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ESPECIAL FINANZAS INCLUSIVAS

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CEO CLUB

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Por Arturo Castro Barrantes

Servicios financieros para el bienestar de todos

Las finanzas inclusivas responden a la necesidad de que los sectores con menores ingresos tengan acceso a herramientas financieras que permitan un crecimiento y desarrollo económico más democrático y que beneficie a todos.

¿Cuántas personas pueden desembolsar de una sola vez el pago de una casa, de un vehículo o de la maquinaria y equipo que necesitan para hacer crecer su compañía? De acuerdo con Oxfam International, movimiento global formado por personas que trabajan juntas para combatir la desigualdad y, así, acabar con la pobreza y la injusticia, el 1% más rico de la población mundial acaparó el 63% (US$26.000 millones) de la riqueza generada en los dos últimos años, mientras que el 99% de los habitantes del planeta Tierra subsistió con el 37% restante, es decir, US$16.000 millones. En el 2020, la pobreza extrema creció por primera vez en 25 años.

Ahí, exactamente ahí, radica la importancia de las finanzas inclusivas.

“Es indudable que los segmentos que requieren de este nicho son los sectores de más bajos ingresos. A veces, resulta imposible atenderlos por razones de distancia geográfica o de informalidad de sus actividades económicas. Simplemente, existen casos de personas sin documentos de identidad oficiales y es imposible abrirles la puerta a un servicio financiero”, asegura Giorgio Trettenero, secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), quien explica que los servicios de financiación y crédito “quizás sean los más buscados”.

Jaime García Gómez, director de Proyectos del Índice de Progreso Social de CLACDS/ INCAE, asegura que hablar de inclusión financiera se ha vuelto cada vez más común en los últimos años, ya que tanto empresas, como gobiernos y la sociedad civil mencionan su importancia. “Incluso, las Naciones Unidas la considera como un elemento importante para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Sin embargo, dice que, de acuerdo con el Banco Mundial, en promedio en la región apenas el 42% de la población adulta tiene una cuenta bancaria.

Gabriel Holland, profesor de ADEN Business School.

Los segmentos más necesitados de servicios financieros son la población que se encuentra en la economía informal, así como aquella que está en zonas rurales donde se carece de infraestructura. Así lo explica Gustavo Méndez, líder de la industria de Servicios Financieros para Deloitte Latin America, quien dice que los primeros servicios que se han implementado son los relacionados con medios de pago electrónico, que permiten entender el flujo de ingresos de estas personas y eliminan el flujo del efectivo. “El siguiente paso es el contrato de una cuenta de ahorro, ya que las instituciones financieras conocen el flujo de efectivo y la capacidad de ahorro de la persona. De esta forma es posible estimar su capacidad de pago y entonces ofrecerles un crédito”.

“América Latina se encuentra por debajo de los estándares de los mercados desarrollados, ya que la penetración bancaria se encuentra muy mal distribuida entre empresas y pymes: solo el 45% de las pymes latinoamericanas tiene acceso a los sistemas financieros, mientras que las pymes latinoamericanas representan el 99% de las entidades industriales y el 67% del empleo. Sin embargo, su contribución al producto interno bruto (PIB) es del 30% del total, en comparación con el 60% que representan en las economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Eso refleja deficiencias significativas en la productividad laboral. América Latina también necesita inclusión financiera para los individuos: solo el 51% de los adultos tiene cuentas bancarias, de los cuales solo el 28% realiza pagos directamente desde ellas y menos del 15% se benefició de ahorros formales o servicios de préstamo, de acuerdo con datos que se desprenden del estudio de Deloitte, Disrupción para la inclusión: Tendencias y oportunidades no tradicionales para potenciar la inclusión financiera en América Latina”, asegura Méndez.

Gustavo Méndez, líder de la industria de Servicios Financieros para Deloitte Latin America.

Los bancos estimulan las economías de las familias y las empresas, por lo que es vital que faciliten el acceso a los productos y servicios financieros, dice María Isabel Cortés, directora ejecutiva de la Asociación Bancaria Costarricense, quien explica que, aunque en Costa Rica el buen acceso a los servicios financieros hace que ocupe el segundo lugar en bancarización en América Latina, aún queda la tarea de incluir los segmentos de gente más joven que recién se incorporan a la formalidad económica y los adultos mayores por la brecha tecnológica que pueden experimentar.

“Los servicios financieros son una vía para acceder a otros beneficios. Por ejemplo a aquellas personas que carecen de una tarjeta de débito y de crédito se les imposibilita comprar en Internet, por consiguiente, tienen menos alternativas a la hora de hacer una compra, y menos facilidades también. Ni qué decir si están en una economía donde la tasa de inflación crece exponencialmente mes a mes, donde lograr mejorar su situación es una carrera que nunca termina porque la meta se va alejando cada vez más. En el caso de las pymes, el efecto es más perjudicial, pues casi ninguna puede cumplir las exigencias tradicionales para obtener un préstamo. Por consiguiente el emprendedor debe poner en riesgo su propia situación financiera para crecer, y por eso es más difícil que crezca su proyecto y genere nuevos empleos”, explica Gabriel Holland, profesor de ADEN Business School.

Giorgio Trettenero, secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban).

“Los datos muestran que hay rezagos importantes en este tema. A pesar de las ventajas de tener una población bancarizada y la necesidad de crecer en lo económico, la inclusión bancaria está lejos de ser una prioridad en las agendas nacionales. ¿Será que, ante la necesidad de mayor dinamismo económico, se puede priorizar la inclusión financiera?”, se cuestiona García.

FINANZAS INCLUSIVAS ¿CUESTIÓN DE RENTABILIDAD O IMAGEN?

Aunque el beneficio de la mejora de la imagen puede ser colateral, los programas de inclusión financiera son rentables, lo que permitiría pensar en su crecimiento a largo plazo.

“Los bancos son empresas y es su deber generar rentabilidad financiera en sus actividades”. Así lo asegura Giorgio Trettenero, secretario general de Felaban, quien explica que, si fuera de otra manera, sería un acto irresponsable tanto con los accionistas, como con toda la sociedad. “Los bancos, entre muchas de sus funciones en la sociedad, son los garantes y custodios del ahorro del público y de la economía. Cualquier actividad que vaya en desmedro de la rentabilidad, compromete estas funciones. Por esta razón, puedo mencionarle que, si los banqueros están en este segmento, ocurre también como en una estrategia integral de negocios, donde la rentabilidad está presente”, afirma.

Con él coincide Gustavo Méndez, líder de la industria de Servicios Financieros de Deloitte Latin America. Él cree que se trata de un tema rentable pues, antes de la digitalización, era muy costoso atender a estos segmentos. “La digitalización trae un nuevo paradigma donde el origen y la apertura de las cuentas puede ser totalmente digital, lo que lo hace más económico y, en escala, puede ser un negocio rentable”.

“Las finanzas inclusivas deben ser rentables. La rentabilidad está en poder ampliar el mercado, llegar a más personas, acompañarlas en el proceso, desde que aprenden a usar su cuenta o la tarjeta de débito, hasta que pueden acceder a préstamos para impulsar su economía y lograr incrementar su bienestar. Entender mejor sus gustos y acompañarlos en esta evolución les permitirá obtener rentabilidad y también les ayudará a abrirse nuevas oportunidades de negocio a través del análisis de los datos que reflejan sus hábitos y gustos”, explica Gabriel Holland, prrofesor de ADEN.

El experto afirma que las finanzas inclusivas incorporan un volumen de nuevos clientes que, aunque de target bajo, siempre podrán mejorar su situación y, en el camino, adquirirán nuevos productos y líneas de crédito derivadas que representan un buen ingreso por las tasas de interés, al mismo tiempo que se disminuye el riesgo porque se va obteniendo información del prospecto y se evita la concentración de la cartera de créditos.

“El costo operativo es rápidamente diluido en el total de operaciones de la entidad, si se ha logrado avanzar en materia de transformación digital y se ha logrado adoptar tecnología en los puntos estratégicos de los procesos de negocio”.

“El compromiso de la inclusión social compete a las instituciones, empresas y organizaciones, entre las cuales están las entidades bancarias. El objetivo de los bancos es promover la accesibilidad de sus servicios a todos los grupos, para apoyar el proceso de desarrollo social y económico mediante el empoderamiento financiero”, asegura María Isabel Cortés, direcctora ejecutiva de la Asociación Bancaria Costarricense.

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