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La participación de los padres en el ámbito escolar
from Magisterio 88
Josué Martínez Martínez Escuela Normal de Teotihuacán Teotihuacán, Estado de México
Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros
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Octavio Paz
La participación social en la educación requiere de la colaboración sistemática y organizada como actores sociales de los padres de familia, maestros, directivos escolares, así como los demás miembros de la comunidad interesados en trabajar con el fin común de mejorar el centro escolar. En este sentido, los involucrados enfocan sus intervenciones en las decisiones que competen a la organización e instrumentación de los servicios que se ofrecen en las escuelas. Implica, por supuesto, que participen en la planeación, seguimiento y valoración de las acciones educativas a fin de optimizar la calidad del servicio prestado. Tiene como principal objetivo lograr la autosugestión de las escuelas, mediante la ampliación de su margen de toma de decisiones para coadyuvar en la construcción de una eficiente planeación estratégica. La gestión escolar, entendida así, no se reduce a la función exclusiva del director, sino que incluye la dimensión del trabajo colegiado, impulsando la participación activa de la comunidad escolar, incluyendo a la comunidad social.
Las familias en México han estado postergando su rol activo en la dinámica educativa de sus hijos. Para incrementar su participación es necesario planificar explícitamente actividades con esa finalidad, especificando con claridad la forma de participación de las familias y definiendo el rol que les corresponde desempeñar. Este artículo propone algunas líneas de acción que han de tener en cuenta para mejorar la participación familiar, la cual se considera un requisito indispensable para lograr una escuela eficaz.
Por ello “ni la escuela es el único contexto de educación ni sus profesores y profesoras los únicos agentes, al menos también la familia y los medios de comunicación desempeñan un importante papel educativo” (Bolívar, 2006, p.20). La familia como cualquier otro agente tiene un papel clave en el desarrollo de los niños y jóvenes ligados en un contexto social en donde viven (señalado por Vigotsky) nadie puede ni debe encargarse de su educación exclusiva en solitario, todos deben analizar y determinar cuál es su función en el proceso educativo, con el fin de contribuir al desarrollo integral del alumno dando una respuesta educativa de calidad.
La sociedad y la escuela han evolucionado, así como la familia también ha sufrido cambios sustanciales, de una escasa participación hasta su papel activo y protagonista en la escuela y en las dinámicas educativas relacionadas con sus hijos, con una incursión de la mujer más agresiva al mundo social, con su participación como proveedora económica del hogar, con la incorporación dentro de sus metas de realización personal una mayor preparación técnica, profesional y laboral, las dinámicas, funciones, roles y responsabilidades del hogar también han debido revisarse y replantearse.
En realidad, las trasformaciones que se han venido presentando en los hogares resultan incuestionables, porque las nuevas familias tienen que procurar formas distintas y novedosas para poder hacer frente a las responsabilidades formativas de sus hijos, con ambos padres dedicados tanto al
trabajo fuera del hogar como otras actividades de preparación técnica o profesional.
Obviamente ese panorama ha cuestionado la distribución de responsabilidades tradicionales provenientes de una cultura que se ha denominado como “patriarcal”, sobre todo en cuanto al carácter exclusivo de proveedor otorgado al padre, la responsabilidad de cuidado y crianza asignada fundamentalmente a la madre, la condición de subordinación y sumisión de la mujer respecto del hombre en la toma de decisiones del hogar y el no involucramiento del padre en el cuidado, crianza y educación de sus hijos, ante todo en la enseñanza de valores y reforzamiento afectivo.
Ha llevado a cabo la realización de este trabajo, para sensibilizar a las personas que tanto la familia como la escuela son dos pilares fundamentales en la vida de un niño y de una niña, y por ello, amabas deben establecer una buena relación, para así poder formar la identidad de dichos niñas y niños. Además, esta relación presenta muchos beneficios y ventajas para que los alumnos y alumnas puedan llevar a cabo un desarrollo integral, a pesar de las limitaciones que dicha participación puede conllevar.
Uno de los objetivos más destacados de las políticas educativas ha sido el de involucrar a las familias en la educación y contexto escolar. Este artículo se centra en analizar y orientar diferentes aspectos de la participación familiar que las escuelas han de tener en cuenta.
Para formar ciudadanos del siglo XXI, autónomos y responsables que trabajen para alcanzar una sociedad más justa e inclusiva, el papel de las familias ha de pasar de ejercer un rol de clientes a un rol de personas implicadas y comprometidas en el diseño de una escuela para todos y trabajar en la escuela que sueñan y quieren para sus hijos, en la que todos profesionales, familias y comunidad junto al alumnado, colaboren en su organización, gestión y desarrollo. Que los padres se involucren depende también de los centros educativos, por lo que desde las escuelas se tiene que hacer partícipes a los padres que se sientan parte del proceso educativo, fomentando su participación activa. Es importante que los padres de familia asistan a las reuniones de inicio del año escolar, conozcan a los maestros, autoridades, padres de familia de otros estudiantes; observen la forma de trabajo del maestro; se informen de lo que esperan lograr los maestros con sus estudiantes; y traten de comprender por qué eligieron esos objetivos. Que asistan también a los eventos escolares, eventos deportivos, exposiciones de los estudiantes, las reuniones a lo largo del ciclo escolar, concursos, etcétera.
El padre de familia debe de tener una actitud de disposición y ofrecerse como voluntario en la escuela si su horario se lo permite, que busque maneras de ayudar en la escuela y con ello se involucre en las dinámicas institucionales.
Epstein y Sheldon (2007) señalan que las escuelas exitosas son aquellas donde existe una interacción efectiva familia-escuela-comunidad.
Modelo para el estudio de la participación de los padres
Este modelo se caracteriza por enfocar dicha participación como un fenómeno que puede darse en diferentes niveles y dimensiones. Modelo de Epstein et al. (2002):
1. Crianza: Establecimiento por parte de los padres y madres de ayudas para el desarrollo de los niños y adolescentes; y un ambiente en el hogar que dé soporte a sus hijos como estudiantes. 2. Comunicación: Diseño y conducción por los padres y madres de formas efectivas de comunicación con la escuela y los profesores, acerca de los programas de la escuela y el proceso de sus hijos. 3. Voluntariado: Los padres y madres organizan la ayuda y soporte a la escuela y a las actividades de los estudiantes. 4. Aprendizaje en la casa: Apoyo a los estudiantes en las actividades relacionadas con el currículo escolar. 5. Toma de decisiones: Participación de padres y madres como representantes y líderes de los comités escolares. 6. Colaboración con la comunidad: Identificación y utilización por parte de padres y madres de recursos y servicios de la comunidad para apoyar a las escuelas y sus familias; organización de actividades en beneficio de la comunidad que incrementen las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes.
La educación de los estudiantes es muy importante, por ello deben ser prioritarios la responsabilidad y el compromiso familiar y social en la educación de los hijos en los niveles de educación básica y media superior, ya que de aquí emana toda la fortaleza del individuo y está plasmada en nuestra Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. El artículo 3 señala: Todo individuo tiene derecho a recibir educación. La educación preescolar, primaria y secundaria conforma la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias. La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollarse armónicamente, todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a los derechos humanos, y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y la justicia. El estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos. En el ámbito familiar sólo marca la obligatoriedad de asistencia de los estudiantes, el estado debe considerar legislar otros mecanismos de participación de los padres de familia para un mejor desarrollo del estudiante, sabedores de que contamos con el Acuerdo 176 donde se establecen los lineamientos para la constitución, organización y funcionamiento de los Consejos de Participación Social en la Educación.
Es importante que los padres de familia asuman con responsabilidad el compromiso que adquirieron al formar el principal pilar de nuestra sociedad (la familia), ya que de ella el individuo adquiere sus valores, creencias, costumbres y normas; también, deben nuestras autoridades educativas tener reglas claras y especificas del actuar en los padres de familia dentro de la formación educativa de los estudiantes. Recobrar la conciencia (razón) de lo relevante en nuestras vidas que es la familia y no vivir en un individualismo egocéntrico que nos aparta del bien común.
Las nuevas generaciones están atrapadas en la búsqueda de una libertad sin responsabilidades de una manera errónea en la cual, el fin es la satisfacción personal sin discernir si nuestras decisiones afectan a terceros; la búsqueda de un desarrollo personal y profesional con mejores oportunidades para la adquisición de bienes materiales creyendo que les darán la felicidad plena. El abandono y la desatención de los padres a sus hijos, la poca atención de los padres al desarrollo académico de ellos, el tener que trabajar jornadas extenuantes para solventar las necesidades familiares repercute en el desarrollo del estudiante. En una escuela primaria de la zona de Teotihuacán se observó que de un universo de 40 alumnos siete cumplieron con la tarea, impactando negativamente en el aprendizaje de los estudiantes.
Por ello, la educación en México requiere de verdaderos cambios estructurales en el ámbito social-familiar y no permitir a los padres deslindarse de la gran tarea que tienen en sus manos para la transformación y el fortalecimiento del desarrollo académico de sus hijos.
La familia es el primer grupo donde el ser humano se forma, es el más importante en su vida del hombre, en ella nace y se desarrolla a lo largo de su etapa escolar, su influencia en todos los aspectos es innegable, cada hombre o mujer, al formar una familia transmite a sus hijos los modos de actuar con los objetos, formas de relación con las personas, valores, normas de comportamiento social, que reflejan mucho de sí mismos.
La etapa escolar es siempre difícil para los niños, la separación del hogar genera un desequilibrio, los padres de familia son el soporte básico en la educación de sus hijos y su apoyo es fundamental para su adaptación en el contexto áulico.
Piaget concebía el desarrollo intelectual como el resultado de una interacción del niño con el medio, descantando la maduración biológica o la mera influencia ambiental como únicos condicionantes de dicho desarrollo. Su concepción armoniza en una teoría coherente el crecimiento neurobiológico y la influencia de la vida social y cultural con el desarrollo de la inteligencia, subrayando la interrelación entre tales fenómenos.
La relación entre familia y escuela es trascendental para la formación integral del ser humano, esto quiere decir el desarrollo intelectual, humano, social, social y académico y con ello desarrollar diversas habilidades e integrar los valores y actitudes que permitan relacionarse y convivir con otras personas. La necesidad de colaborar estrechamente padres de familia y maestros permitirá desarrollar e incrementar competencias en el individuo que favorezcan su integración y adaptación al medio de forma dinámica y espontánea.
Mi fa mili a
En conclusión, los hijos cuyos padres permanecen involucrados con la escuela llegan a tener una mejor autoestima, disciplina, están más motivados y tienden a obtener mejores calificaciones. Además de incrementar la motivación y disciplinar a los hijos, involucrarse en la escuela tiene varios beneficios para los padres. Al caminar junto con un hijo por su sendero educacional, los padres tienden a hacerse más sensibles a las necesidades emocionales y sociales de él; lo que conlleva a crear una relación más fuerte dentro de la escuela, ocasionando una mejor comunicación más clara entre padres, maestros e hijos. Esto puede otorgar más confianza con respecto al sistema educacional y de aprendizaje que ofrece la escuela. Las escuelas que tienen un alto nivel de compromiso con los padres tienden a experimentar un mayor respaldo comunitario y una reputación positiva. Cuando un hijo ve una aproximación unificada en cuanto a su educación entre padres y escuela, es más probable que entiendan la importancia de sus estudios. Los beneficios también se reflejan al tener una mejor comunicación con los maestros. Por ello hay que trabajar más en la conciencia aunada a la libertad, pero con un grado importante de responsabilidad para alcanzar cada uno de los objetivos trazados en la vida.
Octubre/Diciembre 2019/ Referencias Anderson, G. L. (2002). Hacia una participación auténtica: Deconstrucción de los discursos de las reformas participativas en educación. M. Naradowki et al. (compls). Nuevas tendencias en las políticas educativas. Buenos Aires: Granica, (pp.145-200). Barba. B. (2010). Los valores de la educación. En A. Arnaut y Giorgui, Los grandes problemas de México. Educación. Mex.: El colegio de México, (pp. 61-86). Benso,C., Pereira, C. (coords). (2007). Familia y escuela: el reto de educar en el siglo XXI. España: Concello de ourensee, cocellería de Educación, D. L. Bolivar, A. (2006). Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en común. Revista de educación 339, pp.119-146. Epstein, J. y Sheldon, S. (2007), “Avanzando: Ideas para la investigación sobre asociaciones escolares, familiares y comunitarias”. C. Chifton y S. Ronald (eds.). Manual para la Investigación en Educación. Ideas atractivas e investigación enriquecedora. Estados Unidos: Thousand Oaks, Sage Publications, pp. 17-34. Epstein, J. y S. Steven (2002), Presente y contabilizado: Mejorando la asistencia de los estudiantes a través de la participación familiar y comunitaria. Londres: Journal of Educational Research, (95), pp. 308-320. Guevara, G. (1996). La relación familia-escuela. El apoyo de los padres a la educación de sus hijos. Clave para el desempeño. Familia vs. Escuela. (8), pp. 6-13. México: Educación 2001. Guzmán E y Del Campo, M. (2001). Caracterización de la relación familiar y escuela y sus implicaciones en la interacción pedagógica. México: Educar nueva época, (18), pp. 8-21.