Ramón Iván Suárez Caamal Ilustrado por Karla Trinidad Moo Valle
¿Será posible leer este libro tan despacio, paso a paso, sin sonreír, mirando cada página y cada poema con la calma y serenidad de los sabios anacoretas? Tal vez usted pueda, aunque lo dudo. Yo no. Yo no pude hacerlo. Desde el primer poema sentí la premura de encabalgar verso a verso como en una divertida carrera acompañado de jinetes experimentados. Y esto es lo que propongo: intente leer Jugar sin sentir las ganas de cantar o reír verso a verso. Trate de no aumentar la velocidad del humor a pesar de los signos de puntuación que le piden o exigen hacer serias pausas en la lectura porque las ideas, y sobre todo la sonrisa en los labios, se desbordan con particular alegría. Porque no son sólo versos para niños solos, para esos niños que corren y gritan y los que callan frente al aparato de juegos electrónicos. También son versos para los otros niños que callan porque la carga de trabajo y estrés los abruma con responsabilidades y compromisos. Son versos del niño que el poeta Ramón Iván Suárez Caamal conserva y aviva para el niño que permanece en cualquier lector como un guardián orgulloso capaz de poder decir:
En fin, con estas manos de tijeras seré tu jardinero, Primavera.
Para pequeños y grandes, niños y abuelos, para todos aquellos que gustan de experiencias renovadoras del entusiasmo por vivir con intensidad cada instante, Jugar es vivir la alegría.
Francisco Lope Ávila
Oda a tus dedos pulgares
Visita Mé dica
Los magos
22
Los mimos
24
L! O O O O 26 ¡G
¡Vaya criatura 40 palindrómica!
42
Cancioncilla para
des pe rtar al bisabuelo
Mi casa es una ballena
20
n Minificció
18
Una flor viva
29
28
Niño glotón
38
Poema bucólico
44
10
8
6
En mi cabeza cabe todo
Los apelli dos
36
Tres tristes tigres
Pu e de se r
46
Apodos
14
Un jardín singular
16
Lección de ortografía
30
¿Soy inocente?
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Juego de manos no es de villanos
Oración po r los abuelo s
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Adán Manzano y Eva Lima son amigos desde siempre. Pedro Torres, buen casero y me cuentan que don Pablo Casasola es ermitaño. Luisa Vaca vende leche, Toño Oliva ama la paz y Elsa Paz a Toño ama.
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Hace muebles Roy Encinas, venden tierras los Colinas al igual que Armando Valle. Olga Huerta ofrece frutas, Juan Corral cuida cochinos, los Borrego son pastores, Luis Ladrón es agiotista, Rosa Espino, perfumista y madruga Clara de Alba.
Rocío Mora. , ! s o g ju ¡Qué
Ventura! s o l ¡Cuán ta suerte,
mánticos los Luna! ¡Qué ro ¿Será artista Armando Verde o es Ángel Pinto el pintor? Reyes Corona es monárquico, tiene amnesia Amor Espejo, Santos hace buenas obras, Frías es del Polo Norte, Salvatierra, ecologista…
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Si ponerse un apellido es acto de fantasĂa, por quĂŠ no llamarse Mar de apellidos Arco Iris o Punta de Flecha Obsidiana, Jacinto del Monte Blanco, Hormiga de Hojas Cortadas, Huella de los Unicornios.
Tal vez no estarĂa mal continuar con este juego para apellidarse Fuego y Vendaval Vendaval.
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Tres tristes tigres magníficos y mansos tienen el oro de los trigales en la piel y la sombra de los troncos de la selva. Los tres triscan las trenzas doradas de las espigas. Los tres caminan atribulados. ¿En dónde estriba la razón de su tristeza? Tres tristes tigres mansos, magníficos se arrastran en tres palabras, tres, que nos traban la lengua. En las espigas llora el rocío, los trigales el cierzo dobla. Tronos del trueno tragan sus lágrimas. Tristes tigres, tres, para que no sollocen, pintaré en la cara de la luna la sonrisa de un payaso. Luego les haré cosquillas en el lomo y las orejas, con espigas; les confiaré que las nubes son plumas del ganso gordo del sol de las tardes. Tigres, no tristes, en el lecho de los trigales…
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