En un árbol la canción

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En un 谩rbol la canci贸n



En un árbol la canción ANTOLOGÍA Ramón Iván Suárez Caamal

Ilustraciones: Ade Guevara S.


Primera edición: 2012

D.R. © Ramón Iván Suárez Caamal D. R. © Adelaida Guevara S. (por las ilustraciones) D.R. © 2012, de la presente edición Gobierno del Estado de Campeche Calle 8 s / n, Centro Histórico San Francisco de Campeche Camp., C.P. 24000 D.R. © Nave de Papel Avenida 3 # 457 Bacalar, Q. R., México C.P. 77930 Diseño editorial y diagramación: Alfa/Zeta Ma. Eugenia Varela Carlos Florencia 226, 77035 Col. Italia Chetumal Q. R. zet.alfa@gmail.com Portada: Adelaida Guevara S.


Presentación

C

onocí a Ramón Iván, en la Escuela Normal Rural “Justo Sierra Méndez”

moreno, pensativo, siempre con libros en la mano, callado, observador, atento con los maestros a quienes en la clase preguntaba reiteradamente; recuerdo la nostalgia de sus versos en la graduación de una de las diversas generaciones: Madre mía, permite que hincando la rodilla en tierra tuya, una lágrima triste, un sollozo, una oración y un beso en tu sapiente mano deposite.

su profesión; para entonces, emergía en él, su disciplina en el estudio, su vocación por la lectura y la poesía, sobre todo, su extraordinaria forma de ver y describir las cosas que lo rodean.

en poesía o cuento para el mundo de los pequeños es tarea aún más complicada Su vasta obra, ganadora de concursos y reconocimientos nacionales y antología de poesía para niños, En un árbol la canción; donde pone a prueba su profesión como maestro, su amor por la poesía, el rescate de los valores y costumbres de los niños de cualquier parte del mundo. En la noche de los años mañana seré un gigante que tenga el sol en sus manos y en el pecho, un sol más grande.

Lic. Francisco D. Ortiz Betancourt Secretario de Educación



Un viaje al país de las letras

L

a Secretaría de Educación del estado de Campeche obsequia a los pequeños como tú, este maravilloso libro de poemas del maestro Ramón Iván Suárez Caamal, para que los colores de

preparó para convertirte en un gigante que ama la poesía.

balancearse en las olas, encontrar un puente de colores, los zancos de la garza con sueños de nubes y cantar con el corazón. Este libro, regala un canto al mar, la tierra, los colores y la lluvia; encontrarás poemas para los más pequeños, canciones de cuna, villancicos, trabalenguas, manchas de tinta, lecciones de historia, las estaciones, frutas del trópico, islas del Caribe, estampas marinas y hasta un mercado submarino.

En un árbol la canción… es un libro mágico, dedicado a las niñas en las ramas, la melodía de las rimas y el fruto de las palabras de un

Teresita Durán

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POEMAS para los

más

pequeños

Canción de bienvenida En un árbol la canción de mis versos conseguí. Tómalos, son para ti; en ellos mi corazón se hizo niño y aprendí la más hermosa lección

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Poemas para los más pequeños

Soy un niño Antes de venir al mundo: al sol, al agua y al aire, era igual a una semilla en el vientre de mi madre. Ahora soy un pequeñín de ojos traviesos y grandes y el mejor de los jinetes cuando juego con mi padre. En la ronda de los años, mañana seré un gigante que tenga el sol en sus manos y en el pecho, un sol más grande.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Canciones de cuna

1 Duérmete, mi niño, en tu fresca hamaca, pues ya te bañamos con hojas de albahaca. En sus frescas redes atrapé tus sueños, ¿Por qué no te duermes, querubín risueño? Navega tu hamaca –barco sobre el mar– remas con tus brazos entre mi cantar. También es un barco tu feliz sonrisa que en mi corazón raudo se desliza. O quizá parece arco de Cupido que a todo el que toca deja bienherido. Ya se fue la araña, ya se fue el ratón, ¡no llores, pedazo de mi corazón! Te arrulla mi canto, te arrulla mi empeño, duérmete, mi niño, pues cuido tu sueño. 12

2 Ya la noche trajo sus falsos violines para adormecer a los querubines. –Tómate tu leche tibia y aromada con agua de rosas que tu madre guarda. Tu mamá te arrulla, con amor te abraza, besa tus mejillas, Por el cielo negro una luna blanca serena camina –góndola en el agua–.


Poemas para los más pequeños

Negros son tus ojos, son tus manos blancas, negro tu cabello, mi niña, descansa. Para adormecerte no encuentro palabras: pedazo de arcángel, tesoro, mi alma, corazón, muñeca, estrella cercana. Mucho es el cariño que en mis labios canta. Duérmete, pequeña, ya no es de mañana, la torcaz se ha ido al nido en la rama. Sólo los violines falsos: la cigarra, los gallos cantores y las roncas ranas. Duérmete, mi niña, que todo está en calma; duérmete, tesoro, duérmete, mi alma.

3 Llega con tu baño, mamá que te quiere: pétalos, suspiros y olas de jabón, mi Meztli grumete. Puños, pataleo

la bañera mueven, golpes muy despacio con alguna esponja y baños de aceite. Meztli, sirenita, –el pañal te envuelve– cierra ya tus ojos, tómate tu leche; dos o tres palmadas, buenas noches, duerme; duérmete, mi ángel, que tu barca mecen.

4 ¡Qué chula mi niña toda de amarillo! Me extendió los brazos como un pajarillo. Gira que te gira, gira girasol, la veleta de oro, rehilete de amor. Mi pequeña aurora, tiene la camisa, lleva el pantalón que prestó a la piña y pidió al melón. Sábanas de encaje, un gorro de seda, margarita el traje, suspira el polluelo y muy quieta queda. 13


Ramón Iván Suárez Caamal

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Al pequeño de los puertos lo duerme en su hamaca el mar, le da un gorro marinero y el sable de un capitán. Las velas son los pañales, los mástiles el palmar y sueña sueños azules en la siesta tropical.

Si ya te bañamos con ruda y albahaca, mi niño risueño, duérmete en tu hamaca.

Al pequeño de los puertos lo duerme en su hamaca el mar.

Mece que te mece, pues te quiere mucho, tu mamá vigila que no venga el tucho.* Se durmió mi nene, se durmió en su hamaca; no me lo despiertes, chacha chachalaca.

*Fantasma, espantajo.

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Poemas para los más pequeños

Dos villancicos

1

2

Pijijis, risa de niños; pijijis, un desconcierto; silbatos de Navidad y gritos que no comprendo.

Silbatos de Nochebuena o pajarillos de lata, ¿de qué ríen los pijijis con esa risa del agua? Es que ha nacido en Belén el Hijo de la Alborada a quien los ángeles cuidan y los pastores halagan. Pijijis, si el niño llora, le consiguen su sonaja con la bulla de su risa que a todas horas ensayan, silbatos de Nochebuena y pajarillos de lata: Pijijis, pi ji ji ji ji, ji ji ji ji ji ja ja ja ...

pijijis, patos pequeños: –¿De quién huyen, a quién buscan, pijijis, en este espejo? –Al Niño-Dios que solloza entre la paja y el heno, al Niño-Dios que no tiene una sonaja de cielo. –Pijijis, el niño llora. Pijijis, vayan a verlo.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Navidad

Llegó una paloma con alas de barro y en su dulce arrullo la nueva nos trajo. Nació el redentor del mundo cristiano y una ceiba hermosa tiene por establo. La Virgen María pide a San José agua que mitigue su calor y sed. Una jicarita trae San José con agua de pozo y un poco de miel. Cerca del brocal que el agua humedece, querubes de seda, serafín de lino al niño entretienen. Ángeles en coro, nunca llore el niño que en el suelo juega. Vienen los pastores todos de alpargata y algunas pastoras entre tanto cantan. 16

Más tarde, de Oriente, los Tres Reyes Magos traen su presente para el soberano.

ofrece en su pico un leve temblor, una gota de agua, un rayo de sol, una brizna de aire para el Salvador. Después el venado trae en su hociquillo tres hojas de albahaca, de ruda y tomillo. Por último llega soberbio jaguar, monedas sus ojos y la piel igual. se pone a jugar. Viene luego el hombre a ver a Jesús; trae los maderos que serán la cruz. Duerme, Jesús mío, duerme, por piedad. Hace tanto frío esta Navidad.


Poemas para los más pequeños

Juego de manos no es de villanos

1. Piececitos tienen frío, pececitos en el río.

2. Ésta es la tortuga, ésta es la palmera y ésta la jirafa cuello de escalera. ésta es una casa. y un libro de versos, y ésta una paloma por el universo.

3. El índice y el cordial: los cuernos de un caracol que lentamente camina pues nunca tuvo reloj. las orejas de un conejo, el pico agudo, en un tronco, del pájaro carpintero. Son antenas de la jaiba de carapacho azul gris y si las miras de cerca te apretarán la nariz.

4. Cinco pajes muy corteses, en la corte, cortesanos, son los dedos de mi mano. Hacen una reverencia cuando pasa algún señor y a la salida de clases a todos dicen adiós. 17


Ramón Iván Suárez Caamal

5. Este ganso gordo no quiere volar, Señalacaminos lo va a regañar. Tercia el ganso grande: –Lo puedo ayudar. –Yo también ayudo, grazna el anular. –¿Y el ganso más nene? –¡Déjenme jugar!

6. En la sarteneja bebe don conejo, mueve sus orejas del trapo más viejo. Mordisquea el villano coles y lechugas; viene el hortelano. ¡Ay, date a la fuga!

7. Juntando sus cinco puntas mis dedos han de formar, muy pegados uno a otro, las palmeras de un palmar, el pico de una torcaza, el cáliz de un alcatraz y si los llevo a mis labios: un beso para mamá. 18

8. Manos cerradas, manos abiertas, manos dormidas, manos despiertas. Manos de nido, manos que muevo, la gallinita cacaraquea y pone un huevo. Dedos que estiro, dedos doblados, son diez pollitos los que han brotado.


Poemas para los más pequeños

9.

10.

Estas manos, como ves, son los picos de unos gansos que buscan entre la hierba insectos, maíz, garbanzo....

Saludar es mucha cortesía. Paloma del monte: –Buenos días.

Estas manos que ahora miras son alas de mariposas, alas de vivos colores Que en los cálices se posan.... Estas manos que te muestro son fauces de cocodrilo que arrastrándose vinieron de las orillas del Nilo....... Estas manos pueden ser dos cuellilargas jirafas, y si no las puedes ver, quizá necesites gafas.... Estas manos son tarántulas que salen a caminar, pueden ser veloces águilas o lo que quieras formar....

El sol entre las nubes arde. Hermoso rosal: –Buenas tardes. Hace de sus vidas derroche un gato y le dice a la luna: –Buenas noches. Floreció un árbol de acacia. Amigo jardín: –Muchas gracias. Una tarde tenía yo sed. Cántaro fresco. –Pase usted. Me despido, grano de arroz, menudo, chiquito: –Adiós.

11. Señor erizo, no me vaya a espinar. Voy a pasar, con permiso.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Cuentos de nunca acabar

1

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Por la boca muere el pez y el hablador por la boca: el refrán no se equivoca. ¿Te lo repito otra vez?

La gallina puso un huevo, del huevo brotó un pollito, el pollito se hizo grande y fue gallina de nuevo. La gallina puso un huevo ...

Rondas y juegos

1.

3.

En el balancín Se pesan las carcajadas.

Este viento travieso que a veces llega, entra por la ventana y todo juega. Se pone a hojear los libros, vuela mis cosas, convierte mis papeles en mariposas.

2. Viento, ya casi te alcanzo canso, canso, canso... El sol a todos sonríe ríe, ríe, ríe... La lluvia el verano espera pera, pera, pera... La tierra a todos convida vida, vida, vida... 20

Si juegas con los árboles quítales a pellizcos todas sus hojas.


Poemas para los más pequeños

4. Más alto quisiera que cualquier cohete volar mi juguete, mi avión de madera. Avioncito roto con motor de liga, es aquella hormiga tu nuevo piloto. Se va el aeroplano al cielo otra vez, sus ruedas, mis pies; sus alas, mis manos.

5. Las manos son alas, las alas son remos, los remos son olas, la ronda formemos pues somos hermanos. La ronda juguemos juntando las manos: la ronda del viento, la ronda del mar, la ronda más honda, la ronda que siento en mis labios cantar.

6. zumba el trompo su jolgorio mientras baila un zapateado, zarape multicoloro, sombrero a lo mexicano. Trompo, gallo de madera que picotea a otro gallo.

7. A la dona dona las roscas de harina, la ronda camina si el canto se entona. A la duna duna leche con arroz, si no tienes tos, helado de tuna. A la dena dena ronda de rondar si quieres tomar atole de avena. A la dina dina buñuelos con miel, gorros de papel y una gelatina. A la dana dana dulce de cajeta, quédate ya quieta rondita rondana.

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Ramón Iván Suárez Caamal

8.

10.

En cada esquina del mundo, me dijeron mis abuelos, hay una ceiba sembrada; sus ramas tocan el cielo.

Los niños mayas esperan con sus ramas espinosas, plantados a media calle, que lleguen las mariposas.

Junto a las ceibas enormes, las ceibas de grandes brazos, como lluvia bienhechora se derrama un calabazo. Alrededor de la ceiba una ronda hay que formar porque es el árbol más bueno de todos los que aquí hay.

9. En torno del sol que a todos sujeta juegan a la ronda los nueve planetas. Y cuando hay eclipse, se esconde traviesa la luna lunita detrás de la tierra. Pasa un aerolito –canica veloz–, gira su hula hula el halo del sol. En los asteroides, mazo de cartón, rompe su alcancía el Niñito-Dios. 22

Bajan decenas al charco, verdes, blancas y amarillas; las pescan con sus sombreros otros niños en cuclillas. No creas que de algún modo sus intenciones sean malas. Es que quieren los pequeños este juguete con alas.


Poemas para los más pequeños

11. Coronel: –Soldaditos de papel, este es el juego de los mandatos. Coro: –¿Quién manda, coro o coronel? Coronel: –Ordeno, ordeno

Coro: –¿Quién manda, coro o coronel? Coronel: –Ordeno por estas botas que todos salten como pelotas. Coro: –¿Quién manda, coro o coronel?

Coronel: –Ordeno , ordeno por mi silbato que todos maullen como gatos. Coro: –¿Quién manda, coro o coronel? Coronel: –Ordeno, ordeno por esta gorra que todos corran. Coro: –¿Quién manda, coro o coronel? Coronel: –Ordeno , ordeno por ese sable que nadie hable. Coro: –Ya no manda, coronel, el coro los mandos toma que el mundo es de la paloma y la rama del laurel.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Trabalenguas

1. Te lo platico: aro de oro tiene mi loro porque es muy rico. Oro es el aro donde lo paro y oro su pico.

2. ¡Mentecato gato, gato, pues no pescaste al ratón! Pazguato gato zocato, te voy a hacer garabato por dormilón.

3. La cha chachalaca, la cha chachaloca, su cola colaca, su cola coloca,

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maroma maraca, maraca maroma,

4. Me dijo una guacamaya y te lo repito, pito; no es tu novia, pajarito, la pita, la pitahaya.

5. Cala la calabaza, cálale una calavera, escárbale la mollera en son de broma o de guasa. En son de broma o de guasa –calaca laca calaca– si no te da con la estaca, acaso es porque no quiera Calaca laca calaca, cálale la calavera.


Poemas para los más pequeños

Mi hogar

1

3

De mi madre me agradan sus manos amorosas porque en ellas relumbran miles de mariposas.

En el horcón o en la horqueta se columpia el calabazo, jarana de muy buen paso baila a tres pies la banqueta.

Mi papá es el gigante que acomoda las nubes en los días de sol y con ellas me cubre.

En la noche de comal, la luna de la tortilla es una luna amarilla salida del nixtamal.

Y cuando de la escuela a mi casa regreso, a los dos los abrazo y los lleno de besos.

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2

Mamita, no sé leer. ¿Será que rápido aprenda si preparas de comer mi tibia sopa de letras?

Aunque canto, estoy muy triste, dijo un ave prisionera, pues mi jaula no quisiera aunque la llenen de alpiste.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Dos recuerdos tristes

1.

2.

Qué murmura el cuchillo al oído de la cebolla y qué responde ésta que me hace llorar.

Ayer me escondí, madre,

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debajo del mantel de la cocina largo, largo tiempo a maullar mi hambre.


Poemas para los más pequeños

El peluquero

Al Tío Justo

Pico de acero, ojo de ojeras, van las tijeras del peluquero. Peine escalera, sillón de cuero, la jabonera tiene un cordero. ¡Ojo a la oreja! ¡Ojo a las cejas! Mano tranquila,

nave navaja trisca trasquila, traba trabaja. Niño de Atocha del santoral, falta el pañal, falta la brocha y el peluquero trocha que mocha: ¡Falta el dinero!

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HALLAZGOS

y extravíos

en el país de las

letras

A

Escalera de tijera para subir al asombro con un peldaño.

¿Quién arrió esta bandera en el aire? ¿Y cómo es que se sostiene si no tiene mástil?

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B


Hallazgos y extravíos en el país de las letras

C

Cuando la escribes se ve en la pizarra del cielo: Es luna nueva la C.

¿Veloz, derecha, qué no tiene la D?

E

D

No haga un tango si a este tridente le falta el mango.

La F es una E que perdió el pie, no la Fe.

F

G

Gusano gordo gordo gusano que baja de tu mano A la una, a las dos…

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Ramón Iván Suárez Caamal

H

¿Qué extravió la H? –La voz.

Lo apunto: A esta I le falta el punto.

J

¿Es el mango de un paraguas? ¿Un anzuelo sin su pez? La J baila la jota con su bastón al revés.

Pajarito de la K, pajarito pico abierto: ¿Dónde está tu mamá?

L 30

I

Alicia reclamó al conejo: –¿Y la otra mitad del espejo?

LL

K

Escríbela gota a gota: llanto, maullido, lloro; la LL es un par de botas.


Hallazgos y extravíos en el país de las letras

M

¿De quién es esta muela, calavera chimuela? Que va, que viene… Giras la Z y está la N. Giras la N y está la Z: manigueta.

Ñ

N

¿Lo soñé? La Ñ, N con bisoñé.

¡Qué raro! ¿Quién no está junto a la O? –El niño que empuja el aro.

P

Denle pie a este caracol que baja por la pared; tiene hambre, tiene sed y gotas de tornasol.

Q

O

Reina de Corazones, ¿fue por pereza que el gato de la Q perdió la cabeza?

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Ramón Iván Suárez Caamal

R

¿Puedes? ¿Te ayudo? Rata, ata, ata… La R parece el nudo de mi corbata.

Siempre por parejas la S de las orejas.

T

La T se desespera, llegan las aves. –¿Podrían tensar los cables en sus brazos de madera?

¡Salta la cuerda que a ti te toca!, cuando sonríes, ¡qué linda boca!

V 32

S

Invierno, verano; por un cielo muy frío bajan los patos.

U


Hallazgos y extravíos en el país de las letras

W

¿Lo callo? O lo digo: A esta letra no le pusieron corpiño.

Capitán con una pata de palo –aunque tuerto fueras– a tu bandera pirata le falta su calavera.

Y

X

La entenderé y con razón, si a la Y yo le dibujo dos nombres y un corazón.

Para cambiar de lugar ayuda no le prometo, cola está haciendo la Z

Z 33


MANCHAS de tinta

El รกrbol es un atril en donde leen los pรกjaros abril

abril

abril

El รกrbol los gajos los grajos aves mil y los trinos que encantan y cantan en los caminos abril

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abril

abril


Manchas de tinta

Préstame, hongo, tu paraguas. Amenaza la lluvia y nadie me hace caso. Deja que abra el de vivos colores o aquel gris con tela de elefante. Al menos permite que alivie mi miedo. ¿Dónde, hongo, los relámpagos brillan sus tijeras?

si

sí si sí si sí si dices sí, grillo que saltas a la luna, por qué no, no, no, tus tijeras de plata, no, no, no, no nos dejan dormir…

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Ram贸n Iv谩n Su谩rez Caamal

El escarabajo de traje con pintas y aceradas puntas pint贸 con sus tintas / de rojos y oscuros / el toldo del cielo: El sol y la luna bailaron, / bailaron junto a las hormigas con bosque de sombrillas y selva de paraguas estas maravillas: hongos de las aguas.

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Manchas de tinta

Quise mis días de papel, del más terso papel y en ellos escribí mis canciones. Pajarita de papel, papel, gracias por tus alas, por la luna que nos mira y tu moneda de miel. Doblar, doblar, doblar, doblar, doblar, doblar hasta que cante, hasta que vuele de nuevo del nido –no de la jaula de mis manos– la pajarita de papel…

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Ramón Iván Suárez Caamal

¡Y qué! ¿Sabías, tú sabías que el quinqué tiene lengua de trapo y ojo tuerto de gato? Quinqué, ¿con qué luces espantas nuestro miedo en las noches cuando nada funciona y las sombras se agigantan? Rey de cristal, al oído nos dices tus historias con tu lengua rasposa.¿Y qué? ¿Y qué? ¿Y qué?

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Manchas de tinta

El trompo, que cae trompudo, el trompo que baila su remolino en el polvo, el gallo-trompo en el aire o con el pico en otros trompos en este pleito sin trampas. ÂĄCĂłmo sube sin caerse en mi palma o en mi uĂąa! Gira sobre el vĂŠrtigo y se adormila en un pie. Zumba zz z

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Ramón Iván Suárez Caamal

Cuando digo iglú pienso en gorgoritos, en pingüinos, todos de frac; en los largos bigotes de la morsa. Iglú: glú, glú, glú, glú. Alguien hace gárgaras de nieve y hielo. Alguien piensa que la hoja debe tener más y más palabras para que cada una sea el ladrillo de este iglú; que los osos nunca tienen sombra, que la luna en el Ártico es más blanca, que le debo arrojar bolas de nieve para que no duerma. Que el viento tiene frío esta mañana de seis meses. Y que adentro, entre pieles y sueños, duerme un niño al que los lobos

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Manchas de tinta

Un arlequín cabeza de papel de un barco de papel bailaba entre las nubes más oscuras en este carnaval el rostro a cuadros y la sonrisa de la luna nueva el arlequín que soy en la hojalata imita con una reverencia el vuelo de las golondrinas y desde su retrato me retrata el arlequín que soy no juega al ajedrez sobre su traje a cuadros sino que en un pie y en otro salta salta de la noche al día en la luz de los escarabajos después hace piruetas y se va agitando su pañuelo el arlequín que soy de sueños la cabeza de sueños de papel entre la tempestad el arlequín que dibujé con estos versos en mi cuaderno el arlequín que soy y te sonríe adiós

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Ramón Iván Suárez Caamal

Qué jiribilla de la jirafa; quiere ser baja como una ardilla. Busca una silla, busca una caja para sentarse. No quiere hartarse contando nubes, quebrando gajos, baja que sube, sube que baja: lazo en el cuello, cuello en las ramas, bajel, sombrilla, cuernos de paja: qué jiribilla de la jirafa. Jirafa sube, jirafa baja; Largo su cuello, largas las patas Cuenta que cuenta corta las nubes, mira los pájaros bebe en los charcos sube que sube, baja que baja: Qué jiribilla de la jirafa

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Manchas de tinta

Dónde dónde tu canción dónde dónde mandolina dónde dónde tu bandada trina ¿En el mar de tu galeón? ¿En las notas arrancadas a la dulce inspiración de mi alma acongojada? La mandolina de atolondrado corazón tontamente una canción zumba zumba zumba en moscardón… Escarabajo sin ton ni son tanto y tanto tiembla y templa y tienta una ilusión atolondrada mandolina y su canción en el hondo corazón

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Ramón Iván Suárez Caamal

Por el hilo ba ja ba ja ba ja por el hilo su be su be ¿Quién? Quien ha de ser sino YO, el YO-YO que se marcha y regresa y de nuevo viene y se va otra vez; el YO-YO de cabeza. El YO-YO por las escaleras del vacío pues soy un duende que da volatines o soy YO mismo que salto del trampolín de mi dedo índice, el que acusa. Boomerang es mi nombre: YO-YO. ¡Claro, YO!

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Manchas de tinta

Sé cauto, pero imagina el mar, cielos oscuros, el traje a cuadros de la tierra. Piensa, no mucho, porque vamos a galope cuatro corceles, dos del alba dos de tinta negra y en geométrico jardín jugamos a la guerra. Somos los caballos de ajedrez –ónix, cristal, resinas, cedro– que aunque nos obliguen, no amamos las peleas. Seríamos felices si en paz paciéramos en las noches, briznas de luz; en la luz, briznas de sombra: algo como sal y piloncillo de tu mano.

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Ramรณn Ivรกn Suรกrez Caamal

Danza la cobra, danza al son Me pregunto si le saldrรกn a esta serpiente de arena. El tiempo cae, danza la cobra, fuente que ondula. Quizรก pueda trepar como un faquir hasta las nubes por esta soga. Cobra de cobre de ojos abiertos, dime si el tiempo

En el desierto de jorobas de oro, el encantador tiene su casa. Vive en el silencio: en esta cesta.

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Manchas de tinta

Garza de pico largo largo largo largo largo largo garza de largo largo largo largo largo cuello y largo largo vuelo vuelo vuelo vuelo garza de nieve y sueĂąos garza toma mi paĂąuelo con el pico garza engarza cuando tiemblen estas lĂĄgrimas en los anillos lĂ­quidos del agua garza garza de patas patas patas largas largas largas largas largas largas como estos versos 47


LA

FAUNA DEL

Platón

1. Buen cliente es del zapatero el ciempiés.

2. Como el mapache te pones un antifaz, esperas en el camino y cuando pase el cochino ¡ZAZ! Sácale tus centavos, tuércele la cola al ladino, ¡tuércele el rabo! 48


La fauna del Platón

4.

3. –¿Quién es mejor zapatero? –El pájaro carpintero cuando maneja el martillo. –¿Y quién mejor caballero con armadura de acero? –El armadillo.

Mira a la oruga cómo camina sobre las hojas de la lechuga. Se estira, se arruga, se estira, se arruga, se da a la fuga. Oruga amiga, no estés tan triste, cuando te fuiste, vino la hormiga. Se estira, se arruga, se estira, se arruga en la lechuga. Ojalá puedas dormir tranquila, hila que hila entre la seda. Cuando despiertes serán tus galas hermosas alas. ¡Quisiera verte! Se estira, se arruga, se estira, se arruga sobre las hojas de la lechuga. 49


Ramón Iván Suárez Caamal

6. Sapito llevó a sapita una alegre serenata, pasó por allí una gata y pide que la repita. Sapita a sapito grita: –¡Escóndete en una lata, sapito, porque te mata!

5. Un día, mamá canguro se fue a conseguir trabajo; se lo dieron de cartero calle arriba y calle abajo. Por camino vía aérea trajo carta la paloma; al buzón de un árbol hueco mamá canguro se asoma. Antes de que salga el sol mamá canguro despierta y luego luego reparte las cartas de puerta en puerta. Con su bolsa de cartero, calle arriba y calle abajo; pregunta a mamá canguro si alguna carta te trajo.

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La luna buscó una nube, sapito se hundió en el charco mientras tensaba su arco un sonriente querube. La gata grita que grita, grita que grita la gata. Ahora sí, que repita sapito su serenata.

7. –¡Qué ágil!, ¡qué esbelta! ¡Cuidado, que anda suelta! –¿Quién? ¿Quién? –Pies de humo, –¿Quién? ¿Quién? –La comadreja. –Perros, no ladren a la ladrona. Coma, comadre Comadreja.


La fauna del PlatĂłn

8. Oye mi consejo: si quieres dormir y no tienes sueĂąo, debes de contar ovejas, borregos. Una: vellones de luna. Dos: vellones de arroz. Tres: trasquilado es. Cuatro: las patas de un gato.

Cinco: un borrego arisco. Seis: saltaste despuĂŠs. Siete: borreguito, vete. Ocho: tu lana te mocho. Nueve: es bola de nieve, Diez: empieza otra vez.

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Ramón Iván Suárez Caamal

9. ¿Por qué la mantarraya no tiene la piel de manta sino de lija? ¿Por qué la lagartija no tiene piel de lija sino de hoja?

10.

trajo para la reunión. Cara-carapacho, cara-caracol, cara-caravana Es el cumpleaños estrena este día traje tornasol, cola de algodón. Mari mariposa

Yo soy en la orquesta –dice el girasol– el bombo y platillo que de luz sonó. violines al son y don armadillo pule el bandolón. –Señorita oruga, traiga el acordeón. –Señora tortuga, lleve su tambor. Toca la trompeta mosquito zumbón y ensayan las ranas su voz de tenor. El escarabajo es el director; frac, corbata

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junto al festejado y a don caracol. –Luci lucerito, luciérnaga soy. fotos a color. No se pongan serios, rían, por favor. Cara-caramelos, piñatas de sol, puños de rocío colibrí nos dio.


La fauna del Platón

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Muy temprano saca el gallo su reloj de leontina, desempolva su chaleco y despierta a las gallinas. –¡Ten te re so!, se puso el gallo a cantar y al rojo sol picotear estirando su pescuezo.

La tortuga que conoces no es hoy como hace mil años ni tenía en ese tiempo una cazuela de barro. Un pequeño la encontró entre las hojas llorando, le dio el niño a la tortuga una casa por regalo. Y en un códice aparece que un tlacuilo mexicano le pintó compadecido las grecas del carapacho.

12 Lorito de lengua roma amaneció pensativo, no quiere usar el idioma de quien lo tiene cautivo. –¿No ves qué tristes están los niños con esa broma? Lorito, ándale, toma tu chocolate con pan. A lo mejor no desea, si libres todos vivimos, ser un loro de librea sino tranquilo volar para poder disfrutar el festín de los racimos.

14 Junto a las aguas de un charco, mariposa del clavel ha cerrado ya sus alas porque quiere ser un barco, un barquito de papel. Suelta tus velas de lino, no te suceda algo malo. Cuídate de los piratas que vienen por el camino con sus espadas de palo.

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Ramón Iván Suárez Caamal

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En un paraje del monte mamá venado ha parido, frota feliz sus pezuñas el venado su marido. Apenas si se sostiene este lindo pequeñín sobre sus patas de trapo rellenas con aserrín. Sirvió para su bautizo una charca cristalina, invitaron a la luna a que fuera su madrina. Su cola es suave y discreta, son sus ojos color miel y los besos de la luna se pintaron en su piel.

Por arruinar los elotes, me lo contó una lechuza: ¡Pobrecita de la tuza! ¡Le tuzaron los bigotes!

16 En la teja está el tejón, en la teja del tejado; los pollitos que hay aquí deben de tener cuidado. Junto al tejón de la teja del tejado va la zorra, si logran llegar aquí: –¡Qué se salve el que más corra!

*Regionalismo yucateco: deseosa.

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18 Quién tuviera los primores como tienen las abejas de atesorar en las rejas

19 De una hojita de cilantro está poch* la pochitoque, haga cola la tortuga si desea que le toque una hojita de cilantro, una hojota de lechuga.


La fauna del Platón

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20 Aún no ha salido entero del cascarón el patito y está estrenando entre gritos un gorro de marinero. ¡Qué feliz es doña Pata cuando empiezan a brotar! Uno, dos, tres..., a nadar, porque de nadar se trata. Al verlos felices, creo, yo creo que también son sus barcas de cascarón cuando salen de paseo.

Caballito de verdad, caballito de madera, caballito de la mar, mi pequeña los espera. Caballito de verdad que corres por la pradera, mi niña te fue a comprar terrones de primavera. Caballito de madera, hecho del roble más fuerte, mi niña ya quiere verte para ponerse a jugar. Caballito de la mar, mi niña es una sirena y una montaña de arena te quisiera regalar. –¿Alguno falta nombrar para empezar otra vez? –Me quisieron olvidar–, dijo. Y se puso a saltar, caballito de ajedrez.

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Ya se cansó tu caballo, tu caballo de madera, ya se cansó de correr por el patio de la escuela. Traca tracá traca trote, traca tracá tracateo, tu caballito de ocote arma bastante jaleo. Traca tracá trote, traca tracá tracateo, anuncia ya la campana que ha terminado el recreo.

¡Qué zancos trae la garza! ¡Y qué zuecos el caballo! ¡Qué abanico el pavo real! ¡Y qué traje el papagayo! ¡Con gusto regalaría a la morsa una navaja, sus espejuelos al topo, su corbata a la jirafa! Denle un peine al puercoespín y una cola al elefante. ¡Qué guapo sería el zorrillo si usara desodorante!

23 En el hueco de una aguja se ha atorado un elefante, o lo jalas o lo empujas hacia atrás o hacia adelante. Se formaron las parejas y todo el mundo jaló: le crecieron las orejas, la cola se reventó. Le jalaron la nariz sin temor a que se rompa; le quedó larga la trompa.

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La fauna del Platón

25 Conoce a los animales, niñito de la ciudad, pero no sólo en las jaulas por pura curiosidad. Jirafa estira el pescuezo porque se quiere salir, abúlicos elefantes nomás piensan en dormir. Ha ensuciado su peluca el orgulloso león, no ríe ni doña hiena, el cóndor está pelón. Una familia de monos no deja de discutir; hipopótamo ha engordado, ¿qué dieta debe seguir? Pandita, panda de estuche –embajador del Oriente– no hacen los mimos y halagos a la prisión diferente. Con su coraje blindado embiste el rinoceronte, la llama llama a la llama y llama al llanto el sinsonte.

los más antiguos lagartos bostezan de aburrimiento.

Se puso traje de luto pantera, pues quedó viuda; el pobrecito pingüino, muy lejos del hielo, suda. El lobo se ha vuelto bobo, abre el erizo sus púas y alborotan la prisión mítines de cacatúas. La cebra se ha acostumbrado al traje de la prisión, camello más jorobado, mapache no es un ladrón. Un oso que fue gitano añora su libertad, armadillos y tlacuaches un túnel quieren cavar. Exótico papagayo se ha atrevido a preguntar: –¿Por qué estamos prisioneros, niñito de la ciudad?

26 Asustado de repente, un pájaro carpintero picoteó en un madero este telegrama urgente: ¡Niñito, salva a la selva de la maldad de tu gente!

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Escarba, chivito, escarba en el montón de basura y tu sustento asegura, chivito de larga barba.

Cierra muy bien la troje, asegura los candados y no los dejes pasar, frijolito colorado.

Te regalo el basurero, sé que grande es tu apetito; pero no comas, chivito, la ropa del tendedero.

Gorgojo gorgoró, górgoro que me enojo pues ya viene de visita la familia del gorgojo.

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La fauna del Plat贸n

29 La campamocha trasnocha, la campamocha est谩 a dieta por pizpireta.

30 Cola y cola, mano y mano, no hay mono ni mona sola.

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TRES

de

LECCIONES

historia Mapa Cuando quieras dibujar el mapa de mi paĂ­s, lo puedes imaginar un caballito de mar que entre dos aguas se afana: California la nariz, El Bravo la crin galana con aguas que al Golfo dan, Tehuantepec la montura, Jalisco una mordedura y la cola YucatĂĄn.

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Tres lecciones de historia

DiecisĂŠis de septiembre Campanita de plata, campanitas de bronce, campanitas de barro, Âżlo conocen? Campanita de seda de los montes, regĂĄlale tu perfume cuando brotes. Campanitas al vuelo de la torre tocan a libertad en Dolores.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Donde se habla de la patria con metáforas sencillas La Patria es un deseo de llorar y a veces un deseo de cantar... Eduardo Carranza

I. Canto con banderas.

II. Tu rostro, Patria.

Una canción con banderas estamos todos cantando. Parece que es primavera: los corazones son pájaros;

Una palabra se quiso verde; otra se soñó roja; el viento arrancó una hoja y en ella escribí este hechizo: Tus símbolos, Patria mía, son tu rostro verdadero. Al verte, tan sólo quiero llevar en mi corazón el mapa de tu canción como el dardo más agudo; en los ojos, tu Bandera y en la mirada sincera, el águila de tu Escudo.

¡Ah, tener un caracol en el pecho; en la garganta, un río lleno de peces. Y en los ojos, aunque a veces digamos que es triste el llanto, el nido de un colibrí que la Patria es para mí el arco iris de un canto.

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Tres lecciones de historia

III. Tus páginas gloriosas.

IV. Cabe en un puño.

Cuando abrí el libro de Historia en sus páginas hallé un pueblo lleno de fe en un futuro de gloria. Entonces, me pregunté

México cabe en la palma amorosa de un pequeño, México cabe en un sueño, México cabe en el alma. ¡Si yo pudiera tocar la verdad que está en el Mito! ¡Si pudiera con un grito tu presencia, Patria, amar! ¡Y si pudiera llorar en tu canto su alegría!, para que tú, Patria mía, para que tú, mi Nación, quepas en mi corazón que ama la poesía.

ama la espuma del mar como yo tus epopeyas y si las altas estrellas son tus héroes. Si es así: ¡Viva México!, que aquí la Patria dejó su huella.

V. Si la Patria es un deseo de llorar y de cantar, y si queremos lograr vivir como un pueblo libre, dejemos que el pecho vibre

y, acorde con la emoción, entonemos con unción este canto a la bandera que la Patria verdadera existe en el corazón. 63


Algunos naipes de la LOTERĂ?A

1 Barril, barril sin fondo; deja ya de comer o no respondo.

2 Espera que se madure la fruta que verde asoma; para que el gusto te dure, espera para que comas.

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Algunos naipes de la lotería

3 Andariega, presumida, coqueta como ella sola; la luna, esposa del sol es una bella señora.

4 Tiene catarro el cotorro y no quiere conversar; denle jarabe de pico para que pueda sanar.

5 Si me permite un segundo, le quisiera preguntar cuánto le dan por cargar sobre sus hombros el mundo.

6 Mexicano es el nopal, se nutre de la penuria; en sus espinas es furia

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y trae también sonrisas la chalupa. 65


Ramón Iván Suárez Caamal

8 Palacio del dios Neptuno baila el vals Sobre las olas, ceñido el talle moruno por su cola, la sirena.

9 ¡Qué galante es el catrín!, el catrín, ¡qué buena facha! ¡Qué piropos desembucha cuando pasa una muchacha!

10 Unida por vez primera nuestra nación mexicana se hizo libre y soberana para ondear en la bandera.

11 En las aguas del estero, sin moverse, y en un pie, inválida garza espera la limosna de algún pez.

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Algunos naipes de la lotería

12 Recargado en la pared insulta porque es muy macho y a veces llora de sed.

13 Telar del aire y la seda, prodigio de ingeniería; con qué maña teje y qué bien le queda su tela de fantasía a la araña.

14 Corona tienen los reyes, corona llevan los muertos, la Virgen tiene corona y los que sueñan despiertos.

15 –¡Aquí con el corazón! ¡Lotería! ¡Lotería! ¡Ay, tiemblo de la emoción y la alegría! 67


EL TIEMPO que madura Los colores El plátano es amarillo, el verde pinta al limón y rojos son los tomates igual que mi corazón. De negro viste la noche, rosado tiñe el rubor, las uñas sin pintauñas y el nácar del caracol. Las lenguas de la fogata hablan en anaranjado, las uvas y los caimitos visten su traje morado. Azul es el ancho cielo, el café siempre es café, blanca la espuma y las nubes y la sonrisa de usted. 68


El tiempo que madura

Las estaciones ¿Quién será la costurera del campo si lo matiza? –Primavera.

¿Quién desanuda los moños cuando desprende las hojas? –El otoño.

¿Quién derrama de su mano la jícara de las lluvias? –El verano.

¿Y quién del aire toricuerno embiste que nos da frío? –El invierno.

Los puntos cardinales Mañana, muy de mañana, espera que salga el sol, salúdalo cuando asome: –¡Buen día tenga, señor!

Al frente tendrás el Norte que es frío y muy fanfarrón, el Sur será a tus espaldas debajo del Ecuador.

Dale la mano derecha en señal de tu amistad, sentirás su mano tibia si el sol su mano te da.

El Este está a tu derecha, allá donde sale el sol y a la izquierda está el Oeste, la hamaca donde durmió.

La derecha donde sale, la izquierda donde se va

Ves qué fácil te orientaste y aprendiste la lección de los puntos cardinales. –¡Muchas gracias, señor Sol!

para poderte orientar.

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La lluvia

Las siembras

Amigos, esta mañana, no vino a jugar el sol porque su hermana la lluvia todo el cielo le tapó. Le ha robado sus juguetes: el barrepiés volador, raudos aviones de viento, el trueno de su tambor. ¡Cómo se ríe la lluvia que a los pájaros mojó, puso aretes a las hojas y al charco un sapo cantor! El sol que se enoja, enoja, su roja cara asomó... Corre, lluvia, que te pega!, y la lluvia allí perdió su caja con sus colores entre que corre y corrió.

¡Qué a gusto están las semillas dormidas bajo la tierra! Canción de cuna les cantan las estrellas. Mañana que llegue el sol las debe encontrar despiertas, ¡cuidado con las hormigas!, ¡se las llevan! Que la lluvia las bautice con jícara o regadera; ya asoman sus tiernos brotes en las eras. Un caracol jardinero vestidos de muselina hoy estrenan. Las cuidaremos a todas, les quitaremos las hierbas para que pronto tengamos la cosecha.

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El tiempo que madura

Arcoíris Una tarde que llovía, el sol, hábil carpintero, hizo un puente de colores con los diamantes del cielo. –Con mi triciclo de lata, papá, yo quiero trepar ese puente de colores que acaba el sol de pintar.

Frutas del trópico 1 Dulce mango picotea en el racimo un canoro, si rompe la pulpa de oro la luz del alba chorrea. Picotea, pico-tea ...

2 El coco es hijo de cielo y mar, es agua que nadie supo quién se la dio, cómo cupo entre su blanco manjar.

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Una franja condecora a la sandía, es la naranja señora con gajos de mediodía. Cómo llora don limón al ver que su corazón ha perdido poesía. Buche de pavo se esponja la toronja pues ama la fantasía. La toronja es una monja de nombre sor Alegría.

Reina del huerto, mi reina, reina que en mí reina, piña, el delantal de una niña que sus cabellos despeina. El trópico en un arbusto pintó de cuadros la aurora, monedas conque atesora azúcar servida al gusto. ¡Ay, que me pegaste un susto!, tiara del sol en la era, piña, piña dominguera, deja que me dé gusto, piña, piñata, rumbera.

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El tiempo que madura

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Si me dieran un cuchillo lo hundía en la pitahaya, rojo que en el verde estalla si me dieran un cuchillo. O si fuese guacamaya de verde acerado brillo o un pájaro carpintero, en la pulpa, como quiero, hundiría mi martillo.

El trópico ha verdecido un corazón en la rama y al verlo, un pájaro exclama con el canto enternecido: –¡Cuánto por probar diera de su dulcísima pulpa! Yo no me tengo la culpa que de la rama cayera. ¡Oh, qué de púas por fuera No es una fruta cualquiera esta sabrosa guanábana.

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OMARÍN y el mar Un astronauta Papá, cuando sea grande, quiero ser un astronauta que viaje por el espacio, puesto su traje de lata. Al elevarse el cohete me asomaré a su ventana. ¡Cómo brillan las estrellas que se encienden y se apagan! Si logro pescar alguna, en un frasco a la luciérnaga meteré con mil cuidados para traértela a casa. Yo pienso que los cometas son papalotes de largas colas de papel de China. ¡Mira!, un ángel se resbala del tobogán de Saturno. 74


Omarín y el mar

Es un columpio de plata la luna, la luna nueva. ¿Será que Osa su pata me dé si la llamo amiga? Mundos y más mundos pasan. Una nebulosa gira su rehilete de hojalata. No sé si soy pez o pájaro ni si esta nave es mi jaula o si seré como estrella fugaz que en el cielo viaja. Desde esta altura es la tierra una canica azulada. Papá, si miras arriba, salúdame desde casa pues viene en un colibrí de regreso tu astronauta.

Con la cáscara de un coco Con la cáscara de un coco una tortuga platica y poco después le explica que piensan que está cegata. En la cáscara de un coco se hizo a la mar una rata, parche el ojo de pirata, pata de palo, valiente. Con la cáscara de un coco, a la manera de pala, un castillo de cien salas construyó en la arena un nene. Si esta historia te entretiene, yo creo que poco a poco tú también podrás jugar y sueños imaginar con la cáscara de un coco.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Niño o mar

Omarín quiere formar un castillo y un pastel sobre el hermoso mantel de las arenas del mar. Omarín es un pequeño que tiene al mar por padrino, Omarín del agua vino y al agua lo lleva el sueño. Muy quitado de la pena, sin que lo moleste el sol, un rosado caracol recoge de las arenas. Al acercarlo a su oído, en vez del mar que saluda, una voz que pide ayuda oye el niño en el sonido. El mar moribundo siente que lo llenan de basura, que le pone sepultura la espuma del detergente. Naufragan los cachalotes, se entristecen las gaviotas, en todas partes se notan pegostes de chapopote.

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No bajan más las estrellas pues sucias están las playas, en donde quiera se hallan colillas, latas, botellas. Omarín quiere llorar, mas luego recapacita que sus brazos necesita y no lágrimas el mar. Su decisión es completa, a recoger desperdicios con su pala y su cubeta. Yendo de aquí para allí trabaja el niño en la arena; limpia y trabaja sin pena: ¡Si todos fueran así!


Omarín y el mar

Niños junto al mar

¡Qué enorme mantel la arena festoneada por la espuma! Las conchas y caracoles y las estrellas abundan. El panadero divino con esta harina tan suave del horno azul de la mar sacó peces y caracoles. ¡Cuántos niños en la playa hacen castillos de arena en donde vive escondida una bonita sirena! Algunos buscan regalos, otros tiran sus anzuelos y varios más son piratas de alegres rojicapelos. En la puerta del castillo hace guardia un caballero de sorprendente armadura, con ella igual de ligero. Mira el barco de papel con mástil de fantasía

levar anclas y elevarse sobre el verdor de una risa. El caballito de mar se ha comprado una montura y un pez globo de colores escapa de las agujas. Las sardinas y otros peces visten chaleco de raso. ¡Uy!, se rompió la hilaza que sostenía a los pájaros. Cae el martín-pescador sobre el vitral de las aguas, treinta gaviotas parecen un escuadrón de acrobacia, estiradas señoritas y un pelícano gruñón con la sal hace sus gárgaras. –Mamá, tengo mucho sueño; me he cansado de jugar. Arréglame ya la cama en una concha del mar.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Mercado submarino

Un tianguis quiso poner en el mar una sirena, le aconsejó la ballena qué vender.

Venden perlas en su estuche por un doblón, hasta balas de cañón y anémonas de peluche.

Dio su lija el tiburón, los mástiles el coral y el mostrador de nogal un antiguo galeón.

Señor tortuga cajero, dependiente el calamar y el caballito de mar, mandadero.

Pez martillo puso clavos, su manta la mantarraya y el camarón, de morralla, diez centavos

En su puesto, esta sirena vendió una argolla de cobre a un pececillo muy pobre por un puñado de arena.

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Omarín y el mar

Islas del Caribe

A. REPORTE METEOROLÓGICO El huracán –niño malo– sin miedo a que lo castiguen, juega al trompo trompiloco en las aguas del Caribe.

C. BARBADOS Al este de Barlovento prepara su espuma el mar pues la quiere rasurar con la navaja del viento.

B. PEQUEÑAS ANTILLAS Los vientos huracanados en el Caribe, se ve, puños han desparramado de cacao y de café.

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Ramón Iván Suárez Caamal

Estampas marinas

A

D

En el puerto barre la calle una anciana, barre la noche muy de mañana.

Dos garzas: una se iba, la otra llegaba.

B

Dos preguntas: Arriba, las nubes. Debajo, la charca.

Si es mar el cielo, un papalote picó el anzuelo.

Dos garzas: El silencio, Después, nada.

C

E

Pequeña, es el mar –tu corazón– entre mi mano cerrada, sólo un puñado de arena.

Cansada de navegar, harta de mucho desvelo, una barca sin consuelo ancló en el mar... Y en el cielo.

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Omarín y el mar

F

G

Gaviota –origami de la brisa– espuma que a veces sueña una sonrisa.

Instrumento muy sabio para besar las estrellas: El astrolabio.

H Mar, no borres los mensajes en la arena o el decano pelícano te dará de pescozones.

I Se han puesto mallas las palmeras para su clase de gimnasia.

J Faro, viejo farol: ¿Cantas en Fa o en Sol?

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Puede el mar ser espuma

A. Un caracol: cómo cabría el mar en sus tres versos.

B. Escribe azul y borra con espuma lo que no dijo.

C. De tres en tres los versos en la arena: huellas de garzas.

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D. Qué hormiga puso estas rocas enormes que el mar golpea.

E. Playas de azúcar –aunque el mar es salado– llenas de hormigas.


Omarín y el mar

Martín pescador

Martín-pescador pescaba en el espejo del mar, en el espejo del mar Martín-pescador pescaba. ¡Qué buen peje, don Martín! ¡Qué buen peje ya sacaba! Y el peje pejecoleaba

El sol bañista

Martín-pescador pescaba. Una tarde, el sol, solo, se aburría; vio el azul del mar, se echó desde arriba. La espuma del agua a un buque salpica. ¡Pobre sol de estambre! ¡Qué mal clavadista! –Creo que se ahoga. ¡Pronto!, un salvavidas. De la chimenea de un barco salían aros y más aros para el sol bañista.

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Ramón Iván Suárez Caamal

El traje de Lunita

Este cuento que les cuento le sucedió a luna nueva que quiso, como los peces, su traje de lentejuelas. Me lo contó Federico desde una antigua carreta –por caminos de Santiago– que polvo en el cielo deja. Es cumpleaños del sol, reparte nubes de fresa, adorna el patio del cielo con piñatas y cometas. Se fue muy triste la luna de la mar a las riberas, llora suspiros de sal, lágrimas de luz y arena. Vivía la niña luna en una casa muy negra envidiando los destellos de sus hermanas estrellas. ¡Pobrecita de la luna!, de la luna tan coqueta

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que quiere traje de luces Discuten los animales reunidos en asamblea y en menos que una ola cae las soluciones acuerdan: Pez aguja cosió el traje, la concha ofreció su perla, pez volador le llevó el traje de lentejuelas. La escuchan los caracoles, se acongojan las sirenas, mantarraya condolida quiere enjugarle las penas. Se probó el traje la luna para ver cómo le queda, su sonrisa de gitana Aquí termina este cuento que les contó quien les cuenta. Lunita usó desde entonces su traje de lentejuelas.


Omarín y el mar

Marianegra

Marianegra sí está aquí. Marianegra la yoruba, Marianegra la de Cuba y de Jamaica y Haití.

la falda, vivos colores,

Marianegra no tiene oro ni plata, su risa se desbarata y nuestros juegos alegra.

Marianegra, negra niña, danos pedazos de piña, una caña, algún buñuelo, agua fresca de Jamaica y puñados de maní. Marianegra si está aquí.

Marianegra si está aquí, no tiene oro ni plata, trae el sabor del ají que nuestras risas rescata. Marianegra viste así:

y en la cabeza un pañuelo que le dio su bisabuelo porque sí.

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Hasta luego Porque mis versos son tuyos, no digo que me despido; si los aprendes, pequeño, te quedaré agradecido. Ya se va la palomita; se va la paloma, niño; mas llevará a donde vaya las hojas de tu cariño.

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Índice Un viaje al país de las letras

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POEMAS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS Canción de bienvenida Soy un niño Canciones de cuna Dos villancicos Navidad Juego de manos no es de villanos Cuentos de nunca acabar Rondas y juegos Trabalenguas Mi hogar Dos recuerdos tristes El peluquero

10 10 11 12 15 16 17 20 20 24 25 26 27

HALLAZGOS Y EXTRAVÍOS EN EL PAÍS DE LAS LETRAS

28

MANCHAS DE TINTA

34

LA FAUNA DEL PLATÓN

48

TRES LECCIONES DE HISTORIA Mapa Dieciséis de septiembre Donde se habla de la patria con metáforas sencillas

60 60 61 62

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Ramón Iván Suárez Caamal

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ALGUNOS NAIPES DE LA LOTERÍA

64

EL TIEMPO QUE MADURA Los colores Las estaciones Los puntos cardinales La lluvia Las siembras Arcoíris Frutas del trópico

68 68 69 69 70 70 71 71

OMARÍN Y EL MAR Un astronauta Con la cáscara de un coco Niño o mar Niños junto al mar Mercado submarino Islas del Caribe Estampas marinas Puede el mar ser espuma Martín pescador El sol bañista El traje de Lunita Marianegra

74 74 75 76 77 78 79 80 82 83 83 84 85

Hasta luego

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