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4 de mayo de 2011

Indisciplina Las claves de los maestros

JUPITERIMAGES

Cada uno tiene sus propias estrategias para lograr el diálogo y solucionar los conflictos. Cuáles son y por qué es tan difícil hoy construir autoridad en las aulas.

Ante conflictos entre los alumnos, los maestros buscan que, primero, se expresen “las dos campanas”. Cuando se trata de los más chicos, lo habitual es hacer pedir “perdón”.

Ricardo Braginski

rbraginski@clarin.com

Verónica Maguitman

T

Especial para Clarín

res maestros, que trabajan en lugares bien distintos, cuentan cómo enfrentan todos los días el desafío de la convivencia y las malas conductas en el aula. Destacan que el diálogo es la principal herramienta que utilizan, aunque despliegan distintos tipos de estrategias para hacerlo efectivo. Todos coinciden en la necesidad de fijar, antes que nada, reglas cla-

ras de convivencia, en línea con lo que sugieren los especialistas y lo que dictan las últimas normas de los ministerios de Educación. Y aunque parece una cuestión de estricto sentido común, inmediatamente surgen los interrogantes: ¿Cuáles son las reglas más apropiadas? ¿Con qué criterios? A Rivadavia y Campichuelo, en el barrio porteño de Caballito, Pablo Sehtman llega todas las mañanas con su guardapolvo blanco para darle clases a los alumnos de cuarto grado de la escuela pública Primera Junta. Sehtman no duda: “Los códigos de conducta los

Alumnos y docentes parecen hablar distintos lenguajes, por eso las palabras deben ser bien precisas

acomodo según las comunidades donde doy clases. Yo les devuelvo la pelota a los chicos: les pregunto cómo manejarían la situación. Para mí, lo que manda es la experiencia”, dice este docente de 46 años, que trabajó con alumnos de diferentes edades, regiones y sectores sociales, suma un paso por el Hogar Escuela de Ezeiza y da talleres en barrios de bajos recursos. El desafío de los maestros por la convivencia se pone especialmente a prueba cuando deben advertirle a un alumno que no avance en una situación que puede resultar peligrosa, para sí o para terceros.

En estos casos, las palabras deben ser precisas y las explicaciones convincentes. Pero pocas cosas resultan más difíciles, cuando alumnos y maestros parecen hablar lenguajes distintos, con códigos etarios y sociales que muchas veces se ubican a 180 grados de distancia. La clave, entonces, es “sintonizar” con los alumnos, a partir de una observación atenta de los códigos, siempre cambiantes. El maestro Francisco Vallejo tiene 31 años y hace seis que trabaja con los alumnos de sexto y séptimo grado de la escuela número 3


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CONSEJOS PARA PADRES

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No discutir las normas y respetar los límites que ponen las escuelas. En esto, conviene ir siempre en la misma dirección.

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No quedarse con la visión del hijo ideal que se quisiera tener. Aceptar que en otros ámbitos se pueden portar de manera diferente.

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Se habla mucho de los derechos de los niños pero poco de las obligaciones. Insistir en casa que los derechos siempre traen obligaciones.

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Implementar algún tipo de consecuencia o castigo cuando hubo mal comportamiento o notas bajas. Por ejemplo, restringir las horas de Internet.

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Ricardo Braginski

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No caer en la tentación de ridiculizar a los docentes, por más que lo amerite. A los padres se les vuelve en contra, porque ambos ocupan el rol de adultos.

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Armar una “red vincular” con los otros padres. Así se puede tener otras miradas y armar estrategias conjuntas.

rbraginski@clarin.com

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No encasillar. Un hijo también actúa de acuerdo a lo que esperan de él. Evitar decir “desde bebé se porta mal”. Toda conducta puede cambiar: se aprende de las experiencias. Fuente: Gabriela Artaza, asesora pedagógica y psicóloga de la escuela Osvaldo Magnasco.

DIEGO DÍAZ

TESTIMONIO 1 MARIA DE LOS ANGELES GONZALEZ 53 AÑOS – 20 DE DOCENCIA MAESTRA DE 1er GRADO – INSTITUTO EVANGeLICO AMERICANO CIUDAD DE BUENOS AIRES e No vivo grandes problemas de

indisciplina, pero cuando algo sucede incorporo a los padres. En general, escuchan y acompañan. e ¿Qué pasa si continúan los pro-

blemas? Los derivo al pediatra, para que éste sea quien finalmente aconseje un psicopedagogo o un psicólogo, siempre que haga falta. e Lo más importante es la buena

relación entre padres y docentes. Es como un matrimonio, si la mamá dice una cosa y el papá otra, no funciona. e Si se trata de un alumno de pri-

mer grado, simplemente le hablo claro. Le digo algo así como: “No hagas eso que me pone mal, me pone triste. No hables tan alto que nos lastimamos.” e Cuando se pelean dos alumnos

Más educación, por sus protagonistas La educación argentina está pasando por una de sus crisis más importantes. Lo muestran, entre tantas situaciones, los malos resultados obtenidos en las últimas evaluaciones internacionales. La calidad está cuestionada, así como la enorme desigualdad entre las escuelas de las distintas zonas. Los desafíos son enormes, y más aún en un mundo que se transforma vertiginosamente al ritmo de las nuevas tecnologías. Día a día, surgen nuevos desafíos, enfoques y herramientas que cambian la tradicional forma de enseñar. El suplemento que hoy presentamos parte de la premisa de que la mejor forma de enfrentar los desafíos consiste en conocer en profundidad cómo estamos. Y para eso nada mejor que escuchar la voz de sus protagonistas. Por eso estaremos allí donde se produce la cotidiana actividad de la enseñanza: con los maestros, con los padres y con los alumnos, quienes todos los días construyen la educación en nuestro país. Publicaremos información útil para la capacitación del maestro así como consejos para los padres: para que enfrentemos con más y mejor información las inquietudes y problemas de nuestros hijos. Nos proponemos vincular a quienes necesitan ayuda con los tantos otros que siempre están dispuestos a dar una mano. Para eso, escuelas, docentes y padres están invitados a intercambiar mensajes por carta, correo electrónico o participando del blog (www.clarin. com/blogeducacion). Un verdadero correo interactivo. Reflejaremos, además, las experiencias más valiosas de la comunidad educativa. Desde hoy, y todos los miércoles, en estas páginas habrá más educación, desde la mirada de sus protagonistas.

Un Consejo Asesor del más alto nivel

les digo: “Pedile perdón, en esta escuela no se pega. Si estás enojado, pedirle a la maestra o a un adulto que te va a ayudar.” “Que los padres trabajan más y están menos con los chicos atenta contra la buena conducta”: María González.

El nuevo suplemento Educación cuenta con el asesoramiento de tres especialistas argentinos de lujo. Contribuyen a definir el enfoque de las notas y cuáles son las temáticas más urgentes. Silvina Gvirtz

del barrio porteño de La Paternal, ubicado frente al asentamiento lindero a la estación de trenes. A esta escuela acude una población de múltiples orígenes: desde niños ucranianos hasta paraguayos, bolivianos, peruanos; así como argentinos de distintas procedencias. Todos ellos viven en el asentamiento. “A nosotros nos cuentan todo. Charlan más con los maestros que con los padres. Porque para ellos la escuela es un lugar seguro, con comida y cariño durante ocho horas. Pero, ¿cómo les explico que no tiren el papel fuera del tacho

si sus casas son un basural donde caminan ratas y cucarachas?”, dice Vallejo, que prefiere no hablar de “problemas de indisciplina”. “Nosotros no lo llamamos así: lo vemos como la manera que tienen estos chicos de vivir y comunicarse, más la falta de hábitos. Muchos viven en casillas de chapa y lona. Acá aprenden a usar el inodoro, la mesa o a sentarse en una silla.” Hay docentes que entienden que el diálogo debe incluir a los padres, como la mejor forma de que “los mensajes” circulen de la mejor forma. Otros ponen todo el acento en el “mano a mano” con el alumno,

No hay que retar al líder negativo sino lograr que trabaje con el maestro, sugiere la especialista Sara Zusman

antes de incorporar la dirección de la escuela o la familia a ese vínculo maestro – alumno. “Lo más importante es la buena relación entre padres y docentes. Esto es como un matrimonio: si la mamá dice una cosa y el papá otra, no funciona”, opina la maestra María de los Angeles González, que da clases a los chiquitos de primer grado en el Instituto Evangélico Americano, un colegio privado del barrio de Villa del Parque. ¿Qué hacer cuando se desatan las peleas? En las entrevistas surgieron dos palabras clave. La primera es componer: el maestro >>

Licenciada y doctora en Ciencias de la Educación (UBA). Directora de la Maestría en Educación, Universidad de San Andrés.

Guillermo Jaim Etcheverry

Médico y doctor en Medicina (UBA). Ex rector UBA. Miembro de la Academia Nacional de Educación.

Juan José Llach

Licenciado en Sociología (UCA) y en Economía (UBA). Ex ministro de Educación de la Nación.


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situaciones & soluciones 1. Empujarse y pegarse entre alumnos

2. Burlarse y no 3. Maltratar las instalaciones respetar al maestro del colegio

Lo más habitual es hacer pedir “perdón” a la parte implicada. “Si estás enojado, pedirle a una maestra o a un adulto que te ayude”, le dice María de los Angeles González a sus alumnos de primer grado. Con los más grandes también se apela al diálogo. Los maestros buscan “escuchar las dos campanas.”

Los maestros prefieren el diálogo, un “mano a mano” con el alumno. “Les pregunto desde dónde me hablan”, dice Sehtman. En circunstancias extremas optan por llamar a los padres.

Los maestros vuelven a recordar las reglas de convivencia. Y, en la medida de lo posible, buscan que los alumnos se hagan cargo del daño que cometieron. Por ejemplo, si rompen un vidrio, que busquen la forma de reponerlo. Si no tienen plata, que organicen una rifa.

EMILIANA MIGUELEZ

testimonio 2 PABLO SEHTMAN 46 AÑOS,

22 DE DOCENCIA MAESTRO DE 4to GRADO – ESCUELA primera junta, CABALLITO CIUDAD DE BUENOS AIRES e Yo siempre prefiero el mano

a mano con el pibe, antes de que intervenga la dirección o la familia. e Les pregunto a los alumnos

cómo manejarían las distintas situaciones. Les devuelvo la pelota. Si ellos no lo internalizan, después vemos qué hacemos. e En los recreos, armo lugares

especiales para que los alumnos puedan jugar al fútbol. Ellos necesitan correr: las escuelas para ellos son grandes en relación al departamento en el que viven, y aquí tienden a expandirse. e Ante un problema de conducta,

miro al alumno y le dice algo como: “Loco, ¿qué te pasa?” Ellos solos se dan cuenta que cometieron un error. Por ejemplo, si van por donde no deben, les explico que no hay un adulto y es peligroso. Si vuelven, les digo ¿Qué hacemos? Ellos mismos se dan castigos más graves de les daría un adulto. Y dejan de cometer la falta.” “En los recreos armo lugares especiales para que los alumnos puedan jugar al fútbol: ellos necesitan correr”. Una fórmula de Pablo Sehtman.

<< como un verdadero mediador, dando lugar a que se expresen “las dos campanas”. La segunda es “perdón”, que dicha por un alumno suele abrir puertas a la solución del conflicto. Maestros de los primeros grados son los más ocupados en lograr que esta palabra forme parte de los “códigos” de la infancia. Es el caso de González, que pone énfasis en lograr que los alumnos se escuchen y se perdonen. “Si uno se burla de otro o provoca situaciones incómodas, hablo y escucho las dos versiones. Después de esto, generalmente se amigan.”

La voz de los especialistas Entre los expertos en pedagogía, en los últimos años creció fuerte la tendencia a considerar los problemas de conducta como una cuestión grupal, que debe resolverse en el marco de un adecuado marco de convivencia en lugar de centrarlo en el alumno que hace lío, o genera ciertos disturbios. La tendencia comenzó a hacerse visible en el año 2003 con la elaboración del Programa de Mediación Escolar, del Ministerio de Educación de la Nación. Y siguió con distintas resoluciones y disposiciones de los distintos ministerios

El paradigma de la indisciplina está caído. Ahora se buscan acuerdos de convivencia que involucren a todos

de Educación del país. En el boletín de calificaciones de los alumnos de primaria, por ejemplo, lo que antes era un único ítem que se llamaba “disciplina”, hoy los colegios evalúan distintos aspectos que giran alrededor de “la convivencia”. En las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires, ahora se lo designa “Apreciación de la conducta personal y social”. Incluyen aspectos como “Colabora en tareas grupales”, “Asume tareas por sí mismo”, “Acepta normas grupales e institucionales de convivencia”, y “Establece contacto social con

sus pares”. Las escuelas privadas pueden incluir éstos u otros que consideren pertinentes. “El paradigma de la indisciplina está caído. Ahora se buscan acuerdos de convivencia en los que estén involucrados estudiantes, docentes, padres, preceptores y directivos”, explica Marta García Costoya, profesora de la UBA y ex coordinadora del Programa Nacional de Mediación Escolar. “Este es un tema que debe convocar a todos. Tanto las escuelas como las familias tienen que acordar y luego sostener las normas, que deben atravesar a todos se-


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4. Transitar por lugares prohibidos

5. Hablar gritando

6. Burlarse de los compañeros

Los maestros le explican claramente al alumno por qué es peligroso o inconveniente ir por ahí. “Si lo vuelven a hacer les digo que ya se los expliqué. Si repiten, les digo que se los dije 1, 2, 3, 4 veces. Después les pregunto a ellos mismos: ¿Qué hacemos?”, dice Pablo Sehtman.

Ocurre sobre todo en los primeros grados. “Los chicos traen esto de sus casas. Les explico que así nos lastimamos los oídos”, cuenta María de los Angeles González.

Los maestros hablan con los alumnos de las reglas de convivencia y del respeto del otro. En algunas escuelas esas reglas están escritas, son discutidas en clase los primeros días, y después quedan pegadas en algún lugar bien visible en cada una de las aulas.

GUSTAVO ORTIZ

testimonio 3 FRANCISCO VALLEJO 31 AÑOS,

6 DE DOCENCIA MAESTRO DE 5to, 6to Y 7mo GRADO – ESCUELA N° 3, PATERNAL CIUDAD DE BUENOS AIRES e A nosotros nos cuentan todo.

Charlan más con los maestros que con los padres. Porque para ellos la escuela es un lugar seguro, con comida y cariño durante ocho horas diarias. e A esta escuela viene una pobla-

ción de múltiples orígenes. Todos, del asentamiento. ¿Hay problemas de indisciplina? No lo llamamos así. Lo vemos como la manera que tienen de vivir y comunicarse, más la falta de hábitos. e Trabajamos con los valores

como personas, enseñamos hábitos y normas. Para eso hacemos talleres con los chicos que, a veces, incluye a los padres. Los maestros nos involucramos. e Yo no les tengo miedo y les

hablo mucho. Ellos conocen mi situación. Yo viví muchas de sus carencias y ellos lo saben. La diferencia es que yo tengo el conocimiento y eso es lo que te ayuda a expresarte y a salir adelante. “¿Cómo le explico a un chico que no tire el papel fuera del tacho si su casa es un basural donde caminan ratas y cucarachas?”, dice Francisco Vallejo.

gún su función y su rol. Se trata de construir legalidades y no sólo de “poner límites” ya que éstos vienen de afuera y la cuestión es construir legitimidades reconocidas y aceptadas por aquellos que se van a someter a ellas.” Pablo Pineau es profesor de Historia de la Educación de la UBA y de la Escuela Normal Superior Mariano Acosta. Ante problemas de conducta, recomienda a los maestros acudir a “todos los recursos del sistema educativo”: hablar con colegas, buscar lugares de capacitación, redes de acompañamiento que, dice, hay cada vez más. “Hay

que ayudar a los maestros a entender que no es su problema personal sino del sistema educativo.” Pineau cuenta que el pedagogo argentino Carlos Vergara ya en el año 1887 planteaba un código de convivencia. “Los profesores deben tratar a todo alumno que cometa una falta partiendo de la idea que es alguien que ha cometido un error y no una acción con deseo de hacer el mal”, escribía. “Esto sigue siendo central. Tenemos que tener claro desde qué hipótesis partimos – dice Pineau –. Si creemos que el chico hace el mal, entonces lo terminamos cul-

Para el experto Pablo Pineau, no es un problema personal del docente sino del sistema educativo

pabilizando. En cambio, si creemos que cometió un error, que no fue una intervención voluntaria, la punición va a ser reparatoria.” Desde una mirada familiar, Sara Zusman de Arbiser – miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y especialista en niños y familias – aconseja: “Que el líder negativo ayude al maestro, que lo tome como aliado para sacarlo del rol. No hay que retarlo sino lograr que trabaje con el maestro.” También recomienda separar a los alumnos “según sus aptitudes”: “En materias como matemáticas o lengua hay que hacer lo mismo

que con los diferentes niveles de inglés. Los chicos que saben más, a veces son los que hacen más líos porque se aburren. Hay que darle más exigencias, más información, más explicaciones. En algunos lugares de los Estados Unidos da buenos resultados.” Para Zusman de Arbiser otra causa de malas conductas es que los alumnos, en áreas como computación, muchas veces están más preparados que los maestros. “Se pierde el respeto, porque el chico lo considera inferior. Entonces, los maestros tienen que capacitarse para saber más que los alumnos.”


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