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TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN A TRAVÉS DE LA INNOVACIÓN

El cambio es una constante en la vida. Para algunos es sinónimo de estrés, angustia, aprendizaje, emoción o reto. Sin embargo, es imposible regresar el tiempo y memorizar de nuevo los números telefónicos de nuestros contactos, volver a utilizar las guías Roji para encontrar alguna dirección o batallar para conseguir transporte. Estas y muchas otras actividades, hoy en día se realizan con apoyo de la innovación tecnológica, que facilita el proceso y lo hace mucho más eficiente.

Se esperaría que estos beneficios ocurrieran en todos los campos, sobre todo en la educación, pero no es siempre así. La innovación ha facilitado en buena parte la vida de los docentes, porque hoy en día llevar la gestión escolar en papel sería muy complejo. Asimismo, sería impráctico que los docentes apoyaran sus clases exclusivamente en un libro de texto.

Ahora bien, transformar una clase tradicional mediante la tecnología implica una ruptura con esquemas fijados, modificar la forma como se planea y se evalúa, así como dar protagonismo a los alumnos a través del aprendizaje activo.

Sobre la cuestión de si la innovación educativa realmente favorece el aprendizaje de niños y jóvenes, la respuesta mucho dependerá de cómo se aplique la innovación, porque si se limita a repetir las acciones pasadas, pero ahora mediante dispositivos tecnológicos, el cuestionamiento es muy válido. Pero si la innovación redefine el aprendizaje de los alumnos, favoreciendo su apego a la realidad, profundizando en el conocimiento, haciendo algo que sería imposible sin el apoyo de la tecnología, y si a esto añadimos la creación de experiencias que “enganchen” a los alumnos y cultiven el hambre por conocer, entonces el uso y enriquecimiento del aprendizaje a través de la innovación educativa favorece el aprendizaje del alumno.

La innovación es una pieza clave para mejorar el proceso de aprendizaje; sin embargo, esta no transforma la educación si no se acompaña de una intervención in- terdisciplinaria. Para transformar el proceso educativo es necesario superar las ideas preconcebidas y los miedos en la comunidad educativa, y rediseñar la forma en que se fomenta el aprendizaje, la manera de evaluar y el tipo de metas que se quieren alcanzar. En este mismo sentido, la tecnología puede revolucionar el proceso de aprendizaje, pero antes debemos aceptar que tener un dispositivo electrónico no es sinónimo de innovación tecnológica. e.zorrero@edu.uag.mx

Ante la interrogante de cómo lograr dicha transformación, la respuesta se centra en desarrollar una ruta de capacitación, diseñar un programa de desarrollo profesional, contar con un equipo comprometido y un líder que tenga sensibilidad para escuchar, hacer los ajustes necesarios y ver los cambios como aliados para la mejora continua.

Hace algunos años, que nadie se quedara atrás era un objetivo que muy pocos proponían, y menos aún lo lograban. Hoy en día sí es posible, siempre y cuando la tecnología se aplique de manera adecuada.

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