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Distrito Pachanga


La dictadura del fĂştbol

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Fran Diez Editorial DxT

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Ya en librerias Pedidos: editoriadxt@gmaill.com Ebook: Http://www.amazon.es/dictadura-del-f%C3%BAtbol-Fran-D%C3%ADez-ebook/dp/B00JPHG1HA/ref=zg_bs_1335551031_24


Fran DĂ­ez (mediocentro creativo) Beatriz Heras (diseĂąo central)


Sumario


Foto: Liga San Miguel II Bandeira Nauta Sanxenxo


Distrito Pachanga

Un balĂłn. Mil historias. De Vietnam a Santander sin aviones, siempre jugando al fĂştbol con los mĂĄs pobres. http://www.distritopachanga.com


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icardo Fernández Algora nació en 1982 como Naranjito, pero la mascota era valenciana y él es de Santander. La capital cántabra pudo convertirse en sede de aquel Mundial, pero sus políticos, más por desidia que por otros motivos, no quisieron. Tampoco quisieron el Guggenheim o el Ikea. Allí las cosas tienen otro aire. Otra lluvia. Así que Ricardo cogió el balón –su familia tiene cierta tradición futbolística y hasta hicieron saga en la Cultural de Guarnizo y en el Unión Club de Astillero, nada menos que como los Gento– y lió también su propia galerna del Cantábrico: Distrito Pachanga. Desde abril de 2014 lleva regresando a la tierruca por tierra desde Vietnam lo que le obliga a ser a ratos Willy Fog y a ratos Indiana Jones. Un Billabona incansable recorriendo un centro del campo que no termina nunca. El jugador vasco era su ídolo de crío, aunque en Asia no vendiese ninguna camiseta. La pachanga es un término peyorativo en el fútbol profesional y entrañable en el entorno de los amigos. Hacen falta más pachangas y menos partidos del siglo en este planeta. Menos millones y más balones. Esa es la idea. Viajar con una pelota como excusa y proponer partidos en los que da igual el resultado. «Soy bastante hiperactivo, en lo físico y en lo mental, así que viajar sin más me parecía una sosería (luego me di cuenta que no, que cruzar fronteras por tierra es suficiente lío para estar ocupado). Pensé en llevar a cabo un proyecto, algo que me permitiese entrelazar diferentes objetivos: mostrar un poco de mundo, contar la belleza de lo diferente y despertar inquietudes en tanta gente aislada en el etnocentrismo de lo cotidiano; también quería dar alas a mi literatura, me gusta escribir y soltar el material que pienso, pero necesitaba un soporte muy independiente, porque mi estilo es complejo, es barroco y no siempre es apto para todo el mundo; y por último, hacer activismo social, mantenerme comprometido con la justicia global que tanto echa de menos mi generación, contando historias de opresión, de discriminación, de conflictos olvidados e historias camufladas, que permitan

a mi audiencia conectarse con esa realidad tan fácil de obviar. Unir las tres cosas parecía complicado, hasta que se me iluminó (o fundió, aún no estoy seguro) la bombilla y me dije ¿a ti Ricardo que es lo que te gusta? Pues jugar al fútbol en la calle, me respondí. Y sentí que ir con un balón bajo el brazo sería una gran excusa para construir el camino, jugando pachangas en cada pueblito que visito; de esta forma consigo mayor receptividad por parte de mis huéspedes y también de los lectores, y además me divierto divirtiendo. Y así nació Distrito Pachanga», explica Ricardo. A este experto en agua y saneamiento en situaciones de emergencia y acción humanitaria le ha tocado recibir muchas goleadas. «Tras bastantes años trabajando en el sector de la cooperación al desarrollo en Latinoamérica y Asia, sentí la necesidad de frenar y de cambiar un poco mi forma de aprender, de vivir. Trabajar en proyectos de acción humanitaria es una tarea que desgasta. Se puede hacer mejor o peor, dar en la clave o provocar auténticos fiascos, pero siempre es intenso y agotador. Los cooperantes trabajamos gracias al esfuerzo de los donantes, muchas veces contribuyentes, y son quienes con su ayuda y sacrificio esperan cambiar las cosas. Hablamos de decidir qué tipo de desarrollo necesitan las personas, algo muy delicado, pues cada persona debería tener la oportunidad y el derecho de decidir como prosperar, en cooperación, en situación de pobreza extrema, no siempre se pueden tomar decisiones que satisfagan al 100% de los beneficiarios», cuenta. Estuvo ocho años trabajando para la AECID y otras ONG en Asia y Sudamérica antes de embarcarse en esta pequeña locura de Distrito Pachanga. «Me gusta el viajar, como concepto, como vacaciones, como desconexión y, sobre todo, como aprendizaje. Recorrer el mundo sin reloj, sin plazos ni billetes de vuelta es una experiencia que te obliga a improvisar muchísimo, y a conocerte bastante más de lo que pensabas en la casilla de salida», se disculpa. La idea fue uno de esos goles mentales por la escuadra: «Tras decidir acabar mi etapa vietnamita, se me ocurrió la idea de volver a España por tierra,

«Ir con un balón bajo el brazo es una buena excusa para construir el camino, jugando pachangas en cada pueblito que visito; y consigo mayor receptividad»


sin tomar aviones, por tres razones: al viajar por tierra no me pierdo nada, sea corriendo, pedaleando, a través de una ventanilla o sentado durante horas en un banco a las afueras de un paso fronterizo, nada se escapa, y la sustancia es enorme. No me gusta esa sensación de saltar, en tan solo unas horas de vuelo de un frío burgués en París al calor tropical de una barriada en Costa de Marfil. Ver la transición de una zona a otra te permite entender mucho más de nuestras diferencias y similitudes como humanos. El avión es un medio de transporte que ha revolucionado nuestra forma de vivir, para bien, cuando nos permite evacuar a un enfermo, y para mal, cuando ha naturalizado que una persona pueda irse de finde a Oslo por cuatro duros, contaminando

en cuatro horas lo que antes tardábamos cinco años. La falta de impuestos sobre el keroseno, promovida por el súper lobby de las aerolíneas, ha generado una espiral de contaminación a bajo coste que debería hacernos reflexionar sobre nuestros hábitos de desplazamiento… Y además, a estas alturas, tras muchos vuelos a mis espaldas, aun me dan yuyu los despegues y las turbulencias». Distrito Pachanga también es un equipo. No podía ser de otra manera si hablamos de fútbol. «En lo importante, las ganas y el entusiasmo, viajo junto a mi hermano de no-sangre, Alberto Huertas, segoviano y cooperante también, que me acompaña desde la India hasta ahora. Es un fenómeno que me da la seguridad, las risas y la perspectiva que


tantas veces se echan de menos viajando en solitario. En España, Alex Cerrudo, de la editorial lengua de trapo, nos ayuda con la edición de los contenidos y el diseño de la web. Alberto Martín, desde Segovia, nos ayuda en la difusión de la web por las redes sociales, También nos ayuda mi compadre Tuan desde Vietnam, experto en informática, Carlos Vera, con sus ilustraciones desde China, y otros amigos y amigas que nos colaboran con textos, fotos e ideas», enumera Ricardo. La ruta original que ideó Ricardo es cruzar el sudeste asiático hacia el oeste (Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, Birmania, India, Bután, Nepal), subir en escorzo hacia el norte (Tíbet, China, Corea, Mongolia, Rusia), volver a la vieja Europa

(tren transiberiano, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Macedonia, Bulgaria), hacer un looping, si quedan fuerzas, balones y botas (Turquía, Irán, Turkmenistán, Kyryigistan, Kazajistán), y retornar a Cantabria con la cabeza sobre los hombros y los pies llenos de callos (Azerbaiyán, Georgia, Chipre, Rumania, Eslovenia, Austria, Alemania, Italia, Holanda, Francia)… «A la hora de la verdad, cada mañana hay que jugar a piedrapapel-tijera con el mapa, los tiempos, el transporte y los dineros, para decidir el paso a dar el día siguiente. Es emocionante, aunque incluye liarla parda a menudo y dar marcha atrás o pegarse vueltas innecesarias», comenta. No es un viaje de lujos. Es más de Preferen-


te que de Primera División. «Hay que privarse de cualquier lujo para no quedarte a mitad de camino y sin un chavo, y hay que adaptarse a lo local, a lo que hay, por ejemplo, comiendo avispas, durmiendo en el suelo de algún templo, o haciendo autostop durante muchas horas para lograr salir de aldeas muy aisladas a las que ya no recuerdas cómo llegaste», asevera. «Desde fuera uno me escucha y piensa, joder que fácil, si tienes pasta ahorrada y tal, o que maravilla, que envidia, tantas horas para estar tranquilo y sin obligaciones. Bueno, en realidad el viaje, por defecto, es una agonía y un estrés. Al llegar a un sitio lo primero es activar la búsqueda para salir, esto incluye visas, transportes baratos, informarse de que merece y cual es la mejor ruta, mantener el contacto con la familia, buscar campos de fútbol y callejones de juego, documentarse, entrevistar gente con lindas historias que contar, filtrar fotos, editar videos… realmente no son tantos los ratos para sentarse en el pico de una montaña y disfrutar de la puesta de sol, pero sí, es verdad, cuando eso sucede, se para el mundo y recargas la fuerza para continuar la siguiente etapa», aclara. Este proyecto no tiene patrocinadores ni me-

«Hay que privarse de cualquier lujo para no quedarte a mitad de camino y sin un chavo, y hay que adaptarse a lo local, a lo que hay, por ejemplo, comiendo avispas»

cenas. Nada que huela a fútbol negocio: «En lo presupuestario, nada, vamos a pelo. Surgieron posibles sponsors como Plagio, pero me parece que comercializar el tema sería robarle esencia. Estamos defendiendo los goles-portero en las plazas, no a las azafatas de Emirates en la final del mundial de la FIFA. Si Distrito Pachanga gusta, enseña y despierta el interés de la gente, entonces podríamos pensar en patrocinadores serios que respeten la idea, y en otras rutas, como bajar de Alaska a la Antártida dando toques al balón y contando, por ejemplo, por qué los mapuches al sur de Chile no tienen agua limpia para refrescarse después de jugar. Todo se verá». Pese a las estrecheces, no siempre el campo tiene las medidas reglamentarias, también ha vivido muy buenos momentos, aunque es complicado definir que ha sido lo mejor hasta la fecha: «Es difícil escoger, pero así a bote pronto, por paisajes, creo que la subida a los Annapurnas en el Himalaya nepalí, fue algo extraordinario, lleno de paz, de esfuerzo, y de yaks amenazándonos con sus cuernos y su mala leche. En lo humano, convivir con las victimas del desastre químico de Dow Chemical, en la


ciudad india de Bophal, fue algo muy emotivo, escalofriante y tierno a la vez, que no creo que pueda olvidar». El distrito pachanga está ya tatuado en el alma de este ciudadano del mundo: «Un macroviaje así es una escuela itinerante, cada día ves cosas que no viste jamás. Personas que han pasado por contextos extremadamente diferentes al tuyo, te muestran formas de pensar y hacer las cosas que te hacen cuestionar lo que dabas por establecido hasta ahora. Comer con las manos, votar listas abiertas, reciclar por defecto y no por excepción, policía ciudadana, jugar al fútbol sin córners, remedios para el frío, para los mosquitos, para la tristeza y para el dolor». El partido también ha tenido sus penaltis en contra y sus tarjetas rojas injustas. «Bueno, rastreando historias de discriminación humana, jugando al futbol con chavales en los parques, y andando en camiseta de tirantes todo el día, es difícil quejarse. Eso no implica que olvide momentos duros, como el choque del tren en el viajaba por India hacia la ciudad de Gorakphur. Salí ileso, pero solo había tres vagones entre el mío y toda la parte del tren que quedó destrozada. Atender heridos, ver cómo se te muere la gente entre los brazos, y tener esa rara

sensación de suerte y desgracia, es algo que trato de no pensar mucho, pero que no quiero ni debo olvidar», narra Ricardo. No ha sido la única vez en la que su vida ha corrido peligro: «En la India tuve una reacción alérgica fuerte, pero estando en Arambol, un pueblito costero sin ambulatorio, recurrí a la medicina natural, ayurveda a manos de una médico homeópata. El remedio fue peor que la enfermedad, y acabe a las 4 de la mañana con el cuerpo absolutamente lleno de ronchas, y conduciendo una moto hacia el hospital más cercano mientras jaurías de perros callejeros nos perseguían y saltaban a morder. Eso es pánico real y no hollywoodiense». Las anécdotas que está dejando esta aventura darán para un libro al final del camino, aunque de momento se pueden disfrutar en el blog. «En Yangón se ha prohibido la circulación de motocicletas debido a que hace unos años un motorista chocó contra el cochazo de un miembro de la junta militar abollando su chasis y provocando una medida que roza el absurdo. Esta ley deja a las bicicletas en el limbo de lo alegal, así que cuando logré hacerme con una bicicleta en un garaje clandestino (yo creo que vendían lo robado, aunque no pude indagar más) y me puse a ro-

«Al llegar a un sitio buscamos los campos de fútbol y callejones de juego, antes también nos documentamos... Entrevistamos a la gente, hacemos fotos, videos, Mucho estrés»


dar por las calles de la capital, sus gentes, sobre todo, policías, taxistas y conductores de autobús, se iban quedando asustados, incluso me pararon un par de veces, pero no sabían que preguntar, ni yo que responder», cuenta. «En Birmania, sin tener clara la razón, me propuse el objetivo de jugar una pachanga con monjes budistas, pero además jugar el partido en su templo. Fue algo complicado, recorrí con mi bici muchos caminos, recibiendo siempre la misma respuesta: los monjes no pueden jugar a esas cosas, es diversión, y ellos se deben a la meditación y el rezo. Finalmente, encontré a quienes entendían que un espíritu devoto y en paz también debe incluir diversión y distraimiento, y me acoplé a su rondo mientras jugaban al ratán-bol, con una pe-

lota de mimbre y descalzos», detalla. «En otra ocasión teníamos la intención de grabar un reportaje en Daca, sobre las condiciones de los talleres textiles en el país, para así recordar los 1300 fallecidos y fallecidas del accidente en el edificio Rana Plaza hace ya más de un año, la idea era además jugar una pachanga en las propias maquilas. Pero a unas pocas horas de entrar en Bangladesh, ya con el visado listo perdimos el pasaporte, y eso nos dejó en tierra de nadie, con la necesidad de ir a Nueva Delhi a solicitar uno nuevo, y cambiar de destino, porque India nos obligaba a salir del país de inmediato. Es cierto que la Embajada España en Delhi nos atendió muy bien», recuerda. No le han faltado los problemas con los visados, pasaportes y fronte-


ras: «Viajar por tierra implica una larga lista de batallas administrativas frente a la burocracia de las aduanas, aunque siendo españoles debemos sentirnos privilegiados en comparación con gente de otros países, como a los colegas nigerianos que vimos llorar suplicando por un papel para estar en la India. Por ejemplo, cruzar a pie la frontera entre Birmania e India es bien complicado. Se planteaba incluso imposible. Pero a base de dar el coñazo, mentiras piadosas y un poco de cara, logré pasar a la zona de Manipur, que es famosa por la guerrilla y los grupos armados que controlan el tráfico de opiáceos, armas y piedras preciosas. Al cruzar la valla destartalada que separa ambos países, y firmar el libro de registros, comprobé que era la persona vigé-

simo octava en lograrlo, y sin duda, el primer cántabro». Después de tantos meses lejos de casa Ricardo echa de menos todo «sobre todo lo que a veces he echado de más. Las croquetas de jamón, una sobrina maravillosa, de rabas y mostos con mis padres, calimotxos entre horas, subir en bici al faro de Cabo Mayor, la prematura sombra en Mataleñas, mi amado sol valenciano y al Racing en Primera». Ahora está en Moscú, mañana no tiene ni idea, pero el balón seguirá ahí. Un pase en largo o corto. Al pie o al espacio. «Está completamente prohibido pensar en el futuro durante este proyecto… La vuelta, los currículos, los masters, el INEM o las hipotecas. Ahora Ricardo es hoy, es distrito pachanga, y ya», así de claro. O de oscuro.


http://www.distritopachanga.com


Distrito Pachanga



Sin indulto

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Duning

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No está al alcance de cualquiera… pero deslizarse con cualquier vehículo por las dunas de cualquier desierto es un paraíso en la tierra para los amantes del volante… ¡Mucho mejor que tragar arena de las toallas en playas masificadas por turistas!

Museing También hay museos para los amantes del deporte y hay que conocer la historia de las disciplinas que nos gustan… El Museo de la Volvo Ocean Race, ubicado en Alicante, ha cerrado su segundo año de vida con 35.000 visitas… ¿Planazo, eh?

Consoling Verano, vacaciones, sofá, mando… Otro concepto de deporte. Sedentarismo y primer paso para jugar la liga del infarting.

Beachingvoley Un clásico del verano que se reinventa Una mezcla de del voleibol playa de toda la vida pero en versión mirón... No hace falta que la pelota sobrepase ninguna red, solamente es necesario encontrar las mejores fotos en internet.

Dominguering La versión aventura de los raids que consiste en ir de romería en romería por los pueblos sin GPS, carreteras secundarias de mala muerte, a lo loco y con más calimocho que gasolina.


Caballiting

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Una encuesta del portal de citas extramatrimoniales Victoria Milan arrojaba un curioso dato: los 6.000 hombres encuestados situaban la hípica como el deporte más sexy. El uniforme ajustado de las amazonas, el movimiento sensual al montar a caballo, las botas, la fusta… Eran algunos de los motivos que destacaban estos calenturientos machos.

Naufraging Felipe VI es un apasionado de la vela, al igual que lo fueron su padre, su abuelo y su bisabuelo. Aunque es imposible que la vela se quite su fama de elitista no resulta caro realizar cursos de iniciación, especialmente para los niños. En septiembre, Santander acoge el Mundial de clases olímpicas, una buena excusa para descubrir la vela. Hay que naufragar una vez en la vida… y mejor en verano.

Bikisurfing Surf, bikinis, playa y olas… Es un deporte que se juega en la mente de muchos hombres cada verano y que ha experimentado un gran auge. Existe también una versión de oficina que se disputa en invierno.

Azafating Visionar y puntuar las azafatas de eventos deportivos veraniegos se ha convertido en una extraña actividad para los jueces más estrictos del mundo del deporte. Los árbitros baboseantes con el pito en la boca están mal visto en cualquier disciplina.

Sirening Una modalidad de buceo que consiste en sumergirse en grupos de seis y encontrar una sirena. El verano pasado no volvió nadie, aunque uno de los deportistas se casó con un calamar.



LUIS AVÍN

MBA


LUIS AVÍN

MBA

Jabari Walker, el deslumbrante freshman de tal, tristemente breve, de un humilde muchacho del Duke (“un Grant Hill con tiro exterior”), elegido número ghetto al que a los 17 años se le estaba comparando 2 del draft por los Milkwaukee Bucks en este 2014, con Magic Johnson o Michael Jordan, un talento desrepresenta el último éxito de una tradición de la era comunal destinado al Olimpo de la NBA, que resultó moderna del baloncesto escolar USA, firmemente muerto en una trifulca de lo más trivial, a manos (así lo asociada a la ciudad de Chicago, que tuvo su simbódeterminó la justicia, al menos) de otros dos afroamelica puesta de largo cuando una de sus promesas más ricanos menores de edad, Billy Moore y Omar Dixon, rutilantes, Benjamin 'Benji' Wilson, logró ser nombraque siempre han negado que le asaltaran con intendo mejor jugador nacional en 1984, al tiempo que su ción de robarle: otra pelea de adolescentes desemboinstituto, Simeon HS, gacando en un absurdo, honaba por primera vez el rrendo, final. título estatal. Dixon, que cumplió Walker jugó tam15 años de condena por el bién para Simeon, consihomicidio, y ha vuelto a caer guiendo el campeonato en las redes del sistema pede Illinois durante cuatro nal USA (“Orange Is The cursos consecutivos, y el New Black”, recuerden), rerecuerdo del malogrado sulta ser nieto de uno de los Wilson, llevó a Jibari y patriarcas y arquitectos másus compañeros a añadir ximos del blues de Chicago, en su calzado la inscripel contrabajista de sesión ción 'Benji 25', en referenen Chess Records, y prolícia al número que lucía fico compositor Willie Dixon con el equipo, el mismo (1915-1992), un hombre dorsal que, años atrás, que sabía bastante más que “Puedo contarte el futuro antes de que ocurra había portado con orgullo mucho sobre maleficios de Y hacer cosas por ti que alegrarán tu corazón. otra leyenda de la Windy amor vudú, muchachos con Mirar al cielo y predecir la lluvia City baloncestística que mojo y ganas de pelea, y el Saber cuando una mujer ha cambiado de hombre. pasó también por Sisufrimiento humano en toYo soy ese, sí, yo soy ese Soy ese, soy ese. meon, el gran Derrick das sus manifestaciones. Yo soy ese que llaman el Séptimo Hijo.” Rose, líder de los actuaNo creemos en las ('The Seventh Son', de Willie Dixon) les Chicago Bulls. Muescasualidades de la vida, tras de respeto unánipero la conexión biográfica mes, y otro gran “What If…?” a las espaldas del basentre estos personajes resulta ciertamente sugerente ket americano, que nos trae a la memoria el caso de e inquietante, y para el autor de tantos y tantos clásiLen Bias. Pero las circunstancias específicas de lo cos inmortales, de 'Spoonful' a 'I'm Ready', de 'Back sucedido con Wilson hacen aún más penoso espeDoor Man' a 'Little Red Rooster', de 'I Just Want To cular con un futuro de estrellato “garantizado” del que Make Love To You' a 'You Can't Judge A Book By LookBenji Wilson nunco pudo disfrutar... ing At His Cover', debió de constituir una nueva (y muy El documental 'Benji: the true story of a dream dolorosa) prueba cabal –como si estas hicieran falta, cut short' (2012) –emitido en España hace unos claro está– de que la vida imita al arte. También en las meses por Canal+– narra al detalle la experiencia vicanchas.

http://youtu.be/UiQt5bWcg7E http://youtu.be/ZVAWrX1mHOY http://youtu.be/r_RWuMti_9E

LUIS AVÍN




40 años Por José Ramón Rodríguez Hace 40 años Gonzalo Aja estuvo muy de cerca de ganar el Tour de Francia, pero la memoria de los aficionados es demasiado selectiva y normalmente solo recuerdan al ganador. Aquel Tour de 1974 fue el quinto de Eddy Merckx, pero el Caníbal estuvo contra las cuerdas y fue este ciclista cántabro el que logró algo hasta entonces casi impensable. La ronda gala volvió en esta edición de 2014 a subir por Saint Lary, era la décima ocasión en la que llegaba a Pla D'Adet. «Recordaba todo y se me venía a la mente cada curva, cada instante», dice en alto, aunque lo está pensando, Gonzalo Aja. «Aquel día tenía previsto ponerme de líder casi con toda seguridad. Está mal que lo diga yo, pero era el corredor que mejor estaba subiendo en aquel Tour. Estaba segundo en la general a dos minutos de Eddy Merckx, que subía muy bien pero no era un escalador nato. Mi estado de forma era extraordinario y él estaba tocado. Se le podía ganar porque Merckx iba aquel año bastante justo. De hecho, en aquella etapa perdió casi dos minutos con Poulidor», explica el ciclista cántabro. A Gonzalo Aja no le dejaron llevar a la práctica aquel plan y enfundarse ese día el maillot amarillo hasta París. Un oscuro incidente le privó de un sueño, de una realidad. Ya nadie podrá saber de que hubiese sido capaz: «En aquella etapa salíamos también de Seu

Urgel, a diferencia de la edición de 2014, en vez de 125 kilómetros fueron unos 250, casi ocho horas de carrera, no tres y media o cuatro… ¡Ocho horas! Y casi nada más comenzar a rodar me vino por la derecha un corredor sin que yo pudiera verle y me embistió. No pude esquivarle ni hacer nada. Mala suerte. Caí encima de una piedra en la cuneta y me golpeé en el sacro… Viví un calvario, no podía sentarme en el sillín y quedaba toda la etapa por delante. Me esperaron siete compañeros del equipo KAS, me tenían que empujar, ayudarme, los árbitros me llamaban la atención… Poco a poco fui entrando en calor. Necesité 100 kilómetros para coger la cabeza y cuando enlacé estaba ya muy tocado. Llegué a Saint Lary hecho una cataplasma. Me puse a rueda de Merckx y le aguanté los primeros seis o siete kilómetros, lo más duro. Sólo me fijaba en la rueda de Merckx y aguantaba como podía el dolor… A López Carril y Poulidor ni les vi marchar… En los últimos tres kilómetros ya perdí todas mis opciones, me era imposible seguir y perdí casi tres minutos. Se me acabó el Tour allí y la ilusión que tenía ese día de ponerme de líder. O quién sabe si ganar el Tour», relata Aja. «Soñé muchos noches con ese día. Muchas», murmura. Poulidor ganó allí su última etapa del Tour, en


esta edición le han homenajeado por aquella victoria. López Carril llegó a 49 segundos, Merckx a 1:49, Aja a más de cuatro minutos y Agostinho casi a un cuarto de hora. El segundo puesto en la general lo tenía asegurado el cántabro antes de aquella etapa. Incluso la prensa internacional le daba muchas opciones de ganar el Tour. Si hubo o no una mano negra detrás nunca se sabrá. El corredor que le sacó de la carretera era belga, pero no del equipo de Merckx. «Seguro que él no estaba involucrado, pero pudo haber sido alguien de su entorno. Lo cierto es que se abrió y me embistió como un toro. Nunca lo podré saber, a no ser que tenga cargo de conciencia y confiese algún día», medita. Gonzalo Aja estaba siendo el mejor escalador de aquel Tour de 1974, aunque no ganó la Montaña. Lo había demostrado en varias ascensiones. En el Mont Ventoux le sacó 59 segundos a Merckx, aunque no terminaba allí la etapa se midió el tiempo de la subida y en otras ascensiones se había mostrado muy suelto. Era segundo en la clasificación general con una amplia ventaja sobre el tercero, le sacaba siete minutos a Raymond Poulidor, que finalmente, y casi como siempre, terminó siendo segundo. Al líder le tenía a dos minutos y 12 segundos. Si no llegan a lesionar al español hubiera recortado tiempo en aquella dura ascensión y todavía le quedaba una etapa corta con final en el Tourmalet para aguantar una contrarreloj, aunque el cántabro no era malo en ese tipo de etapas. Aja terminaría llegando a París quinto en la general y con unos sufrimientos tremendos. «La vida cambia en un segundo… Si ganas un Tour todo es diferente. Seguramente hubiese montado también una tienda de bicicletas, pero hubiese sido de otra manera», se lamenta. En aquella edición de la ronda gala había un nivel extraordinario, con ocho o diez superclase que podía ganar: Merckx, Van Impe, Agostinho, Panizza, López Carril, Thévenet…

Aja había planificado el Tour minuciosamente. Se puso en forma en la Vuelta a Normandía, hizo un gran Giro y en la Vuelta a Suiza ganó dos etapas dando un recital en la alta montaña. Al belga le preguntaron después por el rival más peligroso y no dudo en responder que solamente le preocupaba Gonzalo Aja. Todo un piropo de Merckx. Eso sí, el español no era el líder del KAS y el resto de figuras tenían a un equipo entero a su disposición. El de la etapa de Saint Lary no fue el único incidente extraño que tuvo el ciclista de Matienzo con Merckx. «En una Semana Catalana me ganó Merckx por segundos. La última etapa era una contrarreloj y estaba todo muy apurado. La organización daba los tiempos muy rápido y cuando llegué a meta marqué el mejor crono con bastante diferencia. Cuando llegó él tardaron en dar su tiempo más de un cuarto de hora… Algo extrañísimo. Los cálculos que hacía todo el mundo es que había hecho ocho o diez segundos más que yo, pero le dieron cuatro segundos mejor… Merckx cobraba mucho por salir en la Volta y yo nada», evoca. En el Tour también sufrió una expulsión injusta que ahora queda como anécdota: «En 1973 corrí mi primer Tour y hubiese hecho seguro entre los diez primeros si no llega a ser por otro desafortunado incidente. Estábamos en un grupo y todos se impulsaron en los faros del coche. Había corredores muy conocidos, así que el árbitro francés solamente me llamó la atención a mí. En caliente, le grité en español muy enfadado indicándole que también se lo dijese a los demás… El juez me apuntó en su libreta y pensé que me caería una multa. Mi sorpresa fue por la noche en el hotel cuando me comunicaron que me había expulsado de la carrera por remolque de coche. Al día siguiente le dije a varios de la organización: quédense con mi cara, que volveré. Y efectivamente, al año siguiente cuando iba segundo y dando espectáculo les pudo recordar aquello. Yo no necesito remolcarme ni nada. Aquí me tenéis».

Gonzalo Aja estuvo muy cerca de ganar el Tour de 1974, pero un extraño incidente le privó de la posibilidad de derrotar al mismísimo Eddy Merckx



La leyendas de la escalada Stefan Glowacz y Chris Sharma aunaron esfuerzos para completar una ruta inédita en la cueva Majlis al Jinn, en Omán, escalando desde lo más profundo de la Tierra hasta la superficie. Dos generaciones de escaladores, una nueva vía, un reto en el que nadie había pensando, un documental… Un viaje hacia la luz.



Majlis al Jinn está situada en una zona remota de la meseta de Selma a 1.380 metros de altitud, y muy Lejos de la civilización Los escaladores, por norma general, apuntan alto. No pueden mirar hacia abajo. En esta ocasión, no obstante, para el alemán Stefan Glowacz y el estadounidense Chris Sharma ha sido diferente. Ambos atletas descendieron a las entrañas de la Tierra. Más en concreto, a la gigantesca cueva Majlis al Jinn en Omán. Esta gruta es conocida como 'La cueva de la luz', aunque su nombre traducido del árabe significa 'el lugar de encuentro de los genios'. Es una de las diez cuevas más grandes del mundo y la segunda más alta del planeta. Fue descubierta por el fotógrafo y escritor estadounidense Don Davison Jr. y su esposa Cheryl Jones en 1983. La mujer dio nombre a la entrada principal de la cavidad, 'Cheryl', y la más 'accesible', aunque obliga a descender 48 metros de rápel. Aunque estos dos escaladores no utilizaron esta entrada, claro, sino una más complicada. Desde abajo, casi desde el infierno, si es que existe y está bajo nuestros pies, ambos deportistas escalaron el que probablemente es el mayor techo del planeta: 160 metros de altura. Dentro es estar dentro de una gigantesca catedral gótica de roca kárstica. Por extraño que parezca, a nadie se le había ocurrido afrontar este desafío antes. Quizá porque no era tan sencillo salir de semejante agujero haciendo escalada libre. «No tenía ni idea

de lo que era, pero estaba emocionado por un viaje a un lugar tan remoto con Stefan. Era algo de lo que llevábamos mucho tiempo hablando. Para mí era una oportunidad muy guapa, colgarme con alguien de su experiencia... una de las leyendas de mi infancia como escalador», asegura Chris Sharma. Stefan Glowacz es un experimentado escalador y alpinista alemán. Está considerado la leyenda de la escalada moderna en roca. «Siempre había querido realizar un proyecto con Chris Sharma. Es uno de los mejores escaladores del mundo. Cuando estuve en la cueva por primera vez vi que iba a ser tan difícil de escalar que era el proyecto ideal para realizar con Chris», narra el alemán. Entre el germano y el estadounidense hay una diferencia de casi veinte años, son dos generaciones de la historia escalada mundial. Cuando Sharma empezó a escalar, Glowacz ya era un reconocido deportista. Era un ídolo para el americano. Así que unirse en este proyecto fue una gran alegría para ambos. Stefan Glowacz ha sido tres veces campeón del evento Rock Master (además de padre de trillizos), segundo campeón del mundo en 1993 y miembro de diversas expediciones que han completado primeras ascensiones como la llamada 'Behind the Rainbow' (8b) en el Roraima Tepui, o la conocida como 'Take the longway home' (8a+) en la isla de Baffin. Chris Sharma, icono de la escalada actual, es un especialista que ha afrontado algunas de las rutas más difíciles de este planeta como 'La Dura Dura' (9b+) y la 'Jumbo Love' (9b). Estos dos súper escaladores fueron la pareja perfecta para sobreponerse a este desafío. Todo se grabó para un documental titulado 'Into the light' patrocinado por Red Bull, una firma siempre dispuesta a apoyar estar aventuras deportivas. Majlis al Jinn está situada en una zona remota de la meseta de Selma a 1.380 metros sobre el nivel del mar, al este de las montañas Hadschar en el Sultanato de Omán, en la península arábiga, a unos 100 kilómetros al sureste de la capital del país, la ciudad de Mascate. Una zona de muy difícil acceso. Se puede acceder a su interior a través de tres cráteres de colapso situados justo encima. La única manera de entrar en la cavidad es haciendo rápel, no hay accesos a ras de suelo. Además, sólo hay unas pocas rutas posibles que salgan de la cueva y solamente existen, de nuevo, en el techo de la caverna. La bóveda tiene tres ventanas o entradas. El techo está entre 120 y 160 metros por encima del suelo. El suelo de la caverna tiene un área de 310 metros por 225.


Chris Sharma se quedó absolutamente maravillado cuando se asomó por primera vez al borde del agujero que da acceso a la caverna en mitad de una tierra desértica. Desde ese punto, en el que los escaladores instalaron su campamento, debían realizar un impresionante rápel volado para descender los 160 metros de profundidad que los separaban del fondo de la cueva. El ahora famoso Felix Baumgartner realizó un espectacular salto base desde el borde de ese agujero en 2007 lo que da una idea de su profundidad. «Cuando miras abajo solamente ves un profundo agujero negro. Sólo si haces rápel te das cuenta, después del primer par de metros, de las auténticas dimensiones. En el fondo abajo del todo son 160 metros, y es un mundo completamente diferente. Es impresionante», explicaba Stefan Glowacz tras descender. Glowacz y Sharma escalaron desde la parte inferior de la cueva Majlis hasta la superficie exterior. Ninguno de ellos sabía qué iban a encontrar. Pudieron escalar alrededor de unos 300 metros en lo que fue, en su gran mayoría, techo horizontal. La nueva vía abierta por estas dos auténticas leyendas vivas de la escalada está compuesta por un total de 13 largos, con dificultades muy sostenidas situadas entre el 7c+ y el 8b+, 300 metros de recorrido y desplomes de 45 grados o más. Una aventura en toda regla en un escenario remoto y de gran espectacularidad. «Ha sido una experiencia sencillamente increíble el poder escalar la cueva Majlis al Jinn. El tipo y el carácter de la vía son únicos. Escalar desde las entrañas de la Tierra hacia la superficie es una de las cosas más impresionantes que he hecho en mi vida. Me siento orgulloso de haber tenido esta oportunidad y estar con Chris. Puedes decir que es el techo más grande de la Tierra. Quizás haya sido un récord del mundo, pero ese no era el objetivo», explicaba Glowacz. Sharma quiso destacar que «este proyecto es un hito en la escalada. Queríamos hacer una escalada inolvidable, con una ruta inolvidable, y eso es lo que hicimos. Ha sido un proyecto único y un viaje de los más impresionantes que he podido hacer como atleta.


«Siempre había querido realizar un proyecto con Chris Sharma. Es uno de los mejores escaladores del mundo», dice stefan Glowacz Además, la experiencia de compartir escalada con Stefan ha sido fantástica». Glowacz se lesionó gravemente las manos en una caída y no se recuperó de la lesión durante el apretado programa que se habían marcado para completar el proyecto. Esto dificultó las cosas aún más. Glowacz quedó relegado a un papel secundario mientras el joven Chris Sharma asumió el protagonismo de abrir los largos en estricto estilo libre. «Lo más difícil en escalada es hacer algo que no ha hecho nunca nadie antes. Cuando ya se ha hecho, es más fácil alcanzar ese punto, porque sabes que es posible. Queríamos terminar este reto en correcta escalada libre, es decir, utilizando la cuerda para evitar caídas y progresar sólo por la estructura natural de la caverna. La vía es muy guapa, en todos y cada uno de los metros de escalada. Había una sección de tres metros que era incapaz de conectar... Opté por encontrar un camino que rodease ese punto y terminó siendo un largo de 8a+ formidable. Quizás no tan espectacular como esperaba, pero al final el objetivo era escalar esta increíble cueva», comentaba Chris Sharma. Los vuelos del californiano en el interior de la cueva son algunas de las imágenes más espectaculares del vídeo, que termina con los dos escaladores emergiendo a la luz de nuevo por el agujero. Así termina 'Into the light'. Hacia la luz.


PISCI NAZO S REFRESCANDO MOTORES

Reportaje fotográfico: Citroën Sport, Volskvagen Motor Sport, RFEDA, Baja Aragón







de

La

leyenda Miguelín Purón Genial en la bolera, amante de la farra y el alcohol, y sobre todo una grandísima persona capaz de ayudar y hacer reír a todo el pueblo con sus ocurrencias


H

an pasado 57 años desde su muerte. No fue una estrella del fútbol o de un deporte de masas. No ganó títulos, ni dinero, ni estuvo en unos Juegos Olímpicos, pero todavía se le recuerda… Y ese es el mejor legado que puede dejar una persona. La leyenda de Miguel Purón ha sido mucho más grande que su pequeño cuerpecillo. Purón fue un alcoholizado George Best de los bolos, pero en feo, campechano y rural. Un tipo peculiar, genial dentro y fuera de los corros. Su deporte era una disciplina tan minoritaria como el bolo palma, deporte autóctono de Cantabria y de la zona oriental asturiana, pero esa figura del deportista entrañable con problemas con el alcohol, vividor e inconsciente de su talento es común a todos los deportes. Y a este perfil de figuras siempre se les mira o recuerda con aprecio. Optan por un camino diferente pese a que muchas personas quieran encauzarles. Miguel Purón Corral nació en Santander en 1910 y murió eso sí, en su querida Noriega (Asturias) en 1957. En esta localidad del concejo de Ribadedeva pasó su infancia. Era un niño revoltoso de una familia pudiente. Más tarde cursaría estudios de comercio en el internado de Limpias (Cantabria) donde trataron de inculcarle disciplina… Sin mucho éxito. Miguelín fue un hombre menudo de aspecto, humilde y sencillo en sus maneras, además de simpático y jovial. En el ambiente familiar y cercano era algo serio, pero iluminaba su personalidad cuando salía de su Noriega natal para pasar unos días fuera con motivo de alguna romería o algún viaje por el entorno más próximo (Llanes) o más lejano (Santander). Cuando dejaba la aldea solía alegrarse demasiado bebiendo más de la cuenta. En 1935 emigró a México y allí estuvo durante seis años. Su hermana había montado un bar en Veracruz y Miguelín se lo bebió todo. Cada semana enviaba a España un telegrama con el siguiente mensaje para su madre: «Estamos ganando fuertemente, manden perras». Dicen que nada más desembarcar en México se encontró en el suelo una moneda de oro y que Miguel Purón le pegó un punterazo tirándola al mar… Quizá pensó que aquello era una señal de que encontraría tanto oro que no le iba a hacer falta de nada. Siempre fue muy desprendido. Fue a su regreso a España cuando se convirtió en un glorioso jugador de bolos quedando dos veces Campeón de Asturias y participando en los Campeonatos de España de Sevilla y en los de la Plaza de Toros de Gijón,

en los que alcanzó un meritorio sexto puesto. Y es que era complicado aspirar a más, ya que Purón fue contemporáneo de los grandes jugadores asturianos de la época Lucas y Alberto Noriega de El Peral. También de los cántabros: Cianín, Rogelio González “El Zurdo de Bielva”, Modesto Cabello, Rilo, Gándara, Ico Mallavia, Salas y otros muchos. Miguelín popularizó la frase, utilizada todavía en la actualidad como refrán en la zona astur-cántabra: «Los indianos de hoy en día vienen de día y con coche, cuando vino

Una canción del grupo de rock Dalle está dedicada a la figura de este genial jugador de bolos Amante del vino y las romerías, fue tan buen jugador como persona. Dejó simpáticas anécdotas que todavía se recuerdan. No miraba por el dinero y le gustaba invitar a comer y a dormir a su casa a los más necesitados. Miguelín vino andando y por la noche». No era extraño verle caminar por la carretera haciendo eses de regreso tras alguna parranda… ¡Y pocos volvieron de México más pobres de lo que fueron! Anécdotas y frases ha dejado muchas. Por ejemplo una forma singular de anunciar el tiempo: «Cuando el sol sale por capirucho puede nevar, llover poco o mucho o nada, o quedarse el tiempo como estaba». Su peculiar humor le permitía afirmar: «El chiste tiene que ser corto». Y a continuación reírse de sí


mismo a carcajadas, por su escasa estatura. El genial Modesto Cabello contaba una simpática anécdota de Miguel Purón y sus andanzas nocturnas: «Un sábado nos le encontramos comiendo en Panes. Nosotros acabábamos de jugar un concurso muy importante. El ganador se llevaba mil pesetas de entonces y el segundo, 500. Aunque había que ir dos días y quedarse a dormir, porque en aquella época ni los coches ni las carreteras eran como ahora. Comíamos siempre en el Restaurante Comporto y allí estaba Miguelín. Le dejamos borracho como una cuba y nos fuimos porque al día siguiente teníamos que jugar un desafío mano a mano Ramiro González y yo en Cabezón de la Sal. Cuando llegamos a Cabezón, ya desde antes de cruzar la puerta del bar, le escuchamos cantar… pero no dábamos crédito. Eran las nueve y media de la mañana y ya estaba allí canica… ¿Pero cómo has venido Miguelín? Le pregunté extrañado. Desde Panes a Unquera hemos ido andando y de Unquera a Cabezón vine dando un paseo, me dice. Así era». En una ocasión, entró al bar y escuchó que comenzaron a criticarle en alto por llevar fuera del pueblo varios días de juerga y él respondió sin pensarlo: «No sé si vender las vacas o meter un criado». Otra vez se cayó de la bicicleta delante de todos los vecinos que salían de misa, al levantarse tan campante dijo: «Cada uno tiene su forma de apearse». Miguelín no miraba por el dinero, tenía un gran corazón y por eso era corriente que llevara a comer a su casa familiar, un caserón del siglo XVIII de típico estilo montañés, a los pobres que encontraba en sus andanzas. En muchas ocasiones también se quedaban alo-

jados allí varios días y no faltaba comida caliente. Trataba igual a todo el mundo, sin distinguir entre ricos y pobres y ayudaba a arar la tierra a los vecinos que no tenían carro o animales. Miguelín gozó del aprecio de sus vecinos por su simpatía y generosidad y por ser un gran jugador de bolos… Su debilidad con el alcohol hizo que falleciera muy joven y quizá le privó de algún éxito deportivo mayor. En sus frecuentes escapadas de Noriega, le invitaban a cenar por su simpatía aunque siempre gastaba bromas pesadas. Solía decir que había cenado de primero sopa valiente… porque de gallina no tenía nada. Después de las romerías le encontraban en el pajar más próximo. Allí se acostaba un rato y proseguía sus andanzas por los bares. Le gustaba contar que él dormía poco porque dormía deprisa. Ya muy enfermo, el cura del pueblo entró en su habitación a visitarle. Purón gritaba como loco en cuanto asomaba la cabeza el párroco: «¡No quiero cuervos!». El cura le respondía: «Hombre, Miguelín, ya sé que no me quieres, pero es que te vengo a ver». El jugador no dejaba de vacilarle con preguntas tipo «¿Si Dios lo ve todo por qué entonces sabe usted tan poco?». Miguel Purón falleció en Noriega en el año 1957, pero su recuerdo quedó para siempre. En 1964, a iniciativa de Melchor Camacho y Ambrosio Torre se creó el Memorial Miguel Purón de bolos en Noriega, que anualmente recuerda y engrandece la memoria del que ha sido hasta la fecha la leyenda más significativa de los bolos en la Comarca AsturOriental. Ese mismo año se creó también una peña bolística que lleva su nombre.


El grupo cántabro de rock Dalle compuso un tema dedicado a este peculiar jugador de bolos en 2007. La canción se titula ‘Miguel Purón’ y la idea de escribirla surgió gracias al guitarrista Carlos Martínez, que tiene familia en Noriega (Asturias), y escuchó de niño las peripecias de este personaje tan querido. Con esta composición quisieron reflejar esa figura del perdedor simpático, que resultaba perfecta para una canción de rock.

MIGUEL PURÓN SUENA POR MEGAFONÍA AL TIRO MIGUEL PURÓN CUARENTA AÑOS DE VIDA REAL MARCADOS POR EL ALCOHOL. SU MEJOR AMIGA, LA BOTELLA ESA FUE SU PERDICIÓN. CAMPEONATO DE ESPAÑA, AÑO NO SÉ CUAL, ESTABA LAVANDO EL VIENTRE EN LA BARRA DE ALGÚN BAR. DOMINABA LOS BOLOS COMO EL QUE MÁS TODA SU VIDA FUE HUMILDE HASTA “PÁ“ GANAR. LOS INDIANOS QUE AHORA VIENEN VAN POR EL DÍA Y CON COCHE PERO VINO MIGUELÍN VINO ANDANDO Y POR LA NOCHE. POBRES Y MENDIGOS SE SIENTAN A CENAR ESTABAN LLORANDO TODOS TU GRAN AMISTAD. EL ROBLE Y LA TORRE NO TE PUEDEN OLVIDAR DÍME HACIA DÓNDE, DÍME, PARTIRÁS. PERDONA MIGUELÍN PERDONA POR ESTE HUMILDE ROCANROL. CONOCERTE HUBIERA SIDO HUBIERA SIDO MEJOR Y YA SOLO QUEDA DARTE DARTE LA EXTREMAUNCIÓN.


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En mayo de 1949 Sicilia acogió la salida y las primeras dos etapas de la edición número 32 del Giro. El periodista y escritor Dino Buzzati fue el corresponsal del Corriere della Sera en la prueba y este libro recoge sus 25 crónicas de la carrera, que son mucho más que relatos deportivos. Aquel Giro se desarrolló en un contexto histórico único: el progresivo acercamiento del Giro al sur de Italia, en la tierra del bandido Giuliano, para subrayar la renovada unidad nacional teniendo como telón de fondo la reconstrucción posbélica de un país empobrecido y destrozado por la guerra. Dos semanas después de la tragedia del Gran Torino, desaparecido para siempre entre las nieblas de Superga, el 18 de mayo desembarcaron en Palermo 102 ciclistas, entre ellos los míticos Fausto Coppi y Gino Bartali, los gigantes del ciclismo italiano, cuya rivalidad adquiere tintes de alegoría bélica y que le sirven a Buzzati para ofrecer un ejemplo impecable de periodismo literario. Los veinticinco artículos pueden y deben leerse como un largo relato. Ahora gracias a la traducción de David Paradela y a la editorial Gallo Nero podemos disfrutar de ellos en castellano.

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Un gran equipo Comedia ligera de fútbol. Tan ligera que sorprende mucho que firmen cuatro guionistas. La historia les sonará bastante y no resulta demasiado original. Lo hemos visto una y mil veces ya sea béisbol, fútbol americano o cualquier otra disciplina deportiva: Patrick, una antigua estrella de fútbol, ve cómo a los cincuenta años ha fracasado estrepitosamente en su intento de dar un nuevo giro a su vida. Sin empleo, alcohólico y arruinado, ya no tiene ni siquiera el derecho de ver a su hija. Obligado por un juez a encontrar un empleo estable, su única salida es ir a una pequeña isla bretona para entrenar al equipo de fútbol local. Si ganan los próximos tres partidos reunirán el dinero suficiente para salvar de la bancarrota a la industria de la isla, en la que trabaja la mitad de la población. El obstáculo que debe superar Patrick es enorme: transformar a los pescadores en futbolistas casi profesionales. Es una película corta y sencilla, de esas de sobremesa para los más futboleros. Sin pretensiones. Tampoco es que la filmografía de Dahan esté plagada de peliculones: ‘Ríos de color púrpura 2’ y cosas así. Ahora está de esteno con el culebrón ‘Grace de Mónaco’. Omar Sy, ya lanzado al estrellato internacional tras ‘Intocable’, es lo mejor de toda la cinta. El éxito de ‘Bienvenidos al norte’ ha hecho tanto daño al cine europeo como Masterchef a las cocinas hogareñas. Viendo la cinta, resulta inevitable recordar a la selección francesa que ganó el Mundial de 1998... Existe más de un guiño a aquel equipo multirracial que supo reavivar el espíritu nacional galo. El mensaje buenrrollistasiempre de este tipo de cine es el mismo siempre: juntos podemos y tal, pero las barriadas más míseras de París arden en llamas cada vez más a menudo. En este equipo de pueblo también hay blackblanc-beur (negro, blanco y magrebí)... Todos en perfecta armonía goleadora.

TÍTULO ORIGINAL ‘Les seigneurs’ (2012) PAÍS Francia DIRECTOR Olivier Dahan DURACIÓN 97 minutos GUIÓN Philippe de Chauveron Marc de Chauveron Isaac Sharry / Olivier Dahan MÚSICA Guillaume Roussel FOTOGRAFÍA Alex Lamarque PRODUCTORA Vito Films REPARTO Jose García, Omar Sy y Jean Pierre Marielle


Batiburrillo

El verano invit a al turismo, a entrar en los m cara a cara c useos y encon on el arte con trarte temporáneo... en Bahréin de La colección McLa staca por su u ren so cromático y espacial. Es pectacular.

La Cifra

14 Fueron las paradas del portero de Estados Unidos Tim Howard en el partido de cuartos de final del Mundial de Brasil ante Bélgica. El guardameta superó las 13 de Quiroga, portero de Perú, contra Holanda en 1978.

«El boxeo desgarra a losescritores y les inspira párrafos brillantes».

James Ellroy,

Escritor

Sabías que... Nathanael Herreshoff fue uno de los grandes diseñadores de barcos de la historia Este arquitecto naval estadounidense construyó en 1876 el primer catamarán de regata, el Amaryllis. Pese a sus brillantes prestaciones, fue injustamente marginado en su tiempo. Tras humillar al resto de yates en su primera regata, los rivales reclamaron alegando que el catamarán no tenía camarote... Herreshoff contestó poniendo una lona en la botavara, que no bastó.


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