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Colegio Áleph
Óscar Borasino
Así como ver la final del fútbol solo, en casa, en ropa interior y por televisión es muy distinto que asistir como barrista al estadio a un decisivo partido de la Copa Mundial de Fútbol, asistir al colegio por TV o PC para clases virtuales, de modo solitario, desde el hogar, conforma una experiencia emocional, social, sensorial, mental y espiritual totalmente distinta. El contexto espacial-social con sus características y el usuario dentro de él conversan de modo consciente e inconsciente. El espacio construido habla, transmite una visión, expectativas, confort; y mientras más cercanía haya entre la propuesta pedagógica de una institución educativa y el diseño del espacio y sus instalaciones, más se reforzarán mutuamente los valores de ambos.
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Por ejemplo, una sala de clases ordenada, limpia, clara, no-cuadriculada, transparente, con una distribución de muebles y materiales cuidadosamente seleccionados y colocados para provocar a los alumnos, genera una sensación de seguridad y orden, y transmite a los estudiantes el mensaje de que se ha pensado en ellos y su bienestar a la hora de diseñarla y organizarla. A su vez, los inspira a mantenerla como tal, más aún si la cultura escolar enfatiza el valor de la convivencia armónica y respetuosa entre todos sus estudiantes. En el Colegio Áleph no hay bullying, y jamás se ha destruido algún material que los estudiantes de un salón dejaran expuesto en salas o plazas luego ocupadas por otros.
Los padres que entran al Colegio Áleph por primera vez quedan impactados aun en ausencia de alumnos, porque el ambiente habla, porque estimula su imaginación, su sensación de bienestar y su sentir de que este es un excelente lugar para educar a sus hijos.
La transparencia de paredes y puertas sin llave y el uso simultáneo de espacios interiores y exteriores del aula producen la sensación de que el adentro y el afuera son parte de la misma vivencia educativa; que ver de afuera hacia adentro o desde adentro lo que pasa afuera es una forma de honestidad, una valoración al compartir sin esconder nada, por parte de profesores y alumnos. Además, nutre la diversidad de escenarios en los que pueden circular los estudiantes. Esto explica también la circularidad del conjunto del espacio escolar, las formar curvadas de sus paredes, que se reiteran en su primer edificio de aulas y los anexos circulares para arte y psicomotricidad para producir la sensación de un abrazo de todos con todos al interior de la comunidad.
Aun dentro de las limitaciones del tamaño del terreno, el cuidado por tener áreas verdes bien distribuidas contribuye a la sensación de valoración y respeto por la naturaleza, uno de los temas curriculares que los alumnos abordan continuamente en sus clases y proyectos.
Como se observa, el diálogo entre el arquitecto que diseña el espacio escolar y la propuesta pedagógica se vuelve imprescindible antes de colocar un solo ladrillo, porque es la mejor manera de asegurar que aquello que motiva a los gestores quedará representado en la infraestructura física.
En el caso del Áleph estamos muy agradecidos por haber conocido, viajado y diseñado el colegio bajo la inspiración del arquitecto Oscar Borasino, quien ha sabido reflejar fielmente, en la infraestructura, la propuesta pedagógica de sus promotores. León Trahtemberg
1 Plan general, piso 1. 2 Espacio interior primaria, piso 1. 3 Edificio de servicios, piso 2. 4 Espacio interior primaria, piso 2. 5 Vista desde el área de deportes. 6 Plan general, piso 2. 7 Aula típica. 8 Cortes de aulas. 9 Detalle de jardinería. 10 Fachada de entrada principal. 11 Anfiteatro, ingreso.
Óscar Borasino estudió arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería. Trabajó en la oficina de Cooper-Graña-Nicolini durante seis años y en 1980 inició su práctica independiente. Es profesor de Diseño Arquitectónico en Arquitectura PUCP. Ha recibido el premio internacional de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, en 1992, y el premio nacional de arquitectura Hexágono de Oro, Perú, en 1992 y 2004. Colabora regularmente con Ruth Alvarado en OB+RA, en encargos privados y concursos nacionales e internacionales. Es miembro activo de la comunidad de diseño del Perú y participa en seminarios, exposiciones, jurados y bienales.
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La obra se ubica en la urbanización Huertos de Villa, en el distrito de Chorrillos, una zona alejada del bullicio de la ciudad y cercana a los Pantanos de Villa. La propuesta contempló la construcción un colegio de educación básica regular —primaria y secundaria— en dos etapas. En el Colegio Áleph hay una relación muy estrecha entre arquitectura y pedagogía: los alumnos aprenden haciendo mediante proyectos de investigación, algo que se busca propiciar con la espacialidad del proyecto.
La primera etapa está compuesta por dos volúmenes de dos niveles cada uno. El primer volumen se concibe como una gran espiral y está dirigido a estudiantes de educación inicial y primaria. Cada nivel está conformado por cuatro aulas que convergen en un espacio central, una plaza, un lugar de confluencia que cuenta con atelieres en donde los niños ponen en práctica sus proyectos y, afirmando el sentido de pertenencia, exhiben los trabajos ante compañeros, padres y maestros. El espacio radial que se genera en el interior del edificio propicia que las aulas estén frente a frente; así se genera un espacio dinámico e interacción entre los alumnos, lo cual se logra, además, gracias al uso de transparencias. En el primer nivel se ubican los grados de prekínder a segundo de primaria, así como un taller de arte y drama, y un área administrativa; se accede a través de un espacio amplio que contiene un anfiteatro para diversas actividades y conecta con el segundo nivel. En el segundo nivel se encuentran los grados de tercero a quinto de primaria, así como un laboratorio de ciencias naturales, talleres de arte, música y una biblioteca. La circulación vertical se da mediante dos escaleras.
El segundo volumen presenta una forma longitudinal. En el primer nivel están el comedor y los espacios que le sirven; el segundo nivel está destinado a aulas de soporte como las de música y teatro, y los laboratorios.
Para 2023 se proyecta construir la segunda etapa. El nuevo volumen de forma lineal albergará aulas para secundaria, talleres de diseño, un taller de mecánica, un polideportivo y un anfiteatro. En el interior habrá un espacio longitudinal aterrazado de doble atura para la interrelación y el aprendizaje constante entre los alumnos de los distintos grados. El techo servirá de área de expansión para recreación pasiva o activa.
Arquitecto
Óscar Borasino Peschiera
Año de construcción
2014
Colaboradores
Vhal Del Solar Edwin Retuerto Martínez Andrea Wong Zevallos
Área del terreno
12 971,20 m2
Superficie construida
6682,77 m2
Fotografías
Renzo Rebagliati