Religión. La experiencia de Dios

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LA RELIGIÓN

LA

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LIG IÓ

N.

AS D NC I RIE PE EX

E DIOS Ahora mi Vida tiene Sentido Quiero que sepan que el Señor puede hacer maravillas en las vidas de las personas y que puede mover hasta el corazón mas duro, así como lo hizo con el mío.

Gran parte de mi vida me la he pasado en hospitales, ya que me lastimaron al nacer y tengo un desnivel en la pierna izquierda, por tal motivo despues de 9 operaciones conozco muy bien los hospitales. Mi familia siempre ha sido muy desunida; la única Lección 3ª

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Yo crecí con mi madre y con mi hermana ya que mis papás se divorciaron cuando yo tenía 4 años. Yo siempre quise tener una familia completa; yo no veía a mi papá en muchos meses y cuando lo veía me decía que mi mamá era novia de muchos hombres, que era una loca etc. Yo no lo entendía pues era muy chica; mi papá siempre fue muy violento.


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persona que siempre me acompañó fue mi mamá. Asi fui creciendo odiando mi propia vida. Mi vida se llenó de rencor, tristezas y coraje con el transcurso de los años. Llegó un momento en que me empezaron a llamar la atención otras cosas como la disco etc. A veces no llegaba a mi casa; en realidad nada me importaba. Desde muy chica podía salir y entrar a la hora que quisiera. No me gustaba estar en mi casa, mi mamá, aunque muy joven, tiene una gran amargura; le hace falta lo que llegó a mi vida, Cristo.

mi casa sea difícil porque nadie más es creyente, el Señor es mi fortaleza. Ahora mi vida tiene sentido porque he conocido al único Dios vivo y verdadero a quien debo toda la gloria, honra y honor. ¿Que sería de mí si no me hubiera alcanzado el Señor? Seguramente andaría en el mundo como muchos jóvenes sin Cristo y sin esperanza. Ahora vivo por convicciones arraigadas en Cristo Jesús. Quiero que sepas que lo que me motivó a escribir mi testimonio aun siendo la 2:30 de la mañana es para decirte que entregues tu vida entera al Señor, no por pedacitos. No vivas una vida mediocre, recuerda que somos sal de la tierra, no pierdas el tiempo, gózate por tu salvación. Si quieres hacer algo importante con tu vida entregásela al Señor. “Jamás te arrepentirás.” DIOS LES BENDIGA 16 de marzo de 2001

Yo no creía en Dios, pero El tocó mi corazón y llenó ese vacío que nada había podido llenar en mi vida; busqué llenarlo de muchas maneras: amigos, baile, fiestas, vicios, etc. pero el único que me ha dado esa paz que sobrepasa todo entendimiento es Cristo Jesús. Hace 3 años que le conocí en una misión que hoy es iglesia; una amiga que había conocido me invitó. Ella insistía mucho pero yo nunca quería, hasta que un día empecé a ir y uno de esos días en una predicación, un 16 de julio el Señor llamó a mi vida.

Diana Edith Arano Edad: 16 País: México

El es mi Salvador y aunque la situación en Lección 3ª

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LA EXPERIENCIA DE DIOS

Toda experiencia de Dios comienza con algo inesperado y desconcertante. El joven Moisés, al mando de su pueblo, ve una zarza ardiendo sin consumirse. Una palabra que se utiliza a veces para caracterizar un fenómeno así es misterio. El misterio es como una puerta de entrada a un universo infinito, en el que, cuanto más se descubre, más queda todavía por profundizar.En el misterio hay algo que atrae, que fascina. Una civilización técnica y científica reduce el misterio a un simple problema que hay que resolver. Con la experiencia de Dios, tu ser cambia completamente, se transforma y sale de la banalidad de lo cotidiano.

EXPERIENCIA DE DIOS. ENFOQUE ZUBIRIANO El tema de Dios es un problema que ha cruzado la historia de la humanidad en distintas épocas, razas y culturas. El hombre ha expresado su relación con lo divino a través de manifestaciones que en el fondo y en la forma muestran una variada gama de posibilidades y percepciones de lo que Dios ha significado para la vida del ser humano. Zubiri afirma explícitamente, en la tercera parte de su obra El Hombre y Dios, que el hombre es experiencia de Dios y que Dios es experiencia del hombre en una relación de “unidad experiencial”,

EL PROBLEMA Hoy en día lo que se niega no es si Dios existe o no, sino la existencia de un verdadero problema de Dios. Tanto creyentes como no creyentes niegan tener un problema. En esta línea, el esfuerzo esencial de Zubiri es demostrar que Dios sí es un problema central para todos, independientemente de la respuesta que frente a él se pueda dar. Tanto el creyente como el no creyente, sea este ateo o agnóstico, deben dar las razones de la solución por la que han optado, es decir, deben saber fundamentar las opciones de su vida. Para Zubiri, Dios no es un problema que el hombre pueda o no plantearse, como si se tratara de un problema cualquiera que demanda ser abordado como algo externo. El problema de Dios es un problema que el hombre debe

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plantearse, quiéraloo no, sépalo o no, ya que obedece a su misma condición de hombre. Es decir, pertenece a la realidad humana en cuanto tal y en este sentido es ineludible. Zubiri se refiere a él como una cuestión teologal y no teológica en primer término. Teologal en cuanto se refiere a una realidad humana que envuelve formal y constitutivamente el problema de Dios y, en tal sentido, es una cuestión previa a la teología. Lo teologal se conforma en una estructura humana que es accesible a un análisis inmediato. De tal manera, que Dios es estrictamente un problema que el hombre debe abordar seriamente en cuanto expresión fundamental de su propia problematicidad y estructura humana. En la Grecia clásica llegando hasta la Edad Media–, se consideraba posible probar la existencia de Dios partiendo de la experiencia sensible y utilizando recursos como el orden del universo o el principio de causalidad, es decir, las llamadas pruebas cosmológicas, cuya expresión paradigmática fueron las cinco vías de Santo Tomás de Aquino. Zubiri piensa que este intento es una vía muerta para el hombre de hoy. Frente a esta visión surge como alternativa la propuesta del racionalismo moderno que funda la “teodicea”, basada en el argumento ontológico, la cual sostiene que a Dios no se puede llegar por la naturaleza sino por la razón pura. Se produce el reemplazo de las antiguas pruebas cosmológicas por el argumento ontológico. Al respecto Zubiri entiende que también resulta necesario superar esta visión, pues culmina en un idealismo que es igualmente vía muerta. Lección 3ª ◊ 4


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Una tercera vía, conocida bajo el nombre de “filosofía de la religión”, comienza a gestarse a mediados del siglo XVIII. Ya no se intentará llegar a Dios por la vía de la lógica, a través de juicios sintéticos o analíticos, como sucede en la teología natural o en la teodicea respectivamente. El fenómeno religioso es percibido como una realidad mucho más compleja que no permite ser reducida fácilmente a esquemas lógicos. El desafío está en pensar a Dios y la religión después de la crisis del racionalismo. Esta tercera vía, en la que no han estado ausentes las dificultades, recibió un fuerte impulso del movimiento conocido bajo el nombre de “fenomenología de la religión”. Es en este esfuerzo de la fenomenología de la religión, entendida como un pensar riguroso y radical, es decir metafísico, en el que es preciso situar el aporte de Zubiri al tema que nos ocupa .

sino entenderla en un sentido más amplio, capaz de integrar la experiencia como probación de la realidad esbozada. La noción de experiencia de Dios aparece como la gran intuición de Zubiri en relación al problema del acceso del hombre a Dios. Intuición que desarrollará desde diferentes perspectivas en su trilogía sobre el “problema teologal del hombre”. En El Hombre y Dios trata de la vida humana en cuanto experiencia constante de Dios en cuanto fundamento; en El problema filosófico de la historia de las religiones (16) analiza la experiencia de Dios en la historia de las religiones; y en El problema teologal del hombre: Cristianismo (17) desarrolla el esfuerzo por identificar y definir lo propio de la experiencia cristiana entendiéndola como la máxima manifestación de Dios al hombre, experiencia de la encarnación, en que se da la experiencia de la “deiformidad” y de la “deificación”.

Para él es evidente que el hombre no puede llegar a Dios, si él previamente no se le hace presente. De ahí que a Dios se le encuentre, más que por la vía de la razón analítica o sintética, por la vía de la experiencia, entendiendo que la experiencia junto con el esbozo son dimensiones de la razón. Su intención no es negar la razón

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TABLA COMPARATIVA ISLAMISMO Y CRISTIANISMO

cREENCIA

ISLAMISMO

CRISTIANISMO

dIOS

Solamente un Dios

Jesús

Un profeta nacido de una Vir- Hijo de Dios, nacido de una gen, pero no el Hijo de Dios Virgen

Crucifixión

Jesús no fue crucificado. Alguien lo suplantó.

Estamos ante un hecho histórico. Muriendo en la cruz expió los pecados de la humanidad y nos confió la salvación

Resurrección

No creen en la Resurrección.

Hecho que significa la victoria sobre el pecado y la muerte

Trinidad

Blasfemia porque alu- Creencia en tres personas de a tres dioses. Pos(Padre, Hijo, Espíritu Santo) tura politeísta. distintas y un solo Dios. Otra cosa es aludir a la Trinidad como: Dios, Jesús y María

Pecado

Desobediencia a la ley establecida. No ofende a Alá.

Daño a uno mismo, al prójimo y a Dios

Ser humano

Creado por Alá. No tiene pecado

Creado a imagen y semejanza de Dios. Con el pecado original, su naturaleza es imperfecta.

Salvación

Sometimiento a Alá. No hay seguridad de salvación. La salvación es consecuencia de la misericordia de Alá

Don de fe. Jesús al morir en la cruz nos abrió la puerta de la salvación. Es una gracia de Dios.z

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Solamente un Dios. Un ser Trinitario

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Juan 4, 1-27

Desde la perspectiva filosófica es claro el influjo que sobre él tuvieron Ortega y Heidegger De igual modo, desde la perspectiva teológica se aprecia con claridad el influjo del ambiente teológico renovador del pre y post Concilio, básicamente a través de Karl Rahner, en concreto en temas como el “existencial sobrenatural”, la “causalidad quasi-formal” de Dios en el hombre, de Dios en cuanto “constitutivo formal” de todo, de la “trascendencia en el mundo”, del hombre como Dios ad extra, del “cristianismo en tanteo” y otros. 1

Zubiri no pretende decir la última palabra o dar por terminado el tema de la experiencia de Dios con el desarrollo de sus ideas.

II. RELIGACIÓN Y EXPERIENCIA: “EXPERIENCIA DE RELIGACIÓN” La religación a la que Zubiri se refiere en cuanto eje articulador de su pensamiento, no tiene nada que ver con una comprensión tipo vía de causalidad o razón necesaria y suficiente, sino que tiene relación con el análisis y la descripción de una experiencia fundamental, de un dato primario, en la profundización de la existencia humana en cuanto experiencia “yectiva”. Pero la intuición de este carácter fundamental no basta, según Zubiri; es preciso profundizar esta experiencia

entendiendo que se trata de un estar “yecto desde”, es decir, “puesto por atrás o desde atrás”, lo que indica que la iniciativa, respecto de la religación, no la tiene en primer término el hombre sino que le viene dada de fuera.

Al respecto resultan muy iluminadoras las palabras de Torres Queiruga: “Se trata de caer en la cuenta de que Dios está ya en la existencia cuando el hombre se interroga sobre sí mismo o se pregunta por Dios. De modo que ser sujeto consiste formalmente en estar no solo abierto a Dios, sino en estar siendo y viviendo desde él. Hasta el punto de que, cada vez que el hombre se pregunta por sí mismo, está necesariamente, quiéralo o no, sépalo o no, preguntando también por Dios”. c.2. El hombre, experiencia de Dios Entender correctamente lo que se quiere afirmar al decir que “el hombre es experiencia de Dios”, implica comprender que en primer término y formalmente el hombre “no tiene” una experiencia de Dios, sino que primera y formalmente “es” experiencia de Dios. Se trata de una experiencia que es el hombre y no de una mera relación con un objeto llamado Dios, ni tampoco de un estado en el que el hombre estaría.

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Modos o niveles de la experiencia de Dios.

Experiencia universal de la religación, propia de todo ser humano: Se trata de aquello que Zubiri ha llamado “experiencia teologal” del hombre, que se expresa a través de las dimensiones: individual, social e histórica. A este primer nivel de la experiencia dedica el primer volumen de su trilogía religiosa, El Hombre y Dios. Al respecto afirma que el modo radical de la experiencia de Dios es la “voluntad de verdad real”, es decir, el momento por el cual el hombre es autor de su propio ser personal, el que solo puede llegar a ser buscando apoyo en el poder de lo real que “experiencia” como realidad absolutamente absoluta. La voluntad se plasma en un proceso intelectivo que ofrece distintas posibilidades de ser a la persona. Cada forma que el hombre adopte es fruto de una opción entendida como apropiación. La opción es la manera de ser libre, es decir, la manera de ser absoluto. Para Zubiri, ser libre es la manera finita y concreta de ser Dios. La experiencia de esta libertad animalmente experienciada es justamente la experiencia de Dios.

Experiencia propiamente cristiana: la

Encarnación Este tercer nivel de la experiencia supone un grado más profundo de experiencia de Dios. Junto con la experiencia de la religación y de la gracia, está la experiencia de la “deiformidad”, expresión esencial del cristianismo. Se trata de la experiencia que se hace realidad en la persona de Cristo, en quien Dios asume la forma humana y Lección 3ª

el hombre se deiformiza, llegando a su máxima expresión la experiencia de Dios por parte del hombre y la del hombre por parte de Dios. La encarnación le indica al hombre que no debe ocuparse de Dios al margen de sí mismo, de las cosas o del mundo, sino que debe hacerlo ocupándose de las cosas, consigo mismo y las demás personas. Su experiencia de Dios, lejos de alejarlo del mundo lo obliga al mundo. “El hombre tiene que ver en este mundo con todo, hasta con lo más trivial. Pero tiene que ver con todo divinamente. Justo ahí es donde está la experiencia de Dios”..

Experiencia de Dios y respuesta humana La experiencia de Dios, en consecuencia, a parte Dei, es Dios dándose como absoluto a la experiencia humana Este ser experiencia de Dios acontece en la estructura fundamental de la naturaleza humana como momento de finitud. El ser humano, para Zubiri, es una manera finita de ser Dios. Su experiencia de Dios pasa necesariamente por la asunción en Dios de su propia realidad humana fundamental en su estructura de finitud y no en la postergación o eliminación de su realidad finita. La propia relatividad absoluta del ser humano es justamente su experiencia de Dios.

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TRES TESTIGOS BIBLICOS DE LA EXPERIENCIA DE DIOS Abraham: el hombre para quien creer es experimentar a Dios en la vida. Job, a quien no le convence una concepción racional de Dios.

la realidad de Dios a partir de su nueva experiencia de Él. Ninguno de los autores bíblicos pretende esbozar una teoría sobre Dios, porque a Dios no se llega por teorías sino por medio de la actitud del hombre para dejarse seducir por la experiencia de Dios en su propia vida y en la historia de su pueblo. LEER libro de Jonás.

Jonás, el que termina creyendo que el Dios de los judíos es el Dios de todos los pueblos. Desde la creación del hombre, todo el Antiguo Testamento desarrolla la experiencia que de Dios tuvieron hombres concretos. Toda la historia de salvación es un diálogo entre Dios y el ser humano; un diálogo que continuamente nos está diciendo quién es Dios para el hombre y quién es el hombre para Dios. Abraham, Moisés, David, los diferentes jueces y reyes, Elías y Eliseo, pero sobre todo los profetas escritores, manifiestan

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Abraham

Abraham: el hombre para quien creer es experimentar a Dios en la vida. La parte del Génesis conocida como el ciclo de Abraham (Gn 11,27-25,11) presenta una serie de episodios entrelazados de su vida, recogidos de las fuentes yahvista, elohista y sacerdotal; y se complementa con las interpretaciones que el Nuevo Testamento nos ofrece de su vida. Nada sabemos por el texto bíblico de la vida religiosa de Abraham antes del llamamiento de Dios. Sin embargo, es muy posible caracterizarlo como un nómada, ganadero de cabras y ovejas, que desde Mesopotamia bajó a Canaán y terminó movilizándose entre Hebrón y Bersebá. Como nómada tenía su propio dios. Un dios sin nombre. Por eso cuando se habla del Dios que lo ha elegido, se le denomina como el Dios de Abraham, el Dios de su familia, de su raza. Yahvé dijo a Abram: “Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y servirá de bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo”. Abram marchó, como le había dicho el Señor y con él marchó Lot. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán (Gn 12,1-4). Dios siempre lleva la iniciativa en el diálogo y, sobre todo, en el llamamiento que hace al hombre. No fue Abram el que buscó a Lección 3ª

Dios, sino Dios el que buscó a Abram. Por su palabra, Dios entra en diálogo con Abram y crea con él la historia de salvación. La respuesta de Abram es inmediata. Sale de su tierra sin saber para donde y sin entender la manera como sería padre de un gran pueblo, pues su esposa era estéril y ambos estaban ancianos. Era Dios el que había hablado y Abram estaba seguro de él y por lo tanto daba crédito a su palabra. Si se sigue la historia de Abraham, se descubren otros episodios que reflejan sus temores. Vuelve a encontrarse con Dios y le presenta sus dificultades. No es como la primera vez cuando obedeció en seguida. Sin embargo, en el momento más difícil de su vida, cuando Dios le pide el sacrificio de su hijo Isaac, no duda en obedecer. Abraham sabe que debe escoger entre el amor a Dios y el amor a su hijo; y esta decisión es la prueba límite de su fe, porque no sólo lo motiva el cariño que como padre tiene a su hijo, sino que está en juego la promesa; su decisión afecta a toda la posteridad. Pero el amor en Abraham no tiene límites. No hay amor material que pueda sustituir el amor de Dios y su voluntad. El amor a Dios, como lo explica el Deuteronomio, con todo el corazón, con toda el alma (Dt. 6,5), es decir, como compromiso del hombre total, está ya presente en Abraham dispuesto a entregar lo que más quería a Dios. Cuando dijo sí a Dios, su adhesión fue radical. ◊ 10


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Job

En la literatura sapiencial se encuentra una crítica fuerte a todos los intentos de los sabios para racionalizar la realidad de Dios. El libro de Job pone en entredicho la imagen de Dios que la tradición proponía: un Dios que hace justicia a la medida de los hombres, un Dios sabelotodo, cuyo poder y cuya sabiduría están al servicio de la justicia. La búsqueda de Dios por parte del hombre que se rebela frente al sufrimiento, se muestra gradualmente por medio de los diálogos de Job con sus amigos. De un lado, Job es un hombre justo, que obra de acuerdo con lo mandado y que sufre el mal en su hacienda y en su cuerpo; De otro lado, sus tres amigos, quienes representan la sabiduría tradicional. Dicen que todo el que sufre ha pecado; Dios es justo y no castiga al inocente. Elifaz defiende la doctrina de la retribución y se apoya en Dios Creador pues recibió su doctrina en una revelación (4,1217): ¿Puede el hombre llevar razón contra Dios o un mortal ser puro frente a su creador? (4,17). Dios castiga o premia por las obras; si Job sufre es porque pecó, porque Dios es justo. El Señor lo corrige para su escarmiento (5,17). - El Dios de Elifaz es el Otro, un ser superior que produce temor por su aspecto numinoso (4,9.12-17). Lección 3ª

La sabiduría de los ancianos que se comunica por la tradición, sustenta la reflexión de Bildad (8,8-10). Él quiere explicar a Dios como quien no tuerce el derecho ni la justicia (8,3). Quiere defender la justicia de Dios juzgando como culpables a Job y a sus hijos, que como culpables, merecen el castigo. Para Sofar, el castigo que sufre Job es la consecuencia de su pecado. La reflexión racional sobre la sabiduría de Dios le permite concluir la culpabilidad de Job, pero éste desconoce dicha sabiduría. Si Dios no responde a las llamadas de Job, no es porque no tenga qué decir, sino porque Job debe convertirse para dirigirse a Él. A diferencia de los amigos, el problema de Job no es de orden racional sino existencial: él reconoce la existencia de Dios, no duda de su poder, pero tanto su poder como su sabiduría sirven para la destrucción (12,13-25). Su problema radica en encontrar el sentido de su vida consumida en el dolor, en encontrar una repuesta de Dios a la pregunta de por qué sufre el justo. Job sufre las consecuencias de un Dios que se le ha escondido, un Dios que según Job lo ha abandonado, que no le responde. Por eso Job plantea sus inquietudes a partir de su experiencia: su vida frente a Dios; mientras que los amigos lo hacen en forma de un debate intelectual, para defender de ◊ 12


manera racional su doctrina sobre Dios. Ante los planteamientos de sus amigos, Job se pregunta si acaso Dios es el centinela del hombre (7,20), el policía que indaga la culpa(10,6) y que se ocupa del hombre para castigarlo. El se siente oprimido por Dios (7,17s). Job reconoce el poder de Dios (12-13), y sabe que el hombre, aunque nacido de mujer, corto de días y harto de inquietudes (14,1), puede enfrentarse con El; pero que al enfrentarse con Dios descubre su pequeñez, su fragilidad: como flor se abre y se marchita, huye como la sombra sin parar (14,2-). Los razonamientos de sus amigos le hacen descubrir que lo que la sabiduría representada en ellos dice sobre Dios, no puede ser ciertamente lo que Dios es. Ojalá os callarais del todo, eso sí que sería saber (13,5). ¿Necesita Dios que el hombre lo defienda? ¿Y si esa defensa se hace condenando al hombre con mentiras e injusticia será agradable a Dios? (13,7). Una censura a la teodicea humana que intenta justificar a Dios de la misma manera como se defiende en un juicio el actuar del hombre. El hombre religioso y fiel a la tradición puede caer en múltiples ideas erróneas sobre Dios, e intentar defenderlo con mentiras e injusticias. En toda la obra, Job pide justicia. Sabe que sus amigos no lo comprenden y que necesita comprensión. Acude a Dios en quien ha puesto su esperanza, y pone su causa en sus manos (17,3), aunque lo considera su enemigo y responsable de su mal (16,9-14). Por eso llega a pedir un árbitro que juzgue entre él y Dios (16,9). Son los altibajos de la fe de quien no ha logrado experimentar a Dios. Antes había dicho: Dios no es hombre Lección 3ª

como yo para decirle vamos a comparecer a juicio (9,3-2), y ahora necesita un juicio entre él y su Dios. Todas las angustias que vive Job en su dolor lo llevan a quejarse de Dios; pero estas quejas son la expresión de su fe. Se queja de la idea que tiene de Dios. Critica a sus amigos por lo que dicen del Señor, pero el dios de sus amigos tampoco es realmente Dios. Sólo Yahvé puede decir la última palabra. Aunque en los discursos de Dios se muestran su sabiduría y su poder, hay algo que por la insistencia parece ser la intención del autor: mostrar la ignorancia de Job. Job no conocía al Dios de la revelación: ¿Quién es ése que denigra mis designios con palabras sin sentido? (38,2; Cfr.38.3.4.5.18.21.33; 39,1.2). Todos los discursos de Dios se orientan a mostrar su plan en la creación y en la historia. Pero, ¿conoce Job este plan? Todo el universo, los astros, el mar, la tierra y los animales son obra de Dios y Dios cuida de ellos. ¿Qué sabe Job de todo esto? Job se siente desbordado. Será mejor callarse: Por eso Job plantea sus inquietudes a partir de su experiencia: su vida frente a Dios; mientras que los amigos lo hacen en forma de un debate intelectual, para defender de manera racional su doctrina sobre Dios. Ante los planteamientos de sus amigos, Job se pregunta si acaso Dios es el centinela del hombre (7,20), el policía que indaga la culpa(10,6) y que se ocupa del hombre para castigarlo. El se siente oprimido por Dios (7,17s). Job reconoce ◊ 13


JONAS

Jonás, el que termina creyendo que el Dios de los judíos es el Dios de todos los pueblos

El libro de Jonás aunque se recuerde más por el episodio de Jonás y la ballena, sin duda que el autor tuvo otra intención: mostrar a un Dios que se revela justo porque sabe perdonar; un Dios que como creador es misericordioso; un Dios que no se corresponde con las concepciones de los sabios ni con la tradición sobre la retribución. Jonás era un hebreo, conocedor de Yahvé. Lo confiesa como creador: Soy hebreo y adoro a Yahvé, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme (1,9). Sin embargo, se rebela contra Dios cuando se da cuenta de que los planes del Señor no coinciden con sus propios planes: ¡Ah Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres “un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso” que te arrepientes de las amenazas (4,2). Jonás personifica al israelita que se había formado una idea de Dios con doble cara: una benigna para Israel y otra dispuesta a castigar a los otros pueblos, sobre todo a los enemigos del pueblo elegido. El drama que desarrolla el libro lleva a Jonás a aceptar a Dios como él es y como se da a conocer en sus obras, y no como lo predicaban los que defendían el nacionalismo exagerado.

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En el texto hebreo Dios aparece con el nombre de Yahvé unas veces, y otras con el de Elohim. Yahvé es el Dios de los israelitas, el Dios que los sacó de Egipto, el Dios de la alianza; Elohim es el Dios de la creación (Gn 1,1), el creador de cielos y tierra. Realmente Yahvé y Elohim son un mismo y único Dios. Esa identidad de Yahvé-Elohim es la identidad del Dioscreador con el Dios-salvador. Aquí se encuentra la creación al servicio de la salvación. El mar, la tempestad, el viento, el pez, el gusano, el ricino, todo obedece a Dios y todo contribuye al cumplimiento de su voluntad salvífica. Además, Yahvé como creador de todas las naciones, es también el Dios de la pagana Nínive. Para el fiel judío de la época, el castigo de Dios debía caer sobre esa ciudad, símbolo del paganismo y la impiedad. Sin embargo, al enviar a Jonás a predicar a Nínive, Dios se convierte en la salvación para Nínive, como lo había sido para el pueblo de Israel. Dios actúa libremente, fuera de todo convencionalismo y por encima de todas las teorías, “como Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso”. Por esto no es posible planear sus decisiones; aunque en sus planes estaba la destrucción de Nínive, quiere darle a esta ciudad una oportunidad porque Él es un Dios que es capaz de perdonar a sus adversarios. De hecho, los hombres y los animales hacen penitencia: y vio Dios sus obras y que se habían convertido de su mala vida y se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó (3,10).

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La misión de Jonás ha terminado, pero algo falta. Jonás no está contento con el éxito de su misión (4,1), porque como antes, tampoco ahora puede aceptar a un Dios misericordioso hasta la saciedad. La escena del ricino que se seca, da pie al autor para mostrar la benevolencia de Dios: Tú te apiadas de un ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece. ¿Y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran metrópoli que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda y muchísimo ganado? (4,11). Para Jonás se ha desmoronado la imagen del Dios justiciero y poderoso que confesaba. Dios lo invita a comprenderlo como el Dios bondadoso y cariñoso, que se preocupa por todos los hombres, inclusive por los paganos y perversos. Un Dios que ama su creación y quiere conservarla. El poder de Dios se revela en el amor; pero, sobre todo, como el Dios de todos los pueblos, que está presente y acompaña la historia de ellos, aún la del pueblo que oprimió a Israel durante el exilio, porque es un Dios universal, que es solamente amor y oferta gratuita de su gracia.

CONCLUSIONES: DIOS se revela justo porque sabe perdonar. Un DIOS que no se corresponde con las concepciones de los sabios. Un DIOS compasivo y clemente, paciente y misericordios (4,2) ¿Cómo alude el creyente en el islamismo a su Dios (ALÁ)? Un Dios que es capaz de perdonar a sus adversarios.

Se entiende entonces por qué Jonás sólo descubrió a Dios cuando se dejó arrastrar por su invitación, dejando de lado las teorías y tradiciones acerca de Él, que para los judíos era sólamente su Dios. Yahveh le permitió comprender, no con teorías sino en forma práctica, que se muestra misericordioso con todos los que se arrepienten. Yahveh es el Dios de todos los pueblos y no únicamente el del pueblo escogido. Lección 3

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Jesús y el Islám El texto sagrado del Islam, el Corán, aparece como inspiración divina, transmitido al profeta Mahoma a través del arcángel Gabriel. El profeta actúa como enviado para un „tiempo de tránsito” (sura 5, 19). El Corán distingue entre creyentes, es decir, creyentes en las enseñanzas del profeta Mahoma, „gentes del libro” y „paganos”. Con “gentes del libro” se refiere (junto a los musulmanes), especialmente, a los judíos y a los cristianos, que entroncan con la misma tradición. Alá tiene, en tanto que palabra, el mismo origen que “Elohim”, uno de los nombres de Dios de los libros hebraicos de Moisés. El Corán, en varios pasajes, reconoce a Jesús como profeta enviado por Dios, y también, de forma algo imprecisa como „palabra” de Dios, „creado como Adán”(suras 2, 3, 5,...). El Corán no aceptó la doctrina –entendida por los cristianos de los tiempos de Mahoma en un sentido demasiado terrenal- de la filiación divina de Jesús en el marco de la posterior doctrina de la Trinidad.

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TABLA COMPARATIVA ISLAMISMO Y CRISTIANISMO

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La jihad

LOS MUSULMANES DEBEN HACER LA JIHAD

La jihad es una ideología islámica revelada en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes. A través de la historia, eruditos islámicos y no islámicos han debatido el concepto de jihad. Incluso entre los expertos islámicos existen diversas interpretaciones de este principio. Algunos estudiosos islámicos consideran que la jihad es el sexto pilar del islamismo. Según el Corán, la jihad asegura varias recompensas: incluso el paraíso mismo. Los musulmanes creen que la jihad es lo mejor que un musulmán puede ofrecer voluntariamente. Algunos expertos islámicos consideran que la jihad supera a actos obligatorios como el salat (oraciones), sawm (ayuno), zakat (diezmo) y hajj (peregrinaje).

Según las enseñanzas musulmanas, la jihad es una obligación para todo individuo musulmán. El Corán dice: “La lucha está prescrita para ti, y te disgusta. Pero es posible que os disguste algo bueno para ti y os guste algo malo para ti. Pero Alá sabe, y tú no”. (Al-Baqarah [capítulo 2] 216, Yusufali). El Corán dice que los creyentes que participen en la jihad serán recompensados. “Dejad que peleen en el camino de Alá aquellos que venden la vida de este mundo por la del otro. Quienes así pelearen en el camino de Alá, asesinados o victoriosos, en él tendrán una vasta recompensa” (An-Nisa [capítulo 4] 74, Pickthal).

QUÉ ES JIHAD?

En el islamismo, la palabra se divide en dos esferas: al-Jahiliyyah; o camino de la ignorancia, y al-Islam, o camino de la sumisión a Dios. Los seres humanos tienen la elección de vivir en la ignorancia o someterse a Dios y ser obedientes. Quienes viven en la ignorancia y desobedecen a Dios viven en una tierra llamada dar al-harb, que es la morada de la guerra. Quienes se someten y son obedientes a Dios viven en una tierra llamada dar al-Islam, la morada de la paz.

El término jihad es un derivado del verbo árabe jahada, que significa esforzarse o luchar. Algunas veces se traduce como guerra santa. Las palabras más parecidas que denotan guerra son harb o qital, las cuales se encuentran en el Corán y el libro de comentarios que lo acompaña, el Hadith. En contextos religiosos, jihad significa luchar contra las propias inclinaciones hacia el mal, esforzarse por lograr el fortalecimiento moral de la sociedad o promover la difusión del islamismo.3 Sin embargo, en muchos círculos la jihad se entiende en el sentido militar, más que en el sentido universal del Corán y el Hadith.

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EL PROPÓSITO DE LA JIHAD Los musulmanes alegan que el principal propósito de la jihad es proteger y preservar la haqq, o verdad. Algunos creen que el camino para tratar con quienes ponen obstáculos a la propagación del islamismo es declarar la jihad contra ellos. Apoyan su actitud con el Corán: “Les mostraremos nuestros portentos en los horizontes y dentro de sí mismos hasta que quede manifiesto ante ellos que es la verdad. Acaso no es suficiente vuestro Dios, pues él es testigo de todas las cosas” (Fussilat [capítulo 41] 53, Pickthal). El islamismo enseña que los musulmanes tienen una doble responsabilidad. La primera es traer a quienes están en el al-Jhiliyyah, o camino de la ignorancia, al al-Islam, o camino de la sumisión, por varios medios. La segunda obligación es poner a Alá antes que a los seres queridos, la riqueza, las ambiciones mundanas, y mantenerse dedicado a Alá por diferentes medios: incluyendo la lucha espiritual interior.

Abraham (es vuestra). Él os había llamado musulmanes desde tiempos antiguos y en esta (Escritura), para que el mensajero pueda ser testigo contra vosotros, y para que vosotros puedan ser testigos contra la humanidad. Así que estableced la adoración, humillaros y apegaros a Alá” (Al-Hajj [capítulo 22] 78, Pickthal). El Corán también dice: “Los (verdaderos) creyentes son quienes creen en Alá y su mensajero y después no dudan, sino que se esfuerzan con su riqueza y sus vidas por causa de Alá. Eso son los sinceros” (Al-Hujraat [capítulo 49] 15, Pickthal). La jihad es un compromiso personal y comunitario para diseminar y defender la fe del islamismo.

El Corán declara: “Y esforzaros por Alá con el empeño que es su derecho. El os ha escogido y no os ha puesto en la religión dificultad alguna; la fe de vuestro padre

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LA JIHAD POR MEDIOS PACÍFICOS

Para muchos musulmanes, la jihad es una campaña sagrada para traer una revolución espiritual al mundo. Esta lucha puede ser defensiva u ofensiva. La difusión del islamismo se promueve por medios pacíficos o por la fuerza. Los musulmanes creen que la jihad puede lograrse pacíficamente en tres formas: 1) Jihad con la lengua, o diciendo la verdad. El Corán declara: “Llamad al camino del Señor con sabiduría y justa exhortación, y razonad con ellos en la mejor forma posible. ¡Mirad! Vuestro Señor está más consciente de quien se desvía de su camino, y de quienes van por el camino correcto” (An-Nahl [capítulo 16] º125, Pickthal). El Corán enseña que si los padres alientan a sus hijos a seguir otra religión diferente al islamismo, los niños deberán desobedecer. “Hemos prescrito delicadeza hacia los padres: pero si ellos (o cualquiera de ellos) os obligan (por la fuerza) a uniros conmigo (en adoración) de alguna manera que desconozcáis, desobedeced. (Todos) tenéis que regresar a mi, y yo os diré (la verdad) de todo los que hayáis hecho” (Al-

Ankaboot [capítulo 29] 8, Yusufali). 2) Jihad con el corazón, o con sentimientos e intenciones. El Corán dice: “Y esforzaros por Alá con el empeño que es su derecho. El os ha escogido y no os ha puesto en la religión dificultad alguna; la fe de vuestro padre Abraham (es vuestra)” (Al-Hajj [capítulo 22] 78, Pickthal). En Al-ankaboot (capítulo 29) 6 (Pickthal) dice: “Y quien se esfuerce, que se esfuerce por sí mismo, porque ¡mirad! Alá es totalmente independiente de (sus) criaturas”. 3) Jihad con las manos, o buenas obras. El Corán alienta las buenas obras: “En cuanto a aquellos que se esfuerzan por nosotros, con seguridad guiadlos a nuestros caminos, y ¡mirad! que Alá está con los buenos” (Al-Ankaboot [capítulo 29] 69, Pickthal).

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JIHAD POR MEDIOS OFENSIVOS

Sin embargo, el Corán también fomenta la jihad por la espada, incluyendo medidas defensivas y ofensivas. En la postura defensiva, con frecuencia la jihad se toma simplemente como guerra, causada por intereses nacionales en conflicto. Sin embargo, en el islamismo se puede emprender la guerra, o qital, con una postura ofensiva en nombre de Alá, y llevarse a cabo según las instrucciones del Corán. La qital es una forma de lucha para lograr el establecimiento del islamismo y generalmente ocurre cuando hay un estado islámico que la lleve a cabo.5 Aquí, la jihad tiene un sentido más amplio. 1) La jihad puede emprenderse contra los incrédulos. El Corán dice: “¡Oh, Profeta! ¡Pelead contra los incrédulos y los hipócritas! Sed duro con ellos. Su última morada es la muerte, el triste fin de su viaje” (At-Tawba [capítulo 9] 73, Pickthal). Al-Furgan (capítulo 25) 52 (Pickthal) dice: “Así que no obedezcáis a los incrédulos, sino luchad contra ellos con gran esfuerzo”. 2)La Jihad es la causa de Dios. El Corán dice: “¡Mirad! Quienes creen y quienes emigran (para escapar de la persecución) y se esfuerzan en el camino de Alá, esos tienen esperanza en la misericordia de Alá. Alá perdona, es misericordioso” (Al-Baqarah [capítulo 2] 218, Pickthal).

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