Papel del sector privado
en la gestión del riesgo de
desastres
Una de las recomendaciones consignadas en el documento final de la Cumbre de Río +20, sobre Desarrollo Sostenible, fue la de abordar la reducción del riesgo asociada a la ocurrencia de desastres, así como el aumento de la resiliencia de las sociedades ante su ocurrencia, con un renovado sentido de urgencia. Por: Ángela Gómez Rodríguez, Directora de Asuntos Regulatorios y Ambientales 66
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na de las recomendaciones consignadas en el documento final de la Cumbre de Río +20, sobre Desarrollo Sostenible, fue la de abordar la reducción del riesgo asociada a la ocurrencia de desastres, así como el aumento de la resiliencia de las sociedades ante su ocurrencia, con un renovado sentido de urgencia. En ese orden de ideas, el Desarrollo Sostenible y la erradicación de la pobreza, deben ser parte integral de las políticas, planes, programas y presupuestos de las distintas instancias administrativas y de gobierno, y considerarse dentro 1 de los futuros marcos legales correspondientes . El sector privado constituye una parte fundamental en ésta labor, pues se encuentra en posición de influir en la gestión de riesgos mediante el aprovechamiento de las estrategias comerciales operativas, tales como la gestión de la cadena de suministro y la planificación de la continuidad del negocio, que promueven la sostenibilidad corporativa y el valor del accionista. Un vistazo a la situación mundial de los riesgos de desastres De acuerdo con el Informe de Riesgo Mundial de 2 2012 , que se basa en información de los países so-
bre su población expuesta a amenazas naturales tales como terremotos, tormentas, inundaciones, etc., así como la vulnerabilidad que la caracteriza, obtenida a partir del cálculo de la probabilidad de sufrir daños en su infraestructura, o sus condiciones económicas, incluyendo el deterioro de las condiciones de nutrición de sus habitantes; su capacidad para atenuar consecuencias negativas a través de su gobernabilidad y nivel de preparación ante las emergencias, por parte de sus servicios médicos), y la medición de la capacidad de adaptación al cambio climático, entre otros eventos, se evidencia que un gran número de países en vías de desarrollo se encuentran dentro del grupo de mayor riesgo ante situaciones de desastre. Siendo claro que los desastres interrumpen la continuidad del desarrollo, y que, a su vez, éste retraso aumenta el riesgo ante las situaciones de desastre, el informe señala a la gestión del riesgo como la
1 Documento Final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río +20. Naciones Unidas. 20-22 de junio de 2008. Item 186. 2 Alliance Development Works, United Nations University , The Nature Conservancy. Worl Risk Index 2012.
Fuente: Alliance Development Works, UNU, TNC.World Risk Index 2012.
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herramienta clave para contrarrestar dicha situación. El desarrollo de los países, entonces, debe tener lugar en consideración de una adecuada gestión del riesgo para ser realmente sostenible. De otro lado, la Evaluación Global sobre Reducción del Riesgo de Desastres 2013, de Naciones Uni3 das , señala que: Entre 2002 y 2011, se produjeron 4.130 desastres que fueron registrados, resultantes de riesgos naturales en todo el mundo, en los que fallecieron 1’117.527 personas y se registraron pérdidas por 4 más de 1.195 millones de dólares . La mayoría de las personas y recursos están ubicados en zonas de alto riesgo. La proporción de la población mundial que vive en zonas inundables ha aumentado en un 114%; la población que vive en zonas costeras expuestas a ciclones aumentó en un 192% en los últimos 30 años. Aproximadamente la mitad de las ciudades más grandes del mundo, con una población entre 2 y 15 millones, están ubicadas actualmente en zonas altamente vulnerables a la actividad sísmica, y la rápida urbanización seguirá incrementando la exposición al 5 riesgo de desastres .
desastres en los niveles administrativos regional, nacional y local. El documento establece, además, cinco prioridades de acción que trazan orientaciones prácticas para todos los actores clave en la reducción del riesgo de desastres. 1. Velar por que la reducción de los riesgos de desastre constituya una prioridad nacional y local dotada de una sólida base institucional de aplicación. 2. Identificar, evaluar y vigilar los riesgos de desastre y potenciar la alerta temprana. 3. Utilizar los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una cultura de seguridad y de resiliencia a todo nivel. 4. Reducir los factores de riesgo subyacentes. 5. Fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una respuesta eficaz a todo nivel.
Acción propuesta a nivel mundial El “Marco de acción de Hyogo 2005-2015” fue adoptado y aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales de 2005. Dicho marco fue el resultado de un proceso iniciado en 1990, con la declaración del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales por parte de ésta Asamblea. 6
El documento aprobado es el acuerdo internacional que orienta a los gobiernos, las comunidades y al sector privado en la promoción de la cultura preventiva y la gestión de desastres, con el objetivo de minimizar la pérdida de vidas humanas, los daños económicos y ambientales ocasionados por amenazas naturales, y el fortalecimiento de la resiliencia a los
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3 UNISDR (2013).Del riesgo compartido a un valor compartido. Un argumento empresarial a favor de la reducción del riesgo de desastres. Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres. Ginebra – Suiza. Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) 4 Información calculada a partir de información en la base de datos internacional EM-DAT: 5 Informe de Evaluación Global de UNISDR de 2011: “Revelar el riesgo, redefinir el desarrollo” 6 Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres. Kobe, Hyogo, Japón, 18 a 22 de enero
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Si bien, hasta ahora, los esfuerzos realizados en los distintos niveles administrativos, tendientes a la reducción del riesgo de desastres y el refuerzo de la resiliencia, están aumentando, y actualmente se cuenta con una mayor compresión y un nivel más avanzado de implementación de los enfoques y prioridades para la gestión del riesgo , el objetivo es avanzar en la consecución del Desarrollo Sostenible sin que ellos signifique un aumento en la la vulnerabilidad y la exposición a desastres naturales de las sociedades en desarrollo. Por esta razón, actualmente se está trabajando en el Marco de Hyogo con posterioridad a 2015, para darle continuidad con un enfoque en aquellos aspectos que requieren de mayor atención. Hasta ahora se han planteado varias posibilidades de darle tal continuidad, como por ejemplo, mediante
el establecimiento de un conjunto de estándares normativos, un marco con un régimen, un instrumento jurídico para la reducción del riesgo de desastres, o una combinación de las anteriores. Actualmente, dicho proceso se encuentra en etapa consultiva al interior de cada país, con el fin de que se pueda presentar un borrador que pueda ser aprobado en la próxima Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales, en 2015. Evaluación de la Gestión de Riesgo de Desastres a nivel mundial Como parte de la implementación del Marco de Acción de Hyogo, se estableció que la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de De-
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sastres (Unisdr, por su sigla en inglés) preparara revisiones periódicas sobre los avances con respecto a la consecución de los objetivos y prioridades establecidas en el Marco. En consecuencia, la Unisdr elabora desde 2009, y cada dos años, un informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo de desastres, que constituye una revisión y un análisis profundo de las amenazas naturales que afectan a la sociedad actual. Se han elaborado hasta ahora 3 informes. Los dos primeros: el GAR-09, “Riesgo y pobreza en un clima cambiante”, y el GAR-11, “Revelar el riesgo, replantear el desarrollo”, se centraron, principalmente, en las políticas públicas y en el papel de los gobiernos nacionales y locales en la reducción del riesgo de desastres. Este informe se elabora en colaboración y en consulta con una amplia variedad de actores, tales como agencias de las Naciones Unidas, gobiernos, instituciones académicas y de investigación, entes donantes, organizaciones técnicas y especialistas. 7
El tercer informe (GAR-13) , “Del riesgo compartido a un valor compartido”, presenta los motivos por los que un mayor riesgo de desastres, representa un grave problema para la comunidad empresarial en distintos ámbitos, y expone la forma en que las inversiones empresariales, que en realidad buscan fortalecer la competitividad y productividad de éstas, podrían contribuir de forma inadvertida a incrementar el riesgo. Algunos de los resultados mencionados en este Tercer informe son los siguientes: Las pérdidas directas que ocasionan los desastres son al menos un 50% más altas que las que se comunican en el ámbito internacional. Durante los últimos 30 años, las pérdidas directas causadas por desastres en 40 países de ingresos bajos y medios ascendieron a US$ 305.000 millones. Los desastres repercuten directamente en el desempeño empresarial y menoscaban la competitividad y
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la sostenibilidad a más largo plazo. Una vez que un desastre causa la pérdida de un negocio, es posible que éste no vuelva a recuperarse nunca más. Las cadenas de suministro que se globalizan generan nuevas vulnerabilidades, que pueden perjudicar a las compañías de mayor tamaño dependientes de ellas. Los negocios pierden recursos vitales cuando los desastres dañan la infraestructura básica de un país. La mayoría de los 1.300 negocios encuestados en diversas ciudades de las Américas señaló que las interrupciones en el suministro de electrici-
7 UNISDR (2013).Del riesgo compartido a un valor compartido. Un argumento empresarial a favor de la reducción del riesgo de desastres. Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres. Ginebra – Suiza. Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres - UNISDR. ()
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dad y de agua, al igual que en las telecomunicaciones, representan sus principales preocupaciones. Las pequeñas y medianas empresas están especialmente expuestas al riesgo . Un sólo desastre podría eliminar todo o gran parte del capital empresarial de los pequeños negocios. La mayor parte de los desastres que podrían ocurrir todavía no han sucedido. Las pérdidas globales calculadas en relación con los daños ocasionados por terremotos y vientos ciclónicos ascienden a 180 mil millones de dólares americanos anuales. Esta cifra no incluye el cuantioso costo de los desastres locales debido a inundaciones, aludes, incendios y tormentas, o de las interrupciones de la actividad empresarial. La agricultura también corre un gran riesgo.
El riesgo del capital natural compromete la riqueza del futuro. El riesgo de desastres incluye la pérdida y la erosión del capital natural, factor éste que genera graves consecuencias para los negocios, los hogares y la riqueza de un país. Por ejemplo, los incendios forestales ahora generan consecuencias en todos los continentes, con pérdidas acumulativas que, sólo en el caso de los ecosistemas tropicales, posiblemente superen los 3 billones de dólares americanos anuales. Oportunidad empresarial para aportar en favor de la reducción del riesgo de desastres La reducción del riesgo de desastres se convierte entonces en uno de los mayores desafíos para el Desarrollo Sostenible. La gestión del riesgo requiere de un trabajo conjunto e integral entre los sectores público y privado, por ejemplo, para la incorporación de mecanismos de fortalecimiento, sistemas de planificación, de inversión en infraestructura y de protección social. Partiendo del hecho de que en el futuro se harán nuevas inversiones empresariales multimillonarias en regiones expuestas a las amenazas, determinando así, en gran medida, el riesgo futuro asociado a los desastres, y ya que en la mayoría de las economías la inversión pública representa solo entre el 15% y el 30% de la formación bruta de capital fijo, la forma en que se efectúe el otro 70%-85% de la inversión afectará la manera en la que se efectúe la prevención y mitigación del riesgo de desastres. La UNISDR propone al sector privado mundial algunas acciones en dicho sentido y que se mencio7 nan acontinuación : Incorporar dentro de la gestión corporativa del riesgo de la empresa, no solo los riesgos financieros, económicos, jurídicos y de mercado, sino los asociados a los desastres. Es más rentable la gestión prospectiva del riesgo, en la planificación de las inversiones, que tener que corregir riesgos una vez realizadas las inversiones.
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Incluir en la Gestión del Riesgo de Desastres, no solo la planificación de la Continuidad Empresarial, sino tener en cuenta los riesgos compartidos y la colaboración con los gobiernos locales de los lugares en donde se efectúen operaciones. Extender la gestión del riesgo de desastres a la cadena de suministros, promoviendo así la gestión en las pequeñas y medianas empresas. La tendencia de los grandes negocios globales es el establecimiento de normas para la gestión del riesgo cuyo cumplimiento se hace extensivo a sus proveedores. En el caso de los inversionistas institucionales, es necesario tener en cuenta el riesgo de desastres en el momento de efectuar las inversiones, de manera que no se vayan a ocultar estos riesgos, ya que el mercado financiero se desconecta cada vez más de la economía real y la sofisticación de los instrumentos financieros pueden ocultar estos riesgos. En relación con las aseguradoras, el replanteamiento del aseguramiento se hace necesario en la medida en que éste no sustituye el tomar medidas sensatas de inversión con base en la evaluación del riesgo. Los seguros contribuyen a gestionar el riesgo de desastres, pero su adquisición debe someterse a un exámen cuidadoso de los precios y su disponibilidad. En ocasiones las empresas pueden llegar a la conclusión de que las primas de aseguramiento son muy altas, hecho que hace menos atractiva la inversión, o que, por el contrario, las primas sean tan bajas que se soslaye el riesgo de invertir en áreas expuestas a amenazas. La ampliación de coberturas, es también un factor a considerar, no solo dirigidas a pérdidas directas, sino también a sus efectos indirectos. El establecimiento de alianzas público-privadas que fortalezcan la gestión de los riesgos, a través de la inversión en la conservación y restauración de ecosistemas que presten servicios ambienta-
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les de regulación hídrica y estabilidad climática, constituye un ejemplo del tipo de acciones que se pueden adelantar en conjunto con las administraciones locales. La incursión en el mercado de la reducción de riesgo de desastres, convirtiéndolo en una oportunidad de inversión y área de desarrollo.
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Conceptos usados: Riesgo de Desastres: se considera que este riesgo está en función de las amenazas, el grado de exposición y la vulnerabilidad, y normalmente se expresa como la probabilidad de sufrir pérdidas de vidas, lesiones, destrucción o daños a los bienes de capital y al ambiente, en un periodo dado. Amenaza (natural o física): hace referencia a fenómenos peligrosos tales como inundaciones, tormentas, sequías y terremotos, que pueden verse agravados por algunos factores como la degradación ambiental y el Cambio Climático. Exposición hace referencia a la ubicación de personas, fábricas, oficinas y otros activos y bienes empresariales en zonas propensas a las amenazas. Vulnerabilidad: se refiere a la susceptibilidad de estos bienes y activos a sufrir daños y pérdidas, debido por ejemplo a: su diseño o construcción de manera inadecuada, falta de mantenimiento, condiciones de vida inseguras y precarias, falta de acceso a servicios de emergencia, entre otros.
Con este abanico de posibilidades de acción planteadas, el mensaje final para el sector empresarial es la invitación a la acción y la promoción de la gestión del riesgo de desastres, de forma que se cuente con empresas empresas cada vez más sostenibles, competitivas y resilientes.
Resiliencia: se refiere a la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad potencialmente expuesto a amenazas, para adaptarse, resistiendo o cambiando, con el fin de alcanzar o mantener un nivel aceptable en su funcionamiento y estructura. Viene determinada por el grado en que el sistema social es capaz de organizarse para incrementar su capacidad de aprender de desastres pasados a fin de protegerse mejor en el futuro y mejorar las medidas de reducción de los riesgos.
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