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BUENOS AIRES, MIERCOLES 12 de septiembre de 2012
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Música… Maestro
La materia arrastra cierto estigma de “hora libre”, pero en ella se pone en juego mucho más que la afinación: creatividad, paciencia, concentración y trabajo en equipo son sólo algunas de las habilidades que se desarrollan en el trabajo con los sonidos. Estrategias de los docentes para jerarquizar una asignatura que tiene mucho para enseñar. Páginas 2 a 5
Cuando los libros cobran vida Estuvimos en Chascomús junto a Los Cuenteros: alumnos de la Escuela Primaria N° 1 que todos los jueves se juntan en la biblioteca a narrar historias. Página 8
La escuela frente a las redes Pág. 6
Esa difícil decisión de cambiar Pág. 7
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>> informe para docentes y padres Alfredo Dillon
adillon@clarin.com
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i la sol. Si la sol. Sol sol sol sol, la la la la, si la sol. Ante todo, una confesión: esta melodía fue lo único que este cronista aprendió en sus siete años de Música en la primaria. En aquellos tiempos la hora de Música era prácticamente “hora libre”: subir al aula del último piso, con el piano imponente y las flautas desafinadas, era casi siempre un pasaporte a 40 minutos de anarquía. ¿Por qué, en algunas escuelas, alumnos –y padres y directivos y otros docentes– subestiman el valor de la hora de Música? ¿Cómo encarar la clase de manera de lograr que los estudiantes se interesen y aprendan, y la materia se jerarquice ante la mirada de chicos y adultos? En este informe, docentes y especialistas aportan algunas respuestas. En realidad, la música goza de prestigios diferentes en cada nivel educativo. En el jardín de infantes, por ejemplo, tiene una importancia primordial. Silvia Misiunas, docente de Música con 26 años de experiencia en jardines y primarias (Escuela N° 15 de Lomas de Zamora, Colegio Nuestra Señora de la Salud de Ezeiza), dice: “En el nivel inicial siempre se valoró la música. No se puede abrir un jardín sin música. En la primaria, en cambio, la materia tiene un lugar distinto, un tanto menospreciado. En provincia, por ejemplo, recién en 2011 se asignaron horas de Música para los alumnos de primer ciclo”. Es difícil desdeñar el rol que desempeña la música en los primeros años de escolaridad: en el jardín de infantes las melodías ayudan a trabajar la motricidad, la expresión corporal y la coordinación. A su vez, el canto acompañado con gestos contribuye a “mejorar la forma de hablar y entender el significado de las palabras”, apunta Silvia. De esta manera, además de desarrollar el oído, los chicos trabajan sobre el habla y el cuerpo, y amplían su vocabulario. Pero los beneficios de aprender música no terminan ahí. Laura Mizzau (profesora en la Escuela Cristiana de la Puerta Abierta de Villa Devoto, Jardín Maternal Growing Hills de Belgrano y coordinadora de los talleres para niños del Centro de Altos Estudios Musicales - CAEMSA), enumera otras habilidades y destrezas que se trabajan en el contacto con este arte: e Se estimulan las conexiones cerebrales, conexiones que “quedan construidas de por vida”. e Se fomenta la creatividad y la imaginación: “A diferencia de la tele y la compu, al no haber imágenes, se hace necesario imaginar”. e Se potencia la expresividad y se refuerza la autoestima: “Es un canal para expresar los sentimientos y las propias capacidades”. e Se favorece el desarrollo de la lógica: “La música es una construcción matemática; ayuda a la concentración y la memoria”. e Se ejercita la paciencia: “Conocer un instrumento requiere tiem-
Aprender un instrumento requiere paciencia y esfuerzo, y desarrolla la capacidad de trabajar en grupo.
silvana Boedo
música en la escuela
Cómo afinar la enseñanza
La hora de Educación Musical es un espacio para aprender haciendo, en el que los chicos pueden potenciar sus capacidades. Ideas desde el aula. po, tranquilidad y relajación”. e Se promueven las relaciones sociales: “Bajo la influencia de la música los chicos tienen un recurso extra para expresarse; atraen personas con las que comparten sus canciones, sus bailes, etcétera”. Y la lista podría seguir, a la medida del entusiasmo de los docentes que han elegido la escuela para transmitir su pasión por la música. De todas maneras, para algunos estos beneficios son un interesante bonus track, pero no lo principal. Lo realmente jugoso, lo más significativo de la hora de Música sería, precisamente, la música. Así lo entiende Claudio Eiriz, percusionista, psicopedagogo y docente en la Escuela de Música municipal
La clase debe funcionar como un laboratorio donde se experimente con el sonido; tiene que ser un ámbito de creación
de Lanús, con experiencia en nivel inicial, primario, secundario y terciario. “Estoy convencido de que tenemos que enseñar contenidos específicamente musicales, en lugar de usar la música para otra cosa, por ejemplo para entretener”. Para Claudio, en una buena clase deberían ponerse en juego nociones como textura, forma y fondo, sonido, estructura, equilibrio. En otras palabras: los mismos conceptos con que trabaja un compositor. “Muchas veces lo que pasa en la clase no tiene nada que ver con el proceso real de hacer música. Eso hace que la música escolarizada termine siendo una versión degradada de la música, y el producto resulte bastante antiestético”.
Hacer música Desde la perspectiva de Claudio, la clave para recuperar el valor de la materia está en confiar en la capacidad de los chicos para componer en la escuela. En otras palabras, acercar la experiencia del aula al trabajo real de los músicos, para que los estudiantes aprendan haciendo. Su mirada coincide con la de Silvia Jedwabny, compositora y profesora de Música en dos institutos terciarios de Belgrano y Monserrat. Para Silvia, la clase debe funcionar como “un laboratorio donde se experimente con el sonido, se exploren diferentes ritmos; debe ser un ámbito de creación e investigación. Lo importante es que los chicos hagan música como
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>> CONSEJOS PARA PADRES
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No subestimar el valor de la materia ante la mirada de los chicos. En algunos casos, los padres se quejan cuando son citados por el docente de Música, como si fuera una asignatura “de segunda categoría”. Pero es una materia tan importante como las otras: por eso forma parte de la currícula obligatoria.
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Los padres son los primeros formadores del gusto musical de los chicos: casi siempre, los primeros artistas que escucha un chico son aquellos que suenan en casa porque les gustan a sus padres. Por eso, es importante que la familia se proponga ofrecer una variedad de ritmos y estilos a los chicos, para que accedan a una mayor diversidad.
Ricardo Braginski
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Escuchar los deseos de los hijos. Si alguno quiere aprender a tocar un instrumento, aprovechar esa motivación y estimularla. En el proceso de aprendizaje se ponen en juego muchas más destrezas que las propias de la técnica del instrumento: por ejemplo, el ejercicio de la paciencia, la concentración y la atención. Además, claro, de agudizar el oído.
rbraginski@clarin.com
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Así como se acompañan los aprendizajes en Lengua o Matemática, hacer un seguimiento de lo que los chicos aprenden en Música, interesarse por lo que ellos hacen en la materia, valorar sus creaciones y escuchar sus canciones. El primer paso: exigir a la escuela que ofrezca una formación sólida en esta área.
gerardo dell oro
testimonio 1 Silvia Misiunas 26 años de docencia Profesora de música en jardines y primarias de Banfield, Lomas de Zamora y Ezeiza e La música favorece la formación
de nuevas conexiones neuronales, estimula el pensamiento lógico y matemático, ayuda a la concentración y permite ejercitar el trabajo en grupo. Aprender música requiere saber escuchar, respetar el trabajo del otro y cuidar los instrumentos. e El orden es importante en la
hora de Música. Pero debe ser un orden activo, en el que los chicos se expresen y “hagan ruido”. Los estudiantes tienen que ponerse a tocar y experimentar, en función de los objetivos que haya definido el docente en su planificación.
quien prueba colores, que creen sus propios sonidos”. En este sentido, Silvia advierte que la asignatura no debe quedar relegada sólo a la función de preparar canciones para los actos patrios: “No puede estar todo subordinado a los actos, y que el resto del año Música sea para los chicos la materia de relleno”. Los docentes coinciden en que la disponibilidad de recursos no debiera ser un parámetro que obstaculice el trabajo en el aula. En la hora de Música se puede trabajar con la voz por medio del canto, o con instrumentos –generalmente la flauta, o la banda rítmica escolar (triángulo, toc toc, xilofón, cascabel, pandero, etc.)–. Pero también es posible construir los propios instrumentos a partir de desechos o materiales de uso cotidiano (cotidiáfonos), y explorar los sonidos de objetos que no son “instrumentos” en sentido estricto. El único límite, para Silvia Jedwabny, es el que marca la calidad del sonido: “Cuantos más instrumentos uno tenga, mejor. De todas maneras, en Argentina estamos acostumbrados a atar con alambre, e igual hacemos cosas maravillosas. Lo fundamental es cuidar la calidad de la música;
silvia Para Silvia Misiunas, es importante que el docente no pierda contacto con su propia práctica musical.
no desatender la afinación de los chicos ‘porque son chicos’. Las cosas que se hagan tienen que sonar bien, para que los estudiantes sientan ese placer”. Claudio Eiriz menciona otro requisito para una buena clase: las condiciones materiales del aula. “La arquitectura escolar es muy importante: te invita a enseñar o no. Es importante que la escuela tenga un aula específica para Música, con buenas condiciones acústicas que generen la envoltura sonora adecuada, para no molestar a los otros docentes y que no te moleste el ruido de afuera. Si no se cumple esta condición básica, es como querer enseñar lectoescritura sin luz”. Orden y planificación Parafraseando a Virginia Woolf, los profesores reclaman un aula propia. Algo que no se cumple en todas las escuelas, en las que Música puede llegar a ser enseñada en el patio o en un pasillo. Entonces sí, la actividad de los chicos corre el riesgo de volverse barullo. Es que la hora de Música propone un planteo distinto de aquel al que están acostumbrados en otras materias, y a veces esas pautas más flexibles pueden confundirse con
Los chicos se dan cuenta si el docente planificó o no. Una clase planificada es una clase con contenido una licencia para el caos. “La clase de Música genera un espacio más libre. Pero eso no quiere decir no poner límites: hasta que no se hace silencio, no empezamos”, afirma Laura. El orden y la disciplina –que no equivalen a silencio absoluto– son premisas necesarias para el aprendizaje: Silvia Misiunas recomienda crear en el aula “un orden activo, en el que los chicos se expresen y hagan ruido”. Ese clima será también el que permita escuchar el trabajo del otro, condición imprescindible para hacer música en grupo. Una vez garantizado ese or-
den, otra clave que subrayan los docentes es la importancia de la planificación. Nada peor –aseguran– que empezar la clase preguntando: “¿Qué quieren hacer hoy, chicos?”. Daniela Virgili, docente de Música en la escuelas Juan B. Alberdi y Florentino Ameghino, de Bell Ville (Córdoba), señala: “Hay que llevar las clases bien planificadas, no improvisar. Y no tener tampoco un solo plan, sino ir siempre con un plan B. Los chicos son muy observadores; ellos se dan cuenta si el docente planificó o no”. Las cosas pueden no salir como uno había previsto: en ese caso, Daniela recomienda “no desanimarse”. Y enfatiza que el docente debe ser flexible, para poder encarar los posibles imprevistos: el grabador que no anda, el cable que no llega al enchufe, el CD que no suena... Una clase planificada es una clase con contenido: cada día hay algo que aprender, y eso requiere pensar las actividades y los recursos necesarios para abordar ese tema. Silvia Misiunas recomienda plantearles a los estudiantes “un objetivo anual: por ejemplo, participar de una determinada muestra, o armar una obra entre todos”. Para medir los avan-
Sonidos, en el lugar que corresponde ¿Cuántas horas por día pasamos escuchando música? ¿Cuántas horas en nuestras vidas estamos en contacto con los sonidos? Tanto aquellos que nos armonizan y nos motivan, como esos otros que nos perturban. La música, y los sonidos, son un componente fundamental de nuestras existencias. Sin embargo, en los colegios, aún en pleno siglo XXI, la educación musical sigue arrastrando cierto estigma de “cosa menor”, casi como un recreo largo, un espacio para pasar el tiempo. Y no es cuestión de la escuela. La desvalorización de la música, y del arte en general, es un fenómeno propio de esta cultura utilitaria, que busca en toda actividad humana un objetivo preciso y medible. Como si todo tuviera que ser rentable, hasta nuestros sentimientos. Por eso es tan valorable la tarea de esos músicos que se calzan el guardapolvos y sus guitarras (u otros instrumentos) y salen a transmitir su pasión a los estudiantes. Ellos son los protagonistas de este informe de tapa de Clarín Educación. Nos cuentan los beneficios que ofrece la música en la educación de los chicos –más allá del arte en sí mismo–, y algunas claves para elaborar clases creativas y estimulantes. Son esos mismos maestros que vemos, en cada acto escolar, guiando a sus coros de niños cantores. Los que aprovechan ese momento de exposición para mostrar lo que son capaces ellos y sus alumnos. Los que motivan, con clases especiales y con diversos instrumentos, a los alumnos más entusiasmados, mientras apuntalan a los más rezagados. Los que día a día, entre las cuatro paredes del aula, contribuyen a la formación de nuevas generaciones que pongan en su lugar las cosas que nos hacen bien. Como la música.
Consejo Asesor Tres especialistas contribuyen a definir los temas y el enfoque de las notas en Clarín Educación. Rebeca Anijovich
Especialista y Magister en Formación de Formadores (UBA). Docente en UBA y Univ. San Andrés. Asesora en escuelas argentinas y latinoamericanas.
Guillermo Jaim Etcheverry
Médico y doctor en Medicina (UBA) Ex rector de la UBA. Miembro de la Academia Nacional de Educación
Juan José Llach
Licenciado en Sociología (UCA) y en Economía (UBA). Ex ministro de Educación de la Nación.
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>> informe para docentes y padres estrategias para el aula 1. Promover el trabajo en equipo durante la clase
2. En jardín, poner en juego el cuerpo
3. En primaria, invitarlos a explorar y crear sus ritmos
Tanto a la hora de cantar como de tocar la flauta o algún otro instrumento, el trabajo en equipo permite fortalecer los vínculos entre los chicos y los obliga a escucharse mutuamente para lograr un resultado común. Formar dúos, tríos o grupos más grandes es una manera de que aprendan unos de otros.
En el nivel inicial, la hora de Música resulta fundamental para trabajar la motricidad: que los chicos acompañen los sonidos con el cuerpo. También ayuda a mejorar la pronunciación.
La mejor clase de Música es la que funciona como un laboratorio, en el que los chicos exploran diferentes posibilidades para crear sus propios ritmos. Se puede trabajar con instrumentos o con cotidiáfonos (objetos utilizados para emitir sonidos); lo importante es plantear una clase activa y creativa.
néstor sieira
testimonio 2
recursos
blogs
Audacity http://audacity.sourceforge.net Es una aplicación para la grabación y edición de audio. Cuenta con varias herramientas y filtros para trabajar los sonidos. Está disponible en español y es fácil de usar.
Kanta conmigo kantaconmigo.blogspot.com.ar Proyecto colaborativo impulsado por profesores de música.
Silvia Jedwabny 35 años de docencia Profesora de Música en institutos terciarios de Belgrano y Monserrat e La hora de Música debería fun-
cionar como un laboratorio en el que se experimente con el sonido, que los estudiantes puedan explorar ritmos y melodías. La idea es que los chicos hagan música como quien prueba colores. e En secundaria, los chicos están
unidos por la música, crean su identidad a partir de ella; los identifica. Pero justo en esa etapa hay un divorcio entre la música en la escuela y la música del afuera. e Es importante cuidar la calidad
de la música que se hace en clase, no desatender la afinación de los chicos “porque son chicos”. Las cosas tienen que sonar bien.
silvia
e A veces se cree que un chico
tiene o no tiene talento para la música. Pero el talento es una mínima parte: lo fundamental para aprender a tocar un instrumento es la constancia y el esfuerzo, y las ganas de hacer buena música. Ante la cultura de lo “fácil y rápido”, es importante reivindicar la cultura del esfuerzo.
ces en pos de ese objetivo, Silvia sugiere que cada clase tenga un cierre, un breve momento de autoevaluación en que los chicos hagan un balance de la actividad. Si el docente pudo grabarlos, muchísimo mejor: al escucharse, los chicos aprenden de sus errores y reconocen sus aciertos. Otros ritmos y herramientas Ya en los últimos años de primaria y durante la secundaria, la música se vuelve fundamental para los adolescentes. El reggaeton, el rock, la cumbia, el cuarteto, el pop, el heavy metal: cada género musical constituye una bandera de identificación, una compañía constante en los auriculares de chicos y chicas. Sin embargo, po-
Silvia Jedwabny sostiene que la clase de Música debe ser un “laboratorio”.
cas veces eso ingresa a la escuela, que suele estigmatizar esos estilos como “basura”, o directamente los invisibiliza. Los docentes consultados invitan a abrir las puertas del aula a los ritmos y canciones que les gustan a los chicos. “Hay un divorcio entre la música en la escuela y la música del afuera”, dice Silvia Jedwabny. Ahora bien, si el objetivo es acercar la materia a los estudiantes, ¿eso justifica dedicar las clases a escuchar reggaeton? Silvia responde: “Lo que los chicos traigan al aula no se puede rechazar, hay que respetarlo. Pero el docente tiene que fomentar un criterio de evaluación: si esto me gusta, ¿por qué me gusta?”. Con cualquier canción se puede ejercitar el oído: detectar
La fórmula a la que varios apelan es la negociación: algo así como “Yo escucho tu cumbia, pero vos escuchá Mozart”
Fotobabble www.fotobabble.com Permite poner audio grabado a fotografías e imágenes; es ideal para trabajar sonorizaciones. Muy utilizado por docentes de música, artes, lengua y comunicación.
instrumentos, reconocer formas y estructuras, trabajar sobre el ritmo o la letra. La fórmula a la que varios apelan es la negociación: algo así como “Yo escucho tu cumbia, pero vos escuchá Mozart”. No se trata de prohibir, sino de sumar, abrir nuevas opciones, agregar otros ritmos, explorar estilos desconocidos para los chicos. Además de trabajar sobre la música que escuchan, otra manera de acercarse a los chicos y motivarlos es recurrir a las nuevas tecnologías. Las netbooks brindan herramientas que el docente puede aprovechar para ampliar las fronteras de su clase. Es que Música no es sólo cantar ni tocar canciones: es también aprender a escuchar el ambiente, trabajar sobre los sonidos.
Musijuegos musijuegos-dani.blogspot.com.ar Espacio con juegos didácticos creado por Daniela Virgili. Hacemos música, compartimos... musicameruelo.wordpress.com Blog con actividades pedagógicas, partituras, recursos y materiales.
Así lo entiende Daniela Virgili, que les propone a sus alumnos editar audios con el programa Audacity (http://audacity.sourceforge.net) o ponerles sonidos a los dibujos que ellos mismos hacen con Fotobabble (www.fotobabble.com). También crean podcasts (grabaciones de audio) en articulación con Lengua y, en 5° y 6° grado, apuntan a editar audio y video con Windows Movie Maker. Gracias a Internet, todo queda a mano: Daniela reconoce que “existe poca bibliografía especializada en didáctica de la Música”; sin embargo, “las experiencias de los colegas, que pueden encontrarse en sus blogs, son los mejores libros”. Con netbooks o con flautas, atentos a los CD o a los MP3, por
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4. En secundaria, incorporar las canciones que escuchan
5. Planificar
6. Aprovechar las nuevas tecnologías y aplicaciones
Durante la adolescencia, la música se vuelve fundamental para los chicos. Se vinculan por medio de ella y definen sus identidades en función de los estilos musicales que prefieren. El docente debería negociar: incorporar en clase la música que ellos escuchan, pero también proponerles alternativas.
Aunque tenga una estructura más flexible, es importante que la clase de Música esté planificada. No preguntar “¿Qué quieren cantar hoy?”, sino llevar un objetivo claro.
La llegada de las netbooks a la escuela abre nuevas opciones para la clase de Música. Aplicaciones como Audacity (http://audacity.sourceforge.net) permiten editar sonido. Fotobabble (www.fotobabble.com) sirve para ponerles audio a las fotos. Y el Movie Maker, para editar audio e imágenes.
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películas
1001 libros infantiles que hay que leer antes de crecer. Q. Blake y J. Eccleshare. Grijalbo. $249 Reseñas e ilustraciones de libros de todos los tiempos, por fecha de edición, edades y temáticas. Una Maravillosa guía de referencia.
Laura Mizzau 20 años de docencia Profesora de Música en la Escuela Cristiana de la Puerta Abierta (Villa Devoto), Jardín Maternal Growing Hills y CAEMSA (Belgrano) e Los chicos manifiestan mucha
inseguridad y mucha presión. Como docentes tenemos que alentarlos, apoyarlos, decirles que son capaces, darles oportunidades.
Los coristas. Francia, 2004 Cuenta la historia de Clément Mathieu, un profesor que crea un coro con chicos de un orfanato.
e Hay que valorar la personalidad
y el trabajo de cada chico. Algunos enseguida dicen “No me sale” o “No lo sé hacer”, tienen miedo al ridículo. Hay que trabajar sobre eso: “Intentalo”. Que él sienta que de su instrumento sale algo lindo.
El arte de gobernar el sistema educativo. Discursos... R. Giovine. Univ. Nacional de Quilmes. $60 Focalizado en el período entre 1990 y 2006, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Por una experta en Política Educativa.
e Enseñar un instrumento ayuda a
plantear objetivos para la materia. Si sólo cantás, la hora de Música se vuelve “hora libre”. Tener una planificación ayuda a mantener un orden y un hilo conductor, para que la clase no se limite a preguntarles “¿Hoy qué quieren cantar?”.
laura
Mi querido maestro. EE.UU., 1995 Glenn Holland (Richard Dreyfuss) es músico, pero su verdadera vocación es enseñar a los jóvenes.
e La clase de Música genera un
Para Laura Mizzau, el objetivo es que los chicos amen la música.
espacio más libre. Pero eso no quiere decir no poner límites: hasta que no se hace silencio, no empezamos. El conejito soñado. 5 historias de José. Malika Doray. Fondo de Cultura Económica. $97
medio del canto o del baile: el desafío para los docentes, más allá de los recursos con que cuenten, es darles herramientas a los chicos para que puedan saborear los sonidos. Laura Mizzau resume: “Mi objetivo es despertar el amor por la
su opinión ¿Cuáles son las mejores estrategias para revalorizar la clase de Música? Invitamos a los lectores a enviar sus opiniones y compartir sus experiencias sobre este tema a nuestra dirección de correo electrónico: educacion@clarin.com
música”. Silvia Misiunas piensa la clase como una experiencia estética, un espacio de encuentro con el arte: “Sabiéndose creador, el profesor de Música va a estimular a sus alumnos para que también se sientan creadores, y así disfruten de lo
que tocan, cantan o escuchan”. Por eso, la clave está en mantener encendida la llama inicial, la del placer adolescente: ¿qué mejor profesor de Música que aquel que, además de enseñar, sigue haciendo la música que le gusta?
Escuela de rock. EE.UU., 2003 Dewey Finn (Jack Black) es un guitarrista rebelde que forma una banda de rock con sus alumnos.
Todo está listo para recibir a José, un conejo muy especial. Una caja con cinco libros de cartoné, para leer y mostrar a los más chiquitos.
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> discusión
Redes digitales y muros escolares La autora sostiene que los nuevos equipos móviles conectados a Internet ponen en crisis al sistema educativo, porque agudizan la brecha entre los jóvenes y la escuela, que es una “tecnología” propia de otra época. juan m. tavella
Paula Sibilia
investigadora y ensayista especializada en antropología y comunicación
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e ha vuelto un lugar común. Se dice: “La escuela está en crisis”. Las nuevas tecnologías de comunicación –y, sobre todo, los aparatos móviles de acceso a las redes informáticas– parecen responsables por la agudización del conflicto en los últimos tiempos. De alguna manera, que aún resulta confusa, los modos de vida que esos artefactos suponen y demandan están complicando el funcionamiento de la escuela, institución clave de la modernidad. Es momento de pensar cuál es la influencia que ejerce en las subjetividades y los cuerpos contemporáneos el contacto cotidiano con ese instrumental, para así reflexionar sobre la actualidad del colegio y los sentidos de su mentada “crisis”. La escuela también es, de cierto modo, una tecnología: se la puede pensar como un dispositivo, una herramienta o un intrincado mecanismo destinado a producir algo. Y, como ese aparataje se estaría volviendo gradualmente incompatible con los chicos de hoy en día, el colegio sería una máquina anticuada: tanto sus componentes como sus modos de funcionamiento ya no sintonizan fácilmente con
La escuela, entre sus muros históricos y las nuevas redes tecnológicas.
los jóvenes del siglo XXI. En esa junción –que, no obstante, insiste en ocurrir todos los días, en casi todos los rincones del planeta– las piezas no encajan bien: se descubren relieves imprevistos en sus engranajes y los circuitos se obstruyen con frecuencia, ocasionando todo tipo de fricciones, trabas, ruidos, desbordes e incluso tremendos destrozos. Hay una divergencia de época: un desajuste colectivo entre las escuelas y sus alumnos, que se confirma y probablemente se refuerce día a día en la experiencia de millones de niños y jóvenes. Ese desacople se viene gestando hace ya bastante tiempo, quizás incluso a todo lo largo del siglo
XX, pero la brecha se ha vuelto incontestable en los últimos años. La primera década del nuevo milenio fue decisiva, y las que vendrán lo serán todavía más. Esa constatación ocurre, justamente, cuando se está sellando un encaje casi perfecto entre esos mismos cuerpos y subjetividades de la actualidad, por un lado, y un nuevo tipo de maquinaria, por otro lado, bastante distinta y quizás opuesta a la parafernalia escolar. Se trata de los aparatos móviles de comunicación e información, tales como los celulares y las computadoras portátiles con acceso a Internet, que ensancharon hasta el abismo la fisura abierta hace más de medio siglo por la televisión y su concomitante
“cultura audiovisual”. Ante la evidencia de ese choque se han originado las diversas tentativas de fusionar ambos universos: el escolar y el mediático, con iniciativas que responden a la urgencia del conflicto y tratan de resolverlo de modos innovadores, aunque todavía con métodos experimentales y resultados inciertos. Por un lado, entonces, tenemos a la escuela con todo su clasicismo a cuestas; por otro lado, la presencia cada vez más innegable de esos “modos de ser” típicamente contemporáneos. Esa desarticulación se ha vuelto muy difícil de soslayar fingiendo que no pasa nada o tratando de emparchar vanamente un artefacto abstruso que, a todas luces, parece haber perdido buena parte de su eficacia y su sentido al enfrentarse con el nuevo paisaje que creció a su alrededor. Aunque haya prosperado en el breve lapso de una misma generación, se trata de una transformación tan intensa que suele despertar toda suerte de perplejidades, especialmente en aquellos que no han nacido inmersos en el nuevo medio ambiente sino que atravesaron esa mutación y ahora sienten sus efectos en la propia piel. Al fin y al cabo, estamos aludiendo a una transición entre ciertos modos de ser y estar en el mundo –que, sin duda, eran más compatibles con el colegio tradicional y con las diversas tecnologías adscritas al linaje escolar– y estas nuevas subjetividades que florecen actualmente y no cesan de manifestar su flagrante disconformidad con
dichas herramientas, mientras se ensamblan alegremente con otros artefactos. Si se trata de dos universos tan diferentes, cada uno asociado a un proyecto histórico distinto y a modos de vida igualmente disímiles, ¿será posible fusionarlos? ¿Qué surgirá de semejante experiencia? ¿La escuela sobrevivirá a esa intromisión de los flujos informáticos en sus dominios otrora tan sólidamente delimitados, o se desvanecerá en el torrente mediático? Y, por último, la que quizás sea la pregunta más importante: ¿qué sería deseable que ocurriera?
un libro
¿Redes o paredes? Paula Sibilia. Tinta Fresca. $79 La autora reflexiona sobre la “crisis de la escuela” a partir del impacto que las nuevas tecnologías de comunicación tienen sobre el aula y los procesos educativos.
La gran lección online Khan Academy enseña a millones de alumnos por YouTube.
S
alman Khan ostenta un récord digno de los Guinness: es un profesor que tiene cuatro millones de alumnos por mes. Claro que no los reúne en un aula, ni en un estadio de fútbol: es el creador de Khan Academy (www.khanacademy. org), una organización sin fines de lucro que ofrece clases gratuitas a través de YouTube. Los videos son para todo público –no requieren conocimientos previos– y abarcan diferentes materias: matemática, finanzas, química, historia, medicina, economía, historia del arte y
computación, entre otras. Todo comenzó en 2004, con una serie de tutoriales diseñados por Khan para explicarle matemática a su prima Nadia, que vivía a miles de kilómetros de su casa en los Estados Unidos. Esos primeros videos hicieron furor en YouTube entre los amigos y compañeros de Nadia, y hoy Khan Academy recibe cuatro millones de visitas por mes desde todo el mundo. Hay más de 3.000 lecciones online, que casi nunca duran más de 10 o 15 minutos, en más de diez lenguas diferentes. El fenómeno alcanzó tanto impacto que hoy cuenta con
financiamiento de Google y Bill Gates, para quien Khan Academy invita a “vislumbrar el futuro de la educación”. En la Argentina, la organización selló un acuerdo con la plataforma Educatina (www.educatina.com), para que los estudiantes de habla hispana puedan acceder a los videos educativos en su idioma. El formato es el mismo que el de las lecciones de Khan, y actualmente hay más de 600 videos desarrollados por profesores, en su mayoría argentinos. Los contenidos están divididos en 16 materias, para todos los gustos: desde aritmética
Desde química hasta historia, Khan Academy ofrece lecciones para todos.
y álgebra hasta filosofía, pasando por biología, geografía y lengua. Ya recibieron más de 1.500.000 visitas de estudiantes, padres y docentes. Además, Educatina ganó el primer premio en el Concurso Conectar Igualdad, en la categoría
Desarrolladores de Aplicaciones Interactivas. Su misión, aseguran, es “democratizar la educación en América Latina a través de Internet, garantizando la calidad educativa y fomentando el aprendizaje autodidacta”.
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> enfoques
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AGENDA
Una decisión que cuesta Cambiar de carrera es difícil: muchos jóvenes lo viven como un fracaso y sienten que perdieron el tiempo. Los especialistas proponen valorar cada experiencia. David Fernández
El 30 y 31 de octubre tendrán lugar las Sextas Jornadas sobre Didáctica de la Literatura, organizadas por el departamento de Humanidades de la Universidad Pedagógica (UNIPE) y el departamento de Lengua y Literatura del Instituto de Enseñanza Superior Nº 1 “Alicia Moreau de Justo”. Los docentes de Lengua y Literatura interesados en enviar ponencias pueden hacerlo hasta el 28 de septiembre al correo aguafuertesescolares@unipe.edu.ar. Las sedes serán el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543) y el IES Nº 1 (Córdoba 2016). Más información: www.unipe.edu.ar.
Enrique Fraga
Especial para Clarín
A
l terminar el secundario y tras una serie de lesiones deportivas, Benjamín Gioffre (22) pensó que estudiar Kinesiología era su vocación. Primero se anotó en una universidad pública y, a diferencia de lo que sucedía en su colegio, allí se sintió anónimo y no se pudo adaptar. Se pasó a una privada, pero al poco tiempo reconoció que en realidad no se sentía a gusto con la carrera. “Este segundo cambio me costó mucho. Todos mis amigos estaban encaminados, mientras que yo tenía que volver a empezar. Pensé ‘¿qué estoy haciendo con mi vida?’”, contó a Clarín Educación Benjamín, quien hoy está a un año de recibirse de psicólogo en la Universidad del Salvador. “En el colegio había tenido un prejuicio con las materias sociales o humanísticas y pensaba que estudiar Psicología era para las mujeres, pero me informé y con el apoyo de mi familia y mis amigos pude decidirme”. El relato de Benjamín es uno de los tantos que muestran que cambiarse de carrera no es fácil. Influyen muchos factores, entre ellos el miedo al fracaso, la incertidumbre sobre la verdadera vocación, la presión del entorno familiar, la sensación de “haber perdido el tiempo” durante años. Sin embargo, contra los prejuicios que sugieren que un cambio de rumbo es un retroceso, varios especialistas en reorientación vocacional sostienen que puede ser una oportunidad. “Muchos chicos nos cuentan lo difícil que fue para ellos venir a pedir asesoramiento. Algunos nos dicen ‘Hace cuatro años que estaba por venir y no me animaba’” contó Teresita Cha, directora del Centro de Orientación Vocacional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “Dejar los estudios o cambiarse está preconcebido como una derrota. Lo cierto es que aquellos jóvenes que no se animan a hacerlo sufren un dolor psíquico enorme. Para ellos la reorientación vocacional es una liberación”, explicó Cha, y agregó que el 90% de los alumnos que consultan no han hecho un test de orientación en el momento previo a la inscripción. En la Universidad de Buenos Aires, según datos del Ciclo Básico Común, los cambios de carrera oscilan entre el 14% y el 16% del universo de ingresantes. De los alumnos que se cambiaron entre 2005 y 2011, más de la mitad originalmente se había inscripto en Medicina y en Ingeniería, Ciencias
Jornadas de Didáctica de Letras
Congreso sobre la era digital En la Universidad de Buenos Aires, entre el 14 y el 16% de los ingresantes deciden cambiarse de carrera.
Pautas para los docentes
Consejos para estudiantes
• En el secundario, es importante promover la realización de tests de orientación vocacional. • En la universidad, tienen que estar atentos a la evolución de los estudiantes en el curso y recordarles, en caso de que sea necesario, la existencia de departamentos de asesoramiento. • Reconocer que tienen un rol orientador fundamental, no limitado a la materia que dictan. Es importante que cuenten sus experiencias y que comuniquen cómo hicieron sus propias elecciones profesionales. • Desmitificar que a un título le corresponde una tarea determinada.
• Si surgen muchas inquietudes, consultar a especialistas en reorientación vocacional. • Antes de inscribirse a una carrera, realizar tests vocacionales, en lo posible asesorados por un profesional. • Decidirse a un cambio no significa un fracaso ni haber perdido el tiempo, sino una nueva oportunidad para realizarse. • Informarse sobre los contenidos de las asignaturas y la duración. • La vida universitaria supone aprender el “oficio de ser estudiante”, adoptando nuevas responsabilidades, autonomía y capacidad de organizarse.
Económicas o Arquitectura. “La definición por una primera carrera tiende a dirigirse hacia las más estructuradas, conocidas y de corte profesionalista. Esto se debe a razones socioculturales y contextuales, como el peso y la responsabilidad de una elección a futuro en un mundo de incertidumbre”, explicó Catalina Nosiglia, secretaria académica de la UBA.
repercutirá en la desilusión que lleva al abandono o al cambio: “Muchos motivos por los que los jóvenes se anotan en una carrera pueden terminar en un desencanto. Están los que eligen porque suponen que con el título aseguran su futuro económico; los que privilegian ir en línea con –o en contra de– los mandatos familiares; los que eligen sin una reflexión previa sobre sus intereses (no sabía qué le gustaba, se anotó porque lo hacían sus amigos), o tienen en cuenta gustos y hobbies que después no pueden profesionalizar (porque le gustan los animales, quiere ser vete-
¿Cómo se llega al desencanto? Según Teresita Cha, de la UNLP, quienes hacen una primera elección a veces están desinformados sobre su trayecto formativo. Esto
libros
El miércoles 19 de septiembre se realizará el congreso Educar en la era digital, organizado por Santillana para compartir ideas innovadoras que puedan aplicarse en el aula. Será en el Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660), con cupos limitados. Quienes quieran participar, pueden inscribirse por mail a santillana.compartir@ santillana.com.ar. Para consultas: ccarmosino@santillana.com.ar.
Reconocimiento a maestros
Guía del Estudiante 2012/13. Eudeba. $110 Cómo colaborar con la orientación vocacional de los jóvenes. María Gorostiaga. Aique. $75 La orientación vocacional como proceso. Ángela R. López Bonelli. Bonum. $80
rinario). Además están cuestiones como la dificultad de adaptación a la vida universitaria de origen académico (falta de conocimientos previos, ritmo de estudio, organización) o el desarraigo en los estudiantes que vienen del interior”. Los especialistas consultados coinciden en que no se debe estigmatizar la posibilidad de repensar el rumbo tomado. Cha concluye: “Lo que se hizo hasta ahí no puede entenderse como una pérdida de tiempo, ya que –además de los conocimientos– la persona ganó una experiencia que siempre es provechosa”.
Para conmemorar el Día del Maestro, la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) organiza el acto “Mi Maestro Inolvidable”, donde se homenajeará a cinco docentes con gran trayectoria: Carmen Ferreira, Norma Mabel López, Manuel Padorno, Felipe Nicolás Salvatierra y Héctor Sauret. Será el próximo 19 de septiembre a las 18 horas, en Paraguay 1457, 1º piso, Salón Auditorio UCES. Más información: http://www.uces.edu.ar.
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|| Clarin || educacion || MIERCOLES
12 de septiembre de 2012
Franquito, alumno de la Escuela N° 1 de Chascomús, les cuenta una historia a sus compañeros, que lo escuchan atentos. Todos ellos participan del taller de narración oral.
Los cuenteros En la biblioteca de la Escuela Primaria N° 1 de Chascomús funciona un taller de narración oral, donde los chicos escuchan historias y aprenden a contárselas a sus compañeros. Cada semana, allí los libros cobran vida.
Había una vez un abuelo que plantó una papa. El abuelo todos los días regaba, regaba, regaba. (…) Y la semilla se convirtió en una papa goooorda y enooorme”, relata Franquito, sentado en el “trono del Cuentacuentos”, vivenciando la historia con un histrionismo que asombra. En cuestión de segundos, acapara la atención de toda la platea y el silencio reinante es total. Imposible describir la magia que genera este nene de 7 años con sus historias: hay que verlo, escucharlo y sentirlo (Pasen y vean,: lo pueden encontrar en la Web: https://www.facebook.com/photo. php?v=264182700360795.) Cada jueves, se repite la misma escena, cuando la biblioteca de la Escuela Primaria N° 1 de Chascomús se viste de fiesta para recibir
a los autoconvocados: chicos y chicas de primero a sexto grado que se prenden a la invitación de Marita, la bibliotecaria de la escuela. Ella los estimuló a formar parte del grupo de pequeños narradores Los Cuenteros. Su biblioteca dista mucho de ser un espacio tradicional donde bostezan los libros. Allí las historias y sus personajes cobran vida en boca de cada uno de los Cuenteros. Vestida con chaqueta y pollera multicolores, Marita hace sonar el “llamador de cuentos”. Es necesario abrir la ventana, aunque llueva o haga frío, para que el cuento acuda al llamado. Uno tras otro, los chicos van metiendo la mano en alguno de los enormes bolsillos del traje de Marita, de los que asoman títulos de historias a la espera de ser escuchadas: Don Fresquete, de María Elena Walsh; Enganchados a la pelea, de Laura Devetach; El pueblo que no quería ser gris, El sapito
el próximo
El miércoles que viene, en Clarín Educación, un informe sobre el rol de los tutores en la escuela. ¿Qué es lo que aporta el sistema de tutorías a los procesos de enseñanza-aprendizaje? ¿Qué características debe tener el docente tutor? Claves para acompañar las necesidades de los chicos.
Verónica Podestá Especial para Clarín
“
Con el don de narrar historias A los 7 años, Franquito ya se ha hecho famoso con sus historias y su singular manera de narrarlas gracias al video que fue subido a Facebook, donde cuenta la historia de una papa gigante plantada por un abuelo. Actualmente cursa segundo grado en la Escuela Primaria Nº 1 de Chascomús. Desde el año pasado integra el grupo de pequeños narradores Los Cuenteros. Aún no sabía leer ni escribir y ya deslumbraba a todos con sus narraciones. Un cuentero de alma, cuyo don natural tiene el poder de contagiar la pasión por la literatura.
Glo-glo, Cuentamiedos… Un pequeño narrador ocupa el trono y comienza: “Había una vez…”. “La consigna de este taller es escuchar relatos, despertar el interés por las historias. Es totalmente libre, no hay obligación de nada: ni de leer, ni de dibujar, tampoco de escribir, porque eso aleja a los chicos de la lectura –cuenta Marita–. En mis 25 años como bibliotecaria probé todo y lo que me dio más resultado fue la narración oral. De tanto escuchar, quieren contar. Todos quieren ser narradores”. Los más grandes se animan también con títeres, confeccionados por ellos mismos en el Taller Arco Iris, otra de las tentadoras propuestas que brinda esta escuela municipal, en la que los chicos aprenden y se divierten desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Allí desayunan, almuerzan y toman la merienda. Además de
los talleres de cuentos y títeres, los alumnos pueden elegir participar en talleres de radio, huerta, murga, carpintería y folklore. “Esta es una escuela muy especial –dice orgullosa Gladys Funes, la directora–. Hemos formado un fantástico grupo entre docentes, personal de maestranza, cocineras; todos damos el máximo para que los chicos vengan contentos, aprendan y disfruten cada día.” En ocasiones, las propuestas de los talleres se extienden a toda la comunidad. Así, Los Cuenteros se presentan en la Feria del Libro de Chascomús, salen de gira por jardines y escuelas y son invitados especiales de una radio local. ¿Las historias más pedidas? El cuento de la papa y Uhhh, qué lino, de Luis María Pescetti, que Franquito narra con maestría y que, tras su “colorín, colorado…”, recoge estruendosos aplausos.
david fernandez
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