Raül Vásquez Iñiguez TEORIA I – Mañanas Profesora responsable: Marta Llorente Profesora de prácticas: Carmen Rodríguez Curso 2014-2015 En este trabajo he decidido tratar de forma diferenciada las dos obras leídas debido a sus escasos puntos en común. Primeramente se trata El crítico como artista de Oscar Wilde como obra principal a analizar y relacionándolo en algunos aspectos puntuales con Si una noche de invierno un viajero… de Italo Calvino. Sobre esta novela se hace un análisis de los temas que a mi parecer eran interesantes en la segunda parte del trabajo.
EL CRÍTICO COMO ARTISTA (1890) OSCAR WILDE
Este libro se escribió en 1890, durante la época victoriana en Gran Bretaña. Por aquel entonces Wilde ya rechazaba a la sociedad inglesa, hecho que se plasma en su repetida crítica en este ensayo. Más tarde el recrudecimiento de la sociedad de la época frente a su persona y su affair con un Lord inglés lo llevará a prisión y a perder sus bienes. Morirá en la ciudad de París en la miseria a la edad de 64 años. Esta obra se trata de un ensayo que toma el diálogo entre Gilbert y Ernest como estructura para desarrollar las reflexiones sobre la crítica de Wilde. Gilbert representa el alter ego de Wilde en el libro, es el vehículo con el que lanza sus ideas, mientras que Ernest es el personaje que pregunta y pone en duda lo que nos cuenta Gilbert. De esta manera Wilde lleva por donde le interesa la conversación entre ambos y por tanto al lector. En el texto Wilde explicará la razón de la estructura en diálogo de la obra. El crítico puede usar distintos métodos objetivos como el diálogo para mostrar su visión de la realidad y por tanto la subjetividad intrínseca al crítico de la que se trata más adelante. En este ensayo se defiende la crítica como la mayor de las artes, pues es precisamente ésta, la que permite su avance y le da sentido. La crítica trata con el pensamiento y el propio arte como materia prima. Haciendo un símil con la máquina, lo que le interesa no es el resultado que produce la máquina sino la serie de mecanismos con el que se llega a tal resultado, el proceso en sí mismo. En consecuencia, la Edad Antigua provoca en Gilbert una gran admiración, tal y como explica, fueron los griegos quienes crearon el espíritu crítico, los que permitieron el avance del pensamiento. No solo eso despertará su devoción por ese tiempo, sino también la pasión e 1
implicación de los filósofos griegos por el pensamiento. Esa pasión unida al espíritu crítico y su retroalimentación fue lo que permitió el avance del pensamiento y del arte. El arte es pasión y crítica, pero para Wilde, existen dos artes supremas, superiores a las demás artes, la literatura y la propia vida. Es sorprendente como Wilde no incluye ni hace mención en todo el ensayo de la música; a mí entender, es el arte que más fácilmente plasmaría lo que quiere expresar cuando habla de la palabra y del pensamiento. Serviría para explicar muchos de los aspectos sobre los que habla a lo largo de toda la obra. La música es un arte sin límites, con una infinidad de combinatoria, mucho mayor que la palabra. A su vez constituye un lenguaje y no uno cualquiera, el lenguaje universal, aquel que llega a todos. Pero no se queda ahí, es un arte que solo es real cuando se reproduce, sobre el papel solo es una representación, en la materialidad no es nada. Toma “cuerpo” como real cuando se toca una pieza, en lo efímero, en lo intangible. Se podría ir más allá, la música es una de las artes más ligada a la interpretación, al sujeto, a la impresión que a lo largo de todo el libro reivindica el Gilbert para conocer y crear. Deduzco que puede ser que no tome la música en sus explicar sus ideas ya que la música no es el origen del pensamiento mientras que la palabra sí. Gilbert también afirma que solo la literatura es capaz de representar el movimiento de la vida, la representación se limita a la captación de un único instante y no su transcurso. Pero en este caso también podríamos dar como ejemplo la música para contradecir a Wilde. La música es capaz de plasmar la inquietud del alma humana de una forma similar a la palabra, de manera inmaterial, usando lo invisible. Podríamos dar como ejemplo también el cine, pero es un arte que por supuesto Wilde no conoció. Pero volviendo sobre las una de las artes que interesan al autor y poniéndolo en relación con la otra lectura, la obra de Si una noche de invierno un viajero… trata precisamente sobre la literatura. El protagonista de la novela es el propio lector del libro, se basa en diez inicios de distintas novelas interrumpidas, el hilo conductor es el amor por la lectura, la aventura de leer; pero también en el amor entre dos lectores, Ludmila y el Lector. Para escribir la novela Calvino intentó escribir diez novelas distintas que imaginaba escritas por otro autor. Calvino se presenta a sí mismo como lector también, escribe en función de lo que conoce, de lo que ha leído. Parte del arte de la literatura como materia prima también y crea a partir de ello, igual que hace el crítico que nos describe Wilde. Toda la novela por tanto se basa en la propia lectura, desde el autor hasta el lector, pasando por los protagonistas. Del emisor al receptor todo se coge de un modo u otro a la lectura. Es uno de los puntos que une las dos obras, de dos épocas totalmente distintas y alejadas en el tiempo, la literatura. Más concretamente la pasión en ella. Wilde en este diálogo entre Gilbert y Ernest reivindica la pasión como parte vital de la crítica y del arte, solo mediante nuestra total devoción por la obra extraeremos una nueva obra de arte. Esta pasión de la que hablaba Wilde en el 1890 se refleja en la novela del Calvino, no solo el amor 2
por la literatura de Calvino sino en los propios personajes; Ludmila, ávida de conocer la continuación de la lectura y tú mismo, el Lector, leyendo y preguntándote si todas estas novelas llevarán a algún lugar tras tanta interrupción. Calvino consigue traspasar al lector mediante la obra sus ganas de leer, su pasión por la lectura. Los griegos usaban la crítica de la literatura como un estudio al detalle, dice Wilde, componían con palabras, para el oído y no para la vista, no creaban en lo material, en la escritura, ya que está limitada, mientras que la palabra en si no tiene límites. En la obra de Italo Calvino se ensalza la figura del lector y no la del escritor, igual que Wilde eleva al crítico contemplativo por encima del creador, igual que hacían los griegos en la Antigüedad. De todas formas, en Calvino todo esto es relativo ya que por mucho que intentase escribir diez novelas apócrifas finalmente escribe y crea en lo material. Aún así, tampoco es él quien se muestra reacio a la creación. En Wilde resulta una contradicción evidente, constituye una traición a sus propias proclamas ya que no solo se dedica a la contemplación y prueba de ello es su propia obra. El libro junto con la idea de contemplación que defiende crean un oxímoron en este aspecto. Del mundo griego admira el espíritu crítico, que es el desencadenante del arte, el mecanismo que permite su avance. Es la mayor de las artes, el arte en su estado más puro. Este movimiento no puede existir sin la existencia de la crítica, ésta crea nuevos marcos; sin ella nos estancaríamos, usaríamos siempre el mismo molde, nos quedaríamos simplemente con el impulso creativo intrínseco al hombre, pero dedicándolo a la pura repetición sin sentido. La crítica se basa en el pensamiento y al conocer todo cuanto nos rodea mediante la contemplación según Oscar Wilde, pero el avance del arte no siempre ha ido ligado al pensamiento y la consciencia, o si más no, ha intentado desvincularse. Es el caso del Surrealismo, aunque posterior a Wilde, puede demostrar que el arte intentó avanzar mediante el olvido de la consciencia, en sacar de nosotros mismos aquello de lo que no somos conscientes. La crítica puede ser nuestro principal motor pero eso no implica que puedan existir otras vías de avance en cuanto a arte se refiere. Wilde hará referencia a la creación sin crítica como aquella que vara a la deriva, sin un objetivo y por tanto sin conocer su destino final. Aún así, el Surrealismo a pesar de experimentar para alcanzar su objetivo sí que lo conocía. La crítica o la experimentación son el medio pero con ambos se necesita de un fon para avanzar. Para Wilde el pensamiento es aquello que nos aleja de lo animal, de la simple acción, del instinto. La creación “artística” solo es capaz de hacer cosas menos vulgares, es su unión con la crítica lo que la permite alcanzar la categoría de obra de arte y alejarla de la mundanidad. Es más fácil hacer una cosa que hablar sobre ella por tanto - dice Wilde - la reflexión implica un proceso mucho más profundo y complicado. Haciendo otra vez la comparación con el mundo griego, fue tarea más complicada la creación de los mitos que la acción que llevaron a cabo. Fue
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la literatura, el pensamiento, el hablar de ello lo que les convirtió en eternos. La acción se basa en la energía del instinto, mientras que quien escribe lo convierte en eterno al volverlo a crear. Wilde critica la creación nacida del instinto y ensalza el pensamiento, detesta la creación por sí sola. Sin embargo ¿no puede ser también la creación un método para avanzar? La creación a mi entender también te pone en contacto con la realidad, te proporciona experiencia y por ende conocimiento. Por tanto, y siguiendo este razonamiento, la creación ensancha nuestro saber sobre las cosas, nos permite hablar con una base aún más sólida. La crítica por si sola también cierra puertas al conocimiento de algún modo, y por tanto al juicio de la obra de arte. La creación amplia nuestros horizontes en el propio campo de la crítica. Se puede teorizar a partir de la experiencia, la práctica o la creación, y en cierta manera es necesario para avanzar con un paso más firme. De hecho, Wilde no es capaz de justificar la no-creación por parte del crítico más allá de la propia crítica, se agarra a la limitación de todo material para la representación de la realidad, pero eso lo aleja de un conocimiento más profundo, pues la creación te pone en contacto directo con la realidad. Pero la creación mediante la experimentación puede ser una forma de avance? La experimentación puede resultar un método muy útil siempre y cuando tenga un objetivo, como diría Wilde que se base en el pensamiento, en la crítica. Si se experimenta sin el uso del pensamiento no se asimila lo creado pues no se conoce el proceso creativo, tan solo el uso del instinto. Es necesario un método (no un mecanismo) que rija y de sentido a la experimentación para poder llegar a conclusiones y avanzar realmente. Italo Calvino en Si una noche de invierno un viajero… realiza un experimento literario, fruto de la época. Pero en ella la experimentación tiene un fin muy marcado, basar toda la novela en la experiencia de la lectura. Se compone de diez inicios de diferentes novelas de estilos distintos, la historia que hilvana estos inicios es el amor entre dos lectores, el propio lector del libro es protagonista, etc. Toda la experimentación aparece en la novela tiene una finalidad por tanto, no se trata de creación mediante el simple impulso y en consecuencia al creador le aporta un mayor conocimiento sobre la creación, amplia su pensamiento. DE LA SUBEJTIVIDAD DEL CRÍTICO En el Crítico como artista la crítica no es algo objetivo. Si la crítica es un arte, en consecuencia no trata de ver las cosas como son en realidad, sino de forma subjetiva. Se suma al arte como pura experiencia impresionista, cada individuo debe aportar su belleza a la obra de arte. El observador presta a la obra su percepción, su visión de lo bello. La crítica por tanto es ver en la obra de arte aquello que no es, va más allá de la creación artística, parte de su sugerencia para crear una nueva obra sin ninguna similitud con el objeto de origen. Cada observador ve lo que decide ver, así aporta belleza a la pieza de arte, es el verdadero creador de la obra de arte. 4
Siguiendo este razonamiento, el pensamiento es el motor de la creación en su más elevada expresión. Si el pintor intenta representar aquello invisible a la vista, aquello no pictórico en realidad está convirtiendo lo invisible en visible, quitándole todo su sentido y convirtiéndolo en algo obvio. Solo el pensamiento y el lenguaje pueden representar las ideas. El arte debe ser incompleto sino quiere ser una torpe imitación de la realidad. El arte de la crítica es siempre autónomo, no es imitación del objeto origen. Es precisamente este rechazo por la reproducción del pintor o el escultor común lo que nos muestra el misterio de la belleza. Wilde también defiende que una vez el arte ha transmitido su mensaje enmudece, pierde su sentido, en cambio, la obra creadora a través de la crítica no tiene límites, siempre permanece abierta a nuevas creaciones. Si el crítico parte de la obra de arte para la creación y se trata de una acción totalmente subjetiva como defiende Wilde, cualquier obra de arte puede ser el punto de partida para caminos muy distintos, incluso contrarios. No enmudece como dice Wilde sino que permanece callada hasta que el observador o el crítico la hace hablar. Ahora bien, se desprende del texto que Wilde desprecia el arte que pretende transmitir un mensaje claro. Pero el arte también puede transmitir una sensación, y como sensación que es, tiene matices y gradientes en función del observador, se ata a la subjetividad. Si este fuese un diálogo con Oscar Wilde podría discutirnos esta idea, podría decirnos que la obra creada por el artista está basada en la representación de una sensación, en hacer tangible lo intangible y por tanto no tiene ningún sentido. Aún así, la experiencia se pone de nuestro lado, ¿cuántas veces hemos experimentado una sensación que el autor pretendía plasmar en la obra? Esto no desacredita la idea de la obra de arte como punto de partida de nuevas creaciones, pero es complementario. El arte tiene un poder transmisor indudable, es la intensidad de esta transmisión lo que puede sufrir variaciones. DE LA LITERATURA COMO ARTE Gilbert asegura que la vida es una de las dos artes más elevadas junto con la literatura pero como tal está condenada a fracasar y a herir. Es seguro que no repetiremos la misma emoción dos veces, que no volveremos a estremecernos como lo hicimos, no volveremos a sentir aquello ya sentido. Esto sí que nos lo puede dar la literatura, no hay momento que no podamos volver a la obra literaria y volver a sentir lo que el libro transmite. Se siente sin pagar el precio que pagaríamos por ese sentimiento en la vida. El sentir hay que buscarlo en el arte porque no hiere. Con esta idea se reivindica la lectura como refugio de la vida y por tanto eleva a la literatura por encima de la vida como la mayor de las artes, no causa perjuicio en nosotros ni sus sensaciones son irrepetibles. Relacionándolo con Si una noche de invierno un viajero… Calvino convierte la vida de Ludmila y el Lector en la propia experiencia de la lectura. Su vida se basa en conseguir leer la continuación de la historia y con ello vivir una experiencia con Ludmila. Su vida y sus experiencias se basan 5
en la lectura pero a diferencia de lo que cree Wilde, la lectura es un medio para el Lector para vivir una experiencia no para refugiarse de la vida. DE LA CONTEMPLACIÓN COMO ARTE El arte en sí debe ser inmoral para Wilde, busca la emoción por la emoción, la no producción de lo útil está mal vista en la sociedad, ahí radica su inmoralidad. Aún así la simple contemplación es la más alta de las ocupaciones. No hacer nada es la más intelectual ocupación, el material es el propio pensamiento, es infinito, mientras que la creación está limitada por el propio material. Pero el pensamiento debe partir de lo tangible, de lo material; partir de la idea platónica no tiene sentido ya que solo lo concreto nos satisface. No considero muy adecuada esta perspectiva tan cerrada sobre la creación, es cierto que el pensamiento debe ser el mecanismo de avance básico pero en mi opinión debe ir ligado a la creación, este avance debe plasmarse. El impulso creador en lo aparentemente inútil como el arte puede que no sea otra cosa que la voluntad de dejar algo de nosotros, algo inmortal que dejamos de nuestra mortalidad. Pero como tantas veces ha sucedido a lo largo de nuestra historia, esta creación puede empujar del pensamiento en el futuro mediante su revisión. Puede llevarnos a redescubrir desde otra óptica las cosas, nos permite el paso atrás como colectividad. La creación también es capaz de replantear la visión de las cosas durante el proceso de producción, de unirnos a la experiencia y a la realidad, esto puede provocar de alguna manera el avance del pensamiento. La creación sin lugar a dudas sirve al pensamiento y su avance como ya se ha comentado anteriormente. Wilde también usa la limitación del creador al material y a la técnica, ensalzando así la contemplación, pero de la misma manera la contemplación está limitada por nuestros sentidos o por nuestras capacidades. Siempre tendremos límites que no seremos capaces de superar. La contemplación nos lleva a conocernos a nosotros mismos según Wilde. De la misma manera que debemos conocer todas las obras para poder juzgar una sola, debemos conocer a todos los demás para conocernos, nuestra vida no es nuestra, arrastramos las vidas de los antepasados, de la historia. Nuestra individualidad no nos pertenece, es el resultado de la experiencia de la especie. Ahora bien, si somos conscientes de esto es porque tenemos los testigos que han quedado de la historia. Sin alguno de estos testigos no conoceríamos la razón de muchas de las cosas que hemos incorporado como especie. Este podría ser otro ejemplo con el que podríamos rebatir a Wilde, de cómo la creación puede facilitar el progreso del pensamiento. Para Wilde la contemplación es una forma de conocer lo ajeno y en consecuencia a nosotros mismos. La contemplación se basa en “ser” no en “hacer” y es el espíritu crítico el que nos permite avanzar a través del “llegar a ser”. Es por esa razón que el arte inmortal no se basa en la acción. Se necesita de la utopía para el avance del pensamiento, es lo que nos permite ver más allá de la inmediatez del “hacer”, de lo útil.
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Como ya se ha comentado con anterioridad en este trabajo, Wilde destaca la pasión como máxima expresión de la subjetividad y la parcialidad. No se debe ser imparcial en el ejercicio de la crítica ya que solo se puede ser neutral en aquello que no interesa. Será este interés lo que nos despertará la pasión y nos permitirá ir más allá con el pensamiento y la crítica. Equipará esta pasión a una cierta locura, considerándola superior a la razón. En este aspecto recuerda de forma clara a la idea de manike expuesta en el Fedro de Platón y el alma como un auriga tirada por dos caballos. No es la razón lo que tira del alma sino el sentir. Finalmente y de manera conclusiva Wilde afirma que la creación se basa en el instinto natural mientras que la crítica crea pensamiento, destila y extrae la esencia de las cosas. Nos proporciona aquello que ni la física ni la metafísica pueden dar, la idea en nosotros del “llegar a ser”. Cree que de esta manera y mediante la crítica avanzaremos de tal manera que lograremos la salvación del ser humano, nos salvará del odio y creará vínculos huyendo de dogmas y verdades eternas, renunciando a atacarnos. De la misma manera que reclama el “llegar a ser”, con esta visión extremadamente optimista del futuro mediante el uso de la crítica, crea una utopía para ensalzar hasta el extremo la crítica, pero sin una base demasiado desarrollada ni sólida.
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SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO... (1979) ITALO CALVINO Calvino escribió esta obra durante su periodo más ligado a la experimentación, durante la cual se dedicó a probar con la estructura de sus narraciones, con ello intentaba que la estructura del libro pasase lo más desapercibida posible. Usó la escritura combinatoria como base de su creación literaria. Durante este período trató de experimentar de forma similar en otras novelas como Las ciudades Invisibles (1972), en que a través de la descripción de numerosos tipos de ciudad crea la novela. Absolutamente todo en esta novela gravita entorno a la lectura. El protagonista del libro es el propio lector, uno mismo. La lectura de este libro empieza con un capítulo que te prepara para la lectura, te introduce a ella. Entonces empieza la novela de Si una noche de invierno un viajero… y de repente se interrumpe la lectura, a la que le sigue otro capítulo sobre lo acontecido y de cómo retomar la lectura. Esta secuencia se repite a lo largo del libro, interrumpiendo la lectura por distintos motivos pero a su vez creando una historia entorno a la interrupción junto a una lectora, Ludmila. Será la pasión por la lectura y el propio amor por Ludmila lo que lleva al Lector a continuar leyendo. Calvino se presenta a sí mismo no como escritor sino como lector, ¿acaso no se escribe en base a lo leído? Pretende fingir no ser el autor de los diez inicios de las novelas, escribe inicios apógrafos intentando representar diez lecturas distintas por parte del lector. Cada una de las novelas se caracteriza por un estilo y una narración determinados. Una multiplicidad de formas que convergen en una sola novela de la misma manera que lo hacen sus distintos títulos. “Si una noche de invierno, fuera del poblado de Malbork, asomándose desde la abrupta costas sin temor al vértigo y al viento, mira hacia abajo donde la sombra se adensa en una red de líneas que se entrelazan, en una red de líneas que se intersecan sobre la alfombra de hojas iluminadas por la luna entorno a una fosa vacía ¿Cuál historia espera su fin allá abajo? Pregunta, ansioso de escuchar el relato”
La minuciosidad con la que cada aspecto del libro encaja es sorprendente, es un libro redondo, todo gira en torno a sí mismo, todos los aspectos planteados sobre la lectura se relacionan entre sí a la perfección. En el último capítulo, el Lector se encuentra en una biblioteca con siete lectores, durante el cual se establece un diálogo. La conversación entablada trata sobre los distintos estilos literarios, así como de las diferentes maneras de leer. Todas las perspectivas de los lectores parecen reflejar la intención del autor por explicar la estructura del libro y su manera de entender la lectura. En mi opinión, cabe destacar concretamente al llamado “cuarto lector” y su idea de que cada libro es una pequeña parte de lo que es la suma de sus lecturas, siempre y cuando se relacionen con entre sí (evidenciado en la relación entre los títulos). Junto con la visión del sexto y séptimo lector sobre la promesa de la lectura y la búsqueda del fin del libro resumen a la perfección la estructura y el motor de esta lectura. 8
RELACIÓN CON OTRAS LECTURAS Una vez leído el libro, me he dado cuenta de otros libros ya leídos pertenecientes en cierta manera a este período de experimentación de la forma en la novela. Dos claros ejemplos como Rayuela (1963) de Julio Cortázar o Vida instrucciones de uso (1978) de Georges Perec. En el primer caso, Rayuela se compone por una serie de capítulos que se pueden leer en varios órdenes. Se puede realizar su lectura estándar, es decir desde el principio hasta el final, solo la lectura de el “lado que allá” y de “el lado de acá” en orden, o bien siguiendo una determinada secuencia propuesta por Cortázar al principio del libro. Si en Si una noche de invierno un viajero… Italo Calvino escribe diez inicios de novelas distintas, Cortázar construyendo tres posibles lecturas de la novela, en cierta forma tres novelas. En ambas novelas, cada una a su manera, la importancia de la figura del lector y la propia lectura es evidente, pero también lo es su estructura experimental. En vida instrucciones de uso, se hace la descripción minuciosa de un bloque de pisos a través de las partes, en cada capítulo se describe una de las viviendas del edificio. El libro empieza con un preámbulo sobre los rompecabezas en clara alusión a la estructura del libro. En él se reclama la importancia real de los puzles, de su despiece a mano, no como una imagen recortada al azar. El creador del rompecabezas establece en realidad un diálogo con el propietario del puzle, debe intentar confundir al jugador, recortar con intención la imagen. Se trata de algo similar a una partida de ajedrez. Igual que la novela de Italo Calvino está compuesta por fragmentos de novelas, la novela de Perec está construida desde la adición de las partes, cada uno de los capítulos construyen el libro (y el bloque de pisos). De la misma manera que Perec escribe sobre la relación entre el creador y quién monta el puzle, en la obra de Calvino, este diálogo se establece entre autor y lector. Entre lectores en realidad, ya que Calvino se presenta a sí mismo como tal. En cierta manera juega con él, impidiendo constantemente la continuación de la lectura y dejándole sin saber si tanta interrupción llegará a algún final. Es curioso como ambos autores intentan representar gráficamente su libro, Perec dibujando la planta del bloque de pisos y en el caso de Calvino mediante esquemas basados en la bifurcación. En el caso de Italo Calvino, la suma de las interrupciones crea un “jardín de senderos que se bifurcan” que podría ser circular, es decir, tras diez bifurcaciones podríamos enlazar otra vez con la primera de ellas. Calvino habla de un esquema circular de la novela.
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Ambos autores fueron miembros del Oulipo en París, movimiento que a través de la autoimposición de límites se pretende generar nuevas obras literarias. Optan por el camino contrario al azar, a través de estas restricciones se llega a lo llamado por el propio movimiento “literatura potencial”. El movimiento oulipiano usará conceptos matemáticos como la combinatoria o la adición, que podemos encontrar tanto en Si una noche de invierno un viajero… , en Vida instrucciones de uso o incluso en Rayuela (sin ser Cortázar miembro del movimiento a pesar de vivir durante ese periodo en París). Italo Calvino también estuvo influenciado en cierta medida por Ronald Barthes, hecho que enlaza perfectamente con la obra. Ronald Barthes fue un escritor que defendió “la muerte del autor”, es decir, centrarse en lo que interpreta el lector y no lo que el autor pretende decir, elevando así la figura del lector. En esta novela de Calvino este pensamiento se transmite en el intento por escribir novelas apócrifas y en darle al lector del libro el total protagonismo en la novela.
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