UNIVERSIDAD JOSÉ ANTONIO PÁEZ. MAESTRÍA EN GERENCIA DE LA COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL. CÁTEDRA: CONTEXTO ECONÓMICO Y POLÍTICO DE LAS ORGANIZACIONES. PROF. ZULAY CHÁVEZ.
La Integración Comercial Un caso familiar… PRESENTADO POR ALDANA MIJARES, RONNY JOSÉ.
Dentro del Contexto del Tema V de la Asignatura (Interpretar Condiciones Determinantes y Esfuerzos en Materia de Diplomacia Comercial Económica y Financiera relacionadas con el Crecimiento y el Desarrollo), el Equipo No. 1 somete a la consideración de los integrantes de la Cohorte un Caso Práctico como herramienta didáctica que permita recrear de una manera creativa los contenidos de este tema. Los nombres de los personajes y acontecimientos que se exponen en este Caso Práctico son producto de la ficción y no guardan ningún tipo de relación con posibles situaciones de la vida real. Al final del Caso Práctico, se anexan dos Mapas de Rutas, que pueden ser de utilidad para las recomendaciones que le son solicitadas a los lectores del mismo.
La Integración Comercial
La Integración Comercial Un caso familiar…
La inmigración italiana ha dejado un marcada huella en la realidad y costumbres venezolanas. Esta tuvo diversas etapas a lo largo de nuestra historia. Quizás la más significativa, por su número y contribución, “es aquella que se da de manera organizada y sistemática a partir de 1946, luego de terminada la segunda Guerra Mundial, y que concluye como tal alrededor de 1956. En aquel momento, la Italia empobrecida y desolada contó con una generosa alternativa que ofrecía trabajo y bienestar a aquellos conciudadanos que estuviesen dispuestos a buscar futuro en este joven país que estaba haciéndose.”1
Este es el caso que nos ocupa, la historia de Doménico Modugno, un joven de dieciséis años (16), que en 1946 y luego de haber perdido a casi toda su familia se aventuró a cruzar el 1http://prodavinci.com/2009/09/09/artes/testimonio s-inmigrantes/italia-y-venezuela-20-testimonios/
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océano Atlántico y forjarse en Venezuela un mejor vivir. Doménico era oriundo del norte de Italia, específicamente de la provincia de Trento. Aunque sus padres se dedicaban a las actividades agrícolas, él siempre manifestó desde muy corta edad su interés por el comercio. Doménico disfrutaba mucho al acompañar a su padre a la plaza de la ciudad para realizar la venta de sus productos agrícolas.
En 1956, después de desempeñar muy variados oficios, Doménico había fijado su residencia en la ciudad de Barquisimeto. Estaba casado con María Isabel Oropeza, hija de una de las familias más tradicionales de la capital del Estado Lara. Tenía una vida próspera, un feliz matrimonio con dos (2) hijos y un pujante negocio de comercialización de alimentos en la zona de “El Manteco”, lugar donde décadas después se construiría el Mercado Mayorista de Alimentos de
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Barquisimeto (MERCABAR). Con el tiempo, y asociándose con uno de los hermanos de María Isabel, Doménico diversificó el negocio, decidiendo incursionar en la venta de maquinaria agrícola, semillas y fertilizantes.
Minutos después, y cono consecuencia del ruido que se escuchaba, salió de una humilde vivienda un hombre para ofrecerle su ayuda.
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En unas vacaciones, específicamente en diciembre de 1955, Doménico junto a su familia se trasladan a la ciudad de Mérida para visitar a la abuela materna de su esposa. El transitar por la Carretera Trasandina fue para él un momento de evocación de su natal Italia, un paisaje de montaña y frescas temperaturas que le recordaron su infancia y juventud en Trento. Era cerca de las 2:00 p.m. del día 23 de diciembre cuando Doménico iba conduciendo su vehículo Ford F-100 y repentinamente una falla le hizo detenerse. Estaba cerca de la población de Chachopo, prácticamente en el medio de la nada, con su mujer, dos hijos hambrientos y escasos conocimientos de mecánica.
Él era Juan de Dios Febres, un humilde campesino merideño, padre de cinco niños y de un sexto que se encontraba en camino. Juan de Dios no tenía mayores habilidades para la mecánica automotriz; sin embargo, desde su sencillez irradiaba la hospitalidad que sus padres le habían inculcado. Como era de esperarse la contingencia con el vehículo no sería resuelta de inmediato, por lo que Juan de Dios le ofreció a Doménico y a su señora que pasaran la noche en su vivienda, hasta que al siguiente día le llegara ayuda desde Mérida para resolver el problema. La nobleza de Juan de Dios marcó profundamente a Doménico, años después siempre con sus amigos, en presencia o no de Juan, recordaba este capítulo y como ello le hizo amar tanto a Venezuela. Como hombre de negocios, Doménico observó que las tierras de Chachopo podían ser una buena oportunidad de negocio. Con su aporte económico y el trabajo de Juan de Dios, ambos podrían desarrollar el cultivo de hortalizas para 2 www.nilsonguerra.com
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su distribución en la zona CentroOccidental del país. En ese sentido, Doménico le propuso iniciar un proyecto de siembra de brócoli, espinacas, entre otras hortalizas. Contaría Juan de Dios con el apoyo en el suministro de semillas, fertilizantes y materiales de trabajo. A cambio le sería suministrada, casi con exclusividad, la producción que se generase. Juan de Dios, era el cuarto de ocho (8) hermanos, vivía aún en la casa materna construida en una pendiente a la derecha de la carretera. Sus padres les habían dejado a sus hijos un lote de terreno, según unas escrituras del entonces Ministerio de Agricultura y Cría. Juan no tenía a sus hermanos para que lo acompañaran en este proyecto. Los mayores, no tenían la vitalidad ni el interés para seguirle; mientras que, los menores habían migrado hacia la capital tentados por el boom económico impulsado por la industria petrolera y los grandes proyectos de construcción edificados por la Junta Militar. Cinco hijos y uno en camino, eran su motivación para decirle sí a la propuesta del italiano. Los conocimientos de Juan de Dios en materia agrícola eran rudimentarios. Las técnicas propias del conuco se transmitían de padres a hijos, así había ocurrido con él. En lo que quizás nadie lo podía superar, era en su entrega. Esa dedicación que le ponía a las cosas, era el mayor legado que su padre le había inculcado. Así era él, aunque difícilmente lo meditara al momento de estar tranquilo mascando chimó o al beber miche andino con sus compadres.
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Así comenzó la relación, no sólo económica-comercial entre dos familias, una con el capital y el conocimiento, otra con los recursos naturales y la fuerza del trabajo. Se inició una relación social en su contenido más amplio, el intercambio de dos culturas. Tras casi sesenta años después, la relación entre las familias de Doménico Modugno y Juan de Dios Febres había experimentado sus altas y sus bajas. Ambos ya no están materialmente en este mundo, y ahora correspondía a sus descendientes tomar las decisiones que resultaran más convenientes para prolongarla o no en el tiempo, para mantenerla o convertirla en una relación ganar-ganar. En Chachopo, con el paso del tiempo, la producción de hortalizas se había tecnificado. Ahora estaba a cargo del negocio Juan Carlos Febres, el menor de los nietos de Juan de Dios. En la mente de Juan Carlos, el recuerdo de las conversaciones que de niño escuchó entre su abuelo y su padre lo perturbaba. Él pensaba que la relación comercial con los Modugno no había sido justa, que de alguna forma les habían impuesto unas condiciones económicas que explotaban a su familia. Que aunque casi siempre la cosecha era pagada prácticamente al contado, era la familia Modugno la que imponían los precios y demás condiciones de la comercialización. Por lo anterior, Juan Carlos consideraba que debían abrirse a otros mercados u oportunidades de comercialización de sus productos, y que ellos podrían alcanzar su real independencia económica si participaran directamente en la distribución de sus productos agrícolas.
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Juan Carlos tiene una formación universitaria y producto de las relaciones que mantiene con personas afines a su forma de pensar, está considerando la opción de transportar la totalidad o parte de la producción de hortalizas hacia la ciudad de Puerto Ordaz, donde un amigo vinculado a un mayorista de alimentos le ha hecho una nueva propuesta comercial. Le ha ofrecido pagarle por anticipado las cosechas. Incluso, como parte de la negociación que incluye la distribución por varios años de las hortalizas en las cantidades requeridas por éste, le ha ofrecido la posibilidad de financiarle la adquisición de algunos camiones cavas para el traslado de las hortalizas bajo la condición de que los costos por concepto del flete y mantenimiento de la flota sean asumidos por la Familia Febres; y que además, los precios de las hortalizas que se le vendan se mantengan constantes bajo ciertas condiciones del mercado que este mayorista definirá. Si Ud. tuviera la oportunidad de Asesorar a Juan Carlos Febres, cuál sería su recomendación:
(3) Diversificar la cartera de clientes,
manteniendo la relación comercial con la familia Modugno en mejores términos económicos y disminuyéndole el volumen de los productos suministrados, aceptando los términos de la propuesta del mayorista de Puerto Ordaz. (4) Diversificar la cartera de clientes,
manteniendo la relación comercial con la familia Modugno en mejores términos económicos y considerando posibles modificaciones a los términos de la propuesta del mayorista de Puerto Ordaz de acuerdo a los intereses de la familia Febres. (5) Finalizar
la relación comercial con la familia Modugno, acogiéndose a los términos comerciales de la nueva propuesta de negocios del mayorista de Puerto Ordaz.
(6) Otra. Por favor explique.
(1) Mantener la relación comercial
iniciada por su abuelo, bajo las condiciones que a través del tiempo se han venido llevando y desestimando la nueva oferta de negocios recibida. (2) Mantener la relación comercial
con la familia Modugno, gestionando mejores condiciones económicas independientemente de las diferencias que puedan existir y desestimando la nueva oferta de negocios recibida.
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