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Educación en el quehacer político y su impacto en la democracia” México

Estephanie Lewis Mendoza: Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM), estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública en la misma universidad, cuenta con diversos diplomados en derecho político-electoral y derechos humanos. Se ha desempeñado como docente en bachillerato y universidad, actualmente es litigante, consultora jr. Política y consejera estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Estado de México. @EstephiLewis

¿Cómo vamos a convencer a los jóvenes para que estudien y se preparen si todos ellos ven que a los cargos más altos llegan sujetos iletrados, si los partidos premian a sus incondicionales sin importarles la ignorancia que demuestren y sin tomar en cuenta el más mínimo mérito académico? ¿Cómo vamos a sacar adelante al país cuando el mensaje que llega desde donde se ejerce el poder es que más vale ser cómplice o compadre que un buen estudiante?

Dr. Miguel Carbonell

La educación es el cimiento primordial y compromiso necesario de una sociedad consigo misma, todas las naciones tienen incluidas en sus agendas de trabajo políticas públicas destinadas a la formación y educación de sus jóvenes como capital del presente y el futuro para trazar un progreso generacional en la humanidad.

Educación en el quehacer político y su impacto en la democracia México

No es desconocido que dentro del mercado laboral para acceder a mejores oportunidades y consolidar el anhelo de una “mejor calidad de vida”, se demande contar con grado académico universitario; poseer posgrados, idiomas y dominio de tecnologías convierte a un perfil más atractivo dentro de la voraz competencia laboral, o en el peor de los contextos, se puede estar suficientemente preparado académicamente y enfrentarse al escenario de la precariedad del trabajo, posicionando a la población juvenil aun como un sector vulnerable, situación que se agravó por los estragos de la reciente pandemia por COVID-19, según el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el cuál estableció que una de cada seis personas entre 18 y 29 años dejó de trabajar en la región desde el inicio de la pandemia, por el aumento del desempleo, que además obligó a muchos de esos jóvenes a suspender sus estudios.18

Ante este panorama, ¿qué ocurre del otro lado de la moneda, en el ambiente político?, con quienes perfilan esta agenda educativa y de empleo, esta postura de comparación de formación académica entre el mercado laboral y el sector público no es un tema nuevo, pero continúa siendo un sentir social que genera división de opiniones y cobra fuerza ante el descrédito y desconfianza que afrontan los actores políticos y demás instituciones públicas, entonces ¿debería ser un requisito indispensable en las personas que aspiran a ocupar un cargo de representación popular?. Los países democráticos han recorrido un largo camino en el devenir histórico para conquistar la transferencia del llamado poder divino al poder de los ciudadanos, esto inspiró a conformar pactos sociales para contar con un normativo fundamental, un Estado con organización política que garantice el bienestar colectivo y que dignifique al ser humano. La legitimidad de este régimen requiere de ciertos factores, entre ellos, la división de poderes, el cual constituye el contrapeso del poder público, pensamiento que se refuerza a partir de las ideas de separación de poderes de los filósofos John Locke y Montesquieu, estos órganos constituyen la expresión de la soberanía, son emblemas de la pluralidad, espacios para ampliar las voces de las minorías, poderes responsables de deliberar y resolver las demandas sociales, así como de la vida nacional; ocupar los espacios de estas entidades se realiza a través de la conquista en el juego político. Algunas teorías filosóficas clásicas y

18 https://www.eleconomista.com.mx/empresas/PandemiaCovid-19-golpea-fuertemente-empleo-juvenil-en-AmericaLatina-y-el-Caribe-Cepal-20210408-0043.html

contemporáneas, sostienen que en una genuina democracia se debe seleccionar entre los mejores ciudadanos, virtuosos e instruidos para velar por los intereses colectivos. En la actualidad, estos cargos de representatividad social, en diversas ocasiones durante los procesos electorales figuran como contendientes a ocupar estos cargos, personas dedicadas al medio de la actuación, música o del deporte o en cuestiones complejas se postulan a personas con un perfil impresentable perseguido por cuestiones de corrupción, impunidad, entre otros componentes de esta índole, siendo su singular mérito para participar en la búsqueda del poder y ganar la simpatía del electorado su reconocida y en ocasiones insustancial imagen.

En el caso de América Latina y El Caribe19 , después de una revisión a los textos constitucionales de algunos países que integran la región, no se encuentra contemplado como un requisito para las personas que aspiren a ocupar cargos de representación popular, el contar con un mínimo de estudios, a excepción de la constitución federal de Chile la cual en sus artículos 48 y 50 alude como obligación para ser legislador el poseer una enseñanza media superior, pero sin requerirlo para encabezar el poder ejecutivo. Se considera necesario que las personas dedicadas al ámbito político deben ostentar con formación académica o en su caso conocimientos mínimos sobre el sistema político-administrativojurídico de la comunidad que desean representar, así como mostrar sensibilidad y pleno conocimiento de lo que adolece a la ciudadanía para atender sus causas pendientes, cerrar brechas de desigualdad y aquellas que vayan surgiendo en el ajuste de la realidad social. Sin embargo, no es suficiente, también se argumenta que se necesita contar con capacidades y habilidades concretas, como el carisma, expresión oral, manejo de grupos, talento, experiencia en el sector público-político, poder de socialización y persuasión, liderazgo auténtico y capacidad de convocatoria, principios, valores y sobre todo no anteponer intereses personales preponderando la ética, sin duda alguna, se cree que esta simbiosis de formación académica y destrezas individuales

19 hArgentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela.

Educación en el quehacer político y su impacto en la democracia México

pueden funcionar en favor de fortalecer la democracia y el nivel en la arena política, pues el arte de gobernar, administrar y legislar no es cuestión de improvisación.

Si en algún momento se quiere regular como requisito para ocupar una posición de representación popular y exigir un nivel de educación, es menester realizar un análisis exhaustivo, sigiloso y objetivo para legislar sobre el tema, sobre todo no perder de vista el derecho universal de ser votado que cada persona goza por el simple hecho de serlo, producto de una larga lucha histórica, derecho consagrado en diversos tratados internacionales de derechos humanos y que los fundamentos constitucionales mencionados anteriormente, lo reconocen. Se plantea que como una respuesta a esta tema, que se debe hacer un balance entre sociedad y gobierno, en el cual, el mundo universitario complemente la formación académica para impulsar y formar agentes de cambio, comprometidos con su sociedad, incentivar el afán por el saber, por aprender, promueva espacios de innovación, emprendimiento y sobre todo con tolerancia a la diversidad de pensamiento, así como estimular el interés por informarse y participar en los asuntos públicos de su nación, pues es competencia de todos y todas. No nos es ajeno el tema, aunque nos mostremos indiferentes a ello, incluso en el seno educativo se encuentran los futuros políticos que asumirán la conducción democrática y serán los impulsores del Estado de bienestar común. Por otro lado los partidos políticos juegan una pieza clave para mejorar la calidad de los políticos, y aportar al desarrollo democrático y gestionar con gran habilidad los asuntos públicos, su tarea es atraer a los mejores liderazgos y fortalecerlos a través de sus centros de formación y capacitación. Una sociedad merece políticos críticos, auténticos y comprometidos, que abandonen el servilismo y la falsa adulación para abrirse camino en el terreno, político, hombres y mujeres con visión de Estado, que implementen nuevas formas de dirección encaminadas a mejorar la vida de la gente, es una tarea de todos, en palabras del politólogo español Fernando Vallespín “Es difícil que haya políticos de baja calidad en una sociedad de ciudadanos exigentes”.

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