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La cerámica azul de Delft

Una tradición de cuatro siglos que sigue vigente. Visita a la La Koninklijke Porceleyne Fles.

Ya sea visitando algún museo, viajando por los Países Bajos, Italia o Portugal, o simplemente visitando a algunos de nuestros proveedores de materias primas para helados, todos hemos tenido la oportunidad de admirar los jarrones de cerámica azul de Delft. Y no sólo los jarrones, sino también bellísimos platos decorativos o realizados expresamente para conmemorar eventos históricos importantes, copas, floreros especiales para tulipanes y otros elementos para decoración de una delicadeza exquisita.

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La cerámica de Delft se originó como una copia de la porcelana china, la que era desconocida en los Países Bajos a donde, según se dice, llegó cuando los “Mendigos del Mar” (como se llamaba en Flandes a los piratas), atacaron un barco portugués y llevaron como botín valiosas piezas de finísima porcelana china, conocida como “porcelana kraak” a la provincia de Holanda. Cuando se estableció la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en 1602, en Holanda se empezó a apreciar mucho la porcelana de fondo blanco con decoración azul. Por entonces, los comerciantes locales contaban con recursos más que suficientes para permitirse el lujo de importar esta fina vajilla desde China, lo que hicieron a través de dicha Compañía. Pero pasado un tiempo, debido a circunstancias adversas, se hizo difícil continuar con la importación, por lo que los alfareros holandeses intentaron copiar la porcelana.

El problema de esos emprendedores era que no contaban con el caolín, una materia prima esencial para fabricar porcelana. Se realizaron intentos para imitarla, sobre todo en Delft y Róterdam, usando como materia prima la arcilla local, menos resistente y más pesada. Cuando se logró el objetivo, el número de fabricantes se multiplicó rápidamente en esas ciudades, de manera que en el siglo XVII en Róterdam se establecieron 12 fábricas y en Delft, alrededor de 30. Asimismo, aunque al principio se imitaban los dibujos de la vajilla china, con el correr de los años los diseños se fueron modificando, adaptándolos a las realidades de los Países Bajos. Es así que las facciones asiáticas de los primeros dibujos se fueron tornando más europeas, y las flores y paisajes locales reemplazaron los motivos chinos originales.

Con el paso del tiempo desaparecieron todas las fábricas excepto una: La Koninklijke Porceleyne Fles. Esta fábrica, además de seguir produciendo, cuenta con un museo interesantísimo donde se pueden admirar piezas históricas y un taller abierto al público para mostrar la técnica de la cerámica azul de

Delft. También se organizan cursos de pintura para adultos y talleres para niños. Publitec visitó la planta y el museo. Actualmente han surgido algunas otras fábricas que proponen cerámicas similares, pero la Koninklijke Porceleyne Fles es la única fábrica que quedó en pie de las fundadas hace cuatro siglos.

Hoy en día las piezas se pueden pintar a la antigua usanza, una por una con un fino pincel, o utilizando una tecnología llamada transfer. Esta tecnología consiste en pintar la imagen sobre un papel, y después de un proceso de digitalización, calcar la imagen en la vajilla. Ambos sistemas requieren de un trabajo extremadamente delicado, y el control de calidad es sumamente estricto.

En la firma al reverso de cada pieza se puede distinguir cuál de los dos sistemas se ha utilizado, también figuran las iniciales del pintor, un número identificatorio del modelo y un código para saber en qué año fue hecha.

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