además de sendos grupos de danzantes, uno de infantes vistosamente adornados, con bien concertados movimientos, cantando a la par alabanzas a la Virgen, y otro de bizarros mancebos, que ejecutaban sus bailes al compás de sus instrumentos músicos. Llegados a la ermita, y después de saludar a la Virgen con una salve cantada, hincados de rodillas, los cuatro comisarios cargan la Imagen a hombros y la sacan hasta la puerta, donde están aguardando los cofrades de la Hermandad de la Virgen, con la cera de la cofradía MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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encendida, compuesta de 200 hachas. Durante el recorrido, la imagen es conducida bajo palio, precedida de los bailes de danzantes, con el canto de las letanías y músicas de cantores. Introducida en el templo parroquial, la Patrona era colocada bajo un dosel junto al presbiterio, para de inmediato comenzar el canto de vísperas, desde el coro por el clero parroquial, con músicos y cantores, a cuyo término se rezaba el rosario, finalizando con una solemne Salve. Terminado el acto religioso, el vecindario se agrupaba en la Plaza Grande para finalizar la jornada con alegres entretenimientos y la posterior quema de fuegos de artificio. En la madrugada del día ocho, los gaiteros, clarineros, chiriperos, tamborileros y bajonistas llenaban de alegría las calles de la villa con el sonido de sus instrumentos, felicitando a María en su natividad y, al mismo tiempo, despertando a los vecinos, que acudirán presurosos a la parroquia, a dar la enhorabuena a la Madre, a adorar al Santísimo Sacramente expuesto, lavar sus conciencias en el sacramento de la penitencia y asistir a la solemne misa mayor. Por la tarde, después de cantar vísperas, la sagrada Imagen es conducida procesionalmente a su ermita con el mismo protocolo de día anterior, siendo los cuatro comisarios quienes toman en sus hombros la venerada imagen y, en andas, bajo palio, portado por seis ediles del ayuntamiento, la comitiva recorre calles y plazas, para terminar unas veces en su ermita y otras en la parroquia, precedida de músicos y danzantes, que sin cesar bailaban ante la Patrona.
Así pues, los actos religiosos del día ocho de septiembre concluían con el canto de la Salve; después tocaba el turno a los fuegos artificiales y otros actos festivos populares. Pero la fiesta continuará al día siguiente con una función de toros, que organizaban los comisarios para regocijo popular y en honor de la Patrona. Solían lidiarse cuatro astados en estas fiestas. La costumbre de las corridas de toros estaba muy arraigada entre los vecinos de Méntrida. Solían celebrarse corridas en las fiestas de la Virgen, de la Santísima Trinidad, del Corpus y de San Juan Bautista. También, con ocasión de acontecimientos singulares, como las ofrecidas por el concejo a los duques del Infantado en su venida al pueblo. Las referencias al toreo discurren por todas las hermandades, ya sea en su organización, o contribuyendo a sufragar su coste. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El fraile Solís, en los capítulos dedicados en su libro a los milagros atribuidos a la intercesión de la Virgen de la Natividad, refiere dos sucesos acaecidos en sendas corridas. En 1726 sucedió un gravísimo percance del que milagrosamente muchos se salvaron; una parte del baluarte de la plaza y los tablados que en ella se estribaban se derrumbaron en medio de la función y toda la gente que estaba en la pared y tablado cayeron entre las piedras y maderas sobre el numeroso concurso de personas que estaban en el tablado de abajo. Por fortuna, todos salieron ilesos. Lo ocurrido en la corrida de 1627 tiene como protagonista a un aficionado fuensalidano, que gracias a la milagrosa intercesión de Nuestra Señora de la Natividad salvó la vida73. La Romería de Berciana (25 de abril) Las fiestas de últimos de abril y comienzos de mayo recuerdan los antiguos rituales paganos que se hacían en primavera para proteger los campos frente a las plagas, el granizo, las sequías y preservar la fertilidad de la tierra. Con el transcurso de los tiempos, la Iglesia fue reemplazándolas por otras con sentido cristiano, en particular las transcurridas entre el 25 de abril y el 9 de mayo.
Escena de la Romería. Pintura mural del Camarín de la Ermita. (1699) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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En este marco surgieron las Letanías Mayores en el día de San Marcos, con procesiones de rogativas, bendición de los campos y en muchos pueblos acudiendo en peregrinación a diversas ermitas de la Virgen o del santo titular, para solicitar la abundancia de las cosechas y su protección ante los peligros de plagas, granizos, sequías o heladas. Dentro de esta línea de fertilidad podrían tener su explicación ciertas fiestas locales de la Virgen, la mujer por excelencia, virgen y madre, así como la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo), árbol florido, símbolo de la fecundidad de la muerte de Cristo. Cabalmente, las jornadas más populares de Méntrida coincidían con los días finales de abril, para conmemorar el aparecimiento de la Patrona en Berciana el día de San Marcos, con la romería a su ermita en este día 25, conocido popularmente como el “día de San Marcos”, prolongándose al 26 “San Marquitos” y 27 “San Marcazos”. Los ancestrales usos y costumbres de estos días de fiestas en memoria de la aparición de la Virgen en Berciana se recogen en el anexo documental (Anexo VI). Dado el carácter votivo de esta fiesta, su organización y los gastos que acarreaba (incluido los correspondientes al “rancho de la justicia”) 74 corrían a cargo del concejo, si bien con el paso del tiempo fueron aportando su colaboración la hermandad de los Forasteros, luego los mayordomos de Fábrica de la Ermita y la cofradía de los Mancebos. En la actualidad, los gastos son sufragados a partes iguales por el ayuntamiento y la hermandad de la Virgen. En los últimos años ha tomado fuerza el llamado “Día de la Víspera” (24 de abril). Al mediodía se congrega el vecindario ante la imagen de la Patrona, situada en la puerta de la ermita para escuchar el pregón de las fiestas, en que se convoca a participar en los actos programados y se exaltan los sentimientos y las señas de identidad de la devoción del pueblo hacia la Virgen, al que sigue la ofrenda floral. El día 25 tiene lugar la tradicional romería a Berciana. Es el día más esperado por parte de todos los mentridanos, la fecha más propicia para exteriorizar su religiosidad mariana con dimensión festiva y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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comunitaria, conforme a las antiguas costumbres, nunca interrumpidas, que tienen su origen en la aparición de la venerada imagen. La marcha hacia Berciana se inicia cuando aparece el grandioso trono de plata con la venerada imagen, iluminado con los primeros rayos de sol. En este momento, un estallido de emociones y de instrumentos musicales saludan a la Patrona, que, unida a su pueblo, recorrerá sus calles y campos con el ritual acostumbrado, para agradecer y cumplir el tradicional voto de acompañarla hasta el lugar de su aparecimiento. La llegada al santuario se ve coronada con la íntima satisfacción de haber cumplido la promesa de sus padres, aumentada con la alegría de hallarse todos unidos en lugar tan significado. Tras la oración eucarística75 y las típicas manifestaciones folklóricas, llega el descanso, la comida compartida y la convivencia entre amigos y familiares. En las celebraciones de abril hemos de buscar una raíz común, como es la percepción de la belleza de los campos en flor, y el ofrecimiento de flores a la que es flor de las flores. En Méntrida, mayo y septiembre se convierten en dos tiempos y formas de piedad, relacionados entre sí. Abril y Mayo es el tiempo de la romería con predominio de los elementos más étnicos, la procesión, la danza, la comida. Septiembre, en cambio, se dedica a la religiosidad más sosegada con la novena, la Eucaristía solemne, la procesión por las calles, las corridas de toros y las peñas de amigos. La romería a Berciana, junto con las fiestas de los días 24, 25, 26 y 27, ha sido declaradas en 1999 Fiesta de Interés Turístico Regional, incluida como tal en el catálogo de fiestas de la Dirección General de Turismo en la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha76. El informe distingue dos objetivos primordiales: promocionar los valores culturales heredados de la rica tradición de esta villa de Méntrida, a la par que fomentar el mantenimiento de los mismos en su mayor pureza para el futuro, en el convencimiento de que así aportamos un aliciente añadido para la preservación y conservación de nuestra idiosincrasia como pueblo que quiere compaginar el arraigo a su personalidad histórica y, en consecuencia, a su tradición cultural, con todo lo que MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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implica el avance y el progreso social propio de toda colectividad con proyección de futuro. Estos objetivos, se desglosaban luego en cinco fines concretos y específicos: 1. Promover el mantenimiento de las tradiciones seculares asociadas a la celebración popular de esta festividad en honor de la Virgen de la Natividad y conservar con rigor histórico los valores culturales y religiosos en que se fundamenta. 2. Preservar en su pureza genuina los elementos folklóricos asociados a la organización y desarrollo de la festividad. 3. Recuperar, después de la necesaria indagación histórica, cuantas actividades y costumbres se hayan perdido en el pasado en relación con la celebración de esta festividad, con la intención siempre de subrayar en lo posible los valores culturales que traduce. 4. Promocionar el atractivo turístico singular de los elementos que configuran la celebración de esta fiesta popular, cuajados de un particular tipismo, como cualificado exponente de la diversidad y riqueza cultural y festiva de la región. 5. Difundir el nombre de Méntrida como exponente de una realidad social con vocación de futuro, pero celosa y amante de sus tradiciones, empeñada en preservar el legado cultural heredado, como acicate para la salvaguarda de su propia identidad. La función de Mayo (primer domingo del mes de mayo) Esta función mariana viene celebrándose desde el año 1838, sin que tenga vinculación histórica con las conmemoraciones del aparecimiento de la Virgen en Berciana que se celebran en abril. Según tradición popular, su origen parte de un triste suceso que conmovió a todo el pueblo, resuelto favorablemente, después de incesantes súplicas a la Virgen de la Natividad, a cuya intercesión se atribuyó el rescate de un niño el primer domingo de mayo de dicho año, llamándose “Día de la Función de Gracias”. Eduardo Manrique, en su libro “Historia y descripción de la villa de Méntrida” (1915), da razón de estas celebraciones: El primer domingo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de mayo se celebra otra función, en acción de gracias por las ocurrencias que en ésta tuvieron lugar el primero de mayo de 1838, en la primera Guerra Civil, por el ataque contra los partidarios del absolutismo, acordada por voto que hicieron los vecinos de esta villa, cuya imagen se trae la víspera a la iglesia con música de tambores y clarines, y después, habiendo procesión general, vuelven la Virgen a su ermita, extramuros de esta población. Se está refiriendo al ataque carlista que tuvo lugar en Méntrida el primero de mayo de 1838, lo que justificaría posiblemente la institucionalización de esta fiesta votiva. En agradecimiento a la Virgen de la Natividad y en cumplimiento del voto, el pueblo se congrega el sábado anterior al primer domingo de mayo, junto a la imagen de la Patrona que sale de su ermita para ser conducida procesionalmente al templo parroquial, acompañada de la mayordomía, grupo de danzantes y niños vestidos de ángeles en brazos de sus madres, ataviados a lo nazareno, o imitando la vestimenta de San Juan Bautista. Con la misma vistosidad y concurrencia regresará la imagen a su ermita en la tarde del domingo. Las ocurrencias o sucesos a que alude Manrique están relacionadas con la Guerra Civil que enfrentó a carlistas e isabelinos, tras el fallecimiento de Fernando VII en 1833. Su hermano, Carlos María Isidro de Borbón, se opuso a que su sobrina Isabel, hija del difunto monarca, de tres años de edad, heredara la corona de España, pretendiendo recayera sobre su persona. Los dos bandos, carlistas e isabelinos, se enfrentaron en lucha fraticida, declarándose la primera Guerra Civil (1833-1840), que dividió en dos a los españoles desde distintas posiciones políticas, religiosas e ideológicas. El conflicto se prolongó a lo largo del siglo XIX. Muchos pueblos castellanos tomaron partido por Isabel II, entre ellos Méntrida, que dedicó algunas de sus calles a personalidades adictas al bando isabelino, tales como Espoz y Mina, Espartero, Serrano, Prim, y a la misma reina con su plazoleta, también denominada plaza de los Gorullos o de la Libertad, denominaciones que aún perduran.
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Varias partidas del bando del archiduque Carlos de Borbón se refugiaron en nuestra comarca, en la espesura de los montes de Alamín, cometiendo toda clase de actos vandálicos en las personas y bienes de los pueblos vecinos, sembrando el temor y el terror con sus robos y violencias. En una noche del mes abril de 1838 –tal vez en plenas fiestas patronales– una panda de atracadores irrumpió en el domicilio de un vecino mentridano, que hubo de contemplar con amargo dolor el rapto del hijo pequeño. Este hecho causó una gran conmoción entre todos los vecinos, quienes recorrieron durante varios días todos los lugares del escabroso monte Alamín, con plegarias y promesas a la Virgen de la Natividad, hasta lograr el rescate del niño el día primero de mayo. Para agradecer el favor a la Virgen de la Natividad, organizaron una procesión con su imagen, obligándose, mediante voto popular, a repetir dicha función cada año en acción de gracias. Así mismo, el Ayuntamiento dedicó al suceso la llamada calle Grande y calle Larga, denominándola Calle Primero de Mayo, con cuyo nombre fue conocida hasta después de la Guerra Civil de 1936, para ser denominada Calle de Santa Teresa. La Guerra entre carlistas e isabelinos dividió a los españoles en dos bandos políticos, que enfrentados entre sí, ensangrentaron el suelo español. Méntrida, partidaria del bando isabelino, padeció las incursiones vandálicas de los carlitas, refugiados en los montes de Alamín, produciéndose repetidos enfrentamientos que en ocasiones acabaron con muertes, heridos y pasados por las armas, como se refleja en el libro nº 10 de Defunciones: El día 3 de mayo de 1838 muere un varón de 19 años, natural de Navamorcuende, “de resultas de una herida. Perteneciente a la facción del Titulado Navarro”. El día 7 fallece otro varón soltero, francés, “de resultas de una herida que recibió en el ataque que sufrió esta villa el primero de este mismo mes por la facción del Titulado el Navarro”. Tal vez este ataque pueda estar relacionado con la función de mayo. El 28 dos jóvenes de 23 años sufrieron “muerte violenta”. En los días 16 y 20 de noviembre otros dos varones solteros fueron “pasados por las armas MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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por Orden Militar” El 24 muere Gertrudis Gómez “pasada por las armas por Orden de la Autoridad Militar”. El 11 de diciembre un varón jornalero de 38 años “fue muerto por una partida de 30 hombres a caballo, a sablazos”. Otro varón soltero le ocurrió la misma suerte de ser “pasado por las armas por Orden de la Autoridad Militar”. El día 23 Josef Villar, viudo de Gertrudis Gómez, fusilada día 23 de noviembre, fue “pasado por las armas por Orden de la Autoridad Militar”. En 1847 fallece Don Rufino Bullido, esposo de Doña María Castillo, naturales y vecinos de Quismondo, el cual murió en la tarde del día 27 de mayo, “de resultas de balazos disparados por los forajidos de los montes de Alamín, en las inmediaciones de esta villa de Méntrida”. (Libro nº 11. Folio 248). Sargentos y danzantes Del conjunto de tradiciones que aportan identidad propia a las fiestas en honor a la Virgen de la Natividad en Méntrida destacan, por encima de todo, las relacionadas con las actuaciones del grupo de sargentos – comúnmente denominada la Mayordomía– y del grupo de danzantes. Los danzantes de Méntrida constituyen una de las más interesantes y ancestrales muestras del folclore tradicional castellano; junto con la soldadesca de la Mayordomía, realzan el colorido de los actos de homenaje a la Patrona en sus festividades de abril, mayo y septiembre. A ambos grupos dedicaremos unas páginas para reseñar los aspectos más destacables sobre sus orígenes y trayectorias históricas, así como sobre sus atuendos y actuaciones77. Los danzantes de la Virgen Los danzantes de la Virgen de la Natividad tienen un origen ancestral. Hay documentos del siglo XVI que ya hacen mención a esta particular manifestación popular, mezcla de religiosidad y folclore, emblemático y genuino referente de las más lejanas tradiciones del acervo cultural mentridano. Conviene aclarar que, históricamente, la presencia de los danzantes en Méntrida no se restringe exclusivamente al ámbito del culto a la Virgen de la Natividad; sus actuaciones están también MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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documentadas en varias fiestas patrocinadas por diversas cofradías mentridanas que, junto con diferentes manifestaciones musicales, actuaban en las procesiones delante de las imágenes. Su presencia aparece por vez primera documentada a finales del siglo XVI en la cofradía de San Sebastián, unida a la de Nuestra Señora de la Natividad, sin concretar número de participantes ni los usos y costumbres por las que se regían. Aunque en tiempos pasados el grupo de danzantes lo constituían mozos, desde los años centrales del siglo pasado lo forman ocho muchachos, al frente de un joven que les dirige, al que se le denomina alcalde de la danza o maestro, acompañados de un tamborilero y un dulzainero. Los danzantes ejecutan diversos ejercicios de alardes y coreografías al son de una gaita y un tambor en las procesiones y cuando llevan a cabo la “muestra”. Hasta nuestros días han pervivido once danzas distintas, algunas de las cuales se bailan haciendo sonar castañuelas y paloteas. La Romería de San Marcos es el marco más pintoresco en el que actúan los danzantes. En ella realizan la tradicional muestra, que va precedida de la recitación de los “dichos”, unos versos dedicados a la Virgen de la Natividad que se declaman con una peculiar entonación. Después realizan sus llamativos bailes y alardes, que son de una belleza plástica y una vistosidad digna de encomio, conjugando de manera primorosa elegancia y precisión de los movimientos. Su origen histórico Se suele afirmar acertadamente que el origen de los danzantes de la Virgen está en la cofradía de San Sebastián. Lo que pocas veces se aclara es que, inicialmente, los danzantes actuaban sólo y exclusivamente en la fiesta del santo Patrón. La citada cofradía tenía una participación muy relevante en la organización de la fiesta de San Sebastián, en la función de septiembre en honor de la Patrona y en el día del Corpus. Así se refleja en las detalladas cuentas de la cofradía, donde figuran gastos propios de las mencionadas celebraciones, tales como los ocasionados en la compra de cera, incienso y pólvora, gastos de las MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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representaciones teatrales y celebraciones de justas, pagos de sermones y derechos parroquiales, y muy especialmente los gastos de la música y las danzas del día de San Sebastián. Por lo que respecta a estas últimas suele consignarse el coste de alquilar y traer libreas de Toledo, y la compra de zapatos para los danzantes y su maestro, al que se identifica a veces con el instrumentista que tañe para la danza. Sin embargo, las referencias a gastos de esta cofradía para la fiesta de San Marcos son totalmente inusuales, salvo la que figura en las cuentas del año 1625, que consigna el pago de doce reales a los músicos de la Torre que fueron tocando las chirimías en la procesión de San Marcos. Por el contrario, las alusiones a gastos ocasionados en las demás fiestas antes indicadas son numerosas y cuantiosas, hasta el extremo de requerir sistemáticas advertencias por parte del visitador eclesiástico, también reiteradamente desoídas. Sirva de muestra el mandato dado con ocasión de la visita de 29 de mayo de 1628: Otrosí, atento que en las cuentas pasadas parece haberse gastado muchos maravedís en danzas y colaciones con muy grande exceso y cosas que la dicha cofradía no tiene obligación, su merced mandó que de aquí adelante no se gaste cosa alguna en danzas ni otras fiestas profanas, ni en colaciones, con apercibimiento que lo que de otra manera se gastase no se pasará en cuenta.
Nótese que el visitador identifica las danzas como manifestación festiva de carácter profano, y no como muestra de culto popular, cuyo sentido cobra pleno significado en tanto que ofrenda y tributo hacia el santo Patrón. De ello cabe deducir la posibilidad de que estas expresiones festivas carecieran del cariz religioso que las impregnan, al menos en determinados momentos históricos. Pese a las reiteradas advertencias de los visitadores eclesiásticos, las partidas de gastos referidas a esta materia se repiten año tras año, no siempre con la debida moderación y casi siempre relativas a la función del Patrón. El agravio comparativo con las fiestas de la Patrona deja huella en repetidas ocasiones en la documentación; de ello da muestra
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el mandato del visitador la visita de 19 de mayo de 1691, en uno de cuyos mandatos se lee: ... a los mayordomos y cofrades, en cumplimiento de las ordenanzas, cumplan todos los años la festividad de Nuestra Señora de la Natividad, haciendo los gastos precisos, según lo han habido de costumbre en celebridad de la dicha fiesta, por cuanto, además de ser una de las contribuciones de dicha cofradía, es la mayor parte de sus rentas de la de Nuestra Señora que se agregó a esta. Y así lo ejecuten, so pena de excomunión mayor y de proceder contra los inobedientes con todo rigor a lo que hubiese lugar de derecho.
Como se ve, el texto que recoge esta circunstancia no deja pasar por alto la de que la mayor parte de los bienes de que se nutre la cofradía provienen de la extinta General. No obstante, los datos son contundentes a la hora de poner de manifiesto la supremacía absoluta, en cuanto a boato y esplendor, de la fiesta del Patrón en comparación con las tributadas a la Patrona en sus fiestas. Como es sabido, la unificación de las cofradías implicó que la hermandad fusionada se hiciera cargo de la solemnización de las fiestas de ambos patronos: la función del día 20 de enero, día de San Sebastián, y la del 9 de septiembre, día de Nuestra Señora de la Natividad. Este hecho implicó, a nuestro entender, que la cofradía unificada compartiera con la festividad de la Virgen de la Natividad el uso de realzar la solemnidad del santo Patrón mediante la ejecución de las danzas en su honor. Así pues, las danzas en la fiesta de la Patrona tienen su inicio a raíz de la unificación de las mencionadas cofradías, no existiendo por el momento constancia documental de ningún precedente anterior a esa fecha. En el documento que recoge el acuerdo de la fusión de las cofradías se hace mención expresa a esta circunstancia, mereciendo un amplio párrafo en el que se detalla las condiciones a las que se debían ajustar en lo sucesivo en lo tocante a la celebración de las fiestas de los patronos: Ordenamos que si al cabildo de esta cofradía pareciere algún año tener posibilidad y alcance conveniente, pueda ordenar que se haga en el día del nacimiento de Nuestra Señora, o en el día del señor San Sebastián, o MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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un año en la una fiesta y otro año en la otra, alguna representación santa y honesta, en que se sirva Dios y el pueblo se edifique, recree y alegre como es razón, y alguna buena danza, con gasto moderado, para lo cual será justo el concejo y pueblo y todos ayuden como a cosa debida a la Madre de Dios y Señora nuestra y al glorioso Patrón y abogado de todos. Por caer el día del Patrón en el tiempo tan encogido del invierno, en que son tan breves los días para semejantes fiestas, se podría ordenar que cuando la fiesta se hiciere sea en el día del nacimiento de Nuestra Señora susodicho. Y, cuando algo se acordare, sea con voto de todo el cabildo junto y bien mirado, y no de otra manera.
A pesar de las puntualizaciones expresadas de modo tan meticuloso, lo cierto es que la tradición de las danzas se mantuvo por mucho tiempo reservada para la fiesta de San Sebastián. Sólo en contadas excepciones hubo danzas en la función de septiembre a lo largo del siglo XVII, siempre después de que los antiguos cofrades de la General hicieran valer ante el Cabildo la obligatoriedad de la cofradía unificada respecto de solemnizar con danzas la fiesta de la santa Patrona, circunstancia a la que repetidamente se alude cada vez que aparece en las cuentas algún gasto referido a danzas en la función de septiembre. Sin embargo, las danzas a San Sebastián continuaron constituyendo uno de los principales ingredientes de la función de enero, con relativa continuidad. Aún cuando, como en el año 1617, la cofradía se halló muy menguada de rentas con las que acudir a los gastos de la fiesta, no faltó la danza el día del santo Patrón, aunque para ello hubieran de repartirse el gasto entre los cofrades, pagando cada uno 16 maravedís. El dato pone bien de manifiesto el arraigo de esta costumbre festiva en fecha tan señalada, aunque no siempre se imponga a determinadas situaciones, tales como la ocurrida en 1674, en que se decidió reducir al máximo los gastos de las fiestas, con el fin de adquirir con los ahorros un nuevo paño para los difuntos. La documentación con la que contamos pone de manifiesto que la unificación de las cofradías no reportó a la solemnización de la fiesta de la Patrona grandes beneficios; el dato se entiende si se tiene en cuenta que la organización de la fiesta votiva en recuerdo de la aparición de la imagen de la Natividad correspondía al concejo de la villa. Por ello, sólo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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excepcionalmente figuran en las cuentas de la época gastos referidos a danzas para la fiesta de la Virgen de septiembre. Así pues, ya desde la unificación de la cofradía de San Sebastián con la General de la Virgen se registran ciertas tiranteces en lo que respecta a la mayor predilección popular por la celebración del día de San Sebastián. Ello explica el acuerdo adoptado en 1624, sobre la designación de dos comisarios encargados de organizar la fiesta en honor de Nuestra Señora de la Natividad de septiembre, lismoneando para sufragar los gastos de la misma (1624): Por cuanto en esta villa hay costumbre de hacer la fiesta a Nuestra Señora de la Natividad y honrarla como es de razón, acordaron que era necesario nombrar dos comisarios para que tengan cuenta con lo que fuere necesario para las dichas fiestas, y para que puedan pedir limosnas para el dicho efecto sin que persona ninguna se lo pueda impedir, gastando lo que se coja.
Sin embargo no es constante el nombramiento de tales comisarios –otras veces llamados cuadrilleros–, pues muchos años se obvia dicha designación. No obstante, las cuentas de la cofradía dejan año tras año constancia y rastro de diversos gastos ocasionados con referencia a la función de septiembre, si bien no consta documentalmente que en dichas ocasiones se ejecutaran danzas, al menos hasta 1647. Probablemente fuera en este año cuando por vez primera se ejecutasen danzas ante la Virgen. En años sucesivos aparecen ocasionalmente algunas cantidades gastadas para pago de danzas y otras referidas también a otros gastos realizados con ocasión de la función de septiembre. Hay también constancia documental de ejecución de danzas en la fiesta de San Juan que celebró la recién creada cofradía de los Mancebos en 1621. De modo esporádico encontramos rastro documental de otras danzas celebradas por esta cofradía, según consta en las cuentas de los años 1625 a 1628. Desgraciadamente hay una laguna documental que abarca desde 1629 a 1682, que nos priva de saber si hubo continuidad en este tipo de actividades por parte de los Mancebos. Cabe señalarse que estas danzas de los Mancebos tal vez tuvieran distinto cariz que las reseñadas de San Sebastián y de Nuestra Señora de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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la Natividad, a juzgar por los datos de las cuentas de 27 de diciembre de 1625, en las que figura un gasto ocasionado por la compra de un par de zapatos que se dieron al que cantó la historia de la danza que se hizo el día del señor San Juan. El dato nos permite conjeturar que se debía tratar de un tipo de danza en la que la coreografía se complementaba con el canto de ciertas letras alusivas, declamadas al son del tamboril. Hay pagos al instrumentista y también a la persona que ensayó la danza, por el trabajo que tuvo, así como el gasto de alquiler de las correspondientes libreas traídas para la ocasión; en total, 150 reales. Al margen de estas esporádicas referencias a danzas en la fiesta de San Juan ninguna otra se registra en el resto de documentación de esta cofradía hasta su extinción, a finales del siglo XIX. Siguiendo el rastreo de los libros parroquiales, observamos que la presencia de los danzantes y músicos en las procesiones fue una constante histórica, interrumpida tan sólo por la prohibición real en el año 1794, según la siguiente nota78 del visitador: Estando prohibido por reales decretos de S. M. y del Real Consejo de Castilla que en las procesiones e iglesias no intervenga la danza, fiesta, ni mojiganga alguna, siendo como es todo ello en desdoro del verdadero culto y devoción, mandaba y mandó su merced, que en lo sucesivo no se permita tocar dentro de la iglesia ni tambor, ni gaita, ni hacer la soldadesca que hasta ahora se ha acostumbrado, y ni tocar dichos instrumentos dentro del atrio de la iglesia, durante los oficios divinos con apercibimiento al cura propio, su teniente y demás sacerdotes que en cualquiera manera contribuyan a la inobservancia de estos decretos, y en el caso de que no se quiera hacer la función sin estos estrépitos, se prohíbe a los sacerdotes la asistencia a ella, bajo la pena de obediencia y demás que haya lugar, porque es mucho mejor no se hagan funciones que hacerlas con el método verdaderamente mundano e indecoroso, y no permitirán tampoco que las procesiones de cualquiera clase que sean, se aparten del pueblo más de la distancia de un cuarto de legua, y que tampoco intervengan en ellas danzas, ni ridiculeces, ni que en la iglesia, ni en altares con ningún pretexto se pongan adornos ridículos y mundanos, como son las cintas y dijes a los santos, ni los aparatos que antiguamente se ponían en el monumento.
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Descripción de la indumentaria El atuendo del grupo de danzantes y de su maestro ha variado a lo largo del tiempo. Desde hace más de un siglo, los danzantes portan en su cabeza un gorro en forma de tiara. En su base cilíndrica, forrada con tela, cuelgan diversas medallas y otros motivos decorativos variados. La parte cónica está recubierta con papeles haciendo diversos adornos en forma de flores. La tela y los papeles varían de color, en función de si se trata del gorro usado para la romería del día 25 de abril, que es rojo con adornos en amarillo, o si se trata del usado en las demás ocasiones, que es azul con adornos en blanco. El busto del danzante va cubierto con una camisa blanca, adornada con chorreras en el pecho y puñetas en los extremos de las mangas, ricamente bordadas en ambos casos. A lo largo de las chorreras se colocan varias medallas y adornos hechos con miga de pan y referidos a motivos alusivos a la dehesa de Berciana (bellotas) o a la producción agrícola de la tierra (espigas, panes, racimos de uvas, botas de vino, etc.). La camisa va cruzada por una banda roja y gualda para el día de San Marcos, que es azul para las demás ocasiones, y se adorna con una pajarita en el cuello, de los colores señalados. Llevan unos pololos hasta la rodilla, sobre los que se colocan tres enaguas almidonadas para proporcionarlas un vistoso vuelo. Todo ello bordado primorosamente, y de color blanco. También son blancas las medias caladas que les llegan hasta los muslos, al igual que las alpargatas. Éstas se sujetan a la pantorrilla mediante una sencilla cinta, igualmente blanca. Prendido a la cintura, colgando en la delantera de la enagua superior, lleva un pequeño mantón triangular bordado con motivos florales, adornado con flecos en los extremos laterales. El que se usa el día de la Romería tiene fondo rojo, mientras que para las demás ocasiones se pone otro con fondo azul. El rojo y el azul distinguen asimismo las borlas de las castañuelas y las paloteas que usan en la Romería y en el resto de los casos. Salvo estos detalles de color, que diferencian el motivo de la actuación de los danzantes, se da una predominancia del blanco en el atuendo, que posee una simbología clara de pureza, acorde con el tono de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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respeto que exige y justifica la presencia de los danzantes en los actos de culto. Llama la atención la apariencia femenina del traje de los danzantes, lo que ha suscitado a veces la curiosidad por conocer el porqué de tan estrafalaria vestimenta para uso masculino, por otra parte tan generalizada en las indumentarias propias de danzantes de zonas geográficas sumamente distantes. El mero hecho de su generalización como vestimenta propia de danzantes de muy diversos orígenes y procedencias sugiere de por sí una explicación común. Hay quien ha emparentado el hecho con un presunto parentesco con cultos a ancestrales divinidades femeninas; también hay teorías según las cuales el uso de falda era común en los campesinos europeos desde los tiempos medievales hasta épocas relativamente recientes, según reflejan múltiples grabados y pinturas. Desde luego, la documentación histórica que recoge de una u otra forma estas tradiciones de las danzas rituales mencionan reiteradamente el uso y costumbre de alquilar libreas para los danzantes, siendo éstas las vestimentas o uniformes empleados por los mozos de servicio de las casas nobiliarias. Y, a juzgar por multitud de testimonios gráficos, dicho atuendo solía contar de modo casi inexcusable con un faldellín o enagua que cubría total o parcialmente la pelvis y la zona superior de los muslos. Esta hipótesis se refuerza en nuestro caso con el uso de escarapelas en codos, rodillas y cintura, como elemento esencial en el ornato del traje. No olvidemos que la escarapela o divisa era el elemento distintivo que identificaba a su portador con la casa de la que era criado y a la que prestaba servicio, motivo por el cual los colores que adornaban dicha prenda coincidían con los de la heráldica de la familia a la que servía. También la utilización de la banda o beca que cruza el pecho podría tener una explicación similar. En cualquier caso hay que dejar constancia de la falta de uniformidad, en lo tocante al uso de una misma vestimenta por parte de los danzantes a lo largo de su existencia. El único testimonio gráfico anterior al siglo XX del que disponemos a este respecto nos muestra a MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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los danzantes ataviados de modo bien diferente al usado en la actualidad. En el mural del Camarín de la Ermita, que es el referente al que estamos haciendo mención, se observa al grupo de danzantes vistiendo casaca cerrada y calzón ajustado hasta las rodillas, con fajín a la cintura y tocados con un sombrero de ala reducida, ornado con una cinta que sujeta un pequeño penacho de plumas; llevan camisa clara de grandes cuellos, a juego con las medias y el calzón. El alcalde de la danza se atavía con un blusón floreado con tonos rojos o azules, amplio pantalón bombacho, escarapelas en codos y rodillas, lazo y alfileres en la parte superior de la camisa, sombrero de paja con copa plana engalanado con flores de papel y cintas, zapatillas y medias caladas de color blanco; en su mano derecha ostenta una larga vara, decorada con flores multicolores de papel, que mueve con maestría cuando dirige la danza. El gaitero y tamborilero visten calzón y chaquetilla de paño negro, camisa blanca, chorreras con lazo y alfileres de pecho, medias blancas atadas a zapatillas negras, y sombrero de fieltro negro con borlas, tipo teja; ambos llevan ceñido un fajín encarnado el día de la romería, siendo azul en las restantes ocasiones que actúan.
Danzantes en la procesión de la Romería. Pintura mural del Camarín de la Ermita. (1699)
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La Mayordomía El origen histórico de los Sargentos –denominados también Mayordomos– parece estar relacionado con los repetidos altercados entre mentridanos y el concejo de Segovia, producidos en los deslindes de Berciana y en la procesión del día de San Marcos, como hemos tenido ya ocasión de analizar en páginas anteriores. Empero, conviene matizar que justo en el siglo XVII, coincidiendo con la época en que surge la Mayordomía de la Virgen, es cuando comienzan a proliferar en pueblos y ciudades de Castilla este tipo de manifestaciones asociadas a desfiles procesionales, con motivo de fiestas y celebraciones diversas a lo largo de todo el calendario litúrgico, asumiendo tareas de escolta de los pasos o imágenes, de la custodia en las fiestas del Corpus, o, incluso, de grupos de disciplinantes en las procesiones penitenciales de Semana Santa. Y, en todo caso, aportando colorido y vistosidad muy del gusto de la liturgia barroca. Sin embargo, la relación del surgimiento de la Mayordomía a raíz del Motín de 1608, aportando respuesta a una necesidad real, directamente emparentada con la conveniencia de custodiar la imagen de nuestra Patrona, hace del caso mentridano separarse del mero cariz decorativo que justificó en su momento la aparición de tantas otras soldadescas en la España del siglo XVII. Así pues, debemos concluir que la escolta de la Virgen por jóvenes armados en la jornada romera del día de San Marcos comenzó a institucionalizarse a finales de la primera década del Seiscientos, teniendo una motivación plenamente justificada en la necesidad de custodiar la imagen de la Patrona de posibles agresiones. Con el paso del tiempo, tras la compra definitiva de Berciana por el concejo de la villa de Méntrida, cabe pensar que la función defensiva de la soldadesca pasó a un segundo plano, primando entonces su misión protocolaria. La composición de las soldadescas, cuya indumentaria difiere en las múltiples localidades en que actúan, tiende a ser relativamente uniforme. Al frente del grupo hay un capitán, a cuyo mando se encuentra un alférez y un número indeterminado de sargentos o soldados, alguno de los cuales tienen a su cargo marcar el ritmo de la marcha procesional a los sones de tambores y pífanos. El símbolo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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distintivo de la compañía suele ser una bandera o gallardete, que habitualmente es portada por el alférez. Las armas que luce la soldadesca varían, dependiendo de las posibilidades económicas y de la época. Lo que apenas presenta diferencias significativas es la organización marcial de los desfiles o paradas, cuyo referente más inmediato radica en las ancestrales muestras o alardes que periódicamente realizaban en numerosos municipios sus respectivas milicias concejiles, en plena Edad Media. En tiempos remotos la soldadesca la componían dos agrupaciones de hombres, uno de solteros y otro de casados que tenían la misión de proteger la imagen de la Virgen en su salida a la romería de Berciana, provistos de alabardas, arcabuces o sables, según las épocas. En la actualidad, la mayordomía se compone de un grupo de jóvenes integrado por un capitán, un alférez, ocho sargentos, dos parejas de trompetistas y tamborileros y algunos niños pequeños, entre 4 y 6 años, denominados “mochilleres”. Antiguamente iban riquísimamente vestidos. Con el tiempo fue descuidándose la vestimenta. En 1991 se recuperaron los antiguos usos en la vestimenta, inspirándose en las escenas de las pinturas murales del camarín de la ermita de la Virgen. Desde entonces, los sargentos cubren sus cabezas con sombrero de fieltro negro de tres picos, calzan zapato oscuro con medias blancas, que sujetan al pantalón bombacho de paño negro, camisa blanca con largo lazo, amplia casaca morada de paño aterciopelado, verde para el capitán y alférez, que sujetan con un ancho cinturón; portando un sable. La Mayordomía y la cofradía de los Mancebos A comienzos de los años veinte del siglo XVII, el cometido de organizar la soldadesca fue asumido por los miembros de la recién instituida Cofradía de San Juan Bautista. Como apuntábamos en el apartado 3.1., esta hermandad surge en sus principios como una asociación de jóvenes solteros, cuya misión se limita principalmente a proporcionar el mayor lucimiento posible a las ceremonias de las celebraciones más notables del calendario litúrgico, y, muy especialmente, a las de la Semana Santa, el Corpus Cristi y las fiestas de la Virgen. A ellas acudían con su cera, en forma de congregación, contribuyendo así a realzar los actos centrales MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de dichas festividades. Para ello, y a diferencia de otras cofradías, realizaban a lo largo de todo el año diversos trabajos en los campos, aplicando el jornal que ganaban para los gastos propios de su hermandad, el más importante de los cuales solía ser la compra de cera para acudir con ella a los actos litúrgicos y procesiones de las fiestas antes mencionadas. Estos trabajos voluntarios los realizaban en días festivos, después de conseguir de la autoridad eclesiástica la licencia correspondiente, dado que, según las normas de la época, trabajar en días festivos estaba terminantemente prohibido. Con estos propósitos surge en 1619 la Cofradía de San Juan Bautista, más conocida como de los Mancebos, dado que era condición imprescindible para su incorporación en ella el hecho de que debían ser mozos solteros. Aquel año logran la aprobación de sus ordenanzas o estatutos, adoptando como patrono al precursor San Juan Bautista, primo del Mesías, degollado en plena juventud. El comienzo de su actividad como cofradía arranca en la festividad de San Juan del año 1620, festejando el acontecimiento con la corrida de un toro el día de la víspera y con la organización de una danza en honor de su patrono, para lo cual se alquilaron las correspondientes libreas para los danzantes, como era costumbre. Este tipo de gastos no se repetirán, si no es de modo excepcional, a lo largo de los más de dos siglos en los que se prolongó la actividad de esta cofradía en su primera época, hasta 1854. Sobre la vinculación de la Mayordomía los Mancebos, hay que señalar que hasta el año 1690 no se refleja en la contabilidad de la cofradía ningún gasto referido a los que ocasionara la asunción de dicho compromiso, que se restringía tan sólo a los actos festivos del día 25 de abril. Pero en las cuentas del mencionado año figura una partida por valor de 120 reales aplicados a la compra de picas –lanzas largas usadas antaño por los soldados de infantería– para la soldadesca. Pocos años después, en 1711, encontramos una primera alusión expresa a la formación de la soldadesca: Se propuso que, en atención a que el día de San Marcos es costumbre establecida en esta villa por voto que tiene hecho el llevar en procesión y romería a Nuestra Señora de la Natividad a la ermita de Berciana donde MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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fue aparecida, y, asimismo, es también costumbre entre los hermanos de dicha cofradía el hacer una soldadesca para lucimiento y adorno en este día y acompañar con ella a Su Majestad hasta su santa casa; y queriendo continuar con esta buena obra, acordaron todos, némine discrepante, que se haga dicha soldadesca y se eligió por capitán a Sebastián Díaz, por alférez a Francisco Hernández, por sargentos a Francisco González, Gervasio Rodríguez, Juan Pascual y Juan Mayoral.
Se trata de un acuerdo adoptado en cabildo de la cofradía, excepcional, por cuanto no suelen reflejarse este tipo de decisiones en sus libros. Sí hay repetidas alusiones a los nombres de quienes asumieron los oficios de capitán y alférez de la soldadesca, en diversos años. Por cierto, que pocos saben que la costumbre imperante era al respecto que fueran los propios mayordomos de esta cofradía los que realizaran cada año tales cargos al frente de la soldadesca. De ahí que ésta adoptara con el tiempo la denominación que actualmente suele aplicársele: la mayordomía. No había una norma que así lo prescribiera en sus ordenanzas, pero sí era costumbre y tradición; aunque, en ocasiones, algún mayordomo se negó a aceptar tal responsabilidad. Así ocurrió en 1770, en cuyas cuentas se puede leer: “Estos mayordomos no hicieron por sí la soldadesca, porque dijeron no era de su obligación; la hicieron voluntariamente los mozos”.
Soldadesca en la Romería. Pintura mural del Camarín de la Ermita. (1699)
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A finales del siglo XVIII, más concretamente el año 1793, los cofrades de San Juan Bautista acordaron comprar 50 alabardas para la soldadesca, invirtiendo para ello 400 reales. Del documento en el que encontramos la noticia se desprende que en los últimos años las picas adquiridas en 1711 quedaron en desuso, siendo suplidas por alabardas –lanzas similares a las picas, pero rematadas en una moharra con cuchilla transversal, aguda por un lado y en forma de media luna por el otro, que eran alquiladas cada año. Así reza el texto de referencia: Y teniendo la devoción los mayordomos que se nombran de esta cofradía hacer cada uno en sus respectivos años la festividad a Nuestra Señora de la Natividad llevándola en procesión donde fue aparecida en la dehesa de Berciana, propia de esta villa, con su soldadesca que se compone de diferentes mozos y casados armados cada uno con sus alabardas, que no habiendo éstas en esta villa tienen que salir los mayordomos de cada año a buscarlas a los pueblos comarcanos donde se sabe las hay, que además de tener que echar empeños para recaudarlas, como se está verificando, tienen que pagar el alquiler de ellas, sin los crecidos gastos que en todas estas diligencias y en la de volverlas a llevar se les irrogan (...) han tenido a bien éstos, para que en lo sucesivo no se originen tan crecidísimos gastos, de comprar 50 alabardas con sus varas para los propuestos fines.
La utilización de alabardas por parte de la soldadesca hubo de prolongarse hasta la extinción de la cofradía, a mediados del siglo XIX. Las estampas romeras que quedaron reflejadas en las pinturas murales del camarín de la ermita de la Virgen nos presentan diversos detalles relacionados con la soldadesca, según la usanza de finales del siglo XVIII. En ellos podemos observar los atuendos y la indumentaria empleada por los sargentos, así como las armas que portan, que son picas y arcabuces. Por cierto, que tenemos constancia documental de la utilización de los arcabuces para la realización de salvas, supliendo así algunos años a los artefactos pirotécnicos en las procesiones del día de San Marcos. La extinción de la cofradía de los Mancebos ocasionó sin duda cambios en las costumbres de la soldadesca. Unos cambios que afectarían no sólo a la impedimenta empleada por los sargentos, sino también a su participación en otros actos, una vez asumida la organización de la mayordomía por parte de la Hermandad de la Virgen. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La muestra de los sargentos y los danzantes Hasta nuestros días79 han llegado once tipos de danzas, distintos en su ejecución y composición melódica, sin que sepamos desde cuándo y cómo formaron parte de nuestro repertorio musical y coreográfico. Tradicionalmente se denominan: marcha real, entrada o baile de los arcos, habanera, valmojada, medio baile, puentes, pinos, baile del cordón, media jota, baile de procesión y diana. Todo el conjunto de danzas se ejecutan en las denominadas muestras, en las que intervienen también el grupo de sargentos. Para proceder a la muestra, el público y autoridades forman un amplio círculo, que permita la actuación de los protagonistas. En primer lugar intervienen los sargentos, mochilleres, capitán, alférez, tamborileros y trompetistas que, al sonido de los instrumentos, desfilan de dos en dos, haciendo una leve reverencia ante el cuadro de la Virgen, que sostiene el párroco, flanqueado por el presidente de la Hermandad y el alcalde de la villa. Después, solicitarán permisos los mochilleres y el capitán para ausentarse del grupo, y de nuevo requerirán autorización para hondear la bandera a guerra, que el alférez la hará bailar por dos veces, escoltado por los sargentos, que enarbolan sus sables en ademán de saludo, al tiempo que los músicos hacen resonar tambores y trompetas. Por último, toda la mayordomía, tras una respetuosa inclinación al cuadro de la Virgen, dejan paso al grupo de los danzantes. Éstos inician su actuación con la recitación de los tradicionales dichos, que son sencillos versos (cuartetas) dedicados a la Patrona, con peticiones particulares y alusiones a los acontecimientos del pueblo. Se trata de una declamación entonada con una musicalidad muy característica, que se cierra invariablemente con la petición de salvas a la Virgen al público presente, cuya respuesta es obviamente sentida y alborozada. Comienza la recitación el alcalde de la danza, para continuar los niños, quienes pronunciarán cada uno sus versos, siguiendo un ritual específico en el momento de dirigirse a la presidencia del acto y volver a la posición de la formación, con movimientos precisos que se ejecutan al son del tambor y la dulzaina. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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A continuación se procede a desarrollar las diferentes danzas. Se inicia el repertorio con el baile de los Arcos, utilizando palos curvos forrados con papel multicolor; para las danzas de la habanera, valmojada y medio baile manejan las paloteas, que son dos palos esgrimidos por cada danzante, haciéndolos chocar con los del compañero, uno contra otro y uno contra tres, formando diferentes calles; en la marcha real utilizan también las paloteas, pero no es parte de la muestra, bailándose siempre que la venerada imagen entra o sale de sus ermitas o templo parroquial, y también cuando cruza el arroyo de Berciana; las castañuelas se usan tan sólo en los bailes procesionales delante de la Virgen. En la ejecución de los pinos, los niños forman una especie de torre humana, al subirse unos encima de los hombros de los otros, para recibir en lo más alto al más pequeño en posición boca abajo. Concluye la intervención de los danzantes con el baile del cordón, en torno a un mástil alto, en cuya cúspide se atan ocho cintas de colores, para ser trenzadas y destrenzadas por los muchachos, con movimientos muy rápidos, al son que marca la dulzaina y el tambor. Música tradicional Fiestas, canto, música y bellas costumbres forman parte del tesoro religioso con que Méntrida expresa sus sentimientos hacia María de la Natividad. Algunas de las composiciones son muy antiguas, sin que sepamos la época ni sus autores. Otras han sido añadidas en los tiempos más recientes, integrando el siguiente repertorio: ALBORADA DE LOS SARGENTOS. Es el anuncio musical de la fiesta con que la Mayordomía recorre las calles en la noche del 23 de abril, haciendo sonar los roncos tambores y las agudas notas de los clarines. Esta música se repetirá en otras ocasiones: al entrar y salir la imagen de sus ermitas e iglesia, al bandear la bandera, al congregar a la mayordomía y al pedir la bandera de la Hermandad a la Camarera Mayor. ALBORADA DE LOS DANZANTES. Es el toque de diana con que el gaitero y tamborilero despiertan a los vecinos el día 24, asociándose a su alegre sonido el repique de castañuelas de los danzantes. BAILES DE LOS DANZANTES. Son diferentes danzas que ejecutan los ocho danzantes, con su "alcalde de la danza". MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Al bailar ante la Virgen hacen sonar sus castañuelas, esgrimen paloteas o arcos de madera forrados de papel de varios colores. Trenzan y destrenzan el cordón alrededor de un mástil y hacen el "pino", subiéndose unos encima de otros. Los bailes son siempre ejecutados al sonido rítmico de un tambor y una gaita o clarinete. Las diversas fases o cuadros que componen la Muestra son: la marcha real, la entrada, la habanera, la valmojada, el medio baile, los puentes, los pinos, baile de procesión, la media jota y la diana. GOZOS DE NUESTRA SEÑORA. Son canciones muy tradicionales de nueve estrofas con estribillo que se cantan en las novenas de la Virgen, en el camino hacia Berciana y en mayo durante el ejercicio de las flores. Hay constancia documental de su antigüedad. HIMNO A NUESTRA SEÑORA. La música de este hermoso himno se debe a Mariano Torres, maestro organista y sacristán de la parroquia durante 45 años. La letra fue escrita en 1945 por Antonio Jiménez-Landi, Hermano de honor de la Hermandad de Nuestra Señora Natividad e Hijo adoptivo de Méntrida. En 1981 el himno fue instrumentado para banda y piano por el Director de la Banda del Ejército del Aire, con la colaboración de Adolfo Torres, miembro de dicha banda. SALVES A NUESTRA SEÑORA. Existe constancia histórica del canto de la Salve ante la Virgen de la Natividad. Por ello pedimos en su día a Florentino Gómez Sánchez, sacerdote e hijo de este pueblo, que recogiese la música de melodías antiguas, aptas para tres posibles salves y escribiera la letra para ellas. Gracias a su valiosa cooperación, desde 1985 disponemos de estas tres salves: SALVE DE DANZANTES (antigua melodía popular de autor desconocido), SALVE DE SARGENTOS (melodía popular medieval) y SALVE POPULAR DE MÉNTRlDA (melodía responsorial del siglo XVIII). En 1987 recurrimos al mentridano Alejandro Fernández, Comandante Director de la Banda de la Guardia Civil y Profesor del Conservatorio Superior de Música de Madrid, quien dejó constancia de su sabiduría musical en la armonización e instrumentación para banda sinfónica y coro el Himno a Nuestra Señora de la Natividad, Gozos de Nuestra Señora, Salve Popular de Méntrida, Salve de Danzantes y Salve de Sargentos. Cancionero MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Himno a Nuestra Señora de la Natividad ESTRIBILLO. Santa María, / Virgen gloriosa, / oye piadosa, nuestra oración. / Tú sola excelsa, / Tú sola pura, / prenda segura / de salvación. 1ª. Madre Santa, luz divina, / que por amor verdadero / te apareciste a un cabrero / en el tronco de una encina: / desde tan dichosa hora / Tú guardas de todo daño / este pequeño rebaño, / del que eres Madre y Pastora. 2ª. Para la santa semilla / del trigo de Dios sembrar / viniste al pobre lugar / que era entonces nuestra villa; / ya no hay que temer al hielo / ni a la tormenta que acecha, / pues vela por su cosecha / la labradora del cielo. 3ª. A tus delicados pies / Méntrida su afán te ofrece / en la vid que reverdece / y en la espiga de su mies. / Cuida, oh Madre, sus ejidos, / sus establos, sus lagares, / sus huertos, sus olivares / y sus campos florecidos. 4ª. Virgen que nuestros abuelos / con fe tan grande veneraron / y por cuyo amor llegaron / a reunirse en los cielos: / tu villa, fiel y cristiana, / siempre igual fervor te muestra. / Bendícenos, Madre nuestra, / desde el monte de Berciana. Gozos de Nuestra Señora. ESTRIBILLO. Pues Méntrida fervorosa / recurre a vuestra piedad, / de toda calamidad / líbranos, Madre piadosa. 1ª. Vuestra imagen soberana, / por particular favor / se dejó ver a un pastor / en la dehesa de Berciana: / alma, por cierto, dichosa, / pues le habló su Majestad. 2ª. Cuando en Méntrida le oyeron / contar esta maravilla, / los vecinos de la villa / por un loco le tuvieron: / novedad tan asombrosa / nadie la juzgó verdad. 3ª. Turbado todo, confuso, / y entre dudas vacilante, /se volvió al monte al instante, / donde en oración se puso: / su súplica fervorosa / movió, al fin, vuestra piedad. 4ª. Segunda vez te dejaste / ver del pastor afligido, / y porque fuese creído / una carta le entregaste: / esta señal prodigiosa / hizo creer la novedad. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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5ª. Llenos ya de admiración, / al monte devotos fueron, / y en sus hombros os trajeron / con solemne procesión: / ¡qué aparición tan prodigiosa / fue para esta vecindad! 6ª. Desde aquel día dichoso / que llegaste a nuestro suelo, / logramos por Vos que el Cielo / nos mire siempre piadoso: / ¡Virgen misericordiosa, / vuestro amparo continuad! 7ª. El enfermo y el doliente / que os invoca con fe pura, / por Vos halla en su amargura / el consuelo conveniente: / medicina prodigiosa / sois en toda enfermedad. 8ª. El labrador que, afligido, / al ver su campo agostado, / acude a Vos confiado, / se ve por Vos socorrido: / lluvia le alcanzáis copiosa / que fecunde su heredad. 9ª. Por Vos, ¡oh Madre de Dios! / alcancemos ver propicio / en el día del Juicio / a aquel que nació de Vos: / logremos suerte dichosa / por toda la eternidad. Salve de danzantes Dios te salve, Virgen nuestra, / Señora Natividad, / que la tierra mentridana / Te dignaste visitar: / Los Danzantes que actuamos / en tu fiesta una vez más, / con tu encina de testigo, / te gritamos con piedad: / Fija tus ojos, Pastora, / en este redil leal, / desde el Monte de Berciana / sobre Méntrida velad. Salve de sargentos Dios te salve, Virgen Niña de Berciana, / donde a Méntrida escogiste por morada. / Hoy, de nuevo, los Sargentos de tu guardia / Te rendimos en San Marcos nuestras armas. / Dios te salve, Virgen Guapa mentridana. Salve popular de Méntrida 1ª. Salve, Rosa abrileña / de nuestra casa, / Virgen de la Natividad, / Flor de Berciana. / Lujo de Méntrida, / Gozo de Méntrida: / Ruega por nosotros. / Salve, salve, Orgullo de Méntrida. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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2ª. Salve, dulce Pastora / de nuestra tierra, / Virgen de nuestra Tradición, / Zagala nuestra. / Reina de Méntrida, / Madre de Méntrida: / Guárdanos de todo mal. / Salve, salve, Señora de Méntrida. 3ª. Salve, Virgen amada / en todo tiempo por niños y mayores de nuestro Pueblo: / Protege a tu Hermandad, celosa de tu Amor, pues cuida tu Tradición. / Salve, salve, Imán de Méntrida. 4ª. Salve Luz de los fieles / que en Tí creemos; Virgen de nuestra devoción, / Prenda del Cielo, Ama de Méntrida, / Guía de Méntrida: Llévanos hasta el Seño. / Salve, salve, Patrona de Méntrida.
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4.5. El reconocimiento popular El mayor título que María ostenta es el ser Madre del Hijo de Dios, en cuya grandeza se fundamentan los restantes privilegios que la Iglesia y sus devotos le han dedicado, a modo de alabanzas, particularmente, en las letanías lauretanas con que termina el santo rosario. A mayores, algunos pueblos y colectivos han ofrecido a la Virgen en sus diversas advocaciones distinciones y títulos honoríficos, en reconocimiento a su protección maternal ejercida durante siglos. En Méntrida distinguimos en el año 2000 a nuestra Patrona con el título de Alcaldesa Honoraria Perpetua, y aspiramos a su Coronación Canónica en próximas fechas. Alcaldesa Honoraria Perpetua En efecto, el año 2000 el pueblo de Méntrida ofreció el título de Alcaldesa Honoraria Perpetua a su Patrona, coincidiendo con el cincuentenario de la realización de la actual imagen de la Virgen, el bimilenario del nacimiento de Cristo y de la maternidad divina de María. Con anterioridad, la Junta Rectora de la Hermandad solicitó de la Corporación Municipal el nombramiento, entregando un libro con mil cuatrocientas treinta y cinco firmas de los vecinos que apoyaban la petición, a fin de que sirva de gratitud, reconocimiento y estímulo para acrecentar más y más la secular devoción que Méntrida profesa a la Madre de Dios en su advocación de la Natividad. El acontecimiento tuvo una intensa preparación, iniciada un año antes, con actividades de carácter religioso y cultural protagonizadas por toda la comunidad, bajo la dirección de una Junta Coordinadora, integrada por representantes de la Hermandad de la Virgen y del Ayuntamiento: Jesús García Cuesta (Capellán), Lorenzo Casares Alonso (Hermano Mayor), Enrique Gutiérrez Fernández (Secretario), Antonio Garrido Guerra (Alcalde), José Sánchez Moral (Concejal) y Juan Manuel Magán García (Coordinador Cultural). Se informó ampliamente al pueblo, a todas las instituciones y al Arzobispo en audiencia particular. El pueblo, de forma espontánea, decidió la confección de un nuevo manto para solemnizar el evento. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Las dos Comisiones, la cultural y la religiosa, estudiaron las propuestas provenientes de las asociaciones locales, que, una vez aprobadas, se pusieron en movimiento para llevar a cabo sus propias actividades, que abarcaban muchas y variadas temas tareas. La Corporación Municipal celebró el día 6 de febrero un pleno extraordinario en la Casa de la Cultura, rebosante de vecinos, con el único asunto de conceder con la mayor solemnidad el nombramiento honorífico, dándose lectura a la propuesta, presentada conjuntamente por el Grupo Municipal Socialista y el Grupo Municipal Popular, convencidos de que así subrayaban el deseo de la Corporación Municipal de dotar del mayor rango y trascendencia posibles al acuerdo adoptado. En la exposición de motivos, se decía literalmente: Habiendo recibido de la Hermandad de la Virgen un libro de firmas por el que nos consta explícitamente el deseo expresado por la mayoría de los vecinos de esta villa que solicitan se proceda a nombrar Alcaldesa Honoraria Perpetua de Méntrida a su excelsa Patrona, la Virgen Nuestra Señora de la Natividad, sumándonos a tan estimable, plausible y encomiable propuesta popular, y haciéndonos eco del sentir mayoritario del vecindario, resolvemos acceder a la referida solicitud, convencidos de que la misma resume y compendia el hondo sentir de este pueblo, no sólo de sus generaciones presentes, sino también de cuantas nos han precedido, desde tiempo inmemorial. Adoptamos esta decisión, además, después de haber contemplado, entre otras y de modo especial, las siguientes consideraciones: 1. La atribución del cargo honorífico que simbólicamente ofrecemos a la Patrona de esta villa, pone de manifiesto la voluntad del pueblo de reconocer el inestimable papel que su figura ha supuesto en la unión y unidad de los mentridanos de bien. Desde siglos, la Patrona ha sido el referente máximo y más palpable de la unión de los vecinos de la villa, con la imponderable cualidad añadida de servir de factor aglutinante entre los mentridanos de cuna y los de adopción. La legítima disparidad de criterios, ideales y sentimientos de cuantos integramos el vecindario mentridano, tiene y ha tenido históricamente en la figura de nuestra Patrona el contrapunto del referente común a todos. Apreciando esta cualidad como un valor irrenunciable para los mentridanos de ahora y para los que en el futuro nos sucedan, consideramos que la distinción MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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honorífica que ofrecemos supone el reconocimiento público y solemne de la voluntad de todo un pueblo a permanecer unido, disfrutando de cuantas ventajas aporta a nuestra convivencia la valoración del ideal de unidad. 2. EI ofrecimiento a nuestra Patrona de este cargo honorífico, implica también el deseo del pueblo de distinguir en Ella el valioso papel que ha jugado su patronazgo en la consolidación de los referentes culturales e históricos en que se asienta gran parte de nuestra identidad colectiva. En tal sentido, Méntrida se considera deudora de su Patrona, pues, en gran medida, su devenir histórico no se entiende si no es teniendo presente todo un cúmulo de circunstancias concomitantes con la devoción y el culto que los mentridanos han profesado secularmente a la Señora de Berciana. Apreciando esta realidad como un valor sustancial para los mentridanos de ahora y para los que en el futuro nos sucedan, consideramos que la distinción honorífica que ofrecemos supone el reconocimiento público y solemne de la voluntad de todo un pueblo por conservar celosamente sus señas de identidad, las que le definen como pueblo de rancia solera, con vocación de construir un futuro con personalidad propia. Por todo ello, y siempre desde el más profundo respeto y reconocimiento al credo profesado por todos y cada uno de los vecinos de esta villa, extensivo a quienes en sus convicciones no profesan ningún credo; en virtud de las atribuciones que nos competen como legítimos representantes del pueblo de Méntrida, y en la profunda convicción de actuar en beneficio de Méntrida y de todos los mentridanos, acordamos solemnemente nombrar Alcaldesa Honorífica Perpetua de esta villa de Méntrida a su Patrona, Nuestra Señora de la Natividad. Del mismo modo, a las puertas del nuevo milenio, acordamos solemnemente rivalizar y renovar el voto que esta villa hizo y comprometió, de tiempo inmemorial, de celebrar en nuestra dehesa de Berciana la Romería de San Marcos, en honor de nuestra excelsa Patrona. En virtud de todo lo cual, acordamos: 1. Que el próximo día 24 de abril se lleve a efecto la entrega del bastón de mando de la villa a la venerada imagen de nuestra Patrona, en señal de la distinción que acabamos de aprobar. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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2. Que, a tal efecto, se urja la realización de un bastón de mando a cargo de los fondos de este Ayuntamiento, el cual pasará a formar parte de los bienes dotales de la imagen de Nuestra Señora de la Natividad, desde el momento de su entrega. 3. Que la mencionada entrega del bastón de mando se lleve a efecto en el transcurso de un acto solemne, a celebrar en la plaza de España de esta villa, en la fecha citada, al inicio del cual se proceda a dar lectura del acta de este acuerdo por el señor Secretario del Ayuntamiento. 4. Que, finalizada la lectura del acta, el señor Alcalde, como máximo representante de todos los vecinos de Méntrida, realice la entrega del bastón de mando a la Virgen, procediendo seguidamente a la antes referida revalidación y renovación del voto que esta villa hizo en siglos pasados comprometiendo la celebración de la Romería de San Marcos, en honor de nuestra excelsa Patrona. 5. Que, a efectos de garantizar la referida celebración de la romería con el esplendor que merece, el Ayuntamiento seguirá arbitrando las medidas más eficaces para sufragar, conjuntamente con la Hermandad de la Virgen, los gastos que dicha fiesta acarree. En tal sentido, en lo sucesivo, la aportación económica del concejo a la referida solemnización de la fiesta de la aparición de la Virgen en Berciana habrá de proceder, especialmente, de todos los aprovechamientos que el Ayuntamiento percibe, y pueda percibir en el futuro, de la propia dehesa de Berciana, cuna de la secular devoción mentridana a su Patrona.
Leída la propuesta, todos los miembros de la Corporación, uno a uno, dieron su asentimiento a la concesión del honorífico título a la Patrona, con la complacencia de todos los asistentes que aplaudían acaloradamente. El día 24 de abril del citado año 2000 tuvo lugar en la plaza de España la solemne proclamación de la Patrona como Alcaldesa Honoraria Perpetua. En primer lugar, el Sr. Secretario del Ayuntamiento leyó el acta de la aprobación, siguiendo la renovación del Voto de la Romería a Berciana a cargo del Alcalde; luego el Hermano Mayor ofreció a la Virgen el manto obsequiado por el pueblo, y el Secretario de la Hermandad entregó el libro de firmas; seguidamente, el Capellán bendijo el bastón que el Alcalde colocó entre las manos de la Patrona. Y todo ello entre aclamaciones y aplausos del pueblo, que junto con la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Coral Mentridana cantaban el himno de la Virgen y los músicos y danzantes interpretaban el himno nacional. Finalmente, el Sr. Pro-Vicario General del Arzobispado, Alfonso Fernández Benito, felicitó al pueblo y dio lectura a un escrito-mensaje del Excmo. Sr. Arzobispo, D. Francisco Álvarez Martínez, en estos términos: (…) que se complace por la distinción con que el Excmo. Ayuntamiento de la ilustre Villa de Méntrida ha nombrado a la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Natividad, Alcaldesa Honoraria y Perpetua de dicha localidad, de arraigada devoción, para significar la protección maternal de la Virgen Santísima en todos los ámbitos, también en el ciudadano. Agradezco este gesto que bien expresa el amor y devoción en favor de nuestra Madre, la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Natividad. Asimismo ruego a Dios que dicho gesto de los fieles de Méntrida contribuya al verdadero culto a Dios, y sirva para un crecimiento genuino del amor de sus hijos devotos a Santa María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Natividad.
Concluyó el acto con la ejecución de la tradicional Muestra de Sargentos y Danzantes, que recogió ampliamente la Cadena Diocesana de Televisión80. La Coronación Canónica. El máximo título honorífico de piedad mariana que la Iglesia tributa a una imagen de la Virgen es su coronación canónica, a cuyo efecto adorna su cabeza con corona real. Es una forma de amor popular hacia la Virgen María, generalizada en la Iglesia universal para resaltar el carácter regio de la Madre de Jesucristo, Hijo de Dios Rey del Universo por naturaleza, cuyo fundamento teológico está basado en su divina maternidad, proclamada Reina en razón de la parte singular, que por voluntad de Dios tuvo, asociada a su Hijo, en la obra de nuestra salvación. La práctica de representar a la Virgen, ceñida con corona regia e insignias reales, se remonta a la primitiva comunidad y apareciendo con más frecuencia en la iconografía mariana después del Concilio de Éfeso. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Luego, fue propagada en Occidente, sobre todo desde finales del siglo XVI, incorporándose a la liturgia romana en el siglo XIX, destinándose a las imágenes de reconocida devoción. Con este rito reafirma la Iglesia que Santa María Virgen con razón es tenida e invocada como reina, ya que es Madre del Hijo de Dios, Rey del Universo, colaboradora augusta del Redentor, discípula perfecta de Cristo y miembro supereminente de la Iglesia. La Liturgia canta a María Reina con himnos y oraciones como Salve Regina, Regina coeli, Ave Regina coelorum, Letanías lauretanas y bellas antífonas que hacen alusión a su realeza. La fiesta de María Reina se celebra el 22 de agosto, siendo instituida en 1954 por el papa Pío XII, quien escribía en su Encíclica: Procuren todos acercarse ahora con mayor confianza que antes, todos cuantos recurren al trono de la gracia y de la misericordia de nuestra Reina y Madre, para pedir socorro en la adversidad, luz en las tinieblas, consuelo en el dolor y en el llanto, y, lo que más interesa, procuren liberarse de la esclavitud del pecado... Sean frecuentados sus templos por las multitudes de los fieles, para en ellos celebrar sus fiestas; en las manos de todos esté la corona del Rosario para reunir juntos, en iglesias, en casas, en hospitales, en cárceles, tanto los grupos pequeños como las grandes asociaciones de fieles, a fin de celebrar sus glorias. En sumo honor sea el nombre de María... Empéñense todos en imitar, con vigilante y diligente cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes virtudes de la Reina del Cielo y Madre nuestra amantísima. Consecuencia de ello será que los cristianos, al venerar e imitar a tan gran Reina y Madre, se sientan finalmente hermanos, y, huyendo de los odios y de los desenfrenados deseos de riquezas, promuevan el amor social, respeten los derechos de los pobres.
María, totalmente glorificada por su Asunción en cuerpo y alma a los cielos, es Reina por ser Madre de Dios y Rey mesiánico, por ser corredentora, por ser perfecta discípula de Cristo e imagen y tipo de la Iglesia. Coronar una imagen de la Virgen es una muestra de amor, de devoción, de gratitud y de profunda estima a la Reina de los Cielos. En Méntrida,
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la costumbre de coronar las imágenes de la Virgen la vemos reflejada en los diferentes inventarios. Para un pueblo, la coronación canónica de la imagen de su Patrona, además de ser un alto honor y reconocimiento a su largo historial, supone un fuerte revulsivo para la vida interior de los fieles devotos. La coronación de Nuestra Señora de la Natividad, además de ser un acontecimiento histórico, es el homenaje a su patrocinio que desde hace siglos ejerce en el corazón de las gentes de Méntrida. Corresponde al Obispo de la Diócesis juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Santísima Virgen, quien suele reservar este honor para imágenes que reúnan señalados requisitos, indispensables y documentados, particularmente la antigüedad, extensión y alcance de su devoción popular, además de consultar a los organismos diocesanos y locales pertinentes.
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Retablo del altar mayor de la Ermita. (Siglo XVIII)
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5. MUESTRAS DE FERVOR MARIANO EN LA VIDA COTIDIANA La comunidad parroquial, como referente y matriz del conjunto de iniciativas asociativas para la vivencia y la expresión de la fe, tiene también una trayectoria histórica digna de tenerse en cuenta a la hora de valorar la idiosincrasia de la feligresía. En definitiva, la parroquia constituye el sustrato y la célula primigenia del culto en comunidad y de la vivencia colectiva de la religiosidad; en ella se engarzan necesariamente todas y cada una de las manifestaciones de devoción que se materializan a lo largo de la historia en las diferentes fórmulas carismáticas que, con distintos signos diferenciadores, fraguan en prácticas religiosas que impregnan la vida cotidiana de los parroquianos. Antes de entrar en materia, subrayaremos un hecho fechado en 1792, vital en el proceso histórico de la parroquia mentridana: su desvinculación de la parroquia de La Torre de Esteban Hambrán, a la que históricamente se mantuvo anexa y dependiente hasta dicho año desde tiempo inmemorial. El desarrollo demográfico que experimentó la villa desde finales del siglo XVI hasta finales del XVIII, entre dos mil y tres mil habitantes, trajo consigo una mayor actividad en la vida parroquial, que se traduce en más sacerdotes, en numerosas fundaciones de capellanías, obras pías, cofradías, aumento de ingresos, etc. Por otra parte, el despegue poblacional de la parroquia mentridana con respecto a La Torre de Esteban Hambrán, su matriz, era notorio a partir del siglo XVII, como queda al manifiesto con los siguientes datos. Entre 1550 y 1559 se bautizan en La Torre un promedio anual de 73 niños, en Méntrida son 70. De 1600 a 1649 reciben el bautismo 44 niños en La Torre y 53 en Méntrida, como promedio anual. Entre 1650 y 1699, son 42 en La Torre y 53 en Méntrida. De 1700 a 1749 el promedio anual es de 41 en La Torre y 65 en Méntrida. Entre 1750 a 1800, la media es de 45 cristianizados en La Torre y 93 en Méntrida. Por estas fechas, Méntrida llega a los 700 vecinos, mientras que La Torre cuenta tan sólo con 300. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Éstas y otras razones justificaron que los mentridanos insistiesen ante la jerarquía eclesiástica para que su independencia parroquial fuese reconocida oficialmente. Sabemos que desde 1596 se pidió en diversas ocasiones, sin resultado alguno; hasta que en 1792 se consiguió definitivamente. El 5 de marzo de aquel año, el cardenal Lorenzana firmó el siguiente decreto de segregación81, en el que se aducen razones pastorales, económicas y demográficas. Así pues, la parroquia de Méntrida estuvo sujeta a la de La Torre de Esteban Hambrán hasta los albores de la Edad Contemporánea, sin que sepamos el origen ni las causas que justificaron esta situación administrativa. El hecho quizá más importante de esta circunstancia fue que Méntrida no contó con párroco propio, ejerciendo el cargo los párrocos de La Torre, en ocasiones derivando la responsabilidad en un coadjutor, o teniente de cura –en la terminología de la época–, que asumía sus funciones por delegación. Desde esta panorámica de conjunto, pasamos a continuación a escudriñar con detenimiento la presencia de la devoción mariana en la vida cotidiana de la feligresía mentridana, tanto en el ámbito de la celebración de la fe, como en el desarrollo del compromiso evangélico que conlleva. Lo haremos sin perder de vista la visión de conjunto otras manifestaciones de devoción, cuyo devenir avanza en paralelo al culto a la Virgen, con inevitables conexiones en el conjunto global de la espiritualidad popular. Metodológicamente, será de los valiosos fondos del Archivo Histórico Parroquial de donde extraeremos los datos precisos, dado que suponen un reflejo palpable de la vida social y religiosa de la feligresía, cuyos diferentes aspectos aparecen en los libros de bautismo, matrimonio, defunciones, testamentos, obras pías, capellanías, inventarios de bienes, cuentas de fábrica, ermitas y otros. A través de sus páginas podemos seguir la huella de la religiosidad popular, particularmente las manifestaciones del culto a la Madre de Dios, que con frecuencia recorren transversalmente todos sus manuscritos. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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5.1. Referencias a la Virgen en los libros Sacramentales Las actas bautismales marcan las preferencias devocionales en el momento de elegir el nombre propio que ha de imponerse al nuevo cristiano. Así, en la lista de mujeres bautizadas desde 1529 al 1774 predomina el nombre de María, pero nunca aparece el de María Natividad; hecho que no ocurre hasta el año 1775 en que se inscribe una niña con el nombre de la Patrona, a la que sigue dos en 1855, una en 1856 y dos en 1864. En las páginas de los libros de bautismos hallamos curiosas notas marginales, con noticias alusivas a la Virgen, de entre las que destacamos los datos siguientes. En 1624: Se reconcilió el cementerio de la Iglesia de santa María, dando por sagrado doce pies alrededor de la dicha Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad. (Libro 3º, folio 306 v). En 1638: Sentóse el retablo de Nuestra Señora en 1638. (Libro 4º, introducción). En 1657: El obispo concede indulgencias al altar e imagen del Santo Cristo que está en la Parroquia, en el altar de San Pedro y a la Imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Natividad. Bendijo una campana que llaman esquila, a la que puso por nombre Santa Teresa, que cae al mediodía. (Libro 4º Bautismos, folio 131vº). Principio del libro 5º: El 6 de septiembre de 1674 se puso el retablo de Nuestra Señora de la Natividad, en madera dorada y pintura; costó como cuatro mil ducados, pagado con limosnas de los devotos. En 8 de septiembre de 1676 se trajo el trono de madera para Nuestra Señora de la Natividad; y la imagen de San Francisco que hay en el Retablo de Nuestra Señora del Rosario, en 1 de septiembre de 1678. En 1657: El obispo concede indulgencias al altar e imagen del Santo Cristo que está en la Parroquia, en el altar de San Pedro y a la Imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Natividad. En 1675: El obispo Luis de Morales bendijo la Cruz que está en el Cementerio de la Natividad, que hizo a su costa Alonso Prado López (folio 144 vº). En dicha Cruz está escrito:"JHS MARIA JOSEPH/ ESTA /SANTA: + MANDARON HACER A SU COSTA/ Y DEVOCION ALONSO PRADO LÓPEZ Y MARIA RODRI/GUEZ SU MUJER. AÑO 1671. En 1683: El obispo concede cien días de indulgencias por visitar las imágenes de Nuestra Señora de la Natividad y de la Concepción (folio 219 vº). En MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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1690: El obispo concede cien días de indulgencias a quienes rezaren ante Nuestra Señora de la Soledad, que está en la Capilla de San Andrés y delante del Santísimo Cristo de la Sangre (folio 291). En 1699: Se narra la inauguración del camarín (Libro 5º Bautismos, folio 381 vº). El obispo Benito Madueño Ramos bendijo la campana mayor de la Iglesia que sirve de reloj, la puso por nombre San Sebastián, y consagró el altar que se hizo dentro del camarín y concedió cien días de indulgencias a quienes rezaren ante imagen de San José y San Juan en la ermita de la Virgen (folio 387). Menudean también abundantes referencias a la Virgen en los libros de defunciones. La religiosidad de los feligreses resalta particularmente en las numerosas cláusulas testamentarias de donaciones y ofrendas para obras de caridad y piedad. Exponemos a continuación algunos ejemplos. Siglo XVI. Año 1546: Muere Alonso de Ávila; dejó dos reales a la obra de la iglesia y ofrendas al hospital, aceite para las lámparas de la Natividad, Poveda, Berciana y San Ildefonso. (Libro 1º Defunciones, folio 17 vº). Año 1560: Muere Francisca Torrijos; mandó diez reales a la cofradía de Nuestra Señora de la Natividad, la General (folio 54 vº). En 1581: Muere Alonso Rodríguez Moreno, el viejo; deja al hospital dos sábanas, sus vestidos para un pobre y 28.000 maravedís para hacer el retablo del altar de Nuestra Señora del Rosario; a la cofradía del Santísimo asignó un cahiz de tierra. (Libro 2º Defunciones, folio 33 vº). En 1582: Muere La Mancana; de su hacienda se han de dar caridad de pan y queso y vino el día de San Marcos (folio 39). En 1591: Muere Lázaro Lobón; manda se den dos fanegas de pan cocido a los pobres el día de San Marcos cada año (folio 96 vº). En 1599: Muere Diego Maganto; deja 15 reales para la obra de la ermita de Nuestra Señora de Berciana (folio 209 vº). Siglo XVII. En 1623: Muere el Licenciado Alonso Rodríguez Moreno, comisario; construyó la Capilla del Cristo de la Humildad; testó para obras de caridad. (Libro 3º Defunciones, folio 118 vº). En 1647: Muere Pedro González; fue mayordomo de la ermita (1643-1647), gracias a su generosidad pudo construirse la ermita. En 1650: Muere Juan Pascual; manda cien ducados para ayuda de un retablo en el altar de la Concepción; asigna un huerto a la Natividad más cien reales; a la Cofradía MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de San Juan de los Mozos favorece con ocho fanegas de tierra en las Cabezadas para siempre (folio 340 vº). En 165282: Muere Domingo Hernández, mayordomo de la Fábrica de la Iglesia cerca de nueve años con mucho celo; en su tiempo se hizo el chapitel y las dos campanas llamadas Santa Teresa y la Nueva; instituye Memorias a favor de las Cofradías del Santísimo, al Nombre Jesús, a la Natividad y a la Concepción. (Libro 4º Defunciones, folio 2). En 1681: muere Juan González, mayordomo de la ermita, hijo de Pedro González, ambos hicieron posible la terminación de la obra de la ermita con sus limosnas; se enterró en la ermita de la Natividad, a la que sirvió muchos años con buen celo y cuidado y gastó de su hacienda mucha parte en algunas obras de la Fábrica y en el retablo y trono de la Virgen (folio 175 vº). En 1682: Muere Juan Moreno, familiar y notario del Santo Oficio en Toledo; mandó para ayuda del camarín 300 reales; su hermana, María Moreno, le dedica el Calvario de piedra de la ermita de la Virgen (folio 181). En 1683: Muere María Rodríguez; dejó a la Natividad cien reales, a la cofradía del Rosario 10.000 maravedís y otros 10.000 a la Concepción; mandó hacer la cruz de piedra de granito, que se puso en el centro de la explanada de la ermita de la Natividad (folio 186). En 1683: Muere Pedro Díaz, deja mil cepas tempranas a la Virgen de la Natividad, quedando sus productos para la música del día de San Marcos y el residuo para el santero (folio 252 vº). En l698: Muere Bernardo Pintado, hijo de Pedro, quien pagó el retablo del Rosario; manda limosnas a los pobres, 50 arrobas de vino al convento de La Torre, a la cofradía del Rosario un olivar con sus tierras y cepas, a las imágenes de la Natividad, Soledad y Santo Cristo de la Sangre dos arrobas de aceite para sus lámparas; ordena que se acabe y perfeccione el camarín de la Natividad que tiene comenzado a su costa (folio 260 vº). En 1699: Muere María Moreno, hermana de Juan Moreno, a cuya memoria dedica el Calvario de piedra de granito enfrente de la puerta de la ermita; deja a la Natividad dos olivares, otro olivar al Cristo de la Sangre y a las Animas una parte de su casa; ofrece dos niños de bulto para adorno del camarín y dos arrobas de aceite para cada una de las Imágenes de la Natividad, Concepción, Rosario y Santo Cristo de la Sangre (folio 265 vº).
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Siglo XVIII. En l708: Muere Diego Prado, ermitaño, enterrado en la ermita de la Natividad; deja para dicha ermita seis fanegas de tierra que tiene en la cruz de Silva (Libro 5º. Defunciones, folio 56). En l712: Muere el Bachiller Joan Rodríguez Moreno; mandóse enterrar en la ermita de Nuestra Señora de la Natividad y por no haber ganado licencia para ello de los señores del Consejo de la Gobernación del Arzobispado, no se pudo enterrar allí, siendo sepultado en la parroquial; dejó a la ermita de la Virgen un huerto con cargo de cantar un responso (folio 100). En 1722: Muere María Prado y Beltrán, viuda de Bernardo Pintado; hicieron el camarín de la ermita de Nuestra Señora de la Natividad, de quien fueron muy devotos y bienhechores, y aunque el marido murió antes de acabarse, la difunta le perfeccionó y acabó todo lo demás a sus expensas y devoción; y en el camarín están sus retratos; lo cual anoto para memoria y ejemplo de los devotos (folio 184 vº). En 173183: Muere Joseph López; fue muy devoto de las Ánimas, de San Antonio, de San Isidro, a quienes hacia todos los años sus fiestas, y trajo por su devoción las dos imágenes que se veneran en el altar junto a Nuestra Señora de la Concepción; y fue quien, con el refrendo de su padre, Silvestre López, hizo a su devoción el Campo Santo donde se entierren los pobres, que está inmediato al hospital (folio 263). En 1732: Muere Clara Prado y Beltrán; oferta un real de plata a los doce pobres que asistan a su entierro; al Cristo de la Sangre, una arroba de aceite para su lámpara; a la Natividad, unas manillas de aljófar y un anillo con piedras; a la Soledad, un manto y seis arrobas de aceite; a la Virgen del Rosario, un rosario de piedras encarnadas; a la Concepción, un mantillo de raso azul y un manto de seda; a las Ánimas, cinco olivas y un pedazo de tierra; al convento de La Torre, diez arrobas de vino; a la imagen de San José, la vara, la flor y el tapete; a San Blas, el báculo, gargantillas y tapete; colaboró en 1699 a la compra del manto de la Natividad (folio 283). En 1733: Muere Juan de Dios Prado de Prado, diácono, de 32 años; murió después de una muy larga enfermedad, que paró en tísico; deja misas para su alma, aceite para que ardan las lámparas de las ermitas, limosnas y sus vestidos a los pobres; funda un Vínculo; manda hacer dentro de cuatro años un retablo en la emita de la Natividad, en el crucero, frente a la puerta de la sacristía, al lado de la epístola, que MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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tenga de costa 4.000 reales, en el cual se ponga a San Juan de Dios; depone que el sacerdote más pobre celebre 40 misas por su alma (folio 285). En 1733: Muere Tomás Moreno y García, de 56 años, soltero, mayordomo que era y lo ha sido muchos años, sirviendo a Nuestra Señora con mucho celo y devoción, quien, continuando la devoción que tenía de mortificación todos los jueves santos, yendo de penitente a este ejercicio dicho día a la referida ermita, de un deslice de los pies, que le sucedió en la calle al atravesarla llaman la Fuentecilla y Reguero, que tenia las piedras muy desiguales, por bajo del hospital, cayó un porrazo que le quebró una pierna por el tobillo y caña menor, que hubo de llevarle a su casa la persona que le iba asistiendo, de cuyo contratiempo y accidente, murió; deja a la Natividad 40 olivas, más una tierra en el valle de Valmayor y una huerta con dos olivas (folio 288 vº). En 1733: Muere Luis de Prado; manda 20 arrobas de vino al convento de La Torre, aceite para la lámpara del Cristo de la Sangre y 500 reales para una alhaja a la imagen de la Natividad (folio 293). En 1747: Muere María Luengo; deja a la Natividad un vestido de persiana, una basquiña y dos anillos de oro; funda una Memoria perpetua de tres Misas sobre las casas de su morada que están en el Barrio Viejo y son solariegas (Libro 6º Defunciones, folio 140). En 1753: Muere el licenciado Bernardo de Prado, canónigo que fue de Ampudia; manda limosnas y misas a Nuestra Señora de la Oliva, al convento de San Pedro Alcántara, en Arenas; para ayuda del retablo de Nuestra Señora de los Dolores deja 200 reales de vellón y para cuando se dore 300 reales; a la parroquial, mil reales para una alhaja; dispone se haga perpetuamente la fiesta de San Blas (folio 267). En 1759: Muere María Villamiel; ofrece un huerto a Nuestra Señora de la Natividad, que está a donde llaman Cabildo (folio 342). En 1771: Muere Isidoro López; deja a la Natividad una tierra de cinco fanegas en Valdecorrales, que linda con el camino que va a la ermita y con la dehesa de Berciana; a la cofradía de Ánimas, un laderón de tierra; al Cristo de la Sangre, 4 olivas (Libro 7º Defunciones, folio 164). En 1787: Muere Joseph Torrijos Rodríguez, soltero; ordena que una parte de la viña de Navallera sea siempre para la Natividad y con su producto ardan las cuatro lámparas (folio 420).
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5.2. La Virgen y el culto a los difuntos No se trata, evidentemente, de un culto en el sentido teológico estricto, sino más bien en la veneración y respeto sagrados hacia el difunto, cuyo cuerpo en vida fue templo del Espíritu Santo y miembro de Cristo. Cuando se produce la muerte, el justo se encuentra con Dios, que lo llama a sí para hacerle partícipe de la vida divina. Pero nadie puede acceder a la visión beatífica si antes no se ha purificado de las consecuencias personales de todas sus culpas. La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados. Aquí tiene su explicación la piadosa costumbre de ofrecer sufragios por las almas del Purgatorio, como expresión cultual de la fe en la Comunión de los Santos, para que Dios los purifique y los introduzca en el Reino de la felicidad eterna, mediante las súplicas de la iglesia militante que ofrece oraciones, limosnas, obras de misericordia e indulgencias y, sobretodo, el santo sacrificio de la Misa. En este sentido, los testamentos y las actas mortuorias son los mejores indicadores de cómo valoraban los fieles la celebración de misas, aplicadas por el alma propia y familiares difuntos, cuya citación ocupa muchas páginas en llamados libros de “Memorias de Misas”. La mayoría de los testamentos, incluso los de las personas más humildes, existía una cláusula en que se hacía constar la celebración de misas por su alma y familiares. El número de encargos era tan elevado que se hacía necesario el nombramiento de una persona, llamada “colector de Misas”, cuya labor consistía en asentar los sufragios en los libros de Memorias, Capellanías, y Aniversarios, cuidando su posterior cumplimiento. En Méntrida las anotaciones de sufragios ocupan siete gruesos volúmenes con miles de folios, en los que se puntualiza el nombre del testador, número de misas, lugar de la celebración, intención, limosna, fechas y demás condiciones, cuyo cumplimiento era inspeccionado periódicamente por los visitadores eclesiásticos. A través de las actas mortuorias, sabemos la forma de conducirse ante la muerte, expresada en su última voluntad. Así la mortaja más utilizada MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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era una sábana y el hábito de San Francisco; la asistencia a los entierros era obligada cuando el difunto pertenecía a la misma cofradía; algunas personas solían ordenar que su entierro fuese acompañado por pobres, orando por su eterno descanso. En el primer libro de defunciones (1541-1577) aparecen misas oficiadas en las ermitas de la Natividad, de la Poveda, de Berciana, de San Ildefonso, en el Altar de las Indulgencias, en el Altar de las 40 horas, en el Altar de las Ánimas, en el Altar de la Vera Cruz y Ánimas, en el Altar de Nuestra Señora de Guadalupe, en el monasterio de Nuestra Señora de la Oliva, en San Agustín de Casarrubios, en San Francisco de Escalona, en el santuario de la Caridad de Illescas, en el monasterio de los mínimos de Camarena... Misas en honor a la Santísima Trinidad, a las cinco llagas, a la Concepción, a la Asunción, a la Anunciación, a la Purificación, a la cofradía de la Sangre, a las Ánimas del Purgatorio, al Ángel de la Guarda, al santo del nombre del difunto, a San José, etc. Reciben encargos de misas los frailes de los conventos de La Torre, Maqueda, Escalona, Casarrubios y Camarena. Misas de trinario, novenario y treintanario (llamadas gregorianas). Las limosnas ofrecidas a los celebrantes eran de 2 reales en el siglo XVII y de 4 reales dos siglos después. El destino de la ofrenda testamentaria era muy variado: a la Iglesia de Nuestra Señora, a las ermitas de Berciana, la Poveda, San Ildefonso, Cristo de la Sangre, al hospital, para dar de comer y vestir pobres, para obras de la iglesia y ermitas, a las cofradías del Santísimo, a la Pura y Limpia Concepción, General, San Sebastián, Nuestra Señora del Rosario, Nombre de Jesús, San Juan Bautista, cofradía de Animas, a la iglesia de San Sebastián, a la Capellanía de las Ánimas (1548), para dar caridad de pan y queso y vino el día de San Marcos (1582), diez varas de sayal para vestir un fraile del monasterio de la Torre (1583), dos fanegas de pan cocido a los pobres el día de San Marcos cada año (1591), aceite para las lámparas, lámpara de plata para la ermita, para hacer la Imagen del Cristo Resucitado que hoy hay en la Iglesia de esta Villa que se hizo el año de 1647, para terminar la obra de la ermita de Nuestra Señora de la Natividad (1647), se diga la Salve los sábados del año, se gasten cien MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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ducados en un retablo para adorno de la Imagen del Santo Cristo Resucitado (1650), cien ducados para ayuda de un retablo en el altar de Nuestra Señora de la Concepción, deja por sus universales herederas a las Ánimas del Purgatorio (1653), para los Santos Lugares de Jerusalén, etc. En cuanto a las misas con obligación de oficiarlas en la ermita de la Natividad, citamos las siguientes: Dos misas rezadas en el altar de Jesús Nazareno, con limosna de cuatro reales cada una, por el alma del licenciado Alfonso Jiménez. Diez misas por el alma de Tomás Moreno de García, que debe oficiar un religioso del convento de Maqueda. Un responso cantado e incensado por el alma de María Barrio. Francisco Vaquerizo dispuso la celebración de ciento cuarenta y tres misas rezadas cada año en la ermita de la Natividad. Andrés Pitillas ordenó se dijesen todos los años ochenta misas. Pedro Díaz fundó una memoria, con cargo de que lo que produzca su finca se invierta en pagar la música que acompaña a Nuestra Señora de la Natividad el día de San Marcos hasta el sitio de Berciana, donde fue aparecida, y el sobrante se entregue a su ermitaño para cera y aceite. En el pasillo del camarín se hallan siete tablas con las memorias de las misas que han de oficiarse en cada día del mes, con sus respectivas intenciones y nombres de sus testadores. El lugar de los enterramientos solía situarse dentro de las iglesias y ermitas, o en su entorno. Luego, por razones de higiene, salieron fuera de la población, en los llamados cementerios o campos santos. Hasta el siglo XIX, en Méntrida el cadáver recibía sepultura en el interior del templo parroquial, siendo la antigua parroquia de Santa María y su alrededor el primer cementerio mentridano; después, fue la actual parroquia de San Sebastián en sus tres naves, denominadas la mayor o enmedio, San Pedro (a la puerta del sol) y Nuestra Señora (a la puerta del cierzo). Cada nave se distribuía en nueve grados o estados. Las sepulturas más cercanas al altar mayor eran los preferidos, por lo que se exigía una mayor limosna. Los pobres de solemnidad estaban exentos de pago alguno.
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En las capillas de San Andrés y del Comisario se enterraban sólo los fundadores y sus descendientes. Hubo también enterramientos junto al hospital de la Virgen, en lugar reservado al efecto, aunque en un principio estaba reservado para los acogidos en el mismo. Igualmente consta que algunas personas fueron sepultadas dentro de las ermitas del Cristo de la Sangre, de San Roque y de la Natividad84. Durante la llamada peste bubónica de 1599, en que murieron cerca de mil personas en escasos meses, el suelo de la iglesia quedó totalmente saturado e incapacitado para enterramientos. El pavimento presentaba un lamentable estado, debido a las sepulturas sin igualar ni embaldosar, como lo confirman los visitadores en sus mandatos85: Que se iguale el piso de la iglesia por tener muchos hundimientos a causa de las sepulturas, por tener muchos ladrillos hechos pedazos. Que se levante el piso de las sepulturas, igualándolas y solándolas con piedra de sillería, con el fin de evitar el hedor de los cadáveres tan perjudicial a la salud pública y ahorrar los muchos gastos que ocasiona el embaldosado de ladrillos.
La normativa de adquirir en propiedad una sepultura familiar es tan antigua como la construcción del mismo templo parroquial, como consta86 en la visita eclesiástica de 1522, en que se pide un donativo de 34 maravedís a la dicha iglesia que agora se hace nuevamente, más un real siempre que se haga el rompimiento. Dicho rompimiento se realizaba periódicamente, haciéndose necesario el traslado de los restos humanos al osario común, para dar cabida a nuevos cadáveres87. En 1711 Silvestre López dona un huerto, contiguo al cementerio del hospital, junto al templo parroquial88, en atención a que esta villa de demasiada población y que concurren a ella muchos pobres necesitados y enfermos que, muriendo, por no tener sepulturas bastantes en la iglesia parroquial, los entierran en el cementerio y lo mismo a otros pobres de solemnidad, teniendo necesidad la cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, sita en la parroquia, hacer entierros particulares en dicho cementerio de los huesos del osario, para que en adelante se hagan con más decencia y los entierros de los pobres con más resguardo que del cementerio, otorga, cede y renuncia y traspasa el dicho huerto por vía de limosna, de la misma forma que le ha comprado a la Cofradía MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de las Benditas Ánimas (...) para hacer un Campo Santo en dicho huerto por estar contiguo a la dicha iglesia y al hospital, donde entierren los pobres que murieren en él y otros de solemnidad y se hagan los entierros de los huesos del osario. En 1786 la parroquia compra por 2.150 reales un terreno89, lindante con el hospital, la calle que va a la ermita y el arroyo del Barranco. Este solar se destinó en 1814 para Campo Santo de propiedad parroquial90, siendo utilizado a tal efecto hasta 1918, en cuyo año el Ayuntamiento determina la construcción de un nuevo cementerio91 que, debido a la epidemia reinante en esta localidad han aumentado el número de defunciones haciendo más grave y complicado el problema del cementerio; pues ha habido necesidad de exhumar cadáveres que apenas llevaban dos años inhumados, por lo que corre peligro la salud pública (...) se acuerda acotar dos fanegas de tierra para que en ellas se hagan las inhumaciones de los cadáveres hasta la construcción del nuevo cementerio. El 18 de noviembre de 1918 se clausuró el Campo Santo parroquial, inaugurándose un día después el actual cementerio municipal.
5.3. Fiestas votivas En tiempos pasados eran frecuentes los votos de los pueblos a la Virgen y a los santos, para agradecer beneficios recibidos o librarse de las grandes calamidades públicas, como eran las pestes, las tormentas, las enfermedades, el pedrisco, la sequía, las plagas de langosta, pulgón o la oruga de la vid. Los vecinos se obligaban a observar determinadas prácticas piadosas, que solían consistir en abstenerse de trabajar en la fiesta del santo, asistir a la misa y procesión, comprar la imagen, ayunar, edificar una ermita, peregrinar a un santuario, repartir alimentos a los pobres, etc. La promesa del voto se formulaba corporativamente y requería la aprobación diocesana, suplicada por los representantes del concejo en nombre de la comunidad, quedando obligados a su cumplimiento.
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La intercesión de los santos se fundamenta en los méritos de Jesucristo. De Él nos vienen todas las gracias, pero sin embargo quiere concederlas por mediación de la Virgen y los Santos. Cuando acudimos a ellos les rogamos que supliquen en favor nuestro ante Dios, para que a través de Jesucristo, recibamos la ayuda suplicada. Como anteriormente apuntábamos, en Méntrida nos consta que la comunidad hizo voto a Nuestra Señora de la Natividad, imponiéndose el compromiso de edificar la ermita de Berciana y caminar junto a su imagen al lugar de su aparición cada 25 de abril. La relevancia de este voto excusó en adelante nuevos compromisos colectivos en el ámbito de la devoción a la Virgen por el pueblo mentridano, a pesar de las adversas coyunturas que se sucedieron a lo largo de los siglos. Hasta bien entrado el siglo XIX, ninguna noticia tenemos sobre actos solemnes ofrecidos a la Virgen de la Natividad en acción de gracias por su intercesión en circunstancias especialmente adversas. Como más adelante veremos, las crisis de finales del siglo XVI e inicios del XVII suscitarán votos populares al Patrono San Sebastián y a otros santos “especialistas” en desastres relacionados con la actividad agrícola y con la salud. Pero no será hasta mediados del siglo XIX cuando los mentridanos muestran de manera colectiva su devoción a la Virgen de la Natividad en ocasión de peligro generalizado. Será con motivo de los sucesivos azotes epidémicos del cólera morbo asiático, que afectaron dramáticamente al centro peninsular en oleadas reiteradas entre 1834 y 1885. No obstante, la virulencia de los brotes epidémicos del cólera morbo en Méntrida fue mínima, si lo comparamos con otros pueblos de la provincia92. Así se desprende del concienzudo estudio que hemos realizado, analizando pormenorizadamente las actas de defunciones de la parroquia en el periodo 1830/189093. Esta feliz circunstancia movió a las autoridades locales a llevar a cabo en 1864 una función de acción de gracias a la Patrona, por su protección ante aquellas adversidades, que coincidieron en el tiempo con la convulsa agitación política del conflicto carlista. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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La noticia al respecto la hallamos en un escrito94 dirigido por la autoridad municipal al gobernador civil de la provincia, fechado el 25 de noviembre de 1864, cuando el brote más virulento había cesado por completo: “Sr. Gobernador. Con fecha 12 del corriente tuve el honor de llevar a manos de usted una exposición en la que le manifestaba haberse acordado por la corporación que tengo el honor de presidir y en acción de gracias por haber librado a esta villa del terrible azote del cólera morbo, hacer una función a Nuestra Señora de la Natividad que se venera en su ermita extramuros de esta población, al mismo tiempo ponía en su superior conocimiento que para subvenir a los gastos que ha de ocasionar la repetida función no cuenta el municipio con otros fondos que los municipales, y esto en el caso de obtener la superior autorización de usted, puesto que los presupuestos en el corriente año están aplicados a las respectivas funciones de iglesia que según costumbre celebra esta villa todos los años. A este fin suplicaba a usted se sirviese autorizar a la corporación para gastar la cantidad que fuese de su agrado para tan loable objeto. Y como el municipio está resuelto llevar a efecto la antes repetida función, tanto más cuanto de tan loable acuerdo tiene conocimiento el vecindario, y hasta esta fecha no se haya dignado usted contestar a repetida exposición; no obste, no desconozco lo mucho a lo que tendrá que atender usted en ese gobierno de su digno cargo, por el presente vuelvo a molestar su superior atención con repetido objeto, creyendo como no puedo menos de creer que la corporación para salir del compromiso que hasta cierto punto tiene ya, y para llevar a efecto lo acordado, no se verá en el caso de tener que costear la expresada función de su propio peculio por falta de la autorización que dé usted. Por lo tanto, espero de su notoria justificación se sirva, si lo tiene a bien, contestar a la antes citada exposición. Dios guarde a usted muchos años. Méntrida 25 de noviembre de 1864”.
Unos años antes, en 1838, consta otro voto para agradecer el rescate de un niño secuestrado por tropas carlistas, comprometiéndose a celebrar la función mariana cada primer domingo de mayo. Como anteriormente apuntábamos, se constatan a lo largo de la historia votos al Patrono San Sebastián, a San Gregorio Nacianceno, protector de las cosechas contra las plagas de la langosta y las orugas de los MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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viñedos, a San Blas, abogado de los males de garganta, y a San Roque, protector contra las pestes mortíferas. De cada uno de ellos hacemos seguidamente una breve reseña, indicando las circunstancias en que se adoptaron. Desde tiempo inmemorial Méntrida y las tierras de su entorno se han dedicado al cultivo de la vid, produciendo excelentes vinos. Las antiguas cuevas que agujerean el Cerro del Castillejo y las otras muchas que recorren tortuosamente el subsuelo del pueblo, nos recuerdan el constante cuidado que los vecinos han dedicado a sus vinos. Por ello, no es de extrañar que en 1591 el concejo acordase enviar un escrito al arzobispado pidiendo la declaración de fiesta de guardar el día 9 de mayo, fiesta de San Gregorio Nacianceno, para pedir al santo su protección contra el pulgón de las viñas y oruga de las encinas y de todo género de árboles, obligándose con voto para hacer la dicha fiesta en cada un año y se tenga una imagen del señor San Gregorio para sacar en procesión en aquel día y se pague la hechura de los propios del concejo que será del fruto de las bellotas, y que se diga la misa aquel día con diáconos y se paguen los derechos de los propios del consejo, y ansi lo votaron y firmaron los que supieron. Con frecuencia los pueblos antiguos sufrían los azotes del hambre, la guerra y la peste, causando pavorosos estragos entre los vecinos. Una de esas epidemias mortíferas más desastrosas de cuantas azotaron a estas tierras fue la llamada peste bubónica de 1599, que produjo muchas muertes en nuestro pueblo, como queda dicho. Los vecinos, con su concejo, justicia y regimiento, hacen un solemne voto y promesa de edificar una ermita y adquirir una imagen para uno de sus santos predilectos en aquella triste coyuntura, aquel que la suerte les deparara entre los más recurridos para la protección contra las enfermedades – San Roque y Santos Cosme y Damián– y los ángeles protectores –San Rafael y Santo Ángel de la Guarda–. Posteriormente recurrirán al cardenal Sandoval y Rojas para que el voto, la imagen y la ermita sean dedicados a San Roque, comprometiéndose a que el día 16 de agosto sea festivo en la villa, se saque su imagen en procesión y se celebren determinados actos litúrgicos y misas por las ánimas del purgatorio. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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El 4 de julio de 1602 el Prelado aprueba el voto: Confirmamos y aprobamos el dicho voto que de suso se ha hecho mención en la forma que por vos está ordenado (...) Otro si Nos damos licencia y facultad para que en la parte y lugar de suso dicho declarada, podáis hacer y edificar la dicha ermita de la advocación de los dichos santos, en la cual, después de hecha y acabada, podáis poner altar e imágenes, como sea y esté con la decencia y ornato que se requiere; esto con que primero y ante todas las cosas vos, el dicho concejo, justicia y regimiento, os obligáis por escritura en forma al repaso perpetuo de la dicha ermita (...) que ha de ser de cuarenta pies de largo y veinte de ancho, y la habéis de hacer a vuestra costa, vos el dicho concejo, y os obligáis al repaso perpetuo de la dicha ermita, la cual ha de ser cerrada con solo una puerta, y que de edificarse no resulta daño ni inconveniente alguno.
Pasados unos años, el concejo edificó a su costa la ermita en el cerro de Las Galeombas –o retamas–, siendo bendecida en 1613 por el obispo auxiliar de Toledo, Juan de Avellaneda, que también consagró un pequeño terreno para cementerio en torno al edificio95. San Blas ha sido siempre invocado como abogado contra la difteria (garrotillo) y todos los males de garganta. En 1623 los vecinos recurren a este santo para que les preservara del garrotillo, porque hace muchos días y años que en esta villa hay enfermedad de garrotillo y otras contagiosas de manera que mueren las criaturas y personas mayores y han acordado de elegir por voto de las enfermedades al señor san Blas al cual bendito santo unánimes y conformes de un acuerdo y voluntad quieren holgar su día cada un año para siempre jamás. Años después96, en 1643 y 1644, confirman el referido voto porque pueden certificar y certifican que desde que el dicho voto se hizo ha faltado la enfermedad del garrotillo que muchos años antecedentes había proseguido de que morían muchos niños y personas mayores mediante la misericordia de Dios que en esta parte ha usado y así viendo tan patente la merced que Dios nos hace por intercesión del Bienaventurado Santo todos los vecinos de esta dicha villa con grande afecto guardan y celebran dicha fiesta y los dichos sacerdotes la observan y la guardan con la mayor devoción que pueden. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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5.4. Obras pías y Fundaciones benéficas Después del Concilio de Trento (1545-1563) se produce una notable explosión de religiosidad, que se pone de manifiesto particularmente en la vida sacramental, en las instituciones de obras pías de carácter benéfico y en la creación de capellanías con miras a la salvación eterna. La primera noticia de este tipo de fundaciones benéfico-sociales es la existencia del pósito del trigo, cuyo cometido consistía en almacenar el grano para prestarlo a los labradores necesitados en tiempos de la siembra, reintegrándolo en el verano con una pequeña parte añadida. El origen de los pósitos en España es antiguo, conociéndose al menos cuatro fundados por el cardenal Cisneros. En Méntrida el edificio estaba situado en el lugar que hoy ocupa la Casa de la Cultura, compuesto de dos plantas, ocupando la planta alta, encima del matadero y carnicería del concejo que se hallaban en la planta baja. Allí fueron almacenadas en 1552 las primeras cien fanegas de trigo, donadas por el cura propio Antonio de Heredia, Prior de Burgos, según se lee en su testamento: En la villa de Méntrida, a seis días del mes de mayo, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo, de mil y quinientos y cincuenta y dos años, este día, ante mí, Baltasar de Moya, escribano público, y testigos, pareció presente el muy Reverendo y Magnífico señor don Antonio de Heredia, Prior de la Iglesia de la ciudad de Burgos y cura de la Iglesia de la Torre de Esteban Hambrán y de la Iglesia de la dicha villa de Méntrida, el cual con el deseo de servir a Dios nuestro Señor, con celo de favorecer a los pobres de la dicha villa y remediar algunas necesidades suyas, de su propia voluntad hizo limosna de cien fanegas de trigo de sus frutos y rentas y las libró para que las den y entreguen en poder del cura o su lugar teniente y de los alcaldes ordinarios de la dicha villa. Primeramente que estas cien fanegas de trigo se presten en cada un año a las personas pobres que de ello tuvieren necesidad en la dicha villa al tiempo que pareciere al dicho cura o su teniente y a los dichos alcaldes que agora son y por tiempo fueren (...).
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A las cien fanegas del Prior, se agregaron otras cien ofrecidas por el Duque del Infantado en 1572. En 1596, Constanza Rodríguez ordena que se vendiese parte de su hacienda y del dinero de ello se comprasen doscientas fanegas de trigo y se metiesen en el granero de la villa y se repartiesen para sembrar cada año a los vecinos del pueblo y tornasen cada año al dicho granero. Francisco Hernández depositó otras cuarenta en 1595. La función que desempeñó el pósito durante varios siglos tuvo su importancia para aliviar los perniciosos efectos de las carestías a los agricultores y evitar la usura. Su desaparición se inicia hacia 1772, motivada a que los labradores no devolvían los préstamos y los patronos no demostraban interés en exigir su cobro, pese a los avisos del visitador eclesiástico, quien en su acta de 1797 apremia la recuperación del caudal, que ascendía a 508 fanegas de trigo y 4.213 maravedís, perdonando a los verdaderamente pobres el todo o parte de su préstamo, y no omitiendo diligencia alguna contra los que puedan hacer efectivas sus deudas y restablezcan este tan laudable socorro. El severo mandato del visitador tampoco dio resultado, con lo que desapareció esta obra benéfica97. Otras personas instituyen otras obras pías en favor de los necesitados sobre una base patrimonial, fijando las condiciones, los beneficiarios y el funcionamiento de las mismas. Entre ellas merecen destacarse las siguientes: Obra pía para los pobres de las parroquias de Méntrida, La Torre y Orche, fundada en 1580 por el párroco Antonio de Heredia. El párroco Antonio Rosales de Pernia dispuso en 1581 que los réditos de un censo revertiesen en favor de los pobres. En 1591 Juan de Ávila mandó la venta de sus bienes y que su importe se impusiese a censo, recayendo sus réditos en los más necesitados. Juan Maroto en 1593 mandó que de su hacienda se separasen cien ducados y de los réditos se beneficiasen los más menesterosos. En 1596, el párroco Luis Carrillo dejó sus bienes para limosnas a pobres y enseñanza de niños necesitados. Constanza Rodríguez, ordena en su testamento de 1596 que las rentas de sus bienes se apliquen a limosnas, a misas por las almas del purgatorio y a dotar huérfanas cuando contraigan MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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matrimonio. A finales del siglo XVI, Juan Rodríguez de la Torre dedica los réditos de sus bienes para dotar a doncellas de su familia. Francisco Hernández, en 1599, exige en su testamento que se entregue 40 fanegas de trigo para los pobres. El licenciado Alonso Rodríguez Moreno asignó 500 reales anuales para enseñanza de niños pobres, 12.000 maravedís de renta cada año para los monaguillos que sirvan a la iglesia y fundó una dote para huérfanas. Juan Martín Cirujano establece en 1645 dos fundaciones pías en beneficio de sus familiares pobres, para dotarlos en su matrimonio. En 1674 Gabriel Rodríguez Torrijos funda una obra pía, ordenando que la mitad de las rentas de su fortuna sean para la cofradía de la Concepción y la otra mitad para misas por su alma. El X Duque del Infantado98 patrocina una obra pía que entró en vigor en 1772, después de la muerte de una hija religiosa, con una dote de tres censos cuyos réditos anuales ascendían a 4.494 reales, destinados a vestir pobres huérfanos de Méntrida y Villa del Prado: Considerando que después de los días y vida de dicha religiosa quedan libres y desembarazados los dichos tres censos, y que muchos días tengo deliberado que para el servicio de Dios Nuestro Señor, en honra de su bendita Madre, y por otras consideraciones, fundar una obra pía para alivio de mis vasallos pobres huérfanos de mis villas de Méntrida y El Prado, que están en el suelo de mi Castillo de Alamín, diócesis de la ciudad de Toledo, por ser la renta de dichos tres censos suficientes para que se cumpla perpetuamente. Nombro por únicos patronos al cura de la parroquia de cada una de las dichas villas y al alcalde ordinario más antiguo, ambos juntos y no separados, administren, beneficien y cobren de los dichos señores poseedores de la Casa del Infantado, sus mayordomos y administradores, dos mil doscientos cuarenta y siete reales y cinco maravedís que en cada un año componen los réditos de dichos tres censos. La última donación de este tipo registrada en la parroquia procede de Petra Rodríguez Alonso de Ojeda, que en su testamento de 1907 dejó su vivienda con la obligación de construir una Capilla al Sagrado Corazón de Jesús y una morada para el santero, con la carga de dos novenarios de misas por su alma y la de su hija además de cuidar el panteón MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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familiar. Para levantar dichas cargas dejó unas fincas de reducida extensión99. Otra modalidad de fundaciones piadosas eran las capellanías; este tipo de fundación conllevaba la asignación de un beneficio vitalicio a un capellán, vinculado a un determinado templo, con la obligación de celebrar cierto número de misas por el alma del fundador y familiares. Para su mantenimiento, el fundador destinaba una parte de su patrimonio que generara rentas, establecía el tipo de capellanía, las condiciones del disfrute, nombraba al patrono o administrador, designaba al beneficiario (capellán) y establecía el proceso de sucesión cuando la capellanía quedara vacante. Normalmente, la elección del beneficiario recaía en un familiar, asegurándole su mantenimiento perpetuo. En muchos casos, el beneficio económico era la razón determinante para que personas cercanas al fundador aspirasen al sacerdocio con la única intención de acaparar la capellanía, carentes de vocación y escasos conocimientos teológicos, con el consiguiente perjuicio pastoral en las feligresías. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII surgen en la parroquia de Méntrida, como en la mayoría de los pueblos, diversas capellanías eclesiásticas o colativas, que requerían la autorización del obispo, y laicas o profanas, que dependían de la justicia civil. En el libro tercero de fundaciones figuran las siguientes capellanías colativas, de las que tan sólo citaremos al fundador y año: Pascual Hernández y su esposa Constanza Rodríguez, en 1578; el capellán estaba obligado a que se celebrasen cuatro misas semanales, dar una dote de tres en tres años a una huérfana para su casamiento y ayudar a un estudiante en sus estudios; Constanza Rodríguez añadió una memoria con cargo de tres misas; una en el día de San Sebastián y las otras en los días de la Natividad de la Virgen, debiendo repartir entre los pobres dos reales de limosna. Bachiller Pedro Cuadrado, en 1582. María Sánchez Luengo y Diego Robledo, en 1593. Alonso de la Torre, en 1623. Francisco García, familiar del Santo Oficio, en 1636. Licenciado Miguel García, en 1658. Francisco Vaquerizo100, en 1675, a la que se le agrega la del doctor Andrés Pitillas, en 1705. Ana Tejedor, en 1748. Francisca MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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García, en 1732. Pedro Rodríguez Sastre y Josefa Martín Moreno, en 1777. Capellanía de Ánimas, en 1792. Las capellanías más vinculadas con Nuestra Señora de la Natividad fueron las erigidas por Francisco Vaquerizo y Andrés Pitillas 101. El primero de ellos ejerció de mayordomo en la parroquia; muerto en 1675, ordenó en su testamento que toda la renta de sus bienes pasasen a su mujer María Moreno, y que, una vez muerta ésta, se convirtiesen en misas por su alma, que debían celebrarse en la ermita todos los días de fiesta, designando como capellán a su pariente Pedro Villamiel, clérigo de corona. En 1705 se renovaron las condiciones que afectaban a esta fundación, fijándose para en adelante la carga de ochenta misas anuales, que se debían celebrar en la ermita de la Natividad, debiendo el capellán ser sacerdote al tiempo de su nombramiento y con residencia en Méntrida, sin poder encargar las misas a otros sacerdote; quedaron por patronos los Vicarios Generales del Arzobispado y como primer capellán el licenciado Juan Joseph García. Las capellanías y las memorias contribuyeron a promover la caridad con los necesitados, fomentar el culto a los santos y a la Virgen, y al mismo tiempo aliviar la precaria situación económica por la que atravesaban muchos sacerdotes rurales. En 1763 las leyes civiles determinaron la prohibición de instituir nuevas fundaciones. Y en 1789 Carlos IV ordenó la venta de los bienes raíces pertenecientes a hospitales, cofradías, memorias, patronatos de legos, obras pías, etc. Posteriormente, en el siglo XIX, todo este tipo de fundaciones de carácter religioso sucumbirán definitivamente con las leyes desamortizadoras del Estado, de manera especial con las disposiciones desamortizadoras de Mendizábal (1836), cuya finalidad era la venta de bienes raíces que hubieran pertenecido a corporaciones y comunidades religiosas, pero de hecho se redujeron a un cambio de propiedad en manos de los ricos, únicas personas que disponían de capital para su compra en las subastas.
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5.5. El canto de la Salve a la Virgen La costumbre de cantar la Salve a la Virgen todos los sábados y festividades debió imponerse en tiempos antiguos, pues ya se hace mención de ello en 1548, en cuya fecha muere Isabel Aguado102, que manda se diga la Salve los sábados del año, dejando al efecto dos cahíces de tierra que tiene en el camino de Berciana, y una viña vieja en Valdemosa, junto a la cruz que llaman de Silva. A la Virgen se ofrece un recuerdo al amanecer, al anochecer y al mediodía con los toques del ángelus, dedicándola el sábado con el piadoso ejercicio de la sabatina y el canto de la Salve. La práctica de esta devoción mariana es favorecida en 1698, con un censo impuesto por Francisco Jiménez y Ana Moral, su mujer103. De la visita eclesiástica de 1785 se deduce que la costumbre caería en desuso, por lo que el visitador104 advierte: Que se canten las Salves, a fin de tributar a esta Señora los debidos cultos en todas sus festividades del año; hágase saber al cura teniente celebre y cante una salve en todas y cada una, con toda solemnidad y asistencia de eclesiásticos, llevando el teniente por sus derechos cinco reales, y dos el sacristán mayor por oficiarla y tocar el órgano, para lo que se compre una capa blanca de las que de una pieza se tejen en casa de don Miguel Molero, fabricante de Toledo, que cueste sobre mil reales; y dicho cura exhorte a los fieles para que contribuyan con sus limosnas para la cera que se consuma, para cuyo fin se ponga a la puerta de la ermita demanda con su mesa y un eclesiástico que pida para este alumbrado.
En el libro de Comisarios, al tratar de los derechos del ermitaño, se citan 16 reales que le corresponden por las ocho Salves que anualmente se cantan en los días de los misterios y festividades de Nuestra Señora, con la obligación de poner cuatro luces, más 4 reales por la asistencia a la salve que se canta el día de la Asunción de Nuestra Señora, siendo obligación de la fábrica el consumo de la cera de las arañas y altar. El tradicional canto de la Salve perduró al menos hasta 1935, pues en dicho año encontramos una hoja suelta de un recibo manuscrito del sacristán Mariano Torres, que dice: He recibido del fiador de los fondos MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de Nuestra Señora de la Natividad la cantidad de treinta y cinco pesetas, por las Salves que se celebran en las festividades de la Santísima Virgen y durante el verano, celebradas en el santuario de dicha imagen en el corriente año.
Inmaculada Concepción. (siglo XVIII) Ermita de la Virgen.
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Verdadero retrato de la Virgen de la Natividad de Méntrida. Antonio Arias. (1658) Museo Provincial de Pontevedra.
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ANEXO I INFORMACIÓN JURÍDICA DE 1653 105
Alonso Luengo de las Ventas , natural y vecino de esta villa de Méntrida, como procurador general de todas las cosas tocantes al común bien de dicha villa y sus vecinos, ante vuestra merced comparezco y digo que la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad, a quien esta villa y muchas personas devotas de diversas partes tenemos y tienen por refugio y asilo en todas las necesidades, y por medio suyo recibimos muchos favores, fue aparecida muchos años hace en la dehesa de Berciana, término y jurisdicción de esta villa, de donde se trajo a ella y se puso en la iglesia parroquial, que entonces era la ermita que hoy tiene la dicha santa imagen, que se ha hecho otra nueva en el mismo sitio que estaba antes estos años pasados, y se acabará en este presente de mil seiscientos cincuenta y tres, y se colocará en ella la dicha santa imagen que ha estado y está hoy en la iglesia del señor San Sebastián, parroquial de la dicha villa, por causa de la obra. Y porque para el día de su festividad y traslación, que será el ocho de septiembre, se espera que han de concurrir mucha gente a la festividad, así de esta villa como forastera de diversas partes, a la fama de los muchos milagros que obra, y para consuelo de la gente y para que haya noticia cierta del caso en tiempos venideros, conviene que se ponga por escrito y en públicas letras el modo, sitio y forma y tiempo que hace, y a quién fue aparecida dicha santa imagen, y lo que pasó en los primeros tiempos y hasta los presentes acerca de esta materia. Y porque es tradición asentada de gente en gente en esta villa cómo fue aparecida, y hoy hay personas muy ancianas y noticiosas de ello, y no consta cosa por papeles, comunicándolo con 106 el señor Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco , protonotario apostólico y cura propio de esta villa y la de La Torre y sus anexos, me dice que conviene al servicio de Dios y de su santísima Madre que se haga una información de todo para que esté guardada en el archivo de la Iglesia ad futuram rei memoriam. Por tanto, como tal procurador, a vuestra merced pido y suplico se sirva de mandar se reciba la dicha información jurídicamente, examinando al tenor de esta mi petición los testigos que yo presentaré, recibiéndoles juramento primero y ante todo, hallándose vuestra merced mismo al examen y al recibir sus dichos y deposiciones, para que en negocio tan grave solamente se escriba la verdad del caso, sin añadir ni quitar, pues de lo uno ni de lo otro no se sirve Dios ni su bendita Madre. Otrosí, pido se cite a información a la parte o partes que convenga para que con ella se hagan los autos, que todo será del servicio de Dios y mucho consuelo para todos y justicia que pido. Otrosí, que hecha la dicha información, se me entregue originalmente para ponerla en el archivo de la Iglesia, para que allí se guarde con seguridad. Alonso Luengo. (Rubricado).
En la villa de Méntrida, a primero día del mes de junio de este presente año de mil y seiscientos cincuenta y tres años, ante el señor Pablo Sánchez, alcalde ordinario de esta villa y su término y jurisdicción, presentó esta petición por Alonso Luengo, procurador general y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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pidió lo en ella contenido. Y por su merced vista, dijo que la admite en cuanto haya lugar de derecho y que se reciba la dicha información, que está presto de interponer su autoridad a ella. Y para mejor examinar los testigos, haciéndoles las preguntas y repreguntas que convenga, por ser negocio de tanta calidad e importancia, y tiene por bien que el señor Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco, cura propio de esta villa, se halle presente con su merced al examen de los testigos, y que para ello se le dé parte y noticia de este asunto que se trata para que, conforme a su respuesta, proseguir estos autos. 107
Otrosí mandó que para la dicha información se cite a Juan González de Mayoral , como mayordomo de la ermita e imagen de Nuestra Señora de la Natividad, y que con él se hagan estos autos como parte legítima, al cual, a mayor abundancia, su merced le nombra por defensor y procurador fiscal en este caso, y le hace parte contraria al dicho Alonso Luengo; y manda se le cite y dé noticia de la dicha petición y demás autos que se hicieren en esta razón y de los que él hiciere mandar. Se dé asimismo traslado al dicho Alonso Luengo para que esta información vaya legítima y jurídicamente substanciada. Así lo proveyó, mandó y firmó ante mí, el presente escribano, dicho día, mes y año. Pablo 108 Sánchez. (Rubricado Juan García Cuesta, escribano . (Rubricado).
En la villa de Méntrida, a dos días del mes de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, yo, Juan García Cuesta, escribano del número y ayuntamiento de dicha villa, Alamín y su tierra, hice notorio al señor Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco, protonotario apostólico, juez ordinario de Su Santidad y cura propio de esta villa. Y por su Merced visto, dijo que le parece conveniente al servicio de Dios y al consuelo de muchos forasteros se haga lo que pide la dicha petición y que se ponga en pública forma por escrito, por cuanto es frágil la memoria de los hombres y con facilidad se pierde la noticia de lo que no está por escrito, se varía y altera la verdad; y que su merced está presto, cuando el señor alcalde gustare, hallarse presente con el examen de los testigos, deseando en todo el mayor acierto, y esto dio por su respuesta, y lo firmo, de que doy fe. Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta. (Rubricado) En la dicha villa, día, mes y año, yo el dicho escribano leí y notifiqué la petición y auto a Juan González de Mayoral en su persona, el que dijo que aceptaba y aceptó, en caso necesario, el dicho oficio de defensor y procurador parte contraria, demás que le toca el serlo por mayordomo de la santa imagen, y pidió traslado de dicha petición para consultarlo con letrados y personas doctas, y que, entre tanto, no se prosiga en dicha información, con protesta de la nulidad, que la hace y pide a mí, el escribano, se lo dé por testimonio, y esto responde, de que doy fe. Juan García Cuesta. (Rubricado)
En la dicha villa de Méntrida, dicho día, mes y año, el dicho señor alcalde Pablo Sánchez, vistas las respuestas a su auto hechas, dijo que mandaba y mandó se le dé al dicho Juan González el traslado que pide, y que en el ínterin no se prosiga en el negocio; y al señor cura, que a su tiempo se le avisará para que ambos examinen los testigos. Así lo proveyó, mandó y firmó, de que doy fe. Pablo Sánchez. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
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Juan González, como mayordomo de la casa y hacienda de Nuestra Señora de la Natividad de esta villa de Méntrida, ante vuestra merced comparezco como más haya lugar de derecho y digo que por vuestra merced he sido citado para cierta información que se hace a requerimiento del procurador general, acerca de cómo fue aparecida la dicha santa y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad; y no obstante la respuesta que tengo dada a su dicha notificación, haya reconocido que conviene al servicio de Dios y de su bendita Madre, digo que vengo en que se haga la dicha información y que se prosiga en ella, con tal que se halle presente el examen de los testigos del señor Doctor Mazaterón, cura propio de esta villa, para que, amonestados e interrogados, no digan más de lo que fuere verdad; y hecha, se me dé traslado para ver si tengo que decir y alegar contra ella. Pido justicia a Su Señoría. Juan González. (Rubricado)
Por presentada la dio el dicho alcalde la petición, dada por el Juan González, al cual pidió lo en ella contenido; y su merced mandaba y mandó se ponga a continuación de los autos, y que se prosiga con dicha información, y para ello se dé cuenta al dicho señor Doctor Don Celidonio Mazaterón, para que se halle presente al examen de los testigos con su merced desde mañana en adelante, que se citarán el ocho de este presente mes de junio, y al dicho Alonso Luengo que presente los testigos ante su merced para dicho día. Proveyólo el dicho Pablo Sánchez, alcalde ordinario de esta villa de Méntrida, en ella, a siete de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, y lo firmó. Pablo Sánchez. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) Dicho día, mes y año, yo, el presente escribano, notifiqué el auto supra referido a Alonso Luengo, y dijo está presto de presentar testigos; y doy fe. Dicho día, mes y año, yo, el presente escribano, di noticia e intimé el auto supra referido al señor Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco, cura propio de esta villa, y respondió que está presto hallarse presente en la dicha información; doy fe. Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
Primera declarante: Ana Vaquero
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En la villa de Méntrida, a ocho días del mes de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, ante el dicho señor alcalde ordinario, Pablo Sánchez, y hallándose presente su merced el señor Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco, protonotario y juez apostólico y cura propio de ésta y la villa de La Torre de Esteban Hambrán, Montrueque y Mazalba, Linares y Villarejo y Berciana, todos anexos de dicho curato. El dicho Alonso Luengo para la dicha información presentó por testigo a Ana Vaquero, natural y vecina de esta villa, de la cual el dicho señor alcalde recibió juramento en forma de derecho por Dios Nuestro Señor y la señal de la cruz. Y habiendo jurado y siendo preguntada al tenor de dicha petición que va por cabeza de estos autos y certificada por el dicho señor cura de la gravedad del negocio, y que no se adelantase a más de lo que sabe pareciéndole que hace en ello algún servicio a la Virgen santísima, porque antes se ofende a Dios y a su bendita Madre en no decir sola la verdad, y otras advertencias y preguntas al caso convenientes, dijo que la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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verdad de lo que sabe meramente, sin añadir ni quitar, y lo que ha oído a sus antepasados es lo siguiente: Dijo que ella tiene sesenta y seis años de edad, y que toda su vida, cuanto ha que tiene uso de razón, ha tenido por cosa cierta y sin género de duda, y lo ha oído decir a los antiguos y más ancianos y que ellos lo oyeron a los suyos en sus tiempos, y que ha sido y es tradición asentada en esta villa y fuera de ella, que ha venido y pasa de gente a gente y de una generación a otra, que la devotísima y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad, que al presente está en la capilla de San Andrés de la iglesia parroquial del señor San Sebastián de esta villa depositada hasta que se acabe su santa casa, que se está fabricando donde antes la tenía fuera de la villa, a la parte por donde el sol se pone, mirando hacia los huertos, que ya está casi acabada de fabricar, se apareció la dicha santa imagen a un pastor que guardaba un hato de cabras, que se llamaba Pablo Tardío, natural y vecino de esta villa de Méntrida, andando apacentando su ganado un día de la parte de allá del arroyo en la dehesa de Berciana, término y jurisdicción de esta villa. Llegó hacia un altito donde está hoy la ermita y allí se apareció la santa imagen en un toconcito de una encina, y que habló con él y le dijo que fuese al lugar y diese noticia de cómo estaba allí Su Majestad y que viniesen por Ella, y que entonces el Pablo Tardío la respondió: «pues Señora, ¿cómo tengo yo de dejar mis cabras solas, que se me irán a hacer mal y se me perderán? ¿Quién me las ha de guardar?» Y que le respondió la Virgen Santísima que no tenía que tener cuidado de ellas, que Ella las guardaría. Y que entonces vino el dicho Pablo Tardío a la villa muy alegre y se lo dijo a la justicia y que la justicia no le quiso creer, sino que le dijo que era un tonto, que se fuese con Dios, que no había que hacer caso de lo que decía. Y que, visto esto, se volvió Pablo a la misma parte donde vio a la santa imagen, y que ya no la halló allí, y que halló sus cabras recogidas en la majada. Y que a la mañana, muy de mañana, echó las cabras hacia aquella parte y se fue él otra vez al tronco de la encina, y volvió a descubrir en él como el día antes otra vez a la gloriosa Virgen, y que entonces la dijo: «Ya he ido al pueblo, Señora, y lo he dicho, mas no me quieren creer, antes me han tratado de tonto y que no me sé lo que me digo; y así, Señora, si no me dais algunas señas por donde me crean, no tengo que volver allá con estas nuevas.» Y que entonces la santísima Virgen le dio una carta, y que le mandó que volviese con ella y le creerían. Y que luego, al punto, el dicho Pablo Tardío volvió al pueblo con la dicha carta o papel, y que en el camino salieron a él dos demonios y comenzaron a detenerlo y decirle que se volviese, y que él les dijo que lo dejasen, que le importaba mucho el ir a hacer aquella diligencia, y que comenzaron a jugar con él, arrojándole de una parte a otra y dándole envites, y que no le dejaron, sino que siempre se vinieron con él siguiéndolo y a la vista hasta que entró en el pueblo, persuadiéndole siempre que se volviese, y que entrando en la villa no los vio más. Y que, sin detenerse a otra cosa, fue a la justicia y le mostró y dio la carta que traía de la Virgen santísima, y les refirió todo lo que había pasado y cómo los demonios le habían salido al camino, y que entonces ya le dieron crédito. Y que luego dispusieron de ir y fueron en procesión a donde les decía el dicho Pablo por la santa imagen. Y que llegando a aquel puesto vieron que estaba la dicha santa imagen como había dicho el dicho pastor en el toconcito de la encina, levantada del suelo un poco y sobre el mismo tronco. Y a algunas personas ha oído decir que en el tronco había un hueco, que allí estaba la Reina de los Ángeles. Y que luego la recibieron con mucha devoción y la trajeron en procesión al pueblo, y la pusieron y la colocaron en la iglesia parroquial de la dicha villa, que entonces era la parroquial aquella, que después ha sido siempre la ermita de la dicha santa imagen, que es la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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misma que se ha renovado ahora en el mismo puesto que lleva dicho. Y que cuando se apareció la santa imagen estaba vestida de un vestidito azul, que se tiene por cierto que siempre le ha tenido, y tiene puesta debajo la camisita y la basquiña con que se apareció, y que aquella nunca se le quita. Y que, en aquellos tiempos, algunas veces se volvía la santa imagen a la dehesa de Berciana a donde se apareció, y la traían y se volvía a ir, hasta tanto que la villa hizo voto de hacer y fabricar una ermita en el mismo puesto donde se apareció, y de llevarla todos los años una vez en procesión a allá, y ir una persona de cada casa en la procesión, como se ha cumplido y se cumple el día de San Marcos de cada un año. Y que después no se sabe que se volviese más la dicha santa imagen, la cual siempre ha sido y es tenida y reverenciada con mucha veneración, no sólo en esta villa, sino en todos los alrededores, como imagen aparecida y milagrosa, y ha obrado Nuestro Señor por medio suyo muchos milagros, así en esta villa como con gente forastera que la han invocado en sus necesidades. Y todo lo que dicho tiene lo sabe por ser cosa muy asentada en esta villa y que nadie duda, y por haberlo oído decir a sus mayores y más ancianos. Particularmente lo oyó a Francisco Tardío, su marido, que murió de más de sesenta años, y hace que murió siete; y éste refería que lo oyó a todos sus antepasados, y en particular a Francisco Tardío, su padre, que murió de treinta años, poco más, y que habrá que murió sesenta y más; y que éste a su abuelo, Juan Tardío, se lo había oído referir muchas y diversas veces, comunicándole algunas cosas del pueblo porque tuviese noticia, como padre a hijo; y que este Juan Tardío, abuelo del dicho su marido, había muerto de cien años y que habrá que murió, según la noticia que referían, ochenta años, y que tenían por cierto que este dicho Juan Tardío alcanzó a conocer al dicho Pablo Tardío, a quien se le apareció la Virgen soberana en Berciana. Y que el dicho su marido lo oyó asimismo a Rodrigo Rodríguez, su abuelo de parte de madre, que murió de ciento y diez años y habrá que murió como cincuenta años. Y así esta testigo, como el dicho su marido, lo oyeron y repetidas veces referir a Ana Rodríguez, su madre y suegra, que lo oyó a sus mayores, y ésta murió de cien años y habrá que murió veinte y cuatro años. Y esta testigo oyó lo mismo a Francisco Vaquero, su padre, que murió de ochenta años y habrá que murió treinta y más años, y a Francisco Vaquero, su abuelo de esta testigo, que murió de más de cien años y habrá que murió sesenta años; y lo oyó asimismo de María López, su madre, que murió de cincuenta años y que habrá que murió treinta años, la cual decía que se lo oyó a Domingo López, su padre, que murió de cerca de cien años y habrá más de cincuenta que murió; y asimismo lo oyó decir esta testigo a María Gutiérrez, su madrastra, la cual fue mucho tiempo la camarera que vistió a la santa imagen, y la oyó decir muchas veces que una camisita y vestido azul que tenía debajo eran los que tenía cuando se apareció, y que así lo sabía de otras muchas personas ancianas que habían vestido a la dicha santa imagen, y que por este respeto y veneración nunca se le quitaba la dicha camisa ni la basquiña. Y todos los que referidos tiene, decían que era cosa cierta y tradición asentada en esta villa que venía la noticia de unos en otros, de que se apareció la santa imagen de Nuestra Señora de la Natividad donde y en la forma que lleva referido. Y que siempre ha sido tenida y reverenciada como imagen milagrosa y aparecida, tanto que la han deseado robar. Y esta testigo se acuerda de que habrá como cincuenta años, poco más o menos, que vinieron mucha gente de Segovia con ánimo de llegar y entrar en Berciana el día de San Marcos y robar la dicha santa imagen y llevársela; y que esto se llegó a entender en la villa y que salió casi todo el pueblo bien prevenidos con armas para guardar a la dicha santa imagen, y que los de Segovia MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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llegaron a la Aldea del Fresno, pero no se atrevieron a pasar más adelante, con que fue Dios servido que no sucedió cosa y la procesión y la santa imagen volvieron a la villa muy quieta y pacíficamente, y los de Segovia se volvieron sin hacer cosa alguna. Y esto que ha dicho es la verdad ajustadamente, so cargo de su juramento, y es público y notorio de pública voz y fama, y tradición asentada en esta villa y común opinión, sin haber cosa en contrario. Y habiéndosele leído dijo que se ratifica y afirma en este su dicho, y que aún pudiera decir mucho más de los milagros que ha obrado en esta villa, mas lo deja porque el señor cura no da lugar a ello, por ser ante juez seglar. Y esto responde. Y no firmó porque no sabe. Y que es de edad de sesenta y seis años. Firmólo el señor alcalde, como juez, y el señor cura, por se hallar presente. Pablo Sánchez. (Rubricado) Doctor Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado). Segunda declarante: María Moreno
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En la villa de Méntrida, dicho día, mes y año, el dicho Alonso Luengo, procurador general, presentó por testigo para esta información a María Moreno, viuda, natural y vecina de esta villa, de la cual dicho señor Pablo Sánchez, alcalde ordinario, recibió juramento en forma de derecho por Dios Nuestro Señor y la señal de la santa cruz. Y habiendo jurado y prometido decir verdad, y siendo amonestada y advertida para ello por el dicho señor cura, dijo que lo que sabe de lo contenido en la dicha petición por cuyo tenor se le pregunta es lo siguiente: Dijo que es cosa muy asentada y sin duda tradición cierta, que viene de padres a hijos y pasa de unos en otros, que la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad, que está hoy en la iglesia parroquial hasta que se acabe su santa casa, fue aparecida, y lo ha oído comúnmente a los mayores y más ancianos, que se apareció en la dehesa de Berciana, término y jurisdicción de esta villa, en el puesto donde está fabricada la ermita en la dicha dehesa, de la otra parte del arroyo. Y que se apareció a un pastor de cabras que se llamaba Pablo Tardío, natural de esta villa, el cual andando cierto día apacentando su ganado por aquella parte de la dehesa, se le apareció la santísima imagen de la Virgen en un toconcito de una encina algo levantada del suelo. Y que estaba vestida con un vestidito azul que, según tiene por sin duda esta testigo, por haber corrido juntamente esta noticia de unos en otros, es una basquiña que siempre tiene puesta la santa imagen debajo de todo, que es de damasco y algunas franjas de terciopelo y una camisita, que esto nunca se le ha quitado ni quita, sino que sobre ello se viste siempre. Y que habló la santa Virgen y Madre de Dios al dicho Pablo Tardío y le dijo que fuese a la villa y diese noticia de cómo estaba allí, y que la respondió: «Señora, ¿quién me ha de tener cuenta de mis cabras que se irán perderán?» Y que le respondió la Virgen que fuese, que por su cuenta corrían y que Su Majestad se las guardaría. Y que con esto el dicho pastor vino a la villa, y que diciéndolo a la gente se reían de él y le decían que era un tonto y que no le dieron crédito. Y con esto se volvió a decírselo a la Virgen, y que ya no la vio donde se la había aparecido, y que se fue a su majada y halló las cabras recogidas en ella, que era ya tarde. Y que a la mañana volvió por allí y volvió a ver a la santísima imagen, y la dijo que no le habían querido creer, que si no llevaba alguna señal, que no le darán crédito; y que entonces la Reina del Cielo le dio un papel o carta y le dijo viniese a la justicia, que le creerían, y que fuesen por ella. Y que luego, al punto, vino el dicho pastor con la carta; y que antes de llegar a la villa le salieron unos demonios al camino, que le persuadían a que no fuese, sino que se volviese; y que les respondía que lo dejasen, que le importaba mucho el ir a hacer aquella diligencia; y que viendo que no le vencían, empezaron MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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a maltratarle dándole muchos enviones y porrazos, y a jugar con él; y que, como pudo, prosiguió su camino; y que le vinieron siguiendo hasta la entrada del pueblo y allí se le desaparecieron. Y llegó a la justicia y le dio el papel o carta y refirió todo lo que había pasado, así con la santa imagen como con los demonios en el camino, y que entonces le creyeron. Y que fueron en procesión y trajeron a la santa y milagrosa imagen a la iglesia parroquial, que entonces era la que ahora se ha renovado y sirve de casa y ermita a la dicha imagen, donde la tuvieron por aquel tiempo, aunque pobrecitamente, con mucha veneración. Y que se volvía Su Majestad algunas veces a la misma dehesa de Berciana. Y se acuerda esta testigo de haber oído muchas veces a su padre Pedro Moreno decir que, siendo él de cosa de diez años, se acordaba que una vez se volvió la santísima imagen a Berciana y que fueron por Ella en procesión, y la hicieron el voto de llevarla cada un año en procesión a su puesto donde fue aparecida, y labrarle allí una ermita, y ir de cada casa uno en la procesión. Y que se hizo así y nunca más se sabe que se haya vuelto a ir la dicha santa imagen. Y el dicho su padre tenía más de sesenta años cuando murió y hace que murió más de cincuenta. Y todo lo que ha dicho es público y asentado en esta villa, y es cosa cierta y tradición asentada que viene de unos en otros; y lo sabe por haberlo oído decir siempre a los suyos. Y en particular lo oyó al dicho su padre y que refería lo había oído a su padre, Juan Moreno, que murió de sesenta años y que habrá que murió como ochenta años; y asimismo, a María Cuadrado, su madre, que murió de más de setenta años y que habrá que murió sesenta y cuatro años. Y lo oyó a María López, vecina de esta villa, que sirvió a la Virgen mucho tiempo de santera; y asimismo, a Juana Vaquero, que entró después de ella a servir la dicha santísima imagen, y lo oyó decir a dos hombres que la fama y devoción de esta santa imagen vinieron a ser santeros en su casa santa, y lo fueron cada uno hasta que murió y están enterrados en ella y que eran de Madrid, y de allí vinieron a servir a la Virgen. Y después de éstos, a Juan Rodríguez, natural y vecino de esta villa, que sirvió a la dicha imagen. A todos los cuales lo oyó decir, y siempre constantemente ha oído lo mismo a todos preguntándolo a los más antiguos con mucho cuidado por la devoción que tiene. Y que por ella habrá doce años entró a servir con permisión del señor cura esta imagen y la sirve y piensa servir toda su vida, siendo Dios servido de ello. Y asimismo, lo oyó decir a todos los Tardíos, como personas más noticiosas de esto; y en particular conoció a Francisco Tardío, que murió de cerca de setenta años y habrá que murió algunos ocho años, y refería lo oyó decir a su padre Francisco Tardío, que habrá que murió más de sesenta años; y que éste lo refería de su padre Juan Tardío, que murió de ciento y más años y que habrá que murió, según su cuenta, ochenta años. Y oyó esta testigo decir asimismo al dicho Francisco Tardío que lo había oído decir a Ana Rodríguez, su madre, y que lo oyó a sus mayores, y ésta murió de cien años y habrá que murió cerca de treinta. Y esta testigo lo oyó a Francisco Vaquero, el viejo, que murió de más de cien años y habrá algunos cincuenta y más que murió, y a otras muchas personas que fuera cosa prolija el referirlas. Y esta testigo sabe que habrá como cuarenta o cincuenta años que, por la fama que siempre ha tenido de milagrosa esta santa imagen y por haber debates entre Segovia y esta villa sobre la dehesa de Berciana, vinieron mucha gente de Segovia con ánimo de robar la dicha santa imagen el día de San Marcos que la llevaban en procesión a Berciana y llevársela diciendo que era suya; y que por eso salió de esta villa mucha gente prevenidos con armas para defender la santa imagen y guardarla, y los de Segovia llegaron a la Aldea del Fresno, mas que no pasaron
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a Berciana; y que luego se siguió el pleito con la dicha ciudad de Segovia y esta villa sobre la jurisdicción de la dicha dehesa de Berciana y salió con ella esta villa como la tiene hoy. Y todo lo que tiene dicho es notorio y público, pública voz y fama y tradición asentada en esta villa, sin haber cosa en contrario, so cargo del juramento que tiene hecho. Y en ello se ratifica y ratificó, siéndole leído, y dijo que es de edad de más de sesenta y seis años, y no firmó porque no sabe; firmólo el señor alcalde y, como presente, el señor cura. Y dijo más esta testigo que decía su padre que se acordaba que el voto que se hizo de llevar a la Virgen a Berciana se hizo en la plaza pública en un concejo, y que la ermita de Berciana la hizo un fulano Lancha, persona que podía entonces, y que él y su mujer estuvieron pintados en un testero de ella y los alcanzó a ver allí esta testigo hasta que se derribó la pared. Pablo Sánchez. (Rubricado) Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
Tercer declarante: Pablo Jiménez
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En la villa de Méntrida, dicho día, mes y año dichos, ante Pablo Sánchez, alcalde ordinario de dicha villa, el dicho Alonso Luengo presentó por testigo para esta información a Pablo Jiménez, natural y vecino de esta villa, del cual su merced recibió juramento en forma de derecho; y habiendo jurado y siendo advertido y amonestado por el dicho señor cura, y siendo preguntado por el tenor de la dicha petición y autos:, dijo que lo que sabe y puede decir en razón de lo que se le pregunta, y es que toda su vida después que tiene uso de razón ha oído decir, y tenido por cosa muy asentada y sin duda en esta villa, que la gloriosa y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad fue aparecida en la dehesa de Berciana, donde está la ermita ahora, que se apareció a un pastor de cabras o de ovejas que andaba por allí pastando, y que se le apareció en un tocón cortadizo de una encina, en un hueco que tenía, levantada del suelo algún poco. Y que le dijo que fuese al pueblo y dijese cómo estaba allí; y que entonces el Pablo Tardío pastor, que así se llamaba y era natural y vecino de esta villa, la respondió: «Yo, Señora, bien iré; mas mis cabras ¿quién me las guardará de los lobos y que no hagan daño?» Y que la Virgen le respondió: «Anda, Pablo, que yo te las guardaré, no tengas cuenta de ellas, que yo la tendré.» Y que vino a la villa y dijo lo que pasaba, y que no le quisieron creer, antes bien que le quisieron echar preso a la cárcel y que le trataron de simple, y que era un tonto que no sabía lo que decía. Y que, visto esto, se volvió a Berciana y fue luego al punto a buscar a la santa imagen, más no la halló donde la había visto; y que por ser ya tarde se recogió, buscando su ganado hacia la majada. Y que, en llegando a allá lo halló todo recogido, como si él lo hubiera guiado. Y que luego, al día siguiente muy de mañana, volvió con su ganado hacia aquella parte, y acudió luego junto al tronco, y que volvió a aparecérsele en él como el día antes la gloriosa Virgen, y que entonces la dijo: «Señora, ya he hecho lo que me mandasteis, mas no me quieren creer, antes me tratan de tonto, y a la fe que me querían echar en la cárcel, porque decían que eran locuras lo que decía; y así, Señora, si queréis que me crean, darme algunas señas». Y que entonces la Reina del Cielo le dio una carta o papel, y le dijo que volviese y lo entregase a la justicia; y él lo cogió y partió para la villa luego. Y que en camino le salieron unos demonios, y que le querían hacer que se volviese y no pasase adelante, mas que él les decía que le dejasen, que le importaba mucho hacer aquella diligencia; y que entonces, viendo que no quería volverse, le comenzaron a maltratar y jugar con él, arrojándole del uno hacia el otro; y que él encomendándose a Dios y a su MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Madre santísima prosiguió su camino, y que le seguían los demonios a la vista, procurando impedirle el viaje, hasta tanto que entró dentro de la villa; y que entonces ya no los vio más. Y que llegó a los alcaldes o justicia y les dio dicha carta o papel, y les refirió todo lo que le había pasado, y que entonces ya le creyeron. Y ordenaron de ir y fueron en procesión adonde les dijo, y trajeron a la santísima imagen a la iglesia parroquial de la villa, que era la ermita donde siempre ha estado Su Majestad, que se ha renovado ahora; y allí estuvo con la decencia que se podía en aquel tiempo. Y que se volvía algunas veces a Berciana y la volvían en procesión a traer; hasta que, viendo que se iba muchas veces, hicieron voto de llevarla todos los años una vez en procesión a la dicha dehesa, y hacerla una ermita; y que después que esto hicieron no saben que se volviese más a ir la dicha santa imagen. Y que la hallaron vestida con su vestidito azul, que dicen que nunca le han quitado la camisa ni la basquiña con que fue aparecida, sino que encima de ella la visten. Y todo lo que dicho tiene, lo sabe este testigo por ser cosa pública y notoria en esta villa y tradición muy asentada, en que nadie pone duda, sino que unos en otros ha pasado y pasa esta noticia, porque lo ha oído a los mayores y más ancianos, personas de toda fe y entero crédito. Y particularmente lo oyó decir a Pablo Jiménez, su padre, que murió de noventa años y que habrá que falleció veinte y dos años; y le oyó referir que él se lo había oído a Juan Jiménez de la Torre, su padre y abuelo de este testigo, que decía lo había oído a los mayores sus antepasados, y que éste murió de más de sesenta años y que habrá que murió, según decía, ochenta años. Y lo oyó asimismo este testigo al Licenciado Alonso Rodríguez Moreno, comisario que fue del Santo Oficio y teniente cura de esta villa muchos años, y que era natural de ella, que murió de hasta setenta años y habrá que murió treinta años. Y asimismo lo oyó al 112 Licenciado Pedro Jiménez , clérigo presbítero, que fue teniente cura muchos años en esta villa y capellán del Escorial, y que era asimismo natural de esta villa de Méntrida y murió de más de setenta años y habrá que murió ocho o diez años. Y lo oyó al Licenciado Francisco 113 Cuesta , natural de esta villa, clérigo presbítero y comisario del Santo Oficio, que murió de sesenta y siete años, poco más o menos, en este año presente. Y asimismo lo oyó a los Tardíos, a Francisco Tardío que murió de cerca de setenta años y habrá que murió ocho, y éste refería lo oyó a su padre, Francisco Tardío, que murió de más de treinta años y hace que murió más de sesenta, al cual también lo oyó este testigo y conoció; y éste refería haberlo oído a Juan Tardío, su padre, que murió de cien años, que hace que murió ochenta; y decían que tenían por cierto que este Juan Tardío conoció a Pablo Tardío, pastor, y lo ha oído a otras muchas y diversas personas ancianas sus antepasados, naturales de esta villa y personas de toda fe y crédito, y que muchos de ellos gobernaban la villa muchos años y afirmaban haberlo oído a sus mayores, y ser así público y notorio y tradición asentada, sin haber cosa en contrario. Y este testigo siempre ha visto que la santa imagen ha sido tenida y reverenciada por imagen aparecida y milagrosa, y así la veneran y estiman en esta villa y fuera de ella. Y sabe este testigo que habrá como cincuenta años que corrió voz en esta villa de que venían mucha gente de Segovia, con ánimo de robar la dicha santa imagen y llevársela desde la dehesa de Berciana el día de San Marcos, porque decían que no debía tener Méntrida una imagen como ella; y esto pareció ser así porque vinieron y llegaron a la Aldea del Fresno, mas no pasaron adelante sin duda porque temieron, porque salió casi todo el pueblo prevenidos con armas para defender la santa imagen si saliesen a quitarla. Y que de aquí se avivaron más los debates y contiendas que había entre aquella ciudad y esta villa sobre la jurisdicción en la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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dehesa de Berciana, y se siguió pleito en Valladolid y salió con él esta villa, y de ello tiene sus papeles y executoria. Y todo lo que dicho tiene es la verdad, so cargo de su juramento, y público y notorio, y tradición asentada sin haber cosa en contrario. Y en ello se ratificó, siéndole leído. Y dijo que es de edad de setenta y dos años; y no firmó porque no sabe; firmólo el dicho alcalde y el dicho señor cura, por estar presente. Pablo Sánchez. (Rubricado). Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
Cuarto declarante: Bartolomé Martín En la villa de Méntrida, dicho día, mes y año, el dicho Alonso Luengo, para más información, presentó por testigo a Bartolomé Martín, natural y vecino de esta villa, del cual el dicho señor alcalde recibió juramento en forma de derecho; y habiéndole celebrado, y siendo preguntado al tenor de la dicha petición, dijo es verdad que, siempre, cuanto tiempo hace que se acuerda, ha oído decir por cosa pública y notoria, cierta y sin duda alguna, que la milagrosa imagen de la Virgen santísima de la Natividad que al presente está en la parroquial de esta villa, fue aparecida y que se apareció a un pastor que se llamó Pablo Tardío, natural y vecino de esta villa, andando con su ganado, que dicen eran cabras en la dehesa de Berciana, término y jurisdicción de esta villa, que estaba entonces y muchos años después muy montuosa y en ella se albergaba y pastaba gran cantidad de ganado. Y que andando el dicho pastor con el suyo, cierto día llegó de la parte de allá del arroyo, a donde hoy está la ermita de Nuestra Señora en la dicha dehesa, y que en aquel mismo sitio se le apareció la dicha santa imagen sobre un cortadizo de un pie de una encina. Y que le dijo al dicho pastor que fuese a la villa y avisase que estaba allí Su Majestad, que viniesen por Ella; y que él, entonces, reparó en dejar las cabras solas, y que la Virgen le dijo que fuese sin cuidado, que por su cuenta corría la guarda de su ganado. Y que fue y lo dijo en la villa, mas no hicieron caso de lo que decía, ni atendieron a ello, antes le dijeron que era un tonto. Y entonces él se volvió, y que era ya tarde y no halló a la santísima imagen allí, ni a su ganado; y que se fue hacia su majada y en ella halló las cabras recogidas, como si él las hubiera llevado. Y que a la mañana de mañana volvió luego por allí y se le volvió a aparecer la Virgen; y le dijo cómo no le querían creer en el lugar y que le echaban a pasear, sin hacer caso de lo que decía, sino que antes se reían de él. Y que entonces la santísima Virgen le dio un papel o carta y le mandó que con ella volviese y la diese a la justicia. Y que el dicho Pablo Tardío partió luego para la villa, y que en el camino le salieron dos demonios que le procuraron impedir el camino; y que no le pudieron reducir a volverse, que le trataron mal como jugando con él de una parte a otra, y que le siguieron hasta que llegó a la villa, encomendándose a Dios y a su santísima Madre. Y que, en entrando en ella, no los vio más. Y que llegó y dio a la justicia la carta y refirió lo que pasaba; y que entonces, luego, fueron en procesión y hallaron a la santa imagen donde hoy está la dicha ermita en Berciana como decía el pastor dichoso. Y que la hallaron vestida de un vestido azul; y que con mucha reverencia la recibieron y la trajeron a la iglesia parroquial, que entonces era la ermita que hoy tiene Su Majestad fuera de la villa, que se ha renovado ahora, Y que ha estado siempre reverenciada por imagen aparecida y milagrosa obrando muchos milagros con su devotos que la invocan. Y que de luego a luego se volvía a Berciana la santa imagen, hasta tanto que hizo voto la villa de llevarla en procesión una vez cada año a su puesto, y labrarla una ermita en él; y que la hicieron y se va siempre en el día de San Marcos, y que después acá MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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no saben que se haya vuelto a ir más la dicha santa imagen. Y que el vestido con que fue aparecida que le conserva sin que se rompa, a lo menos la camisita y una basquiña que tiene debajo de todo, que nunca se le quita. Y esto es lo que sabe en cuanto al modo y forma y a quién y dónde fue aparecida la dicha santa imagen de María santísima, que siempre se ha llamado de la Natividad. Y lo sabe por ser como es tan público y notorio y tradición tan recibida en esta villa por cosa sin duda, y que nadie lo duda, sino que todos lo refieren y que lo saben de sus mayores y más ancianos de toda y fe y crédito. Y este testigo lo ha oído así comúnmente a los más viejos. Y particularmente lo oyó decir a su madre, Ana Flores, que murió de más de sesenta años y hace que murió más de cuarenta; y refería que lo oyó a su padre, Bartolomé Flores, que murió de cerca de ochenta años y que murió de la peste que habrá algunos cincuenta y tres o cincuenta y cuatro años que murió, poco más o menos. Y asimismo lo oyó a sus tíos Diego 114 Flores y María Ovejero, su mujer , con quienes estuvo mucho tiempo, y éstos murieron de sesenta años ambos, y que habrá que fallecieron más de treinta que se llevaron poco el uno al otro, y referían que lo oyeron a sus mayores y más ancianos de toda fe y crédito. Y asimismo lo oyó decir al Licenciado Alonso Rodríguez Moreno, comisario del Santo Oficio y teniente de cura que fue muchos años en esta villa, natural y vecino de ella, que murió de setenta años y habrá que murió treinta, y era persona muy noticiosa de las cosas de la iglesia y villa. Y asimismo lo oyó al Licenciado Pedro Jiménez Serrano, presbítero, que también fue muchos años teniente cura, y murió de más de setenta años y habrá que murió hace ocho años; y referían haberlo oído a los de sus antepasados, y que es tradición asentada en que nadie duda sino que pasa de unos a otros. Y sabe este testigo por haberlo sido y pasado en su tiempo, que habrá como cincuenta años, antes menos que más, que vino mucha gente de Segovia con ánimo de robar la santa imagen el día de San Marcos hacia la dehesa de Berciana, donde pretendían tener jurisdicción; y que, sabido por la gente de la villa, salieron casi todos prevenidos de armas para defender la dicha santa imagen, si salían; mas que llegaron hasta la Aldea del Fresno y no pasaron de allí, con que la procesión se hizo con quietud; y luego se siguieron los debates que había sobre la jurisdicción de la dicha dehesa de Berciana, que cesaron, habiendo salido el pleito en favor de esta villa en Valladolid y condenada Segovia, como hoy lo está. Y, después de esto, habrá más de veinte años, se rompió la dicha dehesa para pan y se arrendó y arrienda como bienes del concejo y dejan siempre las tierras de cerca de la ermita para pegujal a la santa imagen. Y así mismo, habrá treinta y cinco años que este testigo y otro vecino de esta villa, por su devoción, hicieron dorar y repintar la imagen de Nuestra Señora que hoy está en la ermita de Berciana, que entonces estaba ya muy vieja en la ermita de la Sangre, y la llevaron y la pusieron en Berciana en donde se está siempre; y la que fue aparecida es la que está acá en la ermita del lugar; y eso declara, para que se vea que no es aquella la que fue aparecida. Y todo lo que ha dicho es la verdad, público y notorio, pública voz y fama en esta villa y tradición asentada, sin haber cosa en contrario. Y en ello se ratifica siéndole leído, y dijo ser la verdad ajustadamente, so cargo del juramento que tiene hecho. Y lo firmó de su nombre, y el dicho alcalde, juez de esta información, y también, por la razón dicha, el dicho señor cura. Y dijo ser de edad de setenta años poco más o menos. Pablo Sánchez. (Rubricado) Bartolomé Martín. (Rubricado) Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Quinto declarante: Juan López
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En la villa de Méntrida, a diez del mes de junio de mil y seiscientos cincuenta y tres años, el dicho Alonso Luengo, procurador general para la dicha información, ante el dicho Pablo Sánchez, alcalde ordinario de esta villa, presentó por testigo a Juan López el cojo, del cual su merced recibió juramento en forma debida de derecho; y habiendo jurado y prometido decir verdad de lo que fuese preguntado al tenor de la dicha petición y demás autos, dijo que lo sabe, y puede decir que él es persona que tiene obligación a tener noticias de las cosas de consideración que pasan en el pueblo, porque le ha gobernado diversas veces y asimismo sus antepasados, y que toda su vida, cuanto hace que tiene uso de razón, que habrá cerca de setenta años, porque tiene de edad sesenta y seis, poco más o menos, siempre ha visto, oído y entendido comúnmente en esta villa, y es tradición asentada por cosa cierta que viene de padres a hijos y que pasa de unos en otros, que la gloriosa y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Natividad, que hoy está para trasladarse a su santa casa que se ha hecho nueva, fue aparecida en la dehesa de Berciana, que es término y jurisdicción de esta villa y propia de su concejo; y que se pareció a un pastor de cabras, según tiene por más cierto, porque la dicha dehesa por lo mucho montuosa que entonces estaba y estuvo siempre, hasta que habrá veinte años que se rompió por vecinos de esta villa, era mucho más a propósito para tal ganado que para ovejas, y así lo decían los antiguos; y que se llamaba Pablo Tardío este pastor, el cual andaba con su ganado en dicha dehesa de la otra parte del arroyo que corre por medio de ella, y que en un toconcito o cortadizo de una encina que estaba hueco, según algunos decían, se le apareció la santa imagen, y le habló y le mandó que fuese a dar noticia de cómo estaba allí para que viniesen por ella; y que entonces el tal pastor, con la simplicidad que tenía, la respondió: «Señora, ¿quién me guardará las cabras mientras tanto, que no tengo a quien se las encargar?». Y que entonces la Reina del Cielo le dijo: «Anda Pablo, a donde te mando, que el ganado yo te le guardaré». Y que fue a la villa y no le quisieron dar fe y crédito, porque le tenían por hombre de poca capacidad, y así le echaron para tonto; él se volvió y dijo a la santísima Virgen lo que pasaba y cómo no le daban crédito. Y que entonces, la Virgen le mandó volver con una carta o papel, y que lo diese a la justicia, y que volvió con él. Y al camino le salieron dos demonios a procurar e impedir que dijese noticia de un bien tan grande, y que le persuadían que no pasase adelante, sino que se volviese; más aún que le maltrataron, dándole algunos porrazos, arrojándole de una parte a otra, y no por eso dejó de proseguir, encomendándose a la Virgen; y diciéndoles que le dejasen, que era negocio que importaba mucho la diligencia que iba a hacer, y que le siguieron por el camino a la vista hasta que entró en el pueblo. Que habiendo dado la carta a la justicia y referido lo que le había pasado, luego al punto ordenaron ir en procesión por ella; y fueron y la hallaron como dicho queda, y la trajeron a la iglesia parroquial de la villa, y allí estuvo siempre, hasta que se fabricó la parroquial principal donde hoy está; y que entonces se quedó la santa imagen en la antigua, que es la que ha tenido siempre y que se ha renovado ahora. Y que dicen se volvía a Berciana, hasta tanto que hizo voto la villa de llevarla en procesión cada año allá y hacerle una ermita en el sitio donde se apareció; y que así lo hicieron y cumple cada año diciendo el cura en la iglesia el día de la fiesta antes del día de San Marcos cómo este día se va en procesión y tiene obligación a ir uno de cada casa por lo menos en ella; y que después, nunca más se ha vuelto la santa imagen. Y que la hallaron cuando fue aparecida con un vestido azul y dicen que se lo tiene puesto debajo, que no se le quita nunca, y que a los principios estuvo con él y pobrecitamente, respecto de no poder entonces tanto el lugar, hasta que, andando los MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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tiempos, la hicieron su nicho de yeso donde estuvo con más decencia, pero siempre con mucha veneración; y después su retablo, y últimamente su ermita tan linda como al presente. Y todo lo que dicho lleva sabe que es cierto y público y notorio por haberlo oído decir siempre a los mayores y más ancianos, y que ellos lo oyeron a los suyos. Y particularmente lo oyó este testigo a Bartolomé López, su padre, que murió de sesenta años, que habrá que falleció cincuenta y cuatro años; y refería lo oyó a Juan López, su padre y abuelo respectivo, y decía que murió de ochenta años y habrá que murió otros ochenta, y que éste lo oyó a sus 116 antepasados. Y este testigo lo oyó a Juan Rodríguez de la Torre , que murió de setenta años, y habrá que murió sesenta, y a Juana Sánchez, madre de este testigo, que murió de sesenta y hace que falleció cincuenta y cuatro; y asimismo lo oyó a Juan Cuadrado, clérigo presbítero, natural de esta villa, capellán que fue del Escorial, que murió de sesenta años y hace que murió cuarenta, y al Licenciado Alonso Rodríguez Moreno, comisario, que murió de setenta y hace que murió treinta; y que todos lo oyeron a los demás sus mayores, todas personas de fe y crédito. Y sabe este testigo, por haber pasado en su tiempo, que habrá cincuenta años que sobre diferencias que había sobre la jurisdicción de Berciana entre Segovia y esta villa, vinieron de Segovia gente a querer robar la imagen un día de San Marcos; y llegaron a la Aldea del Fresno y no pasaron de allí, porque salió del pueblo gente armada para defenderla; y por esto se siguió más aprisa el pleito y salió esta villa con él. Y el año que se tomó la posesión era regidor este testigo. Y esto que ha dicho es la verdad, so cargo de su juramento, público y notorio, y en ello se ratificó; y firmó, y el dicho señor alcalde y dicho señor cura. Juan López. (Rubricado) Pablo Sánchez. (Rubricado) Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) 117
Sexto declarante: Francisco Cuadrado . En la villa de Méntrida, dicho día, mes y año, el dicho Alonso Luengo, para la dicha información, presentó por testigo a Francisco Cuadrado, del cual su merced del dicho señor alcalde recibió juramento en forma de derecho, y habiendo jurado y siendo preguntado por el tenor de dicha petición y demás autos, prometió decir verdad. Dijo que lo que él sabe y puede declarar, ajustadamente a la verdad, es lo que siempre ha oído a sus antepasados y es cosa pública y tradición asentada por cosa cierta y sin duda en esta villa, que la imagen de Nuestra Señora de la Natividad, que está al presente en la iglesia, fue aparecida en la dehesa de Berciana, que es propia del concejo de esta villa, término y jurisdicción suya, y que entonces estaba sin romper, hecha un gran monte y muy apta para ganados, y que de eso servía. Y que andando de la parte de allá de un arroyo que la cruza pastando su ganado, un día, un pastor que se llamaba Pablo Tardío se le apareció la dicha santa imagen en un tronco de una encina cortadizo. Y que le dijo que fuese a la villa y diese la noticia de cómo había visto allí a Su Majestad, para que fuesen por ella y que el pastor, con sencillez, reparó en dejar solas sus cabras; y que la Virgen le aseguró que las dejase sin pena, que Ella las guardaría, y que fuese a la villa. Mas que no le creyeron, sino que se rieron de él, el cual se volvió. Y otro día, a la mañana, volvió por allí con sus cabras y volvió a aparecérsele la santa imagen a la que antes por la tarde no había podido ver, aunque la buscó. Y le dijo que no le creían; y que la Virgen, entonces, le dio cierto papel o carta y mandó que volviese con él MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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a la justicia. Y que lo hizo, y viniendo en camino le salieron unos demonios que le procuraban hacer volver; y no pudiéndole reducir, le maltrataron; y encomendándose a Dios y a su Madre santísima les respondía que importaba mucho la diligencia que iba a hacer; y como pudo llegó al pueblo y los demonios le siguieron a la vista hasta entrar en él, donde llegó a la justicia y dijo lo que pasaba y dio la carta, con que le creyeron; y fueron en procesión por ella y la hallaron como había dicho el dicho pastor. Y que estaba vestida de azul, que aún dicen que tiene y conserva puesta la basquiña y camisa, que nunca se le quita. Y que la trajeron y la colocaron en la iglesia parroquial, que entonces era la que ahora es su ermita, que se ha renovado; y que estuvo allí siempre. Y que a los principios se volvió a Berciana, y que la villa le hizo voto de llevarla cada año una vez en procesión, y hacerle una ermita donde se apareció, e ir una persona de cada casa; y que esto se cumplió, pues se hizo la ermita que es la que está en Berciana y todos los años se va en procesión con la santa imagen el día de San Marcos, y que lo avisa el cura la fiesta antecedente en la iglesia, diciendo cómo tienen obligación a ir uno de cada casa, y que nunca más se sabe que se volviese la dicha santa imagen, a la cual se ha ido aumentando el culto y adorno con el tiempo. Y siempre ha sido y es venerada en esta villa y fuera de ella por imagen aparecida y milagrosa, y tenida en mucha reverencia. Y todo lo que ha dicho lo sabe este testigo por ser público y notorio y tradición asentada, sin que en ello haya duda, que viene de gente en gente y de una generación a otra. Y así lo ha oído siempre este testigo a sus mayores y más ancianos, personas de entera fe y crédito. Y particularmente lo oyó a Francisco Tardío, que murió de poco más de treinta años y habrá que murió más de sesenta; y éste refería que lo oyó muchas veces a Juan Tardío, su padre, que murió de cien años y habrá que murió según decía como ochenta años, poco más o menos, y que tenían por cierto que este Juan Tardío alcanzó al dicho Pablo Tardío a quien se le apareció la santísima Virgen. Y lo ha oído asimismo a Bartolomé López, que habrá que murió al pie de sesenta años y tendría otros sesenta de edad y éste refería haberlo oído decir a Juan López, su padre, que murió de ochenta años y habrá otros ochenta que murió; y este testigo lo oyó a Juan Rodríguez de la Torre, que murió de sesenta años y habrá que murió 118 sesenta; y lo oyó a Juan Cuadrado , clérigo presbítero, natural de esta villa que murió de sesenta años y que habrá que murió más de cuarenta; y así éstos como los padres de este testigo decían haberlo oído a sus mayores y más ancianos; y todos los referidos han sido personas de lo más honrado y que han gobernado la villa casi siempre. Y asimismo declara que oyó decir a algunas de las dichas personas que cuando al dicho pastor se le apareció la Virgen y le dijo que fuese al pueblo, que el dicho pastor, con sencillez, juzgando tendría necesidad de comer la Virgen, le dejó junto a Ella un pedazo de pan de un bollo muy moreno que él tenía; y que cuando volvió, lo halló entero y juzgó que por ser prieto no lo había comido, y la dijo: «Pues, en verdad, Señora, que a mí, bueno me sabe». Esto ha oído y lo dice porque conozca la sencillez que tenía. Y todo lo dicho es la verdad, so cargo del juramento que tiene hecho, en que se afirma y ratifica. Y dijo ser de edad de setenta y seis años y haber gobernado la villa muchas veces, y por eso tiene noticia más particular de todo lo dicho; y lo firmó, y el dicho señor juez y el señor cura. Francisco Cuadrado. (Rubricado) Pablo Sánchez. (Rubricado) Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
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Séptima declarante: María Lobona . En la dicha villa, dicho día, mes y año, el dicho Alonso Luengo, para la dicha información, presentó por testigo a María Lobona, viuda, vecina de esta villa, de la cual recibió juramento en forma, y habiendo jurado, dijo que es cosa pública cierta y notoria en esta villa, donde dicen Berciana en la parte donde está la ermita fabricada, en un tronco de una encina cortadizo en un tronco que tenía, y que se apareció a un mozo pastor que se llamaba Pablo Tardío, y que vino a decirlo al pueblo, y mientras tanto la Virgen le guardó su ganado, porque no queriendo dejarlo solo dijo la Virgen que se los dejase, que Ella los guardaría. Y que no dándole crédito en la villa, volvió; y entonces la santísima Virgen le dio una carta o papel, y que con ella le creyeron y fueron en procesión por ella. Y que cuando venía el dicho pastor, unos demonios le salieron al camino y le querían detener y le maltrataban, mas no por eso dejó su camino. Y que la dicha santísima Virgen la pusieron en la iglesia parroquial, donde está la ermita nueva hoy. Y que aquellos años primeros se volvía a Berciana hasta que hicieron voto de llevarla cada año el día de San Marcos en procesión, acudiendo de cada casa uno, y que después acá no se ha ido más. Y esto es público y notorio y viene de gente en gente. Y esta testigo lo ha oído siempre por cosa asentada a los mayores y ancianos de entera fe y crédito; y en particular a Pascual Hernández, que murió de cuarenta años y habrá que murió como setenta, y a Isabel Sastra, que murió de cuarenta y seis años y habrá cincuenta y cinco años que murió, y a Lope Mayoral, que murió de sesenta años y habrá que murió cuarenta, y a Francisco Tardío, que murió de treinta y habrá que falleció sesenta años; y éste refería que lo oyó a Juan Tardío, su padre, que murió de cien años y habrá que falleció ochenta, y que tenía por cierto que éste conoció a Pablo Tardío, a quien se le apareció la Virgen. Y asimismo ha oído a algunas de las dichas personas y a otros que cuando se le apareció la santísima Virgen, el dicho pastor la dijo con mucha sencillez: «Desde que ha estáis ahí, Señora, ya tendréis ganas de comer». Y que le puso allí cerquita un pedazo de pan de centeno; y que, como volviese, se lo hallase allí entero, la dijo: «No lo habéis comido, Señora, es porque se os hace prieto; pues en verdad, Señora, que a mí qué bueno me sabe». Todo esto, con mucha sencillez; y lo ha dicho para que se conozca la que tenía el dicho pastor. Y todo lo dicho es la verdad, público y notorio, so cargo de su juramento, en que se afirma y ratifica. Y dijo que es de edad de setenta y siete años; y no firmó, que no sabe; firmólo el dicho señor alcalde y dicho señor cura. Pablo Sánchez. (Rubricado) Doctor Don Celidonio Mazaterón y Velasco. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado)
Diligencias finales En la villa de Méntrida, a doce días del mes de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, ante su merced del dicho señor Pablo Sánchez, alcalde ordinario de la dicha villa, compareció Alonso Luengo, procurador general en ella, y dijo que por ahora no quiere presentar más testigos en esta información de los que tiene presentados; y que su merced la mande poner en pública forma y manera que haga fe, e interponiendo a ella su autoridad y decreto judicial, el que de derecho en tal caso se requiere; y que originalmente se le entregue para que se entre así en el archivo de la iglesia parroquial de San Sebastián de esta villa, para que así esté MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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guardada con toda seguridad, para que los que vinieren hallen noticia cierta en ella de lo contenido en dicha información; y pidió justicia; y lo firmé. Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) En la villa de Méntrida, a doce días del mes de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, su merced del señor Pablo Sánchez, alcalde ordinario de dicha villa, y vista la petición anterior, hecha por parte de Alonso Luengo, procurador general, dijo que mandaba y mandó que esta dicha información se cierre y autorice por mí, el presente escribano, en pública forma y manera que haga fe, que su merced desde luego interpone a ella toda su autoridad y judicial decreto, tanto cuanto le ha y puede y de derecho en este caso se requiere, para que sea instrumento público al que se deba dar entera fe y crédito, en juicio y fuera de él, como información legítimamente hecha y recibida entre partes y en contradictorio juicio y ante juez, como es su merced; y por tal se declara en este auto y sentencia, que quiere valga por tal caso necesario. Y mandaba y mandó se dé traslado de la dicha información y deposiciones de los testigos al dicho Juan González, para que dentro del tercero día diga y alegue si tuviere algo contra ella, con apercibimiento que pasados dichos días, se habrá por cerrada y acabada, y se entregará a la parte del dicho Alonso Luengo para el efecto que pide. Así lo proveyó y mandó y firmó. Pablo Sánchez. (Rubricado) Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) En la villa de Méntrida, dicho día, mes y año, yo el escribano notifiqué el auto anterior a Juan González de Mayoral, mayordomo de la ermita y fábrica de Nuestra Señora de la Natividad en su persona, y le entregué los dichos y deposiciones de los testigos, como por dicho auto se manda, para el efecto en él contenido. Dijo que él no tiene que decir ni alegar contra la dicha información, y que conviene con la petición del dicho Alonso Luengo. Y pide a su merced mande que en el libro de cuentas de la dicha casa de Nuestra Señora se ponga una razón de cómo en el archivo queda esta información, para que por él se sepa en todo tiempo. Y esto respondió. Juan García Cuesta, escribano. (Rubricado) En la villa de Méntrida, a los dichos doce días de junio de mil seiscientos cincuenta y tres, el dicho señor alcalde Pablo Sánchez, vista la respuesta de Juan González, dijo que mandaba y mandó a mí, el dicho escribano, autorice y ponga en pública forma la dicha información, que su merced la da por hecha y acabada, y a ella y los demás autos interpone de nuevo toda su autoridad y decreto judicial, el que de derecho se requiere y en tal caso es necesario. Y mandaba y mandó a mí, el escribano, que, autorizada la dicha información y puesta en pública forma, la entregue originalmente a la parte del dicho Alonso Luengo, para que se ponga en el archivo de la iglesia parroquial, donde esté guardada. Y que en cuanto a lo que pide el dicho Juan González de que se ponga razón en el libro de las cuentas de la hacienda de la dicha santa imagen de esta información, mandaba y mandó se ponga por cualquiera persona que escriba, atento el presente escribano no puede dar fe en el dicho libro por ser de papel blanco. Y así lo mandó, proveyó y firmó. Pablo Sánchez. (Rubricado) Yo, Juan García Cuesta, escribano del número de la villa de Méntrida, Alamín y su término y jurisdicción, aprobado en el Real Consejo de su majestad, presente fui a lo que dicho es. Y lo signé y firmé en la villa de Méntrida, a doce días del mes de agosto de mil y seiscientos y cincuenta y tres años. Juan García Cuesta, escribano. (Signado y rubricado) MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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A N E X O II PRODIGIOS ATRIBUIDOS A NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD Fray Luis de Solís recopiló en la última parte de su libro120 todas las noticias conocidas hasta entonces, relacionadas con la fama de la Virgen de la Natividad como imagen milagrera. Algunas las transcribe del legendario manuscrito del padre Braulio, otras son testimonio directo recogido por él mismo, y un tercer grupo, el más voluminoso, corresponden a las compendiadas en el libro que el párroco Celidonio Mazaterón escribió en 1653 sobre la historia de la imagen aparecida en Berciana, cuyo paradero desconocemos. Los milagros más antiguos atribuidos a la intervención de la imagen de la Natividad ocupan el capítulo XVI del libro. Explica dos milagros cuyo relato atribuye a Don Braulio: el obrado en la persona de Francisco Magallanes y otro que tiene como protagonista al propio Don Braulio, cuyo desenlace clarifica el motivo por el cual escribió en 1283 el manuscrito sobre la aparición de la Virgen en Berciana. He aquí el milagro de la vuelta a la vida de Francisco Magallanes, acaecido en las mismas fechas que el aparecimiento de la imagen en Berciana: Enfermo se hallaba en esta población de Méntrida Francisco Magallanes cuando se apareció esta soberana imagen de Nuestra Señora, y con tan mortales accidentes que le quitaban la vida por instantes. Vióle destituido de todo humano remedio su mujer, Catalina Cuadrado; salió despavorida a recibir con lágrimas y suspiros a esta santa imagen, que la traían a la iglesia desde Berciana. Hízola devotos, cuanto llorosas preces, para que se dignase dar la salud a su marido en aquella tan peligrosa dolencia. Y cuando la parecía tener alcanzado el remedio, llegaba la noticia de que su marido era muerto, y aquí creció la aflicción de la mujer. Pero no perdió la confianza en el amparo y favor de María Santísima, Señora Nuestra; como la otra cananea, fue clamando y pidiendo detrás de la santa imagen hasta la iglesia. Y retirándose a su casa con muchos que la acompañaban, halló que su marido estaba ya cadáver frío e hierto. Trataron de amortajarle, y habiéndolo ejecutado, sobre una manta, le pusieron en el suelo. Levantaba al cielo Catalina con sus hijos el grito, puesta de rodillas, pedía y suplicaba a María Santísima en esta su imagen aparecida el consuelo; ofreció ponerla una lámpara, que mantendría de aceite mientras viviese, para que ardiese de día y de noche en su culto, si se dignaba resucitar a su marido, y que juntos harían en su soberana presencia unas novenas, constituyéndose perpetuos esclavos suyos. Oyó María Santísima en esta su imagen las afectuosas peticiones de esta mujer; diose por servida de sus votos y promesas, y, después de catorce horas, más o menos, se dignó resucitar y MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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restituir la vida a su marido difunto, el cual resucitó, hablando de este modo (como muchos de los que se hallaron me lo testifican): «¡Bendita sea la Virgen Santísima aparecida en Berciana. Oh santa y poderosa Señora, lo que os debo! Quitadme esta mortaja, que voy a verla y a darla las gracias debidas». Todos los que le velaban se quedaron pasmados con milagro tan estupendo; y recobrados del miedo y susto, le quitaron la mortaja, y, vistiéndole su ropa, el resucitado Francisco caminó él, su mujer, hijos y los que allí se hallaron a la iglesia. Dieron las gracias a María Santísima en esta su soberana imagen; y colgando de la pared la mortaja, para el recuerdo del milagro, cumplieron los dos casados siempre agradecidos sus promesas y votos. La historia del milagro del que se benefició el citado Don Braulio tiene como escenario los cazaderos de las riberas del Alberche, donde el sacerdote se recreaba un 19 de mayo de 1284, cuando un jabalí mortalmente herido por un disparo de su escopeta asustó a su caballo, provocando un tremendo accidente, con terribles heridas. Así lo narra Solís, transcribiendo las propias palabras del protagonista, quien afirma haber escrito éste y el anterior milagro para gloria de Dios todopoderoso, para honor, glorificación y alabanza de su Santísima Madre la Virgen María, en esta su Santísima imagen aparecida en Berciana, para que todos la bendigan y alaben, y sean muy devotos suyos, y la pidan remedio en todas las necesidades y peligros, porque es tan piadosa y misericordiosa que no niega sus mercedes a los que de veras la llaman; bendita y alabada sea por siempre jamás, amén. He aquí el relato: En el día diez y nueve de mayo de este año del Señor de 1284, yo, Braulio Gómez, después de haber dicho misa en este pueblo de Méntrida, hice proa de ir a los montes a cazar; llegué hasta el río Alberche, y entrándome a la derecha por lo más áspero del monte, me salió un feroz y membrudo jabalí en una quiebra o barranco; hice en seguirle, y a poco trecho le herí malamente; y el animal como estaba herido, se me vino de trabiés al caballo, y con el diente le hizo grande daño; y desbocado con el dolor y miedo, a poca tierra me hizo caer en el suelo. Empero, fincando un pie enredado en el estribo, me hizo ir arrastrando más de veinte pasos, recibiendo grandes heridas en todo mi cuerpo, y quebrado un muslo por dos partes, me hallé medio muerto en otro barranco. Hice mientes que mi muerte era llegada, y comencé a clamar al cielo misericordia y a Nuestra Señora la Virgen María piedad y clemencia por medio de su imagen aparecida en Berciana. Pero, ¡oh misericordioso Dios, oh milagrosa Señora! Oyó la soberana Virgen María por esta su santa imagen mis tristes voces, y como Madre de pecadores, no me privó a mí, ingrato y desconocido, de sus favores: bajaron al barranco dos hombres, (que para mí fueron dos ángeles enviados desde el cielo por María Santísima su Reina y Señora), consoláronme, y atándome las heridas, me portearon ya de noche MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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hasta la puerta de mi casa, y se fueron sin siquiera parar a preces. Oyeron en mi casa mis lamentaciones, y me metieron en ella; fueron a La Torre a toda presteza por alguien que me confesara y por un cirujano para que mis heridas curara. Vinieron un sacerdote y el cirujano, y éste hizo mientes de non poder vivir, y que así, recibiese los santos sacramentos y dispusiese mis cosas, como lo hice. Pasé la noche con grandes angustias y desasosiegos; empero encomendándome muy de veras y de todo corazón a Nuestra Señora en esta su bendita imagen aparecida en Berciana, en quien después de Dios, tenía puesto todo mi remedio y consuelo. Hice la promesa y voto de escribir la noticia de su aparecimiento para que viniese a memoria de los venideros, si se servía darme la salud, y que había de cantar nueve misas delante de ella, estando nueve días en novenas en su casa, sin salir de noche ni de día. Y como la misericordiosa Señora ya se había dignado comenzar a favorecerme, prosiguió, por su piedad y clemencia, las mercedes, pues luego se me apaciguaron los dolores y me parecía tener muchos alientos. Al otro día vino el cirujano, y al descubrir las heridas, comenzó a decir: «Milagro, milagro, las heridas están por mano milagrosa curadas, pues no tienen peligro alguno, y están sanas; padre cura, ¿quién le ha sanado, quién hizo estos milagros?» «Nuestra Señora, la aparecida en Berciana –le dije–, nuestra Madre, la Abogada, a quien de todo corazón pedí remedio en este mi grande peligro». Divulgóse el milagro por todo este pueblo, y todos iban a la iglesia a darle gracias, y venían a mi casa a convencerse más en el milagro. Y yo, Braulio Gómez, siempre indigno a tanto favorecimiento, en este día me levanté sano y bueno, me fui a la iglesia a dar las glorias a Nuestra Señora en esta su milagrosa imagen de Berciana, y a otro día comencé las misas y novenas, que cumplí como lo había votado, y aún que no puedo agradecer tantas mercedes. Completa Solís este primera entrega de prodigios primitivos de la imagen de Berciana aludiendo al hecho milagroso de haberse librado Pablo Tardío del acoso de los diablos el 25 de abril de 1270; prosigue con el hecho portentoso de la incorrupción del vestido con que fue aparecida la imagen, argumentando que siendo cierto que con él fue escondida y después de descubierta jamás se le quitaron, habiendo un mil ciento y doce años que le tiene puesto, el conservarle incorrupto, tan fuerte y constante, tan limpio y puro como si de la tela estuviera recién cortado, no puede ser si no es por milagro. El capítulo XVII trata los milagros más modernos, incluyendo dos resurrecciones de niños fallecidos: la de Diego, hijo de Mateo Jerez y Micaela Gómez, en 1610; y la de Pedro, hijo de Pedro Sánchez Maganto, en 1618. Solís atestigua al inicio de este capítulo que los que en él reseña son los que dejó escritos y autenticados el señor doctor don Celidonio Mazaterón, cura propio que fue de esta villa de Méntrida, por los años de 1653:
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En el año de mil seiscientos y diez, por el mes de noviembre, cayó enfermo de unas perniciosas calenturas un niño de nueve meses, llamado Diego121, hijo de Mateo Jerez 122 y de Micaela Gómez, su esposa, vecinos de esta villa de Méntrida; y aunque el médico le aplicaba los remedios humanos con todo cuidado, a todos hacía la enfermedad resistencia. Desahucióle el médico, diciendo era imposible vivir, según causas naturales, y así murió el muchacho al rigor de la dolencia, dentro de pocas horas. Juzgaron sus padres sería accidente, y llamando al médico, declaró estaba ya cadáver hierto. A esto, los afligidos padres que eran muy devotos de Nuestra Señora de la Natividad, con mucha confianza, lágrimas y súplicas la pedían y rogaban la vida de su hijo, si había de ser para su santo servicio. Teníanle ya amortajado y prevenido el entierro, que por instantes se acercaba, pero no por eso los padres cesaban de pedir y suplicar a su Protectora María Santísima en esta su imagen de la Natividad, la cual se dignó resucitar al niño; pues acercándose su madre a verle, le halló vivo. Divulgóse el milagro, acudió mucha gente, entre ellos el médico, a quien declaró haber sido conocido milagro y resurrección verdadera; y así los padres, como todos los demás, dieron a Dios las gracias y a la Santísima Virgen María, por el favor tan singular, que había obrado con ellos en su hijo difunto, constituyéndose siempre con toda devoción y afecto sus esclavos en esta su soberana y milagrosa imagen de la Natividad123.
Pintura votiva del prodigio de la resurrección del niño Diego. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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No menos prodigioso fue el milagro, que con un niño de dos años y doce días obró María Santísima por esta su imagen de la Natividad el año de 1618, pues viniendo Alonso Luengo124 con un carro de mulas cargado con ocho cestos de uvas, que a lo menos traían sesenta arrobas de peso, al bajar una cuesta le pidieron uvas unas mujeres; detuvo el carro para que las tomasen, y en el ínterin un niño que se llamaba Pedro125, que era hijo de Pedro Sánchez Maganto126, se metió debajo del yugo de las mulas sin verle alguno. Acabaron las mujeres de tomar las uvas y el carretero comenzó a caminar con su carro, y derribando las mulas al niño, le cogió por medio del cuerpo la rueda de la mano derecha. Conoció el carretero por la dificultad del tiro el tropiezo, y bajando la vista advierte al niño cuasi o del todo difunto. Y muy afligido, con grande fervor y confianza llamó a Nuestra Señora en su socorro, diciendo: ¡Oh Virgen santísima de la Natividad, librad, Señora, a este niño, que yo os prometo una fanega de trigo! Apeóse de las mulas, y viendo así él como las mujeres al niño difunto, ausentóse por temor del desgraciado suceso. Y dando las mujeres noticia a los padres del niño, salieron a buscarle y le llevaron a su casa ya frío e hierto. Llamaron al médico y cirujano, los cuales declararon que tenía el espinazo partido y toda la cavidad del vientre destruida, y que había ya más de tres horas que estaba muerto. Sus padres le habían encomendado muy de veras a Nuestra Señora de la Natividad, no cesaban de rogarla y pedirla se dignase consolarlos en tanta aflicción y desconsuelo; esperando en su clemencia soberana, se recogieron. Pero, ¡oh misericordia de María Santísima! a media noche oyeron que hablaba el niño. Acudieron asustados y le hallaron con mucho contento riendo, como si tal cosa no le hubiera sucedido, quedando desde aquel punto tan bueno y tan sano y sin dolor alguno, como por causa milagrosa curada. Sólo se le conocía en las espaldas una pequeña señal de haber estado partido el espinazo, para memoria del suceso. Publicóse el milagro y fueron el niño y sus padres a dar las debidas gracias a María Santísima de la Natividad. El carretero cumplió su promesa agradecido, y todos tributaron gracias a Dios y a su Santísima Madre por milagro tan portentoso. En el capítulo XVIII, bajo el título Sana María Santísima por medio de su Santa Imagen de la Natividad a diferentes enfermos de varias enfermedades, reseña Luis de Solís las sanaciones prodigiosas de Lorenzo Rodríguez en 1603; el niño Juan Rodríguez, hijo de Lucas Rodríguez y Ana Sánchez; Catalina Rodríguez, de la que se narran tres sucesos milagrosos; María Lobón; el mismo niño Diego, hijo de Mateo Jerez y Micaela Gómez, que en 1610 se vio agraciado por la intervención de la Virgen, volverá en 1614 librado de una dolorosa enfermedad por la intercesión pedida por sus padres a la imagen de la Natividad; Antonia Cuesta; y Juan de Escobar, vecino de Fuensalida, cuando le topó un toro en las fiestas de septiembre de 1627. Dice Solís que fueron muchas más las sanaciones de las que se tenía constancia, pero no las refiere en su MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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libro por no estar con la misma solemnidad autorizados. De lo que cabe deducirse que el conjunto de milagros recogidos en esta reseña corresponden a los “autenticados” en tiempos del padre Mazaterón, muy probablemente en el mismo contexto en que se llevó a cabo la Información Jurídica, coincidiendo con la celebración del final de obra de la ermita de la Virgen en 1653. Los relatos de milagros en los que no figura el año del suceso, tanto en éste como en el siguiente capítulo, cabe situarlos en la primera mitad de aquel siglo, a juzgar por las indagaciones realizadas en los libros sacramentales de la época, cuyas referencias incluimos en las notas al pie de página. El año 1603, por el mes de agosto, estando en Mingorria Lorenzo Rodríguez, vecino de San Pedro de Lizo, tierra de Ribadavia, cayó enfermo de unas tan grandes calenturas, que no cediendo a los medicamentos, le iban cortando poco a poco los estambres de la vida. Ofreciéndose en tanto conflicto a Nuestra Señora en esta su imagen de la Natividad, librándose milagrosamente de las calenturas, se vino a San Martín de Valdeiglesias, en donde repentinamente se halló tullido de ambas piernas, sin poder menearse, ni aún en pie tenerse. Volvió a clamar a su protectora Nuestra Señora de la Natividad, ofreciendo en su santa casa unas novenas. Y trayéndole, aunque con mucho trabajo, en una caballería a su santo templo, estuvo en él ocho días tendido en el suelo, por no poder estar de otro modo, haciendo a Nuestra señora la prometida novena. Al cabo de los ocho días, exclamó con mucho fervor y confianza de este modo: «¡Oh Virgen Santísima de la Natividad, Madre de Dios, dadme salud, Señora, para que siquiera pueda rodearme de otro lado!» Oyó nuestra milagrosa Señora las súplicas de este enfermo, e instantáneamente se levantó bueno y sano, y se paseó por dentro y fuera del templo, sin arrimo alguno. Divulgóse el milagro, y dando rendidas gracias a su soberana protectora, acabó sus novenas, siendo desde entonces pregonero de los prodigios excelsos de Nuestra señora en esta su milagrosa imagen. Juan Rodríguez, hijo de Lucas Rodríguez127 y de Ana Sánchez, vecinos de Méntrida, siendo niño, estaba con otros en un carro jugando y se quebró una pierna y de tal forma que después de muchos días y varios remedios no se podía mover, sino es con dos muletas trabajosamente. Llegó el día de San Marcos, en que tenían en la iglesia a nuestra imagen de la Natividad para llevarla a Berciana, y el niño dijo a su padre que quería ir a la procesión con Nuestra Señora, el cual le replicó: «¿Cómo has de ir estando de esa manera? Instaba el niño, y a sus instancias le dijo el padre: Mira, hijo, Nuestra Señora está en la iglesia, llégate a visitarla, pídela con mucha fe te sane, para que vayas con Su Majestad a Berciana». Fue el niño, llevado a cuestas de otro hermano suyo, hasta el altar mayor en donde estaba Nuestra Señora, y el niño MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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prorrumpió en estas palabras delante de su soberana presencia: «¡Oh Virgen santísima de la Natividad, sanadme, Señora, esta pierna y dadme salud en ella!» Al instante se sintió sano y bueno, comenzó a andar por sí solo y sin muletas. Y saliendo a la calle, daba voces, diciendo: «¡Nuestra Señora de la Natividad me ha sanado y curado mi pierna, mirad cómo no tengo mal alguno en ella; y si antes me llevaban en hombros, ya ando por estas calles sin muletas!» Fue público a todos el milagro, y todos dieron las debidas gracias a Nuestra Señora, y en especial los padres del niño, el cual fue a Berciana, y volvió por sus pies en compañía de su milagrosa Protectora, dando testimonio y publicando a todos el milagro tan portentoso, de que siempre vivió agradecido. Adoleció Catalina Rodríguez128, mujer de Miguel Moral, de un gravísimo dolor de estómago, al que se siguió grande y continua calentura, tanto que en quince días no pudo dormir un instante, por ser la enfermedad, según los médicos, una afección tan eficaz y aguda que además de causar muchos accidentes sincopales, despendía y resolvía de tal suerte los espíritus mortales, que era mortal en breve tiempo. Vióse la enferma tan apretada y de humano remedio destituida, que buscó el divino auxilio por medio de Nuestra Señora de la Natividad. Ofreció una misa en su santo templo e ir a oírla como pudiese; lleváronla a la iglesia de Nuestra Señora, y después haber oído misa, se quedó dormida por más de una hora y media, y cuando se despertó salió buena y sana totalmente de todos sus males; y tan fuerte y robusta como si tal enfermedad no hubiera padecido. Publicóse el milagro, y más con la declaración del médico, pues dijo que semejante sanidad no podía ser sino es por milagro de María santísima en esta su imagen de la Natividad, a quien dio Catalina las gracias con humildad y rendimiento. En señal de su agradecimiento dio una lámpara de plata para su veneración y culto.
Después de ocho años ejecutó María Santísima con esta misma mujer otro portentoso milagro: fue ésta al arroyo a lavar su ropa, después de haber cocido un horno de pan para su casa, y lavando como estaba, conoció que la vista la iba faltando; cogió la ropa, y al llegar a su casa, ya no veía sino es muy poco. Pero a la mañana siguiente estaba totalmente ciega. Considerándose en tanta aflicción y desconsuelo se encomendó muy de veras a Nuestra Señora de la Natividad, ofreciendo por nueve días continuos unas novenas en su santo templo; hizo que la llevasen este mismo día que se conoció ciega, y a los cuatro días de la novena recuperó la vista, tan perfecta y clara como si no hubiera estado ciega.
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Habiéndosela desconcertado un pie a la misma Catalina Rodríguez, y saliéndose totalmente del encaje natural, no bastó la industria ni arte de los cirujanos para volverle a su sitio. Clamó Catalina a su protectora nuestra Señora de la Natividad, pidiéndola con gran confianza y rendimiento el remedio, ofreciendo un pie de cera para testigo del beneficio que esperaba y memoria de su agradecimiento. Y apenas hizo la humilde oferta, cuando al punto se vio sana, y milagrosamente el pie en su lugar y sitio natural, pudiendo caminar al santo templo de Nuestra Señora de la Natividad a darla las gracias por tan repetidos beneficios. María Lobón129, vecina de esta villa, adoleció gravemente de un pecho, haciéndosele en él nueve llagas cavernosas; y aunque el médico y los cirujanos aplicaron varios remedios, no causaron curación alguna, antes bien aumentaban los dolores y se agravaba la enfermedad. Viéndose en tanto desconsuelo acudió por el alivio a la Madre de la Misericordia en esta su imagen de la Natividad, ofreciéndola una novena en su santa casa. Y un día de los de la novena la vino impulso de untarse el pecho enfermo con aceite de una de las lámparas que ardía delante de Nuestra Señora, e inmediatamente se halló sana y buena, sin ápice de dolencia. Publicóse el milagro, y más con la declaración del médico y cirujanos, afirmando que no podía ser por virtud natural del aceite y que allí se había obrado por virtud sobrenatural y milagrosa, por lo cual todos dieron a Dios y a su santísima Madre, en esta su imagen de la Natividad, las debidas gracias, y la mujer, agradecida, acabó de cumplir su promesa.
En 1614 obró con el mismo Diego, hijo de Mateo Jerez y Micaela Gómez, otro milagro: Pasmósele a este muchacho todo el lado derecho con tanto encogimiento de los nervios que era imposible extender el brazo ni la pierna; torciósele tanto la boca que no podía tragar agua clara y eran tan vehementes los dolores que le ponían a mucho riesgo la vida. Sus padres, acordándose del favor antecedente de Nuestra Señora de la Natividad, clamaron devotos, humildes y confiados a su patrimonio. Y no queriendo usar de remedios humanos, ofrecieron a Nuestra Señora una efigie de cera del doliente, y María Santísima admitiendo la humilde oferta, luego al punto dio la salud al enfermo, dejándole perfectamente sano y bueno. Antonia Cuesta130, natural de esta villa, quedó de una enfermedad tullida; y tanto que ni aún con muletas podía menearse ni moverse; hicieron en ella varios y diferentes remedios por los médicos ordenados, y no sólo no sanaba, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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antes la enfermedad iba en aumento. Viéndose en tanto desconsuelo ella, con su madre Isabel Robledo, pidieron con todo afecto la salud a Nuestra Señora de la Natividad, ofreciendo unas novenas y unas piernas de cera si sanaba. Al otro día la llevaron al templo de nuestra milagrosa imagen con ánimo de cumplir su promesa; y a los cuatro días de estar haciendo su novena, se untó con aceite de una de las lámparas y se halló repentinamente libre de toda su enfermedad, y buena y sana se paseó por el santo templo, le barrió y regó por sí sola.
En el año 1627, habiendo venido Juan de Escobar, vecino de Fuensalida, a las fiestas que se hacen en esta villa de Méntrida, salió a la plaza a sortear un toro, el cual habiéndole cogido, le hirió por un costado con herida tan penetrante y disconforme que le salían los livianos por ella. Acudieron al médico y cirujanos, y reconocida la herida, dijeron que era mortal sin humano remedio; y así, dispusiera sus cosas, recibiese los santos sacramentos, que sólo para esto podía tener tiempo. Y habiéndolos recibido con grande fervor y devoción, se encomendó a Nuestra Señora de la Natividad. Trajéronle un velo de la soberana imagen, pusiéronle sobre la herida, y dejándole así para que algo descansase, se quedó dormido. Y cuando despertó se halló tan sano de su mortal herida como si no la hubiera tenido. Divulgóse el evidente milagro, y el herido, para mostrarse agradecido, prometió para las fiestas de Nuestra Señora de la Natividad una danza todos los años que viviese y cierta cantidad de trigo, como lo cumplió por toda su vida. Mandó pintar el milagro y colocóle en el santo templo de Nuestra Señora, en donde hoy día se conserva. Los prodigios relacionados en el capítulo XIX, titulado Otros milagros de no consumirse las cosas consumibles al culto de esta milagrosa Imagen dedicadas, hacen referencia a cera de velas encendidas que no se consume, o a aceite ofrecido a la Virgen que no se agota de forma natural, o al trigo derramado sobre Ella en la procesión que se multiplica gracias a la intervención milagrosa de la Virgen. En este apartado se deja constancia de los siguientes milagros: el de los cirios de 1621, hecho que motivó el empeño del mayordomo Pedro Cuadrado en las obras acometidas para la reconstrucción de la ermita de la Virgen; el de la procesión de regreso de la romería y el aceite milagroso de Catalina García. Juan Cuadrado, muy devoto de esta santísima imagen, dejó mandado en su testamento que se comprase un cirio para que alumbrase a Nuestra Señora en las salidas que hiciese de su santa casa. Llegó la festividad de abril de 1621, Miguel Cuadrado, hermano del difunto, quiso que brillase en el culto de María Santísima de la Natividad dos cirios, y no teniéndolos en su casa ni comodidad para enviar por ellos, supo que los tenía Juana Sánchez, suegra de Pedro González. Fue a pedírselos con el pacto de que la pagaría las mermas, y ella se MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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los dio y entregó con mucho gusto. Pesólos Pedro González y tuvieron nueve libras y cuarterón de peso; llevólos Miguel Cuadrado al templo de Nuestra Señora de la Natividad, y encendiéndolos, vinieron ardiendo en la procesión hasta la iglesia, en donde estuvieron encendidos mientras las vísperas, rosario y letanías de Nuestra Señora. Al otro día, fueron ardiendo en la procesión hasta Berciana y aquí lucieron todo el tiempo que estuvo nuestra soberana imagen. Y a la vuelta, brillaron hasta el arroyo, en que los apagó el aire. En llegando con Nuestra Señora a la iglesia, volvieron a encenderlos, y ardieron mientras se cantó la letanía y el regina coeli, y al otro día, mientras la misa y toda la procesión de Nuestra Señora a su santa casa, que acabada toda la procesión, se apagaron. Tomólos Miguel Cuadrado, y volviéndoselos a Juana Sánchez, estaba en la inteligencia de que tenían más de cuatro libras de merma en la cera consumida y gastada en tanto tiempo; y para ejecutarla los volvieron a pesar en presencia de Pedro González, y que se halló que pesaban lo mismo que cuando los había recibido y llevado. Visto el suceso, se procuró averiguar por muchos modos, ya trayendo otros pesos y pesas, y pesándolos en ellos siempre pesaban lo mismo que habían pesado; entonces tomaron otros dos cirios de nueve libras y cuarterón, y poniéndolos en contrapeso de éstos que habían ardido se hallaron iguales, sin ápice de diferencia. (…) Como estuvo presente en este milagro Pedro González, comenzó a arder su corazón en el culto de Nuestra Señora más que habían ardido los cirios en su obsequio. Determinó fabricar un suntuoso templo a Nuestra Señora, que aún estaba en el antiguo; y aunque por entonces, por falta de medios, no pudo, María Santísima se los fue aumentando para tan soberano efecto. Y saliendo de su corazón aquel Mongibelo de fuego, brilló en lucimientos vistosos de la santa casa y famosos templo de Nuestra Señora de la Natividad, ya poniendo de su hacienda y casa las mayores costas en la fábrica, ya comunicando su celo ardiente a otros para que le ayudasen a tan piadosos empleos, en que se continuó un constante milagro de nuestra poderosa imagen de la Natividad, pues aunque los gastos de la fábrica de su santo templo pasaron de doce mil ducados, ni se menoscabaron las haciendas de sus devotos ni se disminuyó la de Pedro González131.
Acudía en casa de Miguel Mayoral asistiendo a su mujer María Sastre, que estaba enferma, Ana García; y llegando el día en que Nuestra Señora había ido en solemnidad a Berciana, salió por la tarde la procesión de los Santos a recibirla. Y al pasar por su puerta la dicha Ana García pidió a Miguel Mayoral un poco de trigo para derramarlo por devoción, como se suele hacer, sobre la imagen de Nuestra Señora de la Natividad y efigies de los santos. Diola, pues, una escudilla de trigo, por no tenerlo y valer muy caro. Y habiéndolo recibido Ana García en la falda, puesta de rodillas a la puerta, con humilde rendimiento, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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comenzó a derramar un puñado de trigo sobre cada uno de los santos, y al pasar Nuestra Señora echó sobre Ella todo lo restante de trigo. Acabó de pasar la procesión y advierte que tenía en la falda trigo; volvióselo a Miguel Mayoral, y reparando éste que era mucho, volvió a echarlo en la escudilla misma en que lo había dado, y se llenó como si de ella no se hubiera sacado grano alguno. Quedaron pasmados todos los circunstantes y, para mayor calificación del prodigio, después de haber registrado y visto el trigo sembrado en la calle, echaron la cuenta de los puñados que Ana García había derramado, y procurando sacar otros tantos de la escudilla no fue posible ni aún la cuarta parte siguiera. Y así se averiguó que la mujer había derramado más trigo que había recibido y la sobró lo mismo que la dieron. Verificóse haber sido milagro por medio de Nuestra Señora de la Natividad obrado; y así, dieron gracias a Dios y a su Madre María Santísima, pues no sólo conserva sin gastarse las cosas que a su veneración y culto se consagran y dedican, sino que las multiplica y aumenta.
Con el deseo de que no se apagase la lámpara que ardía en la ermita de Berciana, fabricada en el mismo sitio en donde se apareció nuestra soberana imagen de la Natividad, fue Catalina García132 con una aceitera de aceite llena, que cabía más de dos panillas, y halló que tenía la lámpara aceite, de tal modo que no cupo ni aún la media panilla. Volvió lo restante a su casa y como ya lo tenía destinado para el culto de Nuestra Señora de la Natividad, determinó darlo de limosna, y se lo dio a Isabel Barrio,133viuda con muchos hijos y muy necesitada, diciendo: «Toma esta aceitera, quédate con el aceite y vuélvemela.» Ejecuto así la pobre viuda, y vaciando el aceite en un puchero, devolvió a Catalina la aceitera. Reconocida ésta delante de muchas personas muy pesada, y mirándola, la hallaron llena de aceite; y díjola a la pobre: «¿Pues cómo no te quedaste con el aceite?» A lo que respondió: «Sí, señora, todo lo he vaciado en el puchero, allí está, que se puede ver; en mi casa no había gota y hoy lo anduve buscando por amor de Dios para hacer unas sopas a los chicos, y no lo pude encontrar, la Virgen se lo pague a usted.» Fueron a registrarlo y hallaron el aceite en el puchero de la viuda; y estando la aceitera llena, dióse cuenta de este suceso. Y haciendo averiguación del caso, se halló por milagroso, y haber Nuestra Señora de la Natividad multiplicado aquel aceite, que a su culto y veneración se había destinado. Todos los vecinos procuraron ver este aceite milagroso y sirvió de medicina en muchas enfermedades. En el capítulo XX, que cierra el libro, se declaran varios milagros en los que la intercesión de la imagen de la Natividad libra de diferentes peligros a quienes la invocan. Se abre la relación con el relato del indiano que obsequió la corona imperial MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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a la imagen, para continuar con la narración de la intercesión obrada en defensa de sus devotos mentridanos cuando el intento de robo de su imagen en la romería de San Marcos. Siguen luego tres relatos de prodigios narrados por Solís en calidad de testigo directo de los mismos: los trágicos sucesos de la función de toros en las fiestas de septiembre de 1726, la tormenta que azotó a la población en la víspera de San Juan del año 1731, y el misterioso pajarillo que prendió la lámpara de la Virgen en su ermita el 7 de agosto de 1722. Pasaba a las Indias un vecino de Cádiz, y aunque su nombre le ignoramos, por la poca curiosidad de los antiguos, se sabe que era oriundo de esta villa de Méntrida. Tenía algunas noticias, aunque en confuso, de los milagros y prodigios que obraba con sus devotos María Santísima por medio de esta su milagrosa imagen de la Natividad. Y levantándose en el mar una tempestad grandísima que al impulso de sus furiosas olas, ya elevaba la nave a las alturas, ya la sepultaba entre las saladas espumas, con conocido riesgo de ahogarse todos entre las encrespadas olas, este hombre prorrumpió en estas palabras: «¡Oh Virgen Santísima, Virgen de la Natividad de Méntrida favorecednos, Señora, en esta tremenda calamidad, líbranos de tan conocido peligro en que todos perecemos, que si os dignáis, Señora, de socorrernos, yo os prometo de mis caudales una corona de plata para vuestra sacratísima cabeza y dos lámparas de lo mismo para que luzcan en vuestra amabilísima presencia!» Caso prodigioso: apenas hizo la promesa cuando se oyó en el mar el sonido de la campana que tiene este templo de Nuestra Señora de la Natividad, y a su eco sonoro cesó la tempestad, y todos los horrores se convirtieron en tranquilidades. Vieron todos la repentina calma, y dando gracias a Dios y a su Santísima Madre en esta su imagen de la Natividad, prosiguiendo su navegación con felicidad. Llegó a las Indias este devoto, y acordándose de su promesa, comenzó a ponerla por obra, para que, volviendo a España, la ofreciese a los pies de su protectora. Volvió después de algunos años, y apenas desembarcó cuando vino a tributar su oferta; y llegando a esta villa, publicó el milagro de Nuestra Señora de la Natividad que había obrado en su persona. Y oyendo tocar la campana, sin saber que era del templo de Nuestra Señora, comenzó a decir: Señores, esta es la campana que oímos en el mar; esta es la campana de Nuestra Señora de la Natividad, y esta es la campana a cuyos sonoros ecos se sosegaron del alterado mar los torbellinos. Cotejóse el día, año y hora en que decía haberla oído en el mar, y se averiguó lo que a todos los vecinos de Méntrida tenía confusos, que era el mismo año, día y hora en que habían oído el sonido de la campana por mano invisible tocada. Pasó el devoto al templo de Nuestra Señora de la Natividad, ofreció sus dones con humilde agradecimiento, coronó a Nuestra Señora con corona imperial muy preciosa, que es la que siempre tiene puesta, colocó las dos lámparas en el presbiterio, y cantando alabanzas de María Santísima, se volvió alegre y gustoso a su tierra. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Vino a esta villa de Méntrida un juez pesquisidor de cierta ciudad contra los vecinos que defendían la propiedad de la dehesa de Berciana en donde se apareció Nuestra Señora, y como le dijesen los milagros que obraba, quiso verla. Y estando en su santísima presencia, prorrumpió en estas palabras: «¿Ésta es la que decís que hace muchos milagros?, pues pedirla que los haga ahora, para libraros de mis rigores y manos». Quedaron aturdidos todos los circunstantes que oyeron semejantes palabras. Y levantando los corazones amantes a Nuestra Señora de la Natividad, obró un milagro con un ejemplar castigo. Llegó el juez a la posada e inmediatamente le dio tan recia enfermedad que murió al segundo día, con extraordinarios accidentes y dolores que no le dieron lugar a hacer testamento. Y no paró aquí el prodigio, pues dando cuenta a su mujer de la muerte casi repentina, hizo viaje para venir a disponer de sus cosas; pero apenas llegó a la dehesa de Berciana, cuando se le quebró el coche de tal manera que quedó inepto para el uso, y tuvo la señora que venir a pie hasta Méntrida, más de una legua de tierra. Reconoció esta mujer el defecto de su marido y con muchas lágrimas y profunda humildad fue al templo de nuestra santa imagen, a quien pedía misericordia y piedad sobre sus culpas, guía y consuelo para volverse a su casa, como consiguió por medio de su santísima bondad. (…) No sirvió de escarmiento este suceso a los vecinos de la misma ciudad; antes, al parecer irritados, hicieron confederación de venir a robar a esta soberana imagen de la Natividad, para llevársela a su ciudad. Aguardaron el día de San Marcos en que Nuestra Señora iba en procesión a Berciana, y bien prevenidos de armas, se quedaron en la otra parte del monte para hacer el robo más a su salvo, cogiendo a la gente de Méntrida descuidada. Súpose en esta villa el caso, y todos se previnieron de armas (y éste fue el motivo de haberse instituido la soldadesca), con ánimo de defender a capa y espada la preciosa Margarita que llevaban. Pero María Santísima, como Reina de la Paz, obró el milagro de infundir tal cobardía y temor en los que venían a robarla, que se retiraron huyendo sin aguardarse unos a otros, y cada uno por donde podía, sin observar camino, procuraba llegar presto a su casa. Quedaron los vecinos de Méntrida libres de este peligro que les amenazaba, y así sumamente agradecidos tributaron las gracias a su soberana libertadora María Santísima en esta su imagen milagrosa de la Natividad.
El año 1726 obró Nuestra Señora un prodigio portentoso delante de todo el pueblo, como yo lo vi y fui testigo: Estaban en la función de toros, que por el mes de septiembre se corren en la célebre fiesta de Nuestra Señora. En el baluarte de la plaza había en los tablados muchísima gente de todos los estados; en una pared toda de grandes piedras, que cae a la parte de arriba de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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estos tablados, estaba también multitud de gente y otra tanta en el otro tablado más arriba, en el corral de Francisco Gil134, que estribaba contra esta misma pared. Estando en medio de la función, repentinamente se vino abajo la pared en más de seis varas de largo y todo el tablado que estaba en ella; y toda la gente que estaba en la pared y tablado cayeron entre las piedras y maderas sobre el numeroso concurso de personas que estaban en el tablado de abajo. Asustóse toda la gente viendo una tan fatal desgracia y comenzaron a resonar los clamores de todos por toda la villa; y llegando éstos a la iglesia en donde estábamos tres sacerdotes135 haciendo la vela a Nuestra Señora, sospechando algún accidente en la corrida, salimos a la puerta, por si era necesario la Unción o el Viático. Vimos que toda la gente aprisa se apeaba de los balcones y demás tablados, y sabiendo el lastimoso suceso, concurrimos a subsidiar en lo posible a las personas, que en tanto peligro estaban. Pusiéronse alabarderos en las bocacalles para detener lo tumultuado de la gente, que con voluntad piadosa de socorrer a unos, podían causar graves daños en mujeres y niños. Entraron algunos hombres para quitar maderas, piedras y tierras y unas personas sobre otras; allí estábamos todos los eclesiásticos para prestar el auxilio que fuere necesario. Vimos a una mujer que entre tierra, piedras, gente y maderas estaba sepultada; y juzgando estaría difunta se puso mucha diligencia en remediarla, y hallamos que tenía sobre el vientre una piedra de más de seis arrobas de peso. Quitósela la piedra, y se levantó buena y sana; y en todas las demás personas, así de las que cayeron de lo alto como de las que estaban debajo, no se halló lesión alguna grave, y decían haber invocado el favor y patrocinio de Nuestra Señora de la Natividad. Conocimos todos el caso por milagroso, pues era imposible, según el orden natural, que a lo menos no resultasen quebrados brazos, cabezas y piernas, y que no hubiere perecido aquella mujer con el peso de la piedra; pero de todos estos detrimentos los libertó María Santísima por medio de esta su milagrosa imagen de la Natividad, a quien todo el concurso rindió las gracias, cantando en su adorable presencia la letanía y la salve.
El año pasado de 1731, víspera del precursor San Juan Bautista, a eso de la una y media de la tarde, se levantó tan grande y recia tempestad de relámpagos y truenos, que así a los resplandores de unos como al recio sonido de los otros, no sólo temblaban los corazones más robustos, sino es que se estremecían los empinados montes. Mucha gente fuimos a refugiarnos a la ermita de Nuestra Señora de la Natividad, a quien se suplicaba con fervorosas oraciones se dignase interponer su clemencia. Estaban cuatro velas encendidas en el trono de Nuestra Señora y fue uno de los santeros, Diego de Cuevas, a encender otros dos en el altar; y habiendo encendido el del lado de la epístola, fue a encender el del lado del evangelio, y estando encendiéndole, se despidió de las nubes un MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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rayo o centella, quedando en lo alto de la media naranja, se vino haciendo notable estrago en las maderas hasta la pared maestra, a la que está arrimado el retablo de Nuestra Señora; rompió la bóveda por junto al retablo, descendió por una columna hasta la cornisa del primer cuerpo, y agujereándola, descendió por otra columna (dejando en todo una raya muy negra como hoy se registra) hasta el altar en donde se sumergió, haciendo no leve estrago. Apagó todas las velas y lámparas que ardían en obsequio y culto de Nuestra Señora de la Natividad; y habiendo llenado la Ermita de un humo pestilencial, por la misericordia de Dios y la intercesión de María Santísima ninguna persona padeció el más leve detrimento, atribuyéndolo todos a milagro de Nuestra Señora para liberarnos de tanto peligro y riesgo; y habiendo esta misma tarde caído junto a la villa de Méntrida otros ocho rayos en árboles y olivas a ninguna persona hicieron el más leve daño.
El día siete de agosto de 1722, estando cumpliendo unas novenas Andrés Jiménez y María Jiménez, que habían prometido a Nuestra Señora de la Natividad, por haberlos sacado de dos peligrosísimas enfermedades, advirtieron que se había apagado totalmente la lámpara del cuerpo de la ermita. Dijéronle al santero Juan del Valle que la encendiera, el cual respondió: «A la tarde la encenderé, cuando la gente venga a rezar, que ahora tengo que hacer con precisión». Y se fue dejando la lámpara totalmente muerta. Quedáronse en la Ermita los devotos que hacían su novena y vieron entrar un pajarillo de varios colores, que se fue derecho al trono de Nuestra Señora, y anduvo volando y dando tornos alrededor de ella y luego, acercándose a la lámpara que estaba apagada, la vieron repentinamente encendida, dando su luz de improviso tan grande resplandor como una hoguera grande y exhalando fragancias extraordinarias. Conociendo el repentino suceso los dos devotos, tocaron la campana para que la gente fuera a ver el milagro; y por ser a hora desusada este toque, creyeron los vecinos de la villa que robaban a Nuestra Señora, por lo que concurrió mucha gente, entre ella el santero. Ninguno pudo reconocer el pajarillo y aunque intentaron echarle de la ermita, no fue posible el que se moviera de junto a Nuestra Señora, hasta que tocaron a vísperas en la parroquia. Hízose jurídica información del caso, tomando juramento a los testigos, y se declaró por milagroso, con la confirmación de no haber lumbre ni otra luz en la iglesia, por no tener entonces Nuestra Señora más de aquella lámpara. Y así, se dieron gracias a Dios y a María Santísima, Señora nuestra, en esta su imagen de la Natividad tan milagrosa.
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ANEXO III USOS Y COSTUMBRES DE LA MAYORDOMÍA Y DEL GRUPO DE DANZANTES Hace unos años el Presidente la Hermandad de la Virgen y yo mismo, su Capellán, tuvimos la iniciativa de recabar información autorizada sobre los usos y costumbres tradicionales por las que se rigen tanto la Mayordomía de la Virgen, como su Grupo de Danzantes. Pedimos para ello colaboración a dos mentridanos profundos conocedores de la materia: Gabino López González136, entusiasta de la Mayordomía desde su juventud hasta el final de sus días; y José Mª Montero Sánchez137, muchos años danzante en su niñez y no pocos maestro de la danza en su juventud. Colaboró en la redacción de las notas dictadas por ambos el sacerdote mentridano Francisco Maganto Sastre. La iniciativa no sólo pretendía dejar constancia de las tradiciones, sino promover su divulgación (ya las publicamos en 1996, en nuestro libro “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de Méntrida”) y, sobre todo, contribuir de alguna manera a la conservación de su pureza por las generaciones futuras, manteniéndolas tal cual las hemos heredado. LA MAYORDOMÍA La Mayordomía se constituye cada año, pasadas las fiestas de abril y mayo en honor de la Santísima Virgen de la Natividad. El capitán es el encargado de reclutar los participantes de cada año, que suelen ser jóvenes unidos por la amistad o que tengan alguna promesa. Antiguamente, el grupo se constituía el día 24 de junio, fiesta de San Juan Bautista. Ese día, la mayordomía saliente entregaba los poderes a la entrante; para ello, cada Mayordomía se reunía en la casa del capitán respectivo y, desde allí, acudían a la Parroquia, donde se celebraba la Santa Misa. Al finalizar ésta, en presencia del señor cura y de la Junta de la Virgen, los mayordomos salientes entregaban los poderes a los entrantes y, más tarde, en las casas de todos los entrantes, tomaban una copa del vino rancio. El trabajo, sin embargo, de la Mayordomía comienza el día de la Virgen de Marzo, día 25, justamente un mes antes del día de San Marcos. En esa fecha se inician los ensayos con todos: capitán, alférez, sargentos, mochilleres, trompetistas y tamborileros.
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Y el domingo de Resurrección, siguiendo costumbres muy antiguas, participa la Mayordomía en la procesión del Encuentro del Resucitado con la Virgen. Para ello intervienen el capitán, el alférez, los dos tambores y los dos clarines y el abanderado «bandea» en el momento del encuentro y antes de entrar las imágenes en la Iglesia. Después toman asiento en los bancos de la Justicia, desde los que asisten a la Misa de Pascua. Ya en las fiestas de San Marcos, la Mayordomía empieza a actuar el día 23 de abril con la tradicional alborada o «alboreá», que anuncia las fiestas de la Aparición de la Virgen. A las 10 de la noche de ese día, la Mayordomía al completo pero sin la presencia de los mochilleres, se reúne en la casa del capitán y desde allí marchan por diferentes puntos y calles del pueblo, haciendo parada en los siguientes sitios: primero, Plaza de los Castillejos; segundo, Plaza de los Gurullos; tercero, Plaza Chica; cuarto, Plaza de las Cinco Calles; quinto, Calle de Santa Teresa con esquina a la Calle Lepanto; sexto, Calle de Lepanto, esquina Cuesta de las Molinas; séptimo, en la calle Barranco, esquina a la Calle de la Virgen; y para finalizar, en la casa del capitán . En todos los puntos mencionados los clarines y tambores hacen el toque de costumbre, según la música tradicional de la Virgen. Y en su recorrido por el pueblo, los tambores tocan sin parar, acompañando el desfile. El día 24 de abril, popularmente llamado Día de la Víspera, por la mañana, la Mayordomía al completo, porque ahora sí asisten los mochilleres, se hace presente en la ofrenda floral que, en honor de la Santísima Virgen se efectúa en la ermita del pueblo, haciendo, al finalizar, la «muestra». Y ese mismo día, por la tarde, todos asisten a la procesión. Para ello se reúnen en la casa del capitán y, desde allí, van a recoger a los mochilleres. Una vez todos juntos, se dirigen a buscar al presidente de la Hermandad de la Virgen y, desde allí, van a recoger la Bandera de Lujo en casa de la camarera mayor y, ya todos juntos, llegan a la Iglesia, donde recogen al señor cura y se dirigen a la ermita de la Virgen. Ya en la ermita, los sargentos dan escolta a la Virgen, situándose alrededor de su carroza. Y, al salir la Virgen de la ermita para iniciar la procesión, ponen sus sables delante del pecho, rindiendo honores, mientras el abanderado «bandea» la bandera. Esto mismo se vuelve a hacer antes de entrar en la Iglesia. Hay que hacer constar que el abanderado hace esta operación siempre que la Virgen entra o sale de la ermita, mientras que en la Iglesia tan sólo lo hace en las entradas.
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Mientras la procesión, los sargentos se colocan a ambos lados de la carroza de la Virgen; el capitán y el alférez, así como los mochilleres, delante, y los clarines y tambores detrás. Éstos abandonan su puesto para acompañar al abanderado en su «bandeo», regresando a él, una vez realizado. Durante el tiempo del «bandeo» tocan los tambores sin parar, mientras los clarines lo hacen una sola vez. Al terminar la procesión, el capitán deja la Bandera de Lujo en la Iglesia y todos van a la Plaza Grande, en perfecta formación, para hacer allí la «muestra». Y, una vez concluida, se lleva a los mochilleres a sus casas, así como al capitán. El día 25 de abril, popularmente llamado San Marcos, a las ocho de la mañana, la Mayordomía al completo está en la puerta de la Iglesia para acompañar a la Virgen en su procesión a la romería de Berciana, procediendo de la misma forma que en la procesión del día 24. En este Gran Día, la Mayordomía sólo lleva la Bandera de bandear y hace un «bandeo» en la Plaza Chica y otro en San Ildefonso o El Pinote, donde finaliza el desfile profesional, que volverá a organizarse al llegar la Virgen al Puente del arroyo de Berciana. Allí cada componente de la Mayordomía ocupa su puesto habitual, volviendo el abanderado a «bandear», mientras dura el cruce del puente, haciendo sonar los tambores y clarines su música. Después, a la llegada a la ermita de Berciana y ya en su explanada, se bandea la bandera con el «bandeo de procesión». Y seguidamente, se celebra la Santa Misa. En esta “Misa de Campaña», la Mayordomía en pleno se coloca delante del altar, con los sables al hombro, lo mismo que han venido en la procesión. Al empezar la Misa, suena un redoble de tambor, para anunciar su comienzo, volviéndose a efectuar otro redoble al iniciarse el Evangelio e invitando a tomar la posición de firmes. Terminada la homilía se procede a cantar la Salve de los Sargentos. Para ello, todos dan un paso hacia dentro de la fila y, a un golpe de tambor, alzan los sables en alto, haciendo un arco con ellos y, en esta posición, cantan la Salve. Al finalizar ésta, vuelven a sus puestos a otro golpe de tambor, quedando firmes en su puesto habitual. Acto seguido, se canta la Salve de los danzantes. Y para ello se sitúan éstos en medio de los sargentos, quienes, con un nuevo golpe de tambor, vuelven a levantar sus sables, haciendo arco por encima de los danzantes. Y cuando éstos finalizan el canto de su Salve, se quedan firmes sin moverse de su sitio.
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En el momento del ofertorio, se realiza la colecta u ofrecimiento. Para ello, en el centro y por delante de los sargentos se pone un tambor, sobre el que se coloca un pañuelo abierto y en él van depositando, por parejas, su limosna, comenzando por los clarines y pasando luego todos los demás. Una vez realizada la ofrenda, cuatro sargentos previamente asignados, dejan los sables en el suelo, cruzados y con la empuñadura mirando hacia atrás, y con unas bandejas hacen la Colecta entre el público asistentes y en el orden establecido. Esta colecta se deposita sobre el pañuelo puesto encima del tambor y que, anudado por sus cuatro puntas, se retira y guarda oportunamente. Al llegar al Santo, Santo, Santo, y con tres toques de tambor, se sacan los sables sobre el pecho en posición de presente y así permanecen hasta el momento de la consagración en que vuelven a oír tres toques seguidos que invitan a ponerse de rodillas y con los sables en posición hacia dentro y apuntando al suelo, y así permanecen durante la elevación de la Santa Hostia y el Santo Cáliz. Al terminar la consagración y elevación, suenan de nuevo tres golpes seguidos, que invitan a levantarse y a quedarse en la misma posición en que estaban. En el fin de la Misa, un golpe seco de tambor anuncia el firmes, y luego se oye un redoble, con el que acaba la Celebración Eucarística, quedando los sargentos con el sable al hombro, esperando a que se organice de nuevo la procesión hasta la ermita, ante cuya puerta tocan los clarines y el abanderado «bandea», momentos antes de entrar la Virgen. Más tarde, en la Vega y después de un rato de descanso, se realizará, una vez más, la «muestra», según la costumbre popular. Ya por la tarde, a la hora de salir la Virgen de la ermita (a las siete), toda la Mayordomía la recibe en la puerta y la acompaña hasta el puente del Arroyo, lo mismo que se hizo por la mañana, despidiéndola allí, camino de Méntrida. Cuando llega la Virgen al pueblo, toda la Mayordomía la recibe en la Cruz de Gabriel Rodríguez, donde se «bandea» la bandera, y desde allí la acompaña en procesión hasta la Iglesia, según la forma acostumbrada. En la puerta de la Iglesia se vuelve a «bandear» la bandera, antes de acabar la procesión y los actos de este día, que es el gran día de Méntrida. El día 26, popularmente llamado San Marquitos, todos los mayordomos salen muy temprano desde la casa del capitán y van a recoger a los mochilleres para, todos juntos, hacer el recorrido hasta la casa de todos, en donde son recibidos por el mayordomo de turno y se hacen sonar los tambores y
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clarines, con presentación de armas y el saludo al mayordomo correspondiente. Terminado el recorrido, todos acuden a Misa, en la Iglesia y, por tratarse de su fiesta, hacen entrada en el orden siguiente: primero, los clarines; segundo, los tambores; tercero, los mochilleres; cuarto, el capitán y el alférez; y quinto, los sargentos, de dos en dos. Al rebasar el escalón de entrada, los clarines tocan su música acompañados por los tambores, y todos en perfecta formación se dirigen al altar mayor, saludan al Santísimo Sacramento y, cada uno por una nave lateral, llegan hasta el fondo de la Iglesia donde, al volver al pasillo central, suenan de nuevo los clarines, hasta quedar todos colocados en sus respectivos lugares, en el centro de la Iglesia. Durante todo el recorrido suenan constantemente los tambores, mientras el pueblo permanece de pie. La Santa Misa se desarrolla exactamente igual que el día anterior, en Berciana, incluido el ofrecimiento. Terminada la concelebración de la Eucaristía, en la puerta de la Iglesia y en la forma acostumbrada, reciben a la Virgen para llevarla en procesión hasta su ermita. Eso sí, en esta procesión el capitán lleva la Bandera de Lujo que deja en la ermita al final de la procesión. Y concluida ésta, se lleva a los mochilleres a sus casas, terminando en la casa del capitán. El día 27 de abril, tradicionalmente llamado San Marcazos, se celebra en la ermita del pueblo la llamada Misa de los Sargentos para dar gracias a la Virgen y poner fin a la fiesta. Para ello, la Mayordomía se coloca en la puerta de la ermita en el siguiente orden: primero, los clarines; segundo, los tambores; tercero, los mochilleres; cuarto, el capitán y el alférez; y por último, los sargentos, todos en perfecta formación y por parejas. Una vez colocados, se oyen los golpes de tambor para desenfundar el sable. Y a continuación, entran en la ermita tocando los tambores al rebasar el escalón de la puerta. Ya dentro avanzan todos hasta quedar colocados frente al altar y a la Santísima Virgen. Un rato después, oyen todos un redoble de tambor, que indica la salida del señor cura hacia el altar y, por lo tanto, el comienzo de la Santa Misa. Un nuevo golpe de tambor indica, más tarde, que se va a proclamar el Evangelio y pide que se pongan firmes para escuchar la palabra de Dios. Acabada la predicación u homilía, se hace el ofrecimiento como en las misas de los días 25 y 26, es decir, poniendo el tambor en el centro y aportando, por parejas, la ofrenda. Pero en esta Misa, sólo hacen la colecta dos sargentos, según acuerda la dirección de la Mayordomía. Estos sargentos colocan los sables en el suelo, cruzados con la empuñadura hacia atrás, y cuando han hecho la petición a los asistentes entran por la parte de atrás, y vacían las MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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bandejas en el tambor que se encuentra en el centro. Acto seguido, mirando al altar, dan unos pasos hacia atrás para recoger el sable y colocarse en el sitio que les corresponde. El Santo, la consagración y la elevación, así como el final de la Misa, se hace como en los días de San Marcos y San Marquitos. Por tratarse de la Misa de los Sargentos es costumbre que éstos den gracias a la Virgen con un «bandeo» especial. En efecto, los sargentos hacen un corro con los sables en sus hombros, delante de la Virgen y dentro de la ermita, y el abanderado hace un «bandeo de procesión», mientras le acompañan los tambores y clarines con sus toques de costumbre. Al finalizar la Misa, la Mayordomía va a llevar a los mochilleres a sus casas y desde allí acuden a la casa del capitán, acabando con esto las fiestas de la Aparición de la Virgen. Días después de las Fiestas de Abril se celebra la tradicional Función de Mayo, que tiene lugar el sábado y primer domingo de este mes. La tarde del sábado, después de recoger a los mochilleres, van a la Iglesia para recoger al señor cura y dirigirse luego a la ermita. Allí reciben todos a la Virgen en la puerta y el abanderado bandea la bandera, mientras tocan clarines y tambores. Después, en la forma acostumbrada, acompañan a la Virgen hasta la Iglesia, en donde se volverá a bandear la bandera y donde el capitán dejará la Bandera de Lujo para la procesión del día siguiente. Acabada la procesión del sábado, se lleva a los mochilleres a sus casas y se finaliza en la casa del capitán. El domingo de mayo, por la tarde, los Mayordomos recogen a los mochilleres y después acuden al ayuntamiento a recoger a la Justicia y a la Junta de la Virgen, marchando todos a la Iglesia para asistir a la procesión. En esta procesión, los Mayordomos reciben a la Virgen en la puerta de la Iglesia, ocupando cada uno su puesto habitual. Y se llevan las dos banderas, portando el abanderado la Bandera de Lujo que, luego, cambiará por la otra para bandear. Los «bandeos» se hacen en la Plaza Grande, Plaza de los Gorullos, Plaza Chica y en la puerta de la ermita. Finalizada la procesión, los mayordomos van a llevar la Bandera de Lujo a casa de la camarera mayor y allí, igual que cuando la reciben, tocan clarines y tambores, mientras los mayordomos presentan armas. Terminado el acto, se lleva a los mochilleres a sus casas y finalizan en casa del capitán, dando por terminada la Fiesta. LA MUESTRA DE LOS SARGENTOS Se realiza, como ya se ha apuntado, en la mañana del 24 de abril, al acabar la ofrenda floral a la Virgen; también, en la tarde de ese día, al finalizar la MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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procesión; y finalmente, el día 25 de abril, en la dehesa de Berciana, después de la Santa Misa y tras un descanso para desayunar. Estos son los ejercicios que hacen los Mayordomos. En fila de dos y en perfecto orden, se colocan de la siguiente manera: primero, los ocho sargentos; después, los dos mochilleres; detrás el capitán y el alférez; luego, los tambores; y, finalmente, los clarines. Una vez colocados convenientemente, los tambores dan un golpe para anunciar la orden de empiece; después, un segundo golpe que anuncia la posición de firmes; en tercer lugar, dos golpes que anuncian que hay que coger el sable por la empuñadura con la mano derecha; y, por último, con un golpe se indica que hay que poner el sable sobre el hombro. Seguidamente los tambores tocan sin parar y empieza el desfile hacia las autoridades, que porta el señor cura un cuadro de la Virgen. Al llegar, y por parejas, se saluda con el sable, menos el abanderado que lo hace con la mano por no llevar sable. Y, dando la vuelta completa, quedan colocados de nuevo en el punto de salida. Allí y sin moverse del sitio, se dan la vuelta mirando al capitán y al alférez, pues éstos, con los tambores y clarines quedan de frente. Entonces el abanderado hace la señal de saludo a los sargentos y éstos saludan a la bandera todos a la vez. Acto seguido y dando una vuelta, quedan todos de frente y, en perfecto orden, se saludan cara a cara, quedando de frente y sin moverse, y entonces los dos que encabezan dan media vuelta y se dirigen a la autoridad, inclinando levemente la cabeza hacia el cuadro de la Virgen, en ademán de saludo, y pidiendo el oportuno permiso para que los mochilleres tomen asiento con la Justicia. Una vez obtenido el permiso, vuelven a su sitio y mirando a todos piden media vuelta hacia el capitán y el alférez, quienes indicarán a los mochilleres que se coloquen en medio de la primera pareja mirando a la bandera y, todos con ellos, saludan a la misma. Una vez hecho el saludo, en orden y todos a la vez, dan media vuelta y se quedan mirando a las autoridades y en ese momento los mochilleres hacen el recorrido hasta llegar a la pareja primera y allí se paran, y todos con ellos saludan acercándose con la pareja de guías, a tomar asiento con las autoridades, lo que hacen en el acto. Seguidamente, la pareja de guías vuelve a pedir permiso, tras un saludo al cuadro, para que tome asiento el capitán y, ya obtenido el permiso, vuelven a su sitio dando orden al capitán, quien se coloca en el centro de la primera pareja y saluda a la bandera. Todos a la vez y con el capitán dan media vuelta, y éste hace el recorrido hasta la llegada a la primera pareja, quedando en medio de los dos, y entonces los tres se acercan MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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a las autoridades, pidiendo el oportuno permiso y el capitán toma asiento, enfundando su sable. Es entonces cuando la pareja de guías vuelve a saludar y pedir permiso para que el abanderado bandee la bandera y, con la licencia obtenida, quedan de frente todos los sargentos haciendo corro para que el abanderado bandee la bandera con el “Bandeo de Muestra». Los tambores quedan de frente y, haciendo corro, no paran de tocar, mientras los clarines quedan a la izquierda de los tambores y preparados para tocar cuando el abanderado hace las salidas de su «bandeo» y cuando desenrolla la bandera. Terminado el «bandeo», el abanderado regresa a su puesto y allí espera la colocación de los sargentos, quienes, regresando a su puesto y dando media vuelta, saludan a la bandera. Una vez hecho el saludo, dan la vuelta entera y quedan mirando a las autoridades. Entonces los mochilleres vuelven a colocarse en medio de los guías y, sacando el sable y saludando a las autoridades, dan la vuelta completa, marchando a colocarse tras la última pareja y quedando puestos para saludar a la bandera. Después de saludar, ocupan su sitio habitual. Colocados los mochilleres, todos los sargentos dan vuelta completa y quedan mirando a las autoridades. En este momento el capitán se despide de las autoridades; para ello, se coloca en medio de los guías, sacan los tres el sable, saludando con él a las autoridades y, dando la vuelta completa, vuelven con los mayordomos, quedando el capitán tras la última pareja. Entonces todos saludan a la bandera, marchando el capitán a su sitio habitual. Ya colocados, todos vuelven a hacer corro y el abanderado realiza un «bandeo de despedida», en el que los clarines hacen un toque al comenzarlo; una vez finalizado, vuelven todos a sus puestos, quedando de cara a las autoridades e iniciando el desfile hasta ellas, saludando por parejas, incluidos tambores y clarines, y enfundando el sable los sargentos y mochilleres, una vez hecho el saludo. Y así termina la «muestra». EL BANDEO DE PROCESlÓN Parte primera: el abanderado hace tres cuchillos a ambos lados de su cuerpo y tres por encima de la cabeza. Y esta operación se repite tres veces seguidas. Después, se pone de rodillas. Parte segunda: seguido por detrás y por delante, tres veces; y tres veces, por la cabeza. Y esto se repite con ambas manos. Parte tercera, mudanzas: se hacen con ambas manos y acompañadas de tres veces por los dos lados y tres por la cabeza. Luego se levanta el abanderado. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Parte cuarta: se pasa la bandera al pecho y se la cruza ambos lados, seguidos de tres pases por la cabeza. Y con esto termina el «bandeo de procesión». En este «bandeo» los clarines tocan dos veces: una cuando se levanta el abanderado y otras cuando hace el pecho. Los tambores tocan durante todo el «bandeo». EL BANDEO DE MUESTRA Empieza con cuatro salidas, una de frente, otra a la derecha, otra a la izquierda y otra de frente, que es saludo al público y a la Virgen. Y siempre se repite tres veces cada ejercicio. Después, seguido por detrás y de delante hacia atrás con ambas manos. Luego, por debajo de las piernas y con ambas manos. A continuación se hacen las mudanzas con ambas manos y se hace el codazo, que consiste en volver la bandera atrás con el codo, lo que sólo se hace una vez. Después, se enrolla la bandera y se deja caer sobre el hombro y, tras un pequeño descanso, se vuelve a desenrollar. Nuevamente, se la tira por el cuello, soltándola y cogiéndola con la misma mano, y finalmente se hace el pecho, terminando por encima de la cabeza. En el «bandeo», los clarines de muestra tocan tres veces: una, después de los saludos; otra, cuando desenrolla la bandera; y otra, en el pecho. Los tambores no dejan de tocar en toda la «muestra».
Estampa romera de finales del siglo XIX. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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EL GRUPO DE DANZANTES El grupo de danzantes de Nuestra Señora de la Natividad lo forman ocho niños y un maestro de danza, a los que acompañan un tamborilero y un dulzainero. Salvo los dos músicos, suelen ser distintos cada año. Generalmente actúan movidos por su ilusión de formar parte del grupo o por cumplir alguna promesa hecha a la Virgen por sus padres. Pero todos lo hacen por fe, devoción y amor a la patrona de Méntrida. De su participación en cada año se responsabiliza el maestro o alcalde de la danza, aunque suelen apuntarse con anterioridad, dando aviso a la Hermandad. Todos van vestidos a la usanza tradicional, tanto músicos como danzantes, y ponen una nota de tipismo y de fe mariana en los actos que cada año se realizan en el pueblo con motivo de las Fiestas de la Aparición de la Virgen. Una vez formado el grupo, comienzan los ensayos el día 25 de marzo, festividad de la Anunciación, justo un mes antes del día de la Romería a Berciana. Proceden, por tanto, de la misma forma que los sargentos o mayordomos de Nuestra Señora. Los ensayos suelen ser complicados, ya que se trata de niños y, normalmente, son novatos o principiantes. Pero la ilusión de todos hace que lleguen a aprender a hacer las calles, los cruces, los paloteos, los puentes y pinos, así como el tejer y destejer del cordón, que es lo que más ilusión les hace. Son treinta días de esfuerzos, de bromas, de alguna que otra regañina y sobre todo, de ir formando un grupo de amigos. El día 24 de abril, a las ocho de la mañana, se reúnen en la casa del maestro o alcalde de la danza para hacer la tradicional “diana o alborada”. Vestidos con ropas normales, recorren las calles y plazas del pueblo, al compás del tambor y la dulzaina así como de sus propias castañuelas. Es la forma de anunciar a todos los vecinos que empiezan las Fiestas de la Virgen, como hicieron los mayordomos la noche anterior. Horas más tarde, a media mañana de ese día, asisten a la ofrenda floral y pregón que, en honor de la Virgen, se realiza en la explanada de la ermita del pueblo; y al finalizar, hacen una parte de la «muestra». Por la tarde, vestidos con los adornos de color azul y una hora antes de la procesión, se reúnen en la casa del maestro y, desde allí, van a recoger al presidente de la Hermandad, donde coinciden con los mayordomos y la Junta de la Virgen y, todos juntos y formando cortejo, van a recoger la Bandera de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Lujo en casa de la camarera mayor. Desde allí acuden a la Iglesia para, ya en compañía del señor cura, dirigirse a la ermita de la Virgen. Ya en la ermita, mientras se reza el Santo Rosario, los danzantes se colocan ante la puerta para recibir a la Virgen y, cuando ésta aparece, realizan ante Ella el paloteo de la “marcha real”, mientras el abanderado bandea la bandera y suena la música. Terminado esto, inician los danzantes el “baile de procesión”, que no parará hasta que la Imagen de la Virgen entre en la Iglesia. Al terminar la procesión, todos juntos y en perfecta formación, van a la Plaza Grande, y allí se realiza, juntamente con los mayordomos, toda la «muestra». El 25 de abril, a las ocho de la mañana, el grupo de Danzantes, vestido con los colores rojos o de campo, espera la salida de la Virgen en la puerta de la Iglesia. Se la recibe con la “marcha real”, continuando con el “baile de procesión”, y así se la acompaña hasta el Pinote o San Ildefonso, realizando dos paradas: una en la Plaza Chica, en la que se palotea la llamada “habanera”; y otra, para que los niños descansen un poco, ordinariamente en la cuesta de la calle Topete. Al llegar al Pinote, y antes que la Virgen se despida del pueblo, se palotea el llamado “medio baile”. Y al iniciarse la marcha de la Virgen, ya sin procesión, unos coches trasladan a los danzantes hasta la dehesa de Berciana, donde toman unos bocadillos para reparar fuerzas, mientras esperan la llegada de la Virgen al arroyo del Monte. Cuando la Virgen llega al puente la reciben con el “baile de procesión” y así se llega hasta la explanada de la ermita, donde se oficia la Santa Misa de Campaña. En esta Misa se colocan todos delante del altar y en el ofertorio, tras la Salve de los Sargentos, dan un paso adelante, disponiéndose a cantar la suya. Para ello se sitúan en medio de los sargentos, quienes levantan sus sables haciendo arco por encima de ellos y, de esta manera, cantan la propia Salve. Así mismo participan en la colecta u ofrecimiento y, tras la ofrenda que depositan los mayordomos sobre el tambor colocado al efecto, se acercan ellos por parejas, para ofrecer la suya. Terminada la Misa y organizada de nuevo la procesión, vuelven a danzar ante la Virgen hasta que entra en la ermita del Monte. Más tarde, ya en la Vega, participan en la tradicional «muestra» en la que, tras la actuación de los mayordomos, recitan sus “dichos”, y hacen todos los bailes propios, ante el cuadro de la Virgen. Además de los bailes de paloteas, se bailan los arcos, los puentes, se hacen los pinos y se acaba con el tejer y el destejer del cordón. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Antes de que se formen los tradicionales “ranchos”, todo el grupo come en el llamado “Rancho de la Justicia”, y más tarde, mientras los romeros comen, hacen una petición o colecta pasando por todos los “ranchos”, en los que algún danzante recita su dicho o se hace alguna muestra de sus bailes. Ya por la tarde, se reúnen todos en la ermita, y a las siete en punto vuelven a bailar ante la Virgen para iniciar la procesión, que se organiza hasta el puente del Arroyo, como se hizo por la mañana. Y mientras la Imagen vuelve al pueblo, se trasladan en coche hasta el mismo, para salir a recibirla en la Cruz de Gabriel Rodríguez, junto con otra comitiva procesional, que salió de la parroquia y espera a la Virgen en este lugar. Allí, tras el paloteo de la marcha real, se vuelve a iniciar el baile de procesión, que ya no terminará hasta que la Virgen entre en la Iglesia. El 26 de abril, vestidos todos con los colores azules o de gala, se ponen los Danzantes en las esquinas y plazas más importantes para hacer una petición a los vecinos que pasan. Y una hora más tarde acuden a buscarlos el maestro y el presidente de la Hermandad y les llevan a desayunar. Un rato antes de las doce, con el maestro, acuden al ayuntamiento para salir en comitiva con la banda de música, los mayordomos, la Junta de la Virgen y la Corporación Municipal hasta la Iglesia, en donde se celebra una Solemne Eucaristía. Esta Misa se desarrolla como el día anterior en Berciana, incluido el ofrecimiento. Al término de la Misa, se organiza la procesión para trasladar la imagen de la Virgen a la ermita del pueblo y, tras recibirla con el paloteo de la “marcha real”, la acompañan, bailando todo el recorrido el baile de procesión. Y ya el día 27 de abril, acompañan por la mañana a los mayordomos en su Misa de acción de gracias, llamada Misa de los Sargentos, que celebra el párroco en la ermita. Para ello van ataviados sólo con la camisa blanca, las chorreras, puños, medias y zapatillas; es decir, que no llevan enaguas ni mantones. Y al acabar la Misa, ya no piden de puerta en puerta, como se hizo durante muchos años, sino que van a casa del alférez o del capitán de la mayordomía, donde todos toman un refresco. La actuación del Grupo de Danzantes termina en la Función de Mayo, que se celebra en la tarde del primer domingo de dicho mes. Ese día, ataviados también de azul o traje de gala, participan en la procesión de la Virgen, que se efectúa por casi todo el pueblo y que finaliza en la ermita. En dicha procesión actúan de la forma tradicional, es decir, haciendo los paloteos oportunos y con el baile de procesión.
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ANEXO IV COMPONENTES DE LAS JUNTAS RECTORAS DE LA HERMANDAD DE LA VIRGEN (1917-2011) CAPELLANES Vital Villarrubia Díaz-Maroto (1917-1918), Serapio Liso Estrada (1918-1920), Sindimio Hernández Pérez (1920-1925), Rigoberto Fernández Romeral (1925-1930), Mariano Mora Fernández (1930-1932), Marino Martínez Sánchez (1932-1937), Francisco Tanés Palacios (1937-1940), Andrés José Díaz Díaz (1940-1941), Lucio Hidalgo Lucero (1941-1946), Antonio Vargas Carrillo (1946-1953), Pablo López Oliveros (1953-1956), Adolfo Arganda Martínez (1956-1968), Jesús Sobrino Ortiz (1968-1972), Isidoro Gómez Piñero (1972-1979), Jesús García Cuesta (1979-2004), Ignacio Silva Serrano (2004-2007), Juan Carlos López Martín (2007). PRESIDENTES José Mª. Jiménez Álvarez-Builla (1917-1918), Julián Jiménez Álvarez-Builla (19181920), Sergio García del Moral (1920-1921), Luis Escudero Jiménez (1921-1922), Ángel López Mazantini (1922-1923), Luis Escudero Serrano (1923-1924), José Fernández Travanco (1924-1925), José Blasco (1925-1926), Bernardo Jiménez (19261927), Julián Gómez Arellano (1927-1944), Manuel Villarrubia Retana (1944-1945), Pedro Cuadrado Franco (1945-1952), Luis Escudero Fernández (1952-1955), Julián Rodríguez Sastre (1955-1957), Jesús Ávila Jiménez (1957-1962), Francisco León Gómez (1962-1965), Sergio Pascual Jiménez (1965-1967), Miguel Sánchez López (1967-1972), Clemente Martín Sastre (1972-1980), Pedro Villamiel Sánchez (19801988), Lorenzo Casares Alonso (1988-2000), Enrique Gutiérrez Fernández (20002003), Miguel Mª Sánchez Cruchet (2003-2010), Luis López Tordesillas (2010). VICEPRESIDENTES Cristino Romo del Moral (1917-19l8), Rafael Braulio Márquez (1918-1920), Manuel Villarrubia Retana (192O-1921), Eduardo Ávila Jiménez (1921-1922), Rafael B. Márquez (1922-23), Luis Romo (1923-1924), Ángel Ávila (1924-1925), Gonzalo Zurdo (1925-1926), Pedro Otero (1926-1928), Gonzalo Zurdo del Moral (1928-1930), Juan José Díaz Zorita (1930-1938), Ciriaco Yánez de Diego (1938-1940), Esteban Vaquero (1940-1945), Ángel Ávila (1945-1951), Félix Arranz Peña (1951-1956), Jesús Ávila Jiménez (1956-1957), Sinforoso Gómez Calzada (1957-1959), Gonzalo Brunete (19591962), Ricardo Sánchez Romo (1962-1965), Félix Arranz Peña (1965-1968), Clemente Martín Sastre (1968-1972), Agustín Simal Franco (1972-1974), Saturnino Lorenzo MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Alonso (1974-1979), Pedro Villamiel Sánchez (1979-1980), Leandro Juzgado Chozas (1980-1981), Agustín Herradón Arellano (1981-1984), Lorenzo Casares Alonso ( 19841988), Julián Gómez Sánchez (1988-1991), Antonio Mayoral Tejedor (1991-1995), Ricardo Prado Jiménez (1995-1998), Eusebio Sánchez López (1998-2001), Vidal González Medina (2001-2004), Ignacio González Chozas (2004-2007), Esteban Herradón Vaquero (2007). SECRETARIOS Heliodoro Álvarez Márquez (1917-1918), Celedonio Cedenilla Hernández (19181920), Rafael B. Márquez (1920-1921), Luciano Fernández Sánchez (1921-1922), José Fernández Travanco (1922-1923), Primitivo López (1923-1924), Francisco Fernández (1924-1925), Miguel Fernández (1925-1926), Manuel Villarrubia Retana (1926-1930), Francisco Martín Sánchez (1930-1936), Alejandro Gómez (1936-1937), Cesáreo González Simal (1937-1938), Juan Maganto Ruiz (1938-1944), Fernando Gómez Calzada (1944-1955), Miguel Sánchez López (1955-1967), Julián Gómez Sánchez (1967-1980), Avelino Ávila Simal (1980-1983), Miguel Calzada Maganto (l983-1984), Francisco Simal Moral (1984-1990), José García Adrada (1990-1994), Agustín Simal Ávila (1994), Enrique Gutiérrez Fernández (1994-2000), Juan Manuel Magán García (2000-2004), José Manuel Lozano Hernánz (2004-2007), Alfonso Pascual Montero (2007-2011), Esteban León Vaquero (2011). TESOREROS Antonio Jiménez Álvarez-Builla (1917-1918), José Artalejo Murillo (1918-1920), José Calvino (1920-1921), Luis Prado Pujol (1921-1922), Andrés Gómez Romo (1922-1924), Juan Antonio Martín Sánchez (1924-1925), Felipe López (1925-1926), Regino Lozano Lozano (1926-1927), José Sánchez Herradón (1927-1930), Félix Arranz Esteban (19301938), Sergio Pascual Jiménez (1938-1944), Esteban Vaquero Gutiérrez (1944-1945), Ángel Ávila Herradón (1945-1952), Jesús Franco Chozas (1952-1969), Lorenzo Casares Alonso (1969-1980), Miguel María Sánchez Cruchet (1980-1988), Ángel Sánchez Cruchet (1988-1991), Miguel Ángel Simal Sánchez (1991-1995), José Miguel Muñoz Fernández (1995-1998), Vidal González Medina (1998-2001), Florentino Martín López (2001-2004), Diego Coca Fernández (2004-2007), Santiago Montero Vaquero (2007). VOCALES (Se cita el año en que acceden al cargo) 1917, Juan Francisco Zurdo Testillano, Santiago Martín Gómez, Pedro Otero Madrigal, Guillermo Vaquero Gutiérrez. 1918, Saturnino León Mora, Gonzalo Zurdo Moral, Claudio López López, Agustín Franco Sánchez. 1920, Miguel Marcos Ramos, Regino Lozano Lozano, Benicio Pulido, Julián Gómez Arellano. 1921, Pablo Lafuente, Luis González López, Luis Escudero Sánchez, Eustaquio Simal Lozano. Florentino Ramos Franco. 1922, José María Jiménez Álvarez-Builla, Santiago Martín, Clemente MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Jiménez, Jerónimo Jiménez, José María Calzada, Cipriano López, José Cuenca. 1923, Ramón Fernández Martín, Ezequiel Villamiel, Esteban Vaquero, José Luis Guerra, Ildefonso Herradón. 1924, Antonio Herradón Rodríguez, Luis González López, Francisco Fernández. Francisco García. 1925, Cristino Romo, Bienvenido Tordesillas, Jesús Ávila, Agustín Villamiel. 1926, Felipe López, Florentino Ramos, Luis González, Andrés Gómez. 1927, Avelino Lorenzo, Sotero Lozano, Francisco Herradón. 1938, Agustín Simal Franco, Vicente del Pozo, Sergio Arellano Sastre. 1944, Pedro Cuadrado Franco, Francisco León Gómez, Cesáreo González Simal, Eugenio López Pascual, Fernando Gómez Calzada. En 1945, Eugenio Alonso, Clemente Sanz López, Trifón Sánchez Vaquero, Esteban Vaquero Gutiérrez En 1951, Agustín García. 1953, Gregorio Jiménez, Cipriano Ávila Mora. 1954, Ricardo Sánchez Romo. 1956, Gonzalo Brunete Gallego. 1957, Clemente Martín Sastre, Gregorio Romo Pascual, Florencio Irala Hernández. 1958, Eusebio Sastre, Mariano Muñoz, Epifanio Ayala. 1959, Fernando Gómez Sánchez. 1960, Manuel Franco Herradón, Florentino Martín Ramos, José Luis Ayala Arellano, Aurelio Sánchez, Francisco Simal Moral. 1961, José Luis Simal Franco, Eugenio Aparicio, José Lozano Arellano. 1962, Guillermo Vaquero, Julián Gómez Sánchez, Alejandro Villamiel. 1963, Juan López Franco, Eulogio Sánchez Sánchez. 1965, Antonio Hernández Vaquero, Bernardo Lozano Arellano. 1966, Nicolás Simal Moral. 1967, Julián Tapiador, Mariano Villamiel Fernández. 1968, Juan Francisco Zurdo Maganto, Lorenzo Casares Alonso, Santos Pascual Simal, Luis Vaquero Romo. 1969, Felipe Gómez Marcos, Luis Pascual Simal. 1971, Román Carnicero López, Jesús Maganto Sastre. En 1972, Román Moral Simal, Leandro Juzgado Chozas, José López Tordesillas. 1974, Avelino Ávila Simal. 1979, Miguel Sánchez Cruchet, Eugenio Moral Sánchez, Agustín Herradón Arellano, Mateo Franco Herradón. 1980, Julián López Tordesillas, Miguel Calzada Maganto. 1981, Luis López Tordesillas. 1984, José Luis Franco Herradón. 1988, José María Montero Sánchez, Valentín Franco Herradón. 1989, José María Carnicero González, José García Adrada, Antonio Mayoral Tejedor. 1990, José Medina Camacho. 1991, Luis Mayoral Tejedor, Eloy López Arellano. 1992, Agustín Simal Ávila, Antonio Pascual Sánchez. 1993, José Miguel Muñoz Fernández, Alejandro Martín Gutiérrez. 1994, Ricardo Prado Jiménez, Rogelio Vaquero Sánchez, Pedro Gómez Cuadrado. 1995, Miguel Ángel Gómez Sánchez, Julián León Sastre, Luis Lozano Fernández. 1997, Enrique Gutiérrez Fernández, José Alberto Toribio Fernández, Eugenio Medina Collado, Eusebio Sánchez López. 1998, Vidal González Medina, Francisco Javier Maganto Alonso, José María Villamiel Guerra. 1999, Luis López Vaquero, José López Fernández. 2000, Eugenio Fernández Tejedor, Florentino Martín López, Juan Manuel Magán García. 2001, José Miguel Torres Muñoz, Andrés Herradón Tejedor, Ismael Montero Romo. 2002, Diego Coca Fernández, José Manuel Lozano Hernanz. 2003, Julio Mayoral Tejedor. 2004, Ignacio González Chozas, Juan Franco Carrasco, Jesús Herradón Fernández, Fermín Fernández Tejedor, David Arellano Mora, Oliver Quintana Rodríguez. 2006, Alfonso Pascual Montero. 2007, Santiago Montero Vaquero, Miguel Ángel González Sánchez, José Luis García Mayoral, Alfonso Arriero Barberá. 2008, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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José Miguel Muñoz Simal, José Ignacio Prado Juzgado, José Eugenio Sánchez García, Esteban León Vaquero. Guillermo Vaquero Cruchet, Antonio Juzgado Mora, Luis Miguel González Pérez. Sergio Moral Sánchez. Carlos Juzgado Prado. Américo Rodríguez Moral. CAMARERAS MAYORES Asunción Pujol Moral (1917-1951), Teresa Prado Pujol (1951-1961), Natividad Maganto Maganto (1961-1972), Felisa Jiménez Álvarez-Builla (1972-1988), Severa Vaquero Romo (1988-2000), Rosario Moral Ávila (2000-2006) y Rosa Mª Martín Fernández (2006). CAMARERAS Natividad Molina, Luisa Franco Pascual, Rosario Moral Ávila, María Paloma Martín Fernández, Benita Gutiérrez Fernández, Felisa Ávila Alonso, María del Rosario León Lozano, Consuelo Fernández Ramos, Isabel Jiménez Alonso, Carmen García Cuesta, Rosa Fernández Moreno, Concepción León Lozano, María Luisa Pulido Hernández, Áurea Alonso Martín, Sagrario Mora Mora, María Franco Herradón, María Jesús Herradón Fernández, Mercedes López Aragón, Rosario León Lozano, Natividad Rubio Luengo, Ana Mª Fernández Gutiérrez, Paloma Martín Ávila, Rosa Mª Martín Fernández, Mª Teresa Simal Ávila, Mª del Carmen Pascual Simal, Alejandra Tejedor Molina, Isabel Sánchez Alonso, Elena Jiménez López, Ana Mª Alonso Martín, Rosalinda Montero Vaquero. ERMITAÑOS Y ERMITAÑAS Antonia Prado León (1939-1948), Constanza Hernández Simal (1948-1974), Ana Lozano Agudo (1974-1981), Martina Arellano Sánchez (1981-2001), Salvador Gutiérrez Hernández (2002-2010), Juana Sánchez Alonso (2010-).
CARGOS HONORÍFICOS DE LA HERMANDAD CAPELLANES DE HONOR: Ángel Morán Otero (1952), Fidel Gómez Colomo (1952), Antonio Vargas Carrillo (1952), Florentino Gómez Sánchez (1997), Francisco Maganto Sastre (1997), Jesús García Cuesta (1997), José Ignacio Martínez Ávila (2000). ERMITAÑA DE HONOR: Martina Arellano Sánchez (2001). HERMANO MAYOR DE HONOR: Lorenzo Casares Alonso (2001). CAMARERA DE HONOR: Severa Vaquero Romo (2001). HERMANOS DE HONOR: Antonio Jiménez-Landi Martínez (1955), José María Caralt y Borrell, conde de Caralt (1955), Mariano Torres Rodríguez (1987), Alejandro Fernández Sastre (1987).
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ACUERDOS, ACTIVIDADES Y CUENTAS DE LA HERMANDAD DE LA VIRGEN (1917-2011) Datos extractados de los libros de actas y de cuentas de la Hermandad Año 1917. Constitución de la hermandad. Tres clases de cuotas para los asociados: de cinco, tres y una pesetas. Aprobación de los estatutos. Rifas en las fiestas. En noviembre se produce un incendio intencionado en la ermita de Berciana, quedando casi destruida. En los meses de febrero y marzo de 1918 se recogen los suficientes fondos para reedificarla, siendo bendecida el 25 de abril de 1918 por el párroco Vital Villarrubia. Año 1918. Nombramiento de nueva Junta Rectora. Designar tres personas que cobren las cuotas y las rifas. Ingresos: 1.049,70 pesetas. Gastos: 948,80 pesetas. Año 1920. Rifa de un estuche con cubiertos de plata. El 12 de noviembre de 1920 se constituye la “Pía y Benéfica Asociación del Sagrado Corazón de Jesús del Hospital de Méntrida”, como acción caritativa en el antiguo hospital de la Virgen, para atender a los transeúntes y pobres de solemnidad de esta villa. Ingresos: 1.749,20 pesetas. Gastos: 1.459,95 pesetas. Año 1921. Ingresos: 1.790,25 pesetas. Gastos: 1.500,50 pesetas. Año 1922. Nombramiento de cuatro personas encargadas de los sargentos y danzantes. Rifa de una cabra lechera, una batería de cocina y una caja de mazapán en la fiesta de septiembre. Ingresos: 2.194,40 pesetas. Gastos: 1.795,25 pesetas. Año 1923. Ingresos: 2.176,55 pesetas. Gastos: 2.162,60 pesetas. Año 1924. Organización de una tómbola con diversos objetos donados. Su resultado ascendió a 166,15 pesetas. Ingresos: 1.624,65 pesetas. Gastos: 1.302,46 pesetas. Año 1925. Rifa de un cerdo de cinco arrobas. Primera Misa de Fidel Gómez Colomo. Ingresos: 2.599,07 pesetas. Gastos: 2.437,80 pesetas. Año 1926. Nombramiento de Presidentes Honorarios al Excmo. Sr. Marqués de Linares, al Párroco, al Alcalde y al Juez de Paz de la villa. Año 1931. Durante la II República no figuran en los programas de fiesta ningún acto religioso. Ingresos: 1.641,30 pesetas. Gastos: 1.608,30 pesetas. Año 1932. Solicitar ayuda a fin de allegar fondos para la celebración de las fiestas de San Marcos con el mismo esplendor que vienen celebrándose. Se mencionan los contribuyentes. Ingresos: 1.170,00 pesetas. Gastos: 1.1700,00 pesetas.
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Año 1936. El 2 de abril de 1936 se reúne la Junta Directiva en la casa del Tesorero (Félix Arranz) para aprobar la cuentas del año anterior y tratar de la función de San Marcos “y no habiendo fondos suficientes para el programa de la fiesta completo, se acordó hacer la función de la Iglesia y otros gastos para la imagen de aquellos días”. El acta va firmada por el Presidente (Julián Gómez Arellano) y el Secretario (Alejandro Gómez). Año 1938. Nombramiento de la nueva Junta Directiva. Comprar una nueva imagen de Nuestra Señora de la Natividad, en sustitución de la quemada en 1936, abonando 800 pesetas a su autor, José Gallego, vecino de Talavera. Reparar la parte del muro de la ermita que se encuentra en ruinas. Adornar el puente de Berciana. Gratificación a los músicos del pueblo (100 pesetas). A la santera (30 pesetas mensuales). Donativo al ejército español (1.000 pesetas). Donaciones de objetos preciosos. Relación nominal de personas que ofrecen donativos (516,50 pesetas). Comedias. Pujas. Reforzar el muro del pretil. Ingresos: 7.353,75 pesetas. Gastos: 5.211,30 pesetas. Año 1939. Reforma de la corona de la imagen (450 pesetas). Pregón solicitando se presten voluntarios para actuar como sargentos y danzantes. Un cordero para los músicos. Banda de música de Escalona. Ingresos: 5.836,75 pesetas. Gastos: 2.829 pesetas. Año 1940. Encargar al Presidente gestione la participación de los sargentos y danzantes y, si es preciso, se les abone los jornales de los tres días que inviertan en la fiesta. Donativo a los misioneros (75 pesetas). Años 1941, 1942 y 1943. Ingresos: 14.843,25 pesetas. Gastos: 13.455,92 pesetas. Año 1944. Compra de un arco de flores para el trono de la Virgen. Pago a los músicos de Navalcarnero, que actuaron en la misa de San Marquitos (536 pesetas). Gratificación para la catequesis. Arreglo de la ermita. Ingresos: 5.196,38 pesetas. Gastos: 4.543,40 pesetas. Año 1945. Encargo al Presidente gestione la actuación de sargentos, danzantes, música y compra de cohetes. Programa de las fiestas de abril dedicado a recordar el tercer centenario de la inauguración de la ermita (1645-1945). El día 26 presidió la Eucaristía el Obispo Auxiliar de Toledo, Eduardo Martínez, acompañado de Ángel Morán y el párroco Lucio Hidalgo, predicando Filiberto Díez Pardo, canónigo Magistral de la catedral de Toledo. La escolanía catedralicia interpretó la “Misa Pontifical” de Perosi. En la romería estuvieron presentes las autoridades provinciales. Ingresos: 2.456,35 pesetas. Gastos: 1.529,75 pesetas. Años 1946, 1947, 1948 y 1949. Agradecimiento al capellán, Lucio Hidalgo, por su gestión al frente de la parroquia, con ocasión de su traslado. Subasta de un cordero. Reparaciones en la ermita. Ingresos: 16.269,90 pesetas. Gastos: 15.323,25 pesetas.
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Año 1950. Adquisición de la nueva imagen de la Virgen, de su trono de plata y corona, pagándose al artista Juan José García la cantidad de 131.000 pesetas, sin incluir objetos preciosos. Vidriera artística en la hornacina donde está la imagen (1.950 pesetas). Se establecen tres clases de cuotas: de 25, de 15 y de 5 pesetas anuales. Que los cofrades lleven una medalla como distintivo. Que se acompañe con el cetro los entierros de los hermanos. Que se celebre una misa por los cofrades difuntos después de las fiestas de abril y septiembre. Toque especial de campanas en la muerte de los hermanos. Reparación de zócalos. Bendición de la nueva imagen de la Virgen con su corona y trono de plata por Ángel Morán Otero y alocución de Fidel Gómez Colomo. Estreno del Himno a la Virgen, con música de Mariano Torres, sacristán y director de la Banda Municipal, y letra de Antonio Jiménez-Landi Martínez. La Hermandad de Labradores ofreció en la romería diferentes comestibles a los necesitados del pueblo. Ingresos: 10.071,45 pesetas. Gastos: 953,700 pesetas. Año 1951. Compra de ornamentos litúrgicos por valor de 1.200 pesetas. Encarga de un estandarte. Nombramiento de camarera mayor a Teresa Prado Pujol, por defunción de Asunción Pujol del Moral. Ingresos: 5.663,95 pesetas. Gastos: 5.010,90 pesetas. Año 1952. Nombramiento de Capellanes de Honor a Ángel Morán Otero, Canónigo Maestreescuela de la Catedral de Toledo, a Fidel Gómez Colomo, Teniente Vicario de la Armada, hijos de Méntrida, a Antonio Vargas, Párroco. Nombramiento de doce hermanos para escoltar la imagen de la Virgen en las procesiones. Encargo de medallas con la imagen de la Virgen para los cofrades en los actos de culto público. Presidió la Eucaristía el Obispo Auxiliar, Francisco Miranda Vicente, a quien se le tributó un homenaje en el Ayuntamiento por parte de las autoridades. Ingresos: 8.361,09 pesetas. Gastos: 4.098,82 pesetas. Año 1953. Dar conformidad a los estatutos redactados por el párroco, antes de su envío al Arzobispado, para su aprobación. Salutación al nuevo párroco, Pablo López Oliveros. Imposición de medallas a los cofrades. Ingresos: 2.994,73 pesetas. Gastos: 2.637,92 pesetas. Año 1954. Novena extraordinaria con motivo del año santo mariano. Peregrinación a Guadalupe. Colocación de las estaciones del vía crucis dentro de la ermita. Traslado de la imagen de Nuestra Señora de la Natividad a Toledo, con danzantes y mayordomía, con motivo de la concentración de imágenes de la Virgen de la archidiócesis, en el centenario del dogma de la Inmaculada. Acto en el Ayuntamiento por la aprobación oficial del “Escudo de Armas de la Villa”. Ingresos: 1.939,13 pesetas. Gastos: 1.482,55 pesetas. Año 1955. Nombramiento de Hermano de Honor a Antonio Jiménez- Landi y al Conde de Caralt. Ingresos: 4.787,26 pesetas. Gastos: 3.202,80 pesetas.
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Año 1956. Impresión de los nuevos estatutos (2.150 pesetas). Adquisición de un tambor (25 pesetas). Ingresos: 1.929,11 pesetas. Gastos: 516,37 pesetas. Año 1957. Toma posesión el nuevo párroco, Adolfo Arganda Martínez. Actuación de los danzantes en la coronación de la Virgen del Prado de Talavera. Se sube la gratificación de la santera a 60 pesetas mensuales. En la romería de Berciana hubo concurso de ganados. Ingresos: 5.463,69 pesetas. Gastos: 5.244,40 pesetas. Año 1958. Reparación de los zócalos. Retejar. Reparación de la barbacana. Ingresos: 17.582,87 pesetas. Gastos: 13.246,03 pesetas. Año 1959. Participación de los danzantes en la procesión del Corpus en Toledo. Actuación de los danzantes en Madrid. Se saca la imagen hasta las afueras del pueblo para recibir a los padres misioneros. Donativo de 2.000 pesetas para las misiones populares. Vestimenta para el gaitero y tamborilero (2.430 pesetas). El grupo de danzantes acude a las fiestas de la Ciudad de los Muchachos en Palermo (Italia), con el patrocinio de la Organización Sindical de Educación y Descanso. Ingresos: 26.158,94 pesetas. Gastos: 17.534,34 pesetas. Año 1960. Gratificación por actuación de los danzantes en Madrid y Jaén (3.149 pesetas). Reparación del muro de contención de la ermita (4.079,75 pesetas). Pavimentado de la ermita y reforma del presbiterio. El Obispo preside la misa del día 26 de abril. Novenario solemne. Preside la Eucaristía Ireneo García Alonso, Canónigo Penitenciario de Toledo y luego Obispo Titular de Albacete. Ingresos: 36.473,40 pesetas. Gastos: 34.813,07 pesetas. Año 1961. Nombramiento de camarera mayor a Natividad Maganto Maganto, por ausentarse de la localidad María Teresa Prado. Agradecer a Jesús Ávila Jiménez sus buenos servicios y desvelos, al cesar en su cargo de Presidente, sucediéndole Francisco León. Ingresos: 13.976,48 pesetas. Gastos: 12.410,47 pesetas. Año 1962. Se edita la novena de Ángel Morán y Francisco Maganto. Compra de una bandera para la mayordomía. Reparación de la imagen de la Virgen. Se sube la cuota en cinco pesetas cada categoría. En la fiesta del 8 de septiembre predica el entonces párroco de Villamanta, Agustín García Gasco, después arzobispo de Valencia; presidió la Eucaristía Florentino Gómez Sánchez. Ingresos: 19.478,61 pesetas. Gastos: 15.766,19 pesetas. Año 1963. Se felicita a los vecinos de las calles Toledillo y Santa Teresa por levantar un arco y engalanar dichas calles ante el paso de la Virgen el día de San Marcos. Ingresos: 16.837,62 pesetas. Gastos: 16.837,62 pesetas. Año 1964. Se agradece a la Hermandad Sindical su donativo para restaurar la carroza (10.780 pesetas). Con motivo de la Primera Misa de Francisco Maganto Sastre, la imagen de la Virgen es trasladada a la parroquia. Ingresos: 13.564,08 pesetas. Gastos: 11.480,72 pesetas. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Año 1965. Agradecimientos a Ángel Morán por la entrega de un terno y un manto para la imagen, a Felipe Artalejo por la restauración del estandarte, y a Natita Díaz Zorita por la realización de dichos trabajos en las Carmelitas de Talavera. Obras en la cocina del ermitaño (4.200 pesetas). Compra de medallas y banderines. Ingresos: 16.804,58 pesetas. Gastos: 16.194,09 pesetas. Año 1966. Reparaciones en la ermita de Berciana. Preside la Eucaristía Jaime Colomina Torner, Canónigo de Toledo. Ingresos: 31.69919 pesetas. Gastos: 31.616,30 pesetas. Año 1967. Gratificación a los niños de la Escolanía de Jesús de Medinaceli por su actuación en la misa del día 26 de abril (3.000 pesetas). Retejar (2.154 pesetas). Ingresos: 34.034,79 pesetas. Gastos: 22.078,80 pesetas. Año 1968. Donativo de 25.000 pesetas de la Junta de la Caza. Participación de la Escolanía de la Catedral en la misa de San Marquitos. Se recurre a los mentridanos ausentes en demanda de ayuda económica para realizar obras en las ermitas. Importantes obras en las ermitas. Se construye un cuarto trastero para la carroza. Donación de dos farolas por Antonio Jiménez-Landi. Se agradece a Adolfo Arganda su eficaz labor pastoral; le sucede Jesús Sobrino Ortiz. Ingresos: 158.627,99 pesetas. Gastos: 141.664,99 pesetas. Año 1969. Se solicita de la Hermandad de Labradores la recaudación del “Cerdo Antón” para la vestimenta de los danzantes. Se agradece a Jesús Franco, tesorero, el buen servicio que prestó a la hermandad durante muchos años. Presidió la Eucaristía del día 26 de abril Francisco Maganto Sastre. Ingresos: 84.583,00 pesetas Gastos: 53.725,64 pesetas. Año 1970. Gratificación mensual a la ermitaña (500 pesetas). Venta de objetos en la vitrina. Ingresos: 151.432,36 pesetas. Gastos: 94.948,55 pesetas. Año 1971. Acuerdo de celebrar la Misa del día de San Marcos en la vega, en lugar del interior de la ermita. Que se continúe la tradición de bajar la Imagen a hombros desde la Cruz de Gabriel Rodríguez a la iglesia. Ingresos: 164.741,81. Gastos: 64.851,00 pesetas. Año 1972. Gratitud a Jesús Sobrino; le sucede como párroco Isidoro Gómez Piñero. Nombramiento de camarera mayor a Felisa Jiménez Álvarez-Builla. Ingresos: 180.247,76 pesetas. Gastos: 148.390,30 pesetas. Año 1973. Se redacta un inventario de bienes de la ermita. Restauración de la imagen (9.500 pesetas). Arreglo del zócalo del camarín. Ingresos: 134.612,56 pesetas. Gastos: 58.075,00 pesetas. Año 1974. Impresión de la novena redactada por Ángel Morán y Francisco Maganto. Subir la cuota de cofrades a 25 pesetas anuales. Santera (1.300 pesetas). Se plantan árboles en la explanada de la ermita. Nuevo pavimento en la ermita. Instalación de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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agua corriente en la casa de la ermita. Ingresos: 187.120,56 pesetas. Gastos: 78.185,00 pesetas. Año 1975. Nueva pavimentación en la ermita. Muere Ángel Morán Otero, Capellán de Honor de la Hermandad, predicador entusiasta y benefactor de la Patrona. No hubo reunión del cabildo: No se ha podido celebrar la Junta General por falta de asistencia de los hermanos. El día 27 de abril presidió la Eucaristía el CardenalArzobispo, don Marcelo González Martín. Año 1976. Hoy 27 de abril nos hemos reunido cuatro miembros de la Junta Rectora, y, por falta de asistencia, tampoco se ha podido celebrar la Junta General. Año 1977. Nuevamente tengo que escribir lo mismo que los dos años anteriores. Año 1978. Adquisición de la nueva carroza en Talleres Lara, de Socuéllamos, con un coste de 650.000 pesetas, que fueron sufragadas con donativos de los devotos. Año 1979. Ofrecimiento de una corona de claveles en la muerte de Isidoro Gómez Piñero, párroco-capellán, sucediéndole don Jesús García Cuesta. Pintura (copia) de “La coronación de San José” realizada en el convento de las Religiosas Carmelitas de Talavera (6.500 pesetas). Total ingresos, incluidos los cuatro años anteriores: 1.766.767,30 pesetas. Gastos de los cuatro años: 1.471.507,59 pesetas. Año 1980. Se retoma el canto de las salves en los sábados del verano. Renovación de la Junta Rectora. Se sube la cuota de los hermanos a cien pesetas anuales. Gratificación a ermitaña (2.500 pesetas). Obras en la casa de la ermitaña: toma de aguas, cuarto de aseo, calentador de gas. Obras en la ermita de Berciana. Colocación en Berciana de la imagen en cerámica de Artesanía Talaverana y un escudo del pueblo (69.500 pesetas). Se protesta por algunas manifestaciones de tipo político que hubo en la romería. Gratificación a la banda de música de Guadamur (15.000 pesetas). Reparación de los tejados de la ermita de Berciana y colocación de un falso techo de madera y repinte de paredes. Arreglo de la cubierta con vigas de hierro de la casa de la ermitaña. Muere Fidel Gómez Colomo, Capellán de Honor, orador sagrado y particular devoto de la Virgen. Nueva Junta Directiva. Cesa como Presidente Clemente Martín Sastre, a quien se le agradece sus servicios desde 1972, sucediéndole Pedro Villamiel Sánchez. Ingresos: 680.637,79 pesetas. Gastos: 574.065,00 pesetas. Año 1981. Acuerdo con el ayuntamiento para que en adelante los gastos de las fiestas de abril se paguen a partes iguales. Grabación del himno de la Virgen por la Banda del Ejército del Aire, instrumentalizado por el director de la misma. Se sube la gratificación a la santera a 5.000 pesetas mensuales. Gratificación al coro parroquial (10.000 pesetas).Obras en la cocina de la casa de la ermitaña. Corona de flores a la muerte de Martín Irala, esposo de Ana Lozano Agudo, que deja su oficio de santera, sucediéndola Martina Arellano Sánchez, con la colaboración de su hermano, MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Florentino Arellano Sánchez. Acuerdo de celebrar la misa de campaña el día de la romería en la trasera de la ermita. Ingresos: 506.593,69 pesetas. Gastos: 359.475,00 pesetas. Año 1982. Adquisición de un equipo de megafonía y una mesa de altar para la celebración de la misa, procedentes de la parroquia. Se plantan árboles en la explanada de la ermita. Comienzan a celebrarse las Semanas Culturales, en días anteriores a las fiestas en honor de Nuestra Señora de la Natividad. Ingresos: 672.717,61 pesetas. Gastos: 224.138,00 pesetas. Año 1983. Se encomienda al capellán y a la Junta la redacción de unos nuevos estatutos. Rogativas con la imagen de la Virgen en los días 18 y 19 de abril, para pedir el agua. Reparación a fondo de la cubierta de la ermita. Donativos especiales en sobres. Cesión del donativo que recibieron los danzantes en su desplazamiento a Belvís de la Jara, invitados por Francisco Maganto (5.000 pesetas). Donativo de los Bancos (9.000 pesetas). Hormigonado en la explanada y calles de la ermita. Plantación de árboles. Comienzan a pronunciarse los pregones de la fiesta en el día 24 de abril y la ofrenda floral a la Virgen. Presidió la Eucaristía del 26 de abril el Deán de la Catedral, Evencio Cófreces. Ingresos: 589.849,89 pesetas. Gastos: 385.404,00 pesetas. Año 1984. Celebración del Capítulo General, al que acuden 120 cofrades, que dieron su conformidad a los nuevos estatutos, antes de su envío al Arzobispado para su aprobación. Por votación quedó nombrada nueva Junta Rectora y grupo de Camareras. El 11 de octubre el Arzobispado aprueba los Estatutos de la Hermandad. Acuerdo de entregar un diploma a todos los miembros vivos que han tenido cargos en la Junta Directiva. Mejoras en la instalación luz eléctrica. Se pavimenta con hormigón el paseo desde la calle de la Virgen hasta la ermita y desde ésta hasta la calle de las Erillas. Ingresos: 1.729.861,90 pesetas. Gastos: 1.332.850 pesetas. Año 1985. Se recurre al Ayuntamiento para que solicite de ICONA la realización de algunas mejoras en los alrededores de la ermita de Berciana. Ingresos: 982.474,46 pesetas. Gastos: 647.155,46 pesetas. Año 1986. Se aprueba el contenido del escrito que remite a la Junta el Presidente de la Sacramental, rogando que en lo sucesivo los danzantes participen en las procesiones del Corpus Christi en nuestra localidad; asimismo, se agradece la felicitación que hace el mismo Presidente por la presencia corporativa de la Junta Rectora con sus banderas y estandartes en el cortejo procesional desde hace tres años. Instalación portero electrónico en la ermita. Presidió la Misa Pablo López Oliveros, beneficiado archivero de la Catedral, antiguo párroco de Méntrida. Ingresos: 1.100.751 pesetas. Gastos: 777.839,00 pesetas. Año 1987. Se encargan unas cajoneras de madera de pino para guardar los mantos, similares a las de los armarios existentes de la sacristía de la parroquia (176.508 MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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pesetas). Nombrar Hermano de Honor, a título póstumo a Mariano Torres Rodríguez, maestro organista y sacristán, que compuso el himno a Nuestra Señora de la Natividad. Se agradece a Adolfo Torres Loeches y a Alejandro Fernández Sastre, ambos hijos de Méntrida, su meritoria aportación al patrimonio musical de la hermandad. Se clasifican los mantos de la Virgen para que sigan un orden fijo en su colocación en las fiestas. Se acuerda aplanar los terrenos de la parte trasera de la ermita de Berciana, lugar en que se celebra la misa del 25 de abril desde hace seis años. Ingresos: 1.114.930 pesetas. Gastos: 536.480 pesetas. Año 1988. Rifa suerte de Berciana (100.000 pesetas). Donativo para las obras de la parroquia (25.000 pesetas). Nueva Junta Rectora; agradecimiento a Pedro Villamiel Sánchez por su ejemplar actuación como Presidente, y a Felisa Jiménez Álvarez-Buylla por sus constantes oficios en el ejercicio de Camarera Mayor. Son designados por unanimidad para ocupar el puesto de Hermano Mayor Lorenzo Alonso Casares y Severa Romo Vaquero, como Camarera Mayor. Durante la Misión Popular, dirigida por los Padres Paúles, la imagen de la Virgen permaneció en la parroquia. La Junta acordó colaborar con 25.000 pesetas para dicha Misión Popular. Nombramiento de Capellanes de Honor a Florentino Gómez Sánchez y a Francisco Maganto Sastre, por su celo extraordinario en fomentar la devoción a la Virgen de la Natividad en sus predicaciones. Subida a doscientas pesetas la cuota de los hermanos. En la fiesta de Septiembre presidió la Eucaristía Adolfo Arganda Martínez, párroco de S. Juan de Ávila en Talavera y antiguo párroco de Méntrida. Ingresos: 1.452.465 pesetas. Gastos: 704.759 pesetas. Año 1989. Pintura del interior de la ermita (425.000 pesetas). Gratificación a la santera (10.000 pesetas mensuales). Reparación de la cubierta (325.000 pesetas). Presidió la Eucaristía del día 26 Monseñor Matías Pérez Merino, Prelado Doméstico de Su Santidad, Teniente Coronel, y miembro en Roma de la Congregación de los Obispos. Ingresos: 1.695.075 pesetas. Gastos: 1.408.353 pesetas. Año 1990. Colocación de una barandilla de hierro en la explanada de la ermita (190.000 pesetas). Acuerdo de que el estandarte de la Virgen sea llevado por los familiares del difunto en los entierros. Ingresos: 1.368.398 pesetas. Gastos: 1.002.039 pesetas. Año 1991. Instalación de teléfono y lampadario electrónico en la ermita. Acuerdo de que cuatro sargentos escolten a la imagen desde el Pinote hasta el Puente de Berciana y a su regreso la acompañen hasta la entrada del pueblo. Donación del importe de una finca por Alejandro Fernández Sastre (350.00 pesetas). Se acuerda que la renovación de las camareras se haga en el cabildo de septiembre. Los sargentos estrenan nueva vestimenta a la antigua usanza. Ingresos: 1.741.421 pesetas. Gastos: 1.295.372 pesetas.
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Año 1992. Instalación del pararrayos en la ermita (192.650 pesetas). Aranceles parroquiales (50.000 pesetas). Colocación en la predela del retablo mayor de un cuadro que representa el nacimiento de la Virgen (120.000 pesetas). Por vez primera se ofrece la representación teatral, en el escenario natural del Cerro del Castillejo, de la “Gloriosa Aparición de Nuestra Señora de Berciana”, escrita por Juan Manuel Magán García. Participación de los danzantes en la Exposición Universal de Sevilla. Ingresos: 2.147.079 pesetas. Gastos: 1.556.072 pesetas. Año 1993. Construcción de una caseta para ropero y utensilios en la parte trasera de la ermita. (876.290 pesetas). Instalación del sistema de seguridad y alarma (197.700 pesetas). Expositor de aluminio para objetos de venta (154.340 pesetas). Ayuda de 100.000 pesetas para la vidriera artística con la imagen del la Virgen en la parroquia. Ingresos: 3.457.825 pesetas. Gastos: 2.559.808 pesetas. Año 1994. Nuevo equipo de megafonía (179.500 pesetas). Mejoras en la casa de la ermitaña (334.243 pesetas). Acuerdo de que los sargentos participen en la procesión del Corpus en el pueblo. Donación de pequeñas parcelas de tierra que fueron propiedad de Cesáreo Alonso Sánchez. Presidió la Eucaristía Ángel Rubio, canónigo y hoy obispo auxiliar de Toledo. Ingresos: 2.733.931 pesetas. Gastos: 2.050.179 pesetas. Año 1995. Compra de una dulzaina (150.000 pesetas). Arreglo del desagüe en la casa de la ermitaña. Compra de un grupo electrógeno de 2000 w. para la romería (30.000 pesetas). Nueva representación teatral de la Aparición de la Virgen. Preside la Eucaristía José Ignacio Martínez Ávila, sacerdote castrense, hijo del pueblo. En lo sucesivo actuará con don Florentino y don Francisco, alternando en la presidencia de las eucaristías en los días 25 de abril, según la costumbre. Participó, como en años anteriores, el Coro Parroquial en el canto litúrgico de la Misa del día 26 de abril. En lo mismo participará la Coral “Villa de Méntrida” y actuará en conciertos musicales en los años sucesivos. Ingresos: 3.054.928 pesetas. Gastos: 2.097.027 pesetas. Año 1996. Ayuda a las obras de la parroquia (150.000 pesetas). Edición del cancionero de la Virgen (130.000). Programas de las fiestas (287.500 pesetas). Restauración del cuadro pintado al óleo de la Coronación de la Virgen (45.000 pesetas). Se allana el entorno de la ermita de Berciana y se ponen aceras de hormigón. (239.500 pesetas). Restauración de la carroza. Con motivo de la culminación de las obras de restauración en el templo parroquial, se trasladó allí la imagen de la Virgen. La Eucaristía la presidió el Sr. Arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, estrenándose la “Misa Mentridana”, compuesta por Florentino Gómez Sánchez. Se presentó el “Cancionero de Nuestra Señora de la Natividad, de Florentino Gómez y el libro “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la Villa de Méntrida”, de Jesús García Cuesta. Acuerdo de invitar a las peñas a que participen el día 7 de septiembre en la procesión del traslado de la imagen de la Virgen desde su ermita a la parroquia, con ofrenda floral al final. Donación por parte de Pilar Collado de una buena casulla en raso blanco. Ingresos: 3.060.893 pesetas. Gastos: 2.855.681 pesetas. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Año 1997. Colocación de pasamanos en la escalinata de Berciana (104.790 pesetas). Compra de un sillón y dos banquetas para la sede (106.000 pesetas). Arreglo de las dos carrozas (227.800 pesetas). Intento de revitalizar la antigua cofradía de los Mancebos. Colocación de canalones de cinc titanio en el edificio de la ermita (3.168.000 pesetas). Muere Antonio Jiménez-Landi Martínez, Hermano de Honor de la Hermandad, autor del Himno y Gozos de la Virgen, brillante escritor, Premio Nacional de Historia, ferviente devoto de la Virgen de la Natividad. Ingresos: 6.003.168 pesetas. Gastos: 5.016.328 pesetas. Año 1998. Se contrata un seguro múltiple de accidentes (63.900 pesetas). Nueva representación teatral de la “Gloriosa Aparición de Nuestra Señora en Berciana”. Traslado de la imagen de la Virgen con su tradicional acompañamiento a Villa del Prado, con motivo de la coronación canónica de la Virgen de la Poveda. En la noche del 25 de agosto se produjo el robo de la imagen de la Natividad, comprada en 1938 para sustituir a la quemada en 1936, que se hallaba en la capilla del cementerio municipal. Ingresos: 3.169.662 pesetas. Gastos: 1.394.050 pesetas. Año 1999. Solicitud al Ayuntamiento del nombramiento de la Patrona como Alcaldesa Honoraria Perpetua, adjuntando un libro con 1.435 firmas de los devotos al efecto. Obras en la ermita: drenaje exterior en todo el perímetro de la zona meridional con apertura de zanjas hasta 1,40 metros de profundidad y reforzamiento de los muros con mortero de hormigón, colocando piedras de granito en el exterior, que sirven de bancos; picado de zócalos interiores para evitar humedades; consolidación de la tribuna con capa de hormigón y baldosas de cerámica; reparo de la barandilla de madera en las escaleras que suben al coro (2.143.981 pesetas). Subvención de la Diputación Provincial (300.000 pesetas). Donativo de la “Fundación don Ángel Morán” (25.000 pesetas). Pago a la Banda local de música (525.000 pesetas). Declaración oficial de la fiesta de San Marcos como Fiesta de Interés Regional. El Cabildo General acuerda ofrecer un nuevo manto a la Virgen con ocasión del cincuentenario de la nueva imagen y su nombramiento como Alcaldesa Honoraria Perpetua de la villa. Designación de comisiones para preparar los actos del año 2000. Nueva representación teatral de la “Gloriosa Aparición de Nuestra Señora en Berciana”. Ingresos: 6.211.051 pesetas. Gastos: 5.459.710 pesetas. Año 2000. La Junta Rectora recibe un escrito de la Corporación Municipal en el que manifiesta su beneplácito de que el 24 de abril, se imponga en la plaza de España, el bastón de mando a la venerada imagen, atributo de Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Villa, con la renovación del Voto de la Romería. En el mismo acto la imagen estrenó un manto donado por el pueblo (3.711.939 pesetas). Obras en la ermita: pintura interior (950.000 pesetas); empotrado de la energía eléctrica con nuevos apliques (629.938 pesetas). Restauración objetos de plata (100.000 pesetas). Nuevo sistema de seguridad y alarma (42.000 pesetas). Grupo hidráulico para subir y bajar la imagen (200.000 pesetas). Gratificación por importe de 100.000 pesetas a las Carmelitas de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Talavera que han confeccionado el nuevo manto de la Virgen. Subvención de la Diputación (300.000 pesetas). Donativo de la Cofradía de los Mancebos (321.600 pesetas). Se acuerda que en adelante se asigne un 15 % del dinero recaudado anualmente de las cuotas de hermanos, para destinarlo a colaborar en campañas humanitarias, siendo la Junta Rectora quien asigne el destino concreto de dicha aportación anual. Contribución a la Campaña Contra el Hambre (111.000 pesetas). Lectura de una carta del Arzobispo, congratulándose del nombramiento de Nuestra Señora de la Natividad como Alcaldesa Honoraria y Perpetua de Méntrida. Presentación del nuevo inventario de bienes de la ermita de la Virgen. Actualización del orden en la rotación de los mantos que se han de colocar a la imagen. Reconocimiento al Hermano Mayor saliente, Lorenzo Casares, por su ejemplar dedicación al servicio de la hermandad durante 33 años; nuevo Hermano Mayor, Enrique Gutiérrez Fernández. Gratitud a Severa Vaquero Romo, Camarera Mayor cesante, por su entrega generosa; nueva Camarera Mayor, Rosario Moral Ávila. Se aconseja que la persona que ostente dicho cargo cuente con alguna experiencia y se acuerda que en caso de presentación de varias candidatas, la designación se haga por sorteo. Quedó recuperada la antigua costumbre de repartir la “caridad” a los romeros en Berciana el día de San Marcos. Primera Fiesta del Vino, con la ofrenda del primer mosto de la vendimia a la Patrona, por sugerencia del Ayuntamiento, con participación de la Junta, Camareras y grupo de danzantes. Según lo concertado entre el Ayuntamiento y la Hermandad, será el Hermano Mayor el encargado de recepcionar dicha ofrenda, tras su bendición por el párroco. Se agradece al pueblo su respuesta en los actos programados con ocasión de celebrarse el Jubileo de los dos mil años del Nacimiento de Cristo, y el Cincuentenario de la nueva imagen de la Virgen de la Natividad, junto con su trono, corona e himno y proclamarla Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Villa. Ingresos: 6.787.333 pesetas. Gastos: 6.615.580. 4.471.383 pesetas. Año 2001. Se restaura el sagrario de la ermita (168.500 pesetas). Se compra de un tambor y dulzaina (75.000 pesetas). Se sube la gratificación a la santera (15.000 pesetas). Reparación total de la cubierta del santuario (4.362.333 pesetas). Nueva representación teatral de la “Gloriosa Aparición de Nuestra Señora en Berciana” y otros actos populares en la “Víspera Cultural”. Donativo a los damnificados por el terremoto acaecido en la India, a través de Cáritas y Cruz Roja, por mitad. Apertura de un libro para cargos y empleos relacionados con la mayordomía y los danzantes. Cargos honoríficos: Capellán de Honor de la Hermandad, José Ignacio Martínez Ávila; Hermano Mayor de Honor, Lorenzo Casares Alonso; Camarera Mayor de Honor, Severa Vaquero Romo. Participación del grupo de danzantes en la Feria Internacional del Turismo Interior en Valladolid. Ingresos: 4.882.403 pesetas. Gastos: 8.302.274 pesetas. Año 2002. Refuerzo de las medidas de seguridad de la ermita. Restauración de la imagen de la Virgen, a cargo de la restauradora de Arte doña Mª Luz Vaillo García MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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(1.502,53 euros). Restauración del cuadro de la Coronación de María (368.600 pesetas), a cargo de la misma restauradora. Reparación de la bandera, estandarte y cetro de la Hermandad. Acondicionamiento de las dependencias para guardar las carrozas. Subida de la cuota anual de los hermanos a 4 euros. Cese voluntario de Martina Arellano Sánchez como ermitaña, concediéndola el título de Santera de Honor, en atención a los fieles servicios prestados en la ermita desde 1981. Nuevo ermitaño: Salvador Gutiérrez Hernández. Intento frustrado de la creación de un grupo de danzantes mayores para actuar en las fiestas de septiembre. Ofrecimiento de la Banda de Música de la Asociación Unión Musical Mentridana para actuar gratuitamente en las fiestas de este año. Donativo de 694,80 euros con destino a Manos Unidas, Ayuda en Acción, Médicos sin Fronteras y Becas de estudio en Perú. Ingresos: 23.897,37 euros. Gastos: 16.991,45 euros. Año 2003. Designación de nuevo Hermano Mayor en la persona de Miguel María Sánchez Cruchet, sustituyendo a Enrique Gutiérrez Fernández, a quien se le agradeció su acierto y entrega abnegada en el ejercicio del cargo. Agradecimiento al Ayuntamiento por la iluminación exterior de la ermita y el ajardinamiento con césped en los parterres de la explanada. Se completa el hormigonado de la zona norte de la explanada, con la colaboración del Ayuntamiento. Se enmarcan y colocan las antiguas tablas de las memorias de misas. Se acuerda realzar el 350 aniversario de la construcción del santuario y la Declaración Jurídica de 1653 con la edición de un libro al respecto, a cargo del secretario y capellán de la Hermandad. Seguros y alarma de la ermita (1.331,29 euros). Beneficios de lotería y rifa (3.491,00 euros). Total ingreso: 25.564,15 euros. Gastos: 19.926,33 euros. Año 2004. Donativo de 976,15 euros con distribución equitativa entre Manos Unidas, Ayuda en Acción y Médicos sin Fronteras y Anesvad. Creación de una página WEB de la Hermandad en Internet. Compra de un generador eléctrico (1.172 euros). Restauración de la carroza. La Eucaristía del día 26 de abril la presidió Ramón Gonzálvez Ruiz, canónigo Archivero de la Catedral. En Septiembre ofició José Durán González, arcipreste y antiguo sacerdote interino en esta parroquia. A propuesta de la Junta Rectora, el Pleno de la Corporación Municipal nombró hijo adoptivo de Méntrida al capellán de la Hermandad Jesús García Cuesta, al cesar por jubilación como párroco y tras permanecer 25 años desempeñando dicho cargo en Méntrida y Calalberche. La Hermandad le ofreció un emotivo homenaje, que agradeció con sentidas palabras. Nuevo párroco y capellán, Ignacio Silva Serrano. Ingresos: 34.708,52 euros. Gastos: 29.322,83 euros. Año 2005. El 22 de Enero falleció Florentino Gómez Sánchez, Capellán de Honor de la Virgen, quien durante muchos años prestó su colaboración como sacerdote, músico y poeta. Donativo de la Fundación “Don Ángel Morán” (150,27 euros). Instalación de cámaras de vigilancia en la ermita (3.875,68 euros). Acuerdo de aumentar dos mochilleres en la mayordomía. Adquisición de tres cipreses (158,40 euros). MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Restauraciones: Bandera de la Virgen (2.600 euros), estandarte de la Hermandad (2.833,00 euros), cuadro de la Virgen de la Natividad en su trono (2.374,55 euros.), pintura de la Inmaculada (2.574,00 euros), cuadro del exvoto del niño Diego (501,15 euros), y cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro y San Antonio. Censo de hermanos: la Hermandad cuenta con 1.782 cofrades. Ingresos: 34.330.23 euros. Gastos: 27.218,07 euros. Año 2006. El Cabildo propuso y aprobó que Jesús García Cuesta pasara a formar parte del grupo de sacerdotes mentridanos que por turno presiden la Eucaristía del día 25 de abril en Berciana, dada su condición de hijo adoptivo de Méntrida. Limpieza de los escombros y excrementos de paloma en la bóveda de la ermita. Acuerdo de colaborar económicamente en la construcción de la nueva casa parroquial. Campaña de solidaridad años 2004 y 2005: Cruz Roja, África, Secretariado de Misiones y Marsodeto. Se escrituran las fincas de don Cesáreo en el Catastro a nombre de la Hermandad. Colocación de una viga de hierro debajo de la tribuna, con el fin de fortalecer la estructura de la misma (345,87 euros). Equipo electrónico para los toques del campanillo (4.402,20 euros). Nuevo equipo de megafonía en la ermita (3.969,71 euros). Censo de hermanos: 1.863 cofrades. Ingresos: 24.411,66 euros. Gastos: 23.053,69 euros. Año 2007. Nuevo párroco y capellán de la Hermandad, Juan Carlos López. Año 2008. Pintura de las puertas de la ermita para eliminar las pintadas de los actos vandálicos ocasionadas en las mismas y en el crucero. Importante reparación de la Ermita de Berciana, llevada a cabo por el Ayuntamiento, afectando al interior y exterior de la misma. Donación de un manto por Rosa María Martín, Alejandra Tejedor, Isabel Sánchez, Charo León, Elena Jiménez, Mª Carmen Pascual, Teresa Simal, Juani Sánchez y una devota anónima. Donación de alhajas. Restauración del Retablo Mayor de la ermita (41.288,78 euros). Durante el tiempo que dure la obra, la imagen de la Natividad se traslada a la parroquia. Estudio para la redacción de nuevos estatutos de la Hermandad, de acuerdo con las normas dictadas por el Arzobispado. Formalización de la nueva Junta Rectora. El importe del 15 % de la cuota de los cofrades se destina este año para ayuda de la construcción de una pequeña ermita en Moyobamba (Perú) con la advocación de Nuestra Señora de la Natividad. Retransmisión de la Santa Misa por TVE en la parroquia; se acuerda la participación de Danzantes y Sargentos. Reparación de tejados y canalones en la Ermita. Se aprueba la retirada del cristal que se encontraba en el Retablo Mayor, delante de la imagen de la Natividad. Subida de la cuota anual de los cofrades a cinco euros. Se acuerda repartir fotocopias del borrador de los estatutos antes de su aprobación definitiva por el Arzobispado con el fin de que los cofrades los conozcan y, si lo tienen a bien, expongan su parecer. Se erige el monolito a San Roque en la trasera del Camarín. Ingresos: 38.516,01 euros. Gastos: 64.588,30 euros.
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Año 2009. Traslado de la imagen de la Patrona, desde la Iglesia a su Ermita, una vez terminada la restauración del Retablo Mayor y limpieza general del santuario. Se acuerda fijar la edad mínima de 4 años para que los niños puedan apuntarse como mochilleres. Lectura de un escrito procedente de la Guardia Civil del SEPRONA certificando los pararrayos de la Ermita y de la Iglesia no perjudican a la salud, no son radiactivos, habiendo sido inspeccionados por la empresa ENRESA. Acuerdo para reparar algunos desperfectos en los tejados y barbacana. Información sobre instrucciones del arzobispado referidas a la renovación de los Estatutos. Exhibición de la Mayordomía en Toledo, con motivo de un Congreso de Banderas y Heráldico. Ofrecimiento a la Hermandad de un libro compuesto por José Luis Gómez, en el que recopila las canciones de los Danzantes, Mayordomía y poesías dedicadas a la Virgen de la Natividad, con sus correspondientes partituras. Participación de los Danzantes y Mayordomía en la bienvenida a la provincia al nuevo Arzobispo, Braulio Rodríguez Plaza. Recuerdo de las normas establecidas para revestir la imagen de la Virgen, según acuerdo de 10 de marzo de 2002. Obra de ampliación de la explanada de la ermita. Ingresos: 38.300,02 euros. Gastos: 40.358,16 euros. Año 2010. Restauración del antebrazo derecho de la imagen (500 euros). Asume las obligaciones de santera Juana Sánchez Alonso, por muerte de su esposo Salvador Gutiérrez Hernández. Nuevo Hermano Mayor, Luis López Tordesillas, único candidato. Restauración y repintado de la carroza. Revisión de los aranceles parroquiales. Nombramiento de encargados de juventudes, niños y formación, exigidos en carta del Secretario Diocesano de Hermandades. Escrito de Jesús García Cuesta comunicando que está escribiendo un nuevo libro sobre la Virgen con el propósito de recoger todos los testimonios y documentos originales sobre la devoción y culto a la Virgen de la Natividad, para demostrar que nuestra Patrona es merecedora de la anunciada coronación canónica, requisito necesario al efecto. Discrepancias con las enmiendas de los nuevos estatutos; revisión del borrador para rectificar los puntos que el Arzobispado no considera correctos. Ingresos: 14.270,14 euros. Gastos: 14.441,25 euros. Año 2011. Terminación de los trabajos en la restauración del muro del campanillo de la Ermita, adaptados a la primi� va estructura, presentando el coste y el trabajo realizado. Acuerdo de obsequiar con un cuadro de la Virgen a D. Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, con ocasión de presidir la Eucaris� a el 25 de abril en Berciana. Acuerdo de fijar 600 euros para los aranceles parroquiales y comida de los sacerdotes asistentes a las celebraciones religiosas de las � estas de abril. Estreno de un manto de terciopelo verde completo, bordado en plata a realce, con delanteras y mangas, obsequio del matrimonio Juana García Romo y Eugenio Díaz Díaz. Comunicado sobre los nuevos Estatutos de la Hermandad. La Junta firma un ejemplar del acta del Cabildo y tres copias de los Estatutos para remitir al Arzobispado para su aprobación. El capellán entrega a la
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Junta un ejemplar de los Estatutos aprobados el día 24 de octubre de 2011 por Decreto del Excmo. Sr. D. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo. Se acuerda que sus 13 folios numerados y refrendados con la firma y sello del Canciller Secretario General del Arzobispado de Toledo se encuadernen en formato libro y se archiven en la sede social de la Hermandad. Se autoriza la compra de dos cornetas-clarines con pistón para la Mayordomía, marca Honsuy ref. 70430 con precio de 177 euros la unidad. Esteban Herradón muestra el avance del libro que está ultimando D. Jesús sobre “Méntrida y sus raíces marianas “, en orden a la prevista Coronación Canónica de la Patrona, a la vez que sugiere a la Junta Rectora patrocinar su edición, ya que D. Jesús trabaja desinteresadamente en todos libros de Méntrida y su Virgen de la Natividad; todos los componentes aprueban por unanimidad la propuesta de subvencionar unos 1.500 ejemplares que costarían supuestamente alrededor de 4.500 euros. Año 2012. ACTA N° 223. Fechada el 24 enero. Acuerdo de comprar 14 sables al precio de 42 euros la unidad. ACTA N° 224. Fechada el 28 de febrero. Esteban Herradón presenta un ejemplar de los nuevos Estatutos impresos, acordándose la impresión de 500 unidades para repartirlos el día del Cabildo General y para los hermanos que los soliciten. ACTA Nº 228 Cabildo General. Día 20 de abril. El tesorero expone el balance económico del ejercicio 2011: Los ingresos se desglosan en: Pujas 4.760 €, Donativos 1.597 €, Cuotas de hermanos 10.360 €, Beneficios de lotería y rifa 2.350 €, Lampadario y monaguillo 5.637,95 €, Venta de objetos y cerámica 7.553,85 €, Puestos de la romería 821 €, Liquidación cuentas bancarias 5,15 €, Publicidad 1.780 €. Suman los ingresos 34.794,95 €. El saldo al 31 diciembre 2010 era de 14.441,25 €. Los gastos son los siguientes: Conservación del patrimonio 9.763,01€, Fiestas de abril y septiembre 5.703,52 €, Adquisición de objetos para venta 3.591,11 €, Gratificación a la ermitaña 4.295 €, Atuendos de danzantes y sargentos 1.159,43 €, Aranceles parroquiales 600 €, Gastos bancarios 103,86 €, Varios (papeletas rifa, donativo, corona) 545 €. Suman los gastos 25.760,93 €. El saldo al 31 diciembre 2011 queda en 23.475,27 €. Dicho balance es aprobado sin ninguna objeción. Se presentó un nuevo manto, donado por la mayordomía de los años 2010 y 2012, color azulón bordado en dorado, con vestido también dorado y mangas en color blanco, toca de tul blanco, bordada en dorado, haciendo juego con el manto.
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ANEXO V ESTATUTOS VIGENTES DE LA HERMANDAD DE LA VIRGEN (2011). TÍTULO I. Naturaleza, domicilio y características de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Natividad Artículo 1. La Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, establecida desde tiempo inmemorial en la Iglesia Parroquial de San Sebastián Mártir de la villa de Méntrida, es una asociación religiosa de fieles cristianos que, como seglares, “siguiendo su vocación, se han inscrito en ella a fin de buscar, con fidelidad, las características peculiares de la espiritualidad seglar” en el ejercicio del culto público, de la oración, la penitencia, la caridad y propia perfección, para asemejarse a Cristo y poder colaborar en la salvación del mundo. Artículo 2. A efectos legales, la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad es una asociación pública de fieles, constituida en la Archidiócesis de Toledo, al amparo de lo establecido por el Código de Derecho Canónico, que goza de personalidad jurídica en la Iglesia, en virtud del decreto formal de erección canónica de fecha 11 de octubre de 1984 y personalidad jurídica civil en virtud de los derechos concordatarios vigentes. Se halla inscrita en el Registro de Entidades Religiosas con el CIF G‐4049/O‐SE/C. Artículo 3. La Hermandad se regirá en su actuación por los presentes Estatutos y por las normas canónicas generales que los pudieran reformar, modificar o adaptar en el futuro, así como por las prescripciones del derecho particular de la Archidiócesis de Toledo. Artículo 4. En virtud de la personalidad jurídica de que goza por la erección canónica, el reconocimiento concordatario y la vigencia de los Estatutos y fines propios, esta Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, tiene plena capacidad jurídica y de obrar con facultad de poseer y administrar bienes temporales bajo la autoridad del Obispo diocesano, pudiendo conforme a estos Estatutos, recibir donativos y emplearlos en usos piadosos de la misma asociación, respetando siempre la voluntad de los donantes. Artículo 5. Corresponde por derecho al Obispo de la Archidiócesis: la aprobación de los Estatutos, el nombramiento del Presidente, el nombramiento del Capellán, la revisión de los balances económicos y la supresión de la Hermandad. Artículo 6. Corresponde igualmente por derecho a la autoridad eclesiástica vigilar y cuidar de que en la Hermandad se conserve la integridad de la fe y de las buenas costumbres, y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica; por tanto, a ella compete el deber y el derecho de visitarla a tenor del derecho y de los Estatutos. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Artículo 7. La Hermandad tiene su domicilio social en la ermita de Nuestra Señora de la Natividad en Méntrida, situada en C/La Virgen, s/n. El Cabildo General podrá determinar el cambio de domicilio dentro del territorio de la Archidiócesis de Toledo.
TÍTULO II. Fines de la Hermandad Artículo 8. La Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad se propone las siguientes finalidades: 1º Promover, desarrollar e incrementar, según las normas de la Iglesia, el culto público y privado en honor a la Santísima Virgen María, en la advocación de su Natividad y la conservación de sus fiestas tradicionales, muy especialmente las que se celebran en abril, mayo y septiembre de cada año. 2º Promover y fomentar entre sus miembros una vida cristiana más perfecta teniendo a la Santísima Virgen María como modelo a seguir y como guía en la vida de fe y así dar testimonio de Cristo. 3º Practicar entre sus miembros la práctica de la oración y la participación en los sacramentos como estímulo de la fe, la práctica de la entrega desinteresada y generosa a los demás, como compromiso de servicio y manifestación de la caridad cristiana; y la celebración del mensaje evangélico, como signo de la verdadera esperanza y testimonio de vida cristiana. 4º Colaborar en la labor de la Parroquia, aportando los medios necesarios a su alcance y animando a sus miembros a asumir compromisos de servicio a la comunidad parroquial, en particular en las fiestas patronales y procesión del Corpus Christi, así como las que organice el municipio y otras instituciones. Artículo 9. En orden al cumplimiento de su objeto y fines primordiales, la Hermandad se propone alcanzar los siguientes fines: 1º Promover, desarrollar e incrementar, según las normas de la Iglesia, el culto público y privado en honor de Nuestra Señora de la Natividad de Méntrida. 2º Promover entre sus miembros una vida cristiana más perfecta e impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico, y así dar testimonio de Cristo. 3º Fomentar el espíritu y la vida litúrgica en los actos adecuados de piedad públicos y privados. 4º Buscar una sólida formación cristiana mediante actos adecuados para ello. 5º Practicar obras de caridad y apostolado sagrado, no sólo entre sus miembros, sino sobre todo con los más necesitados, sin excepción ni distinción.
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6º Preservar y conservar en el mejor estado posible el rico patrimonio cultural y artístico, que con el paso del tiempo se ha ido forjando como testimonio de admiración y devoción de Méntrida hacia su Patrona.
TÍTULO III. De los hermanos de la Hermandad Artículo 10. Podrán pertenecer a la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad y ser miembros de pleno derecho de la misma, todas las personas que reúnan las condiciones exigidas por el derecho común, y acepten los estatutos y el espíritu de la Hermandad. Artículo 11. Para garantizar que en la Hermandad se conserve la integridad de la fe y de las costumbres y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica, no se admitirán aquellas personas cuya actividad pública o privada no sea coherente con los postulados de la fe y la moral cristiana, se encuentren incursos en censuras o pertenezcan a sectas o asociaciones condenadas por la Iglesia. Artículo 12. Los hermanos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, pueden ser hermanos ordinarios, hermanos extraordinarios y hermanos honoríficos. 1. Son hermanos ordinarios aquellos fieles cristianos que cumplen los requisitos del artículo 10º y hayan sido legítimamente admitidos en la Hermandad. Los miembros ordinarios pueden ser activos o asociados. 1.1. Son hermanos ordinarios activos los que, siendo mayores de edad, se comprometen a asumir todos los fines de la Hermandad y las obligaciones establecidas en los Estatutos. Éstos se distinguen por su clara adhesión a la fe católica y al Magisterio de la Iglesia que la interpreta y la proclama; por su empeño en realizar una íntima unidad entre su fe cristiana y su vida; y por su disponibilidad a colaborar con las demás asociaciones y movimientos, nacidos en virtud del pluralismo asociativo que la Iglesia reconoce y fomenta. 1.2. Son hermanos ordinarios asociados los menores de edad y todos aquellos fieles que deseen pertenecer a la Hermandad y no pueden asumir todos los fines y obligaciones de los hermanos ordinarios activos, pero se comprometen a tomar parte en los actos públicos y en algunas actividades de la Hermandad. 2. Son hermanos extraordinarios aquellas personas que, por su interés o por su trabajo abnegado, han colaborado o colaboran en el cumplimiento de los fines de los que trata el artículo 9º. 3. Son hermanos honoríficos aquellas personas que contribuyen a dignificar la cofradía con su presencia y apoyo, y han sido designados como tales por el Cabildo General, a propuesta de la Junta Rectora de la Hermandad.
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Los hermanos ordinarios asociados, los extraordinarios y los honoríficos no podrán ser miembros de la Junta Rectora de la Hermandad. Estos miembros tienen voz, pero no voto, en los cabildos que celebra la Hermandad. Artículo 13. Para ser hermano de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, se deberá solicitar su ingreso por escrito, dirigido a la Junta Rectora, en el que habrá de constar el conocimiento de los Estatutos, la firme voluntad de asumir las obligaciones que contrae, y el deseo de cumplir las normas eclesiásticas por las que se rige la Hermandad. Los nuevos hermanos admitidos legítimamente serán inscritos por el Secretario de la Hermandad en el Libro de Registro. Artículo 14. Los hermanos ordinarios activos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad gozan de los siguientes derechos y obligaciones. Derechos: a. Participar con voz y con voto en los Cabildos. b. Tener voto activo y pasivo para los cargos directivos. c. Participar activamente en las actividades de la Hermandad en orden a conseguir los fines estatuarios de la misma. Obligaciones: a. Asistir y participar en los cultos, procesiones, reuniones y actividades de la Hermandad. b. Aceptar los cargos para los que sean elegidos. c. Aceptar las disposiciones de los estatutos y las decisiones válidas de los cabildos y la Junta Rectora. d. Contribuir con la cuota que fije el Cabildo General para el sostenimiento de la Hermandad y el desarrollo de sus fines. e. Asistir con regularidad a las sesiones de formación programadas y organizadas por el Hermano Mayor o el Capellán de la Hermandad. f. Participar en las actividades caritativas y sociales que organice la Hermandad. g. Seguir, secundar y defender las directrices emanadas de la autoridad eclesiástica competente. h. Colaborar activamente en la pastoral parroquial y diocesana siguiendo las directrices del Párroco y del Obispo. Artículo 15. Los hermanos ordinarios asociados de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad gozan de los siguientes derechos y obligaciones. Derechos: a. Participar con voz pero sin voto en los Cabildos. b. Participar en los cultos, procesiones y actividades de la Hermandad. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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c. Asistir a las sesiones de formación organizadas por el Hermano Mayor o el Capellán. d. Colaborar en las actividades caritativas y sociales que organice la Hermandad. e. Usar las insignias propias de la Hermandad. Obligaciones: a. Cultivar a nivel personal y familiar la piedad cristiana y las devociones propias de la Hermandad. b. Asistir y participar en los cultos, procesiones, reuniones y actividades de la Hermandad. c. Contribuir con la cuota que fije el Cabildo General, para el sostenimiento de la Hermandad y el desarrollo de sus fines. Los posibles cambios de asociado a activo o viceversa, que los hermanos pudieran experimentar a lo largo del tiempo, no afectarán a su antigüedad, que será siempre la fecha de admisión en la Hermandad. Artículo 16. Los hermanos extraordinarios de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad gozan de los siguientes derechos y obligaciones. Derechos: a. Participar con voz pero sin voto en los Cabildos. b. Participar activamente en las actividades de la Hermandad en orden a conseguir los fines estatutarios de la misma. Obligaciones: a. Aceptar las disposiciones de los estatutos y las decisiones válidas del Cabido General y de la Junta Rectora. b. Contribuir con la cuota que fije el Cabildo General, para el sostenimiento de la Hermandad y el desarrollo de sus fines. Artículo 17. Los hermanos honoríficos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad gozan de los siguientes derechos y obligaciones. Derechos: a. Participar con voz pero sin voto en los Cabildos. b. Participar activamente en las actividades de la Hermandad en orden a conseguir los fines estatutarios de la misma. Obligaciones: a. Aceptar las disposiciones de los estatutos y las decisiones válidas del Cabido General y de la Junta Rectora.
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Los hermanos honoríficos que sean a su vez miembros ordinarios activos de la Hermandad tendrán los mismos derechos y obligaciones que éstos. Artículo 18. Cualquier hermano de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad podrá ser expulsado por causa justa, y en caso de grave escándalo, faltas repetidas contra los Estatutos y otras causas análogas. El Presidente y el Capellán de la Hermandad amonestarán al causante y si persiste en la contumacia, la Junta Rectora podrá acordar su expulsión, quedando el derecho de recurso al Obispo Diocesano.
TÍTULO IV. Del gobierno de la Hermandad CAPÍTULO I. El Cabildo General Artículo 19. El Cabildo General es el órgano supremo de gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, está integrado por todos los hermanos ordinarios, extraordinarios y honoríficos que componen la Cofradía. Artículo 20. El Cabildo General de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, legítimamente reunido a tenor del derecho común, posee primordial y especialmente las siguientes competencias: a. Aprobar y hacer cumplir el Reglamento de Régimen Interno. b. Aprobar la Memoria anual de las actividades de la Hermandad, así como el Plan de Actuaciones de cada año. c. Aprobar el Balance de la Gestión Económica de la Hermandad del año anterior, así como el Presupuesto Económico Ordinario Anual y, dado el caso, los presupuestos extraordinarios. d. Elegir el Hermano Mayor y la Camarera Mayor, mediante los mecanismos que se establecen a tal efecto en los artículos 25 y 37 del presente Estatuto. e. Cubrir las vacantes que se produzcan en la Junta Rectora y en el Grupo de Camareras, conforme a lo contemplado al respecto en el artículo 38 del presente Estatuto. f. Acordar el cambio de domicilio social de la Hermandad. g. Fijar la cuota anual que deben abonar los miembros de la Hermandad, tanto ordinaria como extraordinaria. h. Proponer al Obispo diocesano la aprobación de los Estatutos de la Hermandad, así como las modificaciones de su articulado. i. Decidir sobre cualquier otra cuestión importante referente al gobierno y dirección de la Hermandad.
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Artículo 21. El Cabildo General de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, se reunirá con carácter ordinario dos veces al año, en vísperas de las fiestas de Abril y de Septiembre, coincidiendo con el primer día del novenario, quinario o triduo que se celebre con tal motivo. Lo convocará el Hermano Mayor, dando cuenta de la convocatoria y de los temas a tratar mediante escrito publicado en los programas de fiestas de ambas celebraciones. Para la adopción de acuerdos será necesaria, en primera convocatoria, la asistencia de al menos el veinte por ciento de los hermanos mayores de edad de la Hermandad; en segunda convocatoria se podrán adoptar acuerdos por mayoría de los asistentes, sea cual fuere el quórum. Entre la primera y segunda convocatoria deberá transcurrir, al menos, media hora. En caso de empate en cualquier votación, el Hermano Mayor valdrá por dos votos. CAPÍTULO II. La Junta Rectora Artículo 22. La Junta Rectora es el órgano ejecutivo de la Hermandad y está integrada por el Hermano Mayor o Presidente, el Primer Mayordomo o Vicepresidente, el Secretario, el Mayordomo de Cuentas o Tesorero, el Capellán de la Hermandad y seis Vocales. Salvo el Capellán, que es directamente designado por el Obispo por el periodo que determine, los demás miembros de la Junta Rectora son elegidos por un periodo de tres años, pudiendo ser reelegidos, pero no más de una sola vez consecutiva. Todos los cargos de la Junta Rectora de la Hermandad, se asumen y desempeñan sin ningún ánimo de lucro. Artículo 23. Las competencias de la Junta Rectora son especialmente las siguientes: a. Ejecutar los acuerdos válidos de los Cabildos Generales, salvo los encomendados a alguna persona en particular o a una comisión designada al efecto. b. Preparar el Plan de Actuación y la Memoria de actividades de la Hermandad de cada año, previa su presentación al Cabildo General. c. Preparar el Balance de la Gestión Económica de la Hermandad de cada año, así como el Presupuesto Ordinario Anual y, dado el caso, los presupuestos extraordinarios que se estimen convenientes, previa su presentación al Cabildo General. d. Preparar el orden del día, de los Cabildos Generales. e. Admitir los nuevos miembros de la Hermandad. f. Otorgar poderes notariales y delegar las facultades necesarias para legitimar actuaciones respecto a terceros, y otorgar poderes a abogados y procuradores de los Tribunales para defender y representar a la Hermandad en asuntos judiciales. Artículo 24. La Junta Rectora se reunirá con carácter ordinario, al menos, con periodicidad trimestral, celebrando las reuniones extraordinarias que sean precisas, a petición del Hermano Mayor o de la mayoría de los miembros de la propia Junta MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Rectora. Para la adopción formal de los acuerdos será necesario, en primera convocatoria la asistencia de todos los miembros de la Junta Rectora. En segunda convocatoria, que deberá celebrarse media hora más tarde, solo se precisará para la adopción de acuerdos de dos tercios de sus miembros. La convocatoria de las reuniones de la Junta Rectora las realizará el Hermano Mayor, especificando el orden del día a tratar y dando traslado del mismo a todos sus miembros con suficiente antelación. CAPÍTULO III. El Hermano Mayor Artículo 25. El Hermano Mayor o Presidente de la Hermandad, ostenta la representación legal de la misma. Será elegido por votación secreta en Cabildo General, de entre los hermanos ordinarios activos que hayan formado parte anteriormente de la Junta Rectora de la Hermandad ocupando cualquier puesto dentro de ella. Una vez terminada la votación, el Cabildo General deberá presentar al Obispo diocesano los nombres de los candidatos y resultado de la votación para su nombramiento en el cargo. Artículo 26. El Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad posee, primordial y específicamente, las siguientes competencias: a. Presidir y dirigir los Cabildos Generales y la Junta Rectora. b. Ordenar la convocatoria de los Cabildos Generales y de las reuniones de la Junta Rectora, señalando el orden del día y moderando todas las reuniones. c. Dirigir las votaciones y levantar las sesiones. d. Supervisar las actas de las reuniones, las cuentas, los presupuestos y todos los documentos de la Hermandad, así como suscribir aquellos que tengan carácter ejecutivo, sin cuyo requisito no tendrán validez alguna. e. Velar por el cumplimiento de los Estatutos y los acuerdos formalmente aprobados. f. Supervisar la gestión de cuantos ostentan cargos de responsabilidad en la Hermandad. g. Velar por la custodia y conservación de los bienes de la Hermandad. h. Corresponde al Presidente el uso del Cetro de la Hermandad, pero puede cederlo al Vicepresidente en los actos a los que aquel no pueda asistir, y a cualquier miembro de la Junta Rectora. i. Elevar al Obispo diocesano la propuesta de aprobación del cargo de Hermano Mayor tras su designación por el Cabildo General, así como la propuesta de aprobación de los Estatutos y de cualquier modificación de su articulado efectuada por el Cabildo General en el ejercicio de sus competencias.
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j. Informar al Obispo diocesano de aquellas decisiones tocantes al gobierno de la Hermandad que sean de relevancia, así como poner a su disposición la documentación de la Hermandad para su supervisión, si le fuere requerida. k. Cualquier otra asignada formalmente por el Cabildo General. CAPÍTULO IV. El Mayordomo Mayor o Vicepresidente Artículo 27. El Mayordomo Mayor o Vicepresidente substituirá al Hermano Mayor en todas sus funciones, cuando éste no pueda actuar por cualquier causa. Por lo demás, el Vicepresidente ejercerá las mismas tareas asignadas a los Vocales. CAPÍTULO V. El Secretario de la Hermandad Artículo 28. El Secretario de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad posee, primordial y específicamente, las siguientes competencias y funciones: a. Cursar, por orden del Hermano Mayor, las convocatorias de los Cabildos Generales y de la Junta Rectora. b. Levantar acta de las reuniones de los Cabildos Generales y de la Junta Rectora de la Hermandad, llevando para ello un libro de actas foliado y en regla. c. Llevar el Libro de Registro de altas y bajas de los miembros de la Hermandad. d. Seguir la correspondencia oficial de la Hermandad y certificar los documentos, con el visto bueno del Hermano Mayor. e. Anotar en el libro registro de Danzantes y Mayordomos los datos de las personas que deseen servir a la Virgen en el desempeño de dichos empleos. f. Cuidar del archivo de la Hermandad, guardando los documentos que no pertenecen a la administración. CAPÍTULO VI. El Mayordomo de Cuentas o Tesorero Artículo 29. El Mayordomo de Cuentas o Tesorero de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad posee, primordial y específicamente, las siguientes competencias y funciones: a. Administrar los bienes de la Hermandad, de acuerdo con lo decidido por el Cabildo General y lo establecido en el derecho común, custodiando en su poder libretas de ahorro, siendo con su firma, la del Presidente y el Capellán las tres firmas reconocidas conjuntamente para la disponibilidad de las libretas. b. Preparar el Balance Económico de la Hermandad y el Presupuesto Económico anual de la Hermandad. c. Llevar el libro o los libros de Cuentas de la Hermandad, debidamente sellados y foliados, donde cumplimentará los ingresos y los gastos. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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d. Gestionar el cobro de las cuotas anuales de los hermanos y efectuar las demás operaciones de recaudación y pagos, dando y recibiendo documentos debidamente cumplimentados. e. Actualizar el Inventario de los bienes muebles e inmuebles que posee la Hermandad. CAPÍTULO VII. El Capellán de la Hermandad Artículo 30. El Obispo diocesano estará representado por el Capellán de la Hermandad, que asistirá al Cabildo General y a las reuniones de la Junta Rectora con voz, pero sin voto. Artículo 31. El Capellán de la Hermandad será el Párroco o el Sacerdote que nombre el Obispo diocesano, previa consulta, cuando sea conveniente, con la Junta Rectora de la Hermandad, y por el periodo señalado en el nombramiento. Podrá ser removido de su cargo de Capellán de la Hermandad por el Obispo diocesano a tenor de lo establecido en el derecho canónico vigente. Artículo 32. El Capellán de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad posee, primordial y específicamente, las siguientes competencias y funciones: a. Asesorar a los miembros de la Junta Rectora y demás hermanos de la Hermandad en materia religiosa. b. Velar por el estricto cumplimiento de los fines de la Hermandad. c. Suscitar y asumir la dirección de las actividades de formación promovidas desde la Hermandad, en el contexto de los planes pastorales diocesanos y parroquiales. d. Promover y coordinar la colaboración de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad con el desarrollo de las actividades pastorales de la Parroquia. CAPÍTULO VIII. Los Vocales Artículo 33. Los Vocales de la Junta Rectora de la Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, tendrán como función primordial la de colaborar con el resto de sus componentes a la ejecución de los acuerdos adoptados, en orden a la consecución de los fines propios de la Hermandad. En casos excepcionales, cuando la necesidad obligue a ello, los Vocales suplirán en sus funciones a los demás cargos de la Junta Rectora. Artículo 34. Los Vocales tienen voz y voto en las deliberaciones de la Junta Rectora. Están obligados a asistir a todas las sesiones ordinarias y extraordinarias, tanto de la Junta Rectora como del Cabildo General. CAPÍTULO IX. Las Camareras de la Virgen Artículo 35. Las Camareras de la Virgen tienen como misión primordial la de vestir la imagen de Nuestra Señora y cuidar su vestuario y ajuar, así como mantener con la debida MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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decencia los objetos de culto a las ermitas de la Virgen. Serán elegidas por un período de tres años, pudiendo ser reelegidas, pero no más de una sola vez consecutiva. Artículo 36. Habrá cinco Camareras, una de las cuales, la Camarera Mayor tendrá la responsabilidad de la supervisión y dirección de las labores que tienen confiadas por el Cabildo General y la Junta Rectora, de acuerdo con los Estatutos. Artículo 37. La elección de la Camarera Mayor, se hará por votación secreta de los asistentes al Cabildo General, de igual modo al que se sigue para la elección del Hermano Mayor, de entre los hermanos mayores de edad, que anteriormente haya pertenecido al grupo de camareras en la Hermandad y con experiencia en el desempeño del cargo de camarera de la Virgen. CAPÍTULO X. Elección y toma de posesión de los cargos de la Junta Rectora Artículo 38. A excepción del cargo de Hermano Mayor y de la Camarera Mayor, que se designarán por votación secreta en el Cabildo General, el resto de los miembros de la Junta Rectora y Camareras serán elegidos por el Cabildo General de entre los hermanos ordinarios activos que se presenten voluntarios al producirse las vacantes. Cuando hubiere más voluntarios de los necesarios para cubrir las vacantes, se procederá a elección mediante sorteo, quedando suplentes para la siguiente renovación quienes se hubieren presentado voluntarios y no resultaren entonces elegidos. El mismo sistema se empleará para la renovación del Grupo de Camareras. Artículo 39. La elección del Hermano Mayor y renovación de los demás miembros de la Junta Rectora, se efectuará en el Cabildo General de Abril. La elección de la Camarera Mayor y renovación de las demás Camareras, se efectuará en el Cabildo General de Septiembre. A falta de voluntarios en los cabildos indicados, se celebrará una segunda elección al finalizar la procesión de la Función de Mayo, o, en el caso de las Camareras, al acabar la procesión que traslada a la ermita a la venerada Imagen después de su fiesta de Septiembre. Si aún entonces no se lograra cubrir las vacantes, el Hermano Mayor solicitará autorización al Obispo para prorrogar por un año en su puesto a los miembros de la Junta Rectora o Camareras de la Virgen que les hubiera correspondido cesar. Artículo 40. Una vez efectuada la renovación de la Junta Rectora, se procederá, en una sesión extraordinaria de la misma, a designar los hermanos que asumirán los cargos de Mayordomo Mayor o Vicepresidente, Mayordomo de Cuentas o Tesorero y Secretario de la Hermandad, cuando hubieren quedado vacantes. La elección se llevará a cabo a propuesta del Hermano Mayor. Artículo 41. Quienes ostenten los cargos de Secretario de la Hermandad y Mayordomo de Cuentas, no podrán cesar en el mismo año en que lo haga el Hermano Mayor. Si se diera esta circunstancia, el Hermano Mayor solicitará autorización al Obispo para prorrogar el puesto del hermano saliente. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Artículo 42. La toma de posesión formal de los nuevos cargos en la Junta Rectora tendrá lugar al concluir la fiesta de la Función de Mayo, momento en que cesarán los salientes. En el acto de cese efectivo y toma de posesión formal de la nueva Junta Rectora, el Secretario y Tesorero salientes entregarán a los entrantes los inventarios de bienes, las cuentas, los libros y demás documentos de la Hermandad, debidamente cumplimentados y actualizados, sin que queden cuentas pendientes, salvo fuerza mayor. CAPÍTULO XI. El Ermitaño Artículo 44. El Ermitaño o Santero tendrá a su cargo la guarda y custodia de la Ermita de la Virgen en los periodos de apertura del templo al público, así como la limpieza del templo y su contorno inmediato. Iguales deberes le incumben respecto a la Ermita de Berciana el día de San Marcos. Asimismo, corre de su cuenta la apertura y cierre de la Ermita de la Virgen, de acuerdo con el horario que fije la Junta Rectora; como también, la venta de objetos de recuerdo. La elección y designación de la persona que desempeñe el cargo de Ermitaño será por cuenta del Cabildo General, a propuesta de la Junta Rectora. TÍTULO V. FACULTADES DE LA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA Artículo 44. Corresponde al Obispo diocesano las siguientes facultades: a. El derecho de visita y el de inspección de todas las actividades de la Hermandad. b. El nombramiento del Presidente de la Hermandad. c. El nombramiento del Capellán de la Hermandad. d. La aprobación definitiva de las cuentas anuales. e. Exigir en cualquier momento rendición detallada de cuentas. f. El reconocimiento y aprobación de las modificaciones de los Estatutos. g. La Disolución de la Hermandad, de acuerdo con el derecho. h. Conceder licencia necesaria para la enajenación de los bienes de la Hermandad de acuerdo con las normas del derecho canónico vigente. i. Dar licencia para la válida realización de actos de administración extraordinaria. j. Las otras facultades que el derecho canónico común y particular vigente le atribuyan. TÍTULO VI. ADMINISTRACIÓN DE LOS BIENES Artículo 45. Pertenecen a la Hermandad, todas aquellas cosas, bienes, derechos, utensilios y otros enseres que legítimamente haya adquirido en conformidad con las normas canónicas y civiles. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Artículo 46. Sobre las cosas y demás medios a que se refiere el artículo anterior se han de estimar preferentemente, no sólo los derechos y privilegios que puedan suponer la pertenencia a esta Hermandad sino, sobre todo, los medios espirituales de vida cristiana, de formación bíblica y ascética, de tributo al culto público y privado a (Nuestro Señor en la Eucaristía, Santa María Madre de Dios) en su título o advocación a Nuestra Señora de la Natividad, de facilidad para una vida cristiana más perfecta, de ocasión de practicar la caridad, frecuentar la oración y los sacramentos y de considerarse especialmente unidos a la Santa Madre Iglesia. Artículo 47. Los bienes materiales de la Hermandad, se han de considerar especialmente vinculados al culto de Nuestra Señora de la Natividad y a la consecución de medios de perfeccionamiento de la vida cristiana, como son la predicación, las conferencias y otros medios de formación, los retiros y ejercicios espirituales, las reuniones y asambleas, etc. y al servicio de la iglesia, principalmente en la caridad. Sólo al Cabildo General compete disponer de los bienes de la Hermandad. Artículo 48. Los bienes en metálico se custodiarán en una o varias cuentas bancarias, a nombre de la Hermandad y con las firmas conjuntas del Hermano Mayor, Capellán y Mayordomo de Cuentas, haciéndose constar así en documento triplicado cuyos ejemplares conservarán el Secretario, la Parroquia donde se encuentre la sede canónica de la Hermandad y la Curia Diocesana. Artículo 49. La Junta Rectora confeccionará periódicamente el Inventario de todos los bienes muebles e inmuebles, de los títulos, derechos y otros bienes posibles. El Hermano Mayor es el responsable de su custodia y conservación. Cuando se produjere cambio en la presidencia de la Hermandad, se llevará a cabo una revisión exhaustiva del Inventario, en la que participarán el entrante, el saliente en el cargo de Hermano Mayor, junto con el Capellán y el Secretario de la Hermandad. Este último levantará acta de dicha revisión y emitirá un documento por triplicado del que queda un ejemplar en el archivo de la Parroquia, otro en poder del propio Secretario y el tercero se remitirá para su visado y archivo a la Curia Diocesana. Artículo 50. Los ingresos y bienes de la Cofradía, el provenir de las limosnas de los fieles, de las cuotas de los hermanos, en cuanto tales, de las ofrendas, de los réditos de bienes existentes y de los demás medios lícitos aprobados por la Iglesia, carecen de finalidad lucrativa. Estos bienes se han de considerar como bienes eclesiásticos, sujetos a las normas canónicas. El Tesorero observará estas normas con toda diligencia, a tenor de lo señalado en Derecho. Artículo 51. La Junta Rectora deberá aprobar los presupuestos y los gastos anuales de administración ordinaria. Se consideran actos de administración ordinaria los incluidos expresamente en el presupuesto anual y aprobados por el Cabildo General. Para la válida realización de los actos que sobrepasen los fines y el modo de administración ordinaria, deberá obtener autorización escrita del Ordinario. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Artículo 52. Para enajenar válidamente los bienes pertenecientes al patrimonio estable de la Hermandad cuyo valor se halle dentro de los límites mínimo y máximo fijados por la Confederación Episcopal Española, se requiere la autorización del Sr. Arzobispo, con el consentimiento del Colegio de Consultores y del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos. Artículo 53. La Hermandad, por medio de su Mayordomo de cuentas, está obligada a rendir cuentas al Obispo o a su Delegado una vez al año. Asimismo, hará entrega anualmente al Obispo de la cantidad señalada en las disposiciones diocesanas, previa aprobación por la Junta Rectora. NORMAS COMPLEMENTARIAS Artículo 54. Los presentes Estatutos sustituyen a los aprobados por el Ilmo. Sr. Vicario General de la Archidiócesis de Toledo, Dr. D. Rafael Palmero Ramos, en 11 de Octubre de 1984. Cualquier modificación que se pretenda efectuar a los mismos deberá ser aprobada por el Cabildo General, en un único escrutinio válido, con la mayoría de los dos tercios de los miembros con derecho a voto. Las modificaciones, una vez aprobadas por la Hermandad, precisan el reconocimiento y la aprobación del Obispo diocesano para entrar en vigor. Artículo 55. La Hermandad contará con un Reglamento de Régimen Interno, al que se hace referencia en el artículo 20 (apartado a) de estos Estatutos. Dicho Reglamento deberá ser aprobado por el Cabildo General y sancionado por el Obispo Diocesano, y en él se incluirán aquellos aspectos que no se recogen en los Estatutos y que hacen referencia a los usos y costumbres tradicionales de la Hermandad en lo referido a las actividades por ella promovidas y organizadas. Artículo 56. La Hermandad podrá ser suprimida por decisión del Obispo diocesano a petición del Cabildo General extraordinario, la cual decidirá en un único escrutinio válido con la mayoría de los dos tercios de los miembros con derecho a voto. Podrá ser suprimida también por decisión del Obispo diocesano por causas graves, después de oír a la Junta Rectora. Artículo 57. Disuelta la Hermandad por alguna de las causas señaladas en el Derecho Canónico, los bienes que poseyere quedarán a disposición del Obispo diocesano, que los empleará en cumplir los fines que tenía la misma, principalmente dentro de la Parroquia. DISPOSICIÓN ADICIONAL Disposición adicional 1ª. La Hermandad tiene la potestad de pertenecer o no a la Junta de Hermandades y Cofradías de la localidad, erigida canónicamente por el Obispo diocesano. En el caso de no pertenecer a la citada Junta de Hermandades y cofradías, la Hermandad está obligada a seguir las directrices y organización aprobada y coordinada por la Junta. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA Libros del Archivo Histórico Parroquial de Méntrida Bautismo Nº 1 (1529 -1569). Nº 2 (1570-1594). Nº 3 (1595-1628) Nº 4 (1629-1663) Nº 5 (1663-1703). Nº 6 (1703-1708). N º 7 (1708-1736). Nº 8 (1736-1754). Nº 9 (l754-1774). Nº 10 (1775-1796). Nº 11 (1796-1809). Nº l2 (1809-1831). Nº 13 (1832-1848). Nº 14 (1848-1852). Nº 15 (1852-1855). Nº 16 (1856-1859). Nº 17 (1859-1864). Nº 18 (1864-1872). Nº 19 (1872-1880). Nº 20 (1881-1890) Nº 21 (1890-l891). Nº 22 (1898-1908). Nº 23 (1908-1917). Nº 24 (1917-1926). Nº 25 (1926-1936). Nº 26 (1936-1947). Nº 27 (1947-1958). Nº 28 (1958-1974) Nº 29 (1974-1990). Nº 30 (1990-2006) Nº 31 (2006-) Matrimonios Nº 1 y Nº 2 (1541-1577. Ambos incluidos en un solo tomo). Nº 3 (1656-1702). Nº 4 (1702-1751). Nº 5 (1751-1781). Nº 6 (1781-1800). Nº 7 (1800-1840). Nº 8 (1840-1851). Nº 9 (1852-1868). Nº 10 (1869-1877). Nº 11 (1878-1890). Nº 12 (1890-1915). Nº 13 (1915-1950). Nº 14 (1950-1996). Nº 15 (1996-) Defunciones Nº 1 (1541-1577). Nº 2 (1578-1601). Nº 3 (1601-1652). Nº 4 (1652-1701). Nº 5 (1701-1738). Nº 6 (1738-1759). Nº 7 (1759-1788). Nº 9 (1788-1809). Nº 10 (18241840). Nº 11 (1840-1851). Nº 12 (1852-1857). Nº 13 (1858-1865). Nº 14 (18651873). Nº 15 (1873-1882). Nº 16 (1883-1891). Nº 17 (1891-1902). Nº 18 (19021917). Nº 19 (1917-1930). Nº 20 (1930-1987). Nº 21 (1987-2003). Nº. 22 (2003-) Índice de Bautismos (Un libro, 1529-1819) Índice de Matrimonios (Un libro, 1565-1816) Expedientes matrimoniales Nº 1 (1747-18509 Nº 2 (1851-1852). Nº 3 (1853-1854). Nº 4 (1855-1857). Nº 5 (1857-1859). Nº 6 (1860-1861). Nº 7 (1862-1863). Nº 8 (1864-1865). Nº 9 (1866-1867). Nº 10 (1868-1869). Nº 11 (1870-1871). Nº 12 (1872-1873). Nº 13 (1874-1875). Nº 14 (1876-1877). Nº 15 (1878-1879). Nº l6 (1879-1881). Nº 17 (l882-1883). Nº 18 (1884-1885). Nº l9 (1886-1892) Nº 20 (1893-1899). Nº 21 (1900-1901). Nº 22 (1902-1903). Nº 23 (1904-1905). Nº 24 (1906-1907). Nº 25 (1908-1909). Nº 26 (1910-1911). Nº 27 (1912-1913). Nº 28 (1915-1916). Nº 29 (1917-1919). Nº 30 (1920-1924). Nº 31 (1925-1931). Nº 32 (1932-1939). Nº 33 MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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(1940-1945). Nº 34 (1946-1951). Nº 35 (1952-1964). Nº 36 (1965-1985). Nº 37 (1986-1999). Visita Pastoral y Régimen Pastoral: un libro (1944-) Cuentas de Fábrica: Nº 1 (1504-1549). Nº 2 (1550-1607). Nº 3 (1608-1636). Nº 4 (1637-1675). Nº 5 (1679-1712). Nº 6 (1715-1740). Nº 7 (1742-1777). Nº 8 (1780-1815). Nº 9 (1820-1828). Nº 10 (1901-1979) Están agrupados en una carpeta. Nº 11 (1980-1993) Se encuentra en el Diario-Registro. Nº 12 (1994Libros de inventarios: Nº 1 (1570-1653). Nº 2 (1674-1723). Nº 3 (1729-1883). Una Carpeta con inventarios sueltos (1911-2000).
Libros de Cofradías y Ermitas a. Cofradía Santísimo Sacramento. Un libro (1687-1772). Legajos de censos. Estatutos encuadernados (1886) b. Ordenanzas de la Cofradía San Sebastián y de Nuestra Señora de la Natividad, en su unión en 1607. c. Cofradía Nuestra Señora de la Natividad unida a la de San Sebastián. Nº 1 (1604-1607). Nº 2 (1596-1651). Nº 3 (1651-1689). Nº 4 (1690-1756). N. 5 (1757-1850). Legajos de censos y escrituras de la cofradía. d. Fábrica de la Ermita de Nuestra Señora de la Natividad. Nº 1 (1630-1724). Nº 2 (1724-1777). Nº 3 (1780-1850). Nº 4 (1807-1931). Inventarios. Nº 5 (18281862). e. Cofradía Nuestra Señora de la Natividad llamada de los Forasteros. Nº 1 (1696-1758). Nº 2 (1759-1802). Nº 3 (1834-1908). Nº 4 (1866-1908). f. Cofradía de la Misericordia. Nº 1 (1604-1677). Nº 2 (1679-1743). Nº 3 (17431785), Nº 4 (1787-1850). Carpeta con legajos. g. Cofradía de la Pura y Limpia Concepción. Nº 1 (1608-1674) Nº 2 (16741693). Nº 3 (1695-1741). Nº 4 (1742-1787). Nº 5 (1789-1850). Legajos. h. Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y Dulce Nombre de Jesús. Nº 1 (1637-1719). Nº 2 (1719-1780). Nº 3 (1780-1850). Nº 4 (1724-1891). Legajos. i. Cofradía de San Juan. Nº 1 (1619-1765). Nº 2 (1765-1854). j. Cofradía de la Santa Veracruz y de Ánimas del Purgatorio. Nº 1 (1679-1708). Nº 2 (1709-1757). Nº 3 (1760-1861). Legajos. k. Congregación Esclavos de San José. (Un libro, 1802-1858). l. Ermita del Santo Ángel de la Guarda. Nº 1 (1676-1763). Nº 2 (1766-1850).
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ll. Libro de las declaraciones del aparecimiento de Nuestra Señora de la Natividad. Un libro, año 1653. m. Actas y Cuentas de la Hermandad de la Virgen de la Natividad. Cinco libros. (1917-)
Fundaciones, capellanías, obras pías, testamentos. a. Libro de las cien fanegas de trigo de D. Antonio de Heredia, del Prior de Burgos. (1552-1635) b. Libro de la Obra Pía de D. Antonio de Heredia, Prior de Burgos. (1588-1694) c. Libro de las cartas de pago de las mandas del Prior de Burgos. (1568-1586) d. Libro de cuentas de la Obra Pía del Prior de Burgos (1635-1850) e. Libro de cuentas de las cien fanegas de trigo del duque del Infantado (15721634) f. Libro de cuentas de los censos de don Antonio Rosales de Pernia (1581-1732) g. Libro de la Obra pía de D. Antonio Rosales de Pernia (1735-1850) h. Libro de cuentas de los censos de don Juan de Ávila (1591-1693) i. Libro de la memoria que fundó Juan de Ávila (1696-1786) j. Libro de la memoria que fundó Juan de Ávila (1787-1850) k. Libro de cuentas de la memoria que dejó el doctor Carrillo (1596-1715) l. Libro de cuentas de la memoria que dejó el doctor Carrillo (1719-1850) ll. Libro de las doscientas fanegas de trigo de Constanza Rodríguez (1596-1633) m. Libro de la memoria que fundó Constanza Rodríguez (1605-1709) n. Libro de la memoria que fundó Constanza Rodríguez (1710-1746) ñ. Libro de la memoria que fundó Constanza Rodríguez (1748-1790) o. Libro de la memoria que fundó Constanza Rodríguez (l791-1850) p. Libro de la memoria que fundó Juan Rodríguez de la Torre (1603-1635) q. Libro de la memoria que fundó Juan Rodríguez de la Torre (1715-1850) r. Libro de la memoria de Juan Maroto (1634-1791) s. Libro de la memoria de Juan Maroto (1794-1850) t. Memoria que fundó Juan Martín Cirujano para vestir pobres (1646-1748) u. Memoria que fundó Juan Martín Cirujano para vestir pobres (1749-1850)
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v. Memoria que fundó Juan Martín Cirujano para dotar a doncellas pobres (1646-1748) w. Memoria que fundó Juan Martín Cirujano para dotar a doncellas pobres (1749-1850) x. Memoria que fundó Gabriel Rodríguez Torrijos (1715-1766) y. Memoria que fundó Gabriel Rodríguez Torrijos (1766-1850) y. Libro de las cuentas del Pósito (1627-1820) z. Memoria de la Obra Pía del décimo duque del Infantado (1724-1850). Con dos grandes carpetas de legajos: Nº 1. Libro de las cien fanegas de trigo del Prior de Burgos. Nº 2. Libro de la obra pía de don. Antonio de Heredia. Nº 3. Libro de las cartas de pago de las mandas del Prior de Burgos. Nº 4. Libro de cuentas de las cien fanegas del Duque del Infantado. Nº 5. Libro de cuentas de los censos del licenciado Pernia. Nº 6. Libro de cuentas de los censos de Juan de Ávila. Nº 7. Libro de cuentas de la limosna que dejó el doctor Carrillo. a. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1618-1663) b. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1664-1706) c. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1708-1763) d. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1712-1763) e. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1763-1750) f. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1763-1850) g. Memorias de Capellanías y Obras Pías (1769-1850) h. Escrituras de censos de todas las fundaciones (1600-1792)
Libros publicados Historia del prodigioso aparecimiento de la imagen milagrosa y soberana de Nuestra Señora de la Natividad, venerada extramuros de la villa de Méntrida. Año 1734. Fray Luis de Solís. Historia y descripción de la villa de Méntrida, Eduardo Manrique Fernández. Año 1915. Nuestra Señora de la Natividad y su culto en la Villa de Méntrida, Antonio Jiménez-Landi Martínez. Año 1950. Nuestra Señora de la Natividad Patrona de la Villa de Méntrida, Jesús García Cuesta. Año 1996. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Cancionero de Nuestra Señora de la Natividad, Florentino Gómez Sánchez. Año 1996. Historia de Méntrida (Hasta el siglo XX), Antonio Jiménez-Landi Martínez. Año 2003. Méntrida, su Ermita y su Virgen de la Natividad, Juan Manuel Magán García y Jesús García Cuesta. Año 2003. Méntrida, culto y cultura, Jesús García Cuesta. Año 2004. La Virgen de Méntrida, Jesús García Cuesta. Año 2007. Trovadores de María, José Luís Gómez Tordesillas. Año 2010.
LIBROS DESAPARECIDOS Un librito sobre la aparición de la imagen en Berciana, escrito en 1653 por el cura propio don Celidonio Mazaterón y Velasco. Otro, sobre el mismo asunto, escrito en 1714 por el Licenciado don Luis de Prado Pérez.
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PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN EL PROGRAMA DE LAS FIESTAS PATRONALES DE SEPTIEMBRE /2012.
Méntrida y sus raíces marianas Resulta asombrosa la escasez de datos biográficos referidos al personaje de la Virgen María, como figura relevante del Nuevo Testamento. Excepto los momentos clave en relación con Cristo –el Nacimiento, la Crucifixión y Pentecostés-, poco más se recoge en los textos canónicos, quedando silenciados numerosos aspectos de su biografía que han despertado mucho interés popular desde los primeros años del cristianismo. De ahí la proliferación, en los primeros siglos de la evangelización, de textos apócrifos que relatan diversos episodios biográficos de la Virgen, para cubrir las numerosas lagunas de su trayectoria vital obviadas en las Escrituras. Fruto de los referidos textos apócrifos, en su mayoría recopiladores de tradiciones orales, fueron cuajando a lo largo del tiempo las figuras devocionales más populares en relación con la Virgen, en particular las referidas a su Asunción y su Coronación como Reina de los Cielos, al amparo de la especial veneración que su figura gozó entre los cristianos, desde los más remotos inicios de la difusión del cristianismo. Obviamente, la devoción y veneración a María entre los cristianos, propagada ya por los Apóstoles, ha estado siempre estrechamente ligada al culto a Cristo. Esto fue así, de manera particular, a partir del siglo IV, tras la celebración del Concilio de Nicea (año 325), donde quedó definitivamente consolidada la doctrina de la divinidad de Jesucristo, en contra de la tesis arriana. Este solemne reconocimiento consagrará la figura de María como Theotokos, que se verá reforzado después, en el Concilio de Éfeso (año 431), donde se proclamó el dogma de su divina maternidad. El fervor y la devoción popular hacia la Virgen cobró desde entonces un auge imparable, siendo objeto de especial veneración, al tiempo que se fueron desarrollando un buen número de tratados mariológicos, que definen la figura de la Mater Dei como Madre de la Iglesia y Corredentora, otorgándole un peculiar papel protector y mediador. Durante los siglos medievales, la devoción popular a la Virgen conoce etapas de máximo esplendor, quedando asentadas de manera firme diversas fiestas consagradas a su recuerdo, en tanto que proliferan tratados y estudios mariológicos que difunden los fundamentos del papel de la Virgen en la Historia de la Salvación, afianzando así numerosas tradiciones que arrancan MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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de los legendarios textos apócrifos de San Juan el Teólogo y del Arzobispo Juan de Tesalónica, reformulados después por Padres y Doctores de la Iglesia, entre los que destacan San Juan Damasceno y San Andrés de Creta. El arraigo de estas tradiciones en los territorios evangelizados en los primeros siglos del cristianismo explica, a mi entender, la extraordinaria proliferación de templos dedicados nominalmente a la Virgen en la Europa mediterránea, tanto en las grandes ciudades como en las aldeas más humildes. A estos efectos, las tierras del centro peninsular no suponen una excepción. Traigo a colación estas ideas preliminares para hacer ver que la vinculación de la figura de la Virgen María a las tradiciones más ancestrales de la religiosidad popular en estos lares, responden a circunstancias en absoluto peculiares; antes al contrario, supone el fruto de una corriente difundida muy vigorosamente desde los tiempos primigenios de la evangelización en estas latitudes, que marcó de manera generalizada y para siempre la trayectoria religiosa de las futuras generaciones hasta nuestros días. Fray Luis de Solís, en su conocida obra sobre la historia del aparecimiento de la Virgen de Berciana, al abordar el análisis de la antigüedad de la talla de la Virgen en el segundo capítulo, afirma –con ligereza suma, en mi opinión– que aquella primitiva imagen hallada por el cabrero Pablo Tardío pudo ser labrada en vida de la Virgen María, en tiempos del legendario arzobispo Elpidio, evangelizador de Toledo. El dato, que lleva el marchamo de los más que dudosos cronicones del Conde de Mora, pondría en evidencia, según conjetura Solís, la singular antigüedad de la devoción que en nuestro terruño se profesaba a la Virgen. Considero que no es menester echar mano de argumentos tan peregrinos para justificar el antiquísimo origen de las raíces marianas en la religiosidad popular mentridana. Al parecer, como en tantos otros lugares de la cristiandad, el patronazgo de la Virgen María dio titularidad al templo parroquial de la Berciana romanizada y visigoda, germen de la Méntrida medieval, cuya primigenia parroquia mantuvo también el mismo patronazgo. Así pues, la vinculación de Méntrida con la figura devocional de María es tan antigua como lo puede ser su primitiva comunidad parroquial, aspecto éste que nuestro pueblo comparte con la inmensa mayoría de las iglesias locales de la provincia. Sin embargo, pese a que la devoción a la Virgen es un factor común en la vivencia popular del sentimiento religioso en estos contornos, en Méntrida MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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adquiere una relevancia singular, hondamente arraigada. Ello tiene que ver con un acontecimiento cargado de simbolismo, que se sitúa cronológicamente en las proximidades de la fundación medieval del pueblo. Se trata del hallazgo fortuito de la antigua imagen de la Virgen venerada en Berciana desde la fundación de su parroquia. La aparición de aquella antiquísima talla, con toda probabilidad oculta tras la invasión sarracena, para, como en tantos otros casos, evitar la profanación de los objetos de culto por los ocupantes musulmanes, supuso un hito de enorme significado cultural. Supuso el eslabón de enganche entre dos etapas de la particular historia de Méntrida, que propició una singular continuidad de uno de los pilares centrales de la religiosidad de sus gentes. Un eslabón que, con altibajos, ha mantenido hasta nuestros días una muy especial seña de identidad en torno a la figura de la Virgen, cuya devoción ha ido germinando a lo largo del tiempo en manifestaciones tradicionales transmitidas entre generaciones, aportando un acervo diferencial que dota al sentimiento mariano mentridano de un carácter singular. Al igual que gran parte de la biografía de la propia Virgen tiene en origen un marcado cariz legendario, las circunstancias del aparecimiento de la imagen de Berciana se diluyen también en relatos de escaso rigor histórico; por otra parte, tampoco la imagen que actualmente se venera tiene mucho que ver con la antigua talla envuelta en ropajes encontrada por Pablo Tardío en Berciana. En cualquier caso, ambos extremos son en el fondo irrelevantes; lo verdaderamente relevante es que el hallazgo de un ancestral objeto de culto propició el enraizamiento de Méntrida en sus atávicas vivencias religiosas. Conviene aclarar en este punto, que la predilección popular hacia la figura de la Virgen en la Méntrida medieval no tiene su origen en la aparición de la imagen de Berciana. Como anteriormente se apuntaba, la comunidad parroquial repobladora consagró su templo a la Virgen María mucho antes de los días de Pablo Tardío. El descubrimiento de la antigua talla añade a la devoción de aquellos mentridanos el inapreciable valor de la constancia, haciéndoles ver que sus sentimientos religiosos compartidos descansaban sobre cimientos ancestrales, enraizados en aquel terruño desde hacía siglos. Desde este punto de vista, la imagen aparecida en Berciana supuso un verdadero testigo en el relevo entre generaciones, en su particular vivencia de la fe. Y, lo que es más importante, aquella imagen (con unas u otras formas) continúa suponiendo un testigo excepcional en la religiosidad popular mentridana entre las generaciones presentes y futuras. MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Esta virtualidad es la que colma de valor el significado que para los mentridanos tiene su Virgen de la Natividad, al margen de las diferentes muestras de devoción con que la tradición ha ido adornando la entrañable manifestación de afecto que su pueblo devoto la tributa, generación tras generación. Esta virtualidad es la que justifica cuantos “honores” se le han ido tributando, desde el compromiso popular del voto de la romería, en tiempos remotos, hasta su reciente proclamación como Alcaldesa Honoraria. Es también la virtualidad de constituir un testigo excepcional en el relevo generacional del sentimiento religioso, lo que hace que esta venerada imagen pueda, algún día, merecer el honor de su “coronación canónica”. El trámite para solicitar la coronación canónica de la imagen de la Natividad incluye, entre otros requisitos, la presentación de un detallado informe que documente su trayectoria histórica. Nadie mejor que don Jesús García Cuesta, erudito en la materia y reputado conocedor de Méntrida y su historia, para hacerse cargo de tal cometido. El encargo se ha materializado en el libro “Méntrida y sus raíces marianas. Estudio sobre la religiosidad popular”, cuya presentación me ha confiado su autor. Se trata de una obra recopilatoria de los estudios que, desde 1996, con la publicación de “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida”, ha llevado a cabo sobre el particular don Jesús García Cuesta. Después de un enjundioso prólogo, en el que desgrana las claves pastorales de la devoción popular a la Virgen, aborda una primera parte del libro en la que se abordan las referencias documentales que, a lo largo del tiempo, han ido perfilando los datos del entramado histórico de la devoción a la Virgen en Méntrida, desde los tiempos más remotos. Esta primera parte incluye dos capítulos, el primero de los cuales se dedica a describir y reseñar las fuentes documentales en las que se fundamenta el informe, desde el pergamino de 1284 de Santa María la Real de Obona (atribuido al legendario Don Braulio, párroco de Méntrida en las fechas inmediatas al hallazgo de la imagen), hasta los detallados informes que suscriben el teniente de cura Juan García Guerra en 1782 y el párroco José Sanz García en 1798, para las célebres Descripciones del Cardenal Lorenzana. Completa este capítulo con un apartado dedicado al Archivo Histórico Parroquial, en el que explica las diferentes series documentales que contiene y la presencia en las mismas de información valiosa sobre el tema de estudio. En el segundo capítulo se analiza en profundidad el origen de la ancestral devoción de Méntrida a la Virgen, reconstruyendo el relato de la aparición de Berciana, con el apoyo de diversos MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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testimonios históricos documentados. Y concluye con un exhaustivo repaso a la pervivencia de la devoción a la Virgen en su imagen de Berciana, a lo largo del discurrir histórico de Méntrida, centrándose en el papel de intercesora y abogada de los mentridanos. La segunda parte del libro analiza lo que ha supuesto la plasmación de las vivencias religiosas derivadas del culto a la Virgen, en la vida social y cultural de Méntrida a lo largo del tiempo. En primer lugar, a través de un estudio del movimiento asociativo cofradiero; en segundo lugar, mediante un pormenorizado examen de las diversas producciones culturales y artísticas que englobar el rico patrimonio tradicional mentridano, surgido al calor de la devoción a su Patrona; y, finalmente, haciendo un sucinto repaso de las muestras más significativas del fervor mariano en la vida cotidiana del vecindario. Como ya nos tiene acostumbrado en los libros anteriormente publicados, el autor incluye un amplio anexo documental con información muy diversa, que complementa el contenido del texto, al tiempo que recoge datos actualizados de interés. En conjunto, el libro cumple de manera llana y eficaz el cometido que justifica su publicación, que no es otro que servir de informe documentado sobre la devoción de Méntrida a su Virgen de la Natividad. Y, además, gracias a la generosa colaboración de la Hermandad de la Virgen en su edición, propicia de nuevo la divulgación de una parte entrañable de la Historia de Méntrida. En consonancia con los demás libros que han salido de la abnegada y próvida labor investigadora de don Jesús García Cuesta, en esta ocasión vuelve a conjugar, como él sabe, el rigor documental propio de una obra seria y bien cimentada en fuentes documentales solventes, con la sencillez en la exposición, necesaria en cualquier texto divulgativo. Como sé del carácter humilde de don Jesús, firme enemigo de halagos y lisonjas, me ahorro los merecidos elogios que sin duda de ninguna clase merece. Termino simplemente felicitándole por su trabajo y animando a los interesados en el tema a leer pausadamente este nuevo libro de nuestro párroco emérito, que es la mejor forma de agradecerle su esfuerzo al autor. Juan Manuel Magán García
NOTAS MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Todos mis libros se pueden encontrar en formato PDF en www.mentridanatividad.com. Sobre el patrimonio documental relacionado con la devoción mariana en Méntrida, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 8.1. Fuentes documentales). 3 Archivo Histórico Nacional. Sección de Osuna, nº 2.554 -10. La transcripción la debemos a D. Juan Manuel Magán García. El 17 de noviembre de 1566 una comisión de ocho vecinos reciben el encargo por parte del ayuntamiento de redactar el articulado de las ordenanzas. Poco después fue presentado al pueblo en concejo abierto, siendo aprobado en otra sesión posterior con la asistencia de más de cincuenta vecinos. El documento fue remitido al Duque del Infantado, dueño jurisdiccional de la villa, quien después de algunas enmiendas, procedió a su firma el 4 de diciembre de 1568 en su palacio de Guadalajara, determinando que los dichos capítulos e ordenanzas sean guardadas e ejecutadas. 4 La transcripción completa del documento va al final en el anexo documental (Anexo I). Un análisis exhaustivo de este documento, en “Méntrida, su ermita y su Virgen de la Natividad” (capítulo II). 5 Un ejemplar de este libro, muy bien conservado, se custodia en el Archivo Histórico Parroquial; a tenor de lo indicado en una nota manuscrita en la página de título, sabemos que procede de la antigua biblioteca del convento franciscano de La Torre de Esteban Hambrán. En su interior hay algunas anotaciones marginales escritas a mano, de caligrafía similar a la aludida de la página de título. Además de este ejemplar, tenemos noticia de otro en la biblioteca de la Real Academia de la Historia, marcado con el sello de la Biblioteca de Filosofía y Letras; en el reverso de la hoja de título consta la siguiente nota manuscrita: “Academia de 21 de mayo de 1841. Permítese al Sr. Bibliotecario deshacerse de este libro. González Armas, secretario. (rubricado)”. Una copia facsímil del libro, en www.mentridanatividad.com. 6 Los documentos originales se guardan en el Archivo Diocesano de Toledo; una fotocopia de ellos, en el Archivo Parroquial de Méntrida (A.H.P.M.) (Legajos y Documentos. Caja 501, documentos 52 y 53). 7 Sobre las raíces ancestrales de la devoción mariana en Méntrida, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 1.2. Raíces remotas de la devoción a María en Méntrida). También, en “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de Méntrida” (capítulo I. La devoción mentridana a la Virgen). 8 Archivo Histórico Nacional (A.H.N.) 998 B, fol. 91. Archivo de la Catedral de Toledo (A.C.T.) Sig. V.10.A.1.38. 9 Archivo Municipal de Segovia (A.M.S.) Becerro. Fol. 25. A.C.T. Sign. X.2.B.2.4. El rey confirma el territorio del concejo de Segovia, para premiar sus muchos servicios, en tierras de cristianos y de sarracenos. Señala especialmente los mojones del sur que separan los términos de Toledo y zona de Alamín: El arroyo de Tozara, según baja de la sierra y llega al Alberche, el arroyo (grande) de Méntrida hasta el Alberche, la vía antigua que pasa por Mazalba, Montrueque y Torre de Esteban Hambrán, hasta la vía de Annageguera y Fuente del Madero... 10 Alamín es citado entre las importantes poblaciones-fortalezas que se rindieron al rey cristiano. Así lo leemos en Crónica de Pelayo de Oviedo, pág. 80-81. España Sagrada del P. Flores XIV, pág. 45, citando al Cronicón Lusitano. De rebus Hispaniae, del arzobispo Jiménez de Rada, Libro IV, cap. XI. También lo menciona Torres Balbás y Lucas Tudense en su Chronicon mundi, pág. 100. 11 Muñoz y Romero, T. Colección de fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra. Madrid, 1847, pág. 368. El rey Alfonso VII concedió un fuero para el gobierno de Alhamín, Talavera y Maqueda, el cual está firmado por vecinos de los tres pueblos, ya cristianos, ya moros, porque en ellos había también aljamas, o barrios de éstos. El mismo rey Don Alfonso, en el privilegio a Santa Olalla (1124), hace mención a Alhamín, diciendo que su término va por la “Roca Miñana usque ad terminum de Alfamin.” A.H.N. Osuna. Leg.2218-6/9. En otro privilegio de Alfonso X el Sabio (1261) se cita de nuevo el castillo de Alhamín. 12 A. H. N. Clero, carpeta 3.017, Toledo nº 1. A. H. N. Clero, carpeta 987 b, folio 115 v. Las ciudades aludidas son Talavera, Alamín, Maqueda, Santa Olalla, Olmos, Canales, Madrid, Alcalá, Guadalajara, Hita, Peñahora, Beleña, Uceda, Talamanca y Buitrago. 2
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A.C.T. Signatura Z.1.G.1.1. Rivera Recio, J .F. La Iglesia de Toledo en el siglo XII (1086-1208. Tomo I, págs. 80-81. 15 A .C. T. Signatura I.12.A.1.4. Los poblados de Montrueque y Mazalba, donado en 1099 a la iglesia de Toledo, se citan también como aldeas de Alamín. Colmenares, Diego de. Historia de la insigne ciudad de Segovia. Segovia1969. Tomo I, pág. 330. 16 A. H. N. 99 B, f. 30. 17 La parroquia, tiempos después, perteneció al arcedianato de Talavera, arciprestazgo de Escalona, al igual que La Torre de Esteban Hambrán y los despoblados de ambas, que fueron Berciana, Montrueque, Linares, Alamín, Navazarza, Medianedo, Villarejo y Guadamillas. 18 A.H.P.M. Fábrica Parroquial. Libro 2º. Folio 141. 19 Sobre la imagen milagrosa de la Natividad, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 6.2. Imagen milagrosa). 20 Sobre el voto de la Romería, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 7.5. El voto popular). 21 Es posible que el citado juez pesquisidor esté relacionado con un acta mortuoria que aparece en el libro 3º de Defunciones, que dice: En 1648 muere a consecuencia de unas heridas Juan Fernández de Lerma, mozo de 18 años, sobrino de dos sacerdotes de Valladolid que viene acompañando a Felipe Martínez, receptor del juez pesquisidor, administróle el Doctor Mazaterón, cura propio de estas villas de La Torre, Méntrida y sus anexos. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 304 vº). 22 El tema lo estudió Juan Manuel Magán a partir del análisis de diversa documentación consultada en el Archivo Histórico Municipal de Segovia y en el Archivo de la Casa de la Tierra de Segovia, publicando un artículo al respecto en el libro de las fiestas de 2003 titulado “El origen de la Mayordomía”. Los datos que incluyo en esta parte están extractados de dicho artículo. 23 Se citan como condenados a Alonso Fernández Cuadrado, Andrés García Hidalgo, Francisco García Ovejero, Andrés Tejedor, Diego Carnicero, Diego Pintado, Diego Robledo, Domingo Hernández, Juan Conejo, Juan López Vaquero, Pedro Campero, Fernando Cabello, Alonso Pascual, Francisco Jiménez, Pedro Moreno, Juan Pascual, Francisco Rodríguez, Eugenio Ovejero, Juan Jiménez, Gabriel Nieto, Juan Martín, Bartolomé Moreno, Alonso Lobón, Juan Ruiz y Vicente López. Los diez primeros fueron los más severamente represaliados, pues al parecer se hallaron en la mojonera con escopetas y arcabuces; del resto se dice que fueron causa del motín y resistencia, siendo los cinco últimos los castigados con menor rigor. 24 Una parte muy notable de los ingresos de las cofradías procedían de los intereses que generaban su propio patrimonio. Los visitadores exigían que el dinero no fuese guardado en el arca de las tres llaves, sino que fuese prestado a censo con el fin de asegurarse un rendimiento anual. 25 Sobre cofradías, consultar “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 2. La expresión de la fe: las antiguas cofradías marianas. También, “La Virgen de Méntrida” (apartado 2. Bienes patrimoniales de las cofradías). 26 A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 2º. Folio 34 vº. 27 A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 2º. Folio 144 vº. Visita de 29 de mayo de 1628. 28 A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 3º. Folio 17. La cantidad es una parte tan sólo del gasto habido en la música; el resto fue sufragado por los sacerdotes de la parroquia. Cuentas de 1653. 29 A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 3º. Folio 28vº. Año 1655. 30 A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 3º. Folio 108. 14
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A.H.P.M. Cofradía de Nuestra Señora de la Natividad. Libro 3º. Folio 131.El paño aludido parece que responde al que se conserva como paño de tumba, de terciopelo negro, bordado en su parte delantera y cuatro extremos, en seda. En muy mal estado. 32 Archivo Histórico Municipal de Méntrida (A.H.M.M.), Sección Propios, nº. 6. Los datos que ofrecemos fueron recogidos por D. Juan Manuel Magán García. 33 Este apunte confirma que el rey Felipe V visitó en varias ocasiones al X Duque del Infantado, residente en Méntrida desde 1706 hasta 1711, a quien solía recurrir en petición de ayuda económica para sostener sus tropas en la llamada Guerra de Sucesión, en la que se disputaron la corona de España el mismo Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV, y Carlos, archiduque de Austria. 34 El Licenciado Alonso Rodríguez Moreno nace en 1573 y muere en 1623, siendo enterrado en la Capilla del Cristo de la Humildad, que hizo a su costa. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio.118 vº) Fue persona de ciencia, suficiencia y buena cristiandad y muy noticiosa de las cosas de la iglesia y villa. En su amplio testamento deja 500 reales anuales para un maestro de escuela, para la enseñanza de niños pobres, y doce mil maravedís para instruir a monaguillos que sirvan en la iglesia. Ayudó a las cofradías de la Natividad, Misericordia y Concepción; fundó una dote para huérfanas y una Memoria de misas. (A.H.P.M. Caja de legajos 502/21). 35 A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 182 vº. 36 A.H.P.M. Caja de legajos nº.502 documento 24. 37 A.H.P.M. Fábrica Ermita. Libro 1º. Folio 11. Y GARCÍA-BRAZALES: Artistas y artífices barrocos en el Arzobispado de Toledo. Pág. 332. 38 Este retablo se puso en 1637, siendo sus artífices Juan García de San Pedro, arquitecto, y Gabriel de Ruedas, pintor, según García-Brazales (Artistas y artífices barrocos en el Arzobispado de Toledo. Toledo 1982, página 337). Fue jaspeado en 1679 por Bartolomé de Figueroa, con un coste de 1.020 maravedís. 39 A.H.P.M. Defunciones. Libro 4º. Folios 95 y 113 vº. 40 El conjunto de bienes donados consistían en una huerta que está de la otra parte del arroyo del Juncar, tasada en 4.000 reales; otra, en el camino de Casarrubios, tasada en 400 reales; 34 olivas en Cañadillas, tasadas en 2.000 reales; 9 fanegas de tierra en los Vallejos, valoradas en 300 reales; 5 fanegas en Fuente Rodrigo, tasadas en 275 reales; 9 fanegas de tierra que lindan con otras de su hijo Gabriel Rodríguez, valoradas en 900 reales; una casa en el Barrio Viejo, que linda con la calle Real de Santa María, tasada en 3.700 reales; otras 2 fanegas en el valle de Valfarmoso, ajustadas en 200 reales; otras dos en el mismo valle, tasadas en 110 reales; 4 fanegas en la dezmería de La Torre, tasadas en 150 reales; otras 2 fanegas en Valcornejo, tasadas en 170 reales; 4 fanegas de tierra en los Vallejos, tasadas en 400 reales; un herrén camino de Casarrubios, valuadas en 400 reales; unas olivas en el camino del Prado, valuadas en 150 reales; 4 fanegas en Valformoso, tasadas en 200 reales; una fanega en el camino de La Torre, tasada en 300 reales; una suerte de tierra, tasada en 50 reales; un herrén en Valsoterraño, tasado en 400 reales; otra suerte, tasada en 50 reales; una fanega de tierra en el camino de Escalona, tasada en 30 reales; 8 fanegas de tierra en las Cabezadas, tasadas en 240 reales; otras dos fanegas en la dezmería de La Torre, tasadas en 125 reales; otras 4 en Valdepiñuela, tasadas en 175 reales; 2 fanegas, tasadas en 60 reales; un herrén con olivas e higueras en Valdegotera, tasado en 200 reales; un huerto cercado en el Barrio Viejo, que linda con la calle que va a Santa María, tasado en 700 reales; una escritura de censo que rinde 1.600 reales cada año; otro censo con 2.575 reales; otro censo con renta de 4.000 reales. (A.H.P.M. Caja de legajos nº. 502, documento 28). 41 A.H.P.M. Caja de legajos nº. 512. Documento 18. 42 A.H.P.M. Defunciones. Libro 1º. Folio 84. También se menciona en 1613, 1633, etc. 43 A.H.P.M. Defunciones. Libro 2º. Folio 108 y otras alusiones posteriores. 44 A.H.P.M. Defunciones. Libro 2º. Folios 33 vº. y 111 vº.
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La solicitud fue favorablemente atendida con fecha 23 de diciembre de 1677, conforme a los deseos del solicitante, pero obligándole a que el retablo se realizara dentro del año siguiente (A.H.P.M. Legajos. Caja 514, Documento12). En 1683 existe un pago de 1.020 reales que ha dado para ayuda de dorar el retablo de Nuestra Señora del Rosario (A.H.P.M. Fábrica parroquia. Libro 5º. Folio 48). 46 A.H.P.M. Cofradía del Santísimo Sacramento. Folios 159 y 160 vº. El Monumento es de considerables proporciones, porque años más tarde el visitador ordena que se evite hacer el Monumento de Semana Santa con tantas maderas y bastidores. 47 Archivo General Diocesano de Toledo. Fondo Cofradías y Hermandades. Caja 48, nº 37. 48 A.H.P.M. Fábrica de la Parroquia. Libro 8º. Folio 191. 49 El altar de Ánimas estaba situado enfrente del púlpito, siendo demolido en 1791, por cuya acción se pagaron 511 reales a un oficial y 14 peones que se emplearon durante 15 días. 50 Algunas de sus ordenanzas son detallistas, como la referida al buen gobierno en los cabildos: “el hermano que quisiere hablar haya de ser levantándose de su asiento y llegando a la mesa, y hecha la debida reverencia, tomar la santa cruz y volver a su asiento y con ella en la mano y descubierto decir su parecer en la materia que se tratare, reduciéndolo a pocas palabras, para dar lugar a los demás, y habiendo acabado volver la cruz a su lugar; y si otro quisiera hablar, haya de ser en la misma forma; y si dos o más hermanos quisieran hablar a un tiempo y se levantaron por la santa cruz, aquel hable primero que señalare el prefecto”. 51 En la procesión de 1733, cuando caminaban los penitentes hacia la ermita, uno de los cofrades disciplinantes llamado Tomás Moreno, mayordomo de la Virgen, tuvo la desgracia de tropezar en la calle “Fuentecilla”, por bajo del hospital, quebrándose una pierna, de cuyo contratiempo y accidente, murió. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 5º. Folio 288 vº). 52 Sobre la actual Hermandad de la Virgen, consultar “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de Méntrida” (apartado 5. La renovada devoción a la Virgen de la Natividad: su nueva hermandad). También, “La Virgen de Méntrida” (apartado 11. La nueva Hermandad). 53 En esta nueva normativa se contemplaba literalmente la siguiente reglamentación, en relación a los danzantes y mayordomos: 1º La hermandad asume la obligación de satisfacer, sobre los gastos propios de las fiestas del 25 y 26 de abril de cada año, los de la Misa del día 27 que se aplicarán en sufragio de los hermanos difuntos, en la ermita de la Virgen, y de la fiesta de San Juan Bautista. 2º Será cuenta de la misma hermandad abonar el coste por lo menos de dos clarines, los tambores correspondientes para la fiesta de abril y la de San Juan, el tambor y la gaita de los danzantes y cuanto se juzgue necesario por la Junta Directiva para que una y otra costumbre tan típica y tradicional, se conserve en toda pureza y esplendor. 3º No tendrán derecho los sargentos ni danzantes a efectuar rifas y peticiones públicas para sí, ya que en lo sucesivo no se les irrogará gasto alguno por sus respectivos cargos y, tanto unos como otros, así como el ofrecimiento de San Juan, pasarán única y exclusivamente del aprovechamiento de la hermandad. 4ºLos mayordomos seguirán con las obligaciones anejas a su cargo, a saber: a la asistencia con la bandera a las antedichas fiestas de las Virgen y del día 8 de septiembre, a las de San Juan y San Pedro: a hacer las peticiones acostumbradas en las diversos templos, el ofrecimiento de San Juan y a contribuir a la venta de papeletas de la rifa de la hermandad, ingresando todos los beneficios en tesorería. 5º Se confía al celo del mayordomo la conservación de la guardia de honor a la Virgen Santísima y para ello admitirán a ser sargentos a cuantos lo soliciten, preparándoles e instruyéndoles en cuanto sea necesario para el recto orden y perfecta ejecución de los actos propios de esta devoción; asimismo tendrá el derecho de expulsar a quien por cualquier causa de hiciera indigno del cargo, sometiéndolo al juicio del señor cura-director y del señor presidente de la hermandad. 6º Los mayordomos merecerán la consideración de la hermandad y serán tenidos como congregantes.7º Por la índole especial del cargo de los danzantes, el maestro de danza se entenderá todos los años con la Junta Directiva para que en ninguna fiesta falte tan típica y tradicional costumbre.
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En el anexo documental (Anexo IV) se incluye la relación nominal de cuantas personas han ocupado los cargos de la Junta Rectora y Grupo de Camareras, desde la refundación de 1917 hasta nuestros días, junto con el listado de cargos honoríficos y un detallado extracto de los siete libros de la Hermandad. 55 Los capítulos donde se aborda este asunto son: 3. Patrimonio económico de la ermita. 4. Patrimonio artístico de la ermita. 9. Los administradores del patrimonio. 10. Pérdida del patrimonio. El tema lo habíamos tratado ya en “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 3. El culto a la Virgen: sus santuarios y patrimonio dotal). 56 Algunos de los documentos originales que compendian los bienes de la Virgen están en la carpeta de legajos nº 508, documentos 1-33. 57 A.H. M. M. Acuerdos. Signatura provisional: Acuerdos 15. 58 A.H.P.M. Fábrica de la parroquia de San Sebastián. Libro 1º. Folio 4. “Bienes de la iglesia vieja de Santa María”. 59 Estos inventarios se encuentran recogidos en un cuadernillo que compone el 6º libro de Fábrica de la Virgen. 60 A.H.P.M. Documentos y Legajos. Carpeta 543/1. 61 Sobre las antiguas ermitas de Méntrida ya desaparecidas, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 5.3. Otras ermitas desaparecidas). 62 Pedro González fue mayordomo de la hacienda de la Virgen desde 1643 hasta su muerte en 1647, sucediéndole su hijo Francisco González Torrijos hasta su fallecimiento, en 1681. Ambos fueron los grandes benefactores de la construcción de la ermita, siendo enterrado este último dentro del santuario. 63 Sobre la ermita de la Virgen, consultar la primera parte de “Méntrida, su Ermita y su Virgen de la Natividad”, donde se hace un estudio detallado. También, en “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 3.1. La ermita de la Natividad en Méntrida), y en “La Virgen de Méntrida” (apartado 5.2. La ermita de la Natividad). 64 El retablo ha sido restaurado en su totalidad en el año 2008 por la empresa SANDARACA, S.L. por un importe de 38.301,78 euros. 65 La visita de 1698 reconoce otras colaboraciones: para ayuda del transparente y camarín que se están haciendo a devoción y expensas de Bernardo Pintado, quien en su testamento dejó a sus herederos le feneciesen y acabasen en toda perfección hasta dejarle pintado… Que el dinero adeudado lo imponga en un censo a favor de la ermita, para con sus réditos repasar dicho camarín. (A.H.P.M. Fábrica de la Ermita. Libro 1º. Folio 132). 66 En la inscripción aparece ilegible la fecha de su colocación, que indudablemente debe ser con posterioridad a la muerte de Juan y anterior a la de su hermana. Juan Moreno fallece en 1682; mandó para ayuda del camarín 300 reales de vellón. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 4. Folio 180 vº) María Moreno murió en 1699; en su testamento deja a Nuestra Señora de la Natividad dos olivares, uno en el valle del Sotillo y otro en el valle de Santa María; además, ofrece dos imágenes del Niño Jesús para adorno del camarín y dos arrobas de aceite a cada una de las imágenes de la Natividad, Concepción, Rosario y Santo Cristo de la Sangre, al que deja otro olivar en Valdegotera, con cargo de dos misas rezadas cada año. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 4. Folio 265 vº). 67 Sobre la ermita de Berciana, consultar “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 3.2. La ermita en Berciana), y en “La Virgen de Méntrida” (apartado 5.1. La ermita de Berciana). 68 A.H.P.M. Defunciones. Libro 1º. Folio 6 vº. 69 Sobre la imagen de la Natividad, consultar “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 3.3. Las imágenes de Nuestra Señora) y “La Virgen de Méntrida” (apartado 6. La imagen de la Patrona). MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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Sobre este probable retrato de la Virgen de la Natividad de Méntrida, ver el artículo de Juan Manuel Magán publicado en la página web de la Hermandad con el título “El verdadero retrato de Nuestra Señora de la Natividad de Méntrida pintado por Antonio Arias” (2011). 71 Aquella imagen se adquirió por valor de 800 pesetas; recibió culto público hasta 1950, acomodándose luego en la capilla del cementerio municipal, hasta el día 25 de agosto de 1998 en cuya noche fue robada y siendo sustituida poco después por una reproducción de la misma. 72 Sobre las fiestas mentridanas en honor de la Virgen de la Natividad, consultar “Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de la villa de Méntrida” (apartado 4. La celebración de la fe: fiestas y romería) y “La Virgen de Méntrida” (apartado 7. Patrimonio cultural). 73 El relato de ambos sucesos va en el anexo documental, en la relación de los milagros atribuidos a la intercesión de la imagen de la Natividad narrados por fray Luis de Solís. 74 Al menos desde el siglo XVIII viene existiendo el llamado “rancho de la justicia” en que las autoridades y sus invitados ofrecen comida aparte. Los gastos originados en la romería del año 1739, ascendieron a 910 reales, con el siguiente menú: 9 arrobas de vino blanco de cuba. (121,17 reales), 6 arrobas y media de tinto, para la caridad. (12 reales), 1 cordero (18 reales), 8 gallinas para la comida (40), 3 cabritos (78), 3 onzas de canela, 1 de azafrán, 1 de clavos, un cuarterón de pimienta negro (20), 8 libras de arroz (816), 12 libras de garbanzos (12,24), 8 lechoncillos.(79,17), cardillos y demás verdura(6,17), 36 libras y media de vaca y 2 de carnero (32,06), 95 libras de azúcar (13,2), 7 libras de tocino. (13,06), 4 libras de manteca. (12) 3 arrobas de queso (58), alquiler de la corambre para el vino (1), gastos de colgaduras para la ermita. (26), un cordero que se compró para la ermita (62), 2 liebres para la olla (8), 2 docenas de limones (4), pagados a un mozo por llevar la manga en la procesión (4), dos mujeres que guisaron la comida y un hombre que asistió. (16), 10 libras de dulces y confitura y 6 de almendras tostadas (62), que se dieron como se acostumbra de ayuda de costa a los soldados de la soldadesca y a los danzantes de la danza (60), media arroba de tinto, además del de la caridad (6). 75 Tradicionalmente han sido los sacerdotes hijos del pueblo quienes han presidido esta Eucaristía en Berciana. Recordamos y agradecemos la presencia constante de Ángel Morán Otero, Fidel Gómez Colomo, Florentino Gómez Sánchez, Francisco Maganto Sastre, José Ignacio Martínez Ávila y últimamente fue incluido por voluntad del cabildo Jesús García Cuesta en su condición de hijo adoptivo. Todos fervientes devotos de la Virgen de la Natividad y de nuestras tradiciones. 76 La iniciativa, informe y tramitación se debe a Juan Manuel Magán García, secretario por aquel entonces de la Junta Rectora de la Hermandad de la Virgen de la Natividad. 77 Gran parte de los datos de este apartado se los debo a mi colaborador Juan Manuel Magán García, licenciado en Historia, secretario que fue de la Junta Rectora de la Hermandad y buen conocedor del archivo parroquial, con quien he compartido diversos trabajos de investigación. 78 A.H.P.M. Fábrica Parroquial. Libro 8º. Folio 198. 79 El detalle sobre el desarrollo de las muestras de sargentos y danzantes se ofrece en el anexo documental (Anexo III). 80 Sobre la otorgación de este título, consultar “La Virgen de Méntrida” (apartado 6.7. Alcaldesa Honoraria Perpetua). 81 A.H.P.M. Carpeta de legajos. Número 501, documento 42. 82 En este año se trajeron de Toledo para la iglesia parroquial la Cruz del Chapitel, los balcones de hierro y las bolas para la torre: La cruz del Chapitel se hizo en Toledo y pesa toda ella, con veleta y guarniciones sólo de hierro, veintiséis arrobas y costó mil novecientos setenta y cinco reales de vellón. Se trajo a Méntrida a veintiocho días del mes de julio del año mil seiscientos cincuenta y dos. Y el mismo día se trajeron con la cruz los ocho tramos de balcones de hierro que están en el capitel, y pesaron todos ellos veintisiete arrobas y diez y nueve libras, y costaron mil y setecientos veinticinco reales, que todo lo concerté, pesé y pagué yo, el Doctor Mazaterón, cura propio de ésta y de la villa de La Torre. Fue el
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maestro que la hizo Alonso de Zamora. Las bolas que tiene todo el chapitel, con la grande y las tres de la cruz, son veinte, y todas ellas pesaron ciento y noventa y nueve libras, que a nueve reales cada libra de cobre y labrarlo, sumaron mil setecientos sesenta y siete reales y medio. Se labraron en Toledo, en casa de Ana de Fuentes y se trajeron a veintitrés días del mes de noviembre de mil seiscientos y cincuenta años. La bola grande pesa ochenta y cuatro libras ella sola. 83 La piedad y solidaridad de los feligreses aparece patente en el siguiente suceso: El 22 febrero de 1731, a las 2,30 de la tarde, padeció muerte violenta de pasado por las armas y alcabuceado, por haber desertado de su compañía y hecho fuga y sido aprehendido por los soldados que fueron a buscarle y hallado en la villa del Tiemblo, Isidoro Carrera, natural de Ávila, mozo de 27 años, que estaba alojado en esta villa, en la Compañía del Capitán y Teniente de Coronel del Regimiento de Farnesio, Marqués de Santa Cristina, quien con los demás capitanes y oficiales, en el Consejo de Guerra, que hicieron en esta villa, le condenaron a muerte. Le administró el Capellán D. Pablo de Claris, capellán del Regimiento, varón ejemplar y de mucha virtud. Se ejecutó la sentencia en el Prado del Juncal, término de esta villa, cerca de la entrada del valle de Valdemadera, adonde se fue en procesión funeral por el cuerpo, asistiendo todos los sacerdotes de esta villa y religiosos que se hallaban ella, la cruz parroquial y todas las cofradías y la mayor parte del pueblo, que, compungido y compadecidos de este suceso, asistieron a su entierro para encomendarle a Dios. Fue sepultado la Iglesia parroquial (Libro 5º. Defunciones. Folio 270). 84 Sólo hay tres casos documentados. Luis Hernández, portugués, de unos 50 años, llegó a esta villa de Méntrida enfermo de calenturas y quiso ir a visitar a la santa imagen de Nuestra Señora de la Natividad y allí pasó su enfermedad sin querer le llevasen a otra parte, murió e aquella ermita el 2 de abril de 1647 recibiendo todos los santos sacramentos. (Libro 3º. Defunciones. Folio 288 vº) En 1681 muere Juan González, siendo sepultado en la ermita de la Natividad extramuros. Fue mayordomo y benefactor de la construcción del edificio. (Libro 4º. Defunciones. Folio. 175 vº) En l708 muere Diego Prado, soltero, ermitaño de unos 50 años, se enterró en la ermita. (Libro 5º. Defunciones. Folio 56). 85 A.H.P.M. Fábrica parroquial. Libro 7º. Folio 164. Año 1756. Por el embaldosado nuevo se pagan 8.789 reales. (A.H.P.M. Fábrica parroquial. Libro 8º. Folio 190). Año 1791. 86 A.H.P.M. Fábrica parroquial. Libro 1º. Folio 173. 87 Alusiones al osario o carnero las encontramos en los libros de Fabrica Parroquial en los años 1561, en que se pagan 6 reales por maderos para cubrir el carnero; en 1626, por hacer un carnero para echar los huesos de los difuntos que costó 2.040 maravedíes; en 1670, con un mandato del visitador de levantar la pared media vara porque el carnero y osario está en grande riesgo de que entren los perros en él y se coman los huesos de los difuntos; en 1772, por pago de 1.779 reales en el solado de la iglesia y para cal, yeso y ventanas que se pusieron en la obra del osario. El referido osario estaba situado en la zona norte del templo, junto a la pared externa del llamado “cuarto del pozo”. Allí aparecieron abundancia de restos cuando se hizo la excavación para dejar enterrado el tanque del gas-oil para la calefacción del templo. 88 A.H.P.M. Cofradía de Ánimas. Libro 2º. 89 A.H.P.M. Fábrica Ermita. Libro 8º. Folio 103 vº. 90 A.H.P.M. Fábrica Ermita. Libro 9º. Folio 14 vº. 91 A.H.M.M. Actas del Ayuntamiento. Pleno de 1918. Cuando en el periodo 1990 al 1996 se acometieron las obras de saneamiento en el subsuelo del templo parroquial, se desecharon las baldosas de barro, se extrajo la mayor parte de la tierra, quedando sustituida con grava de río, para colocar encima el nuevo pavimento con las actuales losetas de granito. El vaciado de tierras afectó a la totalidad de la superficie del templo, en cuya ejecución observamos que los restos humanos eran muy escasos y fragmentados, salvo la integridad de dos cadáveres de niños protegidos en canastillos con paja. 92 Durante el primer azote del cólera morbo, las víctimas mortales en Toledo se concentraron de manera especial en la capital de la provincia y en algunos de los pueblos más próximos a ésta; en el verano de MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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1834 la cifra alcanzó con creces las 2.000 defunciones en esta zona. El resto, apenas registró incidencia. El bote de 1855 afectó de manera más generalizada en toda la provincia y también de modo más virulento, superando las 10.000 defunciones. Hubo otras dos oleadas de la epidemia en 1865 y 1885, esta vez con menor agresividad y consecuencias también más leves. 93 A.H.P.M. Defunciones. Libros 10º a 16º. Hemos revisado 9.862 partidas de defunción correspondientes al periodo 1830-1890; tan sólo hemos encontrado tres fallecimientos por cólera morbo, según certificación médica: una mujer de 39 años en julio de 1849; un varón de 38 años en enero de 1852; y una señora de 70 años en julio de 1857. Ninguno de los casos se registra en los periodos álgidos de la epidemia. En la vecina localidad de La Torre de Esteban Hambrán, por ejemplo, en la oleada de la epidemia en 1855 se anota una treintena de víctimas de esta enfermedad. 94 Archivo Municipal de Méntrida. Signatura provisional Diversos 2. Oficios al Gobernador Civil de Toledo. Año 1864. 95 El terreno ocupado por esta ermita y su entorno fue vendido por la parroquia al Ayuntamiento en el año 2006, para ampliar los terrenos que ocupa el Instituto de Enseñanza Secundaria, destinándose su importe a la construcción de la nueva casa rectoral. 96 A.H.P.M. Documentos Parroquiales. Número 20. 97 La estructura del viejo caserón sufrió bastantes modificaciones en todo su conjunto, particularmente en la cubierta, teniendo especial notoriedad el pleito de 1648 con el cura Mazaterón, por negarse el concejo a contribuir al pago de una urgente reparación. Hasta nosotros ha llegado la sólida reforma que se hizo en 1783, reinando Carlos III. Cuando en 1992 se procedió al derrumbamiento de su interior para construir la Casa de la Cultura, se menospreciaron grandes piedras de granito, salvándose una columna de 1752 que servía para atar las reses, siendo trasladada a la plazuela de la Iglesia, dedicada a Fray Alonso de Méntrida, cuyo padre actuó como patrono del pósito en 1582 en su calidad de alcalde ordinario. 98 Esta fundación prestó sus fines institucionales de vestir pobres huérfanos desde 1774 hasta 1990, en que las rentas ascendían tan sólo a 562 pesetas anuales con tendencia de ir a menos, por lo que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la agregó a la Fundación Don Ángel Morán, al objeto de no romper su vinculación histórica con la villa Méntrida. La práctica totalidad de la documentación de esta fundación del Duque del Infantado se encuentra en el Archivo Histórico Municipal de Méntrida. 99 Dos de dichas fincas se vendieron en 1923 para construir la Capilla; otra fue autorizada su venta en 1966 por precio de 35.000 pesetas, destinándose a la reforma de la Capilla y locales anexos. Hoy quedan dos pequeñas parcelas de secano, de escaso valor económico. 100 A.H.P.M. Memorias. Libro 1º. Folio 259. Y Libro 2º. Folio 259. Francisco Vaquerizo muere en 1675. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 4º. Folio 118 vº). Esta capellanía tenía la carga de celebrar cada año 153 misas en la ermita de Nuestra Señora de la Natividad. 101 Los bienes con que dotó a la capellanía colativa eran abundantes: una viña nueva con 6.000 cepas, que está en la jurisdicción de Aldea del Fresno; un olivar con 30 olivas e higueras en el Camino del Prado; un herrén en el barrio de Santa María; un huerto en el arroyo del Juncar; otro huerto junto a la Ermita; otra herrén en la calle Barranco Revilla; una tierra en Valdehiguera con 17 higueras; otra viña con 2.900 cepas y árboles frutales; otra viña con 4.780 cepas en la Dehesilla, jurisdicción de Aldea del Fresno; una tierra con 1.750 cepas en la Dehesilla; otra viña con 1.550 cepas en la Dehesilla; seis fanegas de tierra en Caseriles; otras veinte fanegas de tierra en Caseriles; treinta fanegas de tierra en la Rinconada; otra tierra de dos fanegas; otras doce fanegas de tierra en la jurisdicción de Aldea del Fresno; otras diez ocho fanegas de tierra; otras tres fanegas; otra tierra lindante a la dehesa de Berciana; dos pedazos de tierra con árboles frutales en el Camino del Prado; una viña en la Cabezadas; una casa que está en el Barrio Nuevo; una casilla que sirve de molino del pimiento con su rueda, en la calle de la Solana; dos cubas de 400 arrobas; cinco tinajas, que caben 410 arrobas. (A.H.P.M. Libro de Capellanías. 1763-1750, folios 186-202 vº). MÉNTRIDA Y SUS RAÍCES MARIANAS Jesús García Cuesta
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A.H.P.M. Defunciones. Libro 1º, Folio 314. A.H.P.M. Carpeta de legajos Nº 504, documento 18. Aquel censo tenía un principal de 550 reales con réditos de 16,5 reales al año, hipotecando una viña de 700 cepas más otra de 800 con higueras en Valdehiguera y otra viña de 2.600 cepas, con 30 olivas y 10 higueras en Valdepiñuela, unas casas que están, en el Barrio Nuevo, un herrén de tres fanegas y media de tierra que está en el valle de Peromoro. 104 A.H.P.M. Fábrica de la Ermita. Libro 3º. 105 Su bautizo consta en 1590. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 228 vº). 106 Don Celidonio Mazaterón se hizo cargo en 1646 de la parroquia de Méntrida y su matriz La Torre de Esteban Hambrán. En 1653 fijó su residencia en La Torre, en cuya localidad murió en 1666. Estando en Méntrida se construyó el actual chapitel de la iglesia y concluyeron las obras de la Ermita de la Virgen. Escribió un libro con noticias de Méntrida y la imagen de la Virgen, actualmente en paradero desconocido. Era doctor, protonotario apostólico y juez de Su Santidad. Según consta en documentación de las Visitas Eclesiásticas, estudió cánones y leyes en Salamanca; estuvo en Roma, agente del reino de Sicilia por el Almirante de Castilla; trujo muchas reliquias e indulgencias para sus iglesias y ha introducido algunas fiestas muy devotas. 107 Juan González era hijo de Pedro González, también mayordomo de fábrica de la ermita, quien costeó su construcción hasta su muerte en 1647. Ver notas 65 y 68. 108 El escribano Juan García Cuesta, hijo de Juan y Pascuala, había nacido en Méntrida el año 1625. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 320). 109 Ana Vaquero García nació en 1584. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 1º Folio 164). Casó con Francisco Tardío en 1608. (A.H.P.M. Matrimonios. Libro 2º. Folio 66 vº). 110 María Moreno Cuadrado, hija de Juan y María, murió en 1682. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 4º. Folio 187). 111 Pablo Jiménez, hijo de Pablo y Ana Córdoba, nació en 1575. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 69). 112 Pedro Jiménez Serrano nació en 1572. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 27 vº). Murió en 1645. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 273) Fue teniente cura de la parroquia. 113 Francisco Cuesta Mayoral, presbítero, capellán de la capellanía de Pascual Hernández y comisario del Santo Oficio, murió a los 69 años en 1653. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 4º. Folio 6 vº). 114 Ambos esposos mueren en 1633. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folios 181 vº. y 195) Mandan cien reales de plata doble para ayuda de un vestido a la imagen de Ntra. Señora de la Misericordia y la mitad de un majuelo para aceite que alumbre en la lámpara de plata, que compraron para la imagen de la Natividad en 1630, junto con una corona de plata sobredorada. 115 Juan López, hijo de Bartolomé y María García, nació en 1590. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 227). 116 Juan Rodríguez de la Torre, casado con Inés López, fundó una Memoria para dotar doncellas en su casamiento. Murió en 1592. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 2º. Folio 107). 117 Francisco Cuadrado Rodríguez, hijo de Sebastián e Inés, nació en 1577. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 79 vº). 118 El bachiller Juan Cuadrado fue sacerdote beneficiado en esta parroquia, del beneficio de El Escorial. Siendo mayordomo de la fábrica de la iglesia de San Sebastián, en 1571, se compró la madera para el actual artesonado mudéjar. (A.H.P.M. Fábrica iglesia parroquial. Libro 2º. Folio. 259) Murió en 1609. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 42). 119 Hija de Miguel y Petronila, nació en 1575. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 65 vº). 120 HISTORIA DEL PRODIGIOSO APARECIMIENTO DE LA MILAGROSA Y SOBERANA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD, VENERADA EXTRAMUROS DE LAVILLA DE MENTRIDA. REFIÉRENSE LOS NOTABLES Y MILAGROSOS SUCESOS DE SU APARECIMIENTO EN LA DEHESA DE BERCIANA. SU AUTOR, EL 103
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R. P. FR. LUIS DE SOLIS, RELIGIOSO DE LA ORDEN DE LOS MÍNIMOS DE NUESTRO P. S. FRANCISCO DE PAULA Y PREDICADOR JUBILADO EN LA PROVINCIA DE LAS DOS CASTILLAS. Y LA OFRECE, DIDICA Y CONSAGRA A LA MISMA MARIA SANTÍSIMA, SEÑORA NUESTRA, EN ESTA SU SOBERANA IMAGEN DE LA NATIVIDAD. SÁCALA A LUZ EUGENIO DE PRADO PÉREZ, AFECTISIMO DEVOTO DE ESTA MILAGROSA IMAGEN DE LA NATIVIDAD, VECINO DE ESTA VILLA DE MENTRIDA. CON LICENCIA. EN MADRID. AÑO MDCCXXXIV. 121 Su partida bautismal está redactada así: En la villa de Méntrida, a siete días del mes de marzo de mil seiscientos y diez años, el señor bachiller Cristóbal Sánchez, beneficiado de la iglesia de esta villa, bautizó a Diego, hijo de Mateo Xerez y de su mujer Micaela Gómez. (A.H.P.M. Bautismos Libro 3º. Folio 130 vº). 122 Mateo murió en 1620. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 110). 123 Para autenticar estos hechos tan prodigiosos solían representarlos en pinturas. En la ermita se conservaban hasta siete representaciones. Sólo ha llegado a nosotros el “Milagro del niño Diego”. 124 Nacido en 1600, hijo de Alonso y Catalina Rodríguez. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 42 vº). 125 Hijo de Pedro y Ana, nació en 1616. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 211 vº). 126 El mentado Pedro fue mayordomo de la iglesia y hermano del teniente cura Cristóbal Sánchez Maganto. En sus tiempos se acabó de colocar el retablo mayor de la parroquia, el 3 de junio de 1623. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 283 vº). 127 Lucas era natural de Las Ventas de Retamosa, de profesión mesonero; casó en Méntrida en 1612. (A.H.P.M. Matrimonios. Libro 2º. Folio 75) Murió en 1620. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 3º. Folio 87 vº). 128 Nació en 1578. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 99). 129 Era hija de Pedro Lobón y Juana Cuesta. Nació en 1601. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 50). 130 Nació en 1603 era hija de Pedro e Isabel. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 56) Murió en 1675. (A.H.P.M. Defunciones. Libro 4º. Folio 119). 131 El mentado Pedro González es el mayordomo de la hacienda de la Virgen, promotor y benefactor de la construcción de la ermita, muerto en 1647. 132 Era hija de Domingo y Juana. Bautizada en 1618. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 231). 133 Nació en 1614, hija de Domingo e Isabel. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 3º. Folio 188). 134 Había nacido en 1577. (A.H.P.M. Bautismos. Libro 2º. Folio 89). 135 En el citado año de 1726 residían en esta parroquia cinco sacerdotes, sin contar con el cura propio que a la sazón era don Ángel Huidobro, residente en La Torre. Se llamaban: Andrés Sánchez Santos, Francisco Rodríguez Carnicero, Fray Luis de Solís, Joseph Prieto Villamiel y Fernando Blasco. 136 Contaba Gabino López González que fue sargento por primera vez a los 18 años, acompañando a los hermanos Gutiérrez como abanderado y capitán, y al pequeño como mochiller, y siendo los clarineros el tío Telesforo, como maestro, y Godofredo como acompañante, y llevando los tambores el Cano Balsalamín y Julio el Viejo, como todos lo conocían. Después, tuvo la suerte de ser capitán el año 1950, en que se bendijo la Imagen y el trono nuevo. A partir de esa fecha su aportación en la Mayordomía ha sido casi continua, pues fue abanderado siete años y muchos más ejerció como maestro de sargentos. 137 José María Montero fue danzante cuatro años, la primera vez en 1969. Tuvo cuatro maestros: Luis Fernández, Telesforo Moral, el “tío Cano Peído” e Ignacio Ávila. Después, ha repetido él mismo muchas veces como maestro y, cuando se le requiere, colabora en los ensayos de los maestros noveles.
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PREGONES DE LAS FIESTAS DE ABRIL Desde el año 1983 viene pronunciándose el día 24 de abril en la explanada de la ermita los pregones de la Virgen, a los que siguen la ofrenda floral y la muestra de sargentos y danzantes. Hasta la fecha, las personas que han participado como pregoneros han sido los siguientes: Pedro Villamiel Sánchez. (1983). Mª. Natividad Sánchez Villamiel. (1984). Tomás Mayoral León. (1985). María Antonia Sánchez Prado, (1986). Francisco Ávila Alonso. (1987). Aurea Alonso Martín. (1988). Julio Martín Ramos. (1989). Mª. Luisa Franco Pascual. (1990). Niños del Colegio, (1991). José Luis Pascual Villamiel, (1992). Mª del Carmen Simal Ávila. (1993). Esteban García Ruiz. (1994). Flora Gutiérrez Hernández (1995). Faustino Horcajo Galán. (1996). Mª. Jesús Herradón Fernández. (1997). Andrés Fernández Gómez. (1998) María del Mar Villamiel Guerra. (1999). Antonio Garrido Guerra. (2000). Severa Vaquero Romo. (2001). Lorenzo Casares Alonso. (2002). Natividad Rubio Luengo. (2003): Enrique Gutiérrez Fernández. (2004). Mercedes López Aragón. (2005): Juan Manuel Magán García (2006). Rosario Moral Ávila. (2007). Vidal González Medina. (2008). Mª. Luisa Jiménez-Landi. (2009). Valentín Franco Herradón. (2010). María Natividad Simal Ávila (2011). Miguel Mª Sánchez Cruchet (2012).
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