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contraluz DANUBE REVISITED
KOLDO CHAMORRO ANDRÉS DUQUE
#36
editorial Diálogo entre los márgenes del tiempo y el espacio
C
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omienza Javier Ortiz Echagüe su artículo de Modos de Ver en estas páginas con una cita de William Faulkner: “El pasado no muere nunca. Ni siquiera es pasado”. Sobre esa premisa se puso en marcha en 2002 el ambicioso programa Tender Puentes, desde el que se invita a fotógrafos de la talla de Joan Fontcuberta o Pierre Gonnord a establecer un diálogo a través de la imagen con fondos antiguos del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra, tendiendo así puentes entre la fotografía del pasado y la del presente. Y son precisamente esos términos –puentes, diálogo, pasado y presente– los que articulan todos los contenidos del número 36 de contraluz. Las participantes en esa aventura llamada Danube Revisited: The Inge Morath Truck Project también tienden puentes sobre el Danubio para establecer un diálogo a través del tiempo con Inge Morath. Embarcadas en un camión-galería, las ganadoras del Inge Morath Award remontaron este río en 2014 para devolver a sus comunidades lo que la mítica fotógrafa había capturado décadas atrás y, de paso, aportar nuevas miradas. El resultado se puede contemplar en la exposición Gazes on the Danube: In the steps of the Inge Morath, promovida por Fundación Telefónica. Y contraluz les abre ahora sus páginas para invitarlas a confrontar este nuevo proyecto con aquellas imágenes que las vincularon a la primera mujer que ingresó en la prestigiosa agencia Magnum. Por su parte, Richard Tuschman tiende un viaducto entre medios de expresión para vincular su fotografía con la pintura de artistas como el estadounidense Edward Hopper; mientras que Gabriel Tizón conecta el pasado bélico europeo con el presente a través de la situación actual de los refugiados; y Jordi Pizarro se vale de la fe para recorrer distintos credos religiosos. Y otro fotógrafo cuya presencia se venía intuyendo en varios reportajes de números anteriores es Koldo Chamorro, maestro de la ironía en blanco y negro que buscó con sus imágenes la comunicación entre el momento que le tocó vivir y las motivaciones ancestrales de las tradiciones religiosas. En este número son otros los fotógrafos que dialogan con Chamorro: David Artigas, Clemente Bernad, Jaime Martín, José Antonio Tejero y Juan Manuel Castro Prieto, quien rememora sus conversaciones con Koldo acerca de la objetividad. Ambos coincidían en que un fotógrafo solo puede ser subjetivo. Y añadiremos que también un cineasta. Al menos uno como Andrés Duque, último ganador del Gran Premio Punto de Vista con su película Oleg y las raras artes (2016), donde, como hiciera en su opera prima Iván Z (2004), establece un diálogo con un pasado cercano pero ya remoto. El cine artesanal y con tintes oníricos de Duque se enmarca en la no ficción, pero en absoluto en el documental objetivo, más bien responde a una forma de expresión de emociones íntimas. Y también desde el cine, el fotógrafo navarro Patxi Uriz, reciente ganador del Goya al mejor cortometraje documental por Hijos de la Tierra, propone a través de este filme un diálogo con el planeta a partir de la naturaleza y de la alquimia. Y de la misma forma que hace 5W, revista de fotoperiodismo de reciente creación especializada en “crónicas de larga distancia”, desde contraluz volvemos a tender puentes entre distintos espacios y tiempos, entre la foto y el cine, la imagen y el texto, en definitiva, entre distintas miradas que comparten una voluntad por dialogar con el mundo a través de las historias humanas.
Andrés García de la Riva Director
contraluz
#36, junio 2016. Director: Andrés García de la Riva. Consejo de Redacción: Natalia Ardanaz Yunta, Cristina Núñez Baquedano, Andrés G. de la Riva. Diseño y maquetación: Cristina Núñez Baquedano. Colaboran en este número: Fundación Telefónica, David Artigas, Clemente Bernad, Juan Manuel Castro Prieto, Jaime Martín, Jose Antonio Tejero, Javier Ortiz Echagüe, Maribel Izcue. Traducciones: Bernadette Doherty. Impresión: GraphyCems. Agradecimientos: Eva Solans, María Brancos, Oihane-Ikunde Chamorro, Rosa Mª Pérez Bardot, Javier Armendáriz, Elena Domench, Irene Domench, Colectivo 5W, Palacio del Condestable. Depósito Legal: Na-915/1996. contraluz es una publicación gratuita editada por la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra. La AFCN no se hace responsable de las opiniones de sus redactores y colaboradores. Fotografía portada: Lurdes R. Basolí. La sucursal del cielo, 2010. Fotografía contraportada: Claire Martin. Selections from The Downtown East Side, 2010. Contacto revista contraluz: contraluzrevista@gmail.com. Blog: revistacontraluz.agrupacionfotonavarra.com. Dirección y Administración: Domicilio social de la AFCN: c/ Río Urrobi, 3 - 31005 Pamplona. Teléfono: 948 247 433 www.agrupacionfotonavarra.com.
sumario en portada
danube revisited:
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#36
The Inge Morath Truck Project
el cuaderno de
richard tuchman
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flashback
koldo chamorro
32
portfolios
gabriel tizón/jordi pizarro
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44 32
foto fija
patxi uriz. hijos de la tierra
60
la butaca de
andrés duque
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W5
crónicas de larga distancia
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DANUBE REVISITED The Inge Morath Truck Project
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nge Morath comenzó su carrera como fotógrafa bajo el falso nombre de Egni Tarom, para ocultar su condición de mujer. En 1955 enseñó sus fotos a Robert Capa, haciéndolas pasar por las de un fotógrafo desconocido. Al aprobarlas Capa, Morath admitió que eran suyas; él la invitó a incorporarse a la agencia Magnum. Fue la primera mujer en hacerlo. Aunque Morath raramente se pronunciaba respecto a la influencia de su sexo en su trabajo como fotógrafa, la secuencia descrita es reveladora de los obstáculos con los que se encontró en su carrera de fotoperiodista. Poco después de su muerte en 2002, los miembros de Magnum crearon el Inge Morath Award, un premio que tiene el objetivo de apoyar y reconocer a las mejores fotodocumentalistas jóvenes de todo el mundo. En 2012, tres de las ganadoras del premio se conocieron en la galería salzburguesa que en su día representó a Inge Morath: Fotohof. Kurt Kaindl, su dueño, trabajó muy de cerca con Inge, especialmente en sus viajes por el Danubio, río que fotografió a lo largo de casi 50 años. Durante este encuentro en Fotohof se concibió el proyecto Danube Revisited: The Inge Morath Truck Project, al que se invitó al resto de las ganadoras del premio. Olivia Arthur, Lurdes R. Basolí, Kathryn Cook, Jessica Dimmock, Claudia Guadarrama, Claire Martin, Emily Schiffer y Ami Vitale unieron sus fuerzas para hacer este sueño realidad. El road-trip fotográfico tuvo lugar en el verano de 2014. Durante seis semanas viajaron a lo largo del río acompañando a un camión en cuyo interior se exponía el Danubio en blanco y negro, fotografiado por Inge Morath. La galería itinerante devolvió las fotografías de Inge a las comunidades donde fueron tomadas, desde el nacimiento del Danubio, en la Selva Negra, hasta su delta, en las costas rumanas del mar Negro. A su vez, las ganadoras del premio, las ocho fotógrafas, realizaron un nuevo trabajo sobre el Danubio, cada una con su mirada particular, retomando así el legado de la pionera de Magnum. A lo largo de este viaje realizaron también actividades relacionadas con la fotografía del lugar y con las fotógrafas locales: revisaron portfolios para sumar nuevos trabajos a la exposición colectiva, organizaron proyecciones nocturnas junto al camión, dieron charlas e invitaron a cuatro fotógrafas oriundas de los países que cruza el río a acompañarlas durante una parte del viaje: Zsófia Pályi, Vesselina Nikolaeva, Boryana Katsarova y Eugenia Maximova. Hubo otras mujeres que hicieron posible el éxito del road-trip: Chiara Fossati (Italia), conductora del camión y fotógrafa; Maria Bayer (Alemania), coordinadora del tour y fotógrafa; Anna Gormley (Reino Unido), coordinadora de contenidos y de fotografía local, y Jessie Carlson (Estados Unidos), canguro de las hijas de las dos fotógrafas madres, y fotógrafa también ella misma. Las acompañaron también tres hombres: los españoles Javier Barbero y Lucas Vázquez de la Rubia, respectivamente realizador y sonidista del documental que se grabó durante el road- trip, y el escritor búlgaro Dimiter Kenarov, que pasó con ellas las cinco semanas. El resultado del proyecto culmina con la exposición Gazes on the Danube: In the steps of the Inge Morath, organizada y producida por Fundación Telefónica. La exposición, que recoge casi 150 imágenes, unas 60 hechas por la misma Inge Morath en sus viajes por el Danubio y el resto, las realizadas por las ocho fotógrafas, podrá verse en el Espacio Fundación Telefónica (Madrid) a partir de junio. La muestra relaciona el trabajo de Morath con el de las nuevas imágenes creadas por las fotógrafas galardonadas. Tomando el río como el tema central que lo unifica y conecta todo, el proyecto genera un interesante diálogo entre el pasado y el presente de uno de los símbolos por antonomasia de la identidad europea.
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nge Morath started her career as a photographer under the pseudonym of Egni Tarom to hide the fact she was a woman. In 1955 she showed her photos to Robert Capa, as if they were the work of an unknown photographer. After Capa had given his approval and Morath admitted they were hers, he invited her to join the agency Magnum. She was the first woman to do so. Even though Morath rarely referred to the influence of being a woman on her work as a photographer, the sequence described reveals the obstacles which she encountered in her career as a photo-journalist. Shortly after her death in 2002 the members of Magnum created the Inge Morath Award, aimed at supporting and recognising the best young photojournalists throughout the world. In 2012 three of the prize-winners met in the gallery in Salzburg which at the time represented Inge Morath: Fotohof. The owner, Kurt Kaindl, had worked very closely with Inge, especially on her trips along the Danube, a river she photographed over a span of nearly 50 years. This encounter in Fotohof saw the inception of the project Danube Revisited: The Inge Morath Truck Project, to which the rest of the award-winners were invited. Olivia Arthur, Lurdes R. Basolí, Kathryn Cook, Jessica Dimmock, Claudia Guadarrama, Claire Martin, Emily Schiffer and Ami Vitale joined forces to make this dream come true. The photographic road-trip took place in the summer of 2014. For six weeks they travelled along the river accompanied by a truck, the inside of which they used to display the Danube in black and white, as photographed by Inge Morath. The itinerant gallery returned Inge’s photos to the communities where they had been taken, from the source of the Danube in the Black Forest to its delta, on the Rumanian coasts of the Black sea. In turn, the prize winners, the eight photographers, undertook a new work on the Danube, each with their particular outlook, retrieving the legacy of the pioneer of Magnum. Throughout the journey they also did activities related to the photography of the location and with local photographers: they reviewed portfolios to add new work to the collective exhibition, they organised nocturnal projections next to the truck, they gave talks and invited four native photographers from the countries which the river crosses to accompany them for part of the trip: Zsófia Pályi, Vesselina Nikolaeva, Boryana Katsarova and Eugenia Maximova. There were other women who made the success of the road-trip possible: Chiara Fossati (Italy), driver of the truck and photographer; Maria Bayer (Germany), coordinator of the tour and photographer; Anna Gormley (United Kingdom), contents and local photography coordinator, and Jessie Carlson (United States), child-minder of the daughters of the two mothers among them and a photographer herself. Three men also accompanied them: the Spaniards Javier Barbero and Lucas Vazquez de la Rubia, filmmaker and soundman respectively of the documentary which was recorded during the road-trip, and the Bulgarian writer Dimiter Kenarov, who spent five weeks with them. The result of the project culminated in the exhibition Gazes on the Danube: In the steps of the Inge Morath, organised and produced by Fundación Telefónica. The exhibition, which includes nearly 150 pictures, about 60 of them by Inge Morath herself on her trips along the Danube and the rest, done by the eight photographers, can be seen in the Espacio Fundacion Telefonica (Madrid) from June. The sample connects Morath’s work with the new images created by the award-winning photographers. Taking the river as the central theme that unifies and connects everything, the project generates an interesting dialogue between the past and the present of one of the symbols par excellence of European identity.
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The Middle Distance, 2007.
Olivia Arthur (England, 1980). Received the Inge Morath Award
in 2007 for her project The Middle Distance, about women who live between the frontier of Europe and Asia, attempting to explain the education that they receive on both sides of the border, in search of a response to this cultural division. “Danube Revisited grew out of an encounter at an exhibition in Salzburg between three of us who realised that we shared the same enthusiasm for photography and adventure. We had been honoured in the name of a photographer who had passed away before any of us had had the chance to meet her. Without knowing it she
had helped us all in our careers and work and she had brought us together. We felt an urge to take this thing further, to do something together and also to honour her in return. What started as a loose idea to make a journey and reach out to other photographers, grew into a project with a travelling exhibition, meetings, experiences way beyond our expectations. We crossed countries and cultures, mixed the past with the present and showed people (not least ourselves) that with a lot of determination and a bunch of tough women, you can achieve a lot�.
“In and out of love”, 2014 Olivia Arthur
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Olivia Arthur (Inglaterra, 1980). Recibió el Premio Inge Morath en
el año 2007 por su proyecto The Middle Distance, un trabajo sobre las mujeres que viven entre la frontera de Europa y Asia, intentando explicar la educación que reciben a ambos lados de la frontera, en busca de una respuesta a esta división cultural. “Danube Revisited surgió de un encuentro que mantuvimos tres de las participantes en una exposición en Salzburgo, y nos dimos cuenta que compartíamos el mismo entusiasmo por la fotografía y la aventura. Hemos homenajeado a una fotógrafa que falleció sin que ninguna de nosotras tuviera la oportunidad de conocerla. Sin
darnos cuenta, ella nos ha ayudado en nuestras carreras, proyectos y nos ha conectado. Sentimos la necesidad de llevar esto más allá, haciendo algo juntas y, por supuesto, homenajearla. Lo que empezó como una vaga idea sobre como hacer un viaje y llegar a otras fotógrafas, fue creciendo hasta convertirse en un proyecto con una exposición itinerante, encuentros y experiencias que superaron nuestras expectativas. Atravesamos países y culturas, entrelazando el pasado con el presente y mostramos a la gente (y a nosotras mismas), que con determinación y la fuerza de un grupo de mujeres, puedes conseguir muchas cosas”.
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La sucursal del cielo, 2010.
Lurdes R. Basolí
(España, 1981). Recibió el Premio Inge Morath en el año 2010 por su proyecto La sucursal del cielo. “Un expediente visual que permite distinguir el semblante de una sociedad que no conoce el espanto por temor a reconocer su verdadera naturaleza ontológica: ser ambas cosas: víctima y victimario. La genuina tragedia, como fantasma que no tiene conciencia de su propia muerte, es no ser capaces de reconocer la naturaleza trágica. La verdadera tragedia es no tener tragedia”. Gerardo Zavarce. “Danube Revisited: The Inge Morath Truck Project es para mí una acción y una celebración de la fotografía que invierte procesos tradicionales o instaurados y también una experiencia vi-
tal transformadora y de plenitud. Durante el road-trip creció en mí una consciencia de mujer que permanecía escondida en algún rincón de mi ser que hoy en día sigo explorando desde la imagen. Desde que se gestó la idea hasta hoy han pasado cuatro años. A pesar de la enorme gestión y desgaste que ha supuesto el proyecto a lo largo de todo este tiempo la compensación es muy satisfactoria. A nivel profesional, tanto en lo que fotografío como en mi metodología de trabajo, hay una huella y un aprendizaje. En lo personal ha provocado una profunda reflexión sobre lo que significa vivir en comunidad y el papel de la mujer. El viaje del Danubio va conmigo dentro”.
“My Danube”, 2014
Lurdes R. Basolí
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Lurdes R. Basolí (Spain, 1981). Received the Inge Morath Award in 2010 for her project La sucursal del cielo: “it ‘s a visual record that makes it possible to distinguish the expression of a society that has no experience of horror, for fear of recognizing its true ontological nature: of being both things – victim and victimizer. The genuine tragedy, like a spectre unconscious of its own death, is not to be capable of recognizing tragic nature. True tragedy is no tragedy”. Gerardo Zavarce. “Danube Revisited: the Inge Morath Truck Project is for me an action and a celebration of photography which inverts traditional or established processes and has also been a vitally transforming
and fulfilling experience. During the road-trip there grew inside me an awareness of woman that had been hidden in a corner of my being, which even today I continue to explore through images. Four years have passed since the idea took root. And despite the tremendous organization and wear-and-tear involved in the project during this time, it has been enormously satisfying. At a professional level, both in the photography and my methodology of work, there is an imprint and learning. Personally, it has aroused deep reflection on what it means to live in community and the role of women. I carry the Danube roadtrip inside me”.
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Memory Denied: Turkey and the Armenian Genocide, 2008.
Kathryn Cook (USA, 1979). Received the Inge Morath Award
in 2008 for her work Memory Denied: Turkey and the Armenian Genocide focusing on the Armenian genocide. Her work explores the remains and vestiges of a dark history, with the intention of obtaining answers to the silence that surrounds the killings, deportations and loss of intellectual identity for the Armenians who still live in Turkey.
“I was enchanted by the idea of interpreting my experience in the Black Forest, the watershed at the origin of the Danube river, through my daughters. It was a playful escape. This freedom completely changed the way I perceived the entire project and each of our roles in it; our individual and unique approaches really contribute to creating a dynamic “whole”, a contemporary look along Inge’s historic trail”.
“The Black Forest”, 2014
Kathryn Cook
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Kathryn Cook (Estados Unidos, 1979). Recibió el Premio Inge Morath en el año 2008 por su trabajo Memory Denied: Turkey and the Armenian Genocide, sobre el genocidio armenio, su trabajo explora los restos y vestigios de una historia oscura, con la intención de poner respuestas a el silencio que rodea las matanzas, deportaciones y la pérdida de la identidad intelectual para los armenios que todavía viven en Turquía. “Me encantó la idea de interpretar mi experiencia a través de
mis hijas, como un punto de inflexión en la Selva Negra, donde nace el río Danubio. Fue una divertida vía de escape. Esta libertad cambió completamente la manera en la que yo percibía el proyecto en conjunto y cada uno de nuestros roles en él. Nuestro individual y personal acercamiento ha contribuido realmente a crear una idea completa y dinámica, una mirada contemporánea sobre las huellas históricas de Inge”.
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The Ninth Floor, 2005.
Jessica Dimock (USA, 1978). Received the Inge Morath Award in 2005 for her project The Ninth Floor. Her work documents the daily life of a group of heroin addicts who live in a flat of an ex-millionaire addicted to heroin. “In addition to following in Inge Morath’s footsteps, this was the first opportunity I’ve had to work on a collaborative project with so many women whose work I admire. It was an important opportunity to explore the world without the pressures of deadli-
nes or expectations of editors. I am so used to working alone in a purely journalistic way but this taught me to look at the world in a less literal way and to have fun. The biggest challenge was moving so quickly. I usually take time to get to know people and places but this taught me to feel more, observe and learn from one other. The experience was liberating and definitely had an impact as I shoot stories today”.
“Untitled”, 2014
Jessica Dimock
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Jessica Dimock (Estados Unidos, 1978). Recibió el Premio Inge Morath en el año 2005 por su proyecto The Ninth Floor. Su trabajo documenta la vida diaria de un grupo de heroinómanos que viven en un apartamento de un ex millonario adicto a la heroína. “Además de seguir los pasos de Inge Morath, ha significado la primera oportunidad que he tenido de trabajar en un proyecto colaborativo con mujeres cuyo trabajo admiro. Ha sido una gran oportunidad de explorar el mundo sin las presiones de los plazos de entrega o las
expectativas de los editores. Estoy muy acostumbrada a trabajar sola, de una manera puramente periodística, pero este proyecto me ha enseñado a mirar el mundo de una manera menos literal y disfrutar. El mayor reto fue moverse tan rápido. Yo suelo dedicar bastante tiempo a conocer la gente y los lugares que fotografío, pero a la vez me ha ayudado a sentir más, a observar y aprender las unas de la otras. La experiencia ha sido liberadora y definitivamente ha tenido un impacto sobre cómo fotografío las historias hoy en día”.
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Before the Limit, 2004.
Claudia Guadarrama (México, 1976). Recibió el Inge Morath Award en el año 2004 por su proyecto Before the Limit. Un trabajo que aborda las circunstancias que viven cada año cientos de inmigrantes indocumentados en su mayoría de países de América Central al intentar cruzar México en un viaje lleno de peligros, arriesgando sus vidas para cumplir el sueño de una vida mejor en los Estados Unidos. En su proyecto sintetiza el viaje, la pieza más importante se centra en el tren de carga que atraviesa México.
“Para mí, Danube Revisited fue un viaje de descubrimiento del viejo mundo, alejado de los clichés; una gran oportunidad de crear imágenes, bajo una nueva perspectiva, en un recorrido lleno de contrastes culturales e ideológicos que poco a poco se están desvaneciendo; una experiencia inolvidable que me permitió reformular ideas y conceptos acerca de la sociedad en la que vivo, mi vida, la fotografía y el futuro”.
“Entre lo sólido y lo efímero”, 2014
Claudia Guadarrama
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Claudia Guadarrama (Mexico, 1976) received the
Premio Inge Morath in 2004 for her project Before the Limit, a work that tackles the circumstances in which hundreds of illegal immigrants, mostly from Central American countries, live each year attempting to cross Mexico on a journey full of danger, risking their lives to fulfil the dream of a better life in the USA. In her project she synthesises the journey, the most central piece focuses on the cargo train that crosses Mexico.
“For me, Danube Revisited was a journey of discovery of the old world, far-removed from banalities: a great opportunity to create images, under a new perspective, a tour filled with cultural and ideological contrasts which are gradually vanishing; an unforgettable experience which allowed me to reformulate ideas and concepts about the society in which I live, my life, photography and the future”.
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Slab City, 2010.
Claire Martin (Australia,1980). Received the Inge Morath Award in 2010 for her project Selections from The Downtown East Side and Slab City. Both works explore the communities of people who live in desperate conditions in prosperous, stable countries. “The Danube Revisited project has meant a lot to me. To begin with winning the Inge Morath award was one of the most significant achievements of my career, and it came very early on, when I knew relatively little about photography. Having the opportunity to honour Inge, and to advance the voice of female photographers made this a passion project for me. Photographically the project also presented an opportunity to shoot just for myself, to shoot fre-
ely. I felt no obligation to anyone to make any particular kind of work, and when exploring the world and photographing this way I am at my happiest and most contented. The images I have chosen reflect this experience. The film shot of the boys chest was accidentally exposed to light as I dropped the film while up a tree, excitedly trying to change film rolls. Having the freedom to make these mistakes along the way, enhanced my work and my enjoyment in the image making. The following image of the family on the picnic rug shows the incredible people you meet when you are open to new experiences and places. Without any language to bring us together I spent a wonderful morning with this Roma family at their house by the lake�.
“River Boys”, 2014
Claire Martin
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Claire Martin
(Australia,1980). Recibió el Premio Inge Morath en el año 2010 por su proyecto Selections from The Downtown East Side y Slab City. Para ambos trabajos ha explorado las comunidades de personas que viven en condiciones desesperadas en países prósperos y estables. “The Danube Revisited Project ha significado mucho para mí. Para empezar, ganar el Inge Morath Adward fue uno de los mayores logros de mi carrera, y llegó muy temprano, cuando sabía relativamente poco sobre fotografía. Tener la oportunidad de homenajear a Inge, y promover la voz de mujeres fotógrafas hizo que se convirtiera para mí en un proyecto apasionante. Fotográficamente, el proyecto supuso también una oportunidad para hacer fotos para mí misma, con libertad. Sin
la obligación de hacer un trabajo para alguien, explorando el mundo y fotografiándolo de un modo que me hizo sentirme muy feliz y plena. Las imágenes que he seleccionado reflejan dicha experiencia. El carrete con la foto del pecho del chico fue accidentalmente expuesto a la luz, al dejar la película sobre un árbol mientras intentaba nerviosa cambiar el carrete. La libertad de poder cometer este tipo de errores a lo largo del camino ha mejorado mi trabajo y el placer de tomar una imagen. La fotografía de la familia sobre la manta de picnic muestra la gente tan increíble que te puedes encontrar cuando estás abierta a nuevas experiencias y lugares. Sin ningún tipo de lenguaje que nos uniera, pasé una maravillosa mañana con esta familia gitana en su casa del lago”.
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Cheyenne River, 2009.
Emily Schiffer
(USA, 1980). Received the Inge Morath Award in 2009 for her project Cheyenne River, a work that reflects the photography course which she did in 2005 for young people of Cheyenne river in South Dakota. With this work she attempts to explore the unique capacity that children have to experience love and happiness, together with pain. “Our truck didn’t just exhibit Inge’s images, it enabled us to feel
Inge’s impact on contemporary female photographers. I was very aware of Inge’s influence on all of us, and moved by the way each of us channeled her legacy in a unique way. Inspired by the closeness I felt with Inge, I was attuned to the ways the past impacts the present. Recently, the Danube region has seen war, sanctions, invasions, occupations, and communist rule. My Danube work examines how ordinary people understand and carry their complex stories”.
“Carrying History”, 2014
Emily Schiffer
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Emily Schiffer (Estados Unidos, 1980). Recibió el Premio Inge
Morath en el año 2009 por su proyecto Cheyenne River, trabajo que refleja el curso que realiza de fotografía en 2005 para los jóvenes del río Cheyenne en Dakota del sur. Con este trabajo trata de explorar la capacidad única que tienen los niños para experimentar el amor y la alegría, junto con el dolor. “Nuestro camión no solo exhibía las imágenes de Inge, nos permitió sentir su impacto sobre mujeres fotógrafas. Fui muy
consciente de su influencia sobre todas nosotras, y cómo su legado nos encauzó hacia un único camino. Inspirada por la cercanía que yo siento con Inge, me sentí en sintonía con las formas del pasado y su impacto en el presente. Recientemente, la región del Danubio ha padecido la guerra, sanciones, invasiones, ocupaciones y el comunismo. Mi trabajo en el Danubio examina cómo gente corriente entiende y sobrelleva sus complejas historias”.
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Kashmir, 2002.
Ami Vitale (USA, 1971). Received the Inge Morath Award in 2002 for her project Kashmir. With this work she wanted to do justice to the beauty, strength and suffering of the people of Kashmir and of the unique wealth of their history and culture. “In addition to following in Inge Morath’s footsteps, this was the first opportunity I’ve had to work on a collaborative project with
so many women whose work I admire. I learned as much from them as I did from the experience itself. It was also a chance to work without the pressures of deadlines or editors expectations and be completely free to create. It was life changing and I’m so grateful”.
“In motion”, 2014
Ami Vitale
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Ami Vitale (Estados Unidos, 1971). Recibió el Premio
Inge Morath en le año 2002 por su proyecto Kashmir. Con este trabajo ha querido hacer justicia a la belleza, a la fuerza y el sufrimiento del pueblo de Cachemira, y a la riqueza única de su historia y cultura. “Además de seguir los pasos de Inge Morath, ha significado la primera oportunidad que he tenido de tra-
bajar en un proyecto colaborativo con mujeres cuyo trabajo admiro. He aprendido tanto de ellas como de la propia experiencia. A su vez ha supuesto una oportunidad para trabajar libre de las presiones de los plazos y las expectativas de los editores. Supuso un cambio vital y me siento muy agradecida”.
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Hotel By Railroad, 2012.
el cuaderno de
Richard Tuschman In my work, I collaborate with a small team of actors and stylists to create fictional narratives in the form of staged, painterly photographs. My technique is a bit unusual in that I design, build, and paint the actual sets for the images in my studio as miniature dollhouse size dioramas. Next, I carefully light and photograph the dioramas, and then light and photograph the live models against a plain backdrop, taking care to match the lighting and point of view in both sets of photographs. Lastly, in Photoshop, I seamlessly combine the photographs of the sets with the photographs of the live models. I have created two distinct bodies of work using this technique, Hopper Meditations, and most recently, Once Upon A Time In Kazimierz. En mi trabajo colaboro con un pequeño equipo de actores y estilistas para crear narrativas de ficción en forma de fotografías escenificadas, pictóricas. Mi técnica es un poco inusual, ya que diseño, construyo y pinto los decorados reales de las imágenes en mi estudio como dioramas del tamaño de una casa de muñecas en miniatura. Después, ilumino y fotografío con cuidado los dioramas, y luego ilumino y fotografío en vivo a los modelos con un fondo neutro, cuidando que coincidan la iluminación y el punto de vista de los dos conjuntos de fotografías. Por último, con Photoshop, combino las fotografías de los escenarios con las de los modelos. He creado dos series distintas utilizando esta técnica: Meditaciones de Hopper y, más recientemente, Érase una vez en Kazimierz.
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Morning Sun, 2012.
Hopper Meditations is a personal photographic response to the work of the American painter, Edward Hopper. I have always loved the way Hopper’s paintings, with an economy of means, are able to address the mysteries and complexities of the human condition. Placing one or two figures in humble, intimate settings, Hopper created quiet scenes that are psychologically compelling with open-ended narratives. In this way, I like to
Meditaciones de Hopper es una respuesta fotográfica personal a la obra del pintor estadounidense Edward Hopper. Siempre me ha gustado la técnica pictórica de Hopper, con una economía de medios capaz de hacer frente a los misterios y complejidades de la condición humana. Colocando una o dos figuras discretas en espacios íntimos, Hopper creó escenas que son psicológicamente atractivas con narrativas abiertas. De esta forma, me gusta pensar en mis imágenes
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Pink Bedroom (Odalisque), 2013.
think of my images as dramas for a small stage, with the figures as actors in a one or two character play. The characters’ emotional states can seem to waver paradoxically between reverie and alienation, or perhaps between longing and resignation. Dramatic lighting heightens the emotional overtones, but any final interpretation, along with each character’s story, is ultimately left for the viewer to ponder.
como escenas de un pequeño escenario, con las figuras como actores en una obra de uno o dos personajes. Las emociones de los personajes pueden parecer paradójicas, oscilando entre el ensimismamiento y la alienación, o tal vez entre la nostalgia y la resignación. La iluminación dramática incrementa la carga emocional, pero cualquier interpretación final de la historia de cada personaje se deja, en última instancia, para que el espectador reflexione.
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Choshech (Darkness), 2015.
Shacharis (Morning Prayers), 2015.
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Couple In The Street, 2014.
Once Upon A Time, 2015.
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Somewhere In Kazimierz, 2016.
Once Upon A Time In Kazimierz is a novella told in still photographs. It portrays an episode in the life of a fictional Jewish family living in Krakow, Poland in the year 1930. Set in the historically Jewish neighborhood of Kazimierz, the series was inspired by visits to Krakow, where my wife, Ewa, grew up and attended University. This is also not far from where many of my own East European Jewish ancestors lived before immigrating to America around 1900. The project is my attempt to visually weave together narrative fiction with strands of both cultural and family history, while paying homage to painters I love, like Vermeer, Rembrandt, Van Gogh, Balthus, and Di Chirico, as well as photographers like Bill Brandt. Dreamlike and poetic in style, Once Upon A Time In Kazimierz tells a tale primarily of loss. Death, the fraying of family bonds, and feelings of grief haunt many of the images, but these are also punctuated by moments of love, longing, and tenderness.
Érase una vez en Kazimierz es una novela contada en imágenes fijas. Se retrata un episodio en la vida de una familia judía de ficción que vive en Cracovia, Polonia, en el año 1930. Localizada en el barrio históricamente judío de Kazimierz, la serie fue inspirada por visitas a Cracovia, donde mi esposa, Ewa, creció y asistió a la Universidad. No está muy lejos de donde vivían muchos de mis antepasados judíos de Europa del Este antes de emigrar a Estados Unidos alrededor de 1900. El proyecto es mi intento de tejer visualmente la ficción narrativa visual uniendo los filamentos de la historia cultural y familiar, a la vez que rindo homenaje a pintores que admiro como Vermeer, Rembrandt, Van Gogh, Balthus y De Chirico, así como a fotógrafos como Bill Brandt. Con un estilo onírico y poético, Érase una vez en Kazimierz narra una historia, ante todo, sobre la pérdida. La muerte, los lazos familiares deshechos y los sentimientos de tristeza acechanmuchas de estas imágenes, que también incluyen momentos de amor, anhelo, y ternura.
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In an attempt to both depart from and build upon Hopper Meditations, in which each image contained its own discrete story, all of the images in Once Upon A Time In Kazimierz are linked to a larger narrative arc. While I have a particular sequence of events in my own mind, I like to think of this story as openended, perhaps as movie stills from an unseen motion picture. Thus, each viewer is left to ponder and interpret each image, to fill in the gaps between the images, or to rearrange their chronological sequence. It is my hope that in this way, the pictures in Once Upon A Time In Kazimierz reflect the fleeting, fluid nature of both memory, and of dreams.
En un intento de partir y construir desde Meditaciones de Hopper, donde cada imagen incluía su propia historia, todas las imágenes de Érase una vez en Kazimierz están vinculadas a un arco narrativo más grande. Mientras tengo una determinada secuencia de eventos en mi propia mente, me gusta pensar en esta historia abierta, tal vez como fotogramas de una película invisible. Así, cada espectador puede reflexionar e interpretar cada imagen, para rellenar los huecos entre las imágenes, o para reorganizar su secuencia cronológica. Tengo la esperanza de que, de esta manera, las imágenes de Érase una vez en Kazimierz reflejen la fugacidad y la fluidez natural, tanto de la memoria como de los sueños.
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Richard Tuschman
(Toledo, Ohio, 1956)
BFA in Arts from the University of Michigan, he has been exhibited widely, both in the US and internationally. Accolades and awards include Prix de la Photographie Paris (Gold medal, People’s Choice), Critical Mass top 50, International Kontinent Awards (1st Place, Fine Art Projects) and Center Project Launch Juror’s Award (chosen by Roger Watson, Fox Talbot Museum) among others. His photographs have been published on numerous online magazines/journals including Slate, LensCulture, LensScratch and Huffington Post, and Der Spiegel. Tuschman lives and works in New York City. Graduado en Arte por la Universidad de Míchigan, ha protagonizado numerosas exposiciones, tanto en Estados Unidos como en otros países. Sus reconocimientos y premios incluyen el Prix de la Photographie Paris (Medalla de Oro, Premio del Público), Critical Mass top 50, International Kontinent Awards (Premier Premio, Proyectos Fine Art) o el Center Project Launch Juror’s Award (elegido por Roger Watson, del museo Fox Talbot), entre otros. Sus fotografías han sido publicadas en numerosas revistas y diarios digitales, como Slate, LensCulture, LensScratch, Huffington Post, y Der Spiegel. Tuschman vive y trabaja en Nueva York. www.richardtuschman.com
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Working Morning, 2014.
flashback
Koldo Chamorro Vitoria, 1949 - Pamplona, 2009
A 32
unque nacido en Vitoria, Koldo Chamorro pasó su infancia y adolescencia en Guinea Ecuatorial. A los dieciséis años volvió a España para realizar estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones, Marketing y Economía Empresarial. Fotógrafo autodidacta desde 1965, fue becado en 1972 por la Dotación de Arte Castellblanch para realizar estudios fotográficos en el extranjero, pudiendo así trabajar con Ansel Adams, Jean Dieuzaide, Lucien Clergue, Brassaï, Jean Pierre Sudre, Ernst Haas, entre otros. Posteriormente viajaría por toda Europa, gran parte de África, América del Norte y del Sur. Fue miembro de la Minority Photographers de Nueva York. Se unió al ya disuelto grupo Alabern y participó en la corriente documental de los años 80. En sus casi cuarenta años de trabajo independiente, aparte de su obra personal, sus registros se extendieron al ámbito editorial (El País, Geo, Condé Nast, Goldberg), publicitario, de la moda e industrial. Asimismo, fue escritor y profesor invitado en numerosos encuentros, seminarios, talleres y universidades. Sus ensayos y reportajes monográficos (Los Hijos-Dalgo de Iturgoyen, El Santo Christo Ibérico, España Mágica, Los Sanfermines, El nacimiento de una nación, etc.) suponen una aportación decisiva a la construcción de un nuevo lenguaje en la fotografía documental española y ponen en valor un país en el que perviven las tradiciones religiosas y paganas en el escenario de la modernidad. Maestro del blanco y negro, muestra con ironía encuadres de una composición exquisita y equilibrada donde las luces y las sombras ocupan un papel protagonista en la construcción de la imagen. En sus fotografías, de estructura aparentemente sencilla, emerge un segundo significado. En su obra personal, cabe también destacar un muy importante grupo de poemas visuales (La violación cósmica, Pubis pro Nobis, El exquisito cadáver verde, El sujetador, El Kapote, etc.) y series de retratos. Participó en multitud de proyectos colectivos como, por ejemplo, Galicia a pé de foto, Open Spain, El nacimiento de un barco, Cuatro direcciones y España, Nuevo Milenio. Y también fue un fotógrafo comprometido, que en los años 90 elaboró reportajes para organismos internacionales como la Unesco y posteriormente desarrolló proyectos sobre la discapacidad como Algo llueve sobre mi corazón. Partícipe en innumerables exposiciones tanto colectivas como individuales, ya en 1989 el Círculo de Bellas Artes de Madrid organizó una muestra antológica de su obra, junto a Joseph Koudelka. Recibió el premio neoyorkino Soho News al mejor trabajo en blanco y negro (1981), el premio del Instituto Nacional del Libro (1982 y 1991), fue fotógrafo del año de la revista Foto Profesional (1989 y 1992) y en dos ocasiones fue finalista del premio William Eugene Smith Memorial Foundation para fotografía humanitaria (1981 y 1987). Su obra forma parte de los fondos permanentes del Center of Creative Photography (Arizona), de la Biblioteca Nacional Francesa (París), de la colección Polaroid (Boston), del MNCARS (Madrid), del CBA (Madrid), del IVAM (Valencia), del MEIAC (Badajoz), de la UPNA (Pamplona) y del Museo de Navarra, entre otros, así como de diferentes colecciones privadas. PUBLICACIONES DESTACADAS: 11 fotógrafos españoles, Madrid, Poniente, 1983; Miradas, seis fotógrafos navarros, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1984; Koldo Chamorro, Madrid, CBA, 1989; Open Spain, Madrid, Lunwerg, 1990; Cuatro direcciones. Fotografía Contemporánea Española. 1970-1990, Madrid, Lunwerg, 1991; El nacimiento de un barco, Madrid, Astilleros Españoles, 1994; Sueltos de amor y otras carnes, Murcia, Mestizo, 1995; Koldo Chamorro, PHotoBolsillo, Madrid, La Fábrica, 1998; Koldo Chamorro, Cádiz, Universidad y Ayuntamiento de Cádiz, 2001; Filico, Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 2003.
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Del Catálogo de la exposición Foco-89. Círculo de Bellas Artes, Madrid.
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1982: en una ciudad amurallada, abierta al mundo exterior apenas diez días al año, el espíritu de los Sanfermines pasados mueve los hilos de sus cinco esforzados títeres. Cada uno de los muñecos volverá el quince de julio a ponerse la máscara, a colgar el disfraz, a recomponer digna figura y a borrar de la memoria aquellas amistades eternas que perduraron lo que media noche por lo Viejo. Fuerapuertas, muy, muy lejos, bulle España, entre el Mundial de Naranjito, los muchachotes del kaiku y la Astra 9mm y los coletazos de los nostálgicos del 75. Nada de todo eso importa ahora. El guión del juego simbólico –niños grandes en vacación, al fin y al cabo– exige al quinteto de apasionados actores que representen el drama que tiene lugar en la plaza, aquel que Koldo Chamorro conocía tan bien. “Cada vez que meto la llave en el coche para ir a trabajar, son doscientas mil pesetas”: recorría con fatiga las dehesas, cosos de pueblo, pensiones de toreros, capeas y encierros. El mundo del toro: tierra del ayer. Compone aquí el mozo exquisita estampa de matador, estoque en la diestra a punto de descabello, firme la siniestra fijando la cabeza del morlaco aplomado, rodilla flexionada y cuerpo en tensión. Un subalterno apoya al primer espada, atento al lance y, como es de rigor, el respetable –dama y caballero– observa la faena, copa en alto brindando al sol, a la fiesta y a la muerte. ¡Qué grandeza! –la de Koldo, digo– que enseña y oculta al mismo tiempo, que desnuda la apariencia y descubre el engaño, tan nuestro, tan enquistado. En un parpadeo se deshace el espejismo, se rompe el espejo y golpea la realidad. Una calle con peste a pis hace de escenario del breve sainete cómico: no hay tal matador, ni peón, ni público, ni plaza. Tampoco toro, claro, porque: ¿Qué ganadería trajo al Gas a este piragüista macerado en líquido, devenido en toro feroz? Cuando la épica se rasca un poco, desvelándose la tramoya, la trampa y el cartón, no es de extrañar que los guardianes de la sagrada tradición se irriten con el mensajero. Así sea también en 2016. David Artigas
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Del reportaje monogrรกfico Los Sanfermines. Pamplona. 1982.
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Esta fue una de las primeras fotografías que vi de Koldo, y puedo decir que me marcó profundamente, porque me hizo ver que una fotografía diferente era posible, más allá de las rígidas convenciones y de las reglas de lo políticamente correcto. Que era posible construir imágenes poderosas con recursos sencillos: la “imagen silvestre y la letra sencilla” de las que hablaba siempre Koldo. Es una imagen aparentemente banal que muestra unos jóvenes bañándose en verano en el lavadero de Iturgoyen. Pero es una imagen que habla de lo cercano, de lo culturalmente próximo y conocido, precisamente lo más difícil de abordar, allá donde se nos aparecen todas nuestras dudas y nuestros fantasmas. Donde verdaderamente nos la jugamos. Es una imagen ambigua que juega con el lector, que muestra y oculta, que coquetea con el trampantojo. Es una imagen que habla del cuerpo, el territorio donde se libran nuestras batallas más decisivas. Una imagen que habla rotundamente del tiempo y del lugar en que fue realizada, que seguramente es lo máximo a lo que puede aspirar una fotografía. Una imagen que habla a las claras del fotógrafo que la hizo, de su lugar en ese lugar, de su distancia, de su forma de participar y de su forma de hacernos participar. Una imagen silvestre que lleva el sello inconfundible de Koldo. Una imagen que no se agota en una sola lectura, que resiste innumerables visitas, que invita a entrar y a jugar. A bañarse. Una imagen que durará para siempre. Clemente Bernad
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Del ensayo Los Hijos-Dalgo de Iturgoyen. Navarra. 1975.
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Cada cierto tiempo, cuando coincidía por Madrid, venía por mi estudio Koldo Chamorro. Hablábamos mucho, casi siempre de fotografía, pero también de todo, hasta de esoterismo. Era un conversador inagotable, con ideas frescas, le daba la vuelta a todo y aportaba puntos de vista diferentes. Un tema recurrente en las interminables charlas era el de la objetividad en la fotografía. Me decía que la fotografía objetiva no tenía futuro, que el futuro era de la fotografía subjetiva. Parecía haber un regusto a desilusión en sus palabras, como si él, como reportero, hubiese estado haciendo fotografía “objetiva” y ello le hubiese conducido a un camino sin salida. Y yo se lo discutía vehementemente pues ¿Existe la fotografía pura objetiva?. El fotógrafo siempre es subjetivo, aunque pretenda reflejar fielmente la realidad siempre será una visión subjetiva, una interpretación que el fotógrafo hace de la realidad. ¿Cómo se puede considerar “objetiva” a la fotografía de Koldo? En la fotografía que tenemos como ejemplo aparece un objeto extraño, un híbrido de toro y tanque, los pies de un torero brincando por encima. Un hombre con el torso desnudo sujeta por las piernas y cabeza abajo a otro ¿torero? con zapatillas de deporte. ¿Es esto la realidad? Es el surrealismo puro, la mirada del fotógrafo capta dentro de la realidad lo irreal, el sueño. Así es la obra fotográfica de Koldo: magia, surrealismo, contradicción, locura. La vida misma. Juan Manuel Castro Prieto
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Del reportaje monográfico España Mágica. Sevilla. 1992.
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Las 6:30 horas, en la Curva de Mercaderes, se realiza el sorteo de puestos, entre los privilegiados poseedores de Pase Especial, por John Kimmich. 7:00 horas. Pío, asoma por la gatera de su establecimiento, en la Esquina Guerendiáin. El resto de fotógrafos, pase en mano, se encaraman a los mejores postes. En pocos minutos, todos los postes están ocupados. Todos. NO. Enfrente de la Curva, justo en la esquina, un poste permanece vacío. 7:30. El público que espera el encierro, llena por completo el segundo vallado. 7:45. El poste de la esquina... sigue vacío... algún fotógrafo despistado ha intentado subir a él... el resto de fotógrafos, con la mirada, le hacen desistir del intento. Entre el gentío vestido de pamplonica, le abren paso al SEÑOR DE OSCURO, que con paso firme y seguro, Leica en mano, se dirige a SU poste, al poste de Koldo. Entre el resto de fotógrafos, se corre la voz, ha llegado el MAESTRO, Koldo Chamorro. Hoy habrá foto. Cámaras a punto. Los pastores, “Chichipán”, “Rastrojo”, Miguel Reta... estratégicamente colocados... vara en mano... esperan. 8:00. Se escucha el cohete, comienza el Encierro. Los corredores y toros se acercan velozmente a la Curva. Gritos. Gritos y más gritos. Como en un suspiro... se terminó el Encierro en la Curva. Todos los fotógrafos... comprobando el trabajo realizado. TODOS, tienen la foto. Pero también saben... que solamente uno, tiene la FOTO. Esa foto que no se verá publicada en ningún periódico. Quizás, con mucha suerte en algún catálogo, libro, exposición... Pasado el Encierro, comienza para Koldo lo mejor, el postre, la búsqueda de las imágenes más sanfermineras, como ésta del Encierro Txiki, en la que “visión”, oportunidad y momento oportuno se conjugan a la perfección.
Jaime Martín
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Del reportaje monogrรกfico Los Sanfermines. Pamplona. 1974.
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En su búsqueda impenitente de rituales y situaciones antropológicas destacadas por la Península Ibérica, precisamente la baja Andalucía tiene un lugar apreciable en los proyectos ensayísticos de Koldo Chamorro; el flamenco, lo taurino, las pesquerías ancestrales, las prácticas fervorosas en cuestiones religiosas o la influencia metafísica de espacios geográficos definidos, como son la desembocadura del río Guadalquivir o la sierra de Cádiz, a la que precisamente pertenece esta imagen tomada a principio de los años ochenta. Por estas tierras de sesgo ecléctico, la influencia anglosajona nos dejó algunos términos transfigurados por el gracejo gaditano; como “aliquindoi” (look and do it), que significa estar atento, pendiente, lo que se dice al loro. Pues eso hacen este peculiar quinteto, contando al perro claro, oteando el horizonte como si pasara algo irremediablemente extraño. Con las sábanas y las toallas recién sacadas del tendedero. Con los delantales de cocina puestos y a la sombra de un mediodía caluroso como tantos otros que resultan tan peculiares en estas toponimias. Pero para ser una imagen genuinamente koldiana algo debe de haber diferente; un gesto, una vacilación, un personaje que haga de coyunda entre todos los elementos. Y hete aquí que lo que hay boca abajo en el suelo, dándole un perfecto equilibrio a la composición puede parecer un niño, pero en realidad es un enano con su inocencia edénica. José Antonio Tejero
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Del reportaje monográfico España Mágica. Cádiz. 1982.
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Gabriel Tizón 44
Europe’s Refugee Crisis Me interesan los trabajos a largo plazo y el contacto con las personas implicadas en las historias que fotografío. Desde hace meses, la crisis de los refugiados en Europa se ha convertido en la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Creo que las dimensiones de esta causa no han sido abordadas por los medios como realmente merecen; ese es el motivo que me empujó a realizar este trabajo. Tras permanecer los últimos ocho meses fotografiando sobre el terreno en siete países, mi única pretensión ha sido reflejar el encuentro. Me interesa la cotidianidad de las personas, cómo son, sin la urgencia de la noticia... Trato, en la medida de lo posible, de realizar un trabajo fotográfico lo menos directo posible, intentando aproximar al espectador al retratado a través de su mirada, y para ello busco el equilibrio entre lo emocional y lo racional, algo que no siempre consigo. Mis fotografías están dedicadas a todas estas personas anónimas e inocentes por las que siento una gran admiración. Es impresionante el trato que me brindan al permitirme fotografiarlos en unas circunstancias límites e íntimas. Admiro su saber estar, su educación. Personas que, a pesar de los infinitos bombardeos que han sufrido en los últimos años, no se rinden. A diario se enfrentan a mil trampas mientras caminan con sus niños, enfermos y ancianos, con el único deseo de volver algún día al lugar donde no pueden vivir: su propia casa.
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Isla de Lesbos (Grecia), 2015.
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Isla de Lesbos (Grecia), 2015.
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Isla de Lesbos (Grecia), 2015.
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Arriba: Eslovenia-Croacia, 2015. Abajo: Serbia, 2015.
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Idomeni, 2016.
Gabriel Tizón (Ferrol, Galicia, 1965) Comenzó a fotografiar con 15 años gracias a un amigo que le enseñó la magia de este oficio. Desde entonces ha colaborado con medios nacionales e internacionales. Desde hace años trabaja sobre todo en proyectos personales a largo plazo. Ha realizado exposiciones en distintos países y su obra forma parte de colecciones públicas y privadas. www.gabrieltizon.com
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Jordi Pizarro The Believers
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“La fe consiste en creer cuando creer está más allá del poder de la razón”. Voltaire. La religión mueve masas. Es una conciencia compartida, expresada a través de rituales y símbolos, conservados por la tradición, y cada una reclama su derecho sobre la verdad. Los creyentes es un trabajo documental que busca respuestas a por qué cree la gente y cómo la religión ha sido usada para narrar el propósito de nuestra existencia. Como parte de un proyecto en curso y a largo plazo, Los creyentes explora las comunidades religiosas en 10 países de 4 continentes para comprender cómo se forman las comunidades a través de la religión, o cómo se refuerzan las creencias a través de la preservación de las tradiciones y la fe se fortalece a través de la realización de rituales, compartiendo una misma interpretación de la verdad. Este proyecto propone demostrar que la fe y la práctica religiosa están intrínsecamente ligadas a la vida humana. Que las prácticas culturales de la fe son diferentes, pero la búsqueda de la verdad sigue siendo común a todos. Los creyentes también se centra en los grupos minoritarios y las religiones que existen dentro de una sociedad de creyentes de una fe diferente. Cómo las comunidades pueden aislarse; la fe sirve para fortalecer a las personas que guardan sus rituales y el derecho de llevarlos a cabo con feroz convicción y pasión. Este trabajo es una peregrinación en sí misma, para desentrañar la complejidad de la fe humana. Para capturar el momento de la “verdad”, el de la fe absoluta, que lleva a los individuos a soportar el sufrimiento físico, creyendo con certeza en lo que no pueden ver, e infligiéndose el dolor y sacrificio sobre sí mismos, estando incluso dispuestos a morir por su fe, matando e incluso haciendo la guerra.
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Jordi Pizarro (Barcelona, 1985) Comenzó a trabajar como fotógrafo con varios periódicos españoles. Su primer reportaje fotográfico ganó el primer premio Clic y se mostró en el festival Visa pour l’image. Durante los últimos tres años se ha centrado en un proyecto personal titulado Los creyentes con el que pretende captar la espiritualidad humana y la religiosidad en países como Polonia, Israel, Cuba, India, Filipinas o Malasia. Este trabajo le ha granjeado una beca de TIME en el taller de Eddie Adam, y ha sido reconocido con el Premio del Jurado en el International Fine Art Photography de París, Photon Festival Grant de Valencia o finalista en la beca Fundación Manuel Rivera-Ortiz. Actualmente prepara una serie de exposiciones en el Instituto Cervantes en Delhi, en el Palau de la Virreina (Barcelona), en el festival fotográfico de Vic (Cataluña), el centro Cultural Can Hilvanar y CFD. Su obra está representada por la Agencia Contrasto y tiene el patrocinio de Leica específicamente para este proyecto. www.jordipizarro.com
modos de
ver
Del futuro al pasado: puentes de ida y vuelta
E
“
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l pasado no muere nunca. Ni siquiera es pasado”, dice uno de los personajes del Requiem for a Nun de William Faulkner. Esta frase nos advierte contra lo que se ha llamado la “dictadura del presente”, que afecta particularmente al mundo de la fotografía. Las nuevas tecnologías han cambiado sustancialmente la percepción y el uso del medio, radicalmente abaratado y democratizado. En esta situación, el conocimiento de los orígenes de la fotografía se hace especialmente relevante: la manera de enfrentarse al mundo y de mirar generados por la cámara no han surgido espontáneamente ni son inocentes, sino que son producto de una larga evolución, aunque a veces no lo parezca. Estratos, de Martí Llorens, es un trabajo que plantea algunas de estas cuestiones. Suele decirse que los nuevos medios no sustituyen a los anteriores, sino que se suman a ellos para generar nuevas posibilidades. Si esto es así, todos los procedimientos históricos están a nuestra disposición. Y Martí Llorens usa como soporte para fotografiar el castillo de Montjuïc negativos de papel encerado. La elección de uno de los procedimientos fundacionales de la historia de la fotografía, con las dificultades que esto supone, no puede ser arbitraria. Las piezas finales de Estratos son negativos, lo que implica una dificultad de interpretación, no por la búsqueda de un efecto de “extrañamiento” (como cuando Moholy-Nagy publicaba el negativo de sus imágenes para alejarlas de la “reproducción” naturalista), sino, más bien, como recurso que pone de manifiesto una dimensión histórica: la elección de un método arcaico exige detenerse sobre el propio soporte, en el que se superponen distintos estratos de tiempo. Lo mismo que en el castillo de Montjuïc, una fortaleza del siglo XVII, lugar de conflicto a lo largo del tiempo, convertido en Museo Militar en tiempos de Franco, actual sede de un Espacio de la Memoria… toda una serie de estratos que se corresponden a la extraña mirada que plantea un procedimiento anacrónico.
Estratos. Martí Llorens, Garita en el Baluarte de la Lengua de Sierpe, junto a la Luneta de Mar.
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Jean Laurent, Puente de Isabel II, papel a la albĂşmina a partir de negativo de colodiĂłn, 1867.
“La manera de enfrentarse al mundo y de mirar generados por la cámara no han surgido espontáneamente ni son inocentes”
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Hacer un papel encerado hoy en día, como le ocurría al Pierre Menard de Borges, no significa lo mismo que hacerlo en el siglo XIX. Estratos es uno de los proyectos realizados en el marco del programa Tender Puentes, nacido en 2002 en el marco del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra con el comisariado de Santiago Olmo y Rafael Levenfeld, y ahora integrado en la actividad de su Museo. El núcleo de este programa consiste en invitar a fotógrafos o artistas contemporáneos a realizar nuevos proyectos a partir de la colección de fotografía histórica del propio Museo, de modo que la obra genera un nuevo conocimiento sobre los fondos históricos. Desde 2003, se han completado 12 proyectos publicados, empezando por Joan Fontcuberta y pasando por Bleda y Rosa, Lynne Cohen, Javier Vallhonrat, Manolo Laguillo… El último proyecto realizado hasta el momento es De laboris, de Pierre Gonnord. Su tema son dos comunidades: un grupo de mineros asturianos y un clan gitano que hace vida nómada entre España y Portugal. Las imágenes muestran personajes aislados, con una identidad singular: pertenecen a comunidades bien definidas, que remiten modos de vida muy antiguos. Individuos “seguros de su identidad, mientras que la nuestra es cada vez más confusa”, dice Gonnord, que así enlaza con toda una tradición que se remonta a los fotógrafos del siglo XIX (Alphonse de Launay, Edward King Tenison, Robert Napper… ), que viajaron para buscar personajes que aún vivían fuera de las convenciones de la cultura urbana. De Laboris muestra los rostros de los habitantes de comunidades periféricas, que nos permiten asomarnos a otro tiempo. Mirar a estas gentes es, para Gonnord, una manera de responder a “la época actual, en la que el planeta urbano ensimismado tiene la cabeza bombardeada de imágenes”, y en que “nuestra mirada pervertida, cansada e indiferente quizá haya olvidado que ver no es mirar, también es vivir, conocer y sentir”. Javier Ortiz-Echagüe Comisario del programa Tender Puentes
Pierre Gonnord. Anibal, 2014.
Foto: AndrĂŠs Cribari
La vuelta al mundo en 30.000 libros
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FOTO FIJA PATXI URIZ
Por Natalia Ardanaz Yunta
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otógrafo, viajero o “fotogeógrafo” como así le denomina el historiador de la fotografía Carlos Cánovas, ha recorrido los cinco continentes publicando sus fotos en las más prestigiosas revistas de viajes. En el 2000 creó la Agencia Phototext con la que empezó a trabajar de manera profesional. En el 2008 recibió el Premio National Geographic por una foto tomada en Angkor (Camboya), y ha sido galardonado por La Gourmand Cook Awards en dos ocasiones por sus libros Navarra a la carta y Navarra, la cultura del vino, considerado el mejor libro de vinos europeos del mundo. A su larga y reconocida trayectoria como fotógrafo se le suma el máximo galardón otorgado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas: el Goya al mejor corto documental 2015 por Hijos de la Tierra. Desde Pineda del Mar, donde reside en la actualidad, nos dedica unos minutos mientras prepara su última exposición: Viajes y Emociones y El camino de Kumano (Japón). “Yo no me siento cineasta, es una palabra que me queda muy grande. Yo soy un documentalista divulgador del siguiente mensaje: si sientes el alma de la Tierra, entenderás la sabiduría que existe en todo”.
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Hijos de la Tierra ya llevaba dos años en el circuito de festivales documentales cuando Patxi Uriz decidió enviarla a los Goya. “La mandé sin ninguna pretensión de ganar, solo quería hacer ruido. En los últimos tiempos se ha producido un despertar en las conciencias de la gente. Y ese es mi principal objetivo: que las personas se cuestionen, reflexionen sobre lo que estamos haciendo con la madre Tierra”. El documental recoge los testimonios de aquellos que mejor conocen la naturaleza y sus propiedades curativas: chamanes, druidas, alquimistas de Brasil, Inglaterra, España, Francia y México. Portavoces de la Tierra que gritan en favor de la medicina natural frente a las atrocidades que cometen las multinacionales farmacéuticas. “Nuestra salud no debería ser un negocio. Las farmacéuticas, en vez de sanar cronifican enfermedades, explotan la Tierra como una fuente inagotable de recursos. La Tierra es una farmacia viva que debe ser preservada, fuente de vida y de salud”.
“ME LLAMARON DE UNA PRODUCTORA PARA GRABAR, BUSCABAN FOTÓGRAFOS SIN EXPERIENCIA EN FILMACIÓN. SEGÚN EL PRODUCTOR LOS MEJORES REALIZADORES HAN SIDO ANTES FOTÓGRAFOS” Fotogramas del documental Hijos de la Tierra.
63 Patxi Uriz durante el rodaje de Hijos de la Tierra.
Una película con un ambicioso mensaje y una soberbia puesta en escena que tiene su origen en un encargo para hacer un libro de plantas medicinales a caballo entre Navarra y Amazonas. El proyecto original, que iba a llamarse Navazonia, se convirtió en un documental. Allá por 2011, Patxi Uriz había comenzado a grabar con su Canon 5D y tenía ganas de ahondar en el tema de manera audiovisual. “Me llamaron de una productora para grabar, buscaban fotógrafos sin experiencia en filmación. Según el productor, los mejores realizadores han sido antes fotógrafos. Tuve la suerte de colaborar con Raúl de la Fuente quien me dio un sabio consejo: “haz fotos que duren 10 segundos y mira la vida pasar”. Entre ese grupo de co-
laboradores también se encontraba Axel O´Mill, ganador de un Goya por el documental Minerita, dirigido por Raúl de la Fuente. Axel editó el teaser y en seguida quiso involucrarse en el tema. Patxi nos confiesa que la parte de producción ha sido la tarea más ardua y tensa a la que ha tenido que enfrentarse durante el rodaje. “Éramos un equipo pequeño y familiar sobre el que me sentía totalmente responsable y a veces en condiciones muy difíciles”. “Me he dedicado en cuerpo y alma, he puesto todos mis ahorros, mi esfuerzo…”. El apoyo definitivo para acabar la película llegó de la mano del INAAC y por medio de crowfunding. Cauto, prefiere reservarse sus intenciones para el futuro, pero lo que sí tiene muy claro es que quiere
continuar su labor divulgativa. “Debemos conectar con la naturaleza, es una manera de sentirnos libres, respetarla y respetarnos a nosotros mismos”. Antes de terminar nos menciona el enorme trabajo de Gorka Pastor, que con su música ha logrado tender puentes culturales a ambos lados del Atlántico. “El cine es fotografía más música, es grandioso poder poner música a esas imágenes”. A través de imágenes fijas o fotos que duran 10 segundos, Patxi Uriz entiende que la imagen es una poderosa herramienta de transmisión de esa espiritualidad o filosofía de vida que conecta al hombre con el Planeta porque todos somos hijos de la Tierra.
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la BUTACA de
Por Andrés García de la Riva
Andrés Duque El último filme del cineasta Andrés Duque (Camujer filipina que realiza a diario un ritual mágiracas, 1972), Oleg y las raras artes (2016), preco-geométrico en las calles de Barcelona en Pasentado en España en la décima edición del ralelo 10 (2005) pero, sobre todo, con el cineasta Festival Internacional de Cine Documental de de culto Iván Zulueta en Iván Z (2004), opera priNavarra, Punto de Vista, cierra diversos círculos ma que le granjeó a Duque una amistad sincera trazados por este hispano venezolano a lo largo y una concepción artesanal del oficio. Duque de su trayectoria. Duque se acerca al pianista asume que ambos “son personajes ejemplares ruso Oleg Nikolaevich Karavaichuk, un artista porque han renunciado a la idea de éxito y de célebre de San Petersburgo que ostenta el hofama por mantener pura una forma de entennor de ser la única persona autorizada a tocar el derse como artistas. Para mí eso es fundamental piano del zar Nicolas II, custodiado en el Museo y creo que esta manera de funcionar al margen Hermitage. Aunque Duque ha firmado un nuevo de un sistema mercantilista ya no existe. Estoy documental, cuesta creer que no estemos ante seguro que Oleg tiene el síndrome Peter Pan, un personaje de ficque no es necesaria“Los materiales que utilizo son los ción cuando Oleg remente el síndrome del que no tienen que ver con mi guion flexiona sobre la vida niño eterno, sino el del incipiente, sino con momentos de y el arte. Un nonagealma rebelde, el niño pura vida, sin intención de cineasta nario flaco, de voz atilque se rebela frente a dada, ademanes de sus padres porque no profesional” otra época y sempidesea formar parte del terna boina; una suerte de Quijote soviético con sistema dominante que le rodea. En ese sentila costumbre de comprobar la idoneidad de un do me comentaba Roman Gubern una vez que nuevo espacio a través del rebote de la sonoPeter Pan es un mito universal, un mito moderridad de su canto. Pero aún siendo real, Oleg no. Zulueta parece que surge dentro de Oleg, también es un personaje. Un gran personaje. yo también lo he visto mientras Oleg pasea con Un anacronismo con difícil encaje en el mundo su gabardina en la casa de su pueblo. Es bonito actual de cultura global y agendas apretadas. encontrar estos reflejos sin buscarlos”. Un genio con algo de loco, de caprichoso y de Esa misma rebeldía iconoclasta también la osrebelde, cuya confianza se ganó Duque a base tenta el Duque cineasta, un creador que siemde constancia y mano izquierda. pre ha realizado un cine a contracorriente de Y esa condición de personaje automarginatendencias, géneros o etiquetas. Algo patente do, ajeno al paso del tiempo y con una manera ya en Iván Z, rodada por Andrés Duque cuatro única de comunicarse con el mundo conecta años después de recalar en 2000 en Barcelona a Oleg con algunos personajes que pueblan la desde su Venezuela natal y tras cursar un máster filmografía de Andrés Duque. Así ocurre con la en la Universidad Autónoma. Un film muy aplau-
Carta manuscrita de Oleg Karavaychuk a la Reina de España.
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“Nunca había trabajado antes con un equipo. Para poder grabar a Oleg necesitaba sobre todo tiempo, porque él es un ermitaño, y por eso necesitaba ayuda para poder pasar el tiempo necesario con él y un poco de financiación” dido que convirtió a Duque en enfant terrible de la no ficción española merced a un cine poco condescendiente con el espectador, rodado al margen de la industria con el mínimo equipo técnico y humano, con un formato pretendidamente amateur. Sobre todo a partir de sus dos largometrajes más autobiográficos –Color perro que huye (2011), Ensayo final para utopía (2012)– su cine rehúye cada vez más de esquemas narrativos para construir el relato a partir de imágenes hipnóticas que invitan a la recreación. Un cine, entre onírico y abstracto, que funciona con recursos propios de la poesía y también de
la música, hecho para sentir antes que para entender. Y si la música ocupa un lugar destacado en la obra de Duque, también lo hace el silencio, como se puede comprobar en Ensayo final para utopía. En definitiva, el de Duque es un cine irónico, a veces caprichoso y siempre experimental; disruptivo y fragmentario, que celebra el error y aprovecha los tiempos muertos y los descartes – su autor a menudo aprovecha aberraciones de imagen, repeticiones o vibraciones–. Así ocurre incluso en Oleg y las raras artes, su filme en apariencia más estético y convencional. “Justamen-
Andrés Duque, cineasta de descartes. De izquierda a derecha: Fotogramas de “Oleg y las raras artes” (2016).
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te eran esos momentos donde estábamos descansando, cuando Oleg duerme o cuando está en trance con su música interior, o cuando improvisa algo que se le ocurre en el momento. Es allí cuando realmente surge lo que para mí es su poesía. Y es cuando parece que se convierte en un niño, travieso y con un sentido del humor afilado. De manera que los materiales que utilizo son justamente los que no tienen que ver con mi guion incipiente, sino con momentos de pura vida, sin intención de cineasta profesional”. Estamos también ante un cine que se ci-
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“Vivo el cine como una experiencia inmersiva donde las emociones quedan reflejadas en un misterio. La poesía está en esas intersecciones de un devenir de tu cuerpo, de tu conciencia y en la interacción con los otros” mienta a partir de elementos absolutamente heterogéneos, que combina imágenes de distintas procedencias, tanto planos de películas propias –como por ejemplo los cromos infantiles de Ivan Z, presentes en No es la imagen es el objeto (2008)– como de filmes ajenos; que camina entre la realidad y la ficción, y está rodado en España, Venezuela o Mozambique; que recurre a la autorreferencia, el metacine, las pantallas dentro de otras pantallas o el found footage, en algunos casos a partir de imágenes propias, recicladas, y en otros con fragmentos de teleno-
velas, programas televisivos, emisiones radiofónicas, alocuciones… Duque no entiende en su cine de materiales innobles, todos encuentran su lugar en una mesa de edición donde son reordenados de una forma aparentemente caótica, apropiándose de nuevos significados en una suerte de palimpsestos que en algunos aspectos recuerdan a la práctica fílmica de Basilio Martín Patino. Y como en el caso del salmantino, el resultado siempre encuentra su propia lógica, la de las emociones. ¿Pretende Andrés expresar así las sensaciones que pueblan su universo ín-
Pág. 68. De izquierda a derecha y de arriba abajo, fotogramas de “Iván
Z” (2004), “Paralelo 10” (2005), “La constelación Bartleby” (2007), “All You Zombies” (2008).
Pág.69. Imagen de “Landscapes in a Truck” (2006).
timo? ¿Acaso reflejar el caos en el que vivimos? ¿Se trata de una forma de poesía audiovisual? El propio cineasta se refiere a su cine como “una experiencia inmersiva de vida donde tus emociones quedan allí reflejadas en un misterio. La poesía está en esas intersecciones de un devenir de tu cuerpo, de tu conciencia y en la interacción con los otros. Lo bello está, a mi entender, no en las ideas fijas, sino en su transformación”. Prueba de ellos es la presencia cada vez más poderosa de su propio yo en sus obras, a través de su voz, de su mirada, de su mundo interior: “Yo quiero se-
guir explorando esos aspectos menos visibles de la vida, explorar alter-egos, cómo me relaciono con esta idea de extrañamiento de lo real que siempre me ha acompañado; los misterios que están alrededor nuestro. Eso es lo que me gusta buscar como cineasta”. Desde su debut con Iván Z nuestro cineasta no ha dejado de reinventarse y abrir nuevas puertas creativas. Una evolución que ha sido reconocida con galardones en festivales internacionales y con regocijo entre los amantes de este cine. Su encuentro con Zulueta le reporta una nominación
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a los Goya por su retrato del director de la mítica cinta Arrebato (1980); Color perro que huye se estrena en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam y obtiene el Premio del Público en Punto de Vista; en 2012 es invitado al Seminario Flaherty en Nueva York; en 2013 recibe el Premio Ciudad de Barcelona por Ensayo final para utopía. Y en 2016 llega Oleg y las raras artes, estrenada en Rotterdam y programada en festivales como Bafici (Buenos Aires); PlayDoc (Pontevedra); Cinéma du Réel (París), donde es reconocida con una Mención Especial del Premio Scam International y el Premio a la Mejor Banda Sonora Original; el Cinema d’Autor de Barcelona, donde Duque se alza con el premio Talents D’A 2016 al mejor director; o Punto de Vista, donde obtiene el Gran Premio del festival y donde la visita del propio Oleg revoluciona el transcurso de la décima edición. Por el camino Duque firma otro puñado de obras –cortos y mediometrajes– donde desarrolla las mismas preocupaciones estéticas y conceptuales que en sus largos: Paralelo 10 (2005), Landscapes in a Truck (2006), Un
“Quiero seguir explorando esos aspectos menos visibles de la vida, explorar alteregos, cómo me relaciono con esta idea de extrañamiento de lo real que siempre me ha acompañado”
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De izquierda a derecha y de arriba abajo, fotogramas de “Primeros síntomas” (2015), “Color perro
que huye” (2011), “Ensayo final para utopía” (2012), “No es la imagen es el objeto” (2009).
perro en la mesa (2006), La constelación Bartleby (2007), El centro del universo (2008), Vu Par Television (2008), Life Between Worlds Not in Fixed Reallity (2008), All You Zombies (2008), No es la imagen es el objeto (2009), La débil: Rite Rite (2012), Talk Soft Cinema #1 (2014), Primeros síntomas (2015), Las manos de Anastasia (2015), Una película recordada (2015). Y si durante su trayectoria Andrés Duque se ha postulado como referencia del cine independiente con una obra cada vez más madura y desnuda, su último filme supone un claro punto de inflexión,
tanto por su método de trabajo como por su repercusión como cineasta. El creador reconoce que “nunca había trabajado antes con un equipo. Para poder grabar a Karavaychuk necesitaba sobre todo tiempo, porque él es un ermitaño, y por eso necesitaba ayuda para poder pasar el tiempo necesario con él y un poco de financiación”. Tras su última película, este director muy vinculado a la Pamplona donde se gesta contraluz por su estrecha relación con Punto de Vista se ha consolidado a nivel internacional como un autor importante de cine contemporáneo.
CRÓNICAS DE LARGA DISTANCIA
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ho, what, when, where, why. ¿Se puede contar el mundo con las 5W? Ésa fue la pregunta que nos hicimos un grupo de reporteros y fotoperiodistas con pasión por el mundo y el periodismo internacional. Convencidos de que la respuesta es sí decidimos crear Revista 5W, un nuevo espacio de información internacional que apuesta de forma radical por la narración y la imagen, en web y una vez al año en papel. Queríamos crear un lugar que reuniera pequeñas historias y grandes explicaciones, conectar con el lector para que viera y entendiera, a través de los ojos de quien está sobre el terreno, lo que está más lejos. Nuestras armas son las palabras y la imagen, vías imprescindibles para acercar otras realidades. La iniciativa nació de ocho periodistas y un experto en web (Colectivo 5W) y pronto se sumaron una treintena de colaboradores en todo el mundo: desde reporteros como Andrés Mourenza o Cristina Sánchez hasta fotoperiodistas como Ricard García Vilanova, Diego Ibarra, Maysun o Santi Palacios. Nuestra primera presentación fue en redes. Allí anunciamos que hablaríamos de actualidad internacional, de lo que sucede en lugares remotos del planeta, de las historias lejanas que pueden interesar al público. Buscábamos lectores ávidos de mundo, pero no solo aquellos enamorados de la actualidad internacional, sino también un público curioso, dispuesto a zambullirse en la historia de una familia que ha sobrevivido al ébola o de un joven afgano reclutado para la guerra. Gente dispuesta a pagar unos cuantos euros al año para poder leer y financiar reportajes con una apuesta narrativa y audiovisual. La idea estaba asentada, pero la pregunta era cómo empezar a nivel financiero. La respuesta nos la dio la gente: casi 900 mecenas participaron en una campaña de micromecenazgo que superó todas nuestras expectativas. En poco más de 49 horas alcanzamos el objetivo planteado, y acabamos doblando la cantidad solicitada. Aquél fue un buen empujón para arrancar no solo en lo económico, sino también de ilusión: el público nos demostró que la información internacional sí interesa. Al crowdfunding le siguieron semanas de duro trabajo para lanzar la web (www.revista5w.com) y, pocos meses después, nuestro primer número en papel: “Después de la guerra”, un monográfico anual a caballo entre el libro y la revista, que explora las consecuencias que dejan los conflictos cuando los focos informativos de la actualidad se apagan. Son 225 páginas a todo color desde lugares como Siria, el lago Chad, Palestina o México. El volu-
©Juan Carlos Tomasi, Darfurl.
men, con contenido inédito y mucha atención a la imagen, cuenta con fotografías de Manu Brabo, Diego Ibarra, Anna Surinyach, Ricard G. Vilanova, Guillem Valle, Maysun y Juan Carlos Tomasi, entre otros Lo que buscamos con 5W es ofrecer una experiencia integral: acercar historias del mundo a través de la web, del papel, del sonido, de la imagen. Nos apasiona contarlas y queremos que al lector le apasione sumergirse en ellas. Desde el principio hemos apostado por trabajar con distintas velocidades. Por eso los contenidos de la web no aparecen en papel, ni los del papel saldrán replicados en la web. Entendemos cada formato con un lenguaje propio y así pretendemos seguir trabajando cada tema publicado. Mimamos la edición de los textos tanto como las imágenes. No tenemos prisa: queremos ir más allá de la simple noticia, profundizar en relatos audiovisuales en los que el fotógrafo se sumerja en la vida de las personas, en ensayos fotográficos que aborden temas transversales. Ésa es nuestra apuesta: crónicas de larga distancia.
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“Queríamos crear un lugar que reuniera pequeñas historias y grandes explicaciones, conectar con el lector para que viera y entendiera, a través de los ojos de quien está sobre el terreno, lo que está más lejos. Nuestras armas son las palabras y la imagen, vías imprescindibles para acercar otras realidades”
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“Nos convertimos en fotógrafos de guerra sin ir a Siria”
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galería contraluz
Rubén Domíguez
Tempus Fugit abril-mayo
Tempus Fugit nos traslada en el tiempo hacia la vida cotidiana de nuestros mayores en unos días que poco tenían que ver con tablets y smartphones. El objetivo del autor recoge escenas cotidianas congeladas bajo un manto de polvo en casas abandonadas de Navarra y Castilla. La sombra del pasado se desvela entre los enseres abandonados de los que allí vivieron, objetos llenos de recuerdos y muestra de lo efímero del tiempo.
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Santiago Bañón Urban Colors mayo-junio
En paredes, garajes, grafitis, anuncios, museos, fachadas… siempre hay un rincón pintado de luz que nos recuerda que sobre el triste asfalto, entre los atascos, las rutinas, puede haber un espacio que se convierta en escenario de fantasía e ilusión. Me gusta ver la ciudad como un paisaje humanizado colorista donde la figura humana a veces está presente y en otras, aunque ausente, se intuye tras unas ventanas, una puerta, una barandilla o incluso entre sombras. Solo hay que mirar.
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