Revista Lúdica Edición 20

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Ediciรณn Digital No. 20

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Enero - Abril 2017


SOBRE LÚDICA Nueva Sección

Lúdica surge como un espacio para el intercambio de ideas y conocimientos psicoanalíticos estimulando propuestas novedosas que jueguen con las clásicas fundamentales del psicoanálisis. Reconociendo los alcances de los diversos enfoques psicoanalíticos, se abre este espacio para complementar las diversas perspectivas que componen este campo, brindando mayor riqueza al quehacer clínico al estimular nuevas inquietudes y nuevos senderos en la práctica clínica. En estas páginas fundamos un lugar de respeto y diálogo para las distintas teorías psicoanalíticas con el objetivo de inaugurar un nuevo espacio psíquico convergente para quien acuda a su lectura.

PSICOANÁLISIS DE LA VIDA COTIDIANA Liza M. Zachrisson Claudia Melville ESCRITOS Andrea Vargas Rosal Luis Hornstein EXPRESIONES María Mercedes Parellada CONCEPTOS

EDICIÓN Claudia Castro Claudia Melville Liza M. Zachrisson Surami Morales DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO Surami Morales IMAGEN DE PORTADA María Mercedes Parellada “Ciclos de la vida”

EN CARTELERA Lisa Köng

info@revistaludica.com

Pág. 2

/Revista Lúdica

revistaludica.com

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17 Av. 19-70 zona 10 Edif. Torino - Ofi. 1406 Guatemala, Guatemala


PSICOANÁLISIS DE LA VIDA COTIDIANA

Vuelos de papel María Mercedes Parellada

La cultura del “how to”: Un manual erróneo de instrucciones simples para decisiones complejas Liza M. Sachrisson Pág. 4

Pág. 20

CONCEPTOS

Subjetividad

Cordura y locura: viajeros en tránsito en la psique materna Claudia Melville

Pág. 28

Pág. 6

EN CARTELERA ESCRITOS Análisis de la película “Room” El pequeño filósofo que logra escapar Lisa Köng

Conceptualización clínica: series suplementarias Andrea Vargas Rosal

Pág. 29

Pág. 8

SOBRE AUTORES

PSICOANÁLISIS DE LA VIDA COTIDIANA

Liza M. Zachrisson Claudia Melville ESCRITOS

Tristeza o irritabilidad: depresión masculina Luis Hornstein Pág. 13

Andrea Vargas Rosal Luis Hornstein EXPRESIONES

María Mercedes Parellada EN CARTELERA

Lisa Köng Pág. 32 Pág. 3

ÍNDICE

EXPRESIONES


PSICOANÁLISIS DE LA VIDA COTIDIANA

Nueva Sección

La cultura del “how to”: Un manual erróneo de instrucciones simples para decisiones complejas

El internet nos ha abierto un mundo de posibilidades inimaginables hace algunas décadas. Tanto sitio web, redes sociales, blogs, etc. nos han permitido comunicarnos y aprender de nuevas y diferentes maneras que antes resultaban inimaginables. Sin embargo, en esta locura que tenemos por la breve lectura es con mucha facilidad que encontramos mil y un artículos, blogs, chats, etc. que nos dictan cómo hacer todo (los “how to”), desde actividades superficiales y relativamente simples, por ejemplo, cómo cocinar una receta o cómo hacer una manualidad; hasta funciones complejas y profundas: cómo ser padres o cómo encontrar pareja. Son en las segundas en las que me enfocaré en estas próximas líneas puesto que las primeras no me parecen de mayor preocupación pues son actividades simples y poco trascendentales en nuestras vidas en las que no resulta tan riesgoso y comprometedor; sin embargo, utilizar un manual para realizar funciones y tomar decisiones complejas, personales y trascendentales conlleva riesgos que no atentan contra nadie más, excepto nosotros mismos.

POR: LIZA M. ZACHRISSON En las últimas décadas nos hemos acostumbrado a que la cultura nos exige simplificación y ahorrar tiempo, creo que es de ahí que han surgido tantos manuales de cómo hacer todo, a pesar que hay muchas decisiones en la vida en las que ahorrar tiempo no nos favorece, por el contrario, nos complica y perjudica ya que aunque no queramos verlo, no hay nadie más que pueda tomar dichas decisiones y establecer los pasos que nosotros. ¿Por qué? Las decisiones más trascendentales en la vida como elegir pareja, elegir carrera, cómo ser pareja y cómo ser padres, etc. son momentos que mueven nuestro mundo interno y de esta manera afectan e impactan drásticamente nuestro mundo externo. Estos momentos que nos mueven y trasforman generan una crisis interna que despierta nuestras más profundas angustias y ansiedades, y qué mejor antídoto ante experimentar esto que leer unas Pág. 4


líneas que nos digan cómo hacer las cosas. Sin embargo, en esto se pierde la parte más importante y necesaria de estas decisiones: nosotros mismos. En psicoanálisis hablamos mucho de la “subjetividad”, aquello que nos hace a cada uno quien somos, nuestra esencia, nuestros gustos, nuestros deseos que son tan únicos e irrepetibles en este mundo, que son la base de por qué elegimos lo que elegimos. Cuando encontramos un manual escrito por alguien más y lo replicamos dejamos de un lado nuestra subjetividad y entramos a ser peones del manual que alguien más, con otras necesidades, otras angustias, otras experiencias de vida, en otro momento y en otro lugar, creó. Aunque parece un remedio fácil y rápido ante nuestra turbulenta e incómoda tormenta interior, no nos percatamos que esto sólo calma temporalmente la angustia pero a largo plazo provocamos un mayor problema, pues seguimos la receta de vida de alguien más en lugar de crear la propia. Donald Winnicott, un famoso psicoanalista inglés, priorizaba sobre muchas cosas la capacidad de jugar y la creatividad de las personas como signo de salud mental. Al jugar no se refiere a sentarse con trocitos o pintar con crayones, sino a la posibilidad de alguien de crear algo nuevo utilizando su imaginación, lo cual es una capacidad que no debemos perder en la vida sino ejercitar y fortalecer ya que es lo que nos permite resolver nuestros conflictos y afrontar nuestras ansiedades y angustias permitiendo que a partir de ellas creemos algo nuevo. Esta capacidad de juego es la que perdemos en cada “how to” que seguimos de alguien más, que al final no ahorramos tiempo, sino comprometemos nuestra subjetividad, nuestros deseos, nuestra esencia y nos sometemos al plan de alguien más, quedando genuina y profundamente insatisfechos (nos permitamos o no verlo). Cada vez me topo más en mi clínica con personas profundamente insatisfechas, frustradas, desmotivadas que no sienten placer Pág. 5

de la vida, que no les gusta lo que hacen y que por más que buscan otros manuales y remedios para encontrar la felicidad no logran hallarla. Lo que nos vamos topando en el sendero de cada uno es absolutamente distinto, sin embargo hay algo en común, muchas veces no se arriesgaron a jugar, a tolerar por un rato sus angustias y permitir que de ellas surgiera su creatividad de explorar, intentar, equivocarse y descubrir en lo más profundo de sí mismos qué los haría felices, descubrirse y crearse a sí mismos como profesionales, como pareja, como amigos, como padres, como hijos, como personas. En la mayoría de estos casos vamos descubriendo que el sendero que siguieron no fue autoengendrado sino marcado por otros conocidos y desconocidos que les decían qué hacer y cómo hacerlo; y claro que necesitamos del aporte de otro que nos apoye y sugiera pero no que nos dicte cómo, cuándo y dónde hacerlo. Es por ello que les propongo que se reten a sí mismos a dejar la falsa seguridad que aparentemente da seguir los manuales que dictan qué hacer y cómo hacerlo, para crear y descubrir su propio estilo y manera de hacer las cosas en cada momento de sus vidas. Dejar el manual y asumir el protagonismo de su propia vida. Fotografìa: Gratuita web.


PSICOANÁLISIS DE LA VIDA COTIDIANA

Cordura y locura: viajeros en tránsito en la psique materna

Nueva Sección

POR: CLAUDIA MELVILLE Recuerdo haber sido parte activa de las famosas conversaciones entre psicólogos: “El problema es la mamá”, “es que seguro, ¡con esos papás!”, “mejor mandemos a la mamá a terapia”… Sin el afán de quitarle el valor clínico y terapéutico de convocar a los padres y demás miembros de la familia a la terapia, parece puntual reconocer lo difícil que puede ser la experiencia de crianza. Hacer énfasis en esto des-idealiza un modelo del padre o la madre perfecta tan perturbador en la psique de cualquier persona. Nada más cansado, abrumante y aterrador que iniciar el camino de la maternidad con tanta incertidumbre, una experiencia que visita los rincones más sensibles y vulnerables de los peldaños de nuestro psiquismo… esas piezas flojas que nos han sostenido hasta ahora y que tiemblan más que nunca con los llantos de un recién nacido, los berrinches de un infante o el intento de individuación de un adolescente. Pág. 6

La preocupación materna primaria (palabras del pediatra-psicoanalista D.W. Winnicott) es un estado que adentra a la madre en cierta locura para poder compartir un estado psíquico con su bebé y desde allí, iniciar ese primer vínculo. Es un estado que permite percibir y responder a las necesidades tan primarias y angustiantes del bebé… un estado no compatible con un mundo de “cuerdos” rígidamente organizado y estructurado. Es por eso que una madre puede llegar a sentir, hasta cierto punto, tóxico el mundo externo que excede el vínculo entre ella y su bebé. Resulta complicado medir parámetros de normalidad o quizás mejor dicho de salud mental en cuanto a la crianza ya que cada cultura tiene sus criterios de los mismos pero me siento cómoda pensando que si la madre, en ese estado de “preocupación materna primaria”, atiende las necesidades de su bebé de una manera suficientemente buena, esto debiera de bastar ante


cualquier contexto. Pero, ¿qué le va a permitir a esa madre lograr ser suficientemente buena? ¿Qué la va a ayudar a no sucumbir ante la ansiedad y de no caer en una depresión o incluso una psicosis? No hay una receta y dependiendo del estilo de vida y el apoyo (legal, familiar, contextual) que tenga será más o menos difícil. ¡Qué tanta paradoja debe sostener una madre!¡Difícil no enloquecer! Cuántos artículos existen acerca de los beneficios de la leche materna, de la leche de fórmula, del colecho, de los terribles efectos de dormir con los hijos, de métodos para que el niño duerma de corrido dejando que el niño llore, de lo terrible que es dejar llorar a un bebé, y así podría continuar con un sin fin de temas de los cuales la información documentada parece completamente fundamentada y al mismo tiempo contradictoria. La maternidad suena entonces a una invitación a tolerar paradojas, también a una vida muy creativa si se está dispuesto a “no saber qué va a pasar” con esto o con aquello, a probar cosas nuevas que parecen hacer sentido en su momento sólo porque suenan acorde al intercambio con los hijos. Jessica Benjamin, psicoanalista contemporánea define la intersubjetividad como un proceso dialéctico en que los interlocutores se reconocen uno al otro como un centro de experiencia subjetiva pero negando continuamente al otro como un sujeto separado. La vida madre-hijo(s) es intersubjetiva: ahora, cualquier decisión afectará la dinámica intersubjetiva. Lo angustiante no es que solamente afectará a su(s) bebé(s), sino que inevitablemente repercutirá en ella. Las medidas que se toman son más sanas si se sostienen en un interjuego entre todos, es decir, respetando las necesidades de los miembros de la familia individuales y entre sí. Nadie es superior al otro, cada uno es una pieza fundamental que al moverse altera el juego completo. Pág. 7

Quizás de aquí viene esto que resulta enloquecedor para la madre: este estado de considerar y negar al bebé como un sujeto separado cuando hasta entonces había puesto toda su energía en formarse como un ser independiente. Es el bebé el nuevo interlocutor de los polos dependencia-independencia en la vida de la madre y anfitrión en esta nueva travesía entre los mismos. Ningún psicoanalista más atinado para aliviar la angustia de estas preocupaciones al considerar los conceptos de “cordura y locura como caminos de ida y vuelta, o mejor, viajeros en tránsito” (Winnicott). Fotografìa: Gratuita web.


ESCRITOS

Conceptualización clínica: Series suplementarias

Aplicación del modelo de series suplementarias propuesto por Ricardo Rodulfo en un caso clínico. Este modelo multifactorial sostiene la sobre- determinación, es una ampliación de las series complementarias propuestas por Sigmund Freud. Las series al ser suplementarias son independientes y no son reductibles las unas a las otras. Así, se opone a lo mono- causal y al reduccionismo. POR: ANDREA VARGAS ROSAL En el 2008, inicié una pasantía que consiste en la asistencia clínica a pacientes derivados por la Dirección de Educación Especial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Trabajé con Alejandra, una niña de seis años que estaba realizando la permanencia en el Jardín. Fue complicado acordar la primera entrevista con los padres debido a que el hermano menor de Alejandra estuvo hospitalizado tres semanas por sufrir de meningitis. No se le explicó a Alejandra ni a sus hermanos el motivo por el cual la madre se ausentó por este tiempo y al padre Pág. 8

casi no lo veían. Después de este evento, Alejandra y sus hermanos manifestaron miedo cuando sus padres salían. El padre considera que no es necesario explicarles lo que sucedió, espera que “con ganarse de nuevo la confianza de ellos; es decir, con el paso del tiempo, va a ser suficiente”. De acuerdo a Tisseron, los secretos (cuando conciernen a la propia historia) obstaculizan las capacidades de sentir, de pensar y de imaginar del niño. Asimismo, teoriza que el niño se forma imágenes las cuales tienen un doble origen. Por

un lado, se trata de las imágenes de los objetos o de las situaciones que el niño ha percibido como susceptibles de movilizar la angustia del progenitor de modo repetitivo o particularmente intenso. Y por otro lado, se trata de las imágenes que el niño se ha construido a partir de palabras o de fragmentos de palabras que sintió investidos de una fuerte carga emotiva en el discurso de los padres y de los cuales no se le ha dado ninguna explicación. Así, es importante saber cuál es la concepción que tienen los padres de Alejandra acerca de qué es un


(a) niño (a). ¿Qué puede percibir? ¿Qué cuestiones de su propia historia es importante transmitirle a los hijos?, ¿de qué manera hacerlo? ¿Qué de los padres afecta a los niños? A esta última pregunta, Julio Moreno, responde que existen tres niveles. En el primer nivel se encuentran los anhelos parentales (aspiraciones sociales y culturales e ideales parentales), en el segundo lo latente de los enunciados parentales (aspectos reprimidos e inconscientes de los padres) y en el tercero las historias parentales (aquello de los padres que es ajeno a ellos mismos). Asimismo, Moreno sostiene que los niños son especialmente hábiles para captar hilos cruciales de la trama vincular que habitan. Por otro lado, afirma que los niños capten, no quiere decir que comprendan en términos causales lo que sucede. Podemos suponer que tanto Alejandra como sus hermanos, perciben que algo está sucediendo. A los padres no los ven tan seguido, pueden haber escuchado, percibido cuestiones diferentes a las usuales. Pero nadie les explica qué está sucediendo.

Alejandra no mejora. Asimismo, los padres me cuentan que Alejandra empezó hace aproximadamente un año tratamiento con una fonoaudióloga debido a la dificultad que tiene para pronunciar ciertas letras. Me comentan que la maestra de Alejandra los citó para informarles que Alejandra no estaba al mismo nivel que sus compañeros, no escribía ni podía agrupar números. Con respecto al plano social, les mencionó que Alejandra no compartía, se mantenía callada, no jugaba, no se defendía ni se incluía en los grupos. Así, Alejandra no puede agrupar números ni puede agruparse ella. A los padres, lo que les preocupó fue el rendimiento escolar de Alejandra. La inhibición y pasividad en el plano social no fue algo que llamara la atención de ellos ni algo que les hiciera cuestionarse acerca dicha modalidad de interacción.

Dolto (1965), por su parte, sostiene que su experiencia clínica la ha llevado a afirmar que “todos los grados de perturbación se originan, en forma notoria, en la falta de una presencia sensata a una edad temprana, en la ausencia de una situación triangular socialmente sana o en la falta de aclaraciones verbales a preguntas explícitas o implícitas del niño”. Así, sostiene que “éste encuentra tardíamente la respuesta en un acontecimiento traumático, que no comprende, y que lo trastorna completa o parcialmente, porque, al no habérselo explicado a tiempo, se siente abrumado por él”.

En el Prefacio que Dolto le realizó a Mannoni asegura que “el éxito escolar siempre parece ser en sí mismo un fin positivo, y también parecen serlo la ausencia de trastornos de carácter molestos para la tranquilidad del medio.” Esta cita, justamente me hace pensar en Alejandra. A los padres, les preocupa únicamente su rendimiento académico (que apruebe, que no realice la permanencia) y se sienten cómodos con la pasividad de ella.

Tras las primeras dificultades que tuve para reunirme con los padres de Alejandra, pudimos acordar una cita. Los padres me transmiten que lo que les preocupa es la dificultad que tiene Alejandra para aprender, está realizando la permanencia en el Jardín, han pasado ya algunos meses, y la situación académica de

Ahora bien, de acuerdo a Dolto, estas dos resultantes psicodinámicas (el éxito escolar y la ausencia de trastornos de carácter molestos para la tranquilidad del medio) sólo tienen un

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valor cultural auténtico si “el sujeto es efectivamente creativo y no está sólo sometido a las exigencias de los adultos, si la comunicación lingüística, verbal, afectiva y psicomotora que establece con su medio es propia de su edad, si está protegido contra tensiones internas, liberado, al menos en sus pensamientos y juicios, de la dependencia frente al deseo del otro, si se siente cómodo en el trato con compañeros de ambos sexos de su generación, si es capaz de ser amado y amar, si puede comunicar sus sentimientos y enfrentar las frustraciones y las dificultades cotidianas de todo tipo sin descompensarse; en resumen, si muestra la elasticidad caracterológica y mímica que caracteriza a la salud mental”. Los padres de Alejandra la describen como una niña “muy tranquila que no da problemas, no molesta, se queda quieta”. Dolto sugiere que “algunos síntomas que el medio, a menudo ciego, considera positivos son en realidad


patológicos para él, que no vive ninguna alegría, ninguna opción creadora libre”. Para el psicoanalista, de acuerdo a Dolto (1965), “lo que importa no son los síntomas aparentemente positivos o negativos en sí mismos, no es la satisfacción o la angustia de los padres- que, por otra parte, puede ser completamente sana y justificada- ante un niño del que se sienten responsables, sino lo que el síntoma significa para el que, con tal o cual conducta, actualiza el sentido fundamental de su dinámica, y las posibilidades de futuro que, para este sujeto, el presente prepara, preserva o compromete.” Algunas preguntas que me surgen son: por qué se le dificulta aprender,

para luego poder saber algo acerca del cómo. Evidentemente, a estas respuestas no se llega primero para luego “saber” acerca de la segunda (el cómo, la intervención). Es algo que se va dando conjuntamente y difícilmente se pueden marcar límites. Únicamente una reconstrucción a posteriori permite poder organizar el material de una manera que pueda ser transmitido a otros. Primero tuve algunas entrevistas con los padres y luego conocí a Alejandra. El proceder de esta manera responde al modelo donde realicé la pasantía. Tras una indicación del tratamiento psicológico del niño (a) por parte del Gabinete Central, los padres se acercan para entrevistarse con el profesional que se va a hacer responsable. A continuación, las cuestiones que surgieron a partir de las entrevistas, las cuales me hicieron pensar en el modelo de series suplementarias propuesto por Ricardo Rodulfo. Este modelo es la ampliación de las series complementarias propuesto por Sigmund Freud. Es un modelo multifactorial que sostiene la sobredeterminación. Las series al ser suplementarias (al ya no considerarse complementarias) son independientes y no son reductibles las unas a las otras. Así, se opone a lo mono- causal y al reduccionismo. Entre sus ventajas se encuentran que: rompe con la oposición psíquicobiológico, abre la posibilidad de abordar otras patologías y enfatiza que la estructuración subjetiva es múltiplemente determinada.

qué sucede con la agresión espontánea, qué teme Alejandra. Así, empecé a intentar comprender qué le sucede a Alejandra y por qué, Pág. 10

De acuerdo a este modelo, lo constitucional incluye no únicamente lo biológico (genético y congénito) sino que también los

mitos familiares, las experiencias sexuales infantiles se refieren a las experiencias tempranas y el factor desencadenante se refiere a los acontecimientos que pueden tener una carga traumática pero que también pueden ser positivos para la estructuración subjetiva. Con respecto a lo constitucional, Ricardo Rodulfo (2008) propone que la prehistoria se tome no en el sentido que Freud le otorga (primeros años de vida que luego sucumben a la amnesia), sino en dirección a las generaciones anteriores, historia de esa familia y su folklore. Asimismo, enfatiza que para entender a un paciente se tiene que retroceder a donde él no estaba aún. Por su parte, el mito familiar se refiere a lo que un niño respira allí donde está colocado. Los padres de Alejandra son de origen boliviano. Alejandra nació en Argentina en el 2001, momento en que se atravesaba la crisis económica. El trabajo del padre (venta de ropa) era poco rentable y sufrieron de escasez, motivo por el cual tuvieron fuertes discusiones los padres. La madre extrañaba a su familia, ésta se había quedado en Bolivia, y debido a las discusiones con el padre de Alejandra, decidió regresar a Bolivia. Se llevó a Alejandra (en ese momento ella tenía ocho meses) y estuvieron fuera de Argentina aproximadamente seis meses. La madre comenta que en ese momento era “caprichosa e inmadura” y que su familia la convenció de regresar ya que “una mujer siempre tiene que ceder”. Cabe mencionar que a Alejandra nunca se le ha comentado este hecho de su propia historia. Alejandra, al igual que la madre, es mujer. El concepto que se sostiene en la familia de la madre, acerca de lo que se espera de una mujer es que “siempre tiene que ceder” y que si se opone es “caprichosa e inmadura”. ¿Qué hacer con el propio desear? ¿Qué sucede con la agresión espontánea? ¿Cómo descubrirse a sí misma si no se puede oponer? ¿Ser caprichoso (querer


algo vehemente) siempre tiene una connotación negativa? Así, Dolto (1965) afirma que un ser humano, desde su vida prenatal, está ya marcado por la forma en que se lo espera. ¿Qué se espera de una niña? ¿Qué se espera de una futura mujer? ¿Qué se espera de Alejandra?

Las actitudes de los padres, particularmente las de la madre, hacen pensar que el concepto que tienen del exterior/ del afuera es que éste es peligroso/ dañino; así, lo que hay que hacer es protegerse evitándolo. Alejandra crece en un

transformaciones subjetivas es considerado un acontecimiento.

ambiente que interfiere con (reprime) la agresión espontánea, vital y alegre, la cual es indispensable en el jugar. Ella termina adecuándose a esto, evitando “lo brusco” del jugar.

la primera sesión con Alejandra. Algunas de las preguntas que me hacía en ese momento eran por un lado con respecto a los trabajos subjetivos, ¿cuáles se encuentra realizando?, ¿cuáles ya realizó?, ¿cuáles debería de haber realizado y aún no lo ha hecho? Por otro lado, tras lo comentado por la maestra y algunas cuestiones que surgieron en las entrevistas con los padres, una pregunta fundamental era con respecto a su capacidad de jugar: ¿cómo está su estado de capacidad de juego? Ricardo Rodulfo sugiere que algunas respuestas posibles son: intacta, inhibida, lesionada, atrofiada, destruida, limitada, desapropiada, estereotipada, entre otras.

Bueno, y llegó el momento de conocer a Alejandra. Luego de las entrevistas con los padres, acordamos un horario para tener

Asimismo, Dolto sostiene que “los descubrimientos clínicos psicoanalíticos imponen la comprensión dinámica de los trastornos de los niños mediante el análisis de las dificultades en cadena que, en la estructuración edípica, no se remontan a las carencias de los padres, sino a las de los abuelos y en algunos casos, a las de los bisabuelos”. La madre de Alejandra al haberse separado del padre y buscado alguna respuesta por parte de sus propios padres, éstos la “convencen” de regresar ya que de acuerdo a los mandatos que sostienen en la familia “una mujer siempre tiene que ceder”. Por otro lado, Dolto explica que “no se trata de herencia (de serlo, un psicoanálisis no cambiaría las cosas) sino de una neurosis familiar (despojando a este término de todo sentido peyorativo y conservándolo sólo en su sentido dinámico)”. Asimismo, sostiene que no se debe comprender en el sentido “la culpa es de los padres”, o de éste, o de aquel, si no en su sentido verídico que es el de que “los padres y los hijos pequeños son participantes dinámicos, no disociados por las resonancias inconscientes de su libido”. Con respecto a algunas experiencias tempranas de Alejandra, los padres me comentaron que al inicio de su estadía en Argentina, eran bastante aislados. La madre llevaba a Alejandra al parque únicamente cuando éste estaba vacío porque temía que la lastimaran. Asimismo, se mantenían encerradas en la casa. Actualmente, Alejandra se relaciona con niño/as que juegan “tranquilo”, no le gustan los niño/as que juegan “brusco”. Pág. 11

Con respecto a los acontecimientos, el momento histórico- político del 2001 por el cual atraviesa la familia de Alejandra llevan a pensar en las transformaciones de los psiquismos y las familias; es decir, no siendo círculos ya acabados. Asimismo, sugiere no formular todo a partir del determinismo, más bien, incluir los acontecimientos. Dolto (1965) sostiene que “el psicoanálisis terapéutico es un método de búsqueda de verdad individual más allá de los acontecimientos; la realidad de estos últimos, para un sujeto dado, sólo adquiere sentido por la forma en que ha participado y se ha sentido modificado por ellos”. Asimismo, desde esta perspectiva, el análisis cuando apunta a

Así, las respuestas que fuera obteniendo a estas preguntas, me irían dando alguna noción del diagnóstico y de los ejes a trabajar conjuntamente con Alejandra en el análisis. En el primer encuentro que tuve


con Alejandra hubo dos cuestiones que llamaron privilegiadamente mi atención. Una era con respecto al jugar y la otra con respecto a su propia demanda. Alejandra se acerca a los juguetes, los observa, apenas logra tocarlos y constantemente me pregunta acerca de cómo se juega. Asimismo, cuando toma alguno de los juguetes lo que hace es clasificarlos y ordenarlos, por ejemplo, entre utensilios de cocina, muebles de sala, de comedor y de dormitorio. Por otro lado, cuando yo hago “como si” estuviera horneando un pastel, ella me observa y pareciera desconcertada, como buscando en lo concreto el pastel y ante la ausencia de éste me ve extrañada. Con respecto a la capacidad de jugar de Alejandra, se me hacen evidentes ciertas dificultades que se hacen presentes en las siguientes sesiones también. Una, con respecto a tocar los juguetes, a hacer uso de ellos, a agarrarlos, Alejandra se inhibe frente a ellos. Los observa y cuando los toca, lo hace tímidamente. Otro aspecto importante es la pregunta que realiza acerca de cómo se juega, como si existiera una forma predeterminada de hacerlo. Por el contrario, el juguete se crea; es decir, es un objeto ficticio que se construye. Asimismo, cuando Alejandra se “atreve” a tomar los juguetes, el juego que propone es el de ordenarlos sin que algo pase ahí. Para poder jugar son indispensables la ficción, el inventar, el “como si” y la espontaneidad, aspectos que evidentemente están atrofiados en Alejandra. Al preguntarle si sabe por qué va a venir conmigo, no me contesta. Le explico brevemente y pareciera no escucharme. Más adelante en la sesión me pregunta si yo tengo compañeros y si éstos son muchos. Por otro lado, en esa misma sesión toma dos hojas, me entrega una a mí y ella toma la otra. Me dice que escriba mi nombre en mi hoja y ella escribe el suyo en su hoja. Al ver mi Pág. 12

nombre escrito, me señala la “r” y me dice “ésta es la que me cuesta”. Alejandra, a su manera, dice por qué sufre, por qué llegó a análisis. Por un lado, sabe la dificultad que tiene en el plano social. Por otro lado, la dificultad que tiene en el lenguaje, en la apropiación lúdica de éste. De acuerdo a Dolto (1965), “el psicoanalista permite que las angustias y los pedidos de ayuda de los padres o de los jóvenes sean reemplazados por el problema personal y específico del deseo más profundo del sujeto que habla”. Así, sostiene que el problema más importante, es que el propio niño capte el fin que se propone el psicoanalista al recibirlo. Lo cual se refiere a la delicada cuestión de las primeras sesiones. A su entender, se requieren dos o tres para que el niño comprenda en forma precisa en qué consistirán las entrevistas, qué es lo que no existirá en ellas y la finalidad que tienen; además, si esa finalidad le interesa lo suficiente para que continúe esa forma de trabajo. Coincido con el hecho de que fueron necesarias varias sesiones para que Alejandra comprendiera en qué consistía el análisis. Era un nuevo dispositivo para ella, una manera distinta de hablar, de pensar en lo que le sucedía, clima y espacio nuevos que juntas fuimos construyendo.

Referencias bibliográficas: Dolto, F. (1965): Prefacio en La primera entrevista con el psicoanalista de Maud Mannoni, Barcelona, Gedisa. Moreno, J. (2002): Ser Humano. La inconsistencia, los vínculos, la crianza, Buenos Aires, Letra Viva. Rodulfo, Ricardo (1992): Estudios clínicos, Buenos Aires, Paidós. Rodulfo, Ricardo (2008): El niño y el significante, Buenos Aires, Paidós. Tisseron, S., Torok, M., Rand, N., Nachin, C., Hachet, P, y Rouchy, J.C. (1997): El psiquismo ante la prueba de las generaciones, Buenos Aires, Amorrortu. Fotografía: Gratuita web


POR: LUIS HORNSTEIN LOS HOMBRES ¿TODAVÍA NO LLORAN? Se decía que los hombres no lloran. Se decía que los hombres sienten poco y expresan aún menos. Se decía que los hombres hablan poco de sus intimidades y que evitan mostrarse vulnerables. ¿Se seguirá diciendo? En “Las depresiones” (Paidós, 2006), esbocé ciertas diferencias entre mujeres deprimidas y hombres deprimidos. En este artículo me propongo, más que avanzar sobre el tema, particularizar ciertas características culturales de la depresión en los hombres como creo que, por las razones que mencionaré, esta subdiagnosticada. Cada año, 6.000.000 de varones estadounidenses escucharán el diagnóstico de depresión. Son también millones los que sufren Pág. 13

en silencio, sin diagnóstico o con diagnóstico equivocado, o los que teniéndolo se rehúsan al tratamiento, tal vez porque “los hombres no lloran”. La Organización Mundial de la Salud pronostica: “Se espera que los trastornos depresivos, en la actualidad responsables de la cuarta causa de muerte y discapacidad a escala mundial, ocupen el segundo lugar, después de las cardiopatías, en 2020”. Hacia esa fecha las problemáticas de la salud serán principalmente: envejecimiento de la población; propagación del HIV e incremento en la mortalidad relacionadas con el tabaco y la obesidad. Las depresiones se ubicarán, como causa de discapacidad, por delante

de los accidentes de tránsito, las enfermedades vasculares cerebrales, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias, la tuberculosis y el HIV. ¿Cuál es el costo económico de las depresiones? El Journal of the American Medical Association lo estimó recientemente, para los Estados Unidos, en 48.000 millones de dólares anuales. Y el número se queda corto, porque todavía hay que agregar los gastos derivados: hospitalizaciones, consultas y pruebas diagnósticas por afecciones médicas que no han sido diagnosticadas como depresión pero que lo son. Por lo cual reciben esa denominación de “depresión enmascarada”. Y ya veremos el papel del enmascaramiento en la

ESCRITOS

Tristeza o irritabilidad: Depresión masculina


depresión del varón, ese ser al que le cuesta expresar sus afectos. Describamos los motivos de consulta en las depresiones: A) Estados de ánimo y afectividad: tristeza, baja autoestima, autorreproches, pérdida de placer e interés, sensación de vacío, apatía, ansiedad, tensión, irritabilidad, inhibiciones varias. B) Pensamiento: concentración disminuída, indecisión, culpa, pesimismo, crisis de ideales y de valores, pensamientos suicidas. C) Manifestaciones somáticas: alteración de algunas funciones (insomnio, hipersomnia, aumento o disminución del apetito, disminución del deseo sexual); dolores corporales (cefaleas, lumbalgias, dolores articulares) y síntomas viscerales (principalmente gastrointestinales y cardiovasculares). Los deprimidos tienen una visión pesimista de sí mismos y del mundo, un sentimiento de impotencia y de fracaso. Sus días son una cansada sucesión de rutinas y pesares, sin los pequeños estallidos de alegría de la persona común y casi sin motivos de deleite (intelectuales, estéticos, alimentarios o sexuales). Como si la existencia careciera de color, de sabor y de sentido. No todos los deprimidos son “calladitos” y viven en mortecino abatimiento. Algunos – sobre todo los varones- ocultan el vacío interior con el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo. Síntomas que, con un eufemismo, se califican como “irritabilidad”. Se advierten disminución de energía e interés, sentimientos de culpa, dificultades de concentración, pérdida de apetito y pensamientos de muerte o suicidio. Hay cambios en las funciones cognitivas, en el lenguaje y las funciones vegetativas (como el sueño, el apetito y la actividad sexual), los que suelen afectar el desempeño social, laboral e interpersonal.

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Están agobiados en busca de estímulo. Están ansiosos en busca de calma. Están insomnes en busca de sueño. El agobio se expresa en la temporalidad (“no tengo futuro”), en la motivación (“no tengo fuerzas”) y en la propia estimación (“no valgo nada”). Se sienten abrumados por cierta desesperanza que les impide contar con la energía necesaria para formular nuevos proyectos y dejar de revolver, nostálgicamente, las cenizas del pasado. Porque el futuro, a diferencia del pasado y del presente, tiene que ser inventado. Porque inventar es un juego. Y estas personas no “saben” jugar o saben pero lo han olvidado. Pocas veces el varón expresa la alteración del estado de ánimo a travé de síntomas psíquicos como la tristeza, la labilidad emocional o la ideación depresiva. Por eso la depresión masculina está más enmascarada que la femenina y puede pasar inadvertida cuando el profesional –médico, psiquiatra o psicólogo- no advierte que la depresión se está manifestando como anorexia, astenia, dolores musculares, cefaleas, insomnio, pérdida de peso. Incapaces de identificar las emociones propias y, por lo tanto, de expresarlas con palabras, estos depresivos sólo mencionan los síntomas físicos de su malestar. La incapacidad para expresar los sentimientos con palabras, los problemas de concentración, y el consumo de sustancias puede ser más evidente que las alteraciones del estado de ánimo. El alcoholismo y las adicciones, sin ser exclusivos de la depresión masculina, a veces se suman a ella, como la otra cara del vacío depresivo (Y ya sabemos que también pueden ser adictivos el trabajo, los juegos de azar, etc.). Depresión y adicción forman un círculo vicioso. Se busca la euforia artificial para escapar de la apatía depresiva, pero el alivio es pasajero. El daño, en cambio, es duradero y acentúa el sentimiento de culpa.

El alcohol ayuda a escapar de la visión crítica que tenemos de nosotros mismos. Cuánto más negativa es la mirada sobre uno mismo, más se intenta eludir ese sentimiento mediante el consumo de sustancias. El alcohol es un desinhibidor que facilita el paso a la acción, pero sus efectos depresógenos son múltiples: biológico (perturbación de los neurotransmisores vinculada a la dependencia física), sociales (vergüenza y rechazo social) y psicológicos (alteración de la autoestima). En cualquier caso, la autoestima del paciente alcohólico es muy inestable. Su discurso oscila de la negación a la desesperación. Ninguna de esas actitudes es eficaz para salir adelante. Ciertos conflictos conyugales y familiares, el ausentismo laboral, el bajo rendimiento escolar, el aislamiento social y la falta de motivación pueden ser depresiones enmascaradas. Un predominio mayor de depresiones somatizadas se produce en los pacientes que tienden a la negación, la hiperactividad y cierto control omnipotente del entorno. Su idiosincrasia no les permite discernir vivencias de indefensión y de fracaso, hasta que las alteraciones somáticas las evidencian. El sistema inmunológico no es inmune a las emociones. Los mensajeros químicos operan en el cerebro y en el sistema inmunológico. Algunos descubrimientos evidencian que las emociones ejercen efectos innegables en el sistema nervioso autónomo. Los estados depresivos pueden aparecer a raíz de cualquier alteración somática. Y habrá que apelar al tacto clínico para decidir entre tres posibilidades: a) que los estados depresivos hayan provocado los síntomas somáticos; b) que sean ellos, en cambio, los resultantes de una enfermedad médica; c) que condicionen la evolución de la enfermedad médica. Las enfermedades médicas que más se asocian a la depresión son el colon irritable, la fibromialgia,


el síndrome de fatiga crónica, la insuficiencia renal, las enfermedades autoinmunes y las cardiovasculares. La depresión masculina se enmascara. La depresión (y sólo para mencionar un ejemplo) está asociada a enfermedad coronaria e infartos cardiacos y cerebrales, padecimientos que afectan a los hombres con mayor frecuencia y a una edad más temprana que a las mujeres. En los últimos 40 años, la tasa de suicidio entre hombres ha sido cuatro veces superior a la de mujeres. DEPRESIÓN MASCULINA: DEL REDUCCIONISMO A LA COMPLEJIDAD ¿Y cuál es la causa de las depresiones? Se observa, sin duda, un desequilibrio neuroquímico. Pero también se observan la herencia, la situación personal, la historia, los conflictos neuróticos y humanos, la enfermedad corporal y las condiciones histórico-sociales. Mientras vamos desarrollando articulaciones en esta compleja constelación, un mínimo recaudo será el de evitar los reduccionismos y precaverse de las opiniones interesadas.

Miremos a nuestro alrededor. Psicoterapeutas que ni se informan sobre la medicación que toman sus pacientes. Psiquiatras biologicistas que descreen en la psicoterapia como complemento a los fármacos y hasta del diálogo con el paciente. Y ello para describir el escenario antiguo, de un paciente ante un profesional, con la industria fuera del consultorio. En las últimas décadas los avances en la ciencia de los genes y del cerebro han sido apabullantes. Hay un gen para cada aspecto de nuestras vidas. Genes para la salud y la enfermedad, para la criminalidad, la violencia, la orientación sexual “anormal” y hasta el “consumismo compulsivo”. Se propugna una relación causal directa entre el gen y la conducta. Un hombre es homosexual porque tiene un “cerebro gay”, que a su vez es producto de “genes gay”; alguien está deprimido porque tiene los genes “de” la depresión. Hay violencia en las calles porque la gente tiene genes “violentos” o “criminales”; la gente se emborracha porque tiene los genes “del” alcoholismo. La vida no se reduce a la bioquímica, y menos la vida psíquica. Es propio de la libertad desbaratar los códigos biológicos y sociológicos.

La excitación y la incertidumbre de lo que nos espera son superiores a la regularidad de un placer grabado en nuestras células. La industria farmacéutica suele abogar excluyentemente por la farmacoterapia, como si la química fuera la clave. La bioquímica puede aliviar ciertas depresiones. Pero estas resultan de una alteración de la autoestima en el contexto de los vínculos y los logros actuales. Reconocer los aspectos químicos de las depresiones no implica desconocer los aspectos psíquicos ni los socioeconómicos. Pero postular que las depresiones son solamente biológicas es científicamente falso y humanamente peligroso. Las depresiones tienen que ver también con el desempleo, la marginación, la pobreza extrema y la crisis en los valores e ideales. Tampoco en esto disponemos de estadísticas confiables. Pero en la Argentina no es aventurado vincular la depresión a los duelos masivos y traumas devastadores que hacen zozobrar vínculos, identidades y proyectos, personales y colectivos. Las depresiones componen la cara oscura de la intimidad contemporánea. Un psicoanalista es alguien que inscribe una trayectoria, que la inscribe día a día, cuando procesa sus lecturas, su experiencia clínica, su propio análisis, su participación en diversos colectivos. Procesando y siendo procesado, va complejizando su escucha. Hasta hace poco, el hombre recorría esperanzado el camino del progreso. Él, que había domesticado a varias especies animales, creía que podía someter a la naturaleza, controlar los volcanes, anticipar los terremotos. En suma, se sentía en condiciones de excluir el azar, los Tsunami. Predominaba la aspiración de simplicidad. Había esencias e ideas esenciales.

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Sólo las apariencias parecían cambiantes. Y como lo simple puede ser aislado, los especialistas pueden ser expertos en sus compartimentos y cooperar con eficacia en sectores de conocimiento no complejos. Actualmente la ciencia aborda lo complejo, se abre a lo imprevisible. Se trata de concebir no sólo la complejidad de toda realidad sino la realidad de la complejidad. El psiquismo está alejado del equilibrio. Es un sistema abierto. Y en esos términos debemos trabajar. A la complejidad hay que defenderla cada día, porque los reduccionismos son como las enfermedades: se derrotan muchos y aparecen nuevos, precisamente porque hay nuevas complejidades. Para que la teoría siga viva y al día, la polémica debe seguir viva. El psicoanálisis nació confrontando con las disciplinas dominantes de su época. No es beneficioso ignorar lo que acontece en otros campos. ¿Cuáles son las condiciones de producción de la subjetividad? Cuando uno se hace la pregunta, está dispuesto a escuchar aportes de la biología, la historia, la sociología, sin caer por ello ni en biologismo, ni en sociologismo, ni en historicismo, porque todos estos ismos son reduccionismos. LAS DEPRESIONES Y SUS CONFLICTOS ¿Hay conflictos específicos de las depresiones? ¿Con qué cuenta el depresivo en su lucha contra la depresión? Sólo cierta constelación conceptual puede dar cuenta de una clínica de la depresión. Para atender las depresiones, hay que entender antes la relación yo/ superyó-ideal del yo, los baluartes narcisistas, la modalidad de tramitación de duelos pasados y presentes, los efectos de la vida actual en las valoraciones del yo. Para abordar las depresiones un eje de trabajo es el concepto de autoestima. Es una experiencia íntima: es lo que pienso y lo que siento sobre mí mismo, no lo que piensa o siente alguna otra persona acerca de mí. Mi familia, mi pareja Pág. 16

y mis amigos pueden amarme, y aun así puede que yo no me ame. Mis compañeros de trabajo pueden admirarme y aun así yo me veo como alguien insignificante. Puedo proyectar una imagen de seguridad y aplomo que “engañe” a todo el mundo y aun así temblar por mis sentimientos de insuficiencia. Puedo satisfacer las expectativas de otros y aun así fracasar en mi propia vida. Puedo ganar todos los honores y aun así sentir que no he conseguido nada. Millones de personas pueden admirarme y aun así me levanto cada mañana con un doloroso sentimiento de fraude y un vacío interno. Conseguir el éxito sin lograr primero una autoestima equilibrada es condenarse a sentirse como un impostor y a sufrir esperando que la verdad salga a la luz (Hornstein, 2011).

naturalmente, por las enfermedades y los cambios corporales indeseados (Hornstein, 2000).

Con distinta incidencia, los trastornos depresivos afectan a los dos sexos y a todas las edades. Dos elementos son predominantes: una pérdida y una decepción. La autoestima está jaqueada. Podría parecer un cajón de sastre o una bolsa de gatos, pues en la autoestima “hay de todo”: historia personal, realizaciones, trama de relaciones significativas, pero también proyectos (individuales y colectivos). Los proyectos dan a la autoestima una dimensión de futuro, porque desde el futuro nutren el presente. La autoestima es turbulenta, inestable. Y es precaria cuando la sociedad maltrata al sujeto.

Las grandes depresiones y los pequeños bajones a menudo derivan de un discurso familiar en que prevalecía una actitud crítica e inhibidora para con el niño. No estamos condenados por esa mirada cruel. Si estamos condenados es porque no tuvimos posteriormente oportunidades de reemplazarla o no supimos aprovecharlas. También es cierto que a lo largo de nuestra vida debemos desechar mensajes y miradas que reforzarían este discurso que transmite insatisfacción con uno mismo.

La hacen fluctuar las experiencias gratificantes o frustrantes en las relaciones con otros, la sensación (real o fantaseada) de ser estimado o rechazado por los demás; el modo en que el ideal del yo evalúa la distancia entre las aspiraciones y los logros. Elevan la autoestima: la sublimación y la satisfacción pulsional aceptable para el ideal (directa, inhibida en su fin), así como la imagen de un cuerpo saludable y suficientemente estético. Es acosada por la pérdida de fuentes de amor, las presiones superyóicas desmesuradas, la incapacidad de satisfacer las expectativas del ideal del yo y,

La autoestima contiene facetas con cierta autonomía. Es posible tener una buena autoestima en el terreno intelectual que contrasta con una frágil en lo afectivo. Puede ser variable en distintas actividades y prácticas: laboral, afectivo, intelectual, corporal, sexual. Es probable que un éxito o un fracaso en un sector tengan consecuencias en los otros. Un desengaño amoroso acarreará una vivencia de pérdida de valor personal. A la inversa, un éxito en un campo determinado puede beneficiar la autoestima. Es difícil que ciertas heridas narcisistas no irradien sobre otros sectores. Por suerte, también irradian los logros.

Son posibles una buena autoestima en el terreno intelectual y una frágil en lo afectivo. Y es posible que tanto el fracaso como el logro en algún sector (laboral, afectiva, intelectual, corporal, sexual) irradien sobre otros. Las personas con baja autoestima temen engañar a los demás. Si reciben un elogio sienten que es inmerecido. Las dudas constantes acerca del propio mérito les traban la acción. Se acurrucan en la autoestima como el caracol. Rehusan los riesgos, porque no soportan los fracasos. La autoestima está sostenida por lo social mediante el “contrato narcisista” (Aulagnier, 1975) que ofrece un entramado que sirve de


soporte al yo y al ideal. Apuntalándose en lo social, el sujeto se apropia de una serie de enunciados que su voz repite haciendo verosímiles las previsiones acerca del futuro. La depresión y la tristeza, ambas, implican una pérdida o el fracaso de un emprendimiento personal. Pero son muy diferentes. La depresión implica una disminución de la autoestima y la tristeza no.

¿Cuáles son las funciones del otro? ¿Realización del deseo? ¿Neutralizar angustias? ¿Sostén de la autoestima o de la consistencia yóica? En las depresiones la conservación del valor del yo es primordial. En las relaciones narcisistas se proyecta sobre el otro una imagen de sí-mismo, de lo que se ha sido, lo que se querría ser o lo que fueron las figuras idealizadas. Los

Lo que implica sufrimiento, no necesariamente neurótico. Hay que confrontar y asumir la decepción ante una pérdida. O responder con una defensiva indiferencia a las afrentas procedentes del otro y de la realidad.

¿Por qué la angustia frente a la pérdida de amor del superyó predomina en las depresiones? Entenderlo implica dilucidar cómo se construyen el yo, el superyó y el ideal. El ideal del yo rescata todo lo que puede del naufragio del narcisismo. Abrumado, alguien formula con dificultad proyectos, con poca energía y motivación. Buscar y encontrar nuevos proyectos es investir el futuro.

Hay muchas depresiones (esto hay que repetirlo). En algunas, la pérdida del otro reactualiza la indefensión infantil. El otro se torna amenazante. No está a disposición del sujeto. No se sabe cuándo estará y cuando está no se sabe qué quiere. Sus deseos, proyectos, ansiedades son diferentes, extraños. De allí que el sufrimiento no debe, no puede, ser soslayado, porque es el precio de reconocer la diferencia entre la realidad y la fantasía (Lerner (2006, 2007).

En las depresiones “una pérdida de objeto se convierte en una pérdida del yo” (Freud, 1915). ¿Qué funciones cumple el otro en el campo narcisista? La concepción del psiquismo como sistema abierto permite entender la función narcisista del mundo objetal, porque en ella el ser (registro identificatorio) coexiste con el tener (registro objetal). La lógica de los sistemas abiertos autoorganizadores se expresa en el azar organizativo como principio de complejidad por el ruido. Reflexionar acerca de la relación entre otro fantaseado, pensado y real es algo distinto de una modernización oportunista en la que a una teoría endogenista se le implanta una cobertura vincular. (Rother Hornstein) Pág. 17

vínculos actuales. Entonces, hay reconocimiento de la diferencia entre pasado y presente. Los otros tienen vida propia. Regidos por sus propios deseos, más tarde o más temprano, tenderán a imponer su modalidad, su propio narcisismo y su propio realismo. Se rehusarán (aunque no siempre) a un lugar que no quieren o no pueden ocupar. Tal diferencia exige reconocer una realidad que difiere de la fantasía.

otros cumplirán diversas funciones para el sujeto: balance narcisista, vitalidad, sentimiento de seguridad y protección, compensación de déficits, neutralización de angustias, realización transaccional de deseo. No es que el vínculo narcisista desaparezca, como lo pide una ideología “optimista”. Es que convive y comparte el poder con

DE VIENA A BUENOS AIRES: GÉNERO Y DEPRESIONES ¿Cuál es la forma de representarse ideológicamente y simbólicamente el ser mujer u hombre en cada cultura, o mejor aún, en cada subcultura? ¿Cómo se tramita el narcisismo y el deseo en la mujer y en el hombre? ¿Cómo es la relación deseo, ideales, valores, condiciones eróticas en ambos sexos?


Freud (1914) introduce el valor como indisociable de la subjetividad. Valor que el sujeto se asigna a sí mismo, a sus actividades y a sus relaciones con los otros. Rescatar la relación narcisista con el otro supone oponerse a una visión dual en la que el yo y el objeto están separados como el adentro y el afuera aferrándose al ideal de la internalización. Denota la persistencia de una visión peyorativa del narcisismo. Un punto de vista teñido de normativa y de una teoría ideal del desarrollo hacia la objetalidad plena en la “normalidad”. No es un reflejo directo de los valores sociales, sino producto de esa historia infantil. Placer, valor, realidad, marcarán los bordes al conflicto. El psiquismo tiene varios “atractores”. (“Atractores” es un concepto central para dar cuenta de los sistemas complejos y su dinámica). El superyó es la internalización de deseos y tabúes, anhelos y prohibiciones. Tiene historia, es cambiante. El superyó “alberga la conciencia moral, la autoobservación y el ideal del yo”, escribió Freud en 1932. Hace juicios, distingue entre “bueno” y “malo”. Y no cuenta para hacerlo con ninguna facultad “natural”. Un trabajo de simbolización lo despersonalizó y al alejarlo de los objetos parentales le dio una dinámica centrífuga. La autoridad se instrumenta otorgando o negando amor. Las aspiraciones acerca de lo que se debe ser y tener (ideal del yo), así como las consignas acerca de lo que no se debe hacer (superyó) están delimitadas por las aspiraciones parentales e históricos-sociales. ¿Cuáles son las diferencias entre los géneros en la constitución del ideal? El ideal del yo trabaja. Implica proyecto, rodeo, temporalidad, articula narcisismo y objetalidad, principio de placer y de realidad. Cuando se instaura el ideal, el placer es algo más que una simple disminución de tensión. El yo necesita el amor del superyó. Pág. 18

Cada sujeto utiliza recursos singulares para compensar las representaciones insatisfactorias. Lo intelectual, lo relacional, los logros, la representación corporal son algunas de estas áreas. ¿Qué grado de autonomía y de relevancia narcisista tiene cada una? ¿Qué diferencias existen entre la mujer y el hombre? Según Freud, las mujeres valorizan los vínculos y a los varones les importan los logros. En esa Viena de 1914 en que publica “Introducción del narcisismo” era clínicamente cierto que la mujer dependía del hombre en su autoestima y hasta en su identidad. Le estaba prohibida cualquier actividad que la alejara de un ideal de “buena esposa y madre”. Mediante la elección narcisista la mujer se “resarce de la atrofia que la sociedad le impone en materia de elección del objeto”. “Se casará con un príncipe como tardía recompensa para la madre” era el anhelo narcisista para con la hija mientras que el “será un grande hombre y un

héroe en lugar del padre” lo era para el varón. Esto ha cambiado, pero ¿cuánto? Máxima Zorreguieta es un ídolo porque encarna ese mandato: “te casarás con un príncipe” (Freud, 1914). Messi encarna aquel otro: “serás un grande hombre y un héroe”. Esto es válido para aquellos que comparten el imaginario social instituído. Prescindo de la minoría que no participa en ciertos consensos (“la opinión ilustrada”). ¿Cómo es el superyó de la mujer o en la mujer? Como el del varón. “El superyó no vive sólo del presente”. Varias generaciones coexisten. Identidad y diferencia, deseo y prohibición, yo y alteridad, corrientes pulsionales y destinos identificatorios participan de la producción subjetiva y de sus diferencias entre ambos sexos. ¿Cómo formular las diferencias entre géneros en nuestra “cosmopolita” Argentina actual? Tanto el psicoanálisis como las investigaciones sobre los géneros se preguntan las condiciones de


producción socio-histórica de la subjetividad. ¿Cómo se configuran los mandatos acerca de lo que se debe ser y tener? El género no se puede pensar fuera de una cultura, sin entramar prácticas o discursos (hegemónicos o no), sexualidad, ideales, valores, ideología, poder, identidad, prohibiciones. Desarticular su producción de lo político, económico e ideológico es un reduccionismo. (Hornstein, 2004) Las mujeres conservan la tendencia a esperar de su objeto investido una confirmación narcisista que, en muchos casos, no puede compensarse mediante los logros personales. Éstas son cicatrices históricas en la construcción del género. Reconocerlas es el punto de partida de un proyecto no utópico de transformación. El psicoanálisis puede (y debe) aportar elementos teóricos y prácticos que favorezcan un ejercicio de la masculinidad y la feminidad menos desencontrados por ideales antagónicos y colaborar en generar condiciones que invistan el reconocimiento de la diferencia promoviendo que ambos géneros se hagan cargo del deseo por esa diferencia. Las investigaciones sobre los géneros se preguntan por las condiciones de producción socio-históricas de la subjetividad. El género no es universal sino propio de determinada cultura. Los varones son criados en nuestra sociedad para ser exitosos y restringir la expresión de emociones. Deben controlarse y son forzados a expresarse mediante la agresión. Ser “fuerte” significa soportar dolor físico y psíquico, y desvalorizar los afectos, en particular la tristeza. “Ser fuertes” es encarar la adversidad sin demostrar emociones (señal de debilidad). La depresión y sus manifestaciones serán una oportunidad para lograr un nuevo modelo de masculinidad en que sea posible la expresión de afecto y ternura.

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Referencias bibliográficas: Aulagnier, P (1975): La violencia de la interpretación, Amorrortu, Buenos Aires, 1977. Freud, S. (1914): “Introducción del Narcisismo”, A.E., vol. XIV. Freud, S. (1915): “Duelo y melancolía”, A.E. vol. XIV. Hornstein, L. (2000): Narcisismo: autoestima, identidad y alteridad. Paidós, Buenos Aires. Hornstein, L. (2003): Intersubjetividad y clínica, Paidós, Buenos Aires. Hornstein, L. (2004): La subjetividad y lo histórico social en L. Hornstein (comp.) Proyecto Terapéutico. Paidós, Buenos Aires. Hornstein, L. (2006): Las depresiones, Paidós, Buenos Aires. Hornstein, L. (2011): Autoestima e identidad. Narcisismo y valores sociales, Buenos Aires, Lugar. Hornstein, L. (2013): Las encrucijadas actuales del psicoanálisis, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Lerner, H. (2006): “Adolescencia, trauma, identidad”, en M.C. Rother Hornstein (comp.), Adolescencias: trayectorias turbulentas, Buenos Aires, Paidós. Lerner, H. y S. Sternbach (2007): Organizaciones fronterizas, fronteras del psicoanálisis, Lugar, Buenos Aires. Lerner, H. y S. Sternbach (2009): Curso organizado por FUNDEP: “Fundamentos de la práctica”. Rother Hornstein, M.C. (2006): Adolescencias: trayectorias turbulentas, Paidós, Buenos Aires. Premio Konex de platino en psicoanálisis (década 1996 a 2006). Sus últimos libros son Narcisismo (Paidós, 2000), Intersubjetividad y Clínica (Paidós, 2003), Proyecto terapéutico (Paidós, 2004), Las depresiones (Paidós, 2006), Autoestima e identidad (F.C.E., 2011) Las encrucijadas actuales del psicoanálisisis (F.C.E, 2013). Fotografía: Gratuita web


EXPRESIONES

VUELOS DE PAPEL La serie surge como resultado de una experiencia de vida de mucho cambio y transformación tanto a nivel personal como en su ambiente. Los temas se enfocan en viajes, retos adaptativos, soledad, muerte y resiliencia. En esta serie hay variedad de tonalidades y colores que crean sus piezas de naturaleza abstracta con un toque, por supuesto, de las figuras de papel (Las grullas, aviones y barcos). Las figuras de papel son una metáfora del ser humano al compartir varias características como la capacidad de adaptación, movimiento y transformación. El papel se dobla, desdobla, se rompe, se pega, se transforma y retransforma, se puede llenar de palabras o imágenes y lo que más sorprende es la paradójica fuerza de su levedad. Las obras y sus títulos están hechos para que el observador interactúe con la obra a nivel de pensamiento. Al observar las obras y leer el título estoy segura que muchos se sentirán identificados y le encontrarán sentido a lo que ven. La idea es que el observador viva las obras en una experiencia personal. Los colores son muy diversos en las piezas Las piezas son realizadas con pintura acrílica sobre lienzo. Parte de su proceso creativo es ir jugando con las texturas y los colores sobre el lienzo, casi siempre utiliza solamente colores primarios que van generando otros colores y diferentes tonalidades al mezclarlos con blanco o negro. Algunas de sus obras tienen detalles en carboncillo. POR: MARÍA MERCEDES PARELLADA

Título: Vuelos

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Título: Texturas

Título: Independiente

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Título: Bases

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Título: Paraíso cálido

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Título: De paseo

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Título: Ciclos de la vida

Título: Mar adentro

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Título: Proyecciones

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TĂ­tulo: Humo, calavera y color

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CONCEPTOS

Subjetividad

a través de las cuales se forma la singularidad del Sujeto.” Se puede identificar como la posición y posesión del Deseo del Sujeto. La subjetividad supone una posición activa del sujeto como ser pensante y deseante, en contraposición con la posición de objeto en la cual la persona se somete pasivamente al deseo del otro y anula sus propios deseos y pensamientos. Se refiere a la construcción singular de la psique de una persona que se forma a través de los vínculos significativos con otros desde las experiencias infantiles tempranas hasta la actualidad. Esta construcción va dando forma a los deseos, fantasías, elecciones, relaciones, etc. que una persona tiene consigo misma y con los demás la cual es singular e irrepetible en cualquier otro ser ya que cada uno es constituido por experiencias distintas. Por lo tanto, los vínculos con otros generan subjetividad y a la vez son generadores de subjetividad. De acuerdo a René Kaes “La subjetividad está apuntalada sobre la experiencia corporal, sobre el deseo del otro, sobre el tejido de los vínculos, de las emociones y de las representaciones compartidas Pág. 28

El concepto de subjetividad ha tomado un lugar protagónico en psicoanálisis ya que la construcción de la subjetividad se ha vuelto un punto central de investigación debido a su relevancia en el trabajo clínico, siendo un objetivo importante en todo trabajo psicoanalítico el pasaje de una persona en lugar de objeto a un ser subjetivado. Del concepto de subjetividad nace la intersubjetividad* la cual indica el encuentro de dos: subjetividad. *Puede leer más sobre este concepto en la 3era edición de Lúdica Fotografìa: Gratuita web.


“La pregunta por sus orígenes lleva al niño a cuestionarse acerca del antes de su propia existencia. Pero esto no lo puede hacer él solo; para fundar su historia se verá necesitado de encontrar “una vía y una voz que le posibiliten ese antes”. La necesidad de preservar la memoria de un pasado como garantía de un presente, “no puede ir más allá de las huellas dejadas por representaciones de ideas, pero su cuerpo y sus inscripciones inmediatamente familiarizadas con la voz, el cuerpo y la imagen materna le confirman que lo ha precedido algo ya trabajado, ya investido, ya experimentado” Aulagnier, 1984

POR: LISA KÖNG Room, también conocida como La habitación, es una película canadiense-irlandesa de 2015 dirigida por Lenny Abrahamson y escrita por Emma Donoghue. Dicha película cuenta la extraordinaria historia de Jack (Jacob Tremblay), un niño de cinco años al que cuida su madre (Brie Larson). Ella ha sido secuestrada por “el viejo Nick” durante siete años aproximadamente; fruto de ese secuestro, nace Jack. Ambos se encuentran atrapados en un espacio de 3,5 x 3,5 metros, sin luz natural; lugar al que la madre ha bautizado con el nombre de “Room” o “Cuarto”. A medida que Jack va creciendo, su madre crea un universo de respuestas dentro de ese cuarto para él. Sin embargo, la curiosidad de Jack aumenta y comienza a cuestionarse muchas cosas que ve en la televisión, junto con la limitada realidad que lo rodea. La madre desesperada planea una arriesgada huida para que Jack pueda escapar y de paso salvarla a ella. Sin embargo, esto pone a Jack frente a algo más aterrador que su propio padre/secuestrador: el mundo real. Desde una visión psicoanalítica, esta película abre un sin fin de conceptos Pág. 29

EN CARTELERA

Análisis de la película “Room” El pequeño filósofo que logra escapar


y teorías que ilustran de manera perfecta temas como: el Nombre del Padre amarrado al Deseo de la Madre, el Complejo de Edipo, el duelo, el goce, la inscripción del lenguaje, entre otros. Cualquier persona sabida sobre la psicología y el psicoanálisis puede detectar y hacer referencia sobre ello al ver la película. Sin embargo, lo que quiero contrastar en esta película que, quizás a primera vista no nos impacta, es el momento en el que el niño tiene su primer contacto con el mundo Real; cuando el mundo de las ideas se entrelaza con el mundo sensible. El Mito de la Caverna escrito por Platón, aparece en el libro séptimo de la República. Cuenta el mito que en la entrada hay un fuego que proyecta unas formas, las cuales son vistas por los prisioneros que se encuentran dentro. Lo único que ellos pueden ver son dichas sombras que se reflejan por la proyección del fuego. Las personas que se encuentran dentro de esta caverna han nacido ahí, y el problema radica en que ellos creen como real las sombras que ven, sin embargo, dice Platón, que un filósofo es quien tiene la capacidad de salir y entrar fuera de la caverna y ver las ideas más allá. A través de este mito, Platón intenta explicar el mundo sensible (todo aquello que podemos percibir con el cuerpo, los objetos físicos) y el mundo de las ideas (el modelo de las cosas sensibles) – el cual es un conocimiento a priori. Las formas y la memoria están amarradas a toda la mitología griega; siendo el mito una forma ideal de explicar una teoría; la teoría del conocimiento de la verdad de las formas. Si nacemos Pág. 30

dentro de la caverna, ¿qué posibilidad tendríamos de saber que las sombras no son reales? Ninguna definitivamente. Para Platón, el tema de la memoria está basado en la transmigración de las almas; un conocimiento externo, anterior al contacto físico y sensible con el mundo que hace posible la verdad. La memoria es una forma de explicar la idea de Sócrates que cuando descubrimos la verdad, es una verdad a priori, es decir, antes del contacto sensible con el mundo. Durante el tiempo que Jack permaneció encerrado en “Room”, se mostraba igual que el prisionero dentro de la caverna. Ya que lo que él miraba por televisión, así como las historias que la madre le inventaba para explicarle la realidad, era únicamente lo que el concebía como verdadero o existente. Más adelante, Jack comienza a tener dudas sobre lo que ve en la televisión y a preguntarle a su mamá más cosas acerca de lo que él ve.

Ante esto, la madre no encuentra otro mito o historieta que pueda apaciguar las inquietudes de Jack, por lo que ella opta por hablarle con la verdad. Ella le explica el por qué ella está encerrada ahí, cómo fue capturada, dónde vivía ella antes, quiénes son sus padres, entre otras cosas. Jack toma a la madre como loca ante estas explicaciones, y no se ríe de ella, sino más bien, se enoja y la juzga de mentirosa. Escena similar en el mito cuando el prisionero que logra escapar y ver la realidad, intenta explicar a los demás cómo son las cosas. Ya que los prisioneros lo toman como loco y se ríen de él al escucharlo. En este punto cito a Marisa Rodulfo cuando habla sobre los dos planos del traumatismo temprano, ya que esto que ella menciona ilustra perfectamente lo que le tocó hacer posteriormente a la madre de Jack: “En circunstancias habituales, la madre le cuenta su propia historia, y de esta manera le devolverá a la vez la prueba de su propia expectativa y de su propio deseo. Y es así que el niño le tomará


prestadas las informaciones con las cuales inaugurará su proceso de ser” (2005).

(Anamnesis). El cuerpo sirve para ir recogiendo los recuerdos que el alma tuvo antes de entrar al cuerpo.

Todo lo que Jack podía captar del mundo por medio del único tragaluz del cuarto, no eran más que sombras o apariencias de las cosas. Las cosas naturales que se encuentran fuera y el mundo que él no puede ver, se ve representado como el mundo de las ideas para Platón. Este proceso implica una pérdida o un duelo para el pequeño Jack, quien tiene que dejar atrás toda explicación que su madre le ha dado sobre el mundo y enfrentarse a éste solo. Doloroso proceso por el cual el niño tiene que atravesar por sí mismo para llegar al conocimiento de las cosas. La liberación del prisionero en el Mito de la Caverna, así como la liberación de Jack, es el descubrimiento de un mundo verdadero – el mundo de las ideas. Cuando el cautivo pierde estas cadenas (simbólicas), sale al mundo exterior y reconoce los objetos de la caverna o del Cuarto pero ahora fuera de éste. La dialéctica es fundamental para el cumplimiento de dicho destino.

Cuando percibimos algo, no es sólo la materia, sino algo más que es tan real como la materia misma; de lo contrario, no habría comprensión de esta. En psicoanálisis, la dimensión subjetiva sobre lo corporal o simplemente la palabra “cuerpo” no es algo que se limite a una realidad anatomofisiológica. Existe una correlación entre mente y cuerpo o “psique” y cuerpo; vistas como dos entidades separadas pero que se articulan desde su nacimiento.

Las ideas son lo real y existen aparte de las cosas; no están en las cosas. Es una tesis que se parece mucho a la teoría del lenguaje. El significante que es la palabra, y el significado que es la cosa, no tienen una relación directa. Las palabras no expresan nada propio de las cosas. Pensando en la Cadena Significante, no hay relación vertical entre las palabras, sino horizontal. Similar a la idea de Platón, en que las ideas son aparte a las cosas. Lo que hay que analizar, o si queremos saber algo del mundo, según Platón, es saber cuáles son las ideas y las relaciones entre las ideas. Si no existe una relación, ¿cómo se da entonces dicha relación? Es a través de la doctrina del alma. El alma, para Platón, es una entidad que existe desde antes, y esta es depositada posteriormente en el cuerpo. Cuando el alma es depositada y logra tener experiencia de otras cosas sensibles, esta puede reconocer cosas universales (ideas); y esto se da a través de la memoria Pág. 31

Sin embargo, todo este reacomodamiento psíquico y constitutivo por el cual Jack tiene que atravesar, conlleva implicaciones en su subjetividad. Pues existe una subjetividad bastante anterior al advenimiento del lenguaje. Considero valiente la situación a la que la madre se expone al momento que desmiente toda esa fantasía que le había creado a Jack – sobre el origen y la existencia de las cosas. Ya que de habérselo encubierto siempre, lo habría descontinuado de su propio proceso histórico, y con ello, su propia capacidad de historizarse/ subjetivizarse. Haciendo referencia a Aulagnier (1984), ella menciona que “…el niño podrá continuar su tarea de humanización y es a partir de la historia de las relaciones con sus primeros objetos, objetos de amor, que puede constituir la suya. Únicamente así puede preservarse el acceso al movimiento, al cambio, a la búsqueda de otra cosa, que son los caracteres y condiciones esenciales de estar vivo”. El niño durante un tiempo de su vida infantil, como en su momento llegó Jack a cuestionar incansablemente a su madre, necesitará saber la historia que le precede y de dónde o cómo vino él por vía del discurso de sus padres. Esto le permitirá al niño ir creando su propia historia, así como ir ordenando su mundo a manera de acceder a un conocimiento de sí mismo y de las cosas, lo cual le permitirá ocupar o situarse su propio

lugar en la comunidad y en su genealogía. El final de la película nos permite ver de manera explícita cómo Jack logra cerrar esa parte de su vida cuando le pide a su madre que lo lleve a conocer “Room”. Claro que Jack conocía “Room” pero desde adentro. Nunca pudo localizar en espacio y tiempo este lugar que fue su mundo por años. Cuando llega, la madre le otorga un momento a solas para que él explore el cuarto y trate de comprender cómo para él – eso que llamaban cuarto – llegó a representar su mundo. Posteriormente logra despedirse “de las cosas” que solían estar en cada lugar y del cuarto mismo. Siendo esta la manera como él logra cerrar el duelo físico y psíquico de lo que implicó ese cautiverio sostenido. Referencias bibliográficas: Abrahamson, L. (Director). (2016). Room. [Película]. Canadian-Irish. Rodulfo, M. (2005). La clínica del niño y su interior: un estudio en detalle. Editorial Paidós: Buenos Aires. Salazar, O. (2016). Notas de clase: Teoría del Conocimiento. Guatemala. Imágenes web.


SOBRE AUTORES

Liza M. Zachrisson Licenciada en Psicología Clínica (UFM). Postgrado en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud de la Universidad de San Jorge (Zaragoza, España) y de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia. Cofundadora y Miembro del Consejo Editorial de Revista Lúdica. Supervisora de práctica clínica en Clínica Viktor Frankl (UFM). Docente titular en UFM y URL. Se desempeña en práctica privada en Guatemala. lzachrisson@ufm.edu

Claudia Melville Licenciada en Psicología Clínica (UFM). Maestría en Psicoanálisis del Boston Graduate School of Psychoanalysis. Cofundadora y Miembro del Consejo Editorial de Revista Lúdica. Catedrática titular en UFM. Supervisora de casos clínicos en Clínica Viktor Frankl UFM. Experiencia clínica abarca varios programas hospitalarios en la ciudad de Boston y actualmente se dedica a la práctica privada en Guatemala. Es editora de MedCrave Publishing Group donde ha sido publicada así como en otras revistas de Psicología. Práctica Privada. cmelville@ufm.edu

Andrea Vargas Rosal Licenciada en Psicología Clínica (Universidad Francisco Marroquín). Con Posgrado en Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes y Especializada en Prevención y Asistencia Psicológica en Infancia y Niñez en la Universidad de Buenos Aires. Coordinadora y supervisora de práctica en la Clínica Viktor Frankl (UFM). Catedrática titular en Departamento de Psicología y en Departamento de Educación (UFM). Docente en Especialización en Neurodesarrollo Infanto- Juvenil (Facultad de Medicina, Universidad San Carlos de Guatemala).

Luis Hornstein Premio Konex de platino década 1996-2006: psicoanálisis. Asesor del Departamento de Salud Mental de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, jefe: Dr. Mauricio Goldenberg (19681971). Codirector junto al Dr. Mauricio Goldenberg del Centro de Estudios Psicoanalíticos de Caracas (1978-1983). Presidente de la Fundación para el Estudio del Psicoanálisis (FUNDEP). Profesor invitado de postgrado en diversas instituciones del país y del exterior. Autor de numerosos artículos y capítulos de libros publicados en revistas nacionales y extranjeras. Publicó varios libros: Teoría de las ideologías y psicoanálisis (Kargieman); Introducción al psicoanálisis (Trieb); Cura psicoanalítica y sublimación (Nueva Visión); Cuerpo, Historia, Interpretación (comp.) (Paidós); Práctica psicoanalítica e historia (Paidós); Narcisismo (Paidós); Intersubjetividad y Clínica (Paidós); Proyecto terapéutico (comp.) (Paidós); Las depresiones (Paidós); Autoestima e identidad (Fondo de Cultura Económica); Las encrucijadas actuales del psicoanálisis (Fondo de Cultura Económica) www.luishornstein.com

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María Mercedes Parellada Nació en Ciudad de Guatemala en 1991. Se graduó de licenciada en psicología clínica en la Unviersidad Francisco Marroquín 2015. Durante su vida aprendió distintas técnicas artísticas con varios profesores y práctica en su tiempo libre. Finalmente estudió en Studio Arts Center International en Florencia, Italia, artes plásticas con especialidad en pintura y escultura. Actualmente vive y trabaja en la ciudad de Guatemala integrando el arte con la psicología.

Lisa Köng Licenciada en Psicología Clínica egresada de la Universidad Francisco Marroquín, Guatemala. Actualmente cursa segundo año de su maestría en línea con la Universidad de Barcelona sobre Adicciones y Drogodependencias. Trabaja en consulta privada en Centro ProSaMe. Auxiliar de Cátedra en la Universidad Francisco Marroquín para los cursos de Teoría del Conocimiento, Filosofía de la Ciencia, Introducción a la Filosofía y Ética. lkong@ufm.edu / lisakongb@gmail.com

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