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Voces de la región

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Endorracismo:

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La importancia de la participación política de las personas LGBTIQ+ Una conversación con Wilson Castañeda y Salma Luévano.

Introducción:

A pesar de los avances recientes en los derechos de las personas LGBTIQ+, aún queda mucho por hacer para lograr su aceptación y representación en la política. La continua hostilidad, la falta de protección de los derechos en el nivel local y la falta de inclusión en los partidos políticos que carecen de estructuras internas diseñadas para tomar en cuenta las voces LGBTIQ+ son apenas algunas de las barreras que enfrentan a la hora de participar, es por eso que desde Red Información buscamos reflexionar sobre la importancia de la inclusión de personas LGBTIQ+, los retos y barreras que tienen en la participación política y social y animar a todas y todos quienes quieran participar en los diferentes espacios y en cada uno de sus contextos.

Tenemos en esta conversación a Wilson Castañeda, Director de Caribe Afirmativo una organización social que trabaja por los derechos de las personas LGBTIQ+ en Colombia y a Salma Luévano Luna, Diputada Federal por el partido político Morena y primera Mujer Trans en acceder a una Diputación en México.

¿Cuáles consideran que son los retos más importantes en el marco de la participación política LGBTIQ+ en América Latina y el Caribe?

Wilson Castañeda (W): Las agendas de los derechos de las personas LGBTIQ+ en América Latina y el Caribe están en un proceso de crecimiento. Hoy, a diferencia de los años 80, casi todos los países de la región con contadas excepciones tienen leyes que prohíben la discriminación, en 12 países de la región ya se reconoce el matrimonio igualitario, inclusive en 6 países ya hay leyes de identidad de género, y en absolutamente todos hay un fortalecimiento de las organizaciones LGBTIQ+. Este paso significativo en América Latina y el Caribe nos pone en la cuarta generación del movimiento LGBT, le llamamos una cuarta generación porque creemos que tuvimos una primera generación en la región en materia del movimiento LGBT, que es todo lo que ocurre a finales de los años 70 y en los años 80, que son los primeros espacios para exigir visibilidad, reconocimiento, cuando empezamos a nombrarnos y aparecer en espacios públicos y ahí lo más importante era un asunto muy interno de las personas LGBTI para darnos a conocer y mostrar que somos también sujetos y sujetas, ciudadanos/as de derechos.

Hay una segunda etapa, que es una segunda generación que se fortalece en los años 90, que es todos los desafíos que tuvimos frente a la epidemia del VIH y SIDA, que fue un asunto de salud pública que afectó a muchas personas, entre ellos a las personas LGBTIQ+ y que para los países de América Latina y el Caribe significó la primera respuesta del estado a nuestros derechos. Entonces empiezan a aparecer agendas en los ministerios de salud pública, en todo el sistema de bienestar, que empieza a nombrar las personas LGBT, en donde desafortunadamente, perdimos a muchas por la mala atención de la epidemia, pero logró que el estado entendiera que éramos importantes en la agenda social y política.

Luego aparece una tercera generación, sobre todo más fortalecida en la primera década del año 2000, que es la de la igualdad legal, donde empiezan a aparecer proyectos de ley en los congresos, leyes antidiscriminación, leyes de matrimonio igualitario, leyes de adopción homoparental o decisiones judiciales que empiezan a equiparar nuestros derechos al resto de la ciudadanía.

Hoy estamos en una cuarta generación y esta cuarta generación en Caribe afirmativo la denominamos la de la participación política, porque lo que ocurrió en las tres generaciones atrás ocurrió porque era una presión del movimiento social que estaba en la orilla de la sociedad civil y desde esa orilla presionó a las tomadoras y tomadores de decisiones para que garantizaran derechos de personas LGBT. En esta cuarta generación el movimiento social está dando un paso significativo y está diciendo yo como movimiento social, voy a participar directamente en los escenarios que la democracia tiene para tomar decisiones, ya no voy a depender de otros y de otras, sino que yo directamente lo voy a hacer no solamente para tomar decisiones que me beneficien como persona LGBTQ+, sino decisiones que puedan fortalecer la igualdad, la inclusión y puedan dignificar la vida de todas las personas.

Esa participación tiene 3 consideraciones muy importantes:

Esto que empezó siendo un asunto individual, de que cada persona se reconociese en su dignidad y en derechos siendo LGBT tuvo un salto cualitativo al proceso organizativo, a los colectivos LGBT y esa madurez del proceso colectivo le permite llegar hoy al escenario político con un legado importante, y es que hoy las personas LGBT cuando llegan a escenarios de participación, bien sean a cargo de elección popular, a espacios colectivos o partidistas, traen todo un aprendizaje de sociedad civil desde la movilización social, la militancia y la construcción de agendas y eso finalmente termina enriqueciendo los espacios de participación que hoy tiene una crisis de representatividad.

Se llega a los espacios de participación para dar el salto del ‘gueto’ a los procesos de articulación. Es entendido y es entendible que la primera, segunda y tercera generación nos llevaron a hacer agendas para nosotros y nosotras de forma interna, que respondían a unas necesidades particulares que a veces el resto de la ciudadanía no entendía o le parecía un poco egoísta, pero era necesario ese espacio para poder fortalecernos como sujetos políticos. Ahora, esta cuarta etapa nos saca del ‘gueto’ porque hay un ejercicio de fortalecimiento y nos permite integrarnos a otros grupos poblacionales. Por supuesto, cuando una persona LGBT llega a la política, igual que pasa con los sindicalistas o las mujeres o los grupos afros o indígenas, no llega a ser solamente política del movimiento, llega a exigir y a ser garante de que se fortalezcan los derechos LGBTIQ+, pero llega a contribuir con el bienestar de la sociedad, el bien común, la igualdad, la paridad, el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales, etc.

La participación es la creatividad en la que estamos en un momento político donde la instituciones políticas, ya me dicen partidos, ya me dicen instituciones estatales, ya me dicen espacios de participación ciudadana, en las democracias de América Latina y del Caribe se encuentran muy desgastadas. Se encuentran en una crisis y en una urgencia de remodelación. Y el movimiento LGBTIQ+ llega, y no solamente llega con nueva militancia que puede fortalecer esas estructuras, sino que llega con los aprendizajes que tuvo en la sociedad civil de movilización, una movilización muy creativa para hacerse sentir que se pone al servicio de la participación política y eso puede fortalecer esos escenarios que nos llevarían finalmente, a pensar que esta cuarta generación que hemos llamado de la participación política de las personas LGBTIQ+nos va a permitir que una conquista en la que somos muy insistentes, que la conquista de la igualdad no sea un horizonte solo para las personas LGBTIQ+, sino que esté instaurada en la vida cotidiana de toda la sociedad.

Desde la perspectiva de la representación política e institucional ¿Cuál creen que es el mayor reto de ser representante de las personas LGBTIQ+? ¿Consideran que la discriminación es realmente reforzada por los estados e instituciones políticas?

Salma Luévano (S): Sin duda existe la omisión de los estados respecto a las legislaciones para que protejan o reconozcan los derechos de las personas de la diversidad sexual y de género, he propuesto 19 iniciativas que son transversales para nuestra población LGBTIQ+. Sin embargo, a dos años de mi elección ninguna ha pasado, mostrando una falta de voluntad, empatía y de sensibilidad hacia nuestra población, si bien ya vemos mujeres trans en estos espacios (lo cual es una deuda histórica) en mi caso personal estoy empujando esas acciones, esas políticas públicas en pro de nuestra población, por lo cual hemos ido avanzando, pero el Estado efectivamente tiene mucho, mucho que ver.

Esa falta de empatía es una gran discriminación que desafortunadamente no lo vivimos solamente en México sino a nivel internacional, y cuando las autoridades ven las injusticias y ven agresiones contra las personas por el simple hecho de ser quienes son y de amar a quienes sean y no hacen nada, pues están incumpliendo mandatos de tratados internacionales y resoluciones de las Cortes Interamericanas de Derechos Humanos, siempre se orientan con un carácter progresivo, pero también aquí hay un doble discurso, que aquí están los derechos plasmados de la Constitución, pero desafortunadamente en la práctica no tenemos que luchar por esos derechos, ya que ahí claramente dice para todas las personas.

Sin embargo, tenemos que estar segmentando a veces por el caso de lo que es el acrónimo LGTBIQ+, como es el caso de los derechos de las mujeres trans, cuando sabemos que son los mismos derechos para todas las personas, pero tenemos que vernos en la tarea de puntualizar ciertas necesidades para nuestra población, como es el caso del pasaporte no binario. Es entonces que, como seres humanos tenemos que garantizar esas necesidades a todas las poblaciones, y enfrentarnos a situaciones como por ejemplo el caso jurídico, en donde lo que no está escrito no existe, pero que tiene una gran incidencia teniendo en cuenta por ejemplo que, para mí como mujer trans el tener un acta de nacimiento o tener un cambio de identidad me permite tener confianza en mí misma y tener ese empoderamiento, y por lo que vemos que desafortunadamente tenemos que puntualizar esas necesidades para ser vistos y vistas dentro de los mismos derechos.

Respecto a los desafíos y retos que existen, he señalado múltiples veces la importancia de la puerta de enfrente que son los espacios de toma de decisiones, en ese orden de ideas he ido trabajando durante años a golpe de sentencias las cuotas arcoíris, de las cuales soy proponente y precursora, siendo una de las maneras en las que pude ser la primera mujer representando las cuotas arcoíris. Teniendo en cuenta esto, en el Congreso somos 500 diputados y diputadas de las cuales 2 somos mujeres trans representando la diversidad. Entonces, si bien a lo largo de la historia hemos tenido aliadas y aliados, que nos han permitido avanzar en nuestras necesidades a través de políticas públicas, se debe entender que eso no es agenda de ellos, por lo tanto, no se ha avanzado como debe ser, ya que directamente tenemos que estar en los espacios de toma de decisiones porque siempre hemos vivido en esa resistencia y podemos incidir y avanzar en la elaboración de políticas para nosotras, nosotros y nosotres.

Para ello se debe primero dar visibilidad, en mi caso estoy trabajando para estos fines porque no quiero ser la única que lo haga, entonces tenemos que ser cada día más para que esto permita, que haya grupos y bloques de diversidad, y que esa agenda esté en la mesa como todas las demás agendas, porque ellos tienen sus bloques y no nos permiten tener las nuestras porque no hay voluntad porque aún persiste la resistencia, la discriminación y la ignorancia, pero el que cada día seamos más va a permitir (no imponer) esa agenda de la diversidad, que ahorita ya se le está dando esa importancia que no se le daba antes.

Es importante que sigamos presionando, ocupando los espacios y que vayamos con ese compromiso trabajando por esas políticas públicas específicas para nuestra población, levantemos la mano, luchemos por esos espacios que son nuestros. Hay que exigirlos, hay que pelearlos y de qué manera, como siempre hemos peleado en todo, porque nada nos han regalado, pero hemos peleado jurídicamente y a través de todas estas impugnaciones que hemos ido elaborando a lo largo de décadas de años y que hemos ido avanzando para lograr nuestros derechos, debemos estar en esos espacios de toma de decisiones para presionar, para que las cúpulas se den cuenta de que no somos esa minoría que ellos creen.

En México hace un año aproximadamente, tenemos nuestra estadística que se llama ENDISEG (Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género), la cual es una estadística que nos da un gran referente sobre cuantos y cuantas somos, y me permite tener las herramientas para argumentar aún más todas estas necesidades y de ahí trabajar todas estas políticas públicas específicas.

Desde la perspectiva de las organizaciones sociales ¿Cuál es el nivel de incidencia en políticas públicas, proyectos de ley y programas creados para las personas LGTBIQ+?

W: No hay un movimiento social hoy en el mundo que sea tan mediático como el movimiento LGBT, basta con solo abrir un diario, basta entrar a una red social y siempre hay algún comentario a veces desafortunado, a veces reprochando la violencia, pero también a veces hablando de avances y no tiene que ver con que seamos el único movimiento social, ni más faltaba, ni el último, sino que quizás somos hoy el movimiento social que está en ese punto de quiebre de pasar de la invisibilidad a la visibilidad.

Esto mismo le pasó al movimiento sindical en los años, al movimiento de mujeres en los años 50, al movimiento de los derechos de los grupos afroamericanos en los años 60 y le pasó al movimiento sindicalista en los 70 y ahora le pasa al movimiento LGBT y seguramente durante en dos o tres generaciones ya no seremos noticia porque, la discriminación para nosotros y nosotros ya pasó, quedó en el pasado, pero en este momento mismo la gente que podría entrar a internet, a un periódico, a una página web y encontraría que siempre hay algo que decir sobre el movimiento LGBT, por lo tanto el ser un movimiento que hoy es mediático hace que sea un movimiento que esté sobre la mesa que hace que no pase desapercibido en las agendas políticas de las democracias.

En los años 90 las democracias no hablaban de diversidad sexual porque se decía que era antidemocrático, las campañas electorales los candidatos y candidatas usaban la diversidad sexual como insulto y si algún candidato o candidata era gay, lesbiana, bisexual o trans y se hacía público en la campaña y era motivo para perder votos, en algunos lugares sigue siendo así, pero a lo que quiero ir y con eso es que el movimiento LGBT entendió en la primera década del 2000 para América Latina y el Caribe es la urgencia de la politización de la gente, entonces el movimiento LGBT empezó siendo un movimiento de resistencia cultural, tenían una presencia más de orden cultural como aquí estamos, queremos que nos reconozcan, pero en la primera década del 2000 en algunos países de América Latina y el Caribe, el movimiento empezó a entender no es suficiente solo que nos vean, no es suficiente solo que nos permitan estar, necesitamos asegurar que esto sea permanente y la mejor herramienta para asegurarlo es la democracia.

Para ese entonces el movimiento empieza a ser incidencia en cuatro órdenes, en primer lugar el movimiento empieza a traducir sus demandas en agendas políticas como por ejemplo el movimiento de mujeres que ha sido el que ha abierto el camino, eso que parecía una demanda personal se comenzó a entender como una práctica común. Entonces el primer aporte del movimiento LGBT a la participación política en la democracia, es que eso es una agenda política, entonces el movimiento empieza a traducir necesidades en perspectiva de derechos, a decir es que tengo derecho a la autonomía, la libertad, al trabajo.

En segundo lugar, empezamos como aporte a las instituciones democráticas a dejar constancia que también somos ciudadanos y ciudadanas y tenemos derecho a ser elegidas y elegidos, ya que antes la gente pensaba que eran privilegios o que eran caprichos cuando pedíamos derechos, tenemos derecho a votar y sancionar a quien lo hace mal y a respaldar a quien lo hace bien y uno puede pensar que eso es obvio, pero en América Latina aún hoy tenemos secuelas, hay por ejemplo espacios laborales cuando hacen la fiesta de la familia invitan a las personas a que traigan a sus esposos y esposas, pero por ejemplo no permiten que las parejas del mismo sexo lleven sus esposos o esposas, eso es discriminación y a veces pasaba desapercibido.

El tercer aporte tiene que ver con poner todos estos años de resistencia al servicio de la democracia, ya que en países de América Latina como Brasil, Argentina o Colombia, tenemos apenas en los parlamentos vigentes más de 10 parlamentarios y bancadas abiertamente LGBTIQ+ de 300 y 400 personas, lo cual parece un número muy bajo, eso era impensable y el tema es cómo logramos conquistar y llegar a estos cargos de elección popular y mucho tienen que ver con la creatividad para conectar otros políticos empiezan a copiar esas formas creativas de conectar con la ciudadanía.

El último aporte que hemos hecho en perspectiva de las instituciones democráticas tiene que ver con la participación ya en las mismas instituciones, porque a finales de la primera década del 2010, empiezan a aparecer en América Latina y el Caribe los primeros cargos electos LGBT, aparece Patria Jiménez la primera diputada electa en México, Angélica Lozano la primera alcaldesa bisexual en Chapinero, aparece María Rachid la primera diputada en Argentina, William el primer diputado en Brasil, entonces empieza el movimiento LGBT a estar en cargo de elección popular, y en estructuras de partidos políticos, como Diana Navarro una mujer trans en la junta directiva del polo democrático alternativo, el Frente Farabundo Martí de El Salvador con personas LGBT en los cargos directivos del partido, pero también en algunos ministerios como viceministra de policía en Costa Rica una mujer abiertamente lesbiana o el Ministro de comercio y comunicaciones en Bolivia un hombre abiertamente gay, entonces empezamos a estar en cargo de elección o de designación dentro de la democracia.

¿Qué tienen que hacer los partidos políticos para integrar a las personas LGBTIQ+ y brindar mayor representación a la sociedad?

S: Hay una cruda realidad y es que ningún partido tiene la voluntad de incluir la diversidad, todo lo hemos ganado a golpe de tendencia, hemos avanzado y seguimos y seguiremos luchando. Aquí, si no hacemos voltear la cúpula de poder, si no hacemos voltear a los partidos, las cosas no cambiarán, por eso es importante que ocupemos todos los espacios, tanto públicos como privados, para dar esa lucha de visibilidad y exigiendo un lugar en la toma de decisiones. De otra manera, no, porque nos siguen considerando esas minorías y por lo tanto, si no exigimos, nunca nos van a hacer caso, si no exigimos jamás nos van a hacer caso, se ha podido ir avanzando en nuestros derechos en los tribunales, pero hay que trabajar logrando consensos con los partidos, si no, pues entonces tendremos que impugnar a los partidos como se ha ido haciendo. Tenemos que trabajar desde adentro de nuestra población para empezar a armar esa estructura que esta cúpula ha tenido por décadas y décadas de años.

W: En América Latina y el Caribe por nuestra identidad cultural y mayoritariamente idiomática solemos tener crisis similares, hay pobreza similar, crisis climática similar o dictaduras similares y creo que hoy acontecemos a una crisis de partidos políticos en toda la región y visto desde un desprestigio porque no se puede concebir la democracia sin partidos eso es imposible, los partidos son la esencia de la democracia el fin de los partidos sería decir que llegó el fin de la democracia, lo que le está pasando a los partidos políticos es un periodo de recomposición, actualización o transformación. Es muy preocupante que cada vez más en América latina que las personas prefieren desembarcarse de los partidos políticos o incluso las personas prefieren mantenerse en función de un partido político, pero siempre y cuando por encima del partido político esté el aval popular porque hoy los partidos tienen una crisis de prestigio.

En ese orden de ideas, el movimiento LGBTIQ+ tiene aquello que los partidos políticos adolecen que es la creatividad, la altísima militancia y de un alto nivel de transformación social que son 3 realidades propias del movimiento, y si estos transitan a los partidos políticos que no sea por utilización ni por un ejercicio de constreñimiento electoral sino por un ejercicio de convicción de que el partido es consciente que las demandas y la agenda LGBT, lo cual va a permitir tener un partido que efectivamente sea creativo, pueda tener nuevos militantes y va a tener nuevas agendas.

¿Cuáles son las prácticas o herramientas más eficientes para promover o incentivar la participación política de personas LGBT?

S:

Posicionar a las personas LGBTIQ+ en los espacios de toma de decisiones, como mujeres trans llegar a un espacio de toma de decisiones da esperanza para mis hermanas trans y les ayuda a creer en esa lucha.

Visibilizar que estás trabajando, que estás en la lucha, porque no es llegar al espacio y no hacer nada, sino entrar con el compromiso para trabajar por esas políticas públicas específicas de la población por la cual llegaste.

Profesionalizar y seguir trabajando, criando e innovando como parte de todo nuestro activismo, yo vengo de la lucha de las calles, se me ha señalado que soy ya diputada federal y que deje de actuar como activista, pero esa es mi esencia, y tener esa dualidad que me permite seguir denunciando. No podemos seguir calladas, callados, callades, hay que levantar la mano y denunciar.

¿Qué casos de éxito resaltarían en términos de partidos políticos frente a la implementación de políticas y participación de las personas LGBTIQ+?

S: El partido Morena de México ha permitido avanzar en estas políticas públicas específicas, en que en esta administración de nuestro presidente López Obrador hoy haya más estados con matrimonio igualitario es un logro, aunque todavía hay una deuda de nuestro presidente para nuestra población, pero ha sido empático y además nuestro partido Morena ha permitido esa inclusión y progresividad en los derechos de todas las poblaciones, no solamente de nuestra población LGBTIQ+, este partido permite precisamente la diversidad, la inclusión y la progresividad en sus derechos.

No ha sido del todo fácil, ya que se ha trabajado también en reeducar a estos líderes dentro del mismo partido de Morena, ya que hay mucha resistencia también dentro de ellos, pero esa es nuestra función, quienes ya ocupamos estos espacio y venimos de las calles, de la sociedad civil, de todas las manifestaciones, seguimos empujando esta agenda de derechos y de dignificación.

W: Yo quiero traer tres ejemplos:

El primero es del Partido Polo Democrático Alternativo en Colombia que fue un partido que en la primera década del 2000 se consolidó como un partido con vocación de poder, este partido es la sumatoria de dos partidos de centro-izquierda, cuando crearon su mesa directiva le dieron un asiento a las personas LGBTIQ+ y se convirtió en el primer partido en América latina y el Caribe con una directiva LGBTIQ+ que además era una mujer trans negra, pero además crearon un espacio dentro de la militancia para personas LGBTIQ+ que se llamó El Polo de Rosa que se convirtió en una escuela de formación de candidatos LGBTIQ+ y con más muchos de ellos hoy en cargos de poder y representación.

El segundo es el Partido de la Revolución Democrática (PDR) de México que en los 90 empezó a hacer llamamiento a liderazgos LGBT y con más del de México que tuvieran vocación política y llegaron personas tan significativas como Patria Jiménez que es la primera mujer lesbiana en América Latina que se hace diputada, ella logra en toda su campaña y todo el ejercicio de su mandato, hacer que el partido asuma como propia las banderas del movimiento LGBTIQ+.

El Tercero es todo el trabajo realizado en Argentina en el gobierno de los Kirchner cuando empieza todo el proyecto político a construirse con Néstor

Kirchner y deciden hacer una mesa de trabajo con las personas LGBTIQ+ con una participación muy amplia del movimiento da una remembranza muy fuerte dentro del partido y se ha mantenido en los cargos más estratégicos del ejecutivo la presencia de personas LGBTIQ+, pero incluso donde no hay presencia de personas del movimiento.

También hay 2 ejercicios muy recientes que acaban de ocurrir en Brasil en las últimas elecciones, en donde se eligieron 9 congresistas abiertamente LGBTIQ+ de los que 7 de 9 son mujeres y de las 7 mujeres 6 son afro LGBT, Afro Trans y Afro Lesbianas, en este caso los partidos acompañaron sus candidaturas y generaron un ejercicio interpartidista de agenda de mujeres lesbianas bisexuales y trans muy significativo. Otro es lo que ha pasado en los últimos años en Costa Rica y muestra cómo las bases de los partidos políticos han empezado a trabajar fuertemente en sus bases tanto formativas como ideológicas con la participación de estas personas y hoy tenemos cargos locales en este país, estamos seguros de que esto va a estar en crecimiento porque en Costa Rica hay una gran inversión de los partidos políticos de trabajar las bases del partido en perspectiva de personas LGBTIQ+.

¿Qué reflexiones quisieran realizar desde su experiencia en estos temas tan importantes?

W: En Colombia hace 7 años firmamos un acuerdo de paz y nuestro acuerdo de paz es el primer acuerdo de paz en el mundo que para superar un conflicto armado de más de 60 años propuso un enfoque de género que garantiza la vida digna de las personas LGBTIQ+ y eso permitió que yo estuviese en la mesa de negociaciones en calidad de miembro del movimiento LGBTIQ+ en el que como organización tuvimos muchas críticas y nuestra respuesta siempre fue pensar la paz en un país con un conflicto armado tan fuerte como el colombiano, porque el conflicto armado afectó la democracia y la democracia tiene que pensarse con todas las ciudadanías incluyendo la de las personas LGBTIQ+ y efectivamente hoy siete años después la paz de Colombia nos está permitiendo consolidar derechos de las personas LGBTIQ+.

En América Latina y el caribe tenemos una contradicción muy grande somos la región del mundo donde prevalece más la democracia, pero somos la región del mundo más desigual no sólo en términos económicos sino también en términos poblacionales por eso si en América Latina y el caribe queremos seguir consolidando este tesoro que la democracia tenemos que hacer la coherente con su mayor tarea que garantizar la igualdad y en el caso de las personas LGBTIQ+ para estar en la democracia y participar en la política para ponernos al servicio de la renovación social.

Esta es una manera de ganarle la batalla a la desigualdad porque la discriminación, la exclusión, la homofobia, la transfobia y los prejuicios lo que buscan es ver la desigualdad la cual es una contradicción de la democracia. Mi mensaje final es que es incompatible decir que trabajamos por la democracia si en nuestros países hay prácticas de exclusión por raza, género, orientación sexual, diversidad sexual, por identidad de género, por credo, por ejercicio político, etc. Por eso hay que vencer todas las barreras en la tarea de la democracia y nosotros desde el movimiento LGBTIQ+ llegamos a la democracia no para hacer un gueto sino para que la democracia sea consecuente con su misión y también trabaje por los derechos de las personas LGBTIQ+ y así sea garante de la igualdad y para que nosotros y nosotras como ciudadanos y ciudadanas latinoamericanas y del caribe también aportemos desde nuestra experiencia de buscar la igualdad hacer que la igualdad sea no sólo para nosotros y nosotras sino para toda la sociedad latinoamericana.

S: Yo les digo con mucho orgullo, yo ejercí el trabajo sexual, yo vengo de la calle, del barrio, y esto me llena de orgullo porque no son limitantes, el único límite es el cielo. Podemos lograr todo, pero algo muy importante que tenemos que aprender es a querernos, aceptarnos desde adentro, ya que tenemos que trabajar desde adentro de nuestra población, de igual manera como individuales, la lucha no parará hasta que la dignidad se haga costumbre.

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