Hacia un modelo de lo épico y lo frágil. El ángel femenino de José Planes en el Paso del Resucitado de Murcia. Isabel Durante Asensio Ese ángel que teme que le pidan las alas, que le besen el pico, seriamente, sin contrato. (Sobre los ángeles, Rafael Alberti)
La figura del ángel se ha definido a lo largo de la historia por una serie de iconografías heterogéneas determinadas, fundamentalmente, por cuestiones de jerarquía, rango que ya estaba apuntado por San Pablo en el Nuevo Testamento, establecido desde la Edad Media y que se puede sistematizar en dos grandes bloques; el de los ángeles que asisten y el de los que adoran. En cualquier caso, en cada una de sus formas, la complejidad de la representación radica, en un primer estadio, en cómo configurar la imagen de un espíritu que excede lo material, circunstancia que se resolvió a través de una serie de propuestas antropomórficas. The figure of the angel has been defined throughout history by a series of heterogeneous iconographies determined, basically, by hierarchy. This was already pointed out by Saint Paul in the New Testament, and was established since the Middle Ages. This rank can be systematized in two parts; those angels who attend, and those who worship. In any case, in each of its forms, the complexity of the representation lies in the configuration of the image of a spirit that exceeds the material, a circumstance that was solved through a series of anthropomorphic proposals.
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a presencia de los ángeles ha ocupado buena parte de las manifestaciones culturales de occidente, sobre todo, a partir de los postulados de la Contrarreforma que buscaban el equilibrio y la conexión entre cielo y tierra. No es de extrañar, así, que el mensajero divino tuviera un terreno privilegiado dentro de la narración de la historia sagrada, siendo la referencia visible de Dios, el mediador idóneo de esos dos mundos. Así, compartimos la reflexión de que «entre el mundo espiritual superior y el de la materia existe un Mundos Imaginalis, que es el lugar de existencia del Ángel y el espacio en el que se manifiesta»1. No obstante, con anterioridad su presencia fue abundante y en el siglo VI ya encontramos una clasificación atribuida a Dionisio de Areopagita2. Esa fascinación que inquietó a nuestros antepasados se ha mantenido hasta nuestros días. En pleno siglo XXI, todavía se exploran las particularidades de esta figura, después de que grandes intelectuales hayan teorizado al respecto como un elemento clave de nuestra civilización. De Dante a Milton. De Rilke a Benjamin. De Sholem a Heidegger. De Goethe a Wenders. No obstante, debemos advertir que la aparición de ángeles femeninos, de manera extendida, se sitúa a finales del siglo XIV3. Aunque es apropiado suponer que aspectos como la ingravidez o la levedad se han revelado tradicionalmente como valores femeninos, la cosificación del cuerpo
1. Camón Pascual, J. «Todo lo que Vd. Siempre quiso saber sobre los ángeles, pero nunca se atrevió a preguntar, o de por qué los ángeles son sin-sexo», en Trama y fondo: revista de cultura, Nº 17, 2004, p. 110. 2. Villaverde Solar, M. D., «Vita angélica-vita monástica: el valor iconográfico de los ángeles de San Martín Pinario», en Porta da aira: revista de historia del arte orensano, Nº 11, 2006, pp. 311-330. 3. González Herrando, I., «Los ángeles», en Revista Digital de Iconografía Medieval, Vol. I, nº 1, 2009, p. 3.
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