UN SENTIMIENTO NAZARENO MÁS VIVO QUE NUNCA. FERNANDO LÓPEZ MIRAS, PRESIDENTE DE LA CARM
C
ada año, miles de nazarenos preparan con mimo sus túnicas con los más diversos colores, los de cada una de las quince cofradías murcianas, para salir en procesión. Se disponen a recorrer las calles de Murcia como antes lo hicieron tantas y tantas generaciones que crearon, con su devoción, un impresionante patrimonio que es más importante aún que el material: el del sentimiento. Por eso, cuando de nuevo nos enfrentamos a una Semana Santa desconocida, a una Semana Santa que ni imaginábamos que nos tocaría vivir; a una Semana Santa sin procesiones, el sentimiento nazareno permanece intacto en las cofradías, en sus sedes canónicas, en sus almacenes ahora sin actividad. El sentimiento nazareno permanece vivo en hogares donde no será necesario recoger la contraseña para vivir, sin túnica, la pasionaria murciana. En sus templos, las imágenes del Cristo del Amparo, de la Caridad, de la Fe, de la Esperanza, del Perdón, de la Salud, de la Sangre, del Refugio, de la Misericordia, Yacente o Resucitado, Jesús del Rescate, Jesús Nazareno, en el Santo Entierro y la Virgen de las Angustias, junto a la Soledad y la Virgen del Rosario, esperan la visita de los suyos para recibir esa oración que este año pide quizá con más fuerza una protección que siempre han tenido para con sus hijos, con sus cofrades. No habrá besapiés o besamanos, y los cultos o los actos sociales deberán guardar unas medidas de seguridad y protección que una pandemia, algo que nos parecía cosa del pasado, ha traído a nuestras vidas. Son nuevas normas que nos protegen, que salvan vidas, que harán que el próximo año no echemos en falta a nadie cuando, de nuevo, las calles de Murcia se iluminen con colores nazarenos. El sentimiento permanece vivo pues en cada uno de vosotros; también la actividad de las cofradías y la del Cabildo, de la que buena muestra es esta publicación. Y estoy seguro de que en unos días escucharemos, aunque sea en lo más hondo de nuestra memoria, el sonido de los carros bocina, de los tambores destemplados, de las marchas de procesión. Escucharemos la voz de los cabos de andas y los golpes con los que arrancan unos pasos que antes de que nos demos cuenta, volverán a salir a la calle. Os envío todo mi afecto y os pido que os protejáis, y que lo hagáis con los vuestros, con todos, con los que esperamos ya el momento de que se abran las puertas de San Nicolás en un Viernes de Dolores con procesiones. Un fuerte abrazo.