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BUENOS AIRES, MIERCOLES 28 de marzo de 2012
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La Matemática se reinventa Tradicionalmente ha inspirado temor entre los alumnos, pero hoy se enseña de una nueva manera, centrada en el planteo de problemas, el debate y la construcción del conocimiento de manera colectiva. Estrategias para lograr una clase que desafíe a los estudiantes y los invite a embarcarse en la aventura de pensar. Pág. 2 a 4
Cómo abordar la Guerra de las Malvinas A 30 años de la disputa con Gran Bretaña, estrategias para tratar el tema en clase. Ideas y recursos para estudiar un conflicto que volvió a ser actual. La opinión de Luis Alberto Romero. Páginas 6 y 7
Una maestra ilustre Pág. 8
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Matemática: nada que temer
Con su fama de “difícil” o “sólo para inteligentes”, es la materia que más recelo ha inspirado entre los alumnos. Pero hay nuevas maneras de enseñarla que ya cautivan a los chicos.
El “peso” de los números muchas veces oprime a los estudiantes incluso antes de empezar a cursar la materia. Pero es posible lograr que se enganchen con Matemática, si se plantea la clase a partir de situaciones problemáticas y debates colectivos.
Diego Díaz
testimonio 1
Alfredo Dillon
adillon@clarin.com
H
ay algo en las hojas cuadriculadas que inspira respeto: no son aquellas con renglones en las que fluyen los relatos escritos en Prácticas del Lenguaje; tampoco son las hojas en blanco que se llenan de colores en la clase de Dibujo. Sobre las hojas cuadriculadas pesa una suerte de maldición: pertenecen a la clase de Matemática. Y no hay materia más temida que Matemática. O al menos, así era antes. Lo cierto es que la matemática se reinventó. Ya no es lo que era: hoy es un terreno de discusión, de puesta en juego de la argumentación y el juicio crítico. Clarín Educación consultó a docentes y especialistas para sondear en qué consiste esta nueva manera de enseñar matemática. El terror a los números Tradicionalmente, el profesor de Matemática ha corrido con desventaja: los alumnos suelen llegar a su clase con una carga de recelo, a tono con el mito de que es “la materia más difícil”. ¿De dónde viene este prejuicio? ¿Por qué los chicos le temen a la matemática? Víctor Ruggeri, profesor de la materia en el colegio San Pío X, de Mataderos,
Stella Menéndez 23 años de docencia Coordinadora de Matemática Instituto La Salle - Florida e El foco de la materia tiene que
estar en darles a los chicos estrategias de pensamiento. Si no adquieren eso, después no van a poder aprender otras cosas. Lo importante es que los estudiantes abran la cabeza, no que el docente cumpla con el programa de contenidos. La matemática es, ante todo, un modo de pensar. e En primaria, uno de los desafíos
es visualizar los algoritmos: que los chicos puedan reflexionar sobre las cuentas, que sepan qué están haciendo cuando suman o dividen. Se trata de hacer visibles los procesos que uno hace cuando resuelve una cuenta, y que cada chico elija manera de resolverla. e La clase tiene que ser un espa-
Stella Menéndez concibe la Matemática como “un modo de pensar”.
cio de producción: que los chicos investiguen, formulen hipótesis. Si no hay una pregunta, no hay conocimiento. A veces la escuela plantea problemas muy lejanos a la realidad de los chicos.
propone una primera respuesta: “Muchos estudiantes reciben de sus casas y de la sociedad en general, una visión de la matemática como una ciencia cerrada y difícil de aprobar. Sus padres y abuelos quizá tuvieron una mala experiencia en un momento histórico en que la Matemática se enseñaba con un enfoque distinto del actual, y esa percepción se ha transmitido de generación en generación”. Pesado estigma el que arrastra la matemática: todavía hoy es vista como el paradigma de lo formal y lo abstracto, en contraste con otras disciplinas más vinculadas con lo humano y lo social. Pero, además, la materia sufre un amplio rechazo por el modo en que se la ha usado muchas veces: “La sociedad utiliza la matemática para excluir: por ejemplo, en los exámenes de ingreso a la universidad se ponen los peores ejercicios, para que la matemática ponga el límite de cuántos podrán entrar”, afirma Stella Menéndez, coordinadora del área en el Instituto La Salle, de Florida. Y aunque hoy todo el mundo tenga una calculadora en su celular y pueda acceder a los teoremas vía Google, la matemática sigue siendo tan necesaria como siempre. Así lo entiende Ariel Arbiser, matemático, doctor en Computación y docente de la UBA: “La matemática nos acerca al pensa-
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CONSEJOS PARA PADRES
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No transmitir el temor a la Matemática. En buena medida, los chicos llegan a la clase sugestionados por las malas experiencias de sus padres y abuelos, que recibieron una enseñanza más tradicional. Pero muchas cosas han cambiado en la materia, y esos viejos prejuicios ya no tienen sentido.
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No medir el trabajo por la cantidad de hojas. Los nuevos enfoques proponen una Matemática más “discutida”, en la que el conocimiento se construye de manera colaborativa y se hace mucho trabajo con la oralidad. Una carpeta con menos hojas no quiere decir que los chicos “no hayan hecho nada”: muchas veces lo más jugoso está en el debate.
Ricardo Braginski
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No “ayudar” imponiendo procedimientos tradicionales. Hoy se enseñan nuevas maneras de resolver incluso las operaciones más básicas, como una suma o una división. Si el padre intenta ayudar al hijo con la tarea y le explica el procedimiento mecánico que aprendió en su paso por la escuela, sólo contribuirá a la confusión del chico.
rbraginski@clarin.com
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Reconocer que hay más de una manera de resolver las cosas. Si el chico aprendió a hacerlo de un modo que ha sido validado por su profesor, hay que confiar en la palabra del docente. El foco debería estar en que el chico entienda lo que está haciendo, no en que repita un mecanismo de manera automática.
leo vaca
testimonio 2 Víctor Ruggeri 7 años de docencia Profesor de Matemática Instituto San Pío X - Mataderos e La matemática enseña a pensar,
contribuye a desarrollar el pensamiento de una manera que le es propia como ciencia. Posibilita que el chico aprenda a organizar y seleccionar la información, validar, demostrar, estimar, deducir, intuir, comparar, abstraer. De ahí su importancia en la escolaridad. e Los docentes no debemos pri-
vilegiar la memorización como estrategia de aprendizaje, pero no por eso debemos estigmatizar la memoria y erradicarla por completo de la clase. La memoria permite almacenar información necesaria para poner en juego el análisis de datos, la deducción y la producción de conocimiento.
miento, al planteo de situaciones y problemas en forma creativa”. Pero además, “la matemática ayuda a expresarse con claridad y precisión en cuestiones cotidianas, evitando confusiones y ambigüedades”. Por todo eso, Arbiser está convencido de que la matemática ayuda a argumentar mejor. Virginia Tarsitano, psicopedagoga de la Universidad del Museo Social Argentino, también subraya la importancia de esta materia: “Hay algo de verdad en eso de que la matemática hace más inteligentes a las personas, porque quien posee la habilidad que la matemática desarrolla puede aplicarla luego a múltiples ámbitos de su vida”. De todos modos, los docentes necesitan desterrar el viejo lugar común de que la matemática es sólo para inteligentes: “Todos podemos hacer matemática. Depende de cómo el profesor les presenta la materia a los alumnos. Nos hace falta que los chicos se enamoren de la matemática”, dice Stella. Problemas para pensar ¿Cómo lograr el flechazo? Los docentes y especialistas consultados proponen varias estrategias, con un denominador común: que la clase funcione como un espacio
Víctor Ruggeri enseña Matemática en el San Pío X y en otras escuelas medias de Capital y Gran Buenos Aires.
de producción, donde la consigna no sea memorizar fórmulas o resolver cálculos mecánicamente, sino “hacer” la matemática, buscar y encontrar las propias respuestas. “El disparador ya no es una explicación del docente: lo que hace el profesor es plantear una situación problemática. Y los chicos tienen que resolverla”, relata Natalia Tomeo, maestra de Matemática en el Instituto Valle Grande, de Monte Castro. El núcleo central de la clase pasa a ser, entonces, el planteo de problemas: situaciones que les permitan a los estudiantes investigar, buscar regularidades... en dos palabras: hacerse preguntas. Así lo entiende también el matemático y periodista Adrián Paenza: “Nuestra responsabilidad es estimularlos a preguntar... Nuestra tarea como docentes es prioritariamente generar preguntas, o sea, motivar a los alumnos a que ellos se hagan preguntas. Nuestro desempeño no será satisfactorio si sólo colaboramos en mostrar respuestas”, escribe en su libro Matemática... ¿estás ahí?. Para Paenza, uno de los grandes problemas del colegio es que les da a los estudiantes respuestas a preguntas que ellos no se hicieron. Por eso, una de las claves que
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Todos podemos hacer matemática, depende de cómo el profesor presenta la materia definen a un buen problema es que sea significativo: que los estudiantes lo puedan relacionar con la vida real. Es lo que propone la matemática realista, una corriente didáctica fundada por el alemán Hans Freudenthal. Los principales principios de esta tendencia: e Utilización de contextos y situaciones problemáticas realistas como disparadores de la actividad e Uso de modelos (materiales, esquemas, diagramas y símbolos) e Centralidad de las producciones de los alumnos. Un trabajo colaborativo Esta manera de enseñar implica
unos cuantos cambios en el aula. En primer lugar, los estudiantes asumen un rol más activo. “Se apela a su creatividad para resolver el problema. Ellos tienen que formular hipótesis, reflexionar, discutir entre ellos. Y, por supuesto, pueden usar la calculadora o la computadora como herramientas”, sostiene Stella Menéndez. Patricia Sadovsky, doctora en Matemática de la UBA, reivindica una nueva actitud de los alumnos: “Los estudiantes ya no están dispuestos a repetir lo que el docente enuncia. El no entiendo nada, pero lo repito para aprobar hoy tiene resistencias”. La especialista resalta también el trabajo colaborativo en la clase, pese a que la materia solía estar asociada al trabajo individual: “La matemática es una producción social. Las respuestas que producen unos dan lugar a nuevos problemas que plantean otros. Es interesante retomar este rasgo para la clase”. El aula se vuelve más “ruidosa”, porque hay que debatir, contrastar opiniones, explicarle al compañero el propio razonamiento y escuchar el suyo. “Lo que importa es que los chicos puedan poner en palabras los procesos que hicieron, y ejercitar el juicio crítico.
Una forma de organizar la vida Del terror de los estudiantes a los best seller que no paran de vender, la matemática se está acostumbrando a los extremos. Una tras una, se suman las generaciones que fueron transmitiendo el pánico hacia los números. Aunque últimamente crece en forma exponencial la cantidad de personas que consume libros de divulgación matemática, casi como si fueran novelas de verano. Entre uno y otro extremo, casi en el medio del segmento, allí están los docentes, con la necesaria responsabilidad de hacer atractiva y motivante una materia que sigue siendo de vital importancia. Y lo hacen a través de renovados enfoques de enseñanza, como muestra esta nota de tapa de Clarín Educación. Muchos de estos maestros ahora buscan que Matemática no sólo sirva para que los alumnos resuelvan problemas descontextualizados de su vida cotidiana, sino que la transforman en un espacio útil para trabajar el debate y la argumentación, la creatividad y hasta la producción en equipo. Parece un desafío enorme, pero lo cierto es que los números y los cálculos adquieren cada vez más relevancia en la actual sociedad del conocimiento. Y los chicos que los manejen con más solvencia estarán mejor preparados para las futuras exigencias. Porque hay lógica y matemática detrás de cada instrumento y equipo que manejamos a diario. Pero también en cada decisión que tomamos, así como en la forma en que comprendemos lo que nos dicen, y hasta en la manera en que nos expresamos. Mucho más que números, la matemática también es un método para pensar, una forma de organizar la vida, y de encarar y resolver las dificultades y los desafíos que vendrán.
Consejo Asesor Tres especialistas contribuyen a definir los temas y el enfoque de las notas en Clarín Educación. Rebeca Anijovich
Especialista y Magister en Formación de Formadores (UBA). Docente en UBA y Univ. San Andrés. Asesora en escuelas argentinas y latinoamericanas.
Guillermo Jaim Etcheverry
Médico y doctor en Medicina (UBA) Ex rector de la UBA. Miembro de la Academia Nacional de Educación
Juan José Llach
Licenciado en Sociología (UCA) y en Economía (UBA). Ex ministro de Educación de la Nación.
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estrategias para el aula 1. Plantear problemas
2. Estimular la discusión
3. Contextualizar con la Historia
4. Poca memoria
5. Evaluar los procesos
Las situaciones problemáticas constituyen el motor del aprendizaje. Los problemas pueden surgir de la vida diaria de los estudiantes o pueden ser problemas propios de la matemática.
A partir de un problema o de un desafío disparador, lo más enriquecedor de la clase es el debate entre los alumnos: que cada uno pueda formular sus propias hipótesis y construir sus estrategias.
La matemática es una construcción histórica y social. Por eso, Stella Menéndez recomienda contextualizar los contenidos: “¿Quién pensó esto, en qué momento histórico, por qué?”
Debe tener un lugar secundario en Matemática. Pero la idea no es descartar la memoria, que muchas veces es útil para resolver más rápido un problema.
El profesor debiera concentrarse en el recorrido que hizo el alumno para resolver el ejercicio, en lugar de mirar sólo el resultado. Por eso, las pruebas de tipo multiple choice no son recomendables.
tiempos de los chicos. Los docentes consultados para este informe coinciden en que la evaluación debe valorar los procesos más que los resultados. “Lo importante es ver el proceso que hizo el alumno. Y si el resultado no es correcto, que los chicos puedan darse cuenta de que hay un error, aunque no detecten cuál es. Por ejemplo: si tienen que calcular una edad y el resultado da un número negativo, tienen que poder darse cuenta de que ahí hay un error”, puntualiza Stella. Al error también hay que desmitificarlo: en Matemática no está mal equivocarse, porque el error se aprovecha para discutir, se lo incorpora a la reflexión colectiva.
Resulta clave pensar la capacitación con un criterio institucional, para que se formen equipos que compartan una misma manera de trabajar y una misma mirada sobre la matemática. Esto facilita la articulación de un año a otro y ayuda a que el docente no sienta que está solo en sus esfuerzos. Pareciera, en definitiva, que las largas listas de ecuaciones y cálculos combinados que los estudiantes resolvían mecánicamente están condenadas a desaparecer. Los contenidos permanecen; lo que cambia es la manera de encararlos. Ya no es el docente el que los transmite, sino los alumnos los que “descubren” las soluciones a los problemas. Stella define un objetivo ambicioso: “Enseñarles a los chicos a pensar. Que aprovechen la clase de Matemática para abrir la cabeza”. Esto supone que cada uno se apropie de la materia, que incorpore la matemática como un modo de conocer y pensar. Y si algún estudiante resuelve un problema de una manera inesperada... ¡mejor! Ese puede ser su primer paso en la aventura de lanzarse a pensar.
gustavo castaing
testimonio 3 Natalia Tomeo 6 años de docencia Profesora de Matemática en primer ciclo en EL Instituto Valle Grande – Monte Castro e No hay una sola manera de
hacer las cosas. El reto para el docente es saber plantear situaciones problemáticas que desafíen a los alumnos, pero que no sean imposibles de resolver. Las definiciones y la teoría llegan una vez que los chicos hicieron el proceso de pensar por su cuenta. e Es importante informar a los
padres, para que entiendan los procesos por los que pasan los chicos, porque ellos se formaron de otra manera. En el colegio se invita a los padres de 1° grado a un taller de Matemática, para que vean cómo es el recorrido de una clase.
Después llega la puesta en común, en la que el docente tiene que recoger los diversos aportes de los chicos y guiarlos hacia una conclusión”, describe Natalia. Es lo que el pedagogo francés Guy Brousseau denomina la “institucionalización” del saber. En esta instancia se “ponen nombres” a las cosas; la teoría entra en juego a posteriori de la práctica. Aquí también se definen los conocimientos
Natalia Tomeo se sorprende día a día con la creatividad de sus alumnos.
(por ejemplo, qué es una ecuación) y se llega a una conclusión. La tarea del profesor El rol del docente también cambia: ya no es el único que “sabe” y explica, sino que gestiona los debates, actúa como mediador y finalmente valida aquellos conocimientos que surgieron de los propios estudiantes. “Hay que destacar que la resolución de pro-
blemas es importante pero no suficiente para la producción de conocimiento matemático. A partir de la resolución de problemas, la descontextualización de los resultados obtenidos es la que permitirá generalizar conceptos y propiedades”, apunta Víctor Ruggeri. En otras palabras, el profesor de Matemática tiene que desarrollar nuevas habilidades, desde saber plantear problemas y desafíos motivadores, hasta poder explicar los contenidos de la materia a partir de los descubrimientos hechos por los estudiantes. El enfoque también requiere una planificación más flexible, que respete los
Una nueva Matemática En síntesis: una Matemática discutida, ruidosa, construida entre todos y validada por el docente. Para Natalia, esta manera de encarar las cosas les devuelve a los chicos la seguridad y disipa el temor que antes inspiraban los números: “Una vez que entienden el sentido del algoritmo, los chicos ganan confianza y se animan a intentar, a probar y equivocarse”. Entonces, para los que enseñan el desafío es casi tan grande como para los alumnos. Por eso, un enfoque como este requiere una formación sólida, pero también un respaldo y un consenso institucional, porque resulta muy difícil para los chicos tener que modificar su modo de trabajar cuando cambian de profesor de un año a otro. “El Estado debería generar en las escuelas espacios de discusión y producción de conocimiento por parte de los docentes, para que puedan elaborar nuevas estrategias en función de cada escuela y cada comunidad”, sostiene Víctor.
su opinión ¿Cómo estimular a los estudiantes para que encaren la clase de Matemática como un desafío que los invite a pensar? ¿Sigue arraigado el mito de que es “la materia más difícil”, o ya empieza a notarse en las aulas que los chicos se animan más a hacerles frente a los números? Invitamos a los lectores a enviar sus opiniones sobre este tema a nuestra dirección de correo: educacion@clarin.com
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AGENDA Sobre educación y nuevas tecnologías
Ayudas técnicas para discapacitados El miércoles 11 de abril comienza en la UTN Buenos Aires una Diplomatura en Ayudas Técnicas para Personas con Discapacidad. Está dirigida a profesionales que trabajan con personas con discapacidad o personas mayores en ámbitos educativos, de salud, de rehabilitación o cuidados individuales; además de graduados en diversas ramas de la Tecnología. Más información: 4867-7545 / www.sceu.frba.utn.edu.ar
Hasta el 31 de marzo está abierta la inscripción para el posgrado sobre Educación y Nuevas Tecnologías que ofrece FLACSO Argentina. La modalidad de la cursada es online, abierta a extranjeros y residentes en el exterior. Las clases comienzan en abril. Más info, llamar al 5238-9300 int. 352 o vía mail: educant@flacso.org.ar Web: http://pent.flacso.org.ar
Un premio a la innovación docente El XII Premio de Innovación Educativa reconoce a los docentes que trabajan de forma innovadora con las tecnologías. La convocatoria estará abierta del 9 de abril al 20 de mayo. Más info: www.educared.org/premiointernacional
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Las Malvinas en el aula
Cinco ideas
A 30 años de la guerra, cómo tratan los docentes un tema que volvió a ser actual. archivo clarín
Leila Mesyngier
Especial para Clarín
¿
Cómo abordar la Guerra de Malvinas en el aula? ¿Qué cambia en el trabajo cotidiano el hecho de que haya vuelto a ser tapa de los diarios? ¿Qué perspectivas nuevas hay a 30 años del episodio bélico? ¿Cuáles son los mejores recursos para que los estudiantes se acerquen e identifiquen con la temática? Clarín Educación consultó a profesores de secundaria. Entre sus estrategias e ideas están trabajar con reportajes a ex combatientes, cartas escritas por y para los soldados, análisis del contexto en el que se produjo el hecho bélico, la actitud de la sociedad civil, el servicio militar obligatorio, los argumentos de los gobiernos del momento y la reaparición del tema en la actualidad, el planteo de los posibles motivos por los cuales se llegó al conflicto, los reclamos económicos y de salud de quienes pelearon, entre otras. Estas son distintas maneras de sumergirse, en grupo y de acuerdo a la edad y el nivel de aprendizaje, en un tema que despierta sentimientos encontrados en la sociedad argentina. “El tema es parte central de la historia nacional. Ahora se ha vuelto más inevitable porque está
en los medios y es imposible que no ingrese a la escuela: por el 30 aniversario, por el resurgimiento del conflicto y porque igual lo estudiaríamos en Historia. No es cualquier contenido, tocó a generaciones que todavía están vivas, se convirtió en una pasión y hay que ponerle un poco de razón”, explica Graciela López, directora de estudios del colegio secundario Palermo Chico. Andrea Repetto, profesora de 4º y 5º año del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora de Mataderos, sostiene que el hecho de que “el tema esté en la agenda política hace que la discusión se vuelva más cercana y los alumnos la puedan vivenciar como un tema presente, actual y no tan lejano e incluso estéril, lo que generalmente le ocurre a un adolescente con los contenidos sobre el pasado que le presenta el docente”. Por eso, para abordarlo en clase se trabaja de manera conjunta. “En general la propuesta es conversada con todos los profesores y se genera consenso en las cosas más fáciles: los datos geográficos e históricos que se utilizan para el reclamo de las islas. Pero en cuanto a las políticas que se siguieron a lo largo de los años para recuperarlas, el tema se vuelve más polémico, aunque acordamos presentar la mayor cantidad de visiones posibles”, asegura López.
Iluminados por el fuego (2005) es una película protagonizada por Gastón Pauls que narra los recuerdos de Esteban Leguizamón, un excombatiente de Malvinas. El cine, la literatura y otros recursos artísticos pueden ser útiles para despertar el interés de los estudiantes.
Durante las horas de clase dedicadas al tema, Repetto comienza con una perspectiva historiográfica, que le permite generar un debate sobre el contexto y las circunstancias que rodean a las islas desde el comienzo del litigio. Luego avanza sobre las consecuencias. “Lo que más tratamos de abordar son las secuelas que deja una guerra como la que protagonizaron, mayoritariamente, jóvenes casi de la misma edad que nuestros alumnos”, dice Repetto.
Según Norma Vicente, profesora de Construcción de Ciudadanía del Colegio San Martín de la localidad de Boulogne, proponer actividades participativas “incentiva el trabajo en grupo, la búsqueda de consensos, la investigación conjunta y la generación de producciones que permitan reelaborar los hechos a partir de diversas miradas”. El conocimiento del hecho y los actores es el comienzo. El objetivo es “dejar en manos de los alumnos la generación de preguntas
1– Sumar al acto central la presentación de alguna investigación realizada por los alumnos para que toda la escuela la escuche y se involucre. 2– Invitar a un ex combatiente para que cuente la experiencia. Muchos soldados que pelearon en la guerra tienen la misma edad que los padres de los estudiantes, lo cual permite una mayor cercanía. 3– Trabajar con diarios y revistas de la época, argentinos e ingleses. Este abordaje puede hacerse junto a los docentes de inglés. 4– Elaborar monografías para profundizar y tomar posición sobre alguna línea de abordaje relativa al conflicto, a los recursos naturales o a los protagonistas. 5– Pintura, grabado, dibujo u otra expresión artística permiten canalizar el tema en otras asignaturas y le dan libertad a los alumnos para que se expresen.
y dudas porque cada una puede transformarse en una búsqueda de respuestas, que al combinarse con otras provoque resultados más interesantes. Se trata de aprender todos, alumnos y docentes”, dice Vicente. Y concluye: “Es probable que el abordaje de Malvinas propuesto resulte muy valioso para los jóvenes sobre todo porque habrán ejercitado herramientas para comprender otras problemáticas de nuestra historia que han ido constituyendo nuestra identidad”.
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Complejo y muy delicado El autor da pautas para que los docentes trabajen Malvinas con criterio democrático. Luis Alberto Romero
Historiador. Es miembro de Club Político Argentino
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ratar el tema de Malvinas en la escuela es algo sumamente delicado. Hay una verdad oficial, incluida en la Constitución: las Malvinas son argentinas. Coincide con la idea comúnmente aceptadas por los alumnos y los padres. ¿Es posible decir algo diferente? Pero hay que recordar que la escuela debe formar jóvenes entrenados en el conocimiento crítico, y ciudadanos conscientes y comprometidos con la democracia y los derechos humanos. Al respecto, el tema Malvinas ofrece tres dimensiones cuya exploración puede ayudar en esa doble tarea, sin cuestionar la afirmación básica. La primera dimensión se refiere a la manera como se resuelven las
diferencias en democracia, entre personas o estados. La Argentina tiene razones para fundamentar sus derechos sobre Malvinas. Pero en una controversia en la que hay al menos dos partes –circunstancia habitual en democracia– es bueno reconocer que el otro lado puede tener eventualmente sus razones. Si partimos de que nuestra razón es una y única, no hay diálogo ni negociación posible. En ese sentido, hay que saber que algunos argumentos que para nosotros son indiscutibles, no lo son para una buena parte del resto de la humanidad. Por ejemplo, la tesis acerca del mar epicontinental y la plataforma submarina. Nosotros solemos creer que está escrita en las tablas de la ley, pero infinidad de Estados no lo aceptan. Algo parecido ocurre con el criterio histórico del “uti possidetis”. Sin duda es una buena razón. Pero está fundada en premisas –la herencia del Imperio español– que otros Estados no comparten. Un buen ejercicio democrático es aceptar esa realidad y encarar las diferencias con más espíritu de diálogo. Una segunda dimensión se re-
juan m. tavella
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Enseñaba a pensar Murió Margarita Oria de Chouhy.
Lo único absoluto en estas cuestiones son los derechos humanos.
fiere a los habitantes de las islas, los falklanders, como se llaman a sí mismos. Están allí hace 170 años. No echaron a nadie. No hay una población originaria sometida. Miremos la cuestión desde el punto de vista de la democracia, que se refiere al gobierno del pueblo y no a los derechos de la tierra sobre la gente. Supone el principio de que los individuos son dueños de su soberanía hasta que acuerdan delegarla en un poder libremente consentido. Los falklanders no han elegido pertenecer al Estado argentino. La única manera de incorporarlos compatible con la democracia es lograr que quieran hacerlo. No es imposible; si mejoramos nuestro país, quizá lo logremos, y a la vez, viviremos mejor nosotros. Pero a la inversa, incorporarlos sin su consentimiento implica procedimientos violentos, reñidos con los derechos humanos. Y eso es inadmisible en democracia. Por ellos y por nosotros también. Porque si empezamos haciendo violencia sobre los falklanders, es posible que sigamos con otro grupo de argentinos. Y no queremos inculcar esto
en nuestros alumnos. La tercera cuestión es más profunda: nuestro nacionalismo. Toda nación tiene algún tipo de nacionalismo, que cohesiona la comunidad política, y la tarea de la escuela es construirlo y consolidarlo. Pero hay muchas variantes de nacionalismo, y solo algunas están en sintonía con la Constitución y la democracia. A lo largo del siglo XX nuestra escuela construyó activamente un nacionalismo patológico, soberbio y paranoico, que además de llevarnos la guerra de Malvinas legitimó los peores autoritarismos y dictaduras. El mito de las Malvinas está en la entraña de nuestro nacionalismo patológico, y tiene contundentes consecuencias ideológicas y políticas. Nadie quiere que se repita una Plaza del Dos de Abril, cuando una multitud aclamó a los militares genocidas. La Argentina tiene razones para reclamar las Malvinas. Pero debe hacerlo racionalmente. Y hay que enseñar que las cuestiones son complejas, que hay opiniones distintas, y que lo único absoluto en estas cuestiones son los derechos humanos.
“
Lo mío es una cruzada: quiero lograr que cambie la manera de enseñar matemáticas en las escuelas. Y lo voy a conseguir”, le dijo Margarita Oria de Chouhy en mayo del año pasado a Clarín Educación, cuando enalteció la contratapa del primer número de este suplemento. Por entonces, a los 89 años, aún seguía enseñando a pensar. Desde su casa de Barrio Norte, se tomaba todos los jueves el colectivo a Constitución y luego otro que la dejaba frente a la puerta del Instituto del Profesorado Espíritu Santo, en Quilmes, donde se dedicaba a los futuros docentes. Sus clases eran una fiesta, aseguran quienes la tuvieron como profesora, a lo largo de su extensa carrera. Margarita murió hace unos días, su legado permanecerá por mucho tiempo.
La nota de Clarín Educación.
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Maestra ilustre
gerardo dell oro
Dora abraza el diploma que le entregaron sus alumnos en la escuelita de estancia, en General Pinto, donde dio sus primeros pasos como maestra.
“Hacer lo que uno ama” es para Dora Morán de Zarlenga la fórmula perfecta para una vida feliz y longeva. Por amor, entregó su vida a sus alumnos y a todo Morón. Hoy se prepara para celebrar sus 90 años.
A la maestra con la que todo alumno sueña y todo alumno no puede olvidar. Promoción 1947, Germania”, dice el diploma que Dora Morán de Zarlenga recibió de un grupo de ex alumnos de su primera escuela. “Qué sorpresa, todavía me acuerdo de esos treinta grandulones con delantales blancos, de pie junto a sus pupitres de antaño y recitando a coro ese saludo que llevo en el alma: Bue-nos-días-seño-ri-ta-Do-ra”, rememora. Dora tenía 20 años cuando dio sus primeros pasos como maestra en una escuela de estancia de Germania, en General Pinto. Por aquel entonces vivía en Lincoln
con sus padres. “Germania quedaba a 4 leguas de casa, así que de lunes a viernes vivía en un hotel junto a dos maestras. Las docentes éramos tan respetadas, valoradas y queridas que cuando me casé con Celso, a los 23, tuve que llevar mi vestido de novia al pueblo y exponerlo para que todos lo vieran”. El flamante matrimonio se instaló en Lomas de Zamora. Pero la distancia no alejó a Dora de su amada escuelita. “Viajaba a Lomas cada dos meses y cuando nació mi primer hijo lo llevé a vivir conmigo a Germania”, cuenta. Fue el nacimiento de su segundo hijo el que trajo un nuevo destino: la Escuela N° 12 de Villar, en Las Heras. “Cada día tomaba el tren de Morón a Moreno, de ahí otro a Las Heras y, luego, un colectivo a Villar. Los días de lluvia los colectivos no sa-
el próximo
El miércoles que viene, en Clarín Educación, un informe sobre la nueva figura de los Facilitadores TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). ¿En qué consiste el rol de estos docentes encargados de acercar las nuevas tecnologías a la escuela? Estrategias para el aula.
Verónica Podestá Especial para Clarín
“
Toda una vida al servicio del otro Cuando dejó la docencia, Dora se unió a la coordinación de instituciones del Voluntariado Hospitalario Argentino y creó el servicio de voluntarias de la Asociación para la Rehabilitación del Niño Lisiado (ARENIL). Durante la Guerra de Malvinas cumplió servicio en el Hospital de Morón. También formó parte de la rueda femenina del Rotary Club de esa ciudad. En el año 2005 fue nombrada Ciudadana ilustre de Morón.
lían, así que viajaba hasta Marcos Paz, corría dos cuadras para tomar el Trocha Angosta y llegar a horario. Y si perdíamos el tren, el lechero con su carro a caballo nos llevaba cuatro kilómetros hasta la escuela”, relata Dora mientras bucea en sus recuerdos. Y no puede contener las lágrimas cuando entre sus memorias surge lo que considera el gran premio de su carrera docente: el nacimiento de la Escuela N°12 del barrio San Martín, en Merlo. “Comenzamos dando clases en un club. Cada lunes, gente de la cooperadora, vecinos y maestros ubicábamos los bancos y dividíamos el espacio de las aulas con biombos de tela y nylon; y los viernes retirábamos todo para que funcionara el club. El mástil de la bandera era una palmera”, dice Dora y asegura que lu-
chaban como locos para conseguir donaciones y material didáctico. “Estaba esperando mi cuarto hijo y dos veces por mes me plantaba en el Ministerio de Educación para conseguir lo que necesitábamos. Hasta que un día el ministro, harto de verme, me dijo que por qué en vez de ir ahí no me ocupaba del bebé que tenía en la panza. Le respondí que quería que naciera con la escuela armada. ¡Y lo conseguí!”, afirma orgullosa. Su último destino docente fue la Escuela N° 7 de Castelar, donde fue directora hasta que su corazón enfermó y puso punto final a su carrera. Pero antes de jubilarse, en 1968, pudo decir con orgullo que su colegio tenía el primer comedor del distrito de Morón, un consultorio médico y remedios gratuitos para los alumnos sin obra social.