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Edgar Espinal Betanzo México Pág
México
Edgar Espinal Betanzo: Doctorado en Filosofía, en el programa, Revisión de la modernidad: filosofía, ciencia y estética por la Universidad de Salamanca. Master en Filosofía y Ciencias Sociales por la Universidad Complutense Madrid (UCM). Estudios de Máster en integración de la Unión Europea en la Universidad de Valladolid Licenciatura: Licenciado en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México.
En todas las sociedades, inclusive en las antiguas, ha estado presente un cuerpo de hombres encargados de las labores del Estado, con actividades definidas y procesos que debían de seguir. La forma de seleccionarlos variaba en función de la civilización. Por ejemplo, los griegos tenían una organización basada en la participación de los ciudadanos, todos estaban obligados a ocupar varios cargos a lo largo de su vida. A pesar, de que podría interpretarse como una administración limitada y poco avanzada por delegar a cualquier miembro de la comunidad la responsabilidad de ejercer un cargo, en realidad los griegos disponían de un sistema desarrollado para su época, pues todos los puestos poseían tareas específicas que demandaban perfiles definidos para poder ser ocupados. Por eso la mayor parte de puestos pre establecieron requerimientos, muestra de esto son los integrantes de la hacienda pública que exigían la posesión de recursos económicos suficientes, gozar de buena reputación y pertenecer a una familia reconocida.
Seguramente, la primera interpretación al respecto de la administración griega es que era elitista, al delegar los cargos más relevantes a sujetos provenientes de familias acomodadas; sin embargo, no es así, la posesión de recursos garantizaba la experiencia en su manejo y brindaba la posibilidad de resarcir los daños en caso de su mal uso. De hecho, otro de los requisitos que avalaba la experiencia en la
dirección de la ciudad era la edad, pues sólo los sujetos mayores a 30 años tenían la posibilidad de ejercer este tipo de encargos. La edad era un factor sobresaliente porque representaba conocimiento y trayectoria en otras actividades de la polis y en la vida militar. No debemos olvidar que los hombres en Grecia fallecían jóvenes por los numerosos conflictos armados a los cuales se veían sometidos desde temprana edad. Las enfermedades eran otro factor que incidía, pues comparativamente los padecimientos eran más letales que en la actualidad, por ejemplo, no había antibióticos y tampoco poseían el tipo de intervenciones quirúrgicas con las que dispone la medicina moderna. Por eso, establecer un mínimo de 30 años en este tipo de puestos, probaba un amplio recorrido en las actividades más apreciadas por los griegos.16
Los criterios de ingreso y permanencia en la administración de la polis griega tenían varios beneficios, entre ellos la rotación en los cargos, el cual evitaba la concentración de poder en manos de un solo hombre o grupo y permitía adquirir habilidades y destrezas necesarias en su sistema administrativo. En ese sentido iban escalando de manera gradual en el escalafón del gobierno al ocupar cargos con mayor responsabilidad. De igual modo, garantizaban que todos los miembros de la comunidad –ciudadanos– tuvieran la oportunidad de ejercer distintos puestos acumulando experiencia.
16 En lo referente al caso de Grecia se recomienda revisar la obra deJacqueline de Romilly y Jean Pierre Vernant, así como el libro Griegos: el nacimiento de la ética pública. Con el fin de evitar el uso inadecuado de los recursos de la polis y frenar la obtención de ventajas y prebendas de ella, los griegos implantaron varios instrumentos considerados, desde nuestra interpretación, como los antecedentes de varios recursos con los que disponen actualmente los gobiernos y sus administraciones. El primero es el juramento, el cual sirve como una declaración de compromiso, entre el sujeto y la comunidad, de desempeñar con diligencia y responsabilidad el puesto; en caso de incurrir en una falta por sus actos el juramento sirve como medio –fianza– para sancionar las acciones perpetradas. El segundo, es el sistema de rendición de cuentas generalmente usado en los cargos más importantes cuyo objetivo era rendir cuentas de sus actividades durante su encargo, en contraste con nuestros sistemas administrativos cualquier sujeto podía iniciar y exigir este procedimiento. El tercero la inspección de la hacienda pública la cual podríamos considerar como el antecedente de las auditorías.
Desde la antigüedad los regalos, es decir, los sobornos a los funcionarios siempre han estado presentes con el fin de obtener ventajas de la administración (polis) y de la posición privilegiada de aquellos que detentan un puesto. No obstante, los instrumentos para frenarlos tampoco son nuevos. Por ejemplo, otra herramienta similar a las entrevistas y las pruebas psicométricas17 es la docimasia que era el interrogatorio de la vida pública y privada de todos los sujetos que se les iba delegar la responsabilidad de ejercer actividades en la administración de la ciudad. Las preguntas tenían el cometido de averiguar
el comportamiento del candidato con su entorno –familiar y social–. En caso de que éste no fuera idóneo no podía ejercer ninguna encomienda. La comparecencia era otro instrumento de prevención y control, todos los magistrados estaban obligados a comparecer en el momento que fueran requeridos. De igual modo, debían rendir cuentas al final de su mandato o durante su periodo, de hecho, cualquier sujeto podía iniciar un proceso en contra de algún magistrado. En caso de cometer alguna falta debían reparar el daño cometido o restituir la suma.
Probablemente algún lector diferirá acerca de la administración en Grecia y la considerara primitiva, incluso valorará más la romana. Desde nuestro punto de vista fueron los griegos los que heredaron a los segundos varios instrumentos para la administración incluidos las herramientas de control interno y externos. En el caso del segundo hemos señalado un par de ejemplos de una lista muy larga, en el caso de los mecanismos de control interno ha sido la ética una de las principales aportaciones a la civilización y la administración. La obra de Aristóteles esquematiza la importancia de este tema para una sociedad que siempre tuvo presente las arbitrariedades que podíamos llegar a perpetrar los hombres por nuestras pasiones. Por eso desde temprana edad hicieron énfasis en la formación del carácter a través de la música, la física, los relatos, los mitos, la filosofía y las actividades atléticas (entre otras), además de delegar las responsabilidades desde temprana edad. Este tipo de formación tenía por objetivo preparar a los sujetos para su vida en la ciudad pues al ocupar diferentes cargos existen constantemente dilemas morales lo cuales dependen de un proceso deliberativo mucho más complejo. De hecho, los lectores deben conocer perfectamente que muchas de sus decisiones transitan por este tipo dilemas lo cuales recaen sobre creencias y valores personales donde en ocasiones no se es objetivo. En contraste con nuestra formación la cual tiene por objetivo la acumulación de conocimientos el sistema griego fue integral, pero sobre todo formaba el carácter. De hecho, fue tal su avance en la comprensión del comportamiento humano que en la obra del propio Aristóteles encontramos algunas de las causas por las cuales los hombres se corrompen entre estas destacan: estatus, reconocimiento, la fama, el dinero, el poder etc. Al observar dichas motivaciones son las mismas por la cual los funcionarios públicos actualmente siguen beneficiándose de los cargos. Lamentablemente los filtros de ingresos y los mecanismos para prevenir y sancionar no son los más idóneos en contraste
con otras civilizaciones antiguas y contemporáneas. Por ejemplo, en Latinoamérica no tenemos un verdadero servicio civil de carrera que evalué la formación académica, el conocimiento acerca del puesto y un perfil ético. Generalmente los mecanismos de ingreso son clientelares y dependen más de una red de contactos que de la capacidad de las personas. De hecho los vicios y las malas prácticas son recurrentes en el proceso de selección de personal y no es exclusivo de un solo país del continente , en todas las instituciones y poderes están presentes; las consecuencias del abandono del servicio civil y de construir verdaderas instituciones son diversas y no sólo se refleja en los servicios básicos, servicios bajo demanda y trámites, también la corrupción es otro de sus productos; al no tener personal capacitado con perfiles definidos para cada área, además de un perfil ético, las posibilidades de distracciones, injusticias, omisiones, equivocaciones, engaños, mentira y de fallos siempre estará latente.
En mi opinión, delegar la responsabilidad de la actividad pública a sujetos improvisados, faltos de conocimientos, experiencia y sin un perfil ético pone es una situación de vulnerabilidad al gobierno y a la sociedad. Para Rotterdam: “El timón de una nave se le confía únicamente a quien tiene experiencia en la materia, aunque sólo corran peligro cuatro pasajeros y unas pocas mercancías, pero el Estado, donde tantos miles de hombres están en juego, se lo confiamos a uno cualquiera” (Rotterdam 2008: 158). Bajo estas condiciones antes mencionadas es difícil echar andar cualquier instrumento de aplicación práctica de la ética. Pongamos por caso los comités de ética aprobados en varias instituciones del continente los cuales están condenados al fracaso pues su composición, pues está formada en su gran mayoría por sujetos sin experiencia en el tema además de que muchos de ellos ocupan cargos gracias al favor de un grupo. De igual modo los códigos de conductas no tienen ningún sentido si no se comprenden y los funcionarios no las usan como un referente, en realidad solo se vuelven letra muerta y cartas de buenas intenciones colgadas en la pared de las oficinas y sitios webs institucionales.
Por último, recordemos que el trabajo de la administración y de los administradores no se circunscribe a un trabajo de oficinistas y trámites burocráticos. Los funcionarios públicos son la columna vertebral del Estado, su capacidad permite que las instituciones, políticas públicas, programas sociales, políticas económicas, hacendaria, fiscal, relaciones exteriores, seguridad, aduanera y demás rubros sigan funcionando. Y también son una muralla en contra del abuso de poder o cualquier otra conducta que atente contra el interés común. En este sentido, la ética pública tiene como fin que aquellas personas que ocupen un cargo lo realicen con diligencias, principios y valores.
La ética no es sólo el estudio teórico de las conductas deseables que debe tener un funcionario, sino que aconseja las actividades que se deben de seguir para que la administración funcione y se pueda alcanzar el bien común. Por eso es importante conocerla a profundidad y no de forma frívola.