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CIENCIA

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GASTRONOMÍA

GASTRONOMÍA

AL RESCATE DEL AGAVE MARMORATA

POR AMÉRICA MARTÍNEZ R*. Y MIGUEL J. BELTRÁN GARCÍA*

as plantas del género Agave tienen su origen en México y comprenden 211 especies pertenecientes al orden Asparagales. Ciento cincuenta y nueve de esas especies endémicas (nativas) representan 75% del total de las especies en el país, distribuidas en zonas áridas y semiáridas. Se originaron hace millones de años en lo que hoy conocemos como altiplano mexicano.

El agave es la materia prima de dos bebidas espirituosas mexicanas muy populares en el mundo: el tequila y el mezcal. La planta fue nombrada de muchas formas en diversas lenguas en el momento de su descubrimiento: metl o mexcametl (náhuatl), tocamba (purépecha) y guada (otomí). Se emplea en la producción de alimentos, bebidas y medicamentos. Los españoles la llamaron maguey o agave; esta última palabra proviene del griego, y significa ‘admirable’ o ‘noble’.

Las plantas de agave estaban adaptadas a climas áridos, pero su distribución actual es muy amplia, y se encuentran en selvas húmedas, bosques y ecosistemas rocosos; algunas especies son endémicas de las zonas costeras, por lo que tienen la capacidad de sobrevivir en todo tipo de clima. IMPORTANCIA ECOLÓGICA Las plantas del género Agave presentan adaptaciones a condiciones climáticas extremas en todo el territorio nacional, como la sequía, fluctuaciones altas y bajas de temperatura, condiciones de luminosidad, eficiente toma de bióxido de carbono y un correcto manejo de la evapo-transpiración. Además, tienen un metabolis-

mo único que mantiene la actividad de fijación de carbono durante la noche y reduce al mínimo la fotorrespiración, ahorrando agua en ambientes desérticos donde llueve solo dos o tres veces al año. La importancia ecológica de los agaves no se limita al desarrollo de una especie de flora o fauna, también establece interacciones ecológicas a niveles macro- y microscópico. Por ejemplo, gracias a su reproducción sexual, la flor proporciona alimento a insectos, aves y mamíferos a través del néctar. Un ejemplo de estas interacciones es la L que ocurre entre Agave marmorata y el murciélago Leptonycteris nivalis (murciélago magueyero mayor), una especie migratoria que viaja del sur de los Estados Unidos hasta los estados del sur de México. El murciélago consume el néctar de la estructura floral gracias a la forma de su lengua, perfectamente adaptada, y como recompensa para la planta, el cuerpo del murciélago queda impregnado de polen, generando la posibilidad de que otras plantas de agave sean polinizadas. Las alteraciones ecológicas que afecten al agave causarán problemas en varios niveles, los cuales muchas veces no podemos detectar, como el daño a los ecosistemas microbianos del suelo y de la propia planta. Estudios hechos en la UAG mostraron un vínculo entre las comunidades bacterianas endófitas que residen en la semilla y los microbios residentes en la boca y las heces de los murciélagos. Esto sugiere que la pérdida de la interacción agave-murciélago afectará la estructura de las comunidades de microbios y debilitará la tolerancia de las plantas ante diversos tipos de estrés causados por el ambiente y por los organismos que las enferman. Por otra parte, los polinizadores también se verán afectados; al no tener el alimento proporcionado por el néctar de las flores, estos animales podrían morir de hambre o disminuir su migración, lo que impactará en los ecosistemas que ellos visitan.

EL AGAVE TEPEZTATE O A. MARMORATA Agave marmorata (también conocido como agave tepextate/tepeztate), es nativo de Oaxaca y Puebla. Su nombre “marmorata” proviene del latín mármol, y se designa con la voz náhuatl tepeztate porque se encuentra en acantilados, cerros, piedras o vetas de mármol. Es una planta semélpara (que sólo tiene un evento de reproducción y después muere), sensible a las heladas fuertes, de tamaño mediano; su roseta llega a medir 2 metros de ancho y 1.5 metros de altura.

Sus hojas son onduladas, con espinas marginales de color marrón; tiene líneas horizontales grisáceas en cada hoja y una espina apical grande. Sus flores, de color naranja brillante, se dan en los meses de abril a junio, generando un fruto en forma de cápsula que contiene un promedio de 224 semillas fértiles, lo cual es considerado de muy baja viabilidad.

Se ha registrado que el tepextate sólo se reproduce por vía sexual mediante semillas; sin embargo, algunos estudios difieren de esto, y se han observado individuos que se propagan por hijuelos, que están conectados a su madre. Actualmente, en la UAG contamos con un espécimen de reproducción asexual.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE? En la actualidad, esta planta se encuentra únicamente en estado silvestre y está altamente amenazada, incluso se le ha catalogado entre las especies en peligro de extinción; al no encontrarse protegida por la NOM-059-SEMARNAT, se vuelve un blanco fácil para la sobreexplotación. Entre los productos que se obtienen de esta especie de agave se encuentra el mezcal “tepextate”, único por su alta calidad en sabor en comparación con otros tipos de mezcal. Además, al obtenérsele de una planta silvestre, hay pocos residuos de los agentes químicos que se usan para la fertilización de los agaves monocultivados para fines comerciales. Diversos animales se alimentan o dependen de él, lo que contribuye a una disrupción ecológica.

Otro problema asociado con la explotación de los agaves es la eliminación del quiote, una práctica común, la producción del mezcal obliga a aprovechar al máximo los individuos, y el quiote se corta (la formación del quiote consume los azúcares de tipo inulina que se acumulan en la planta durante todos los años de desarrollo).

El corte del quiote nulifica la reproducción de tipo sexual (formación de semillas) y, en consecuencia, reduce la variabilidad poblacional y la estabilidad genética. Esta especie en particular llega a su maduración a los 35 años, por lo cual no es factible para el agricultor sembrar desde cero la planta, ya que él no podrá cosechar para la producción de este mezcal emblemático. Actualmente se emplea una técnica tradicional pero poco convencional para cosechar agaves silvestres. En ella, el productor de mezcal va a la sierra para localizar un individuo que esté cercano a su edad de madu-

Morfología de Agave marmorata e hijuelo de rizoma con hojas onduladas verde-grisáceo y espinas de color marrón. Planta en el invernadero de la UAG.

Plantas de Agave marmorata en un sistema in vitro, acondicionadas en el laboratorio de la Universidad.

ración, lo corta y lo traslada al palenque (fábrica de mezcal) para hacer el proceso de cocción y obtener un jugo fermentable. Este proceso elimina toda posibilidad de que nazcan nuevos individuos silvestres de la especie.

LA BIOLOGÍA Y LA BIOTECNOLOGÍA SE UNEN Una posible solución para salvar especies vegetales en peligro de extinción se halla en la biotecnología, herramienta que permitirá mantener aparentemente intactas las especies de agave y otras plantas de interés. Como mencionamos, las técnicas de micropropagación vegetal ahora permiten producir un gran número de plantas derivadas de la multiplicación de un único tejido (raíces, hojas, ramas).

Como parte de una línea de investigación en el laboratorio con fines ecológicos y bajo nuestra idea de reforestación y conservación de las especies, estamos convencidos de que la micropropagación derivada de tejidos de una planta madre no asegura la supervivencia de la especie. Por ello, estamos produciendo varias líneas genéticas o clonales derivadas de las semillas, propiciando así la estabilidad genética y el aprovechamiento de las capacidades de adaptación de cada planta. Aquí es cuando la biología fundamental se une al proceso.

Desde hace algunos años, en la UAG hemos recurrido al uso de semillas como estrategia de micropropagación, porque cada una porta una información genética diferente. Como estamos percibiendo para otros agaves, de nada sirve colocar la misma genética en el campo, porque las siguientes generaciones no podrán soportar las adversidades derivadas del cambio climático.

Buscamos generar una población variada y un banco de germoplasma viviente. Nuestra propuesta puede extrapolarse a otras especies de agave que se utilicen para la producción del bacanora, el pulque y el aguamiel, entre otros.

Además de generar un seguro para la ecología, también pensamos en la economía del país y el impacto social que de esto deriva. En otro artículo hablaremos de nuestros avances en este proyecto, que se desarrolla en el Departamento de Ciencias Biotecnológicas y Ambientales de la Universidad Autónoma de Guadalajara.

*América Martínez cursa un Doctorado en la UABC y el Dr. Miguel Beltrán es profesor en el Departamento de Ciencias Biotecnológicas y Ambientales de la UAG).

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