A. C. A antes de crus alegrĂa Nicaragua octubre 2013
Sala Justo Rufino garay Sal Salomon de la Selva UNI Instituto de Historia UCA
organiza +/malagana
El eslabón construido If I told him Would he like it Would he like it If I told him Gertrude Stein
Acá en Nicaragua todo mundo se las da de misterioso. Los pintores mas que todo. Los de la gran pequeña tradición post-Peñalba. Pero no hay tal. Es pura pose de enfants terribles (aman la frasecita). Eyaculación de romanticismo praxiniano por cada poro. Son pocos, pues, los misterios. La historia va así: Nada. Peñalba, Armando Morales, Praxis. Omar. El primitivismo. Nada otra vez. Esa es la historia oficial. La que creen los bancos y los banqueros. O era. En los ochenta sucede un milagro. Los inicios de la nueva plástica hecha en Nicaragua. Una plástica que no tenía nada que ver con la historia oficial del arte y la cocina nicaragüense. Era la “generación del relevo” propuesta por la política cultural de la revolución. Pero realmente era una generación que no relevaba a nadie ni a nada. En 1994 se realiza la primer exposición internacional de arte centro americano contemporáneo. Organizada por el Harris Museum (Inglaterra) y curada por Joanne Bernstein, Tierra de Tempestades: Arte Nuevo de el Salvador, Guatemala y Nicaragua/ Land of Tempest: New Art… acerco a toda una generación de artistas de la región. De repente nos percatamos que había mas en común con estos artistas centroamericanos que con la historia del arte nicaragüense oficial. Por estas fechas en San José, Costa Rica surge con un ímpetu asombroso y magnetizador el MADC. El primer museo de arte contemporáneo de la región. La idea de un arte nuevo realizado en la región se reafirmaba desde dentro esta vez. Mesotica: Centroamerica Re-generación fue solo el comienzo de un proyecto que trascendió vidas y fronteras. Desde una nueva perspectiva mas amplia y centroamericana (Curadores, Artistas, Coleccionistas) se presentaba y se discutía el nuevo arte de la región. Un arte marcado inevitablemente por su historia y su histeria colonial y post colonial. Y fue en el MADC (Museo de Arte Contemporáneo y Diseño) precisamente donde nos encontramos a Rolando Castellón. Aunque lo mas probable es que el nos encontró a nosotros (ArteFacto). Castellón era una especie de figura mítica mística de la plástica nicaragüense. Aparecía y desaparecía rápido. Pablo Antonio le había dedicado un numero del Pez y la Serpiente a principios de los 80. Allí en aquella pequeña revista descubrimos los talismanes del chaman. Hechos de lodo, papel doblado, ramitas de árbol, tinta, tiza y asombro. Después desapareció nuevamente del radar hasta que JEA publica el Boletín # 36 del BCN en donde volvía a mencionar aquel artista casi fantasmagórico para todos y para nosotros también.
En el MADC nos encontramos, pues, cara a cara con el flaco. Iba en tándem con Virginia. Es decir la Virginia Perez-Ratton. Juntos constituían el cuerpo y alma de aquel proyecto cultural que trascendía Costa Rica. El sueño era Centro América, El Caribe, la Región. Era un sueño expansionista. Maravilloso y poco real. Y fue también la semilla de Teoretica, el otro sueño inconcluso de la región. Que capacidad de soñar la de Virginia y de Rolando. Fuera de serie. Se pasaban siempre y era contagiosa la vaina. Soñamos juntos. Fue Virginia quien le hizo la profilaxis para nosotros. [¿Como es posible, me dijo después Alejandra Urdapilleta, que acá en Costa Rica estén tan al tanto de la obra y de Rolando y nosotros nel?] Nos cuenta de la obra de Castellón en San Francisco. Desde la Galeria de la Raza hasta el SFMoMA. Nos habla de su revista Cenizas precursora de todas nuestras revistas de arte/ arte revistas. Se emociona cuando recuerda el encuentro con Rolando y en San Jose, Costa Rica, la conformación de aquel equipo único y dispar. De aquel equipo inaudito y ejemplar compuesto por ella y por él. Elella pues. Aquella semana, durante la inauguración de Mesotica, en medio de los inicios de la construcción de una identidad centroamericana como artistas visuales, empezamos a tratar de conocer a Rolando Castellón. 15 años después seguimos en la misma. Seguimos descubriéndolo y conociéndolo un poco mas. Seguimos pues haciendo la conexión que lleva eventualmente a la acción. De manera desapercibida estábamos ante la obra de aquel artista hasta entonces desconocido para nosotros. Entre papeles doblados y antiguos que salen de cajas, reminiscentes de otras cajas (las de otro poeta: c.m.r.), Rolando Castellón se devela fraccionariamente. Nos muestra fotos: el estudio en SF, el afiche de la primera exposición personal. Nos muestra objetos patafísicos y risibles. Nos muestra que la tierra y el tiempo son materiales justos y necesarios ahora. Formas, maneras y actitudes todas ausentes de la historia del arte oficial de la pequeña patria. Allí y de golpe comprendimos el misterio nuestro. El único que nos incumbía. Todos nuestros proyectos e investigaciones se originaban y colindaban con aquella obra autárquica. Corren, paralelo a veces, se entroncan otras, se entrelazan la mayoría de las ocasiones. El eslabón perdido lo encontramos en San José. Bringas tuvo mucho que ver.
Raúl Quintanilla Armijo Managua-Ciudad Panamá 2006-13
“¿Signos en rotación?” ¿Es pertinente nombrar la lectura de la obra de Rolando Castellón con ese título de Octavio Paz?, porque ateniéndonos a que las obras emiten signos y significaciones, podemos relacionar los dibujos de Rolando con una escritura atemporal que dice al lector lo que su mente impactada tiene la capacidad para remitirse a mundos jungianos o arquetípicos. Se da el caso que los ritmos lineales, en bandas, franjas y figuras refieren por vía geométrica a paramentos de arquitecturas prehispánicas, a cortezas arbóreas, a superficies terrestres agrietadas, a ciertas zonas o especie de interregnos donde confluyen imágenes de la naturaleza y de la obra humana en una suerte de síntesis rotunda, implantada en el formato bidimensional, con trazos precisos, fragmentados, asumiendo totalidades o partes que responden como un umbral penetrable a percepciones in nombradas. Aparecen los ritmos saturados para producir sensaciones cinéticas y sinestésicas por medio de achures y claroscuros monocromáticos que semejan los ejercicios técnicos de la mano diestra con el carboncillo y la sanguina, donde se alude al cuerpo conglomerado, segmentado, vuelto motivo geométrico abstraído para llenar el vacío de una superficie, como los frisos de un templo milenario, estructurando y desplegando una especie de partitura terrestre cargada de sonidos y esa música dibujada, voces
de conjuros chamánicos, enraizada en unidades modulares que a veces se interrumpen, se propaga y reproduce como el crecimiento de una presencia seminal contundente, pasando de la percepción pétrea de estratos, capas geológicas y morfologías minerales, a las semillas, bulbos, capullos, cuerpos, como si las imágenes de la materia transitaran de lo inorgánico a lo vivo, en un trayecto de eliminación pura, hasta llegar de la frase a la letra, al simple alfabeto desnudo. Salto que pasa de lo gráfico a lo natural reencontrado, siendo un encuentro paradigmático por búsqueda y no por puro azar de elementos vegetales: espinas, cornizuelos, raíces, tallos, que pueden parangonarse formalmente con las grafías de los alfabetos mesopotámicos y caracteres chinos, así el autor hace un muestrario seriado de modo directo, enseñando y revelándonos una suerte de alfabeto terrestre o natural. En las superficies plegadas el artista subraya las líneas de doblez aunque superponga dibujos con tramas geométricas, logrando una metamorfosis del objeto que deviene en una imagen rotunda, donde el papel y los pigmentos transmutan su ser, para ser motivo de asombro. Aquí no se da el binomio ínorgánico/orgánico, el plano en sí se somete al relieve lineal, resaltando su potencial para ser volumen, rebasando el mero formato rectangular de la hoja de papel convertido en símbolo o emblema. En fin, como lectores ante la multiplicidad de signos de esta obra, pretendemos subrayar los aspectos considerados esenciales, destacando un proceso, camino, percorso o recorrido en el sentido zen que partiendo de lo polifónico, arriba despojado al sonido único, al mantra de los mantras que acompaña el ascetismo del autor: el “OM”.
David Ocón.
Formas al límite de la figuración: deidades, personajes mitológicos, animales inventados El caso de Rolando Castellón que, nacido en 1937, reside por fuera de Nicaragua, específicamente en San Francisco, USA, desde 1956, es muy singular. En 1965 hace su primer viaje a Nicaragua, en el momento de mayor actividad del grupo Praxis, donde expone, y luego la visita dos veces, en 1969, regresando de Europa definitivamente a los Estados Unidos; y en 1971, luego de recibir el premio nacional por Nicaragua en la Primera Bienal Centroamericana realizada en Costa Rica, 1971. Durante toda la década del 70, Castellón adelanta de una manera casi enteramente solitaria y desconocida por los demás, una de las mas bellas obras sobre papel que se hayan realizado en el continente. El Ídolo, carbón sobre papel, 1973, la energía de las formas prehispánicas se multiplica en un notable dibujo de extrema complejidad, donde un arabesco de líneas paralelas sirve de enlace. Las formas están en el límite de la figuración; pero, aun detenidas en esa frontera, pueden ser deidades, personajes mitológicos, animales inventados. La consistencia tejida del dibujo, será, a lo largo de la década, una de sus características mas sobresalientes, y también placenteras.
A partir del 75, el papel comienza a ser trabajado como un objeto. En los objetos desconocidos, los bordes del papel están quemados y cortados irregularmente. Imposible no vincular el encanto de estos objetos con los códices prehispánicos que han llegado hasta nosotros. Alas, 1975, charcoal sobre papel, repite el tema con variaciones, esta vez haciendo una especie de dibujo negativo, en blanco sobre negro. La calidad de textos misteriosos que tiene toda la obra de este periodo, hace un alto en 1977, cuando trabaja los acrílicos sobre papel que mostrara en la Galería Tagüe, de Managua, ese mismo año. Los acrílicos le dan un mayor margen al juego, al organizar relaciones de triángulos de papel doblado o pintado, dejando espacios libres con una mayor respiración y simetría de la composición; aunque algunos de ellos, Fold IX (doblez), vuelven a intricarse a manera de trama. Estos acrílicos sobre papel, entre los cuales, en mi opinión, los mas logrados y sugerentes, volviendo a tener esa resonancia de elemento arcaico revitalizado, son las Pirámides de 1979, alternan a partir de esa fecha con objetos. La mayoría de estos objetos, ya concretos y tridimensionales, tienen la peculiar característica de partir de elementos pobres; ramas y palos, cuerda, trapo, restos de madera; que su intención es totémica, lo expresa claramente su titulo, en el caso de los Totemstick del 78, y también en los objetos rituales, 1977, 78, 79. Pero aun cuando la intención del artista no sea crear un fetiche, el tratamiento de los objetos indica sin duda alguna la necesidad de inventar cosas que carezcan de función y de utilidad dentro de un visión pragmática, pero que pertenezcan al servicio mayor de los exorcismos y la magia. La producción de estos objetos “pobres”, que entroncan con una cultura de raíz mágica como es la nicaragüense, culmina en 1979, con los Adobes (fragmentos), donde se exponen planchas de barro trenzado con palos y paja, reproduciendo así el material de construcción mas pobre y popular de nuestros campesinos.
Martha Traba
Manifiesto contra los plagiadores y seguidores de los precursores de lo “Conceptual” La mórbida intensidad del Arte Conceptual actual refleja Desdeño y desesperación, los Cuales rechazan la realidad mientras Claman formas y actitudes neo-realistas
Una neo-sardónica irracionalidad ha Reemplazado la necesidad interior De buscar maneras de simplificar el Estudio y comprensión de la naturaleza Y su misterio
Lo que pasa por buscar respuestas Se ha convertido en la negación del Espíritu, no es otra cosa mas que Un deseo masoquista de conectarse A una nueva forma del absurdo
Rolando Castellón
CENIZAS CINZAS ASHES ASCHE Al correr de los últimos años, desde San Francisco, California, muchos lectores de poesía y coleccionadores de publicaciones “raras”, han tenido la ocasión varias veces al año de recibir unos diminutos cuadernos, en cuya portada estaban escritas las palabras CENIZAS CINZAS ASHES ASCHE. Como editorial de la nueva publicación aparecía el pie de imprenta “Romax”, detrás del cual se oculta la discreción lirica y nicaragüense del excelente pintor Rolando Castellón, artista bastante conocido en los medios de vanguardia de Centroamérica y en California. En realidad “Cenizas” ha traído con cada numero algo nuevo, insólito e inédito, no tanto gráficamente (no se puede perder de vista el hecho que Rolando Castellón no es solo el editor de la revista, sino, al mismo tiempo, tipógrafo, encuadernador, compaginador, administrador y “manager), sino también poéticamente, por medio de poesías y textos escritos en su mayoría en español y en ingles, pero también en “chicano” y en francés, en alemán y hasta en rumano, alternándose los poemas con dibujos, vignettes o ilustraciones que representan, de cierto modo, la “marca” de esta hoja tan simpática, tan singular y tan valiente, porque sabe mantener – en un tiempo cuando desde Nicaragua llega tanta poesía que es mas bien cartel
político y cursilería – la poesía pluralista que también es lo que suelo llamar la poesía en libertad. Durante algún tiempo, Rolando Castellón nutrió el sueño de hacer una, vamos a decir, mini-editorial, lanzándose a la aventura con los “Poemas del Viejo Soldado Tristán Marof”, en segunda edición y también con los pocos poemas traducidos al ingles de ese cronista (“Ukulele’), ilustrados por Jean Charlot, el cuate de Diego Rivera, Carlos Merida, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, pero tuvo que cortar las alas de su sueño para dedicarse enteramente a estas “Cenizas” que ya van volando sobre muchos países de nuestra América. A veces, hojeando la colección de los números salidos hasta la fecha, pienso con melancolía que algunos de los mas entusiastas lectores y colaboradores de la hoja, como Manuel Bandeira, Rafael Heliodo Valle, Rafael Arévalo Martínez, Joaquín García Monge, Jorge Carrera Andrade, Joaquin Pasos, Manolo Cuadra, Magliore Saint Aude, Teófilo Cid, Trigueros de León, Eunice Odio, nuestra entrañable Eunice, se fueron para el otro lado, y ya no pueden colaborar en esta revista cuyo mensaje es, hoy día, mas simbólico que en cualquier otra época. Rolando, a veces ayudado por otro valioso artista “nica” Alfonso Ximénez, noche adentro compagina, revisa o pega estampillas, para que la poesía pueda seguir circulando libre, sin fronteras y sin censura de ningún tipo y ninguna ideología.
Stefan Baciu