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TECNOLOGÍA

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CEO CLUB

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Por Paulo Bonucci

El valor de la tecnología empresarial

Aprovechar la tecnología al máximo podría ser la respuesta a la optimización y esto ha quedado más en evidencia a partir del COVID-19.

En los últimos años, el modo supervivencia se ha activado en muchas empresas. Las cadenas de suministro se tambalean por las presiones inflacionistas y de mano de obra, y la demanda de los consumidores recibe directamente los embates de la crisis del coste de vida. Todo ello sucediendo al mismo tiempo que las maquinaciones de la geopolítica asustan a los mercados casi a diario.

En estos tiempos inciertos e imprevisibles, los líderes empresariales pueden verse tentados a cerrar las escotillas y capear el temporal. Poner en pausa cualquier ambición de crecimiento y proteger lo que tienen, hasta que los tiempos mejoren. Desde luego, es comprensible que las grandes inversiones sean vistas como un mayor riesgo, pero el negocio

consiste en progresar constantemente frente a la competencia. Detenerte te hace retroceder en una trayectoria de la que quizás nunca te recuperes.

Sin embargo, hay un camino intermedio, en el cual es posible escapar del peligro sin gastar. Si miras lo que tienes, puedes descubrir que tienes lo que necesitas. Recordemos el ejemplo reciente de los centros de enseñanza. Cuando empezó la pandemia, estaban obligados a cerrar, pero la educación continuó. Las escuelas miraron lo que tenían: portátiles, software de comunicación, y prácticamente de la noche a la mañana, nació la educación remota masiva.

Conoce lo que posees

El primer paso es buscar entender todo el stack de tecnología y software que la empresa tiene a disposición. En tiempos de bonanza, a veces dejamos de usar todo el potencial de las herramientas. A las soluciones, las compramos y las desplegamos para hacer un trabajo, mientras que sus otras capacidades se quedan sin utilizar. Ahora es el momento de optimizar al máximo lo que ya has pagado.

Si adquieres TI por suscripción, como, por ejemplo, un servicio de nube, ¿sabes cuáles otras capacidades incluye? Soporte técnico, actualizaciones de seguridad, consultoría de negocio, educación y formación, networking, análisis y contribuciones a la hoja de ruta de un proveedor podrían (o a lo mejor, deberían) ser algunas de las características de la suscripción. Con mucha facilidad, estos elementos pueden considerarse complementos decorativos y nos olvidamos de ellos. Sin embargo, aprovecharlos podría ser la respuesta a la optimización del stack tecnológico y al funcionamiento más rentable de la TI.

Conecte a la gente

El siguiente paso es mirar a tu gente. Las empresas pueden obsesionarse demasiado con los títulos de los puestos, pero éstos sólo cuentan una parte de la historia: lo que hace una persona, pero se pierde de vista lo que podría hacer. Auditar las habilidades es un ejercicio más valioso: siempre se descubren talentos que se desconocían y que pueden ser reasignados a funciones que cobran más importancia.

Luego está tu ecosistema. Tal vez ni siquiera te has dado cuenta de que formas parte de uno. Pero piensa en todas las empresas con las que estás en contacto, sean clientes, proveedores, agencias o partners tecnológicos. Lo más probable es que todos ellos sientan las mismas presiones que tú. Aprovecha estas relaciones. Al tender la mano y preguntar cómo puedes ayudar, activas el principio de reciprocidad. La recompensa podría ser unas condiciones contractuales más favorables, contribuciones al desarrollo de productos o simplemente otro par de ojos para los retos a los que te enfrentas. Cuando se colabora, ocurren cosas increíbles.

“SI MIRAS LO QUE TIENES, PUEDES DESCUBRIR QUE TIENES LO QUE NECESITAS”, EXPLICA PAULO BONUCCI

El poder de estar abierto

Todo esto es más fácil a partir de un abordaje abierto. El enfoque abierto, que se basa en personas, procesos y tecnología, hace que el camino sea mucho más simple y seguro, impulsando mejores decisiones y manteniendo a las organizaciones a la vanguardia de la innovación y la experiencia del cliente. Las empresas que han invertido en este modelo vieron avances importantes, superando desafíos a través de la colaboración y con procesos mucho más integrados. La suma de tecnologías de código abierto y de una cultura abierta crea un espacio efervescente y propicio para la creatividad, para el intercambio de ideas y para innovar de manera ágil y eficiente.

Incluso las instituciones de enseñanza están encontrando en el open source una forma de democratizar el acceso a la educación por un lado y un espacio de innovación educativa que pretende achicar la brecha que existe hoy entre las demandas del mercado y las ofertas de profesionales especialistas en estas tecnologías en auge. Existe un movimiento creciente para introducir alternativas de código abierto en el entorno universitario, lo que ha estado dando resultados muy positivos en varias partes del mundo.

Una stack de código abierto es maleable, lo que permite pivotar bruscamente entre diferentes entornos de infraestructura y explorar nuevas integraciones entre el software interoperable. En una cultura abierta, el cambio y la colaboración son valores “habituales”. Las comunidades son más que un concepto etéreo, son ecosistemas altamente organizados con procesos definidos para el compromiso.

Un informe de IDC sobre el valor de las suscripciones de Red Hat, el proveedor líder mundial en el desarrollo de soluciones open source empresarial, demuestra que las organizaciones redujeron su costo de operaciones en tres años en un 35%, sus equipos de infraestructura de TI fueron más eficientes en un 38% y los equipos de desarrollo fueron un 21% más productivos. Además, las empresas que invirtieron en tecnología de código abierto y en la cultura que la acompaña estaban mejor preparadas para enfrentar tiempos difíciles: el 92% de los responsables de TI considera que las soluciones fueron importantes para afrontar sus retos relacionados con la pandemia.

Paulo Bonucci, SVP y gerente general de Red Hat para América Latina.

Los problemas a los que se enfrentan las empresas son múltiples, complejos y cíclicos. Recientemente las compañías tuvieron que lidiar con el colapso financiero mundial más grave desde la Gran Depresión. Después, la COVID-19 apareció de la nada para cambiar por completo la vida tal y como la conocemos. Si añadimos las crisis “locales” (caída de gobiernos, caída de divisas, inundaciones e incendios forestales) a las cuales América Latina siempre ha estado más expuesta, la lección es que siempre hay que esperar lo inesperado. Así que hay que prepararse. Hay que buscar el valor dentro de casa, en las cosas que ya se tienen y que pueden ofrecer aún más potencial. Es identificar y construir una base sólida ahora para contar con la agilidad que inevitablemente se necesitará en el futuro.

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