CARTELES DE LA FERIA LINENSE
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ice un proverbio chino que un cartel vale mil palabras. No vamos a detenernos en analizar el viejo refrán, pero si podemos afirmar que España posee una amplia y rica trayectoria cartelera. Ya Covarrubias, en su libro “Tesoro de la Lengua Castellana”, publicado en 1611, no da la definición del cartel como “el escrito que se pone en tiempos de fiestas por los que han de ser mantenedores de justas o torneos”. Sobre 1761 se registra el primer cartel español dedicado a los toros, de autor desconocido. En 1879 aparece el primer cartel, ya firmado, obra del aragonés Marcelino Unceta. Desde esta fecha habría de partir una costumbre cartelera dedicada a la Fiesta Nacional, con sus dos más célebres representantes en los nombres de Roberto Domingo y Ruano Llopis. Sin embargo, el cartel tienen múltiples caminos, diversos derroteros para una propaganda comercial, caritativa, religiosa, cultural, deportiva, artística o de interés turístico, difundiendo a todo color las bellezas de un país, de una comarca o de un pueblo, por las cuatro esquinas del ancho mundo de nuestro tiempo. VELADA Y FIESTAS EN LA LÍNEA. El día 20 de julio de 1870 se constituyó el primer Ayuntamiento linense, independiente del de San Roque. Estamos seguros que desde el primer momento, el “novísimo” Ayuntamiento nombraría una Comisión, “a fin de proporcionar alguna expansión tanto a los habitantes de este pueblo como de la vecina plaza de Gibraltar, se ejecuten algunos festejos, invitándole a los vecinos a que iluminen las fachadas de sus casas”, según nos aclara don José de la Vega Rodríguez en su libro sobre la historia de La Línea. Las primeras fiestas, donde el pueblo tomaba parte activa, se celebraron “la víspera del Corpus, este día y el siguiente”. Más tarde, cuando la velada linense va tomando auge y fama por tierras de la Baja Andalucía, acuerda el Ayuntamiento, el abril de 1885, trasladarla al mes de julio, primera semana, para que no coincida con la Feria de Algeciras. La velada de La Línea tiene una vieja tradición cartelera. No sabemos si el primer cartel va unido a la primera feria. Nos ha sido imposible, por los años transcurridos, unir ambas cosas. Ahora bien, los primeros carteles o 1
programas de mano que hemos podido ver en la velada se remontan a los años veinte. Casi todos representan a mujeres andaluzas con flores prendidas en la cabeza, peinetas y tocadas con el clásico mantón de Manila. De éstos carteles, quizá los más antiguos que existen, desconocemos los nombres de sus autores. OTROS NOMBRES PARA LA HISTORIA DEL CARTEL. Otros artistas, como el maestro algecireño Ramón Puyol, han pintado según nos confesó en cierta ocasión- al menos dos carteles para la Feria de La Línea. También el linense Facundo Moyano Carrasco (que firmaba sus trabajos con el seudónimo de Fak) aportó sus cualidades artísticas para anunciar la velada de su pueblo. Su cartel de 1934, titulado “Piropo”, ganó el primer premio en un concurso patrocinado por el Ayuntamiento. Le dieron la cantidad de quinientas pesetas. En 1936 realiza otro cartel titulado “Bailarina”; pero estas fiestas de julio no llegaron a celebrarse con motivo del Alzamiento Nacional. En 1943 un artista desconocido para nosotros nos ofreció un cartel con la figura de una mujer envuelta en papelillos y serpentinas de colores. Después, en años sucesivos, nos referimos a los comprendidos entre 1945 y 1950, nombres como Puya y Alberto Pérez de los Santos serían los encargados de anunciar, con sus dibujos coloristas, la Velada Linense. EL MAESTRO CRUZ HERRERA. En 1942 el cartel de la Velada iba a encontrar una firma de renombre internacional para anunciar estos días de fiestas, reencuentros, bullicios y alegrías. Nos estamos refiriendo al maestro Cruz Herrera, linense por los cuatro costados y enamorado de su tierra como el primero. Su cuadro titulado “Mujeres linenses” constituiría el primer eslabón de una cadena de lienzos, donde el artista, mago del pincel, pondría siempre, año tras año, toda su ilusión, su entrega y su inimitable estilo pictórico. Como intentamos hacer un breve bosquejo de la historia de los carteles linenses y fechas de aquellos que fueron realizados por los pinceles cruzherrerianos. Quedan así: “Mujer andaluza” (1944), “Mujer linense” (1951), “Alegrías” (1953), “En la feria” (1954), “Muchachas de mi 2
pueblo” (1955), “Flores de mi pueblo” (1956), “A los toros” (1957), “Carmen” (1958), “Viva la feria” (1959), “Mi feria torera” (1960), “Por alegrías” (1961), “Las presidentas” (1962), “De verbena” (1963), “Guapas de mi pueblo” (1964), “Mujeres linenses” (1965), “Lo mejor de la feria” (1966), “Brindis a la feria” (1967), “La niña de la Atunara” (1968), “Garbo de mi pueblo” (1969). Hagamos una aclaración referente al año 1970. Con motivo del primer centenario de la fundación de la ciudad, el Ayuntamiento convocó un concurso de carteles. Como siempre ocurre, dieron un breve plazo de veintitantos días para la presentación de los originales, así que los pintores, en una carrera contra el reloj, se pusieron a toda marcha, sin descanso, a pintar carteles. Al final, doce llegaron a tiempo de participar antes de que se cerrara la señalada fecha de entrega. Después se montó una exposición abierta al público en la que pudimos apreciar que entre la docena de carteles había algunos dignos de anunciar la Velada linense, puesto que entendemos que un cartel no ha de ser “necesariamente” una obra de arte; sin embargo, el Jurado nombrado al efecto estimó con severidad que nada de lo presentado era “bueno” a su juicio, y declaró desierto el concurso. Hubo, naturalmente, revuelo en la prensa y los comentarios desfavorables a la decisión, sin olvidar que la mayoría de los concurrentes, aquellos que tenían confianza en su obra, quedaron moralmente hundidos. Pero ahí queda la anécdota para la pequeña historia del cartel linense. Después la Comisión de fiestas reprodujo “Señorío de mi pueblo”, cuadro de enormes proporciones que está colgado en el vestíbulo del Ayuntamiento y pintado por el maestro en 1926, cuando se le nombró Hijo Predilecto de la ciudad. En 1971 hubo otro concurso para elegir cartel. El fallo fue favorable para el granadino José Jiménez Barcojo. Un cartel alegre, sencillo y sin complicaciones. A partir del año siguiente y hasta la fecha los cuadros de Cruz Herrera han vuelto a ser de nuevo el “heraldo” de las fiestas. Veámoslo: “Fiesta flamenca” (1972), “Gloria” (1973), “Rosa en fiestas” (1974), “Chulapa” (1975), finalmente este año de 1976 el cartel lleva por título “Después de la corrida”. El nombre parece ciertamente un contrasentido, dado que en la presente Velada de julio no habrá corridas de toros por encontrarse en ruinas el viejo coso. 3
En resumen: hemos intentado, por todos los medios a nuestro alcance, esbozar la pequeña y curiosa historia de los carteles de las fiestas de La Línea, famosas siempre en la Baja Andalucía.
REVISTA CARTEYA Xose de Ximena.
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