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SALUD

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En Su Presencia tenemos todo

Un par de semanas antes de navidad del año pasado conversaba con mi esposo y de repente me dijo: Karla Icaza, estoy cansado. Lo quedé mirando y le dije, yo también. Nos referíamos no solo a cansancio físico sino también, cansancio emocional. Comencé a relatarle lo que había sucedido en nuestras vidas desde hace ocho años; aquí voy: 2015, mi diagnóstico de cáncer de seno, donde tuve cirugías, tratamiento de quimioterapia y luego la recuperación. Todo esto sucede entre febrero y diciembre, que fue cuando ya comencé a sentirme un poquito “yo”, después de los estragos del tratamiento. 2016, mi mamá fue diagnosticada con cáncer terminal en febrero y falleció en julio de ese mismo año. 2017 perdieron la vida el hijo de una de mis mejores amigas y dos meses después, un sobrino muy querido que fue como hijo nuestro. 2018, en abril estalló una crisis política en nuestro país donde muchas personas fueron asesinadas. En julio de ese mismo año, falleció mi papá de manera repentina. 2019, continuó la crisis política que desencadenó problemas económicos, y mi esposo se vio forzado a cerrar dos negocios que eran parte del sustento económico de nuestra familia. 2020, pandemia, con todo lo que eso nos trajo. 2021, mi esposo fue diagnosticado con un tumor en el cerebro, benigno gracias a Dios, y lo operaron en agosto del mismo año. Unos meses después, mientras aún se recuperaba, migramos a otro país. 2022, uno de nuestros hijos cayó en depresión, y pasamos desde marzo hasta mediados de diciembre en medio de esa batalla; si me preguntan, la más difícil de mi vida. Cuando terminé mi relato me dice mi esposo, con razón estamos cansados.

Mientras pasamos por momentos difíciles, en lo humano, nos cansamos, nos desesperamos, a veces hasta queremos darnos por vencidos. Pero cuando nuestras fuerzas se agotan, solo hay un lugar donde podamos renovarlas y es en la presencia de Dios.

Recientemente fueron liberadas 222 personas que estaban presas injustamente en mi país. Entre ellos tengo varios amigos y conocidos cercanos. Hace un par de días pude hablar con dos de ellos. Sentía una gran necesidad de poderlos saludar y expresarles mi gratitud con Dios, por haberles protegido y liberado. En una parte de mi pizarra en la oficina, donde pongo los nombres de las personas por las cuales estoy orando, estaban los de ellos y sus familias. Fue maravilloso poder borrarlos.

En la llamada, uno de ellos me dijo, ahora entiendo cuando dijiste en tu testimonio que habías vuelto a nacer, al regreso de tu tratamiento de cáncer. “Yo volví a nacer”. Me contó cómo experimentó la presencia de Dios en sus momentos más oscuros; como las oraciones que él hacía y las de todos los que estábamos orando por ellos, lo sostuvieron.

Ojalá hiciéramos un hábito de vida buscar esa Presencia, no solo cuando necesitamos algo de Él. Hay una canción de Cody Carnes que se llama Nothing Else que en una de sus estrofas dice así:

I’m caught up in Your presence

I just want to sit here at Your feet

I’m caught up in this holy moment

I never wanna leave.

Karla Icaza M. Vicepresidenta Ejecutiva Gobierno Corporativo de Grupo Promerica.

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