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Escrituras Aneconómicas

Año I, N° 1: 2012, 208-219

Revista de pensamiento contemporáneo.

–(h)abilidades de Benjamin, Introducción* Samuel Weber

Traducción de Pedro Sierra Vergara. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. pedrosierrav@gmail.com

Aunque Walter Benjamin nunca fue tímido a la hora de escribir, una práctica que evitó consistentemente fue la creación de neologismos.1 Por lo tanto, es con toda la reticencia que me encuentro obligado a recurrir a algo similar, con el fin de resumir un motivo que se me ha impuesto en los últimos años de lectura en torno a Benjamin. Lo que está involucrado, sin duda, no es exactamente un neologismo, ya que no implica la creación de una nueva palabra, sino más bien la puesta en relieve de una parte de la palabra, un sufijo (eine Nachsilbe). En inglés, sin duda, este sufijo, cuando es dicho, es indistinguible de una palabra: lo que lo distingue de ésta no es audible, sino sólo legible:

Weber, Samuel. Benjamin’s –abilities. Cambridge, Massachusetts and London: Harvard University Press, 2008, pp. 3-10. De paso, indicamos que las notas correlativas con numeración arábica pertenecen al autor. Las demás notas, de la Edición o del Traductor, se enumeran con letras griegas [N. E.] 1 “En filosofía resulta, por tanto, discutible la introducción de nuevas terminologías, si en vez de limitarse estrictamente al ámbito conceptual, se orienta hacia los objetos últimos de la contemplación. Tales terminologías (intentos fallidos de nominación en los que la intención tiene más peso que el lenguaje) carecen de la objetividad que la historia ha conferido a las principales expresiones de la contemplación filosófica.” Benjamin, Walter. El origen del drama barroco alemán. Madrid: Taurus, 1990, p. 19. Traducción de José Muñoz Millanes. [A la fecha también existe otra traducción publicada por Ábada el año 2006 Origen del Trauerspiel alemán en Obras, Tomo I, vol. 1. Traducción de Alfredo Brotons. Nota del Traductor, en adelante N. del T.] [El autor cita la traducción inglesa Origin of the German Tragic Drama. London: Verso, 1998, p. 37. Traducción de John Osborne, así como refiere al original, Gesammelte Schriften—Werkausgabe, Vol. I. Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1980, p. 217. [N. E.] *

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un guión, marcando una separación que también es una unión, un Bindestrich que no lo vincula a nada en particular, pero que, sin embargo, lo obliga a estar unido a otra cosa. El sufijo en cuestión, suena, pues, engañosamente familiar, ya que coincide, de manera audible, con la palabra «(h)abilidades» [«abilities»]. A diferencia de esa palabra, sin embargo, su primera letra –que por pura casualidad pasa a ser la primera letra del alfabeto– es precedida por un guión. Cuando se escribe de forma aislada, esto le da, por cierto, una apariencia un tanto extraña, ya que generalmente los sufijos no se encuentran de manera separada de las palabras que modifican. Pero esta extraña apariencia palidece cuando se compara con su alemán «original». Si este libro alguna vez es traducido al alemán –estuve tentado de escribir «de vuelta» al alemán, ya que el alemán es, por supuesto, el idioma en que Benjamin escribió y en el que generalmente lo leo– entonces su título, suponiendo que fuera totalmente fiel al inglés, en realidad tendría que implicar la creación de un neologismo. Para volver a traducir al alemán, el título alemán exigiría a sus lectores «leer lo que nunca fue escrito», es decir: «Benjamins -barkeiten» Permítanme, entonces, en lo que sigue, comenzar a tratar de explicar, si no justificar, este extraño título, ya sea como «Benjamins-barkeiten» o como «-(h)abilidades de

Benjamin» [«Benjamin’s -abilities»], primero que todo remontándolo a lo que es un doble –o dividido– origen. El primer aspecto es bastante obvio, al menos para cualquiera que haya leído muchos de los escritos de Benjamin. A lo largo de su vida, Benjamin tendía a formular muchos de sus conceptos más significativos nominalizando verbos, no de la manera habitual sino que añadiendo el sufijo –barkeit (y que en español, bien se puede escribir -ibilidad o -(h)abilidad : en aras de la simplicidad y claridad, en español sólo utilizaré el último Schreibweise).α

Para recuperar sólo los más destacados -

α

La frase del autor estadounidense, traducida literalmente “y que en inglés, bien se puede escribir –ibility or –ability: en aras de la simplicidad y claridad, en inglés sólo utilizaré el último Schreibweise”.

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barkeiten o -(h)abilidades –y hay muchos más que acechan en todos los rincones de sus textos, uno de los cuales discutiré más adelante en este capítulo– voy a mencionar sólo los siguientes:

Mit-teil-barkeit (a partir de su ensayo «Sobre el lenguaje en general y el lenguaje de los hombres» de 1916), Kritisier-barkeit (a partir de su tesis «El concepto de crítica de arte en el Romanticismo alemán», publicada en 1920), Übersetz-barkeit (en «La tarea del traductor», de 1923), Reproduzier-barkeit (en «La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica», de 1935), y, por último, Erkenn-barkeit, pero también Les-

barkeit, en el «Convoluto N» de los manuscritos sobre los Pasajes de París. Esta generalizada y persistente tendencia de formar conceptos mediante el recurso a este sufijo, que incluso en alemán produce sustantivos más bien difíciles, proporcionó un primer indicio de que aquí había involucrado algo más que una simple idiosincrasia estilística. Ese fue el primer origen de mi fascinación con el –barkeiten de Benjamin. Una segunda inspiración vino de una fuente bastante diferente, aunque de una que para mí siempre ha estado profundamente relacionada con la escritura de Benjamin. Estoy hablando de la obra de Jacques Derrida, y en particular de su celebrada –o notoria, dependiendo de una u otra perspectiva– polémica con el filósofo John Searle. Desde que estuve involucrado en la traducción al inglés de lo que sería conocido como Limited Inc.,β recuerdo haberme impresionado especialmente por un momento de la réplica de Con el objeto de no entorpecer innecesariamente la lectura, se prefirió, como decisión traductológica, adecuar la frase al español. [N. E.] β Como se señala, S. Weber estuvo a cargo de la traducción del mencionado texto de J. Derrida (Cfr., «Limited inc: abc…», en: Glyph, N°2, 1977, pp. 162-254). Posteriormente, este ensayo se incluyó en el volumen Limited Inc. (G. Graff ed.). Illinois: Northwestern University Press, Mehlman, 1988. Este volumen, que contiene además «Signature, événement, contexte» y «Postface. Vers une éthique de la discussion», ha sido traducido también por Weber al francés (Limited Inc., Paris: Galilée, 1990) y al Italiano por N. Perullo (Limited Inc., Milano: Raffaello Cortina, 1997). Desconocemos si del texto de 1977 hay traducción al español, sin embargo, de manera indicativa, cabría apuntar que existe traducción al portugués. Cfr., Derrida, J., Limited Inc. Sao Paulo: Papirus, 1991. Traducción de Constança Marcondes Cesar. [N. E.]

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Derrida a la crítica de Searle de un ensayo que [Derrida] había escrito sobre John Austin, fundador de la filosofía de los actos de habla.γ Permítanme recordar brevemente el contexto: en 1972, Derrida había publicado una lectura de Austin bajo el título «Firma, acontecimiento, contexto». El texto fue traducido y publicado en inglés algunos años más tarde. Poco después, se supo que Searle consideró este ensayo extremadamente débil. Fue invitado, por tanto, a responder a Derrida públicamente, lo que hizo en un texto breve, a lo que Derrida, a su vez, respondió, pero en un ensayo de más de cien páginas titulado Limited Inc. Uno de los temas centrales discutidos, involucró la relación del lenguaje hablado con el lenguaje escrito y, en particular, en correspondencia con ambos, el papel del sujeto. La crítica de Searle dejó en claro que él entendía a Derrida como afirmando una diferencia clave entre el lenguaje escrito y hablado, referida con la ausencia o presencia del sujeto. Como afirma Searle, pensando que estaba corrigiendo a Derrida: «La escritura hace posible la comunicación con un receptor ausente, pero no es necesario para el receptor estar ausente. La comunicación escrita puede existir en la presencia del receptor, como por ejemplo, cuando compongo una lista de compras para mí.»2 En respuesta, Derrida trajo a primer plano una palabra que seguiría siendo una de sus escazas constantes terminológicas en todos sus escritos posteriores –una especie de «principio» deconstructivo, si esto no fuera una contradicción de términos– el término «iterabilidad»: “La respuesta es fácil y clara. En FAC [la abreviatura usada por Derrida para su ensayo sobre Husserl: «Firma, acontecimiento, contexto»δ] nunca se dijo que esta ausencia es necesaria, sino sólo que es posible [. . .] y que esta posibilidad, por lo tanto, debe tomarse en cuenta: ella refiere a

γ

La critica de Searle a Derrida («Reiterating the Differences: A Reply to Derrida»), fue publicada en el N° 1 de la mencionada Revista Glyph. [N. E.] 2 Jacques Derrida, Limited Inc. (Evanston: Northwestern University Press, 1988), 47. [Traducimos directamente del inglés. N. del. T.] δ El autor escribe la sigla «SEC», en virtud del texto «Signature, Event, Context». Aquí preferimos trasladar tanto el título del ensayo como la abreviatura. [N. del T.]

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la qua posibilidad, a la estructura de la huella [mark] como tal, es decir, precisamente a la estructura de su iterabilidad”.3 Es en la elaboración de la naturaleza de la «posibilidad» implícita en la noción de «iterabilidad» que Derrida explica por qué «iterabilidad» [«iterability]» no debe ser confundida con la «iteración», sino que consiste en un modo muy particular que es difícil de situar en términos de la oposición –y jerarquía– tradicional que subordina «posibilidad» a la «realidad» o «actualidad»:

Si se admite que la escritura (y la huella [mark] en general) debe ser capaz de funcionar en la ausencia, del receptor, del contexto de producción etc., esto implica que este poder, este ser capaz, esta posibilidad está siempre inscrita, por lo tanto necesariamente inscrita como posibilidad en el funcionamiento o la estructura funcional de la huella (...) Se deduce que esta posibilidad es una parte necesaria de esta estructura (...) En la medida en que es esencial y estructural, esta posibilidad está siempre en funcionamiento marcando todos los hechos, todos los acontecimientos, incluso aquellos que parecen disimularla. Sólo la iterabilidad, que no es iteración, puede ser reconocida incluso en la huella que, de hecho, parece haber ocurrido sólo una vez. Digo 'parece', porque esta vez única está, en sí misma, dividida o multiplicada, por adelantado, por esta estructura de la repetibilidad.4

La iterabilidad, el poder o la potencialidad de repetir o ser repetido, no es lo mismo que la repetición, precisamente porque aquella es una posibilidad estructural que está potencialmente “funcionando” [at work], incluso allí donde parece que los hechos no han ocurrido. Una "huella" [mark] puede ser identificada, es decir, aprehendida en cuanto tal, sólo en virtud de que sea repetida, al menos mentalmente, y comparada con su anterior aparición. La memoria y la repetición son, de este modo, los elementos 3

4

Ibíd. Ibid., 48. El énfasis es mío.

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constitutivos de la identidad,

la cual depende de la iterabilidad

–es decir, de la

capacidad [ability] de cualquier acontecimiento de ser iterado, repetido. La posibilidad de tal repetición implica, a la vez, alteración e igualdad –e igualdad a través de la alteración. Esto significa, sucintamente dicho, que esta identificación sólo es posible evitando el sentido único cuya finalidad estriba en aprehender, respecto de lo que cambia, lo que sigue siendo igual a través del tiempo y el espacio. Como veremos más adelante, algo muy similar también marca las (h)abilidades [-abilities] de Benjamin. Sin duda, la «capacidad» [ability] derridiana no es simplemente la de Benjamin. Sin embargo, su distinción entre «iterabilidad» e «iteración», «repetibilidad» y «repetición», entre los hechos empíricamente observables y la posibilidad estructural, puede decirnos mucho acerca de la inclinación de Benjamin de formar conceptos clave en términos de la –(h)abilidad, en lugar de la actualidad [actuality] como meros hechos. Es más, argumentar, como hace Derrida en el citado pasaje, que esta potencialidad o capacidad implica un proceso por el cual lo que aparentemente es una ocurrencia única se encuentra “por adelantado, en sí mismo, dividido o multiplicado por su (…) repetibilidad”, es socavar la definición usual de la posibilidad misma, que, desde Aristóteles, ha sido entendida como un modo de actualidad o de actualización, y por lo tanto definida por su oposición o su negación, es decir desde la imposibilidad, que se lleva a cabo con la finalidad de excluir. Como veremos, esta u otra lógica binaria no se sostiene para Benjamin más de lo que se sostiene para Derrida. Dada la trayectoria, dividida o doble, por la cual la noción de «-(h)abilidad», y, en particular su significancia para Benjamin, se impuso en mí, no será sorprendente que las «-(h)abilidades» en las que estoy interesado no puedan ser consideradas como propiedades o atributos de un sujeto [subjet] en particular, Walter Benjamin, no importa lo genial y fascinante que indudablemente fue. Pero lo que continúa provocando hoy, estoy convencido, tiene menos que ver con la persona de Walter Benjamin que con sus escritos, aun cuando es evidente que ambos no puedan separarse totalmente. Si aquellos

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escritos nos sorprenden una y otra vez por su capacidad aparentemente inagotable para llegar con sorprendentes, inesperados puntos de vista y, sobre todo, atractivas formulaciones y perspectivas, por más enigmáticas que puedan ser, entonces quiero sugerir que esto es en parte, o al menos, el resultado de una manera muy distintiva de conceptualización que se manifiesta en la tendencia a recurrir al sufijo, «-(h)abilidad» «barkeit», formando sustantivos desde verbos. Este modo de conceptualizar «virtualiza» el proceso de nominalización haciendo referencia, de nuevo, a lo que en alemán es muy apropiadamente designado como Zeitwort: «Tiempo de palabra» [«time-word»], también conocido como «verbo», que es inseparable del tiempo en la medida en que implica un proceso en marcha, siempre inacabado e impredecible: Erkennbarkeit, así, nombra la condición virtual de Erkennen, Benennbarkeit la de Benennen, Kristisierbarkeit la de

Kritisieren, y así susecivamente.5 En su «Prólogo epistemológico crítico» al

libro sobre el Trauerspiel, Benjamin

intenta determinar la función (Vermittlerrolle) mediadora específica del concepto con respecto al fenómeno, por un lado, y a la idea, por otro (GS1, 214; Origen, 34). Esta última sólo puede ser presentada o escenificada –dargestellt– despidiéndose de la esfera de las ideas puras y descendiendo a la experiencia empírica, fenomenal y esto, a su vez, sólo

puede

lograrse

a

través

de

una

5

reordenación

o

reorganización,

un

A lo largo de gran parte de sus escritos, Benjamin intenta retener la noción de “objeto” u “objetivo”, como si pudiera ser opuesta simplemente y liberada de la de sujeto. Este es, sin duda, uno de los mayores aspectos que distinguen su pensamiento de Heidegger, su contemporáneo, para quien lo objetivo siempre implica un sujeto como su referencia y presuposición.  Cfr., Benjamin, W. “Introducción. Algunas cuestiones preliminares de crítica del conocimiento” en El origen del drama barroco alemán. Madrid: Taurus, 1990, pp. 9-41. [N. E.]  Weber se refiere al pasaje: “Indem die Rettung der Phänomene vermittels der Ideen sich vollzieht, vollzieht sich die Darstellung der Ideen im Mittel der Empirie. Denn nicht an sich selbst, sondern einzig und allein in· einer Zuordnung dinglicher Elemente im Begriff stellen die Ideen sich dar. Und zwar tun sie es als deren Konfiguration.” (Ursprung des deutschen Trauerspiels, p. 214). La traducción de José Muñoz Millanes, vierte: “Con la salvación de los fenómenos por medio de las ideas se lleva a cabo también la manifestación de las ideas en el medio de la realidad empírica. Pues las ideas no se manifiestan en sí mismas, sino sólo y exclusivamente a través de una ordenación, en el concepto, de elementos pertenecientes al orden de las cosas. Es decir, las ideas se manifiestan en cuanto configuración de tales elementos.” (El Origen del drama barroco alemán, p. 16) [N. E.]

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desmantelamiento y dispersión efectuados en el concepto por los «elementos pertenecientes al orden de las cosas» [thing-like elements] (dinglicher Elemente) que constituyen el fenómeno. El concepto lleva a cabo esta reorganización, que Benjamin designa como «virtual» –«Anordnung virtuelle»– decomponiendo –hoy en día se podría decir incluso «deconstruyendo»– la prexistente organización empírica de los fenómenos, permitiéndoles así reorganizarse aunque sólo sea «virtualmente». Más aún, Benjamin es bastante preciso en su relato de cómo el concepto lleva a cabo esta descomposición y diseminación. Para ello, partiendo de su función tradicional de establecer la igualdad, es decir, mediante la identificación de los rasgos del fenómeno que lo hacen similar a otros, de modo que se puede subsumir bajo un común denominador promedio, en cambio, el papel del concepto que, como Benjamin lo entiende y practica, es discernir no lo que hacen los fenómenos unos a otros, sino más bien lo que los separa y distingue de otros. La noción que Benjamin introduce aquí, en contraposición a la de medio –

Durchschnitt– es la de extremo. En los pasajes donde él elabora este término –que se repite con frecuencia en el prefacio del libro Trauerspiel– Benjamin nunca lo define o analiza. Pero lo que surge de su uso de la palabra es que la está utilizando, literalmente, como un término [term]: es decir, para destacar que la delimitación de un fenómeno depende de un cierto proceso de terminación, a través del cual, al mismo tiempo, cubre y expone el borde exterior de su “alcance”, su Tragweite, con lo que se estabiliza, pero 

Weber, presumiblemente, se refiere al pasaje: “La idea puede ser descrita como la configuración de la correlación de lo extremo y único con su semejante. Por eso es falso comprender como conceptos las referencias más generales del lenguaje, en vez de reconocerlas como ideas. Es absurdo pretender considerar lo general como algo de un simple valor medio. Lo general es la idea. La realidad empírica, en cambio, cuanto más claramente se puede ver en ella algo extremo, tanto mejor se consigue penetrarla. El concepto toma como punto de partida lo extremo.” (El origen del drama barroco alemán, p. 17 [N. del E.]  Escribe Benjamin: “Die Ideen sind ein Vorgegebenes. So definiert die Sonderung der Wahrheit von dem Zusammenhange des Erkennens die Idee als Sein. Das ist die Tragweite der Ideenlehre für den Wahrheitsbegriff. Als Sein gewinnen Wahrheit und Idee jene höchste metaphysische Bedeutung, die das Platonische System ihnen nachdrücklich zuspricht.” (Gs1, 210) “Las ideas consisten en algo previamente dado. Así, al distinguir la verdad de la correlación característica de conocimiento, la idea queda definida en cuanto ser. Tal es el alcance de la doctrina de las ideas para el concepto de verdad. En tanto que ser, la verdad y la idea adquieren aquel supremo significado metafísico que el sistema platónico les atribuye enérgicamente.” (Origen del drama barroco alemán, p. 12) [N. del E.]

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sólo por un gesto hacia lo que excluye. El extremo, cuya activación es tarea del concepto, marca, así, el punto donde un fenómeno está constitutivamente implicado en lo que no es, en lo que es otro y extremo, en lo que resiste a la comprensión y contención. El concepto, se podría decir, desmonta al fenómeno exponiéndolo como un

término, en el sentido lingüístico pero también en uno semántico. El concepto, determinando al fenómeno, le permite separarse de sí mismo. El fenómeno, determinado como una «cosa», es descompuesto en sus «elementos pertenecientes al orden de las cosas (thing-like elements), que tienen el potencial, la capacidad, para recombinarse en otra cosa. Y, sin embargo, no sólo es función del concepto transformar los fenómenos, sino también, de este modo, «salvar» a estos. Esta noción de "salvación" es extremadamente compleja, y este no es el lugar para entrar en ella en detalle. Permítanme sólo señalar que no implica solamente permanecer igual en el tiempo. Este sería el objetivo del concepto subsumptivo, que apunta a salvar lo individual subordinándolo y elevándolo por sobre un promedio más general, uno que es menos vulnerable a las alteraciones del tiempo y el espacio. Benjamin rechaza claramente esta noción del concepto: «Es absurdo pretender considerar lo general como algo de un simple valor medio» [«Das Allgemeine

als ein Durchschnittliches darlegen ist zu Wollen verkehrt»], escribe (GS1, 215; Origin, 35). La «idea», que es su término en el «Prefacio epistemológico crítico» para el uso alternativo en el que el concepto va a ser puesto, afirma la unicidad de una cierta singularidad: «La idea puede ser descrita como la configuración de la correlación de lo extremo y único con su semejante» [«Gestaltung des Als Zusammenhanges, en das mit

dem einmalig-Extreme steht seinesgleichen, ista morir umschrieben Idee»] (ibíd.). La «reorganización virtual» de los fenómenos por los conceptos en esos términos, une su determinación a su singularidad, como el «único-extremo» [das einmalig-Extreme]. Lo 

El autor remite a la versión original y a la traducción inglesa. Aquí se ha dispuesto la traducción de José Muñoz Millanes (p. 17) [N. del T.]

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«único-extremo», de ninguna manera excluye la repetición: como un «reordenamiento virtual», lo presupone. Pero también lo determina como un movimiento de diferenciación, de variación, de alteración. Al conducir fenómenos complejos a sus extremos, el concepto no revela lo que los hace como otros fenómenos, su común denominador, sino más bien lo que los separa, distingue y los hace «einmalig-extrem»: inconmensurablemente de una-vez-por- todas.6 El poder de conceptualización, en esta perspectiva, entonces, es uno de

singularización. Al tomar los fenómenos en su siempre único-extremo, el concepto hace que ellos se separen de sí mismos, en su «mismidad», no con el fin de disolverse en cierta generalidad mayor sino más bien para mostrar su singularidad distintiva, espaciotemporal inconmensurable como medida de cambio y alteración. Pero esta «reorganización» conceptual o «reordenamiento» (Anordnung) siguen siendo tanto «virtual» como de «orden», en el sentido de un comando o mejor: un desafío, puesto que lo que resulta es una configuración que no puede estar nunca completamente presente a sí misma, para esa presencia reduciría la unicidad –das

Einmalige– tratándola como si fuera idéntica o esencialmente repetible como lo mismo. Es sólo en la divergente convergencia de aparición y desaparición, de llegar-a-ser y de dejar-de-ser, como el éclair del «passante» de Baudelaire –pero también como aquellos puntos suspensivos o períodos que separan el destello de su reflexión («un éclair… puis la nuit»)- que estos fenómenos pueden ser «salvados». Tal «salvación», por lo tanto, puede ser llamada más precisamente, en inglés por lo menos, como: llegar a pasar [coming to pass.] Lo que es «salvado» no se conserva inalterado, sino sólo en las huellas [traces] de lo que viene a llegar a pasar. Eso es porque la «idea» sólo puede ser

6

«Une fois pour toutes» es una expresión que se impone en los escritos posteriores de Derrida, precisamente por la forma en que se vincula la singularidad, en su unicidad –de «una-sola-vez»– a cierta generalidad. Canallas [Rogues] traza la trayectoria que se inicia con un análisis de la ocurrencia singular (1) y concluye con la necesidad de repensar la relación de lo inconmensurable de lo común (Derrida, Limited Inc., 111).

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«circunscrita» –umschrieben– pero nunca simplemente beschrieben, descrita. La idea no es simplemente visible o descriptible, excepto, quizás, en el sentido literal de la escritura y el lenguaje: «La idea es algo de naturaleza lingüística: se trata de ese aspecto de la esencia de la palabra en que ésta es símbolo» [Die Idee ist ein Sprachliches, und

zwar im Wesen des Wortes jeweils dasjenige Moment, in welchem es Symbol ist] (GS1, 216; Origen, 36). Este «lado simbólico» siempre está «más o menos oculto». Puesto que el lenguaje debe tener una existencia fenoménica, sin embargo, su oculta dimensión «simbólica» e «ideal» nunca está presente en forma pura sino siempre asociada con una «significancia manifiestamente profana». «La tarea de la filosofía», ya que no puede reclamar a revelar directamente (Reden offenbarend zu), consiste en un cierto tipo de escucha originaria (Urvernehmen) que a su vez implica reminiscencia [remembrance]. A través de tal rememoramiento de palabras éstas son «una vez más», dada la capacidad para «reafirmar su derecho para nombrar». Esta es la razón por la que los neologismos –que también implican una determinado nombramiento– deben ser evitados: introduciendo nuevas palabras, se ignora la memoria histórica de la lengua. En lugar de invertir las palabras, la discusión de Benjamin, y su práctica escritural, abogan por la reinscripción de los términos establecidos para que se separen en sí mismos –es decir, de sus identidades anteriores. Es en virtud de tal movimiento de parting-with que las palabras recuperan la capacidad de nombrar, que nunca se reducen a ningún contenido semántico identificable, y menos aún al de un nombre propio. Si la «presentación de una idea» nunca puede ser completamente realizada, si debe seguir siendo virtual, una forma de nombrarla, que no la inventa sino que virtualiza, es precisamente la de hacer que los términos familiares dependan de una secuela o una secuencia, de un Nachfolge [sucesión] que de-termine esas palabras mediante su participación en su Nachgeschichte [posthistoria]:

El origen del drama barroco alemán, p. 19 [N. del T.]

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despertándolos a una vida futura en el Nach [después de] o Fortleben [superviviencia] de un Nachsilbe [sufijo] Esto, tal vez, comienza a explicar el recurso persistente de Benjamin al -barkeiten.

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